AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Mañana de resaca y encuentros
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Mañana de resaca y encuentros
Mañana de Resacas y Encuentros
DONDE: Parque de las Tullerias ~ CUANDO: Demasiado temprano
Emm... ¿donde estoy?
Aquellos que tanto alaban las bondades de la vida campestre y la comunión con la naturaleza jamás han experimentado esa sensación de odio profundo que surge cuando una bandada de gorriones parlanchines te extrae de la feliz inconsciencia onírica para, chirrido a chirrido, anclarte a este mundo nuestro de dolor y padecimientos. De dolor, padecimientos y resaca, profunda resaca.
No negaré que había algo de culpa en mi estado. La noche anterior, animado por la perspectiva de un nuevo encargo, había decidido celebrarlo continuando mi exploración de los tugurios y burdeles de la ciudad. Lamentablemente, aunque las noches de París sean mucho más animadas que las de Cornualles, también resultan mucho más costosas y hasta que no recibiera el pago por el encargo, debería conformarme con el vino más barato. Ese que al igual que las mujeres de un burdel, no compras, solo lo alquilas por un rato.
Y como era barato y yo estaba animado, no fue poco lo que tomé la pasada noche. Suficiente y de sobra para acabar olvidando la chaqueta y el camino de vuelta a la habitación que había alquilado en... a saber donde... y terminar durmiendo a pierna y camisa suelta en el verde y húmedo lecho del parque.
Maldije sonoramente a los pájaros que seguían trinando, por despertarme a unas horas tan tempranas y medio me incorporé para comprobar los estragos que la noche anterior me había dejado. La chaqueta, olvidada, y que bien me habría venido para protegerme del frío de la madrugada. Los huesos, entumecidos. La camisa, descolocada y revuelta. El pelo, peor que la camisa. La bolsa del dinero, floja como el día anterior y ahora un poco más vacía. Podría haber sido peor.
Terminé de incorporarme, ayudándome del oportuno apoyo de un robusto árbol, que recibió mi peso sin emitir queja alguna. Tratando de no tambalearme demasiado, tomé un puñado de guijarros y los arrojé hacia arriba en venganza contra los infames gorriones. Puede que la mitad cayeran de vuelta sobre mi cabeza, pero al menos conseguí mi objetivo y la bandada canalla salió volando de entre las ramas, llevando sus gorjeos a atormentar a otro pobre infeliz.
Satisfecho aunque dolorido, tratando de ignorar las punzadas que taladraban mi cabeza cada vez que entreabría los ojos, me dirigí a una fuente cercana, para aliviar la sed que el exceso de alcohol me provocaba. Me enjuagué un poco con el agua helada y resoplando para recuperar el calor en el rostro miré a mi alrededor, preguntándome ociosamente que sorpresas me traería el nuevo día en la capital.
No negaré que había algo de culpa en mi estado. La noche anterior, animado por la perspectiva de un nuevo encargo, había decidido celebrarlo continuando mi exploración de los tugurios y burdeles de la ciudad. Lamentablemente, aunque las noches de París sean mucho más animadas que las de Cornualles, también resultan mucho más costosas y hasta que no recibiera el pago por el encargo, debería conformarme con el vino más barato. Ese que al igual que las mujeres de un burdel, no compras, solo lo alquilas por un rato.
Y como era barato y yo estaba animado, no fue poco lo que tomé la pasada noche. Suficiente y de sobra para acabar olvidando la chaqueta y el camino de vuelta a la habitación que había alquilado en... a saber donde... y terminar durmiendo a pierna y camisa suelta en el verde y húmedo lecho del parque.
Maldije sonoramente a los pájaros que seguían trinando, por despertarme a unas horas tan tempranas y medio me incorporé para comprobar los estragos que la noche anterior me había dejado. La chaqueta, olvidada, y que bien me habría venido para protegerme del frío de la madrugada. Los huesos, entumecidos. La camisa, descolocada y revuelta. El pelo, peor que la camisa. La bolsa del dinero, floja como el día anterior y ahora un poco más vacía. Podría haber sido peor.
Terminé de incorporarme, ayudándome del oportuno apoyo de un robusto árbol, que recibió mi peso sin emitir queja alguna. Tratando de no tambalearme demasiado, tomé un puñado de guijarros y los arrojé hacia arriba en venganza contra los infames gorriones. Puede que la mitad cayeran de vuelta sobre mi cabeza, pero al menos conseguí mi objetivo y la bandada canalla salió volando de entre las ramas, llevando sus gorjeos a atormentar a otro pobre infeliz.
Satisfecho aunque dolorido, tratando de ignorar las punzadas que taladraban mi cabeza cada vez que entreabría los ojos, me dirigí a una fuente cercana, para aliviar la sed que el exceso de alcohol me provocaba. Me enjuagué un poco con el agua helada y resoplando para recuperar el calor en el rostro miré a mi alrededor, preguntándome ociosamente que sorpresas me traería el nuevo día en la capital.
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
La mañana se había presentado bastante agradable, sin duda, asi que la cambiante había aprovechado para adentrarse en la ciudad, pocas veces solía hacerlo, ya que su caserón se encontraba más a las afueras, donde estar en las afueras para ella era sumamente util, asi podía permitirse el lujo de convertirse en loba e ir a correr por el bosque incluso cazar, eso le gusta de sobremanera a la mujer de cabellos oscuros y ojos bicolor, más hoy había aprovechado para adentrarse en la ciudad para cambiar de aires y de paso comprarse algún capicho en las tiendas, no solía hacerlo pero no le vendría bien un vestido más elegante, para tener ropa adecuada para cada ocasión, ademas dudaba que requieran sus habilidades como espia, asi que pensó que podría aprovechar para disfrutar de las cosas que ofrecía la Parisina ciudad.
Sonrió divertida observando los edificios, si le sobraba tiempo quizá se podría dar un capricho más hiendo al teatro o a la opera, aun no había ido a estas, y tenía ganas de ver una espectacula que mereciera la pena, tenía los suficientes recursos para darse esos caprichos.
La joven decidió atajar por el parque para quizá permitirse un desayuno en una de la tantas cafeterias que habían abierto a estas horas de la mañana, más cuando atajó por el parque algo o mejor dicho alguien le llamó la atención alguien que parecía aturdido y con un aroma que facilmente captaba desde ahí gracias a los finos sentidos que le daban la condición de cambiante, podía oler que aquel joven que se levantaba había tenido una fiesta la noche anterior, por llamarlo de alguna forma al hecho de que se notaba que se lo había estado pasando lo suficientemente bien.
Ladeó la cabeza observandole con suma curiosidad y cubriendose la boca para ahogar la risa cuando espantó a los pajaros que parecían molestarle y estos salieron a toda valeocidad espantados, más la joven decidió acercarse al joven de aspecto deplorable debido a su juerga nocturna. La joven cambiante se echó las manos hacia la espalda, no solía hablar con desconocidos, pero por suerte, aquella mañana Xanandra estaba de buen humor y se permitió el acercase al joven desconocido que buscaba refrescarse en la fuente antes de mirar a su alrededor.
-Hola..¿estas bien?- Dijo mientras se acercaba por la espalda al joven mientras mantenía una sonrisa amable, no se le veía de una alta clase social, pero la cambiante debido a su naturaleza había empezado a ignorar las costumbres clasistas que muchas veces ofrecen la gente de clase alta, o simplemente la fuerza de la costumbre del tipo de gente con el que trataba la finlandesa, que si el joven tenía buen oido notaría que ella no era de nacionalidad francesa, más ladeó la cabeza como haría un canido cuando sentía curiosidad.
Sonrió divertida observando los edificios, si le sobraba tiempo quizá se podría dar un capricho más hiendo al teatro o a la opera, aun no había ido a estas, y tenía ganas de ver una espectacula que mereciera la pena, tenía los suficientes recursos para darse esos caprichos.
La joven decidió atajar por el parque para quizá permitirse un desayuno en una de la tantas cafeterias que habían abierto a estas horas de la mañana, más cuando atajó por el parque algo o mejor dicho alguien le llamó la atención alguien que parecía aturdido y con un aroma que facilmente captaba desde ahí gracias a los finos sentidos que le daban la condición de cambiante, podía oler que aquel joven que se levantaba había tenido una fiesta la noche anterior, por llamarlo de alguna forma al hecho de que se notaba que se lo había estado pasando lo suficientemente bien.
Ladeó la cabeza observandole con suma curiosidad y cubriendose la boca para ahogar la risa cuando espantó a los pajaros que parecían molestarle y estos salieron a toda valeocidad espantados, más la joven decidió acercarse al joven de aspecto deplorable debido a su juerga nocturna. La joven cambiante se echó las manos hacia la espalda, no solía hablar con desconocidos, pero por suerte, aquella mañana Xanandra estaba de buen humor y se permitió el acercase al joven desconocido que buscaba refrescarse en la fuente antes de mirar a su alrededor.
-Hola..¿estas bien?- Dijo mientras se acercaba por la espalda al joven mientras mantenía una sonrisa amable, no se le veía de una alta clase social, pero la cambiante debido a su naturaleza había empezado a ignorar las costumbres clasistas que muchas veces ofrecen la gente de clase alta, o simplemente la fuerza de la costumbre del tipo de gente con el que trataba la finlandesa, que si el joven tenía buen oido notaría que ella no era de nacionalidad francesa, más ladeó la cabeza como haría un canido cuando sentía curiosidad.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Mañana de resaca y encuentros
Un acento desconocido me deseó los buenos días atrayendo mi mirada a un lado de la fuente. El deseo debió ser sincero, ya que la horrenda mañana empezó a mejorar al instante cuando contemplé quien me hablaba. Se encontraba ante mi una muchacha, indudablemente joven e indiscutiblemente hermosa. Una mirada extraña, pero unos ojos en los que sin duda más de un hombre se había perdido. Una criatura de esas que pone Dios para recordarnos cuan magnifica puede ser su creación.
Me volví hacia ella, con una sonrisa cortés en los labios y me incliné hacia delante trazando con el brazo una florida reverencia.
- Le doy las gracias, mi señora, primero por desearme los buenos días y segundo por concedérmelos luego con su presenc.. ¡uff!
Pensándolo en perspectiva, quizás fuera una mala idea inclinarme justo en ese momento, pues en mi cabeza aun punzaba el vino de la noche anterior, misteriosamente cristalizado en agujas que nublaban mis sentidos. Peor fue el esfuerzo de doblar el vientre que provocó que tuviera que interrumpir mi saludo a la joven para darle la espalda con brusquedad. A duras penas alcancé a dar un par de pasos alejándome de la fuente antes de doblarme sobre un inocente parterre de hortensias y proceder a abonarlas con el contenido de mi estomago, vomitando con profusión sobre las flores.
Cuando al fin logré incorporarme el alivio y el mareo se intercambiaban para adueñarse de mi cuerpo y sabiendo ya que la primera impresión estaba perdida, volví junto a la fuente y la chica. Esta vez me puse de rodillas en el suelo y metí la cabeza entera bajo el agua, para disipar el mareo. Di varios tragos limpiándome el mal sabor de la boca y satisfecho aunque humillado, me senté en el suelo. Elevando el rostro miré de reojo a la joven, con lo que esperaba fuera una expresión de cachorro abandonado. Agradecido de que no hubiera salido huyendo aun, la señalé.
- Mademoiselle... ¿cuantas flores he de recogerle para que considere hacerme el favor de guiarme hasta mi casa o sus alrededores?
Me volví hacia ella, con una sonrisa cortés en los labios y me incliné hacia delante trazando con el brazo una florida reverencia.
- Le doy las gracias, mi señora, primero por desearme los buenos días y segundo por concedérmelos luego con su presenc.. ¡uff!
Pensándolo en perspectiva, quizás fuera una mala idea inclinarme justo en ese momento, pues en mi cabeza aun punzaba el vino de la noche anterior, misteriosamente cristalizado en agujas que nublaban mis sentidos. Peor fue el esfuerzo de doblar el vientre que provocó que tuviera que interrumpir mi saludo a la joven para darle la espalda con brusquedad. A duras penas alcancé a dar un par de pasos alejándome de la fuente antes de doblarme sobre un inocente parterre de hortensias y proceder a abonarlas con el contenido de mi estomago, vomitando con profusión sobre las flores.
Cuando al fin logré incorporarme el alivio y el mareo se intercambiaban para adueñarse de mi cuerpo y sabiendo ya que la primera impresión estaba perdida, volví junto a la fuente y la chica. Esta vez me puse de rodillas en el suelo y metí la cabeza entera bajo el agua, para disipar el mareo. Di varios tragos limpiándome el mal sabor de la boca y satisfecho aunque humillado, me senté en el suelo. Elevando el rostro miré de reojo a la joven, con lo que esperaba fuera una expresión de cachorro abandonado. Agradecido de que no hubiera salido huyendo aun, la señalé.
- Mademoiselle... ¿cuantas flores he de recogerle para que considere hacerme el favor de guiarme hasta mi casa o sus alrededores?
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
La joven observó con cierta sorpresa como se giró el joven de rubio pelo hacia ella, sin duda pudo ver que se sentía contento por la visión que ella daba, asi que solo ladeó la cabeza mientras le observaba empezando a esbozar una sonrisa ligera, el joven se le vió con ganas de hacer gala a unos impecables modales y a una caballerosidad bastante notable, cuando le hizo una reverencia que a Xanandra la dejó absolutamente absorta, pues no se esperaba que alguien quien fuera se inclinase jamas ante ella, suspiró mientras entrelazaba las manos a su espalda cuando el joven pareció tener que alejarse con una prisa tremenda, la cambiante no tardó en comprender el porqué de ese motivo tan repentino, ya que el joven pareció sentir la necesidad de que su cuerpo evacuara lo que le sobra, Xanandra por su agudo olfato no pudo evitar arrugar la nariz, pero se mantuvo en la posición desviando la vista.
Cuando el joven cayó de rodillas buscando refrescarse y asearse un poco al menos en lo que a su rostro se refería la cambiante se llevó una mano a la boca dejando escapar una divertida risilla, hacía falta algo más que eso para espantar a la cambiante, que de apariencia dibujaba en ella a una joven de 18 años de edad de dulce rostro inocente, pero parecía que al joven le había gustado su rostro.
Xanandra le observó aun sonriendo de manera risueña, no solía hablar con desconocido pero a pesar del pequeño contratiempo del joven, este no de desagradaba en absoluto. -Vaya, parece que anoche te lo debistes pasar muy bien y ahora lo estas pagando con creces tu diversión.- Bromeó la joven con aire desenfadado, sin duda le divertía la situación, bastante anormal a lo que podía ser, pero lo cierto es que veía al joven palido, aunque también perfectamente podía deberse a la acción forzada que acababa de pasar, más se sorprendió cuando la señaló pidiendole que le ayudara a volver a casa a cambio de ¿flores? la cambiante se mostró recelosa por eso, la falta de costumbre, supuso, pero estaba recelosa aun asi por la extrema amabilidad que tenía el joven, aunque no pudo evitar sonreir ante la cara de cachorrito que la puso, asi que Xanandra negó con la cabeza con entusiasmo. -No, no, no tiene que darme flores, puedo acompañarla, hoy no tengo nada que hacer salvo disfrutar del ocio, pero no tengo problema en acompañarlo a su casa si asi lo desea.- Declaró la joven.
Asi que se inclinó para agarrar el brazó del joven y pasarselo por encima de los hombros para incorporarse, y asi ayudarlo a levantarse mientras miraba alrededor. -Bien, me vas a tener que indicar el camino y yo me encargo que no se caiga, creo que esto se llama trabajo en equipo.- Bromeó Xanandra empezando a caminar, ya se tomaría un chocolate caliente más tarde, ayudar no estaba de más nunca, la joven tenía buen fondo realmente, más mientras quisó saber más del joven al que estaba acompañando a su hogar, aunque generalmente solía ser al reves, el hombre se aseguraba de que la dama llegara a casa. Más la joven a pesar de ser clase alta no tenía los mismos pomposos reparos que tenían otras damas, más por el placer de conversación quisó saber más del galan. -¿Y a que os dedicais señor....?- Dijo dejando la frase inconclusa esperando a que el joven decididera revelar su nombre para hacer una presentación ya que lo acompañaba.
Cuando el joven cayó de rodillas buscando refrescarse y asearse un poco al menos en lo que a su rostro se refería la cambiante se llevó una mano a la boca dejando escapar una divertida risilla, hacía falta algo más que eso para espantar a la cambiante, que de apariencia dibujaba en ella a una joven de 18 años de edad de dulce rostro inocente, pero parecía que al joven le había gustado su rostro.
Xanandra le observó aun sonriendo de manera risueña, no solía hablar con desconocido pero a pesar del pequeño contratiempo del joven, este no de desagradaba en absoluto. -Vaya, parece que anoche te lo debistes pasar muy bien y ahora lo estas pagando con creces tu diversión.- Bromeó la joven con aire desenfadado, sin duda le divertía la situación, bastante anormal a lo que podía ser, pero lo cierto es que veía al joven palido, aunque también perfectamente podía deberse a la acción forzada que acababa de pasar, más se sorprendió cuando la señaló pidiendole que le ayudara a volver a casa a cambio de ¿flores? la cambiante se mostró recelosa por eso, la falta de costumbre, supuso, pero estaba recelosa aun asi por la extrema amabilidad que tenía el joven, aunque no pudo evitar sonreir ante la cara de cachorrito que la puso, asi que Xanandra negó con la cabeza con entusiasmo. -No, no, no tiene que darme flores, puedo acompañarla, hoy no tengo nada que hacer salvo disfrutar del ocio, pero no tengo problema en acompañarlo a su casa si asi lo desea.- Declaró la joven.
Asi que se inclinó para agarrar el brazó del joven y pasarselo por encima de los hombros para incorporarse, y asi ayudarlo a levantarse mientras miraba alrededor. -Bien, me vas a tener que indicar el camino y yo me encargo que no se caiga, creo que esto se llama trabajo en equipo.- Bromeó Xanandra empezando a caminar, ya se tomaría un chocolate caliente más tarde, ayudar no estaba de más nunca, la joven tenía buen fondo realmente, más mientras quisó saber más del joven al que estaba acompañando a su hogar, aunque generalmente solía ser al reves, el hombre se aseguraba de que la dama llegara a casa. Más la joven a pesar de ser clase alta no tenía los mismos pomposos reparos que tenían otras damas, más por el placer de conversación quisó saber más del galan. -¿Y a que os dedicais señor....?- Dijo dejando la frase inconclusa esperando a que el joven decididera revelar su nombre para hacer una presentación ya que lo acompañaba.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Mañana de resaca y encuentros
- Gawayn Gwynfor, a sus pies, hermosa dama - me presenté, con una cortés reverencia, aunque no tan pronunciada como la anterior, no quería volver a vomitar. Parpadeé, me notaba adormilado, el baño en la fuente y el calor del sol en el rostro se combinaban en un efecto relajante. Sacudí la cabeza para despejarme, notando como el agua que aun empapaba mis cabellos resbalaba por mi cuello y mi camisa.
- ¿Que le indique el camino...? - eso iba a ser todo un problema - Vaya suerte la mía, que en la ciudad que mas parisinos tiene voy a preguntarle a alguien que no es de París. - me lamenté con una sonrisa sarcástica, pues sin duda la joven tenía un acento distinto al que me había topado hasta ahora - Y el caso, mi estimada señorita, es que yo tampoco soy de aquí. - expliqué - Nací y me crié lejos de aquí, en donde se acaba Inglaterra y empiezan los océanos como decía la leyenda artúrica. - hice una pausa notando que ya me iba por las ramas - el caso es ... el caso es... que llevo aquí apenas unos días y me hospedo en una casa de las que alquilan cuartos por días y el caso es también que no recuerdo el nombre ni la dirección y como me conozco lo apunté en un papel... y lo peor es que si seguimos con el caso, tenía el papel guardado en la chaqueta que como usted podrá ver, amable señorita, no llevo conmigo por que algún desaprensivo me la habrá quitado mientras dormía indefenso.
Eché un vistazo de nuevo a la muchacha, con evidente interés. Que declarara que no tenía nada que hacer en todo el día y paseara ociosa me hacía pensar que se trataba de alguien de familia bien. Y por tanto con un buen dinero. Amistades así me convenía cultivar y por si fuera poco ese motivo, la chica era ciertamente bonita. Le dediqué una sonrisa zalamera y como tenía que compensar de algún modo mi desastrado aspecto miré a mi alrededor, en busca de algo que me inspirara. Localicé un arbusto junto al que crecían unas hermosas dalias de tono azulado y corté el tallo de una de ellas. Flor en mano me acerque a la joven.
- Pero no todo esta perdido, madmoiselle - continué tras otra pausa - si puede usted guiarme hasta la estación de ferrocarriles, creo que desde allí ya sabré llegar hasta el sitio, aunque tenga que dar unas cuantas vueltas. A cambio prometo invitarle a un buen desayuno. Es lo menos que puedo hacer para agradecer su bondad. Además estoy seguro de que la compañía será muy agradable - añadí acompañando las palabras con una inclinación galante mientras le ofrecía la flor. - ¿sabe de algún lugar cercano donde sirvan un café decente o nos arriesgamos a preguntar al próximo que pase?
- ¿Que le indique el camino...? - eso iba a ser todo un problema - Vaya suerte la mía, que en la ciudad que mas parisinos tiene voy a preguntarle a alguien que no es de París. - me lamenté con una sonrisa sarcástica, pues sin duda la joven tenía un acento distinto al que me había topado hasta ahora - Y el caso, mi estimada señorita, es que yo tampoco soy de aquí. - expliqué - Nací y me crié lejos de aquí, en donde se acaba Inglaterra y empiezan los océanos como decía la leyenda artúrica. - hice una pausa notando que ya me iba por las ramas - el caso es ... el caso es... que llevo aquí apenas unos días y me hospedo en una casa de las que alquilan cuartos por días y el caso es también que no recuerdo el nombre ni la dirección y como me conozco lo apunté en un papel... y lo peor es que si seguimos con el caso, tenía el papel guardado en la chaqueta que como usted podrá ver, amable señorita, no llevo conmigo por que algún desaprensivo me la habrá quitado mientras dormía indefenso.
Eché un vistazo de nuevo a la muchacha, con evidente interés. Que declarara que no tenía nada que hacer en todo el día y paseara ociosa me hacía pensar que se trataba de alguien de familia bien. Y por tanto con un buen dinero. Amistades así me convenía cultivar y por si fuera poco ese motivo, la chica era ciertamente bonita. Le dediqué una sonrisa zalamera y como tenía que compensar de algún modo mi desastrado aspecto miré a mi alrededor, en busca de algo que me inspirara. Localicé un arbusto junto al que crecían unas hermosas dalias de tono azulado y corté el tallo de una de ellas. Flor en mano me acerque a la joven.
- Pero no todo esta perdido, madmoiselle - continué tras otra pausa - si puede usted guiarme hasta la estación de ferrocarriles, creo que desde allí ya sabré llegar hasta el sitio, aunque tenga que dar unas cuantas vueltas. A cambio prometo invitarle a un buen desayuno. Es lo menos que puedo hacer para agradecer su bondad. Además estoy seguro de que la compañía será muy agradable - añadí acompañando las palabras con una inclinación galante mientras le ofrecía la flor. - ¿sabe de algún lugar cercano donde sirvan un café decente o nos arriesgamos a preguntar al próximo que pase?
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
La cambiante observaba al joven de melena rubia con cara de cachorro perdido, sin duda esa tactica le podía servir muy bien para convencer a damiselas ingenuas de casi todo, pero al contrario que las demas la cambiante era la que le estaba cediendo cierto poder para convencer, más un poco de compañía no hacía daño a nadie, y estaba bien hablar con alguíen para variar, aparte de con su hermana y con el licano, sonrió de medio lado cuando este se presentó y se inclinó ella también en una gentil reverencia. -soy Xanandra, pero puedes llamarme Xan o Xany...- Respondió ella sonriendo de manera dulce se podría decir. Deslizó la mano por los dorados cabellos del joven colocandole la alborotada melena para dejar ver bien el rostro para despues mirar de nuevo al frente mientras andaban para salir de aquel parque.
Le hizo gracia que ese comentarío fuese pronunciado por el joven que no tenía acento francés que digamos, Xananadra arqueó las cejas y le miró ladeando la cabeza ligeramente antes de soltar una sutil carcajada mientras le miraba frunciendo el ceño para poner una cara de estrañeza. -Sería curioso aunque viviera en París que supiera donde está su casa sin tu decirme la dirección, eso me haría parecer una acosadora, y no te gustaría que lo fuera guapo.- Dice con un tono de broma notable.
Sin duda las palabras del joven le hacen indicar que efectivamente su acento no es Francés, si no de inglaterra, eso le da cierto encanto exotico tal vez, dicen que los ingleses son refinados, pero por el aspecto y lo visto a este parece irle mucho la fiesta, aunque eso no es malo. -Llevó viviendo a las afueras de la ciudad quince años.- Comentó de manera distraida mientras seguían avanzando aunque la cambiante miraba sin saber bien hacía donde tirar. Más el joven se escapó de su lado lo que hizo que Xanandra le siguiera con la vista algo despistada por este hecho, pero no le dió mayor importancia pensando que aun el vino contratacaba ferozmente contra su ser, aunque no parecía ser eso lo que el joven rubio buscaba.
Le observó volver hacia ella contento por algo, le pidió que le acompañara a la estanción de ferrocarriles y que ahí sabría volver, ella se encogió de hombros y asintió, quizá ahi encontrase un punto de referencia que retornara a su hogar, más le observó con atención al joven galan.
Se sorprendió cuando tras sus galantes palabras la ofreció la flor, ella sonrió de medio lado observando al joven a los ojos deslizando sus finos dedos a acariciar la barbilla del joven con mano para ser un don juan, más agradeció la flor. -Si, escuché que por aqui hay una cafeteria estupenda, a los dos nos vendra bien un desayuno, en cambio a tí más.- Atrapó la mano del joven para tirar de él para dirigirse asi a la cafetería que se iba a dirigir en un principio, llegando a las cercanias de esta la señaló. -Esa me han dicho que está bien..- Hizo una dramatica pausa y se giró a mirar al joven Gawayn.- ...Y por fín me contaras más de ti, solo te he arrebatado el nombre...- Dijo con un cierto tono jugueton.
Le hizo gracia que ese comentarío fuese pronunciado por el joven que no tenía acento francés que digamos, Xananadra arqueó las cejas y le miró ladeando la cabeza ligeramente antes de soltar una sutil carcajada mientras le miraba frunciendo el ceño para poner una cara de estrañeza. -Sería curioso aunque viviera en París que supiera donde está su casa sin tu decirme la dirección, eso me haría parecer una acosadora, y no te gustaría que lo fuera guapo.- Dice con un tono de broma notable.
Sin duda las palabras del joven le hacen indicar que efectivamente su acento no es Francés, si no de inglaterra, eso le da cierto encanto exotico tal vez, dicen que los ingleses son refinados, pero por el aspecto y lo visto a este parece irle mucho la fiesta, aunque eso no es malo. -Llevó viviendo a las afueras de la ciudad quince años.- Comentó de manera distraida mientras seguían avanzando aunque la cambiante miraba sin saber bien hacía donde tirar. Más el joven se escapó de su lado lo que hizo que Xanandra le siguiera con la vista algo despistada por este hecho, pero no le dió mayor importancia pensando que aun el vino contratacaba ferozmente contra su ser, aunque no parecía ser eso lo que el joven rubio buscaba.
Le observó volver hacia ella contento por algo, le pidió que le acompañara a la estanción de ferrocarriles y que ahí sabría volver, ella se encogió de hombros y asintió, quizá ahi encontrase un punto de referencia que retornara a su hogar, más le observó con atención al joven galan.
Se sorprendió cuando tras sus galantes palabras la ofreció la flor, ella sonrió de medio lado observando al joven a los ojos deslizando sus finos dedos a acariciar la barbilla del joven con mano para ser un don juan, más agradeció la flor. -Si, escuché que por aqui hay una cafeteria estupenda, a los dos nos vendra bien un desayuno, en cambio a tí más.- Atrapó la mano del joven para tirar de él para dirigirse asi a la cafetería que se iba a dirigir en un principio, llegando a las cercanias de esta la señaló. -Esa me han dicho que está bien..- Hizo una dramatica pausa y se giró a mirar al joven Gawayn.- ...Y por fín me contaras más de ti, solo te he arrebatado el nombre...- Dijo con un cierto tono jugueton.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Mañana de resaca y encuentros
Tras ofrecerle la flor, esperaba que la joven se sonrojara y mostrara una sonrisa timida, no sería la primera a la que encandilara con una sonrisa amable y una miradita picara. Despues me ofrecería a escoltarla como todo un caballero ingles y con suerte la damisela me lo agradecería con un beso ligero, puede que dos y quizás algo más si sabía jugar mis cartas para que olvidara la timidez. Así era como solía ocurrirme cuando me interesaba alguna chica bonita. Pero desde luego lo que no me esperaba era que la joven que tenía ante mi se tomara la libertad de recolocarme el pelo con la confianza de quien no se preocupa por sonrojarse.
- ¡Xany! - exclamé sorprendido ante el extraño nombre- ¡Que exótico! Esta claro que una hermosa dama como tu no podía tener un nombre vulgar, claro que no. Xan, Xany, Xanandra - repetí como si recitara una mágica letanía - Desde luego no es un nombre francés, ni ingles, al menos ninguno que yo conozca... Me atrevería a afirmar que tampoco es español o italiano, ni germano. Desde luego no puede ser germano, todos sus nombres se quedan atascados en la garganta como un trozo de carne demasiado seca. ¿Ruso quizás? - especulé - ¿O quizás sea un nombre que provenga de las misteriosas tierras orientales, Egipto, Arabia... o quien sabe si mas lejos aun. Vaya que me tienes intrigado, Xany. Pero sea de donde sea, seguro que el significado de ese nombre es dulce doncella de ojos profundos como un lago - concluí, mostrando mi mejor sonrisa, como si estuviera satisfecho de haber descifrado un acertijo.
De nuevo la joven mostró una confianza poco habitual en las mujeres de su edad cuando me agarró la mano tirando de mi para que me apresurara en mi camino. Divertido por el gesto, la seguí dejando que liderara el camino hacia el exterior del parque.
- ¿quieres saber sobre mi? - de nuevo esa actitud era intrigante, a la mayoria de jovencitas a las que cortejaba lo que más les gustaba era hablar de ellas mismas. - Bueno, ya sabes mi nombre y que soy ingles. También que llevo poco tiempo en la ciudad. Pregunta que más quieres saber. ¡Ah!, no te he dicho aun a que me dedico. ¡Soy un artista! - expliqué orgulloso de mi mismo - Pintor, y de los mejores, solo dame unos años y verás como me hago famoso y todos los hombres ricos de París acuden a mi para que retrate a sus mujeres... o a sus amantes - añadí con un guiño divertido.
Según nos alejabamos del parque, la idea del desayuno se me iba haciendo más apetecible por momentos, sobre todo ahora que mi estomago iba quedando mas asentado. - Creo que tomaré unas buenas tostadas con huevo y bacon - comenté, imaginando ya que saboreaba el plato - O puede que salchichas, con un buen pan y mantequilla.. o quizás un trozo de jamon asado al horno y acompañado de mostaza - pero el triste tintineo de mi bolsa mientras caminabamos me recordó que no andaba muy sobrado de dinero en estos momentos. Con tono mucho mas apagado agregé - o quizás me conforme con un vaso de te y un huevo hervido...
- ¡Xany! - exclamé sorprendido ante el extraño nombre- ¡Que exótico! Esta claro que una hermosa dama como tu no podía tener un nombre vulgar, claro que no. Xan, Xany, Xanandra - repetí como si recitara una mágica letanía - Desde luego no es un nombre francés, ni ingles, al menos ninguno que yo conozca... Me atrevería a afirmar que tampoco es español o italiano, ni germano. Desde luego no puede ser germano, todos sus nombres se quedan atascados en la garganta como un trozo de carne demasiado seca. ¿Ruso quizás? - especulé - ¿O quizás sea un nombre que provenga de las misteriosas tierras orientales, Egipto, Arabia... o quien sabe si mas lejos aun. Vaya que me tienes intrigado, Xany. Pero sea de donde sea, seguro que el significado de ese nombre es dulce doncella de ojos profundos como un lago - concluí, mostrando mi mejor sonrisa, como si estuviera satisfecho de haber descifrado un acertijo.
De nuevo la joven mostró una confianza poco habitual en las mujeres de su edad cuando me agarró la mano tirando de mi para que me apresurara en mi camino. Divertido por el gesto, la seguí dejando que liderara el camino hacia el exterior del parque.
- ¿quieres saber sobre mi? - de nuevo esa actitud era intrigante, a la mayoria de jovencitas a las que cortejaba lo que más les gustaba era hablar de ellas mismas. - Bueno, ya sabes mi nombre y que soy ingles. También que llevo poco tiempo en la ciudad. Pregunta que más quieres saber. ¡Ah!, no te he dicho aun a que me dedico. ¡Soy un artista! - expliqué orgulloso de mi mismo - Pintor, y de los mejores, solo dame unos años y verás como me hago famoso y todos los hombres ricos de París acuden a mi para que retrate a sus mujeres... o a sus amantes - añadí con un guiño divertido.
Según nos alejabamos del parque, la idea del desayuno se me iba haciendo más apetecible por momentos, sobre todo ahora que mi estomago iba quedando mas asentado. - Creo que tomaré unas buenas tostadas con huevo y bacon - comenté, imaginando ya que saboreaba el plato - O puede que salchichas, con un buen pan y mantequilla.. o quizás un trozo de jamon asado al horno y acompañado de mostaza - pero el triste tintineo de mi bolsa mientras caminabamos me recordó que no andaba muy sobrado de dinero en estos momentos. Con tono mucho mas apagado agregé - o quizás me conforme con un vaso de te y un huevo hervido...
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
La cambiante sonrie, mientras escucha como el joven intenta adivinar la procedencia de su nombre, ella simplemente sonrie, no dice nada, encuentra muy divertida la situación, le observó mientras sacaba sus deduciones y acababa con el alago a la dama que se mostraba ligeramente distraida con la flor entregada por él, acariciando los petalos de esta, para finalmente observar al joven y sonreir una vez más. -Soy de Finlandia.- Dijo ella finalmente para desvelar el misterio al joven. Parecía que él estaba ligeramente sorprendido por la conducta de la cambiante, quizá no se estaba comportando como debiera una dama de alta sociedad, aparentando su joven aspecto, más simplemente negó con la cabeza para sí misma pensativa, pero el joven sin embargo mantenía una actitud encantadora en todo momento, quizá al igual que ella, quería agradar, ser encantador y vaya que si lo estaba siendo, la cambiante estaba enormemente sorprendida por la actitud que traia Gawayn.
La cambiante jugó con la flor entre sus manos, nuevamente parecío sorprender al joven cuando ella pidió que contara más cosas sobre él, de hecho arqueo las cejas cuando el joven inglés reveló lo que ya sabía y por fin un dato que ella no conocia, el joven resultó ser pintor.
Le miró con cara de sorpresa, no había conocido jamás un artista, ni siquiera esperaba poder hacerlo, de hecho la idea de ir al teatro o la opera y conseguir un autografó de las estrellas que allí interpretaban siempre había sido una idea muy tentadora, suspiró mirandole con una clara señal de admiración, mientras casi le daba vergüenza pedirle un autografo, aunque se mostrase atrevida para otras cosas, aunque eso era más un caso de falta de costumbre y de comportamiento por la propio de la cambiante, más ahora se mostraba ciertamente emocionada, ladeó la cabeza escuchandole mientras pensaba en lo que dijo, ¿Por qué no? sin embargó miró al frente mientras de fondo escuchaba el entusiasmo del joven por un delicioso desayuno, que se quedó ahogado por el poco peso de su bolsa de dinero, la cambiante le observó sería y se detuvo mirandole fijamente con sus ojos bicolor.
Le agarró la mano del joven alzandola para que pusiera la palma de esta boca arriba, y una bolsa de dinero bien pesada fue puesta sobre la palma de la mano del inglés. -Consideralo un adelanto, quiero un cuadro...- Dijo de animosa forma sonriendo ampliamente a Gawayn. -bueno no se cuanto cobra usted por sus cuadros, pero puedo pagarle y muy bien...con esto tiene para el desayuno que mencionaba previamente y sin duda para un sitio mejor que una habitación que se alquila por dias, en el norte de París se que hay sitios buenos y más comodo...-La cambiante finalmente mostró su estatus social frente al joven, no quería humillarlo, ni restregar su dinero, quería un cuadro, Xanandra le miró y se mordió el labio inferior lentamente.
-Si es de lo mejores será una buena inversión, quiero un cuadro para mi padre...¿ha mencionado que hace retratos? uhmm....¿sabe pintar animales? me gustaría un retrato de un lobo...sé que es algo inusual, pero nos gustan....eh...las bestias de caza...si, me parece un regalo original, pero permiteme que le pregunte ¿como va esto? ¿tiene usted un estudio? ¿tengo que llevarle el animal allí? o...¿Se alojaria en mi hogar mientras hace el cuadro y debo llevarle el lobo ahí?.- Ahora sí que se mostró nerviosa por no saber como proceder y miró al joven con cierto miedo de que se burlara de ella, o se riera por lo que pedia, desvió la vista ahora sí ruborizandose.
La cambiante jugó con la flor entre sus manos, nuevamente parecío sorprender al joven cuando ella pidió que contara más cosas sobre él, de hecho arqueo las cejas cuando el joven inglés reveló lo que ya sabía y por fin un dato que ella no conocia, el joven resultó ser pintor.
Le miró con cara de sorpresa, no había conocido jamás un artista, ni siquiera esperaba poder hacerlo, de hecho la idea de ir al teatro o la opera y conseguir un autografó de las estrellas que allí interpretaban siempre había sido una idea muy tentadora, suspiró mirandole con una clara señal de admiración, mientras casi le daba vergüenza pedirle un autografo, aunque se mostrase atrevida para otras cosas, aunque eso era más un caso de falta de costumbre y de comportamiento por la propio de la cambiante, más ahora se mostraba ciertamente emocionada, ladeó la cabeza escuchandole mientras pensaba en lo que dijo, ¿Por qué no? sin embargó miró al frente mientras de fondo escuchaba el entusiasmo del joven por un delicioso desayuno, que se quedó ahogado por el poco peso de su bolsa de dinero, la cambiante le observó sería y se detuvo mirandole fijamente con sus ojos bicolor.
Le agarró la mano del joven alzandola para que pusiera la palma de esta boca arriba, y una bolsa de dinero bien pesada fue puesta sobre la palma de la mano del inglés. -Consideralo un adelanto, quiero un cuadro...- Dijo de animosa forma sonriendo ampliamente a Gawayn. -bueno no se cuanto cobra usted por sus cuadros, pero puedo pagarle y muy bien...con esto tiene para el desayuno que mencionaba previamente y sin duda para un sitio mejor que una habitación que se alquila por dias, en el norte de París se que hay sitios buenos y más comodo...-La cambiante finalmente mostró su estatus social frente al joven, no quería humillarlo, ni restregar su dinero, quería un cuadro, Xanandra le miró y se mordió el labio inferior lentamente.
-Si es de lo mejores será una buena inversión, quiero un cuadro para mi padre...¿ha mencionado que hace retratos? uhmm....¿sabe pintar animales? me gustaría un retrato de un lobo...sé que es algo inusual, pero nos gustan....eh...las bestias de caza...si, me parece un regalo original, pero permiteme que le pregunte ¿como va esto? ¿tiene usted un estudio? ¿tengo que llevarle el animal allí? o...¿Se alojaria en mi hogar mientras hace el cuadro y debo llevarle el lobo ahí?.- Ahora sí que se mostró nerviosa por no saber como proceder y miró al joven con cierto miedo de que se burlara de ella, o se riera por lo que pedia, desvió la vista ahora sí ruborizandose.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Re: Mañana de resaca y encuentros
- ¡¿De Finlandia?! - exclamé sorprendido - ¡¿Y que demonios hace alguien de tan lejos en París?! - carraspeé - Quiero decir... ¿que te trae hasta Francia? ¿has venido a completar tu educacion o algo asi...? O quizás es que te han enviado para cumplir un compromiso y casarte con algun francesito. - especulé - vaya, pues si es eso, no te merece. Si yo estuviera prometido a una beldad como tu, sería yo el que iría a buscarte, de eso no hay duda. Y si los hielos finlandeses tienen la mitad del brillo que tus ojos solo por eso ya merecería la pena el viaje. - rematé mi galante declaración con un guiño.
Se me hizo la boca agua pensando en el desayuno. Tras vomitar en el parque y teniendo en cuenta que apenas había probado bocado la jornada anterior notaba el estomago vacío y desolado. Pero más vacío aún estaba mi bolsillo, así que asumí que no podría pedir un plato abundante. Bueno, siempre podía beber mucha agua y llenarme así el estomago, al menos eso calmaba el hambre. Y hete aquí que, de un instante para otro, tenia sobre mi mano una bolsa de monedas, muy bien repleta a juzgar por su peso.
- Pe-pero.. ¡¿A donde vas tu con semejante fortuna paseando tan tranquilamente con un desconocido?! - me apresuré a mirar a un lado y a otro, temeroso de que cualquiera hubiera visto la escena y estuviera pensando en asaltarnos en el próximo callejón - O sea, no soy un desconocido, nos hemos presentado y tal pero ¡apenas me conoces! No puedes soltarme todo este dinero así sin más y seguir tan tranquila. Uh.. a ver.. aqui tiene que haber por lo menos... - sopesé la bolsa, era pesada y curioso la abrí un poco para examinar el contenido, no sea que fueran piedras en lugar de monedas, no sería la primera vez - .. por lo menos para pagar tres cuadros.. De los pequeños claro, te daría para un cuadro nada más si quisieras uno a tamaño natural. Mmm.. mira, hacemos una cosa.. vamos a desayunar, yo invitó - aproveché para quedar bien, aunque fuera con el dinero que me había dado ella - Luego vamos a buscar mi casa y alli hacemos cuentas, que no voy a darte esto ahora y arriesgar a que cualquiera te vea llevando tantas monedas.
La miré aun sorprendido, mientras rememoraba los detalles que me habia pedido. - Bueno, mi estudio tiene poca luz, no me importa ir a tu casa para tomar los primeros apuntes y hacer unos cuantos esbozos. Pero tranquila que no me quedaria a dormir... - sonreí para mi, eso sería a menos que ella me invitara a quedarme, claro - ¿Un lobo? Si, claro, no hay problema... normalmente las damiselas me suelen pedir animales mas... poeticos.. ya sabes.. unicornios, libelulas, conejitos... cosas así. Pero si quieres un lobo no hay problema. No hace falta traerlo, claro... jajaja, que cosas tienes. Na, me acercaré a algun museo naturista y me fijaré en los animales disecados. Venga, vamos a desayunar.
Se me hizo la boca agua pensando en el desayuno. Tras vomitar en el parque y teniendo en cuenta que apenas había probado bocado la jornada anterior notaba el estomago vacío y desolado. Pero más vacío aún estaba mi bolsillo, así que asumí que no podría pedir un plato abundante. Bueno, siempre podía beber mucha agua y llenarme así el estomago, al menos eso calmaba el hambre. Y hete aquí que, de un instante para otro, tenia sobre mi mano una bolsa de monedas, muy bien repleta a juzgar por su peso.
- Pe-pero.. ¡¿A donde vas tu con semejante fortuna paseando tan tranquilamente con un desconocido?! - me apresuré a mirar a un lado y a otro, temeroso de que cualquiera hubiera visto la escena y estuviera pensando en asaltarnos en el próximo callejón - O sea, no soy un desconocido, nos hemos presentado y tal pero ¡apenas me conoces! No puedes soltarme todo este dinero así sin más y seguir tan tranquila. Uh.. a ver.. aqui tiene que haber por lo menos... - sopesé la bolsa, era pesada y curioso la abrí un poco para examinar el contenido, no sea que fueran piedras en lugar de monedas, no sería la primera vez - .. por lo menos para pagar tres cuadros.. De los pequeños claro, te daría para un cuadro nada más si quisieras uno a tamaño natural. Mmm.. mira, hacemos una cosa.. vamos a desayunar, yo invitó - aproveché para quedar bien, aunque fuera con el dinero que me había dado ella - Luego vamos a buscar mi casa y alli hacemos cuentas, que no voy a darte esto ahora y arriesgar a que cualquiera te vea llevando tantas monedas.
La miré aun sorprendido, mientras rememoraba los detalles que me habia pedido. - Bueno, mi estudio tiene poca luz, no me importa ir a tu casa para tomar los primeros apuntes y hacer unos cuantos esbozos. Pero tranquila que no me quedaria a dormir... - sonreí para mi, eso sería a menos que ella me invitara a quedarme, claro - ¿Un lobo? Si, claro, no hay problema... normalmente las damiselas me suelen pedir animales mas... poeticos.. ya sabes.. unicornios, libelulas, conejitos... cosas así. Pero si quieres un lobo no hay problema. No hace falta traerlo, claro... jajaja, que cosas tienes. Na, me acercaré a algun museo naturista y me fijaré en los animales disecados. Venga, vamos a desayunar.
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
Se rie ante lo sorprendido que parece quedar el joven por su origen natal, la joven cubre sus labios para ocultar la risa lo mejor posible mientras ladea la cabeza observando Gawayn mientras especula las posibilidades, asi que Xanandra simplemente niega con la cabeza cuando habla de matrimonio. -No, vine hace 15 años, por temas de educación, me temo que me va a ruborizar, no tengo pretendientes.- Aclara la finlandesa mientras continua escuchando la retaila de alagos que poco a poco empiezan a hacer que la joven se empiece por fin a ceder y a sonrojarse, sin estar acostumbrada a que le den tantos alagos seguidos.
La joven sonreía mientras le observaba, sin duda era alguien muy acostumbrado a regalar el oido a las jovenes, a Xanandra no le costaba imaginarse al rubio en una taberna rodeado de hermosas damas, todas suspirando por él y posiblemente todas deseando ser las musas del joven, esa idea le resulta sumamente divertida a la cambiante, mientras pasa a la siguiente acción.
Sin duda parece que haber dejado el dinero en la mano ha sido un movimiento poco usual puesto que él parece sorprenderse de tremenda forma, la cambiante le mira notablemente sorprendida preguntandose si tal vez hizo algo mal, miró a Gawayn con cara de estar algo perdida, ella miró la bolsa y despues a él. -Realmente quiero uno grande, puedo pagaros no os preocupeis.- Se miró asi mismo, su vestido era elegante pero igual con poca floritura y por eso no parecía una dama de clase alta. -Vivimos en una mansión a las afueras, quizás mis ropas son algo sosas, de hecho mi ocio de hoy iba a ser desayunar, comprarme ropa e ir al teatro o la opera, realmente no me decido, pero mandar hacer un cuadro es mucho más divertido...asi que puedo poner bonita la casa...- Comentó la cambiante mientras bajaba la vista mientras llegaban a la cafetería donde sentarse.
-Ahm...si en el museo hay lobos...si...pero, ¿podrías hacer que en tu cuadro parezcan estar más vivos?- Preguntó haciendo una clara alusión de que no le gusta mucho los animales disecados, poniendo cierta cara de pena, se sentó y miró a su acompañante. -Yo quiero chocolate caliente, con tostadas de mantequilla y azucar.- Le pidió a él, pues siendo el caballero sería quien pidiera cuando el camarero viniera a tomar nota.
Xanandra miró la decoración de la cafetería distraidamente antes de mirarle pensando en los cuadros que solían pedirle las demás damas, unicornios, flores, conejitos era algo normal, ella sonrió ampliamente y le observó ladeando la cabeza.
-En realidad me gustaría algo más original, para mi cuarto tambien...pero no se que pedirte, no quiero un bodegon, ni un jarrón con flores, pero tampoco un unicornio...tu eres el artista, admito sugerencia, ya te dije que puedo pagarte, pero me dejo asesorar por tí, eres el artista.- Sonrie ampliamente, con un cierto aire inocente, no solía hacer negocios y se sentía algo perdida, aunque tampoco se ina a dejar timar si él lo intentaba pero realmente parecía un buen chico.
La joven sonreía mientras le observaba, sin duda era alguien muy acostumbrado a regalar el oido a las jovenes, a Xanandra no le costaba imaginarse al rubio en una taberna rodeado de hermosas damas, todas suspirando por él y posiblemente todas deseando ser las musas del joven, esa idea le resulta sumamente divertida a la cambiante, mientras pasa a la siguiente acción.
Sin duda parece que haber dejado el dinero en la mano ha sido un movimiento poco usual puesto que él parece sorprenderse de tremenda forma, la cambiante le mira notablemente sorprendida preguntandose si tal vez hizo algo mal, miró a Gawayn con cara de estar algo perdida, ella miró la bolsa y despues a él. -Realmente quiero uno grande, puedo pagaros no os preocupeis.- Se miró asi mismo, su vestido era elegante pero igual con poca floritura y por eso no parecía una dama de clase alta. -Vivimos en una mansión a las afueras, quizás mis ropas son algo sosas, de hecho mi ocio de hoy iba a ser desayunar, comprarme ropa e ir al teatro o la opera, realmente no me decido, pero mandar hacer un cuadro es mucho más divertido...asi que puedo poner bonita la casa...- Comentó la cambiante mientras bajaba la vista mientras llegaban a la cafetería donde sentarse.
-Ahm...si en el museo hay lobos...si...pero, ¿podrías hacer que en tu cuadro parezcan estar más vivos?- Preguntó haciendo una clara alusión de que no le gusta mucho los animales disecados, poniendo cierta cara de pena, se sentó y miró a su acompañante. -Yo quiero chocolate caliente, con tostadas de mantequilla y azucar.- Le pidió a él, pues siendo el caballero sería quien pidiera cuando el camarero viniera a tomar nota.
Xanandra miró la decoración de la cafetería distraidamente antes de mirarle pensando en los cuadros que solían pedirle las demás damas, unicornios, flores, conejitos era algo normal, ella sonrió ampliamente y le observó ladeando la cabeza.
-En realidad me gustaría algo más original, para mi cuarto tambien...pero no se que pedirte, no quiero un bodegon, ni un jarrón con flores, pero tampoco un unicornio...tu eres el artista, admito sugerencia, ya te dije que puedo pagarte, pero me dejo asesorar por tí, eres el artista.- Sonrie ampliamente, con un cierto aire inocente, no solía hacer negocios y se sentía algo perdida, aunque tampoco se ina a dejar timar si él lo intentaba pero realmente parecía un buen chico.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Re: Mañana de resaca y encuentros
- ¿Que no tienes pretendientes? Eso no me lo creo - negué convencido - Pero si ¡mírate! ¡ese rostro.. con esos labios.. y esos ojazos! Incluso aunque fueras pobre como una rata habría caballeros rondándote con solo que levantaras un meñique en el lugar adecuado. Y es que encima si que tienes dinero. Oye, estoy pensando que no puedo dejarte ir sola por ahi, eres muy inocente, me sentiría culpable si te ocurriera algo. Asi que decidido, hoy voy a ser tu escolta. Es más, tu guardían y protector, el caballero Gawayn a su servicio hermosa dama. - parloteé mientras entrabamos en el local. - Despues del desayuno iremos a comprar lo que necesites, que no te creas que me viene a mi mal, tenía que comprar algo de pintura y unos pinceles. Pero bueno, como decía mi santa madre; carpe diem, tempus fugit, que viene a decir que aprovechemos el momento antes de que nos pase.
Escolté a mi recien adquirida cliente hasta una de las mesas, retirando cortesmente la silla para que pudiera sentarse ella primero, antes de hacer yo lo propio en el lugar de enfrente. El local no estaba mál, no era un dechado de lujos pero al menos no apestaba a vino rancio y perfumes baratos como los sitios que solía frecuentar. Alcé la mano para llamar la atención de quien atendía y le hice un gesto para que se acercara a nuestra mesa - Para la dama un chocolate caliente y para mi un cafe solo, bien cargado - pedí cuando llegó a nuestro lado - Además traiganos una bandeja bien llena de tostadas con mantequilla, y un cuenco con azucar y otro con miel suficiente para regarlas como si en vez de tostadas fueran flores en el desierto.
Sin duda estaban acostumbrados a atender artistas y caballeros galanes porque solo recibí un arqueamiento de ceja al mencionar lo de las flores en el desierto antes de que se fueran a buscar nuestro desayuno. No tardaron mucho en regresar trayendonos las bebidas. - Vaya, he de decir que tienen un buen servicio aquí. Son rápidos. El último sitio al que fui a desayunar tenías suerte si para pinchar en el plato te traían un tenedor con más de una pua sin doblar. - expliqué, acomodandome en mi asiento. Di un sorbo al café y torcí el gesto componiendo una expresión de dolor -Ahgg.. pero el café es horrible, sabe como si hubiera colado los calcetines mohosos de un pescador de orilla - me lamenté, dejando el café a un lado. - Espero que las tostadas sean mejores.
Después rebusqué entre mis vestiduras hasta dar con un trozo de papel de los que solía llevar por si, como en ese momento, me asaltaba la inspiración. Encontré uno en el bolsillo interno de la camisa, no demasiado arrugado y lo alisé sobre la mesa. A continuación busqué algún trozo de carboncillo, pero en esto no tuve tanta suerte y por más que registré no llevaba ni un pequeño trozo - Bueno, no hay mal que por bíen no venga - comenté y acerqué de nuevo la taza del horrible café. Usando la cuchara a modo de improvisado pincel, la mojé en el líquido marron, trazando rápidos y precisos trazos de café sobre el pliego. Le ofrecí el resultado a mi acompañante - ¿Que te parece? Está claro que sin colores adecuados no puedo ni acercarme a igualar tu belleza al natural, pero creo que he logrado captar parte de tu esencia.
- Lienzo manchado de café:
Gawayn Gwynfor- Humano Clase Baja
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Re: Mañana de resaca y encuentros
Las palabras de Gawayn hacia que la cambiante tuviera que desviar la mirada llena de rubor en sus mejillas, por las palabras alagadoras del joven, hacía que la chica realmente se empezara a sentir especial, olvidando las sospechas que tiene previas de que su galanteria está más que entranada con diversas jovenes que suspirarían por él, finalmente tuvo que responder a los alagos del joven, no por cumplir, realmente lo pensaba. -Anda ya, tú te tendras que quitar a las damas de encima, todas suspirando por tí, eres muy guapo.- Comentó ella poniendose roja hasta las orejas, encogiendose en su asiento sin saber donde meterse, quizá por la timidez que ese tipo de conversaciones despertaba en ella, más le miró con sorpresa cuando el siguiente comentarió le llega a los oidos, ella se gira clavando sus ojos bicolor en el joven inglés, sobre todo el hecho que la llame inocente y que necesite un guardian, sobre todo que se ofrezca él mismo para ser su guardian.
-Oh, no quisiera incordiarle...pero me gustara tener compañía seguro que podrá asesorarme mejor que yo sola, estoy algo perdida en modas de París, aunque he visto algunas damas inglesas en algunos sitios de interes y la moda de Londres me parece fascinante.- Comentó, realmente parlotear nerviosa por los alagos previos a esto.
-No sé como agradecerle tanta amabilidad...-Sonrió de medio lado timidamente, la verdad que el joven esta siendo encantador, pidió el desayuno, y empezó a comer, tenía hambre, más miro con cierta pena cuando el café no fue del agrado del joven, casi sintiendose ella mal por ello por haber elegido ese sitio, se mordió ligeramente el labio por puro nerviosismo y siguió con su desayuno mientras buscaba quedar calmada de nueva y con la seguridad que al principio tenía, pero las amables palabras del joven la tenía descolocada por completo, se sirvió un trozo de pan con mantequilla y miel, estaba rica, miró al joven. -Supongo que usted podrá asesorarme para vestidos que se parezcan a los que llevan en inglaterra, te prometo que te compensaré por todo esto.- Asegura Xanandra mirandole de manera afable.
Más ladea la cabeza con curiosidad cuando ve las acciones del joven, le observaba absorta y llena de curiosidad, mientras esperaba descubrir que hacia, más la espera valió la pena, cuando el joven mostró a Xanandra lo que estaba haciendo, la finlandesa abrió la boca absorta y con sorpresa, no daba credito en el poco tiempo que había estado hubiera hecho un dibujo tan rapido y tán precioso, alzó la vista mirandole con sorpresa. -¿Qué? ¿bromeas? es absolutamente precioso...impecable...y parezco hasta seductora en ese dibujo.- Aseguró mirando impresionada el dibujo. -Decidido, ya se como compensaros las molestias, creo que seras el provedor de arte en mi casa, con tanto talento....quiero asegurarme tener muchas obras tuyas cuando en el palacio Royal estén dandose codazos entre ellos por contratante a que hagais retratos de la realeza, o una de tus obras acabe en el Louvre, tu talento es envidiable.- Dijo fascinada con el dibujo, le encantaba los dibujos ciertamente.
-Oh, no quisiera incordiarle...pero me gustara tener compañía seguro que podrá asesorarme mejor que yo sola, estoy algo perdida en modas de París, aunque he visto algunas damas inglesas en algunos sitios de interes y la moda de Londres me parece fascinante.- Comentó, realmente parlotear nerviosa por los alagos previos a esto.
-No sé como agradecerle tanta amabilidad...-Sonrió de medio lado timidamente, la verdad que el joven esta siendo encantador, pidió el desayuno, y empezó a comer, tenía hambre, más miro con cierta pena cuando el café no fue del agrado del joven, casi sintiendose ella mal por ello por haber elegido ese sitio, se mordió ligeramente el labio por puro nerviosismo y siguió con su desayuno mientras buscaba quedar calmada de nueva y con la seguridad que al principio tenía, pero las amables palabras del joven la tenía descolocada por completo, se sirvió un trozo de pan con mantequilla y miel, estaba rica, miró al joven. -Supongo que usted podrá asesorarme para vestidos que se parezcan a los que llevan en inglaterra, te prometo que te compensaré por todo esto.- Asegura Xanandra mirandole de manera afable.
Más ladea la cabeza con curiosidad cuando ve las acciones del joven, le observaba absorta y llena de curiosidad, mientras esperaba descubrir que hacia, más la espera valió la pena, cuando el joven mostró a Xanandra lo que estaba haciendo, la finlandesa abrió la boca absorta y con sorpresa, no daba credito en el poco tiempo que había estado hubiera hecho un dibujo tan rapido y tán precioso, alzó la vista mirandole con sorpresa. -¿Qué? ¿bromeas? es absolutamente precioso...impecable...y parezco hasta seductora en ese dibujo.- Aseguró mirando impresionada el dibujo. -Decidido, ya se como compensaros las molestias, creo que seras el provedor de arte en mi casa, con tanto talento....quiero asegurarme tener muchas obras tuyas cuando en el palacio Royal estén dandose codazos entre ellos por contratante a que hagais retratos de la realeza, o una de tus obras acabe en el Louvre, tu talento es envidiable.- Dijo fascinada con el dibujo, le encantaba los dibujos ciertamente.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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