The Weight Of Your Love | Privado

por **Alastor Schweinsteiger** Vie Jun 01, 2018 3:54 pm

Como un rey depuesto, Alastor permaneció con la cabeza gacha en la silla del salón, sobre sus hombros pesaba algo más que las muertes que fueron otorgadas por mano propia. Y es que cuando le fue negado por derecho el ser un noble supo que las cosas que deseaba debían seguir conseguidas por méritos propios, aun con los dones como un sobrenatural, el joven conocía a la perfección que su deseo de venganza no tenía límite alguno y eso era precisamente un peligro para el mismo, porque no media las consecuencias de sus actos pues una vez que en su corazón se germinó la semilla del odio no se detuvo hasta verse bañado en la sangre de su hermano y su propios padres. Alastor representaba la encarnación de todo aquello que la sociedad repudia y muy al contrario de lo que muchos pensarían para él le tenía sin cuidado. Estaba claro que no iba a profesar valores que jamás conoció así como tampoco se mostraría solidario con quienes nunca velaron por su bienestar. Trazó de ese modo un sendero, con muchos adeptos que le respetaban, pero también le temían en secreto, algo que nunca resultó ser novedad debido a su fachada áspera y la tonalidad de su voz.

Pero, aunque resultaba difícil de comprender, debajo de esa coraza yacía un alma dolida, un hombre solitario que llenaba su vacío existencial con muerte y destrucción. Muy pocos podrían hablar de su verdadera esencia, en realidad esa minoría se reducía a una sola mujer, la única por la cual detuvo ese camino y que hoy por hoy corría peligro a su lado. Alastor masajeó sus sienes cansado de pensar en una y mil formas de alejar a Roxanne del filo de la espada que se balanceaba sobre sus cabezas. En otro tiempo él hubiese reaccionado de una manera muy distinta, aventurándose a desafiar a quien se le pusiera enfrente, pero esta vez no, no quería arrastrarla hasta donde él se hallaba. La noche se mostraba sosiega, carente del astro argento y era entonces cuando el inquisidor podía admirar el paisaje nocturno. Se levantó de la silla y se encamino con los pies descalzos hacia un balcón que le brindaba una vista perfecta del lugar. Se hallaba en confinamiento total pues aunque la habitación pudiera brindarle la mayor de las comodidades seguía siendo una prisión, respiró con detenimiento la brisa y cuando sus pulmones se llenaron de aire resopló con cierto dejo de desgano, No se perdonaría a si mismo si algo le sucediera a ella.

Escapar no era en absoluto una opción, pero tampoco sabía cuánto tiempo resistiría viviendo de ese modo, si es que a eso se le podía llamar vivir. No tardaría más de un par de semanas para que el ciclo de su transformación diera inicio y con esto nuevamente las viejas usanzas regresarían a su vida. Quien tuvo la fortuna o desdicha de verlo transformado conocía a la perfección que el monstruo se liberaba completamente de sus cadenas y aunque Roxanne no le había visto en ese estado quería creer que tendría llegado el momento la suficiente fuerza de voluntad para no herirla. La vida no había sido menos indulgente con ella, estaba consciente de ello, era por tal motivo que la culpabilidad seguía siendo el grillete más pesado. Los ojos meditabundos del hombre se pasearon de un lado a otro, nunca dejaba las cosas a medias pero esta noche se sentía agotado física y mentalmente, repentinamente una suave caricia sobre sus hombros le tomó por sorpresa, sigilosa como lo era Roxanne se hallaba lado suyo ahora. Suspiró nostálgico y giró su cuerpo para verle a detalle, la oscuridad de sus cabellos, los ojos aguerridos y el espíritu inquebrantable, no había duda, tenerla a su lado bastaba esa noche para sentirse tranquilo.

por **Roxanne Schweinsteiger** Vie Jul 06, 2018 4:39 pm

El camino que había elegido era complicado, era uno bañado en sangre y arrepentimientos, era la vida de un inquisidor. Roxanne había acabado formando parte de aquella vida no porque fuera algo que ella deseara, sino porque era el único camino que le permitiría seguir con vida y considerando que en el tiempo que se le dio a elegir la vida o la muerte era aun muy joven, se comprendía a la perfección la elección que tomaba, aun a pesar de que esa elección le dejo completamente huérfana y con la pesada carga de la culpa. Y quizás hubiera seguido ella andando por la vida como una coraza vacía de no haber sido por Alastor, el licántropo que la hiciera creer que existía otra vida para ellos, el que la hiciera sentir calidez una vez más y por supuesto, quien la llevará a creer en que aún podía tener una familia y aspirar a la felicidad.

Y vaya que Roxanne había tocado la felicidad al casarse con Alastor, más en los últimos tiempos, esa felicidad se veía amenazada por el futuro. Los inquisidores sabían pues que no podían continuar en aquel camino de destrucción y muerte en que se movían, sabían que debían cambiar pero al mismo tiempo, conocían las implicaciones que eso traería a la larga. Si dejaban la inquisición, se volverían traidores y para los traidores solo existía un destino, la muerte. Para Roxanne morir al lado de su esposo no representaba problema alguno, pues ahora, a diferencia de cuando fue joven, era capaz de aceptar el final de su vida. Aún así, ella esperaba poder pasar más tiempo al lado de Alastor y vivir de manera pacifica, algo que ambos necesitaban.

Esa noche se encontraba ella intranquila. Los pensamientos sobre el futuro que les deparaba no dejaban de rondar su mente y al parecer, tampoco dejaban la mente de su esposo, a quien encontró observando el cielo nocturno, ese que aún no daba señas de llamarles con la luna llena. Cuidadosamente, la loba se acercó hasta donde se hallaba Alastor y acariciando suavemente sus hombros, llamó su atención. Al girarse su esposo, Roxanne pudo leer perfectamente la preocupación en él y con una sonrisa así como con una caricia en su mejilla, ella trato de tranquilizarle.
– ¿Buscando respuesta a lo que tenemos que hacer en los astros? – preguntó antes de ella elevar su mirada al cielo y suspirar – En momentos como este en el que estoy a tu lado y puedo contemplar el cielo nocturno de esta manera, todo lo que pasamos parece simplemente una pesadilla de la que pronto despertare – comentó antes de volver sus ojos a los del licántropo – No te preocupes tanto, ya encontraremos como salir de esto en lo que estamos metidos.

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