Ríos de escarlata {Privado}

por **Máni** Sáb Jun 23, 2018 8:30 pm

De todas las formas que una persona podría pasar el día, Máni se las ingenió para quedarse un poco más tarde después de la fiesta que había habido en ese mismo rincón lleno de tanto lujo. Nadie sabía quién era o en que trabajaba. Él estaba ahí por un motivo de la hermandad a la que pertenecía y era para convencer a una de las invitadas según dictaba una profecía y como Máni parecía el más atractivo en pelea con Freyback, pues lo mandaron. De un momento a otro se encontró en el interior de las sabanas de una de las hijas del anfitrión que daba la fiesta, dando un completo meneo a sus caderas dejando su semilla muerta en el interior de las vaginas de la susodicha. Para cuando terminaba se acicalo de manera en que este no diera la apariencia de que acaba de tener sexo y de haber sustraído el vitae carmesí después de habérsela follado.

Bajaba las escaleras para poder dirigirse hasta la salida donde le conducirían hacia la calle embrujada por el encanto de la noche. Cuando se encontró en el exterior, se fumó varios cigarros lentamente, esperando el momento para seguir su investigación para la hermandad aunque en verdad, lo hacía demasiado lento. Quería tomarse su tiempo en descubrir lo que pretendía hacer esa noche. Volvió al interior y con su acertada y experimentada manera de convencer a la gente, le dejaron pasar al interior sin ningún tipo de pregunta ridícula, se fue hasta la sala principal buscando al dueño de la residencia.

Lo busco por todos lados y para cuando lo encontró, este vio que el que había sido el anfitrión le estaba esperando con una estaca de madera y un crucifijo en la otra mano, Máni solamente levanto una de las cejas de manera incrédulo, hasta divertido y podía ver como el susodicho regordete y ciego con gafas le amenazaba inútilmente con dichos objetos.

Por la estaca le estaba temiendo, pero el crucifijo, meh, le ponía nervioso, tan solo eso, pero con su súper velocidad alcanzo al viejo, le rompió la estaca y aunque le quemara la mano le bajo el crucifijo de plata hasta que el rechoncho por el miedo lo tiro todo al suelo, se arrastró hacia atrás y Máni perdió los papeles, acabo bebiéndose la sangre del gordo anfitrión delante de las hijas restantes que se habían levantado tras escuchar tantos ruidos desconocidos. Las susodichas gritaron, huyeron cuando Máni, sonriendo mientras su mentón ensangrentado chorreaba sangre, las daba caza una a una, hasta que quedó la última que era una niña de quince años. A esta, solamente la tomo en sus brazos y la asfixio para que no sufriera, era una niña de quince años, Máni, a pesar de ser un vampiro sanguinario, también tenía sentimientos.

Creyendo que había acabado con todas las hijas del rechoncho, Máni descubrió que una hija más se había quedado dormida, tenía un buen aguante frente a tanto grito. Máni se le acerco lentamente, le preguntó cuántos años tenía, esta respondió que tenía tan solo 19 años recién cumplidos, que estaba esperando su boda dentro de dos semanas. Máni esperaba el momento en que el miedo se apoderase de la muchacha, solamente tardó 10 segundos hasta que descubrió el rio de sangre que había organizado en su hogar.

Fue entonces cuando Máni rápidamente se la llevo a la alcoba de donde salió y allí forzándola la violó para después quitarle la vida en aquella cama. Cuando salió de la habitación salía serio, más aun que de costumbre.