Una noche de prostitución

por **Musa** Dom Jul 08, 2018 10:55 pm

Cada noche era diferente, divertida.

No estaba en el burdel por obligación, mucho menos por necesidad, a decir verdad, amaba estar allí ¿No? Gustaba de la atención que le daban los caballeros, y una que otra señorita. Gustaba de como su cuerpo era objeto de devoción, también disfrutaba en completa complicidad como en su extraño formato de virilidad, intenten conquistarla, como si no entendiesen que con tan solo un fajo de billetes la podían llevar a la cama.

Pero ella juega, juega al coqueteo, juega con ese sentimiento de agrandar al hombre para creer que merecen una noche con ella porque pudieron derribar sus paredes de límites.
Todos tenían formas diferentes de llevarla a la cama, algunos le compran tragos, esos son los tímidos, los que creen que luego de aquello, ella ira directo a su mesa a ofrecer todo lo que tiene, como si fuesen una carnicería y mostrar las presas ante el cliente fuese la escena predilecta. Pero ella los complace, siempre finge estar sorprendida por la amabilidad, luego guiña uno de sus ojos y a la habitación, dejando que se sienta como un campeón, con un poco de dinero menos en la billetera.

Otros, van de cacería, agarrando piel, tocando, manoseando, colando sus dedos por sitios que se cubren una razón. Ella ríe ¿Qué más? Al menos lo intentan. Ese tipo de sujetos son más fáciles de domar, pues… aunque muestren mucho en exterior, es el interior, lo que ocultan en sus pantalones deben compensarlo con una actitud soberbia y engreída.

Y luego vienen los que románticos, aquellos que se enamoran cada noche de su silueta, de su baile, de su voz, de cómo parpadea y sonríe. Hay algunos persistentes, que viajan cada noche con ella, que la compran por toda la velada, hasta entender que sus servicios solo serán eso, se enfurecen y se largan. No regresan más.

Y así, una noche en el prostíbulo es entretenido… y ella se divierte con lo que tiene a su alcance.