AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Run towards the darkness (privado)
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Run towards the darkness (privado)
Las instrucciones que había dado Septimus eran claras, el rastro que le dió a olfatear parecía llevar hacia un puerto realmente oscuro, una familia vampirica los Black, al parecer un apellido que haría que más de uno se alterase al oirlo, y una presa que había seguido Septimus había escapado provocando la ira y una mas exhaustiva investigación sobre aquellos vampiros, olisquear la sangre y seguir el rastro hizo que Septimus quisiera saber más y más, de hecho se había encargado de repartir este tipo de información entre los miembros de su manada, asi que mientras él andaba investigando por otro lado había mandado a la joven cambiante con un miembro de su manada, una "sobrina" suya, bueno, el consideraba a todos los miembros de su manada su familia, incluso a veces wanda y ella eran presentadas como sus hijas, y aunque todos sabían el estatus de las hermanas bajo el mando de Septimus, era una situación de bastante controversia, pero ahora la misión era clara.
Había llegado a la plaza, la noche ya alcanzada, y la licántropa y la cambiante pasaban a un callejón repasando el plan a seguir. Xanandra miró a la licana. -Espero que tus mejunjes funcionen bien, es un neofito, pero sigue siendo un problema.- Comentó la cambiante mientras fruncía el ceño.
Resopló y apoyó la cabeza en la pared. -Espero que tu plan funcione, recuerda que yo soy comestible, y supongo que tienes tan pocas ganas como yo de escuchar las represalias del alfa.- dijo con tono calmo, mientras se mentalizaba, miró a la hermosa inquisidora. - Espero que Septimus tenga razón y sea tan buena como dice.- Resoplo, no era su amiga, pero tampoco su enemiga, un trato algo neutral, por la condición de cada una, asintió para colocarse cada una a sus puestos, habían estado siguiendo a ese joven que tenía tanto revuelo entre esos vampiros.
Su sangre parecía tener algo oculto, pero el plan era secuestrarlo y arrancarle todos los secretos, algo le decia que no sería tan facil como pintaba el plan, pero estaba dentro de lo acordado.
Ella sería el cebo, Xanandra tenía un aspecto dulce, relajado, parecía realmente algo indefenso, o esa era la imprensión que daba la cambiante, lo ultimo que pensaría cualquiera al verla es que pudiera hacer daño a nadie, y por eso tocaba traer al vampiro, vestida como una buena señorita de alta clase, pues no dejaba de serlo, más estuvo unos segundo pensando si usar su cabello para cubrir uno de sus ojos pues los inquisidores muchas veces se referían a su heterocromia como un defecto, y que solo quedaba bien en sus forma lupina. Resopló nuevamente y entró en escena, se acicaló y con un libro en mano olfateó al vampiro, parecía salir de alguna taberna o algo así, pues parecía que se había estado divirtiendo.
El poder de su aura era impresionante, la cambiante se acercó. -Disculpe..- Dijo en un claro francés bastante chapucero, sacando a relucir su finlandes, dando la sensación de turista despistada. -ahm...monsieur, podría ayudarme...no encuentro como volver a mi hotel y es muy tarde.- Desde luego parecía que su francés era horrible y remarcaba el finlandés de manera muy marcada, buscó en su bolso para intentar señalarle en el mapa, cortandose a posta el dedo dejando caer unas gotas de sangre, mientras observaba las reacciones del neofito. -Ayudeme, por favor.- El tono era convincente, asustadiza, mientras estaba pendiente de que el neofito no se descontrolara en esceso por unas gotas de sangre, esperando a que este se acercara lo suficiente para hacer la señal a la licana, mientras se mordía el labio inferior.
Había llegado a la plaza, la noche ya alcanzada, y la licántropa y la cambiante pasaban a un callejón repasando el plan a seguir. Xanandra miró a la licana. -Espero que tus mejunjes funcionen bien, es un neofito, pero sigue siendo un problema.- Comentó la cambiante mientras fruncía el ceño.
Resopló y apoyó la cabeza en la pared. -Espero que tu plan funcione, recuerda que yo soy comestible, y supongo que tienes tan pocas ganas como yo de escuchar las represalias del alfa.- dijo con tono calmo, mientras se mentalizaba, miró a la hermosa inquisidora. - Espero que Septimus tenga razón y sea tan buena como dice.- Resoplo, no era su amiga, pero tampoco su enemiga, un trato algo neutral, por la condición de cada una, asintió para colocarse cada una a sus puestos, habían estado siguiendo a ese joven que tenía tanto revuelo entre esos vampiros.
Su sangre parecía tener algo oculto, pero el plan era secuestrarlo y arrancarle todos los secretos, algo le decia que no sería tan facil como pintaba el plan, pero estaba dentro de lo acordado.
Ella sería el cebo, Xanandra tenía un aspecto dulce, relajado, parecía realmente algo indefenso, o esa era la imprensión que daba la cambiante, lo ultimo que pensaría cualquiera al verla es que pudiera hacer daño a nadie, y por eso tocaba traer al vampiro, vestida como una buena señorita de alta clase, pues no dejaba de serlo, más estuvo unos segundo pensando si usar su cabello para cubrir uno de sus ojos pues los inquisidores muchas veces se referían a su heterocromia como un defecto, y que solo quedaba bien en sus forma lupina. Resopló nuevamente y entró en escena, se acicaló y con un libro en mano olfateó al vampiro, parecía salir de alguna taberna o algo así, pues parecía que se había estado divirtiendo.
El poder de su aura era impresionante, la cambiante se acercó. -Disculpe..- Dijo en un claro francés bastante chapucero, sacando a relucir su finlandes, dando la sensación de turista despistada. -ahm...monsieur, podría ayudarme...no encuentro como volver a mi hotel y es muy tarde.- Desde luego parecía que su francés era horrible y remarcaba el finlandés de manera muy marcada, buscó en su bolso para intentar señalarle en el mapa, cortandose a posta el dedo dejando caer unas gotas de sangre, mientras observaba las reacciones del neofito. -Ayudeme, por favor.- El tono era convincente, asustadiza, mientras estaba pendiente de que el neofito no se descontrolara en esceso por unas gotas de sangre, esperando a que este se acercara lo suficiente para hacer la señal a la licana, mientras se mordía el labio inferior.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Desde que conocí a Raziel en la mansión Black ambos nos habíamos estado viendo con cierta asiduidad, seguramente porque la edad nos acompañaba así como nuestra reciente conversión.
Aquella noche llegó una misiva a casa de Ferox, Raziel me invitaba a una fiesta que daba en su local, bueno, ese que un día perteneció al ausente “Kane” aquel que destruyó la base de mi linaje.
A lomos de mi espectro recorrí las bulliciosas calles de París hasta detenerme frente a las concurridas puertas del cabaret de L Enfer.
De un saltó desmonté dejando que un mozo se ocupara de mi montura y con la invitación en la mano y ese aire de superioridad que me caracterizaba la deposite con desprecio en la mano de uno de los Ghoulds que Raziel tenía en la puerta.
Ladeé la sonrisa adentrándome en la boca del infierno, una decorada por un demonio que bien podría representar las fauces de los mismos Black.
Los pasillos tétricos, oscuros, plagados de grietas simulando el interior de un volcán con lava saliendo por ellas.
La cosa mejoraba, la sala principal decorada por demonios en amenazante actitud tratando de atrapar a los incautos humanos y como no, miembros, cuerpos, tripas ,vísceras, aquel antro era realmente agradable a la vista de cualquiera y mas de las bellas mujeres que se paseaban medio desnudas por todos lados bandeja en mano repartiendo bebidas alcohólicas.
Tome una copa fundiendome entre la multitud, no me costó en demasía dar con Raziel que había captado mi presencia nada mas me adentré en Lefern.
Hablamos, bebimos y nos divertimos con las joven chicas que tenía contratadas.
Me puso un poco al corriente de las cosas, sobre todo sobre las que a él concernían. No confiaba del todo en sus impuestos hermanos, sabíamos ambos que el vinculo de sangre era fuerte, peor también que eran despiadados.
Yo el arma que podría acabar con ellos, él el ultimo vástago de un padre que los había dado por desahuciados, desde luego la cosa pintaba complicada para nosotros.
Hablamos de Isa, la loca del futuro a a que para nada me importaría echarle un buen polvo, creo que Raziel compartía la misma idea porque bromeamos un buen rato sobre ella y finalmente llegó la hora de que cada uno volviera a sus quehaceres, yo cazar e irme a dormir la mona y el ocuparse de hacer la caja del local.
Fuera me esperaba una inocente dama de ojos multicolor, ladeé la sonrisa, al parecer dios disponía para mi el alimento de la noche, mas algo me decía que cuando las cosas te las sirven en bandeja has de dudar, no creía en las casualidades y Ferox me había enseñado a desconfiar de mi sombra y mas de las mujeres guapas con sangre en las manos y voz de “soy una zorra”
Aun así el matiz de mis ojos rojo como el fuego descubría mi naturaleza, era un neófito y estaba hambriento.
-Lo siento señorita -apunté colocándole un pañuelo que saqué de mi chaqué sobre su herida -presione, dejará de sangrar, es apenas un leve corté, se le pasará.
Hice un gesto al mozo para que sacara mi montura del establo, aquel lugar estaba demasiado concurrido, hoy cazaría en el puerto, a esas horas muchos eran los que trapicheaban por allí, tipos de mala fama que nadie echaría de menos y llevaba bastantes copas de mas como para arriesgarme a ir a otro lugar.
Aquella noche llegó una misiva a casa de Ferox, Raziel me invitaba a una fiesta que daba en su local, bueno, ese que un día perteneció al ausente “Kane” aquel que destruyó la base de mi linaje.
A lomos de mi espectro recorrí las bulliciosas calles de París hasta detenerme frente a las concurridas puertas del cabaret de L Enfer.
De un saltó desmonté dejando que un mozo se ocupara de mi montura y con la invitación en la mano y ese aire de superioridad que me caracterizaba la deposite con desprecio en la mano de uno de los Ghoulds que Raziel tenía en la puerta.
Ladeé la sonrisa adentrándome en la boca del infierno, una decorada por un demonio que bien podría representar las fauces de los mismos Black.
Los pasillos tétricos, oscuros, plagados de grietas simulando el interior de un volcán con lava saliendo por ellas.
La cosa mejoraba, la sala principal decorada por demonios en amenazante actitud tratando de atrapar a los incautos humanos y como no, miembros, cuerpos, tripas ,vísceras, aquel antro era realmente agradable a la vista de cualquiera y mas de las bellas mujeres que se paseaban medio desnudas por todos lados bandeja en mano repartiendo bebidas alcohólicas.
Tome una copa fundiendome entre la multitud, no me costó en demasía dar con Raziel que había captado mi presencia nada mas me adentré en Lefern.
Hablamos, bebimos y nos divertimos con las joven chicas que tenía contratadas.
Me puso un poco al corriente de las cosas, sobre todo sobre las que a él concernían. No confiaba del todo en sus impuestos hermanos, sabíamos ambos que el vinculo de sangre era fuerte, peor también que eran despiadados.
Yo el arma que podría acabar con ellos, él el ultimo vástago de un padre que los había dado por desahuciados, desde luego la cosa pintaba complicada para nosotros.
Hablamos de Isa, la loca del futuro a a que para nada me importaría echarle un buen polvo, creo que Raziel compartía la misma idea porque bromeamos un buen rato sobre ella y finalmente llegó la hora de que cada uno volviera a sus quehaceres, yo cazar e irme a dormir la mona y el ocuparse de hacer la caja del local.
Fuera me esperaba una inocente dama de ojos multicolor, ladeé la sonrisa, al parecer dios disponía para mi el alimento de la noche, mas algo me decía que cuando las cosas te las sirven en bandeja has de dudar, no creía en las casualidades y Ferox me había enseñado a desconfiar de mi sombra y mas de las mujeres guapas con sangre en las manos y voz de “soy una zorra”
Aun así el matiz de mis ojos rojo como el fuego descubría mi naturaleza, era un neófito y estaba hambriento.
-Lo siento señorita -apunté colocándole un pañuelo que saqué de mi chaqué sobre su herida -presione, dejará de sangrar, es apenas un leve corté, se le pasará.
Hice un gesto al mozo para que sacara mi montura del establo, aquel lugar estaba demasiado concurrido, hoy cazaría en el puerto, a esas horas muchos eran los que trapicheaban por allí, tipos de mala fama que nadie echaría de menos y llevaba bastantes copas de mas como para arriesgarme a ir a otro lugar.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Desde el momento en que me habían dado el “chivatazo” sobre una presa que parecía tener potencial y que me habían mandado recabar información, ni siquiera había dudado sobre el comentarle a Septimus para que este iniciara una búsqueda y me pudiera mandar a mí a investigar. Conocía al lobo desde que era pequeña, su relación de amistad con mi madre en la que ambos se conocían siendo bien pequeños era un punto importante a mí favor porque sabía cómo manejar al licántropo sin que este se diera cuenta. Era el alfa de la manada, yo era parte de ella desde el mismo momento en que con tan solo ocho años me mordió para evitar que la grave enfermedad que debilitaba mi cuerpo me matara por completo, convirtiéndome así en una más de su manada, un miembro más que pasaría a trabajar para él cuando fuera mayor de edad. En el proceso y en esos años me había entrenado para ser una guerrera, sabía que mi sino era ser una Inquisidora como lo había sido mi madre aunque no así mi padre, un nórdico del cual se enamoró perdidamente de mi madre en una misión cuando esta fue a ejecutar a un hereje que se había escondido en tierras norteñas, él; un bravo y respetado guerrero dejó todo atrás para estar con mi madre aunque residiera en Italia, su amor por ella fue tan grande que jamás se separó de su lado. Visitábamos el norte, conocí esa otra parte de mis raíces que corrían por mis venas y fue mi padre quien precisamente me enseñó todo lo que debía de saber sobre el manejo de armas y la lucha cuerpo a cuerpo. Tras pasar muchos años en Italia nos habíamos mudado a París, siguiendo al líder de la manada ya que fue destino a tierras francesas para una misión de vital importancia. Siempre había llamado a Septimus como “tío” aunque no tuviera ningún parentesco familiar con él, lo que más me “unía” a él era el hecho de que me había mordido para salvar mi vida. En mis años previos a adentrarme en la Inquisición me especialicé en el conocimiento sobre venenos, de hecho, incluso había llegado a fabricar mis propios venenos que utilizaba en mis misiones y untaba en el filo de mis armas, siempre llevaba al cuello un colgante donde en su interior había un antídoto por si algo ocurría. Mi especialidad fue ser espía, una de las mejores que Septimus tenía en su manada, aunque más bien lo que estaba haciendo era jugar a dos bandas... si Septimus se llegara a enterar podría matarme, pero no me quedaba de otra para saldar un antiguo pago que debía mi familia. Así que en cuanto me dieron el chivatazo y me mandaron a investigar supe cómo debía de entrarle al lobo, después del fracaso que habían tenido con las vampiras y su ofuscación por encontrarla sabría que sería pan comido, nada como dejarlo caer sutilmente para que me mandara a investigar... hubiera preferido ir sola, pero tuvo que mandar también a una de sus “hijas”, esas dos hermanas que siempre tenía bajo su custodia y de las que no le quitaba el ojo en ningún momento. Incluso con la cambiante sabría que no sería un problema, no había tratado con ella pero sabía que era más manejable que su hermana y pensaba aprovecharme de eso.
Al alcanzar la noche partimos las dos en busca del objetivo, habíamos obtenido su rastro y este nos condujo a una plaza central de la ciudad, donde había además varios locales. En un callejón trazamos el plan a seguir, ella sería el cebo del neófito porque de ir yo la cosa podría ponerse violenta, yo esperaría agazapada y escondida fuera de su alcance esperando el momento adecuado para lanzarle uno de los dardos que tenía preparado, algo potente que haría que el vampiro perdiera el conocimiento y así pudiéramos trasladarlo sin mayores complicaciones, esperaba que la cambiante hiciera bien su papel y no comenté nada al respecto cuando dijo que esperaba que funcionaran bien mis “mejunjes”, algo que me hizo sonreír ladina mientras los colocaba untando varios dardos con lo que iba a utilizar. Alcé mis ojos hacia ella cuando comentó acerca de que había oído hablar a Septimus de lo buena que era, una sonrisa retorcida asomó en mis labios antes de que le hiciera un gesto con la cabeza para que fuera hacia la plaza en lo que yo tomaba posición desde un buen ángulo. Aprovechando que estaba en el callejón, y que no había nadie, utilicé mi fuerza para saltar hasta llegar al tejado donde tendría una mejor vista y además un ángulo perfecto para cuando llegara el momento. Me posicioné sobre el tejado acomodando mi cuerpo desde donde podía ver a la cambiante, apenas unos minutos más tarde apareció el vampiro que era nuestro objetivo, ese neófito que había levantado el interés de los de “arriba” y que querían investigar al respecto. Esperaba que la cambiante pudiera cumplir su papel, al menos, el tiempo necesario para que lanzara el dardo e impactara contra el cuello del vampiro. Ella comenzó su interpretación acercándose al vampiro, gracias a mi condición lupina pude escuchar lo que ella le decía, ese tono que puso, el hecho de mezclar su idioma natal con el francés como si fuera una extranjera... debería de colar porque lo estaba haciendo bien, sin embargo, el vampiro no pareció caer en la trampa y chasqueé la lengua en desaprobación por ello, ¿pensaba ponérnoslo complicado? Bien, porque lo fácil me resultaba francamente aburrido. Vi como tapaba la herida de su dedo con un pañuelo aunque sus ojos delataban lo que él era, un vampiro, un vil chupasangres. Esperé paciente al momento oportuno apuntando con la pequeña ballesta cargada con el dardo el momento para disparar, no fue hasta que le llevaron el caballo y él se montó, pese a que la cambiante intentó retenerlo, que vi el ángulo perfecto en el que él inclinaba un poco su cabeza hacia Xanandra para disparar la ballesta, el dardo silbó en el aire a gran velocidad impactando en el cuello del vampiro. La dosis era elevada aunque no sería mortal para él, ni siquiera perdí el tiempo cuando de un salte bajé del tejado cayendo en el callejón, corrí con rapidez hasta llegar donde Xanandra para ver que el vampiro sospechaba, a esas alturas, que íbamos a por él.
-¡Detenlo! –Le grité a la cambiante para que no espoleara al caballo y lo perdiéramos de vista, no se podría negar que el vampiro no se resistió en lo que el dardo hacía su efecto y comenzaba a ralentizar sus movimientos. Xanandra había logrado bajarlo del caballo así que para cuando llegué yo entre las dos, y algo mermado por el sedante, fue más fácil reducirlo pese a que se revolvía como una fiera, con fuerza, sin rendirse bajo ningún concepto- resístete cuanto quieras, pronto no serás capaz ni de moverte colmillitos –reducido entre ambas esperamos a que el sedante hiciera su efecto por completo, llevaba un poco de veneno de licántropo lo suficiente como para poder trasladarlo sin mayor complicación- bien, ahora que lo tenemos reducido subámoslo al caballo –teníamos un lugar preparado en las afueras de la ciudad, así que tras dejarlo en el caballo me subí sobre este y miré a la cambiante- vamos lobita, sígueme –ella en su forma lobuna era mucho más rápida así que nos seguiría a los dos sobre el caballo hasta el lugar que teníamos preparado. La noche apenas comenzaba e íbamos a divertirnos interrogando al vampiro, tenía información que darnos y hasta no conseguir lo que queríamos no lo soltaríamos... puede que yo no lo dejara con vida incluso si lograba decirme aquello que necesitaba y quería oír.
Al alcanzar la noche partimos las dos en busca del objetivo, habíamos obtenido su rastro y este nos condujo a una plaza central de la ciudad, donde había además varios locales. En un callejón trazamos el plan a seguir, ella sería el cebo del neófito porque de ir yo la cosa podría ponerse violenta, yo esperaría agazapada y escondida fuera de su alcance esperando el momento adecuado para lanzarle uno de los dardos que tenía preparado, algo potente que haría que el vampiro perdiera el conocimiento y así pudiéramos trasladarlo sin mayores complicaciones, esperaba que la cambiante hiciera bien su papel y no comenté nada al respecto cuando dijo que esperaba que funcionaran bien mis “mejunjes”, algo que me hizo sonreír ladina mientras los colocaba untando varios dardos con lo que iba a utilizar. Alcé mis ojos hacia ella cuando comentó acerca de que había oído hablar a Septimus de lo buena que era, una sonrisa retorcida asomó en mis labios antes de que le hiciera un gesto con la cabeza para que fuera hacia la plaza en lo que yo tomaba posición desde un buen ángulo. Aprovechando que estaba en el callejón, y que no había nadie, utilicé mi fuerza para saltar hasta llegar al tejado donde tendría una mejor vista y además un ángulo perfecto para cuando llegara el momento. Me posicioné sobre el tejado acomodando mi cuerpo desde donde podía ver a la cambiante, apenas unos minutos más tarde apareció el vampiro que era nuestro objetivo, ese neófito que había levantado el interés de los de “arriba” y que querían investigar al respecto. Esperaba que la cambiante pudiera cumplir su papel, al menos, el tiempo necesario para que lanzara el dardo e impactara contra el cuello del vampiro. Ella comenzó su interpretación acercándose al vampiro, gracias a mi condición lupina pude escuchar lo que ella le decía, ese tono que puso, el hecho de mezclar su idioma natal con el francés como si fuera una extranjera... debería de colar porque lo estaba haciendo bien, sin embargo, el vampiro no pareció caer en la trampa y chasqueé la lengua en desaprobación por ello, ¿pensaba ponérnoslo complicado? Bien, porque lo fácil me resultaba francamente aburrido. Vi como tapaba la herida de su dedo con un pañuelo aunque sus ojos delataban lo que él era, un vampiro, un vil chupasangres. Esperé paciente al momento oportuno apuntando con la pequeña ballesta cargada con el dardo el momento para disparar, no fue hasta que le llevaron el caballo y él se montó, pese a que la cambiante intentó retenerlo, que vi el ángulo perfecto en el que él inclinaba un poco su cabeza hacia Xanandra para disparar la ballesta, el dardo silbó en el aire a gran velocidad impactando en el cuello del vampiro. La dosis era elevada aunque no sería mortal para él, ni siquiera perdí el tiempo cuando de un salte bajé del tejado cayendo en el callejón, corrí con rapidez hasta llegar donde Xanandra para ver que el vampiro sospechaba, a esas alturas, que íbamos a por él.
-¡Detenlo! –Le grité a la cambiante para que no espoleara al caballo y lo perdiéramos de vista, no se podría negar que el vampiro no se resistió en lo que el dardo hacía su efecto y comenzaba a ralentizar sus movimientos. Xanandra había logrado bajarlo del caballo así que para cuando llegué yo entre las dos, y algo mermado por el sedante, fue más fácil reducirlo pese a que se revolvía como una fiera, con fuerza, sin rendirse bajo ningún concepto- resístete cuanto quieras, pronto no serás capaz ni de moverte colmillitos –reducido entre ambas esperamos a que el sedante hiciera su efecto por completo, llevaba un poco de veneno de licántropo lo suficiente como para poder trasladarlo sin mayor complicación- bien, ahora que lo tenemos reducido subámoslo al caballo –teníamos un lugar preparado en las afueras de la ciudad, así que tras dejarlo en el caballo me subí sobre este y miré a la cambiante- vamos lobita, sígueme –ella en su forma lobuna era mucho más rápida así que nos seguiría a los dos sobre el caballo hasta el lugar que teníamos preparado. La noche apenas comenzaba e íbamos a divertirnos interrogando al vampiro, tenía información que darnos y hasta no conseguir lo que queríamos no lo soltaríamos... puede que yo no lo dejara con vida incluso si lograba decirme aquello que necesitaba y quería oír.
Sheeva D. Volkova- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 23/06/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Run towards the darkness (privado)
La mirada bicolor de la cambiante se clava en el vampiro, no ha caido en la trampa como ella esperaba, a pesar de ser un vampiro neófito tenía mucho autocontrol, y como un perfecto caballero cubrió el pequeño corte de su dedo con el pañuelo, no funcionó su tono finlandes, ni su cara de joven perdida en apuros, ella solo inclinó la cabeza en agradecimiento, la licántropa era quien tenía que mover, la conocia, pero era la primera vez que Septimus la mandaba con un miembro de su manada, era importante tener al maldito licántropo contento, solo asi se mantendría relajado y no haría a su hermanita nada, el truco era mantenerle calmado, las bestias contentas no ataca, era un animal, como ellos, una loba, solo que de otra forma, sin influencia por la luna llena, asi que realmente entendía mejor a los licanos de lo que parecía. Quizá esas cosas a su hermana se le escapaban, era una hechicera, a los cambiantes los hechiceros les agradaban, su olor era agradable, sin duda, le frustraba no recordar nada ciertamente, solo tenía recuerdos borrosos y una voz, una voz que sonaba en su cabeza diciendo algo que no entendía, en otro idioma, quizá en latín, un idioma que recuerda haber escuchado en su hermana en alguna ocasión.
Y el caso es que ahora estaba en otra de esas misiones solo que esta vez con un miembro de la manada del alfa inquisidor, y nunca antes había hecho misiones junto a un miembro relevante, y si, sabía que era relevante, uno de los importantes para Septimus, lo cual esta misión era realmente importante.
Despues de haber olisqueado la sangre de aquella muestra que trajo Septimus, de la vampiresa las pistas se habían aliniado, encima la licana había dado un chivatazo realmente importante que había empujado a Septimus a mover ficha de una manera tan contundente, y ahora ahí estaba frente a la presa principal, no se podía escapar de entre los dedos por que la cambiante no haya conseguido atraerlo lo suficiente. -Gracias mi lord.- Dijo en su tono finlandes, en un horroroso francés, todo hecho a drede, sabía hablar perfectamente frances aunque mantenía su acento finlandes a pesar de llevar allí ya 15 años. Entrecerro los ojos como aceptando la despedida de este, pero ahí estuvo la inclinación de despedida por parte del vampiro.
El silbido rompió el aire, la señal había sido dada, y el dardo fue directo al cuello mostrado del vampiro, Xanandra alzó una ceja al ver el dardo y como el vampiro en principio reaccionó intentando sacudirse, la cambiante dió un salto sobrenatural para sujetarlo cuando la loba dió el grito de que lo detuviese. No había que montar mucho jaleo por si alguien se alarmaba, la cambiante gruñó de manera lobuna usando su fuerza sobrenatural con el muy aturdido vampiro, había que dejarlo KO.
Lo reducieron entre las dos hasta que este quedó tan suave por la droga como un gatito, quedando noqueado, como si estuviera borracho, miró a la licántropa. -Ya está...- Dijo secamente cuando lo subieron al caballo, miró alrededor cuando la licana pidió que la siguiera, se desnudó sin mucho pudor.- Bien guardame la ropa.- Dijo dandosela y apenas un segundo despues el enorme lobo gris se sacudia junto al caballo, pudiendo seguir la carrera hasta el lugar donde llevar la presa cazada. Corria al lado del caballo donde iba la licántropa y el vampiro inconsciente, había que preparar muy bien las cosas, cadenas de plata y demás, habría que usar guantes en caso de que cambiara a forma humana.
Esperaba a que la licántropa buscara donde dejar al vampiro, cambio durante unos momentos a humana para ayudarla a inmovilizar al vampiro antes de que se despertara, y se quedó junto a ella en forma de loba, quizá buscando una combinación intimidatoria, una licantropa y una cambiante loba debería inquietar al neofito, y en caso de ser necesario su mordida podría ser muy dolorsa, Xanandra miraba al vampiro y erizaba el pelo de su lomo y enseñaba sus colmillos arrugando el hocico, y gruñia de manera amenazante mirando al vampiro mientras se mantenía junto a la inquisidora dejandola hacer lo que demonios quisiera hacer, ella era quien llevaba la voz cantante en esta misión.
Y el caso es que ahora estaba en otra de esas misiones solo que esta vez con un miembro de la manada del alfa inquisidor, y nunca antes había hecho misiones junto a un miembro relevante, y si, sabía que era relevante, uno de los importantes para Septimus, lo cual esta misión era realmente importante.
Despues de haber olisqueado la sangre de aquella muestra que trajo Septimus, de la vampiresa las pistas se habían aliniado, encima la licana había dado un chivatazo realmente importante que había empujado a Septimus a mover ficha de una manera tan contundente, y ahora ahí estaba frente a la presa principal, no se podía escapar de entre los dedos por que la cambiante no haya conseguido atraerlo lo suficiente. -Gracias mi lord.- Dijo en su tono finlandes, en un horroroso francés, todo hecho a drede, sabía hablar perfectamente frances aunque mantenía su acento finlandes a pesar de llevar allí ya 15 años. Entrecerro los ojos como aceptando la despedida de este, pero ahí estuvo la inclinación de despedida por parte del vampiro.
El silbido rompió el aire, la señal había sido dada, y el dardo fue directo al cuello mostrado del vampiro, Xanandra alzó una ceja al ver el dardo y como el vampiro en principio reaccionó intentando sacudirse, la cambiante dió un salto sobrenatural para sujetarlo cuando la loba dió el grito de que lo detuviese. No había que montar mucho jaleo por si alguien se alarmaba, la cambiante gruñó de manera lobuna usando su fuerza sobrenatural con el muy aturdido vampiro, había que dejarlo KO.
Lo reducieron entre las dos hasta que este quedó tan suave por la droga como un gatito, quedando noqueado, como si estuviera borracho, miró a la licántropa. -Ya está...- Dijo secamente cuando lo subieron al caballo, miró alrededor cuando la licana pidió que la siguiera, se desnudó sin mucho pudor.- Bien guardame la ropa.- Dijo dandosela y apenas un segundo despues el enorme lobo gris se sacudia junto al caballo, pudiendo seguir la carrera hasta el lugar donde llevar la presa cazada. Corria al lado del caballo donde iba la licántropa y el vampiro inconsciente, había que preparar muy bien las cosas, cadenas de plata y demás, habría que usar guantes en caso de que cambiara a forma humana.
Esperaba a que la licántropa buscara donde dejar al vampiro, cambio durante unos momentos a humana para ayudarla a inmovilizar al vampiro antes de que se despertara, y se quedó junto a ella en forma de loba, quizá buscando una combinación intimidatoria, una licantropa y una cambiante loba debería inquietar al neofito, y en caso de ser necesario su mordida podría ser muy dolorsa, Xanandra miraba al vampiro y erizaba el pelo de su lomo y enseñaba sus colmillos arrugando el hocico, y gruñia de manera amenazante mirando al vampiro mientras se mantenía junto a la inquisidora dejandola hacer lo que demonios quisiera hacer, ella era quien llevaba la voz cantante en esta misión.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Apenas era capaz de mantenerme en pie, mi brazo por encima de sus hombros, mis pies trastabillaban, me arrastraba, no sabia bien donde, mi cabeza caía, apoyando mi barbilla en el pecho.
Jadeé buscando la daga de acero de mi cinto, pero ni siquiera era capaz de alcanzarlo.
Iba medio inconsciente, me subió ayudada por la otra zorra sobre una montura oscura, se me cerraron los ojos, mis labios entreabiertos, mi cabeza apoyada contra el cuello del caballo y su brazo aferrando mi cintura para que no me viniera abajo.
-Espero que esto sea porque tenéis ganas de hombre y solo podéis llevaros uno al lecho secuestrandome -apunté con mi particular sentido del humor arrastrando las palabras mientras oculta en esa intención tiraba de un colgante de mi cuello dejándolo caer al suelo..
No se donde me bajaron, pero al parecer no era el ultimo destino pues de nuevo me montaron esta vez en un carro, llevaba tal colocón que ni siquiera sabia donde cojones estaba en ese momento y la oscuridad se apoderó de mi, dejé caer la cabeza sobre el cristal y luego solo oscuridad.
Abrí los ojos despacio, sacudí la cabeza, los dos brazos en cruz, encadenado a unos eslabones en una mazmorra fría de piedra gris. Un cepo en mi cuello me mantenía contra la pared, gruñí furioso intentando centrar mi mirada en la de esa mujer que sentada frente a mi con una silla se reía de mi estado.
-¿Tanto me temes? -rugí dando un tirón hacia adelante haciendo sonar esas cadenas metálicas que me sujetaban.
Una loba olisqueaba mi entrepierna, esa debía ser la zorra que había fingido estar herida.
-¿bien tu herida? -pregunté con un deje de huesa.
Aun todo me daba vueltas, iba bastante colocado -¿y si me traéis una copa, no creo que pueda complaceros sobrio, sois muy feas.
No era verdad pero las quería desquiciar, ganar tiempo, Raziel encontraría el collar.
Jadeé buscando la daga de acero de mi cinto, pero ni siquiera era capaz de alcanzarlo.
Iba medio inconsciente, me subió ayudada por la otra zorra sobre una montura oscura, se me cerraron los ojos, mis labios entreabiertos, mi cabeza apoyada contra el cuello del caballo y su brazo aferrando mi cintura para que no me viniera abajo.
-Espero que esto sea porque tenéis ganas de hombre y solo podéis llevaros uno al lecho secuestrandome -apunté con mi particular sentido del humor arrastrando las palabras mientras oculta en esa intención tiraba de un colgante de mi cuello dejándolo caer al suelo..
No se donde me bajaron, pero al parecer no era el ultimo destino pues de nuevo me montaron esta vez en un carro, llevaba tal colocón que ni siquiera sabia donde cojones estaba en ese momento y la oscuridad se apoderó de mi, dejé caer la cabeza sobre el cristal y luego solo oscuridad.
Abrí los ojos despacio, sacudí la cabeza, los dos brazos en cruz, encadenado a unos eslabones en una mazmorra fría de piedra gris. Un cepo en mi cuello me mantenía contra la pared, gruñí furioso intentando centrar mi mirada en la de esa mujer que sentada frente a mi con una silla se reía de mi estado.
-¿Tanto me temes? -rugí dando un tirón hacia adelante haciendo sonar esas cadenas metálicas que me sujetaban.
Una loba olisqueaba mi entrepierna, esa debía ser la zorra que había fingido estar herida.
-¿bien tu herida? -pregunté con un deje de huesa.
Aun todo me daba vueltas, iba bastante colocado -¿y si me traéis una copa, no creo que pueda complaceros sobrio, sois muy feas.
No era verdad pero las quería desquiciar, ganar tiempo, Raziel encontraría el collar.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Si por algo me caracterizaba es que no fallaba nunca y no dejaba ninguna misión sin cumplir, por lo que esa no sería la primera y gracias a que había convencido a mí “tío” dejándole caer una información importante que no pudo resistir la tentación habíamos trazado el plan para capturar al vampiro, sinceramente no era de las que trabajaba en equipo y prefería ir sola pero había tenido que mandar a una de sus “hijas” conmigo, al menos había sido la más dócil de las dos porque estaba segura que no me llevaría demasiado bien con la otra hermana al tener un carácter que chocaba mucho más con el mío. Algo me decía que el vampiro no se fiaría por lo que cuando vi que pasó de la cambiante y no sucumbió ante la sangre supe que debía de actuar antes de que lo perdiéramos, jamás había perdido una presa y él no iba a ser el primero. Por suerte la cambiante reaccionó a tiempo cuando le dije que lo apresara y no lo soltara y entre ambas, ya con el vampiro algo mermado por el dardo, logramos reducirlo y montarlo sobre el caballo para salir de allí. La cambiante no me puso demasiadas pegas cuando le pedí que se convirtiera en loba para seguir los pasos del caballo hasta donde se encontraba el carruaje que nos llevaría al lugar que tenía preparado para investigar al vampiro, los de “arriba” estaban especialmente interesados en él y eso era un tanto extraño, por lo que tendría que ser un caso excepcional y raro al mismo tiempo. Lo que yo llevaba era una doble vida, dos bandos al mismo tiempo que era lo que podía acabar con mi vida como se enterara el licántropo, pero tenía las espaldas demasiado cubierta como para saber que no dejarían que alguien que trabajaba para la Iglesia fuera descubierto, por eso lado estaba un tanto tranquila. Al llegar al carruaje nos pusimos en marcha para llegar hasta el lugar preparado y habilitado para sacar la información. Cuando llegamos aprovechando que el vampiro todavía seguía inconsciente lo metimos dentro, allí en una sala vacía había un poste al cual atamos cada una de sus muñecas dejando sus brazos en cruz, como medida de precaución que siempre utilizaba enganchado a su cuello un collar, encadenado así contra la pared. La cambiante en su forma de loba me miraba sin saber demasiado bien lo que iba a acontecer en esa sala, se le veía la más inocente de las dos y me preguntaba si aguantaría aquel particular interrogatorio. Tomé una silla sentándome en lo que el vampiro despertaba, cuando lo hizo sus ojos mostraron la incertidumbre de no saber dónde se encontraba en esos momentos, sin embargo no tardó en ubicarnos y su primera pregunta fue lanzada nada más despejarse un poco. ¿Temerle? No pude más que reír por ello y no dije nada al respecto porque no estaba allí para eso, sino para algo completamente diferente. No sabía ese vampiro lo que le esperaba pero pronto sabríamos si estaba hecho para aguantar o no, sus ojos bajaron hasta la loba preguntándole irónicamente por su herida, sabía que esta tenía un carácter bueno pero intuía que de ser necesario pegaría el mordisco si se lo estaba buscando. Seguí riéndome cuando pidió que le trajéramos una copa porque, según él, no éramos de su agrado y no podía hacer nada con ninguna... ¿tan egocéntrico y narcisista era que solo pensaba que lo habíamos secuestrado para abusar de él? Rodé los ojos porque, vampiro o no, por eso no dejaba de ser hombre y ya pesaba en cosas que no era mientras deslizaba mis dedos por mi palma en lo que esperaba a que dejara de decir gilipolleces.
-¿Has terminado ya de decir gilipolleces? –Pregunté sin levantarme todavía- bien, creo que podemos empezar con todo esto –miré a la loba y enarqué una ceja para saber si se iba a quedar en su forma de loba vigilando y me dejaba a mi por completo actuar contra el vampiro- yo de ti no la provocaría, sabe clavar los colmillos y no dudo en que tenga alguna duda de hacerlo contra un vampiro como tú –si pretendía algo más con sus palabras estaba equivocado por completo porque no le daría el gusto, puede que la cambiante fuera algo más débil en ese sentido pero yo no había pasado todo aquel entrenamiento para nada y mucho menos pensaba dejar que se saliera con la suya, conmigo si jodías acababas jodido de vuelta- hechas las presentaciones, ¿qué tal si vamos a lo realmente importante? Odio darle vueltas a las cosas –me levanté de donde me encontraba sentada y acorté la distancia con el vampiro, sabía perfectamente que seguía mermado con el dardo y que no podría hacerme nada, mis dedos fueron a su cuello presionando donde el dardo había impactado en su piel y que todavía no se había curado- serás un vampiro pero hay ciertas cosas a las que no eres inmune. Algo curioso el veneno ¿no crees? Debilita incluso a los que se creen inmortales –mis dedos se hundieron en su pelo echando su cabeza hacia atrás de un tirón, rasgué sus ropas dejando al descubierto su torso y me alejé para observarlo, de un pequeño armario que había en una de las paredes saqué una estaca de madera que lanzaba al aire para atraparla entre mis dedos- lo cierto es que no me gustaba perder el tiempo así que iremos directamente al grano. Tu llegada a París no ha pasado desapercibida y mi intención es averiguar qué es lo que pretenden conmigo; hagamos las cosas fáciles... si me respondes lo que quiero saber te dejaré irte y podrás volver a las cosas que hacías como vampiro y que no me interesan, si pretendes oponer resistencia –rompí una parte de la estaca astillándola, acerqué mis pasos de nuevo hasta el vampiro y clavé esa parte de la estaca en su pecho aunque en el lado opuesto a su corazón- este será tú destino, aunque todo mucho más lento, mucha más profunda en tu pútrido corazón, así que dinos, cuéntanos la parte interesante y seguramente secreta que pocos conocen y saldrás de aquí con vida.
-¿Has terminado ya de decir gilipolleces? –Pregunté sin levantarme todavía- bien, creo que podemos empezar con todo esto –miré a la loba y enarqué una ceja para saber si se iba a quedar en su forma de loba vigilando y me dejaba a mi por completo actuar contra el vampiro- yo de ti no la provocaría, sabe clavar los colmillos y no dudo en que tenga alguna duda de hacerlo contra un vampiro como tú –si pretendía algo más con sus palabras estaba equivocado por completo porque no le daría el gusto, puede que la cambiante fuera algo más débil en ese sentido pero yo no había pasado todo aquel entrenamiento para nada y mucho menos pensaba dejar que se saliera con la suya, conmigo si jodías acababas jodido de vuelta- hechas las presentaciones, ¿qué tal si vamos a lo realmente importante? Odio darle vueltas a las cosas –me levanté de donde me encontraba sentada y acorté la distancia con el vampiro, sabía perfectamente que seguía mermado con el dardo y que no podría hacerme nada, mis dedos fueron a su cuello presionando donde el dardo había impactado en su piel y que todavía no se había curado- serás un vampiro pero hay ciertas cosas a las que no eres inmune. Algo curioso el veneno ¿no crees? Debilita incluso a los que se creen inmortales –mis dedos se hundieron en su pelo echando su cabeza hacia atrás de un tirón, rasgué sus ropas dejando al descubierto su torso y me alejé para observarlo, de un pequeño armario que había en una de las paredes saqué una estaca de madera que lanzaba al aire para atraparla entre mis dedos- lo cierto es que no me gustaba perder el tiempo así que iremos directamente al grano. Tu llegada a París no ha pasado desapercibida y mi intención es averiguar qué es lo que pretenden conmigo; hagamos las cosas fáciles... si me respondes lo que quiero saber te dejaré irte y podrás volver a las cosas que hacías como vampiro y que no me interesan, si pretendes oponer resistencia –rompí una parte de la estaca astillándola, acerqué mis pasos de nuevo hasta el vampiro y clavé esa parte de la estaca en su pecho aunque en el lado opuesto a su corazón- este será tú destino, aunque todo mucho más lento, mucha más profunda en tu pútrido corazón, así que dinos, cuéntanos la parte interesante y seguramente secreta que pocos conocen y saldrás de aquí con vida.
Sheeva D. Volkova- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/06/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Run towards the darkness (privado)
La loba había seguido siguiendo las indicaciones de la inquisidora para seguir al caballo, al fin habían llegado al lugar recondito, donde tendrían la discrección necesaria, sobre todo por ver lo que planeaba hacer, dejaría que la licántropa siguiera su misión. La camabiante había cambiado de nuevo a forma de canis lupus, se movia alrededor mientras observaba como lo encadenaban mientras este estaba inconsciente por el dardo que la lanzó la licántropa, más cuando este se despertó, estando aturdido inclusive no pareció mostrar miedo, aunque a Xanandra no le sorprendió mucho que digamos. Los neófitos a menudo tenían ese complejo de dioses, la loba siguió caminando de lado a lado mientra le observaba erizada, él intentaba llevar todo lo acontecido a un absurdo rollo sexual, pero la loba miro a la licana cuando escuchó esas palabras del vampiro y siguió caminando de lado a lado. Para finalmente acercarse a olfatearlo mientras era Sheeva quien se pronunciaba de manera palpable contra el vampiro reducido, más el comentario que hizo el neófito hizo que Xanandra se girara a observarle, y apollando las palabras de Sheeva reaccionó dando peso a su comentario.
Xanandra se puso con las patas apoyadas en el pecho del vampiro y arrugó el morro mostrandole su afilada dentadura mientras gruñía de amenazante forma y dió un bocado al aire a milimetros del rostro del vampiro a modo amenaza antes de bajarse y perderse de la vista.
Ella cambió su forma y se vistió antes de volver a aparecer en escena observando como la licántropa había empezado a ponerse las cartas sobre la mesa al vampiro, tomandose libertades que la cambiante le parecen peligrosas, aunque claro, el vampiro no morderá a la licántropa, su sangre es toxica, y de momento Xanandra no tenía al vampiro por idiota, al menos de momento. La cambiante recargó su peso en la pared mientras mantenía sus ojos bicolor clavados en los otros dos, tratando de que los mechones de pelo pardo taparan su ojo oscuro, intentando disimular su heterocromia, ya por fuerza de la costumbre de que los inquisidores lo reseñasen como algo negativo. Apretó los labios mientras prestaba atención hacia las acciones de Sheeva, sin moverse del sitio, solo vigilando, si bien Septimus la había mandado con ella, sin duda se enfadaría si algo pasara a un miembro de su manada, no solo de su manada, si no que su "sobrina", Xanandra entrecerraba lo ojos atenta a cualquier tipo de movimiento que le considerara sospecha de parte del vampiro.
Si bien la muestra de sangre a la que la obligó el inquisidor había llevado su rastro a esa vampiresa, y de ahí la cadena, más lo que informó la licántropo despertó que el inquisidor haya provocado que ambas esten aqui interrogando al neofito. Frunció el ceño y miró a Sheeva. -Es una buena idea....pero he pasado muchas horas observando al alfa, es mejor mermarles la sangre para que tengan tanta sed que regenerarse les sea dificil, sería más lento que una estaca...eso es rapido.- Comentó la cambiante con desdén, manteniendose en su posición más atrasada. Despues de decir eso bajo la cabeza distraidamente, mientras jugaba con un mechon de pelo dejando a la licántropa jugar con la presa un poco más. Observar tanto tiempo y tener conversaciones con el inquisidor hacia que Xanandra conociera miles de forma de hacer daño, aunque ella no había hecho de torturadora, si en cambio de verdugo en misiones, pero de momento hasta donde sabía se necesitaba al neófito entero, miró de reojo al vampiro. -No es nada personal contra tí, pero te recomiendo que respondas a la dama, la cosa se va a poner fea para tí, no quieres eso..creeme.- Aconsejó tajante, con cierto tono ironico, aunque no muy pronunciado.
Xanandra se puso con las patas apoyadas en el pecho del vampiro y arrugó el morro mostrandole su afilada dentadura mientras gruñía de amenazante forma y dió un bocado al aire a milimetros del rostro del vampiro a modo amenaza antes de bajarse y perderse de la vista.
Ella cambió su forma y se vistió antes de volver a aparecer en escena observando como la licántropa había empezado a ponerse las cartas sobre la mesa al vampiro, tomandose libertades que la cambiante le parecen peligrosas, aunque claro, el vampiro no morderá a la licántropa, su sangre es toxica, y de momento Xanandra no tenía al vampiro por idiota, al menos de momento. La cambiante recargó su peso en la pared mientras mantenía sus ojos bicolor clavados en los otros dos, tratando de que los mechones de pelo pardo taparan su ojo oscuro, intentando disimular su heterocromia, ya por fuerza de la costumbre de que los inquisidores lo reseñasen como algo negativo. Apretó los labios mientras prestaba atención hacia las acciones de Sheeva, sin moverse del sitio, solo vigilando, si bien Septimus la había mandado con ella, sin duda se enfadaría si algo pasara a un miembro de su manada, no solo de su manada, si no que su "sobrina", Xanandra entrecerraba lo ojos atenta a cualquier tipo de movimiento que le considerara sospecha de parte del vampiro.
Si bien la muestra de sangre a la que la obligó el inquisidor había llevado su rastro a esa vampiresa, y de ahí la cadena, más lo que informó la licántropo despertó que el inquisidor haya provocado que ambas esten aqui interrogando al neofito. Frunció el ceño y miró a Sheeva. -Es una buena idea....pero he pasado muchas horas observando al alfa, es mejor mermarles la sangre para que tengan tanta sed que regenerarse les sea dificil, sería más lento que una estaca...eso es rapido.- Comentó la cambiante con desdén, manteniendose en su posición más atrasada. Despues de decir eso bajo la cabeza distraidamente, mientras jugaba con un mechon de pelo dejando a la licántropa jugar con la presa un poco más. Observar tanto tiempo y tener conversaciones con el inquisidor hacia que Xanandra conociera miles de forma de hacer daño, aunque ella no había hecho de torturadora, si en cambio de verdugo en misiones, pero de momento hasta donde sabía se necesitaba al neófito entero, miró de reojo al vampiro. -No es nada personal contra tí, pero te recomiendo que respondas a la dama, la cosa se va a poner fea para tí, no quieres eso..creeme.- Aconsejó tajante, con cierto tono ironico, aunque no muy pronunciado.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Enarqué una ceja contemplando a las dos damas, una era una cambiante, una loba que de momento mantenía alerta esa forma, la otra era una licana, con las mismas palas pulgas que todas y con esa peste a perro mojado que destilaba mientras me acechaba.
Me relamí los labios resecos mientras mi sonrisa se ladeaba algo engreída, ella no quería perder el tiempo y yo estaba cómodo por el momento.
-bien, que mi llegada a París no os haya pasado precisamente desapercibida es norma, porque soy un tío guapo, con estilo, la preguntá es ¿habéis montado este circo solo para fornicar conmigo? -me encogí de hombros tirando de las cadenas -a ver, no digo que este rollo sado no me baya, ya sabes -lancé un mordisco al aire en dirección a la licana – yo te cuento lo que quieras saber, tengo un miembro de dimensiones épicas, rezuma cuando me pongo muy cachondo y nunca hembra alguna se ha quejado de las estocadas profundas y placenteras ¿suficiente información para empezar?
Al parecer no porque la licana me mostró como respuesta sus dos estrellas rojas y de nuevo otra de esas adorables amenazas que tan bien se le daban.
La morena entró en juego, esa que había fingido estar herida y necesitar mi consuelo.
-Como actriz no vas a ganarte la vida preciosa, peor puedes probar en un burdel, tienes buen material -aseguré mirándola de arriba a bajo con descaro.
No era un necio ,sabia lo que buscaban, información ,querían que les desvelara algo sobre los Black, el problema es que temía mas a mi sire que a esas juntas, la inquisición y su puta madre, así que no, no pensaba hablar, era cuestión de tiempo que Ferox apareciera en escena.
-¿entonces señoritas...¿por cual empiezo? También puedo empotraros a las dos juntas, no tengo problema, soy todo un hombreton -bromeé .
Negué con la cabeza ante las amenazas de las dos señoritas.
-cuanta violencia – hice una mueca de queja -no es por quejarme peor empiezan a molestarme las cadenas de las muñecas, tengo la piel sensible y no estoy bastante borracho...creo que necesito otra botella para aguantaros.
Me relamí los labios resecos mientras mi sonrisa se ladeaba algo engreída, ella no quería perder el tiempo y yo estaba cómodo por el momento.
-bien, que mi llegada a París no os haya pasado precisamente desapercibida es norma, porque soy un tío guapo, con estilo, la preguntá es ¿habéis montado este circo solo para fornicar conmigo? -me encogí de hombros tirando de las cadenas -a ver, no digo que este rollo sado no me baya, ya sabes -lancé un mordisco al aire en dirección a la licana – yo te cuento lo que quieras saber, tengo un miembro de dimensiones épicas, rezuma cuando me pongo muy cachondo y nunca hembra alguna se ha quejado de las estocadas profundas y placenteras ¿suficiente información para empezar?
Al parecer no porque la licana me mostró como respuesta sus dos estrellas rojas y de nuevo otra de esas adorables amenazas que tan bien se le daban.
La morena entró en juego, esa que había fingido estar herida y necesitar mi consuelo.
-Como actriz no vas a ganarte la vida preciosa, peor puedes probar en un burdel, tienes buen material -aseguré mirándola de arriba a bajo con descaro.
No era un necio ,sabia lo que buscaban, información ,querían que les desvelara algo sobre los Black, el problema es que temía mas a mi sire que a esas juntas, la inquisición y su puta madre, así que no, no pensaba hablar, era cuestión de tiempo que Ferox apareciera en escena.
-¿entonces señoritas...¿por cual empiezo? También puedo empotraros a las dos juntas, no tengo problema, soy todo un hombreton -bromeé .
Negué con la cabeza ante las amenazas de las dos señoritas.
-cuanta violencia – hice una mueca de queja -no es por quejarme peor empiezan a molestarme las cadenas de las muñecas, tengo la piel sensible y no estoy bastante borracho...creo que necesito otra botella para aguantaros.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Contemplé durante unos segundos al vampiro que tenía frente a mí pensando qué podría ser tan importante, o que pudiera tener él, para que me mandaran hacer que Septimus quisiera que fuéramos a por él y lo interrogáramos. Algo muy importante debía de ser si me pedían que hiciera tal cosa, llevaba ya un tiempo en un doble juego del que podría salir muy mal parada como se enteraran y me pillaran, especialmente el licántropo, pero no me había quedado de otra y no podía negarme bajo ningún concepto o las consecuencias podrían ser terribles. No debería de ser demasiado complicado la labor que teníamos por delante, no era la primera vez que interrogaba a un vampiro y sabía bien los puntos débiles de estos para que me dieran la información. Todo ser, toda raza, tenía un punto débil el cual eran altamente vulnerables por los que se podía ganar la partida... solo había que ver las señales y presionar lo justo para que cayeran y contaran todo lo que uno quisiera. Con aquel vampiro no iba a ser muy diferente la cosa, sabía que no era uno normal y corriente porque me habían advertido de manera muy leve y sutil del “peligro” que encerraba así que me andaría con pies de plomo. Aunque observándolo no me parecía para nada tan peligroso como me habían dicho, quizás no fuera él sino con quién andaba a su lado lo que era peligroso. Lo que le perdía era la gran bocaza que tenía por la que no dejaba de decir más que sinsentidos y gilipolleces, ¿acaso no se le acababan nunca todas esas tonterías? Podría matarlo solamente porque era demasiado molesto escucharle, otro vampiro más que en su ciego y narcisista ego no miraban más allá de sus propias narices... o colmillos en su caso. Otro más que solo alardeaban y fanfarroneaba sobre algo que no era mirándonos a ambas como si en algún momento alguna de la dos quisiera hacer algo con él, ¿por qué todos los vampiros se creían el centro del maldito universo? Elevé mi labio por sus palabras ya que no las compartía en absoluto, ¿de verdad solo pensaba en que queríamos eso de él? Ni siquiera lo veía tan estúpido como para pensar algo así, antes prefería acabar con mi vida que siquiera tocarlo en ese sentido. Era un maldito vampiro y se pensaba que podía obnubilarnos a su antojo cuando lo tenía muy complicado, o al menos hablaba por mí. Me crucé de brazos ante esa muestra de alardear como el “macho” que era y que ciertamente me produjo risa, pero ¿qué podía esperar de un vampiro como él? Algo mejor habría sido sin duda todo un milagro. Tenía el ego subido por los aires y se pavoneaba como si estuviera en posición de hacerlo, algo tan estúpido que seguramente delataba su grado de inteligencia en ese momento. Vampiros, tan simples y sencillos como que se pensaban que todas caían rendidas a sus pies... típico en ellos. Enarqué una ceja ante sus palabras dirigidas hacia mí y ladeé la sonrisa, casi me faltó echarme a reír de lo patético que había sonado, como si fuera una carta de presentación que dijera “soy lo mejor que vais a encontraros”. Cerré los ojos un par de segundos negando con la cabeza cuando ahora pasó a hablarle a la cambiante asegurando que como actriz no valía, pero quizás sí en el burdel... tan típico de un hombre que pensaba más con su miembro que con la cabeza que tenía sobre su cuello, quizás habría que empezar a torturar por ahí, ¿daría información si le amenazaba con dejarle sin su juguete favorito? No parecía ser de los que pensara que ser un eunuco fuera algo divertido.
-¿De verdad te crees todas esas sandeces que sueltas por tu boca? Las palabras se las lleva el viento, pero ante todo, serías incapaz de poder con ambas –le devolví la pulla por mero gusto, se las daba de “macho alfa” y allí la que mandaba era yo- si ya has terminado con tanta palabrería pasemos a lo importante, la información –sabía cómo provocar daño a un vampiro porque no era el primero que interrogaba, miré a la cambiante cuando me dijo que así no era la forma y enarqué una ceja para que me dijera, ya que ella parecía la experta, cómo debía de hacerlo. ¡Claro que no iba a clavarle la estaca en su corazón! Pero al igual que para ella, y para mí, la plata era lo que nos debilitaba para ellos era la madera, una estaca. Además había traído varias cosas al lugar cuando planificamos el ataque con lo que torturarlo. Ya sabía que desangrarlo era parte de su tortura, eso y la sangre de la cambiante porque la mía para ellos era venenosa- quizás si te corto a tu “amiguito” seas más propenso a decirme lo que quieres, ya que veo que es tan importante para ti –sonreí ladina cuando dijo que le molestaban los grilletes presionando sus muñecas, y que quería algo de beber- ¿eso es lo que quieres, beber? –Al estar a unos pasos de distancia mi mano surcó el aire para estamparse en su rostro con fuerza, con el puño cerrado logrando hacerle una pequeña herida en su labio- bebe de tu sangre entonces. Quítale la camisa –dije para que la cambiante se moviera ya que no parecía muy versada en lo que a torturar se refería. También tenía veneno ya que era una experta en ello y sabía cómo utilizarlos, por supuesto que había llevado y que lo utilizaría con el vampiro para ver cuánto aguantaba- he torturado e interrogado a varios vampiros, aunque os hacéis los duros ninguno ha durado tanto como me hubiera gustado –dije mientras abría un pequeño maletín que estaba sobre una pequeña mesita con los demás utensilios, había estacas, había varios cuchillos diferentes, pinzas para abrir y separar tejido y músculo, sal para poder echarla sobre las heridas cuando estuvieran abiertas y sobre todo; venenos, mi gran especialidad. Todo lo necesario para hacer que hablara el vampiro, y si no, siempre podía recurrir al veneno o a mi propia sangre para que surtiera mayor efecto. Con todo me giré para mirarlo- bien, hora de callar esa boca que tienes y empezar con lo interesante –dije tras coger un utensilio que era como un picahielos, perfecto para hacer heridas en la piel profundas, mientras en mi otra mano portaba un pequeño tarro con sal- ¿vas a decirnos la verdad o piensas seguir fanfarroneando? Estás a tiempo –dije parándome frente a él, ante su negativa, el picahielos lo clavé en su pecho provocando una herida profunda viendo como la sangre manaba. Sin embargo no quedó ahí la cosa, al apartarlo la sangre manó al no estar taponada la herida y enseguida eché sal taponándola, para que quemara, para que no sanara, lo repetí por su torso creando varias heridas y la última lo hice en su rodilla, aunque ahí retorcí el utensilio mirándolo- de ti depende vampiro, puedo aumentar paulatinamente el grado de dolor.
-¿De verdad te crees todas esas sandeces que sueltas por tu boca? Las palabras se las lleva el viento, pero ante todo, serías incapaz de poder con ambas –le devolví la pulla por mero gusto, se las daba de “macho alfa” y allí la que mandaba era yo- si ya has terminado con tanta palabrería pasemos a lo importante, la información –sabía cómo provocar daño a un vampiro porque no era el primero que interrogaba, miré a la cambiante cuando me dijo que así no era la forma y enarqué una ceja para que me dijera, ya que ella parecía la experta, cómo debía de hacerlo. ¡Claro que no iba a clavarle la estaca en su corazón! Pero al igual que para ella, y para mí, la plata era lo que nos debilitaba para ellos era la madera, una estaca. Además había traído varias cosas al lugar cuando planificamos el ataque con lo que torturarlo. Ya sabía que desangrarlo era parte de su tortura, eso y la sangre de la cambiante porque la mía para ellos era venenosa- quizás si te corto a tu “amiguito” seas más propenso a decirme lo que quieres, ya que veo que es tan importante para ti –sonreí ladina cuando dijo que le molestaban los grilletes presionando sus muñecas, y que quería algo de beber- ¿eso es lo que quieres, beber? –Al estar a unos pasos de distancia mi mano surcó el aire para estamparse en su rostro con fuerza, con el puño cerrado logrando hacerle una pequeña herida en su labio- bebe de tu sangre entonces. Quítale la camisa –dije para que la cambiante se moviera ya que no parecía muy versada en lo que a torturar se refería. También tenía veneno ya que era una experta en ello y sabía cómo utilizarlos, por supuesto que había llevado y que lo utilizaría con el vampiro para ver cuánto aguantaba- he torturado e interrogado a varios vampiros, aunque os hacéis los duros ninguno ha durado tanto como me hubiera gustado –dije mientras abría un pequeño maletín que estaba sobre una pequeña mesita con los demás utensilios, había estacas, había varios cuchillos diferentes, pinzas para abrir y separar tejido y músculo, sal para poder echarla sobre las heridas cuando estuvieran abiertas y sobre todo; venenos, mi gran especialidad. Todo lo necesario para hacer que hablara el vampiro, y si no, siempre podía recurrir al veneno o a mi propia sangre para que surtiera mayor efecto. Con todo me giré para mirarlo- bien, hora de callar esa boca que tienes y empezar con lo interesante –dije tras coger un utensilio que era como un picahielos, perfecto para hacer heridas en la piel profundas, mientras en mi otra mano portaba un pequeño tarro con sal- ¿vas a decirnos la verdad o piensas seguir fanfarroneando? Estás a tiempo –dije parándome frente a él, ante su negativa, el picahielos lo clavé en su pecho provocando una herida profunda viendo como la sangre manaba. Sin embargo no quedó ahí la cosa, al apartarlo la sangre manó al no estar taponada la herida y enseguida eché sal taponándola, para que quemara, para que no sanara, lo repetí por su torso creando varias heridas y la última lo hice en su rodilla, aunque ahí retorcí el utensilio mirándolo- de ti depende vampiro, puedo aumentar paulatinamente el grado de dolor.
Sheeva D. Volkova- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 23/06/2018
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Run towards the darkness (privado)
Xanandra mantenía sus ojos clavados en ellos dos, inexpresiva observandoles, como el vampiro se mantenía envalentonado creyendo que le serviría de algo esa actitud chulesca, engreida, con aires de grandeza, es como si creyera que las mujeres con solo mirarle caían rendidas a sus pies, había oido a su alfa comentaríos al respecto en cuanto a los Black, muy engreidos, un ego tan grande que no cabe ni en una ciudad. Y ahora estaba comprovando cuanta verdad de la boca de Septimus en cuanto a eso. Observaba a la licántropa de su manda, sin duda ella parecía no tener mucha paciencia con las tonterías del vampiro pero no por eso perdía la compostura, era admirable en ella, no lo iba a negar, Xanandra se cruzaba de brazos y enarcó una ceja cuando este aseguró que no valía para actriz y que un burdel sería más indicado para ella. La cambiante ladeó la cabeza observandole ante tales palabras que pronunció el vampiro y sonrió ligeramente de medio lado.
-¿Eso es lo mejor que se te ocurre? ¿decir que valgo para puta? lo siento, pero no es que sea algo muy original.- dijo Xanandra con aire tranquilo negando con la cabeza, suele interpretarlo como sintoma de debilidad, si no pueden hacer nada lo más facil es insinuar que es una puta o que vale para ello, la cambiante dió un suspiro cansado por ello y se acomodó apoyada en la pared mirandoles.
La licana observó a Xanandra con aire serío, por el comentarío que hizo para torturarla, en realidad Xanandra con ello intentó meter miedo en el cuerpo del vampiro, aunque no obtuvo mucho exito en ese momento, simplemente alzó la mano a modo "entendido" y dejó a la inquisidora seguir haciendo su labor, aunque si que le parecío más eficiente la amenaza de cortarle la verga al vampiro, y estaba convencida de que quizá la hombría si querría defenderla aunque no descataba las bravatadas de él. Xanandra abrió los ojos sorprendida cuando la licántropa ni corta ni perezosa estampó su puño contra el vampiro provocandole que girará la cabeza por ello, partiendole asi el labio, mientras le dijo que bebiera su propia sangre, Xanandra inclinó la cabeza sonriendo de medio lado ante la acción de la feroz licana, desde luego se notaba que era miembro de la manada de Septimus, todos parecían gastarse un caracter mal humorado.
Sheeva le pidió a Xanandra que le quitara la camisa para exponer mejor el torso del vampiro. Normalmente ella no torturaba, ella cazaba y si hacía falta mataba, devorar una presa no le era extraño tampoco aunque esta fuera humana, una orden es una orden, Xanandra se acercó al vampiro y le miró. -Mejor..no te emociones.- Dijo con aire tranquilo desprendiendole de la camisa para dejarle el torso desnudo. -Pero esto no irá por donde te gustaría pequeño vampiro bebé.- Dijo para referirse a su condición de neófito aun, son los más faciles de matar en comparación, aunque algo la olía mal en todo este asunto, aunque de momento no parecía motivo para alarmarse, la licana y la cambiante se lo habían montado bien para encontrar un lugar discreto donde llevarle y poder interrogarle de la manera más brutal.
El neófito no lo iba a paar bien, y así lo anunciaba la licántropa, que se le veía muy ligera en habilidad para lo que ahora le vendría al vampiro, si bien había torturado a otros Xanandra no dudaba en que el neófito terminaría hasta por cantar la más tonta estrofa de su vida debido al dolor que estaba dispuesta a causarle la loba.
Sheeva le dió la oportunidad de hablar mientras portaba esos objetos en la mano, el vampiro no iba a ceder tan pronto y la cambiante asi lo esperaba, observó las acciones de su compañera, sinceramente no le gustaría estar en la piel del vampiro en ese momento, pues eso debía doler horrores, como hirió al vampiro y como echó despues sal en la herida, Xanandra observó al vampiro. -Te ahorrarías todo esto si respondieras sus preguntas, creeme, de momentó esta siendo amable...asi que por favor vampiro..habla.- Su tono era suave, inimutable, quizá buscando que el vampiro así bajara las defensas, pero una orden de la licántropa y ella bien podía convertirse en lobo y atacarle de brutal forma. -Ahora no hay mucha diferencia entre tú y un corderito, y nosotras me temo que somos los lobos en plena caza..deja de ser tan estupido.- Añadió Xanandra mientras le observaba.
-¿Eso es lo mejor que se te ocurre? ¿decir que valgo para puta? lo siento, pero no es que sea algo muy original.- dijo Xanandra con aire tranquilo negando con la cabeza, suele interpretarlo como sintoma de debilidad, si no pueden hacer nada lo más facil es insinuar que es una puta o que vale para ello, la cambiante dió un suspiro cansado por ello y se acomodó apoyada en la pared mirandoles.
La licana observó a Xanandra con aire serío, por el comentarío que hizo para torturarla, en realidad Xanandra con ello intentó meter miedo en el cuerpo del vampiro, aunque no obtuvo mucho exito en ese momento, simplemente alzó la mano a modo "entendido" y dejó a la inquisidora seguir haciendo su labor, aunque si que le parecío más eficiente la amenaza de cortarle la verga al vampiro, y estaba convencida de que quizá la hombría si querría defenderla aunque no descataba las bravatadas de él. Xanandra abrió los ojos sorprendida cuando la licántropa ni corta ni perezosa estampó su puño contra el vampiro provocandole que girará la cabeza por ello, partiendole asi el labio, mientras le dijo que bebiera su propia sangre, Xanandra inclinó la cabeza sonriendo de medio lado ante la acción de la feroz licana, desde luego se notaba que era miembro de la manada de Septimus, todos parecían gastarse un caracter mal humorado.
Sheeva le pidió a Xanandra que le quitara la camisa para exponer mejor el torso del vampiro. Normalmente ella no torturaba, ella cazaba y si hacía falta mataba, devorar una presa no le era extraño tampoco aunque esta fuera humana, una orden es una orden, Xanandra se acercó al vampiro y le miró. -Mejor..no te emociones.- Dijo con aire tranquilo desprendiendole de la camisa para dejarle el torso desnudo. -Pero esto no irá por donde te gustaría pequeño vampiro bebé.- Dijo para referirse a su condición de neófito aun, son los más faciles de matar en comparación, aunque algo la olía mal en todo este asunto, aunque de momento no parecía motivo para alarmarse, la licana y la cambiante se lo habían montado bien para encontrar un lugar discreto donde llevarle y poder interrogarle de la manera más brutal.
El neófito no lo iba a paar bien, y así lo anunciaba la licántropa, que se le veía muy ligera en habilidad para lo que ahora le vendría al vampiro, si bien había torturado a otros Xanandra no dudaba en que el neófito terminaría hasta por cantar la más tonta estrofa de su vida debido al dolor que estaba dispuesta a causarle la loba.
Sheeva le dió la oportunidad de hablar mientras portaba esos objetos en la mano, el vampiro no iba a ceder tan pronto y la cambiante asi lo esperaba, observó las acciones de su compañera, sinceramente no le gustaría estar en la piel del vampiro en ese momento, pues eso debía doler horrores, como hirió al vampiro y como echó despues sal en la herida, Xanandra observó al vampiro. -Te ahorrarías todo esto si respondieras sus preguntas, creeme, de momentó esta siendo amable...asi que por favor vampiro..habla.- Su tono era suave, inimutable, quizá buscando que el vampiro así bajara las defensas, pero una orden de la licántropa y ella bien podía convertirse en lobo y atacarle de brutal forma. -Ahora no hay mucha diferencia entre tú y un corderito, y nosotras me temo que somos los lobos en plena caza..deja de ser tan estupido.- Añadió Xanandra mientras le observaba.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
La morena estaba decidida a llevar la batuta de mando, tampoco destacaba por la originalidad de sus palabras, mi burlona sonrisa no se borraba de mi cara algo que al parecer le molestaba, tanto que amenazó con cortármela.
Me relamí los labios contemplándola
-Sabes, creo que me estas poniendo cachondo con el rollo este que te gastas de perrita alfa aseguré con un dejé de diversión antes de que la loba me estampara la mano en la cara con saña pidiéndome que me bebiera eso, mi sangre como una garrapata.
-Te voy a explicar algo amor, algo que tu no sabes aun, van a matarte, puede que no sea hoy pero no tienes ni puta idea de a quien estas jodiendo.
La cambiante de los dos ojos dispares se acercó para abrirme la camisa, le lancé un besito mientras esta haciendo el papel de poli bueno. Me aseguraba que hablar sería lo mejor porque su amiga tenía muy malas pulgas.
-Por que no me acaricias el pecho y te dejas de gilipolleces, veo como me miras..
La joven se retiró, llegaba el turno de la perrita mala que andaba hacia mi con esas herramientas que debían hacerme temblar mas por contra solo lograron hacerme reír a carcajadas.
-Estáis muertas -sentencié con tal firmeza que creo ambas se lo creyeron. No era para menos, si los Black daban con ellas, que lo harían, no verían el ocaso de un nuevo día.
Yo era el eslabón perdido de la estirpe de Abel, el último, mi sangre era realmente importante para ellos.
“¿vas a decirnos la verdad o piensas seguir fanfarroneando? Estás a tiempo”
-¿que verdad necesitas escuchar? Ni siquiera he escuchado la pregunta, la verdad es que soy guapo, que echo buenos polvos, que me dese..-no acabé la frase cuando el pica-hielos se hundió en mi piel, rugí de dolor jadeando mientras la miraba fijamente apretando los dientes al destrozar mi carnaza, la sangre fluyó con viveza de mi herida resbalando por mi vientre que se contrajo al sentir la sal arder en mi piel, rugí de nuevo escupiendo al suelo la sangre que sentía brotar de mis labios.
--Ahora no hay mucha diferencia entre tú y un corderito, y nosotras me temo que somos los lobos en plena caza..deja de ser tan estúpido -dijo la cambiante.
-apocalipsis 17:14versículos conceptosestos pelearán contra el cordero, y el cordero los vencerá, porque el es señor de señores y rey de reyes, y los que están con el {son} llamados, escogidos y fieles.
Me relamí los labios contemplándola
-Sabes, creo que me estas poniendo cachondo con el rollo este que te gastas de perrita alfa aseguré con un dejé de diversión antes de que la loba me estampara la mano en la cara con saña pidiéndome que me bebiera eso, mi sangre como una garrapata.
-Te voy a explicar algo amor, algo que tu no sabes aun, van a matarte, puede que no sea hoy pero no tienes ni puta idea de a quien estas jodiendo.
La cambiante de los dos ojos dispares se acercó para abrirme la camisa, le lancé un besito mientras esta haciendo el papel de poli bueno. Me aseguraba que hablar sería lo mejor porque su amiga tenía muy malas pulgas.
-Por que no me acaricias el pecho y te dejas de gilipolleces, veo como me miras..
La joven se retiró, llegaba el turno de la perrita mala que andaba hacia mi con esas herramientas que debían hacerme temblar mas por contra solo lograron hacerme reír a carcajadas.
-Estáis muertas -sentencié con tal firmeza que creo ambas se lo creyeron. No era para menos, si los Black daban con ellas, que lo harían, no verían el ocaso de un nuevo día.
Yo era el eslabón perdido de la estirpe de Abel, el último, mi sangre era realmente importante para ellos.
“¿vas a decirnos la verdad o piensas seguir fanfarroneando? Estás a tiempo”
-¿que verdad necesitas escuchar? Ni siquiera he escuchado la pregunta, la verdad es que soy guapo, que echo buenos polvos, que me dese..-no acabé la frase cuando el pica-hielos se hundió en mi piel, rugí de dolor jadeando mientras la miraba fijamente apretando los dientes al destrozar mi carnaza, la sangre fluyó con viveza de mi herida resbalando por mi vientre que se contrajo al sentir la sal arder en mi piel, rugí de nuevo escupiendo al suelo la sangre que sentía brotar de mis labios.
--Ahora no hay mucha diferencia entre tú y un corderito, y nosotras me temo que somos los lobos en plena caza..deja de ser tan estúpido -dijo la cambiante.
-apocalipsis 17:14versículos conceptosestos pelearán contra el cordero, y el cordero los vencerá, porque el es señor de señores y rey de reyes, y los que están con el {son} llamados, escogidos y fieles.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Si por algo me caracterizaba en todos esos años en los que había pasado entrenando y superándome para ser una de las mejores, si no la mejor, inquisidora que Septimus tenía en su manada es porque nada me aplacaba y no cedía ante nada ni ante nadie. Tenía claro mis objetivos y una vez los visualizaba no había nada que me hiciera ceder o que fallara en la misión, y desde luego que no iba a empezar por aquel vampiro que tenía la boca demasiado grande y abierta soltando todas aquellas sandeces que no hacían más que buscar un intento de retrasar lo inevitable. Podía decir todo lo que quisiera, podía gritar, podía maldecirnos, sentenciarnos a muerte de mil formas y en decenas de idiomas que nada cambiaría lo que iba a ocurrir en aquel lugar porque lo tenía todo cuidadosamente planeado para ello. No por nada lo había estudiado, no por nada me había cuidado de llevarlo a ese lugar alejado en las afueras para que nadie pudiera escuchar sus gritos, porque sí, gritaría y yo me regocijaría de cada uno de sus gritos porque para eso había sido entrenada, porque me gustaba ver el sufrimiento ajeno y disfrutar de lo que yo era capaz de provocar. Por eso sabía que por mucho que dijera el vampiro, o que intentara evitar que lo que tenía planeado no se llevara a cabo, iba a ser un tanto imposible. Sabía que quizás la cambiante no interactuara demasiado, su apariencia demasiado buena y aniñada pese a la edad que recordaba que había dicho Septimus que tenía, distaba mucho de poder llegar a cometer un interrogatorio como los míos. Los vampiros eran resistentes y lo que me gustaba de ellos era la facilidad con la que podía desangrarlos, herirlos para ver cómo sus heridas cada vez costaban más de curarse e iban perdiendo fuerza, sangre... entonces sería demasiado tarde para él pero no lo salvaría la muerte, por alguna extraña razón Septimus no quería que lo matara sino que más bien lo llevara a la base cuando termináramos si es que después quedaba algo de él. Además de eso, los de “arriba” me habían prohibido matarlo y querían respuestas, las mismas que mi líder porque yo había implantado esas semillas de manera sutil en su mente. El vampiro seguía como siempre, fanfarroneando que era al parecer lo que mejor se le daba creyéndose que lo habíamos llevado allí con algún fin sexual que distaba mucho de mis intenciones. Reconocía que la cambiante era un tanto “mona”, pero no habíamos ido allí para que el vampiro intentara complacernos porque dudaba que pudiera conmigo y además porque mis pensamientos diferían mucho de algo placentero... al menos para él. Un guantazo, con fuerza, fue lo que provocó que su boca manchada con su sangre fuera lo único para “beber” que le diéramos porque no estábamos allí para facilitarle las cosas ni para que se divirtiera, estábamos allí para sacar información y era lo que íbamos a hacer. Gruñí por su provocación alegando que lo estaba poniendo cachondo mientras pasaba de sus palabras que no me interesaban en absoluto, me aseguró que iban a matarme aunque no aseguraba que fuera en ese momento ni aquel día, algo que provocó mi risa mientras me agachaba quedando de cuclillas a su altura para mirarlo con un deje más que divertido.
-Te voy a decir una cosa, amor –dije repitiendo sus mismas palabras- sigue siendo tan fanfarrón con todas esas gilipolleces que sueltas y te prometo que al final de la noche no vas a perder a tu pequeño “amiguito” –sonreí ladina- soy experta en matar a vampiros y cuando no puedas más acabarás rogándome porque te mate, la estaca se te antojará una salvación para ti que no obtendrás... a menos que colabores –pero parecía que no iba a hacerlo y por ello me retiré a coger algo con lo que empezar la tortura. No era idiota, si los de “arriba” estaban tan interesado en un vampiro tan mediocre como él era porque debía de ser algo importante, o formar parte de algo importante. Mientras cogía todo lo vi interactuar con la cambiante y enarqué una ceja, me parecía demasiado “frágil” como para que pudiera aguantar una de mis sesiones. Sin más preámbulos con lo necesario me acerqué cuando escuché ese “estáis muertas” que pronunció con la verdad saliendo de sus labios- como todos en algún momento, sin embargo mi tiempo no ha llegado todavía... el tuyo está por ver –y fue cuando el picahielos hizo su función, así como la sal que puse para que su herida no se regenerara y su sangre de manera lenta manara de la herida sin cerrar y sin curar. Lo miré por el primer golpe de muchos, porque parecía férreo pero torres más altas habían caído en mis manos- oh, claro que sabes la pregunta. Puede que intentes engañarla a ella pero yo soy de una pasta muy diferente vampiro. Puede que no seas tú el más importante de todos los vampiros de la ciudad, de hecho, soy consciente de que no es así... quienes se mueven en las sombras saben perfectamente lo que hay en esta ciudad, los seres que habitan en ella como herejes errantes que deben de ser purgados y eliminados –dije mientras lo miraba, parecía que sus bravuconadas ya habían cesado y empezaba a ponerse “serio”- así vas mostrando tú cara, ¿osas recitar un pasaje de la Iglesia tú, que eres un hereje y que vives en pecado? Blasfemia –dije volviendo a incrustar el picahielos en su piel, esa vez, en la zona de su abdomen para poner de nuevo sal en la herida disfrutando del dolor, de la quemazón que sabía que sentía- vayamos al grano ¿quieres? Sabes perfectamente lo que quiero oír, ¿acaso crees que no sé algo sobre ti? Me gusta estudiar mis presas para no dejar nada al azar, seguro que ella no lo sabe pero yo sé con qué vampiros te relacionas; qué pasa, ¿no había nadie más con quien jugar por las noches para buscar que te comprendieran? Oh, pobre neófito descarrilado que no sabe nada sobre quienes se junta –Septimus tenía una rencilla también con una vampira que, al parecer, se juntaba también con ellos y tenía una estrecha relación con uno de ellos... él la quería por sus propios motivos y a nosotras nos mandaba a investigar por otra vía- los Black no se caracterizan por acoger a vampiros descarriados. ¿Por qué les interesas tanto a los Black? Son herejes que van a ser erradicados de una vez de la faz de la tierra, y el primero en caer serás tú –aseguré mientras dejaba más marcas con el picahielos por su cuerpo, heridas que por la sal no cerraban y que ya empezaban a dejar un reguero en el suelo. Incluso me atreví de clavar el picahielo en su pie, como si fuera el mismo lugar donde pusieron los clavos de cristo para meter la sal disfrutando de su sufrimiento- y esto solo es el principio, dime, ¿qué es lo que estás tramando? ¿Por qué tu llegada a levantado tanto revuelo? –Sabía que la sangre jugaba un factor importante en ellos, así que me levanté y acercándome a la cambiante tomé su mano con una sonrisa ladeada- tranquila, no te haré nada –aseguré aunque sí hice un corte en su palma con su sangre fluyendo, acerqué la mano al vampiro pero quedándome lejos de su alcance. Su sangre era más dulce para él, más que la ponzoña que representaba la mía. Torturarlo con su sangre, mientras lo debilitaba, era también parte del juego-
Apocalipsis 12:11
Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte.
-Te voy a decir una cosa, amor –dije repitiendo sus mismas palabras- sigue siendo tan fanfarrón con todas esas gilipolleces que sueltas y te prometo que al final de la noche no vas a perder a tu pequeño “amiguito” –sonreí ladina- soy experta en matar a vampiros y cuando no puedas más acabarás rogándome porque te mate, la estaca se te antojará una salvación para ti que no obtendrás... a menos que colabores –pero parecía que no iba a hacerlo y por ello me retiré a coger algo con lo que empezar la tortura. No era idiota, si los de “arriba” estaban tan interesado en un vampiro tan mediocre como él era porque debía de ser algo importante, o formar parte de algo importante. Mientras cogía todo lo vi interactuar con la cambiante y enarqué una ceja, me parecía demasiado “frágil” como para que pudiera aguantar una de mis sesiones. Sin más preámbulos con lo necesario me acerqué cuando escuché ese “estáis muertas” que pronunció con la verdad saliendo de sus labios- como todos en algún momento, sin embargo mi tiempo no ha llegado todavía... el tuyo está por ver –y fue cuando el picahielos hizo su función, así como la sal que puse para que su herida no se regenerara y su sangre de manera lenta manara de la herida sin cerrar y sin curar. Lo miré por el primer golpe de muchos, porque parecía férreo pero torres más altas habían caído en mis manos- oh, claro que sabes la pregunta. Puede que intentes engañarla a ella pero yo soy de una pasta muy diferente vampiro. Puede que no seas tú el más importante de todos los vampiros de la ciudad, de hecho, soy consciente de que no es así... quienes se mueven en las sombras saben perfectamente lo que hay en esta ciudad, los seres que habitan en ella como herejes errantes que deben de ser purgados y eliminados –dije mientras lo miraba, parecía que sus bravuconadas ya habían cesado y empezaba a ponerse “serio”- así vas mostrando tú cara, ¿osas recitar un pasaje de la Iglesia tú, que eres un hereje y que vives en pecado? Blasfemia –dije volviendo a incrustar el picahielos en su piel, esa vez, en la zona de su abdomen para poner de nuevo sal en la herida disfrutando del dolor, de la quemazón que sabía que sentía- vayamos al grano ¿quieres? Sabes perfectamente lo que quiero oír, ¿acaso crees que no sé algo sobre ti? Me gusta estudiar mis presas para no dejar nada al azar, seguro que ella no lo sabe pero yo sé con qué vampiros te relacionas; qué pasa, ¿no había nadie más con quien jugar por las noches para buscar que te comprendieran? Oh, pobre neófito descarrilado que no sabe nada sobre quienes se junta –Septimus tenía una rencilla también con una vampira que, al parecer, se juntaba también con ellos y tenía una estrecha relación con uno de ellos... él la quería por sus propios motivos y a nosotras nos mandaba a investigar por otra vía- los Black no se caracterizan por acoger a vampiros descarriados. ¿Por qué les interesas tanto a los Black? Son herejes que van a ser erradicados de una vez de la faz de la tierra, y el primero en caer serás tú –aseguré mientras dejaba más marcas con el picahielos por su cuerpo, heridas que por la sal no cerraban y que ya empezaban a dejar un reguero en el suelo. Incluso me atreví de clavar el picahielo en su pie, como si fuera el mismo lugar donde pusieron los clavos de cristo para meter la sal disfrutando de su sufrimiento- y esto solo es el principio, dime, ¿qué es lo que estás tramando? ¿Por qué tu llegada a levantado tanto revuelo? –Sabía que la sangre jugaba un factor importante en ellos, así que me levanté y acercándome a la cambiante tomé su mano con una sonrisa ladeada- tranquila, no te haré nada –aseguré aunque sí hice un corte en su palma con su sangre fluyendo, acerqué la mano al vampiro pero quedándome lejos de su alcance. Su sangre era más dulce para él, más que la ponzoña que representaba la mía. Torturarlo con su sangre, mientras lo debilitaba, era también parte del juego-
Apocalipsis 12:11
Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte.
Sheeva D. Volkova- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/06/2018
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Re: Run towards the darkness (privado)
Xanandra entrecierra los ojos pensativa, mientras miraba al vampiro pensativa, como hacía esos comentarios sin duda buscaban sacar una situación violenta, sobre todo con lanzarla besitos o comentarios como que le acariciase el pecho ¿de verdad que creía que iba a conseguir que la cambiante de repente sonriera y dijera que "por supuesto" y lo hiciera? ese vampiro debía estar loco o el dolor que le causaba la "sobrina" de Septimus le estaba haciendo enloquecer, que no le estrañaría, estaba resultando ser una magnifica torturadora, sin duda era una digna miembro de la manada del inquisidor, una inquisidora con talento y arte para arrancar confesiones, no es que fuera santo de la devoción de Xanandra pero tocaba cumplir los deseos del inquisidor, y ayudar a Sheeva era prioridad, y así lo haría Xanandra, que observaba a ambos mientras ella hablaba, Xanandra le sugirió varias veces al vampiro hablase, pero este era bravucón, cabezota y engreido, por otra parte un comportamieto que hasta donde Xanandra sabía era habitual en los vampiros, perder el miedo a la muerte los hacía así de fanfarrones.
Él siguió relatando lo buen macho que era y lo mucho que complacía a las mujeres cuando Sheeva harta de él clavó el picahielos en su pierna cortando su frase y haciendo que el vampiro rugiera de esa forma sobrenatural de dolor mostrando los colmillos, la cambiante enarcó una ceja y miró a la licántropa.
Sin duda quiza la loba sabía lo que hacía y eso haría que él por fin empezara a cantar, pero no fue así, estaba claro que no iba a ser tan facil y menos con ese vampiro, más esa frase que pronunció cual sentencia "estais muertas" hizo que Xanandra si que se inquietara y diera un sonoro gruñido lobuno mirandole de manera fija. Las había amenazado, más la respuesta de Sheeva diciendo que todos lo hacían, pero que no era su momento y que quizá si lo fuera él del vampiro. -Todos morimos algún día.- Reafirmó Xanandra mirando al vampiro. -Incluso tú si no barajas mejor tus cartas.- Trató de incitarle a responder a Sheeva, ella emitía un olor que debería ser suficiente para intimidar al vampiro, pero igual siendo tán neofito como Xanandra veía en su aura aun no controlaba nada de lo que podía hacer, mucho menos diferenciar las auras.
sheeva seguía hablando con él, con palabras intimidantes, más la frase que comentó Xanandra hizo que él vampiro recitase un pasaje de la biblia, uno de tantos que le había oido recitar al inquisidor, haciendo que la cambiante sacudiera la cabeza con cierto disgusto, meciendo su castaña melena al viento. Sheeva tuvo una respuesta totalmente mordaz, como no, para ello era inquisidora. Observó como nuevamente usó el picahielos contra el vampiro dañandolo, haciendo que se quejara de dolor por lo mismo. Xanandra se cruzaba de brazos. -Te lo advertí.- Comentó mirando al vampiro con resignación.
Sheeva empezó a darle luz sobre los planes, a ponerle en situación como quien dice, lo que hacía que Xanandra mientras más escuchaba a Sheeva más pensativa quedaba. Los Black...los Black, ese nombre, o mejor dicho, ese apellido a empezado a sonar en los labios de Septimus, sobre todo desde que empezó a estudiar como acechar a una de las tres vampiresas que querían cazar ese cuarteto letal.
De echo, quizá Sheeva no lo sabía pero Septimus sabía que Xanandra era una buena ratreadora y le había dado a olfatear la sangre de esa vampiresa llamada Sunshine si no recordaba mal, aunque eso era digno de que algo entre manos tenía el inquisidor, Xanandra lo sabía bien. Se mordió el labio inferior pensativa, los Black...parecía un tema bastante peligroso en el que se estaba metiendo, y al parecer Sheeva estaba más puesta en ello que la cambiante, más se ntaba que ella andaba con varias cosas entre manos.
Más si que la cambiante sentía curiosidad por las preguntas formuladas por la licántropa, y la respuesta podía ser por parte del vampiro dos, contarlo por que según él iban a morir y daba igual que lo supieran, o seguir con sus fanfarronerías que es lo que Xanandra pensó que era más probable.
Fue entonces cuando Sheeva se acercó a ella, la cambiante la miró con recelo pero no se movió se dejó tomar de la mano mientras Sheeva mentía, no es que le doliera especialmente, de hecho la cambiante ladeó la cabeza viendo como la sangre fluia y se acercó guiada por la licana hasta el vampiro mostrandole la sangre, moviendo los dedos para ejercitar el fluir y que el liquido rojo escurriera por sus dedos, sin duda era una buena tactica, pero la cambiante miraba con desconfianza al vampiro. - No tiene que morir nadie si colaboras.- Siguió en sus trece de poli bueno mientras de manera jocosa Sheeva recitó otro pasaje.
Él siguió relatando lo buen macho que era y lo mucho que complacía a las mujeres cuando Sheeva harta de él clavó el picahielos en su pierna cortando su frase y haciendo que el vampiro rugiera de esa forma sobrenatural de dolor mostrando los colmillos, la cambiante enarcó una ceja y miró a la licántropa.
Sin duda quiza la loba sabía lo que hacía y eso haría que él por fin empezara a cantar, pero no fue así, estaba claro que no iba a ser tan facil y menos con ese vampiro, más esa frase que pronunció cual sentencia "estais muertas" hizo que Xanandra si que se inquietara y diera un sonoro gruñido lobuno mirandole de manera fija. Las había amenazado, más la respuesta de Sheeva diciendo que todos lo hacían, pero que no era su momento y que quizá si lo fuera él del vampiro. -Todos morimos algún día.- Reafirmó Xanandra mirando al vampiro. -Incluso tú si no barajas mejor tus cartas.- Trató de incitarle a responder a Sheeva, ella emitía un olor que debería ser suficiente para intimidar al vampiro, pero igual siendo tán neofito como Xanandra veía en su aura aun no controlaba nada de lo que podía hacer, mucho menos diferenciar las auras.
sheeva seguía hablando con él, con palabras intimidantes, más la frase que comentó Xanandra hizo que él vampiro recitase un pasaje de la biblia, uno de tantos que le había oido recitar al inquisidor, haciendo que la cambiante sacudiera la cabeza con cierto disgusto, meciendo su castaña melena al viento. Sheeva tuvo una respuesta totalmente mordaz, como no, para ello era inquisidora. Observó como nuevamente usó el picahielos contra el vampiro dañandolo, haciendo que se quejara de dolor por lo mismo. Xanandra se cruzaba de brazos. -Te lo advertí.- Comentó mirando al vampiro con resignación.
Sheeva empezó a darle luz sobre los planes, a ponerle en situación como quien dice, lo que hacía que Xanandra mientras más escuchaba a Sheeva más pensativa quedaba. Los Black...los Black, ese nombre, o mejor dicho, ese apellido a empezado a sonar en los labios de Septimus, sobre todo desde que empezó a estudiar como acechar a una de las tres vampiresas que querían cazar ese cuarteto letal.
De echo, quizá Sheeva no lo sabía pero Septimus sabía que Xanandra era una buena ratreadora y le había dado a olfatear la sangre de esa vampiresa llamada Sunshine si no recordaba mal, aunque eso era digno de que algo entre manos tenía el inquisidor, Xanandra lo sabía bien. Se mordió el labio inferior pensativa, los Black...parecía un tema bastante peligroso en el que se estaba metiendo, y al parecer Sheeva estaba más puesta en ello que la cambiante, más se ntaba que ella andaba con varias cosas entre manos.
Más si que la cambiante sentía curiosidad por las preguntas formuladas por la licántropa, y la respuesta podía ser por parte del vampiro dos, contarlo por que según él iban a morir y daba igual que lo supieran, o seguir con sus fanfarronerías que es lo que Xanandra pensó que era más probable.
Fue entonces cuando Sheeva se acercó a ella, la cambiante la miró con recelo pero no se movió se dejó tomar de la mano mientras Sheeva mentía, no es que le doliera especialmente, de hecho la cambiante ladeó la cabeza viendo como la sangre fluia y se acercó guiada por la licana hasta el vampiro mostrandole la sangre, moviendo los dedos para ejercitar el fluir y que el liquido rojo escurriera por sus dedos, sin duda era una buena tactica, pero la cambiante miraba con desconfianza al vampiro. - No tiene que morir nadie si colaboras.- Siguió en sus trece de poli bueno mientras de manera jocosa Sheeva recitó otro pasaje.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
La inquisidora llevaba la voz cantante junto al pica hielos afilado, admito que tenia su morbo la dama, demasiado guapa para ser desmembrada, una lastima.
Ladeé la sonrisa cuando me pidió que fuera al grano, según ella me había estudiado, algo que me llevó a lanzarle un bocado.
-Entonces sabrás la pedazo verga que te estas perdiendo entre tus piernas.
La pobre cambiante resopló, creo que en el fondo no quería hacerme daño, su bondad era ciertamente conmovedora.
Ahora cuando me dijo que los Black iban a ser erradicados de la faz de la tierra no pude hacer mas que descojonarme en su cara ¿cuantos pensaban erradicar ese mal que atenazaba al mundo? ¿cuantos lo habían intentado a lo largo de los milenios y lo único que habían encontrado era muerte y no lenta precisamente.
-Génesis 4:14
He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará.
Incluso Dios lo desterró, pero no mató al demonio tras su sacrilegio y así Cain se convirtió en creador de ordas oscuras.
-Perdona, casi me atraganto de la risa, así que tu y tus amiguitos vais a matar a los Black, no puedo mas que desearos suerte, la vais a necesitar.
La morena no tenía sentido del humor, como todas las chicas guapas no tendían a ser muy simpáticas, hundió el pica hielos una y otra vez bajo la atenta mirada de la cambiante que me suplicaba reconsiderara msi actos.
Mi cabeza cayó un instante sobre el pecho, estaba herido, mi sangre se derramaba por el pavimento, pero jamas traicionaría a los míos, aquella tortura no les llevaría a ningún sitio.
-Mateo 23:35
para que recaiga sobre vosotros {la culpa de} toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien asesinasteis entre el templo y el altar.
La sangre de la cambiante escurrió de su palma, mis ojos se tornaron fuego, la perdida de sangre hacía que estuviera sediento por no decir que era un neófito y aun me costaba en ocasiones controlarme.
Jadeé con los labios entreabiertos, hasta que una mosca se posó en mi hombro, ladeé la sonrisa antes de que mi cabeza se venciera nuevamente contra mi pecho.
Ladeé la sonrisa cuando me pidió que fuera al grano, según ella me había estudiado, algo que me llevó a lanzarle un bocado.
-Entonces sabrás la pedazo verga que te estas perdiendo entre tus piernas.
La pobre cambiante resopló, creo que en el fondo no quería hacerme daño, su bondad era ciertamente conmovedora.
Ahora cuando me dijo que los Black iban a ser erradicados de la faz de la tierra no pude hacer mas que descojonarme en su cara ¿cuantos pensaban erradicar ese mal que atenazaba al mundo? ¿cuantos lo habían intentado a lo largo de los milenios y lo único que habían encontrado era muerte y no lenta precisamente.
-Génesis 4:14
He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará.
Incluso Dios lo desterró, pero no mató al demonio tras su sacrilegio y así Cain se convirtió en creador de ordas oscuras.
-Perdona, casi me atraganto de la risa, así que tu y tus amiguitos vais a matar a los Black, no puedo mas que desearos suerte, la vais a necesitar.
La morena no tenía sentido del humor, como todas las chicas guapas no tendían a ser muy simpáticas, hundió el pica hielos una y otra vez bajo la atenta mirada de la cambiante que me suplicaba reconsiderara msi actos.
Mi cabeza cayó un instante sobre el pecho, estaba herido, mi sangre se derramaba por el pavimento, pero jamas traicionaría a los míos, aquella tortura no les llevaría a ningún sitio.
-Mateo 23:35
para que recaiga sobre vosotros {la culpa de} toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien asesinasteis entre el templo y el altar.
La sangre de la cambiante escurrió de su palma, mis ojos se tornaron fuego, la perdida de sangre hacía que estuviera sediento por no decir que era un neófito y aun me costaba en ocasiones controlarme.
Jadeé con los labios entreabiertos, hasta que una mosca se posó en mi hombro, ladeé la sonrisa antes de que mi cabeza se venciera nuevamente contra mi pecho.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
El vampiro seguía fanfarroneando y pensaba que nunca dejaría de hacerlo aun cuando no estaba en situación alguna de hacerlo, cuando estaba atado y era preso de dos mujeres que aunque una tuviera pinta más de ser inocente ambas en el fondo éramos dos fieras salvajes que no dudaríamos en sacar colmillos y garras de ser necesario para desgarrar la carme, o al menos es lo que quería pensar de la cambiante. Era la “hija” del que yo llamaba como “tío”, las conocía de vista y de oídas aunque un par de veces nos habíamos cruzado, pero ella sin duda alguna parecía bastante buena y esperaba que no me jodiera esa misión porque mis planes no solo eran con Septimus, había alguien más por encima del mismo y algo ajeno a la Iglesia que quería cierta información de los Black y en especial de aquel vampiro que no entendía por qué había levantados sus sospechas y su interés, pero cuando ellos mandaban yo no preguntaba, simplemente cual verdugo ejecutaba la orden y ya. Sabía que no sería fácil, los Black eran bien conocidos por la fama que les precedía a lo largo de todos aquellos siglos y él no sería para menos, algo que me gustaba porque las cosas fáciles no eran santo de mi devoción por lo que cuanto más imposible y más costara mucho más placentero sería al final cuando cediera y me confesara todo lo que quería saber. Me reí de sus palabras cuando insinuó que al haberlo “estudiado”, también sabía por eso mismo la gran verga que se calzaba el vampiro... y estallé en carcajadas porque parecía que fanfarrón era su segundo nombre. Hice un gesto con mis dedos, juntando el pulgar con el índice a modo de algo pequeño como única respuesta porque no entraría en su juego y esperaba que la cambiante tampoco. Se le veía demasiado inocente para esa misión y como me la entorpeciera acabaría hablando con Septimus para decirle lo inepta que tenía por hija, pero esperaba no tener que llegar a ese momento y que se comportara como estaba haciendo. Necesitaba que el vampiro hablara y como no parecía hacerlo por las buenas mostré un par de mis cartas, aunque aún tenía más bajo mi manga con las cuales poder jugar con él ya que ella parecía haber quedado en un segundo plano, y no me extrañaba, no se la veía demasiado versátil y puesta en las torturas. El vampiro se rió por mis palabras y yo solo sonreí, los Black siempre se habían creído invencibles y todopoderosos como si nadie fuera capaz de hacerles nada, capaz de encontrar una brecha y romperla... pero los tiempos cambiaban y la sabiduría de los que ya habían pasado a otra vida era de mucha ayuda, pero sobre todo; estaban cometiendo fallos por doquier. Ahora parecían pintarse dianas en ellos mismos, mostrar puntos flacos por donde atacar y eso es lo que haríamos... sin embargo querían saber de él y yo no era quien para negarme a ello. Y lo que para él podía haber sido lo más gracioso que había escuchado en su vida, no era más que la verdad reflejada en mis palabras porque los Black se estaban moviendo, pero a diferencia de las últimas veces; no lo hacían solos. Y esa sería su mayor perdición sin lugar a dudas, eso sería lo que terminara por matarlos definitivamente como si se hubieran colocado dicha sentencia sobre ellos mismos. Ladeé la sonrisa dejando que riera y que, como al parecer le gustaba y tenía costumbre, recitaba otro pasaje que me hizo sonreír porque entendía que los Black se sentían inmortales y todopoderosos, como si fueran Dioses... algo de lo más blasfemo porque no lo eran, no lo habían sido y jamás lo serían.
-Por supuesto que vamos a matarlos, puedes reírte cuanto quieras pero “quien ríe el último ríe mejor” –aseguré mientras lo miraba ladeando ligeramente mi rostro- vosotros, o mejor dicho ellos porque tú no puedes considerarte todavía digno de parecerte a lo que son ellos, neófito –aclaré con cierta diversión- siempre han creído que son intocables, que nada ni nadie puede pararlos o detenernos, todopoderosos que morarán hasta los albores de la tempestad que pretendéis crear y sumir a toda la humanidad, como vosotros siendo los amos y el resto fieles que os siguen de manera ciega imponiendo vuestro poder y vuestra hegemonía, ¿de verdad crees que algo así llegará a pasar? Incluso tú no puedes ser tan iluso, tan estúpido e ingenuo como para eso –y esa vez, la que reí, fui yo mientras lo miraba- solo porque no han sabido el momento oportuno para atacarlos, y el momento es justo ahora cuando han mostrado sus cartas más débiles, cuando han expuesto aquello por lo que se les puede hacer más daño... están perdiendo práctica y cada vez se van viendo más débiles en comparación con siglos y milenios atrás, ¿no crees? –Pregunté con un deje de mofa en mis palabras- ahora tienen puntos débiles para hacerles daño, cualquier enemigo que se precie no dejaría escapar la oportunidad y tengo entendido que las mujeres pueden ser una razón poderosa para caer y sucumbir... incluso en la misma muerte –mordí mi labio observándolo- sangran y pueden morir, solo había que esperar al momento adecuado para infligir un daño que los desestabilice y ¡bam! –Chasqueé mis dedos al mismo tiempo que pronunciaba la palabra- ya tienes a los Black caídos. Se están volviendo descuidados, por lo cual, es el momento de atacar –dije de manera firme mientras ahora el picahielos cumplía su función y se hundía en la carne del vampiro, provocándole heridas que con la sal no dejaba que cerraran para desangrarlo, parecía que perdía el conocimiento durante unos segundos pero no dejaba que descansara mientras la sangre bañaba el lugar y la cambiante contemplaba pidiéndole que hablara- no lo hará, y tampoco quiero que lo haga tan pronto ¿dónde quedaría la diversión sino? –Pregunté mientras hacía una herida en la palma de ella, el vampiro se removió y activó al oler la sangre, mientras la suya se derramaba el instinto depredador salía en busca de alimento, sus ojos brillaron de una tonalidad rojiza y tras volver a recitar cayó inconsciente. Chasqueé la lengua observándolo- qué poco aguante, pensaba que duraría un poco más hasta antes de llegar a esto –comenté para alejarme y volver al maletín donde tenía mis cosas, mi especialidad eran los venenos y sabía cómo utilizarlos para según qué cosas. Había venenos de actuación muy lenta que provocaban un aumento acelerado en las acciones de las personas, los dejaba muy despiertos incluso cuando llevaran un par de día sin dormir porque esa era la función; mantener despierto mientras el cuerpo lentamente moría- pero tengo maneras de hacer que hable, aunque me gustaría seguir infligiéndole dolor, quiero ver cómo grita y me suplica porque pare –y lo haría, acabaría haciéndolo. Sus heridas seguían sangrando y acabé por tomar dicho veneno en una jeringuilla así como más instrumentos de tortura, los dejé sobre una pequeña mesilla que había acomodado cerca del vampiro donde seguía inconsciente- ayúdame –pedí para ahora coger las cadenas del techo y esposar sus muñecas de forma que elevaba así sus brazos y se mantenía en pie- mucho mejor, hora de despertar al bello durmiente –comenté con mofa mientras me acercaba y en su cuello clavaba la jeringuilla inyectando el veneno- ya está –dije masajeando la zona para que el veneno se extendiera y comenzara a hacer efecto. No volvería a estar inconsciente, sería testigo de todo cuanto le hiciéramos para mi diversión y satisfacción. Le di un par de golpes en su cara para despertarlo y sonreí cuando lo hizo- bienvenido de nuevo, ¿preparado para la siguiente fase de la tortura? Y oh, no me preocupes por perdértela; no vas a poder aunque quisieras –sonreí con malicia y tomé una pequeña botella con un aceite preparado, uno que además de dar sensación de calor potenciaba la sensibilidad de la zona. Con su espalda descubierta la unté entera con el aceite y ya todo listo tomé el mango del látigo poniéndome a su espalda- bien vampiro, sigamos –el primer chasquido sonó con fuerza, el látigo de nueve colas con clavos en las puntas, rasgaban pero también arrancaban trozos de piel dejando esta al descubierto- ¿por qué te quieren los Black? –Otro chasquido del látigo- ¿por qué guardarte tan en secretismo sobre ti, por qué tanta protección? –Las heridas cada vez eran mayores en su espalda y yo me divertía viendo cada una de ellas, hice una pequeña pausa donde mis dedos abrieron más una de las heridas mientras llevaba mi mano a su pelo y tiraba hacia atrás su cabeza de un movimiento brusco- podría morderte, dejar que mi veneno corriera por tu organismo... pero eso sería demasiado aburrido y todo un cliché –murmuré sobre su oreja- quizás te quite uno de los colmillos y los coleccione.
-Por supuesto que vamos a matarlos, puedes reírte cuanto quieras pero “quien ríe el último ríe mejor” –aseguré mientras lo miraba ladeando ligeramente mi rostro- vosotros, o mejor dicho ellos porque tú no puedes considerarte todavía digno de parecerte a lo que son ellos, neófito –aclaré con cierta diversión- siempre han creído que son intocables, que nada ni nadie puede pararlos o detenernos, todopoderosos que morarán hasta los albores de la tempestad que pretendéis crear y sumir a toda la humanidad, como vosotros siendo los amos y el resto fieles que os siguen de manera ciega imponiendo vuestro poder y vuestra hegemonía, ¿de verdad crees que algo así llegará a pasar? Incluso tú no puedes ser tan iluso, tan estúpido e ingenuo como para eso –y esa vez, la que reí, fui yo mientras lo miraba- solo porque no han sabido el momento oportuno para atacarlos, y el momento es justo ahora cuando han mostrado sus cartas más débiles, cuando han expuesto aquello por lo que se les puede hacer más daño... están perdiendo práctica y cada vez se van viendo más débiles en comparación con siglos y milenios atrás, ¿no crees? –Pregunté con un deje de mofa en mis palabras- ahora tienen puntos débiles para hacerles daño, cualquier enemigo que se precie no dejaría escapar la oportunidad y tengo entendido que las mujeres pueden ser una razón poderosa para caer y sucumbir... incluso en la misma muerte –mordí mi labio observándolo- sangran y pueden morir, solo había que esperar al momento adecuado para infligir un daño que los desestabilice y ¡bam! –Chasqueé mis dedos al mismo tiempo que pronunciaba la palabra- ya tienes a los Black caídos. Se están volviendo descuidados, por lo cual, es el momento de atacar –dije de manera firme mientras ahora el picahielos cumplía su función y se hundía en la carne del vampiro, provocándole heridas que con la sal no dejaba que cerraran para desangrarlo, parecía que perdía el conocimiento durante unos segundos pero no dejaba que descansara mientras la sangre bañaba el lugar y la cambiante contemplaba pidiéndole que hablara- no lo hará, y tampoco quiero que lo haga tan pronto ¿dónde quedaría la diversión sino? –Pregunté mientras hacía una herida en la palma de ella, el vampiro se removió y activó al oler la sangre, mientras la suya se derramaba el instinto depredador salía en busca de alimento, sus ojos brillaron de una tonalidad rojiza y tras volver a recitar cayó inconsciente. Chasqueé la lengua observándolo- qué poco aguante, pensaba que duraría un poco más hasta antes de llegar a esto –comenté para alejarme y volver al maletín donde tenía mis cosas, mi especialidad eran los venenos y sabía cómo utilizarlos para según qué cosas. Había venenos de actuación muy lenta que provocaban un aumento acelerado en las acciones de las personas, los dejaba muy despiertos incluso cuando llevaran un par de día sin dormir porque esa era la función; mantener despierto mientras el cuerpo lentamente moría- pero tengo maneras de hacer que hable, aunque me gustaría seguir infligiéndole dolor, quiero ver cómo grita y me suplica porque pare –y lo haría, acabaría haciéndolo. Sus heridas seguían sangrando y acabé por tomar dicho veneno en una jeringuilla así como más instrumentos de tortura, los dejé sobre una pequeña mesilla que había acomodado cerca del vampiro donde seguía inconsciente- ayúdame –pedí para ahora coger las cadenas del techo y esposar sus muñecas de forma que elevaba así sus brazos y se mantenía en pie- mucho mejor, hora de despertar al bello durmiente –comenté con mofa mientras me acercaba y en su cuello clavaba la jeringuilla inyectando el veneno- ya está –dije masajeando la zona para que el veneno se extendiera y comenzara a hacer efecto. No volvería a estar inconsciente, sería testigo de todo cuanto le hiciéramos para mi diversión y satisfacción. Le di un par de golpes en su cara para despertarlo y sonreí cuando lo hizo- bienvenido de nuevo, ¿preparado para la siguiente fase de la tortura? Y oh, no me preocupes por perdértela; no vas a poder aunque quisieras –sonreí con malicia y tomé una pequeña botella con un aceite preparado, uno que además de dar sensación de calor potenciaba la sensibilidad de la zona. Con su espalda descubierta la unté entera con el aceite y ya todo listo tomé el mango del látigo poniéndome a su espalda- bien vampiro, sigamos –el primer chasquido sonó con fuerza, el látigo de nueve colas con clavos en las puntas, rasgaban pero también arrancaban trozos de piel dejando esta al descubierto- ¿por qué te quieren los Black? –Otro chasquido del látigo- ¿por qué guardarte tan en secretismo sobre ti, por qué tanta protección? –Las heridas cada vez eran mayores en su espalda y yo me divertía viendo cada una de ellas, hice una pequeña pausa donde mis dedos abrieron más una de las heridas mientras llevaba mi mano a su pelo y tiraba hacia atrás su cabeza de un movimiento brusco- podría morderte, dejar que mi veneno corriera por tu organismo... pero eso sería demasiado aburrido y todo un cliché –murmuré sobre su oreja- quizás te quite uno de los colmillos y los coleccione.
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Re: Run towards the darkness (privado)
Xanandra intentó convencer al vampiro de que hablara, pero no había manero, y la cosa quedó eclipsada cuando Sheeva aseguró que si los matarían, estaba claro que la licántropa no iba a utilizar miel para atraer al vampiro e invintarle a hablar, pero la sobrina de Septimus no estaba dispuesta a dar manga ancha al vampiro, le había tentado con su sangre, de hecho casi escapa un feroz gruñido, que salía más de un lobo que de una persona, más el vampiro parecío perder el conocimiento por las heridas causadas por la licántropa, bajando la cabeza al pecho, mientras que Xanandra observaba relamiendo su propia sangre y observó a Sheeva. -Uhmm..¿no te habras pasado? se ha desmayado, le has metido demasiada caña...- Aseguró la cambiante, mientras apretaba los labios pensativa, ladeo la cabeza. -¿crees que despertara pronto?- Comentó Xanandra mientras se movia de lado a lado de manera tensa, mientras observó como parecía que la licántropa no iba a dejar que el vampiro descansara un poco, por que rapidamente cuando este se había quedado inconsciente, la loba buscó algo, Xanandra hacía que la siguiera con la mirada sin reparar en el insecto que cerca rondaba.
La licántropa rellenaba la jeringuilla con una extraña sustancia, que hizo que Xanandra entrecerrara sus bicolor ojos, preguntandose que era lo que la licana se traía entre manos, más no preguntó todavía que era eso que había metido y tenía intención de inyectarle al vampiro.
Más no puso objección en cuanto ella pidió ayuda para colgar al vampiro del techo, asi que se movió rapidamente cargando al vampiro para acomodar las ataduras, no le gustaba mucho tener al vampiro tan cerca, asi que se aseguró de colocarse un punto por si de forma repentina el vampiro despertaba ella tuviera la opción de poder apartarse a tiempo para evitar una mordida, los vampiros son peligrosos, y Septimus lo dijo, de los vampiros no te podías fiar, jugaban sucio, no era como los licántropos, ellos no, y menos los vampiros que Septimus había cogido como objetivo, y él era uno de ellos y aunque sea un neófito tenía una peligrosidad bien grande, asi que tuvo a bien mantener una distancia prudencial mientras preparaba a Lucien.
Sabía que Sheeva era algo recelosa, y sin duda si algo iba mal se quejaría a Septimus, y de lo ultimo que tenía ganas era de tener trifulca con el licántropo, que ultimamente andaba que se subía por las paredes, pues la hermana de la cambiante se esforzaban a darle dolores de cabeza, entre esos y otras cosas que el licano se negaba a revelar, se separó para dejar a Sheeva continuar con su labor. -¿Qué es eso?- preguntó observando que le inyectava algo al vampiro, que le despertó, cosa que sorprendió a la cambiante cuando vió que el vampiro en reacción despertó violentamente.
Sheeva dió luz sobre el tema aclarando que era el veneno, asegurando que el vampiro dando igual lo debil que estuviera, lo que le doliera, y lo que sufriera no iba a conseguir desmayarse por el dolor o el desangre, la cambiante podía ver el destello rojizo que hacía que Xanandra se cruzara de brazos y emitiera un gruñido lobuno buscando intimidar ciertamente. La experta en torturar era la licántropa.
Xanandra caminaba en circulos como lo haría un lobo acechante, observaba al vampiro, seguía muy subido, sin amedrentarse, jurando que lo lamentariamos, que no sabiamos donde nos metimos, Xanandra cuando se colocó detras de Sheeva empezó a sentirse inquieta, y empezó a olfatear, de manera inquieta, algo iba mal, lo podía percibir, miró a Sheeva. -Algo no me gusta..- Advirtió, se mordió el labio inferior, miró al vampiro entrecerrando los ojos, algo va mal, si, puede notarlo, puede percibirlo, ella tambien era loba. -Huelo algo...¿no lo hueles?.- Preguntó Xanandra a la licántropa, el vampiro se empezó a reir de escalofriante manera que hizo que Xanandra le mirara. -¿Que te hace tanta gracia?- Preguntó dando un gruñido notablemente fiero, lobuno, amenazante.
La licántropa rellenaba la jeringuilla con una extraña sustancia, que hizo que Xanandra entrecerrara sus bicolor ojos, preguntandose que era lo que la licana se traía entre manos, más no preguntó todavía que era eso que había metido y tenía intención de inyectarle al vampiro.
Más no puso objección en cuanto ella pidió ayuda para colgar al vampiro del techo, asi que se movió rapidamente cargando al vampiro para acomodar las ataduras, no le gustaba mucho tener al vampiro tan cerca, asi que se aseguró de colocarse un punto por si de forma repentina el vampiro despertaba ella tuviera la opción de poder apartarse a tiempo para evitar una mordida, los vampiros son peligrosos, y Septimus lo dijo, de los vampiros no te podías fiar, jugaban sucio, no era como los licántropos, ellos no, y menos los vampiros que Septimus había cogido como objetivo, y él era uno de ellos y aunque sea un neófito tenía una peligrosidad bien grande, asi que tuvo a bien mantener una distancia prudencial mientras preparaba a Lucien.
Sabía que Sheeva era algo recelosa, y sin duda si algo iba mal se quejaría a Septimus, y de lo ultimo que tenía ganas era de tener trifulca con el licántropo, que ultimamente andaba que se subía por las paredes, pues la hermana de la cambiante se esforzaban a darle dolores de cabeza, entre esos y otras cosas que el licano se negaba a revelar, se separó para dejar a Sheeva continuar con su labor. -¿Qué es eso?- preguntó observando que le inyectava algo al vampiro, que le despertó, cosa que sorprendió a la cambiante cuando vió que el vampiro en reacción despertó violentamente.
Sheeva dió luz sobre el tema aclarando que era el veneno, asegurando que el vampiro dando igual lo debil que estuviera, lo que le doliera, y lo que sufriera no iba a conseguir desmayarse por el dolor o el desangre, la cambiante podía ver el destello rojizo que hacía que Xanandra se cruzara de brazos y emitiera un gruñido lobuno buscando intimidar ciertamente. La experta en torturar era la licántropa.
Xanandra caminaba en circulos como lo haría un lobo acechante, observaba al vampiro, seguía muy subido, sin amedrentarse, jurando que lo lamentariamos, que no sabiamos donde nos metimos, Xanandra cuando se colocó detras de Sheeva empezó a sentirse inquieta, y empezó a olfatear, de manera inquieta, algo iba mal, lo podía percibir, miró a Sheeva. -Algo no me gusta..- Advirtió, se mordió el labio inferior, miró al vampiro entrecerrando los ojos, algo va mal, si, puede notarlo, puede percibirlo, ella tambien era loba. -Huelo algo...¿no lo hueles?.- Preguntó Xanandra a la licántropa, el vampiro se empezó a reir de escalofriante manera que hizo que Xanandra le mirara. -¿Que te hace tanta gracia?- Preguntó dando un gruñido notablemente fiero, lobuno, amenazante.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Ladeé la sonrisa cuando la loba y su inquietud dejo patente aquello que yo ya sabía, la loba me había despertado a tiempo, y mi risa demente retumbo en el antro ante la oscurecida mirada de la dama de la noche que si bien se había esforzado en ofrecerme una tortura digna ni de lejos alcanzaba mi grado sádico de satisfacción.
En un gesto mas lobuno que de vampiro mi cabeza se ladeo y la risa cesó cuando entre las luces y sombras dos viles figuras se abrieron paso a través del portón.
Tarde, aunque la cambiante violenta se lanzó contra el primero, una muralla de avispas cubrió el cuerpo de sendos hombres que caminaban calmos hacia la fiesta.
La diestra del hechicero lanzó aquel zumbido de insectos hacía la licana que pronto entendió la vileza del enemigo.
Kiva, alzó su belfo superior enfrentando los ojos ámbar de la pequeña cambiante que ahora se me antojaba tan diminuta como cuando me pidió que lamiera su herida frente al infierno.
Me relamí los labios ansioso al escuchar los gritos de la licano mordida por las agresivas avispas, esa era una tortura y olía a sangre, miso jso se tornaron fuego, el mismo que el del mismo infierno, mis colmilos emergieron, sentí la ponzoña humedecer mi lengua, gruñí con saña.
Libre cuando Beist aflojó las cadenas me introduje en aquella nube, mi diestra atrapó el cuello de la licano que desfigurada pro le veneno de los licanos buscaba el modo de recuperar el aire para sus pulmones, de ser una humana con todas esas picaduras habría muerto, mas si pensaba que ahí terminaba la tortura estaba muy equivocada.
Le arranqué de un tirón las bragas e introduje allí mis dedos moviéndolos con una violencia inusitada, su mirada me desafió aunque rozaba aquel adorado Valhalla que existía para los de su calaña.
-Vive, dile a ese tal Septimus que los Black somos dioses -sacudí mis dedos desgarrando su vagina, sintiendo como se arqueaba endolorida -nadie en su sano juicio desafía a un dios.
Saqué mis dedos de su coño y los relamí ante su mirada ámbar.
-Nos vamos .ordené a los perros de Ferox que sin dudan ansiaban cobrarse vidas.
Kiva estampaba la cabeza de la cambiante contra la pared, esta estaba medio reventada por un sitio, la sangre salpicaba como un hermoso estampado veneciano.
En un gesto mas lobuno que de vampiro mi cabeza se ladeo y la risa cesó cuando entre las luces y sombras dos viles figuras se abrieron paso a través del portón.
Tarde, aunque la cambiante violenta se lanzó contra el primero, una muralla de avispas cubrió el cuerpo de sendos hombres que caminaban calmos hacia la fiesta.
La diestra del hechicero lanzó aquel zumbido de insectos hacía la licana que pronto entendió la vileza del enemigo.
Kiva, alzó su belfo superior enfrentando los ojos ámbar de la pequeña cambiante que ahora se me antojaba tan diminuta como cuando me pidió que lamiera su herida frente al infierno.
Me relamí los labios ansioso al escuchar los gritos de la licano mordida por las agresivas avispas, esa era una tortura y olía a sangre, miso jso se tornaron fuego, el mismo que el del mismo infierno, mis colmilos emergieron, sentí la ponzoña humedecer mi lengua, gruñí con saña.
Libre cuando Beist aflojó las cadenas me introduje en aquella nube, mi diestra atrapó el cuello de la licano que desfigurada pro le veneno de los licanos buscaba el modo de recuperar el aire para sus pulmones, de ser una humana con todas esas picaduras habría muerto, mas si pensaba que ahí terminaba la tortura estaba muy equivocada.
Le arranqué de un tirón las bragas e introduje allí mis dedos moviéndolos con una violencia inusitada, su mirada me desafió aunque rozaba aquel adorado Valhalla que existía para los de su calaña.
-Vive, dile a ese tal Septimus que los Black somos dioses -sacudí mis dedos desgarrando su vagina, sintiendo como se arqueaba endolorida -nadie en su sano juicio desafía a un dios.
Saqué mis dedos de su coño y los relamí ante su mirada ámbar.
-Nos vamos .ordené a los perros de Ferox que sin dudan ansiaban cobrarse vidas.
Kiva estampaba la cabeza de la cambiante contra la pared, esta estaba medio reventada por un sitio, la sangre salpicaba como un hermoso estampado veneciano.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Run towards the darkness (privado)
Sabía lo que estaba haciendo porque no era la primera vez que interrogaba a alguien, que utilizaba mis venenos y todos mis artefactos para sonsacar información a todo aquel que Septimus me mandaba. Desde pequeña había sido entrenada para ello y aunque pudiera parecer que el vampiro no iba a aguantar la cambiante se equivocaba, eso me hacía saber lo poco que había estado presente en torturas si se creía que el vampiro ya caería con lo que había hecho... aún le quedaba más para que eso pasara. Apenas estábamos empezando y todavía no había sacado la artillería pesada con él, mi misión era sonsacarle información y no solo pasársela a Septimus, sino también a los altos cargos para quien trabajaba en ese juego doble de espías que me llevaba y en el que esperaba que el licántropo no se enterara porque de lo contrario su ira sería terrible, pero estaba atada de pies y manos y la única opción que me quedaba era obedecer las órdenes y cumplirlas. Sabía que el vampiro podía aguantar mucho más y era precisamente lo que quería que ocurriera, así que lo mejor sería continuar mientras le sonsacábamos la información para poder dársela a Septimus. Sabía que se había empeñado en los Black y algo me decía que si nos había pedido ir a por este en concreto era por algún momento que quería averiguar. Sabía también que no sería fácil, los Black se habían ganado una reputación en la ciudad que la gran mayoría conocía y debíamos de ir con cuidado, pero con los venenos y con las heridas que llevaba el vampiro era como un cachorro que si presionabas lo suficiente al final acabaría diciendo lo que nosotras queríamos. Estaba enfrascada en el chasquido del látigo, en cómo su carne se abría y su sangre salpicaba el lugar...no negaba que disfrutaba ejerciendo torturas y era algo que me encantaba... cuando las palabras de la cambiante hicieron que la mirara y frunciera el ceño. ¿Un olor? Me concentré en ese momento mientras el vampiro se reía como un demente en lo que volví a darle con el látigo, pero sí, ella tenía razón porque captaba un aroma que se acercaba al lugar pero antes siquiera de que pudiera decirle nada para prepararnos, la puerta se abrió de golpe y dos sujetos entraron por ella. En cuestión de dos segundos me vi rodeada por un enjambre de avisas que me rodearon y comenzaron a picarme clavándome sus aguijones. Sentía el veneno que desprendían pero mi condición hacía que aguantara, lejos de gritar, simplemente apreté la mandíbula intentando deshacerme de las avispas, pero era imposible. De pronto sentí que una mano fría aferraba mi cuello mientras yo trataba de tomar aire, el veneno de una avisa podría ser mortal para un humano con tantas picaduras, pero yo aguantaba más por ser una loba. Mis ojos de color ámbar observaron al vampiro quien, de un tirón, desgarró mi ropa interior y coló sin dilación sus dedos en mi interior moviéndolos con violencia. Mi mano fue hasta su cuello donde clavé mis uñas haciéndole sangre, no le di la satisfacción y el gusto de oírme gritar por mucho que doliera, había tenido torturas peores que esa. Rasgó intencionadamente mi interior y yo me encogí en respuesta por el dolor, mientras me hablaba sobre que eran dioses y que nadie se metía con ellos. Me soltó dejándome caer al suelo donde vi cómo lamía sus dedos, la cambiante tenía un fuerte golpe en su cabeza y yo tomé uno de los frascos con antídoto para inyectarlo en mi cuerpo... lo que pasó después no lo recordaba bien.
Semanas más tarde después de aquel ataque y completamente recuperas, después de la enorme bronca y el castigo de Septimus ni la cambiante ni yo pensábamos dejar pasar las cosas, no después de lo que nos habían hecho. Le había prometido a Xanandra que mordería las pelotas de ese vampiro hijo de puta por lo que me había hecho para desquitarme, para quedarme a gusto y ambas trazamos un plan. Esa vez con más ayuda y mejor trazado, él acudía siempre al mismo local noche tras noche, habíamos despejado la zona de un callejón anexo y portábamos en nuestros cuellos colgantes que lograban camuflar nuestra esencia y nuestro olor cortesía de la hechicera que ella tenía por hermana. Lo cual nos daría una ventaja porque no podría oler nuestra esencia, ni tampoco ver nuestras auras, y lo pillaríamos por sorpresa cuando estuviera solo. Aparte de eso, de mi propio veneno, había sacado un vial que había puesto en una jeringuilla en un combinado de veneno de licántropo que le dificultaría el moverse y el regenerarse de sus heridas por muy vampiro, o muy Black, que fuera. Llevaba una combinación casi letal de un veneno creado a partir de mi propio veneno, años de estudio daban para mucho y había perfeccionado ese veneno del cual solo yo tenía el antídoto. Algo que solo utilizaba con aquellos que se lo habían ganado a pulso, y él, tenía el premio gordo. Con el amuleto en nuestros cuellos que nos ocultaba por completo, como todas las noches, salía él solo de aquel antro de perversión y depravación un tanto bebido y con una humana que seguramente acabaría matándola al beber de ella. Le hice una seña a la cambiante y sigilosas, gracias al amuleto, nos acercamos hasta que desde el tejado caímos ambas justo donde estaban. A la humana la noqueamos dejándola inconsciente, entre ambas empujamos al vampiro y rauda saqué la jeringuilla que tenía preparada inyectando en su cuello aquel combinado de venenos sabiendo que esa vez nadie acudiría a ayudarlo, lo teníamos todo estudiado y no habría nadie que fuera en su búsqueda pues otro flanco de guerra se alzaba contra ellos. Ahora que el veneno le hacía efecto lo estampamos contra la pared, mi rodilla voló rauda hacia sus partes en dos ocasiones logrando que se deslizara hasta el suelo por el dolor. Un látigo de púas entorno a su cuello clavándose pequeñas astillas en su piel y mi pie sobre sus partes mirándolo con una sonrisa.
-Hola vampiro, ¿te acuerdas de nosotras? Si pensabas que no íbamos a venir por ti después de lo que hiciste estabas muy equivocado –mi pie estaba sobre su miembro presionando con fuerza, no descartaba alguna patada más y más adelante, hacerle sangrar como me había hecho sangrar él.
Semanas más tarde después de aquel ataque y completamente recuperas, después de la enorme bronca y el castigo de Septimus ni la cambiante ni yo pensábamos dejar pasar las cosas, no después de lo que nos habían hecho. Le había prometido a Xanandra que mordería las pelotas de ese vampiro hijo de puta por lo que me había hecho para desquitarme, para quedarme a gusto y ambas trazamos un plan. Esa vez con más ayuda y mejor trazado, él acudía siempre al mismo local noche tras noche, habíamos despejado la zona de un callejón anexo y portábamos en nuestros cuellos colgantes que lograban camuflar nuestra esencia y nuestro olor cortesía de la hechicera que ella tenía por hermana. Lo cual nos daría una ventaja porque no podría oler nuestra esencia, ni tampoco ver nuestras auras, y lo pillaríamos por sorpresa cuando estuviera solo. Aparte de eso, de mi propio veneno, había sacado un vial que había puesto en una jeringuilla en un combinado de veneno de licántropo que le dificultaría el moverse y el regenerarse de sus heridas por muy vampiro, o muy Black, que fuera. Llevaba una combinación casi letal de un veneno creado a partir de mi propio veneno, años de estudio daban para mucho y había perfeccionado ese veneno del cual solo yo tenía el antídoto. Algo que solo utilizaba con aquellos que se lo habían ganado a pulso, y él, tenía el premio gordo. Con el amuleto en nuestros cuellos que nos ocultaba por completo, como todas las noches, salía él solo de aquel antro de perversión y depravación un tanto bebido y con una humana que seguramente acabaría matándola al beber de ella. Le hice una seña a la cambiante y sigilosas, gracias al amuleto, nos acercamos hasta que desde el tejado caímos ambas justo donde estaban. A la humana la noqueamos dejándola inconsciente, entre ambas empujamos al vampiro y rauda saqué la jeringuilla que tenía preparada inyectando en su cuello aquel combinado de venenos sabiendo que esa vez nadie acudiría a ayudarlo, lo teníamos todo estudiado y no habría nadie que fuera en su búsqueda pues otro flanco de guerra se alzaba contra ellos. Ahora que el veneno le hacía efecto lo estampamos contra la pared, mi rodilla voló rauda hacia sus partes en dos ocasiones logrando que se deslizara hasta el suelo por el dolor. Un látigo de púas entorno a su cuello clavándose pequeñas astillas en su piel y mi pie sobre sus partes mirándolo con una sonrisa.
-Hola vampiro, ¿te acuerdas de nosotras? Si pensabas que no íbamos a venir por ti después de lo que hiciste estabas muy equivocado –mi pie estaba sobre su miembro presionando con fuerza, no descartaba alguna patada más y más adelante, hacerle sangrar como me había hecho sangrar él.
Sheeva D. Volkova- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/06/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Run towards the darkness (privado)
Recordaba poco despues del golpe en la cabeza que pintó de sangre la pared, y su rostro, mientra la dejó incapacitada de levantarse para tratar de plantarles, y de hacerlo quizá habría encontrado la muerte, el instinto de supervivencia dominó ese instante, y quedarse en el suelo aturdida fue lo mejor, aunque no tardó en llegar el desmayo. No fue mejor decir el fallo a Septimus que mostró una mezcla de preocupación por ella y un enorme enfado por fallar la misión y el peligro que corrió su sobrina, el enfado tambien se noto, quería algo de esa maldita familia, había algo gordo con ellos, a saber que era, no se iba a meter se iba a limitar a seguir sus ordenes, aunque estaba enfurecida por el hecho de haber sido derrotada de esa manera tan impune, y sin posibilidad de defenderse, no podía haber misericordía, estaba claro que su compasión fue pagada con la cabeza abierta, Septimus tuvo piedad relativa, para esperar que se recuperarse antes de castigar su fallo, e instarle a que lo volviera a intentar, apresando mejor a la presa, no dejaba de ser una loba.
Se volvió a reunir con Sheeva que con ganas de venganza se hallaba, no era para menos, Xanandra solo se quedó con la cabeza abierta, en cambio ese maldito vampiro osó tocarla de una manera bastante...intima e insultante para ella y quería vengarse.
Asi que Xanandra no tuvo mayor problema en ayudar a crear una mejor trampa, el maldito vampiro era alguien de costumbres, había que atraerle, camuflarse bien, y su hermana hizo buena cuenta de ello, una vez preparada la trampa solo había que esperar que el cervatillo entrara, la licántropa contaba con ventajas que la cambiante no, ya que para un vampiro la mordida licántropa era un problema mayo que la de la cambiante, pero eso no quería decir que Xanandra no pudiera hacer daño, por su puesto que podía hacer daño, y más si se encontraba como realmente lo estaba ahora. Xanandra estaba furiosa por lo que había pasado, y como había sido ayudado por ese hechicero que manejaba los insectos y el licántropo que la reventó la cabeza.
-Has caido cervatillo.- Gruñó ella despues de que Sheeva le diera la bienvenida, ahora si que estaba furiosa, Xanandra daba feroces gruñidos que recordaban a lo que era realmente una loba. -No debistes haber hecho eso...tu mismo te has cargado la condena chupasangre.- Comentaba Xanandra mientras se acercaba lentamente al neófito de los Black, observó a Sheeva de reojo. Desde luego el golpe bajo al vampiro había surtido efecto, Xanandra se cruzó de brazos. -Ahora si que te han cogido para lo unico que te importa, tu escroto.- Masculló Xanandra mientras le miraba y miraba como le tenía Sheeva inmovilizado.
La cambiante dejó caer su ropa y se transformó en una enorme loba gris con los ojos bicolor como los tenía cuando era humana, se sacudió con el lomo erizado, dando dentelladas al aire mientras se acercaba con el belfo arrugado mostrandole los colmillos, una orden de Sheeva y el vampiro notaría que tan fuerte podía morder la loba, que acechaba alrededor del vampiro como un lobo caza a un cervatillo. Acercó su peligroso hocico al vampiro amenazando con darle un treemendo bocado en el cuello, una orden y se vengaría de lo ocurrido.
Se volvió a reunir con Sheeva que con ganas de venganza se hallaba, no era para menos, Xanandra solo se quedó con la cabeza abierta, en cambio ese maldito vampiro osó tocarla de una manera bastante...intima e insultante para ella y quería vengarse.
Asi que Xanandra no tuvo mayor problema en ayudar a crear una mejor trampa, el maldito vampiro era alguien de costumbres, había que atraerle, camuflarse bien, y su hermana hizo buena cuenta de ello, una vez preparada la trampa solo había que esperar que el cervatillo entrara, la licántropa contaba con ventajas que la cambiante no, ya que para un vampiro la mordida licántropa era un problema mayo que la de la cambiante, pero eso no quería decir que Xanandra no pudiera hacer daño, por su puesto que podía hacer daño, y más si se encontraba como realmente lo estaba ahora. Xanandra estaba furiosa por lo que había pasado, y como había sido ayudado por ese hechicero que manejaba los insectos y el licántropo que la reventó la cabeza.
-Has caido cervatillo.- Gruñó ella despues de que Sheeva le diera la bienvenida, ahora si que estaba furiosa, Xanandra daba feroces gruñidos que recordaban a lo que era realmente una loba. -No debistes haber hecho eso...tu mismo te has cargado la condena chupasangre.- Comentaba Xanandra mientras se acercaba lentamente al neófito de los Black, observó a Sheeva de reojo. Desde luego el golpe bajo al vampiro había surtido efecto, Xanandra se cruzó de brazos. -Ahora si que te han cogido para lo unico que te importa, tu escroto.- Masculló Xanandra mientras le miraba y miraba como le tenía Sheeva inmovilizado.
La cambiante dejó caer su ropa y se transformó en una enorme loba gris con los ojos bicolor como los tenía cuando era humana, se sacudió con el lomo erizado, dando dentelladas al aire mientras se acercaba con el belfo arrugado mostrandole los colmillos, una orden de Sheeva y el vampiro notaría que tan fuerte podía morder la loba, que acechaba alrededor del vampiro como un lobo caza a un cervatillo. Acercó su peligroso hocico al vampiro amenazando con darle un treemendo bocado en el cuello, una orden y se vengaría de lo ocurrido.
Xanandra Mayfair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 15/05/2018
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