La huida del infierno (priv. Manada Romanovs)

por **Gina** Lun Jul 23, 2018 10:45 am

Oscuridad, Humedad, moho, sangre, putrefacción, incienso eran los olores que todos los días su olfato detectaba, olfato desde que había llegado lo respiraba, detectaba cualquier cosa con su nariz. Cadenas,gritos, desesperación, chirridos de ratas o de las puertas al abrirse y cerrarse, los pasos de aquella gente que según ellos, lo hacían por Dios y para su bien. Era lo que localizaba su oído, sentido también amplificado desde que estaba allí. No sabía lo que la pasaba, solo que escuchaba y olía todo mejor.

Su gusto también pedía algo en especial, deseaba saborear la carne, carne cruda, y cada vez que despertaba sin ser consciente, una vez al mes había cadáveres de ratas a su alrededor y su boca la sabía a aquel líquido ferroso, que algo dentro de ella la pedía, como si ella compartiera su cuerpo con otra persona.Y ver, veía bien por la noche, su vista se había acostumbrado a un año de estar encerrada allí, no sabía si algo había cambiado en su vista.

Sus ojos estaban adaptados a aquella oscuridad de aquella celda, apenas tenía una especie de cama que fue haciendo con restos de ropa que se la iban rompiendo por las torturas que la provocaban día si día también o cuando una vez al mes aparecía con heridas profundas y completamente desnuda. Por suerte a veces la retiraban unas balas que la quemaban y la dolía como si fuera su fin, por suerte esas balas las retiraban, las normales las expulsaba su cuerpo. Cuerpo que no sabía que hacia eso, además de curarse a gran velocidad.

No sabía lo que la pasaba y por que estaba allí, por que Dios la tenía que perdonar si no había hecho nada. Pensaba que iba a perder la cabeza allí dentro. Por suerte en esa celda con una piedra podía contar los días. Se levantó de la celda arrastrando los pies mientras sus cadenas resonaban al moverse, se sentó en la esquina mientras cogía la piedra con la que contaba los días. Observó todas las lines e hizo la última linea en aquel calendario 365 días ahí metida. Dejo caer la piedra de sus manos mientras notaba humedad en sus mejillas y no era mas que lagrimas.

De pronto algo escuchó, eran gritos, golpes, sabía que era la hora de sus torturas, se apretó contra la esquina de la celda mientras agarraba sus rodillas contra su pecho. Estaba débil, si eso seguía así iba acabar muriendo en aquella celda. Pero aquellos olores eran extraños tanto los olores como los sonidos, algo iba mal o ¿traían a otro prisionero? No lo quería averiguar, solo su vista se escondió entre sus rodillas esperando que no se dirigiera a su prisión.

por **Makarov V. Romanovs** Dom Oct 07, 2018 8:51 am

Finalmente el Conde ruso había dado con el escondite de un grupo de cazadores afiliados al vampiro que el tanto odiaba por a ver asesinado a su mentor, que no hacían otra cosa que hacerse pasar por la inquisición para así justificar sus actos de tortura y de paso conseguir la sangre y las cosas, que necesitaba tanto el vampiro como sus aliados, rechisto estaba molesto realmente molesto con aquello como los humanos podían unirse voluntariamente a un ser tan abominable como un vampiro, sus ojos destellaban en una tonalidad amarillenta ya que poco faltaba para que la bestia surgiera de su interior, rechisto levemente cerrando sus ojos y sintiendo el aroma como también sonido a cadenas. lo que le hizo rechistar.

-Bien nos cargaremos este lugar de una vez por todas, no dejemos ni un superviviente de los culpables luego liberaremos a los prisioneros...

Sentencio la vida de los que habían estado torturando a sus semejantes y también dañando a otros seres que nada tenían que ver con el tema, todo por capricho y deseo de ese maldito inmortal, el asalto debía ser silencioso y letal, para que nadie se diera cuenta de nada sin hacer mucho ruido se acercaron a la entrada, este nunca había visto a la mayoría de su "manada" si era que se podía llamar así en combate pero confió de que pudieran hacer lo que les correspondía para obtener la victoria en ese momento. El en cambio se hizo cargo de los dos que estaban en la entrada, asesinando el primero con una daga, para luego esquivar el ataque del segundo y con sus garras degollarlo, aunque no todo salio como planeado y el ruido comenzó a sentirse y eso puso en alerta los que estaban dentro.

-Bueno plan B gente, vamos a eliminarlos a la fuerza recuerden sin supervivientes que puedan decirle algo a su amo...

Diciendo aquello tomo, una de las armas que estaban tiradas en el suelo, era un lobo se podría decir que debería luchar con sus habilidades naturaleza y garras, pero a ver sido entrenado por cazadores en realidad acostumbraba a usar estas y como ultimo recurso sus habilidades sobrenaturales para sorprender a su oponente con la guardia baja.

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