Una oveja enamorada de un lobo - Privado

por **Zera Di Sienna** Lun Jul 30, 2018 6:44 pm

El cielo de París, se encontraba encapotado, y no pasaría mucho tiempo para que las primeras gotas de la lluvia fría, cayeran pesadamente al piso de la calle empedrada, por donde se dirigía el coche que llevaba a la joven italiana, rumbo al centro de la ciudad. Zera, se había apresurado a vestirse, en cuanto había escuchado a las amigas de su madre, hablar sobre el escandaloso cantante que era el chisme de las reuniones femeninas. Un cantante que hacía derretir los corazones mas duros, hasta convertirlos en tiernos y vivos corazones, llenos de emociones. Ella sabía de quien se trataba, pues le había escuchado una vez, en un café, pues ese joven, solía cantar en distintos lugares, y muchas veces, en sitios donde ningún otro lo haría, pues se suponía, que con tanto éxito, no se rebajaría a cantar para la gente común. Mas él, gustaba de regalar sus interpretaciones, a todos los que deseaban escucharlo, pues al fin de cuentas, era una manera de hacer publicidad, puesto que luego, los que le escuchaban compraban las entradas del teatro, hasta agotarlas, con tal de volver a escucharle.

Por esa razón, y sabiendo que su madre, y menos su padre, le permitirían ir al teatro, se apresuro a decir que iría a tomar un té con una amiga, una señorita de alta sociedad, pronta a casarse, por lo que no levantó sospechas. Mientras e preparó, había pensando e las canciones que solía interpretar el caballero, las que eran dulces, trágicas, y cargadas de amor. Suspiró, pensando en que ella desearía encontrar a un hombre que pudiera amarla, como las historias que se desarrollaban en esas canciones. Ya en el coche, en que se dirigía al café, comenzó a canturrear una de esas canciones, y no pudo dejar de emocionarse, cuando pensó en lo que sería perder al amor de la vida. Bajó la mirada, para luego volver a levantarla, dejando que se perdiera en el paisaje que se veía por la ventanilla. Suspiró, en el instante en que su mirada se encontró con la de un hombre, de mirada fuerte, misteriosa, que logró hacer que la italiana temblara y se sonrojara.

Cuando por fin llegó al café, el espectáculo ya había comenzado, un empleado le abrió la puerta y la condujo hasta una mesa vacía, la última que había en el lugar, muy cerca del cantante - Emile Du Folie -, Zera, se dejó caer en esa sensación de melancolía, y romance, en cuanto la música, se fue adueñando del silencio de la sala. La puerta volvió a abrirse, ella, instintivamente, giró su cabeza, llevando su mirada a la persona que acababa de entrar, entonces le reconoció, era el caballero de penetrante mirada, volvió a temblar, no supo el porque, pero se sintió, como una oveja, al descubrir un lobo, muy cerca de ella.