Reunion [Privado]

por **Silke Wagner** Miér Ago 22, 2018 9:40 am

Todo estaba tranquilo, más que nunca en mucho tiempo y no es que se debiera a algo especial, sino que simplemente la asesina y traficante se estaba tomando algo más de tiempo para otras cosas que no fueran trabajo. Hacía muy poco que sus sentimientos por Lee habían salido y flote y últimamente era aquel hombre lo único que ocupaba sus pensamientos, haciéndola creer estar cayendo aun más por él. Sonrió ante ese pensamiento. ¿Podría ella caer más por aquel hombre? Lo dudaba seriamente pero al parecer, estaba sucediendo y es que si analizaba la situación, parecía estarse volviendo más blanda, más sensible y aunque eso no era malo cuando estaba al lado de Lee, lo era cuando se trataba de estar frente a los negocios o imponer orden.

Y es que tan cambiada estaba que en pensó más de una ocasión visitar a Lee en su hogar, pero se contuvo. No encontraba una necesidad real en de un momento a otro aparecer frente a él ¿Qué se suponía que le diría?. De alguna manera no pensaba en pasar vergüenza ni arriesgar su propio pellejo o el ajeno siguiendo solamente un capricho, así que esforzándose por hacer a un lado aquellas ideas, decidió enfocarse en otras cosas.

Esa mañana en particular se levanto muy temprano para alistar varias cosas necesarias para una reunión que nada tenía que ver sus negocios turbios, sino que era de hecho, para una exposición de arte dentro del Hotel, algo que consideraba ella, buena, en especial considerando que quien deseaba hacer la exposición era aquel que hasta hacía poco era su enemigo; el embajador de Corea. Y tan afanada estuvo en mantener todo perfecto para la llegada de su invitado, que acabo todo justo cuando anochecía y logro ella arreglarse así como llegar a la sala de la reunión con algunos minutos de anticipación que la invitaron a disponerse para el encuentro.

por **Paul Brel** Dom Sep 09, 2018 6:25 pm

Como se había enterado, de la posibilidad de una exposición, en el prestigioso hotel, poco importaba, puesto siempre se podía llegar a conseguir las noticias mas deseadas, tras unos pocos o muchos francos. Pero aquí, lo que realmente importaba, era que la señorita Wagner, - una conocida mecenas de arte - estaba por montar una exposición de arte, y no le había enviado participación, a él, que era el otro gran mecenas de la ciudad - o por lo menos, así él lo creía -, ¿Como podía ser posible? y ademas, de extraño, era el tema de dicha muestra, que se tratase de arte oriental. Paúl pensó en el gran numero de artistas franceses, que estaban experimentando con nuevas formas de ver la pintura y la realidad, y que no conseguían un lugar decente en donde mostrar sus obras. por lo que el hotel Des Arenes, bien podría haber realizado una exposición, abalando en cierta forma, ese nuevo arte, cosa que le beneficiaría económicamente, no solo al francés, sino a la alemana. Todo ello, llevaba a que el Brel, sintiera una cierta traición, de parte de la dueña del hotel.

Tan disgustado estaba, que no había podido dormir en toda la noche, - en parte por pasarse la noche entera de juerga, terminando en una de las habitaciones del Hotel Des Arenes. Pero también, fue el escuchar que entre los empleados del hotel, se estaba hablando en voz baja, de los salones que se utilizarían para tal evento, y el gran impacto que eso sería para la ciudad entera-. - ¿Pero, hacer una exposición de arte Coreano? - caviló, mientras apresuraba el trago de su café negro, y quebraba la tostada entre sus manos, - ¿Como puede hacer algo así? ¿acaso se ha vuelto loca? existen códigos, y el fundamental es el juego limpio, en especial para el arte de nuestro reino, quien debe ser mas cotizado que el de una civilización de gente inculta? - masculló, Paúl, sabía que estaba diciendo tonterías, y que el arte de oriente, se volvía cada vez mas cotizado, y hasta influenciaba a los nuevos artistas, pero el sentir que le habían dejado de lado, como un marchante de buen gusto, como se consideraba, le había hecho amargar el día.

Tras pasar la tarde, en el lobby del hotel, con la sola idea de hablar con la alemana, decidió mandar a comprar un traje, ponerse de gala, e ir a buscar a la joven, con quien deseaba reunirse, y convencerla, fuese como fuese, que lo debía dejar participar de aquella exposición, y si podían hacer que participen artistas locales, mas que mejor, pero mientras él pudiera sacar su tajada económica, no importaba que presentaran arte hecho por caimanes, solo que sus bolsillo rebosaran de francos, y que sus vicios fueran saciados. No era un mal hombre, solo un noble venido a menos, pero que aún podía vivir como un hombre de clase alta, y usar sus influencias para conseguir lo que deseaba. Encendió su cigarrillo y esperó pacientemente, para después, dirigirse al despacho donde la mujer se encontraba, golpear la puerta y esperar a que le permitieran entrar, necesitaba convencerla, y esperaba que sus argumentos fueran convincentes.

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