Mi estómago cobra vida sin comida (libre)

por **Julieta** Jue Ago 23, 2018 8:43 pm

Paseando por París se dio cuenta de que alguien la seguía y no entendía porque. Probablemente era la anciana que quería matarla en plena calle, por lo que ¿A quien le iba a importar una muchacha como ella? Angnieszka no la volvió a ver en las calles. No muchas personas aguantan en las calles, o mueren de hambre o mueren por estar en medio de un tiroteo o algo parecido. De todas formas estaba completamente sola. Cuando miró a los alrededores su paranoia disminuyó señalando que estaría más tranquila o eso creía ella.

Aquella mañana estaba sola y había salido a comprarse algo de comer. Para su suerte, la anciana con la que convivía de malas maneras se había ido de la ciudad para conseguir cosas que esta necesitaba como hierbas o algun líquido especial, ella no quería saber nada por lo que estaría tranquila mientras durase realmente. Todo estaba por ver si la anciana regresaba. Echaba de menos a sus padres pero no tenía ni idea de si estos vivían todavía. Estaba asustada realmente de que algo extraño pudiera pasarles. Probablemente estarían bien, seguramente vigilados por si estos se les ocurría ir en la búsqueda de Julieta, como un amigo de la familia que intentó ir en su rescate. La anciana lo convirtió en sapo y esas fue su cena de la que ella misma no comió y a pesar de tener un hambre atroz no quería comer carne nunca más.

Estaba débil y a bollos no podía alimentarse siempre. Necesitaba nutrientes pero ahora le resultaba realmente dificil comerse un plato singular de carne en la casita en la que reside. No, porque cuando le obligaba la anciana de comer carne o algo similar simplemente recordaba la escena en la que el amigo fue convertido en sapo y prácticamente la anciana canibal porque no tenía otro nombre se lo comió sin arrepentimiento. Gustosamente le dió el plato y aguantó hasta estar sola para romper a llorar. Realmente quería matar a la anciana pero mira que lo había intentado muchas veces pero sin éxito. Rezaría por un milagro ese día y hasta las doce de la noche no iba a volver por la casita.