Luces Y Sombras

por **Thyra Skarsgård** Vie Sep 07, 2018 7:16 pm

Apoyada en la baranda del balcón contemplaba la ciudad que se extendía ante mi vista desde el balcón de la habitación que solía ocupar en aquella mansión, había tenido un fuerte enfrentamiento con el Inquisidor y dichos encuentros normalmente me dejaban llena de energía negativa que de algún modo tenía que liberar pero que no podía hacerlo porque el lobo me tenía prohibida cualquier salida después de la última pelea que habíamos tenido. Mi espíritu rebelde hacía que nuestra “relación” no fuera fácil y que siempre estuviéramos constantemente en un tira y afloja que no siempre acababa para bien. Mi estado a veces repercutía en mi magia sobre todo tras encuentros algo bruscos como el que habíamos tenido aquel día. Yo, la más rebelde de las dos, era la que siempre le plantaba cara porque en el fondo seguía pensando que algo nos ocultaba y esa sensación permanecía latente y no podía desprenderme de ella con facilidad. Lancé un suspiro y me giré para adentrarme en la habitación pensando qué era lo que podía hacer para sacar toda esa negatividad que llevaba, fue entonces cuando me di cuenta de un pequeño baúl que había en una de las esquinas de la estancia, me acerqué a dicho baúl para ver lo que había en su interior y al hacerlo me encontré con pequeñas páginas que guardaba casi como si fuera un diario que habían quedado un tanto en el olvido. Me senté en la cama dejando el baúl sobre esta para ir sacando el contenido, no recordaba la última vez que había escrito en un diario y sentía cierta curiosidad por saber con qué me encontraba.

Hacía unos años cuando era más pequeña sobre todo que había pasado una época de constantes pesadillas, no había encajado demasiado bien la muerte tan repentina de mis padres siendo tan pequeña y eso trajo sus consecuencias cuando el lobo nos llevó con él salvándonos de quedarnos en la calle sin nada. Para ese entonces nuestra relación con él era mejor y no como la que yo al menos mantenía con él, Xanandra era la que mejor se llevaba con el lobo de las dos y quizás era porque en su empeño por llevarse bien en el fondo yo sabía que lo hacía para protegerme, para apaciguarlo y que no me castigara tanto como hacía. Recordaba que esas pesadillas las escribía en un diario para expresarlas, sacarlas de dentro y quitarme un “peso” de encima. Podría ser una tontería pero en ese entonces me ayudaba, no solo había cosas malas en aquel diario sino que también había vivencias junto a mi hermana, recuerdos felices juntas aunque más bien tuvimos más sombras que luces tras la partida de nuestro hogar y la muerte de nuestros padres. Hacía tiempo que no escribía en un diario y quizás no sería tan mala idea empezar a hacerlo de nuevo, expresar lo que sentía, sacar todos esos sentimientos negativos plasmándolos con tinta... quizás me ayudara como había sucedido en un pasado. Cogí una de las hojas que había sueltas dentro del baúl, me acerqué al escritorio y empecé a narrar aquello que llevaba dentro, lo que sabía que nadie más salvo yo conocería. Septimus nos tenía controladas pero jamás leería aquellas palabras, ahora más avanzada con mi magia protegería ese baúl y aunque fuera en un diario plasmaría todo lo que sentía y me hacía sentir mal para aliviarme, para sentirme mejor aunque fuera mientras plasmaba en palabras lo que me carcomía por dentro que no eran pocas cosas, pero sobre todo, intentar averiguar qué pasó aquella noche en la que murieron mis padres.