Mas perdida que una gota de agua en el mar (Jensen)

por **Ione Darkfrith** Mar Dic 28, 2010 3:58 pm

Bien, y ahora me había perdido. Bueno, vamos a tirar de deducciones logicas. Estoy en una ciudad. París en concreto. Hablan francés y yo se hablar fancrés. o mas sencillo es preguntarle a alguien pero nooooo, líbreme el cielo de preguntar a alguien. Eso sería como admitir mi derrota, y nadie derrota a Aleksandra Romanova.

Con este panorama llegué hasta lo que parecía una plaza "Gran deducción Sasha, es redonda, y hay bancos y hay una plaquita que pone Plaza Tertre. Te aplaudo por tu maravillosa inteligencia" Bien, hay que celebrar que ahora ya sabía donde estaba exactamente. Ahora, el como se llegaba a mi casa ya no lo tenía tan claro.

Vale, pues me sentaré en un banco a meditar y a ver como la gente se queda mirando a una loca que en pleno diciembre va con un vestido de verano. Y lo mas triste de todo es que la loca soy yo, hay que fastidiarse. Mientras pensaba en eso observaba a la gente, como iba e intentaba imaginar como serían sus vidas, como se llamaban y demas. Era un juego entretenido para pasar el ato, para que vamos a mentir, a falta de otra mejor que hacer.

por **Jensen S. Slayer** Miér Dic 29, 2010 7:17 pm

Su cabello desaliñado atraía bastantes miradas furtitivas mientras caminaba por las calles de París, en una sola dirección. ¿Cómo un hombre de tan alta clase, luciría así? Pero, a Jensen no le importaban las reacciones o lo que sea que fuese que el resto pensara de él.
Lucía un traje completo, exceptuando por el saco.
Sólo llevaba encima un chaleco, que cubría gran parte de su camisa blanca.

Caminó, mientras lanzaba una mirada en dirección al cielo, un cielo azul y cristalino, que le recordó con sencillez, al mar.
Hacía años que no lo veía, no sentía el vaivén de las olas sobre sus pies. Pero ¿¡Qué podía sentir una criatura como él!? ¡Nada! Nada podía sentir él... ni la más mínima sensación. El golpe del viento frío que azotaba su rostro o el sentimiento del amor... ¡Nada! le gritó su mente con desdén, restregándole en la cara, que él era una roca.
Algo con vida, supuestamente, que no servía para nada, más que matar...

Emitió un gruñido proveniente del fondo de su garganta, en respuesta a su subconciente, a ello que le gritaba lo que era...
Entró en la Plaza principal, tratando de contenerse, contener la furia abrasadora dentro de él que amenazaba con salir y avecinba que las consecuencias no serían buenas.
Se sentó en el primer banco que encontró, al lado de una muchacha, no pudo identificarla por la ira que comenzaba a devorarlo sin piedad.

- Buenas Tardes -comenzó en un suave mascullo, lo bastante audible.

por **Ione Darkfrith** Jue Dic 30, 2010 8:19 am

Pues gracias a Dios había gente que aun estaba peor de la cabeza que yo, si, si. Una mujer intentaba atraer la suerte y alguna que otra moneda sobre si misma cantando.. bueno al menos intentandolo para ganarse una monedas mientras hacía el pino. Muy normal, si señor. Tan normal que me hizosacar una sonrisa y levantarme para pedirle que se callara, eso si, con mucha educadión y dinero contante y sonante.

Volví a mi banquito de la Plaza Tertre, con algo de hambre... Cuando llegara a mi casa pediría al chef que me hiciera algo rico, rico de comer, porque si no, me comería a alguien. Si, me comeré a alguien me dije a mi misma mientras jugueteaba con el opalo negro que colgaba de mi cuello, realzandolo y adornandolo al mismo tiempo, un regalo de Alexei, mi esposo.

¿Donde estaría ahora? Tal vez con algún amigo... o amiga. Que mas daba, a mi con tal de que me diera libertad yme dejara a mi aire que se buscara toda la diversion fuera de casa que quisiera. Y en medio de esos pensamientos tan poco propios de una mujer de mi tiempo un hombre vestido con un saco, si, si, un saco, se sentó a mi lado. Parecía que iba a morder a alguien, literalmente:

-Buenas tardes señor... ¿Se encuentra usted bien? No es por meterme en sus asuntos ni nada, pero parece que quiera matar a alguien... y asusta a las palomas-era la pura verdad. Se habían ido apartando de su camino como cuando pasaba por alli un carruaje a toda velocidad. Pero su cara me sonaba de algo, le tendí la mano para que me mirara directamente, a ver si él caía en quien era yo o viceversa- Soy Aleksandra Romanova, encantada...

por **Jensen S. Slayer** Vie Dic 31, 2010 2:54 pm

Su mirada se perdió en la nada, trataba de controlarse. Controlar la ira, esa ira que la conocía ya perfectamente, esta lo visitaba muy a menudo y él, "encantado de verla".
Resopló con fuerza, al sentirse ya más calmado, esperó no haber asustado a la joven muchacha de a su lado.
Hoy en día, era sumamente, extraño, ver a un hombre, que llegaba enfurecido, de la nada, que la ira lo consumía, sin motivo alguno, tan solo por sus estúpidos pensamientos.
Jensen era tan fuerte pero también vulnerable a la vez...

Giró su rostro, para mirar a la muchacha, con una expresión de pena en su semblante. ¡Bipolar! se gritó a si mismo.
Tragó saliva o lo que sea que fuese que tenía acumulado en la boca, saliva, pozoña, no importaba.
- He de pedir una disculpa, mi lady. Por haber llegado como lo hice hace unos minutos, no era mi intención espantarla o incomodarla -se disculpó de inmediato, sintiendo como la ira se disipaba en su interior, tal vez surgiría más tarde, pero por ahora, no necesitaba exponerse más de lo que ya.

Su subconciente comenzó a maquinar inútiles excusas a su favor, como... su padre le había fastidiado o... había sido insultado en el camino. Patéticas excusas... pero necesitaría alguna respuesta a su favor si la chica, le preguntaba.
- El placer ha de ser mío, lady Romanova -comenzó extendiéndo su mano para tomar la de ella, esperando a que no le incomodara la frialdad de su piel.

por **Ione Darkfrith** Dom Ene 02, 2011 11:50 am

Bueno, estaría bien hablar con alguien, al menos asi estaría entretenida hasta que me diera la real gana de levantarme e ir a mi casa de nuevo. Aquel hombre era bastante raro a decir verdad, raro pero a su vez misterioso y, para que vamos a negar lo evidente, tremendamente atractivo.

-Oh, no me pida disculpas... ¿Acaso está insinuando que parezco una paloma?- le dije bromeando, con un mohín de fingido enfado, y una media sonrisa en la boca. En aquel momento me tomó la mano, y la sentí fria, congelada, como si en lugar de un ser humano fuera una estatua de hielo. Un escalofrio recorrió mi espalda, pero no comenté nada acerca de esa frialdad, por el contrario decidí seguir hablando, y si, inventando como el mejor de los novelistas:

- Cuanta ceremoniosidad por el amor de Dios, por cierto, tiene usted un nombre realmente precioso, sepa que mi primo pequeño lleva ese mismo nombre -si, disimulada como yo sola. Pero es que no se había presentado, y no me gustaba que la gente no se presentase cuando yo ya lo había hecho.

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