AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Belleza egipcia (Vincenzo)
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Belleza egipcia (Vincenzo)
Ignoro si fue por el deseo de atormentarme o por el ansia de comprender que había algo más allá de París, pero aquella tarde, cuando el sol ya no dañaba mi tostada piel acudí al puerto para observar la inmensidad del mar. Muchos barcos anclaban y fijaban los veleros a la orilla, rendidos ante la falta de luz pero contentos por la pesca obtenida.
Me apoyé sobre una barandilla y pensé que las mismas aguas que azotaban el puerto lamían las costas africanas... y los rios de aguas cristalinas de mi querido Egipto desembocaban también en ese mismo mar. Deseé poder hundir mi cuerpo, tan joven como eterno en aquel lugar para sentir más cerca mi pasado, doloroso y anhelado. Avancé sin pensarlo hacia la playa. Esquivé a los marineros que clavaban sus ojos en mi belleza exótica y me detuve solo cuando el viento húmedo me rozó las mejillas. Cerré los ojos para ocultar el dolor que me producía recordar mi tierra y el trono que se me había arrebatado. El sonido del mar calmó levemente mi angustia, dejándome aturdida.
Me apoyé sobre una barandilla y pensé que las mismas aguas que azotaban el puerto lamían las costas africanas... y los rios de aguas cristalinas de mi querido Egipto desembocaban también en ese mismo mar. Deseé poder hundir mi cuerpo, tan joven como eterno en aquel lugar para sentir más cerca mi pasado, doloroso y anhelado. Avancé sin pensarlo hacia la playa. Esquivé a los marineros que clavaban sus ojos en mi belleza exótica y me detuve solo cuando el viento húmedo me rozó las mejillas. Cerré los ojos para ocultar el dolor que me producía recordar mi tierra y el trono que se me había arrebatado. El sonido del mar calmó levemente mi angustia, dejándome aturdida.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Terminé de enrollar la especie de pergamino qeu un mensajero a caballo me había traido expresamente a mi. En cambio, le di un pequeño saco con especias, y otro con granos de cacao que había conseguido traer en uno de mis viajes, y que al fin y al cabo pude cosechar en mi hogar aqui en francia. El pergamino contenía medio mapa, de los cinco que andaba buscando como agua en el desierto.
Eran de lugares que no había alcanzado a ir aun. Grecia, Egipto, Asia y el último, un lugar que decían que había bajo el mar, pero que en algun lugar debían de haberse hallado sus documentos, y yo iba a encontrarlos.
El trozo de mapa, correspondía a una de las rutas hacia egipto, un lugar bastante consolidado aunque me moría por probar, ver y sentir su riqueza cultural. Historias y demás cuentos nos dieron a conocer de aquel típico lugar, pero mi alma se moría de ganas por habitar, y conocer por mis propios ojos y medios aquel fantastico aunque perdido segundo trozo del mapa.
Enrollé el pergamino y lo guardé en mi bolsillo, a buen recaudo junto a mi pecho. Caminé por la gélida noche, juanto al mar que me envolvía en fragancias que estaba acostumbrado a recibir de golpe, pero la brisa me trajo un aroma a perfume bastante embriagador.
A pocos metros, una muchacha observada por hombres ya entrados en años caminaba por la arena mojada de la playa. Con paso tranquilo, llegue hasta su altura, pude percibir su añoranza, oalgo que se le pudiese parecer a la melancolía.
- Lo extraña, verdad?
Lo cierto era que no sabia si se refería a un lugar, o a alguien en especial. Solamente una persona a esas horas de la tarde podría mirar con aquel anhelo al mar. Alguien de corazón triste.
Eran de lugares que no había alcanzado a ir aun. Grecia, Egipto, Asia y el último, un lugar que decían que había bajo el mar, pero que en algun lugar debían de haberse hallado sus documentos, y yo iba a encontrarlos.
El trozo de mapa, correspondía a una de las rutas hacia egipto, un lugar bastante consolidado aunque me moría por probar, ver y sentir su riqueza cultural. Historias y demás cuentos nos dieron a conocer de aquel típico lugar, pero mi alma se moría de ganas por habitar, y conocer por mis propios ojos y medios aquel fantastico aunque perdido segundo trozo del mapa.
Enrollé el pergamino y lo guardé en mi bolsillo, a buen recaudo junto a mi pecho. Caminé por la gélida noche, juanto al mar que me envolvía en fragancias que estaba acostumbrado a recibir de golpe, pero la brisa me trajo un aroma a perfume bastante embriagador.
A pocos metros, una muchacha observada por hombres ya entrados en años caminaba por la arena mojada de la playa. Con paso tranquilo, llegue hasta su altura, pude percibir su añoranza, oalgo que se le pudiese parecer a la melancolía.
- Lo extraña, verdad?
Lo cierto era que no sabia si se refería a un lugar, o a alguien en especial. Solamente una persona a esas horas de la tarde podría mirar con aquel anhelo al mar. Alguien de corazón triste.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
El don que había adquirido cuando me había convertido en vampira parecía haberse acallado con mi anhelo. Por ello mis sentidos no detectaron la presencia de un joven acercándose a mi. Solo reaccioné cuando su voz, sorprendentemente armoniosa me interrogó. Por un instante volví a ser quien era al verme descompuesta por tan acertado interrogante por su parte, pero decidí que si llevaba siglos rehuyendo de los humanos aquel no era un buen momento para mostrar mi verdadera personalidad, cálida y agradable.
-Creo que habeis hablado por hablar - dije con tono seco, pero al alzar la vista para clavar los ojos en mi inesperado acompañante me quedé desconcertada ante el poder que emanaba de él- sea como sea, habeis acertado. Anhelo mi tierra.
Los ojos se me entristecieron al decirlo en voz alta, así que aparté la vista y forjé de nuevo la coraza que había contruido hace mucho tiempo... no solo para no recordar, si no para no salir herida. Mostrar debilidades podía costarme la vida,,, y hacer mi existencia mucho más dificil.
-Creo que habeis hablado por hablar - dije con tono seco, pero al alzar la vista para clavar los ojos en mi inesperado acompañante me quedé desconcertada ante el poder que emanaba de él- sea como sea, habeis acertado. Anhelo mi tierra.
Los ojos se me entristecieron al decirlo en voz alta, así que aparté la vista y forjé de nuevo la coraza que había contruido hace mucho tiempo... no solo para no recordar, si no para no salir herida. Mostrar debilidades podía costarme la vida,,, y hacer mi existencia mucho más dificil.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Sentí una espina clavada, mi torpeza y poca sutilidad a la hora de expresar mis palabras eran pésimas. Quería enmendar aquello, pero si lo pensaba mejor no había nada de malo enmis palabras. Cuando aquella mujer encontró su mirada con la mia, pude ver a tra vés de sus ojos el mayor anhelo de todos, y yo mejor que nadie sabía lo que era aquello. Quizá el estar lejos de su hogar, que seguramente se encontraba a la otra orilla, le traía recuerdos, quizá felices, porque nadie querría recordar su hogar como algo agridulce.
Suspiré resignándome.
En la ultima semana había conocido a otras mujeres, mayormente de la realeza, que simplemente habían viajado a esta ciudad por motivos varios, pero el motivo de aquella enigmatica mujer se escapaba a mi entender. Todos llegaban a esta ciudad encantadora con ilusión en la mirada, pero en cambio la suya..
- Por que no vuelve? Acaso algo la retiene aqui en contra de su voluntad?
El silencio sepulcral que salía de sus labios se me hacía incómodo, quizá le estuviese incomodando en su estadía en este lugar digamos paradisíaco en comparación al tumulto en la ciudad.
- Perdone mi indiscrección, me llamo Vincenzo.. y vos?
Suspiré resignándome.
En la ultima semana había conocido a otras mujeres, mayormente de la realeza, que simplemente habían viajado a esta ciudad por motivos varios, pero el motivo de aquella enigmatica mujer se escapaba a mi entender. Todos llegaban a esta ciudad encantadora con ilusión en la mirada, pero en cambio la suya..
- Por que no vuelve? Acaso algo la retiene aqui en contra de su voluntad?
El silencio sepulcral que salía de sus labios se me hacía incómodo, quizá le estuviese incomodando en su estadía en este lugar digamos paradisíaco en comparación al tumulto en la ciudad.
- Perdone mi indiscrección, me llamo Vincenzo.. y vos?
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Mantuve los labios sellados durante unos minutos. Sabía qué efecto tendría en un humano... y esa incomodidad e inestabilidad provocaba inseguridad. Todo ello desembocaba en deseos de desaparecer, en dar por perdida la conversación. Me sorprendí al ver que el joven no se iba de mi lado. En cambio, se presentó. Me obligué a guardar la compostura. No eran preguntas adecuadas.
-No, en absoluto... lo único por lo que siempre he luchado ha sido por mi libertad. Llevo viajando más años de los que cree... y las tierras que dejé atrás me hacen sentir anhelo... y dolor a partes iguales- paré de andar para girarme y mirar al chico a los ojos. Volví a sorprenderme de la claridad de estos y de una chispa de luz que nunca había visto en humanos-. Supongo que usted habrá sentido alguna vez cosas parecidas...
Guardé silencio mientras escrutaba el rostro del humano. Tal vez era hora de alejarle de mi de una manera menos sutil. No era seguro para él estar al lado de una vampira y... lo cierto es que los hombres se me antojaban despiadados e interesados a partes iguales, por lo que no me agradaba en absoluto que se acercaran a mi. Una pena. Vincenzo parecía diferente y no sabría explicar por qué.
-¿Cree que merece saber mi nombre? - una pregunta mordaz. Enarqué una ceja. Recuperé mi ironía y mi altivez en pocos segundos. Tal vez una actitud arrogante bastaría para espantarlo.
-No, en absoluto... lo único por lo que siempre he luchado ha sido por mi libertad. Llevo viajando más años de los que cree... y las tierras que dejé atrás me hacen sentir anhelo... y dolor a partes iguales- paré de andar para girarme y mirar al chico a los ojos. Volví a sorprenderme de la claridad de estos y de una chispa de luz que nunca había visto en humanos-. Supongo que usted habrá sentido alguna vez cosas parecidas...
Guardé silencio mientras escrutaba el rostro del humano. Tal vez era hora de alejarle de mi de una manera menos sutil. No era seguro para él estar al lado de una vampira y... lo cierto es que los hombres se me antojaban despiadados e interesados a partes iguales, por lo que no me agradaba en absoluto que se acercaran a mi. Una pena. Vincenzo parecía diferente y no sabría explicar por qué.
-¿Cree que merece saber mi nombre? - una pregunta mordaz. Enarqué una ceja. Recuperé mi ironía y mi altivez en pocos segundos. Tal vez una actitud arrogante bastaría para espantarlo.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
- Tanto como usted mereció el mio. Sentencié. Dura de pelar, como se diría en otros lugares, extrañas expresiones que ahora eran de utilidad, mas bien, siempre sabía como usarlas.
Mantuve la compostura, mi mejor virtud era la paciencia. No pretendía irme tras unas palabras quizás ofensivas, o que por el contrario, aquella mujer no se hubiese dado cuenta de que cada palabra suya me acercaba mas a ella, intrigante, curioso a mas no poder, pero siempre con una gentil sonrisa, sin parecer exagerada, siempre sincera.
- Debería mostrar algo mas de respeto, quien la educó se sentirá frustrado si la ve así de reticente, madamme. supongo que me veré obligado a imaginar su nombre.
Dije señalando mi sien. Le importase o no a aquella mujer, la recordaría con el nombre cuya imagen me supondría recordar a esta señorita.
A pesar de sus duras palabras para nada parecía ninguna esclava, era toda una belleza, las tonalidades de su piel contrastadas con las opacas luces del crepusculo, la hacían ser envidiada por las muchas otras mujeres, su belleza, eclipsaba hasta al mismismo mar, pareciendo invocar a la mítica pandora, o a la mismisima diosa Inanna con su mirada peligrosa, llena de orgullo y dolor incalculables.
- Creer posible algo es hacerlo cierto, y creo que si tanto añora su hogar, podría ayudarla a encontrar el camino. Dígame, por que no vuelve a su hogar?
Mantuve la compostura, mi mejor virtud era la paciencia. No pretendía irme tras unas palabras quizás ofensivas, o que por el contrario, aquella mujer no se hubiese dado cuenta de que cada palabra suya me acercaba mas a ella, intrigante, curioso a mas no poder, pero siempre con una gentil sonrisa, sin parecer exagerada, siempre sincera.
- Debería mostrar algo mas de respeto, quien la educó se sentirá frustrado si la ve así de reticente, madamme. supongo que me veré obligado a imaginar su nombre.
Dije señalando mi sien. Le importase o no a aquella mujer, la recordaría con el nombre cuya imagen me supondría recordar a esta señorita.
A pesar de sus duras palabras para nada parecía ninguna esclava, era toda una belleza, las tonalidades de su piel contrastadas con las opacas luces del crepusculo, la hacían ser envidiada por las muchas otras mujeres, su belleza, eclipsaba hasta al mismismo mar, pareciendo invocar a la mítica pandora, o a la mismisima diosa Inanna con su mirada peligrosa, llena de orgullo y dolor incalculables.
- Creer posible algo es hacerlo cierto, y creo que si tanto añora su hogar, podría ayudarla a encontrar el camino. Dígame, por que no vuelve a su hogar?
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
No pude evitar que se me escapara una sonrisa al oir la inteligente respuesta del muchacho a mi pregunta. No muchos humanos tenían la firmeza necesaria como para atreverse a jugársela ante mis ataques. Dejé que el joven hablara intentando hacerme sentir mal... o eso pensé. Me tomé mi tiempo para responder a todo.
-Recibí en Egipto una de las mejores educaciones a las que nadie puede optar ahora. No obstante prefiero reservarme mi actitud más tranquila y humilde para otro momento. Es más sencillo comportarse... sin preocuparse aparentemente por los demás - dije sin más.
Me agaché levemente y rocé el agua del mar con los dedos. Estaba tibia. Lo cierto es que tenía unas ganas enormes de sentirme humana y tomar un baño... pero no pensé que fuera el momento adecuado con Vincenzo a mi lado.
-Me habeis malentendido con respecto a mi... anhelo. Lo que añoro de mi tierra desapareció hace mucho tiempo- pensé en mi familia, mi reino y mis amigos, todo lo que había perdido al convertirme en un monstruo-. No tengo ningún problema para regresar, pero en Egipto no queda nada para mi. Deseo volver al pasado. Volver a ver mi hogar ahora me traerá recuerdos amargos, y por ello prefiero permanecer en París. ¿Y vos? ¿De dónde venís y qué os atrae del mar?
¿Yo haciendo preguntas? Bufé para mi misma y volví a tornar los ojos apagados al reconocer a la antigüa Sheira en mis palabras. Me incorporé para seguir la marcha. Casi habiamos alcanzado un acantilado. Cambién de rumbo para subir a él. El chico me siguió, y eso me hizo más gracia. Me sujeté el bajo del vestido y comencé a subir de piedra en piedra por una pendiente menos escarpada que la que daba al mar. Aun así, algunos hombres que me vieron me advirtieron de que estaba loca. Sonreí aun más. Para mi, aquello era un juego de niños.
-Recibí en Egipto una de las mejores educaciones a las que nadie puede optar ahora. No obstante prefiero reservarme mi actitud más tranquila y humilde para otro momento. Es más sencillo comportarse... sin preocuparse aparentemente por los demás - dije sin más.
Me agaché levemente y rocé el agua del mar con los dedos. Estaba tibia. Lo cierto es que tenía unas ganas enormes de sentirme humana y tomar un baño... pero no pensé que fuera el momento adecuado con Vincenzo a mi lado.
-Me habeis malentendido con respecto a mi... anhelo. Lo que añoro de mi tierra desapareció hace mucho tiempo- pensé en mi familia, mi reino y mis amigos, todo lo que había perdido al convertirme en un monstruo-. No tengo ningún problema para regresar, pero en Egipto no queda nada para mi. Deseo volver al pasado. Volver a ver mi hogar ahora me traerá recuerdos amargos, y por ello prefiero permanecer en París. ¿Y vos? ¿De dónde venís y qué os atrae del mar?
¿Yo haciendo preguntas? Bufé para mi misma y volví a tornar los ojos apagados al reconocer a la antigüa Sheira en mis palabras. Me incorporé para seguir la marcha. Casi habiamos alcanzado un acantilado. Cambién de rumbo para subir a él. El chico me siguió, y eso me hizo más gracia. Me sujeté el bajo del vestido y comencé a subir de piedra en piedra por una pendiente menos escarpada que la que daba al mar. Aun así, algunos hombres que me vieron me advirtieron de que estaba loca. Sonreí aun más. Para mi, aquello era un juego de niños.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Mi cuerpo no pudo evitar abrir los ojos de par en par. Egipto. Aquella tierra en la que yo deseaba ver, sentir y saber las costumbres, no solo por lo que cuentan otros sino desde mis propios ojos.
- Entonces no echa de menos su tierra sino a la gente que posiblemente perdió allí. Si la amase podría volver. No es lo mismo, se ha visto renacer en esta otra ciudad, por qué tanta melancolía?.
Seguí el camino de su sombra paralela a su cuerpo, que provocaba la luz de la luna. En silencio, inundé de nuevo mis pensamientos entre mis recuerdos no tan lejanos. A pesar de carecer igual que ella de familiares, y no estar en mi ciudad, no lo encontraba mal del todo, lo que me suponía que algo mas acorazaba aquel corazón duro, mas aun si cabía.
- Mi procedencia no es tan lejana como la vuestra, "Pandora", pues provengo de las tierras italianas, en especial mi querida Roma.
La mujer comenzaba a comportarse de una forma extraña para llos observadores, pero por el camino que llevaba aquella conversación me esperaba cualquier cosa, aunque me hizo gracia aquella locura y la seguí hasta la parte alta de un acantilado, hasta que se paró a penas en una hondonada que parecía ser el comienzo de una cueva.
- El mar es mi tierra señorita, no hay sitio mas agradable para mi.
Dije simplemente, para no dar mas detalles, no había nada del otro mundo en mi historia, salvo que había heredado un gran barco que debía encontrar en alguna de esas ciudades aun sin visitar.
Esquivé a duras penas un peñasco que se descolgó sobre nuestras cabezas, y luego me asomé al precipicio para ver la caida que había desde allí.
- Como piensa bajar luego?
- Entonces no echa de menos su tierra sino a la gente que posiblemente perdió allí. Si la amase podría volver. No es lo mismo, se ha visto renacer en esta otra ciudad, por qué tanta melancolía?.
Seguí el camino de su sombra paralela a su cuerpo, que provocaba la luz de la luna. En silencio, inundé de nuevo mis pensamientos entre mis recuerdos no tan lejanos. A pesar de carecer igual que ella de familiares, y no estar en mi ciudad, no lo encontraba mal del todo, lo que me suponía que algo mas acorazaba aquel corazón duro, mas aun si cabía.
- Mi procedencia no es tan lejana como la vuestra, "Pandora", pues provengo de las tierras italianas, en especial mi querida Roma.
La mujer comenzaba a comportarse de una forma extraña para llos observadores, pero por el camino que llevaba aquella conversación me esperaba cualquier cosa, aunque me hizo gracia aquella locura y la seguí hasta la parte alta de un acantilado, hasta que se paró a penas en una hondonada que parecía ser el comienzo de una cueva.
- El mar es mi tierra señorita, no hay sitio mas agradable para mi.
Dije simplemente, para no dar mas detalles, no había nada del otro mundo en mi historia, salvo que había heredado un gran barco que debía encontrar en alguna de esas ciudades aun sin visitar.
Esquivé a duras penas un peñasco que se descolgó sobre nuestras cabezas, y luego me asomé al precipicio para ver la caida que había desde allí.
- Como piensa bajar luego?
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
-El hecho de haber perdido lo que tuve, es más, el hecho de saber que me lo arrebataron todo injustamente... me tortura- dije notando como mis sentimientos se descontrolaban-. No espero que lo entienda monsieur.
El joven Vincenzo me estaba haciendo pensar demasiado en cosas que había dejado enterradas. Oculté mi cara de amargura aprovechando que tenía que trepar por la rocosa pendiente. Vincenzo me siguió sin rechistar... de hecho, siguió hablando respondiendo a mis preguntas y demás. Aproveché para tragarme mis sentimientos, esos que no solía mostrar a nadie, y sonreí cuando oi cómo me llamaba.
-¿No acabais de llamarme Pandora? Algún mal oculto tendré para poder bajar - dije mirándole a los ojos con sarcásmo.
Volví a preguntarme en silencio qué tenía de especial aquel chico. Sus ojos... sus ojos eran el problema. Desee tocar su piel para comprobar si era realmente humano. Ese poder me distraía de la conversación y me hizo fruncir el ceño.
-Puede estar seguro de que bajaré con menos dificultad que vos...- dije burlonamente.
Era la primera vez que sentía curiosidad por un ser que no debía ser compatible con la vida que había elegido, y lo peor es que no sabía por qué. Me di la vuelta y penetré en la oscura cueva. Mi visión se adaptó a la perfección. Suspiré profundamente cuando noté unos pasos sordos tras de mi. No tuve más remedio que tomar la mano al Vincenzo y guiarle hasta la salida, que daba al mar y a una hermosa vista. Mi piel estaba tibia por el alimento que había ingerido, así que no esperé que se sorprendiera. La que sonrió estúpidamente fui yo al sentir un cosquilleo en la palma de la mano, donde nuestras pieles se rozaban, algo seguramente imperceptible para el resto, pero no para una vampira. No dije nada. No estaba segura de qué podía significar aquello.
- Decís que procedeis de Italia... ¿qué os trajo a París entonces? - musité soltando su mano y dejando que mi melena ondeara con el viento del mar. Una ola chocó en el acantilado e hizo que miles de gotas rozaran mis pies.
El joven Vincenzo me estaba haciendo pensar demasiado en cosas que había dejado enterradas. Oculté mi cara de amargura aprovechando que tenía que trepar por la rocosa pendiente. Vincenzo me siguió sin rechistar... de hecho, siguió hablando respondiendo a mis preguntas y demás. Aproveché para tragarme mis sentimientos, esos que no solía mostrar a nadie, y sonreí cuando oi cómo me llamaba.
-¿No acabais de llamarme Pandora? Algún mal oculto tendré para poder bajar - dije mirándole a los ojos con sarcásmo.
Volví a preguntarme en silencio qué tenía de especial aquel chico. Sus ojos... sus ojos eran el problema. Desee tocar su piel para comprobar si era realmente humano. Ese poder me distraía de la conversación y me hizo fruncir el ceño.
-Puede estar seguro de que bajaré con menos dificultad que vos...- dije burlonamente.
Era la primera vez que sentía curiosidad por un ser que no debía ser compatible con la vida que había elegido, y lo peor es que no sabía por qué. Me di la vuelta y penetré en la oscura cueva. Mi visión se adaptó a la perfección. Suspiré profundamente cuando noté unos pasos sordos tras de mi. No tuve más remedio que tomar la mano al Vincenzo y guiarle hasta la salida, que daba al mar y a una hermosa vista. Mi piel estaba tibia por el alimento que había ingerido, así que no esperé que se sorprendiera. La que sonrió estúpidamente fui yo al sentir un cosquilleo en la palma de la mano, donde nuestras pieles se rozaban, algo seguramente imperceptible para el resto, pero no para una vampira. No dije nada. No estaba segura de qué podía significar aquello.
- Decís que procedeis de Italia... ¿qué os trajo a París entonces? - musité soltando su mano y dejando que mi melena ondeara con el viento del mar. Una ola chocó en el acantilado e hizo que miles de gotas rozaran mis pies.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Aquella imágen sobrevoló mi cabeza tomando asiento en ella. Aquella de las muchas historias de en las que una mujer despechada o al enterarse de que el amor de su vida había perecido en alguna guerra o en el mismisimo mar, se lanzaba al abismo de rocas que acariciaban las olas del mar, ahogando su vida en él.
Aquella mujer, la cual su nombre desconocía me recordaba aquellas historias, aquellas que me leían, pero aquello era real, y aquella mujer no iba a tirarse.
Tomé su mano, no queriendo parecer descarado, pero retirandola del borde de aquel acantilado, sabía que era distinta, pero no estaba loca. No había visto jamás a nadie de su belleza comportarse como tal, la cosa era, existía alguien tan bello?
- Retírese del borde, no vaya a caer, por favor. - Dije con franqueza. Sería absurdo que aquella obra de dioses se destruyese a si misma, es mas, quería descifrar aquello qu encontraba extraño en ella, decidí perfectamente su nombre, pues me recordaba a la mujer de ojos inolvidables de los relatos. Aquella que hechizaba a cualquiera y que con el simple roce de su piel sucediera en mi como el canto de un sirena.
- Lo que aqui me trajo es simple señorita, soy un navegante, un simple muchacho al que le gusta el mar y mas aun viajar en él.
No mentía, solo omitía parte de mi verdad, no podía pretender presentarme como "Un pirata persigueseñoritas" reí ante mi ocurrencia pero lo supe ocultar antes de encontrarme de nuevo con su mirada, tan fuerte que sería capaz de hacer encallar barcos, o desatar tormentas.
Aquella mujer, la cual su nombre desconocía me recordaba aquellas historias, aquellas que me leían, pero aquello era real, y aquella mujer no iba a tirarse.
Tomé su mano, no queriendo parecer descarado, pero retirandola del borde de aquel acantilado, sabía que era distinta, pero no estaba loca. No había visto jamás a nadie de su belleza comportarse como tal, la cosa era, existía alguien tan bello?
- Retírese del borde, no vaya a caer, por favor. - Dije con franqueza. Sería absurdo que aquella obra de dioses se destruyese a si misma, es mas, quería descifrar aquello qu encontraba extraño en ella, decidí perfectamente su nombre, pues me recordaba a la mujer de ojos inolvidables de los relatos. Aquella que hechizaba a cualquiera y que con el simple roce de su piel sucediera en mi como el canto de un sirena.
- Lo que aqui me trajo es simple señorita, soy un navegante, un simple muchacho al que le gusta el mar y mas aun viajar en él.
No mentía, solo omitía parte de mi verdad, no podía pretender presentarme como "Un pirata persigueseñoritas" reí ante mi ocurrencia pero lo supe ocultar antes de encontrarme de nuevo con su mirada, tan fuerte que sería capaz de hacer encallar barcos, o desatar tormentas.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
La mano de Vincenzo me despertó de mis ensoñaciones. Miré su mano tirando levemente de mi hacia atrás, y yo no me resistí. Entrecerré los ojos cuando alcé la mirada hacia el joven. ¿Qué se había creído? ¿Que yo era una simple humana? Suspiré. Eso era precisamente lo que había creido, y era precisamente lo que yo quería volver a ser.
-Sois demasiado desconfiado monsieur. Y lo cierto es que no sabeís de mi nada más de lo que yo querré que conozcaís.
Volví a mirar al mar sintiéndome extrañamente torpe por primera vez en mucho tiempo. Eso me hizo sentir furiosa y un tanto desconcertada. Intenté distraerme con la voz de Vincenzo. Un viajero. Sonreí levemente.
-Después de tantos viajes... ¿sentís que perteneceis a algún lugar?- pregunté.
No me di cuenta de que esa era la misma pregunta que me hacía a mi misma cada día. Después de tantos siglos... ¿A dónde perteneces? ¿Quién eres? Después de tantas funciones... de tanto actuar... ¿Sheira seguía dentro de mí? Mis ojos se tornaron negruzcos ante aquel pensamiento, y la luna se reflejó en ellos peligrosamente. Odiaba no tener respuestas. Otra ola chocó en el acantilado y nos salpicó, y la macabra idea de saltar al agua se me antojó realmente apetecible. Miré sugerentemente a Vincenzo.
-Nadie que no confíe en mi es digno de conocer mi nombre- expliqué mientras daba un paso hacia el mar y sonreía anhelante. Después volví a clavar mis ojos verdes en las pupilas infinitamente azules de mi acompañante, y volví a tenderle la mano, como si quisiera sentir su piel contra la mía de nuevo-. Si queréis saber como me llamo, tendréis que saltar conmigo. Creedme, no es un suicidio lo que os pido. No arriesgaría mi vida junto a la vuestra tan solo por diversión.
-Sois demasiado desconfiado monsieur. Y lo cierto es que no sabeís de mi nada más de lo que yo querré que conozcaís.
Volví a mirar al mar sintiéndome extrañamente torpe por primera vez en mucho tiempo. Eso me hizo sentir furiosa y un tanto desconcertada. Intenté distraerme con la voz de Vincenzo. Un viajero. Sonreí levemente.
-Después de tantos viajes... ¿sentís que perteneceis a algún lugar?- pregunté.
No me di cuenta de que esa era la misma pregunta que me hacía a mi misma cada día. Después de tantos siglos... ¿A dónde perteneces? ¿Quién eres? Después de tantas funciones... de tanto actuar... ¿Sheira seguía dentro de mí? Mis ojos se tornaron negruzcos ante aquel pensamiento, y la luna se reflejó en ellos peligrosamente. Odiaba no tener respuestas. Otra ola chocó en el acantilado y nos salpicó, y la macabra idea de saltar al agua se me antojó realmente apetecible. Miré sugerentemente a Vincenzo.
-Nadie que no confíe en mi es digno de conocer mi nombre- expliqué mientras daba un paso hacia el mar y sonreía anhelante. Después volví a clavar mis ojos verdes en las pupilas infinitamente azules de mi acompañante, y volví a tenderle la mano, como si quisiera sentir su piel contra la mía de nuevo-. Si queréis saber como me llamo, tendréis que saltar conmigo. Creedme, no es un suicidio lo que os pido. No arriesgaría mi vida junto a la vuestra tan solo por diversión.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
El aire mezclado con su extraño perfume me hizo revivir un recuerdo que había olvidado por completo. De niño, saltaba desde un acantilado mucho mas pequeño agarrado de la mano de una muchacha, no recordaba quien era, lo unico que recordaba era la hostilidad de mis padres hacia ella.
- Su nombre es solo un nombre, quizá le haya cogido cariño a lo de llamarla pandora.. me pareceis una tentacion viviente, pero ese es otro tema. - Aferré mi mano a la suya, pero con suavidad. - Saltemos ma chère.
A pesar de sus palabras tan ligadas y fuertes como su seguridad al saltar, aquel salto era amenazador pero algo me decía que algo iba a salir mas distinto que lo que solía presuponer al principio. En esta ciudad no todo era lo que parecía, y aquel vacío bajo nuestros pies tras saltar era de lo mas extraño. Me aventuré a abrir los ojos para ver la reacción de la mujer.
- Su nombre es solo un nombre, quizá le haya cogido cariño a lo de llamarla pandora.. me pareceis una tentacion viviente, pero ese es otro tema. - Aferré mi mano a la suya, pero con suavidad. - Saltemos ma chère.
A pesar de sus palabras tan ligadas y fuertes como su seguridad al saltar, aquel salto era amenazador pero algo me decía que algo iba a salir mas distinto que lo que solía presuponer al principio. En esta ciudad no todo era lo que parecía, y aquel vacío bajo nuestros pies tras saltar era de lo mas extraño. Me aventuré a abrir los ojos para ver la reacción de la mujer.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
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Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Escuché la respuesta del muchacho con cierto regocijo. Valiente. Tenía carisma. Desde luego, mis prejuicios habían sido totalmente erroneos. Sonreí de medio lado y dejé que aferrara mi mano, sintiendo su calidez. El cielo me revolvió el pelo mientras volvía a sonreir. ¿Tentación viviente? Supongo que eso es lo que veían todos los humanos en un depredador tan perfecto como lo era un vampiro, y la belleza que había adquirido de la estirpe egipcia aumentaba el efecto deseado para mis presas.
Sentí cómo Vincenzo abría los ojos para ver qué haría a continuación, pero yo ya no estaba a su lado. Me encontraba detrás suyo, tomando sus dos manos. Le empujé levemente, para que diera un paso al frente. Otra ola estalló en el acantilado. Acerqué mis labios a su oreja, y pude oler el perfume salado del pelo de mi acompañante. Volví a sonreir, de forma inquietante.
-Sheira -susurré con un fuerte acento.
Hacía demasiado tiempo que no pronunciaba mi propio nombre como en mi tierra natal, y por eso, se me antojó tan expléndido como el ser que lo portaba. Las dos primeras letras de mi nombre silbaron mientras el aire hacía competencia a la única palabra que había pronunciado. Pude percibir cierta rigidez en Vincenzo, aunque juro que pude ver un atisbo de sonrisa en su mejilla. Después de eso, simplemente, le rodeé con los brazos y le empujé, dejandonos caer por aquel acantilado donde las aguas nos recibían con los brazos abiertos. Ignoraba cual era la capacidad humana para aguantar bajo el agua, así que cuando toqué pie y nos impulsé a ambos hacia arriba, solté mi abrazo. El frío del agua me hacía olvidarme de todo. Incluso de mi existencia. Dejé que la marea me arrastrara hacia las rocas, y con un ágil movimiento me subí a una de ellas. Mi vestido brillaba con la luna, y aunque ahora era más pesado por la humedad, yo casi no lo notaba, simplemente me tumbé allí encima, y esperé a que el humano saliera de la caricia del mar que tanto amaba.
Sentí cómo Vincenzo abría los ojos para ver qué haría a continuación, pero yo ya no estaba a su lado. Me encontraba detrás suyo, tomando sus dos manos. Le empujé levemente, para que diera un paso al frente. Otra ola estalló en el acantilado. Acerqué mis labios a su oreja, y pude oler el perfume salado del pelo de mi acompañante. Volví a sonreir, de forma inquietante.
-Sheira -susurré con un fuerte acento.
Hacía demasiado tiempo que no pronunciaba mi propio nombre como en mi tierra natal, y por eso, se me antojó tan expléndido como el ser que lo portaba. Las dos primeras letras de mi nombre silbaron mientras el aire hacía competencia a la única palabra que había pronunciado. Pude percibir cierta rigidez en Vincenzo, aunque juro que pude ver un atisbo de sonrisa en su mejilla. Después de eso, simplemente, le rodeé con los brazos y le empujé, dejandonos caer por aquel acantilado donde las aguas nos recibían con los brazos abiertos. Ignoraba cual era la capacidad humana para aguantar bajo el agua, así que cuando toqué pie y nos impulsé a ambos hacia arriba, solté mi abrazo. El frío del agua me hacía olvidarme de todo. Incluso de mi existencia. Dejé que la marea me arrastrara hacia las rocas, y con un ágil movimiento me subí a una de ellas. Mi vestido brillaba con la luna, y aunque ahora era más pesado por la humedad, yo casi no lo notaba, simplemente me tumbé allí encima, y esperé a que el humano saliera de la caricia del mar que tanto amaba.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
No podía negar que en toda mi vida nada me había hecho removerme en mis adentros como aquella simple palabra susurrada con fuerza, en mi oido.
El salto me pareció de lo mas escabroso que se me hubiese ocurrido, habia saltado acantilados anteriormente pero no en aquella situación, aquella noche tan salvaje con las olas rompiendo lo que quedaba de tierra en ellas y aquella mujer.. Sheira. Sonreí satisfecho de haber oido aquella palabra, pero lo que mas me impresionó sin duda eran sus rigidos brazos, que me tomaban como si me empujase hacia ellos, hacia el mar, pero al poco sentí un vacío enorme, sus brazos ya no me tomaban. Tomé una gran bocanada de aire, el vaivén de las olas me hizo golpear con una roca la cual se tiñó levemente de un color rojizo por la poca sangre que emanaba de mi ceja, al abrir los ojos la ví sobre la roca, disfrutando de la noche como si estuviese tomando el sol. Una figura perfecta, iluminada por la luz de la luna, que me hizo temblar y no por el frio del mar precisamente.
Apoyé mis manos en la roca y me aupé cargando el peso en las oalmas de mis manos, la observé mientras ella no me veía, tras unos segundos volví la mirada hacia sus ojos sin poder esquivar la belleza de su escote, cuello y finalmente aquel rostro que recordaría siempre.
- No sabía que fuese tan buena saltadora. - Tomé aire apartando algunos mechones de mi rostro - Lo lamento pero la seguiré llamando Pandora. - Sonreí con una pizca de chulería, pero a la vez divertido por ver como una mujer tan delicada y a la vez tan dura sucumbía a mi deseo de saber su nombre.
El salto me pareció de lo mas escabroso que se me hubiese ocurrido, habia saltado acantilados anteriormente pero no en aquella situación, aquella noche tan salvaje con las olas rompiendo lo que quedaba de tierra en ellas y aquella mujer.. Sheira. Sonreí satisfecho de haber oido aquella palabra, pero lo que mas me impresionó sin duda eran sus rigidos brazos, que me tomaban como si me empujase hacia ellos, hacia el mar, pero al poco sentí un vacío enorme, sus brazos ya no me tomaban. Tomé una gran bocanada de aire, el vaivén de las olas me hizo golpear con una roca la cual se tiñó levemente de un color rojizo por la poca sangre que emanaba de mi ceja, al abrir los ojos la ví sobre la roca, disfrutando de la noche como si estuviese tomando el sol. Una figura perfecta, iluminada por la luz de la luna, que me hizo temblar y no por el frio del mar precisamente.
Apoyé mis manos en la roca y me aupé cargando el peso en las oalmas de mis manos, la observé mientras ella no me veía, tras unos segundos volví la mirada hacia sus ojos sin poder esquivar la belleza de su escote, cuello y finalmente aquel rostro que recordaría siempre.
- No sabía que fuese tan buena saltadora. - Tomé aire apartando algunos mechones de mi rostro - Lo lamento pero la seguiré llamando Pandora. - Sonreí con una pizca de chulería, pero a la vez divertido por ver como una mujer tan delicada y a la vez tan dura sucumbía a mi deseo de saber su nombre.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Mi mente divagó en ninguna parte durante algunos minutos. El mar me apaciguaba como a una fiera inquieta, y Egipto junto a mi pasado había desaparecido de mis pensamientos. Vincenzo apareció de pronto, aupándose sobre una roca. Ni uno de sus músculos pasó desapercibido por mi vista, definida hasta en la noche. Vincenzo poseía un cuerpo atlético, sobre todo la parte de los brazos se mantenía musculosa y fuerte a causa, seguramente, de los trabajos en el barco. Se había golpeado en algún momento de la caida, y una pequeña gota de sangre resbalaba por su ceja mezclándose con el agua. Me relamí los labios y aparté la vista de su sangre, de su camisa, pegada a su cuerpo, y en general de sus ojos casi trasparentes. Me hice la indiferente y volví a fijar mis ojos en ninguna parte. Dejé que fuera él quien me evaluara. Cuando lo creí apropiado nuestros ojos volvieron a cruzarse.
-Puede llamarme como le plazca monsieur, aunque se ha tomado demasiadas molestias para saber mi nombre verdadero como para ahora no utilizarlo, ¿No cree? -sonreí alzando las cejas.
Vincenzo se me quedó mirando como evaluando mis palabras. Su frase se había teñido con un matiz socarrón que me pareció de lo más elocuente, pero lo ignoré por completo. Aun estaba planteándome qué hacer con ese humano que parecía demasiado interesado en observarme y aprender de mí... algo que me resultaba nuevo y reconfortante, al igual que excitante, sobre todo al ver su rostro surcado por el color escarlata que resbalaba desde un pequeño corte en su ceja. Sentí el impulso de acercarme, recoger la gota sobre uno de mis dedos y saborearla por simple curiosidad. No obstante, me apoyé sobre los codos y esperé una respuesta.
-Puede llamarme como le plazca monsieur, aunque se ha tomado demasiadas molestias para saber mi nombre verdadero como para ahora no utilizarlo, ¿No cree? -sonreí alzando las cejas.
Vincenzo se me quedó mirando como evaluando mis palabras. Su frase se había teñido con un matiz socarrón que me pareció de lo más elocuente, pero lo ignoré por completo. Aun estaba planteándome qué hacer con ese humano que parecía demasiado interesado en observarme y aprender de mí... algo que me resultaba nuevo y reconfortante, al igual que excitante, sobre todo al ver su rostro surcado por el color escarlata que resbalaba desde un pequeño corte en su ceja. Sentí el impulso de acercarme, recoger la gota sobre uno de mis dedos y saborearla por simple curiosidad. No obstante, me apoyé sobre los codos y esperé una respuesta.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
- El simple hecho de que me haya contado aquel pequeño secreto entre los dos que me moría por saber, significa que confía en mi.
Fue lo único que dije tras darme cuenta de que admiraba su cuerpo mas que a ninguna cosa, y el haber conseguido ese atisbo de confianza de una mujer como ella, tan distinta a las demás, tan poco delicada y no por ello bruta, se me hacía demasiado interesante, quería saber mas y mas de ella pero no sería yo quien diese su brazo a torcer.
Sucumbido por su belleza, había que reconocerlo, si. Por unos instantes estuve a sus pies pero eso me decepcionaba como hombre y por mi forma de actuar estos años atrás.
Mi coraza se estaba debilitando pero supe arreglarlo una vez mas. Apartando la mirada sigilosamente del color dorado de la piel que me dejaba ver alguna transparencia de sus ropas volvía hacer fuerza para subirme del todo a la roca contigua. Me agaché a sus espaldas, y recorrí de nuevo su cuello con mis ojos. Sacudí la cabeza y aparté un mechon que aun goteaba desde su oreja.
- La noche es larga signorina, le apetece seguir con este paseo hacia mi barco? No creo que sea muy saludable que pasee por ahi con las ropas mojadas, aunque si lo prefiere.. Mi sonrisa se volvió ácida, pero agradable al gusto. Me gustaba el efecto que tenían a veces mis palabras sobre las mujeres bonitas, aunque todo me indicaba que ella era la excepci´´on a la regla.
Fue lo único que dije tras darme cuenta de que admiraba su cuerpo mas que a ninguna cosa, y el haber conseguido ese atisbo de confianza de una mujer como ella, tan distinta a las demás, tan poco delicada y no por ello bruta, se me hacía demasiado interesante, quería saber mas y mas de ella pero no sería yo quien diese su brazo a torcer.
Sucumbido por su belleza, había que reconocerlo, si. Por unos instantes estuve a sus pies pero eso me decepcionaba como hombre y por mi forma de actuar estos años atrás.
Mi coraza se estaba debilitando pero supe arreglarlo una vez mas. Apartando la mirada sigilosamente del color dorado de la piel que me dejaba ver alguna transparencia de sus ropas volvía hacer fuerza para subirme del todo a la roca contigua. Me agaché a sus espaldas, y recorrí de nuevo su cuello con mis ojos. Sacudí la cabeza y aparté un mechon que aun goteaba desde su oreja.
- La noche es larga signorina, le apetece seguir con este paseo hacia mi barco? No creo que sea muy saludable que pasee por ahi con las ropas mojadas, aunque si lo prefiere.. Mi sonrisa se volvió ácida, pero agradable al gusto. Me gustaba el efecto que tenían a veces mis palabras sobre las mujeres bonitas, aunque todo me indicaba que ella era la excepci´´on a la regla.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
No me moví cuando Vincenzo se atrevió a tocarme a mi espalda. Eché la cabeza hacia atrás, de manera que su boca quedaba a la altura de mis ojos, y la mia, de los suyos. Si Vincenzo quería jugar a las provocaciones, y creía poder ganar, estaba muy equivocado conmigo. Llevaba años burlándome de hombres como él que pretendían conquistarme.Estúpidos parisinos ricos. Vincenzo era distinto, pero al fin y al cabo a mi ver, era un hombre más que buscaba mujeres disponibles por las calles de París. Me quedé unos segundos observándole desde esa posición y me pasé la lengua por los labios, como si me pensara su oferta. El sabor salado del mar inundó mis sentidos. Me giré sobre mi misma aun sentada en la roca. Así podía mirar a Vincenzo a la cara, que estaba de cuclillas. Evité sonreir al ver su cara de contrariedad.
- Lo cierto es que no pensé que mis ropas mojadas os incomodaran- me encogí de hombros inocéntemente mientras me ponía en pie y sacudía un poco el agua de mi vestido, consiguiendo que éste se pegara más a mi cintura.
Observé mi vestido como evaluándolo. Después alcé la mirada hacia Vincenzo. Arqueé las cejas cuando le pillé mirando precisamente mi cuerpo. Hice una mueca que daba a entender que sabía en qué situación le había puesto, y que me estaba burlando de él.
-Si quiere invitarme a su barco... Vincenzo, dígalo sin rodeos. Me gustan las cosas claras - otra provocación más.
Por el momento tenía suficiente. Salté al agua y alcancé la orilla sin muchos problemas. Me quité los zapatos para no llenarlos de arena y hundí los pies en ella. Cuando Vincenzo llegó a donde yo estaba, intenté mantener el rostro sereno, pero una chispa de diversión se podía leer en mis ojos.
-Debería curarse esa herida monsieur- dije alzando levemente la barbilla como señalando el corte de su ceja. Una vez más, me pareció una horrible tentación.
- Lo cierto es que no pensé que mis ropas mojadas os incomodaran- me encogí de hombros inocéntemente mientras me ponía en pie y sacudía un poco el agua de mi vestido, consiguiendo que éste se pegara más a mi cintura.
Observé mi vestido como evaluándolo. Después alcé la mirada hacia Vincenzo. Arqueé las cejas cuando le pillé mirando precisamente mi cuerpo. Hice una mueca que daba a entender que sabía en qué situación le había puesto, y que me estaba burlando de él.
-Si quiere invitarme a su barco... Vincenzo, dígalo sin rodeos. Me gustan las cosas claras - otra provocación más.
Por el momento tenía suficiente. Salté al agua y alcancé la orilla sin muchos problemas. Me quité los zapatos para no llenarlos de arena y hundí los pies en ella. Cuando Vincenzo llegó a donde yo estaba, intenté mantener el rostro sereno, pero una chispa de diversión se podía leer en mis ojos.
-Debería curarse esa herida monsieur- dije alzando levemente la barbilla como señalando el corte de su ceja. Una vez más, me pareció una horrible tentación.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Provocación tras provocación sabía que quizá aquello no llegase a buen puerto pero como era de esperar me siguió el juego.
Acaso eramos simples estrategas que alargabamos mas la situación para hacerla mas divertida? Acaso ya no lo era? Desde la caida todo pudo ser peor, pero no mas que aquella tentación viviente alzando su vestido para no tocar la arena, me estaba matando. No podía negar que aquella perfecta mujer parecía esculpida en marmol, gracias a aquellos leves matices de luz de luna sobre aquel vestido que se oscurecía al estar mojadoy se ceñía a su cuerpo.. como deseaba ser aquel vestido! por muy vulgar que sonase. Aquella mujer hacía sin pensarlo que mis pensamientos fuesen bastos, pero sin dejar la sutileza del caballero que me caracterizaba.
Eran un sinfin de caminos que podía tomar, pero por ahora eligiría el mas rápido, el único que me diese mas tiempo por ella. Quería alargar esta noche aunque quedaban tan solo unas pocas horas para el amanecer, y ella tendría un hogar al que acudir.
- Acaso no fui lo bastante claro como para que usted lo entienda? - Dije entre salto y salto entre las rocas que me llevaban hacia la orilla.
- Con respecto a mi herida, el agua de mar es un buen desinfectante, asi que en un par de horas comenzará a cicatrizar, no se preocupe.
Remangué mis pantalones para caminar mas cómodamente, pues las ropas me pesaban como si llevara la carga de una mula. Pronto, llegaríamos al muelle aun se podía divisar mi barco a lo lejos.
- Le dejaría mi chaqueta pero veo que usted no pasa mucho frío, además, no llevo. - Dije entre risas, para evitar mi atracción hacia ella, y los posibles signos de su cuerpo ante el frío.
Acaso eramos simples estrategas que alargabamos mas la situación para hacerla mas divertida? Acaso ya no lo era? Desde la caida todo pudo ser peor, pero no mas que aquella tentación viviente alzando su vestido para no tocar la arena, me estaba matando. No podía negar que aquella perfecta mujer parecía esculpida en marmol, gracias a aquellos leves matices de luz de luna sobre aquel vestido que se oscurecía al estar mojadoy se ceñía a su cuerpo.. como deseaba ser aquel vestido! por muy vulgar que sonase. Aquella mujer hacía sin pensarlo que mis pensamientos fuesen bastos, pero sin dejar la sutileza del caballero que me caracterizaba.
Eran un sinfin de caminos que podía tomar, pero por ahora eligiría el mas rápido, el único que me diese mas tiempo por ella. Quería alargar esta noche aunque quedaban tan solo unas pocas horas para el amanecer, y ella tendría un hogar al que acudir.
- Acaso no fui lo bastante claro como para que usted lo entienda? - Dije entre salto y salto entre las rocas que me llevaban hacia la orilla.
- Con respecto a mi herida, el agua de mar es un buen desinfectante, asi que en un par de horas comenzará a cicatrizar, no se preocupe.
Remangué mis pantalones para caminar mas cómodamente, pues las ropas me pesaban como si llevara la carga de una mula. Pronto, llegaríamos al muelle aun se podía divisar mi barco a lo lejos.
- Le dejaría mi chaqueta pero veo que usted no pasa mucho frío, además, no llevo. - Dije entre risas, para evitar mi atracción hacia ella, y los posibles signos de su cuerpo ante el frío.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
-Lo que usted diga monsieur. Lo único que deseo es que no se desangre frente a mí - comenté como si eso fuera a ser una carga para mí-. No tengo frío. Si no, usted se habría quedado sin ropa hace un buen rato.
Sonreí ante mi impertinencia. Estaba segura de que Vincenzo había captado las segundas en mi frase. Imaginé a aquel joven ardiente de deseo bajo mis caderas y mi sonrisa se ensanchó. Qué débiles eran los humanos. ¿Cuando comprenderían que yo era una reliquia que no podían tener de adorno en sus habitaciones?
Avancé hacia el muelle y andé tras Vincenzo con aires reales. No lo hacía aposta. Mi pasado aun influía en cada movimiento que hacía, y esperaba que la noche ocultara algunos de mis rasgos más detestables, de los que yo hacía uso para espantar a los indeseados. Mi sarcasmo, y actitud de pasividad desesperaba al más sereno de los hombres... pero esa noche no quería asustar a mi acompañante. El extraño cosquilleo que notaba cada vez que le tocaba me indicaba que ocultaba algo... y quería averiguar qué era. ¿Cómo podría hacerlo sin que descubriera mi condición? Observé de nuevo la herida de Vincenzo y pasé mi lengua por mis colmillos. Me esforcé en alejar mi mente del olor extrañamente dulce de su sangre.
-¿Cual de todos es su barco?
Sonreí ante mi impertinencia. Estaba segura de que Vincenzo había captado las segundas en mi frase. Imaginé a aquel joven ardiente de deseo bajo mis caderas y mi sonrisa se ensanchó. Qué débiles eran los humanos. ¿Cuando comprenderían que yo era una reliquia que no podían tener de adorno en sus habitaciones?
Avancé hacia el muelle y andé tras Vincenzo con aires reales. No lo hacía aposta. Mi pasado aun influía en cada movimiento que hacía, y esperaba que la noche ocultara algunos de mis rasgos más detestables, de los que yo hacía uso para espantar a los indeseados. Mi sarcasmo, y actitud de pasividad desesperaba al más sereno de los hombres... pero esa noche no quería asustar a mi acompañante. El extraño cosquilleo que notaba cada vez que le tocaba me indicaba que ocultaba algo... y quería averiguar qué era. ¿Cómo podría hacerlo sin que descubriera mi condición? Observé de nuevo la herida de Vincenzo y pasé mi lengua por mis colmillos. Me esforcé en alejar mi mente del olor extrañamente dulce de su sangre.
-¿Cual de todos es su barco?
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Belleza egipcia (Vincenzo)
Por mi cabeza viajaron mil y un pensamientos, cada uno opuesto al anterior, lo que me hacía desear en parte que este encuentro no hubiese ocurrido. Comencé a ver en aquella mujer un atisbo de soberbia que no me gustaba demasiado. Sonreí abiertamente cuando le señalé mi barco.
- Ya hemos llegado. - Hice uso de mi teatralidad e hice una reverencia a aquella mujer que momento anteriores me atraía como a un imán, con sus contoneos y palabrería.
El "barco" era un bote en el que cabían como máximo tres personas. Por supuesto no era el mio, pero quería ver la reacción de aquella mujer que se daba tantos aires de grandeza. Quizá no era oro todo lo que relucía, asi que debía de andar con cuidado, bien le vendría una lección de humildad.
- Está un poco mugriento pero es mi vida, es donde viajo y bueno.. - soplé sobre la superficie que tenía al menos un dedo de polvo. - espero que le guste. Sonreí socarron observándola desde el bote. Lo cierto era que mi verdadero barco estaba en la esquina contraria al muelle, estaba aun algo lejos pero se podía divisar desde nuestra posición.
- Ya hemos llegado. - Hice uso de mi teatralidad e hice una reverencia a aquella mujer que momento anteriores me atraía como a un imán, con sus contoneos y palabrería.
El "barco" era un bote en el que cabían como máximo tres personas. Por supuesto no era el mio, pero quería ver la reacción de aquella mujer que se daba tantos aires de grandeza. Quizá no era oro todo lo que relucía, asi que debía de andar con cuidado, bien le vendría una lección de humildad.
- Está un poco mugriento pero es mi vida, es donde viajo y bueno.. - soplé sobre la superficie que tenía al menos un dedo de polvo. - espero que le guste. Sonreí socarron observándola desde el bote. Lo cierto era que mi verdadero barco estaba en la esquina contraria al muelle, estaba aun algo lejos pero se podía divisar desde nuestra posición.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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