AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
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La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Noruega, 2017
Aquella noche había quedado en la discoteca Bla para celebrar la despedida de soltero de uno de mis mejores colegas.
Habíamos bromeado con ese “te casaste, la cagaste” durante años, como si todos tuviéramos alergia al matrimonio, pero al fina Bryon sucumbía ante las amenazas de su prometida lo que nos hacia reírnos de él llamándolo calzonazos.
Al menos habíamos liado una buena fiesta, empezaríamos en aquel antro y una vez fuéramos borrachos la idea era irnos a un hotel que habíamos reservado donde unas cuantas mujeres nos harían un espectáculo mas subido de tono.
Detuve la moto en el Bla, me quité el casco y ladeé la sonrisa al ver a Floqui que acababa de aparcar su descapotable, según él todo un baja bragas. Cruzamos el umbral de la discoteca, la música retumbaba por los altavoces, la gente bailaba al ritmo del dj que pinchaba la música del momento.
Había un buen ganado, las féminas con poca ropa se movían al son de las distintas canciones de moda, sobre las tarimas y enganchadas a las columnas de hierro bailaban las gogos con esos cuerpos esculturales.
En el reservado nos unimos al resto de colegas que acudían a la despedida, el novio aun no había llegado ,así que unos cuantos nos bajamos a bailar a la pista.
Una rubita de ojos claros se acercó a mi, llevaba una minifalda que se encargó de restregar animando mi abultada entrepierna.
Pedimos unas jarras y pronto empezó el alcohol a animar la velada.
No se el rato que había pasado cuando vi a una morena vestida de un modo extraño que caminaba medio asustada por le medio de la discoteca, no se que mierda se había metido, peor sin duda debía de ser bueno porque estaba completamente desubicada.
Miré su culo, tenia unas nalgas épicas, dejé a la rubia caminando hacia la morenita de piel caramelo que intentaban zafarse del agarre de un borracho que motivado de mas por la belleza de esa mujer quería sacarla a bailar.
-Está conmigo -dije apartando la tipo de un empujón.
Mi envergadura bastaba para achantar a mas de uno, eso y que hacia artes marciales lo que me llevaba a defenderme bastante bien.
-¿esta bien señorita? -pregunté tirando de ella para llevarla hacia un rincón donde pudiéramos tener algo de tranquilidad.
Yo era militar, así que supongo llevaba escrito a fuego en la piel el lema de ayudar a los demás y esa mujer parecía perdida.
Miré fijamente sus ojos para ver si sus pupilas estaban dilatadas porque desde luego no olia a alcohol.
-¿que te has metido preciosa? -pregunté
Última edición por Ubbe Cannif el Vie Ene 19, 2018 9:17 am, editado 1 vez
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Tal y como el hechicero me había dicho al pronunciar aquellas palabras con mi mano sobre el pecho del vikingo, ambos con la misma marca en mi mano y en su pecho, sentí una corriente de energía muy fuerte y un calor abrasador que provenía de la marca que emanaba luces como si el hechizo funcionara, de pronto todo se tornó oscuro y no pude distinguir nada hasta que finalmente abrí los ojos, encontrándome en un lugar completamente ajeno y extraño que no sabía identificar para nada. Tenía que traer al vikingo de vuelta para que despertara y aunque se habían ofrecido su padre, sus hermanos e incluso hasta su primo el hechicero coincidió en que yo sería la única que podría traerlo de vuelta, su advertencia era clara: si no lo conseguía traer de vuelta me quedaría atrapada junto a él en aquel lugar, un lugar que no sabía dónde era porque todo era muy extraño, edificios grandes y altos, luces por todos lados en las calles, iluminación extraña... debía de encontrar a Ubbe pero, ¿por dónde comenzar a buscarlo? Miré hacia todos lados en aquella gran calle, muy diferente a las parisinas, y fue que me fijé en un local muy grande al que veía entrar a jóvenes a unos pasos de donde me encontraba, en el letrero ponía “discoteba Bla”, ¿discoteca, qué era eso? No lo sabía pero se escuchaba lo que parecía ser ¿música? Sí, quizás fuera eso lo que se escuchaba de dentro. Fue entonces que me miré cuando sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo, al mirar hacia abajo vi que no llevaba los típicos vestidos que tenía yo, sino que iba completamente diferente. ¿Eso era un vestido? Por Ra era demasiado corto, apenas cubría la mitad de mis muslos y el escote era exageradamente exagerado, por inercia llevé mis manos al bajo del vestido para intentar bajarlo pero era imposible, y el escote no había forma de taparlo, era de color azul y se ajustaba perfectamente a mis curvas, llevaba además unos tacones negros bastante altos, por mi lado pasaron un par de jóvenes que iban igual vestidas que yo, con vestidos cortos hablando entre ellas en dirección a aquel lugar en donde les dejaron pasar, si había despertado ahí seguramente es porque ahí es donde podría encontrar al vikingo, o eso es lo que esperaba.
Comencé a andar hacia la entrada escuchando cada vez más fuerte el ruido que provenía del interior, dos hombres vestidos de negro me miraron repasándome de arriba abajo y cuando iba a protestarles me hicieron una seña para que entrara al interior donde todo estaba prácticamente casi a oscuras, habían luces de colores que se movían por el lugar y me pregunté dónde estaría, sabía que en Noruega porque había escuchado hablar a las jóvenes y supe que hablaban en noruego, pero ¿qué extraño universo paralelo era aquello? Había muchísima gente concentrada en una misma zona de aquel lugar donde la música sonaba de forma fuerte, como si te taladraran la cabeza, y tuve que llevar mis manos un momento a mis oídos para taparlos por lo fuerte que sonaba. La gente parecía que se divertía e iban vestidos de forma extraña, las mujeres casi como si no llevaran ropa y los hombres de maneras que no había visto nunca, llevaban vasos y copas de cristal donde habían bebidas de diferentes tipos, y en donde estaba concentrada toda la gente bailaban bastante pegados, moviéndose de forma que sus cuerpos se restregaban contra los otros... para mí todo era demasiado extraño, me sentía observada y por más que trataba de darle un sentido o una lógica a aquella situación no la encontraba. ¿Dónde estaría Ubbe? Tenía que encontrarlo, cuando antes lo hiciera antes podríamos volver a nuestro mundo, lo necesitaba más que nunca en esos momentos. Seguí andando por aquel lugar mientras lo buscaba con la mirada, algo un tanto complicado por el hecho de que había muchísima gente y andar por aquel lugar costaba bastante, intentaba sin éxito bajarme todo lo que podía el vestido mientras intentaba ubicarme, era difícil por la poca luz que había, la música ensordecedora que hacía que mis oídos pitaran por lo alta que estaban, me costaba centrarme en lo que tenía que hacer y todo me parecía demasiado extraño, la gente bailando, las ropas, el retumbar de la música... ¿dónde diablos estaba metida? En mi búsqueda del vikingo, mientras intentaba pasar lo menos desapercibida posible aunque era algo un tanto complicado, alguien me paró tomándome por la muñeca haciendo que me girara para mirarlo, un joven algo bastante ebrio tenía tomada con fuerza mi muñeca mientras intentaba acercarse a mí, y yo, quería alejarme lo más posible ya que derrochaba alcohol por todos lados.
-¡Suélteme! –Pedí intentando librarme de su agarre, bastante férreo en mi muñeca, y él me pedía que fuera con él a bailar a la pista de baile, su otra mano trazó un peligroso camino por mi cadera y no me corté en apartar su mano de malas maneras mientras intentaba que me soltara- no pienso bailar contigo, ¡te he dicho que me sueltes! –Me revolví a lo que él me decía que no me hiciera la estrecha y que me había vestido provocando a propósito, di un tirón de mi brazo cuando de repente una figura masculina apareció dándole tal empujón al joven que logró que me soltara de la muñeca, no me dio tiempo a mirar quien era pero reconocí esa voz cuando le habló al joven, una voz que reconocería en cualquier parte del mundo, así que antes de subir mis ojos para verlo yo ya sabía de quién se trataba; ¡Ubbe! Mi corazón dio un vuelco cuando lo tuve cerca, por fin lo había encontrado en aquel infernal sitio, una vez despachado aquel joven con su porte mis ojos contemplaron su rostro aunque no el tiempo que yo quisiera porque tomando mi muñeca tiró con suavidad de mí para alejarnos de aquel lugar a un sitio algo más apartado, donde la música sonaba algo menos y no había tanta gente, algo que agradecía porque me había puesto un tanto nerviosa. Ahora que lo tenía parado frente a mí lo contemplé de forma detenida, no iba vestido como siempre pero sin embargo era él, era su rostro, sus ojos de un azul intenso que tanto me gustaban, sus labios sensuales, su porte alto e intimidatorio... era él, así que ni siquiera escuché lo que me preguntó porque me lancé hacia él para rodear su cuello con mis brazos pegándolo a mi cuerpo, aliviada de tenerlo y de haberlo encontrado- ¡Ubbe! Por fin te he encontrado... tenía tanto miedo de que no pudiera hacerlo –no solté mi agarre sobre él- por favor despierta, tienes que despertar –escondí mi rostro en su cuello paseando mi nariz por su piel- despierta, despierta, despierta, despierta, despierta, despierta... –repetí en un tono bajo con los ojos cerrados esperando que, de esa forma, cuando los abriera volviéramos a estar de nuevo en su casa junto a su familia... pero no parecía funcionar. Separé mi rostro para mirarlo y uno de mis dedos se deslizó por su rostro- tienes que despertar Ubbe, tenemos que volver –casi que supliqué antes de elevar mi rostro para alcanzar sus labios besándolo, lo había echado tanto de menos, me hacía tanta falta... pero en ese beso me di cuenta de dos detalles que me inquietaron; el primero que no me correspondió al beso, no como siempre lo hacía con esas formas rudas que tanto me gustaban, saqueando y arrasando con todo a su paso para hacerse el dueño indiscutible de mis labios y de mi boca, el segundo que de forma gentil me apartó mientras en sus ojos podía ver la duda de por qué había hecho eso mientras yo, sin entender absolutamente nada, lo observaba pensando qué era lo que pasaba o lo que había hecho mal- ¿qué? ¡No! Se suponía que debía de encontrarte y... –me callé sin tener respuestas, el hechicero me dijo que debía de traerlo de vuelta pero ¿cómo tendría que hacerlo exactamente? No había bastado con encontrarlo, en apariencia física frente a mí tenía al hombre que amaba, pero algo me decía que solamente era eso; en apariencia. Sentí que mi respiración se aceleraba y que me empezaba a faltar de alguna forma, como si estar en aquel lugar me agobiara demasiado- aire.... necesito aire... –dije llevando una mano a mi pecho mientras en sus ojos podía ver la duda y la incertidumbre, no tardó demasiado en tomar mi mano y tirar de mí hacia el exterior cuando vio que empezaba a agobiarme y que no estaba fingiendo. Estaba totalmente perdida y bloqueada, ¿qué iba a hacer ahora?
Comencé a andar hacia la entrada escuchando cada vez más fuerte el ruido que provenía del interior, dos hombres vestidos de negro me miraron repasándome de arriba abajo y cuando iba a protestarles me hicieron una seña para que entrara al interior donde todo estaba prácticamente casi a oscuras, habían luces de colores que se movían por el lugar y me pregunté dónde estaría, sabía que en Noruega porque había escuchado hablar a las jóvenes y supe que hablaban en noruego, pero ¿qué extraño universo paralelo era aquello? Había muchísima gente concentrada en una misma zona de aquel lugar donde la música sonaba de forma fuerte, como si te taladraran la cabeza, y tuve que llevar mis manos un momento a mis oídos para taparlos por lo fuerte que sonaba. La gente parecía que se divertía e iban vestidos de forma extraña, las mujeres casi como si no llevaran ropa y los hombres de maneras que no había visto nunca, llevaban vasos y copas de cristal donde habían bebidas de diferentes tipos, y en donde estaba concentrada toda la gente bailaban bastante pegados, moviéndose de forma que sus cuerpos se restregaban contra los otros... para mí todo era demasiado extraño, me sentía observada y por más que trataba de darle un sentido o una lógica a aquella situación no la encontraba. ¿Dónde estaría Ubbe? Tenía que encontrarlo, cuando antes lo hiciera antes podríamos volver a nuestro mundo, lo necesitaba más que nunca en esos momentos. Seguí andando por aquel lugar mientras lo buscaba con la mirada, algo un tanto complicado por el hecho de que había muchísima gente y andar por aquel lugar costaba bastante, intentaba sin éxito bajarme todo lo que podía el vestido mientras intentaba ubicarme, era difícil por la poca luz que había, la música ensordecedora que hacía que mis oídos pitaran por lo alta que estaban, me costaba centrarme en lo que tenía que hacer y todo me parecía demasiado extraño, la gente bailando, las ropas, el retumbar de la música... ¿dónde diablos estaba metida? En mi búsqueda del vikingo, mientras intentaba pasar lo menos desapercibida posible aunque era algo un tanto complicado, alguien me paró tomándome por la muñeca haciendo que me girara para mirarlo, un joven algo bastante ebrio tenía tomada con fuerza mi muñeca mientras intentaba acercarse a mí, y yo, quería alejarme lo más posible ya que derrochaba alcohol por todos lados.
-¡Suélteme! –Pedí intentando librarme de su agarre, bastante férreo en mi muñeca, y él me pedía que fuera con él a bailar a la pista de baile, su otra mano trazó un peligroso camino por mi cadera y no me corté en apartar su mano de malas maneras mientras intentaba que me soltara- no pienso bailar contigo, ¡te he dicho que me sueltes! –Me revolví a lo que él me decía que no me hiciera la estrecha y que me había vestido provocando a propósito, di un tirón de mi brazo cuando de repente una figura masculina apareció dándole tal empujón al joven que logró que me soltara de la muñeca, no me dio tiempo a mirar quien era pero reconocí esa voz cuando le habló al joven, una voz que reconocería en cualquier parte del mundo, así que antes de subir mis ojos para verlo yo ya sabía de quién se trataba; ¡Ubbe! Mi corazón dio un vuelco cuando lo tuve cerca, por fin lo había encontrado en aquel infernal sitio, una vez despachado aquel joven con su porte mis ojos contemplaron su rostro aunque no el tiempo que yo quisiera porque tomando mi muñeca tiró con suavidad de mí para alejarnos de aquel lugar a un sitio algo más apartado, donde la música sonaba algo menos y no había tanta gente, algo que agradecía porque me había puesto un tanto nerviosa. Ahora que lo tenía parado frente a mí lo contemplé de forma detenida, no iba vestido como siempre pero sin embargo era él, era su rostro, sus ojos de un azul intenso que tanto me gustaban, sus labios sensuales, su porte alto e intimidatorio... era él, así que ni siquiera escuché lo que me preguntó porque me lancé hacia él para rodear su cuello con mis brazos pegándolo a mi cuerpo, aliviada de tenerlo y de haberlo encontrado- ¡Ubbe! Por fin te he encontrado... tenía tanto miedo de que no pudiera hacerlo –no solté mi agarre sobre él- por favor despierta, tienes que despertar –escondí mi rostro en su cuello paseando mi nariz por su piel- despierta, despierta, despierta, despierta, despierta, despierta... –repetí en un tono bajo con los ojos cerrados esperando que, de esa forma, cuando los abriera volviéramos a estar de nuevo en su casa junto a su familia... pero no parecía funcionar. Separé mi rostro para mirarlo y uno de mis dedos se deslizó por su rostro- tienes que despertar Ubbe, tenemos que volver –casi que supliqué antes de elevar mi rostro para alcanzar sus labios besándolo, lo había echado tanto de menos, me hacía tanta falta... pero en ese beso me di cuenta de dos detalles que me inquietaron; el primero que no me correspondió al beso, no como siempre lo hacía con esas formas rudas que tanto me gustaban, saqueando y arrasando con todo a su paso para hacerse el dueño indiscutible de mis labios y de mi boca, el segundo que de forma gentil me apartó mientras en sus ojos podía ver la duda de por qué había hecho eso mientras yo, sin entender absolutamente nada, lo observaba pensando qué era lo que pasaba o lo que había hecho mal- ¿qué? ¡No! Se suponía que debía de encontrarte y... –me callé sin tener respuestas, el hechicero me dijo que debía de traerlo de vuelta pero ¿cómo tendría que hacerlo exactamente? No había bastado con encontrarlo, en apariencia física frente a mí tenía al hombre que amaba, pero algo me decía que solamente era eso; en apariencia. Sentí que mi respiración se aceleraba y que me empezaba a faltar de alguna forma, como si estar en aquel lugar me agobiara demasiado- aire.... necesito aire... –dije llevando una mano a mi pecho mientras en sus ojos podía ver la duda y la incertidumbre, no tardó demasiado en tomar mi mano y tirar de mí hacia el exterior cuando vio que empezaba a agobiarme y que no estaba fingiendo. Estaba totalmente perdida y bloqueada, ¿qué iba a hacer ahora?
- Vestido:
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
La mujer misteriosa se abalanzo rodeando mi cuello con sus brazos, como si fuera su salvador se agarró a mi susurrando algo imposible de comprender ¿despertar? Estaba despierto y quizás ella demasiado colocada para verlo.
Iba a replicar, a hacerle entrar en razón cuando de sus labios escapó mi nombre dejándome descolocado ¿la conocía? En alguna ocasión había ido tan ebrio que no seria extraño haberla olvidado y eso que era preciosa, una pena olvidar una noche con ese pedazo de hembra de piel canela y curvas de infarto.
Su boca presionó la mía, cálida, embriagadora, admito que por un instante me sentí tentado a corresponder su arranque y arrasar con un beso la poca cordura que mostraba, peor no lo hice, la separé con suavidad mirándola con incredibilidad.
-Señorita, no te recuerdo -confesé -yo...no se cuando pasó algo entre nosotros. ¿Como te llamas? -pregunté intentando poner cordura a aquello.
La joven de cascada parda y penetrantes ojos clavo su mirada en mis azules, parecía faltarle el aire y eso es exactamente lo que me pidió antes de que tirara de ella para sacarla al exterior.
Una vez fuera apoyé mi culo en el asiento de la Harley mirándola fijamente.
-Toma aire, relájate, te llevaré a casa, por suerte, aun no he bebido suficiente como para no poder conducirla -aseguré dándole un par de golpes al deposito con una ladeada sonrisa.
Sus ojos repasaron la maquina que había bajo mi culo, como si amas hubiera visto una de estas.
-Es una buena moto, buena cilindrada y el ruido del tubo de escape es muy característico, así que te aseguro que si la montas una vez, será un viaje que no olvidaras.
Aparté un mechón de su rostro, desencajado, pálido, sus ojos ligeramente húmedos parecían suplicar que la escuchara.
-Te invito a un café, dime que recuerdas, donde vives, solo quiero ayudarte.
Sabia que no se encontraba bien, si que dejarla a su suerte no era una opción, ademas me conocía y necesitaba saber de que exactamente.
Le pasé un casco para que se lo pusiera, yo hice lo mismo con el mio, esta me miraba sin comprender, así que se lo pedí.
-Ponteló y monta.
Me eché a reír al ver que era incapaz de hacerlo, desde luego debía ir muy colgada, me acerqué a ella colocándoselo, sus ojos contemplaban mis labios mientras enganchaba bien el cierre para que no se le saliera en caso de accidente.
Por ultimo le bajé la visera aun mirando aquellos ojos penetrantes que me intrigaban.
-perfecta, así no podrá pasarte nada.
Subí en la moto, la arranqué y esta rugió sobresaltando a la joven que me miraba con miedo.
-¿confías en mi? -pregunté tendiéndole la mano -pues sube -pedí.
Iba a replicar, a hacerle entrar en razón cuando de sus labios escapó mi nombre dejándome descolocado ¿la conocía? En alguna ocasión había ido tan ebrio que no seria extraño haberla olvidado y eso que era preciosa, una pena olvidar una noche con ese pedazo de hembra de piel canela y curvas de infarto.
Su boca presionó la mía, cálida, embriagadora, admito que por un instante me sentí tentado a corresponder su arranque y arrasar con un beso la poca cordura que mostraba, peor no lo hice, la separé con suavidad mirándola con incredibilidad.
-Señorita, no te recuerdo -confesé -yo...no se cuando pasó algo entre nosotros. ¿Como te llamas? -pregunté intentando poner cordura a aquello.
La joven de cascada parda y penetrantes ojos clavo su mirada en mis azules, parecía faltarle el aire y eso es exactamente lo que me pidió antes de que tirara de ella para sacarla al exterior.
Una vez fuera apoyé mi culo en el asiento de la Harley mirándola fijamente.
-Toma aire, relájate, te llevaré a casa, por suerte, aun no he bebido suficiente como para no poder conducirla -aseguré dándole un par de golpes al deposito con una ladeada sonrisa.
Sus ojos repasaron la maquina que había bajo mi culo, como si amas hubiera visto una de estas.
-Es una buena moto, buena cilindrada y el ruido del tubo de escape es muy característico, así que te aseguro que si la montas una vez, será un viaje que no olvidaras.
Aparté un mechón de su rostro, desencajado, pálido, sus ojos ligeramente húmedos parecían suplicar que la escuchara.
-Te invito a un café, dime que recuerdas, donde vives, solo quiero ayudarte.
Sabia que no se encontraba bien, si que dejarla a su suerte no era una opción, ademas me conocía y necesitaba saber de que exactamente.
Le pasé un casco para que se lo pusiera, yo hice lo mismo con el mio, esta me miraba sin comprender, así que se lo pedí.
-Ponteló y monta.
Me eché a reír al ver que era incapaz de hacerlo, desde luego debía ir muy colgada, me acerqué a ella colocándoselo, sus ojos contemplaban mis labios mientras enganchaba bien el cierre para que no se le saliera en caso de accidente.
Por ultimo le bajé la visera aun mirando aquellos ojos penetrantes que me intrigaban.
-perfecta, así no podrá pasarte nada.
Subí en la moto, la arranqué y esta rugió sobresaltando a la joven que me miraba con miedo.
-¿confías en mi? -pregunté tendiéndole la mano -pues sube -pedí.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
No sabía muy bien qué era lo que estaba pasando en esos momentos, no sabía exactamente qué era lo que debía de hacer pero sí sentía que comenzaba a agobiarme, no solo por el ruido que sonaba tan fuerte que apenas era capaz de escucharlo hablar y de entender sus palabras, ni tampoco porque hubiera demasiada gente en aquel lugar en el que me había metido para encontrarlo.... era por otra cosa totalmente diferente; la verdad es que para ser sincera me había no solo descolocado con sus palabras, sino que además me había roto. “No te recuerdo” tres simples palabras que podían hacer tanto daño, me había roto el hecho de que no supiera quién era, de que no me reconociera y no se diera cuenta de que era yo, su egipcia, su mujer, la que era capaz de calmarlo con tan solo estar a su lado, la que lo encendía con simplemente morderme el labio sin ser realmente consciente de que me lo mordía. Sentía que me faltaba el aire y que de alguna forma la esperanza que había nacido al encontrarlo ahora se iba marchitando poco a poco, lo había encontrado pero ¿qué podía hacer, qué era lo que debía de hacer ahora que sabía que no me reconocía y que no sabía quién era? Fue duro, fue duro saber que el hombre que tenía frente a mí solamente era una sombra del vikingo que me esperaba en casa, ese al que había ido a buscar para traerlo de vuelta... no era él, solo en apariencia, pero no realmente. Dejé que tirara de mí porque necesitaba el aire, salimos por la puerta de aquel lugar hasta de nuevo la entrada y dejé que me llevara hasta donde había varios... ¿qué era aquello tan raro donde se había apoyado? Lo tenía frente a mí mientras con los ojos cerrados intentaba normalizar mi respiración, aseguraba que no me conocía en absoluto, que no me recordaba... ni siquiera sabía mi nombre. Por Ra, aquello era más frustrante de lo que había pensado en un momento, ¿cómo lidiar con esa situación? No había contemplado la opción de que no me conociera, más bien, me había imaginado que debería de buscarlo y que eso sería lo que más me llevaría... de esta forma todo se complicaba infinitamente, ni siquiera sabía cómo me llamaba... ahora me veía en la tesitura de tener que decirle la verdad, de que él no pertenecía a ese lugar, de que lo que pensara que era su vida era todo una mentira, que en realidad su vida estaba en otro lugar conmigo lejos de aquel mundo.
Me mordí el labio mientras seguía sentado en... bueno, como se llamara eso donde estaba apoyado. Mis ojos lo contemplaban sin poder creerse que el hombre al que amaba estuviera frente a mí pero sin embargo no me recordara, absolutamente nada, ni siquiera una vaga idea de quién era... cero. Como si todo lo que él una vez hubiera conocido se hubiera quedado en el olvido, relegado a la nada. ¿Sería eso la maldición que le habían lanzado? Pues si era así no iba a dejar que Randulf se saliera con la suya, volvería con el vikingo conmigo para que despertara en Akershus junto a su familia, lo traería de vuelta costara lo que costara, aunque me tildara por una loca que se había cruzado en su camino, yo era la única conexión que tenía con su vida de verdad, si tenía que buscar la manera de despertarlo lo haría porque no pensaba dejarlo ahí. Sus ojos azules me contemplaban de forma fija como tantas veces había hecho, sin embargo, podía ver ese matiz diferente que lo diferenciaba de las miles de veces que me había mirado de esa forma. Empezaba a inquietarme y a ponerme nerviosa, ¿qué debía de hacer? ¿Cómo debía de actuar a partir de ese momento? Pareció que de alguna forma intuyó cómo estaba porque me dijo que me tranquilizara y que me llevaría a casa, a casa.... desvié por un segundo la mirada y me mordí el labio con fuerza. Su casa estaba conmigo, en nuestro mundo, juntos... ahí ni siquiera sabía si tenía casa o no, no era capaz de saberlo. Decía que me llevaría y que podía conducirla, mis ojos bajaron hasta.... aquello donde estaba sentado, ni siquiera sabía qué era aquello, pero era grande y parecía pesada. Como si leyera mi incertidumbre me dijo lo que era pero, ¿moto, tubo de escape, cilindrada...? ¿Qué era todo eso? No entendía nada, yo solo quería recuperarlo y traerlo de vuelta conmigo, lo necesitaba más que nunca, necesitaba su apoyo en un momento bastante jodido que estaba atravesando... no podría reponerme si no era junto a él. No dejaba de girar el anillo que me había hecho y que estaba en mi dedo, nerviosa, desesperada, sin ver un camino claro por el que tirar... pareció que sintió mi confusión porque llevó su mano para apartar un mechón de mi pelo y, ese simple roce, me hizo cerrar los ojos momentáneamente y darme cuenta de cuánto lo echaba de menos.
-Me llamo Naitiri, Naitiri Zahir –era tan extraño tener que presentarme cuando sabía que él me conocía perfectamente- es... difícil de explicar –me mordí el labio sin dejar de girar el anillo entre mis dedos- ¿podemos hablar en otro sitio, por favor? –Pedí sin dejar de mirarlo, necesitaba que me escuchara, que oyera todo lo que tenía que decirle pero en cierto modo me daba miedo, ¿y si me tomaba por loca? ¿Y si creía que todo era inventado? Debía de intentarlo aunque fuera así, no iba a ceder y a perderlo bajo ningún concepto... confiaba en mí y en mis capacidades, yo podía hacer que volviera y despertara, ese vínculo que nos unía estaba segura que me ayudaría a que lo entendiera, esa magia que siempre nos había acompañado siempre. Concedió a invitarme a un café y yo sentí que tomaba aire, no recordaba dónde vivía así que... iría improvisando sobre la marcha, de momento podríamos hablar los dos tranquilamente y ya vería cómo enfocaba todo aquello que no era fácil. Entonces fue que miré que me daba algo, como si fuera un gorro pero distinto, lo tomé entre mis manos sintiendo que pesaba y volví a mirarlo cuando me dijo que me lo pusiera, él sacó otro igual y se lo puso mientras yo me peleaba con aquello, lo giraba e intentaba colocarme aquello sin tener resultado alguno- por Ra, ¿qué artilugio complicado me has dado? –Pregunté para luego escuchar su risa, hecho que logró que volviera a llevar mis ojos a su figura para verlo con eso puesto, se acercó hacia donde estaba y lo tomó entre sus manos mientras apartaba un poco mi pelo y lo colocaba por mi cabeza, era algo extraño y mientras enganchaba algo por la parte de bajo no dejé de mirar sus labios, me tuve que morder los míos porque me daban ganas de besarlo y contenerlas era muy difícil, luego bajó algo que llevaba y que era transparente y me dijo que así no podría pasarme nada, ¿qué podría pasarme?- Es un poco extraño –dije llevando mis manos a los lados y tocando aquello que había bajado, curiosa y extrañada al mismo tiempo. Se alejó para montarse en... ¿moto, había dicho? Y segundos después la encendió, aquello hizo un ruido muy fuerte y me hizo dar un respingo y un paso hacia atrás. Luces salían de delante y me acerqué para pasar mi mano a contraluz, ¿Cómo era eso posible? Aquello era muy extraño y no me daba mucha confianza, me alejé un par de pasos aun con aquello en mi cabeza, pero él extendió su mano preguntándome si confiaba en él, ¿qué si lo hacía? Pondría mi vida en sus manos sin apenas dudarlo, miré su mano un par de segundos y finalmente la tomé, tiró de mí para acercarme a él y me pidió que montara- no sé cómo se monta en esta cosa –dije sincera y él me indicó donde poner un pie para montarme, cuando lo hice me sentí un poco rara, como si no fuera estable, así que antes de que me lo dijera rodeé su cintura con mis manos y me pegué a él para sujetarme. Puso la moto en marcha y comenzamos a movernos, la moto hacía ruido y sentía el aire por la velocidad a la que iba, pilló un pequeño bache que me hizo soltar un leve gritito de sorpresa y aferrarme más a él mientras íbamos cogiendo velocidad, aquello era muy diferente de montar a caballo o en un carruaje, las luces pasaban como borrones y no éramos los únicos, habían más cosas extrañas y más grandes donde la gente iba montada- ¡Por Ra, no vayas tan rápido! –Dije pegándome a su espalda mientras podía escuchar su risa diciéndome que estuviera tranquila, su mano se puso un par de segundos sobre la mía y me dijo que estaba en buenas manos.
Me costó acostumbrarme a eso, a ver a más motos y otras cosas más grandes nos pasaban por al lado, me daba miedo y solo me apretaba cada vez que algo pasaba... pero una vez te acostumbrabas incluso hasta me gustó, quizás porque era con él y me transmitía la misma seguridad de siempre. Tras unos cuantos minutos más giró hacia un edificio muy grande y muy alto que parecía que era de cristal porque todo se reflejaba en el, redujo la velocidad hasta dejar la moto junto a otras más, solo cuando paró me bajé de la moto, me quité el caso y lo miré esperando a que bajara para poder seguirle, yo allí desconocía absolutamente todo. Por su mirada no sabría decir si me estaba creyendo o no, pero es que no tenía idea de nada. Tomó mi muñeca para llevarme por una puerta que se abrió sola al acercarnos y me condujo hasta otro lugar cerrado de metal, nos metimos dentro y pulsó un botón con número mientras yo miraba todo tan curiosa como era, el número se paró en el 10 y al salir había un pasillo con varias puertas, se acercó a una de ellas, sacó una llave y la abrió dejando que pasara. Cerró la puerta a su espalda y las luces se encendieron iluminando el lugar, sofás, muebles, algo gigante que encendió y de la cual se veían a personas... supuse que sería su casa, se oyeron unos pasos y pronto apareció un cachorro como sería más o menos Thor que fue a saludarlo, sonreí mientras veía que acariciaba y jugaba con el cachorro que contento había ido a saludarle, luego vino para que lo saludara yo también.
-Pero qué cosa tan bonita, ¿tiene nombre? –Pregunté acariciándolo mientras él se metía a la cocina y encendía algo, cuando me asomé abrí los labios al ver todo aquello- ¿qué es eso? –Pregunté ladeando la cabeza en lo que él sacaba dos tazas y las ponía sobre la bancada- así que vives aquí –dije observando todo con curiosidad- ¿para qué sirve todo eso? –Él me miraba sin comprender si lo decía en serio o no, pero iba muy en serio, salí al salón y vi el balcón que tenía y por el cual me asomé para ver a la altura a la que estábamos- Por Ra, ¡estamos muy alto! ¿Cómo haces para no tener vértigo? ¿No te da miedo que... no sé, se caiga todo esto? –Volví dentro y me fijé en donde salían las personas, curiosa, intrigada- qué raro... –llevé mi dedo tocando la superficie, plana, fría- ¿qué clase de magia es esta? ¿Tienes personas ahí dentro? –Me asomé por detrás pero no había nada, él me explicaba las cosas y me miraba con curiosidad como si no se creyera que de verdad le preguntara aquello, no tardó en sacar dos tazas de café y de tenderme una para hacerme una seña y que me sentara en el sofá. Sabía que debíamos de hablar, que debía de decirle la verdad y no sabía cómo se lo iba a tomar, seguramente no bien, pero... tenía que hacer algo. Mis ojos volvieron a los suyos, en mi estaba el que volviera, así que dejé una de mis manos sobre las suyas- prométeme una cosa Ubbe, que vas a escucharme hasta el final y me vas a dar el beneficio de la duda –al menos necesitaba esa garantía ya que estábamos los dos solos, estaba nerviosa y no iba a mentirle ya que no lo veía necesario- yo... verás.... esto no es fácil para mí, es muy complicado –me mordí el labio y tomé la taza para darle otro trago- no pertenezco a este “lugar”, ni siquiera a este tiempo... y tú tampoco. He venido para que despiertes y vuelvas conmigo, crees que no me conoces pero no es así, te han inducido a un sueño por una maldición y necesito que despiertes, te necesito conmigo más que nunca porque... –me callé y desvié mi vista, volví a tomar sus manos- Ubbe todo esto es una mentira, no es verdad, pensé que con encontrarte bastaba pero no sé qué hacer para que vuelvas conmigo, a casa, al lugar donde perteneces.... tienes que creerme por favor, te necesito conmigo y tu familia está esperando a que despiertes -supliqué con los ojos cristalinos, dolía que no me conociera de nada- tú crees que hemos tenido solo una noche y que es por eso que te conozco pero la verdad va mucho más allá, estamos juntos y no concibo una vida sin ti, solo deseo que vuelvas conmigo -pedí mientras un par de lágrimas caían por mis mejillas, no había superado una pérdida y no iba a poder con la suya, para nada- dame la oportunidad de demostrártelo, por favor.
Me mordí el labio mientras seguía sentado en... bueno, como se llamara eso donde estaba apoyado. Mis ojos lo contemplaban sin poder creerse que el hombre al que amaba estuviera frente a mí pero sin embargo no me recordara, absolutamente nada, ni siquiera una vaga idea de quién era... cero. Como si todo lo que él una vez hubiera conocido se hubiera quedado en el olvido, relegado a la nada. ¿Sería eso la maldición que le habían lanzado? Pues si era así no iba a dejar que Randulf se saliera con la suya, volvería con el vikingo conmigo para que despertara en Akershus junto a su familia, lo traería de vuelta costara lo que costara, aunque me tildara por una loca que se había cruzado en su camino, yo era la única conexión que tenía con su vida de verdad, si tenía que buscar la manera de despertarlo lo haría porque no pensaba dejarlo ahí. Sus ojos azules me contemplaban de forma fija como tantas veces había hecho, sin embargo, podía ver ese matiz diferente que lo diferenciaba de las miles de veces que me había mirado de esa forma. Empezaba a inquietarme y a ponerme nerviosa, ¿qué debía de hacer? ¿Cómo debía de actuar a partir de ese momento? Pareció que de alguna forma intuyó cómo estaba porque me dijo que me tranquilizara y que me llevaría a casa, a casa.... desvié por un segundo la mirada y me mordí el labio con fuerza. Su casa estaba conmigo, en nuestro mundo, juntos... ahí ni siquiera sabía si tenía casa o no, no era capaz de saberlo. Decía que me llevaría y que podía conducirla, mis ojos bajaron hasta.... aquello donde estaba sentado, ni siquiera sabía qué era aquello, pero era grande y parecía pesada. Como si leyera mi incertidumbre me dijo lo que era pero, ¿moto, tubo de escape, cilindrada...? ¿Qué era todo eso? No entendía nada, yo solo quería recuperarlo y traerlo de vuelta conmigo, lo necesitaba más que nunca, necesitaba su apoyo en un momento bastante jodido que estaba atravesando... no podría reponerme si no era junto a él. No dejaba de girar el anillo que me había hecho y que estaba en mi dedo, nerviosa, desesperada, sin ver un camino claro por el que tirar... pareció que sintió mi confusión porque llevó su mano para apartar un mechón de mi pelo y, ese simple roce, me hizo cerrar los ojos momentáneamente y darme cuenta de cuánto lo echaba de menos.
-Me llamo Naitiri, Naitiri Zahir –era tan extraño tener que presentarme cuando sabía que él me conocía perfectamente- es... difícil de explicar –me mordí el labio sin dejar de girar el anillo entre mis dedos- ¿podemos hablar en otro sitio, por favor? –Pedí sin dejar de mirarlo, necesitaba que me escuchara, que oyera todo lo que tenía que decirle pero en cierto modo me daba miedo, ¿y si me tomaba por loca? ¿Y si creía que todo era inventado? Debía de intentarlo aunque fuera así, no iba a ceder y a perderlo bajo ningún concepto... confiaba en mí y en mis capacidades, yo podía hacer que volviera y despertara, ese vínculo que nos unía estaba segura que me ayudaría a que lo entendiera, esa magia que siempre nos había acompañado siempre. Concedió a invitarme a un café y yo sentí que tomaba aire, no recordaba dónde vivía así que... iría improvisando sobre la marcha, de momento podríamos hablar los dos tranquilamente y ya vería cómo enfocaba todo aquello que no era fácil. Entonces fue que miré que me daba algo, como si fuera un gorro pero distinto, lo tomé entre mis manos sintiendo que pesaba y volví a mirarlo cuando me dijo que me lo pusiera, él sacó otro igual y se lo puso mientras yo me peleaba con aquello, lo giraba e intentaba colocarme aquello sin tener resultado alguno- por Ra, ¿qué artilugio complicado me has dado? –Pregunté para luego escuchar su risa, hecho que logró que volviera a llevar mis ojos a su figura para verlo con eso puesto, se acercó hacia donde estaba y lo tomó entre sus manos mientras apartaba un poco mi pelo y lo colocaba por mi cabeza, era algo extraño y mientras enganchaba algo por la parte de bajo no dejé de mirar sus labios, me tuve que morder los míos porque me daban ganas de besarlo y contenerlas era muy difícil, luego bajó algo que llevaba y que era transparente y me dijo que así no podría pasarme nada, ¿qué podría pasarme?- Es un poco extraño –dije llevando mis manos a los lados y tocando aquello que había bajado, curiosa y extrañada al mismo tiempo. Se alejó para montarse en... ¿moto, había dicho? Y segundos después la encendió, aquello hizo un ruido muy fuerte y me hizo dar un respingo y un paso hacia atrás. Luces salían de delante y me acerqué para pasar mi mano a contraluz, ¿Cómo era eso posible? Aquello era muy extraño y no me daba mucha confianza, me alejé un par de pasos aun con aquello en mi cabeza, pero él extendió su mano preguntándome si confiaba en él, ¿qué si lo hacía? Pondría mi vida en sus manos sin apenas dudarlo, miré su mano un par de segundos y finalmente la tomé, tiró de mí para acercarme a él y me pidió que montara- no sé cómo se monta en esta cosa –dije sincera y él me indicó donde poner un pie para montarme, cuando lo hice me sentí un poco rara, como si no fuera estable, así que antes de que me lo dijera rodeé su cintura con mis manos y me pegué a él para sujetarme. Puso la moto en marcha y comenzamos a movernos, la moto hacía ruido y sentía el aire por la velocidad a la que iba, pilló un pequeño bache que me hizo soltar un leve gritito de sorpresa y aferrarme más a él mientras íbamos cogiendo velocidad, aquello era muy diferente de montar a caballo o en un carruaje, las luces pasaban como borrones y no éramos los únicos, habían más cosas extrañas y más grandes donde la gente iba montada- ¡Por Ra, no vayas tan rápido! –Dije pegándome a su espalda mientras podía escuchar su risa diciéndome que estuviera tranquila, su mano se puso un par de segundos sobre la mía y me dijo que estaba en buenas manos.
Me costó acostumbrarme a eso, a ver a más motos y otras cosas más grandes nos pasaban por al lado, me daba miedo y solo me apretaba cada vez que algo pasaba... pero una vez te acostumbrabas incluso hasta me gustó, quizás porque era con él y me transmitía la misma seguridad de siempre. Tras unos cuantos minutos más giró hacia un edificio muy grande y muy alto que parecía que era de cristal porque todo se reflejaba en el, redujo la velocidad hasta dejar la moto junto a otras más, solo cuando paró me bajé de la moto, me quité el caso y lo miré esperando a que bajara para poder seguirle, yo allí desconocía absolutamente todo. Por su mirada no sabría decir si me estaba creyendo o no, pero es que no tenía idea de nada. Tomó mi muñeca para llevarme por una puerta que se abrió sola al acercarnos y me condujo hasta otro lugar cerrado de metal, nos metimos dentro y pulsó un botón con número mientras yo miraba todo tan curiosa como era, el número se paró en el 10 y al salir había un pasillo con varias puertas, se acercó a una de ellas, sacó una llave y la abrió dejando que pasara. Cerró la puerta a su espalda y las luces se encendieron iluminando el lugar, sofás, muebles, algo gigante que encendió y de la cual se veían a personas... supuse que sería su casa, se oyeron unos pasos y pronto apareció un cachorro como sería más o menos Thor que fue a saludarlo, sonreí mientras veía que acariciaba y jugaba con el cachorro que contento había ido a saludarle, luego vino para que lo saludara yo también.
-Pero qué cosa tan bonita, ¿tiene nombre? –Pregunté acariciándolo mientras él se metía a la cocina y encendía algo, cuando me asomé abrí los labios al ver todo aquello- ¿qué es eso? –Pregunté ladeando la cabeza en lo que él sacaba dos tazas y las ponía sobre la bancada- así que vives aquí –dije observando todo con curiosidad- ¿para qué sirve todo eso? –Él me miraba sin comprender si lo decía en serio o no, pero iba muy en serio, salí al salón y vi el balcón que tenía y por el cual me asomé para ver a la altura a la que estábamos- Por Ra, ¡estamos muy alto! ¿Cómo haces para no tener vértigo? ¿No te da miedo que... no sé, se caiga todo esto? –Volví dentro y me fijé en donde salían las personas, curiosa, intrigada- qué raro... –llevé mi dedo tocando la superficie, plana, fría- ¿qué clase de magia es esta? ¿Tienes personas ahí dentro? –Me asomé por detrás pero no había nada, él me explicaba las cosas y me miraba con curiosidad como si no se creyera que de verdad le preguntara aquello, no tardó en sacar dos tazas de café y de tenderme una para hacerme una seña y que me sentara en el sofá. Sabía que debíamos de hablar, que debía de decirle la verdad y no sabía cómo se lo iba a tomar, seguramente no bien, pero... tenía que hacer algo. Mis ojos volvieron a los suyos, en mi estaba el que volviera, así que dejé una de mis manos sobre las suyas- prométeme una cosa Ubbe, que vas a escucharme hasta el final y me vas a dar el beneficio de la duda –al menos necesitaba esa garantía ya que estábamos los dos solos, estaba nerviosa y no iba a mentirle ya que no lo veía necesario- yo... verás.... esto no es fácil para mí, es muy complicado –me mordí el labio y tomé la taza para darle otro trago- no pertenezco a este “lugar”, ni siquiera a este tiempo... y tú tampoco. He venido para que despiertes y vuelvas conmigo, crees que no me conoces pero no es así, te han inducido a un sueño por una maldición y necesito que despiertes, te necesito conmigo más que nunca porque... –me callé y desvié mi vista, volví a tomar sus manos- Ubbe todo esto es una mentira, no es verdad, pensé que con encontrarte bastaba pero no sé qué hacer para que vuelvas conmigo, a casa, al lugar donde perteneces.... tienes que creerme por favor, te necesito conmigo y tu familia está esperando a que despiertes -supliqué con los ojos cristalinos, dolía que no me conociera de nada- tú crees que hemos tenido solo una noche y que es por eso que te conozco pero la verdad va mucho más allá, estamos juntos y no concibo una vida sin ti, solo deseo que vuelvas conmigo -pedí mientras un par de lágrimas caían por mis mejillas, no había superado una pérdida y no iba a poder con la suya, para nada- dame la oportunidad de demostrártelo, por favor.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
La joven de cabellos oscuros parecía desconcertada, como si un mundo nuevo se abriera ante sus ojos, como si la moto fuera una bestia, como si el mundo una fabula y ella perdida en esencia.
Sus brazos rodeaban mi cintura, estaba aterrada, enredé un instante mis dedos en los ajenos para darle calma.
Me pedía que fuera despacio, estaba aterrada, no podía evitar reírme porque cuanto mas se pegaba a mi, mas me embriagaba una sensación que era incapaz de comprender.
Aparqué la moto frente al edificio de mi casa, la ayudé a desmontar con cuidado de que no se quemara con el tubo de escape, sus ojos vagaban por aquel lugar que parecía extraño para ella.
La cosa no mejoró en mi casa, miraba todo como si se hubiera vuelto loca, como si nada tuviera sentido alguno para ella.
Yo le explicaba como podía que la magia no existía mas allá de en libros y otras tantas cosas de ese tipo.
Trucos podía llamarlo, pero para nada magia.
Serví sendos cafés, le acerqué una taza para que lo tomara, peor ella inquieta me pedía, suplicaba que la escuchara.
Asentí, tenia que calmarla, el caso es que cada vez tenia mas claro lo que pasaba, ella debía haber escapado de algún manicomio, su historia era inverosímil cuanto menos.
-Tienes que calmarte ¿me oyes?
Mis ojos denotaban que no creía ni una sola de sus palabras, me daba pena porque era una mujer muy bella, parecía dulce..
-Mira Nai, se que crees a pies juntillas esa historia, pero.. me llamo Ubbe, se que eso lo sabes, soy general, hace poco salí en un periódico..mi condecoración por la guerra de Irán.
Busque de debajo de la mesa aquel recorte dejándolo en su mano para dar veracidad a mi historia.
-Debiste verme ahí y a partir de eso has creado una historia fantástica a nuestro alrededor.
No soy ese hombre que crees, tengo una vida, un trabajo y una novia, lo siento.
Podía ver la desesperación en sus pardos, como negaba con la cabeza.
-Escúchame, puedes dormir hoy aquí, déjame hacer unas averiguaciones, seguro que tu familia esta muy preocupada por ti. Has de volver -aseguré apartando un mechón de pelo rebelde de su rostro. -acábate el café y acompáñame te diré donde esta la habitación de invitados, quiero que me cuentes todo cuanto recuerdes de ti en este mundo que crees no existe.
Entiende que tus padres deben estar muy preocupados por ti ¿que te ha pasado pequeña?
Pensé que quizás había sido una de esas niñas robadas que algún loco tomaba para violar encerrándola en un sótano y alejándola de toda realidad...eso o un manicomio, sendas historias cogían fuerza.
Mañana iría a la policía, al ser militar tenia fácil el acceso a todo, así que intentaría protegerla y llegar al fin de todo esto.
-voy a cuidarte, no te preocupes, no voy a hacerte daño, te protegeré -aseguré.
Sus brazos rodeaban mi cintura, estaba aterrada, enredé un instante mis dedos en los ajenos para darle calma.
Me pedía que fuera despacio, estaba aterrada, no podía evitar reírme porque cuanto mas se pegaba a mi, mas me embriagaba una sensación que era incapaz de comprender.
Aparqué la moto frente al edificio de mi casa, la ayudé a desmontar con cuidado de que no se quemara con el tubo de escape, sus ojos vagaban por aquel lugar que parecía extraño para ella.
La cosa no mejoró en mi casa, miraba todo como si se hubiera vuelto loca, como si nada tuviera sentido alguno para ella.
Yo le explicaba como podía que la magia no existía mas allá de en libros y otras tantas cosas de ese tipo.
Trucos podía llamarlo, pero para nada magia.
Serví sendos cafés, le acerqué una taza para que lo tomara, peor ella inquieta me pedía, suplicaba que la escuchara.
Asentí, tenia que calmarla, el caso es que cada vez tenia mas claro lo que pasaba, ella debía haber escapado de algún manicomio, su historia era inverosímil cuanto menos.
-Tienes que calmarte ¿me oyes?
Mis ojos denotaban que no creía ni una sola de sus palabras, me daba pena porque era una mujer muy bella, parecía dulce..
-Mira Nai, se que crees a pies juntillas esa historia, pero.. me llamo Ubbe, se que eso lo sabes, soy general, hace poco salí en un periódico..mi condecoración por la guerra de Irán.
Busque de debajo de la mesa aquel recorte dejándolo en su mano para dar veracidad a mi historia.
-Debiste verme ahí y a partir de eso has creado una historia fantástica a nuestro alrededor.
No soy ese hombre que crees, tengo una vida, un trabajo y una novia, lo siento.
Podía ver la desesperación en sus pardos, como negaba con la cabeza.
-Escúchame, puedes dormir hoy aquí, déjame hacer unas averiguaciones, seguro que tu familia esta muy preocupada por ti. Has de volver -aseguré apartando un mechón de pelo rebelde de su rostro. -acábate el café y acompáñame te diré donde esta la habitación de invitados, quiero que me cuentes todo cuanto recuerdes de ti en este mundo que crees no existe.
Entiende que tus padres deben estar muy preocupados por ti ¿que te ha pasado pequeña?
Pensé que quizás había sido una de esas niñas robadas que algún loco tomaba para violar encerrándola en un sótano y alejándola de toda realidad...eso o un manicomio, sendas historias cogían fuerza.
Mañana iría a la policía, al ser militar tenia fácil el acceso a todo, así que intentaría protegerla y llegar al fin de todo esto.
-voy a cuidarte, no te preocupes, no voy a hacerte daño, te protegeré -aseguré.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Conocía demasiado al hombre que tenía frente a mí, lo conocía de tal forma que supe que me escucharía cuando se lo pedí y sabía que lo haría hasta el final, pero también supe en cuanto terminé de hablar y conforme lo iba haciendo que no creía ni una sola de las palabras que salían de mis labios. No hacía falta más que mirar sus ojos para saber que no me creía, que pensaba que todo me lo estaba inventando y que no había verdad en mis palabras... lo sabía, eso era exactamente lo que el vikingo estaba pensando y me desesperaba sobremanera porque no sabía qué hacer exactamente para traerlo de vuelta, todavía no veía una luz al final del camino y es que ni siquiera veía un camino... me sentía perdida pero, incluso así, no dejaría que Randulf ganara esa batalla y me lo arrebatara, lucharía por él porque no iba a dejar que me lo quitaran y no le daría el gusto a Randulf. El mayor problema que veía era cómo hacer que el vikingo despertara, quizás si recordara quien realmente era o intentaba hacer que recordase podría hacer que de esa forma todo acabara y volviéramos los dos a casa. El hechicero ya me había advertido que, si pasado un tiempo no conseguía que despertase, yo me quedaría atrapada en aquel mundo junto a él... me preguntaba cuánto tiempo sería el límite porque el tiempo en un sueño y en la vida real era completamente diferente, no sabía si podría sentir algo que me hiciera pensar que el tiempo se agotaba, el caso era que debía de hacer que recordara cuanto antes. Pero ¿cómo lo hacía cuando él no creía nada de lo que salía de mis labios y, seguramente, comenzaba a pensar que estaba loca? Cualquiera podría pensarlo dado que no sabía nada de su “mundo” y lo que le decía para él carecía totalmente de sentido, lo tenía sentado frente a mí en el sofá con la taza de café en sus manos y mirándome sin creerse nada de lo que le decía, quería calmarme pero es que yo me desesperaba cada vez que veía mis intentos frustrados y no daban el resultado que yo quería. Él no me creía y yo debía de hacer algo para que me creyese, debía de haber algo que pudiera hacer para que se diera cuenta de que lo que decía no era ningún disparate ni ninguna locura, que todo era cierto y real, que no estaba haciendo ningún papel ni por descontado me había vuelto loca.
Intentaba calmarme pero es que no podía, sentía que lo perdía y me ahogaba en la sensación de no poder recuperarlo, de no tenerlo de nuevo, de que no volviera conmigo... no contemplaba esa opción para nada y yo no era de las que me rendía tampoco, le demostraría que mis palabras no eran inventadas y que lo que le decía era verdad, por mucho que a él le costara comprenderlo o entenderlo, y yo era de las que siempre conseguía lo que me proponía así que aquel reto o desafío que tenía por delante no iba a hacer que me achantara, haría que Ubbe recuperara su memoria y despertara, eso lo juraba por todos mis dioses. Empezó a hablar explicándome el por qué según él creía que sabía su nombre, decía que había salido en el periódico hacía unos días por su condecoración. Sacó un recorte de debajo de la mesa y me lo entregó para que viera la veracidad de sus palabras, ponía que había sido condecorado por su actuación en la guerra de Irak, que era general del ejército y eso me hizo sonreír levemente por la breve similitud que tenía con su cargo realmente, aquí también era un general. Según lo que él comprendía yo había visto esa noticia y, a raíz de eso, sabía cómo se llamaba y me había inventado una vida fantástica a nuestro alrededor que para él era totalmente mentira y que no creía para nada, me tomaba por una loca que quizás se había obsesionado con él sumergiéndome en un mundo imaginario donde estábamos juntos cuando la realidad para él no era así. No se quedó ahí sino que además me aseguró que no era el hombre que yo creía que era, tenía una vida, un trabajo.... y una novia. Quizás fuera lo que más me dolió de todo lo que dijo, no me conocía para nada y además estaba con alguien... comenzaba a pensar que más que una pesadilla y maldición para él lo estaba siendo para mí, ¿debía de verlo con otra? No iba a poder hacer eso, me mordí el labio dejando el recorte de periódico sobre la mesa mientras sacaba fuerzas para sobrellevar todo aquello sin saber muy bien de dónde sacarlas. Sin embargo hubo algo que me hizo mirarlo de forma fija, me había llamado Nai, puede que fuera una tontería pero no había caído en eso, en lo que sentí cuando lo tenía cerca de mí, esa conexión, ese vínculo que nos unía... quizás podría tirar por ahí.
-No tengo sitio a donde volver Ubbe –dije mientras lo miraba y negaba con la cabeza, su mano volvió de nuevo a apartar un mechón de mi pelo y cerré los ojos ante aquel breve contacto, me pedía que me acabara el café para enseñarme dónde dormiría esa noche, decía que iba a hacer unas averiguaciones pero dudaba que encontrase algo de alguien que realmente no existía, todo era una mentira y una farsa, un sueño que simulaba una realidad en la que él había caído y que yo debía de hacer que despertara. Me preguntaba qué me había pasado y luego, como de costumbre con ese afán de proteger a los demás que tenía, me aseguró que me protegería y que me cuidaría, que no dejaría que nada malo me pasara y eso era algo que yo ya sabía- no quiero que me cuides y que me protejas Ubbe, quiero que vuelvas a casa conmigo –dije dejando la taza sobre la mesa, me levanté del sofá y me mordí el labio apartando mi pelo a un lado mientras caminaba por el lugar pensando en lo que debía de hacer, en algo que le hiciera ver que no le estaba mintiendo. Me dolía mucho tenerlo frente a mí y que no me conociera para nada tomándome por una loca que estaba obsesionada con él cuando era todo lo contrario, era él quien estaba viviendo en una mentira- ¿quieres saber qué me pasa? –Pregunté girándome para mirarlo sentado todavía con sus ojos azules puestos en los míos- no es nada de lo que puedas imaginarte, sé que me tomas por loca y lo sé porque te conozco demasiado para saber que no crees ni una de mis palabras, que no las has creído mientras te iba hablando... tus ojos te delataban –esos mismos orbes azules que tanto me gustaban- ¿quieres saber lo que pasó? Entonces te lo diré; te fuiste a una misión que yo tildaba de suicida, te pedí y te rogué que no fueras pero no me hiciste caso porque ya habías tomado tú decisión, volviste herido y con una maldición que te había inducido a un sueño, a este sueño, y yo sin pensarlo me lancé de lleno para que despertaras y volvieras con nosotros, conmigo. Nada de esto es real, no es más que un sueño en el que crees que tienes un trabajo, una vida e incluso una novia... pero no es verdad, nada de lo que hayas podido vivir aquí es verdad, simplemente te lo han hecho creer para que nunca puedas despertar de ese sueño, ¿no lo ves? Si no despiertas se cumplirá la venganza que tiene contra tu familia, no te matará pero es como si estuvieras muerto en vida –negué con la cabeza- nunca puedes recordar el principio de un sueño, ¿puedes tú recordar algo de toda tú vida? –Pregunté mientras me acercaba de forma lenta hacia él- dices que no te conozco y que creé una historia a partir de esa foto, pero yo sé quién eres realmente porque te conozco perfectamente y sé mucho más que solo tú nombre –me contemplaba de forma fija y yo me agaché frente a él para que nuestros rostros quedaran a la misma altura- sé que eres un hombre muy cabezota y testarudo, que cuando algo se te mete en la cabeza no hay nadie que te pueda hacer cambiar de opinión. Eres un hombre dominante al que le gusta dar órdenes pero no así recibirlas, ni siquiera cuando estás en la cama puedes dejar que otro que no sea tú tome el control –sonreí de lado- Sé que eres un hombre bueno y bondadoso aunque tengas un carácter fuerte y explosivo, cada vez que te pones nervioso te rascas la nuca en un gesto que no puedes controlar. Arriesgas tú vida por salvar a los demás sin importarte las consecuencias, siempre me decías que era porque tú luchabas por aquellos que no podían hacerlo y te enorgullecías de eso. También sé que eres un hombre al que le cuesta expresar sus sentimientos, te cuesta mucho pero aun así lo intentas aunque más bien siempre lo has demostrado con tus acciones más que con palabras, y no porque no quieras, simplemente es que no puedes y no sabes bien cómo hacerlo –mi mano subió hasta rozar su rostro con la yema de mis dedos- también que quieres formar una gran familia y tener hijos, siempre lo has querido. Eres un hombre de ideas y de convicciones férreas y fuertes, una vez algo se te mete en la cabeza no hay quien pueda hacerte cambiar de opinión... ni siquiera yo podía. Eres un hombre de formas a veces un tanto rudas, pero no eres un mal hombre en absoluto y tus intenciones siempre han sido buenas –me mordí el labio y dejé que se levantara frente a lo que le estaba diciendo- no estoy loca ni me estoy inventando nada, ¿acaso todo eso podría saberlo de una simple foto? –tomé su muñeca para que se girara a mirarme- ¿sabes quién me hizo este tatuaje? –Pregunté señalando la brújula que tenía en mi hombro- tú, me la hiciste para que siempre encontrara mi camino, ese que me lleva hacia ti -hice una pequeña pausa- Ubbe no te estoy mintiendo y desde luego que no sabía nada de ese recorte de periódico, sino entonces, ¿cómo iba a saber exactamente cómo eres de forma tan íntima y que además llevas un tatuaje en tu espalda? –Me mordí el labio, me la estaba jugando pero ¿qué más podía hacer?- Todo esto es un sueño y nada existe, nada, lo único real que hay en todo este sitio somos tú y yo –me acerqué a él dando un paso y tomando sus manos con las mías- sé que tú también lo has sentido, que puedes sentirlo cada vez que estamos cerca o que nos tocamos... ¿sabes lo que es? El vínculo que nos une, un nexo entre ambos, no me digas que no lo has sentido porque sé que no es verdad, sé que lo puedes sentir ahora como yo lo estoy sintiendo –acorté aún más la distancia- algo extraño, una sensación que te embriaga cada vez que estoy cerca de ti y que jamás habías sentido, algo que te suena extrañamente familiar pero que no logras identificar... es lo que nos une, algo que es imposible de romper –lo miré sin saber qué estaría pensando- Ubbe, una vez te dije que estábamos conectados por el hilo rojo de la vida, un hilo invisible que une a dos personas y que da igual lo mucho que el hilo se estire, se contraiga o lo lejos que estén esas personas, es un hilo que no se puede romper y las ata porque están predestinadas a estar juntas, a encontrarse. Tú eres mi hilo rojo, tú eres mi vínculo –cogí su rostro entre mis manos para que quedaran a la misma altura- da igual dónde estés o en qué extraño mundo paralelo te encuentres, en esta vida o en mil vidas más siempre voy a encontrarte –apoyé mi frente contra la suya- da igual que no me creas, haré que recuerdes quien soy y sobre todo quién eres tú realmente, que te des cuenta de que esto no es verdad para que así puedas despertar... y yo siempre consigo lo que me propongo, soy bastante obstinada y tenaz. No voy a dejar que esto me separe de ti –sonreí mirándolo, quizás si podía hacer que recordara quien era él o que se acordara realmente de mí se acabaría aquella pesadilla.
Intentaba calmarme pero es que no podía, sentía que lo perdía y me ahogaba en la sensación de no poder recuperarlo, de no tenerlo de nuevo, de que no volviera conmigo... no contemplaba esa opción para nada y yo no era de las que me rendía tampoco, le demostraría que mis palabras no eran inventadas y que lo que le decía era verdad, por mucho que a él le costara comprenderlo o entenderlo, y yo era de las que siempre conseguía lo que me proponía así que aquel reto o desafío que tenía por delante no iba a hacer que me achantara, haría que Ubbe recuperara su memoria y despertara, eso lo juraba por todos mis dioses. Empezó a hablar explicándome el por qué según él creía que sabía su nombre, decía que había salido en el periódico hacía unos días por su condecoración. Sacó un recorte de debajo de la mesa y me lo entregó para que viera la veracidad de sus palabras, ponía que había sido condecorado por su actuación en la guerra de Irak, que era general del ejército y eso me hizo sonreír levemente por la breve similitud que tenía con su cargo realmente, aquí también era un general. Según lo que él comprendía yo había visto esa noticia y, a raíz de eso, sabía cómo se llamaba y me había inventado una vida fantástica a nuestro alrededor que para él era totalmente mentira y que no creía para nada, me tomaba por una loca que quizás se había obsesionado con él sumergiéndome en un mundo imaginario donde estábamos juntos cuando la realidad para él no era así. No se quedó ahí sino que además me aseguró que no era el hombre que yo creía que era, tenía una vida, un trabajo.... y una novia. Quizás fuera lo que más me dolió de todo lo que dijo, no me conocía para nada y además estaba con alguien... comenzaba a pensar que más que una pesadilla y maldición para él lo estaba siendo para mí, ¿debía de verlo con otra? No iba a poder hacer eso, me mordí el labio dejando el recorte de periódico sobre la mesa mientras sacaba fuerzas para sobrellevar todo aquello sin saber muy bien de dónde sacarlas. Sin embargo hubo algo que me hizo mirarlo de forma fija, me había llamado Nai, puede que fuera una tontería pero no había caído en eso, en lo que sentí cuando lo tenía cerca de mí, esa conexión, ese vínculo que nos unía... quizás podría tirar por ahí.
-No tengo sitio a donde volver Ubbe –dije mientras lo miraba y negaba con la cabeza, su mano volvió de nuevo a apartar un mechón de mi pelo y cerré los ojos ante aquel breve contacto, me pedía que me acabara el café para enseñarme dónde dormiría esa noche, decía que iba a hacer unas averiguaciones pero dudaba que encontrase algo de alguien que realmente no existía, todo era una mentira y una farsa, un sueño que simulaba una realidad en la que él había caído y que yo debía de hacer que despertara. Me preguntaba qué me había pasado y luego, como de costumbre con ese afán de proteger a los demás que tenía, me aseguró que me protegería y que me cuidaría, que no dejaría que nada malo me pasara y eso era algo que yo ya sabía- no quiero que me cuides y que me protejas Ubbe, quiero que vuelvas a casa conmigo –dije dejando la taza sobre la mesa, me levanté del sofá y me mordí el labio apartando mi pelo a un lado mientras caminaba por el lugar pensando en lo que debía de hacer, en algo que le hiciera ver que no le estaba mintiendo. Me dolía mucho tenerlo frente a mí y que no me conociera para nada tomándome por una loca que estaba obsesionada con él cuando era todo lo contrario, era él quien estaba viviendo en una mentira- ¿quieres saber qué me pasa? –Pregunté girándome para mirarlo sentado todavía con sus ojos azules puestos en los míos- no es nada de lo que puedas imaginarte, sé que me tomas por loca y lo sé porque te conozco demasiado para saber que no crees ni una de mis palabras, que no las has creído mientras te iba hablando... tus ojos te delataban –esos mismos orbes azules que tanto me gustaban- ¿quieres saber lo que pasó? Entonces te lo diré; te fuiste a una misión que yo tildaba de suicida, te pedí y te rogué que no fueras pero no me hiciste caso porque ya habías tomado tú decisión, volviste herido y con una maldición que te había inducido a un sueño, a este sueño, y yo sin pensarlo me lancé de lleno para que despertaras y volvieras con nosotros, conmigo. Nada de esto es real, no es más que un sueño en el que crees que tienes un trabajo, una vida e incluso una novia... pero no es verdad, nada de lo que hayas podido vivir aquí es verdad, simplemente te lo han hecho creer para que nunca puedas despertar de ese sueño, ¿no lo ves? Si no despiertas se cumplirá la venganza que tiene contra tu familia, no te matará pero es como si estuvieras muerto en vida –negué con la cabeza- nunca puedes recordar el principio de un sueño, ¿puedes tú recordar algo de toda tú vida? –Pregunté mientras me acercaba de forma lenta hacia él- dices que no te conozco y que creé una historia a partir de esa foto, pero yo sé quién eres realmente porque te conozco perfectamente y sé mucho más que solo tú nombre –me contemplaba de forma fija y yo me agaché frente a él para que nuestros rostros quedaran a la misma altura- sé que eres un hombre muy cabezota y testarudo, que cuando algo se te mete en la cabeza no hay nadie que te pueda hacer cambiar de opinión. Eres un hombre dominante al que le gusta dar órdenes pero no así recibirlas, ni siquiera cuando estás en la cama puedes dejar que otro que no sea tú tome el control –sonreí de lado- Sé que eres un hombre bueno y bondadoso aunque tengas un carácter fuerte y explosivo, cada vez que te pones nervioso te rascas la nuca en un gesto que no puedes controlar. Arriesgas tú vida por salvar a los demás sin importarte las consecuencias, siempre me decías que era porque tú luchabas por aquellos que no podían hacerlo y te enorgullecías de eso. También sé que eres un hombre al que le cuesta expresar sus sentimientos, te cuesta mucho pero aun así lo intentas aunque más bien siempre lo has demostrado con tus acciones más que con palabras, y no porque no quieras, simplemente es que no puedes y no sabes bien cómo hacerlo –mi mano subió hasta rozar su rostro con la yema de mis dedos- también que quieres formar una gran familia y tener hijos, siempre lo has querido. Eres un hombre de ideas y de convicciones férreas y fuertes, una vez algo se te mete en la cabeza no hay quien pueda hacerte cambiar de opinión... ni siquiera yo podía. Eres un hombre de formas a veces un tanto rudas, pero no eres un mal hombre en absoluto y tus intenciones siempre han sido buenas –me mordí el labio y dejé que se levantara frente a lo que le estaba diciendo- no estoy loca ni me estoy inventando nada, ¿acaso todo eso podría saberlo de una simple foto? –tomé su muñeca para que se girara a mirarme- ¿sabes quién me hizo este tatuaje? –Pregunté señalando la brújula que tenía en mi hombro- tú, me la hiciste para que siempre encontrara mi camino, ese que me lleva hacia ti -hice una pequeña pausa- Ubbe no te estoy mintiendo y desde luego que no sabía nada de ese recorte de periódico, sino entonces, ¿cómo iba a saber exactamente cómo eres de forma tan íntima y que además llevas un tatuaje en tu espalda? –Me mordí el labio, me la estaba jugando pero ¿qué más podía hacer?- Todo esto es un sueño y nada existe, nada, lo único real que hay en todo este sitio somos tú y yo –me acerqué a él dando un paso y tomando sus manos con las mías- sé que tú también lo has sentido, que puedes sentirlo cada vez que estamos cerca o que nos tocamos... ¿sabes lo que es? El vínculo que nos une, un nexo entre ambos, no me digas que no lo has sentido porque sé que no es verdad, sé que lo puedes sentir ahora como yo lo estoy sintiendo –acorté aún más la distancia- algo extraño, una sensación que te embriaga cada vez que estoy cerca de ti y que jamás habías sentido, algo que te suena extrañamente familiar pero que no logras identificar... es lo que nos une, algo que es imposible de romper –lo miré sin saber qué estaría pensando- Ubbe, una vez te dije que estábamos conectados por el hilo rojo de la vida, un hilo invisible que une a dos personas y que da igual lo mucho que el hilo se estire, se contraiga o lo lejos que estén esas personas, es un hilo que no se puede romper y las ata porque están predestinadas a estar juntas, a encontrarse. Tú eres mi hilo rojo, tú eres mi vínculo –cogí su rostro entre mis manos para que quedaran a la misma altura- da igual dónde estés o en qué extraño mundo paralelo te encuentres, en esta vida o en mil vidas más siempre voy a encontrarte –apoyé mi frente contra la suya- da igual que no me creas, haré que recuerdes quien soy y sobre todo quién eres tú realmente, que te des cuenta de que esto no es verdad para que así puedas despertar... y yo siempre consigo lo que me propongo, soy bastante obstinada y tenaz. No voy a dejar que esto me separe de ti –sonreí mirándolo, quizás si podía hacer que recordara quien era él o que se acordara realmente de mí se acabaría aquella pesadilla.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Negué con la cabeza cuando me detuvo por la muñeca. Su tacto me erizó la piel, mis labios se entreabrieron, tocarla me causaba algo que no era capaz de identifica.
No era ciego, era una mujer bonita, sexy, de esas que te hacen romperte el cuelo cuando pasan por tu ldo.
Guardé silencio, sus palabras abrasaban mis entrañas, cada descripción sobre mi persona era exacta, yo era así, como si me conociera de toda una vida, como si hubiéramos compartido, risas, promesas, besos...
-No te conozco Nai -aseguré tirándome para contemplar esos dos desiertos que como arena pura y limpia contrastaban con su tez caramelo.
Sus manos se posaron en mi rostro, atrapándolo, bajándolo para que quedáramos a la misma distancia.
-Deja de morderte por favor el labio -pedí de forma ruda con mi mirada turbia clavada en su boca.
La deseaba, muchísimo, me excitaba esa mujer de un modo que nunca jamas había experimentado.
Esa mujer me llevaba de cabeza, me vuelve loco, creo que es cierto poder que tiene y ahora una parte de mi desconfia..he visto muchas cosas en mi carrera de militar, hay organizaciones que se encargan de desplumar a hombres con un alto poder adquisitivo.
-No te conozco -repetí.
Mi aliento choco contra sus labios, su frente se posó en la mía, nuestra nariz fricciono, estaba completamente embelesado de ella.
El tatuaje ¿como sabia que llevaba un tatuaje en mi espalda? ¿nos habríamos acostado? ¿No había otra explicación?
-¿como es? ¿que llevo tatuado en mi espalda?
Mis dedos se pasaron por la brújula nórdica.
-Soy noruego, que tenga ciertos “mitos” sobre la cultura vikinga no es tan extraño.
Mis ojos se centraron de nuevo en sus labios, carnosos, jugosos.
-Deja de morderte el labio – pedí al ver como volvía a hacerlo, ese gesto me estaba sacando de msi casillas, no se que me llevó a aquel arranque, pero mi diestra se enredó en un puño en su cascada parda, gruñí entreabriendo los labios para devorar su boca.
Justo en ese instante se abrió la puerta.
-¿Cariño? -escuché la voz de mi novia recorriendo el pasillo -no sabia que ibas a llegar tan pronto -me dijo enmudeciendo cuando de golpe entró en el salón y nos vio allí en pie a ambos.
Me acerqué a ella besando sus labios.
-Hola preciosa, me he encontrado a esta chica en la discoteca, parece algo...”perdida” dije etiquetando la palabra con los dedos.
mañana por la noche trataré de averiguar algo sobre ella, iba a indicarle donde estaba la habitación de invitados
¿que haces aquí ? ¿creía pasarías la noche con unas amigas?
Tiró sus brazos a mi cuello para besare con ganas.
-Me están esperando bajo -susurró contra mis labios -me había dejado el móvil ¿De verdad Ubbe no necesitas que me quede? -me peguntó enredando sus dedos en mi pelo.
-No, ve diviértete, mañana nos vemos -dije despidiéndome con un beso corto, la morena me había desequilibrado..antes de que mi novia entrara estaba a punto de besarla, tenia que controlarme.
No era ciego, era una mujer bonita, sexy, de esas que te hacen romperte el cuelo cuando pasan por tu ldo.
Guardé silencio, sus palabras abrasaban mis entrañas, cada descripción sobre mi persona era exacta, yo era así, como si me conociera de toda una vida, como si hubiéramos compartido, risas, promesas, besos...
-No te conozco Nai -aseguré tirándome para contemplar esos dos desiertos que como arena pura y limpia contrastaban con su tez caramelo.
Sus manos se posaron en mi rostro, atrapándolo, bajándolo para que quedáramos a la misma distancia.
-Deja de morderte por favor el labio -pedí de forma ruda con mi mirada turbia clavada en su boca.
La deseaba, muchísimo, me excitaba esa mujer de un modo que nunca jamas había experimentado.
Esa mujer me llevaba de cabeza, me vuelve loco, creo que es cierto poder que tiene y ahora una parte de mi desconfia..he visto muchas cosas en mi carrera de militar, hay organizaciones que se encargan de desplumar a hombres con un alto poder adquisitivo.
-No te conozco -repetí.
Mi aliento choco contra sus labios, su frente se posó en la mía, nuestra nariz fricciono, estaba completamente embelesado de ella.
El tatuaje ¿como sabia que llevaba un tatuaje en mi espalda? ¿nos habríamos acostado? ¿No había otra explicación?
-¿como es? ¿que llevo tatuado en mi espalda?
Mis dedos se pasaron por la brújula nórdica.
-Soy noruego, que tenga ciertos “mitos” sobre la cultura vikinga no es tan extraño.
Mis ojos se centraron de nuevo en sus labios, carnosos, jugosos.
-Deja de morderte el labio – pedí al ver como volvía a hacerlo, ese gesto me estaba sacando de msi casillas, no se que me llevó a aquel arranque, pero mi diestra se enredó en un puño en su cascada parda, gruñí entreabriendo los labios para devorar su boca.
Justo en ese instante se abrió la puerta.
-¿Cariño? -escuché la voz de mi novia recorriendo el pasillo -no sabia que ibas a llegar tan pronto -me dijo enmudeciendo cuando de golpe entró en el salón y nos vio allí en pie a ambos.
Me acerqué a ella besando sus labios.
-Hola preciosa, me he encontrado a esta chica en la discoteca, parece algo...”perdida” dije etiquetando la palabra con los dedos.
mañana por la noche trataré de averiguar algo sobre ella, iba a indicarle donde estaba la habitación de invitados
¿que haces aquí ? ¿creía pasarías la noche con unas amigas?
Tiró sus brazos a mi cuello para besare con ganas.
-Me están esperando bajo -susurró contra mis labios -me había dejado el móvil ¿De verdad Ubbe no necesitas que me quede? -me peguntó enredando sus dedos en mi pelo.
-No, ve diviértete, mañana nos vemos -dije despidiéndome con un beso corto, la morena me había desequilibrado..antes de que mi novia entrara estaba a punto de besarla, tenia que controlarme.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Negué con la cabeza cuando me detuvo por la muñeca. Su tacto me erizó la piel, mis labios se entreabrieron, tocarla me causaba algo que no era capaz de identifica.
No era ciego, era una mujer bonita, sexy, de esas que te hacen romperte el cuelo cuando pasan por tu ldo.
Guardé silencio, sus palabras abrasaban mis entrañas, cada descripción sobre mi persona era exacta, yo era así, como si me conociera de toda una vida, como si hubiéramos compartido, risas, promesas, besos...
-No te conozco Nai -aseguré tirándome para contemplar esos dos desiertos que como arena pura y limpia contrastaban con su tez caramelo.
Sus manos se posaron en mi rostro, atrapándolo, bajándolo para que quedáramos a la misma distancia.
-Deja de morderte por favor el labio -pedí de forma ruda con mi mirada turbia clavada en su boca.
La deseaba, muchísimo, me excitaba esa mujer de un modo que nunca jamas había experimentado.
Esa mujer me llevaba de cabeza, me vuelve loco, creo que es cierto poder que tiene y ahora una parte de mi desconfia..he visto muchas cosas en mi carrera de militar, hay organizaciones que se encargan de desplumar a hombres con un alto poder adquisitivo.
-No te conozco -repetí.
Mi aliento choco contra sus labios, su frente se posó en la mía, nuestra nariz fricciono, estaba completamente embelesado de ella.
El tatuaje ¿como sabia que llevaba un tatuaje en mi espalda? ¿nos habríamos acostado? ¿No había otra explicación?
-¿como es? ¿que llevo tatuado en mi espalda?
Mis dedos se pasaron por la brújula nórdica.
-Soy noruego, que tenga ciertos “mitos” sobre la cultura vikinga no es tan extraño.
Mis ojos se centraron de nuevo en sus labios, carnosos, jugosos.
-Deja de morderte el labio – pedí al ver como volvía a hacerlo, ese gesto me estaba sacando de msi casillas, no se que me llevó a aquel arranque, pero mi diestra se enredó en un puño en su cascada parda, gruñí entreabriendo los labios para devorar su boca.
Justo en ese instante se abrió la puerta.
-¿Cariño? -escuché la voz de mi novia recorriendo el pasillo -no sabia que ibas a llegar tan pronto -me dijo enmudeciendo cuando de golpe entró en el salón y nos vio allí en pie a ambos.
Me acerqué a ella besando sus labios.
-Hola preciosa, me he encontrado a esta chica en la discoteca, parece algo...”perdida” dije etiquetando la palabra con los dedos.
mañana por la noche trataré de averiguar algo sobre ella, iba a indicarle donde estaba la habitación de invitados
¿que haces aquí ? ¿creía pasarías la noche con unas amigas?
Tiró sus brazos a mi cuello para besare con ganas.
-Me están esperando bajo -susurró contra mis labios -me había dejado el móvil ¿De verdad Ubbe no necesitas que me quede? -me peguntó enredando sus dedos en mi pelo.
-No, ve diviértete, mañana nos vemos -dije despidiéndome con un beso corto, la morena me había desequilibrado..antes de que mi novia entrara estaba a punto de besarla, tenia que controlarme.
No era ciego, era una mujer bonita, sexy, de esas que te hacen romperte el cuelo cuando pasan por tu ldo.
Guardé silencio, sus palabras abrasaban mis entrañas, cada descripción sobre mi persona era exacta, yo era así, como si me conociera de toda una vida, como si hubiéramos compartido, risas, promesas, besos...
-No te conozco Nai -aseguré tirándome para contemplar esos dos desiertos que como arena pura y limpia contrastaban con su tez caramelo.
Sus manos se posaron en mi rostro, atrapándolo, bajándolo para que quedáramos a la misma distancia.
-Deja de morderte por favor el labio -pedí de forma ruda con mi mirada turbia clavada en su boca.
La deseaba, muchísimo, me excitaba esa mujer de un modo que nunca jamas había experimentado.
Esa mujer me llevaba de cabeza, me vuelve loco, creo que es cierto poder que tiene y ahora una parte de mi desconfia..he visto muchas cosas en mi carrera de militar, hay organizaciones que se encargan de desplumar a hombres con un alto poder adquisitivo.
-No te conozco -repetí.
Mi aliento choco contra sus labios, su frente se posó en la mía, nuestra nariz fricciono, estaba completamente embelesado de ella.
El tatuaje ¿como sabia que llevaba un tatuaje en mi espalda? ¿nos habríamos acostado? ¿No había otra explicación?
-¿como es? ¿que llevo tatuado en mi espalda?
Mis dedos se pasaron por la brújula nórdica.
-Soy noruego, que tenga ciertos “mitos” sobre la cultura vikinga no es tan extraño.
Mis ojos se centraron de nuevo en sus labios, carnosos, jugosos.
-Deja de morderte el labio – pedí al ver como volvía a hacerlo, ese gesto me estaba sacando de msi casillas, no se que me llevó a aquel arranque, pero mi diestra se enredó en un puño en su cascada parda, gruñí entreabriendo los labios para devorar su boca.
Justo en ese instante se abrió la puerta.
-¿Cariño? -escuché la voz de mi novia recorriendo el pasillo -no sabia que ibas a llegar tan pronto -me dijo enmudeciendo cuando de golpe entró en el salón y nos vio allí en pie a ambos.
Me acerqué a ella besando sus labios.
-Hola preciosa, me he encontrado a esta chica en la discoteca, parece algo...”perdida” dije etiquetando la palabra con los dedos.
mañana por la noche trataré de averiguar algo sobre ella, iba a indicarle donde estaba la habitación de invitados
¿que haces aquí ? ¿creía pasarías la noche con unas amigas?
Tiró sus brazos a mi cuello para besare con ganas.
-Me están esperando bajo -susurró contra mis labios -me había dejado el móvil ¿De verdad Ubbe no necesitas que me quede? -me peguntó enredando sus dedos en mi pelo.
-No, ve diviértete, mañana nos vemos -dije despidiéndome con un beso corto, la morena me había desequilibrado..antes de que mi novia entrara estaba a punto de besarla, tenia que controlarme.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
No me quedaba más opción que arriesgarme y lanzarme de lleno, ¿qué era lo que podía perder? Absolutamente nada, arriesgarme era la única salida que tenía porque no veía mucho más que pudiera hacer en esos momentos salvo exactamente lo que estaba haciendo, si él no me recordaba o creía que así era entonces yo le haría cambiar de opinión y le haría ver que estaba totalmente equivocado, no dejaría que se salieran con la suya y haría que despertara de ese lugar, confiaba en mí y también confiaba en lo que siempre había habido entre ambos así que no tenía nada que temer frente a eso, estaba convencida de que él sentía lo mismo que sentía yo cuando lo tenía cerca y aunque al principio pudiera haber huido de mi contacto alejándose al darse cuenta de que cada una de mis palabras expresaban exactamente cómo era él aun cuando él creía que no lo conocía, tampoco rehuía de mi contacto cuando lo paré por la muñeca. Se dejó hacer en todo momento porque si hubiera querido deshacerse de mi agarre con facilidad lo habría hecho, sin embargo dejaba que mis manos tomaran las suyas mientras me observaba con esos orbes azules preciosos que tenía, me repasaba con la mirada como si no se pudiera creer que supiera exactamente cómo era de forma tan personal y tan íntima, porque eso por mucho que él quisiera no se podía saber con tan solo una fotografía. Le haría ver que lo conocía realmente hasta que recordara quién era él y quién era yo y esa debía de convertirse en mi única meta por el momento, quizás de esa forma pudiera hacer que recordara y se diera cuenta de que todo era una vil mentira, para que volviera conmigo. Me contemplaba sin poder creerse que supiera todo eso sobre él, que lo conociera tan a fondo con cosas íntimas y personales como temas de cama o sus deseos de formar una familia, su carácter y sus manías, pero ¿qué no contarle que yo no supiera? Incluso así parecía reacio a creerme del todo y en parte lo entendía, para él era una desconocida y llegaba para decirle cómo era exactamente, pero sin embargo no me soltaba ni me apartaba del todo, tomó un par de pasos para verme en conjunto dejando sus orbes azules en mis desiertos que lo miraban esperando a que reaccionara de una vez, a que ese vikingo volviera y me sonriera llamándome egipcia para besarme y asegurarme que no pasaba nada, que saldríamos de esa.
Me seguía llamando Nai y eso hizo que sonriera, no me conocía pero la familiaridad que siempre le había caracterizado para llamarme estaba ahí, presente, aunque él lo hubiera olvidado y eso me daba confianza. Es más, cuando atrapé su rostro entre mis manos para dejarlo a la misma altura del mío ni siquiera me apartó, no se movió, se quedó cerca de mí observándome de manera fija mientras yo seguía hablando sin parar ahora que ya había empezado, él me contemplaba y por fin llegó una frase que él me había dicho muchas veces; que no me mordiera el labio. Lo hacía sin querer como una manía que tenía y pude comprobar que seguía causando los mismos efectos que causaba en él, siempre me había dicho que no me mordiera el labio porque le ponía mucho ese gesto, al parecer sí que era él aunque pensara que yo estaba medio loca y que todo a su alrededor y lo ficticio que había vivido era real. Conocía ese tono de voz, esa mirada que me echaba... sabía lo que le provocaba con tan solo morderme el labio y eso me animó aún más, ¿y si así podía hacer que volviera? Tampoco se separó cuando apoyé mi frente contra la suya, su aliento chocaba cálido contra mis labios, mi nariz se rozó con la suya y por un momento aunque él volvió a repetir que no me conocía yo volví a esos momentos que había tenido con él iguales a ese. También se había sorprendido por el tatuaje y sonreí de nuevo sintiendo sus dedos acariciar el mío, repasándolo mientras yo cerraba los ojos dejándome hacer estremeciéndome con su tacto, echándolo de menos. Los abrí cuando me preguntó por lo que tenía tatuado como si fuera una pregunta trampa, y lo era, porque no solo tenía algo tatuado referente a su cultura sino también a la mía. Iba a responderle cuando sus ojos se centraron en mis labios, como tantas otras veces había hecho, me pidió de nuevo que dejara de morderme el labio y yo es que ni me enteraba, era una manía que siempre había tenido y que siempre tendría, una que le ponía muchísimo.
-Lo hago sin querer, es una manía que tengo –dije mirándolo a los ojos mordiéndome, ahora sí, los labios a posta dado que sus ojos estaban puestos en ese lugar de mi cuerpo. De repente su mano tomó mi melena en un puño mientras nos observábamos estando tan cerca, jadeé ante aquel arranque que no me era para nada desconocido y que sabía qué finalidad tendría, iba a besarme y yo lo deseaba más que nada en el mundo. Mi corazón se aceleró ante el hecho de saber que iba a besarme, gruñó como siempre hacía y en mi fuera interno brotó un “sí” mientras notaba que se acercaba y que restaba las distancias, lo quería, necesitaba un beso suyo y no veía el momento en que sus labios por fin tomaran los míos como iba a hacer, ya casi podía rozarlos cuando una voz nos interrumpió, una voz femenina llamándolo que hizo que se separara y apartara mientras esta cobraba intensidad conforme se acercaba, él se separó de mí tomando distancia y yo no pude más que gruñir frustrada por haberme dejado con las ganas de aquel beso, cuando me giré me encontré con una mujer rubia de media melena y ojos azules que, desconcertada, observaba la escena que tenía frente así. Él me había dicho que tenía novia así que no era difícil saber que se trataba de ella, mis ojos la recorrieron de forma inevitable dándome cuenta de que para nada tenía que ver algo con lo que yo era, éramos totalmente opuestas: su piel más pálida, sus ojos azules, su cabello rubio... sí, tenía curvas y quizás fuera un poco más baja que yo pero no nos parecíamos en nada. Los observé y tuve que ver la forma en la que ella lo miraba a él, sus besos, cómo rodeaba su cuello con sus brazos mientras yo relegada a un segundo plano los escuchaba hablar y los veía mientras los celos y la rabia me corroía por dentro pero ¿qué iba a hacer? No es que pudiera hacer mucho y si quería seguir estando cerca de Ubbe no era demasiado bueno meterme en esos momentos entre ellos, aunque todo lo que deseaba hacer era acercarme a ella, apartarla y separarlo para que dejara de tocarlo, dejara de besarlo... él era mío y de nadie más, odiaba y dolía al mismo tiempo tener que contemplar aquella escena frustrada e impotente sin poder hacer absolutamente nada. Joder, dolía verlo en los brazos de otra, que otra le besara... aparté la mirada mientras cerraba mis manos en sendos puños y apretaba la mandíbula con fuerza para controlarme, tenía que ser más lista e intentar no crear más problemas de los que tenía, no podía aguantar ver aquello así que me salí al balcón buscando algo de aire dejándoles allí dentro. Tener que controlarme me era complicado y más teniendo que soportar ver cosas como aquella, me apoyé en la barandilla observando aquella ciudad y sus formas extrañas, con sus sonidos y sus luces mientras el aire de la noche me despejaba y me ayudaba a calmarme, mejor no ver porque ya había tenido suficiente, solamente me giré cuando sentí que me observaban para encontrármelo en la puerta del balcón sin rastro alguno de su novia por el lugar, lo miré durante unos segundos a sus ojos dolido por lo que había visto y volví mi vista de nuevo a aquella ciudad- antes me habías preguntado cómo era el tatuaje que llevabas, es cierto que eres noruego y que no sería muy extraño que llevaras algo de tu cultura –hice una pequeña pausa hasta que lo sentí apoyarse también en la barandilla a mi lado- llevas el martillo de Thor en tu espalda –dije sin duda alguna porque lo había visto ya muchas veces, lo había repasado con mis dedos, con mis labios...- como tú mismo has dicho eres noruego y sé que el martillo no es lo único que tienes tatuado en tu espalda –me giré quedando de cara a él apoyando mi cadera en la barandilla para mirarlo- engarzado en la argolla del martillo tienes la cruz de Ankh y para terminar el tatuaje tienes el dibujo de un ave fénix con las alas extendidas –lo miré de forma fija- son símbolos egipcios que nada tienen que ver con tú cultura, no sé si te habrás fijado pero yo no soy de aquí sino que nací en la ciudad de Guiza, en Egipto –di un paso más hacia él- la cruz y el fénix te los dibujé yo antes de que me hicieras la brújula nórdica como símbolos de protección hacia tú vida, tú querías algo que me representara y te lo dibujé porque tienes la peculiaridad y la manía de darme sustos enfrentándote a la muerte mirándola cara a cara –volví a dar otro paso más quedando más cerca de él- sé exactamente dónde tienes cada dibujo sin necesidad de que me lo enseñes. Aquí tienes el martillo y justo aquí es donde tienes la cruz –mi mano fue hasta aquel lugar que había tatuado repasándolo con el dedo mientras él me miraba- y aquí es donde te dibujé el fénix –mi dedo subió por su espalda recreando la figura del fénix- ¿no te resulta un poco extraño que siendo noruego, sin nada que ver por la cultura egipcia, tengas dos símbolos de ella? Además de ser egipcia soy egiptóloga y arqueóloga... quizás ahora encuentres un sentido al por qué llevas esos dos tatuajes en tu espalda. Los tres tatuajes forman uno en conjunto, una unión entre nuestras culturas, una unión entre ambos –podía ver que estaba algo desconcertado por mis palabras, porque seguramente no se esperaba con tanta precisión y exactitud que le dijera dónde estaba cada uno repasándolo con mis dedos, se giró para quedar de frente a mí y ambos nos observamos detenidamente durante unos segundos, incapaz de aguantar mis ganas de tocarle teniéndole cerca mi mano subió por su pecho sobre su camisa hasta dejarla en su nuca enredando mis dedos en su pelo- sé que todo esto es muy raro y extraño pero tienes que creerme, al menos dame la oportunidad de hacerte ver que tengo razón, ¿no se merece toda persona al menos el beneficio de la duda? –Pregunté esperando que, de esa forma, pudiera ceder y darme algo más de tiempo, sabía que si buscaba algo sobre mí no encontraría nada, yo allí no existía... al final acabó por pedirme que lo siguiera hasta la habitación de invitados que sería donde me quedaría y cerré los ojos un par de segundos, pero tampoco podía ni quería forzar las cosas, él como yo había sentido lo que era cuando estábamos cerca y cuando nos tocábamos, eso no se podía fingir ni disimular y esperaba que poco a poco me fuera creyendo, bastante era que me dejara quedarse en su casa. Lo seguí hasta la habitación donde me quedaría esa noche y antes de que saliera por la puerta tomé su muñeca con mis dedos, lo paré no dejando que se fuera para retenerlo- quédate esta noche conmigo –pedí en mi deseo de que no se fuera, acostumbrada a dormir junto a él perdida entre sus brazos y en el calor de su cuerpo, no dejé que siquiera pensara y me pegué a su cuerpo alzando mi rostro para encontrarme con sus orbes azules, mi otra mano subió por su pecho y mis ojos se quedaron anclados en sus labios, mordí mi inferior y después elevé mi mirada hasta él- al menos quédate hasta que me duerma, no estoy acostumbrada a dormir sin ti y con todo esto... –lancé un suspiro y acabé rodeando su cuello con mis brazos pegándome a él por completo- solo hasta que me duerma, por favor –rogué dejando mis labios cerca de los suyos, mi aliento cálido golpeando estos así como yo sentía el suyo en los míos, de forma que casi se rozaban mientras no apartaba mis desiertos de sus mares.
Me seguía llamando Nai y eso hizo que sonriera, no me conocía pero la familiaridad que siempre le había caracterizado para llamarme estaba ahí, presente, aunque él lo hubiera olvidado y eso me daba confianza. Es más, cuando atrapé su rostro entre mis manos para dejarlo a la misma altura del mío ni siquiera me apartó, no se movió, se quedó cerca de mí observándome de manera fija mientras yo seguía hablando sin parar ahora que ya había empezado, él me contemplaba y por fin llegó una frase que él me había dicho muchas veces; que no me mordiera el labio. Lo hacía sin querer como una manía que tenía y pude comprobar que seguía causando los mismos efectos que causaba en él, siempre me había dicho que no me mordiera el labio porque le ponía mucho ese gesto, al parecer sí que era él aunque pensara que yo estaba medio loca y que todo a su alrededor y lo ficticio que había vivido era real. Conocía ese tono de voz, esa mirada que me echaba... sabía lo que le provocaba con tan solo morderme el labio y eso me animó aún más, ¿y si así podía hacer que volviera? Tampoco se separó cuando apoyé mi frente contra la suya, su aliento chocaba cálido contra mis labios, mi nariz se rozó con la suya y por un momento aunque él volvió a repetir que no me conocía yo volví a esos momentos que había tenido con él iguales a ese. También se había sorprendido por el tatuaje y sonreí de nuevo sintiendo sus dedos acariciar el mío, repasándolo mientras yo cerraba los ojos dejándome hacer estremeciéndome con su tacto, echándolo de menos. Los abrí cuando me preguntó por lo que tenía tatuado como si fuera una pregunta trampa, y lo era, porque no solo tenía algo tatuado referente a su cultura sino también a la mía. Iba a responderle cuando sus ojos se centraron en mis labios, como tantas otras veces había hecho, me pidió de nuevo que dejara de morderme el labio y yo es que ni me enteraba, era una manía que siempre había tenido y que siempre tendría, una que le ponía muchísimo.
-Lo hago sin querer, es una manía que tengo –dije mirándolo a los ojos mordiéndome, ahora sí, los labios a posta dado que sus ojos estaban puestos en ese lugar de mi cuerpo. De repente su mano tomó mi melena en un puño mientras nos observábamos estando tan cerca, jadeé ante aquel arranque que no me era para nada desconocido y que sabía qué finalidad tendría, iba a besarme y yo lo deseaba más que nada en el mundo. Mi corazón se aceleró ante el hecho de saber que iba a besarme, gruñó como siempre hacía y en mi fuera interno brotó un “sí” mientras notaba que se acercaba y que restaba las distancias, lo quería, necesitaba un beso suyo y no veía el momento en que sus labios por fin tomaran los míos como iba a hacer, ya casi podía rozarlos cuando una voz nos interrumpió, una voz femenina llamándolo que hizo que se separara y apartara mientras esta cobraba intensidad conforme se acercaba, él se separó de mí tomando distancia y yo no pude más que gruñir frustrada por haberme dejado con las ganas de aquel beso, cuando me giré me encontré con una mujer rubia de media melena y ojos azules que, desconcertada, observaba la escena que tenía frente así. Él me había dicho que tenía novia así que no era difícil saber que se trataba de ella, mis ojos la recorrieron de forma inevitable dándome cuenta de que para nada tenía que ver algo con lo que yo era, éramos totalmente opuestas: su piel más pálida, sus ojos azules, su cabello rubio... sí, tenía curvas y quizás fuera un poco más baja que yo pero no nos parecíamos en nada. Los observé y tuve que ver la forma en la que ella lo miraba a él, sus besos, cómo rodeaba su cuello con sus brazos mientras yo relegada a un segundo plano los escuchaba hablar y los veía mientras los celos y la rabia me corroía por dentro pero ¿qué iba a hacer? No es que pudiera hacer mucho y si quería seguir estando cerca de Ubbe no era demasiado bueno meterme en esos momentos entre ellos, aunque todo lo que deseaba hacer era acercarme a ella, apartarla y separarlo para que dejara de tocarlo, dejara de besarlo... él era mío y de nadie más, odiaba y dolía al mismo tiempo tener que contemplar aquella escena frustrada e impotente sin poder hacer absolutamente nada. Joder, dolía verlo en los brazos de otra, que otra le besara... aparté la mirada mientras cerraba mis manos en sendos puños y apretaba la mandíbula con fuerza para controlarme, tenía que ser más lista e intentar no crear más problemas de los que tenía, no podía aguantar ver aquello así que me salí al balcón buscando algo de aire dejándoles allí dentro. Tener que controlarme me era complicado y más teniendo que soportar ver cosas como aquella, me apoyé en la barandilla observando aquella ciudad y sus formas extrañas, con sus sonidos y sus luces mientras el aire de la noche me despejaba y me ayudaba a calmarme, mejor no ver porque ya había tenido suficiente, solamente me giré cuando sentí que me observaban para encontrármelo en la puerta del balcón sin rastro alguno de su novia por el lugar, lo miré durante unos segundos a sus ojos dolido por lo que había visto y volví mi vista de nuevo a aquella ciudad- antes me habías preguntado cómo era el tatuaje que llevabas, es cierto que eres noruego y que no sería muy extraño que llevaras algo de tu cultura –hice una pequeña pausa hasta que lo sentí apoyarse también en la barandilla a mi lado- llevas el martillo de Thor en tu espalda –dije sin duda alguna porque lo había visto ya muchas veces, lo había repasado con mis dedos, con mis labios...- como tú mismo has dicho eres noruego y sé que el martillo no es lo único que tienes tatuado en tu espalda –me giré quedando de cara a él apoyando mi cadera en la barandilla para mirarlo- engarzado en la argolla del martillo tienes la cruz de Ankh y para terminar el tatuaje tienes el dibujo de un ave fénix con las alas extendidas –lo miré de forma fija- son símbolos egipcios que nada tienen que ver con tú cultura, no sé si te habrás fijado pero yo no soy de aquí sino que nací en la ciudad de Guiza, en Egipto –di un paso más hacia él- la cruz y el fénix te los dibujé yo antes de que me hicieras la brújula nórdica como símbolos de protección hacia tú vida, tú querías algo que me representara y te lo dibujé porque tienes la peculiaridad y la manía de darme sustos enfrentándote a la muerte mirándola cara a cara –volví a dar otro paso más quedando más cerca de él- sé exactamente dónde tienes cada dibujo sin necesidad de que me lo enseñes. Aquí tienes el martillo y justo aquí es donde tienes la cruz –mi mano fue hasta aquel lugar que había tatuado repasándolo con el dedo mientras él me miraba- y aquí es donde te dibujé el fénix –mi dedo subió por su espalda recreando la figura del fénix- ¿no te resulta un poco extraño que siendo noruego, sin nada que ver por la cultura egipcia, tengas dos símbolos de ella? Además de ser egipcia soy egiptóloga y arqueóloga... quizás ahora encuentres un sentido al por qué llevas esos dos tatuajes en tu espalda. Los tres tatuajes forman uno en conjunto, una unión entre nuestras culturas, una unión entre ambos –podía ver que estaba algo desconcertado por mis palabras, porque seguramente no se esperaba con tanta precisión y exactitud que le dijera dónde estaba cada uno repasándolo con mis dedos, se giró para quedar de frente a mí y ambos nos observamos detenidamente durante unos segundos, incapaz de aguantar mis ganas de tocarle teniéndole cerca mi mano subió por su pecho sobre su camisa hasta dejarla en su nuca enredando mis dedos en su pelo- sé que todo esto es muy raro y extraño pero tienes que creerme, al menos dame la oportunidad de hacerte ver que tengo razón, ¿no se merece toda persona al menos el beneficio de la duda? –Pregunté esperando que, de esa forma, pudiera ceder y darme algo más de tiempo, sabía que si buscaba algo sobre mí no encontraría nada, yo allí no existía... al final acabó por pedirme que lo siguiera hasta la habitación de invitados que sería donde me quedaría y cerré los ojos un par de segundos, pero tampoco podía ni quería forzar las cosas, él como yo había sentido lo que era cuando estábamos cerca y cuando nos tocábamos, eso no se podía fingir ni disimular y esperaba que poco a poco me fuera creyendo, bastante era que me dejara quedarse en su casa. Lo seguí hasta la habitación donde me quedaría esa noche y antes de que saliera por la puerta tomé su muñeca con mis dedos, lo paré no dejando que se fuera para retenerlo- quédate esta noche conmigo –pedí en mi deseo de que no se fuera, acostumbrada a dormir junto a él perdida entre sus brazos y en el calor de su cuerpo, no dejé que siquiera pensara y me pegué a su cuerpo alzando mi rostro para encontrarme con sus orbes azules, mi otra mano subió por su pecho y mis ojos se quedaron anclados en sus labios, mordí mi inferior y después elevé mi mirada hasta él- al menos quédate hasta que me duerma, no estoy acostumbrada a dormir sin ti y con todo esto... –lancé un suspiro y acabé rodeando su cuello con mis brazos pegándome a él por completo- solo hasta que me duerma, por favor –rogué dejando mis labios cerca de los suyos, mi aliento cálido golpeando estos así como yo sentía el suyo en los míos, de forma que casi se rozaban mientras no apartaba mis desiertos de sus mares.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
¿Egipcia? Como si esa palabra me resultara extrañamente familiar escuché que de allí provenía, me describió con exactitud cada trazada del tatuaje dibujándolo con la yema de sus dedos por encima de mi camisa, me relamí contemplando su boca, el modo en el que pronunciaba cada palabra era muy sexy como se cuerpo curvilíneo y por Odin esas nalgas que no había podido dejar de mirar desde que la conocí.
Tenia que centrarme, tenia novia, una chica que me quería, con un buen trabajo, de buena familia, que aceptaba mi trabajo y los viajes a peligrosos países en guerra que me mantenían lejos de ella.
-¿Nos hemos acostado? -pregunté.
Esa era la única explicación de que tuviera milimetrada cada parte de mi piel.
-Me gusta la cultura Egipcia, no se..la nórdica es la propia y una noche de borrachera se me ocurrió enlazarlo con la cultura que me gusta...no me preguntes estaba borracho tampoco pensaba con mucha claridad.
La guié hacia la habitación, estaba loca, yo cuerdo pero cada palabra que pronunciaba lo hacia con tanto fervor que invitaba a creerla, a confiar en ella.
-Egipcia, yo no soy ese hombre que crees, seguramente tu y yo nos hemos acostado en alguna noche de borrachera que ni recuerdo, salgo con frecuencia con mi primo Niels y las pillamos gordas...
Intuyo que no se, que después empezaste a crearte una invención a partir de eso, recortes de periódico y otras tantas cosas. No voy a dejarte sola, te ayudaré, averiguaré quien eres y te llevaré con tu familia para que cuide de ti ¿me oyes?
Nada mas entrar en la cámara la egipcia se pegó a mi cuerpo, mis labios se entreabrieron al sentir el calor de su aliento impactando en ellos.
-No me lo pongas mas difícil -pedí dejando mi frente caer sobre la ajena cerrando los ojos – tengo novia Nai.
¿Quedarme? ¡Por Odin que deseaba quedarme, mas bien perderme entre sus piernas!
Gruñí casi rozando sus labios de pura frustración, mis dedos se enmarañaron en esa melena parda que como una cascada cayó entre ellos -¿Una cerveza? -pregunté rozándolos para interponer distancia -Lo siento, no soy de los hombres que traicionan a su pareja. No negaré que me atraes, mucho..pero no soy un bárbaro que piensa con la verga -dije sin mas.
Mis ojos volvieron a su boca, de nuevo se mordía el labio, me estaba volviendo loco, la tenia tan dura que los pantalones me molestaban.
-Me quedo, pero..solo si te comportas, nada de echarme por encima los brazos ni nada de eso que haces mordiéndote el labio ¿me oyes? Voy a por un par de birras, trata de recordar lo que sea..dices que naciste en Egipto ¿que mas información de ti puedes darme para que mañana la coteje en la base de datos? Mi primo es de las fuerzas aéreas, tiene contactos, quizás pueda echarnos una mano con el tema del consulado.
Tenia que centrarme, tenia novia, una chica que me quería, con un buen trabajo, de buena familia, que aceptaba mi trabajo y los viajes a peligrosos países en guerra que me mantenían lejos de ella.
-¿Nos hemos acostado? -pregunté.
Esa era la única explicación de que tuviera milimetrada cada parte de mi piel.
-Me gusta la cultura Egipcia, no se..la nórdica es la propia y una noche de borrachera se me ocurrió enlazarlo con la cultura que me gusta...no me preguntes estaba borracho tampoco pensaba con mucha claridad.
La guié hacia la habitación, estaba loca, yo cuerdo pero cada palabra que pronunciaba lo hacia con tanto fervor que invitaba a creerla, a confiar en ella.
-Egipcia, yo no soy ese hombre que crees, seguramente tu y yo nos hemos acostado en alguna noche de borrachera que ni recuerdo, salgo con frecuencia con mi primo Niels y las pillamos gordas...
Intuyo que no se, que después empezaste a crearte una invención a partir de eso, recortes de periódico y otras tantas cosas. No voy a dejarte sola, te ayudaré, averiguaré quien eres y te llevaré con tu familia para que cuide de ti ¿me oyes?
Nada mas entrar en la cámara la egipcia se pegó a mi cuerpo, mis labios se entreabrieron al sentir el calor de su aliento impactando en ellos.
-No me lo pongas mas difícil -pedí dejando mi frente caer sobre la ajena cerrando los ojos – tengo novia Nai.
¿Quedarme? ¡Por Odin que deseaba quedarme, mas bien perderme entre sus piernas!
Gruñí casi rozando sus labios de pura frustración, mis dedos se enmarañaron en esa melena parda que como una cascada cayó entre ellos -¿Una cerveza? -pregunté rozándolos para interponer distancia -Lo siento, no soy de los hombres que traicionan a su pareja. No negaré que me atraes, mucho..pero no soy un bárbaro que piensa con la verga -dije sin mas.
Mis ojos volvieron a su boca, de nuevo se mordía el labio, me estaba volviendo loco, la tenia tan dura que los pantalones me molestaban.
-Me quedo, pero..solo si te comportas, nada de echarme por encima los brazos ni nada de eso que haces mordiéndote el labio ¿me oyes? Voy a por un par de birras, trata de recordar lo que sea..dices que naciste en Egipto ¿que mas información de ti puedes darme para que mañana la coteje en la base de datos? Mi primo es de las fuerzas aéreas, tiene contactos, quizás pueda echarnos una mano con el tema del consulado.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Suspiré mientras él me miraba y yo repasaba sus tatuajes que me sabía de memoria, no solo porque dos de ellos se los había hecho yo, sino más bien porque los había recorrido miles de veces con mis dedos y con mis labios, me sabía exactamente dónde se encontraba cada uno de ellos y para mí no es que fuera algo demasiado complicado ni difícil recordarlo. También podía sentir la forma en la que me miraba mientras mis dedos se deslizaban por su camisa haciendo los trazos, una forma que también me sabía perfectamente y quise concentrarme porque me era complicado controlarme cuando me miraba de esa forma, podía notar sus ojos centrados en mis nalgas y no es que me extrañara en absoluto dada su sana obsesión con ellas... y yo en lo único que pensaba era en acortar las distancias y besarlo, enredar mis dedos en su pelo y pegarme a su cuerpo porque lo echaba de menos. Levanté mi vista para observarlo cuando nos quedamos uno frente al otro y lancé un suspiro cuando me preguntó si nos habíamos acostado, ¿cómo responder exactamente a eso? Sí, claro que nos habíamos acostado, incontables veces pero para él supuestamente o lo que él creía es que solo había sido una noche, pero habían sido muchas veces y no sabía cómo decírselo sin que sonara una loca, o más loca de lo que él me tomaba. Era lógico que él quisiera darle un sentido a todo aquello, que encontrara una lógica a lo que estaba pasando y es que era lo más normal del mundo, no me “conocía” de nada y yo llegaba y le decía exactamente cómo era, los tatuajes que tenía, los repasaba por encima de la camisa sin necesidad de verlos... a cualquier eso lo volvería loco, se inquietaría y pensaría que la otra persona estaba loca con lo que yo lo había contado, eso podía entenderlo pero... es que no sabía qué hacer, tenía que jugarme esa carta porque era la única que tenía, acercarme a él, hacerle ver que sí nos conocíamos, que no nos habíamos visto solo una noche y es lo que pretendía hacer.
No le respondí a su pregunta y lo dejé estar porque decirle que nos habíamos acostado muchas veces no era algo que fuese a creerse, medio sonreí cuando dijo que le gustaba la cultura egipcia y es que sabía por qué le “gustaba”, por mí, porque de alguna forma aunque la maldición lo hubiera llevado a aquel mundo paralelo y le había inventado una vida totalmente diferente seguían quedando retazos de él, de nosotros que no se habían podido olvidar y eso es a lo que tenía que agarrarme. Seguía manteniendo la esperanza de que lo lograría, es más, estaba convencida de que lo haría y que solo tenía que afrontar aquella adversidad, una más de tantas de las que había pasado, eso no era nada. No pude evitar sonreír cuando dijo que se había hecho los tatuajes una noche de borrachera con su primo Niels, esa historia sí que podría cuadrar para él pero realmente no me importaba, yo sabía la verdad y ver algunas de sus reacciones me sobraba para darme cuenta de que sí podría llegar hasta él, estaba convencida. Dejé que me guiara hasta la habitación y antes de que saliera por la puerta le pedí que se quedara, no tendría por qué hacerlo pero lo necesitaba esa noche, aunque solo fuera hasta que me quedara durmiendo y luego pudiera irse, entendía que era complicado para él porque no me conocía y me tachaba de loca, además tenía “novia” y de no ser por eso seguramente ya se habría lanzado sin lugar a dudas. Mis ojos se quedaron fijos en los míos y suspiré cuando apoyó su frente en la mía cerrando los ojos, pidiéndome que no se lo pusiera más difícil cuando en realidad quería complicárselo todo, lanzarme sobre él y acabar con aquella tontería... pero por otra parte me daba miedo no fuera que no reaccionara y me largara de allí, cuando lo besé en la discoteca no tuve reacción ni respuesta de su parte así que no quería jugármela tan pronto. Pero me gustaba que causaba en él lo mismo que solía causar, si no fuera así no me habría dicho que no se lo pusiera más difícil, medio gruñí cuando me recordó que tenía “novia” y maldije en mi fuero interno al cabrón de Randulf por tener que hacerme pasar por todo aquello después de lo que había pasado, justo cuando más lo necesitaba. Sus dedos se enredaron en mi pelo como otras tantas veces y cerré los ojos dejándome embargar por una sensación familiar y conocida, como muchas veces habíamos estado de esa misma forma, su gruñido me arrancó a mí un leve jadeo cuando nuestros labios estaban tan cerca, por Ra deseaba tanto un beso suyo que era complicado resistirse. Cuando se separó preguntando si quería una cerveza bajé mis brazos retirándolos de su cuerpo y lo contemplé asintiendo con la cabeza sin poder hacer mucho más.
-Te aseguro Ubbe que si nos hubiéramos acostado, incluso con la mayor de las borracheras, te acordarías perfectamente de esa noche –lo miré de forma fija- es más, me apuesto lo que tú quieras a que querrías mucho más después -¿estaba siendo vanidosa? Quizás, pero sabiendo lo que provocaba en ese hombre no tenía duda alguna- si nos hubiéramos acostado una vez y de borrachera no me acordaría exactamente de dónde está cada tatuaje, ni tampoco de una noche podría saber cómo eres de forma tan íntima y personal, eso no me lo puede decir un recorte. ¿Crees que me he inventado todo esto por una obsesión? –Negué con la cabeza de forma lenta- espero que pueda hacerte ver la realidad y que te des cuenta de la verdad –fue entonces cuando me dijo que no era un hombre que traicionaba a su pareja y que le atraía mucho, esa frase me recordó a la que yo le dije una vez en Egipto y era como si de alguna forma las tornas se hubieran cambiado, miré un par de segundos hacia otro lado pensando que no se iba a quedar cuando accedió a hacerlo pero con un par de condiciones, solamente veía problema en uno de ellos el resto... intentaría controlarme- te prometo que no haré nada, me cuesta no lanzarme sobre ti pero haré mi mejor intento, en cuanto a lo de morderme el labio... –sonreí sin dejar de mirarlo dándome cuenta de que le seguía poniendo que me lo mordiera como siempre había pasado- es una manía que tengo así que no te puedo prometer nada, tendrás que arriesgarte –levanté las manos dándole un tinte algo distendido al momento. Me preguntó qué más sabía para decirle y que él cotejara en la base de datos- ¿base de datos? ¿Fuerzas aéreas? –Pregunté frunciendo levemente el ceño sin enterarme muy bien de lo que me estaba diciendo- ¿consulado? –Ahí es que no podía hacer mucho porque no tenía mucho más que decirle, nacida en Egipto pero crecí en París, ¿qué más quería que le contara? Salió a por las cervezas mientras me dejaba pensando pero es que no tenía mucho más que pensar y que decirle, él quería saber quién era para llevarme con mi familia pero es que estaba convencida de que no encontraría información alguna sobre mí, no habría nada que le dijera quién era porque yo no existía, nada de aquello existía por mucho que él siguiera afirmando que así era. Me senté en la cama hasta que se acercó con un par de botellas de cristal y me tendió una, di un trago teniendo la boca seca y volvió a preguntarme, me limité simplemente a decirle que había nacido en Egipto y que crecí en París, además de reiterar que era egiptóloga y arqueóloga en el museo y que no podía decirle nada más porque no había más que contarle, ni siquiera iba a nombrar mi pasado porque no serviría de nada y además dudaba que encontrara información sobre mí. Él seguía sin creerme aunque a veces parecía que dudaba cuando veía que hablaba de él con tanta seguridad como describiéndole cómo era, los tatuajes que llevaba... era como si una parte de él quisiera creerme pero otra parte no, como si además se debatiera entre dejarse llevar y no hacerlo. Pasado un buen rato al final decidimos que sería mejor irnos a dormir, me tumbé en la cama quedándome de lado y él hizo lo mismo observándonos frente al otro, sus ojos azules recorrían mi rostro centrándose en mis labios, mordí mi inferior como acto reflejo porque por Ra que me controlaba para no abalanzarme sobre él y besarlo, tumbarlo en la cama y hacerlo mío como estaba deseando hacer realmente. Me había pedido que me comportara y aunque me dolía no poder pegarme a él como quería y abrazarlo dejándome envolver por sus brazos lo hice, me costó horrores pero al menos conseguí eso, lo de no morderme el labio era un punto y aparte difícil de controlar- gracias por quedarte aquí conmigo al menos hasta que me quede durmiendo, sé que no debe de ser fácil para ti tampoco –más si me tildaba de loca- pero te prometo que no te estoy mintiendo, no estoy loca Ubbe y no hago esto por una obsesión contigo –hice una pausa y cerré los ojos porque podía dejarme envolver por su esencia aunque no estuviera pegada a su piel, pero estábamos cerca, tanto que podía notar su aliento chocar contra mi rostro. Al final acabé por acercarme a él y elevar mi rostro de forma que dejé un beso en su frente, mis dedos se enredaron en su nuca y cerré los ojos mientras le daba un beso que duró un poco más que uno normal en la frente, dejé mis labios sobre su piel sabiendo que aquello era lo más cerca que podría tenerlo, dolía pero esa era la maldita realidad en ese mundo paralelo y extraño- buenas noches Ubbe – "te quiero" fue lo que dije en mi mente volviendo a mi sitio observándolo sintiendo que los ojos me pesaban y se cerraban, no dejé de observarlo hasta que finalmente mis ojos se cerraron por completo venciéndome al sueño, solo cuando me quedé dormida de forma inconsciente mi cuerpo buscó el suyo y mi frente se apoyó en su pecho envolviéndome en su aroma, mi mano como si buscara un ancla que me atara a él aferró su camisa como si no quisiera soltarlo nunca... si se fue o se quedó era algo que desconocía porque no me enteré de nada, pero para cuando abrí los ojos con la luz del sol entrando por la ventana su cuerpo no estaba. Y dolió no encontrarme con sus ojos, sus abrazos, sus caricias y sus besos como todas las mañanas.
No le respondí a su pregunta y lo dejé estar porque decirle que nos habíamos acostado muchas veces no era algo que fuese a creerse, medio sonreí cuando dijo que le gustaba la cultura egipcia y es que sabía por qué le “gustaba”, por mí, porque de alguna forma aunque la maldición lo hubiera llevado a aquel mundo paralelo y le había inventado una vida totalmente diferente seguían quedando retazos de él, de nosotros que no se habían podido olvidar y eso es a lo que tenía que agarrarme. Seguía manteniendo la esperanza de que lo lograría, es más, estaba convencida de que lo haría y que solo tenía que afrontar aquella adversidad, una más de tantas de las que había pasado, eso no era nada. No pude evitar sonreír cuando dijo que se había hecho los tatuajes una noche de borrachera con su primo Niels, esa historia sí que podría cuadrar para él pero realmente no me importaba, yo sabía la verdad y ver algunas de sus reacciones me sobraba para darme cuenta de que sí podría llegar hasta él, estaba convencida. Dejé que me guiara hasta la habitación y antes de que saliera por la puerta le pedí que se quedara, no tendría por qué hacerlo pero lo necesitaba esa noche, aunque solo fuera hasta que me quedara durmiendo y luego pudiera irse, entendía que era complicado para él porque no me conocía y me tachaba de loca, además tenía “novia” y de no ser por eso seguramente ya se habría lanzado sin lugar a dudas. Mis ojos se quedaron fijos en los míos y suspiré cuando apoyó su frente en la mía cerrando los ojos, pidiéndome que no se lo pusiera más difícil cuando en realidad quería complicárselo todo, lanzarme sobre él y acabar con aquella tontería... pero por otra parte me daba miedo no fuera que no reaccionara y me largara de allí, cuando lo besé en la discoteca no tuve reacción ni respuesta de su parte así que no quería jugármela tan pronto. Pero me gustaba que causaba en él lo mismo que solía causar, si no fuera así no me habría dicho que no se lo pusiera más difícil, medio gruñí cuando me recordó que tenía “novia” y maldije en mi fuero interno al cabrón de Randulf por tener que hacerme pasar por todo aquello después de lo que había pasado, justo cuando más lo necesitaba. Sus dedos se enredaron en mi pelo como otras tantas veces y cerré los ojos dejándome embargar por una sensación familiar y conocida, como muchas veces habíamos estado de esa misma forma, su gruñido me arrancó a mí un leve jadeo cuando nuestros labios estaban tan cerca, por Ra deseaba tanto un beso suyo que era complicado resistirse. Cuando se separó preguntando si quería una cerveza bajé mis brazos retirándolos de su cuerpo y lo contemplé asintiendo con la cabeza sin poder hacer mucho más.
-Te aseguro Ubbe que si nos hubiéramos acostado, incluso con la mayor de las borracheras, te acordarías perfectamente de esa noche –lo miré de forma fija- es más, me apuesto lo que tú quieras a que querrías mucho más después -¿estaba siendo vanidosa? Quizás, pero sabiendo lo que provocaba en ese hombre no tenía duda alguna- si nos hubiéramos acostado una vez y de borrachera no me acordaría exactamente de dónde está cada tatuaje, ni tampoco de una noche podría saber cómo eres de forma tan íntima y personal, eso no me lo puede decir un recorte. ¿Crees que me he inventado todo esto por una obsesión? –Negué con la cabeza de forma lenta- espero que pueda hacerte ver la realidad y que te des cuenta de la verdad –fue entonces cuando me dijo que no era un hombre que traicionaba a su pareja y que le atraía mucho, esa frase me recordó a la que yo le dije una vez en Egipto y era como si de alguna forma las tornas se hubieran cambiado, miré un par de segundos hacia otro lado pensando que no se iba a quedar cuando accedió a hacerlo pero con un par de condiciones, solamente veía problema en uno de ellos el resto... intentaría controlarme- te prometo que no haré nada, me cuesta no lanzarme sobre ti pero haré mi mejor intento, en cuanto a lo de morderme el labio... –sonreí sin dejar de mirarlo dándome cuenta de que le seguía poniendo que me lo mordiera como siempre había pasado- es una manía que tengo así que no te puedo prometer nada, tendrás que arriesgarte –levanté las manos dándole un tinte algo distendido al momento. Me preguntó qué más sabía para decirle y que él cotejara en la base de datos- ¿base de datos? ¿Fuerzas aéreas? –Pregunté frunciendo levemente el ceño sin enterarme muy bien de lo que me estaba diciendo- ¿consulado? –Ahí es que no podía hacer mucho porque no tenía mucho más que decirle, nacida en Egipto pero crecí en París, ¿qué más quería que le contara? Salió a por las cervezas mientras me dejaba pensando pero es que no tenía mucho más que pensar y que decirle, él quería saber quién era para llevarme con mi familia pero es que estaba convencida de que no encontraría información alguna sobre mí, no habría nada que le dijera quién era porque yo no existía, nada de aquello existía por mucho que él siguiera afirmando que así era. Me senté en la cama hasta que se acercó con un par de botellas de cristal y me tendió una, di un trago teniendo la boca seca y volvió a preguntarme, me limité simplemente a decirle que había nacido en Egipto y que crecí en París, además de reiterar que era egiptóloga y arqueóloga en el museo y que no podía decirle nada más porque no había más que contarle, ni siquiera iba a nombrar mi pasado porque no serviría de nada y además dudaba que encontrara información sobre mí. Él seguía sin creerme aunque a veces parecía que dudaba cuando veía que hablaba de él con tanta seguridad como describiéndole cómo era, los tatuajes que llevaba... era como si una parte de él quisiera creerme pero otra parte no, como si además se debatiera entre dejarse llevar y no hacerlo. Pasado un buen rato al final decidimos que sería mejor irnos a dormir, me tumbé en la cama quedándome de lado y él hizo lo mismo observándonos frente al otro, sus ojos azules recorrían mi rostro centrándose en mis labios, mordí mi inferior como acto reflejo porque por Ra que me controlaba para no abalanzarme sobre él y besarlo, tumbarlo en la cama y hacerlo mío como estaba deseando hacer realmente. Me había pedido que me comportara y aunque me dolía no poder pegarme a él como quería y abrazarlo dejándome envolver por sus brazos lo hice, me costó horrores pero al menos conseguí eso, lo de no morderme el labio era un punto y aparte difícil de controlar- gracias por quedarte aquí conmigo al menos hasta que me quede durmiendo, sé que no debe de ser fácil para ti tampoco –más si me tildaba de loca- pero te prometo que no te estoy mintiendo, no estoy loca Ubbe y no hago esto por una obsesión contigo –hice una pausa y cerré los ojos porque podía dejarme envolver por su esencia aunque no estuviera pegada a su piel, pero estábamos cerca, tanto que podía notar su aliento chocar contra mi rostro. Al final acabé por acercarme a él y elevar mi rostro de forma que dejé un beso en su frente, mis dedos se enredaron en su nuca y cerré los ojos mientras le daba un beso que duró un poco más que uno normal en la frente, dejé mis labios sobre su piel sabiendo que aquello era lo más cerca que podría tenerlo, dolía pero esa era la maldita realidad en ese mundo paralelo y extraño- buenas noches Ubbe – "te quiero" fue lo que dije en mi mente volviendo a mi sitio observándolo sintiendo que los ojos me pesaban y se cerraban, no dejé de observarlo hasta que finalmente mis ojos se cerraron por completo venciéndome al sueño, solo cuando me quedé dormida de forma inconsciente mi cuerpo buscó el suyo y mi frente se apoyó en su pecho envolviéndome en su aroma, mi mano como si buscara un ancla que me atara a él aferró su camisa como si no quisiera soltarlo nunca... si se fue o se quedó era algo que desconocía porque no me enteré de nada, pero para cuando abrí los ojos con la luz del sol entrando por la ventana su cuerpo no estaba. Y dolió no encontrarme con sus ojos, sus abrazos, sus caricias y sus besos como todas las mañanas.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Negar mi deseo por su cuerpo era como mentirme a mi mismo, era obvio que mi mirada se oscurecía cada vez que se acercaba mas de la cuenta.
Cuando tumbados en el lecho, tras bebernos un par de cervezas y hablar largo y tendido de esa vida imaginaria que admito la egipcia tenia bien atada, se acercó para besar mi frente, cerré los ojos, mis manos buscaron por inercia sus caderas, de ser otro momento, hubiera tirado de ellas voraz, dejando que estas chocaran con mi abultada entrepierna, pero en esta ocasión me limité a dejar escapar el aire de forma pesada mostrando la frustración que sentía.
Sus desiertos en mis mares, entre ellos una tormenta de arena, una parte de mi quería creer su historia, poder tomarla ahora mismo sin remordimientos de ningún tipo y ser ese vikingo del que hablaba en sus historias, pero..la verdad es que tenia novia, una buena chica, era militar y a Nai no la había visto jamas y de haberla visto, no la recordaba.
Acabamos dormidos, abrazados, buscando los cuerpos del otro por inercia y así fue como las primeras luces del alba me encontraron.
Deslicé mi dedo por esos mechones pardos apartándolos de su rostro, no pude evitar sonreír, desearla y contemplar esa boca de pecado.
Una de mis manos reposaba en sus posaderas.
-Ufffff
Pedazo culo tenia la egipcia, si es que estar tan buena no podía estar permitido y yo era un gilipollas porque aunque estuviera loca, joder..estaba muy buena ¿quería que fuera un vikingo? Por una tía como esa podía ser hasta un enano con hacha y escudo.
Sacudí la cabeza intentando centrarme y aparté la mano de sus nalgas, tras ese acto me escabullí cual misero cobarde, eso si para darme una ducha bien fría, lo necesitaba.
No tardó en despertar, oc una toalla liada a la cintura le expliqué, como no, como funcionaba la ducha algo que al parecer le pareció divertido, no tanto cuando casi se quema.
Acabé empapado de agua toalla incluida, porque esa mujer no podía estarse quieta y le daba al grifo una y otra vez mientras yo trataba de explicar lo que llevaba a que de la alcachofa saliera agua y nos empapara.
-¡Te puedes estar quieta egipcia! -gruñí poniéndome serio antes de estallar en carcajadas -fría, caliente, si lo pones en el medio templada ¿entiendes?
Voy a vestirme, te he traído algo de ropa de mi novia, te la dejo apoyada en el taburete.
Salio con el pelo mojado, su mirada me buscó mientras me bebía el café apoyado en la bancada de la cocina.
-Wou -no lo pude evitar, era muy expresivo -los vaqueros te sientan bien.
Por no decir que le hacían un pedazo culo.
-He quedado con mi primo, el de las fuerzas aéreas.
Como si fuera un niño llevé mi mano al cielo simulando que volaba para que entendiera eso de los aviones que surcaban el cielo.
-A ver si podemos dar con algo que tenga que ver contigo en el consulado Egipcio.
Le pasé una taza de café y unos bollos con una ladeada sonrisa.
-Anda, desayuna, si te portas bien le pediré a Niels que te de una vuelta en el avión y si te portas mejor, te dejo tirarte conmigo en paracaídas, es una experiencia única ¿que me dices Egipcia?
Cuando tumbados en el lecho, tras bebernos un par de cervezas y hablar largo y tendido de esa vida imaginaria que admito la egipcia tenia bien atada, se acercó para besar mi frente, cerré los ojos, mis manos buscaron por inercia sus caderas, de ser otro momento, hubiera tirado de ellas voraz, dejando que estas chocaran con mi abultada entrepierna, pero en esta ocasión me limité a dejar escapar el aire de forma pesada mostrando la frustración que sentía.
Sus desiertos en mis mares, entre ellos una tormenta de arena, una parte de mi quería creer su historia, poder tomarla ahora mismo sin remordimientos de ningún tipo y ser ese vikingo del que hablaba en sus historias, pero..la verdad es que tenia novia, una buena chica, era militar y a Nai no la había visto jamas y de haberla visto, no la recordaba.
Acabamos dormidos, abrazados, buscando los cuerpos del otro por inercia y así fue como las primeras luces del alba me encontraron.
Deslicé mi dedo por esos mechones pardos apartándolos de su rostro, no pude evitar sonreír, desearla y contemplar esa boca de pecado.
Una de mis manos reposaba en sus posaderas.
-Ufffff
Pedazo culo tenia la egipcia, si es que estar tan buena no podía estar permitido y yo era un gilipollas porque aunque estuviera loca, joder..estaba muy buena ¿quería que fuera un vikingo? Por una tía como esa podía ser hasta un enano con hacha y escudo.
Sacudí la cabeza intentando centrarme y aparté la mano de sus nalgas, tras ese acto me escabullí cual misero cobarde, eso si para darme una ducha bien fría, lo necesitaba.
No tardó en despertar, oc una toalla liada a la cintura le expliqué, como no, como funcionaba la ducha algo que al parecer le pareció divertido, no tanto cuando casi se quema.
Acabé empapado de agua toalla incluida, porque esa mujer no podía estarse quieta y le daba al grifo una y otra vez mientras yo trataba de explicar lo que llevaba a que de la alcachofa saliera agua y nos empapara.
-¡Te puedes estar quieta egipcia! -gruñí poniéndome serio antes de estallar en carcajadas -fría, caliente, si lo pones en el medio templada ¿entiendes?
Voy a vestirme, te he traído algo de ropa de mi novia, te la dejo apoyada en el taburete.
Salio con el pelo mojado, su mirada me buscó mientras me bebía el café apoyado en la bancada de la cocina.
-Wou -no lo pude evitar, era muy expresivo -los vaqueros te sientan bien.
Por no decir que le hacían un pedazo culo.
-He quedado con mi primo, el de las fuerzas aéreas.
Como si fuera un niño llevé mi mano al cielo simulando que volaba para que entendiera eso de los aviones que surcaban el cielo.
-A ver si podemos dar con algo que tenga que ver contigo en el consulado Egipcio.
Le pasé una taza de café y unos bollos con una ladeada sonrisa.
-Anda, desayuna, si te portas bien le pediré a Niels que te de una vuelta en el avión y si te portas mejor, te dejo tirarte conmigo en paracaídas, es una experiencia única ¿que me dices Egipcia?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Me había costado muchísimo el tener que contenerme cuando estábamos en la cama, acostumbrada a poder abrazarlo, acariciarlo y besarlo cuando estábamos así me era un poco complicado tener que reprimir las ganas estando los dos sobre la cama, al final había acabado por contarle mi historia aunque solamente a partir de cuando lo había conocido a él, del pasado no toqué absolutamente nada porque no era necesario hacerlo. Tampoco le dije mucho más allá de cuando lo habían traído a casa de sus padres herido y con aquella maldición que le habían echado y que nos había llevado hasta esa situación, igual que tampoco mencioné que había estado embarazada hasta que había perdido al bebé en aquel ataque y de no ser porque Erlend apareció probablemente yo no estaría allí con él para que despertara. Sus ojos me contemplaban de forma fija mientras escuchaba todo lo que tenía que decirle, me tenía que arriesgar pero sabía que igualmente no creía mis palabras y tampoco mi historia aunque no dijo nada al respecto, pero dado que lo conocía tanto no me hacía falta que lo dijera porque sus ojos lo decían todo, no se terminaba de creer la historia que le había contado sobre que él era un vikingo que peleaba en el norte junto a su familia por librar su tierra y sus gentes de un tirano que pretendía arrasar con todo en el norte... admitía que no era algo fácil de creer pero esperaba que de alguna forma pudiera despertar y darse cuenta de que la única verdad era la mía y que todo lo demás era una mentira. Me porté bien tal y como le había prometido aunque de vez en cuando me había mordido el labio sin siquiera darme cuenta en lo que sus ojos se fijaban en estos cuando lo hacía, después de todo lo contado se quedó tumbado a mi lado y no se largó aunque intuía que en su mente me estaría tildando de loca y pensando en la forma de devolverme a casa junto a mis padres porque él creía que era lo correcto, yo solo esperaba que con el tiempo se diera cuenta de la verdad aunque en cierta manera el tiempo también corría en mi contra. Dejé un beso en su frente por no acercarme a él y besarlo como estaba acostumbrada, un beso que duró algo más de lo normal y que luego dejé mis labios sobre su piel sin poder separarme, me dolía tener que estar así y darme cuenta de que aquello sería lo más cerca que podría estar de él, pero era lo que había y debía de afrontrarlo.
Sus manos, casi como por inercia, fueron a mis caderas para sujetarla y en un principio pensé que iba a apartarme pero sin embargo me encontré con que no hizo nada, no me acercó pero tampoco me alejó. Lanzó un suspiro cuando separé mis labios de su piel y me tumbé para quedarnos mirándonos uno frente al otro con sus manos en mis caderas, no las aparté porque me gustaba que me tocara y así fue como poco a poco me quedé dormida contemplando sus orbes azules, mar contra desierto, solo cuando ya había caído rendida a Morfeo fue que mi cuerpo se pegó al suyo buscándolo como siempre hacía. Para cuando desperté y abrí los ojos el vikingo no estaba a mi lado, la cama estaba vacía y el sol se colaba por la ventana iluminándola. Bufé por eso aunque en el fondo me esperaba que no estuviera cuando despertara pero me habría gustado que así fuera, no sabía si se había quedado o no y tampoco se lo iba a preguntar ya que lo más seguro es que se hubiera ido. Cerré los ojos un par de segundos y finalmente me levanté dirigiéndome hacia donde escuchaba ruido para encontrármelo, cuando abrí la puerta lo vi parado a unos pocos pasos de donde me encontraba con tan solo una toalla en su cintura, su espalda grande y ancha fue lo primero que vi observando como algunas gotas caían por esta, se giró para observarme y sonreí cuando nuestros ojos se encontraron. Estábamos en el baño y me pidió que me acercara para que me pudiera dar una ducha, fruncí ligeramente el ceño cuando me hizo un gesto y ladeé la cabeza mientras me explicaba cómo podía ducharme porque no tenían tina alguna. Me pareció de lo más divertido que abriera un grifo y que el agua saliera desde arriba sin necesidad de llenar una tina ya que así era mucho más cómodo, lo que no me gustó en absoluto fue cuando el agua salió tan caliente que me quemó, hecho que me hizo lanzar un pequeño grito de sorpresa mientras él me explicaba y yo abría y cerraba el grifo sin parar mojándonos ambos por ello. Mis ojos se desviaron hacia él cuando algo serio me dijo que estuviera quieta, pero enseguida comenzó a reírse y yo hice lo mismo a su lado.
-¡Oh vamos! Pero si es muy divertido –dije salpicándole algo de agua mientras reía y él terminaba de explicarme hacia qué lado salía el agua fría y el agua caliente, si lo dejaba en medio saldría templada y asentí con la cabeza- da gracias de que no te he quitado esa toalla que llevas y te haya arrastrado conmigo para darte otro baño –lo miré sonriendo de lado mientras lo recorría parado frente a mí, no podía culparme que lo hiciera y la tentación de quitarle la toalla, tirar de él arrinconarlo contra la pared del baño mientras el agua caía sobre nosotros me tentaba demasiado. Asentí cuando me dijo que iba a vestirse y que me dejaba algo de ropa así que comencé a quitarme el vestido y todo lo que llevaba dejando que cayera al suelo y me metí en la ducha, puse el agua templada y me duché sintiendo que era muy cómodo de esa forma, mucho más que llenar una tina y esperar a que esta se llenara, de esta forma era más rápido. Cuando salí vi la ropa que me había dejado encima de la banqueta, enrollé mi cuerpo en una toalla e hice lo mismo con mi pelo, comencé a secar mi cuerpo que olía muy bien por el gel que tenía y comencé a vestirme con lo que me había traído, me puse la ropa interior y cogí los pantalones mirándolos un momento, dudé pero al final me los puse porque no tenía nada más que ponerme, encima llevaba una camiseta de tirantes de color rojo con el dibujo de unas plumas que caían por el centro. Quité la toalla de mi pelo que olía francamente bien por el champú y porque curiosa como yo era había encontrado algo que era para el pelo así que también lo había utilizado. Lo peiné dejándolo que cayera liso y mojado por mi espalda con un par de mechones cayendo por delante y salí dirigiéndome a la cocina donde me lo encontré apoyado en la bancada con una taza de café en sus manos, a decir verdad tenía algo de hambre así que me acerqué entrando por la puerta mientras sus ojos me repasaban de arriba abajo sin ningún tipo de reparo o de pudor, sonreí ante sus palabras por lo expresivo que era ya que me recordó a ese “uffff” del que tanto hacía gala y luego bajé mi vista a los vaqueros pero enseguida volví a fijarme en sus mares- admito que al principio he tenido mis dudas de ponérmelos, pero son bastante cómodos –mucho mejor que ir con vestidos, te daba más libertad de movimientos. Escuché que decía que había quedado con su primo y me explicó lo que eran las fuerzas aéreas y que podían ir por el aire a lo que yo abrí ligeramente mis labios- ¿podéis surcar los cielos? –Pregunté de lo más curiosa mientras él con paciencia me explicaba que tenían “aviones” que podían recorrer grandes distancias e ir a cualquier lugar de la tierra sin necesidad de ir en barco, que eran bastante rápido y la gente lo utilizaba mucho, también me explicó que su primo estaba en el ejército y en concreto en ese campo como también habían otros que estaban en el campo naval. Quería ver a Niels para intentar conseguir algo de información sobre mi persona, a ver si encontraban algo que lo pudiera ayudar aunque yo ya sabía que no íbamos a encontrar nada, pero esa fu forma de no creerse y no darse cuenta de que le decía la verdad... iba a ser una pérdida de tiempo pero ¿acaso podía hacer otra cosa?- Quieres ir a ver a Niels –dije mientras me pasaba una taza de café y unos bollos que tenían muy buena pinta, me apoyé a su lado en la bancada dando un sorbo a la taza de café, me dijo que si me portaba bien su primo nos daría una vuelta en avión- ¿podemos hacer eso, montar en avión? Quiero ver lo que es, quiero ver cómo podéis surcar los cielos –eso era algo impensable, algo solo que podían hacer los dioses si ellos querían. Pero no se quedó ahí la cosa, añadió además que si me portaba muy bien podríamos saltar del avión y lanzarnos en paracaídas- ¿qué eso de lanzarnos en paracaídas? –Aunque por el nombre intuía que sería algo peligroso y más si provenía de él. Abrí la boca cuando me lo dijo mirándolo de forma fija, ¡lanzarse desde un avión!- ¿estás de broma? -Pregunté cuando me dijo lo que era... Por Ra que aquel hombre siempre con sus ideas tan peligrosas, quería que nos lanzáramos con un sistema que, según me había explicado, se abriría y haría que nuestra caída fuera muy muy lenta hasta llegar al cielo, me aseguró que lo había hecho muchas veces y que era una experiencia única- por Ra, ¿es que no puedes dejar tú vena suicida ni siquiera por un momento? –Pregunté con una pequeña sonrisa porque así era él- tienes una costumbre muy fea de enfrentarte cara a cara con la muerte –aseguré dando un sorbo al café- pero confío en ti y si no fuera seguro no me habrías dicho nada –porque eso era algo de lo que no dudaba ni por un segundo- además, anoche te demostré que puedo portarme bien y ser muy buena ¿no crees? –Dije mirándolo de forma fija porque era cierto, podría haberme acercado a él, ser mala, y haberlo besado como deseaba hacer sabiendo que él no se apartaría... sin embargo con todo el dolor de mi corazón me tuve que contener porque me lo había pedido, y yo así lo hice. Di un bocado a uno de los bollos que tenía y que estaba francamente delicioso cuando noté su mirada fija en mis labios, sin apartarla de ellos y por esa vez no estaba haciendo nada- ¿qué? –Pregunté a lo que él simplemente llevó su mano a mis dedos y con el pulgar quitó algo que tenía por encima, lamí el lugar que había tocado con su dedo y como acto reflejo me mordí el labio mientras nos mirábamos de forma fija con esa atracción que teníamos, nos atraíamos como dos imanes y costaba resistirse, siempre con esa conexión fluyendo entre ambos, con esa “magia” que nos envolvía y que nos acercaba el uno al otro. Sonreí cuando volvió a llamarme “egipcia” de nuevo, ya lo había hecho varias veces y eso me hizo reír levemente entre dientes porque era como él me llamaba, por ver que aún seguía siendo él aunque no me reconociera- ¿sabes? Casi siempre sueles llamarme de esa forma, por el nombre también pero te gusta más decirme egipcia y a mí no me molesta para nada, es más, me gusta que me llames así –aclaré dejando la taza ya vacía sobre la bancada quedando de frente a él- tú me decías egipcia y yo te decía vikingo –observé sus ojos- aunque ahora no es que venga mucho a cuento ¿no? –Hice una pequeña pausa- así que voy a cambiarlo por otra cosa ya que no puedo decirte eso –porque aunque era mi vikingo no lo “era”, di un paso en su dirección- ¿militar? No, no me gusta como suena... ya sé, general –dije observándolo de forma fija dando un paso hacia él- mi general –susurré totalmente a posta porque sabía que a él le gustaba que le llamara de esa forma, nos quedamos observándonos unos segundos y me mordí el labio porque por Ra lo que me costaba no abalanzarme sobre él. Volvió a pedirme que no me mordiera el labio y tras un instante en el que nuestros rostros quedaron casi rozándose nos separamos, para mi pesar, para salir del piso y bajar para ponernos en marcha. De nuevo me condujo hasta la moto y me pasó el casco para que me lo pusiera mientras yo lo miraba- ¿volvemos a ir en moto? –Pregunté mirándolo con el casco puesto, esperé a que él se subiera y yo hice lo mismo antes de que arrancara- pero no vayas demasiado rápido, todavía no me he acostumbrado a esta cosa –él solo sonrió y supe, de alguna forma, que no iba a hacerme ni caso. Dicho y hecho, ir despacio para él era una utopía y tuve que aferrarme a su cuerpo rodeándolo en más de una ocasión por lo rápido que iba. Llegamos frente a un edificio enorme que estaba un poco en las afueras y tras pasar un control en el que él aseguró que iba con él nos dejaron pasar, había muchísima gente vestidos con trajes de diferentes colores, con uniformes y la gente iba y venía por todos lados. Tras un par de minutos pudimos encontrar a su primo quien se acercó para saludarlo- tan bajito como siempre –murmuré a lo que Ubbe se rió por mis palabras mientras ahora Niels me contemplaba y le preguntaba a su primo quién era, frustrada porque me hubieran borrado a mí solamente de su vida me crucé de brazos y los dejé hablar mientras yo observaba el lugar mirándolo todo con curiosidad, era una nave bastante grande donde habían diferentes aparatos extraños que supuse serían los aviones que el vikingo me había dicho, tras un par de minutos hablando entre ellos Niels nos condujo hasta otra zona donde tenía su despacho para buscar información sobre mí, les hubiera dicho que iba a ser una pérdida de tiempo pero quería que lo vieran por ellos mismos. Se sentó tras un escritorio con un aparato de lo más extraño que empezó a tocar mientras me hacía preguntas y yo respondía, observaba los cuadros y las fotos que tenía allí donde no solo salía él, sino donde también salía Ubbe con uniforme. Tras responder a sus preguntas el resultado fue lo que yo ya esperaba; nada. No había nada sobre mí en ningún lado, a todos los efectos Naitiri Zahir no existía y según decía Niels ni en Egipto tenían constancia de nadie que se llamara así y mucho menos que trabajara en el museo, me mordí el labio porque era lo que yo ya esperaba, allí no existía para nada porque era la única que podía sacarlo de ese lugar y hacer que despertara, habían dejado a toda su familia y sin embargo de mi existencia no había ni rastro. Miré al vikingo que junto a su primo revisaba los datos sin poder creerse que no hubiera nada acerca de mí, sus ojos subieron hasta encontrarse con los míos y yo no aparté la mirada- te dije que todo esto es mentira, no dejarán que despiertes, no me dejarán que te lleve de vuelta conmigo –dije cuando se acercó mientras su primo revisaba unas cosas, no quería hablar de eso allí delante de su primo porque quizás podría empeorar las cosas- me he portado bien ¿no? Me prometiste que montaríamos en avión y que nos lanzaríamos en paracaídas, he sido buena y he cumplido, ahora te toca cumplir a ti general –sonreí observándolo de manera fija.
Sus manos, casi como por inercia, fueron a mis caderas para sujetarla y en un principio pensé que iba a apartarme pero sin embargo me encontré con que no hizo nada, no me acercó pero tampoco me alejó. Lanzó un suspiro cuando separé mis labios de su piel y me tumbé para quedarnos mirándonos uno frente al otro con sus manos en mis caderas, no las aparté porque me gustaba que me tocara y así fue como poco a poco me quedé dormida contemplando sus orbes azules, mar contra desierto, solo cuando ya había caído rendida a Morfeo fue que mi cuerpo se pegó al suyo buscándolo como siempre hacía. Para cuando desperté y abrí los ojos el vikingo no estaba a mi lado, la cama estaba vacía y el sol se colaba por la ventana iluminándola. Bufé por eso aunque en el fondo me esperaba que no estuviera cuando despertara pero me habría gustado que así fuera, no sabía si se había quedado o no y tampoco se lo iba a preguntar ya que lo más seguro es que se hubiera ido. Cerré los ojos un par de segundos y finalmente me levanté dirigiéndome hacia donde escuchaba ruido para encontrármelo, cuando abrí la puerta lo vi parado a unos pocos pasos de donde me encontraba con tan solo una toalla en su cintura, su espalda grande y ancha fue lo primero que vi observando como algunas gotas caían por esta, se giró para observarme y sonreí cuando nuestros ojos se encontraron. Estábamos en el baño y me pidió que me acercara para que me pudiera dar una ducha, fruncí ligeramente el ceño cuando me hizo un gesto y ladeé la cabeza mientras me explicaba cómo podía ducharme porque no tenían tina alguna. Me pareció de lo más divertido que abriera un grifo y que el agua saliera desde arriba sin necesidad de llenar una tina ya que así era mucho más cómodo, lo que no me gustó en absoluto fue cuando el agua salió tan caliente que me quemó, hecho que me hizo lanzar un pequeño grito de sorpresa mientras él me explicaba y yo abría y cerraba el grifo sin parar mojándonos ambos por ello. Mis ojos se desviaron hacia él cuando algo serio me dijo que estuviera quieta, pero enseguida comenzó a reírse y yo hice lo mismo a su lado.
-¡Oh vamos! Pero si es muy divertido –dije salpicándole algo de agua mientras reía y él terminaba de explicarme hacia qué lado salía el agua fría y el agua caliente, si lo dejaba en medio saldría templada y asentí con la cabeza- da gracias de que no te he quitado esa toalla que llevas y te haya arrastrado conmigo para darte otro baño –lo miré sonriendo de lado mientras lo recorría parado frente a mí, no podía culparme que lo hiciera y la tentación de quitarle la toalla, tirar de él arrinconarlo contra la pared del baño mientras el agua caía sobre nosotros me tentaba demasiado. Asentí cuando me dijo que iba a vestirse y que me dejaba algo de ropa así que comencé a quitarme el vestido y todo lo que llevaba dejando que cayera al suelo y me metí en la ducha, puse el agua templada y me duché sintiendo que era muy cómodo de esa forma, mucho más que llenar una tina y esperar a que esta se llenara, de esta forma era más rápido. Cuando salí vi la ropa que me había dejado encima de la banqueta, enrollé mi cuerpo en una toalla e hice lo mismo con mi pelo, comencé a secar mi cuerpo que olía muy bien por el gel que tenía y comencé a vestirme con lo que me había traído, me puse la ropa interior y cogí los pantalones mirándolos un momento, dudé pero al final me los puse porque no tenía nada más que ponerme, encima llevaba una camiseta de tirantes de color rojo con el dibujo de unas plumas que caían por el centro. Quité la toalla de mi pelo que olía francamente bien por el champú y porque curiosa como yo era había encontrado algo que era para el pelo así que también lo había utilizado. Lo peiné dejándolo que cayera liso y mojado por mi espalda con un par de mechones cayendo por delante y salí dirigiéndome a la cocina donde me lo encontré apoyado en la bancada con una taza de café en sus manos, a decir verdad tenía algo de hambre así que me acerqué entrando por la puerta mientras sus ojos me repasaban de arriba abajo sin ningún tipo de reparo o de pudor, sonreí ante sus palabras por lo expresivo que era ya que me recordó a ese “uffff” del que tanto hacía gala y luego bajé mi vista a los vaqueros pero enseguida volví a fijarme en sus mares- admito que al principio he tenido mis dudas de ponérmelos, pero son bastante cómodos –mucho mejor que ir con vestidos, te daba más libertad de movimientos. Escuché que decía que había quedado con su primo y me explicó lo que eran las fuerzas aéreas y que podían ir por el aire a lo que yo abrí ligeramente mis labios- ¿podéis surcar los cielos? –Pregunté de lo más curiosa mientras él con paciencia me explicaba que tenían “aviones” que podían recorrer grandes distancias e ir a cualquier lugar de la tierra sin necesidad de ir en barco, que eran bastante rápido y la gente lo utilizaba mucho, también me explicó que su primo estaba en el ejército y en concreto en ese campo como también habían otros que estaban en el campo naval. Quería ver a Niels para intentar conseguir algo de información sobre mi persona, a ver si encontraban algo que lo pudiera ayudar aunque yo ya sabía que no íbamos a encontrar nada, pero esa fu forma de no creerse y no darse cuenta de que le decía la verdad... iba a ser una pérdida de tiempo pero ¿acaso podía hacer otra cosa?- Quieres ir a ver a Niels –dije mientras me pasaba una taza de café y unos bollos que tenían muy buena pinta, me apoyé a su lado en la bancada dando un sorbo a la taza de café, me dijo que si me portaba bien su primo nos daría una vuelta en avión- ¿podemos hacer eso, montar en avión? Quiero ver lo que es, quiero ver cómo podéis surcar los cielos –eso era algo impensable, algo solo que podían hacer los dioses si ellos querían. Pero no se quedó ahí la cosa, añadió además que si me portaba muy bien podríamos saltar del avión y lanzarnos en paracaídas- ¿qué eso de lanzarnos en paracaídas? –Aunque por el nombre intuía que sería algo peligroso y más si provenía de él. Abrí la boca cuando me lo dijo mirándolo de forma fija, ¡lanzarse desde un avión!- ¿estás de broma? -Pregunté cuando me dijo lo que era... Por Ra que aquel hombre siempre con sus ideas tan peligrosas, quería que nos lanzáramos con un sistema que, según me había explicado, se abriría y haría que nuestra caída fuera muy muy lenta hasta llegar al cielo, me aseguró que lo había hecho muchas veces y que era una experiencia única- por Ra, ¿es que no puedes dejar tú vena suicida ni siquiera por un momento? –Pregunté con una pequeña sonrisa porque así era él- tienes una costumbre muy fea de enfrentarte cara a cara con la muerte –aseguré dando un sorbo al café- pero confío en ti y si no fuera seguro no me habrías dicho nada –porque eso era algo de lo que no dudaba ni por un segundo- además, anoche te demostré que puedo portarme bien y ser muy buena ¿no crees? –Dije mirándolo de forma fija porque era cierto, podría haberme acercado a él, ser mala, y haberlo besado como deseaba hacer sabiendo que él no se apartaría... sin embargo con todo el dolor de mi corazón me tuve que contener porque me lo había pedido, y yo así lo hice. Di un bocado a uno de los bollos que tenía y que estaba francamente delicioso cuando noté su mirada fija en mis labios, sin apartarla de ellos y por esa vez no estaba haciendo nada- ¿qué? –Pregunté a lo que él simplemente llevó su mano a mis dedos y con el pulgar quitó algo que tenía por encima, lamí el lugar que había tocado con su dedo y como acto reflejo me mordí el labio mientras nos mirábamos de forma fija con esa atracción que teníamos, nos atraíamos como dos imanes y costaba resistirse, siempre con esa conexión fluyendo entre ambos, con esa “magia” que nos envolvía y que nos acercaba el uno al otro. Sonreí cuando volvió a llamarme “egipcia” de nuevo, ya lo había hecho varias veces y eso me hizo reír levemente entre dientes porque era como él me llamaba, por ver que aún seguía siendo él aunque no me reconociera- ¿sabes? Casi siempre sueles llamarme de esa forma, por el nombre también pero te gusta más decirme egipcia y a mí no me molesta para nada, es más, me gusta que me llames así –aclaré dejando la taza ya vacía sobre la bancada quedando de frente a él- tú me decías egipcia y yo te decía vikingo –observé sus ojos- aunque ahora no es que venga mucho a cuento ¿no? –Hice una pequeña pausa- así que voy a cambiarlo por otra cosa ya que no puedo decirte eso –porque aunque era mi vikingo no lo “era”, di un paso en su dirección- ¿militar? No, no me gusta como suena... ya sé, general –dije observándolo de forma fija dando un paso hacia él- mi general –susurré totalmente a posta porque sabía que a él le gustaba que le llamara de esa forma, nos quedamos observándonos unos segundos y me mordí el labio porque por Ra lo que me costaba no abalanzarme sobre él. Volvió a pedirme que no me mordiera el labio y tras un instante en el que nuestros rostros quedaron casi rozándose nos separamos, para mi pesar, para salir del piso y bajar para ponernos en marcha. De nuevo me condujo hasta la moto y me pasó el casco para que me lo pusiera mientras yo lo miraba- ¿volvemos a ir en moto? –Pregunté mirándolo con el casco puesto, esperé a que él se subiera y yo hice lo mismo antes de que arrancara- pero no vayas demasiado rápido, todavía no me he acostumbrado a esta cosa –él solo sonrió y supe, de alguna forma, que no iba a hacerme ni caso. Dicho y hecho, ir despacio para él era una utopía y tuve que aferrarme a su cuerpo rodeándolo en más de una ocasión por lo rápido que iba. Llegamos frente a un edificio enorme que estaba un poco en las afueras y tras pasar un control en el que él aseguró que iba con él nos dejaron pasar, había muchísima gente vestidos con trajes de diferentes colores, con uniformes y la gente iba y venía por todos lados. Tras un par de minutos pudimos encontrar a su primo quien se acercó para saludarlo- tan bajito como siempre –murmuré a lo que Ubbe se rió por mis palabras mientras ahora Niels me contemplaba y le preguntaba a su primo quién era, frustrada porque me hubieran borrado a mí solamente de su vida me crucé de brazos y los dejé hablar mientras yo observaba el lugar mirándolo todo con curiosidad, era una nave bastante grande donde habían diferentes aparatos extraños que supuse serían los aviones que el vikingo me había dicho, tras un par de minutos hablando entre ellos Niels nos condujo hasta otra zona donde tenía su despacho para buscar información sobre mí, les hubiera dicho que iba a ser una pérdida de tiempo pero quería que lo vieran por ellos mismos. Se sentó tras un escritorio con un aparato de lo más extraño que empezó a tocar mientras me hacía preguntas y yo respondía, observaba los cuadros y las fotos que tenía allí donde no solo salía él, sino donde también salía Ubbe con uniforme. Tras responder a sus preguntas el resultado fue lo que yo ya esperaba; nada. No había nada sobre mí en ningún lado, a todos los efectos Naitiri Zahir no existía y según decía Niels ni en Egipto tenían constancia de nadie que se llamara así y mucho menos que trabajara en el museo, me mordí el labio porque era lo que yo ya esperaba, allí no existía para nada porque era la única que podía sacarlo de ese lugar y hacer que despertara, habían dejado a toda su familia y sin embargo de mi existencia no había ni rastro. Miré al vikingo que junto a su primo revisaba los datos sin poder creerse que no hubiera nada acerca de mí, sus ojos subieron hasta encontrarse con los míos y yo no aparté la mirada- te dije que todo esto es mentira, no dejarán que despiertes, no me dejarán que te lleve de vuelta conmigo –dije cuando se acercó mientras su primo revisaba unas cosas, no quería hablar de eso allí delante de su primo porque quizás podría empeorar las cosas- me he portado bien ¿no? Me prometiste que montaríamos en avión y que nos lanzaríamos en paracaídas, he sido buena y he cumplido, ahora te toca cumplir a ti general –sonreí observándolo de manera fija.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Y allí estábamos los dos, de nuevo mirándonos de frente, mentiría si dijera que la atracción que sentía por esa mujer era algo que escapaba a mi entendimiento. Mis ojos se centraron en sus labios, en como mordía el bollo y como el azúcar de encima quedaba formando un reguero blanco sobre su belfo superior que me hizo reír cuando elevó la mirada con cara de interrogación.
Ella me hizo la pregunta ¿ por que miraba su boca ahora que no hacia nada?
Con mi dedo aparté los restos de azúcar llevándolos a mi boca después, relamiendome el dulce sabor.
-No te muerdas el labio -pedí al ver como de nuevo ese gesto delataba su nerviosismo y mi cercanía respirando de forma pesada contra sus labios mi excitación.
Magia, eso es lo que sentíamos cuando mares y desiertos se encontraban. Silencio, unos instantes en los que bien podría haber llegado ese beso que deseaba y que esquivé intentando pensar con la cabeza.
Salimos de allí, de no hacerlo, acabaríamos enredados en la cocina y eso es algo que nos hubiera acabado pasando factura.
Me reí cuando de nuevo la egipcia subida sobre la moto me pedía que fuera despacio, que aun no se había acostumbrado a esa maquina del diablo.
No podía evitar reírme cada vez que daba un acelerón y su cuerpo se pegaba al mio tenso, sus brazos me rodeaban la cintura fundiéndose en mi piel, emitiendo pequeños gritos cuando cogía mas velocidad.
Al llegar a la base aérea, Nai temblaba como una hoja y no precisamente por el frio, tomé su mano con la mía después de guardar los cascos, era incapaz de dejar de sonreír, estar con ella me hacia sentir libre, completo y era una puta locura que pronto se solucionaría pero admito que la iba a echar de menos.
Entramos dentro, me paré a saludar a varios de los militares riéndonos, hablando de hazañas pasadas hasta que uno de ellos me señaló donde estaba mi primo.
Nos acercamos a él, Nai parecía conocerlo por el comentario que hizo, claro que mi primo no se quedó corto y con esa gracia que le hacia le dijo que es porque no le había visto la verga.
La egipcia no parecía sorprendida por la rudeza de sus palabras, mas bien lo contrario le reía las gracias.
Los dos se llevaban bien, claro que no era extraño, mi primo odiaba a mi novia, no era difícil que cualquier mujer que le dijera que me amaba implicara en su mente la idea de librarse de mi pareja.
Pasamos horas cara al ordenador, haciendo llamadas, preguntándole para ver si sacábamos algo en claro, pero al final Nai era un puto fantasma.
-Mujer misteriosa ¿de verdad quieres saltar? -aparté los mechones de su cara, sonriendo por como me describía, era exactamente así, siempre poniendo mi vida en peligro por algún motivo que otro -en este caso saltar es seguro -susurré mirándola.
De nuevo mi aliento golpeó sus labios.
A mi espalda Synnobé salto enganchándose a mi cuello y revolviendo mi pelo.
Me pidió que le presentara a mi amiga y así lo hice, esta pronto como mi primo vio el modo de librarse de mi novia, así que no dudó en empezar a hablar con ella toda ilusionada e invitarla a cenar con nosotros. Esa noche íbamos a salir a tomar unas cervezas y dado que estaba en mi casa durmiendo.
Nos preparamos para saltar, yo lo haría con Nai y mi primo con Synnobe, mi hermana.
-Y si le damos emoción al salto, quien antes abra el paracaídas paga las rondas de esta noche ¿que me dices Ubbe? -dijo mi primo.
Asentí rodeando con mi brazo a Nai.
-¿que me dices? ¿te atreves?
Ella me hizo la pregunta ¿ por que miraba su boca ahora que no hacia nada?
Con mi dedo aparté los restos de azúcar llevándolos a mi boca después, relamiendome el dulce sabor.
-No te muerdas el labio -pedí al ver como de nuevo ese gesto delataba su nerviosismo y mi cercanía respirando de forma pesada contra sus labios mi excitación.
Magia, eso es lo que sentíamos cuando mares y desiertos se encontraban. Silencio, unos instantes en los que bien podría haber llegado ese beso que deseaba y que esquivé intentando pensar con la cabeza.
Salimos de allí, de no hacerlo, acabaríamos enredados en la cocina y eso es algo que nos hubiera acabado pasando factura.
Me reí cuando de nuevo la egipcia subida sobre la moto me pedía que fuera despacio, que aun no se había acostumbrado a esa maquina del diablo.
No podía evitar reírme cada vez que daba un acelerón y su cuerpo se pegaba al mio tenso, sus brazos me rodeaban la cintura fundiéndose en mi piel, emitiendo pequeños gritos cuando cogía mas velocidad.
Al llegar a la base aérea, Nai temblaba como una hoja y no precisamente por el frio, tomé su mano con la mía después de guardar los cascos, era incapaz de dejar de sonreír, estar con ella me hacia sentir libre, completo y era una puta locura que pronto se solucionaría pero admito que la iba a echar de menos.
Entramos dentro, me paré a saludar a varios de los militares riéndonos, hablando de hazañas pasadas hasta que uno de ellos me señaló donde estaba mi primo.
Nos acercamos a él, Nai parecía conocerlo por el comentario que hizo, claro que mi primo no se quedó corto y con esa gracia que le hacia le dijo que es porque no le había visto la verga.
La egipcia no parecía sorprendida por la rudeza de sus palabras, mas bien lo contrario le reía las gracias.
Los dos se llevaban bien, claro que no era extraño, mi primo odiaba a mi novia, no era difícil que cualquier mujer que le dijera que me amaba implicara en su mente la idea de librarse de mi pareja.
Pasamos horas cara al ordenador, haciendo llamadas, preguntándole para ver si sacábamos algo en claro, pero al final Nai era un puto fantasma.
-Mujer misteriosa ¿de verdad quieres saltar? -aparté los mechones de su cara, sonriendo por como me describía, era exactamente así, siempre poniendo mi vida en peligro por algún motivo que otro -en este caso saltar es seguro -susurré mirándola.
De nuevo mi aliento golpeó sus labios.
A mi espalda Synnobé salto enganchándose a mi cuello y revolviendo mi pelo.
Me pidió que le presentara a mi amiga y así lo hice, esta pronto como mi primo vio el modo de librarse de mi novia, así que no dudó en empezar a hablar con ella toda ilusionada e invitarla a cenar con nosotros. Esa noche íbamos a salir a tomar unas cervezas y dado que estaba en mi casa durmiendo.
Nos preparamos para saltar, yo lo haría con Nai y mi primo con Synnobe, mi hermana.
-Y si le damos emoción al salto, quien antes abra el paracaídas paga las rondas de esta noche ¿que me dices Ubbe? -dijo mi primo.
Asentí rodeando con mi brazo a Nai.
-¿que me dices? ¿te atreves?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Por más que le había dicho al vikingo que fuera despacio cuando nos montamos en la moto él hizo todo lo contrario, algo que ya esperaba pero por un momento pensé que se contendría porque no estaba acostumbrada a ir subida en esa cosa, pero él lejos de complacerme fue más rápido incluso que las veces anteriores y me hacía aferrarme a su cuerpo con fuerza cada vez que aceleraba e iba tan deprisa, él parecía divertido por todo aquello mientras yo lo maldecía hasta que finalmente llegamos a nuestro destino, bajé de la moto y me quité el casco entregándoselo para que lo guardara, mientras él se reía por lo que había hecho mientras yo lo miraba de forma fija tomó mi mano tirando de mí hacia el interior, no pude evitar sonreír al verlo de esa forma con aquella sonrisa que llevaba en su rostro y que me gustaba ver que era provocada por mí y no por cualquier otra persona. En el interior y tras saludar a varias personas llegamos finalmente ante su primo Niels que seguía igual que siempre, escuchó mi comentario y me respondió con esas formas de ser que él tenía y que me hizo reír negando con la cabeza divertida, al parecer y por lo que escuchaba a él no le caía demasiado bien la novia de Ubbe y no pregunté al respecto, nos presentó y le contó un poco mi situación así que pasamos a su despacho para que ellos pudieran encontrar la información que necesitaban, una que yo sabía que no darían nunca con ella porque no habría nada sobre mí. Empezaba a pensar que todas las personas que él conocía estaban en ese mundo paralelo pero que sin embargo habían borrado absolutamente todo acerca de mí, incluso hasta allí tenía una novia que nada tenía que ver conmigo, es como si la maldición que le lanzaran borraran esa parte de él que podría hacer que volviera, como si así todo le fuera más fácil de creer y no pensara en la otra vida que tenía, allí tenía un trabajo, una vida, a su familia con él, sus amigos, una novia... ¿por qué pensar que sería todo mentira? De no haber aparecido yo se habría quedado en aquel sueño porque todo parecía tan real, todo era tan parecido a la realidad que no dudaba ni me extrañaba que se pensara que estaba loca... pero la realidad era otra diferente.
Tras varias horas estando allí haciéndome preguntas que contesté porque ya no tenía nada más que esconder de ellos, con el intento de que así él viera la verdad de una vez por todas, al final no encontraron nada acerca de mí. Algo que yo ya sabía e intuía pero que quería que él viera para que se diera cuenta y reaccionara, no dejarían que se saliera tan fácilmente de aquella maldición, para Randulf sería como una venganza perfecta porque él estaría muerto en vida, podría hacer sufrir de esa manera a su familia pero yo no iba a consentir que lo hiciera y en mis manos estaba el que él volviera no solo junto a mí, sino junto a su familia. Ahora se había dado cuenta de que no había nada sobre mí y quizás, de esa forma, comenzara a pensar que mi historia era cierta y que por eso no había ni rastro de mí en ningún lado, se acercó quedando cerca de mí y mis ojos lo observaron con una leve sonrisa cuando me llamó mujer misteriosa, me preguntó si realmente quería saltar mientras con sus dedos retiraba un par de mechones de mi rostro y yo me dejé hacer disfrutando de aquellas pequeñas caricias, de aquellos leves contactos de sus dedos en mi piel. Sonreí aún más por su pregunta y asentí con la cabeza, me fiaba de él, confiaba en él y si me decía que era seguro entonces yo lo creía. Sabía cómo era y el afán que no solo él tenía, su familia también, de ser unos completos suicidas porque parecía que estaba en su sangre y que iba con todos ellos, pero apostaría mi vida y me fiaba al completo de él. Debido a la cercanía en la que nos encontrábamos las palabras que susurró frente a mí golpearon, directamente, sobre mis labios mientras no dejábamos de observarnos... ese hombre me tentaba en todos y cada uno de los sentidos, cada vez que se acercaba y su aliento golpeaba en mis labios me daban ganas de restar las distancias y besarlo, me contenía porque era capaz de hacerlo pero por Ra que lo único en lo que pensaba era en sus labios. Fui a abrir la boca para responderle cuando de pronto una joven se subió a su espalda, rodeó su cuello con sus brazos y empezó a revolverle el pelo, sonreí al darme cuenta de que era Synnove y di un par de pasos poniendo distancia, había llegado en el momento clave.
-Encantada de conocerte Synnove, sigo pensando que tú eres la más guapa de la familia –dije con una sonrisa de lado una vez hechas las presentaciones, ella se rió y pronto comenzó a hablarme entusiasmada como era ella, al parecer a ella tampoco le caía bien la novia de su mellizo y no dudó en invitarme a irme con ellos esa noche a tomar algo, por un momento miré a Ubbe pero al ver que este no dijo nada puesto que me estaba quedando en su casa a dormir asentí apuntándome a ese plan que tenían. Al final habían decidido saltar tal y como me habían dicho por lo que salimos de allí y Synnove nos acompañó también, nos metimos en otro lado de aquel lugar y Ubbe me tendió un traje para que me lo pusiera mientras veía que su melliza y su primo también lo hacían y que era por nuestra seguridad. Me puse aquel traje y él se encargó de ajustar todo lo que llevaba porque yo no tenía ni idea de lo que se tenía que hacer, su cercanía como siempre que lo tenía cerca me tentaba con ese poder que había entre ambos, con esa magia que fluía cada vez que estábamos cerca el uno del otro. Una vez con los trajes puestos a Niels no se le ocurrió otra cosa que hacer una apuesta, enarqué una ceja mirándolo ante el reto que le lanzó a Ubbe ya que yo saltaría con él y Synnove lo haría con Niels- de verdad, ¿no es basta solamente con saltar desde un avión en paracaídas? Para vosotros no es suficiente riesgo ni adrenalina que si no hay un reto de por medio no es divertido... sois todos unos suicidas –comenté con una sonrisa- si no apostáis incluso así no tiene emoción la cosa... sois todos iguales, se nota que tenéis el mismo gen suicida corriendo por vuestras venas –solté una leve risa por la forma en la que me miraron, como si estuviera acostumbrada a ese tipo de cosas más que escandalizada. Ubbe aceptó el reto y yo lo miré cuando rodeó mi cintura con su brazo y sonreí mirándolo- ¿acaso tengo elección? –Solté una leve risa- no tendré el mismo gen suicida que vosotros pero soy una mujer valiente, decidida y con arrojo y no voy a echarme atrás, quiero saltar –dije con bastante rotundidad a lo que el reto fue aceptado y nos preparamos para subir al avión, Ubbe me iba explicando las cosas y nos sentamos mientras el avión despegaba y una sensación extraña en el estómago crecía en mi interior. Miré todo desde aquella altura mientras incrédula porque estuviéramos surcando el cielo observaba a lo lejos otros aviones que se veían a distancia, era algo impensable aquello que estaba haciendo y no dejé de mirar las vistas mientras subíamos y subíamos ganando altura, él pareció notar mi nerviosismo en esos momentos y se acercó para preguntarme si estaba bien, mis ojos fueron a los suyos y asentí con la cabeza- confío en ti Ubbe –él me explicó en qué consistía y no iba a negar que estaba nerviosa pero confiaba en él y si estaba junto a mí en el salto podría tranquilizarme. Era una auténtica locura y no pensé que se refería a saltar desde tan alto, por suerte para mí no tenía vértigo ni miedo a las alturas, solo los nervios porque no sabía lo que era- sé que no te gusta perder a nada, así que aguantaré todo lo que pueda –aseguré mientras lo miraba, nos preparamos para saltar ya con todo puesto y preparado y lancé un suspiro en el borde del avión mirando hacia abajo, fue cuando sentí sus labios en mi oreja susurrándome que me tenía y para dar más credibilidad su brazo rodeó mi cintura pegándome a él, asentí calmándome un poco por ello y justo cuando contaron hacia atrás los dos se lanzaron a lo que yo lancé un grito parte por sorpresa y parte por miedo mientras comenzábamos a caer.
El aire golpeaba con fuerza en la cara mientras caíamos del cielo, no se le ocurrió otra cosa que hacer algún que otro giro mientras caíamos a lo que yo le grité llamándolo para que parara escuchando su risa de fondo, el corazón me iba a mil y sentía que la adrenalina recorría todo mi cuerpo de una forma potente, una vez pasado el miedo inicial, los nervios y todo lo demás... hasta la sensación era agradable y me gustó aquello. Era una sensación de libertad indescriptible, como si no tuvieras ninguna carga, nada... era algo extraño pero me gustó muchísimo, como si pudieras volar, lejos de mi miedo inicial encontré que me estaba gustando mucho aquello aunque me preocupaba que cada vez más nos acercáramos al suelo, pero quizás era porque estaba con Ubbe y eso me tranquilizaba, podía sentir todo su cuerpo pegado contra el mío y notarlo que estaba ahí me calmaba, él sabía lo que hacía y yo simplemente me dejé llevar. Todo parecía ir demasiado deprisa y cada vez el suelo estaba más cerca, más y más... eso empezó a ponerme un poco nerviosa y no dudé en tomar una de las manos del vikingo para calmarme porque te daba la sensación de que ibas a caer contra el suelo así que cerré los ojos para no ver nada hasta que después de un rato sentí un tirón y al abrirlos me di cuenta de que bajábamos cada vez más despacio, al elevar mi vista vi lo que era el paracaídas y que justo sobre nosotros se encontraban Niels y Synnove así que supuse que ellos habían abierto antes el paracaídas que nosotros, por la risa del vikingo todo me parecía indicar que así había sido y levanté las manos en señal de victoria mientras me reía y ahora más relajada disfrutaba de las vistas mientras nos acercábamos al suelo, cuando tomamos tierra él se encargó de quitar todo lo que llevábamos encima mientras yo sonreía.
-¡Ha sido increíble! Al final hemos ganado –dije observándolo- nos tienen que invitar ellos esta noche, además, me ha gustado esto de saltar en paracaídas, es bastante arriesgado y peligroso pero la sensación es gratificante... pero estaré mejor cuando normalice mi respiración –y eso que tenía el corazón que me latía a mil por hora y que bombeaba con rapidez, él solo sonrió y una vez nos reunimos con los dos nos fuimos directamente desde allí a coger las cosas y a tomarnos algo ya que ellos invitaban. Fuimos a un local que al parecer ellos frecuentaban donde nos sentamos y al rato apareció el hermano que faltaba, Hakon hizo acto de presencia y como al resto me presentó aunque yo ya lo conociera, era algo extraño porque por esa vez era yo quienes los conocía y ellos a mí sin embargo no. Pedimos algo para cenar algo y tras la cena entre risas y bromas comenzaron a pedir algo para beber, sabía que ellos tenían buen aguante pero yo por el contrario no tanto así que no les iba a seguir el ritmo. No se habló nada acerca de que no encontramos nada acerca de mí y la noche pasó entre risas, piques, juegos a los dardos y bebidas, sobre todo bebidas. Me recordó a esa noche en la taberna salvo que aunque estaba sentada al lado del vikingo no podía tocarle, ni besarle aunque me muriera por hacerlo. Sí que salió como tema de conversación su novia, al parecer a ninguno le caía bien y Niels en una de sus gracias le dijo que la dejara y que yo le gustaba más para él, no hice comentario alguno al respecto pero sí lo miré con una leve sonrisa por lo que había dicho. Pidieron rondas de tequila y aquello fue lo que terminó por matarme ya que no era dada a beber demasiado, pero ya había pillado el puntillo y el tequila fue lo que me ayudó a tenerlo mientras ellos parecían que iban mejor que yo y eso que habían bebido más. La música sonaba en el lugar y fue Synnove la que me dijo de ir a bailar con ella a la pista de baile, lo cierto es que yo no tenía ni idea de cómo se bailaba así que miré al vikingo pero lejos de ayudarme instó a su hermana para que fuera con ella, accedí y la acompañé a la pista mezclándonos entre la gente que bailaba- yo no sé cómo se baila esto –le dije acercándome para que me oyera a lo que me contestó con un “déjate llevar” que no me ayudó demasiado, así que seguí el ritmo de la música y comencé a moverme, moviendo las caderas y todo mi cuerpo dejándome llevar como me había dicho, pasado un rato alguien me tomó de la muñeca para girarme, pensé que sería el vikingo pero no era él, alguien que no conocía y que me pegó a su cuerpo aunque yo intenté zafarme, de hecho es que ni me dio tiempo a hacerlo cuando alguien lo apartó con un empujón, al subir mi vista vi que se trataba del vikingo quien tomó mi muñeca y me acercó a su cuerpo para comenzar a bailar, me estaba volviendo loca y en el estado en el que iba controlarme era muy muy complicado- necesito tomar aire –le pedí a lo que él asintió y me acompañó hasta llegar fuera donde me vino bien el aire de la noche- creo que he bebido más de la cuenta.... no deberías de haber dejado que lo hiciera –él solo me miraba con diversión y se reía por mi estado- no te rías –le dije pero yo fui incapaz de no reírme también- ¿por qué tenéis tanto aguante? Has bebido el doble que yo... –y yo iba medio borracha, bueno con el puntillo, y a él se le notaba ligeramente. Fui a levantarme de donde estaba apoyada y medio recostada cuando perdí el equilibrio y si no fuera porque el vikingo reaccionó a tiempo habría caído al suelo, sus brazos rodearon mi cintura evitando que cayera y yo me aferré a sus brazos, me incorporó con mi pelo cayendo por mis hombros dejando nuestros rostros cerca, maldición, deseaba tanto besarlo, tomarlo, reclamarlo como mío... que me costaba contenerme, sentía su aliento contra mis labios y me estaba volviendo loca- Por Ra Ubbe, si no quieres que te bese ahora mismo será mejor que no me tientes de esta manera, conforme estoy me cuesta controlarme cuando te tengo así... –dije mientras lo miraba de forma fija, mis ojos bajaron a sus labios y mordí los míos ante el deseo que me provocaba aquel hombre, mi cuerpo lo anhelaba y yo necesitaba sentirlo, tenerlo... y en el estado en el que iba controlarme no era una opción- no me lo pongas más difícil general –dije repitiendo sus mismas palabras enredando ahora mis dedos en su pelo, el alcohol me hacía que no controlara bien y que además me fuera de la lengua- ahora mismo en lo único en lo que pienso es en tomar tus labios y besarte, morderlos, hacerlos míos... –jadeé por el solo pensamiento sin movernos de como estábamos- sé que me has pedido que me controle pero por Ra que no aguanto más –mi cuerpo se pegó al suyo olvidándome de todo, lo quería, lo necesitaba y lo deseaba- el problema es que aunque diga que con un beso tuyo me conformo sé que como te bese voy a querer mucho más que un beso y no voy a ser capaz de parar, no voy a querer parar hasta tener todo de ti... –mi nariz rozó la suya, su aliento impactaba en mis labios y yo ardía en deseos- alguien va a tener que parar esto y esa no voy a ser yo, no puedo, te deseo muchísimo... te necesito Ubbe –dije sobre sus labios antes de besarlos mandando todo al diablo.
Tras varias horas estando allí haciéndome preguntas que contesté porque ya no tenía nada más que esconder de ellos, con el intento de que así él viera la verdad de una vez por todas, al final no encontraron nada acerca de mí. Algo que yo ya sabía e intuía pero que quería que él viera para que se diera cuenta y reaccionara, no dejarían que se saliera tan fácilmente de aquella maldición, para Randulf sería como una venganza perfecta porque él estaría muerto en vida, podría hacer sufrir de esa manera a su familia pero yo no iba a consentir que lo hiciera y en mis manos estaba el que él volviera no solo junto a mí, sino junto a su familia. Ahora se había dado cuenta de que no había nada sobre mí y quizás, de esa forma, comenzara a pensar que mi historia era cierta y que por eso no había ni rastro de mí en ningún lado, se acercó quedando cerca de mí y mis ojos lo observaron con una leve sonrisa cuando me llamó mujer misteriosa, me preguntó si realmente quería saltar mientras con sus dedos retiraba un par de mechones de mi rostro y yo me dejé hacer disfrutando de aquellas pequeñas caricias, de aquellos leves contactos de sus dedos en mi piel. Sonreí aún más por su pregunta y asentí con la cabeza, me fiaba de él, confiaba en él y si me decía que era seguro entonces yo lo creía. Sabía cómo era y el afán que no solo él tenía, su familia también, de ser unos completos suicidas porque parecía que estaba en su sangre y que iba con todos ellos, pero apostaría mi vida y me fiaba al completo de él. Debido a la cercanía en la que nos encontrábamos las palabras que susurró frente a mí golpearon, directamente, sobre mis labios mientras no dejábamos de observarnos... ese hombre me tentaba en todos y cada uno de los sentidos, cada vez que se acercaba y su aliento golpeaba en mis labios me daban ganas de restar las distancias y besarlo, me contenía porque era capaz de hacerlo pero por Ra que lo único en lo que pensaba era en sus labios. Fui a abrir la boca para responderle cuando de pronto una joven se subió a su espalda, rodeó su cuello con sus brazos y empezó a revolverle el pelo, sonreí al darme cuenta de que era Synnove y di un par de pasos poniendo distancia, había llegado en el momento clave.
-Encantada de conocerte Synnove, sigo pensando que tú eres la más guapa de la familia –dije con una sonrisa de lado una vez hechas las presentaciones, ella se rió y pronto comenzó a hablarme entusiasmada como era ella, al parecer a ella tampoco le caía bien la novia de su mellizo y no dudó en invitarme a irme con ellos esa noche a tomar algo, por un momento miré a Ubbe pero al ver que este no dijo nada puesto que me estaba quedando en su casa a dormir asentí apuntándome a ese plan que tenían. Al final habían decidido saltar tal y como me habían dicho por lo que salimos de allí y Synnove nos acompañó también, nos metimos en otro lado de aquel lugar y Ubbe me tendió un traje para que me lo pusiera mientras veía que su melliza y su primo también lo hacían y que era por nuestra seguridad. Me puse aquel traje y él se encargó de ajustar todo lo que llevaba porque yo no tenía ni idea de lo que se tenía que hacer, su cercanía como siempre que lo tenía cerca me tentaba con ese poder que había entre ambos, con esa magia que fluía cada vez que estábamos cerca el uno del otro. Una vez con los trajes puestos a Niels no se le ocurrió otra cosa que hacer una apuesta, enarqué una ceja mirándolo ante el reto que le lanzó a Ubbe ya que yo saltaría con él y Synnove lo haría con Niels- de verdad, ¿no es basta solamente con saltar desde un avión en paracaídas? Para vosotros no es suficiente riesgo ni adrenalina que si no hay un reto de por medio no es divertido... sois todos unos suicidas –comenté con una sonrisa- si no apostáis incluso así no tiene emoción la cosa... sois todos iguales, se nota que tenéis el mismo gen suicida corriendo por vuestras venas –solté una leve risa por la forma en la que me miraron, como si estuviera acostumbrada a ese tipo de cosas más que escandalizada. Ubbe aceptó el reto y yo lo miré cuando rodeó mi cintura con su brazo y sonreí mirándolo- ¿acaso tengo elección? –Solté una leve risa- no tendré el mismo gen suicida que vosotros pero soy una mujer valiente, decidida y con arrojo y no voy a echarme atrás, quiero saltar –dije con bastante rotundidad a lo que el reto fue aceptado y nos preparamos para subir al avión, Ubbe me iba explicando las cosas y nos sentamos mientras el avión despegaba y una sensación extraña en el estómago crecía en mi interior. Miré todo desde aquella altura mientras incrédula porque estuviéramos surcando el cielo observaba a lo lejos otros aviones que se veían a distancia, era algo impensable aquello que estaba haciendo y no dejé de mirar las vistas mientras subíamos y subíamos ganando altura, él pareció notar mi nerviosismo en esos momentos y se acercó para preguntarme si estaba bien, mis ojos fueron a los suyos y asentí con la cabeza- confío en ti Ubbe –él me explicó en qué consistía y no iba a negar que estaba nerviosa pero confiaba en él y si estaba junto a mí en el salto podría tranquilizarme. Era una auténtica locura y no pensé que se refería a saltar desde tan alto, por suerte para mí no tenía vértigo ni miedo a las alturas, solo los nervios porque no sabía lo que era- sé que no te gusta perder a nada, así que aguantaré todo lo que pueda –aseguré mientras lo miraba, nos preparamos para saltar ya con todo puesto y preparado y lancé un suspiro en el borde del avión mirando hacia abajo, fue cuando sentí sus labios en mi oreja susurrándome que me tenía y para dar más credibilidad su brazo rodeó mi cintura pegándome a él, asentí calmándome un poco por ello y justo cuando contaron hacia atrás los dos se lanzaron a lo que yo lancé un grito parte por sorpresa y parte por miedo mientras comenzábamos a caer.
El aire golpeaba con fuerza en la cara mientras caíamos del cielo, no se le ocurrió otra cosa que hacer algún que otro giro mientras caíamos a lo que yo le grité llamándolo para que parara escuchando su risa de fondo, el corazón me iba a mil y sentía que la adrenalina recorría todo mi cuerpo de una forma potente, una vez pasado el miedo inicial, los nervios y todo lo demás... hasta la sensación era agradable y me gustó aquello. Era una sensación de libertad indescriptible, como si no tuvieras ninguna carga, nada... era algo extraño pero me gustó muchísimo, como si pudieras volar, lejos de mi miedo inicial encontré que me estaba gustando mucho aquello aunque me preocupaba que cada vez más nos acercáramos al suelo, pero quizás era porque estaba con Ubbe y eso me tranquilizaba, podía sentir todo su cuerpo pegado contra el mío y notarlo que estaba ahí me calmaba, él sabía lo que hacía y yo simplemente me dejé llevar. Todo parecía ir demasiado deprisa y cada vez el suelo estaba más cerca, más y más... eso empezó a ponerme un poco nerviosa y no dudé en tomar una de las manos del vikingo para calmarme porque te daba la sensación de que ibas a caer contra el suelo así que cerré los ojos para no ver nada hasta que después de un rato sentí un tirón y al abrirlos me di cuenta de que bajábamos cada vez más despacio, al elevar mi vista vi lo que era el paracaídas y que justo sobre nosotros se encontraban Niels y Synnove así que supuse que ellos habían abierto antes el paracaídas que nosotros, por la risa del vikingo todo me parecía indicar que así había sido y levanté las manos en señal de victoria mientras me reía y ahora más relajada disfrutaba de las vistas mientras nos acercábamos al suelo, cuando tomamos tierra él se encargó de quitar todo lo que llevábamos encima mientras yo sonreía.
-¡Ha sido increíble! Al final hemos ganado –dije observándolo- nos tienen que invitar ellos esta noche, además, me ha gustado esto de saltar en paracaídas, es bastante arriesgado y peligroso pero la sensación es gratificante... pero estaré mejor cuando normalice mi respiración –y eso que tenía el corazón que me latía a mil por hora y que bombeaba con rapidez, él solo sonrió y una vez nos reunimos con los dos nos fuimos directamente desde allí a coger las cosas y a tomarnos algo ya que ellos invitaban. Fuimos a un local que al parecer ellos frecuentaban donde nos sentamos y al rato apareció el hermano que faltaba, Hakon hizo acto de presencia y como al resto me presentó aunque yo ya lo conociera, era algo extraño porque por esa vez era yo quienes los conocía y ellos a mí sin embargo no. Pedimos algo para cenar algo y tras la cena entre risas y bromas comenzaron a pedir algo para beber, sabía que ellos tenían buen aguante pero yo por el contrario no tanto así que no les iba a seguir el ritmo. No se habló nada acerca de que no encontramos nada acerca de mí y la noche pasó entre risas, piques, juegos a los dardos y bebidas, sobre todo bebidas. Me recordó a esa noche en la taberna salvo que aunque estaba sentada al lado del vikingo no podía tocarle, ni besarle aunque me muriera por hacerlo. Sí que salió como tema de conversación su novia, al parecer a ninguno le caía bien y Niels en una de sus gracias le dijo que la dejara y que yo le gustaba más para él, no hice comentario alguno al respecto pero sí lo miré con una leve sonrisa por lo que había dicho. Pidieron rondas de tequila y aquello fue lo que terminó por matarme ya que no era dada a beber demasiado, pero ya había pillado el puntillo y el tequila fue lo que me ayudó a tenerlo mientras ellos parecían que iban mejor que yo y eso que habían bebido más. La música sonaba en el lugar y fue Synnove la que me dijo de ir a bailar con ella a la pista de baile, lo cierto es que yo no tenía ni idea de cómo se bailaba así que miré al vikingo pero lejos de ayudarme instó a su hermana para que fuera con ella, accedí y la acompañé a la pista mezclándonos entre la gente que bailaba- yo no sé cómo se baila esto –le dije acercándome para que me oyera a lo que me contestó con un “déjate llevar” que no me ayudó demasiado, así que seguí el ritmo de la música y comencé a moverme, moviendo las caderas y todo mi cuerpo dejándome llevar como me había dicho, pasado un rato alguien me tomó de la muñeca para girarme, pensé que sería el vikingo pero no era él, alguien que no conocía y que me pegó a su cuerpo aunque yo intenté zafarme, de hecho es que ni me dio tiempo a hacerlo cuando alguien lo apartó con un empujón, al subir mi vista vi que se trataba del vikingo quien tomó mi muñeca y me acercó a su cuerpo para comenzar a bailar, me estaba volviendo loca y en el estado en el que iba controlarme era muy muy complicado- necesito tomar aire –le pedí a lo que él asintió y me acompañó hasta llegar fuera donde me vino bien el aire de la noche- creo que he bebido más de la cuenta.... no deberías de haber dejado que lo hiciera –él solo me miraba con diversión y se reía por mi estado- no te rías –le dije pero yo fui incapaz de no reírme también- ¿por qué tenéis tanto aguante? Has bebido el doble que yo... –y yo iba medio borracha, bueno con el puntillo, y a él se le notaba ligeramente. Fui a levantarme de donde estaba apoyada y medio recostada cuando perdí el equilibrio y si no fuera porque el vikingo reaccionó a tiempo habría caído al suelo, sus brazos rodearon mi cintura evitando que cayera y yo me aferré a sus brazos, me incorporó con mi pelo cayendo por mis hombros dejando nuestros rostros cerca, maldición, deseaba tanto besarlo, tomarlo, reclamarlo como mío... que me costaba contenerme, sentía su aliento contra mis labios y me estaba volviendo loca- Por Ra Ubbe, si no quieres que te bese ahora mismo será mejor que no me tientes de esta manera, conforme estoy me cuesta controlarme cuando te tengo así... –dije mientras lo miraba de forma fija, mis ojos bajaron a sus labios y mordí los míos ante el deseo que me provocaba aquel hombre, mi cuerpo lo anhelaba y yo necesitaba sentirlo, tenerlo... y en el estado en el que iba controlarme no era una opción- no me lo pongas más difícil general –dije repitiendo sus mismas palabras enredando ahora mis dedos en su pelo, el alcohol me hacía que no controlara bien y que además me fuera de la lengua- ahora mismo en lo único en lo que pienso es en tomar tus labios y besarte, morderlos, hacerlos míos... –jadeé por el solo pensamiento sin movernos de como estábamos- sé que me has pedido que me controle pero por Ra que no aguanto más –mi cuerpo se pegó al suyo olvidándome de todo, lo quería, lo necesitaba y lo deseaba- el problema es que aunque diga que con un beso tuyo me conformo sé que como te bese voy a querer mucho más que un beso y no voy a ser capaz de parar, no voy a querer parar hasta tener todo de ti... –mi nariz rozó la suya, su aliento impactaba en mis labios y yo ardía en deseos- alguien va a tener que parar esto y esa no voy a ser yo, no puedo, te deseo muchísimo... te necesito Ubbe –dije sobre sus labios antes de besarlos mandando todo al diablo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Una vez en el avión Niels y Synnobe nos provocaron como de costumbre hacían, no podía evitar reírme sintiendo aquel cuerpo curvilíneo pegado al mio. Mi hombría presionaba su trasero pero..¿poda culparme teniendo en cuenta que esa era la parte de su anatomía que mas me excitaba y la tenia justo contra mi verga.
Los profundos desiertos de la egipcia se hundieron en mis azules, pude ver como sonreía sintiendo mi excitación, la adrenalina corría rauda por mis venas, no solo por el salto, si no porque su cuerpo contra el mio se removía cálido.
Nos tiramos unos tras otro, abrí los brazos para ofrecer resistencia al viento, por contra mi primo hizo lo contrario, pegar los brazos al cuerpo y avanzar hasta colocarse en paralelo a nosotros.
Nos miramos entre los cuatro, empezaba el reto.
A la vez los dos bajamos los brazos sintiendo ahora la velocidad de bajar en picado, escuchaba a Nai gritar, mi risa de fondo, me gustaba mostrarle mi mundo, que pudiera sentir la libertad que solo el cielo ofrecía.
-¡Somos pájaros! -susurré -¡no te lo pierdas, abre los ojos preciosa, juro que nunca te dejaré caer!
Nuestras maso se unieron mientras seguíamos descendiendo, por el rabillo del ojo miraba a mi hermana y primo que descendían en picado.
Nos reíamos los dos porque estábamos apurando y si ninguno cedía íbamos a meternos una buena hostia contra el suelo.
Al final fue mi hermana la que tiró, mi primo gruñó furioso ,no nos gustaba perder a ninguno, admito tenia ventaja pues Nai no tenia ni idea de donde tirar para que el paracaídas se abriera.
De inmediato tiré yo y mientras gritaba con jubilo por ser el ganador Nai reía divertida y mi primo me señalaba pidiéndome una revancha solos.
Acabamos en un local bebiendo sin parar, comimos, jugamos a los dardos y nos contamos mil batallas que siempre teníamos los militares con nuestro gen suicida.
Nai iba contenta de mas, me ponía verla así, yo iba también con el punto, pero ella lo sobrepasaba, era preciosa, verla reír me ponía enfermo, cada roce me engorilaba y cuando esta salio con mi hermana a bailar y un gilipollas se acercó a ella no pude evitar abrirme paso y empujarlo de muy malos modos.
Nos hubiéramos liado a golpes, pero Hakon se metió por medio para que la cosa no llegara a mayores, y fui yo quien cogió a la egipcia para bailar, moviéndome al ritmo pegado a su cuerpo.
Sus brazos en mi cuello, sus caderas calentando mi entrepierna, y nuestras miradas fijas , turbias y plagadas de una necesidad que ya no disimulábamos.
-Me pidió tomar aire así que tiré de ella hacia el exterior.
Una vez fuera me reí al decirme que iba borracha.
-¿no me digas? -bromeé -no lo había notado. Estas preciosa, bailas bien para no saber lo que haces.
Acabó tropezando de forma torpe, la sujete, nuestras bocas quedaron a una distancia tan escasa que su aliento furibundo chocaba contra mis labios húmedos.
Empezó a hablar enredando las palabras, decía que ella no podía parar, a la mierda si creía que yo era capa.
Mi boca colisionó hambrienta con la ajena, mi lengua se abrió paso como lo hace un ariete en puerta enemiga, me adentré en sus muros con saña, mi lengua batallo con la ajena, envolviéndola, enredándonos como la hiedra. Saqueé cada recoveco, apoderándome de cada resquicio de cordura que pudiera quedarnos.
Mis manso ne sus nalgas, la pegué contra mi pantalón abultado, de fondo la música cada vez que la puerta se abría y a ese rimo movía su cuerpo contra el mio.
-vamonos al coche de mi primo
Los profundos desiertos de la egipcia se hundieron en mis azules, pude ver como sonreía sintiendo mi excitación, la adrenalina corría rauda por mis venas, no solo por el salto, si no porque su cuerpo contra el mio se removía cálido.
Nos tiramos unos tras otro, abrí los brazos para ofrecer resistencia al viento, por contra mi primo hizo lo contrario, pegar los brazos al cuerpo y avanzar hasta colocarse en paralelo a nosotros.
Nos miramos entre los cuatro, empezaba el reto.
A la vez los dos bajamos los brazos sintiendo ahora la velocidad de bajar en picado, escuchaba a Nai gritar, mi risa de fondo, me gustaba mostrarle mi mundo, que pudiera sentir la libertad que solo el cielo ofrecía.
-¡Somos pájaros! -susurré -¡no te lo pierdas, abre los ojos preciosa, juro que nunca te dejaré caer!
Nuestras maso se unieron mientras seguíamos descendiendo, por el rabillo del ojo miraba a mi hermana y primo que descendían en picado.
Nos reíamos los dos porque estábamos apurando y si ninguno cedía íbamos a meternos una buena hostia contra el suelo.
Al final fue mi hermana la que tiró, mi primo gruñó furioso ,no nos gustaba perder a ninguno, admito tenia ventaja pues Nai no tenia ni idea de donde tirar para que el paracaídas se abriera.
De inmediato tiré yo y mientras gritaba con jubilo por ser el ganador Nai reía divertida y mi primo me señalaba pidiéndome una revancha solos.
Acabamos en un local bebiendo sin parar, comimos, jugamos a los dardos y nos contamos mil batallas que siempre teníamos los militares con nuestro gen suicida.
Nai iba contenta de mas, me ponía verla así, yo iba también con el punto, pero ella lo sobrepasaba, era preciosa, verla reír me ponía enfermo, cada roce me engorilaba y cuando esta salio con mi hermana a bailar y un gilipollas se acercó a ella no pude evitar abrirme paso y empujarlo de muy malos modos.
Nos hubiéramos liado a golpes, pero Hakon se metió por medio para que la cosa no llegara a mayores, y fui yo quien cogió a la egipcia para bailar, moviéndome al ritmo pegado a su cuerpo.
Sus brazos en mi cuello, sus caderas calentando mi entrepierna, y nuestras miradas fijas , turbias y plagadas de una necesidad que ya no disimulábamos.
-Me pidió tomar aire así que tiré de ella hacia el exterior.
Una vez fuera me reí al decirme que iba borracha.
-¿no me digas? -bromeé -no lo había notado. Estas preciosa, bailas bien para no saber lo que haces.
Acabó tropezando de forma torpe, la sujete, nuestras bocas quedaron a una distancia tan escasa que su aliento furibundo chocaba contra mis labios húmedos.
Empezó a hablar enredando las palabras, decía que ella no podía parar, a la mierda si creía que yo era capa.
Mi boca colisionó hambrienta con la ajena, mi lengua se abrió paso como lo hace un ariete en puerta enemiga, me adentré en sus muros con saña, mi lengua batallo con la ajena, envolviéndola, enredándonos como la hiedra. Saqueé cada recoveco, apoderándome de cada resquicio de cordura que pudiera quedarnos.
Mis manso ne sus nalgas, la pegué contra mi pantalón abultado, de fondo la música cada vez que la puerta se abría y a ese rimo movía su cuerpo contra el mio.
-vamonos al coche de mi primo
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Después de toda la adrenalina que habíamos vivido tras saltar en el avión, experiencia que debía de decir me había gustado pese a lo suicida que había sido y al enorme riesgo que conllevaba, tal y como se habían apostado ahora su primo y su hermana debían de pagar las rondas de aquella noche en un lugar que solían frecuentar, pedimos algo para comer y sobre todo no faltaron las jarras de cervezas que ellos se bebían como si no hubiera un mañana, algo a lo que francamente estaba más que acostumbrada ya que no era la primera vez que me iba con ellos a tomar algo y ya no me extrañaba por la facilidad en la que se bebían las jarras que se pedían, yo como de costumbre mucho menos acostumbrada a beber iba más lenta y para nada intenté seguirles el ritmo porque me iba a ser imposible. Las bromas se sucedieron al igual que las risas, estar con ellos era muy fácil y muy cómodo y lo cierto es que siempre me habían hecho sentirme una más de ellos, algo que agradecía incluso en esos instantes. Niels con sus típicas bromas no dudó en decirle a Ubbe que dejara a su novia porque yo le gustaba más para él, me tuve que reír mirando a su primo por aquello negando con la cabeza sin poder evitar que incluso en aquel lugar fuera exactamente igual. Tenerlo al lado y no poder hacer nada era una tremenda tortura porque deseaba acariciarlo, abrazarlo, besarlo... era una maldición sin duda alguna y me estaba llevando por el camino de la amargura por las ganas que le tenía a aquel hombre, el más mínimo roce hacía que me incendiara y las ganas me corroían por dentro. Me mordí el labio mientras seguíamos bebiendo y yo ya iba algo tocada, nada que ver conforme iban ellos. Acabé bailando con Synnove pese a mi negativa y es que el vikingo no ayudó para nada porque la animó a que fuera con ella, lo hice moviéndome al ritmo de esa extraña música hasta que alguien me tomó de la muñeca y para cuando quise zafarme el vikingo ya lo había apartado pegándome a su cuerpo, me mordí el labio observándolo moviéndonos con nuestros cuerpos rozándose, sus mares fijos en mis desiertos, nuestros labios cerca.... no aguantaba más entre el alcohol, el calor de mi cuerpo, su cercanía bailando rozándonos... era demasiado para mí y le pedí por aire.
Una vez en la calle el aire me vino bastante bien para mi estado, él riéndose me decía que estaba preciosa y que para no saber lo que hacía bailaba bien, reí entre dientes porque si yo tuviera que decirle lo atractivo que era y lo que me ponía seguro que me recriminaba un poco por ello, pero es que era un hombre que llamaba mucho la atención porque era muy guapo y no podía culpar a ninguna mujer por querer estar con él. Fuera no mejoró la cosa cuando, en mi estado de alcohol, tropecé casi que cayendo al suelo siendo salvada por sus reflejos y por sus fuertes brazos que frenaron mi caída al suelo rodeándome y pegándome a su cuerpo, ya no controlaba, ya no medía mis actos y tenerlo tan cerca se estaba convirtiendo en una verdadera tortura que me hacía daño, daño porque lo que quería más que a nada, daño porque lo había tenido que ver con otra mujer besándolo y rodeando su cuello con sus brazos, daño porque lo único que quería era que despertara y volviera conmigo para darme fuerzas, como si una parte de mí se hubiera marchado y me sintiera incompleta y así era exactamente como yo lo sentía. Sabía que me había pedido que me controlara pero ¿cómo hacerlo cuando sentía su aliento cálido golpeando mis labios? Al diablo con el hecho de tener que contenerme y de refrenarme, ya no aguantaba más y si uno de los dos tenía que parar aquello y ponerle cordura por Ra juraba que yo no iba a ser esa. Mis brazos rodearon su cuello, sus labios rozaban los míos, mi cuerpo pegado al suyo... una tentación es lo que era ese hombre para mí y no aguanté más las ganas ni mi deseo por él, envalentonada por el alcohol acorté la distancia aunque no fui la única que lo hizo, sus labios chocaron contra los míos y por fin nos besamos con necesidad y con urgencia como si lo hubiéramos deseado desde hacía muchísimo tiempo, ese beso y la forma que tuvo de arrasar con todo a su paso me recordó a mi vikingo, jadeé en aquel beso por sus formas que tanto me gustaban mientras mis dedos se enredaban en su pelo, baile de lenguas en el que él se hizo el dueño indiscutible de todo, sus manos en mis nalgas pegándome a su cuerpo sintiendo su miembro presionando contra mi cuerpo, sus manos me movían contra él al ritmo de la música y yo me dejé llevar centrada en aquel momento, con mi otra mano recorriendo su espalda ancha. Mordí su labio inferior con deseo contenido tirando de este cuando se separó para pedirme que fuéramos a otro sitio, en esos momentos como si me quería llevar al mismísimo Hel que yo gustosa me dejaba.
-Llévame a donde tú quieras, pero solo si es contigo Ubbe –respondí contra sus labios con la respiración agitada por el beso, sus mares brillando contra mis desiertos sin dejar de tocarnos, sin separarnos siquiera un milímetro. Su mano tomó la mía y tiró de mí atravesando la calle hasta llegar a una zona amplia donde habían varios coches aparcados, nos acercamos hasta uno y mi espalda quedó apoyada contra este mientras su boca volvía a buscar la mía, mi cuerpo se arqueaba hacia el suyo y mis dedos se enredaban en el pelo de su nuca, jadeé por aquel beso necesitada de él, de absolutamente todo lo que era ese hombre, como había dicho no iba a conformarme con un simple beso y lo quería todo. Nos separamos y me hizo una seña para que montara así que lo hice para enseguida montar tras de mí- ¿por qué no me extraña que quieras hacerlo en un sitio público? –Pregunté con una sonrisa acostumbrada a que ese hombre le gustara de en cierto sentido el exhibicionismo, aunque aquello distaba mucho de las veces que lo habíamos hecho en público y donde nos habían visto de pleno aunque siempre con la ropa puesta. Volvimos a besarnos de nuevo y sus manos recorrieron mi cuerpo, las mías se colaron bajo su camisa quitándosela deseosa de acariciar su piel, no dudó en quitarme la camiseta de tirantes que llevaba recorriendo con sus labios mi cuello, dejando mordiscos y lamidas por toda mi piel que me erizaba el vello, que me hacían jadear con cada toque. Deslizó los tirantes del sujetador por mis brazos hasta quitarlos y luego bajó la pieza dejando mis pechos libres que se encargó de acariciar con su boca mordiendo, lamiendo mientras yo jadeaba y gemía arqueando mi cuerpo hacia él enredando mis dedos en su pelo, acariciando su pecho con mis dedos bajando hasta llegar al cinturón de su pantalón. Ahora que habíamos empezado éramos incapaces de parar y de apartarnos nublados por el deseo que sentíamos, por las ganas que nos teníamos en esos momentos y que habíamos reprimido porque según él no era lo correcto, ahora animados por el alcohol nos dejábamos llevar. Mi mano desabrochó su pantalón y se coló por su ropa interior liberando su miembro, mis dedos se cernieron en su tronco duro y caliente comenzando a deslizarse arriba y abajo provocándole gruñidos que morían en mi piel, mordiscos que me marcaban con su respiración agitada. No se quedó atrás y desabrochó el vaquero quitándomelo a tirones casi con urgencia, mis labios mordían y lamían la zona de su cuello mientras no dejaba de mover mi mano en su miembro, subiendo y bajando, rotando mi mano variando el ritmo buscando volverlo loco. Mi ropa interior corrió la misma suerte y se deshizo de ella con rapidez, gemí al notar sus dedos en mi sexo que para ese entonces ya estaba caliente y húmedo, moví mi cadera contra sus dedos y nuestras bocas se encontraron en otro beso que denotaba cómo nos encontrábamos en esos momentos, gemí al notar uno de sus dedos que se hundía en mi interior y mordí su labio tirando de este sin dejar de mirarlo, estaba tan excitada que como siguiera así acabaría y no era de esa forma como yo quería. Cogí su mano y la aparté de mi sexo, la llevé a mi boca y lamí el dedo sin dejar de mirarlo y sin dejar de mover mi mano en su miembro- te quiero a ti, dentro –gemí contra sus labios a lo que él gruñó tirando de mi inferior, se bajó un poco más la ropa y me subí sobre él con nuestros rostros cerca, mis labios rozando los suyos, nuestros alientos mezclándose y mi pelo cayendo por mi hombro entre ambos. Moví mi cadera sintiendo la punta de su miembro recorrer mi sexo hasta que finalmente me deslicé sintiéndolo hasta tenerlo dentro por completo, gemí con fuerza cerrando los ojos arqueando mi cuerpo aferrándome a él, sus manos en mis nalgas presionándome con fuerza, bajé mi rostro para buscar sus labios disfrutando de aquella placentera sensación- eres mío así como yo soy tuya –murmuré en mitad de un jadeo sin dejar de mirarlo, notando ese vínculo que nos unía, puede que él no recordara quién era pero aquello que sentíamos era innegable, esa conexión que sentíamos estaba ahí y era palpable para los dos. Comencé a moverme subiendo y bajando sobre él, moviendo mis caderas en círculos rozándonos en cada movimiento que me arrancaba un gemido sintiendo que sus manos apretaban mis nalgas, gruñía contra mis labios sin dejar de mirarnos en ningún momento- Ubbe –gemí sabiendo que aquel hombre era incapaz de dejarse llevarse y que pronto, muy pronto, sería él quien tomara el mando y marcara aquel ritmo que nos volvía locos y que nos llevaría a alcanzar el orgasmo, mientras tanto solamente me estaba dejando disfrutar de aquel pequeño pero breve momento de control.
Una vez en la calle el aire me vino bastante bien para mi estado, él riéndose me decía que estaba preciosa y que para no saber lo que hacía bailaba bien, reí entre dientes porque si yo tuviera que decirle lo atractivo que era y lo que me ponía seguro que me recriminaba un poco por ello, pero es que era un hombre que llamaba mucho la atención porque era muy guapo y no podía culpar a ninguna mujer por querer estar con él. Fuera no mejoró la cosa cuando, en mi estado de alcohol, tropecé casi que cayendo al suelo siendo salvada por sus reflejos y por sus fuertes brazos que frenaron mi caída al suelo rodeándome y pegándome a su cuerpo, ya no controlaba, ya no medía mis actos y tenerlo tan cerca se estaba convirtiendo en una verdadera tortura que me hacía daño, daño porque lo que quería más que a nada, daño porque lo había tenido que ver con otra mujer besándolo y rodeando su cuello con sus brazos, daño porque lo único que quería era que despertara y volviera conmigo para darme fuerzas, como si una parte de mí se hubiera marchado y me sintiera incompleta y así era exactamente como yo lo sentía. Sabía que me había pedido que me controlara pero ¿cómo hacerlo cuando sentía su aliento cálido golpeando mis labios? Al diablo con el hecho de tener que contenerme y de refrenarme, ya no aguantaba más y si uno de los dos tenía que parar aquello y ponerle cordura por Ra juraba que yo no iba a ser esa. Mis brazos rodearon su cuello, sus labios rozaban los míos, mi cuerpo pegado al suyo... una tentación es lo que era ese hombre para mí y no aguanté más las ganas ni mi deseo por él, envalentonada por el alcohol acorté la distancia aunque no fui la única que lo hizo, sus labios chocaron contra los míos y por fin nos besamos con necesidad y con urgencia como si lo hubiéramos deseado desde hacía muchísimo tiempo, ese beso y la forma que tuvo de arrasar con todo a su paso me recordó a mi vikingo, jadeé en aquel beso por sus formas que tanto me gustaban mientras mis dedos se enredaban en su pelo, baile de lenguas en el que él se hizo el dueño indiscutible de todo, sus manos en mis nalgas pegándome a su cuerpo sintiendo su miembro presionando contra mi cuerpo, sus manos me movían contra él al ritmo de la música y yo me dejé llevar centrada en aquel momento, con mi otra mano recorriendo su espalda ancha. Mordí su labio inferior con deseo contenido tirando de este cuando se separó para pedirme que fuéramos a otro sitio, en esos momentos como si me quería llevar al mismísimo Hel que yo gustosa me dejaba.
-Llévame a donde tú quieras, pero solo si es contigo Ubbe –respondí contra sus labios con la respiración agitada por el beso, sus mares brillando contra mis desiertos sin dejar de tocarnos, sin separarnos siquiera un milímetro. Su mano tomó la mía y tiró de mí atravesando la calle hasta llegar a una zona amplia donde habían varios coches aparcados, nos acercamos hasta uno y mi espalda quedó apoyada contra este mientras su boca volvía a buscar la mía, mi cuerpo se arqueaba hacia el suyo y mis dedos se enredaban en el pelo de su nuca, jadeé por aquel beso necesitada de él, de absolutamente todo lo que era ese hombre, como había dicho no iba a conformarme con un simple beso y lo quería todo. Nos separamos y me hizo una seña para que montara así que lo hice para enseguida montar tras de mí- ¿por qué no me extraña que quieras hacerlo en un sitio público? –Pregunté con una sonrisa acostumbrada a que ese hombre le gustara de en cierto sentido el exhibicionismo, aunque aquello distaba mucho de las veces que lo habíamos hecho en público y donde nos habían visto de pleno aunque siempre con la ropa puesta. Volvimos a besarnos de nuevo y sus manos recorrieron mi cuerpo, las mías se colaron bajo su camisa quitándosela deseosa de acariciar su piel, no dudó en quitarme la camiseta de tirantes que llevaba recorriendo con sus labios mi cuello, dejando mordiscos y lamidas por toda mi piel que me erizaba el vello, que me hacían jadear con cada toque. Deslizó los tirantes del sujetador por mis brazos hasta quitarlos y luego bajó la pieza dejando mis pechos libres que se encargó de acariciar con su boca mordiendo, lamiendo mientras yo jadeaba y gemía arqueando mi cuerpo hacia él enredando mis dedos en su pelo, acariciando su pecho con mis dedos bajando hasta llegar al cinturón de su pantalón. Ahora que habíamos empezado éramos incapaces de parar y de apartarnos nublados por el deseo que sentíamos, por las ganas que nos teníamos en esos momentos y que habíamos reprimido porque según él no era lo correcto, ahora animados por el alcohol nos dejábamos llevar. Mi mano desabrochó su pantalón y se coló por su ropa interior liberando su miembro, mis dedos se cernieron en su tronco duro y caliente comenzando a deslizarse arriba y abajo provocándole gruñidos que morían en mi piel, mordiscos que me marcaban con su respiración agitada. No se quedó atrás y desabrochó el vaquero quitándomelo a tirones casi con urgencia, mis labios mordían y lamían la zona de su cuello mientras no dejaba de mover mi mano en su miembro, subiendo y bajando, rotando mi mano variando el ritmo buscando volverlo loco. Mi ropa interior corrió la misma suerte y se deshizo de ella con rapidez, gemí al notar sus dedos en mi sexo que para ese entonces ya estaba caliente y húmedo, moví mi cadera contra sus dedos y nuestras bocas se encontraron en otro beso que denotaba cómo nos encontrábamos en esos momentos, gemí al notar uno de sus dedos que se hundía en mi interior y mordí su labio tirando de este sin dejar de mirarlo, estaba tan excitada que como siguiera así acabaría y no era de esa forma como yo quería. Cogí su mano y la aparté de mi sexo, la llevé a mi boca y lamí el dedo sin dejar de mirarlo y sin dejar de mover mi mano en su miembro- te quiero a ti, dentro –gemí contra sus labios a lo que él gruñó tirando de mi inferior, se bajó un poco más la ropa y me subí sobre él con nuestros rostros cerca, mis labios rozando los suyos, nuestros alientos mezclándose y mi pelo cayendo por mi hombro entre ambos. Moví mi cadera sintiendo la punta de su miembro recorrer mi sexo hasta que finalmente me deslicé sintiéndolo hasta tenerlo dentro por completo, gemí con fuerza cerrando los ojos arqueando mi cuerpo aferrándome a él, sus manos en mis nalgas presionándome con fuerza, bajé mi rostro para buscar sus labios disfrutando de aquella placentera sensación- eres mío así como yo soy tuya –murmuré en mitad de un jadeo sin dejar de mirarlo, notando ese vínculo que nos unía, puede que él no recordara quién era pero aquello que sentíamos era innegable, esa conexión que sentíamos estaba ahí y era palpable para los dos. Comencé a moverme subiendo y bajando sobre él, moviendo mis caderas en círculos rozándonos en cada movimiento que me arrancaba un gemido sintiendo que sus manos apretaban mis nalgas, gruñía contra mis labios sin dejar de mirarnos en ningún momento- Ubbe –gemí sabiendo que aquel hombre era incapaz de dejarse llevarse y que pronto, muy pronto, sería él quien tomara el mando y marcara aquel ritmo que nos volvía locos y que nos llevaría a alcanzar el orgasmo, mientras tanto solamente me estaba dejando disfrutar de aquel pequeño pero breve momento de control.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Era incapaz de pensar con claridad, no solo por el alcohol que corría por mis venas, si no por ese hilo invisible que empujaba mi cuerpo contra el suyo, como una soga que ataba mi sino al de la egipcia.
Nuestras bocas se encontraban, colisionaban tan violentas como lo hacia el mar contra las rocas, nuestro deseo no conocía parangón y mientras íbamos hacia el coche, mis manos se iban deslizando por encima de su cuerpo, buscándonos, encontrándonos para que la temperatura no descendiera en ningún momento.
Su espalda contra el coche, la encerré entre mis brazos lamiendo sus labios, engrosandolos a mordiscos.
Sus dedos arrugaban mi camiseta, atrayéndome mas hacia ella, abrí la puerta gruñendo, sus dedos se deslizaba por mi piel mientras se introducía en la parte trasera del coche.
Tiró de mi con una sonrisa traviesa, labios bañados en alcohol que devoré hambriento, observando esas mejillas sonrosadas por como iba la egipcia de borracha.
-Estoy ufffff -aseguré cerrando la puerta, colándome entre sus piernas mientras tiraba de esa camiseta roja de tirantes deshaciéndome de ella.
Deslicé los tirantes de su sujetador y los bajé, mi boca corono sus pezones, mordiendo sus tetas alzadas, endurecidas y ofrecidas.
Sacó mi camiseta por mi cabeza, empujándome para cambiar las tornas, así quede debajo de su cuerpo escultural, sus dedos desabrocharon mi pantalón sacando mi verga, dura, brillante por la punta.
Nai la aferraba con sus dedos, la sacudía mientras yo gruñía salvaje contra su piel, contra esa boca que mordí salvajemente, arrasando todo resquicio de cordura.
Tiré de su ropa deshaciéndome de los pantalones, de otro tirón aparté las bragas, estaba mojada y yo demasiado engorilado como para buscar un ápice de calma, metí dos dedos en su centro empapado, se arqueó sintiéndome dentro.
Nos mirábamos con los ojos turbios, masturbándonos con los labios entreabiertos y el aliento fusionándose como lo hacían nuestros cuerpos.
Duró poco estábamos los dos tan fuera de nosotros que si seguíamos con ese juego íbamos a corrernos.
Llevó mi glande a su laberinto busqué la salia hundiéndome con un rugido que la llevó a arquear por completo su cuerpo.
Cabalgó como la misma Cleopatra, esa mujer era digna de un dios, piel de caramelo perlada en sudor, los cristales empañados y nosotros completamente desesperados por golpear nuestros sexos.
No aguantaba mas, la empujé, sus pechos se restregaron en el frio cristal limpiando el vaho, arrodillado tras ella en el asiento la embestí por detrás metiéndole la verga muy dentro, gruñendo con cada empujón, cada vez mas dentro, sacándola casi por completo y volviendo a meterla mientras con mis dedos la masturbaba por delante.
Nos corrimos a la vez, gruñendo, gritando, no podía parar de embestirla, mi falo temblaba en su interior, sacudiéndose, escupiendo mi esencia entre sus paredes.
-Uffffff
Sus dedos se enredaron en mi pelo, giró el rostro para besarme con una picara sonrisa en su labios, me acariciaba buscando que me calmara, pero yo no podía salir de ella.
-Joder que culo -dije abrazándola por detrás.
Nuestras bocas se encontraban, colisionaban tan violentas como lo hacia el mar contra las rocas, nuestro deseo no conocía parangón y mientras íbamos hacia el coche, mis manos se iban deslizando por encima de su cuerpo, buscándonos, encontrándonos para que la temperatura no descendiera en ningún momento.
Su espalda contra el coche, la encerré entre mis brazos lamiendo sus labios, engrosandolos a mordiscos.
Sus dedos arrugaban mi camiseta, atrayéndome mas hacia ella, abrí la puerta gruñendo, sus dedos se deslizaba por mi piel mientras se introducía en la parte trasera del coche.
Tiró de mi con una sonrisa traviesa, labios bañados en alcohol que devoré hambriento, observando esas mejillas sonrosadas por como iba la egipcia de borracha.
-Estoy ufffff -aseguré cerrando la puerta, colándome entre sus piernas mientras tiraba de esa camiseta roja de tirantes deshaciéndome de ella.
Deslicé los tirantes de su sujetador y los bajé, mi boca corono sus pezones, mordiendo sus tetas alzadas, endurecidas y ofrecidas.
Sacó mi camiseta por mi cabeza, empujándome para cambiar las tornas, así quede debajo de su cuerpo escultural, sus dedos desabrocharon mi pantalón sacando mi verga, dura, brillante por la punta.
Nai la aferraba con sus dedos, la sacudía mientras yo gruñía salvaje contra su piel, contra esa boca que mordí salvajemente, arrasando todo resquicio de cordura.
Tiré de su ropa deshaciéndome de los pantalones, de otro tirón aparté las bragas, estaba mojada y yo demasiado engorilado como para buscar un ápice de calma, metí dos dedos en su centro empapado, se arqueó sintiéndome dentro.
Nos mirábamos con los ojos turbios, masturbándonos con los labios entreabiertos y el aliento fusionándose como lo hacían nuestros cuerpos.
Duró poco estábamos los dos tan fuera de nosotros que si seguíamos con ese juego íbamos a corrernos.
Llevó mi glande a su laberinto busqué la salia hundiéndome con un rugido que la llevó a arquear por completo su cuerpo.
Cabalgó como la misma Cleopatra, esa mujer era digna de un dios, piel de caramelo perlada en sudor, los cristales empañados y nosotros completamente desesperados por golpear nuestros sexos.
No aguantaba mas, la empujé, sus pechos se restregaron en el frio cristal limpiando el vaho, arrodillado tras ella en el asiento la embestí por detrás metiéndole la verga muy dentro, gruñendo con cada empujón, cada vez mas dentro, sacándola casi por completo y volviendo a meterla mientras con mis dedos la masturbaba por delante.
Nos corrimos a la vez, gruñendo, gritando, no podía parar de embestirla, mi falo temblaba en su interior, sacudiéndose, escupiendo mi esencia entre sus paredes.
-Uffffff
Sus dedos se enredaron en mi pelo, giró el rostro para besarme con una picara sonrisa en su labios, me acariciaba buscando que me calmara, pero yo no podía salir de ella.
-Joder que culo -dije abrazándola por detrás.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
De nuevo volvíamos a estar así y tenía al vikingo para mí, sus labios buscaban los míos con necesidad y yo respondía de igual forma a sus besos, nuestras lenguas se enredaban en una batalla en la que no había ni vencedor ni vencido pues los dos ganábamos por igual, el deseo corría voraz entre ambos y era innegable ese hilo que nos unía y que nos enlazaba, era algo que no se podía describir pero que si yo sentía él también lo estaría sintiendo de igual forma, era algo que no se podía simular ni fingir y esperaba que de alguna forma aquello que estaba pasando entre los dos le diera un poco más al vikingo la confirmación de mis palabras, que dejara de pensar que estaba loca y que todo lo que le había dicho por muy descabellado que sonara era la auténtica verdad, no le había mentido en ningún momento acerca de lo que pasaba y de la “realidad” que él creía estar viviendo. Éramos incapaces de dejar de tocarnos y dentro del coche la pasión y el deseo que sentíamos era innegable, nos besábamos, nos buscábamos y nos encontrábamos en cada beso, en cada caricia, en cada jadeo que salía de nuestros labios y que delataba cómo estábamos. Nos fuimos quitando la ropa acariciándonos sin tregua mirándonos a los ojos turbios por el deseo que nos teníamos. Su cuerpo estaba sobre el mío y yo no tardé en colar mis manos y deshacerme de su camiseta para dejar su torso al descubierto, definir cada músculo de este con la yema de mis dedos en lo que él me quitaba la camiseta de tirantes y bajaba mi sujetador dejando mis pechos libres que él, sin perder tiempo, se encargó de morder y de lamer haciendo que se arqueara mi cuerpo de placer. Mis caderas se movían contra su cuerpo necesitando de más y poco tardé en cambiar las tornas y dejarlo bajo mi cuerpo quedando yo arriba, mis manos recorrieron la piel al descubierto y bajaron por su vientre hasta llegar al cinturón que me encargué de desabrochar, colar mi mano y liberar su miembro que brillaba fruto de la excitación para recorrerlo con mis dedos y empezar a mover mi mano por todo su tronco. Mis labios lo buscaban para besarlo sintiendo su respiración agitada, exhalando su cálido aliento contra mi piel, nos mordíamos los labios engrosándolos incapaces de separarnos y de estar quietos, era algo imposible y tiré de su labio inferior completamente encendida.
Sus manos que estaban en mis pechos bajaron por mi cuerpo hasta quitarme los pantalones de un tirón, mi ropa interior corrió la misma suerte y sus dedos fueron a mi sexo que ya estaba húmedo, gemí contra sus labios mordiendo estos cuando sus dedos se deslizaron en mi interior y comenzó a moverlos, sus mares en mis desiertos jadeando sobre los labios del otro disfrutando de ese momento que duró poco porque de seguir terminaría y lo quería dentro, aparté sus dedos de mi sexo y me situé sobre su miembro rozándome en cada movimiento de cadera hasta que de un movimiento me penetró por completo, gemí arqueándome disfrutando de aquella placentera sensación, volví a mirarlo a los ojos y comencé a moverme sobre él con mis manos en su pecho como apoyo, sus manos recorrían todo mi cuerpo, mis pechos que los apretaba que me hacía jadear, hasta bajar a mis nalgas ayudándome a moverme sobre él. No dejamos de mirarnos en ningún momento y sabía que pronto tomaría el control y que solo me estaba dejando disfrutar de ese pequeño momento de control, era incapaz de dejarse llevar incluso en la cama y no era porque no lo había intentado ya veces. Me incliné para buscar sus labios gimiendo sobre estos en cada movimiento que hacía y elevó un poco su torso para estar más cómodos, mis dedos se enredaron en su pelo acercando su rostro al mío, mordiendo sus labios, gimiendo contra estos sin dejar de moverme y sin perder el contacto visual disfrutando de tenerlo de nuevo de esa manera. Pero como ya sabía no tardó demasiado en tomar el control, dicho y hecho, me movió de forma que ahora él quedaba tras mi cuerpo, mis pechos se pegaron contra el cristal sintiendo el frío del mismo, provocándome un ligero escalofrío.
-Nos van a ver... –murmuré en medio de un jadeo que no sé si escuchó o no aunque conociéndole sin duda alguna no es que le importara que nos vieran y sentí que me embestía hundiéndose en mi interior, gemí arqueando mi cuerpo al sentirlo tan dentro, volvió a moverse saliendo por completo para volver a embestirme de la misma forma abriéndose paso en mi interior que de forma cálida lo acogían, necesitada y hambrienta de él, de volver a sentirlo como siempre lo hacía- Ubbe –gemí cuando comenzó a imprimir un ritmo más rápido y profundo que me estaba llevando loca mientras mi cuerpo impactaba más contra la puerta del coche con cada embestida que me daba, eché mi cabeza hacia atrás disfrutando de aquello mezclándose los gemidos, los jadeos y los gruñidos de ambos con cada movimiento, cada vez que su miembro se adentraba por completo en mi interior. Mordió y lamió mi cuerpo aprovechando cómo estaba y una de sus manos bajó hasta mi sexo buscando el clítoris, cuando lo hizo mi cuerpo dio una sacudida y gemí moviendo mi cadera al ritmo de sus embestidas. Me estaba volviendo loca y no era para menos, su otra mano fue a mi pecho mientras me rodeaba al mismo tiempo y me pegaba a su cuerpo, yo movía mis caderas contra él al ritmo con el que me embestía sin parar de gemir notando que me acercaba al orgasmo. Aferré su mano apretándola con fuerza y me dejé llevar gimiendo su nombre, nos corrimos a la vez y lo sentí venirse en mi interior mientras mis interior palpitaba apretándolo, nuestros cuerpos bañados en sudor, los cristales llenos de vaho y las respiraciones agitadas. Sonreí ante aquel “ufffff” tan típico y característico de él dejando mi cuerpo vencerse contra su pecho pero sin movernos de como estábamos con él dentro todavía. Mis dedos se enredaron en su pelo y giré mi rostro para mirarlo con una sonrisa, mis labios buscaron los suyos para besarlo arrasando de nuevo con su boca, incapaz de contenerme para luego morder y lamer su cuello hasta subir a su lóbulo, que también mordí, recorriendo con mis labios su mandíbula hasta dejar mis labios sobre los suyos con mi cuerpo temblando por aquel encuentro. Mis dedos recorrieron el brazo que rodeaba mi cintura y de nuevo busqué sus labios en un intento por calmarlo, me había pegado a su cuerpo como si temiera de alguna forma el separarse o el alejarse, sentía esa conexión vibrar entre ambos ahora más presente que antes y volví a dejar un beso en sus labios, mordí su inferior y reí sobre estos cuando volvió a hablar de mis nalgas y negué divertida con la cabeza apartando mi pelo a un lado rozando mi nariz con la suya- siempre te ha gustado esa parte de mi cuerpo, de hecho, creo que es la que más te gusta –dije con una sonrisa sintiendo su mano deslizarse por mis nalgas acariciándolas como si corroborara mis palabras, al final acabamos sentados aunque yo estaba sentada sobre él pero de lado dejando nuestros cuerpos juntos, sin dejar de tocarnos. Mi nariz se deslizaba por su cuello y mi mano recorría su pecho dejándome envolver por su esencia sintiendo que de alguna forma me había acercado más a él, como si hubiera restado algo de la distancia que nos había separado al principio- espero que nadie se haya dado cuenta y nos haya visto... qué vergüenza –aunque no nos habíamos contenido en ningún momento y si alguien hubiera pasado cerca nos habría oído seguro, separé mi rostro de su cuello para mirarlo- por Ra, ¿por qué tienes esa fijación por hacerlo en sitios públicos? No es para nada divertido –le di un ligero golpe en su pecho mientras él solo sonreía de lado, enredé mis dedos en su pelo y acerqué mi rostro para besarlo, me era imposible después de lo que había pasado separarme aunque era consciente de que el vikingo no había recobrado nada y no se había “despertado”, pero sinceramente esperaba que lo que había pasado ayudara y se diera cuenta de que le había dicho la verdad, de que esa conexión que nos unía y nos ataba no se puede fingir- ¿crees que a Niels le molestará que hayamos usado su coche, o que se reirá y te dará una palmadita en el hombro diciéndote un “bien hecho”? –Subí mis ojos a los suyos mientras sonreía porque sabiendo como era me imaginaba más bien lo segundos, me perdí en aquellos mares que me devolvían la mirada recorriendo con mis dedos su rostro, siempre me habían gustado sus ojos y la forma que tenía de mirarme, me gustaba cuando nos encontrábamos y entre ambos se formaba un oasis en el que me perdería toda mi vida- no me sueltes nunca Ubbe, nunca –pedí sobre sus labios sin dejar de mirarlo, sus manos acariciaban mi cuerpo aunque siempre se las apañaba para tener una en mis nalgas- sé que para ti esto es una locura pero no puedes negarme que has sentido ese hilo que nos une y nos ata, esa conexión que tenemos... te aseguro que todo lo que te he dicho es verdad, yo solo quiero que vuelvas a casa conmigo –me mordí el labio porque era muy consciente de que para él nada había cambiado, no terminaba de creerme del todo- déjame demostrarte que no te estoy mintiendo, dame la oportunidad de hacerte ver que tengo razón... encontraré la manera de hacerlo, no puedo perderte Ubbe –negué con la cabeza antes de acortar distancias y besarlo pero, esa vez, de un modo mucho más sentido como si quisiera que se diera cuenta de mis sentimientos por él, esos que quería gritarle y que los tenía en la punta de la lengua queriendo salir pero que veía que no haría bien alguno. Apoyé mi frente contra la suya y rodeé su cuello cerrando los ojos disfrutando de ese momento, de tenerlo, de que fuera mío aunque solo lo fuera en esos instantes... me dolía verlo con otra, dolía ver que otra lo tocaba, lo besaba... no lo soportaba y me mataba por dentro. Tenía que buscar la forma de que reaccionara y el tiempo corría en mi contra.
Sus manos que estaban en mis pechos bajaron por mi cuerpo hasta quitarme los pantalones de un tirón, mi ropa interior corrió la misma suerte y sus dedos fueron a mi sexo que ya estaba húmedo, gemí contra sus labios mordiendo estos cuando sus dedos se deslizaron en mi interior y comenzó a moverlos, sus mares en mis desiertos jadeando sobre los labios del otro disfrutando de ese momento que duró poco porque de seguir terminaría y lo quería dentro, aparté sus dedos de mi sexo y me situé sobre su miembro rozándome en cada movimiento de cadera hasta que de un movimiento me penetró por completo, gemí arqueándome disfrutando de aquella placentera sensación, volví a mirarlo a los ojos y comencé a moverme sobre él con mis manos en su pecho como apoyo, sus manos recorrían todo mi cuerpo, mis pechos que los apretaba que me hacía jadear, hasta bajar a mis nalgas ayudándome a moverme sobre él. No dejamos de mirarnos en ningún momento y sabía que pronto tomaría el control y que solo me estaba dejando disfrutar de ese pequeño momento de control, era incapaz de dejarse llevar incluso en la cama y no era porque no lo había intentado ya veces. Me incliné para buscar sus labios gimiendo sobre estos en cada movimiento que hacía y elevó un poco su torso para estar más cómodos, mis dedos se enredaron en su pelo acercando su rostro al mío, mordiendo sus labios, gimiendo contra estos sin dejar de moverme y sin perder el contacto visual disfrutando de tenerlo de nuevo de esa manera. Pero como ya sabía no tardó demasiado en tomar el control, dicho y hecho, me movió de forma que ahora él quedaba tras mi cuerpo, mis pechos se pegaron contra el cristal sintiendo el frío del mismo, provocándome un ligero escalofrío.
-Nos van a ver... –murmuré en medio de un jadeo que no sé si escuchó o no aunque conociéndole sin duda alguna no es que le importara que nos vieran y sentí que me embestía hundiéndose en mi interior, gemí arqueando mi cuerpo al sentirlo tan dentro, volvió a moverse saliendo por completo para volver a embestirme de la misma forma abriéndose paso en mi interior que de forma cálida lo acogían, necesitada y hambrienta de él, de volver a sentirlo como siempre lo hacía- Ubbe –gemí cuando comenzó a imprimir un ritmo más rápido y profundo que me estaba llevando loca mientras mi cuerpo impactaba más contra la puerta del coche con cada embestida que me daba, eché mi cabeza hacia atrás disfrutando de aquello mezclándose los gemidos, los jadeos y los gruñidos de ambos con cada movimiento, cada vez que su miembro se adentraba por completo en mi interior. Mordió y lamió mi cuerpo aprovechando cómo estaba y una de sus manos bajó hasta mi sexo buscando el clítoris, cuando lo hizo mi cuerpo dio una sacudida y gemí moviendo mi cadera al ritmo de sus embestidas. Me estaba volviendo loca y no era para menos, su otra mano fue a mi pecho mientras me rodeaba al mismo tiempo y me pegaba a su cuerpo, yo movía mis caderas contra él al ritmo con el que me embestía sin parar de gemir notando que me acercaba al orgasmo. Aferré su mano apretándola con fuerza y me dejé llevar gimiendo su nombre, nos corrimos a la vez y lo sentí venirse en mi interior mientras mis interior palpitaba apretándolo, nuestros cuerpos bañados en sudor, los cristales llenos de vaho y las respiraciones agitadas. Sonreí ante aquel “ufffff” tan típico y característico de él dejando mi cuerpo vencerse contra su pecho pero sin movernos de como estábamos con él dentro todavía. Mis dedos se enredaron en su pelo y giré mi rostro para mirarlo con una sonrisa, mis labios buscaron los suyos para besarlo arrasando de nuevo con su boca, incapaz de contenerme para luego morder y lamer su cuello hasta subir a su lóbulo, que también mordí, recorriendo con mis labios su mandíbula hasta dejar mis labios sobre los suyos con mi cuerpo temblando por aquel encuentro. Mis dedos recorrieron el brazo que rodeaba mi cintura y de nuevo busqué sus labios en un intento por calmarlo, me había pegado a su cuerpo como si temiera de alguna forma el separarse o el alejarse, sentía esa conexión vibrar entre ambos ahora más presente que antes y volví a dejar un beso en sus labios, mordí su inferior y reí sobre estos cuando volvió a hablar de mis nalgas y negué divertida con la cabeza apartando mi pelo a un lado rozando mi nariz con la suya- siempre te ha gustado esa parte de mi cuerpo, de hecho, creo que es la que más te gusta –dije con una sonrisa sintiendo su mano deslizarse por mis nalgas acariciándolas como si corroborara mis palabras, al final acabamos sentados aunque yo estaba sentada sobre él pero de lado dejando nuestros cuerpos juntos, sin dejar de tocarnos. Mi nariz se deslizaba por su cuello y mi mano recorría su pecho dejándome envolver por su esencia sintiendo que de alguna forma me había acercado más a él, como si hubiera restado algo de la distancia que nos había separado al principio- espero que nadie se haya dado cuenta y nos haya visto... qué vergüenza –aunque no nos habíamos contenido en ningún momento y si alguien hubiera pasado cerca nos habría oído seguro, separé mi rostro de su cuello para mirarlo- por Ra, ¿por qué tienes esa fijación por hacerlo en sitios públicos? No es para nada divertido –le di un ligero golpe en su pecho mientras él solo sonreía de lado, enredé mis dedos en su pelo y acerqué mi rostro para besarlo, me era imposible después de lo que había pasado separarme aunque era consciente de que el vikingo no había recobrado nada y no se había “despertado”, pero sinceramente esperaba que lo que había pasado ayudara y se diera cuenta de que le había dicho la verdad, de que esa conexión que nos unía y nos ataba no se puede fingir- ¿crees que a Niels le molestará que hayamos usado su coche, o que se reirá y te dará una palmadita en el hombro diciéndote un “bien hecho”? –Subí mis ojos a los suyos mientras sonreía porque sabiendo como era me imaginaba más bien lo segundos, me perdí en aquellos mares que me devolvían la mirada recorriendo con mis dedos su rostro, siempre me habían gustado sus ojos y la forma que tenía de mirarme, me gustaba cuando nos encontrábamos y entre ambos se formaba un oasis en el que me perdería toda mi vida- no me sueltes nunca Ubbe, nunca –pedí sobre sus labios sin dejar de mirarlo, sus manos acariciaban mi cuerpo aunque siempre se las apañaba para tener una en mis nalgas- sé que para ti esto es una locura pero no puedes negarme que has sentido ese hilo que nos une y nos ata, esa conexión que tenemos... te aseguro que todo lo que te he dicho es verdad, yo solo quiero que vuelvas a casa conmigo –me mordí el labio porque era muy consciente de que para él nada había cambiado, no terminaba de creerme del todo- déjame demostrarte que no te estoy mintiendo, dame la oportunidad de hacerte ver que tengo razón... encontraré la manera de hacerlo, no puedo perderte Ubbe –negué con la cabeza antes de acortar distancias y besarlo pero, esa vez, de un modo mucho más sentido como si quisiera que se diera cuenta de mis sentimientos por él, esos que quería gritarle y que los tenía en la punta de la lengua queriendo salir pero que veía que no haría bien alguno. Apoyé mi frente contra la suya y rodeé su cuello cerrando los ojos disfrutando de ese momento, de tenerlo, de que fuera mío aunque solo lo fuera en esos instantes... me dolía verlo con otra, dolía ver que otra lo tocaba, lo besaba... no lo soportaba y me mataba por dentro. Tenía que buscar la forma de que reaccionara y el tiempo corría en mi contra.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Me dejé caer en el asiento trasero con la respiración agitada, subida sobre mis piernas la egipcia con una sonrisa tan complacida como la mía.
Nos mirábamos con los ojos turbios, me sentía saciado, acaricié sus muslos despacio tocando esas nalgas que me volvían loco.
-Bueno, no hay que ser muy lista para saber que tu culo es épico, no es que sea la parte que mas me gusta, es la que mas me pone, porque me gustan tus ojos de arena, me gusta tu boca que me hace pensar en ...-me eché a reír -ya sabes en lo que pienso -susurré mordiendo su labio bajo -y me gustan tus exóticos rasgos.
Negué con la cabeza cuando de nuevo empezó a contarme que nos conocíamos.
-Deja ya eso, me gustas ¿no lo ves? Pero no soy un vikingo, soy un militar, esta es mi vida Nai, no necesitas conquistarme con esa absurda historia, estamos aquí, tu y yo besandonos y joder acabo da cagarla con mi novia.
Dejé escapar el aire algo agobiado, negué poniéndome la camiseta.
-Mira, yo no soy uno de esos que van por ahí haciendo esto, bueno si, pero no ahora. Cuando me comprometo a una relación ,cumplo, no soy un cabrón y joder..no me arrepiento porque me gustas.
Es verdad que estamos borrachos, peor no lo estoy tanto como para no saber que cojones estoy haciendo.
He pasado un día de puta madre contigo, encajas con mi familia, te has tirado conmigo en paracaídas, compartes conmigo mas cosas en dos días que mi novia en casi un año.
Saqué las llaves mostrándoselas.
-Me has dicho que pensará mi primo, pues teniendo en cuenta que me las ha dejado al llegar por si pasaba esto ¿que crees que pensara? Yo he venido en moto, estamos en su coche porque te tenia ganas desde antes de probar una gota de alcohol.
Y ahora que te he sido sincero ,pro favor ¿dime quien eres? ¿por que cojones no hay datos de ti por mas que busco?
No me cuentes historias paranormales, ni que vienes de otro tiempo, ni que eres un fantasma, o un extraterrestre. Dime la verdad porque me estoy volviendo loco.
Esperé que se sincerara conmigo, acogiendo en mi boca entreabierta su aliento.
-vamos egipcia, necesito saber con que mujer acabo de hacerlo.
Parecía insegura, como si la hubiera pillado en un renuncio, pero necesitaba respuestas, respuestas que yo no encontraba.
Nos mirábamos con los ojos turbios, me sentía saciado, acaricié sus muslos despacio tocando esas nalgas que me volvían loco.
-Bueno, no hay que ser muy lista para saber que tu culo es épico, no es que sea la parte que mas me gusta, es la que mas me pone, porque me gustan tus ojos de arena, me gusta tu boca que me hace pensar en ...-me eché a reír -ya sabes en lo que pienso -susurré mordiendo su labio bajo -y me gustan tus exóticos rasgos.
Negué con la cabeza cuando de nuevo empezó a contarme que nos conocíamos.
-Deja ya eso, me gustas ¿no lo ves? Pero no soy un vikingo, soy un militar, esta es mi vida Nai, no necesitas conquistarme con esa absurda historia, estamos aquí, tu y yo besandonos y joder acabo da cagarla con mi novia.
Dejé escapar el aire algo agobiado, negué poniéndome la camiseta.
-Mira, yo no soy uno de esos que van por ahí haciendo esto, bueno si, pero no ahora. Cuando me comprometo a una relación ,cumplo, no soy un cabrón y joder..no me arrepiento porque me gustas.
Es verdad que estamos borrachos, peor no lo estoy tanto como para no saber que cojones estoy haciendo.
He pasado un día de puta madre contigo, encajas con mi familia, te has tirado conmigo en paracaídas, compartes conmigo mas cosas en dos días que mi novia en casi un año.
Saqué las llaves mostrándoselas.
-Me has dicho que pensará mi primo, pues teniendo en cuenta que me las ha dejado al llegar por si pasaba esto ¿que crees que pensara? Yo he venido en moto, estamos en su coche porque te tenia ganas desde antes de probar una gota de alcohol.
Y ahora que te he sido sincero ,pro favor ¿dime quien eres? ¿por que cojones no hay datos de ti por mas que busco?
No me cuentes historias paranormales, ni que vienes de otro tiempo, ni que eres un fantasma, o un extraterrestre. Dime la verdad porque me estoy volviendo loco.
Esperé que se sincerara conmigo, acogiendo en mi boca entreabierta su aliento.
-vamos egipcia, necesito saber con que mujer acabo de hacerlo.
Parecía insegura, como si la hubiera pillado en un renuncio, pero necesitaba respuestas, respuestas que yo no encontraba.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
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