AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
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La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Recuerdo del primer mensaje :
Aquella noche había quedado en la discoteca Bla para celebrar la despedida de soltero de uno de mis mejores colegas.
Habíamos bromeado con ese “te casaste, la cagaste” durante años, como si todos tuviéramos alergia al matrimonio, pero al fina Bryon sucumbía ante las amenazas de su prometida lo que nos hacia reírnos de él llamándolo calzonazos.
Al menos habíamos liado una buena fiesta, empezaríamos en aquel antro y una vez fuéramos borrachos la idea era irnos a un hotel que habíamos reservado donde unas cuantas mujeres nos harían un espectáculo mas subido de tono.
Detuve la moto en el Bla, me quité el casco y ladeé la sonrisa al ver a Floqui que acababa de aparcar su descapotable, según él todo un baja bragas. Cruzamos el umbral de la discoteca, la música retumbaba por los altavoces, la gente bailaba al ritmo del dj que pinchaba la música del momento.
Había un buen ganado, las féminas con poca ropa se movían al son de las distintas canciones de moda, sobre las tarimas y enganchadas a las columnas de hierro bailaban las gogos con esos cuerpos esculturales.
En el reservado nos unimos al resto de colegas que acudían a la despedida, el novio aun no había llegado ,así que unos cuantos nos bajamos a bailar a la pista.
Una rubita de ojos claros se acercó a mi, llevaba una minifalda que se encargó de restregar animando mi abultada entrepierna.
Pedimos unas jarras y pronto empezó el alcohol a animar la velada.
No se el rato que había pasado cuando vi a una morena vestida de un modo extraño que caminaba medio asustada por le medio de la discoteca, no se que mierda se había metido, peor sin duda debía de ser bueno porque estaba completamente desubicada.
Miré su culo, tenia unas nalgas épicas, dejé a la rubia caminando hacia la morenita de piel caramelo que intentaban zafarse del agarre de un borracho que motivado de mas por la belleza de esa mujer quería sacarla a bailar.
-Está conmigo -dije apartando la tipo de un empujón.
Mi envergadura bastaba para achantar a mas de uno, eso y que hacia artes marciales lo que me llevaba a defenderme bastante bien.
-¿esta bien señorita? -pregunté tirando de ella para llevarla hacia un rincón donde pudiéramos tener algo de tranquilidad.
Yo era militar, así que supongo llevaba escrito a fuego en la piel el lema de ayudar a los demás y esa mujer parecía perdida.
Miré fijamente sus ojos para ver si sus pupilas estaban dilatadas porque desde luego no olia a alcohol.
-¿que te has metido preciosa? -pregunté
Noruega, 2017
Aquella noche había quedado en la discoteca Bla para celebrar la despedida de soltero de uno de mis mejores colegas.
Habíamos bromeado con ese “te casaste, la cagaste” durante años, como si todos tuviéramos alergia al matrimonio, pero al fina Bryon sucumbía ante las amenazas de su prometida lo que nos hacia reírnos de él llamándolo calzonazos.
Al menos habíamos liado una buena fiesta, empezaríamos en aquel antro y una vez fuéramos borrachos la idea era irnos a un hotel que habíamos reservado donde unas cuantas mujeres nos harían un espectáculo mas subido de tono.
Detuve la moto en el Bla, me quité el casco y ladeé la sonrisa al ver a Floqui que acababa de aparcar su descapotable, según él todo un baja bragas. Cruzamos el umbral de la discoteca, la música retumbaba por los altavoces, la gente bailaba al ritmo del dj que pinchaba la música del momento.
Había un buen ganado, las féminas con poca ropa se movían al son de las distintas canciones de moda, sobre las tarimas y enganchadas a las columnas de hierro bailaban las gogos con esos cuerpos esculturales.
En el reservado nos unimos al resto de colegas que acudían a la despedida, el novio aun no había llegado ,así que unos cuantos nos bajamos a bailar a la pista.
Una rubita de ojos claros se acercó a mi, llevaba una minifalda que se encargó de restregar animando mi abultada entrepierna.
Pedimos unas jarras y pronto empezó el alcohol a animar la velada.
No se el rato que había pasado cuando vi a una morena vestida de un modo extraño que caminaba medio asustada por le medio de la discoteca, no se que mierda se había metido, peor sin duda debía de ser bueno porque estaba completamente desubicada.
Miré su culo, tenia unas nalgas épicas, dejé a la rubia caminando hacia la morenita de piel caramelo que intentaban zafarse del agarre de un borracho que motivado de mas por la belleza de esa mujer quería sacarla a bailar.
-Está conmigo -dije apartando la tipo de un empujón.
Mi envergadura bastaba para achantar a mas de uno, eso y que hacia artes marciales lo que me llevaba a defenderme bastante bien.
-¿esta bien señorita? -pregunté tirando de ella para llevarla hacia un rincón donde pudiéramos tener algo de tranquilidad.
Yo era militar, así que supongo llevaba escrito a fuego en la piel el lema de ayudar a los demás y esa mujer parecía perdida.
Miré fijamente sus ojos para ver si sus pupilas estaban dilatadas porque desde luego no olia a alcohol.
-¿que te has metido preciosa? -pregunté
Última edición por Ubbe Cannif el Vie Ene 19, 2018 9:17 am, editado 1 vez
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Yo tenía muy claro lo que el norte significaba para el vikingo y quería que él conociera eso, que lo sabía y que lo entendía, siempre me había hablado de su tierra con pasión, se podía ver cómo brillaban sus ojos cuando me contaba algo del norte o algo que había hecho o sucedido en aquellas tierras... lo importantes que eran para él y lo que le había costado llegar a convertirse en el general del ejército, recordaba perfectamente aquella historia que me contó cuando estábamos en Egipto y por eso mismo no podía dejar que dejara atrás su hogar, su familia y su gente. Él estaba muy ligado no solo a esa tierra sino también a su familia y yo realmente que me sentía mal que renunciara a ello en cierto sentido para poder estar conmigo, sobre todo cuando yo sabía lo que era perder a tu familia y alejarse de la tierra en que nacista, yo había pasado por eso y no quería que él lo hiciera por mí porque en parte me sentía hasta egoísta, era algo que llevaba algún tiempo pensando y por eso mismo se lo dije, sabía que era su decisión quedarse pero él también tenía que renunciar a cosas por mí y eso no me gustaba. Mordí mis labios observándolo con mis dedos recorriendo su pecho escuchando sus palabras, sus manos acariciaban mi cuerpo deslizándose desde mis pechos a mi cintura en una lenta caricia incapaces de estar cerca y no tocarnos o acariciarnos. Él decía que no había nada en París que lo hiciera feliz, nada que no fuera yo y si se quedaba era únicamente por mí... y eso me hacía sentir mal, subí mi dedo deslizándolo por su cuello cuando me dijo que estaba muy enamorado de mí, algo que me hizo sonreír observando sus mares, pero que no quería ni podía perderme y yo negué con la cabeza porque no iba a hacerlo, porque eso no iba a ser un obstáculo que nos separara y como ambos éramos guerreros aunque de distinta manera lucharíamos por superarlo, era algo que tenía muy claro, nada iba a separarme del vikingo. Lo observé escuchando sus palabras enredando mis dedos en el pelo de su nuca, entendía lo que quería decirme sobre el hecho de que había encontrado ahora a mi madre después de tantos años, que después de todo había logrado salir adelante y tener el trabajo que quería dejando atrás unos años oscuros que no quería ni acordarme, entendía que no quería arrebatarme todo eso y ahí demostraba que realmente me quería.
No podía evitar pensar que pese a toda su apariencia y sus formas rudas, típicas de un vikingo, era un hombre dulce por lo que me acababa de decir. Otro en su lugar no le habría importado eso realmente y habría impuesto lo que él quisiera, sin embargo Ubbe era más atento y aunque al principio le había costado expresar sus sentimientos y aquella que llevaba dentro ahora ya no le costaba tanto, cosa que agradecía porque prefería saber lo que pensaba o pasaba ya que si no me lo decía no podría ayudarle. Cerré mis ojos unos segundos pensando en que ambos habíamos estado con la misma idea rondando por nuestras mentes, el hecho de no querer que la otra persona lo sacrifique todo... y ninguno dejaría que lo hiciera, así que era como si hubiéramos llegado a un acuerdo un poco mutuo en el que ninguno se sacrificaría, y de tener que hacerlo lo haríamos ambos. Yo quería que él supiera que le daríamos prioridad para venir siempre que pudiéramos al Norte, eso no quitaba para que dejáramos de lado el hecho de ir a Egipto pero entendía que él siempre había estado ligado a esas tierras y le costaba más mantenerse alejado, pero podíamos hacerlo y hallar la manera, él podría ir cuando quisiera o lo necesitaran para la batalla y cuando yo tuviera más tiempo iríamos juntos, ya haríamos escapadas también a mis tierras que quería enseñarle con más tranquilidad. Mi dedo perfiló sus labios mientras los observaba y luego subí mis desiertos a sus mares, sabía lo que sentía porque lo conocía y no me costaba leer en sus ojos lo que le pasaba, sin embargo en ese silencio que hubo me acercó de la nuca para besarme arrasando con todo en ese beso como era ya costumbre en él, un jadeo escapó de mis labios al separarnos y sonreí cuando me dijo que me quería, iba a responderle pero de nuevo me besó y su lengua rauda se abrió paso entre mis labios buscando la mía para entablar batalla, mis dedos aferraron su pelo en aquel beso hasta que finalmente nos separamos y no por falta de ganas, sino porque nos conocíamos y de seguir acabaríamos enredándonos y nos habían dicho que esperáramos, era más prudente parar ahora aunque nos quedáramos con las ganas, porque sus ojos turbios y plagados de deseos como seguramente estuvieran los míos me decían lo que él quería perderse en mi cuerpo, lo mismo que yo quería hacer con el suyo.
-Lo sé, yo también te quiero –dije rozando con mis labios los suyos mientras me reponía y tomaba aliento- nunca me cansaré de escucharte decir esas dos palabras, tres si es en tu idioma –dije con una sonrisa pensando en lo mucho que me ponía cuando me hablaba en noruego con esa voz ronca y sexy que se gastaba- no vas a perderme Ubbe porque yo tampoco quiero perderte, si algo tengo seguro es que quiero pasar el resto de mi vida contigo - Yo quería que me enseñara absolutamente todo, cada rincón de esas tierras y además él sabía que siempre había querido ir al norte y que me lo enseñara, mis ojos se fijaron en los suyos con una sonrisa en mis labios- así que, ¿vas a enseñarme todo Ubbe? –Pregunté en un tono pícaro recorriendo su pecho con mis dedos- y yo que pensaba que ya me lo habías enseñado todo... ¿qué as te has guardado bajo la manga, vikingo? –Pregunté mirándolo con diversión cambiando totalmente el ambiente que habíamos tenido, me gustaba estar así con él, pasar tiempo juntos, gastarnos esas bromas como hacíamos antes... dejar ese dolor atrás y seguir adelante, que no quitara para que lo olvidáramos pero no podíamos aferrarnos a ese pasado y teníamos que continuar hacia delante. Pasaríamos aquí unos meses y sonreí viendo el brillo de sus ojos ante la idea, me gustaba verlo feliz así que era la mejor idea, así me enseñaba el norte y podríamos organizar la boda allí tranquilamente, sin prisa alguna, quería disfrutar de lo que tuviera que enseñarme de ese lugar. Mordió mi cuello y luego deslizó su nariz por mi piel que se erizaba a su paso en respuesta y yo me dejé hacer gustosa disfrutando de aquello, me decía lo que haríamos allí y reí cuando me dijo que quería que surcara el mar con él- ¿una egipcia haciéndose a la mar? –Mis ojos lo buscaron y sonreí- está bien, ¿me vas a enseñar a navegar como lo hace un vikingo? ¿Y a dónde vas a llevarme? Oh, seguro que ahora me dejas con toda la curiosidad –sus dedos se deslizaban por mi cintura en una lenta caricia, mordí su labio inferior pero lo solté cuando echó a reírse por mi pregunta mientras yo lo miraba, sonreí y solté una pequeña y breve risa por ello- bueno... digamos que la otra vez lo dejaste caer más que pedírmelo realmente, tienes suerte de tener una mujer inteligente que sabe leer entre líneas –sonreí de lado mientras rozaba su nariz con la mía hablándome algo más bajito sin dejar de mirarnos, enarqué una ceja cuando dijo que quería verlo de rodillas y ladeé ligeramente mi rostro- más bien te veo pidiéndolo al estilo vikingo, me imagino algo así como un “mujer, cásate conmigo”, un par de azotes en el trasero y cargarme como un saco de patatas... ¿me he acercado mucho? –Pregunté con cierto deje divertido rozando sus labios con los míos- no te veo arrodillado, para serte sincera... y si te arrodillaras estoy convencida de que utilizarías tu lengua para otros menesteres –mordí su labio inferior disfrutando de esos momentos que hacía un tiempo que no teníamos y que, sinceramente, necesitaba- aunque sinceramente tener a un vikingo arrodillado y postrado a mis pies es una idea que me gusta bastante –me eché a reír por su cara y negué con la cabeza- es broma, es broma.... solo era un comentario pero si quieres volver a pedirme matrimonio y resarcirte de la otra vez... bueno, yo ahí lo dejó –sus labios volvieron a tomar los míos para besarnos demostrando no solo lo que sentíamos por el otro, sino ese fuego que prendíamos con tan solo tocarnos y que nos abrasaba en cada beso, en cada caricia que nos dábamos. Era difícil controlarnos aun cuando debíamos pero nuestros cuerpos se buscaban constantemente, necesitados y hambrientos, aunque intentábamos mantener esa cordura y no dejarnos llevar demasiado algo que nos costaba pero que lográbamos conseguir, porque le tenía muchísimas ganas y su miembro presionando contra mi cuerpo me decía de él exactamente lo mismo. Me separé para recorrer su cuello con mis labios dejando pequeños besos por la zona, y algún que otro mordisco también- Ubbe, ¿te imaginas que el día de mañana nuestros hijos nos pregunten por cómo nos conocimos? –Elevé mi rostro para mirarlo- te aseguro que si salen la mitad de curiosos de lo que soy yo querrán saber mucho más que eso –sonreí enredando mis dedos en su pelo- ¿les dirás que nada más conocerme me secuestraste? –Pregunté riéndome por aquello que me había venido a la mente- no será porque no tenemos historias y aventuras que contarles desde que estamos juntos, bueno y de antes también pero tú tienes muchas más que contar que yo. Podría decir que desde que entraste a mi vida esta se ha convertido en una aventura, sin duda la mejor de todas –dejé un beso en sus labios- ¿puedo preguntarte algo en lo que llevo pensando y siento curiosidad? –Dije mirándolo repasando su mandíbula con mis dedos- cuando estuve aquí con tus padres y sobre todo hablé con tu madre, me dijo que era de París y que fue allí donde conoció a Erlend, me contó un poco su historia pero lo que más me chocó es que me dijera que cuando lo conoció ya era vampiro... si él era vampiro, ¿cómo es que os pudieron tener a ti y a Synnove? No sabía que tu padre era vampiro cuando conoció a tu madre, de hecho pensaba que se habría convertido más tarde como le pasó al mío... eso sí que no me lo has contado. Anda, sacia mi curiosidad –dije sobre sus labios esperando a que me dijera cómo es que sus padres los habían tenido si él ya era vampiro.
No podía evitar pensar que pese a toda su apariencia y sus formas rudas, típicas de un vikingo, era un hombre dulce por lo que me acababa de decir. Otro en su lugar no le habría importado eso realmente y habría impuesto lo que él quisiera, sin embargo Ubbe era más atento y aunque al principio le había costado expresar sus sentimientos y aquella que llevaba dentro ahora ya no le costaba tanto, cosa que agradecía porque prefería saber lo que pensaba o pasaba ya que si no me lo decía no podría ayudarle. Cerré mis ojos unos segundos pensando en que ambos habíamos estado con la misma idea rondando por nuestras mentes, el hecho de no querer que la otra persona lo sacrifique todo... y ninguno dejaría que lo hiciera, así que era como si hubiéramos llegado a un acuerdo un poco mutuo en el que ninguno se sacrificaría, y de tener que hacerlo lo haríamos ambos. Yo quería que él supiera que le daríamos prioridad para venir siempre que pudiéramos al Norte, eso no quitaba para que dejáramos de lado el hecho de ir a Egipto pero entendía que él siempre había estado ligado a esas tierras y le costaba más mantenerse alejado, pero podíamos hacerlo y hallar la manera, él podría ir cuando quisiera o lo necesitaran para la batalla y cuando yo tuviera más tiempo iríamos juntos, ya haríamos escapadas también a mis tierras que quería enseñarle con más tranquilidad. Mi dedo perfiló sus labios mientras los observaba y luego subí mis desiertos a sus mares, sabía lo que sentía porque lo conocía y no me costaba leer en sus ojos lo que le pasaba, sin embargo en ese silencio que hubo me acercó de la nuca para besarme arrasando con todo en ese beso como era ya costumbre en él, un jadeo escapó de mis labios al separarnos y sonreí cuando me dijo que me quería, iba a responderle pero de nuevo me besó y su lengua rauda se abrió paso entre mis labios buscando la mía para entablar batalla, mis dedos aferraron su pelo en aquel beso hasta que finalmente nos separamos y no por falta de ganas, sino porque nos conocíamos y de seguir acabaríamos enredándonos y nos habían dicho que esperáramos, era más prudente parar ahora aunque nos quedáramos con las ganas, porque sus ojos turbios y plagados de deseos como seguramente estuvieran los míos me decían lo que él quería perderse en mi cuerpo, lo mismo que yo quería hacer con el suyo.
-Lo sé, yo también te quiero –dije rozando con mis labios los suyos mientras me reponía y tomaba aliento- nunca me cansaré de escucharte decir esas dos palabras, tres si es en tu idioma –dije con una sonrisa pensando en lo mucho que me ponía cuando me hablaba en noruego con esa voz ronca y sexy que se gastaba- no vas a perderme Ubbe porque yo tampoco quiero perderte, si algo tengo seguro es que quiero pasar el resto de mi vida contigo - Yo quería que me enseñara absolutamente todo, cada rincón de esas tierras y además él sabía que siempre había querido ir al norte y que me lo enseñara, mis ojos se fijaron en los suyos con una sonrisa en mis labios- así que, ¿vas a enseñarme todo Ubbe? –Pregunté en un tono pícaro recorriendo su pecho con mis dedos- y yo que pensaba que ya me lo habías enseñado todo... ¿qué as te has guardado bajo la manga, vikingo? –Pregunté mirándolo con diversión cambiando totalmente el ambiente que habíamos tenido, me gustaba estar así con él, pasar tiempo juntos, gastarnos esas bromas como hacíamos antes... dejar ese dolor atrás y seguir adelante, que no quitara para que lo olvidáramos pero no podíamos aferrarnos a ese pasado y teníamos que continuar hacia delante. Pasaríamos aquí unos meses y sonreí viendo el brillo de sus ojos ante la idea, me gustaba verlo feliz así que era la mejor idea, así me enseñaba el norte y podríamos organizar la boda allí tranquilamente, sin prisa alguna, quería disfrutar de lo que tuviera que enseñarme de ese lugar. Mordió mi cuello y luego deslizó su nariz por mi piel que se erizaba a su paso en respuesta y yo me dejé hacer gustosa disfrutando de aquello, me decía lo que haríamos allí y reí cuando me dijo que quería que surcara el mar con él- ¿una egipcia haciéndose a la mar? –Mis ojos lo buscaron y sonreí- está bien, ¿me vas a enseñar a navegar como lo hace un vikingo? ¿Y a dónde vas a llevarme? Oh, seguro que ahora me dejas con toda la curiosidad –sus dedos se deslizaban por mi cintura en una lenta caricia, mordí su labio inferior pero lo solté cuando echó a reírse por mi pregunta mientras yo lo miraba, sonreí y solté una pequeña y breve risa por ello- bueno... digamos que la otra vez lo dejaste caer más que pedírmelo realmente, tienes suerte de tener una mujer inteligente que sabe leer entre líneas –sonreí de lado mientras rozaba su nariz con la mía hablándome algo más bajito sin dejar de mirarnos, enarqué una ceja cuando dijo que quería verlo de rodillas y ladeé ligeramente mi rostro- más bien te veo pidiéndolo al estilo vikingo, me imagino algo así como un “mujer, cásate conmigo”, un par de azotes en el trasero y cargarme como un saco de patatas... ¿me he acercado mucho? –Pregunté con cierto deje divertido rozando sus labios con los míos- no te veo arrodillado, para serte sincera... y si te arrodillaras estoy convencida de que utilizarías tu lengua para otros menesteres –mordí su labio inferior disfrutando de esos momentos que hacía un tiempo que no teníamos y que, sinceramente, necesitaba- aunque sinceramente tener a un vikingo arrodillado y postrado a mis pies es una idea que me gusta bastante –me eché a reír por su cara y negué con la cabeza- es broma, es broma.... solo era un comentario pero si quieres volver a pedirme matrimonio y resarcirte de la otra vez... bueno, yo ahí lo dejó –sus labios volvieron a tomar los míos para besarnos demostrando no solo lo que sentíamos por el otro, sino ese fuego que prendíamos con tan solo tocarnos y que nos abrasaba en cada beso, en cada caricia que nos dábamos. Era difícil controlarnos aun cuando debíamos pero nuestros cuerpos se buscaban constantemente, necesitados y hambrientos, aunque intentábamos mantener esa cordura y no dejarnos llevar demasiado algo que nos costaba pero que lográbamos conseguir, porque le tenía muchísimas ganas y su miembro presionando contra mi cuerpo me decía de él exactamente lo mismo. Me separé para recorrer su cuello con mis labios dejando pequeños besos por la zona, y algún que otro mordisco también- Ubbe, ¿te imaginas que el día de mañana nuestros hijos nos pregunten por cómo nos conocimos? –Elevé mi rostro para mirarlo- te aseguro que si salen la mitad de curiosos de lo que soy yo querrán saber mucho más que eso –sonreí enredando mis dedos en su pelo- ¿les dirás que nada más conocerme me secuestraste? –Pregunté riéndome por aquello que me había venido a la mente- no será porque no tenemos historias y aventuras que contarles desde que estamos juntos, bueno y de antes también pero tú tienes muchas más que contar que yo. Podría decir que desde que entraste a mi vida esta se ha convertido en una aventura, sin duda la mejor de todas –dejé un beso en sus labios- ¿puedo preguntarte algo en lo que llevo pensando y siento curiosidad? –Dije mirándolo repasando su mandíbula con mis dedos- cuando estuve aquí con tus padres y sobre todo hablé con tu madre, me dijo que era de París y que fue allí donde conoció a Erlend, me contó un poco su historia pero lo que más me chocó es que me dijera que cuando lo conoció ya era vampiro... si él era vampiro, ¿cómo es que os pudieron tener a ti y a Synnove? No sabía que tu padre era vampiro cuando conoció a tu madre, de hecho pensaba que se habría convertido más tarde como le pasó al mío... eso sí que no me lo has contado. Anda, sacia mi curiosidad –dije sobre sus labios esperando a que me dijera cómo es que sus padres los habían tenido si él ya era vampiro.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
No podía evitar reírme contra la piel de su cuello, la egipcia me conocía muy bien, eso de caer de rodillas no era mi fuerte a no ser que fuera para comerle le coño, pero bueno...
-Tampoco fue tan mala mi pedida, te dejé caer un anillo en el regazo ¿que esperabas mujer? Te recuerdo que te secuestre de las puertas de tu trabajo, soy un bárbaro egipcia -susurré contra la piel de su cuello lamiendo las gotas de agua que resbalaban por su piel de caramelo.
Deslicé mis manos por sus senos alzando sus dos picos, Nai llevó su boca contra la mia elevando el rostro.
-¡Ubbe! -me advirtió con un ronroneo que se transformó en gemido cuando tiré de sus dos astas con mis dedos -no podemos -susurró sintiendo mi elevada verga contra su espalda baja.
-¡Vale! -gruñí resignado. Nai elevo sus desiertos a mis mares, su risa de frente y un -¡Gracias! Que murió en mis labios.
-Dámelas cuando pueda colarme en ese agujero -dije llevando mis dedos a su trinchera deslizándolos con suavidad.
-¿esto tampoco puedo? -pregunté con picarda haciéndome el bueno -¡ vale! -rugí de nuevo elevando las manos de una vez para que quitara esa cara que ponía de “estate quieto vikingo”
Nai para despistarme de mi empeño por metersela hasta el fondo me preguntó por algo que la parecer hablando con mis padres le había llamado la atención. Rodeé su cintura con mis brazos y la deje que se acomodara sobre mi pecho antes de empezar a contarle la historia.
-A ver, mi padre conoció a mi madre en París. Mi tío Gael, por parte de madre estaba preocupado por que madre había abandonado su casa y llevaba tiempo sin verla, así que tras no dar con ella contrató a mi padre para vigilarla, cuidarla y después informarlo de lo que había sucedido con ella en este tiempo.
Padre acepto el trabajo, por aquel entonces padre era mercenario y se vendía al mejor postor. El trabajo parecía sencillo y esto lo llevó a la playa donde unos borrachos del burdel la atacaron y él la protegio, ese fue el primer día que la vio y el ultimo que estuvo solo. Nunca mas se separaron..bueno, realmente antes tampoco estaba solo, estaba prometido ..pero eso es otra historia.
El caso es que se casaron borrachos en el bosque, se fueron a vivir juntos y bueno, pues pasado un tiempo..mi madre se encontró a Hakon en un campamento gitano que había sido atacado.
Besé sus labios cuando de nuevo su nariz rozó la mía, mi hambre por ella era mítica, me excitaba muchísimo.
-El caso es que antes de encontrarse a Hakon se habían ido de viaje de novios, el barco sufrió un accidente y acabaron cayendo por un agujero negro que los llevó a una realidad distinta en la que padre era humano y madre inmortal.
Ali fornicaron y el semen de padre ahora fértil quedó en madre, al volver a esta realidad los papeles regresaron a la normalidad, pero madre llevaba dentro ya los soldados de padre y se quedó en cinta.
Según padre fueron los dioses que le concedieron por fin un linaje..pero supongo la explicación mas lógica es lo que yo te estoy explicando.
La sangre de vampiro me vuelve loco, a la mayoría solo le causa el subidon, pero para mi es una droga muy, muy potente..supongo que porque en parte, parte de mi sangre está contaminada por la de un inmortal.
Tu Nai vampiro lo sabe bien -dije ladenado la sonrisa recordando el subidon que experimenté aquel día que en la cabaña vimos la aurora boreal.
-Tampoco fue tan mala mi pedida, te dejé caer un anillo en el regazo ¿que esperabas mujer? Te recuerdo que te secuestre de las puertas de tu trabajo, soy un bárbaro egipcia -susurré contra la piel de su cuello lamiendo las gotas de agua que resbalaban por su piel de caramelo.
Deslicé mis manos por sus senos alzando sus dos picos, Nai llevó su boca contra la mia elevando el rostro.
-¡Ubbe! -me advirtió con un ronroneo que se transformó en gemido cuando tiré de sus dos astas con mis dedos -no podemos -susurró sintiendo mi elevada verga contra su espalda baja.
-¡Vale! -gruñí resignado. Nai elevo sus desiertos a mis mares, su risa de frente y un -¡Gracias! Que murió en mis labios.
-Dámelas cuando pueda colarme en ese agujero -dije llevando mis dedos a su trinchera deslizándolos con suavidad.
-¿esto tampoco puedo? -pregunté con picarda haciéndome el bueno -¡ vale! -rugí de nuevo elevando las manos de una vez para que quitara esa cara que ponía de “estate quieto vikingo”
Nai para despistarme de mi empeño por metersela hasta el fondo me preguntó por algo que la parecer hablando con mis padres le había llamado la atención. Rodeé su cintura con mis brazos y la deje que se acomodara sobre mi pecho antes de empezar a contarle la historia.
-A ver, mi padre conoció a mi madre en París. Mi tío Gael, por parte de madre estaba preocupado por que madre había abandonado su casa y llevaba tiempo sin verla, así que tras no dar con ella contrató a mi padre para vigilarla, cuidarla y después informarlo de lo que había sucedido con ella en este tiempo.
Padre acepto el trabajo, por aquel entonces padre era mercenario y se vendía al mejor postor. El trabajo parecía sencillo y esto lo llevó a la playa donde unos borrachos del burdel la atacaron y él la protegio, ese fue el primer día que la vio y el ultimo que estuvo solo. Nunca mas se separaron..bueno, realmente antes tampoco estaba solo, estaba prometido ..pero eso es otra historia.
El caso es que se casaron borrachos en el bosque, se fueron a vivir juntos y bueno, pues pasado un tiempo..mi madre se encontró a Hakon en un campamento gitano que había sido atacado.
Besé sus labios cuando de nuevo su nariz rozó la mía, mi hambre por ella era mítica, me excitaba muchísimo.
-El caso es que antes de encontrarse a Hakon se habían ido de viaje de novios, el barco sufrió un accidente y acabaron cayendo por un agujero negro que los llevó a una realidad distinta en la que padre era humano y madre inmortal.
Ali fornicaron y el semen de padre ahora fértil quedó en madre, al volver a esta realidad los papeles regresaron a la normalidad, pero madre llevaba dentro ya los soldados de padre y se quedó en cinta.
Según padre fueron los dioses que le concedieron por fin un linaje..pero supongo la explicación mas lógica es lo que yo te estoy explicando.
La sangre de vampiro me vuelve loco, a la mayoría solo le causa el subidon, pero para mi es una droga muy, muy potente..supongo que porque en parte, parte de mi sangre está contaminada por la de un inmortal.
Tu Nai vampiro lo sabe bien -dije ladenado la sonrisa recordando el subidon que experimenté aquel día que en la cabaña vimos la aurora boreal.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Conocía demasiado bien al vikingo como para saber que si en algún momento cedía a mis deseos de que me pidiera matrimonio de otra forma que no fuera dejando caer un anillo en mi regazo, sin mayores palabras que me diera a entender en un momento lo que quería, y dejándome sola para que pensara qué era lo que quería... sabía que no lo haría de rodillas, eso era algo que tenía demasiado claro y tampoco es que yo quisiera que lo hiciera de esa forma, pero sí quizás que al menos me lo preguntara... no quería parafernalias ni nada que no pudiera hacer él, pero tampoco contesté al tema porque no quería que se pudiera enfadar por mis palabras así que lo dejé estar porque lo había preguntado más a broma que para que pensara que sí lo quería, bastante mal y jodida me encontraba en esos momentos como para entrar en debate sobre esa tontería. Me quedé callada recostada sobre su cuerpo sintiendo sus labios acariciar mi cuerpo, dejando pequeños besos y su aliento cálido que erizaba cada vello de mi cuerpo conforme daba lentas pasadas quitándome las gotas de agua que tenía en la piel, cerré los ojos ante aquella agradable, tranquila y placentera sensación con mis dedos recorriendo su brazo cuando sus manos que no podían estarse quietas como si le costara la vida el hacerlo fueron a mis pechos, los acarició y sus dedos fueron a mis pezones que ya estaban tiesos por las atenciones recibidas, elevé mi rostro buscando el del vikingo para advertirle con una mirada de que no siguiera y acabé llamándolo por su nombre para que reparara en mí y dejara de hacer lo que estaba haciendo, pero era incorregible y sus dedos tiraron de mis pezones arrancándome un leve gemido y acabé mirándolo pidiéndole que parara notando sus deseos y sus ganas, yo hacía fuerzas para contenerme porque también me apetecía muchísimo perderme en su cuerpo pero si se ponía de esa forma y me tocaba de esa manera encendiendo mi cuerpo me iba a costar horrores contenerme. Sabía que lo necesitaba y ya podía notar su duro miembro contra mi espalda, pero si quería que todo cerrara bien y me curara por completo debíamos de esperar por mucho que al vikingo le costara, por mucho que a los dos nos jodiera en esos momentos que bien aprovecharía para perderme en su cuerpo y que me diera ese placer que realmente ansiaba... pero no quería que por dejarnos llevar todo se arruinara y, aunque el hechicero me hubiera dicho que todo estaba bien, seguía teniendo algo de miedo por si se hubiera equivocado.
Lancé un suspiro cuando pareció desistir de su empeño y apoyé mi cabeza contra su hombro cerrando por unos segundos los ojos, pero como no se rendía con facilidad quiso intentarlo de nuevo y esa vez llevó sus dedos para deslizarlos por mi sexo, siseé elevando mi cadera en un acto reflejo pero sabía que como empezáramos por ese camino no íbamos a poder parar así que cerré las piernas entorno para que le fuera más difícil el acariciarme, su pregunta en un tono inocente como si fuera un niño pequeño y no estuviera cometiendo una travesura me hizo enarcar una ceja mirándolo mientras negaba con la cabeza levemente, con una sonrisa, porque no se podía decir que no lo intentaba. Acabó levantando las manos más bien por la mirada que le eché que le dejaba claro que parara y acabé de nuevo acomodándome sobre su pecho mientras él me envolvía entre sus brazos, me sabía mal dejarlo con todas las ganas aunque yo no me quedaba atrás, pero seguía con cierto miedo y quería recuperarme y reponerme bien porque había mucho en juego y no pensaba estropearlo todo por ese momento, podíamos aguantar un par de días y tomárnoslo con calma. Estaba esperando a que respondiera a mi pregunta de cómo es que los habían podido tener sus padres, lo cierto es que siempre me había contado lo que tuvo que pasar su madre cuando se convirtió en vampiro y nunca me había hablado nada acerca de su padre, siempre se había referido a él como a un vampiro pero simplemente pensé que se transformó al poco de tenerlos a ellos y no contemplé la idea de que era un vampiro desde hacía mil años.... eso jamás se me había pasado por la cabeza hasta que no lo dijo su madre, mordí mi labio esperando a que comenzara a hablar enredando mis dedos con los suyos, cerré los ojos cuando comenzó el relato contándome lo mismo que me había dicho Ada más o menos, como es que sus padres se conocieron aunque no sabía que su padre se dedicara a eso y que la estuvo vigilando por un tiempo, sabía que era mercenario porque me lo dijo su madre pero tampoco sabía que se conocieron realmente porque ella fue atacada, mucho menos que antes de conocerla había estado prometido porque ese dato también me había faltado. Sonreí cuando me dijo que se casaron en el bosque borrachos porque cuando estuvimos en Egipto me lo contó, al parecer él había pretendido hacer lo mismo conmigo o lo dejó caer... pero luego supe que lo había dicho totalmente en serio.
-Tampoco sabía que tu padre era mercenario, ni que antes estuvo prometido tampoco... –dije elevando mi rostro para contemplarlo mientras él rozaba con sus labios parte de mi rostro y su nariz acariciaba la mía en aquella breve pausa que hizo- sí que me dijiste que se casaron en el bosque y también me contaste un poco la historia de Hakon –elevé más mi rostro para rozar sus labios con los míos en donde él dejó un beso, luego mis labios perfilaron su mandíbula y dejé mi rostro en su cuello mientras terminaba de contar el resto de la historia. Mientras me la contaba enarqué una ceja por lo que les había ocurrido y me separé para mirarlo un poco con la boca ligeramente entreabierta cuando dijo que cambiaron las tornas, que allí mantuvieron relaciones y que luego al volver a la normalidad ella se había quedado embarazada de su padre... vaya, eso sí que no me lo había esperado para nada y lo miré durante un par de segundos por aquello- ¿en verdad eso puede pasar? –Pregunté aunque, más bien, era una pregunta retórica ya que la respuesta la tenía frente a mí en esos momentos ya que él había nacido siendo su padre un vampiro- vaya... supongo que debería de dar gracias porque cayeran en ese agujero, cambiaran las tornas y te tuvieran a ti –mordí su labio inferior para soltarlo enseguida dejando que volviera a continuar hablando, esa vez para contarme algo que tampoco sabía y era que por sus venas corría sangre de vampiro- tiene su lógica, si tu padre era vampiro lo normal es que parte de tu sangre también contenga algo de ello.... aunque seas enteramente humano, es algo raro –dije acariciando con mi nariz la suya mientras decía que muchos sentían el subidón que provocaba el beber de la sangre de vampiro, algo que había probado aunque no por voluntad propia y que no me había gustado en absoluto, cuando estuve cautiva de aquel maldito vampiro desgraciado me dio de beber de su sangre en un par de ocasiones pero aunque sí sentí ese subidón del que hablaba no me gustó en absoluto y me dio bastante asco beber de su sangre, desde entonces no había vuelto a probar la sangre de vampiro y tampoco tenía la intención de hacerlo. Mi sorpresa fue cuando dijo que él, a diferencia del resto, sentía un subidón mucho más mayor que lo volvía completamente loco y que mi “yo” vampiro lo sabía porque supuse que le habría dado sangre- ¿muy muy loco? –Pregunté enarcando una de mis cejas- ¿cómo de loco? –Quise saber mientras mis dedos se deslizaban por su pecho- eso significa que si en algún momento caes herido no pueden curarte con sangre de vampiro para cerrar antes las heridas –chasqueé la lengua- es bueno que me lo hayas dicho para que lo supiera para futuras ocasiones –volví a dejar mi rostro contra su cuello mientras sus manos acariciaban mi cuerpo lentamente y yo acariciaba sus manos y sus brazos muy cómoda y a gusto en esos momentos, tranquila y relajada. Desde que habíamos estado en Egipto y habíamos sacado el tema no había vuelto a pensar en mi otra “yo”, y es que hacerlo era un poco extraño porque no lo entendía del todo- Ubbe –dije elevando mi rostro para mirar sus orbes azules que tanto me gustaban, mordí mi labio un par de segundos y luego finalmente hablé- ¿en algún momento piensas en.... bueno, en “ella”? –Pregunté aunque bien sabía que por “ella” me refería a mí “yo” vampira que había conocido antes de venir en esa misión que bien podría haberle costado la vida por el veneno en su cuerpo y en donde él ya me conocía más que de sobra- no lo pregunto como un reproche ni nada parecido, es... simplemente curiosidad. Para mí es algo extraño saber que en otro momento he sido o hubiera sido vampira me planeta muchas preguntas, no había vuelto a caer en ese tema si no lo llegas a decir –me encogí de hombros restándole importancia- no es nada malo es sólo que, no sé, si no hubieras aparecido tú en mi época ¿me hubiera convertido en vampiro? Acordarme que conociste a una versión mía que era vampira me hace pensar si sigue existiendo en esta época, si el hecho de estar ahora juntos cambia de alguna forma ese “futuro” como si hubieras cambiado la línea del tiempo y hubieras cambiado, o alterado, los hechos –hice una pequeña pausa para mirarlo a los ojos recorriendo su rostro con mis dedos- no es que tenga mucho conocimiento sobre ello pero es lo que me pregunto –me mordí de nuevo el labio- aunque lo que realmente me importa es que estamos juntos y el único futuro que me preocupa es el que podamos construir juntos –dije para que supiera que no había sido una pregunta “trampa”, simplemente me había venido a la mente- ¿sabes? Hablando de todo esto no me di cuenta de lo que tuviste que pasar cuando viniste por mí a mí época hasta que no fui a por ti en ese sueño... ya sé que no es lo mismo y que no se puede “comparar”, pero ahí entendí y comprendí más lo que pasaste en esos momentos cuando yo no te conocía de nada y tú sí, con esos sentimientos que tú sí tenías y que por contra yo no los tenía. Me podía hacer una ligera idea pero nada como pasarlo para saberlo realmente... sé que no te puse las cosas fáciles, quitando por el hecho de que me habías secuestrado y todo eso, y que me volvías loca porque actuabas con una familiaridad que me descuadraba.... –lancé un suspiro contra sus labios- sé que puede ser un poco tarde pero siento todo eso, en esa época estaba muy cerrada en banda a sentir algo por nadie y siempre intentaba mantener distancias contigo porque no quería abrir la veda de nuevo, aunque no me sirvió de mucho ¿no crees? –Pregunté con una sonrisa sobre sus labios- ¿sabes cuándo creo que me enamoré de ti? La primera noche que salimos por Egipto, creo que trastocaste todos mis esquemas y los redujiste a la nada.... aunque no me di cuenta de lo que sentía realmente por ti hasta que te vi llorando por mi supuesta muerte, realmente cuando vi cómo hundías esa daga en tu pecho... ahí supe que te quería, y desde entonces lo hago cada día un poco más que el anterior –sonreí sobre sus labios antes de acortar la distancia y besarlo de forma sentida, lenta, disfrutando de ese momento- ahora que estamos en confesión, ¿hay algo que tengas que añadir? –Pregunté mordiendo su labio mirando sus mares con una sonrisa.
Lancé un suspiro cuando pareció desistir de su empeño y apoyé mi cabeza contra su hombro cerrando por unos segundos los ojos, pero como no se rendía con facilidad quiso intentarlo de nuevo y esa vez llevó sus dedos para deslizarlos por mi sexo, siseé elevando mi cadera en un acto reflejo pero sabía que como empezáramos por ese camino no íbamos a poder parar así que cerré las piernas entorno para que le fuera más difícil el acariciarme, su pregunta en un tono inocente como si fuera un niño pequeño y no estuviera cometiendo una travesura me hizo enarcar una ceja mirándolo mientras negaba con la cabeza levemente, con una sonrisa, porque no se podía decir que no lo intentaba. Acabó levantando las manos más bien por la mirada que le eché que le dejaba claro que parara y acabé de nuevo acomodándome sobre su pecho mientras él me envolvía entre sus brazos, me sabía mal dejarlo con todas las ganas aunque yo no me quedaba atrás, pero seguía con cierto miedo y quería recuperarme y reponerme bien porque había mucho en juego y no pensaba estropearlo todo por ese momento, podíamos aguantar un par de días y tomárnoslo con calma. Estaba esperando a que respondiera a mi pregunta de cómo es que los habían podido tener sus padres, lo cierto es que siempre me había contado lo que tuvo que pasar su madre cuando se convirtió en vampiro y nunca me había hablado nada acerca de su padre, siempre se había referido a él como a un vampiro pero simplemente pensé que se transformó al poco de tenerlos a ellos y no contemplé la idea de que era un vampiro desde hacía mil años.... eso jamás se me había pasado por la cabeza hasta que no lo dijo su madre, mordí mi labio esperando a que comenzara a hablar enredando mis dedos con los suyos, cerré los ojos cuando comenzó el relato contándome lo mismo que me había dicho Ada más o menos, como es que sus padres se conocieron aunque no sabía que su padre se dedicara a eso y que la estuvo vigilando por un tiempo, sabía que era mercenario porque me lo dijo su madre pero tampoco sabía que se conocieron realmente porque ella fue atacada, mucho menos que antes de conocerla había estado prometido porque ese dato también me había faltado. Sonreí cuando me dijo que se casaron en el bosque borrachos porque cuando estuvimos en Egipto me lo contó, al parecer él había pretendido hacer lo mismo conmigo o lo dejó caer... pero luego supe que lo había dicho totalmente en serio.
-Tampoco sabía que tu padre era mercenario, ni que antes estuvo prometido tampoco... –dije elevando mi rostro para contemplarlo mientras él rozaba con sus labios parte de mi rostro y su nariz acariciaba la mía en aquella breve pausa que hizo- sí que me dijiste que se casaron en el bosque y también me contaste un poco la historia de Hakon –elevé más mi rostro para rozar sus labios con los míos en donde él dejó un beso, luego mis labios perfilaron su mandíbula y dejé mi rostro en su cuello mientras terminaba de contar el resto de la historia. Mientras me la contaba enarqué una ceja por lo que les había ocurrido y me separé para mirarlo un poco con la boca ligeramente entreabierta cuando dijo que cambiaron las tornas, que allí mantuvieron relaciones y que luego al volver a la normalidad ella se había quedado embarazada de su padre... vaya, eso sí que no me lo había esperado para nada y lo miré durante un par de segundos por aquello- ¿en verdad eso puede pasar? –Pregunté aunque, más bien, era una pregunta retórica ya que la respuesta la tenía frente a mí en esos momentos ya que él había nacido siendo su padre un vampiro- vaya... supongo que debería de dar gracias porque cayeran en ese agujero, cambiaran las tornas y te tuvieran a ti –mordí su labio inferior para soltarlo enseguida dejando que volviera a continuar hablando, esa vez para contarme algo que tampoco sabía y era que por sus venas corría sangre de vampiro- tiene su lógica, si tu padre era vampiro lo normal es que parte de tu sangre también contenga algo de ello.... aunque seas enteramente humano, es algo raro –dije acariciando con mi nariz la suya mientras decía que muchos sentían el subidón que provocaba el beber de la sangre de vampiro, algo que había probado aunque no por voluntad propia y que no me había gustado en absoluto, cuando estuve cautiva de aquel maldito vampiro desgraciado me dio de beber de su sangre en un par de ocasiones pero aunque sí sentí ese subidón del que hablaba no me gustó en absoluto y me dio bastante asco beber de su sangre, desde entonces no había vuelto a probar la sangre de vampiro y tampoco tenía la intención de hacerlo. Mi sorpresa fue cuando dijo que él, a diferencia del resto, sentía un subidón mucho más mayor que lo volvía completamente loco y que mi “yo” vampiro lo sabía porque supuse que le habría dado sangre- ¿muy muy loco? –Pregunté enarcando una de mis cejas- ¿cómo de loco? –Quise saber mientras mis dedos se deslizaban por su pecho- eso significa que si en algún momento caes herido no pueden curarte con sangre de vampiro para cerrar antes las heridas –chasqueé la lengua- es bueno que me lo hayas dicho para que lo supiera para futuras ocasiones –volví a dejar mi rostro contra su cuello mientras sus manos acariciaban mi cuerpo lentamente y yo acariciaba sus manos y sus brazos muy cómoda y a gusto en esos momentos, tranquila y relajada. Desde que habíamos estado en Egipto y habíamos sacado el tema no había vuelto a pensar en mi otra “yo”, y es que hacerlo era un poco extraño porque no lo entendía del todo- Ubbe –dije elevando mi rostro para mirar sus orbes azules que tanto me gustaban, mordí mi labio un par de segundos y luego finalmente hablé- ¿en algún momento piensas en.... bueno, en “ella”? –Pregunté aunque bien sabía que por “ella” me refería a mí “yo” vampira que había conocido antes de venir en esa misión que bien podría haberle costado la vida por el veneno en su cuerpo y en donde él ya me conocía más que de sobra- no lo pregunto como un reproche ni nada parecido, es... simplemente curiosidad. Para mí es algo extraño saber que en otro momento he sido o hubiera sido vampira me planeta muchas preguntas, no había vuelto a caer en ese tema si no lo llegas a decir –me encogí de hombros restándole importancia- no es nada malo es sólo que, no sé, si no hubieras aparecido tú en mi época ¿me hubiera convertido en vampiro? Acordarme que conociste a una versión mía que era vampira me hace pensar si sigue existiendo en esta época, si el hecho de estar ahora juntos cambia de alguna forma ese “futuro” como si hubieras cambiado la línea del tiempo y hubieras cambiado, o alterado, los hechos –hice una pequeña pausa para mirarlo a los ojos recorriendo su rostro con mis dedos- no es que tenga mucho conocimiento sobre ello pero es lo que me pregunto –me mordí de nuevo el labio- aunque lo que realmente me importa es que estamos juntos y el único futuro que me preocupa es el que podamos construir juntos –dije para que supiera que no había sido una pregunta “trampa”, simplemente me había venido a la mente- ¿sabes? Hablando de todo esto no me di cuenta de lo que tuviste que pasar cuando viniste por mí a mí época hasta que no fui a por ti en ese sueño... ya sé que no es lo mismo y que no se puede “comparar”, pero ahí entendí y comprendí más lo que pasaste en esos momentos cuando yo no te conocía de nada y tú sí, con esos sentimientos que tú sí tenías y que por contra yo no los tenía. Me podía hacer una ligera idea pero nada como pasarlo para saberlo realmente... sé que no te puse las cosas fáciles, quitando por el hecho de que me habías secuestrado y todo eso, y que me volvías loca porque actuabas con una familiaridad que me descuadraba.... –lancé un suspiro contra sus labios- sé que puede ser un poco tarde pero siento todo eso, en esa época estaba muy cerrada en banda a sentir algo por nadie y siempre intentaba mantener distancias contigo porque no quería abrir la veda de nuevo, aunque no me sirvió de mucho ¿no crees? –Pregunté con una sonrisa sobre sus labios- ¿sabes cuándo creo que me enamoré de ti? La primera noche que salimos por Egipto, creo que trastocaste todos mis esquemas y los redujiste a la nada.... aunque no me di cuenta de lo que sentía realmente por ti hasta que te vi llorando por mi supuesta muerte, realmente cuando vi cómo hundías esa daga en tu pecho... ahí supe que te quería, y desde entonces lo hago cada día un poco más que el anterior –sonreí sobre sus labios antes de acortar la distancia y besarlo de forma sentida, lenta, disfrutando de ese momento- ahora que estamos en confesión, ¿hay algo que tengas que añadir? –Pregunté mordiendo su labio mirando sus mares con una sonrisa.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Mordí el lóbulo de su oreja con suavidad dibujando su cuerpo con mis manos, fue entonces cuando me hizo esa pregunta que me detuvo en seco ¿piensas en ellas?
Por un instante guarde silencio meditando exactamente que responder a eso.
-A veces -confesé con sinceridad -sentía algo fuerte por ella, en Egipto terminé de enamorarme, pero empecé en el norte a hacerlo, con la Nai vampiro. Eres tu, con su carácter, con su cuerpo..es difícil eludir los sentimientos, a veces pienso que será de ella.
Era bastante parco al hablar de lo que sentía y mas en este caso, no quería mentirle, decirle que nunca pensaba en ella, pero estaba seguro de querer a Nai de por vida.
Apoyé mi mentón en su cabeza pensativo, recordando aquel día en el que vimos la aurora boreal.
-Supongo que mi visita a tu tiempo a trastocado tu destino o quizás no y en el futuro acabes convertida en inmortal, no lo sabemos.
Ladeé la sonrisa cuando dijo que para mi debió ser complicado...después de ella haber experimentado ir a despertarme al futuro, entendía lo que era que no la reconociera.
-Intentaba mantener la cabeza cuerda, me dijo mi prima que no debía tocar nada, que el futuro no podía ni debía ser cambiado, yo quería solo...besarte y a la vez contenerme era una obligación. No me conocías tampoco y eso lo hacía mas fácil y a la vez mas complicado. Recuerdo en el barco me acosté con otra, esperaba así olvidarte, no se...alzaba los muros y de repente aparecías con ese camisón corto porque no eras capaz de conciliar el sueño y dabas un vuelco a todo de nuevo.
Deslicé mis labios por su mejilla, el agua se mecía por el contacto de nuestros cuerpos, estábamos relajados, hablando, algo que no siempre hacíamos.
-recuerdo que curabas mis heridas, me preguntabas sobre la que tu misma sanaste en mi tiempo y yo no podía contarte nada, era complicado. En Egipto fue perfecto, eramos una pareja normal, esa noche en la que olvidamos la búsqueda y nos reencontramos..creo que fue el detonante de todo, supe que no quería dejarte ir, pensé en ese instante que no me había equivocado, que había hecho bien al ser yo el que viniera a protegerte, hasta ese momento una parte de mi se arrepentía porque te había perdido en mi tiempo.
Me encogí de hombros.
-Quizás Nai ya lo sabía, que me perdería si iba a tu tiempo, que acabaría enamorado de ti. Sabía que yo quería un gran linaje..quizás pensó que era mejor dejarme ir sin ataduras y por eso no vino a despedirme, pues de haberlo hecho me hubiera sentido atado a una promesa, a empezar con ella algo en mi tiempo, quizás era lo correcto, no lo sé Nai.
Hundí mi cabeza en su cuello, besando su piel.
-Te quiero, quiero una vida contigo y se que nos separa una época, pero vamos a encontrar el modo de que ninguno de los dos pierda a su familia en esto.
Por un instante guarde silencio meditando exactamente que responder a eso.
-A veces -confesé con sinceridad -sentía algo fuerte por ella, en Egipto terminé de enamorarme, pero empecé en el norte a hacerlo, con la Nai vampiro. Eres tu, con su carácter, con su cuerpo..es difícil eludir los sentimientos, a veces pienso que será de ella.
Era bastante parco al hablar de lo que sentía y mas en este caso, no quería mentirle, decirle que nunca pensaba en ella, pero estaba seguro de querer a Nai de por vida.
Apoyé mi mentón en su cabeza pensativo, recordando aquel día en el que vimos la aurora boreal.
-Supongo que mi visita a tu tiempo a trastocado tu destino o quizás no y en el futuro acabes convertida en inmortal, no lo sabemos.
Ladeé la sonrisa cuando dijo que para mi debió ser complicado...después de ella haber experimentado ir a despertarme al futuro, entendía lo que era que no la reconociera.
-Intentaba mantener la cabeza cuerda, me dijo mi prima que no debía tocar nada, que el futuro no podía ni debía ser cambiado, yo quería solo...besarte y a la vez contenerme era una obligación. No me conocías tampoco y eso lo hacía mas fácil y a la vez mas complicado. Recuerdo en el barco me acosté con otra, esperaba así olvidarte, no se...alzaba los muros y de repente aparecías con ese camisón corto porque no eras capaz de conciliar el sueño y dabas un vuelco a todo de nuevo.
Deslicé mis labios por su mejilla, el agua se mecía por el contacto de nuestros cuerpos, estábamos relajados, hablando, algo que no siempre hacíamos.
-recuerdo que curabas mis heridas, me preguntabas sobre la que tu misma sanaste en mi tiempo y yo no podía contarte nada, era complicado. En Egipto fue perfecto, eramos una pareja normal, esa noche en la que olvidamos la búsqueda y nos reencontramos..creo que fue el detonante de todo, supe que no quería dejarte ir, pensé en ese instante que no me había equivocado, que había hecho bien al ser yo el que viniera a protegerte, hasta ese momento una parte de mi se arrepentía porque te había perdido en mi tiempo.
Me encogí de hombros.
-Quizás Nai ya lo sabía, que me perdería si iba a tu tiempo, que acabaría enamorado de ti. Sabía que yo quería un gran linaje..quizás pensó que era mejor dejarme ir sin ataduras y por eso no vino a despedirme, pues de haberlo hecho me hubiera sentido atado a una promesa, a empezar con ella algo en mi tiempo, quizás era lo correcto, no lo sé Nai.
Hundí mi cabeza en su cuello, besando su piel.
-Te quiero, quiero una vida contigo y se que nos separa una época, pero vamos a encontrar el modo de que ninguno de los dos pierda a su familia en esto.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Podía entender que para él fuera más complicado el hecho de que había conocido a dos versiones de una misma persona, a mí como humana y en su época a mí como vampira. Entendía que en principio sintió o comenzó a sentir cosas por ella y que cuando me conoció a mí ya tenía sentimientos, ahora que lo sabía todo comprendía mejor su manera de ser y de comportarse que tenía conmigo, la familiaridad con la que siempre me trataba y que a mí siempre me chocaba y me descolocaba, porque cuando él me veía no podía evitar ver en cierto sentida a mí “otra” yo, esa que era vampira. Ya en su momento cuando estuvimos en Egipto me dijo que empezó sintiendo por ella pero que al final había acabado enamorándose de mí, que en varias ocasiones cuando me miraba la veía a ella y sobre todo lo hacía cuando era al principio ya que estaba todo más reciente... y es que yo no podía culparlo. Después de haber estado en ese sueño y haber conocido a ese otro Ubbe, si hubiera sido en una situación contraria, seguramente me habría pasado lo mismo que él. La diferencia es que yo sabía que tarde o temprano eso terminaría y él tendría que lidiarlo realmente... si para mí fue duro no me quería imaginar lo que tuvo que ser para él siendo todo real, nada de que fuera un sueño, pero después de haberlo pasado lo entendía porque aun sabiendo que era un sueño lo veía y lo veía a él, al vikingo que era aunque fuera en una realidad extraña. Por eso mi pregunta no era por echarle nada en cara o que pensara que me sentara mal, simplemente me parecía extraño y raro que hubiera otra Nai rondando por esa época y que fuera vampira, que a su vez, había estado con la misma persona con la que me había casado... cuanto menos me chocaba. Pero quería saberlo porque él siempre me había dicho que éramos la misma persona, diferente raza pero iguales en los demás aspectos, quería saber si seguía pensando en ella o no lo hacía aunque tenía claro que él me quería pese a todo y que había decidido compartir su vida conmigo y no con ella. Jamás me habría planteado una situación como esa y quería saberlo, si pensaba en ella o no quería conocerlo porque aunque muchas veces no pensaba en eso cuando lo hacía siempre me venía la misma pregunta. Lo entendía y era imposible que me enfadara después de haber conocido a otra versión de Ubbe por la que había sentido lo mismo. Además estaba el hecho de que estábamos allí y sabía que ella había estado en ese mismo lugar, me preguntaba si seguiría rondando por allí o se habría marchado... ¿seguiría con vida tras haber decidido Ubbe quedare conmigo cambiando así mi posible futuro? Era complicado y yo, con lo curiosa que era, pues quería saber qué pensaba.
Agradecí que fuera sincero y no me mintiera alegando que no pensaba en ella a veces, me chocaba pero a diferencia de lo que él pudiera pensar e incluso yo misma no me molestaba... sabía de sobra lo que él sentía por mí y eso me bastaba para que no me enfadara o me molestara, confiaba en él y me sentía muy segura con respecto a sus sentimientos por mí. Apoyó su mentón en mi cabeza y yo entrelacé mis dedos con los suyos mientras él acariciaba mi cuerpo de forma lenta, recostada sobre su cuerpo tranquila y relajada, mucho más que hacía unas horas cuando habíamos estado tumbados en la cama. Yo no quería convertirme en vampiro, él tampoco sabía cómo es que ella había acabado siéndolo y nunca podríamos saber si el hecho de quedarse conmigo habría cambiado algo, pero quería conservar la forma que tenía y estar junto a él. Me mordí el labio cuando comenzó a hablar de cuando vino del futuro y nos fuimos a Egipto, en aquel viaje en barco en el que tardamos casi una semana en llegar. Era cierto que yo no se lo puse nada fácil y, aunque en un principio mantenía distancias con él, fue imposible no terminar por acortarlas sobre todo con esas pesadillas que tenía en el barco. Sonreí de lado cuando dijo que intentó alzar los muros y me acordaba de la primera vez que fui a buscarlo, desesperada por no poder dormir, encontrándome con esos gemidos que traspasaron de su puerta y que hicieron que diera media vuelta y me fuera... la noche siguiente fue cuando aparecí por su camarote ya estando solo, con ese camisón corto que el nombraba, para pedirle que me dejara dormir con él. Ahora entendía mucho más las cosas que antes, ir a buscarlo había quitado una pequeña venda que llevaba en mis ojos y que no me había dejado ver con claridad, después de aquello supe lo que realmente fue para él venir a mi tiempo a buscarme y todo lo que tuvo que soportar. También enterarse de ese pasado que al parecer mi otro “yo” no le había contado y del cual él no tenía noción alguna... aún podía recordar la rabia que expresó, la furia que sintió y cómo acabó volcando la mesa mientras rugía enfurecido queriendo matar no solo a aquel hombre, sino incendiar el lugar donde había trabajo en busca de vengarme... ahora entendía por qué su dolor, su rabia y su ira.
-Oh, ese camisón.... recuerdo que la noche siguiente me prestaste tu camisola para dormir porque según tú mi camisón no te dejó dormir por esa noche –sonreí de lado recordando aquel momento- también me diste la opción de dormir desnuda aunque si la camisola no lo solucionaba mucho el dormir desnuda no lo haría nada, pero no pudiste evitar probar suerte ¿no? –Elevé mi rostro para contemplarlo jugando con sus dedos- la noche siguiente me dijiste que no jugara con fuego y al final he acabado por arder prendida en llamas –mis labios recorrieron su mandíbula- me alegro de no ser la única a la que le daban un vuelco a su vida, ya te dije que era difícil de olvidar –comenté con cierta diversión sintiendo ahora sus labios deslizarse por mis mejillas en una caricia que disfruté, sinceramente hacía tiempo que no estábamos tan tranquilos y tan relajados manteniendo una conversación... sobre todo después de lo que habíamos pasado y del mes de locos que habíamos tenido- ya sabes lo curiosa que soy, ¿cómo no preguntarte cuando no dejabas de contarme cosas por las que quería saber más y más? Pero sí, entiendo que fuera difícil para ti el contarte que fui yo quien te curó –cerré los ojos dejando que siguiera hablando sobre el tiempo que pasamos en Egipto, el que sin duda lo cambió todo entre ambos y dio sentido y razón a lo que pasaba. Entendía mucho más ahora que sabía todo por qué su actitud, porqué parecía lidiar consigo mismo, sus caras, sus estados de ánimo- ahora lo entiendo todo, al principio no entendía por qué te comportabas de esa manera y te mostrabas así. Era como si a veces te perdieras en una lucha contigo mismo, de ahí tu comportamiento ¿verdad? La noche antes de ir por la reliquia, cuando me metí contigo en la tina con el vestido sobrepasada por todo, estabas alicaído porque querías quedarte pero sabías que no era lo “correcto”, ¿no es así? –Pregunté porque me acordaba de esos momentos, de esas sonrisas que me daba en las que quería decirme que estaba bien pero que realmente no lo estaba. En esos momentos yo no le había dicho nada acerca de mis sentimientos más que un “me gustas mucho”, ahora entendía por qué estuvo así- pensabas que me habías perdido en tu tiempo y, además, yo no había sido clara con lo que sentía.... y que podrías perderme de ambas formas –mis dedos recorrieron su brazo escuchando que de no haber venido las cosas hubieran sido diferentes- esa noche, la de la primera “cita” que tuvimos es una de mis favoritas... bueno, quitando el día de nuestra boda obviamente, pero le tengo un especial cariño. Creo que fue por primera vez donde te mostraste con más claridad y fuiste simplemente tú, no ese vikingo arrogante que no dejaba de darme órdenes y que no contestaba a ninguna de mis preguntas. Lo cierto es que descubrí muchas cosas esa noche sobre ti, no sé si se te había soltado la lengua por las jarras pero te saqué bastantes cosas... al menos comparado con lo poco que te sacaba de normalidad –cerré los ojos cuando su rostro fue a mi cuello, sus labios dejaban besos por el lugar y sonreí escuchando sus palabras llevando mi mano hacia su pelo para enredarlo entre mis dedos, acariciándolo- es todo cuanto me importa y lo que necesitaba, si algo tengo claro es que no quiero separarme de ti y que te quiero, somos unos luchadores y unos guerreros que no nos damos por vencidos, así que sí, vamos a buscar el modo de llevarlo –giré mi rostro para buscar sus labios con los míos y besarlo, me encontraba mejor que hacía un par de horas y también era gracias a él que había estado ahí en todo momento, mordí su labio inferior antes de separarme observando sus orbes azules- necesitaba esto –confesé rozando mis labios con los suyos, dejando que nuestros alientos chocaran cálido el uno contra el otro- hablar las cosas con tranquilidad ahora que hemos tenido tiempo, llevamos un mes bastante loco y apenas hemos tenido tiempo –lamí su labio inferior recorriendo con mis dedos su trenza- pero necesitaba soltar lo que me preocupaba en parte, desde hace tiempo llevaba cargando con el hecho de que te separaras de tu familia... me alegra haber podido hablarlo y solucionarlo de alguna forma, soltar ese peso que llevaba. Creo que necesitábamos esta charla y me siento mucho mejor, me alegra que podamos hablar las cosas y no nos las guardemos, no deberíamos de hacerlo porque luego al final nos estalla con más fuerza –además de que teníamos esa confianza para decirnos las cosas, volví a buscar de nuevo sus labios para besarlo- y ahora creo que deberíamos de salir de la tina, no es que no me encuentre cómoda y a gusto pero no quiero parecer una pasa y supongo que tú no querrás parecer un garbanzo –dije medio riéndome haciendo referencia a que yo era más oscura de piel que él, volví a dejar un beso más corto en sus labios y acabé por levantarme de la tina buscando una toalla con la que cubrir mi cuerpo, luego volví para tenderle una él sintiendo en todo momento sus ojos recorriendo mi cuerpo, algo que me hacía sonreír- el hechicero ha dicho que pronto estaré recuperada, así que podremos ir a que me lleves a ver el norte, tengo ganas de saber cómo es tu hogar y el lugar en el que creciste creyéndote ser Odín con una espada en tus manos –sonreí rodeando su cuello con mis brazos, ahora nos tocaba un tiempo de tranquilidad y de viajar por el norte juntos mientras me enseñaba sus tierras, quería pasar ese tiempo con él mientras los dos nos curábamos y nos reponíamos de lo que habíamos pasado.
Agradecí que fuera sincero y no me mintiera alegando que no pensaba en ella a veces, me chocaba pero a diferencia de lo que él pudiera pensar e incluso yo misma no me molestaba... sabía de sobra lo que él sentía por mí y eso me bastaba para que no me enfadara o me molestara, confiaba en él y me sentía muy segura con respecto a sus sentimientos por mí. Apoyó su mentón en mi cabeza y yo entrelacé mis dedos con los suyos mientras él acariciaba mi cuerpo de forma lenta, recostada sobre su cuerpo tranquila y relajada, mucho más que hacía unas horas cuando habíamos estado tumbados en la cama. Yo no quería convertirme en vampiro, él tampoco sabía cómo es que ella había acabado siéndolo y nunca podríamos saber si el hecho de quedarse conmigo habría cambiado algo, pero quería conservar la forma que tenía y estar junto a él. Me mordí el labio cuando comenzó a hablar de cuando vino del futuro y nos fuimos a Egipto, en aquel viaje en barco en el que tardamos casi una semana en llegar. Era cierto que yo no se lo puse nada fácil y, aunque en un principio mantenía distancias con él, fue imposible no terminar por acortarlas sobre todo con esas pesadillas que tenía en el barco. Sonreí de lado cuando dijo que intentó alzar los muros y me acordaba de la primera vez que fui a buscarlo, desesperada por no poder dormir, encontrándome con esos gemidos que traspasaron de su puerta y que hicieron que diera media vuelta y me fuera... la noche siguiente fue cuando aparecí por su camarote ya estando solo, con ese camisón corto que el nombraba, para pedirle que me dejara dormir con él. Ahora entendía mucho más las cosas que antes, ir a buscarlo había quitado una pequeña venda que llevaba en mis ojos y que no me había dejado ver con claridad, después de aquello supe lo que realmente fue para él venir a mi tiempo a buscarme y todo lo que tuvo que soportar. También enterarse de ese pasado que al parecer mi otro “yo” no le había contado y del cual él no tenía noción alguna... aún podía recordar la rabia que expresó, la furia que sintió y cómo acabó volcando la mesa mientras rugía enfurecido queriendo matar no solo a aquel hombre, sino incendiar el lugar donde había trabajo en busca de vengarme... ahora entendía por qué su dolor, su rabia y su ira.
-Oh, ese camisón.... recuerdo que la noche siguiente me prestaste tu camisola para dormir porque según tú mi camisón no te dejó dormir por esa noche –sonreí de lado recordando aquel momento- también me diste la opción de dormir desnuda aunque si la camisola no lo solucionaba mucho el dormir desnuda no lo haría nada, pero no pudiste evitar probar suerte ¿no? –Elevé mi rostro para contemplarlo jugando con sus dedos- la noche siguiente me dijiste que no jugara con fuego y al final he acabado por arder prendida en llamas –mis labios recorrieron su mandíbula- me alegro de no ser la única a la que le daban un vuelco a su vida, ya te dije que era difícil de olvidar –comenté con cierta diversión sintiendo ahora sus labios deslizarse por mis mejillas en una caricia que disfruté, sinceramente hacía tiempo que no estábamos tan tranquilos y tan relajados manteniendo una conversación... sobre todo después de lo que habíamos pasado y del mes de locos que habíamos tenido- ya sabes lo curiosa que soy, ¿cómo no preguntarte cuando no dejabas de contarme cosas por las que quería saber más y más? Pero sí, entiendo que fuera difícil para ti el contarte que fui yo quien te curó –cerré los ojos dejando que siguiera hablando sobre el tiempo que pasamos en Egipto, el que sin duda lo cambió todo entre ambos y dio sentido y razón a lo que pasaba. Entendía mucho más ahora que sabía todo por qué su actitud, porqué parecía lidiar consigo mismo, sus caras, sus estados de ánimo- ahora lo entiendo todo, al principio no entendía por qué te comportabas de esa manera y te mostrabas así. Era como si a veces te perdieras en una lucha contigo mismo, de ahí tu comportamiento ¿verdad? La noche antes de ir por la reliquia, cuando me metí contigo en la tina con el vestido sobrepasada por todo, estabas alicaído porque querías quedarte pero sabías que no era lo “correcto”, ¿no es así? –Pregunté porque me acordaba de esos momentos, de esas sonrisas que me daba en las que quería decirme que estaba bien pero que realmente no lo estaba. En esos momentos yo no le había dicho nada acerca de mis sentimientos más que un “me gustas mucho”, ahora entendía por qué estuvo así- pensabas que me habías perdido en tu tiempo y, además, yo no había sido clara con lo que sentía.... y que podrías perderme de ambas formas –mis dedos recorrieron su brazo escuchando que de no haber venido las cosas hubieran sido diferentes- esa noche, la de la primera “cita” que tuvimos es una de mis favoritas... bueno, quitando el día de nuestra boda obviamente, pero le tengo un especial cariño. Creo que fue por primera vez donde te mostraste con más claridad y fuiste simplemente tú, no ese vikingo arrogante que no dejaba de darme órdenes y que no contestaba a ninguna de mis preguntas. Lo cierto es que descubrí muchas cosas esa noche sobre ti, no sé si se te había soltado la lengua por las jarras pero te saqué bastantes cosas... al menos comparado con lo poco que te sacaba de normalidad –cerré los ojos cuando su rostro fue a mi cuello, sus labios dejaban besos por el lugar y sonreí escuchando sus palabras llevando mi mano hacia su pelo para enredarlo entre mis dedos, acariciándolo- es todo cuanto me importa y lo que necesitaba, si algo tengo claro es que no quiero separarme de ti y que te quiero, somos unos luchadores y unos guerreros que no nos damos por vencidos, así que sí, vamos a buscar el modo de llevarlo –giré mi rostro para buscar sus labios con los míos y besarlo, me encontraba mejor que hacía un par de horas y también era gracias a él que había estado ahí en todo momento, mordí su labio inferior antes de separarme observando sus orbes azules- necesitaba esto –confesé rozando mis labios con los suyos, dejando que nuestros alientos chocaran cálido el uno contra el otro- hablar las cosas con tranquilidad ahora que hemos tenido tiempo, llevamos un mes bastante loco y apenas hemos tenido tiempo –lamí su labio inferior recorriendo con mis dedos su trenza- pero necesitaba soltar lo que me preocupaba en parte, desde hace tiempo llevaba cargando con el hecho de que te separaras de tu familia... me alegra haber podido hablarlo y solucionarlo de alguna forma, soltar ese peso que llevaba. Creo que necesitábamos esta charla y me siento mucho mejor, me alegra que podamos hablar las cosas y no nos las guardemos, no deberíamos de hacerlo porque luego al final nos estalla con más fuerza –además de que teníamos esa confianza para decirnos las cosas, volví a buscar de nuevo sus labios para besarlo- y ahora creo que deberíamos de salir de la tina, no es que no me encuentre cómoda y a gusto pero no quiero parecer una pasa y supongo que tú no querrás parecer un garbanzo –dije medio riéndome haciendo referencia a que yo era más oscura de piel que él, volví a dejar un beso más corto en sus labios y acabé por levantarme de la tina buscando una toalla con la que cubrir mi cuerpo, luego volví para tenderle una él sintiendo en todo momento sus ojos recorriendo mi cuerpo, algo que me hacía sonreír- el hechicero ha dicho que pronto estaré recuperada, así que podremos ir a que me lleves a ver el norte, tengo ganas de saber cómo es tu hogar y el lugar en el que creciste creyéndote ser Odín con una espada en tus manos –sonreí rodeando su cuello con mis brazos, ahora nos tocaba un tiempo de tranquilidad y de viajar por el norte juntos mientras me enseñaba sus tierras, quería pasar ese tiempo con él mientras los dos nos curábamos y nos reponíamos de lo que habíamos pasado.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Los dos días siguientes salimos poco o nada de la habitación, ambos teníamos que recuperarnos, coger fuerzas. Sobrevolaba sobre nosotros un halo de tristeza, la perdida de nuestro hijo había sido un duro golpe para ambos, pero eso no hizo que nos rindiéramos y el tercer día, dándome cuenta que el encierro consumía a la egipcia decidí que era el momento de emprender camino...
Cabalgamos durante dos horas sin separarnos de la cornisa del otro lado de la montaña. El sonido del agua cayendo me llamo la atención, desmonte con rapidez y me asome por el acantilado, la imagen que descubrí era tremendamente interesante.
De una gruta en el interior de la montaña caía una cascada de agua que impactaba con las erosionadas rocas, creando gran cantidad de salientes, esta terminaba en un rio de gran caudal, alrededor del rio, un manto verde lleno de arboles daba una preciosa imagen natural. Junto al rio se veía el fuego de las chimeneas de una pequeña ciudad, rodeada de hermosos arboles, no de gran tamaño. Al otro lado se alzaba majestuosa otra montaña de gran tamaño.
-Mira Nai -dije ayudándola a bajar. Iremos a esa aldea...allí celebran un ritual de adivinación, cruzaremos los fiordos, si los dioses quieren podremos ver algo relevante para nuestras vidas ¿que me dices? Se bebe, se fuma..aprovechemos este viaje pare recordar esa primera cita.
Cabalgamos sin descanso durante todo el día, parando únicamente para comer, al atardecer entramos en un tranquilo y pequeño poblado de casas bajas. La mayoría de las casas ya habían encendido sus humeantes chimeneas y cerrado los portones para pasar la fría noche, sus calles, de tierra sin pavimentar, estaban pobremente iluminadas. Encontramos sin problemas la taberna, en el mismo momento en el que el recio tabernero despedía en la puerta al último cliente, que por lo visto, había necesitado de un pequeño empujoncito para volver a casa.
Mi apellido era conocido en el norte, así que no necesité mas para que el buen hombre me indicara la casa del jefe del poblado, tenían poco, eran en su mayoría campesinos mas que azotados por los continuos saqueos de Randulf y aun así compartían aquello que tenían sin pensarlo.
Nos alojamos en la casa del “jefe”, varios viajeros habían llegado en esos dias al poblado pues al día siguiente celbrarian los ritos mágicos, como el sejdr, que era un ritual de tipo adivinatorio, junto con el blot, el sacrificio de animales
En el interior de la modesta casa, hacía un calor acogedor, la mujer, sentada en un pequeño taburete frente al fuego, removía la olla con una larga cuchara de madera. Al entrar se giró hacia nosotros para pedir que nos sentáramos.
Mis labios surcaron los de la egipcia que miraba aquella casa modesta con los ojos brillando.
Bebimos, cenamos y finalmente llegó la hora de retirarnos.
Era una especie de altillo, no demasiado amplio, donde había apiladas varias balas de paja cubiertas con unas sabanas blancas un tanto corroídas. Desde luego era muy modesto y un tanto frio ya que hasta allí no llegaba el calor de la chimenea, pero bueno al menos dormiríamos a cubierto y sobre algo blando.
-¿entiendes ahora porque lucho? -pregunté contemplando los desiertos de la mujer que amaba -¿entiendes porque nunca podré abandonar esta guerra. Esta gente merece algo mas que esto, que morir de hambre Nai.
Te quiero -susurré perdiéndome en sus labios deliciosos, mordiéndolos hasta que los gruñidos rompieron el silencio. No había podido tomarla en todo este tiempo y estaba desesperado -¿tu crees que ya podríamos? -pregunté con la voz ronca
Cabalgamos durante dos horas sin separarnos de la cornisa del otro lado de la montaña. El sonido del agua cayendo me llamo la atención, desmonte con rapidez y me asome por el acantilado, la imagen que descubrí era tremendamente interesante.
De una gruta en el interior de la montaña caía una cascada de agua que impactaba con las erosionadas rocas, creando gran cantidad de salientes, esta terminaba en un rio de gran caudal, alrededor del rio, un manto verde lleno de arboles daba una preciosa imagen natural. Junto al rio se veía el fuego de las chimeneas de una pequeña ciudad, rodeada de hermosos arboles, no de gran tamaño. Al otro lado se alzaba majestuosa otra montaña de gran tamaño.
-Mira Nai -dije ayudándola a bajar. Iremos a esa aldea...allí celebran un ritual de adivinación, cruzaremos los fiordos, si los dioses quieren podremos ver algo relevante para nuestras vidas ¿que me dices? Se bebe, se fuma..aprovechemos este viaje pare recordar esa primera cita.
Cabalgamos sin descanso durante todo el día, parando únicamente para comer, al atardecer entramos en un tranquilo y pequeño poblado de casas bajas. La mayoría de las casas ya habían encendido sus humeantes chimeneas y cerrado los portones para pasar la fría noche, sus calles, de tierra sin pavimentar, estaban pobremente iluminadas. Encontramos sin problemas la taberna, en el mismo momento en el que el recio tabernero despedía en la puerta al último cliente, que por lo visto, había necesitado de un pequeño empujoncito para volver a casa.
Mi apellido era conocido en el norte, así que no necesité mas para que el buen hombre me indicara la casa del jefe del poblado, tenían poco, eran en su mayoría campesinos mas que azotados por los continuos saqueos de Randulf y aun así compartían aquello que tenían sin pensarlo.
Nos alojamos en la casa del “jefe”, varios viajeros habían llegado en esos dias al poblado pues al día siguiente celbrarian los ritos mágicos, como el sejdr, que era un ritual de tipo adivinatorio, junto con el blot, el sacrificio de animales
En el interior de la modesta casa, hacía un calor acogedor, la mujer, sentada en un pequeño taburete frente al fuego, removía la olla con una larga cuchara de madera. Al entrar se giró hacia nosotros para pedir que nos sentáramos.
Mis labios surcaron los de la egipcia que miraba aquella casa modesta con los ojos brillando.
Bebimos, cenamos y finalmente llegó la hora de retirarnos.
Era una especie de altillo, no demasiado amplio, donde había apiladas varias balas de paja cubiertas con unas sabanas blancas un tanto corroídas. Desde luego era muy modesto y un tanto frio ya que hasta allí no llegaba el calor de la chimenea, pero bueno al menos dormiríamos a cubierto y sobre algo blando.
-¿entiendes ahora porque lucho? -pregunté contemplando los desiertos de la mujer que amaba -¿entiendes porque nunca podré abandonar esta guerra. Esta gente merece algo mas que esto, que morir de hambre Nai.
Te quiero -susurré perdiéndome en sus labios deliciosos, mordiéndolos hasta que los gruñidos rompieron el silencio. No había podido tomarla en todo este tiempo y estaba desesperado -¿tu crees que ya podríamos? -pregunté con la voz ronca
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
El hechicero nos había dicho que en un par de días al menos mis heridas sí estarían sanadas y ya podríamos hacer vida normal, era joven y fuerte por lo que no quedarían secuelas o eso es lo que esperaba realmente que pasara. Después de aquel baño relajante en el que pudimos hablar con tranquilidad me sentía algo mejor después de decir aquello que me pesaba y que había arrastrado y cargado desde que él dijo que se quedaba, me alegraba que lo hubiéramos podido solucionar y arreglar dejando las cosas claras. Los siguientes dos días apenas salimos de la habitación para algo más que comer y poco más, debíamos de mantenernos fuertes más que nunca y aunque era cierto que ese halo de tristeza no nos abandonaba por lo que había pasado sí que teníamos claro que íbamos a luchar por seguir adelante porque era lo que los dos necesitábamos. Era más que evidente que estar con el vikingo ayudaba bastante en mi recuperación pero también sentía que estar encerrado era algo que no era bueno para ninguno de los dos, así que cuando al tercer día me dijo que íbamos a empezar aquel viaje por sus tierras simplemente sonreí porque necesitaba salir de esa habitación, seguir hacia adelante y dejar de pensar constantemente en lo que había pasado. No sabía muy bien qué me tenía preparado e iba a ser todo sorpresa ya que le dejé a él que llevara ese viaje a su manera, fue su hermana quien sabiendo que íbamos a partir me prestó algo de su ropa para el viaje mucho más cómoda que los vestidos que solía llevar yo, me sentía un poco extraña llevando ropa suya pero cuando supe que íbamos a hacer parte del viaje a caballo hasta agradecí que me prestara la ropa. Me encantaban los animales y hacía tiempo que no montaba a caballo por lo que me alegró poder hacerlo de nuevo después de tanto tiempo y tras preparar los caballos con todo lo que íbamos a necesitar partimos sin saber yo muy bien qué rumbo íbamos a tomar. Había que decir que el paisaje del norte era precioso, nada que ver con el de París o con el de Egipto ya que eran muy diferentes, miraras por donde miraras una vasta extensión de bosques contrastaba con las montañas que blancas por las nevadas pintaban aquel paisaje. Incluso hasta el aire era diferente, aquel era mucho más limpio y puro y supe que necesitaba salir de esa habitación para empezar a animarme. Llevábamos un par de horas cabalgando siguiendo el rumbo que él marcaba cuando de pronto paró de golpe y con suma facilidad y agilidad se bajó del caballo mientras yo quedaba montada sobre este mirándolo de forma fija viendo que se asomaba por aquel acantilado, enarcando una ceja sin saber por qué había parado. Cuando vino a ayudarme a bajar del caballo cogiéndome de la cintura nos acercamos para que me enseñara aquello que había visto, sin duda unas vistas increíbles y preciosas de un paisaje lleno de naturaleza por todos lados; la cascada de agua, el río, las montañas nevadas, el bosque, aquel pueblo que se veía a lo lejos en mitad de tanta belleza.
Dijo que quería ir a esa aldea porque celebraban un rito de adivinación, algo que me hizo elevar mi vista para contemplarlo y luego volver a mirar aquel pequeño pueblo para asentir con la cabeza ya que había despertado todo mi interés y mi curiosidad por saber y ver aquellos rituales de los que hablaba. Pasamos el día entero cabalgando para llegar a la pequeña aldea que habíamos visto y llegamos justo cuando anochecía, dejamos los caballos y comenzamos a andar por aquel lugar en donde no había nadie porque el frío de la noche se notaba y eso hizo que me pegara al vikingo no acostumbrada a tal frío. Llegamos hasta la taberna que ya estaban cerrando para que él preguntara dónde se encontraba la casa del jefe, al parecer su familia era conocida en el norte y el hombre nos indicó el camino que emprendimos enseguida. No tardamos más que unos pocos minutos en dar con la casa del jefe donde al llegar nos acogieron y nos invitaron a pasar para resguardarnos del frío que hacía fuera, el hombre enseguida nos atendió al igual que los otros viajeros que habían llegado también por la ceremonia que hacían en la aldea. Contemplé a la mujer que preparaba la cena junto a una gran olla en la lumbre y nos invitó a acercarnos para calentarnos cosa que agradecí e hice porque estaba helada. Todo era muy distinto de lo que había visto en Akershus y se notaba que era una aldea de campesinos, que lo poco que tenían no dudaban en compartirlo. El hombre, que conocía a su familia, se puso a hablar con él preguntando por esta mientras mi atención fue desviada en ese momento hacia un lado del gran salón donde dos niños jugaban ajenos a la conversación. El niño era algo más mayor que la niña y este portaba en sus manos una espada de madera la cual blandía luchando contra algún enemigo imaginario, no pude evitar sonreír y pensar en Ubbe siendo pequeño con su rubio cabello y sus ojos azules haciendo lo mismo que aquel niño, la hermana jugaba con unos peluches y unas muñecas que al parecen formaban parte de la misma historia a la que jugaba su hermano. Había sentido las miradas curiosas de ambos y les sonreí mientras veía cómo jugaban y enredaba mis dedos con los del vikingo, acabé apoyando mi cabeza en su hombro y volví a prestar atención a las palabras del hombre que hablaba sobre los rituales que harían al día siguiente, tal y como me había dicho el vikingo. Por lo que había escuchado ese ritual de adivinación solo podían hacerlo las mujeres, hacían cánticos hacia Freya y pedían a los espíritus que los guiaran para responder a las preguntas, bebían, fumaban y además hacían un sacrificio para pedir por respuestas. Entendía por qué el vikingo quería que fuéramos, quizás pudiéramos ver algo sobre nuestro futuro. Mi atención fue de vuelta a los niños cuando sentí a la pequeña a mi lado, no había parado de mirarme quizás porque mi tono de piel contrastaba mucho con los de allí presentes, me tendió una flor que cogí con una sonrisa en mis labios mientras veía sus ojos azules que brillaban.
-¿Para mí? Muchas gracias –dije acariciando el pelo de la niña que volvió con una sonrisa a jugar con su hermano, miré al vikingo con una sonrisa antes de que sus labios buscaran los míos en un beso. Tras la cena en la que bebimos, nos contaron más cosas sobre aquel ritual invitándonos a participar si queríamos nos fuimos a descansar después del día que habíamos pasado viajando, un humilde altillo donde pasaríamos la noche y que agradecimos por dejar que nos quedáramos bajo su techo. Cuando llegamos arriba una vez solos sus manos tomaron las mías y sus mares se perdieron en mis desiertos haciéndome saber el motivo por el que luchaba y no podía abandonar esa guerra, por gente como la que nos había acogido que se merecía un futuro mejor que el que tenían en esos momentos. Mis desiertos no se apartaron de sus mares y apreté sus manos entorno a las mías- claro que entiendo por qué luchas Ubbe, desde que me dijiste el motivo de la guerra jamás lo he cuestionado en ningún momento. No podría pedirte que abandonaras esta guerra porque sé que tampoco lo harías, a mí no me gusta la guerra y no estoy acostumbrada a ella... quizás porque no la he vivido ni la he experimentado en mis propias carnes como te ha pasado a ti, pero sé el motivo por el cual alzas tú espada. Yo solo.... me da miedo perderte –dije alzando una de mis manos para acariciar su rostro- me aterra y me da pavor el hecho de que un día partas y ya no vuelvas, tengo mucho miedo de perderte Ubbe, ¿puedes entender eso? Si a ti te pasara algo yo no.... no podría recuperarme, no sin ti –porque había quedado más que claro que si me había animado y me encontraba mejor era gracias al vikingo, a su apoyo y al estar conmigo en todo momento. Di un paso hacia él acortando más las distancias- no voy a pedirte que no luches ni quiero tampoco que cambies porque me enamoré de ti así, pero me da mucho miedo perderte –mi mano fue a su nuca y su nariz rozó la mía en una caricia, cerré los ojos unos segundos y lancé un suspiro cuando me dijo que me quería haciendo que sonriera, volví a abrirlos para mirarle- lo sé, yo también te quiero –dije antes de que sus labios buscaran los míos en un beso sentido y profundo, nos separamos pero sin dejar de rozar nuestros labios, sin dejar de acariciarlos y de morderlos sintiendo que eso nos animaba a los dos, su gruñido fue la confirmación que necesité. Lo miré a los ojos cuando me hizo aquella pregunta con mi mano enredada en su pelo y las suyas recorriendo mi cuerpo de forma lenta, como caricias de fuego que nos prendían a los dos- podemos intentarlo –dije contra sus labios lamiendo su inferior escuchando esa voz ronca que delataba las ganas que tenía. Yo también tenía ganas, me apetecía mucho perderme en su cuerpo como si de alguna forma fuera lo que necesitábamos para terminar de cerrar aquella herida que habíamos sufrido con la pérdida, para ver que todo estaba bien. No quería que pensara que no me apetecía o que no le tenía ganas, porque por Ra que le tenía muchísimas ganas al vikingo, pero por otra parte tenía cierto miedo de en ese descontrol que siempre teníamos cuando nos dejábamos llevar lo estropeáramos todo. Aprovechando que sus manos estaban en mis nalgas apenas me bastó un ligero salto para que me alzara pegándome contra su cuerpo y yo envolviera su cintura con mis piernas dándole a entender que yo también lo deseaba y lo necesitaba- solo pido que lo hagamos con calma, quiero asegurarme de que no hay ningún problema al menos por esta vez... puedo llevar el control si lo prefieres –sabía que el vikingo perdía el control y a mí me gustaba, pero quería estar segura por completo. Mordí su labio inferior con una sonrisa pícara mientras nos contemplábamos- vas a tener que quitarme más ropa de la normal –lamí la parte del labio que había apresado entre mis dientes- de paso aprovecho y te curo las heridas con el ungüento que nos dio tu amigo –puse un dedo en sus labios para acallar la réplica que, de seguro, iba a hacerme en esos momentos- no me repliques Ubbe, ya sabes lo insiste que puedo llegar a ser y que en cuestiones de estas no cedo ni un ápice –reí de forma corta y breve por su rostro y la forma en la que me miraba- te pongo el ungüento y luego puedes hacerme todo aquello que desees y que más quieras –era un buen trato para los dos y conseguíamos lo que queríamos sin duda alguna. Bajé de su cuerpo dejando un beso en sus labios y le pedí que se sentara mientras yo cogía lo que necesitaba, me giré con lo necesario y me senté sobre sus piernas a horcajadas dejando el ungüento en el suelo a mi lado, mis manos se colaron bajo su camisola y ascendí por su piel subiéndola a su paso hasta finalmente quitársela. Mis ojos contemplaron su pecho y mis dedos perfilaron cada músculo definido de este, su mano fue a mi nuca y me acercó a su rostro para besarme de esa forma que tanto me gustaba, arrasando con todo haciéndose el dueño indiscutible, jadeé por aquel beso y tuve que llevar mis manos a su trenza para dar un pequeño tirón y que parara mientras lo miraba con la respiración agitada ante las ganas que le tenía- Ubbe –le dije mirándolo para que me dejara hacer, pero maldito vikingo que sabía cómo llevarme a su terreno- un par de minutos y soy toda tuya –me puse a su espalda antes de que volviera a engancharme y arrancara todo raciocinio de mi mente y extendí el ungüento por su espalda viendo que sus heridas mejoraban, cuando terminé mis manos bajaron por su cuello hasta su pecho recorriéndolo, lamí el contorno de su oreja y luego mordí su lóbulo dejando mis labios a su altura- te deseo, Ubbe –ronroneé en su oreja con mi pelo cayendo por su pecho, mis manos acariciando también este y mis labios dejando un reguero por su cuello.
Dijo que quería ir a esa aldea porque celebraban un rito de adivinación, algo que me hizo elevar mi vista para contemplarlo y luego volver a mirar aquel pequeño pueblo para asentir con la cabeza ya que había despertado todo mi interés y mi curiosidad por saber y ver aquellos rituales de los que hablaba. Pasamos el día entero cabalgando para llegar a la pequeña aldea que habíamos visto y llegamos justo cuando anochecía, dejamos los caballos y comenzamos a andar por aquel lugar en donde no había nadie porque el frío de la noche se notaba y eso hizo que me pegara al vikingo no acostumbrada a tal frío. Llegamos hasta la taberna que ya estaban cerrando para que él preguntara dónde se encontraba la casa del jefe, al parecer su familia era conocida en el norte y el hombre nos indicó el camino que emprendimos enseguida. No tardamos más que unos pocos minutos en dar con la casa del jefe donde al llegar nos acogieron y nos invitaron a pasar para resguardarnos del frío que hacía fuera, el hombre enseguida nos atendió al igual que los otros viajeros que habían llegado también por la ceremonia que hacían en la aldea. Contemplé a la mujer que preparaba la cena junto a una gran olla en la lumbre y nos invitó a acercarnos para calentarnos cosa que agradecí e hice porque estaba helada. Todo era muy distinto de lo que había visto en Akershus y se notaba que era una aldea de campesinos, que lo poco que tenían no dudaban en compartirlo. El hombre, que conocía a su familia, se puso a hablar con él preguntando por esta mientras mi atención fue desviada en ese momento hacia un lado del gran salón donde dos niños jugaban ajenos a la conversación. El niño era algo más mayor que la niña y este portaba en sus manos una espada de madera la cual blandía luchando contra algún enemigo imaginario, no pude evitar sonreír y pensar en Ubbe siendo pequeño con su rubio cabello y sus ojos azules haciendo lo mismo que aquel niño, la hermana jugaba con unos peluches y unas muñecas que al parecen formaban parte de la misma historia a la que jugaba su hermano. Había sentido las miradas curiosas de ambos y les sonreí mientras veía cómo jugaban y enredaba mis dedos con los del vikingo, acabé apoyando mi cabeza en su hombro y volví a prestar atención a las palabras del hombre que hablaba sobre los rituales que harían al día siguiente, tal y como me había dicho el vikingo. Por lo que había escuchado ese ritual de adivinación solo podían hacerlo las mujeres, hacían cánticos hacia Freya y pedían a los espíritus que los guiaran para responder a las preguntas, bebían, fumaban y además hacían un sacrificio para pedir por respuestas. Entendía por qué el vikingo quería que fuéramos, quizás pudiéramos ver algo sobre nuestro futuro. Mi atención fue de vuelta a los niños cuando sentí a la pequeña a mi lado, no había parado de mirarme quizás porque mi tono de piel contrastaba mucho con los de allí presentes, me tendió una flor que cogí con una sonrisa en mis labios mientras veía sus ojos azules que brillaban.
-¿Para mí? Muchas gracias –dije acariciando el pelo de la niña que volvió con una sonrisa a jugar con su hermano, miré al vikingo con una sonrisa antes de que sus labios buscaran los míos en un beso. Tras la cena en la que bebimos, nos contaron más cosas sobre aquel ritual invitándonos a participar si queríamos nos fuimos a descansar después del día que habíamos pasado viajando, un humilde altillo donde pasaríamos la noche y que agradecimos por dejar que nos quedáramos bajo su techo. Cuando llegamos arriba una vez solos sus manos tomaron las mías y sus mares se perdieron en mis desiertos haciéndome saber el motivo por el que luchaba y no podía abandonar esa guerra, por gente como la que nos había acogido que se merecía un futuro mejor que el que tenían en esos momentos. Mis desiertos no se apartaron de sus mares y apreté sus manos entorno a las mías- claro que entiendo por qué luchas Ubbe, desde que me dijiste el motivo de la guerra jamás lo he cuestionado en ningún momento. No podría pedirte que abandonaras esta guerra porque sé que tampoco lo harías, a mí no me gusta la guerra y no estoy acostumbrada a ella... quizás porque no la he vivido ni la he experimentado en mis propias carnes como te ha pasado a ti, pero sé el motivo por el cual alzas tú espada. Yo solo.... me da miedo perderte –dije alzando una de mis manos para acariciar su rostro- me aterra y me da pavor el hecho de que un día partas y ya no vuelvas, tengo mucho miedo de perderte Ubbe, ¿puedes entender eso? Si a ti te pasara algo yo no.... no podría recuperarme, no sin ti –porque había quedado más que claro que si me había animado y me encontraba mejor era gracias al vikingo, a su apoyo y al estar conmigo en todo momento. Di un paso hacia él acortando más las distancias- no voy a pedirte que no luches ni quiero tampoco que cambies porque me enamoré de ti así, pero me da mucho miedo perderte –mi mano fue a su nuca y su nariz rozó la mía en una caricia, cerré los ojos unos segundos y lancé un suspiro cuando me dijo que me quería haciendo que sonriera, volví a abrirlos para mirarle- lo sé, yo también te quiero –dije antes de que sus labios buscaran los míos en un beso sentido y profundo, nos separamos pero sin dejar de rozar nuestros labios, sin dejar de acariciarlos y de morderlos sintiendo que eso nos animaba a los dos, su gruñido fue la confirmación que necesité. Lo miré a los ojos cuando me hizo aquella pregunta con mi mano enredada en su pelo y las suyas recorriendo mi cuerpo de forma lenta, como caricias de fuego que nos prendían a los dos- podemos intentarlo –dije contra sus labios lamiendo su inferior escuchando esa voz ronca que delataba las ganas que tenía. Yo también tenía ganas, me apetecía mucho perderme en su cuerpo como si de alguna forma fuera lo que necesitábamos para terminar de cerrar aquella herida que habíamos sufrido con la pérdida, para ver que todo estaba bien. No quería que pensara que no me apetecía o que no le tenía ganas, porque por Ra que le tenía muchísimas ganas al vikingo, pero por otra parte tenía cierto miedo de en ese descontrol que siempre teníamos cuando nos dejábamos llevar lo estropeáramos todo. Aprovechando que sus manos estaban en mis nalgas apenas me bastó un ligero salto para que me alzara pegándome contra su cuerpo y yo envolviera su cintura con mis piernas dándole a entender que yo también lo deseaba y lo necesitaba- solo pido que lo hagamos con calma, quiero asegurarme de que no hay ningún problema al menos por esta vez... puedo llevar el control si lo prefieres –sabía que el vikingo perdía el control y a mí me gustaba, pero quería estar segura por completo. Mordí su labio inferior con una sonrisa pícara mientras nos contemplábamos- vas a tener que quitarme más ropa de la normal –lamí la parte del labio que había apresado entre mis dientes- de paso aprovecho y te curo las heridas con el ungüento que nos dio tu amigo –puse un dedo en sus labios para acallar la réplica que, de seguro, iba a hacerme en esos momentos- no me repliques Ubbe, ya sabes lo insiste que puedo llegar a ser y que en cuestiones de estas no cedo ni un ápice –reí de forma corta y breve por su rostro y la forma en la que me miraba- te pongo el ungüento y luego puedes hacerme todo aquello que desees y que más quieras –era un buen trato para los dos y conseguíamos lo que queríamos sin duda alguna. Bajé de su cuerpo dejando un beso en sus labios y le pedí que se sentara mientras yo cogía lo que necesitaba, me giré con lo necesario y me senté sobre sus piernas a horcajadas dejando el ungüento en el suelo a mi lado, mis manos se colaron bajo su camisola y ascendí por su piel subiéndola a su paso hasta finalmente quitársela. Mis ojos contemplaron su pecho y mis dedos perfilaron cada músculo definido de este, su mano fue a mi nuca y me acercó a su rostro para besarme de esa forma que tanto me gustaba, arrasando con todo haciéndose el dueño indiscutible, jadeé por aquel beso y tuve que llevar mis manos a su trenza para dar un pequeño tirón y que parara mientras lo miraba con la respiración agitada ante las ganas que le tenía- Ubbe –le dije mirándolo para que me dejara hacer, pero maldito vikingo que sabía cómo llevarme a su terreno- un par de minutos y soy toda tuya –me puse a su espalda antes de que volviera a engancharme y arrancara todo raciocinio de mi mente y extendí el ungüento por su espalda viendo que sus heridas mejoraban, cuando terminé mis manos bajaron por su cuello hasta su pecho recorriéndolo, lamí el contorno de su oreja y luego mordí su lóbulo dejando mis labios a su altura- te deseo, Ubbe –ronroneé en su oreja con mi pelo cayendo por su pecho, mis manos acariciando también este y mis labios dejando un reguero por su cuello.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
“Podemos intentarlo” Gruñí al escuchar sus palabras, estaba desesperado por tomarla, mi boca colisionó ruda contra la suya, sus petalos se abrieron, rugí lleno de deseo, mi lengua como un ariete batió sus fronteras, lamiendo la ajena enredándose como un tornado en la humedad de su sierpe. Mi deseo por mi esposa no conocía parangón y lo peor es que iba increscendo.
Saltó y mis manos acompañaron sus nalgas apretándolas, dejando que sus piernas abrazaran mi cintura y nuestros sexos con la fricción se incendiaran.
Su pecho contra mi torso, los pezones duros como rocas me apuntaban.
-Uffff egipcia -susurré contra su boca -estoy hoy muy burro.
Pedía calma, peor por Odin que yo de eso con mi mujer no gastaba -por favor..no me pidas hoy calma -pedí con la voz ronca como la noche que fuera reinaba.
La egipcia sonreía divertida, deslizando sus dedos por mi pelo, rozando contra mis labios sus picaras palabras, desliznado la larga trenza entre sus dedos hasta enredarla con firmeza para degustar de nuevo mis labios que tras el tirón quedaron entreabiertos.
-Así, se mala preciosa-gruñí mordiendo sus labios hambriento, azotando sus nalgas con mis dos manos.
Nai, preocupada por mis heridas decidió joderme el momento y decirme que quería curar mis heridas, iba a protestar y me silenció con esa cara que ponía de “no es negociable”
-Después -gruñí arrasando con todo, besándola con tanta rudeza que paladeé el férreo sabor de la sangre.
Jadeé desesperado, llevaba tanto tiempo sin poder hundirme en ella que mi verga alzada ya se hundía en su vientre mojando mis pantalones en clara muestra de la necesidad que me embargaba.
Naí era terca, demasiado, y decidió empezar su ejemplar chanza desabrochando los botones de mi camisa y sin apartar sus arenas de mis mares deslizó con sus dedos la tela por mis hombros hasta que la camisa cayó al suelo.
-Nai -rugí volviendo morder sus labios, sacudiéndolos como una tormenta balancea un drakkar en mar revuelto.
Bufé cuando me pidió que no usara mis trucos sucios.
-¿sucios? Egipcia mira colo la tengo. -tomé su mano llevándola al bulto de mi pantalón para que sintiera la forma de mi verga y esta deslizó la yema por el punto mojado alzando sus orbes oscuras para mirarme.
Sus manos se deslizaron por mis abdominales, ambos estábamos hambrientos del otro. Colocó la crema en mis espaldas y nada mas se giró atrapé su nuca volviendo a perder mi lengua en su húmeda boca, nuestras lenguas se devoraron, gruñimos hambrientos.
-no puedo ir despacio -susurré cuando esta me pedía calma -comemela -le pedí mientras esta sonreía con picarda al ver como me encontraba.
Sus dedos desabrocharon el botón, no tardó en liberar el kraken que palpitaba frente a sus labios mientras esta sonreía. Dos gotas resbalaron por mi glande, su lengua se deslizó por la punta para lamerlas paladeando mi sabor, su cara de placer fue inmensa. Las venas se marcaban y ella rodeaba con sus belfos mi envergadura completa, metiéndosela dentro y fuera de forma lenta, sin apartar sus ojos de mis ahora turbios mares mientras de mis labios una tempestad plagada de truenos escapaba.
-¡Mas! -pedí enredando mis dedos en su cascada parda, mis caderas la buscaban corneandola, hambriento como estaba la metí una y otra vez hasta que mi glande tocaba su garganta produciendole arcadas.
Aguantó plagandome de placer por las contracciones de su garganta contra mi punta mientras yo gruñía a punto de caer en ese abismo con los ojos casi en blanco, rugiendo desesperado.
Mi polla se sacudió en su interior llenándola de mi esencia, corneé un par de veces mas mientras ella me la comía tragando el semen. Picaramente acarició mis huevos con su diestra, lamiendo los restos con lascivia con su lengua sin dejar de mirar mis azules.
-Ahora puedo ir mas despacio- confesé con la voz ronca.
Saltó y mis manos acompañaron sus nalgas apretándolas, dejando que sus piernas abrazaran mi cintura y nuestros sexos con la fricción se incendiaran.
Su pecho contra mi torso, los pezones duros como rocas me apuntaban.
-Uffff egipcia -susurré contra su boca -estoy hoy muy burro.
Pedía calma, peor por Odin que yo de eso con mi mujer no gastaba -por favor..no me pidas hoy calma -pedí con la voz ronca como la noche que fuera reinaba.
La egipcia sonreía divertida, deslizando sus dedos por mi pelo, rozando contra mis labios sus picaras palabras, desliznado la larga trenza entre sus dedos hasta enredarla con firmeza para degustar de nuevo mis labios que tras el tirón quedaron entreabiertos.
-Así, se mala preciosa-gruñí mordiendo sus labios hambriento, azotando sus nalgas con mis dos manos.
Nai, preocupada por mis heridas decidió joderme el momento y decirme que quería curar mis heridas, iba a protestar y me silenció con esa cara que ponía de “no es negociable”
-Después -gruñí arrasando con todo, besándola con tanta rudeza que paladeé el férreo sabor de la sangre.
Jadeé desesperado, llevaba tanto tiempo sin poder hundirme en ella que mi verga alzada ya se hundía en su vientre mojando mis pantalones en clara muestra de la necesidad que me embargaba.
Naí era terca, demasiado, y decidió empezar su ejemplar chanza desabrochando los botones de mi camisa y sin apartar sus arenas de mis mares deslizó con sus dedos la tela por mis hombros hasta que la camisa cayó al suelo.
-Nai -rugí volviendo morder sus labios, sacudiéndolos como una tormenta balancea un drakkar en mar revuelto.
Bufé cuando me pidió que no usara mis trucos sucios.
-¿sucios? Egipcia mira colo la tengo. -tomé su mano llevándola al bulto de mi pantalón para que sintiera la forma de mi verga y esta deslizó la yema por el punto mojado alzando sus orbes oscuras para mirarme.
Sus manos se deslizaron por mis abdominales, ambos estábamos hambrientos del otro. Colocó la crema en mis espaldas y nada mas se giró atrapé su nuca volviendo a perder mi lengua en su húmeda boca, nuestras lenguas se devoraron, gruñimos hambrientos.
-no puedo ir despacio -susurré cuando esta me pedía calma -comemela -le pedí mientras esta sonreía con picarda al ver como me encontraba.
Sus dedos desabrocharon el botón, no tardó en liberar el kraken que palpitaba frente a sus labios mientras esta sonreía. Dos gotas resbalaron por mi glande, su lengua se deslizó por la punta para lamerlas paladeando mi sabor, su cara de placer fue inmensa. Las venas se marcaban y ella rodeaba con sus belfos mi envergadura completa, metiéndosela dentro y fuera de forma lenta, sin apartar sus ojos de mis ahora turbios mares mientras de mis labios una tempestad plagada de truenos escapaba.
-¡Mas! -pedí enredando mis dedos en su cascada parda, mis caderas la buscaban corneandola, hambriento como estaba la metí una y otra vez hasta que mi glande tocaba su garganta produciendole arcadas.
Aguantó plagandome de placer por las contracciones de su garganta contra mi punta mientras yo gruñía a punto de caer en ese abismo con los ojos casi en blanco, rugiendo desesperado.
Mi polla se sacudió en su interior llenándola de mi esencia, corneé un par de veces mas mientras ella me la comía tragando el semen. Picaramente acarició mis huevos con su diestra, lamiendo los restos con lascivia con su lengua sin dejar de mirar mis azules.
-Ahora puedo ir mas despacio- confesé con la voz ronca.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Conocía demasiado bien al vikingo para saber exactamente cómo se encontraba en esos momentos, sobre todo porque me conocía sus miradas y la forma en la que lo hacía en esos momentos la había visto demasiadas veces, el vikingo no es que fuera muy diestro a la hora de hablar sobre sus sentimientos y emociones siendo algo parco en ello, pero siempre había podido descifrar sus miradas y leer a través de sus ojos por lo que sabía, perfectamente, qué le pasaba en esos momentos. Además la forma en la que gruñó cuando dije que podíamos intentarlo fue la confirmación de todo lo que necesitaba saber para despejar alguna duda si es que la tenía realmente, y nada más decirle aquello sus labios buscaron los míos para chocar de forma ruda y besarme de esa forma que solo el vikingo tenía, haciendo honor al norteño que era arrasando con todo, saqueando a su voluntad cada recoveco de mi boca adueñándose por completo. Me volvía loca, me encantaba la forma que tenía de arrastrarme a lo que él sentía, a su propia necesidad, y hacerla como si fuera también mía... siempre me había sorprendido que pudiera hacerlo y es que con poco nos prendíamos enseguida, lo que me gustaba es que la llama no se apagaba y es que con ese hombre eso era algo más que imposible, la llama siempre se avivaba más y crecía exponencialmente. Sus manos recorrían mi cuerpo y ya me alzaba de las nalgas para pegar más nuestros cuerpos, podía sentir su miembro presionar contra mi centro enredando mis dedos en su pelo, mordiendo su labio inferior con ambas respiraciones aceleradas, con los cuerpos ardiendo muestra de las ganas que nos teníamos después del tiempo que habíamos pasado sin estar juntos, al menos de esa forma. No me extrañaba que sintiera esa necesidad, sobre todo él que era insaciable y que estaba acostumbrado a perderse en mi cuerpo con bastante frecuencia, había pasado casi un mes entre unas cosas y otras que no habíamos estado piel con piel, sintiéndonos de forma más profunda, que ahora el vikingo estaba de esa forma. Me tuve que reír cuando hizo mención a que “estaba muy burro” esa noche, no de él, sino más bien de la forma en la que tenía de expresar las cosas mientras negaba con la cabeza divertida por ello, lo miré cuando me dijo que no le pidiera calma pero.... no es que no quisiera, es que simplemente en cierto sentido tenía miedo y de ahí pedir calma.
Pero sabía que para un hombre como él eso de ir con calma era algo más que imposible, sobre todo por cómo estaba en esos momentos, por la necesidad que podía sentir que desprendía su cuerpo, por las ganas que tenía. Ese hombre al que no podía dominar en la cama, porque simplemente no se dejaba por más que lo había intentado, le gustaba que fuera mala con él y me pidió que lo fuera... no tenía remedio, aunque no fuera en ese momento ya me sería muy mala con él en otro momento mientras mordía mis labios engrosándolos y yo solo podía sonreír de verlo de esa forma. Le dije que tenía pensado curarle antes de seguir y, como ya intuía, no le gustó demasiado mi idea e incluso me propuso dejarlo para después pero yo negué con la cabeza, llevé mi dedo a su labio y lo miré de forma fija a lo que supo que no iba a ceder. Acabamos sobre el lecho y tal y como le había dicho le quité la camisola dejando su pecho libre, mis dedos recorrieron sus músculos definiéndolos y el muy maldito intentó distraerme con esa forma de besarme que tenía, pero supe reponerme y al final como siempre me salí con la mía poniéndole el ungüento en la espalda, apenas fueron un par de minutos para volver a rodear su pecho con mis manos quedando a su espalda, recorrí su cuello con mis labios y busqué luego los suyos volviendo a quedar frente a él que no tardó en tomarme del cuello para acercarme más a él, no sin antes decirme lo duro y necesitado que estaba llevando mi mano a su miembro mientras sonreía viendo cómo estaba, mis dedos se colaron por su pantalón hasta tomar su miembro, subí mis ojos para mirarle cuando me dijo que no podía ir calmo en esos momentos, no conforme estaba que parecía un volcán a punto de estallar. Nos besábamos como si no hubiera un mañana, devorándonos sin poder separarnos el uno del otro acariciándonos sin parar ni un segundo, lo miré tirando de su labio inferior cuando me hizo aquella petición más que necesitada, una forma quizás de calmar por unos momentos cómo se encontraba en esos momentos. No es que yo quisiera torturarlo con ir despacio, simplemente es que sentía que en esa vez lo necesitaba así para asegurarme, mi cabeza pensaba por un lado que quizás no era buena idea y de ahí mi prudencia, pero por otro lado mi deseo por el vikingo me obnubilaba y enmudecía todo raciocinio por mi parte dejándome a voluntad de su deseo que también era el mío.
-¿Es lo que quieres, Ubbe? –Pregunté con una sonrisa pícara sobre sus labios, bien sabía que era eso lo que quería y en parte necesitaba así que no tuvo que repetirlo de nuevo, besé sus labios y descendí por su cuerpo dejando un reguero con mis labios hasta llegar a su pantalón, lo desabroché quitándoselo dejando el vikingo desnudo deleitándome con esa imagen por unos segundos, sonriendo de lado, antes de llevar mi mano a su miembro escuchando su primer jadeo, mi lengua lamió el líquido del glande para luego recorrer su miembro con mi lengua viendo como le ponía eso, como jadeaba antes de que mis labios tomaran su miembro envolviéndolo, deslizándome por su envergadura tomándolo por completo. Mi lengua lamía conforme subía y bajaba de forma lenta, observando sus reacciones, viendo cómo gemía sin apartar mis ojos de sus azules ahora turbios por el placer, tenía el control sobre él y eso me gustaba... aunque poco iba a durarme conforme era el vikingo. No tardó en pedirme más, enredó sus dedos en mi pelo aferrando mi melena moviendo sus caderas pidiéndome por más con todo su cuerpo incapaz de quedarse quieto, desesperado en su necesidad comenzó a tomarme moviendo sus caderas marcando él un ritmo más rápido, algo más rudo que me hacía adaptarme a cada embestida, mi lengua se movía dejándole hacer viendo su placer aumentar y con ello aumentar el mío, gruñía, gemía de forma ronca moviéndose contra mi boca mientras yo aguantaba los embistes hasta que alcanzó el orgasmo corriéndose en mi boca, tomé lo que tuvo para darme y luego lamí su tronco con una sonrisa viendo su respiración agitada, dejé un beso en su punta y ascendí de forma lenta por su cuerpo hasta quedar recostada a su lado apoyando el codo en el lecho- ¿mejor ahora, más tranquilo? –Pregunté lamiendo mis labios sin dejar de mirarlo haciéndole saber que me había gustado, cuando sus ojos miraron mis labios los mordí deliberadamente para provocarlo y tentarlo sabiendo lo que le ponía- me encanta ver cómo te pongo, lo que mi cuerpo puede provocarte –mi mano acarició su pecho, aunque él ya se había calmado un poco mi deseo solo había aumentado con aquello- me pone mucho ver cómo te corres –dije acercando mi rostro al suyo mordiendo su labio- te tengo mal acostumbrado –dije bajito refiriéndome a que se había acostumbrado a tomarme prácticamente casi siempre. Sin decir nada mordiendo sus labios tomé una de sus manos y la dejé sobre uno de mis pechos en una muda petición- te necesito –dije en un ronroneo sobre sus labios y fue todo cuanto necesitó. Quedé bajo su cuerpo y comenzó a quitarme la ropa de cintura para arriba dejando mis pechos libres, sus manos recorrieron mi contorno y mis pechos que luego tomó con sus labios lamiéndolos, acariciándolos, mordiendo mis pezones mientras yo acariciaba su pecho y me dejaba hacer por él. Sus labios no dejaron un sendero por recorrer de mi piel bajando por mi cuerpo, lamió mi vientre y mi ombligo provocándome una leve risa, sus dedos se colaron por mi pantalón y los fue deslizando hasta quitármelos, recorrió mis piernas ascendiendo mientras lo miraba en todo momento, sus pulgares los coló en mi ropa interior y la fue bajando hasta que me dejó desnuda por completo, sus ojos me recorrieron un momento hasta que los dejó en mis desiertos- Ubbe –dije llamándolo para que me tocara necesitada de sentirlo, recorrió mi cuerpo con sus manos, sus labios me buscaron enredando mis dedos en su pelo hasta que cogí su mano que acariciaba mi pecho, lamí sus dedos la deslicé por mi cuerpo hasta dejarla sobre mi sexo, jadeé cuando los deslizó cerrando mis ojos y arqueando mi cintura por el placer, para ese entonces ya estaba caliente y húmeda. Su boca fue a mis pechos mientras me acariciaba y fue bajando poco a poco hasta llegar justo a la pequeña cicatriz que repasó con sus labios, para luego tomarme con su boca mientras sus mares me contemplaban- Oh por Ra... –dije en mitad de un gemido con su lengua recorriéndome, provocándome escalofríos placenteros, mi cadera arqueándose contra su boca pidiendo por más. Enredé mis dedos en su pelo y uno de sus dedos se hundió en mi interior calentándome por completo, gemí por el placer que sentía como si lo hubiera necesitado para liberar la carga que había soportado todos aquellos días, relajando todo mi cuerpo sucumbiendo al placer. No podía estar quieta y le pedía por más con mi cuerpo ardiendo. Un segundo dedo se adentró mientras movía sus dedos dentro y fuera, a la vez que su lengua lamía y succionaba el clítoris, mi mano aferró la sábana y sentí que me iba con un tercer dedo sacudiéndolos dentro y fuera, mi cuerpo se tensó y gemí ante el orgasmo notando que aun así sus dedos se movían en mi interior hasta que los sacó, se apartó trepando por mi cuerpo hasta quedar su rostro frente al mío, nos miramos un par de segundos y en mitad de todo ese placer asentí cuando comenzó a adentrarse en mi interior, me aferré a su cuello, mis piernas rodearon su cintura y cerré los ojos arqueándome mientras se deslizaba lentamente hasta quedar dentro por completo. Tomé aire ante tanto placer y mis manos tomaron su rostro para besarlo, era lo que necesitaba en esos momentos y por Ra cómo había echado de menos esa sensación en la que éramos solamente uno- hazme tuya Ubbe –pedí sobre sus labios sin dejar de mirarlo, perdida en sus mares y en el placer que me daba.
Pero sabía que para un hombre como él eso de ir con calma era algo más que imposible, sobre todo por cómo estaba en esos momentos, por la necesidad que podía sentir que desprendía su cuerpo, por las ganas que tenía. Ese hombre al que no podía dominar en la cama, porque simplemente no se dejaba por más que lo había intentado, le gustaba que fuera mala con él y me pidió que lo fuera... no tenía remedio, aunque no fuera en ese momento ya me sería muy mala con él en otro momento mientras mordía mis labios engrosándolos y yo solo podía sonreír de verlo de esa forma. Le dije que tenía pensado curarle antes de seguir y, como ya intuía, no le gustó demasiado mi idea e incluso me propuso dejarlo para después pero yo negué con la cabeza, llevé mi dedo a su labio y lo miré de forma fija a lo que supo que no iba a ceder. Acabamos sobre el lecho y tal y como le había dicho le quité la camisola dejando su pecho libre, mis dedos recorrieron sus músculos definiéndolos y el muy maldito intentó distraerme con esa forma de besarme que tenía, pero supe reponerme y al final como siempre me salí con la mía poniéndole el ungüento en la espalda, apenas fueron un par de minutos para volver a rodear su pecho con mis manos quedando a su espalda, recorrí su cuello con mis labios y busqué luego los suyos volviendo a quedar frente a él que no tardó en tomarme del cuello para acercarme más a él, no sin antes decirme lo duro y necesitado que estaba llevando mi mano a su miembro mientras sonreía viendo cómo estaba, mis dedos se colaron por su pantalón hasta tomar su miembro, subí mis ojos para mirarle cuando me dijo que no podía ir calmo en esos momentos, no conforme estaba que parecía un volcán a punto de estallar. Nos besábamos como si no hubiera un mañana, devorándonos sin poder separarnos el uno del otro acariciándonos sin parar ni un segundo, lo miré tirando de su labio inferior cuando me hizo aquella petición más que necesitada, una forma quizás de calmar por unos momentos cómo se encontraba en esos momentos. No es que yo quisiera torturarlo con ir despacio, simplemente es que sentía que en esa vez lo necesitaba así para asegurarme, mi cabeza pensaba por un lado que quizás no era buena idea y de ahí mi prudencia, pero por otro lado mi deseo por el vikingo me obnubilaba y enmudecía todo raciocinio por mi parte dejándome a voluntad de su deseo que también era el mío.
-¿Es lo que quieres, Ubbe? –Pregunté con una sonrisa pícara sobre sus labios, bien sabía que era eso lo que quería y en parte necesitaba así que no tuvo que repetirlo de nuevo, besé sus labios y descendí por su cuerpo dejando un reguero con mis labios hasta llegar a su pantalón, lo desabroché quitándoselo dejando el vikingo desnudo deleitándome con esa imagen por unos segundos, sonriendo de lado, antes de llevar mi mano a su miembro escuchando su primer jadeo, mi lengua lamió el líquido del glande para luego recorrer su miembro con mi lengua viendo como le ponía eso, como jadeaba antes de que mis labios tomaran su miembro envolviéndolo, deslizándome por su envergadura tomándolo por completo. Mi lengua lamía conforme subía y bajaba de forma lenta, observando sus reacciones, viendo cómo gemía sin apartar mis ojos de sus azules ahora turbios por el placer, tenía el control sobre él y eso me gustaba... aunque poco iba a durarme conforme era el vikingo. No tardó en pedirme más, enredó sus dedos en mi pelo aferrando mi melena moviendo sus caderas pidiéndome por más con todo su cuerpo incapaz de quedarse quieto, desesperado en su necesidad comenzó a tomarme moviendo sus caderas marcando él un ritmo más rápido, algo más rudo que me hacía adaptarme a cada embestida, mi lengua se movía dejándole hacer viendo su placer aumentar y con ello aumentar el mío, gruñía, gemía de forma ronca moviéndose contra mi boca mientras yo aguantaba los embistes hasta que alcanzó el orgasmo corriéndose en mi boca, tomé lo que tuvo para darme y luego lamí su tronco con una sonrisa viendo su respiración agitada, dejé un beso en su punta y ascendí de forma lenta por su cuerpo hasta quedar recostada a su lado apoyando el codo en el lecho- ¿mejor ahora, más tranquilo? –Pregunté lamiendo mis labios sin dejar de mirarlo haciéndole saber que me había gustado, cuando sus ojos miraron mis labios los mordí deliberadamente para provocarlo y tentarlo sabiendo lo que le ponía- me encanta ver cómo te pongo, lo que mi cuerpo puede provocarte –mi mano acarició su pecho, aunque él ya se había calmado un poco mi deseo solo había aumentado con aquello- me pone mucho ver cómo te corres –dije acercando mi rostro al suyo mordiendo su labio- te tengo mal acostumbrado –dije bajito refiriéndome a que se había acostumbrado a tomarme prácticamente casi siempre. Sin decir nada mordiendo sus labios tomé una de sus manos y la dejé sobre uno de mis pechos en una muda petición- te necesito –dije en un ronroneo sobre sus labios y fue todo cuanto necesitó. Quedé bajo su cuerpo y comenzó a quitarme la ropa de cintura para arriba dejando mis pechos libres, sus manos recorrieron mi contorno y mis pechos que luego tomó con sus labios lamiéndolos, acariciándolos, mordiendo mis pezones mientras yo acariciaba su pecho y me dejaba hacer por él. Sus labios no dejaron un sendero por recorrer de mi piel bajando por mi cuerpo, lamió mi vientre y mi ombligo provocándome una leve risa, sus dedos se colaron por mi pantalón y los fue deslizando hasta quitármelos, recorrió mis piernas ascendiendo mientras lo miraba en todo momento, sus pulgares los coló en mi ropa interior y la fue bajando hasta que me dejó desnuda por completo, sus ojos me recorrieron un momento hasta que los dejó en mis desiertos- Ubbe –dije llamándolo para que me tocara necesitada de sentirlo, recorrió mi cuerpo con sus manos, sus labios me buscaron enredando mis dedos en su pelo hasta que cogí su mano que acariciaba mi pecho, lamí sus dedos la deslicé por mi cuerpo hasta dejarla sobre mi sexo, jadeé cuando los deslizó cerrando mis ojos y arqueando mi cintura por el placer, para ese entonces ya estaba caliente y húmeda. Su boca fue a mis pechos mientras me acariciaba y fue bajando poco a poco hasta llegar justo a la pequeña cicatriz que repasó con sus labios, para luego tomarme con su boca mientras sus mares me contemplaban- Oh por Ra... –dije en mitad de un gemido con su lengua recorriéndome, provocándome escalofríos placenteros, mi cadera arqueándose contra su boca pidiendo por más. Enredé mis dedos en su pelo y uno de sus dedos se hundió en mi interior calentándome por completo, gemí por el placer que sentía como si lo hubiera necesitado para liberar la carga que había soportado todos aquellos días, relajando todo mi cuerpo sucumbiendo al placer. No podía estar quieta y le pedía por más con mi cuerpo ardiendo. Un segundo dedo se adentró mientras movía sus dedos dentro y fuera, a la vez que su lengua lamía y succionaba el clítoris, mi mano aferró la sábana y sentí que me iba con un tercer dedo sacudiéndolos dentro y fuera, mi cuerpo se tensó y gemí ante el orgasmo notando que aun así sus dedos se movían en mi interior hasta que los sacó, se apartó trepando por mi cuerpo hasta quedar su rostro frente al mío, nos miramos un par de segundos y en mitad de todo ese placer asentí cuando comenzó a adentrarse en mi interior, me aferré a su cuello, mis piernas rodearon su cintura y cerré los ojos arqueándome mientras se deslizaba lentamente hasta quedar dentro por completo. Tomé aire ante tanto placer y mis manos tomaron su rostro para besarlo, era lo que necesitaba en esos momentos y por Ra cómo había echado de menos esa sensación en la que éramos solamente uno- hazme tuya Ubbe –pedí sobre sus labios sin dejar de mirarlo, perdida en sus mares y en el placer que me daba.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Los labios de la egipcia buscaron los míos, sabía a mi, a mi esencia y de nuevo mi lengua se coló entre ellos arrasando con su boca con hambruna, ahora era ella la que ardía, su cuerpo se alzaba serpenteando buscando el calor del mio.
-Pues me he quedado de puta madre -bromeé -creo que me voy a echar a dormir un poco -dije mientras ella negaba con una sonrisa contra mi boca antes de tirar de mi trenza par llevarme de nuevo contra ella -o no -añadí con picarda mordiendo sus carnosos labios.
-Tu cuerpo me vuelve loco -confesé. Era verdad, con ella perdía el sentido, cada vez quería mas de ella, necesitaba tomarla y gruñí demostrandoselo, cuando llevó mi mano a sus tetas, de un tirón bajé la camisa dejando su pecho fuera, con aquel alzado pezón que se colo entre mis dedos mientras apretaba sus montañas. Mis ojos me delataban, la deseaba, oscuros como si una tormenta se avecinara miré sus arenas.
Sonreí al ver como se arqueaba, como sentía mi deseo y le gustaba ver como nada mas correrme mi polla de nuevo se erguía dura para ella. Brillante mi glande, dispuesto porque mi mujer me enloquecía.
Mi boca acaparó sus cúspides, tiré de ellas con mis dientes, las torturé con mi lengua mientras mis manos ávidas de ella se apoderaban de cada borde, cada quiebro y curva de un cuerpo hecho para mi placer.
Las bragas dejaron de cubrir su centro cuando mis dedos de un tirón las hizo a un lado y traviesa mi sonrisa denoto que pronto estaría entre sus muslos devorando la calidez de su coño.
Me deslicé entre el valle, lamí la media luna perlada en sudor y sin dudarlo mi lengua atravesó su monte de venus perdiéndose entre medio de sendos precipicios.
Gruñí al notar lo mojada que estaba, como si hubieran tirado en el centro cerveza, me embebí de ella cada vez mas burro, sus caderas bailaron buscándome y su mano se apoderó de mi trenza para que no levantara la cabeza.
-Ufffff -mi aliento golpeó su sexo antes de volver a lamerlo con mi lengua y torturarlo con mis dientes. Mi dedo se hundió entre sus paredes engrosadas, calientes y empapadas, un segundo dedo le siguió al escuchar como chapoteaba y un tercero basto para que en ese entra y sale frenético se corriera contra mi boca.
-Joder -gruñí al sentir la cantidad de liquido que salia, o lamí antes de gatear por su cuerpo de porcelana.
No dudé en cornearla mientras me besaba, despacio para ver como sus paredes se dilataban, peor estaba muy mojada, muy excitada preparada y mirándonos fijamente con las manso entrelazadas nos fundimos en uno, devorando la escasa distancia que podía separar dos cuerpos perlados en sudor, hambrientos que se restregaban entre roncos gemidos.
-Te quiero Nai -susurré solo separando mi boca de la suya para dejárselo claro, de nuevo el tornado de lenguas se enredó dentro y fuera de nuestras bocas mientras jadeabamos.
Nos corrimos al unisono, la empalé un par de veces sintiendo mi polla sacudirse dentro de sus paredes que la apretaban con los espasmos de su orgasmo.
Caímos sobre la paja extenuados, mi sonrisa delataba que solo dentro de mi mujer encontraba la calma y llevaba demasiado tiempo sin hacerlo.
-Repetimos -bromeé mientras ella reía buscando mis labios de nuevo
-Pues me he quedado de puta madre -bromeé -creo que me voy a echar a dormir un poco -dije mientras ella negaba con una sonrisa contra mi boca antes de tirar de mi trenza par llevarme de nuevo contra ella -o no -añadí con picarda mordiendo sus carnosos labios.
-Tu cuerpo me vuelve loco -confesé. Era verdad, con ella perdía el sentido, cada vez quería mas de ella, necesitaba tomarla y gruñí demostrandoselo, cuando llevó mi mano a sus tetas, de un tirón bajé la camisa dejando su pecho fuera, con aquel alzado pezón que se colo entre mis dedos mientras apretaba sus montañas. Mis ojos me delataban, la deseaba, oscuros como si una tormenta se avecinara miré sus arenas.
Sonreí al ver como se arqueaba, como sentía mi deseo y le gustaba ver como nada mas correrme mi polla de nuevo se erguía dura para ella. Brillante mi glande, dispuesto porque mi mujer me enloquecía.
Mi boca acaparó sus cúspides, tiré de ellas con mis dientes, las torturé con mi lengua mientras mis manos ávidas de ella se apoderaban de cada borde, cada quiebro y curva de un cuerpo hecho para mi placer.
Las bragas dejaron de cubrir su centro cuando mis dedos de un tirón las hizo a un lado y traviesa mi sonrisa denoto que pronto estaría entre sus muslos devorando la calidez de su coño.
Me deslicé entre el valle, lamí la media luna perlada en sudor y sin dudarlo mi lengua atravesó su monte de venus perdiéndose entre medio de sendos precipicios.
Gruñí al notar lo mojada que estaba, como si hubieran tirado en el centro cerveza, me embebí de ella cada vez mas burro, sus caderas bailaron buscándome y su mano se apoderó de mi trenza para que no levantara la cabeza.
-Ufffff -mi aliento golpeó su sexo antes de volver a lamerlo con mi lengua y torturarlo con mis dientes. Mi dedo se hundió entre sus paredes engrosadas, calientes y empapadas, un segundo dedo le siguió al escuchar como chapoteaba y un tercero basto para que en ese entra y sale frenético se corriera contra mi boca.
-Joder -gruñí al sentir la cantidad de liquido que salia, o lamí antes de gatear por su cuerpo de porcelana.
No dudé en cornearla mientras me besaba, despacio para ver como sus paredes se dilataban, peor estaba muy mojada, muy excitada preparada y mirándonos fijamente con las manso entrelazadas nos fundimos en uno, devorando la escasa distancia que podía separar dos cuerpos perlados en sudor, hambrientos que se restregaban entre roncos gemidos.
-Te quiero Nai -susurré solo separando mi boca de la suya para dejárselo claro, de nuevo el tornado de lenguas se enredó dentro y fuera de nuestras bocas mientras jadeabamos.
Nos corrimos al unisono, la empalé un par de veces sintiendo mi polla sacudirse dentro de sus paredes que la apretaban con los espasmos de su orgasmo.
Caímos sobre la paja extenuados, mi sonrisa delataba que solo dentro de mi mujer encontraba la calma y llevaba demasiado tiempo sin hacerlo.
-Repetimos -bromeé mientras ella reía buscando mis labios de nuevo
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Ubbe podría decir que era como una tormenta de arena cuando nos encontrábamos en una situación como esa en la que el deseo nos consumía, pero él sin lugar a dudas era como un enorme tsunami que lo arrasaba todo con fuerza a su paso, demoledor en todos los sentidos. Siempre conseguía que su deseo fuera el mío propio, que su necesidad fuera también la mía y es que lo deseaba más que nunca en esos momentos. Me encantaba ver cómo su cuerpo reaccionaba al mío y lo necesitado que estaba de sentirme y de tomarme, sobre todo después que habíamos pasado en que no habíamos hecho nada y eso para él, acostumbrado a tenerme con frecuencia, había sido una tremenda tortura. Sabía que no había dicho en serio lo de ir a tumbarse un rato, porque lo conocía y sabía perfectamente que era incapaz de centrarse solo en sus necesidades, seguramente que una mujer no quedara satisfecha para un vikingo sería algo así como un insulto y no veía al vikingo siendo tan egoísta, por eso me reí porque sabía que con las ganas que tenía no iba a durar mucho antes de pasar a desnudarme y a acariciarme. Todo lo que ese hombre hacía era puro fuego, ardiente y abrasador, y eso era una de las cosas que me gustaban del vikingo y sobre todo como después de haber quedado satisfecho su cuerpo ya estaba otra vez en pie de guerra. Me gustaba el efecto que tenía sobre él porque era el mismo que hacía en mi cuerpo, como si respondieran y se sincronizaran al mismo tiempo... la forma en la que nuestros cuerpos era maravillosa. Me dejé hacer por sus manos conforme me iban desnudando, suspiraba con cada caricia que hacía sobre mi piel ya con mi cuerpo desnudo, sus labios en mis pechos, sus manos por todo mi cuerpo colmándome de placer. Sus labios bajaron por mi cuerpo despacio recorriendo cada recoveco hasta que llegó a mi sexo y los gemidos comenzaron a inundar el altillo. Mi cuero se movía ante el placer y mi cadera iba al encuentro de su boca incapaz de quedarme quieta, enredando mis dedos en su pelo en una muda súplica de que no parara. Mi respiración acelerada, mi corazón bombeando con fuerza, mis ojos fueron a sus mares que me contemplaban algo turbios por la excitación que tenerme así le provocaba. Sus dedos se adentraron volviéndome loca buscando que alcanzara el orgasmo no parando hasta que logró su objetivo, todo mi cuerpo temblaba por el placer sabiendo que no habíamos terminado.
Mientras trepaba por mi cuerpo hasta dejar su rostro frente al mío mi respiración se recuperó un poco, pero nada más tenerlo frente a mí aún con los resquicios del anterior orgasmo sentí que de forma lenta se adentraba en mi interior, gemí cuando estuvo dentro del todo y arqueé mi cintura hacia él queriendo más, necesitando mucho más que eso. Pero por Ra, podía jurar que había echado de menos esa sensación, tenerlo por completo, sentirme suya.... había pasado mucho tiempo desde la última vez. Mis labios buscaron los suyos para besarnos en lo que se movía de forma lenta como le había pedido, temiendo que aquello nos hiciera más mal que bien porque no quería jugármela por mucho que deseara tenerlo. Nuestras manos se entrelazaron mirándonos de forma fija, mares contra desierto, moviéndonos entre gemidos y jadeos incapaces de estar quietos con los cuerpos pegados. Sonreí cuando separó sus labios de los míos para decirme que me quería, mordí su labio inferior tirando del mismo antes de que nos enredáramos en un beso ardiente, una lucha en la que ambos pretendíamos devorarnos. Él se movía embistiéndome y debía de decir que por esa vez no fue tan rudo como otras veces, que me gustaba cuando lo hacíamos de forma salvaje, pero necesitaba calma para saber que todo estaba bien. Cumplió, seguramente le costó no dejarse llevar y tomarme como siempre hacía pero en aquel ritmo también hayamos placer con cada embestida, mi cuerpo se iba tensando más y más hasta que finalmente nos corrimos alcanzando el orgasmo al mismo tiempo. Embistió un par de veces más con todo mi cuerpo temblando por el placer hasta que finalmente cayó tumbado a mi lado, cerré los ojos mordiéndome el labio dejando que el placer recorriera todo mi cuerpo. Había necesitado eso, era como una prueba, demostrarme a mí misma que todo estaba bien y que no había ningún problema... y lo cierto es que me encontraba de maravilla. Finalmente me giré hacia su cuerpo pegándome a él recostada sobre su cuerpo, buscando no solo su calor sino también el poder acariciarlo. Mis dedos dibujaban figuras en su pecho mientras su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos se perdían entre los mechones de mi pelo, se estaba tan bien que no quería moverme por mucho tiempo. Me reí ante sus palabras y subí mi rostro para mirarlo negando con la cabeza porque aquel hombre era insaciable, mis labios buscaron los suyos para besarnos entre risas más animados y calmados. Mordí su labio inferior tirando de este para luego lamer la zona que había aprisionado entre mis dientes.
-De verdad, ¿es que nunca te sacias vikingo? –Pregunté con una sonrisa sabiendo la respuesta, ya que era una pregunta irónica porque sabía la respuesta: no. Él mismo me lo había dicho muchas veces, que no se saciaba nunca de mi cuerpo, pero sabía que había sido una broma y que no lo decía en serio- necesitaba esto, saber que todo estaba bien –dije recorriendo su cuello con mis labios en una lenta caricia. Hacía frío y se notaba por el vaho que salía de nuestros labios al hablar, sin embargo yo no sentía dicho frío aunque sí nos tapé con las mantas antes de que nuestros cuerpos se enfriaran- estás tan calentito –dije con un deje divertido haciendo alusión a que su cuerpo ardía, mucho más acostumbrado que yo a ese clima, mientras mi brazo rodeaba su cintura pegándome a su cuerpo buscando una posición cómoda sobre él- me alegro de que me hayas traído aquí, tengo ganas de ver mañana la ceremonia que van a realizar. Han dicho que podemos participar y tengo curiosidad por saber qué es lo que podemos ver con dicho ritual, ¿crees que veremos algo de nuestro futuro? ¿Tus dioses nos concederán una pequeña visión de lo que nos depara en nuestras vidas? –Pregunté elevando mi rostro apoyando mi barbilla en su pecho para poder mirarlo mejor- espero que sí nos concedan alguna visión, una que sea buena... dicen que es un ritual que se lleva a cabo de noche, y mientras nos acercábamos a la aldea por el camino me fijé en que había un lago cerca... ¿por qué no pasamos parte del día allí? Podemos hacer un pequeño picnic, aunque también podrías llevarme a ver el bosque –mis dedos recorrían su trenza cuan larga era, podría decir que era tan larga casi como mi propio pelo- creo que me va a gustar mucho este viaje, vuestra cultura es algo que me fascina y ni qué decir sobre la naturaleza que tenéis aquí... nada que ver con Egipto –sonreí y me incliné para buscar de nuevo sus labios recorriendo ahora su rostro- espero que seas un buen guía y me lleves a ver todo, si lo eres te recompensaré por ello –dije mordiendo su labio inferior con una sonrisa traviesa sin apartar mis desiertos de sus mares porque sabía que se lo tomaría al pie de la letra, que era como quería que se lo tomara realmente. Solté su inferior y volví a buscar sus labios para besarnos, esa vez fui yo la que tomó su boca y se adueñó de cada recoveco, nuestras lenguas se encontraron en una batalla titánica, jadeé de forma ronca cuando me acercó de la nuca para tomar el control del beso, me encantaba cuando me besaba de esa manera. Nos separamos por falta de aire con las respiraciones aceleradas, mi nariz rozó la suya mirándonos a los ojos- te quiero –dije con una sonrisa antes de dejar un beso más corto y calmado en sus labios para recostar mi cabeza en su pecho y enredar nuestros cuerpos- buenas noches vikingo –dejé un beso en su pecho y cerré los ojos dejándome vencer por el cansancio del viaje, por lo que habíamos hecho, sintiéndome más tranquila, calmada y relajada como si ese miedo inicial hubiera quedado en el olvido. No tardé demasiado en caer dormida con todo lo que llevábamos acumulado, envuelta entre sus brazos y su cuerpo era donde mejor me sentía y una de mis lugares favoritos.
Mientras trepaba por mi cuerpo hasta dejar su rostro frente al mío mi respiración se recuperó un poco, pero nada más tenerlo frente a mí aún con los resquicios del anterior orgasmo sentí que de forma lenta se adentraba en mi interior, gemí cuando estuvo dentro del todo y arqueé mi cintura hacia él queriendo más, necesitando mucho más que eso. Pero por Ra, podía jurar que había echado de menos esa sensación, tenerlo por completo, sentirme suya.... había pasado mucho tiempo desde la última vez. Mis labios buscaron los suyos para besarnos en lo que se movía de forma lenta como le había pedido, temiendo que aquello nos hiciera más mal que bien porque no quería jugármela por mucho que deseara tenerlo. Nuestras manos se entrelazaron mirándonos de forma fija, mares contra desierto, moviéndonos entre gemidos y jadeos incapaces de estar quietos con los cuerpos pegados. Sonreí cuando separó sus labios de los míos para decirme que me quería, mordí su labio inferior tirando del mismo antes de que nos enredáramos en un beso ardiente, una lucha en la que ambos pretendíamos devorarnos. Él se movía embistiéndome y debía de decir que por esa vez no fue tan rudo como otras veces, que me gustaba cuando lo hacíamos de forma salvaje, pero necesitaba calma para saber que todo estaba bien. Cumplió, seguramente le costó no dejarse llevar y tomarme como siempre hacía pero en aquel ritmo también hayamos placer con cada embestida, mi cuerpo se iba tensando más y más hasta que finalmente nos corrimos alcanzando el orgasmo al mismo tiempo. Embistió un par de veces más con todo mi cuerpo temblando por el placer hasta que finalmente cayó tumbado a mi lado, cerré los ojos mordiéndome el labio dejando que el placer recorriera todo mi cuerpo. Había necesitado eso, era como una prueba, demostrarme a mí misma que todo estaba bien y que no había ningún problema... y lo cierto es que me encontraba de maravilla. Finalmente me giré hacia su cuerpo pegándome a él recostada sobre su cuerpo, buscando no solo su calor sino también el poder acariciarlo. Mis dedos dibujaban figuras en su pecho mientras su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos se perdían entre los mechones de mi pelo, se estaba tan bien que no quería moverme por mucho tiempo. Me reí ante sus palabras y subí mi rostro para mirarlo negando con la cabeza porque aquel hombre era insaciable, mis labios buscaron los suyos para besarnos entre risas más animados y calmados. Mordí su labio inferior tirando de este para luego lamer la zona que había aprisionado entre mis dientes.
-De verdad, ¿es que nunca te sacias vikingo? –Pregunté con una sonrisa sabiendo la respuesta, ya que era una pregunta irónica porque sabía la respuesta: no. Él mismo me lo había dicho muchas veces, que no se saciaba nunca de mi cuerpo, pero sabía que había sido una broma y que no lo decía en serio- necesitaba esto, saber que todo estaba bien –dije recorriendo su cuello con mis labios en una lenta caricia. Hacía frío y se notaba por el vaho que salía de nuestros labios al hablar, sin embargo yo no sentía dicho frío aunque sí nos tapé con las mantas antes de que nuestros cuerpos se enfriaran- estás tan calentito –dije con un deje divertido haciendo alusión a que su cuerpo ardía, mucho más acostumbrado que yo a ese clima, mientras mi brazo rodeaba su cintura pegándome a su cuerpo buscando una posición cómoda sobre él- me alegro de que me hayas traído aquí, tengo ganas de ver mañana la ceremonia que van a realizar. Han dicho que podemos participar y tengo curiosidad por saber qué es lo que podemos ver con dicho ritual, ¿crees que veremos algo de nuestro futuro? ¿Tus dioses nos concederán una pequeña visión de lo que nos depara en nuestras vidas? –Pregunté elevando mi rostro apoyando mi barbilla en su pecho para poder mirarlo mejor- espero que sí nos concedan alguna visión, una que sea buena... dicen que es un ritual que se lleva a cabo de noche, y mientras nos acercábamos a la aldea por el camino me fijé en que había un lago cerca... ¿por qué no pasamos parte del día allí? Podemos hacer un pequeño picnic, aunque también podrías llevarme a ver el bosque –mis dedos recorrían su trenza cuan larga era, podría decir que era tan larga casi como mi propio pelo- creo que me va a gustar mucho este viaje, vuestra cultura es algo que me fascina y ni qué decir sobre la naturaleza que tenéis aquí... nada que ver con Egipto –sonreí y me incliné para buscar de nuevo sus labios recorriendo ahora su rostro- espero que seas un buen guía y me lleves a ver todo, si lo eres te recompensaré por ello –dije mordiendo su labio inferior con una sonrisa traviesa sin apartar mis desiertos de sus mares porque sabía que se lo tomaría al pie de la letra, que era como quería que se lo tomara realmente. Solté su inferior y volví a buscar sus labios para besarnos, esa vez fui yo la que tomó su boca y se adueñó de cada recoveco, nuestras lenguas se encontraron en una batalla titánica, jadeé de forma ronca cuando me acercó de la nuca para tomar el control del beso, me encantaba cuando me besaba de esa manera. Nos separamos por falta de aire con las respiraciones aceleradas, mi nariz rozó la suya mirándonos a los ojos- te quiero –dije con una sonrisa antes de dejar un beso más corto y calmado en sus labios para recostar mi cabeza en su pecho y enredar nuestros cuerpos- buenas noches vikingo –dejé un beso en su pecho y cerré los ojos dejándome vencer por el cansancio del viaje, por lo que habíamos hecho, sintiéndome más tranquila, calmada y relajada como si ese miedo inicial hubiera quedado en el olvido. No tardé demasiado en caer dormida con todo lo que llevábamos acumulado, envuelta entre sus brazos y su cuerpo era donde mejor me sentía y una de mis lugares favoritos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Dormíamos enredados, con los dedos entrelazados y la palabra “ te quiero” escapando de nuestros labios, nuestra vida distaba mucho de ser fácil, mas bien apostaría por lo contrarío, muchos eran los baches que habíamos tenido que sobrellevar, muchas serian las murallas que teníamos que saltar, pero tenía claro que ella era la mujer de mi vida, luchaba por el norte, imagínate hasta donde llegaría por ella.
Los primeros haces de luz se colaron por los postigos medio rotos de la habitación, bostecé removiendome contra el cuerpo de la egipcia y aun con los ojos cerrados sonreí al notar como sus dedos perfilaban mis labios y como su aliento calentaba mi nariz.
Abrí la boca dejando que la suya la copara y pronto el beso arrastró el sueño, la cordura trasformándose en algo húmedo. Mi diestra alcanzó su nuca, enredando los mechones desordenados , mi lengua se coló en su cavidad lamiendo sus dientes, inspeccionando cada recoveco hasta morder su lengua haciéndola reír.
-¿lago? - pregunté relamiendome los labios para ahora si abrir los ojos encontrándome con sus desiertos.
Deslizó su dedo por los músculos de mi pecho, quebrando cada jirón de piel, cada cicatriz que hablaba mas de mi que yo mismo.
-Te quiero -susurré levantando ligeramente mi rostro para encontrarme con sus dos pétalos entreabiertos, cada beso le arrancaba el resuello, pero no sabía besarla de otra manera porque Nai despertaba esa parte animal, irracional plagada de deseo en mi.
Al final, tras retozar en la cama durante unos minutos acabamos vistiéndonos, nos mirábamos, reíamos, hablamos cómplices de las cosas que nos habían pasado esquivando el tema de la perdida de nuestro hijo, era echar sal a las heridas y por experiencia sabía que dolían.
Tomamos un copioso desayuno junto a la señora que amablemente nos había acogido en su casa, me bebí un par de jarras de cerveza negra, estaba deliciosa, fría, espesa, tanto que podía masticarse.
Al final animados nos fuimos al lago con una pequeña cesta que nos preparó la anciana para que pudiéramos allí pasar solos el día hasta que llegara la espiritual fiesta nocturna.
Bajo un fresno nos dejamos caer riéndonos, besándonos, abrazándonos, saqueé un racimo de uvas de la cesa y coloqué una entre lso labios rojizos de mi esposa.
-Ummmmm estas muy buena -dije con picarda metiendo la lengua en su boca para paladear la fruta madura.
Quería que olvidara lo vivido en el norte, que de mis tierras sacara una imagen bella, plagada de naturaleza, que entendiera la hospitalidad de esos rudos hombres y mujeres acostumbrados a luchar por sobrevivir, quería que entendiera porque amaba el norte, mis raíces, pese a haber nacido en una París que no sentia mi hogar, pero que lo tendría que ser pues amaba a Nai.
Metí una nuez en mi boca masticándola mientras la miraba fijamente.
-sabes, en mi cultura, un arbol como este ata los nueve mundos. Para los nórdicos, el mundo del hombre es nada más una rama del gran Yggdrasil, el fresno del mundo. Nueve mundos posee Yggdrasil, y por ellos pasó Odín antes de obtener el secreto de las runas. El árbol se divide en tres partes. Niflheim, Midgard y Asgard (raíz, tronco y copa, respectivamente), se puede notar en esto la representación del ciclo de nacimiento, vida y muerte que ya se siente en las nornas.
Las raíces son tres. La primera se dirige hacia la Fuente de Hvergelmir. La segunda a la fuente de Mimir. La última a la Casa de las Nornas, el Destino. Los mundos son los siguientes por orden ascendente:
Helheim, el Reino de los muertos. Svartálfaheim, el Reino de los elfos oscuros Niflheim, el Reino de la nieve y el frío intenso. Jötunheim, el Reino de los gigantes. Midgard, el Reino de los Hombres. Vanaheim, el Reino de los Vanir (una tribu de dioses).Alfheim, el Reino de los elfos de la Luz. Asgard, el Reino de los Dioses .Muspelheim, el mundo primordial de fuego, allí se encuentra el Ginnungagap.
Los primeros haces de luz se colaron por los postigos medio rotos de la habitación, bostecé removiendome contra el cuerpo de la egipcia y aun con los ojos cerrados sonreí al notar como sus dedos perfilaban mis labios y como su aliento calentaba mi nariz.
Abrí la boca dejando que la suya la copara y pronto el beso arrastró el sueño, la cordura trasformándose en algo húmedo. Mi diestra alcanzó su nuca, enredando los mechones desordenados , mi lengua se coló en su cavidad lamiendo sus dientes, inspeccionando cada recoveco hasta morder su lengua haciéndola reír.
-¿lago? - pregunté relamiendome los labios para ahora si abrir los ojos encontrándome con sus desiertos.
Deslizó su dedo por los músculos de mi pecho, quebrando cada jirón de piel, cada cicatriz que hablaba mas de mi que yo mismo.
-Te quiero -susurré levantando ligeramente mi rostro para encontrarme con sus dos pétalos entreabiertos, cada beso le arrancaba el resuello, pero no sabía besarla de otra manera porque Nai despertaba esa parte animal, irracional plagada de deseo en mi.
Al final, tras retozar en la cama durante unos minutos acabamos vistiéndonos, nos mirábamos, reíamos, hablamos cómplices de las cosas que nos habían pasado esquivando el tema de la perdida de nuestro hijo, era echar sal a las heridas y por experiencia sabía que dolían.
Tomamos un copioso desayuno junto a la señora que amablemente nos había acogido en su casa, me bebí un par de jarras de cerveza negra, estaba deliciosa, fría, espesa, tanto que podía masticarse.
Al final animados nos fuimos al lago con una pequeña cesta que nos preparó la anciana para que pudiéramos allí pasar solos el día hasta que llegara la espiritual fiesta nocturna.
Bajo un fresno nos dejamos caer riéndonos, besándonos, abrazándonos, saqueé un racimo de uvas de la cesa y coloqué una entre lso labios rojizos de mi esposa.
-Ummmmm estas muy buena -dije con picarda metiendo la lengua en su boca para paladear la fruta madura.
Quería que olvidara lo vivido en el norte, que de mis tierras sacara una imagen bella, plagada de naturaleza, que entendiera la hospitalidad de esos rudos hombres y mujeres acostumbrados a luchar por sobrevivir, quería que entendiera porque amaba el norte, mis raíces, pese a haber nacido en una París que no sentia mi hogar, pero que lo tendría que ser pues amaba a Nai.
Metí una nuez en mi boca masticándola mientras la miraba fijamente.
-sabes, en mi cultura, un arbol como este ata los nueve mundos. Para los nórdicos, el mundo del hombre es nada más una rama del gran Yggdrasil, el fresno del mundo. Nueve mundos posee Yggdrasil, y por ellos pasó Odín antes de obtener el secreto de las runas. El árbol se divide en tres partes. Niflheim, Midgard y Asgard (raíz, tronco y copa, respectivamente), se puede notar en esto la representación del ciclo de nacimiento, vida y muerte que ya se siente en las nornas.
Las raíces son tres. La primera se dirige hacia la Fuente de Hvergelmir. La segunda a la fuente de Mimir. La última a la Casa de las Nornas, el Destino. Los mundos son los siguientes por orden ascendente:
Helheim, el Reino de los muertos. Svartálfaheim, el Reino de los elfos oscuros Niflheim, el Reino de la nieve y el frío intenso. Jötunheim, el Reino de los gigantes. Midgard, el Reino de los Hombres. Vanaheim, el Reino de los Vanir (una tribu de dioses).Alfheim, el Reino de los elfos de la Luz. Asgard, el Reino de los Dioses .Muspelheim, el mundo primordial de fuego, allí se encuentra el Ginnungagap.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Había sido una de las primeras noches, desde que pasó todo, en la que había dormido en condiciones y que había podido dormir por fin de un solo tirón sin pensar en nada más, sin temer por nada más abrazada al vikingo dejando que me rodeara con sus brazos pegándome a su cuerpo. No había mejor lugar en el mundo para mí que ese, me sentía tan bien, tan a gusto y protegida que todo lo demás desaparecía dejándome envolver por su esencia, enredados en el cuerpo del otro disfrutando de ese viaje que íbamos a hacer por el norte y que yo en parte hasta necesitaba. Al igual que fui la primera que se quedó durmiendo por la noche con nuestros dedos entrelazados, también fui la primera que se despertó cuando los primeros rayos de sol se colaban débilmente por aquel altillo donde dormíamos iluminando tenuemente la estancia. Parpadeé un par de veces hasta que finalmente me acostumbré para fijarme en que el vikingo seguía durmiendo, no pude evitar sonreír al ver cómo dormía rodeándome con sus brazos en un agarre firme, tampoco evité la leve risa que escapó de mis labios y por la cual mordí mi labio cuando me di cuenta de que una de sus manos, cómo no, estaba en mis nalgas. Mis desiertos repasaron su rostro observándolo dormir sintiendo su aliento dar contra mi mentón ya que tenía ligeramente la cabeza inclinada hacia abajo, aunque no demasiado. Mis dedos recorrieron su brazo en una leve caricia sin querer despertarlo, también los pasé por su espalda hasta que subí por la parte de su hombro de forma lenta pasando también por su cuello y perfilar su mentón mientras no dejaba de mirarlo, tan tranquilo y tan sereno como si nada pudiera perturbarlo. Fue entonces cuando bostezó y se movió pegándose más a mi cuerpo pero sin soltar el agarre que tenía sobre este, sonreí cuando me buscó de esa forma pero no abrió sus ojos todavía sino que se quedó con los ojos cerrados, mis dedos perfilaron su rostro para luego bajar a sus labios recorriendo estos bajando ligeramente su labio inferior con mi dedo. Sus labios se entreabrieron y acorté la distancia para besarlo en un beso de buenos días, uno que pareció despertarlo por completo porque enseguida reaccionó, su mano subió hasta mi nuca enredando los mechones de mi pelo y su lengua no dejó un lugar por recorrer de mi boca, con esa forma de besarme que arrasaba con todo haciéndose el sueño que tanto me encantaba y que me robaba el aliento.
Reí por su pregunta dejando un mordisco en su labio inferior para abrir finalmente sus mares que se encontraron con mis desiertos, apartó un par de mechones de mi pelo que caían por mi rostro y su mano se deslizó por todo el contorno de mi cuerpo, dejé un beso en su nariz recorriendo su pecho con mis dedos repasando cada cicatriz que tenía, sonreí de nuevo cuando me dijo que me quería contemplando sus ojos, mi corazón saltaba cada vez que me lo decía y un sentimiento cálido me recorría el pecho, me gustaba que me lo dijera porque esas simples dos palabras me hacían muy feliz. Elevó su rostro para volver a besarme y jadeé aferrando el pelo de su nuca entre mis dedos por lo que me provocaban sus besos, decir que me encantaban era poco. Nos separamos con la respiración agitada y sonreímos disfrutando un poco más tumbados en la cama con mis dedos recorriendo todo su cuerpo, uno que era completamente mío. Decidimos al final levantarnos porque nos conocíamos suficiente como para saber que de no hacerlo acabaríamos en la cama todo el día, y entre miradas cómplices, risas y conversaciones comenzamos a vestirnos pero antes de que lo hiciera él del todo le pedí que me dejara ver sus heridas, obtuve un gruñido leve de su parte pero al final cedió porque me conocía tanto que no iba a parar hasta que me dejara. Me vestí con la ropa que Synnove me había prestado, aun no me acostumbraba a llevar pantalones pero eran realmente cómodos, y bajamos a desayunar cogidos de la mano donde la mujer ya tenía todo preparado. Desayunamos junto a su marido y a sus hijos agradeciendo que nos hubiera dejado alojarnos en su casa, los niños me miraban sonriendo y con curiosidad como la pasada noche mientras desayunábamos. El vikingo se tomó un par de cervezas y mordí su cuello riendo entre dientes al verle disfrutar, yo al contrario que él no era mucho de beber alcohol aunque sí bebí un poco, lo suficiente porque me conocía y me afectaba más que a él. Tras terminar como la fiesta era por la noche nos fuimos al lago con una cesta que la mujer nos había humildemente preparado para hacer un picnic, íbamos tomados de la mano haciendo bromas y riéndonos animados por las cervezas hasta que llegamos al lago. Cuando llegué como llevaba la cesta me puse a su espalda y salté para que me cogiera al caballito, mi pelo caía en cascada sobre su pecho y mis labios recorrían su oreja y su cuello dejando besos y algún que otro mordisco. Finalmente llegamos hasta un fresno me bajó y fue el lugar donde nos tumbamos ya que hacía buen día, riéndonos, besándonos, abrazándonos centrándonos solamente en nosotros dos. Sacó un racimo de uva de la cesta y llevó un gajo en mis labios mientras yo sonreía, mordí el gajo bajo su atenta mirada y no dudó en besarme para saborear él también la fruta, provocando que me riera por sus palabras.
-Oh, créeme que lo sé –comenté mordiendo su labio inferior mientras lo miraba a sus mares- pero tú estás mucho mejor –tiré ligeramente de su labio con mi mano acariciando su pecho- ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? –Pregunté lamiendo el lugar donde había atrapada su labio entre mis dientes- que eres todo mío, y que te puedo comer las veces que quiera –reí por mis palabras mientras nos dábamos de comer el uno al otro, jugando con la fruta, provocándonos, lamía sus dedos cada vez que me daba un gajo y mordía incluso su dedo de forma sensual sin dejar de mirar esos dos mares que tanto me gustaban. Escuché sus palabras mientras me hablaba sobre el árbol de la vida, y que era el Yggdrasil. Lo conocía porque había estudiado su cultura y había leído sobre dicho árbol y sus mundos, lo que para ellos representaba y significaba, sin embargo me quedé callada y no dije nada mientras me lo explicaba y sonreía observándolo hablándome de sus mundos, de lo que había en cada uno de ellos y cómo de importante era el Yggdrasil para ellos, pues básicamente era la base de sus cimientos. Los Egipcios, sin embargo, también tenías algo en común con los Nórdicos y era que cuando pasábamos a la otra vida hacíamos un viaje, un juicio, por el que teníamos que pasar bajo nueve puertas o nueve desafíos a los que nos teníamos que enfrentar antes de ser realmente juzgados para pasar a la otra vida. Aunque a diferencia de ellos nosotros no teníamos muy claro qué había en cada puerta, pero era curioso que se asemejara parecido aquel viaje por 9 “mundos”. Dejé que terminara de hablar y sonreí observándolo pensando si decirle que aquello ya lo sabía, o por el contrario callarme y no decirle nada. Mi mano fue a su nuca y mis dedos se enredaron en su pelo estando tan cerca el uno del otro- estás tan mono cuando te pones así -sonreí mientras lo miraba y corría una leve brisa- me gusta que me cuentes cosas sobre tú cultura, ahora te toca hacer de guía a ti y prepárate; porque tengo muchas preguntas –reí entre dientes porque sabía que yo era muy curiosa aunque eso más bien lo dije para asustarlo un poquito- podrías ser un muy buen guía, si lo haces te recompensaré por ello –mis labios rozaron los suyos y al final mi nariz rozó la suya- aunque eso ya lo supiera, pero me gusta que me cuentes las cosas –mordí su labio inferior y acabé por subirme sobre su cuerpo con una sonrisa ladeada- aunque quizás podría darte algunos consejos, lo has dicho con un tono de voz muy plano y lineal –dije para comenzar a meterme con él pero en broma, solamente para picarlo un poquito- ¿te doy unas clases? Por ser tú te las puedo dar gratis –seguí picándolo solamente porque él me seguía el juego y me daba más coba mientras nos reíamos, al final acabó amenazándome con que me tiraría al lago como no dejara de provocarlo y lo contemplé de forma fija- ¿quién va a hacer eso, tú? ¡Pero si estás fofo y apenas puedes conmigo! –Ya está, supe que iba a devolvérmela y es que en parte lo había provocado para ello, pero antes de que dijera o hiciera nada me incliné y mis labios buscaron los suyos besándolo como él hacía conmigo, adueñándome de su boca y arrasando con todo. Para hacer más efectiva mi estrategia moví intencionadamente mis caderas rozando nuestros miembros, moviéndome para provocarlo y tentarlo de forma que se olvidara de mis palabras, jadeé contra sus labios sin dejar de moverme y en el momento oportuno aproveché la situación- eso será si me coges –murmuré sobre sus labios levantándome antes de que pudiera pillarme pues no se lo esperaba para nada, y eché a correr riéndome porque en pillarme iba directa al lago. Me persiguió mientras nos reíamos como si fuéramos dos niños jugando al pilla-pilla mientras le hacía quiebres corriendo con más facilidad con los pantalones que con el vestido, me escondía tras los árboles hasta que finalmente y como era previsible logró atraparme, sus brazos rodearon mi cintura pegando mi espalda a su pecho y me levantó en el aire- ¡No, eso no vale! ¡Has hecho trampa! –Dije riéndome esperando a que me bajara y cuando lo hizo e, ilusa de mí, creí que me iba a perdonar dejándolo pasar... me giró dejándome de cara a él y antes de darme cuenta ya me había alzado como si fuera un saco de patatas- ¡Ubbe! ¡Bájame maldito vikingo! –Pero no lo hacía y se reía dándome azotes en mis nalgas- está bien lo retiro, sí que puedes conmigo... ahora bájame –pedí pero sabía que no iba a hacerlo, por más que azoté su trasero no me hizo caso y como me tenía bien cogida era imposible escapar- ¿no vas a tener compasión de tú mujer? –Pregunté riéndome asumiendo que iba a lanzarme- oh no, ¡ni se te ocurra...! –Tarde, porque ya me había lanzado y mi cuerpo cayó al agua del lago mojándome por completo, para cuando salí a la superficie me lo encontré riéndose a mí costa y yo apartaba mi pelo hacia atrás- no es justo –dije haciendo un mohín y lanzándole agua para mojarlo pero seguía riéndose preguntándome si había aprendido la lección- sí, aprendida –dije acercándome hacia donde él estaba, tomar su mano y tirar de él para que acabara también mojándose como yo en el lago, esa vez siendo yo quien se rió mientras él me miraba y yo me acercaba hasta quedar frente a él y rodear su cuello con mis brazos- ahora estamos en paz –mis labios buscaron los suyos para besarnos, salté para que me cogiera enredando mis piernas entorno a su cintura sujetándome de mis nalgas, al separarnos dejé mi frente apoyada en la suya y mis dedos tomaron su trenza- ha sido divertido –dije con una sonrisa observando sus dos intensos mares.
Reí por su pregunta dejando un mordisco en su labio inferior para abrir finalmente sus mares que se encontraron con mis desiertos, apartó un par de mechones de mi pelo que caían por mi rostro y su mano se deslizó por todo el contorno de mi cuerpo, dejé un beso en su nariz recorriendo su pecho con mis dedos repasando cada cicatriz que tenía, sonreí de nuevo cuando me dijo que me quería contemplando sus ojos, mi corazón saltaba cada vez que me lo decía y un sentimiento cálido me recorría el pecho, me gustaba que me lo dijera porque esas simples dos palabras me hacían muy feliz. Elevó su rostro para volver a besarme y jadeé aferrando el pelo de su nuca entre mis dedos por lo que me provocaban sus besos, decir que me encantaban era poco. Nos separamos con la respiración agitada y sonreímos disfrutando un poco más tumbados en la cama con mis dedos recorriendo todo su cuerpo, uno que era completamente mío. Decidimos al final levantarnos porque nos conocíamos suficiente como para saber que de no hacerlo acabaríamos en la cama todo el día, y entre miradas cómplices, risas y conversaciones comenzamos a vestirnos pero antes de que lo hiciera él del todo le pedí que me dejara ver sus heridas, obtuve un gruñido leve de su parte pero al final cedió porque me conocía tanto que no iba a parar hasta que me dejara. Me vestí con la ropa que Synnove me había prestado, aun no me acostumbraba a llevar pantalones pero eran realmente cómodos, y bajamos a desayunar cogidos de la mano donde la mujer ya tenía todo preparado. Desayunamos junto a su marido y a sus hijos agradeciendo que nos hubiera dejado alojarnos en su casa, los niños me miraban sonriendo y con curiosidad como la pasada noche mientras desayunábamos. El vikingo se tomó un par de cervezas y mordí su cuello riendo entre dientes al verle disfrutar, yo al contrario que él no era mucho de beber alcohol aunque sí bebí un poco, lo suficiente porque me conocía y me afectaba más que a él. Tras terminar como la fiesta era por la noche nos fuimos al lago con una cesta que la mujer nos había humildemente preparado para hacer un picnic, íbamos tomados de la mano haciendo bromas y riéndonos animados por las cervezas hasta que llegamos al lago. Cuando llegué como llevaba la cesta me puse a su espalda y salté para que me cogiera al caballito, mi pelo caía en cascada sobre su pecho y mis labios recorrían su oreja y su cuello dejando besos y algún que otro mordisco. Finalmente llegamos hasta un fresno me bajó y fue el lugar donde nos tumbamos ya que hacía buen día, riéndonos, besándonos, abrazándonos centrándonos solamente en nosotros dos. Sacó un racimo de uva de la cesta y llevó un gajo en mis labios mientras yo sonreía, mordí el gajo bajo su atenta mirada y no dudó en besarme para saborear él también la fruta, provocando que me riera por sus palabras.
-Oh, créeme que lo sé –comenté mordiendo su labio inferior mientras lo miraba a sus mares- pero tú estás mucho mejor –tiré ligeramente de su labio con mi mano acariciando su pecho- ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? –Pregunté lamiendo el lugar donde había atrapada su labio entre mis dientes- que eres todo mío, y que te puedo comer las veces que quiera –reí por mis palabras mientras nos dábamos de comer el uno al otro, jugando con la fruta, provocándonos, lamía sus dedos cada vez que me daba un gajo y mordía incluso su dedo de forma sensual sin dejar de mirar esos dos mares que tanto me gustaban. Escuché sus palabras mientras me hablaba sobre el árbol de la vida, y que era el Yggdrasil. Lo conocía porque había estudiado su cultura y había leído sobre dicho árbol y sus mundos, lo que para ellos representaba y significaba, sin embargo me quedé callada y no dije nada mientras me lo explicaba y sonreía observándolo hablándome de sus mundos, de lo que había en cada uno de ellos y cómo de importante era el Yggdrasil para ellos, pues básicamente era la base de sus cimientos. Los Egipcios, sin embargo, también tenías algo en común con los Nórdicos y era que cuando pasábamos a la otra vida hacíamos un viaje, un juicio, por el que teníamos que pasar bajo nueve puertas o nueve desafíos a los que nos teníamos que enfrentar antes de ser realmente juzgados para pasar a la otra vida. Aunque a diferencia de ellos nosotros no teníamos muy claro qué había en cada puerta, pero era curioso que se asemejara parecido aquel viaje por 9 “mundos”. Dejé que terminara de hablar y sonreí observándolo pensando si decirle que aquello ya lo sabía, o por el contrario callarme y no decirle nada. Mi mano fue a su nuca y mis dedos se enredaron en su pelo estando tan cerca el uno del otro- estás tan mono cuando te pones así -sonreí mientras lo miraba y corría una leve brisa- me gusta que me cuentes cosas sobre tú cultura, ahora te toca hacer de guía a ti y prepárate; porque tengo muchas preguntas –reí entre dientes porque sabía que yo era muy curiosa aunque eso más bien lo dije para asustarlo un poquito- podrías ser un muy buen guía, si lo haces te recompensaré por ello –mis labios rozaron los suyos y al final mi nariz rozó la suya- aunque eso ya lo supiera, pero me gusta que me cuentes las cosas –mordí su labio inferior y acabé por subirme sobre su cuerpo con una sonrisa ladeada- aunque quizás podría darte algunos consejos, lo has dicho con un tono de voz muy plano y lineal –dije para comenzar a meterme con él pero en broma, solamente para picarlo un poquito- ¿te doy unas clases? Por ser tú te las puedo dar gratis –seguí picándolo solamente porque él me seguía el juego y me daba más coba mientras nos reíamos, al final acabó amenazándome con que me tiraría al lago como no dejara de provocarlo y lo contemplé de forma fija- ¿quién va a hacer eso, tú? ¡Pero si estás fofo y apenas puedes conmigo! –Ya está, supe que iba a devolvérmela y es que en parte lo había provocado para ello, pero antes de que dijera o hiciera nada me incliné y mis labios buscaron los suyos besándolo como él hacía conmigo, adueñándome de su boca y arrasando con todo. Para hacer más efectiva mi estrategia moví intencionadamente mis caderas rozando nuestros miembros, moviéndome para provocarlo y tentarlo de forma que se olvidara de mis palabras, jadeé contra sus labios sin dejar de moverme y en el momento oportuno aproveché la situación- eso será si me coges –murmuré sobre sus labios levantándome antes de que pudiera pillarme pues no se lo esperaba para nada, y eché a correr riéndome porque en pillarme iba directa al lago. Me persiguió mientras nos reíamos como si fuéramos dos niños jugando al pilla-pilla mientras le hacía quiebres corriendo con más facilidad con los pantalones que con el vestido, me escondía tras los árboles hasta que finalmente y como era previsible logró atraparme, sus brazos rodearon mi cintura pegando mi espalda a su pecho y me levantó en el aire- ¡No, eso no vale! ¡Has hecho trampa! –Dije riéndome esperando a que me bajara y cuando lo hizo e, ilusa de mí, creí que me iba a perdonar dejándolo pasar... me giró dejándome de cara a él y antes de darme cuenta ya me había alzado como si fuera un saco de patatas- ¡Ubbe! ¡Bájame maldito vikingo! –Pero no lo hacía y se reía dándome azotes en mis nalgas- está bien lo retiro, sí que puedes conmigo... ahora bájame –pedí pero sabía que no iba a hacerlo, por más que azoté su trasero no me hizo caso y como me tenía bien cogida era imposible escapar- ¿no vas a tener compasión de tú mujer? –Pregunté riéndome asumiendo que iba a lanzarme- oh no, ¡ni se te ocurra...! –Tarde, porque ya me había lanzado y mi cuerpo cayó al agua del lago mojándome por completo, para cuando salí a la superficie me lo encontré riéndose a mí costa y yo apartaba mi pelo hacia atrás- no es justo –dije haciendo un mohín y lanzándole agua para mojarlo pero seguía riéndose preguntándome si había aprendido la lección- sí, aprendida –dije acercándome hacia donde él estaba, tomar su mano y tirar de él para que acabara también mojándose como yo en el lago, esa vez siendo yo quien se rió mientras él me miraba y yo me acercaba hasta quedar frente a él y rodear su cuello con mis brazos- ahora estamos en paz –mis labios buscaron los suyos para besarnos, salté para que me cogiera enredando mis piernas entorno a su cintura sujetándome de mis nalgas, al separarnos dejé mi frente apoyada en la suya y mis dedos tomaron su trenza- ha sido divertido –dije con una sonrisa observando sus dos intensos mares.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Ladeé la sonrisa escuchando a mi mujer hablar sobre lo rica que sabia mi boca.
-¡ah si! -susurre con picarda volviendo a colisionar contra sus labios, paladeando el afrutado licor de la uva. Podría acostumbrarme con suma facilidad a esta vida, de mañanas en el lago compartiendo historias, miradas y caricias que nos encendían, porque cada minuto a su lado era una aventura, de tardes nimias mirando el cielo tumbados sobre la fresca hierba para esperar el ocaso y contar las estrellas y noches de auroras boreales, de besos apasionados de promesas inacabadas.
Mi esposa me picaba deliberadamente pues aseguraba que como narrador de historias no me ganaría la vida, no podía negar lo evidente, por mi hablaba el acero, era mas bien escueto en palabras, mas eso no quitó que aprovechara el momento para hacerme el indignado sin borrar la sonrisa de mis labios.
Mis manos trepaban por su piel mientras asentía contra su boca.
-¿ya vas a enseñarme esposa mía? -pregunté acariciando con mi nariz al ajena. Nuestras miradas se encontraban turbias porque si algo existía desde el inicio entre ambos era un deseo difícil de explicar, a mi ella me excitaba muchísimo, nunca había visto hembra igual.
-Dame las clases desnuda, creo que así podre recorrer mientras tu geografía, ya sabes -susurré deslizando mi boca por la cascada de su cuello de aguas peligrosas.
-Ummmmm -susurré lamiendo con mi lengua cada tramo hasta acabar en el hueco que entre hombro y cuello quedaba -la cascada muere en el rio de aguas claras -susurré mordiendo ese hueco para continuar el descenso por su hombro -colina abajo para dar con las dos imponentes montañas -aseveré mordiendo con mis dientes una de sus tetas poniendo cara de guarro,llevandome un manotazo mientras ambos estallábamos en carcajadas.
Mis dedos se deslizaron por el valle de su vientre, alcanzando la media luna de su ombligo -creo que no hay diosa que pueda compararse con tu belleza, Afrodita, Nefertiti, Hela ¿crees que ahora pongo mas énfasis mujer?
Nai gateó por mi cuerpo alzándose sobre mi hombría, la danza del vientre se convirtió en una oda cantada por trovadores y mi hombrea se alzó en su búsqueda impetuosa.
-Así que soy débil -susurré contra su boca abducido por los movimientos ondeantes mientras nuestras leguas se hicieron fuego consumiéndose voraces.
Mi diestra iba a anclarla contra mi cuerpo cuando esta salió corriendo dejándome con las ganas de todo y mas al mismo tiempo.
Corrí tras ella maldiciendo en mi idioma mientras ella reía sin parar quebrandome, usando los arboles como amigos inseparables hasta que la final le di caza y acabo convertida en saco sobre mi hombro mientras suplicaba una clemencia que ni de lejos había tenido conmigo.
Acabé lanzandola al rio, no podía evitar reír al verla levantarse con todo el pelo pegado al cuerpo y las ropas empapadas dibujando mas su curvilíneo cuerpo.
-Estas preciosa, no te quejes -apunté desde la orilla viendo como esta me salpicaba intentando vengarse de mi por mi tropelía.
Acabe en el lago con ella, mas que porque consiguió a la fuerza tirarme, porque contenerme en no tocarla era imposible y en sus guas nuestros cuerpos, se buscaron, se encontraron y desnudos acabaron haciendo el amor despacio.
-Te quiero, no hay hogar donde tu no estés -confesé perdido en el sabor de su piel.
Volvimos a la aldea caída la noche, riéndonos, de la mano, compartiendo confesiones, caricias, arropados por la oscuridad y bajo mis pies la tierra que me vio nacer y que hoy compartía con la mujer a la que pensaba amar y respetar hasta que Odin me llamara al Valhalla.
-¡ah si! -susurre con picarda volviendo a colisionar contra sus labios, paladeando el afrutado licor de la uva. Podría acostumbrarme con suma facilidad a esta vida, de mañanas en el lago compartiendo historias, miradas y caricias que nos encendían, porque cada minuto a su lado era una aventura, de tardes nimias mirando el cielo tumbados sobre la fresca hierba para esperar el ocaso y contar las estrellas y noches de auroras boreales, de besos apasionados de promesas inacabadas.
Mi esposa me picaba deliberadamente pues aseguraba que como narrador de historias no me ganaría la vida, no podía negar lo evidente, por mi hablaba el acero, era mas bien escueto en palabras, mas eso no quitó que aprovechara el momento para hacerme el indignado sin borrar la sonrisa de mis labios.
Mis manos trepaban por su piel mientras asentía contra su boca.
-¿ya vas a enseñarme esposa mía? -pregunté acariciando con mi nariz al ajena. Nuestras miradas se encontraban turbias porque si algo existía desde el inicio entre ambos era un deseo difícil de explicar, a mi ella me excitaba muchísimo, nunca había visto hembra igual.
-Dame las clases desnuda, creo que así podre recorrer mientras tu geografía, ya sabes -susurré deslizando mi boca por la cascada de su cuello de aguas peligrosas.
-Ummmmm -susurré lamiendo con mi lengua cada tramo hasta acabar en el hueco que entre hombro y cuello quedaba -la cascada muere en el rio de aguas claras -susurré mordiendo ese hueco para continuar el descenso por su hombro -colina abajo para dar con las dos imponentes montañas -aseveré mordiendo con mis dientes una de sus tetas poniendo cara de guarro,llevandome un manotazo mientras ambos estallábamos en carcajadas.
Mis dedos se deslizaron por el valle de su vientre, alcanzando la media luna de su ombligo -creo que no hay diosa que pueda compararse con tu belleza, Afrodita, Nefertiti, Hela ¿crees que ahora pongo mas énfasis mujer?
Nai gateó por mi cuerpo alzándose sobre mi hombría, la danza del vientre se convirtió en una oda cantada por trovadores y mi hombrea se alzó en su búsqueda impetuosa.
-Así que soy débil -susurré contra su boca abducido por los movimientos ondeantes mientras nuestras leguas se hicieron fuego consumiéndose voraces.
Mi diestra iba a anclarla contra mi cuerpo cuando esta salió corriendo dejándome con las ganas de todo y mas al mismo tiempo.
Corrí tras ella maldiciendo en mi idioma mientras ella reía sin parar quebrandome, usando los arboles como amigos inseparables hasta que la final le di caza y acabo convertida en saco sobre mi hombro mientras suplicaba una clemencia que ni de lejos había tenido conmigo.
Acabé lanzandola al rio, no podía evitar reír al verla levantarse con todo el pelo pegado al cuerpo y las ropas empapadas dibujando mas su curvilíneo cuerpo.
-Estas preciosa, no te quejes -apunté desde la orilla viendo como esta me salpicaba intentando vengarse de mi por mi tropelía.
Acabe en el lago con ella, mas que porque consiguió a la fuerza tirarme, porque contenerme en no tocarla era imposible y en sus guas nuestros cuerpos, se buscaron, se encontraron y desnudos acabaron haciendo el amor despacio.
-Te quiero, no hay hogar donde tu no estés -confesé perdido en el sabor de su piel.
Volvimos a la aldea caída la noche, riéndonos, de la mano, compartiendo confesiones, caricias, arropados por la oscuridad y bajo mis pies la tierra que me vio nacer y que hoy compartía con la mujer a la que pensaba amar y respetar hasta que Odin me llamara al Valhalla.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Me gustaba mucho pasar esos ratos junto al vikingo y ver que seguíamos avanzando dejando todo lo malo atrás, sabía que necesitaba pasar tiempo en el norte y por eso mismo le había dicho de quedarnos un tiempo y el que fuera necesario, no quería que perdiera todo lo que allí tenía por el hecho de vivir conmigo en París, me seguía sintiendo mal aunque habíamos hablado las cosas porque era innegable que se le veía bien allí, junto a los suyos, en la tierra que él tanto amaba. El vikingo quería mostrarme lo que para él era el norte y quizás incluso los motivos por los cuales luchaba con tanto fervor, pero para mí no era necesario porque desde que me lo explicó en Egipto comprendí su causa y porqué luchaba, para mí a veces era como un libro abierto cuando le miraba a los ojos, quizás no fuera muy expresivo con palabras pero cuando me miraba podía entender todo lo que le pasaba por la cabeza y todo lo que sentía, quería mostrarme el norte para que viera el motivo por el que estaba dispuesto a dar su vida si era necesario. Admitía que el pensar en eso no podía evitar enfadarme un poco, pero únicamente sobre el hecho de que esperaba que Odín le reclamara para ir al Valhalla y entendía que para los vikingos y sobre todo los que eran guerreros eso era importante, pero él ya debía de pensar que yo era su Valhalla y que la única que podía reclamarlo en todos los sentidos era yo, pero comprendía que las raíces y creencias de uno eran como eran... aunque no dudaba ni por un segundo que él siempre quería volver conmigo, me tendría que convertir en su Valhalla –si no es que lo era ya- para que no pensara en otra cosa que no fuera yo. Igualmente me olvidé de ello y me centré en disfrutar ese día que íbamos a pasar en el lago juntos, disfrutando de esa tranquilidad y de poder estar sin tener que pensar ni temer por nada, disfrutando de cada segundo, de cada momento que pasábamos el uno al lado del otro y que veía necesario para terminar de cerrar una mala racha que habíamos sufrido. Desde que partimos hacia ese viaje yo incluso reconocía que me sentía mucho mejor y en parte también era gracias al vikingo que me ayudaba a estar mejor, yo había dejado atrás toda la tristeza y estaba sonriendo más, hacía bromas, picaba al vikingo.... había recuperado en parte lo que yo era con la mira puesta en ese futuro que quería construir junto a él. También estaba el hecho de que aquel viaje me hacía ilusión porque siempre quise conocer el norte y que él me hiciera de guía era algo que me gustaba mucho, porque nadie mejor que él para enseñarme sus tierras y cada pequeño rincón lleno de magia.
Se notaba que nos encontrábamos mejor porque no parábamos de acariciarnos, de mirarnos, de sonreírnos y de hacernos bromas constantemente volviendo a como estábamos a ese principio de estar juntos, pasando más tiempo el uno con el otro, me gustaba mucho picarle porque sabía que no se tomaba las cosas a mal sino que sabía que lo decía en broma, es más, me seguía el juego siempre y eso era algo que me gustaba de él... sobre todo porque él me gastaba muchas bromas y yo se las devolvía como buenamente podía. Como el hecho de decirle que no sabía contar las cosas porque utilizaba un tono de voz plano y lineal, me sonrió porque sabía que no lo decía totalmente en serio pero se aprovechó de su situación para meterme mano... ese hombre aprovechaba la más mínima oportunidad que tenía para llevarlo todo a su terreno. Con toda la cara del mundo me pidió que le diera las clases desnuda que las aprovecharía mejor mientras yo me reía de su descaro evidente, también aprovechó para recorrer mi cuello con sus labios como si hiciera un mapa de mi cuerpo bajando hasta el hueco de mi hombro que mordió, no contento con eso, bajó hasta morder uno de mis pechos llevándose un leve manotazo en su brazo. También aprovechó para sacar su lado de adulador conmigo en referencia a mi belleza con sus dedos deslizándose por mi vientre, reí sobre sus labios y asentí haciéndole ver que ahora sí ponía algo más de énfasis que antes. Pero yo no quedé ahí y lo piqué, lo piqué tanto que tuve que distraerlo moviendo mis caderas sobre su miembro y besándolo para que se le pasara un poco, hasta que me levanté dejándole con las ganas. Maldijo en su idioma mientras yo me escapaba riéndome pero a los minutos me atrapó y me lanzó al lago como me había advertido que haría, empapada por completo fui a por él mientras se reía para acabar los dos en el agua mojándonos, jugando mientras nos salpicábamos agua y hundíamos al otro entre risas, divirtiéndonos. Al final tras un buen rato jugando acabamos abrazados todavía en el agua, pegados uno frente al otro hasta que me alcé para enredar mis piernas entorno a su cintura y él me sujetara de las nalgas, mi nariz rozó la suya en una lenta caricia dejando que nuestros alientos se mezclaran con esa magia que siempre nos envolvía cuando estábamos cerca y nos tocábamos, mis ojos bajaron a sus labios ligeramente entreabiertos y mis dedos los repasaron, deslizando su inferior hacia abajo sintiendo su cálido aliento contra mis propios labios. Mordí mi inferior y mis desiertos subieron a sus mares que en ese momento se fijaban en cómo mordía mi labio, un leve gruñido escapó haciéndome saber lo que le ponía ese gesto tan mío y sus manos apretaron el agarre de mis nalgas.
-Te necesito –dije apoyando mi frente contra la suya en una confesión más que sincera, pues no era más que la pura verdad ya que necesitaba al vikingo de muchas maneras, pero sobre todo lo necesitaba en mi vida- te deseo –murmuré antes de buscar sus labios con los míos y fundirnos en un beso que nos incendió a ambos con esa leve chispa que necesitábamos para prender el deseo que nos consumía. La ropa fue sobrando hasta quedarnos completamente desnudos rozándonos piel con piel imposibles de contener el deseo, en aquellas aguas claras y rodeados de aquel hermoso paisaje acabamos haciendo el amor despacio, amándonos y demostrándolo en cada gemido, en cada una de las palabras que nos confesábamos. Si tuviera que definir ese momento en una sola palabra todo se reduciría a “mágico”, no había otra forma de describirlo. Sonreí con la respiración agitada y mi frente apoyada en la suya tras escuchar sus palabras, sabía que él no era muy dado a expresar sus sentimientos porque le gustaba, que como él decía era más bien “parco”... pero no podía negar que a mí me derretía cuando me decía ese tipo de cosas, mis dedos enredados en su nuca y mis desiertos en sus mares con las respiraciones algo agitadas por aquel momento- me encanta cuando me dices esas cosas –mordí su labio inferior sin separarme todavía- eres mi norte y mi sur, mi todo y mi nada, el principio de mi camino y el final de este... porque tú eres mi brújula y siempre quiero encontrarte mirándome desde cualquier lugar, esperando para perderte conmigo un segundo, un minuto, o toda una vida. Te quiero –dije buscando sus labios para fundirnos en un beso, al final acabamos pasando el resto del día en aquel lago que me recordó al día que pasamos en el claro en París, tumbados en la hierba. Comimos entre risas y caricias y disfrutamos de esa paz y tranquilidad en aquel precioso lugar sin separarnos, se le veía feliz al vikingo y me alegraba por ello porque me gustaba verlo así. Solo decidimos volver cuando ya empezaba a anochecer para acudir a aquel ritual que hacían en el pueblo, volvimos tomados de la mano con muchísimo mejor ánimo riéndonos y gastándonos bromas que acababan siempre en caricias, volvimos a la casa donde la mujer nos había dejado pasar la noche para prepararnos para esa noche en la que daría comienzo el ritual. Estaba un poco nerviosa por el hecho de no saber si íbamos a poder ver algo, y en caso de hacerlo, qué íbamos a ver exactamente. Nos preparamos y cuando todo estaba ya listo para comenzamos nos acercamos hacia el templo donde se llevaba a cabo dicho ritual, un pequeño templo de madera situado cerca del bosque que había en la aldea y donde todos habían acudidos con antorchas que iluminaban el lugar, del templo salieron varias mujeres vestidas completamente de blanco, la que oficiaría el ritual llevaba la cara pintada y llevaba una corona hecha de hojas y floras que portaba en su cabeza. Había también un altar de donde caía un pequeño canal hacia un cuenco que me pregunté para qué serviría. Tras nosotros una enorme hoguera ya encendida donde la gente se ponía alrededor de esta, algunos llevaban instrumentos aunque todavía no comenzaron a tocar. La “sacerdotisa” que oficiaría aquel ritual comenzó a cantar unos cánticos en nórdico bajando del altar con un cuenco de donde al parecer había quemado algo pues salía humo y lo paseó por todo el lugar donde estaba la gente dejando aquel aroma por el lugar, sin dejar de cantar en ningún momento. Volvió al altar y dejó el cuenco en el altar mientras el otro seguía en el mismo sitio, comenzó a decir unas palabras, plegarias a sus Dioses alzando sus manos al cielo cuando vi que en una de ellas tenía una daga, no terminó de decir esas palabras cuando dos mujeres vestidas también de blanco se acercaron portando una cabra que subieron al altar y supe lo que iban a hacer; un sacrificio de sangre. Tomé la mano del vikingo apretándola con fuerza y cerré los ojos el tiempo necesario para no ver cómo hacían dicho sacrificio no estando acostumbrada, pero no hice ningún movimiento raro sino que me quedé clavada en el sitio porque sabía que eran sus costumbres, mordí mi labio y alcé mis ojos para encontrarme con que los mares del vikingo me observaban como si quisiera asegurarse que estaba bien a lo que asentí levemente. Mientras la mujer seguía pronunciando unos cánticos tras unos minutos el cuenco se había llenado de la sangre del animal bajando por aquel pequeño canal, tomó el cuenco y dio un trago para pasarlo a las demás mujeres que tras beber lo fueron pasando entre la gente que fue bebiendo hasta que llegó a las manos del vikingo, dio un trago y me lo tendió para que yo también hiciera lo mismo, todos llevaban una pequeña marca en la frente con sangre, era lo que se debía hacer y como no solía echarme para atrás nada tomé el cuenco y di un trago, antes de pasarlo el vikingo manchó su dedo con la sangre y dibujó una línea en mi frente que caía hacia mi nariz y otra en la mejilla, yo hice lo mismo con él y finalmente pasé el cuenco a la mujer que tenía al lado para que hiciera el resto lo mismo. La mano del vikingo fue a mi nuca y me acercó para dejar un beso en mi cabeza acercándome a su cuerpo, seguramente, porque sabía que no estaba acostumbrada a esas cosas. Fue entonces cuando la música dio comienzo y la bebida fue corriendo de mano en mano, la gente también comía e incluso se pasaban algo para fumar que según había entendido era lo que daría la siguiente parte del ritual.
Se notaba que nos encontrábamos mejor porque no parábamos de acariciarnos, de mirarnos, de sonreírnos y de hacernos bromas constantemente volviendo a como estábamos a ese principio de estar juntos, pasando más tiempo el uno con el otro, me gustaba mucho picarle porque sabía que no se tomaba las cosas a mal sino que sabía que lo decía en broma, es más, me seguía el juego siempre y eso era algo que me gustaba de él... sobre todo porque él me gastaba muchas bromas y yo se las devolvía como buenamente podía. Como el hecho de decirle que no sabía contar las cosas porque utilizaba un tono de voz plano y lineal, me sonrió porque sabía que no lo decía totalmente en serio pero se aprovechó de su situación para meterme mano... ese hombre aprovechaba la más mínima oportunidad que tenía para llevarlo todo a su terreno. Con toda la cara del mundo me pidió que le diera las clases desnuda que las aprovecharía mejor mientras yo me reía de su descaro evidente, también aprovechó para recorrer mi cuello con sus labios como si hiciera un mapa de mi cuerpo bajando hasta el hueco de mi hombro que mordió, no contento con eso, bajó hasta morder uno de mis pechos llevándose un leve manotazo en su brazo. También aprovechó para sacar su lado de adulador conmigo en referencia a mi belleza con sus dedos deslizándose por mi vientre, reí sobre sus labios y asentí haciéndole ver que ahora sí ponía algo más de énfasis que antes. Pero yo no quedé ahí y lo piqué, lo piqué tanto que tuve que distraerlo moviendo mis caderas sobre su miembro y besándolo para que se le pasara un poco, hasta que me levanté dejándole con las ganas. Maldijo en su idioma mientras yo me escapaba riéndome pero a los minutos me atrapó y me lanzó al lago como me había advertido que haría, empapada por completo fui a por él mientras se reía para acabar los dos en el agua mojándonos, jugando mientras nos salpicábamos agua y hundíamos al otro entre risas, divirtiéndonos. Al final tras un buen rato jugando acabamos abrazados todavía en el agua, pegados uno frente al otro hasta que me alcé para enredar mis piernas entorno a su cintura y él me sujetara de las nalgas, mi nariz rozó la suya en una lenta caricia dejando que nuestros alientos se mezclaran con esa magia que siempre nos envolvía cuando estábamos cerca y nos tocábamos, mis ojos bajaron a sus labios ligeramente entreabiertos y mis dedos los repasaron, deslizando su inferior hacia abajo sintiendo su cálido aliento contra mis propios labios. Mordí mi inferior y mis desiertos subieron a sus mares que en ese momento se fijaban en cómo mordía mi labio, un leve gruñido escapó haciéndome saber lo que le ponía ese gesto tan mío y sus manos apretaron el agarre de mis nalgas.
-Te necesito –dije apoyando mi frente contra la suya en una confesión más que sincera, pues no era más que la pura verdad ya que necesitaba al vikingo de muchas maneras, pero sobre todo lo necesitaba en mi vida- te deseo –murmuré antes de buscar sus labios con los míos y fundirnos en un beso que nos incendió a ambos con esa leve chispa que necesitábamos para prender el deseo que nos consumía. La ropa fue sobrando hasta quedarnos completamente desnudos rozándonos piel con piel imposibles de contener el deseo, en aquellas aguas claras y rodeados de aquel hermoso paisaje acabamos haciendo el amor despacio, amándonos y demostrándolo en cada gemido, en cada una de las palabras que nos confesábamos. Si tuviera que definir ese momento en una sola palabra todo se reduciría a “mágico”, no había otra forma de describirlo. Sonreí con la respiración agitada y mi frente apoyada en la suya tras escuchar sus palabras, sabía que él no era muy dado a expresar sus sentimientos porque le gustaba, que como él decía era más bien “parco”... pero no podía negar que a mí me derretía cuando me decía ese tipo de cosas, mis dedos enredados en su nuca y mis desiertos en sus mares con las respiraciones algo agitadas por aquel momento- me encanta cuando me dices esas cosas –mordí su labio inferior sin separarme todavía- eres mi norte y mi sur, mi todo y mi nada, el principio de mi camino y el final de este... porque tú eres mi brújula y siempre quiero encontrarte mirándome desde cualquier lugar, esperando para perderte conmigo un segundo, un minuto, o toda una vida. Te quiero –dije buscando sus labios para fundirnos en un beso, al final acabamos pasando el resto del día en aquel lago que me recordó al día que pasamos en el claro en París, tumbados en la hierba. Comimos entre risas y caricias y disfrutamos de esa paz y tranquilidad en aquel precioso lugar sin separarnos, se le veía feliz al vikingo y me alegraba por ello porque me gustaba verlo así. Solo decidimos volver cuando ya empezaba a anochecer para acudir a aquel ritual que hacían en el pueblo, volvimos tomados de la mano con muchísimo mejor ánimo riéndonos y gastándonos bromas que acababan siempre en caricias, volvimos a la casa donde la mujer nos había dejado pasar la noche para prepararnos para esa noche en la que daría comienzo el ritual. Estaba un poco nerviosa por el hecho de no saber si íbamos a poder ver algo, y en caso de hacerlo, qué íbamos a ver exactamente. Nos preparamos y cuando todo estaba ya listo para comenzamos nos acercamos hacia el templo donde se llevaba a cabo dicho ritual, un pequeño templo de madera situado cerca del bosque que había en la aldea y donde todos habían acudidos con antorchas que iluminaban el lugar, del templo salieron varias mujeres vestidas completamente de blanco, la que oficiaría el ritual llevaba la cara pintada y llevaba una corona hecha de hojas y floras que portaba en su cabeza. Había también un altar de donde caía un pequeño canal hacia un cuenco que me pregunté para qué serviría. Tras nosotros una enorme hoguera ya encendida donde la gente se ponía alrededor de esta, algunos llevaban instrumentos aunque todavía no comenzaron a tocar. La “sacerdotisa” que oficiaría aquel ritual comenzó a cantar unos cánticos en nórdico bajando del altar con un cuenco de donde al parecer había quemado algo pues salía humo y lo paseó por todo el lugar donde estaba la gente dejando aquel aroma por el lugar, sin dejar de cantar en ningún momento. Volvió al altar y dejó el cuenco en el altar mientras el otro seguía en el mismo sitio, comenzó a decir unas palabras, plegarias a sus Dioses alzando sus manos al cielo cuando vi que en una de ellas tenía una daga, no terminó de decir esas palabras cuando dos mujeres vestidas también de blanco se acercaron portando una cabra que subieron al altar y supe lo que iban a hacer; un sacrificio de sangre. Tomé la mano del vikingo apretándola con fuerza y cerré los ojos el tiempo necesario para no ver cómo hacían dicho sacrificio no estando acostumbrada, pero no hice ningún movimiento raro sino que me quedé clavada en el sitio porque sabía que eran sus costumbres, mordí mi labio y alcé mis ojos para encontrarme con que los mares del vikingo me observaban como si quisiera asegurarse que estaba bien a lo que asentí levemente. Mientras la mujer seguía pronunciando unos cánticos tras unos minutos el cuenco se había llenado de la sangre del animal bajando por aquel pequeño canal, tomó el cuenco y dio un trago para pasarlo a las demás mujeres que tras beber lo fueron pasando entre la gente que fue bebiendo hasta que llegó a las manos del vikingo, dio un trago y me lo tendió para que yo también hiciera lo mismo, todos llevaban una pequeña marca en la frente con sangre, era lo que se debía hacer y como no solía echarme para atrás nada tomé el cuenco y di un trago, antes de pasarlo el vikingo manchó su dedo con la sangre y dibujó una línea en mi frente que caía hacia mi nariz y otra en la mejilla, yo hice lo mismo con él y finalmente pasé el cuenco a la mujer que tenía al lado para que hiciera el resto lo mismo. La mano del vikingo fue a mi nuca y me acercó para dejar un beso en mi cabeza acercándome a su cuerpo, seguramente, porque sabía que no estaba acostumbrada a esas cosas. Fue entonces cuando la música dio comienzo y la bebida fue corriendo de mano en mano, la gente también comía e incluso se pasaban algo para fumar que según había entendido era lo que daría la siguiente parte del ritual.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Al anochecer volvimos a la aldea, todo estaba preparado para la celebración, la muchedumbre se arremolinaba entre las hogueras todos encarados hacía el altar.
Nai estaba especialmente nerviosa, mi mano atajó la distancia que me separaba de su cintura y acariciándola la rodeé con mi brazo tirando de ella hasta que su pecho chocó con mi espalda. Perdí mis labios por su cuello, bajando por su hombro hasta depositar un picaro mordisco.
-Tranquila -susurré contra su piel. Mi aliento erizo su bello logrando que se estremeciera entre mis brazos.
-Eres preciosa -susurré adulandola con esa forma tan ruda y parca que tenía para expresarme.
Mi diestra se deslizó por su muslo cuando fui interrumpido por la salida de las sacerdotisas que de inmaculado blanco abandonaban el templo rumbo al altar.
La sacerdotisa portaba sobre su lacio cabello dorado una ofrenda floral y un cuenco que pronto, combinado con el que la esperaba sobre el altar, estaría completo.
Los cánticos empezaron, la voz de todos los norteños se unió elevándola para que los dioses escucharan nuestras plegarias.
El primer cuenco se prendió como por arte de magia, el olor de las hierbas embriago a los presentes mientras la joven de blancas vestiduras paseaba el cuenco bajándolo del altar.
Las dos oráculos bajaron por la cabra que ofreceríamos a Freya y llevandola frente al altar, la sacerdotisa sajó su cuello mientras en perfecto norteño prometía a Freya que siempre le seriamos fieles, los hombres dignos de llenar el valahalla y las mujeres parirían vikigos gracias a su gracia.
Nai aterrada hundió su cabeza en mi pecho, mi mano se enredó en la cascada parda de su pelo.
-Shhhh, solo es un sacrificio -aseguré tratando de infundirle animo. Comprendía que para ella este acto era bárbaro, aunque de seguro su cultura también sacrifico a muchos y no precisamente cabras en sus tiempos.
Nai afirmo ante mi mirada, aseguraba estar bien y mis labios atajaron la distancia besandola hasta que el cuenco relleno de sangre llegó a mis manos, di un buen trago y mojando mi dedo marque la frente de Nai y su mejilla con dos lineas..la primera representaba la fertilidad, la segunda el compromiso. Le di el cuenco y esta imitó mi gesto antes de pasarlo. Sonreí porque compartir estos instantes con ella para mi era importante, era acercarla a esa cultura que yo amaba, que corría por mis venas y que de un modo u otro deseaba ella comprendiera y compartiera conmigo.
Acabado el cuenco de sangre y ya sintiendo los efectos del alcohol en nuestro cuerpo, de la sangre consagrada llegaba la segunda parte del ritual.
Las sacerdotisas picaron unos hongos, beleño negro, lo mezclaron con hiervas y otras sustancias alucinógenas, lo prepararon y disolvieron en jarras de hidromiel.
Le tendí una a Nai mirándola con fijeza.
-No te la bebas entera es demasiado para ti, notaras un subidon, te excitaras, a su vez alucinaras, es una droga muy poderosa y los dioses si creen que eres merecedora te obsequiaran con visiones de tu futuro...buen viaje -susurré contra sus labios antes de llevar mi jarra a mis labios y empezar a beber de ella dando profundos tragos.
Cerré lo ojos sintiéndome embriagado casi de inmediato, entreabrí mis labios tirando la cabeza hacia atrás expulsando mi aliento despacio en un blanquecino vaho.
Nai estaba especialmente nerviosa, mi mano atajó la distancia que me separaba de su cintura y acariciándola la rodeé con mi brazo tirando de ella hasta que su pecho chocó con mi espalda. Perdí mis labios por su cuello, bajando por su hombro hasta depositar un picaro mordisco.
-Tranquila -susurré contra su piel. Mi aliento erizo su bello logrando que se estremeciera entre mis brazos.
-Eres preciosa -susurré adulandola con esa forma tan ruda y parca que tenía para expresarme.
Mi diestra se deslizó por su muslo cuando fui interrumpido por la salida de las sacerdotisas que de inmaculado blanco abandonaban el templo rumbo al altar.
La sacerdotisa portaba sobre su lacio cabello dorado una ofrenda floral y un cuenco que pronto, combinado con el que la esperaba sobre el altar, estaría completo.
Los cánticos empezaron, la voz de todos los norteños se unió elevándola para que los dioses escucharan nuestras plegarias.
El primer cuenco se prendió como por arte de magia, el olor de las hierbas embriago a los presentes mientras la joven de blancas vestiduras paseaba el cuenco bajándolo del altar.
Las dos oráculos bajaron por la cabra que ofreceríamos a Freya y llevandola frente al altar, la sacerdotisa sajó su cuello mientras en perfecto norteño prometía a Freya que siempre le seriamos fieles, los hombres dignos de llenar el valahalla y las mujeres parirían vikigos gracias a su gracia.
Nai aterrada hundió su cabeza en mi pecho, mi mano se enredó en la cascada parda de su pelo.
-Shhhh, solo es un sacrificio -aseguré tratando de infundirle animo. Comprendía que para ella este acto era bárbaro, aunque de seguro su cultura también sacrifico a muchos y no precisamente cabras en sus tiempos.
Nai afirmo ante mi mirada, aseguraba estar bien y mis labios atajaron la distancia besandola hasta que el cuenco relleno de sangre llegó a mis manos, di un buen trago y mojando mi dedo marque la frente de Nai y su mejilla con dos lineas..la primera representaba la fertilidad, la segunda el compromiso. Le di el cuenco y esta imitó mi gesto antes de pasarlo. Sonreí porque compartir estos instantes con ella para mi era importante, era acercarla a esa cultura que yo amaba, que corría por mis venas y que de un modo u otro deseaba ella comprendiera y compartiera conmigo.
Acabado el cuenco de sangre y ya sintiendo los efectos del alcohol en nuestro cuerpo, de la sangre consagrada llegaba la segunda parte del ritual.
Las sacerdotisas picaron unos hongos, beleño negro, lo mezclaron con hiervas y otras sustancias alucinógenas, lo prepararon y disolvieron en jarras de hidromiel.
Le tendí una a Nai mirándola con fijeza.
-No te la bebas entera es demasiado para ti, notaras un subidon, te excitaras, a su vez alucinaras, es una droga muy poderosa y los dioses si creen que eres merecedora te obsequiaran con visiones de tu futuro...buen viaje -susurré contra sus labios antes de llevar mi jarra a mis labios y empezar a beber de ella dando profundos tragos.
Cerré lo ojos sintiéndome embriagado casi de inmediato, entreabrí mis labios tirando la cabeza hacia atrás expulsando mi aliento despacio en un blanquecino vaho.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Era la primera vez que iba a presenciar un ritual vikingo con mis propios ojos, había leído sobre alguno de estos y también sabía además lo que se hacían en la mayoría de los rituales que ellos hacían, los sacrificios que hacían... pero no sabía si iba a estar preparada para lo que iba a pasar en cuanto diera comienzo dichos rituales. Había decidido aceptar ir a la ceremonia aparte de porque era algo que el vikingo quería hacer y ante todo quería que se sintiera bien aprovechando esos momentos en el norte, también había aceptado ir porque sentía mucha curiosidad acerca de lo que habían contado sobre aquel ritual en concreto. El vikingo me había dicho que mediante este se podía ver algunas visiones del futuro de cada uno y yo, que era tremendamente curiosa, había sido imposible resistirme ante el pensamiento de saber si yo también podría tener dichas visiones siendo una extranjera con otras creencias y otra cultura, pero al haber unido mi vida al vikingo quizás sus dioses fueran benevolentes y me dejaran también a mí poder contemplar alguna que otra visión. También sentía mucha curiosidad por ver un ritual y poder presenciarlo y no solamente que fuera a través de libros que era como más los conocía, aunque estaba nerviosa por varias razones y seguramente el vikingo lo habría notado mientras esperábamos cerca del altar a que diera comienzo el ritual, los demás se habían agolpado cerca de la hoguera y parecía que toda la aldea era partícipe de aquel momento. Miré a mi alrededor observando que los demás se fijaban en el altar esperando a que diera comienzo y yo mordí mi labio intentando calmarme pues no tenía por qué sentirme nerviosa, pero lo estaba, y quizás fuera por el hecho de saber si al participar también vería esas visiones o no. Ni que decir que Ubbe, que me conocía demasiado, notó lo nerviosa que estaba y sentí sus brazos rodear mi cintura hasta abarcarla por completo, dio un pequeño tirón y al final mi espalda quedó pegada contra su pecho con mis manos recorriendo sus brazos que me tenían rodeada. Sus labios no perdieron el tiempo y en cuanto me tuvo pegada contra su cuerpo estos descendieron por mi cuello hasta dejar un mordisco justo sobre mi hombro, susurrándome que estuviera tranquila a lo que cerré los ojos cuando su aliento y sus labios erizaron toda mi piel. Sonreí ladeando mi rostro para mirarlo y dejar un beso en lo que su mano se deslizaba por mi muslo y yo negaba con la cabeza con una sonrisa porque para él era imposible no acariciarme.
Dejó de hacerlo cuando la sacerdotisa se acercó al altar y comenzó a cantar para que el resto de los presentes se unieran a sus cánticos, aunque los entendía no me los sabía por lo que presté atención a lo que hacía con el cuenco que se prendió saliendo humo del cuenco, desprendiendo una olor que parecía embriagarte por completo paseándolo por los presentes. Escuchaba las oraciones que le hacían a Freya sobre todo y la ofrenda que iban a hacerle para que los ayudara en sus plegarias y escuchara sus oraciones... fue cuando llegó para mí uno de los peores momentos de la ceremonia. Supe lo que iban a hacer cuando acercaron al animal al altar y aunque ya sabía lo que pasaría una cosa era leerlo y otra, muy diferente, era contemplarlo con mis propios ojos... y no estaba acostumbrada. Fue el único momento donde aparté la vista porque fui incapaz de ver aquello y ladeé mi rostro casi apoyándolo en el pecho del vikingo, su mano se enredó en mi pelo y me tranquilizó haciéndome saber que solo era un sacrificio... y lo sabía, había leído cómo eran sus sacrificios pero sinceramente no estaba preparada para ello y preferí no verlo, aunque estaba bien, no quería que él pensara que no me tomaba en serio aquello que era parte de su cultura y de sus tradiciones, que era algo muy arraigado en sus creencias, nuestras culturas eran diferentes pero ninguna era mejor ni peor que la otra, simplemente eran diferentes. Él había contemplado muchos sacrificios desde pequeño y estaba acostumbrado, pero me encontraba bien y así se lo hice saber para que no se preocupara... era la primera vez y causaba algo de impresión. No me soltó en ningún momento mientras pude contemplar como el cuenco lo iban pasando, sus labios buscaron los míos como si intentara infundirme ánimos y mis manos recorrieron su pecho hasta que el cuenco llegó hasta nosotros, vi como bebía de la sangre del cuenco y me mordí el labio, su dedo se manchó con dicha sangre e hizo varias líneas en mi frente y en mi mejilla, me pasó el cuenco cuando terminó y bebí porque era lo que debía de hacerse y quería que él viera que, aunque no era mi cultura, era partícipe de la suya como si fuera mía. Le hice las mismas líneas en su rostro y pasé el cuenco observando su sonrisa, era innegable que le gustaba que yo participara de sus costumbres, que conociera más su mundo y dejara que él me lo mostrara... podían ser diferentes, éramos diferentes, pero eso no quitaba para que renegara de lo que él era porque no era cierto. La siguiente parte de la fiesta empezaba, la música comenzaba a sonar por el lugar y la gente se iba acercando a la enorme hoguera mientras al parecer las sacerdotisas preparaban algo más, nos acercamos hacia la hoguera y por extraño que pareciera ya me sentía algo animada como si hubiera bebido un par de jarras, aunque no había sido el caso. Mis brazos rodearon el cuello del vikingo acercando mi rostro al suyo de forma que mi nariz acarició la suya de forma lenta para luego dejar un beso en sus labios.
-Te quiero –dije mirándole a sus dos inmensos mares que me contemplaban mientras las sacerdotisas mezclaban lo que habían preparado con las jarras de hidromiel que iban repartiendo, el vikingo tomó una para cada uno y me tendió la mía mirándome de forma fija. Me pidió que no me la bebiera entera seguramente consciente de que no estaba acostumbrada a beber y que podría ser demasiado para mí, me comentó lo que sentiría cuando la bebiera y sobre todo que si los dioses creían que era merecedora me dejarían contemplar algunas visiones de mi futuro, me mordí el labio cuando dijo eso porque quizás a una mujer que era extranjera en sus tierras pero sobre todo que procesaba de otra cultura y que creía en otros dioses no se lo permitieran... aunque yo siempre había respetado su cultura, solamente lo sabría si bebía de la jarra y su contenido. Me susurró que tuviera un buen viaje y bajé mi mirada hacia la jarra para dar algunos tragos de esta sin intención de bebérmela entera como me había pedido el vikingo, el sabor era algo más fuerte quizás por todo lo que llevaba pero sentí enseguida el calentor que te otorga el alcohol en el cuerpo y eso que no había bebido ni la mitad. Cerré los ojos unos segundos y aferré con mi mano la camisa del vikingo para que no se separara pues no sabía cuándo comenzarían las visiones o si es que las tendría- pero no te vas a separar de mí, ¿verdad? –Pregunté dejando la jarra a un lado sin intención de beber mucho más, sentía un sabor extraño en la boca y un ligero mareo en la cabeza que me obligó a apoyarla en el pecho del vikingo, pero pasados unos segundos desapareció y pronto nos unimos a la fiesta como el resto de los aldeanos. Bailaban alrededor de la hoguera, cantaban y seguían bebiendo y es lo que hicimos nosotros en lo que esperábamos a que lo que nos habíamos tomado hiciera efecto. No supe cuánto tiempo pasó en lo que estábamos bailando alrededor de la hoguera junto a los demás, era como si en parte hubiera perdido un poco la noción del tiempo mientras nos reíamos, bailábamos y disfrutábamos... pero llegó un punto en el que, sin saber por qué, fue como si todo lo viera a cámara lenta; la gente que bailaba a mi alrededor se movía de forma mucho más lenta mientras parecía que yo lo hiciera más rápido que ellos como si el tiempo se hubiera ralentizado, las sombras que se creaban de la gente bailando alrededor de la hoguera parecían más intensas al igual que las llamas, las voces y las risas sonaban como si estuvieran lejos y con algo de eco.... todo a mi alrededor había cambiado y era como si mi mente se fuera diluyendo lentamente y perdiera la noción de todo lo que me rodeaba por completo. Mi respiración algo más lenta y podía escuchar, con total claridad y nitidez, los latidos de mi corazón que parecían retumbar en el lugar. De repente sentí como si mi cuerpo, de alguna forma, cayera aunque no lo hice del todo sino que parecía quedarse como si flotara, como si estuviera en suspensión... y fue que todo a mi alrededor cambió por completo, ya no estaba la hoguera, ni la gente cantando y bailando, ni siquiera estaba el vikingo.... parecía un lugar completamente diferente aunque estuviera un poco difuminado, como borroso. Era extraño porque parecía que podía moverme por el lugar aunque no sintiera la sensación de que lo estaba haciendo realmente, no pasó ni un par de segundos cuando la figura de una mujer joven apareció frente a mí, vestida con ropas oscuras y portando armas. Su pelo caía en bucles de una melena oscura y larga como la mía, sus labios como si estuvieran pintados cual carmín y unos ojos azules tan intensos que me contemplaban de forma fija con su piel color canela. Me pregunté en ese momento quien sería y porqué había aparecido en mi visión, vi que llevaba un péndulo como colgante y rauda sacó una daga con lo que parecía unas runas por inscripciones en esta, el péndulo se iluminó tenuemente y pronto comenzó a correr hacia mí con la daga en su mano sin que yo pudiera moverme, cerré los ojos y tapé mi rostro con mis brazos... pero no pasó absolutamente nada. Aparté los brazos para darme cuenta de que la joven se había parado frente a mí, a escasa distancia, y de la nada igual que había aparecido se desvaneció como si fuera una estela de polvo... no entendía nada de lo que pasaba. Fue entonces cuando al par de segundos en los que me moví escuché lo que parecía una risa, una que parecía la de un niño pequeño. Corrí hacia donde parecía proceder y me encontré con la figura de un niño de entre tres y cuatro años, aunque más bien parecía una sombra porque no se podía distinguir nada en absoluto. El niño comenzó a correr mientras se reía y, aunque era todo como sombra, sentí como si al pararse y girarse fue que me estuviera contemplando porque me sentí observada. El niño se reía jugando y cuando di un par de pasos casi a punto de pillarlo empezó a correr riéndose otra vez, no sabía si era un niño o una niña porque no se veía nada pero la figura era bastante clara, era como si estuviera jugando conmigo y así sucedió un par de veces más, escuchando su risa y jugando a atraparlo.
Dejó de hacerlo cuando la sacerdotisa se acercó al altar y comenzó a cantar para que el resto de los presentes se unieran a sus cánticos, aunque los entendía no me los sabía por lo que presté atención a lo que hacía con el cuenco que se prendió saliendo humo del cuenco, desprendiendo una olor que parecía embriagarte por completo paseándolo por los presentes. Escuchaba las oraciones que le hacían a Freya sobre todo y la ofrenda que iban a hacerle para que los ayudara en sus plegarias y escuchara sus oraciones... fue cuando llegó para mí uno de los peores momentos de la ceremonia. Supe lo que iban a hacer cuando acercaron al animal al altar y aunque ya sabía lo que pasaría una cosa era leerlo y otra, muy diferente, era contemplarlo con mis propios ojos... y no estaba acostumbrada. Fue el único momento donde aparté la vista porque fui incapaz de ver aquello y ladeé mi rostro casi apoyándolo en el pecho del vikingo, su mano se enredó en mi pelo y me tranquilizó haciéndome saber que solo era un sacrificio... y lo sabía, había leído cómo eran sus sacrificios pero sinceramente no estaba preparada para ello y preferí no verlo, aunque estaba bien, no quería que él pensara que no me tomaba en serio aquello que era parte de su cultura y de sus tradiciones, que era algo muy arraigado en sus creencias, nuestras culturas eran diferentes pero ninguna era mejor ni peor que la otra, simplemente eran diferentes. Él había contemplado muchos sacrificios desde pequeño y estaba acostumbrado, pero me encontraba bien y así se lo hice saber para que no se preocupara... era la primera vez y causaba algo de impresión. No me soltó en ningún momento mientras pude contemplar como el cuenco lo iban pasando, sus labios buscaron los míos como si intentara infundirme ánimos y mis manos recorrieron su pecho hasta que el cuenco llegó hasta nosotros, vi como bebía de la sangre del cuenco y me mordí el labio, su dedo se manchó con dicha sangre e hizo varias líneas en mi frente y en mi mejilla, me pasó el cuenco cuando terminó y bebí porque era lo que debía de hacerse y quería que él viera que, aunque no era mi cultura, era partícipe de la suya como si fuera mía. Le hice las mismas líneas en su rostro y pasé el cuenco observando su sonrisa, era innegable que le gustaba que yo participara de sus costumbres, que conociera más su mundo y dejara que él me lo mostrara... podían ser diferentes, éramos diferentes, pero eso no quitaba para que renegara de lo que él era porque no era cierto. La siguiente parte de la fiesta empezaba, la música comenzaba a sonar por el lugar y la gente se iba acercando a la enorme hoguera mientras al parecer las sacerdotisas preparaban algo más, nos acercamos hacia la hoguera y por extraño que pareciera ya me sentía algo animada como si hubiera bebido un par de jarras, aunque no había sido el caso. Mis brazos rodearon el cuello del vikingo acercando mi rostro al suyo de forma que mi nariz acarició la suya de forma lenta para luego dejar un beso en sus labios.
-Te quiero –dije mirándole a sus dos inmensos mares que me contemplaban mientras las sacerdotisas mezclaban lo que habían preparado con las jarras de hidromiel que iban repartiendo, el vikingo tomó una para cada uno y me tendió la mía mirándome de forma fija. Me pidió que no me la bebiera entera seguramente consciente de que no estaba acostumbrada a beber y que podría ser demasiado para mí, me comentó lo que sentiría cuando la bebiera y sobre todo que si los dioses creían que era merecedora me dejarían contemplar algunas visiones de mi futuro, me mordí el labio cuando dijo eso porque quizás a una mujer que era extranjera en sus tierras pero sobre todo que procesaba de otra cultura y que creía en otros dioses no se lo permitieran... aunque yo siempre había respetado su cultura, solamente lo sabría si bebía de la jarra y su contenido. Me susurró que tuviera un buen viaje y bajé mi mirada hacia la jarra para dar algunos tragos de esta sin intención de bebérmela entera como me había pedido el vikingo, el sabor era algo más fuerte quizás por todo lo que llevaba pero sentí enseguida el calentor que te otorga el alcohol en el cuerpo y eso que no había bebido ni la mitad. Cerré los ojos unos segundos y aferré con mi mano la camisa del vikingo para que no se separara pues no sabía cuándo comenzarían las visiones o si es que las tendría- pero no te vas a separar de mí, ¿verdad? –Pregunté dejando la jarra a un lado sin intención de beber mucho más, sentía un sabor extraño en la boca y un ligero mareo en la cabeza que me obligó a apoyarla en el pecho del vikingo, pero pasados unos segundos desapareció y pronto nos unimos a la fiesta como el resto de los aldeanos. Bailaban alrededor de la hoguera, cantaban y seguían bebiendo y es lo que hicimos nosotros en lo que esperábamos a que lo que nos habíamos tomado hiciera efecto. No supe cuánto tiempo pasó en lo que estábamos bailando alrededor de la hoguera junto a los demás, era como si en parte hubiera perdido un poco la noción del tiempo mientras nos reíamos, bailábamos y disfrutábamos... pero llegó un punto en el que, sin saber por qué, fue como si todo lo viera a cámara lenta; la gente que bailaba a mi alrededor se movía de forma mucho más lenta mientras parecía que yo lo hiciera más rápido que ellos como si el tiempo se hubiera ralentizado, las sombras que se creaban de la gente bailando alrededor de la hoguera parecían más intensas al igual que las llamas, las voces y las risas sonaban como si estuvieran lejos y con algo de eco.... todo a mi alrededor había cambiado y era como si mi mente se fuera diluyendo lentamente y perdiera la noción de todo lo que me rodeaba por completo. Mi respiración algo más lenta y podía escuchar, con total claridad y nitidez, los latidos de mi corazón que parecían retumbar en el lugar. De repente sentí como si mi cuerpo, de alguna forma, cayera aunque no lo hice del todo sino que parecía quedarse como si flotara, como si estuviera en suspensión... y fue que todo a mi alrededor cambió por completo, ya no estaba la hoguera, ni la gente cantando y bailando, ni siquiera estaba el vikingo.... parecía un lugar completamente diferente aunque estuviera un poco difuminado, como borroso. Era extraño porque parecía que podía moverme por el lugar aunque no sintiera la sensación de que lo estaba haciendo realmente, no pasó ni un par de segundos cuando la figura de una mujer joven apareció frente a mí, vestida con ropas oscuras y portando armas. Su pelo caía en bucles de una melena oscura y larga como la mía, sus labios como si estuvieran pintados cual carmín y unos ojos azules tan intensos que me contemplaban de forma fija con su piel color canela. Me pregunté en ese momento quien sería y porqué había aparecido en mi visión, vi que llevaba un péndulo como colgante y rauda sacó una daga con lo que parecía unas runas por inscripciones en esta, el péndulo se iluminó tenuemente y pronto comenzó a correr hacia mí con la daga en su mano sin que yo pudiera moverme, cerré los ojos y tapé mi rostro con mis brazos... pero no pasó absolutamente nada. Aparté los brazos para darme cuenta de que la joven se había parado frente a mí, a escasa distancia, y de la nada igual que había aparecido se desvaneció como si fuera una estela de polvo... no entendía nada de lo que pasaba. Fue entonces cuando al par de segundos en los que me moví escuché lo que parecía una risa, una que parecía la de un niño pequeño. Corrí hacia donde parecía proceder y me encontré con la figura de un niño de entre tres y cuatro años, aunque más bien parecía una sombra porque no se podía distinguir nada en absoluto. El niño comenzó a correr mientras se reía y, aunque era todo como sombra, sentí como si al pararse y girarse fue que me estuviera contemplando porque me sentí observada. El niño se reía jugando y cuando di un par de pasos casi a punto de pillarlo empezó a correr riéndose otra vez, no sabía si era un niño o una niña porque no se veía nada pero la figura era bastante clara, era como si estuviera jugando conmigo y así sucedió un par de veces más, escuchando su risa y jugando a atraparlo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
El fuego ardía a nuestras espaldas, la música de cuernos, tambores y los gritos de la gente nos rodeaba mientras nuestros cuerpos se buscaban hambrientos, mis labios colisionaban una y otra vez de forma ruda saqueando su boca con mi sinhueso, me embebí de su saliva enredando mi lengua en un viaje por los nueve reinos entre jadeos roncos que denotaban lo que sentía frente a mi mujer en estos momentos.
-quiero follarte -reconocí llevando mi verga dura como una piedra contra su vientre
Excitado mis manos cruzaron el desierto sintiéndome arder, perdido ligeramente en su piel, con la cabeza embotada, dándome vueltas mientras todo giraba a mi alrededor a cámara lenta.
Mordí su cuello entre gruñidos cerrando por momentos los ojos, mis pies se tambaleaban como si la marea me llevara, sonreí contra su piel mientras ella enredaba sus dedos en mi larga trenza, danzando embriagada contra mi envergadura. Los dos estábamos muy colocados, reíamos sin parar enredando nuestras lenguas fuera y dentro de nuestras bocas.
-Que tetas -dije acariciando sus pechos por encima de la ropa, peor esta había dejado caer sus brazos a cada lado de su cuerpo como si no se enterara de lo que estaba haciendo.
Sus ojos se quedaron en blanco y desfalleció ligeramente contra mis brazos sonriendo.
-Menuda llevas encima Nai -dije rodeando su cintura mientras mi diestra se paseaba por su trasero incapaz de detener mis ganas de ella.
Todo se detuvo en ese instante, la gente desapareció dejándome solo frente a un Fresno, ladeé la cabeza observando los cuervos que a su alrededor sobrevolaban un cuerpo inerte en el suelo.
Me resultaba imposible centrar en el la mirada, como si estuviera difuminado, mas no tardé en comprender por una serie de ocnsecutivos flasback que ese hombre era yo, ensangrentaod, muerto ¿era ese mi sino?
Una doncella de dorados cabellos y blanca tez emergió descalza de entre las ramas con una pintada osnrisa en su boca.
Las Dísir eran figuras femeninas patronas o también denominadas “madres ancestrales” de una tribu. Solían tener el papel de protectoras y a ellas se rendía culto para mejorar en varios aspectos de la vida: La cosecha, el amor, la guerra.
Dicen que algunos guerreros poseían una que guiaba su sendero, aquellos que merecían tal favor de la misma Freya.
Estaban comandadas por Freyja. Su festividad era Vetrnatr, que coincide con el solsticio de invierno y se les pide ayuden a pasar un buen invierno, resistir a las heladas y que la cosecha durara hasta el comienzo del verano.
Muchos relatos las demuestran como defensoras de ciertos personajes históricos, que se muestran a estos cuando están en un peligro inminente y tratando de disuadirlos o advertirlos.
-Sálvame Ubbe -susurró antes de desvanecerse ante mis ojos.
Como si cayera de un precipicio abrí los ojos de golpe frente a la egipcia que ahora acunaba mi rostro despacio preocupada por mi.
Mis labios se encontraron con los suyos de forma violenta abriéndome paso con mi lengua por ellos.
-Tranquilo Ubbe - me pidió Nai, mas aun ido por las drogas no escuche, la visión daba vueltas en mi cabeza mientras la elevaba de las nalgas llevando su centro contra mi dura envergadura.
Gruñí contra sus labios, mordí su inferior jadeando roncamente apartando con mi mano sus bragas, quería entrar dentro de ella, mis dedos se deslizaron por su precipicio abocándome al borde introduje dos de las falanges moviendolas dentro y fuera, mojandolas mientras la egipcia jadeaba contra mi boca.
-quiero follarte -reconocí llevando mi verga dura como una piedra contra su vientre
Excitado mis manos cruzaron el desierto sintiéndome arder, perdido ligeramente en su piel, con la cabeza embotada, dándome vueltas mientras todo giraba a mi alrededor a cámara lenta.
Mordí su cuello entre gruñidos cerrando por momentos los ojos, mis pies se tambaleaban como si la marea me llevara, sonreí contra su piel mientras ella enredaba sus dedos en mi larga trenza, danzando embriagada contra mi envergadura. Los dos estábamos muy colocados, reíamos sin parar enredando nuestras lenguas fuera y dentro de nuestras bocas.
-Que tetas -dije acariciando sus pechos por encima de la ropa, peor esta había dejado caer sus brazos a cada lado de su cuerpo como si no se enterara de lo que estaba haciendo.
Sus ojos se quedaron en blanco y desfalleció ligeramente contra mis brazos sonriendo.
-Menuda llevas encima Nai -dije rodeando su cintura mientras mi diestra se paseaba por su trasero incapaz de detener mis ganas de ella.
Todo se detuvo en ese instante, la gente desapareció dejándome solo frente a un Fresno, ladeé la cabeza observando los cuervos que a su alrededor sobrevolaban un cuerpo inerte en el suelo.
Me resultaba imposible centrar en el la mirada, como si estuviera difuminado, mas no tardé en comprender por una serie de ocnsecutivos flasback que ese hombre era yo, ensangrentaod, muerto ¿era ese mi sino?
Una doncella de dorados cabellos y blanca tez emergió descalza de entre las ramas con una pintada osnrisa en su boca.
Las Dísir eran figuras femeninas patronas o también denominadas “madres ancestrales” de una tribu. Solían tener el papel de protectoras y a ellas se rendía culto para mejorar en varios aspectos de la vida: La cosecha, el amor, la guerra.
Dicen que algunos guerreros poseían una que guiaba su sendero, aquellos que merecían tal favor de la misma Freya.
Estaban comandadas por Freyja. Su festividad era Vetrnatr, que coincide con el solsticio de invierno y se les pide ayuden a pasar un buen invierno, resistir a las heladas y que la cosecha durara hasta el comienzo del verano.
Muchos relatos las demuestran como defensoras de ciertos personajes históricos, que se muestran a estos cuando están en un peligro inminente y tratando de disuadirlos o advertirlos.
-Sálvame Ubbe -susurró antes de desvanecerse ante mis ojos.
Como si cayera de un precipicio abrí los ojos de golpe frente a la egipcia que ahora acunaba mi rostro despacio preocupada por mi.
Mis labios se encontraron con los suyos de forma violenta abriéndome paso con mi lengua por ellos.
-Tranquilo Ubbe - me pidió Nai, mas aun ido por las drogas no escuche, la visión daba vueltas en mi cabeza mientras la elevaba de las nalgas llevando su centro contra mi dura envergadura.
Gruñí contra sus labios, mordí su inferior jadeando roncamente apartando con mi mano sus bragas, quería entrar dentro de ella, mis dedos se deslizaron por su precipicio abocándome al borde introduje dos de las falanges moviendolas dentro y fuera, mojandolas mientras la egipcia jadeaba contra mi boca.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
La primera parte de la ceremonia había terminado y ahora comenzaba la otra en la que supuestamente veríamos las visiones si los dioses decían que éramos merecedores de tales privilegios, aunque yo esperaba que también me concedieran el poder vislumbrar algo de mi futuro aunque no fuera nórdica ni tuviera las mismas creencias que el vikingo, pero respetaba todas y cada una de ellas y lo cierto es que lo necesitaba por si en lo que veía era algo bueno que pudiera ayudarnos a los dos en nuestro camino. La música sonaba a nuestro alrededor, la gente cantaba animados bailando alrededor de la hoguera bebiendo de las jarras de hidromiel que las sacerdotisas habían preparado... y el vikingo tenía razón, menos mal que no me la bebí entera porque con lo que había bebido tenía más que suficiente. Sentía mi cuerpo arder y la adrenalina recorrer cada resquicio de mi cuerpo como si me impulsara, como un chute que me dejaba en un estado de euforia constante mientras no me separaba del vikingo en ningún momento. Había acercado de pleno con lo que aquellas bebidas nos provocaría en el cuerpo, sentía mi cuerpo arder como si fuera lava líquida que corriera por mis venas, una droga potente que me hacía necesitarlo sin poder estar sin recorrer su cuerpo y sin dejar de tocarlo constantemente porque lo ansiaba, lo deseaba fervientemente y mi cabeza embotadas en esos momentos no podía pensar más que en tenerlo a él, pegarme a su cuerpo y dejar que me envolviera. Él no es que perdiera el tiempo y sus labios buscaban los míos una y otra vez de forma desesperada, me besaba de esa forma que tanto me gustaba saqueándola de forma ruda como el buen vikingo que era, mi lengua le presentaba una batalla digna de dos titanes mientras arqueaba mi cuerpo contra el suyo y mis manos recorrían su pecho ascendiendo hasta su cuello, enredando mis dedos en la trenza para mantenerlo de esa forma pegado a mi cuerpo. Reí contra sus labios mordiendo el inferior de forma provocativa escuchando sus palabras, ya había perdido la cuenta de las veces que le había dicho que en vez de que me dijera “quiero follarte” lo cambiara por algo que sonara menos frío e impersonal como si no tuviéramos nada, algo como un “quiero hacerte mía” que no sonara tan brusco.... pero con él no había manera ni forma porque estaba en su personalidad y en su carácter y denotaba cómo era. Sus manos recorrían mi cuerpo en lo que yo dejaba mordiscos por su cuerpo mientras parecía que lo que bebía hacía su efecto, cada vez podía notar como que me “alejaba” un poco más y todo parecía ir a cámara lenta.
Sus labios fueron a mi cuello dejando mordiscos, gruñó contra mi piel denotando la necesidad que sentía en esos momentos y las ganas que tenía de tomarme, podía notar su miembro presionar contra mi cuerpo y yo me movía para crear un mayor roce volviéndome loca, deseándolo excitada como si hubiéramos estado mucho tiempo separados. Me fui perdiendo cada vez más y más siendo apenas consciente de lo que me decía y de lo que me hacía, noté sus manos por mis pechos recorriéndolos y fue entonces que perdí la noción de todo cuanto me rodeaba; todo iba a cámara tan lenta que era como si pudiera ver las chispas de la llama de la hoguera con nitidez, la gente bailando de forma muy lenta como si el tiempo se hubiera ido parando hasta que finalmente como si mi cuerpo “flotara” suspendido me encontré en otro lugar que no era donde estábamos alrededor de la hoguera. No había nada como si estuviera en un sitio totalmente diferente hasta que me encontré la figura de una mujer que joven apareció frente a mí, vestida con ropas oscuras y portando armas. Su pelo caía en bucles de una melena oscura y larga como la mía, sus labios como si estuvieran pintados cual carmín y unos ojos azules tan intensos que me contemplaban de forma fija con su piel color canela. Me pregunté en ese momento quien sería y porqué había aparecido en mi visión, vi que llevaba un péndulo como colgante y rauda sacó una daga con lo que parecía unas runas por inscripciones en esta, el péndulo se iluminó tenuemente y pronto comenzó a correr hacia mí con la daga en su mano sin que yo pudiera moverme, cerré los ojos y tapé mi rostro con mis brazos... para cuando los quité la joven estaba frente a mí observándome con sus ojos azules tan penetrantes y tan vivos. Sentí el filo de la daga en mi cuello y yo no pude hacer más que quedarme quieta contemplándola, con una sonrisa ladina movió su mano a tal velocidad que el filo rasgó mi cuello de donde comenzó a brotar sangre y yo caía al suelo arrodillada mientras notaba la sensación de que me estaba ahogando. Mi mano fue a mi cuello manchándose de sangre y la risa irónica y corta de la joven fue lo último que vi de ella antes de que se desvaneciera, conforme se fue la sangre dejó de brotar y la sensación de ahogo cesó. Respiré con rapidez y pensé en lo que había pasado, ¿acaso sería un presagio de mi muerte? ¿A manos de esa mujer? Y lo más importante de todo; ¿quién sería? Fui distraída entonces por la risa de un niño, o de una niña, que al girarme pude ver la silueta aunque no se podía distinguir porque era como una sombra negra, era un cuerpo físico pero apenas se distinguía algo y que podría contar con unos tres años por la altura. Me levanté para seguirlo y fue cuando comenzó el niño, o niña, a jugar conmigo como si esperara que lo atrapara. La risa se escuchaba por todo el lugar como si fuera un eco potente y yo, curiosa e intrigada, lo seguí un par de veces en los que corría y se paraba para que lo alcanzara hasta que otra figura algo más grande apareció y, agachándose, cogió al niño entre sus brazos alzándolo dando una vuelta para luego llevarlo a su pecho. Mis ojos contemplaron ambas figuras hasta que fui consciente de la del hombre porque me sonaba muchísimo, al fijarme en detalle vi aquella trenza y... no tuve dudas de a quién pertenecía esa figura; al vikingo. El niño en sus brazos extendió uno de ellos como si me invitara a que fuera sintiendo como si de alguna forma ambos me estuvieran observando... y con esa última imagen abrí los ojos de golpe dándome cuenta de que apenas había sido todo unos segundos porque a mi alrededor todo seguía igual, mis ojos subieron hasta los del vikingo que parecía había entrado en ese “trance” igual que había hecho yo.
-¿Ubbe? –Pregunté aferrándolo por la camisa que llevaba para que no terminara de ceder, sus brazos rodeaban mi cuerpo y su mano estaba en mis nalgas. No dije nada más porque quería que viera aquella visión de la que ya despertaría como me había pasado a mí, lo sujeté como pude en todo momento hasta que su rostro cambió como si hubiera algo que le desconcertara, llevé mis manos a su rostro en un intento de tranquilizarlo hasta que vi que abría sus ojos de golpe, sus mares buscaron mis desiertos en los que podría ver preocupación- ¿estás bien? –Pregunté pero ni siquiera me respondió porque sus labios buscaron los míos besándome de esa forma ruda que tanto me gustaba, arrasándolo con todo a su paso, su lengua se abrió paso entre mis labios hasta saquearlo todo y emprender una batalla con la mía. No iba a negar que mi cuerpo seguía ardiendo igual que antes, necesitándolo, deseándolo fervientemente como si todo lo demás nublara mi juicio y mi cuerpo me pedía a gritos tener al vikingo, que me tomara haciéndome suya- Ubbe... –lo llamé cuando separamos nuestros labios aunque él no perdió el tiempo y pronto surcó mi cuello dejando besos y mordiscos que me erizaban la piel- tranquilo, vikingo –pero parecía que él no conocía la calma en esos momentos que era tempestad porque me elevó de las nalgas haciendo que enroscara mis piernas entorno a su cintura, él siempre tenía la habilidad de transformar su deseo en el mío propio y ambos ardíamos y prendíamos como si por nuestras venas corriera lava líquida, volviéndonos locos de deseo por el otro. Llevé mis dedos a su nuca en lo que él mordía mis labios y gruñía contra estos, mi cuerpo se movía restregando ambos sexos que ansiaban rozarse sin ropa de por medio. Como si el deseo más potente hubiera tomado parte de su cuerpo sus dedos fueron hasta mi sexo donde apartó la ropa interior y cegado por su propia necesidad recorrió mi sexo en lo que yo mordía sus labios prendida en fuego moviendo mis caderas, no tardó en colar un par de dedos en mi interior y comenzar a moverlos dentro y fuera en lo que yo aferraba su trenza y me perdía en el placer que me otorgaba- Ubbe –gemí contra sus labios sin olvidarme de donde estábamos, un gemido que fue como una súplica y una queja al mismo tiempo por todo, perdida en esa necesidad que él también sentía. Eché mi cabeza hacia atrás y otro gemido salió de mis labios sintiendo que recorría mi cuello y lo mordía gruñendo, me olvidé de todo en esos momentos porque nadie a nuestro alrededor con lo que habían tomado parecía prestar atención a lo que hacíamos, volvía a agachar la cabeza para tirar de su trenza y elevar la suya de forma que nuestros labios volvieran a colisionar de nuevo. Mi otra mano bajó hasta colarse por su pantalón hasta su miembro, mis dedos envolvieron su tronco caliente, duro y algo mojado por la excitación en lo que él gruñó contra mis labios por mis caricias- tómame.... te necesito... –jadeé contra sus labios incapaz de pensar en nada más que no fuera tenerlo a él en mi interior haciéndome suya, se lo pedí yo que no me gustaba hacerlo frente a nadie pero es que lo necesitaba como si ese pensamiento atravesara mi mente y mi cuerpo y me cegara, no pensé en la gente ni en dónde estábamos; solamente quedábamos los dos y las ganas que nos teníamos. No necesitó mucho más para cumplir con lo que le había pedido, quizás fuera producto de las drogas que nos tenía en ese estado, pero con un gruñido apartó sus dedos de mi sexo y liberando su miembro me movió hasta lo noté hundirse en mi interior provocándome un jadeo ronco, aferrándome a su cuerpo. La falda del vestido nos tapaba aunque cualquiera que no estuviera bajo los efectos de aquella bebida podría saber perfectamente lo que estábamos haciendo, pero nadie parecía percatarse de nada y yo ni siquiera pensé en la gente, solo quise centrarme en él y en el placer que me daba. Se movía de forma salvaje y ruda, me manejaba a su antojo y yo me dejé hacer besando sus labios, gimiendo, gruñendo por el placer con la música sonando de fondo tensándose mi cuerpo conforme se acercaba el orgasmo- Ubbe –gemí contra sus labios con mis uñas marcándose en su espalda cuando sentí que alcanzaba el orgasmo, mi cuerpo tembló y tras un par de embestidas noté cómo se corría en mi interior con las respiraciones agitadas, las frentes apoyadas mirándonos a los ojos como si no existiera nada más y es que así era en esos momentos- te quiero –dije contra sus labios mordiendo su inferior para luego besarnos algo más calmados y tranquilos con la celebración que seguía tras nuestras espaldas. Me abracé a él sin querer que me soltara y dejé mi rostro en su cuello en lo que nos reponíamos por aquello, me pregunté si él también habría podido ver alguna visión y de serlo cómo sería- siempre logras salirte con la tuya y tomarme en sitios públicos vikingo –mordí su cuello con una sonrisa- ¿has podido ver algo? –Pregunté intrigada para que me contara qué era lo que él había visto, yo también quería contarle lo que me había pasado.
Sus labios fueron a mi cuello dejando mordiscos, gruñó contra mi piel denotando la necesidad que sentía en esos momentos y las ganas que tenía de tomarme, podía notar su miembro presionar contra mi cuerpo y yo me movía para crear un mayor roce volviéndome loca, deseándolo excitada como si hubiéramos estado mucho tiempo separados. Me fui perdiendo cada vez más y más siendo apenas consciente de lo que me decía y de lo que me hacía, noté sus manos por mis pechos recorriéndolos y fue entonces que perdí la noción de todo cuanto me rodeaba; todo iba a cámara tan lenta que era como si pudiera ver las chispas de la llama de la hoguera con nitidez, la gente bailando de forma muy lenta como si el tiempo se hubiera ido parando hasta que finalmente como si mi cuerpo “flotara” suspendido me encontré en otro lugar que no era donde estábamos alrededor de la hoguera. No había nada como si estuviera en un sitio totalmente diferente hasta que me encontré la figura de una mujer que joven apareció frente a mí, vestida con ropas oscuras y portando armas. Su pelo caía en bucles de una melena oscura y larga como la mía, sus labios como si estuvieran pintados cual carmín y unos ojos azules tan intensos que me contemplaban de forma fija con su piel color canela. Me pregunté en ese momento quien sería y porqué había aparecido en mi visión, vi que llevaba un péndulo como colgante y rauda sacó una daga con lo que parecía unas runas por inscripciones en esta, el péndulo se iluminó tenuemente y pronto comenzó a correr hacia mí con la daga en su mano sin que yo pudiera moverme, cerré los ojos y tapé mi rostro con mis brazos... para cuando los quité la joven estaba frente a mí observándome con sus ojos azules tan penetrantes y tan vivos. Sentí el filo de la daga en mi cuello y yo no pude hacer más que quedarme quieta contemplándola, con una sonrisa ladina movió su mano a tal velocidad que el filo rasgó mi cuello de donde comenzó a brotar sangre y yo caía al suelo arrodillada mientras notaba la sensación de que me estaba ahogando. Mi mano fue a mi cuello manchándose de sangre y la risa irónica y corta de la joven fue lo último que vi de ella antes de que se desvaneciera, conforme se fue la sangre dejó de brotar y la sensación de ahogo cesó. Respiré con rapidez y pensé en lo que había pasado, ¿acaso sería un presagio de mi muerte? ¿A manos de esa mujer? Y lo más importante de todo; ¿quién sería? Fui distraída entonces por la risa de un niño, o de una niña, que al girarme pude ver la silueta aunque no se podía distinguir porque era como una sombra negra, era un cuerpo físico pero apenas se distinguía algo y que podría contar con unos tres años por la altura. Me levanté para seguirlo y fue cuando comenzó el niño, o niña, a jugar conmigo como si esperara que lo atrapara. La risa se escuchaba por todo el lugar como si fuera un eco potente y yo, curiosa e intrigada, lo seguí un par de veces en los que corría y se paraba para que lo alcanzara hasta que otra figura algo más grande apareció y, agachándose, cogió al niño entre sus brazos alzándolo dando una vuelta para luego llevarlo a su pecho. Mis ojos contemplaron ambas figuras hasta que fui consciente de la del hombre porque me sonaba muchísimo, al fijarme en detalle vi aquella trenza y... no tuve dudas de a quién pertenecía esa figura; al vikingo. El niño en sus brazos extendió uno de ellos como si me invitara a que fuera sintiendo como si de alguna forma ambos me estuvieran observando... y con esa última imagen abrí los ojos de golpe dándome cuenta de que apenas había sido todo unos segundos porque a mi alrededor todo seguía igual, mis ojos subieron hasta los del vikingo que parecía había entrado en ese “trance” igual que había hecho yo.
-¿Ubbe? –Pregunté aferrándolo por la camisa que llevaba para que no terminara de ceder, sus brazos rodeaban mi cuerpo y su mano estaba en mis nalgas. No dije nada más porque quería que viera aquella visión de la que ya despertaría como me había pasado a mí, lo sujeté como pude en todo momento hasta que su rostro cambió como si hubiera algo que le desconcertara, llevé mis manos a su rostro en un intento de tranquilizarlo hasta que vi que abría sus ojos de golpe, sus mares buscaron mis desiertos en los que podría ver preocupación- ¿estás bien? –Pregunté pero ni siquiera me respondió porque sus labios buscaron los míos besándome de esa forma ruda que tanto me gustaba, arrasándolo con todo a su paso, su lengua se abrió paso entre mis labios hasta saquearlo todo y emprender una batalla con la mía. No iba a negar que mi cuerpo seguía ardiendo igual que antes, necesitándolo, deseándolo fervientemente como si todo lo demás nublara mi juicio y mi cuerpo me pedía a gritos tener al vikingo, que me tomara haciéndome suya- Ubbe... –lo llamé cuando separamos nuestros labios aunque él no perdió el tiempo y pronto surcó mi cuello dejando besos y mordiscos que me erizaban la piel- tranquilo, vikingo –pero parecía que él no conocía la calma en esos momentos que era tempestad porque me elevó de las nalgas haciendo que enroscara mis piernas entorno a su cintura, él siempre tenía la habilidad de transformar su deseo en el mío propio y ambos ardíamos y prendíamos como si por nuestras venas corriera lava líquida, volviéndonos locos de deseo por el otro. Llevé mis dedos a su nuca en lo que él mordía mis labios y gruñía contra estos, mi cuerpo se movía restregando ambos sexos que ansiaban rozarse sin ropa de por medio. Como si el deseo más potente hubiera tomado parte de su cuerpo sus dedos fueron hasta mi sexo donde apartó la ropa interior y cegado por su propia necesidad recorrió mi sexo en lo que yo mordía sus labios prendida en fuego moviendo mis caderas, no tardó en colar un par de dedos en mi interior y comenzar a moverlos dentro y fuera en lo que yo aferraba su trenza y me perdía en el placer que me otorgaba- Ubbe –gemí contra sus labios sin olvidarme de donde estábamos, un gemido que fue como una súplica y una queja al mismo tiempo por todo, perdida en esa necesidad que él también sentía. Eché mi cabeza hacia atrás y otro gemido salió de mis labios sintiendo que recorría mi cuello y lo mordía gruñendo, me olvidé de todo en esos momentos porque nadie a nuestro alrededor con lo que habían tomado parecía prestar atención a lo que hacíamos, volvía a agachar la cabeza para tirar de su trenza y elevar la suya de forma que nuestros labios volvieran a colisionar de nuevo. Mi otra mano bajó hasta colarse por su pantalón hasta su miembro, mis dedos envolvieron su tronco caliente, duro y algo mojado por la excitación en lo que él gruñó contra mis labios por mis caricias- tómame.... te necesito... –jadeé contra sus labios incapaz de pensar en nada más que no fuera tenerlo a él en mi interior haciéndome suya, se lo pedí yo que no me gustaba hacerlo frente a nadie pero es que lo necesitaba como si ese pensamiento atravesara mi mente y mi cuerpo y me cegara, no pensé en la gente ni en dónde estábamos; solamente quedábamos los dos y las ganas que nos teníamos. No necesitó mucho más para cumplir con lo que le había pedido, quizás fuera producto de las drogas que nos tenía en ese estado, pero con un gruñido apartó sus dedos de mi sexo y liberando su miembro me movió hasta lo noté hundirse en mi interior provocándome un jadeo ronco, aferrándome a su cuerpo. La falda del vestido nos tapaba aunque cualquiera que no estuviera bajo los efectos de aquella bebida podría saber perfectamente lo que estábamos haciendo, pero nadie parecía percatarse de nada y yo ni siquiera pensé en la gente, solo quise centrarme en él y en el placer que me daba. Se movía de forma salvaje y ruda, me manejaba a su antojo y yo me dejé hacer besando sus labios, gimiendo, gruñendo por el placer con la música sonando de fondo tensándose mi cuerpo conforme se acercaba el orgasmo- Ubbe –gemí contra sus labios con mis uñas marcándose en su espalda cuando sentí que alcanzaba el orgasmo, mi cuerpo tembló y tras un par de embestidas noté cómo se corría en mi interior con las respiraciones agitadas, las frentes apoyadas mirándonos a los ojos como si no existiera nada más y es que así era en esos momentos- te quiero –dije contra sus labios mordiendo su inferior para luego besarnos algo más calmados y tranquilos con la celebración que seguía tras nuestras espaldas. Me abracé a él sin querer que me soltara y dejé mi rostro en su cuello en lo que nos reponíamos por aquello, me pregunté si él también habría podido ver alguna visión y de serlo cómo sería- siempre logras salirte con la tuya y tomarme en sitios públicos vikingo –mordí su cuello con una sonrisa- ¿has podido ver algo? –Pregunté intrigada para que me contara qué era lo que él había visto, yo también quería contarle lo que me había pasado.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: La egipcia y el vikingo (privado)(+18)
Nuestras bocas chocaban como la lava de dos volcanes, lenguas de fuego que se fundieron transformadas en seres mitológicos, serpentearon dentro y fuera de nuestras bocas rugiendo, presas del destino, del colocon y sin duda de ese sometimiento que me invadía solo cuando era mi esposa la que flotaba entre mis brazos y se movía contra mi envergadura.
Mis dedos se hundían en su laberinto, dentro y fuera, empapados de su elixir, chapoteando feroces al sentir sus paredes dilatarse para mi.
Mares contra desiertos, unos que hace apenas un año conocí, desde entonces esa mujer se había convertido en mi todo y en mi nada a la vez, gruñí de nuevo rozando con mi palma su cadencioso sexo, friccionando su clítoris pues sus labios bajos quedaban abiertos.
Jadeó mirándome, sus pechos presionaban mi torso cuando su espalda se arqueaba fruto de la necesidad, del calor que la inundaba.
Me exigió que la tomara con palabras roncas como el trueno, llevo su diestra a la goma de mi pantalón, deslizando su mano por mis tensos abdominales mientras me miraba con las pupilas dilatadas y la lascivia en su mirada.
-Ufffff -resople cuando su mano se colo por dentro, sus dedos rodearon mi tronco y poco a poco bajó la piel acariciando la polla, mojandola con las gotas espesas que salían de la uretra.
-Uffff -repetí gruñendo, mordiendo sus labios entreabiertos, colando mi lengua entre las dos filas de dientes para apoderarme de su cordura, saquear sus labios con rudeza. Guió mi verga engrosada hasta su abertura.
No saque los dedos estábamos los dos tan cachondos que cabía mi polla de lo abierta que estaba.
Embestí una y otra vez, adentrándome hasta las profundidades, moviendola con mi zurda como si no pesara. Ella trazaba círculos cogida a mi cuello en ocasiones, otras la dejaba notar lo dura que estaba dándosela completamente dentro mientras nos mirábamos completamente fuera de nosotros, como si el resto de los norteños simplemente hubieran desaparecido.
Estaba muy caliente, jadeaba roncamente con los labios entreabiertos, succionando su lengua cada vez que emergía para encontrarme.
Saque mis dedos impregnados dejando solo me verga dentro y los llevé a su recto, sus ojos fuego me miraron mientras una sonrisa ladeada perfilo mi cara y sin pedir permiso metí primero uno en su ano llevándola al éxtasis mas absoluto.
Sus pechos se le salían del vestido, mi boca los colmaba de mordiscos, de besos y lamidas enloquecido.
El segundo dedo se colo rugiendo sintiendo como llegaba al clímax atrapando mi polla netre sacudidas, tras ella me corrí yo llenándola de mi esencia palpitando en su interior de forma slavaje.
Nuestras frentes se encontraron cansadas, cerré los ojos dejando que sus palabras acariciaran mis labios mientras todo me daba vueltas.
-Ufffff
Ella se echo a reír acariciando mi pelo con sus delicados dedos.
-He visto una mujer que pedía auxilio, el fresno que une los 9 mundos y buen...omití que me había visto muerto pues eso era algo que la inquietaría. No todo se cumple...a veces es fruto simplemente del colocon -añadí restando importancia a mi visión -¿ y tu?
Mis dedos se hundían en su laberinto, dentro y fuera, empapados de su elixir, chapoteando feroces al sentir sus paredes dilatarse para mi.
Mares contra desiertos, unos que hace apenas un año conocí, desde entonces esa mujer se había convertido en mi todo y en mi nada a la vez, gruñí de nuevo rozando con mi palma su cadencioso sexo, friccionando su clítoris pues sus labios bajos quedaban abiertos.
Jadeó mirándome, sus pechos presionaban mi torso cuando su espalda se arqueaba fruto de la necesidad, del calor que la inundaba.
Me exigió que la tomara con palabras roncas como el trueno, llevo su diestra a la goma de mi pantalón, deslizando su mano por mis tensos abdominales mientras me miraba con las pupilas dilatadas y la lascivia en su mirada.
-Ufffff -resople cuando su mano se colo por dentro, sus dedos rodearon mi tronco y poco a poco bajó la piel acariciando la polla, mojandola con las gotas espesas que salían de la uretra.
-Uffff -repetí gruñendo, mordiendo sus labios entreabiertos, colando mi lengua entre las dos filas de dientes para apoderarme de su cordura, saquear sus labios con rudeza. Guió mi verga engrosada hasta su abertura.
No saque los dedos estábamos los dos tan cachondos que cabía mi polla de lo abierta que estaba.
Embestí una y otra vez, adentrándome hasta las profundidades, moviendola con mi zurda como si no pesara. Ella trazaba círculos cogida a mi cuello en ocasiones, otras la dejaba notar lo dura que estaba dándosela completamente dentro mientras nos mirábamos completamente fuera de nosotros, como si el resto de los norteños simplemente hubieran desaparecido.
Estaba muy caliente, jadeaba roncamente con los labios entreabiertos, succionando su lengua cada vez que emergía para encontrarme.
Saque mis dedos impregnados dejando solo me verga dentro y los llevé a su recto, sus ojos fuego me miraron mientras una sonrisa ladeada perfilo mi cara y sin pedir permiso metí primero uno en su ano llevándola al éxtasis mas absoluto.
Sus pechos se le salían del vestido, mi boca los colmaba de mordiscos, de besos y lamidas enloquecido.
El segundo dedo se colo rugiendo sintiendo como llegaba al clímax atrapando mi polla netre sacudidas, tras ella me corrí yo llenándola de mi esencia palpitando en su interior de forma slavaje.
Nuestras frentes se encontraron cansadas, cerré los ojos dejando que sus palabras acariciaran mis labios mientras todo me daba vueltas.
-Ufffff
Ella se echo a reír acariciando mi pelo con sus delicados dedos.
-He visto una mujer que pedía auxilio, el fresno que une los 9 mundos y buen...omití que me había visto muerto pues eso era algo que la inquietaría. No todo se cumple...a veces es fruto simplemente del colocon -añadí restando importancia a mi visión -¿ y tu?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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