AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdos del ayer. [Emhyr]
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Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Tal vez el tiempo pasaba lentamente, o quizás fuera yo la que se consumia con el paso de los días. todo era efímero, los recuerdos incluso habían perdido su total sentido, ya nada podía hacer que recordara aquellos días en los que la soledad se había alejado de mi lado y la felicidad caminaba junto a mi. De vez en cuando, algún que otro recuerdo volvia sin que yo quisiera a mi mente, si otra hubiera sido la situación sonreiria felizmente, pero en vez de eso los recuerdos eran amargos para mi, tan amargos que ya las lágrimas se habían secado en mis ojos de las muchas veces que se habían derramado.
Vivia en unos días llenos de desesperación, de inseguridad y en un estado de vigilia constante. en pocos días el sentido que mi vida había recobrado se había esfumado sin apenas darme cuenta. A menudo robaba a ricos sin poner mucho interés ni cidado en mis formas, muchas veces había tenido altercados en el mercado con las vendedoras hasta el punto de llegar a las manos con ellas. Robé un violín nuevo, pero sus melodías sonaban más desafinadas que nunca. En ocasiones volvía al lago para recordar aquellos gestos de amor que había derrochado, volvía para recordar aquellos ojos y piel oscura que me habían dejado en cautiverio. Pero quizás no era por recordar el motivo de mis visitas constantes a aquel lugar. Tenía la esperanza de que , alguno de esos días, podría volver a verle allí, tumbado en la hierba que crecía en los alrededores. pero con el frío del inviero París, había perdido todas su magia. Quizás el frío y la soledad, me habían consumido poco a poco.
Aquella noche no era muy diferente a las demás, vagaba por los callejones en busca del calor humano que en casi ningún hombre encontraba. Todos ellos, incluso los mejores, se había quedado a la sombra del él. cansada ya de buscar en los demás los que solo una persona podía entregarme, me resigné y me dirigí a las afueras de la ciudad. Caminando y sin darme casi cuenta, legué a aquella zona pantanosa. el lodo cubria ya gran parte de la zona y estaba cogelado, hacía demasiado frio y el paisaje no ayudaba nada a calmar aquel desasosiego que me inundaba. Siempre me acechaban las mismas preguntas: ¿Dónde estará? ¿Estará bien? ¿Que le habrán hecho? ¿Habrá podido cumplir sus sueño? ¿era solo una excusa para alejarse de mi? A todas ellas le encontraba multiples respuestas, pero ninguna lo suficientemente convincente. Pero realmente lo que pretendía con todas ella era evitar el pensamiento de que, tal vez, su sueño era demasiado ambicioso y había muerto en el intento de llevarlo a cabo.
-¡Ay de mi!- dije casi sin aliento, a mi al rededor el silencio era absoluto, y tan solo alguna rama seca que caía al lodo congelado rombiendo la capa de hielo se escuchaba en las inmediaciones.- Si ya me lo dijo una vez Calé: llegarás lejos, pero para ello deberás perder muchas cosas. ¿Será él una de esas cosas que pierdo por llegar lejos? ¡Máteme Dios si con ello logro que eso no sea así!- elevé un poco la voz, pero de nuevo el silencio protagonizó la escena.
Si no fuera porque gozaba de un don para lo huida de las autoridades hacia ya tiempo que me hubieran internado en el santorio mental.
-¿Cuanto tiempo hace falta para destruirme?- me pregunté a mi misma, puesto que hacía días que mi compañía se había educido a la nada.-¿Días, meses? ¿para que más sufrimiento? Nada de lo que dijeron se cumplirá, entonces...¿Por que sigo creyendo en las palabras que pronunció?.
Todo ya daba absolutamente igual, pero la duda de si él seguía con vida o no me acosba constantemente y no me dejaba vivir en paz. Solo faltaban días para la luna llena, y yo seguía sin noticias de él.
Camine entre los lodazales congelados, sin mucho cuidado en mis andares, de vez en cuando tropezaba con las raices de los múltiplas arboles desnudos que cubrian aqul pantano y sus inmediaciones. Solo buscaba un atisbo de soledad , aun que ella ya me embriagaba demasiado con su falso perfume. llegué por fin al punto en el que no podía avanzar más, las aguas estancadas del pantano aun que poco profundas se habían vuelto con el invierno más peligrosas. Un paso en falso y podía morir congelada entre agua hedionda y hielo. miré el paisaje desolado y solitario, tan solitario que me parecio tener cierta complicidad con él. No había una escena mejor cualificada para describir mi estadoen aquel momento. Mi vida, había cobrado en días la misma funcio que cumplia el pantano.
Vivia en unos días llenos de desesperación, de inseguridad y en un estado de vigilia constante. en pocos días el sentido que mi vida había recobrado se había esfumado sin apenas darme cuenta. A menudo robaba a ricos sin poner mucho interés ni cidado en mis formas, muchas veces había tenido altercados en el mercado con las vendedoras hasta el punto de llegar a las manos con ellas. Robé un violín nuevo, pero sus melodías sonaban más desafinadas que nunca. En ocasiones volvía al lago para recordar aquellos gestos de amor que había derrochado, volvía para recordar aquellos ojos y piel oscura que me habían dejado en cautiverio. Pero quizás no era por recordar el motivo de mis visitas constantes a aquel lugar. Tenía la esperanza de que , alguno de esos días, podría volver a verle allí, tumbado en la hierba que crecía en los alrededores. pero con el frío del inviero París, había perdido todas su magia. Quizás el frío y la soledad, me habían consumido poco a poco.
Aquella noche no era muy diferente a las demás, vagaba por los callejones en busca del calor humano que en casi ningún hombre encontraba. Todos ellos, incluso los mejores, se había quedado a la sombra del él. cansada ya de buscar en los demás los que solo una persona podía entregarme, me resigné y me dirigí a las afueras de la ciudad. Caminando y sin darme casi cuenta, legué a aquella zona pantanosa. el lodo cubria ya gran parte de la zona y estaba cogelado, hacía demasiado frio y el paisaje no ayudaba nada a calmar aquel desasosiego que me inundaba. Siempre me acechaban las mismas preguntas: ¿Dónde estará? ¿Estará bien? ¿Que le habrán hecho? ¿Habrá podido cumplir sus sueño? ¿era solo una excusa para alejarse de mi? A todas ellas le encontraba multiples respuestas, pero ninguna lo suficientemente convincente. Pero realmente lo que pretendía con todas ella era evitar el pensamiento de que, tal vez, su sueño era demasiado ambicioso y había muerto en el intento de llevarlo a cabo.
-¡Ay de mi!- dije casi sin aliento, a mi al rededor el silencio era absoluto, y tan solo alguna rama seca que caía al lodo congelado rombiendo la capa de hielo se escuchaba en las inmediaciones.- Si ya me lo dijo una vez Calé: llegarás lejos, pero para ello deberás perder muchas cosas. ¿Será él una de esas cosas que pierdo por llegar lejos? ¡Máteme Dios si con ello logro que eso no sea así!- elevé un poco la voz, pero de nuevo el silencio protagonizó la escena.
Si no fuera porque gozaba de un don para lo huida de las autoridades hacia ya tiempo que me hubieran internado en el santorio mental.
-¿Cuanto tiempo hace falta para destruirme?- me pregunté a mi misma, puesto que hacía días que mi compañía se había educido a la nada.-¿Días, meses? ¿para que más sufrimiento? Nada de lo que dijeron se cumplirá, entonces...¿Por que sigo creyendo en las palabras que pronunció?.
Todo ya daba absolutamente igual, pero la duda de si él seguía con vida o no me acosba constantemente y no me dejaba vivir en paz. Solo faltaban días para la luna llena, y yo seguía sin noticias de él.
Camine entre los lodazales congelados, sin mucho cuidado en mis andares, de vez en cuando tropezaba con las raices de los múltiplas arboles desnudos que cubrian aqul pantano y sus inmediaciones. Solo buscaba un atisbo de soledad , aun que ella ya me embriagaba demasiado con su falso perfume. llegué por fin al punto en el que no podía avanzar más, las aguas estancadas del pantano aun que poco profundas se habían vuelto con el invierno más peligrosas. Un paso en falso y podía morir congelada entre agua hedionda y hielo. miré el paisaje desolado y solitario, tan solitario que me parecio tener cierta complicidad con él. No había una escena mejor cualificada para describir mi estadoen aquel momento. Mi vida, había cobrado en días la misma funcio que cumplia el pantano.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Desde un rincón escondido en aquel psiquiátrico en ruinas, una pequeña luz podía apreciar en situación de agonía. La luz de la luna llena, era aquella que le recordaba que aun no había perdido la conciencia, y el dolor del costado, que aun continuaba con vida, que había sobrevivido a la mordida de la loba, pero que aun no estaba seguro. Mientras aquella mancha oscura se pintaba bajo su cuerpo débil y moribundo, los aullidos en el exterior de la loba, le recordaban que aquel escondrijo tal vez no fuese seguro.
La oscuridad se cernía, mientras sentía cercano el aliento de la muerte, por una vez en la vida sintió miedo a ella, ¿y por qué? No por él, sino por ella... Que tal vez nunca supiera, como había muerto, y tal vez no viese su rostro, nunca más... Él se lo había buscado, no había machar atrás.
Pero aquello había ocurrido, tan solo hacía unas semanas...
Concentrado en su tarea, pasaba una página y otra, en aquel lobrego lugar, de vez en cuando se detenía y en unas pequeñas páginas sucias, apuntaba algo.
¿Qué hacía allí? Aislarse... Su primera luna llena estaba demasiado cerca, y en la última semana su humor había cambiado demasiado, yendo de mal en peor, llegando a meterle en alguna que otra fuerte disputa.
La cajita de música continuaba con su melodía, rompiendo el silencio del frío invernal...
Sentado y apoyado sobre la pared,de aquel pabellon de caza abandonado, un pensamientos seguía de vez posandose en el rostro de ella, ¿por qué temía tanto un encuentro y a la vez lo anhelaba de un modo obsesivo? Ella había desaparecido de su refugio en el mausoleo, no estaba alli... ¿se habría asustado al darse cuenta de que se convetiría tal vez en un monstruo? ¿O le habría ofendido su egoísmo?
Si, Emhyr había sido egoísta, pero había terminado en París porque buscaba respuestas, y quería hallar la inmortalidad. No la había obtenido como había creído, pero al menos poseía longevidad suficiente para poder llevar a cabo sus objetivos y aquella venganza personal. Pero... ¿a qué precio?
La oscuridad se cernía, mientras sentía cercano el aliento de la muerte, por una vez en la vida sintió miedo a ella, ¿y por qué? No por él, sino por ella... Que tal vez nunca supiera, como había muerto, y tal vez no viese su rostro, nunca más... Él se lo había buscado, no había machar atrás.
Pero aquello había ocurrido, tan solo hacía unas semanas...
Concentrado en su tarea, pasaba una página y otra, en aquel lobrego lugar, de vez en cuando se detenía y en unas pequeñas páginas sucias, apuntaba algo.
¿Qué hacía allí? Aislarse... Su primera luna llena estaba demasiado cerca, y en la última semana su humor había cambiado demasiado, yendo de mal en peor, llegando a meterle en alguna que otra fuerte disputa.
La cajita de música continuaba con su melodía, rompiendo el silencio del frío invernal...
Sentado y apoyado sobre la pared,de aquel pabellon de caza abandonado, un pensamientos seguía de vez posandose en el rostro de ella, ¿por qué temía tanto un encuentro y a la vez lo anhelaba de un modo obsesivo? Ella había desaparecido de su refugio en el mausoleo, no estaba alli... ¿se habría asustado al darse cuenta de que se convetiría tal vez en un monstruo? ¿O le habría ofendido su egoísmo?
Si, Emhyr había sido egoísta, pero había terminado en París porque buscaba respuestas, y quería hallar la inmortalidad. No la había obtenido como había creído, pero al menos poseía longevidad suficiente para poder llevar a cabo sus objetivos y aquella venganza personal. Pero... ¿a qué precio?
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Sin saber muy bien el porque, seguí admirando el paisaje desolado el pantano, admirando la belleza de unas aguas negras y cubiertas en parte por maleza verde casi congelada, por un momento sentí paz. Una paz que se desvaneció al cabo de unos segundos al recordar que todo aquello era lo que quedaba de un París que hacia poco tiempo me había parecido hermoso y acogedor por primera vez en mis diecisiete años de vida. Recordé el rostro de aquella monjita amable y las palabras despectivas del cura que me torturaba y pretendía acabar con mi vida. Esos recuerdos me hicieron comprender que la locura de aquel hombre no estaba mal infundada, la magia, de una forma u otra existía. Yo la había vivido. Había observado desde lejos como poco a poco la magia de vivir, de sonreír, de la felicidad embriagaba mi ser , al mismo tiempo que de las manos de aquel hombre , salieron para salvar mi vida y la suya propia, una llamas rojas como el cabello que aquel cura tanto había temido.Ahora, en aquel momento, solo deseaba volver a tener siete años y que los planes que el cura del monasterio en el que vivía se llevaran a cabo sin la monja pudiera intervenir, odie por unos instantes, a la persona a la que debía mi vida.
El silencio que reinaba en aquel pantano me revolvió el alma - si es que aquello existía - necesitaba , saber, necesitaba respuestas a mis preguntas, pero no sabía donde obtenerlas. Me había devanado los sesos en busca de un hombre al que el egoísmo y las ganas de lograr aquello que deseaba con fuerza había hecho desaparecer de mi lado tras aquellos días -que ahora me parecían lejanos- de felicidad. Maldije una y otra vez la debilidad del hombre ,sobretodo la mía propia, al no adaptarse a las nuevas situaciones. chasqueé los dientes y me dispuse a irme de aquel pantano, regresar al cementerio, al menos allí ,pensé, podría descansar tranquila.
Vislumbré en la lejanía , al otro lado de las aguas, un lleve sonido. Un animal, pensé. Pronto refuté esa posibilidad, hacía tiempo que en todo lo que me rodeaba veía misterio y peligro. Sentí que mi vida corría peligro nuevamente, este peligro hizo que mi corazón se avivara de nuevo. El peligro había llamado mi atención desde la marcha de Emhyr, solo porque así, pensaba poder recuperarle. mis pies me llevaron hasta la orilla del pantano, miré con cara de repugnancia sus sucias y siniestras aguas, el ruido al otro lado se incrementó, los arboles de su alrededor se agitaron con fuerza. Hubiera tardado mucho en dar toda la vuelta, así que (no con miedo) introduje mi cuerpo en las aguas pantanosas, por suerte, el agua no llegaba a cubrir más de mi cintura, sonreí al ver que la suerte por fin me sonreía. Si había peligro al otro lado del pantano, por fin encontraría la muerte que tanto ansiaba pero a la que yo misma huía. Mi cuerpo se desplazaba con dificultad y lentitud a través de aquellas aguas estancadas. Había algún que otro animalillo muerto flotando. No tardé más de cinco minutos en cruzar las heladas , sucias y tenebrosas aguas y salir al otro lado del pantano. Empecé a tiritar aun que a mi eso apenas me importaba. No me daba cuenta , por así decirlo, del frío que hacia que mis piernas se entumecieran , los bajos de aquel vestido de invierno andrajoso se pegaban a mi cuerpo, poniéndome la piel de gallina. No importa, pensé, pronto acabaría todo aquello. Me adentré entre los arboles, de igual modo que había hecho horas antes para encontrarme en el pantano. A lo lejos una construcción se hizo visible, aunque solo lograba distinguir sus formas. Un pequeño pabellón de caza hecho una ruina, perfecto para esconder un ataúd, perfecto para que uno de ellos llevara los cuerpos de sus victimas, después podría tirarlos al pantano, nadie se daría cuenta. mi excitación iba en aumento, y no podía más que andar deprisa a lo que sería mi propia muerte, aun que hubiera sido seguramente más probable que muriera de frió, hambre o soledad.
-¡Sal! ¡Sal y dame muerte! ¡Es tu deber, tu deseo! ¡Para eso naciste !- grité con todas mis fuerzas, de mi boca salía un vapor denso a causa del cambio de temperatura.Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La muerte me hacecha, pensé ya desvariando y alejando de mi el ultimo atisbo de lucidez que podía mostrar.
El silencio que reinaba en aquel pantano me revolvió el alma - si es que aquello existía - necesitaba , saber, necesitaba respuestas a mis preguntas, pero no sabía donde obtenerlas. Me había devanado los sesos en busca de un hombre al que el egoísmo y las ganas de lograr aquello que deseaba con fuerza había hecho desaparecer de mi lado tras aquellos días -que ahora me parecían lejanos- de felicidad. Maldije una y otra vez la debilidad del hombre ,sobretodo la mía propia, al no adaptarse a las nuevas situaciones. chasqueé los dientes y me dispuse a irme de aquel pantano, regresar al cementerio, al menos allí ,pensé, podría descansar tranquila.
Vislumbré en la lejanía , al otro lado de las aguas, un lleve sonido. Un animal, pensé. Pronto refuté esa posibilidad, hacía tiempo que en todo lo que me rodeaba veía misterio y peligro. Sentí que mi vida corría peligro nuevamente, este peligro hizo que mi corazón se avivara de nuevo. El peligro había llamado mi atención desde la marcha de Emhyr, solo porque así, pensaba poder recuperarle. mis pies me llevaron hasta la orilla del pantano, miré con cara de repugnancia sus sucias y siniestras aguas, el ruido al otro lado se incrementó, los arboles de su alrededor se agitaron con fuerza. Hubiera tardado mucho en dar toda la vuelta, así que (no con miedo) introduje mi cuerpo en las aguas pantanosas, por suerte, el agua no llegaba a cubrir más de mi cintura, sonreí al ver que la suerte por fin me sonreía. Si había peligro al otro lado del pantano, por fin encontraría la muerte que tanto ansiaba pero a la que yo misma huía. Mi cuerpo se desplazaba con dificultad y lentitud a través de aquellas aguas estancadas. Había algún que otro animalillo muerto flotando. No tardé más de cinco minutos en cruzar las heladas , sucias y tenebrosas aguas y salir al otro lado del pantano. Empecé a tiritar aun que a mi eso apenas me importaba. No me daba cuenta , por así decirlo, del frío que hacia que mis piernas se entumecieran , los bajos de aquel vestido de invierno andrajoso se pegaban a mi cuerpo, poniéndome la piel de gallina. No importa, pensé, pronto acabaría todo aquello. Me adentré entre los arboles, de igual modo que había hecho horas antes para encontrarme en el pantano. A lo lejos una construcción se hizo visible, aunque solo lograba distinguir sus formas. Un pequeño pabellón de caza hecho una ruina, perfecto para esconder un ataúd, perfecto para que uno de ellos llevara los cuerpos de sus victimas, después podría tirarlos al pantano, nadie se daría cuenta. mi excitación iba en aumento, y no podía más que andar deprisa a lo que sería mi propia muerte, aun que hubiera sido seguramente más probable que muriera de frió, hambre o soledad.
-¡Sal! ¡Sal y dame muerte! ¡Es tu deber, tu deseo! ¡Para eso naciste !- grité con todas mis fuerzas, de mi boca salía un vapor denso a causa del cambio de temperatura.Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La muerte me hacecha, pensé ya desvariando y alejando de mi el ultimo atisbo de lucidez que podía mostrar.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/08/2010
Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
La melodía de metal continuaba delizándose en por aquel gélido aire, acariciando los árboles muertos con sus ramas rasgantes, creando aquel aura misteriosa que era capaz de envolver a cualquiera, en la soledad que a él, le asolaba.
Su mente entretenida y viajera, no se hallaba en aquel lugar, sino a miles de kilómetros, tal vez, o detenida en los rincones más escondidos dentro de sus recuerdos, dejando atrás las cuestiones y las tristezas. Emhyr buscaba en consuelo, en rememorar los sentimientos que ella había sido capaz de crear dentro de su alma, desconocidos hasta entonces, y tan contradictorios, que les daba incluso temor.
Aun evocaba en su mente, sus cabellos rojos, ígneos, entre sus dedos enredadores y suaves al tacto, la sensación placentera que producía el rozar su piel con su pálida piel desnuda, tan excitante, y sus labios suaves y cálidos rozar los suyos...
Un escalofrió sin querer recorrió su cuerpo y un sonido lejano, hizo que saliese de su ensueño.
Sus habilidosos dedos se detuvieron, y dejaron de crear hendiduras en el metal con aquella navaja, que se guardo en el bolsillo bien cerrada. Las piezas quedaron desparramadas por el suelo, y Emhyr se alzo con un gesto demasiado atento, su fino oído y olfato habían captado una presencia cercana.
Algo en su interior se removió, inquieto, como si de un animal curioso se tratase, movió su rostro como si quisiera ver más allá de los muertos árboles, con aquella nariz arrugada. Un paso lento, cauteloso, tras otro. Sus ojos castaños tomaron un tono dorado, y su gesto se volvió feroz.
Otro paso seguido de otro lento, y luego a lanzarse a la carrera acechadora... Una carrera que le era dificultosa, al principio. Aun no estaba acostumbrado a las nuevas habilidades que se había incorporado en su fisionomía. Era ágil antes, de transformarse, pero ahora era mucho más, y a veces perdía la noción de la conciencia para dejarse llevar por los más primarios instintos.
Dejando atrás el crujido de las ramas y hojas bajo sus pies, se detuvo repentino a una distancia de seguridad, para darle un margen entre la opción del ataque o la huida.
Frente a él había una humana, Emhyr olfateo el aire, de un modo desconcertante. ¿por qué le sonaba aquel olor?
Aquella pequeña humana, parecía no haberlo visto, pero no tardaría en ello, sus ropas estaban mojadas y sucias al igual que su cabello, parecía haber estado en el interior del pantano. A quien se le ocurre... Pensó con un atisbo de razón humana.
La melodía de la caja continuaba sonado lejana, sin querer morir su música, y de repente Emhyr sintió su corazón dar un golpe y acelerarse con fuerza, su gesto animal se suavizo yendo a la sorpresa, sus ojos excitados en el dorado volvieron a ser castaños.
-Nimue... -Solo pronunciaron aquellos labios, ahora decorados con aquella línea deslizante en el lateral de su labio superior, como cicatriz de aquella noche, no la única, la verdad.
Era cierto aquello que Adrianne le había dicho, los sentimientos con la transformación se intensificaban en su sentir, Emhyr no podía describir aquello que con fuerza sentía, por una parte le enervaba de un modo fastidioso y por otro le aliviaba de un modo embriagador. Como si un temor por ella hubiese estado en su mente, que era cierto, él había estado muy preocupado por ella, por no volver a verla, y verla allí plantada y sobre todo... viva, hizo que una gran calma le invadiese.
Sus piernas se paralizaron, no sabía porque, pero no pudo dar un paso hacia ella, ¿por qué? Lo desconocía.
Su mente entretenida y viajera, no se hallaba en aquel lugar, sino a miles de kilómetros, tal vez, o detenida en los rincones más escondidos dentro de sus recuerdos, dejando atrás las cuestiones y las tristezas. Emhyr buscaba en consuelo, en rememorar los sentimientos que ella había sido capaz de crear dentro de su alma, desconocidos hasta entonces, y tan contradictorios, que les daba incluso temor.
Aun evocaba en su mente, sus cabellos rojos, ígneos, entre sus dedos enredadores y suaves al tacto, la sensación placentera que producía el rozar su piel con su pálida piel desnuda, tan excitante, y sus labios suaves y cálidos rozar los suyos...
Un escalofrió sin querer recorrió su cuerpo y un sonido lejano, hizo que saliese de su ensueño.
Sus habilidosos dedos se detuvieron, y dejaron de crear hendiduras en el metal con aquella navaja, que se guardo en el bolsillo bien cerrada. Las piezas quedaron desparramadas por el suelo, y Emhyr se alzo con un gesto demasiado atento, su fino oído y olfato habían captado una presencia cercana.
Algo en su interior se removió, inquieto, como si de un animal curioso se tratase, movió su rostro como si quisiera ver más allá de los muertos árboles, con aquella nariz arrugada. Un paso lento, cauteloso, tras otro. Sus ojos castaños tomaron un tono dorado, y su gesto se volvió feroz.
Otro paso seguido de otro lento, y luego a lanzarse a la carrera acechadora... Una carrera que le era dificultosa, al principio. Aun no estaba acostumbrado a las nuevas habilidades que se había incorporado en su fisionomía. Era ágil antes, de transformarse, pero ahora era mucho más, y a veces perdía la noción de la conciencia para dejarse llevar por los más primarios instintos.
Dejando atrás el crujido de las ramas y hojas bajo sus pies, se detuvo repentino a una distancia de seguridad, para darle un margen entre la opción del ataque o la huida.
Frente a él había una humana, Emhyr olfateo el aire, de un modo desconcertante. ¿por qué le sonaba aquel olor?
Aquella pequeña humana, parecía no haberlo visto, pero no tardaría en ello, sus ropas estaban mojadas y sucias al igual que su cabello, parecía haber estado en el interior del pantano. A quien se le ocurre... Pensó con un atisbo de razón humana.
La melodía de la caja continuaba sonado lejana, sin querer morir su música, y de repente Emhyr sintió su corazón dar un golpe y acelerarse con fuerza, su gesto animal se suavizo yendo a la sorpresa, sus ojos excitados en el dorado volvieron a ser castaños.
-Nimue... -Solo pronunciaron aquellos labios, ahora decorados con aquella línea deslizante en el lateral de su labio superior, como cicatriz de aquella noche, no la única, la verdad.
Era cierto aquello que Adrianne le había dicho, los sentimientos con la transformación se intensificaban en su sentir, Emhyr no podía describir aquello que con fuerza sentía, por una parte le enervaba de un modo fastidioso y por otro le aliviaba de un modo embriagador. Como si un temor por ella hubiese estado en su mente, que era cierto, él había estado muy preocupado por ella, por no volver a verla, y verla allí plantada y sobre todo... viva, hizo que una gran calma le invadiese.
Sus piernas se paralizaron, no sabía porque, pero no pudo dar un paso hacia ella, ¿por qué? Lo desconocía.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Busqué el camino entre la oscuridad del pantano. El frío cada vez se hacía más y más intenso, pero jamás podría superar a aquella ansias de morir que sentía. Desconocía si realmente tenía un problema muy serio y de verdad debía encerrarme en el sanatorio mental hasta el fin de mis míseros días, pero en mi fuero interno discutía esta cuestión, era como si mi cabeza y mi corazón echaran un pulso eterno. Me encontré de nuevo paralizada ante aquel dolor tan agudo que se pronunciaba cada vez más y más en el pecho, a veces oprimiéndome hasta el punto de no poder respirar.
De súbito una figura se hizo visible ante mis ojos, pensé que era uno de ellos que había rogado a mis plegarias y venía a darme una muerte lenta y dolorosa. Pero al fin y al cabo una muerta con la cual podría descansar.su cuerpo se confundía con el paisaje negro de la noche del pantano, pero no dudé ni por un instante de que trataba de un varón, el cual se paró. Quizás pensaba que si había llegado hasta lugar buscando mi propia muerte debía dar el último paso hacia ella. Por un instante tuve miedo, pero al fin y al cabo ya había perdido todo lo que podía perder en esta vida. Quizás mis pensamientos eran extremistas y ahora mientras podía debía poner pies en polvorosa. Pero me negué.
Poco a poco, mis pies comenzaron a moverse , trozos de ramas congeladas crujían bajo mis pies alzándose en el silencio como un ruido ensordecedor, casi insoportable. Solo un par de pasos más me separaban de él. Aquel ser que acabaría con mi vida. Cuando estuve lo bastante cerca como para contemplar su rostro me quedé helada, no pude articular palabra o movimiento, mis ojos parecían ver al mismo diablo. Mi mente había dejado de pensar , mi cuerpo de sentir frío, mi corazón de latir. Frente a mi se alzaba su figura, no tal como yo la recordaba pues su ojos marrones ahora de un tono dorado relucían en la oscuridad. Parecía haberse vuelvo un hombre más ágil, más musculoso. Pero en sus rasgos contemplé al mismo hombre que me había salvado tantas veces y que ahora, el azar había devuelto a mi vida para volver a salvarla de un trágico final.
Quise pronunciar su nombre, pero mi boca solo se entreabrió, estaba perpleja, y ese estado no me dejaba reaccionar. Sentí que el sol brillaba en la noche y que el silencio era sustituido por una bella melodía tocada por mi viejo violín. ¿Quizás era una alucinación ? ¿Me había convertido en un ser demente que veía cosas donde no las hay? Quedé unos segundos más contemplando su imagen, por temor a que desapareciera, luego recorrí la corta distancia que nos separaba a un paso ligero , casi desesperado. tuve miedo de abalanzarme sobre sus brazos por si era solo un espejismo y yo caía de bruces al suelo cuando este desapareciera. Quedé a pocos centímetros de él, sintiendo su respiración sobre mi frente. No podía dejar de mirarle, quería hablarle , tocarle, reaccionar, pero solo podía contemplar su rostro y sus ojos dorados.
-Emhyr...-logré decir con una mezcla de angustia y satisfacción en la boca. Pero nada más.
Aún no me creía que estuviera realmente frente a mi.
De súbito una figura se hizo visible ante mis ojos, pensé que era uno de ellos que había rogado a mis plegarias y venía a darme una muerte lenta y dolorosa. Pero al fin y al cabo una muerta con la cual podría descansar.su cuerpo se confundía con el paisaje negro de la noche del pantano, pero no dudé ni por un instante de que trataba de un varón, el cual se paró. Quizás pensaba que si había llegado hasta lugar buscando mi propia muerte debía dar el último paso hacia ella. Por un instante tuve miedo, pero al fin y al cabo ya había perdido todo lo que podía perder en esta vida. Quizás mis pensamientos eran extremistas y ahora mientras podía debía poner pies en polvorosa. Pero me negué.
Poco a poco, mis pies comenzaron a moverse , trozos de ramas congeladas crujían bajo mis pies alzándose en el silencio como un ruido ensordecedor, casi insoportable. Solo un par de pasos más me separaban de él. Aquel ser que acabaría con mi vida. Cuando estuve lo bastante cerca como para contemplar su rostro me quedé helada, no pude articular palabra o movimiento, mis ojos parecían ver al mismo diablo. Mi mente había dejado de pensar , mi cuerpo de sentir frío, mi corazón de latir. Frente a mi se alzaba su figura, no tal como yo la recordaba pues su ojos marrones ahora de un tono dorado relucían en la oscuridad. Parecía haberse vuelvo un hombre más ágil, más musculoso. Pero en sus rasgos contemplé al mismo hombre que me había salvado tantas veces y que ahora, el azar había devuelto a mi vida para volver a salvarla de un trágico final.
Quise pronunciar su nombre, pero mi boca solo se entreabrió, estaba perpleja, y ese estado no me dejaba reaccionar. Sentí que el sol brillaba en la noche y que el silencio era sustituido por una bella melodía tocada por mi viejo violín. ¿Quizás era una alucinación ? ¿Me había convertido en un ser demente que veía cosas donde no las hay? Quedé unos segundos más contemplando su imagen, por temor a que desapareciera, luego recorrí la corta distancia que nos separaba a un paso ligero , casi desesperado. tuve miedo de abalanzarme sobre sus brazos por si era solo un espejismo y yo caía de bruces al suelo cuando este desapareciera. Quedé a pocos centímetros de él, sintiendo su respiración sobre mi frente. No podía dejar de mirarle, quería hablarle , tocarle, reaccionar, pero solo podía contemplar su rostro y sus ojos dorados.
-Emhyr...-logré decir con una mezcla de angustia y satisfacción en la boca. Pero nada más.
Aún no me creía que estuviera realmente frente a mi.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Detenido en el silencio solo escucho su nombre como respuesta, ¿tenía ante él a un espejismo? Si lo era, era demasiado bueno y real.
Si, era ella, con aquella figura menuda y pequeña, tan joven, mucho más joven que él. Sonrió al escuchar esa afirmación en su mente, pensando en que, él decía que nunca se fijaría en una muchacha tan joven, y al final había terminado posando sus ojos en ella, y no los había querido apartar más de ella. Desde que todo ocurrió, desde que había creído morir en aquel pequeño rincón del sanatorio abandonado, y Adrianne había sido la representación de la muerte con aquellos ojos de loba devoradores. Tras temer a la muerte más que a nada, algo que nunca le había sucedido, ya que era lo más aceptado en su vida. No dejo de echarla de menos, ella había sido aquella que le había dado fuerza en sus pensamiento, su voluntad para luchar por su vida, cuando todo estaba ya terminado. Y a pesar, de que pensaba que no volvería a verla, los posteriores días, aceptando que ella se había marchado temerosa, que haría su vida por otra parte y era lo que ella se merecía, ahora la tenía frente a él, y era real, con aquellos cabellos rojizos, destacables a pesar de la suciedad que cubría su cuerpo.
Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, y su alma sentía deseos de lanzarse contra ella para tomarla entre sus brazos, pero sus piernas inmóviles le retenían por el temor de no poder controlar aquello que ahora había surgido en su interior, aquel cánido salvaje que aullaba deseando desatar una naturaleza que aun no había tenido la oportunidad de liberar. Le quedaban pocos días, para que el lobo de su interior dominará toda su razón, y sintiese la victoria de haber nacido dentro de otra alma a la que dominar. Pero Emhyr tras haber hablado con su Hacedora, tenía una esperanza. Y era la de hacerse con el lobo de su interior, era ser uno con él, y no dominarlo, sino... fundirse, para conseguir sus propósitos.
-Nimue... -Repitió.
Un paso dió, un tímido paso, seguido por unos cuantos lentos hasta que quedo a poca distancia de ella, junto en frente. No llego a tomar contacto con ella, solo la miro de arriba abajo, con aquellos ojos castaños, humanos, que en la oscuridad que los cernía a ambos anunciando a la noche, brillaban sobrenaturales.
Su mano con un ligero temblor, se atrevió a acercarse al rostro de ella, dispuesta a acariciarlo, pero no llego a hacer tal cosa, sino acarició el aire que rodeaba a su piel, como si temiese al tocarla, dañarla de algún modo.
Si, era ella, con aquella figura menuda y pequeña, tan joven, mucho más joven que él. Sonrió al escuchar esa afirmación en su mente, pensando en que, él decía que nunca se fijaría en una muchacha tan joven, y al final había terminado posando sus ojos en ella, y no los había querido apartar más de ella. Desde que todo ocurrió, desde que había creído morir en aquel pequeño rincón del sanatorio abandonado, y Adrianne había sido la representación de la muerte con aquellos ojos de loba devoradores. Tras temer a la muerte más que a nada, algo que nunca le había sucedido, ya que era lo más aceptado en su vida. No dejo de echarla de menos, ella había sido aquella que le había dado fuerza en sus pensamiento, su voluntad para luchar por su vida, cuando todo estaba ya terminado. Y a pesar, de que pensaba que no volvería a verla, los posteriores días, aceptando que ella se había marchado temerosa, que haría su vida por otra parte y era lo que ella se merecía, ahora la tenía frente a él, y era real, con aquellos cabellos rojizos, destacables a pesar de la suciedad que cubría su cuerpo.
Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, y su alma sentía deseos de lanzarse contra ella para tomarla entre sus brazos, pero sus piernas inmóviles le retenían por el temor de no poder controlar aquello que ahora había surgido en su interior, aquel cánido salvaje que aullaba deseando desatar una naturaleza que aun no había tenido la oportunidad de liberar. Le quedaban pocos días, para que el lobo de su interior dominará toda su razón, y sintiese la victoria de haber nacido dentro de otra alma a la que dominar. Pero Emhyr tras haber hablado con su Hacedora, tenía una esperanza. Y era la de hacerse con el lobo de su interior, era ser uno con él, y no dominarlo, sino... fundirse, para conseguir sus propósitos.
-Nimue... -Repitió.
Un paso dió, un tímido paso, seguido por unos cuantos lentos hasta que quedo a poca distancia de ella, junto en frente. No llego a tomar contacto con ella, solo la miro de arriba abajo, con aquellos ojos castaños, humanos, que en la oscuridad que los cernía a ambos anunciando a la noche, brillaban sobrenaturales.
Su mano con un ligero temblor, se atrevió a acercarse al rostro de ella, dispuesta a acariciarlo, pero no llego a hacer tal cosa, sino acarició el aire que rodeaba a su piel, como si temiese al tocarla, dañarla de algún modo.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Su mano no rozó mi rostro, pese a ello yo pude imaginarme con toda claridad como su mano recorría mi mejilla, como volvía a sentir aquel calor que su cuerpo desprendía, podía probar de nuevo la felicidad. Saber que estaba bien, o al menos, que estaba vivo me había devuelto la cordura que hacía varios días había perdido. En aquel momento no sabía que decirle, las preguntas se aglutinaban en mi mente, pero el momento me parecía inapropiado...
Contemplé su figura una vez más temerosa de que solo fuese un ilusión, pero era real. Por mucho que yo le buscara otro sentido a esa visión tan hermosa sabía que era real, mi mente no podía concebir otra cosa, no podía imaginar su belleza, ni su calor, su su voz. El sonido de un búho me despertó de aquella especie de ensoñación. Sonreí abiertamente, pero mis ojos estaban encharcados en lagrimas, lagrimas de alegría. Poco o nada me importaba el miedo que ambos sentíamos al cambio que seguro se había producido en aquel hombre maduro y esbelto , pues me abalancé sobre sus brazos, rodeandole con fuerza con los míos y fundiendome con el un abrazo que no hubiera cambiado ni por la vida más lujosa que pudiera existir.
-Si pudiera volver al día en que te separaste di mi...-comencé a decir a decir entre lagrimas de alegría.- Te puedo asegurar que te hubiera seguido . Casi muero en la espera Emhyr, pensé que moría agonizante esperando noticias tuyas. Pensaba que te había pasado algo. Que no volvería a verte.El simple hecho de pensarlo me hacía tanto daño...no sabía donde buscarte, me ahogaba en la impotencia. Hubiera preferido morir si tu plan no salía mal pues al menos así no hubiera desesperado de la forma en la que lo e hecho. ¡Pero estás bien! Eso es lo que importa.-le abracé con más fuerza.-¿Donde has estado todo estos días? Me tenía en un sin vivir.¡Ay emhyr que feliz soy ahora que se estás bien!
Puse mis manos en sus brazos, me separé un poco hacía atrás y le observé nuevamente. No tená muy buen aspecto, parecía cansado y preocupado, más maduro, más seguro de si mismo. Feliz en su condición por haber logrado lo que se había propuesto. sonreí llena de dicha y le volvía a abrazar.
-¿Pero por qué estás aquí? ¿Por qué no me buscaste antes? ¿Estás bien verdad? - parecía una niña, no dejaba de preguntar de una forma muy enérgica, estaba nerviosa, feliz, llena de alegría, pese a que no había comido ni dormido por lo menos en tres días, estaba más entusiasmada y llena de vida que nunca.Volví a abrazarle y apoyé mi cabeza en su pecho.Me sentía protegida así.No quería cambiar eso por nada en este mundo.
Contemplé su figura una vez más temerosa de que solo fuese un ilusión, pero era real. Por mucho que yo le buscara otro sentido a esa visión tan hermosa sabía que era real, mi mente no podía concebir otra cosa, no podía imaginar su belleza, ni su calor, su su voz. El sonido de un búho me despertó de aquella especie de ensoñación. Sonreí abiertamente, pero mis ojos estaban encharcados en lagrimas, lagrimas de alegría. Poco o nada me importaba el miedo que ambos sentíamos al cambio que seguro se había producido en aquel hombre maduro y esbelto , pues me abalancé sobre sus brazos, rodeandole con fuerza con los míos y fundiendome con el un abrazo que no hubiera cambiado ni por la vida más lujosa que pudiera existir.
-Si pudiera volver al día en que te separaste di mi...-comencé a decir a decir entre lagrimas de alegría.- Te puedo asegurar que te hubiera seguido . Casi muero en la espera Emhyr, pensé que moría agonizante esperando noticias tuyas. Pensaba que te había pasado algo. Que no volvería a verte.El simple hecho de pensarlo me hacía tanto daño...no sabía donde buscarte, me ahogaba en la impotencia. Hubiera preferido morir si tu plan no salía mal pues al menos así no hubiera desesperado de la forma en la que lo e hecho. ¡Pero estás bien! Eso es lo que importa.-le abracé con más fuerza.-¿Donde has estado todo estos días? Me tenía en un sin vivir.¡Ay emhyr que feliz soy ahora que se estás bien!
Puse mis manos en sus brazos, me separé un poco hacía atrás y le observé nuevamente. No tená muy buen aspecto, parecía cansado y preocupado, más maduro, más seguro de si mismo. Feliz en su condición por haber logrado lo que se había propuesto. sonreí llena de dicha y le volvía a abrazar.
-¿Pero por qué estás aquí? ¿Por qué no me buscaste antes? ¿Estás bien verdad? - parecía una niña, no dejaba de preguntar de una forma muy enérgica, estaba nerviosa, feliz, llena de alegría, pese a que no había comido ni dormido por lo menos en tres días, estaba más entusiasmada y llena de vida que nunca.Volví a abrazarle y apoyé mi cabeza en su pecho.Me sentía protegida así.No quería cambiar eso por nada en este mundo.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Sus dedos aun acariciaban el aire cercano a su piel, hasta que estos se detuvieron cuando en los ojos de ellos pudo percibir aquellas lágrimas contenidas, las cuales comenzaron a surcar sus mejillas de un modo fluido, transparente.
La mano del turco cayó, y una sonrisa suave y cálida se dibujo en sus finos labios, ahora marcados por una pequeña línea que hacía de cicatriz, causada por las fauces de aquella loba. Le alegraba tanto ver que ella era real, que estaba allí junto a él, y que la soledad creada en aquellos día a causa de sus cambios de humor iba a morir por un instinto, aunque internamente un pequeño pinchazo de temor por dañarla estaba allí. Debía de ser cauteloso respecto a ella.
Pensar en la cautela no servía con totalidad, al menos en aquel momento, ella acaba de romper la distancia de seguridad que quería crear por su seguridad.
Ahora su cuerpo húmedo y sucio, pequeño, se había pegado al suyo, abrazándole, él no respondió tenía miedo de dañarla. Aunque no podía evitar sentir el deseo de apretarla con fuerza, tenerla entre sus propios brazos. No sabía si iba a ser capaz de controlarse, ahora estaba demasiado en... calma, a pesar de la emoción del encuentro, no sentía que aquello que había cambiado en su interior se removiese creando aquellos pensamientos peligrosos. Emhyr paso su mano por la espalda de ella, acariciante, delizándose hasta llegar a su cabello, enredando sus dedos entre sus mechones, creando el cosquilleo agradable que el podía incitar en ella, todo ello mientras escuchaba sus palabras.
-Perdona, por haberte causado tal agravio, pero...Era lo mejor, y lo es, por ahora. -Comenzó a hablar suavemente, sin darse cuenta, que instintivamente y por sus deseos, estaba aproximándose más a ella, estaba envolviendo sus caderas con el brazo que le sobraba. -Te pedí paciencia, y es lo que debes tener. -Susurro tan suave, que el silencio no se molesto. -No se, donde esta mi límite aun, y al no saberlo, me he tenido que alejar de la civilización en estos días...
Sin quererlo apoyaba, su barbilla sobre la cabeza de ella, con suavidad, mientra sus labios posaba un beso en sus cabellos húmedos. Ella se separó levemente, para observarle, él le miro a los ojos.
-... A veces pierdo el control, y hago daño a los demás. Falta poco para el plenilunio, el primero para mí, y mi Hacedora me comentó que tardaría bastante en tener bajo control al lobo que ha nacido en mi interior. No te busque por ello.
Como siempre ella tan inquieta, con sus miles de preguntas, tan habladora, muy diferente a ella, demasiado joven, el siempre pensaba en aquel detalle que le hacía ciertamente gracia y... ¡le encantaba!
Debía de hacer frío, pensó, y ella estaba mojada. Él había dejado de notar el frío hacía pocas semanas, el ambiente exterior y salvaje, había dejado de ser importante para él, incluso caminar descalzo no le causaba incomodidad, sino todo lo contrario. Muchas veces todo lo creado por el hombre le sobraba, y tenía la necesidad de dejarse ir, y creía que a veces lo hacía, porque muchas veces perdía la memoria o no recordaba que había echo. Era aquel espíritu nuevo en su alma, era su otro yo, que debía de fundirlo, antes de que pudiese acabar como muchos, en la locura o el salvajismo total. Adrianne, le había dicho que le costaría aceptarlo, pero, él se sentía de repente tan bien con aquello, como si fuese natural en su interior, como si lo poseyese desde nacimiento. Su soledad rota por otra alma que le invadía, un alma peligrosa, pero que él de algun modo tenía la sensación de haber esperado desde hacía mucho, como si estuviese destinado a convertirse en un licántropo, como su supiera que dentro de él había un vació que esperaba a aquella bestia.
-¿Por qué estas mojada? -Dijo con tono de reproche. Le miro de arriba abajo, sintiendo de nuevo como ella le abrazaba, y se contenía. Seguro que había pasado muchas penurias, y seguro que no se había cuidado. La mirada de reproche continuaba en sus ojos, y un tono de regañina que no pudo evitar. -Ya veo que eso de cuidarte, seguro que te has metido en algún lió en mi ausencia... Anda sígueme, estoy en ese pabellón abandonado, tiene un poco de todo, la verdad, creía que iba estar peor de lo que esta. Parece haber pertenecido a algún noble francés o algo similar hace tiempo.
La mano del turco cayó, y una sonrisa suave y cálida se dibujo en sus finos labios, ahora marcados por una pequeña línea que hacía de cicatriz, causada por las fauces de aquella loba. Le alegraba tanto ver que ella era real, que estaba allí junto a él, y que la soledad creada en aquellos día a causa de sus cambios de humor iba a morir por un instinto, aunque internamente un pequeño pinchazo de temor por dañarla estaba allí. Debía de ser cauteloso respecto a ella.
Pensar en la cautela no servía con totalidad, al menos en aquel momento, ella acaba de romper la distancia de seguridad que quería crear por su seguridad.
Ahora su cuerpo húmedo y sucio, pequeño, se había pegado al suyo, abrazándole, él no respondió tenía miedo de dañarla. Aunque no podía evitar sentir el deseo de apretarla con fuerza, tenerla entre sus propios brazos. No sabía si iba a ser capaz de controlarse, ahora estaba demasiado en... calma, a pesar de la emoción del encuentro, no sentía que aquello que había cambiado en su interior se removiese creando aquellos pensamientos peligrosos. Emhyr paso su mano por la espalda de ella, acariciante, delizándose hasta llegar a su cabello, enredando sus dedos entre sus mechones, creando el cosquilleo agradable que el podía incitar en ella, todo ello mientras escuchaba sus palabras.
-Perdona, por haberte causado tal agravio, pero...Era lo mejor, y lo es, por ahora. -Comenzó a hablar suavemente, sin darse cuenta, que instintivamente y por sus deseos, estaba aproximándose más a ella, estaba envolviendo sus caderas con el brazo que le sobraba. -Te pedí paciencia, y es lo que debes tener. -Susurro tan suave, que el silencio no se molesto. -No se, donde esta mi límite aun, y al no saberlo, me he tenido que alejar de la civilización en estos días...
Sin quererlo apoyaba, su barbilla sobre la cabeza de ella, con suavidad, mientra sus labios posaba un beso en sus cabellos húmedos. Ella se separó levemente, para observarle, él le miro a los ojos.
-... A veces pierdo el control, y hago daño a los demás. Falta poco para el plenilunio, el primero para mí, y mi Hacedora me comentó que tardaría bastante en tener bajo control al lobo que ha nacido en mi interior. No te busque por ello.
Como siempre ella tan inquieta, con sus miles de preguntas, tan habladora, muy diferente a ella, demasiado joven, el siempre pensaba en aquel detalle que le hacía ciertamente gracia y... ¡le encantaba!
Debía de hacer frío, pensó, y ella estaba mojada. Él había dejado de notar el frío hacía pocas semanas, el ambiente exterior y salvaje, había dejado de ser importante para él, incluso caminar descalzo no le causaba incomodidad, sino todo lo contrario. Muchas veces todo lo creado por el hombre le sobraba, y tenía la necesidad de dejarse ir, y creía que a veces lo hacía, porque muchas veces perdía la memoria o no recordaba que había echo. Era aquel espíritu nuevo en su alma, era su otro yo, que debía de fundirlo, antes de que pudiese acabar como muchos, en la locura o el salvajismo total. Adrianne, le había dicho que le costaría aceptarlo, pero, él se sentía de repente tan bien con aquello, como si fuese natural en su interior, como si lo poseyese desde nacimiento. Su soledad rota por otra alma que le invadía, un alma peligrosa, pero que él de algun modo tenía la sensación de haber esperado desde hacía mucho, como si estuviese destinado a convertirse en un licántropo, como su supiera que dentro de él había un vació que esperaba a aquella bestia.
-¿Por qué estas mojada? -Dijo con tono de reproche. Le miro de arriba abajo, sintiendo de nuevo como ella le abrazaba, y se contenía. Seguro que había pasado muchas penurias, y seguro que no se había cuidado. La mirada de reproche continuaba en sus ojos, y un tono de regañina que no pudo evitar. -Ya veo que eso de cuidarte, seguro que te has metido en algún lió en mi ausencia... Anda sígueme, estoy en ese pabellón abandonado, tiene un poco de todo, la verdad, creía que iba estar peor de lo que esta. Parece haber pertenecido a algún noble francés o algo similar hace tiempo.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Sacudí la cabeza, negando a todo lo que decía. ninguno de esos argumentos me parecían una buena razón para no volver en cuanto estuvo en condiciones. Yo confiaba en que él, lobo o no, no iba a hacerme daño. Pero Emhyr parecía que no confiaba ni en el ni en nadie. Yo que sentía aquellas muestras de carillo cautelosa estaba convencida de que aunque su ser ya no era lo que había sido días atrás, su esencia era la misma. Emhyr siempre seguiría siendo él. Era por eso que no hubiera temido encontrarme con aquel hombre en una situación extrema y que perdiera el control.
Hice muecas de disconformidad conforme avanza sus respuestas cortas, sin detalles. Si pensaba que iba a evadir el tema estaba muy equivocado, si no era en ese momento pronto me lo contaría todo. Tenía ganas de saber de primera mano lo que sintió, lo que pensó. Quería saberlo todo. Me separé unos centímetros de él y no pude evitar sentirme como una niña a la que su padre regañaba por hacer algo mal. Si estaba mojada, sucia y hambrienta. No me había cuidado lo más mínimo, no me había preocupado por mi. Había salido entrada la noche del mausoleo y no había regresado en varios días. Me había peleado en algún que otro club de alterne con hombres y cortesanas. Había robado e incluso la guardia me dio una pequeña lección al intentar atracar sin miramientos a un joven duque. Pero el dolor físico no me importaba mucho y era como si mi cuerpo estuviera acostumbrado a todas aquellas situaciones.Solo me daba cuenta de lo débil y sola que estaba cuando pensaba en él.
-Vi el pabellón a lo lejos.- comencé a decir a modo de disculpa, como si por haber vivido esos días al limite me sintiera demasiado culpable.- Me había asustado, pensaba que me seguían. Tenía dos opciones o cruzar el pantano...o cruzar el pantano para esconderme.- ambos sabíamos que aquella no era la verdad. Se notaba en el tono de voz un tanto dudoso que salía de mi boca. Pero me negaba a decirle que pensaba que iba a morir en manos de un vampiro y que la idea me alegraba.
>>No es que no me haya cuidado. ¡Emhyr lo juro! pero tenía la mente demasiado ocupada para darme cuenta del hambre o del sueño. Tuve que hacer demasiadas cosas para conseguir algo de dinero para poder comer y de tanto pensar en el dinero se me olvidó para que lo quería.
En parte decía la verdad.¿Para que quería comprar la comida en el calabozo los tres días que estuve tras atacar a ese duque mimado? Allí ya me daban mendrugos de pan. Mientras el dinero seguía a buen resguardo en el mausoleo. Cogí su mano y comencé a andar delante de él. Tirando suavemente de su brazo para que me siguiera hasta el pabellón.
-Parece que tienes un don. Y cuando hablo de don hablo de la capacidad de hacer de un sitio tétrico tu hogar. Primero el mausoleo. Ahora esto. Espero que la proxima vez sea una mansión.- me premití el lujo de hacer la broma simplemente para cambiar de tema y que no preguntase que había hecho en su ausencia.-Ahora bien, distraerme con cosas simples no va a librarte de contamelo todo. He de admitir que estaba muy preocupada y conforme pasaban los días más.Pero también celosa. ¡Pensaba que me habías abandonado por una pulgosa!- me mordí la lengua, él ahora tmbien era mitad hombre, mitad lobo.Me reí en el silencioso pantano y algún que otro pajaro alzo el vuelo asustado por el repentino ruido.
Me paré en seco y volví a observarle. Algo le preocupaba. Podía adivinar el que.
-Se que no me harás daño. Si es eso lo que te perturba.- comenté en tono serio y convencido. mientras me deleitaba de nuevo con su sola presencia.
Hice muecas de disconformidad conforme avanza sus respuestas cortas, sin detalles. Si pensaba que iba a evadir el tema estaba muy equivocado, si no era en ese momento pronto me lo contaría todo. Tenía ganas de saber de primera mano lo que sintió, lo que pensó. Quería saberlo todo. Me separé unos centímetros de él y no pude evitar sentirme como una niña a la que su padre regañaba por hacer algo mal. Si estaba mojada, sucia y hambrienta. No me había cuidado lo más mínimo, no me había preocupado por mi. Había salido entrada la noche del mausoleo y no había regresado en varios días. Me había peleado en algún que otro club de alterne con hombres y cortesanas. Había robado e incluso la guardia me dio una pequeña lección al intentar atracar sin miramientos a un joven duque. Pero el dolor físico no me importaba mucho y era como si mi cuerpo estuviera acostumbrado a todas aquellas situaciones.Solo me daba cuenta de lo débil y sola que estaba cuando pensaba en él.
-Vi el pabellón a lo lejos.- comencé a decir a modo de disculpa, como si por haber vivido esos días al limite me sintiera demasiado culpable.- Me había asustado, pensaba que me seguían. Tenía dos opciones o cruzar el pantano...o cruzar el pantano para esconderme.- ambos sabíamos que aquella no era la verdad. Se notaba en el tono de voz un tanto dudoso que salía de mi boca. Pero me negaba a decirle que pensaba que iba a morir en manos de un vampiro y que la idea me alegraba.
>>No es que no me haya cuidado. ¡Emhyr lo juro! pero tenía la mente demasiado ocupada para darme cuenta del hambre o del sueño. Tuve que hacer demasiadas cosas para conseguir algo de dinero para poder comer y de tanto pensar en el dinero se me olvidó para que lo quería.
En parte decía la verdad.¿Para que quería comprar la comida en el calabozo los tres días que estuve tras atacar a ese duque mimado? Allí ya me daban mendrugos de pan. Mientras el dinero seguía a buen resguardo en el mausoleo. Cogí su mano y comencé a andar delante de él. Tirando suavemente de su brazo para que me siguiera hasta el pabellón.
-Parece que tienes un don. Y cuando hablo de don hablo de la capacidad de hacer de un sitio tétrico tu hogar. Primero el mausoleo. Ahora esto. Espero que la proxima vez sea una mansión.- me premití el lujo de hacer la broma simplemente para cambiar de tema y que no preguntase que había hecho en su ausencia.-Ahora bien, distraerme con cosas simples no va a librarte de contamelo todo. He de admitir que estaba muy preocupada y conforme pasaban los días más.Pero también celosa. ¡Pensaba que me habías abandonado por una pulgosa!- me mordí la lengua, él ahora tmbien era mitad hombre, mitad lobo.Me reí en el silencioso pantano y algún que otro pajaro alzo el vuelo asustado por el repentino ruido.
Me paré en seco y volví a observarle. Algo le preocupaba. Podía adivinar el que.
-Se que no me harás daño. Si es eso lo que te perturba.- comenté en tono serio y convencido. mientras me deleitaba de nuevo con su sola presencia.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Se separó con delicadeza de entre sus brazos, mientras por un instante captaba un sonido cerca del pabellón, mirando hacia el lugar, distraído por la procedencia. Vigilante. Si, en pocas semanas sus sentido se había desarrollados y afinados claramente, de vez en cuando estos le fallaban, y era como si conectase y desconectase una y otra vez de ellos. Como si la mortalidad de su interior luchase por no dar la bienvenida al la bestia que quería morar en su nuevo hogar.
Le resto importancia, al notar que era otra indefensa alimaña, luego escucho la justificación de ella ante su reproche. “No te creo”. Le falto por decirle a su primer argumento, Emhyr pensó que su mero gesto dejaría ver el pensamiento de que no se tragaba su primera justificación. La duda era notable en su voz, se lo pensaba demasiado.
Emhyr bajo su mirada mientras se rascaba la nariz con gesto muy natural, luego alzo sus ojos mientras sus labios se curvaron con aquella sonrisa, atractiva, tan típica de él, como queriendo decir “Te he pillado, prueba otra vez, necesito una excusa mejor”. Así era Emhyr, poco hablador, pero cuando quería sus meros gestos podían decir más que sus palabras.
Cuando por así decirlo, ella intento otra excusa más, su sonrisa se borró. Exactamente era lo que pensaba, había pasado demasiadas penurias sin él, le había costado estar en soledad, en cierto modo a Emhyr le pareció que ella dependía de algún modo de él, que la soledad no era lo suyo. Y ello le hizo sentirse un necio, ser tan independiente y egoísta, le había impedido el darse cuenta de que ella lo necesitaba más de lo que podía, y si hubiesen seguido los días así, sin que ella no tuviese a nadie, tal vez ella hubiese acabado peor de lo que había acabado, ¿o había estado ya en lo peor? No se atrevió a preguntar, no quería ser indiscreto, era todo lo contrario a ella. Ella era curiosa y quería saberlo todo, pero para él todo tenía su tiempo y aun no tenía la necesidad de contarle nada, no era el momento ni el lugar. Ahora solo pensaba en colmarla de comodidades, y en no perder el control ni herirla con sus cambios de humor.
De repente se vio caminando hacia su nuevo hogar provisional tirado por ella.
-Dudo que pueda llegar al nivel de una mansión, tampoco la necesitamos, ¿no? -Esta vez fue Emhyr quien tiro de ella, por un instante soltó su mano y recogió la pequeña caja que había estado sonando, y un libro junto a unas hojas de papel, luego la condujo al interior. -¿Una pulgosa?
Rió, al entrar en el pabellón se noto una gran diferencia. Ya que el lugar estaba bien caldeado, y no existía el frío exterior, a diferencia del lugar que les rodeaba, el cual de vez en cuando se cubría por la nieve con escasez.
De nuevo elementos que se repetía, en la composición interna, una cama de madera, seguramente arreglada por él. Una chimenea encendida, una cocina de piedra con un horno, todo aquello pertenecía al lugar antes de que el llegará, él solo se encargó de arreglar limpiar y colocar las cosas de un modo ordenado. A diferencia del exterior, el interior era mayor, incluso había una bañera de mármol con grifos rotos, pero aun útil.
-En su día seguro que pareció una mansión, tiene un poco de todo. Ves esas pequeñas escaleras, hay una pequeña buhardilla o algo similar, hasta hay como un boguedon subterráneo. -Dijo indicándole, cambiado de tema, en cuanto dijo lo de pulgosa, pensó en Adrianne, sería de su misma edad o algo mayor, pero también demasiado joven. Seguro que sentiría celos ya que ahora él tenía un vínculo muy fuerte con respecto a ella, ella era su creadora, ella le había dado una parte de su esencia que compartiría ambos para siempre. -Te aseguro, que no puedes estar segura de ello, no lo estoy ni yo mismo.
Dijo repentino, refiriéndose a su autocontrol, y poniendo en dudas sus palabras, no quería fastidiarla. Pero después de las experiencias en los días anteriores, donde por poco mata a una mujer y dos hombres, con sus manos desnudas al sentir aquel ansia de desgarrar la piel, para alimentarse. No podía dar nada por seguro.
Le resto importancia, al notar que era otra indefensa alimaña, luego escucho la justificación de ella ante su reproche. “No te creo”. Le falto por decirle a su primer argumento, Emhyr pensó que su mero gesto dejaría ver el pensamiento de que no se tragaba su primera justificación. La duda era notable en su voz, se lo pensaba demasiado.
Emhyr bajo su mirada mientras se rascaba la nariz con gesto muy natural, luego alzo sus ojos mientras sus labios se curvaron con aquella sonrisa, atractiva, tan típica de él, como queriendo decir “Te he pillado, prueba otra vez, necesito una excusa mejor”. Así era Emhyr, poco hablador, pero cuando quería sus meros gestos podían decir más que sus palabras.
Cuando por así decirlo, ella intento otra excusa más, su sonrisa se borró. Exactamente era lo que pensaba, había pasado demasiadas penurias sin él, le había costado estar en soledad, en cierto modo a Emhyr le pareció que ella dependía de algún modo de él, que la soledad no era lo suyo. Y ello le hizo sentirse un necio, ser tan independiente y egoísta, le había impedido el darse cuenta de que ella lo necesitaba más de lo que podía, y si hubiesen seguido los días así, sin que ella no tuviese a nadie, tal vez ella hubiese acabado peor de lo que había acabado, ¿o había estado ya en lo peor? No se atrevió a preguntar, no quería ser indiscreto, era todo lo contrario a ella. Ella era curiosa y quería saberlo todo, pero para él todo tenía su tiempo y aun no tenía la necesidad de contarle nada, no era el momento ni el lugar. Ahora solo pensaba en colmarla de comodidades, y en no perder el control ni herirla con sus cambios de humor.
De repente se vio caminando hacia su nuevo hogar provisional tirado por ella.
-Dudo que pueda llegar al nivel de una mansión, tampoco la necesitamos, ¿no? -Esta vez fue Emhyr quien tiro de ella, por un instante soltó su mano y recogió la pequeña caja que había estado sonando, y un libro junto a unas hojas de papel, luego la condujo al interior. -¿Una pulgosa?
Rió, al entrar en el pabellón se noto una gran diferencia. Ya que el lugar estaba bien caldeado, y no existía el frío exterior, a diferencia del lugar que les rodeaba, el cual de vez en cuando se cubría por la nieve con escasez.
De nuevo elementos que se repetía, en la composición interna, una cama de madera, seguramente arreglada por él. Una chimenea encendida, una cocina de piedra con un horno, todo aquello pertenecía al lugar antes de que el llegará, él solo se encargó de arreglar limpiar y colocar las cosas de un modo ordenado. A diferencia del exterior, el interior era mayor, incluso había una bañera de mármol con grifos rotos, pero aun útil.
-En su día seguro que pareció una mansión, tiene un poco de todo. Ves esas pequeñas escaleras, hay una pequeña buhardilla o algo similar, hasta hay como un boguedon subterráneo. -Dijo indicándole, cambiado de tema, en cuanto dijo lo de pulgosa, pensó en Adrianne, sería de su misma edad o algo mayor, pero también demasiado joven. Seguro que sentiría celos ya que ahora él tenía un vínculo muy fuerte con respecto a ella, ella era su creadora, ella le había dado una parte de su esencia que compartiría ambos para siempre. -Te aseguro, que no puedes estar segura de ello, no lo estoy ni yo mismo.
Dijo repentino, refiriéndose a su autocontrol, y poniendo en dudas sus palabras, no quería fastidiarla. Pero después de las experiencias en los días anteriores, donde por poco mata a una mujer y dos hombres, con sus manos desnudas al sentir aquel ansia de desgarrar la piel, para alimentarse. No podía dar nada por seguro.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Entramos en aquel pabellón. En su interior el calor reinaba. Aquel cambio en la temperatura hizo que mi piel se erizara. Si ya me había sorprendido de lo cómodo que era el mausoleo ahora estaba demasiado perpleja y feliz al ver aquel pabellón. Era mucho más grande de lo que aparentaba por fuera. Parecía una casita de campo , como de cuento. Estaba muy bien acondicionada y aunque algo vieja útil y lo mejor que había visto hasta el momento. Casi abrí la boca de la sorpresa.
El rostro de Emhyr reflejaba sus dudas respecto a todo. Las pocas palabras que habíamos cruzado me habían servido para comprobar que se mostraba más cauteloso que nunca y que no se creía nada de mi historia. Agradecía que fuera como era, siempre callado y sin preguntar cosas que a lo mejor me hubieran hecho daño al recordar. Emhyr era de los que pensaba que todo tenía su momento, aun que yo no compartía su misma forma de ver el mundo. Quizás por la diferencia de edad y las vivencias que ambos habíamos experimentado.
-¿Había en el bodegón comida? ¿Ropa? ¿ Antigüedades? ¡No me mires con esa cara! Lo primero que se hace antes de acondicionarlo todo es saber a quien perteneció esto. Puede que vuelvan algún día. Y si te encuentran aquí ...en cualquier caso puedes darles un pequeño aviso. Ya sabes. Seguro que te cree pelo por todo el cuerpo, se asustan y se van. ¡Me encanta este sitio! Creo que me lo voy a quedar, tu búscate otro lugar donde puedas desparasitarte.- dije bromeando y sentándome en la cama. Mirándole fijamente, seguía tan hermoso como siempre, incluso más.-Esta bien, dejo mi entusiasmo para otro momento. Tu no confías en ti. Yo si confío en ti- comencé a decir ya en un tono serio y más calmadoe]].-Y en el hipotético caso de que tu perdieses el control estoy segura de que encontrarás un motivo para tranquilizarte y no hacer ninguna masacre. Y si la haces, bueno, prefiero que seas tu el que me mate.-[/b] dije con toda naturalidad, como si yo ya tuviera asumido que iba a morir más pronto que tarde.-Tu me pediste hace unas semanas que tuviera paciencia y que confiara en tu palabra. Bien ahora te pido que tu hagas lo mismo. No te desesperes , creo que tu inseguridad esta justificada, pero quizás es hora de que abandones ese estado de cautela y seas tu mismo. SE que no me harás nada mientras tengas presente en todo momento quien eres. Quizás las cosas no funcionen así, pero tengo toda mi fe puesta en ti. Así que vamos. ¡Que no se a muerto nadie! Esto hay que celebrarlo. No estamos en un funeral vamos Emhyr alegra esa cara. ¿Que pasa? ¿No soy tan peluda como la pulgosa? Bueno eso lo podemos arreglar.
Me levanté de un salto de la cama y me dispuse a ir al bodegón, pero pronto rechacé la idea de intentar animar aquella situación. Estaba cansada. Y él, tenía miedo de si mismo se podía ver en sus ojos, por mucho que yo hiciera solo el tiempo iba a darme la razón. Había algo que me preocupaba.
-Como has dicho dentro de poco habrá luna llena.- mi tono de voz era lúgubre. -¿Que se supone que debo hacer? ¿Marcharme? -suspiré y me acerqué a el cogiendo su mano y apretándola con fuerza.- No quiero ser una carga para nadie y mucho menos para ti.
El rostro de Emhyr reflejaba sus dudas respecto a todo. Las pocas palabras que habíamos cruzado me habían servido para comprobar que se mostraba más cauteloso que nunca y que no se creía nada de mi historia. Agradecía que fuera como era, siempre callado y sin preguntar cosas que a lo mejor me hubieran hecho daño al recordar. Emhyr era de los que pensaba que todo tenía su momento, aun que yo no compartía su misma forma de ver el mundo. Quizás por la diferencia de edad y las vivencias que ambos habíamos experimentado.
-¿Había en el bodegón comida? ¿Ropa? ¿ Antigüedades? ¡No me mires con esa cara! Lo primero que se hace antes de acondicionarlo todo es saber a quien perteneció esto. Puede que vuelvan algún día. Y si te encuentran aquí ...en cualquier caso puedes darles un pequeño aviso. Ya sabes. Seguro que te cree pelo por todo el cuerpo, se asustan y se van. ¡Me encanta este sitio! Creo que me lo voy a quedar, tu búscate otro lugar donde puedas desparasitarte.- dije bromeando y sentándome en la cama. Mirándole fijamente, seguía tan hermoso como siempre, incluso más.-Esta bien, dejo mi entusiasmo para otro momento. Tu no confías en ti. Yo si confío en ti- comencé a decir ya en un tono serio y más calmadoe]].-Y en el hipotético caso de que tu perdieses el control estoy segura de que encontrarás un motivo para tranquilizarte y no hacer ninguna masacre. Y si la haces, bueno, prefiero que seas tu el que me mate.-[/b] dije con toda naturalidad, como si yo ya tuviera asumido que iba a morir más pronto que tarde.-Tu me pediste hace unas semanas que tuviera paciencia y que confiara en tu palabra. Bien ahora te pido que tu hagas lo mismo. No te desesperes , creo que tu inseguridad esta justificada, pero quizás es hora de que abandones ese estado de cautela y seas tu mismo. SE que no me harás nada mientras tengas presente en todo momento quien eres. Quizás las cosas no funcionen así, pero tengo toda mi fe puesta en ti. Así que vamos. ¡Que no se a muerto nadie! Esto hay que celebrarlo. No estamos en un funeral vamos Emhyr alegra esa cara. ¿Que pasa? ¿No soy tan peluda como la pulgosa? Bueno eso lo podemos arreglar.
Me levanté de un salto de la cama y me dispuse a ir al bodegón, pero pronto rechacé la idea de intentar animar aquella situación. Estaba cansada. Y él, tenía miedo de si mismo se podía ver en sus ojos, por mucho que yo hiciera solo el tiempo iba a darme la razón. Había algo que me preocupaba.
-Como has dicho dentro de poco habrá luna llena.- mi tono de voz era lúgubre. -¿Que se supone que debo hacer? ¿Marcharme? -suspiré y me acerqué a el cogiendo su mano y apretándola con fuerza.- No quiero ser una carga para nadie y mucho menos para ti.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Emhyr soltó su mano y fue hacia la chimenea, en la cual se agacho, mientras escuchaba la escuchaba con atención, desde allí movió unos cuantos troncos, asegurándose que las ascuas no se apagasen y éstos prendiesen bien.
Ella como siempre le asaltaba con sus diversas preguntas, y luego su sentido del humor. Emhyr volvió su rostro para mirarla, y en cuanto nombro la parte de que “le iba a crecer pelo”, le lanzo una mala mirada, para volverla de nuevo a la chimenea, luego a un cubo de agua que se calentaba, iba a usarlo para darse un baño, pero había cambiado de opinión.
Silencioso como siempre, él vertía en agua caliente en la bañera de mármol, y ella continuaba hablando sobre la cama. Por un instante retiro su mano con rapidez, al sentir que unas pocas gotas de agua había caído en su piel quemándole. Blasfemo.
-Claro que no confío en mí. Por experiencia me cuesta tranquilizarme, es más, no quiero tranquilizarme cuando “él” quiere tomar el control, me gusta, lo deseo. -Dijo como si nada, con aquellos ojos castaños, serios y ahora preocupados. -No hables de muerte, por favor. Lo has dicho tu misma, olvidémosno por un instante de las preocupaciones.
Con aquello último intento apartar el tema, con respecto a su control o no control, de nuevo y tras acercarse a la pequeña cocina improvisada tomo otro cubo, esta vez con agua fría, su temperatura se denotaba ya que aun quedaba hielo flotante y sin derretir en su interior. Ya se sabía cual era la fuente por la cual Emhyr encontraba agua para mantenerse. El agua fría comenzó a vertirse sobre la caliente intentando, disminuir su ardor, mientras el vapor se elevaba e impregnaba la piel morena de Emhyr.
En cuanto soltó el cubo, se encentro frente a ella, que tomo su mano con fuerza. Aquello le pillo ciertamente por sorpresa, sus sentidos sobrenaturales aun no se acondicionaban y por ello le confundía los habituales, así no pudiendo esta vez detectar los movimientos de ella, tras él.
Algo en el interior de Emhyr se removió, un ligero cosquilleo agradable. Él no sonreía solo la miraba, en silencio, con un gesto suave, se había quedado mudo por un momento. Aquello a epsar de ser tan insignificante para muchos, para él era ciertamente embriagador, ya que creía que no iba a volver a experimentarlo más.
Carraspeó.
-Pensaré algo, ten pondré a salvo donde sea. Si tengo que pedir favores lo haré, pero no creo que éste sea el lugar más seguro, el bodegón lo estaba preparando para mí, para esa noche. --Un gesto pensamiento mientras se tocaba la barbilla.- A no ser que intente hechizar el sitio para que pueda ser para ti un refugio y yo me marche al exterior. Aun no se si he perdido esa capacidad, pero ya viste como en el mausoleo funcionó. Nunca he sido muy bueno en eso...
Él le apretó su mano como respuesta, mientras la conducía hacia la cama, allí casi la cogió en brazos para sentarla, como si fuese una delicada muñequita. Le sonrió, mientras la condujo hacia la cama de nuevo, y le obligo a sentarse sobre ella.
-Respecto a lo que antes has nombrado, de si no me he asegurado si éste lugar ha sido o no de alguien, teniendo en cuenta que estamos en afueras de Versailles. Reafirmo mi teoría de que ésto era un pabellón de caza, por las piezas disecadas que encontré y tuve que tirar por su estado, y más para nobles o algo por el estilo, y dudo que pueda venir alguno -Hizo un gesto de cortar el cuello, mientras sonreía. -”Revolución francesa”.
Emhyr por un instante, no supo si ella sabía lo que era aquello, habían pasado décadas de aquello, y dentro de su cultura había aprendido bastante sobre la historia de otros lugares, entraba dentro de su formación en la nobleza turca. Además su saber se incrementaba a causa de su curiosidad por libros, y allí ya llevaba varios leídos.
Emhyr, dispuso sus manos sobre los hombros de ella, y comenzó a desnudarla, como si nada, como si fuese normal para él. Continuo hablando.
-No entiendo porque los franceses lo llamaban “pabellón de caza”, si el uso que le habéis dado originalmente ha sido para traer cortesanas o amantes, a las espaldas de vuestras esposas. En mi país no ocurre eso entre la nobleza, será porque podemos tener cuatro esposas a la vez.
De nuevo encogió los hombros, como si nada, estaba hablando de más. Se mordió la lengua, ahora vendría las miles de preguntas.
Ella como siempre le asaltaba con sus diversas preguntas, y luego su sentido del humor. Emhyr volvió su rostro para mirarla, y en cuanto nombro la parte de que “le iba a crecer pelo”, le lanzo una mala mirada, para volverla de nuevo a la chimenea, luego a un cubo de agua que se calentaba, iba a usarlo para darse un baño, pero había cambiado de opinión.
Silencioso como siempre, él vertía en agua caliente en la bañera de mármol, y ella continuaba hablando sobre la cama. Por un instante retiro su mano con rapidez, al sentir que unas pocas gotas de agua había caído en su piel quemándole. Blasfemo.
-Claro que no confío en mí. Por experiencia me cuesta tranquilizarme, es más, no quiero tranquilizarme cuando “él” quiere tomar el control, me gusta, lo deseo. -Dijo como si nada, con aquellos ojos castaños, serios y ahora preocupados. -No hables de muerte, por favor. Lo has dicho tu misma, olvidémosno por un instante de las preocupaciones.
Con aquello último intento apartar el tema, con respecto a su control o no control, de nuevo y tras acercarse a la pequeña cocina improvisada tomo otro cubo, esta vez con agua fría, su temperatura se denotaba ya que aun quedaba hielo flotante y sin derretir en su interior. Ya se sabía cual era la fuente por la cual Emhyr encontraba agua para mantenerse. El agua fría comenzó a vertirse sobre la caliente intentando, disminuir su ardor, mientras el vapor se elevaba e impregnaba la piel morena de Emhyr.
En cuanto soltó el cubo, se encentro frente a ella, que tomo su mano con fuerza. Aquello le pillo ciertamente por sorpresa, sus sentidos sobrenaturales aun no se acondicionaban y por ello le confundía los habituales, así no pudiendo esta vez detectar los movimientos de ella, tras él.
Algo en el interior de Emhyr se removió, un ligero cosquilleo agradable. Él no sonreía solo la miraba, en silencio, con un gesto suave, se había quedado mudo por un momento. Aquello a epsar de ser tan insignificante para muchos, para él era ciertamente embriagador, ya que creía que no iba a volver a experimentarlo más.
Carraspeó.
-Pensaré algo, ten pondré a salvo donde sea. Si tengo que pedir favores lo haré, pero no creo que éste sea el lugar más seguro, el bodegón lo estaba preparando para mí, para esa noche. --Un gesto pensamiento mientras se tocaba la barbilla.- A no ser que intente hechizar el sitio para que pueda ser para ti un refugio y yo me marche al exterior. Aun no se si he perdido esa capacidad, pero ya viste como en el mausoleo funcionó. Nunca he sido muy bueno en eso...
Él le apretó su mano como respuesta, mientras la conducía hacia la cama, allí casi la cogió en brazos para sentarla, como si fuese una delicada muñequita. Le sonrió, mientras la condujo hacia la cama de nuevo, y le obligo a sentarse sobre ella.
-Respecto a lo que antes has nombrado, de si no me he asegurado si éste lugar ha sido o no de alguien, teniendo en cuenta que estamos en afueras de Versailles. Reafirmo mi teoría de que ésto era un pabellón de caza, por las piezas disecadas que encontré y tuve que tirar por su estado, y más para nobles o algo por el estilo, y dudo que pueda venir alguno -Hizo un gesto de cortar el cuello, mientras sonreía. -”Revolución francesa”.
Emhyr por un instante, no supo si ella sabía lo que era aquello, habían pasado décadas de aquello, y dentro de su cultura había aprendido bastante sobre la historia de otros lugares, entraba dentro de su formación en la nobleza turca. Además su saber se incrementaba a causa de su curiosidad por libros, y allí ya llevaba varios leídos.
Emhyr, dispuso sus manos sobre los hombros de ella, y comenzó a desnudarla, como si nada, como si fuese normal para él. Continuo hablando.
-No entiendo porque los franceses lo llamaban “pabellón de caza”, si el uso que le habéis dado originalmente ha sido para traer cortesanas o amantes, a las espaldas de vuestras esposas. En mi país no ocurre eso entre la nobleza, será porque podemos tener cuatro esposas a la vez.
De nuevo encogió los hombros, como si nada, estaba hablando de más. Se mordió la lengua, ahora vendría las miles de preguntas.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Me cogió en brazos, parecía simplemente una muñeca hecha de trapo. Me sentó sobre la cama y él a mi lado hizo lo mismo. el corazón sentía que se me iba a salir del pecho por la fuerza con la que palpitaba y la felicidad que me embriagaba. Su rostro moreno, su belleza, sus ojos castaños. Bien pensado, iba a dejar de preguntar solo para poder observarle sin que nada interrumpiera aquel rostro cauteloso pero afable, peligroso pero al mismo tiempo protector.
-No es cierto, eres bueno con tu magia. Estoy segura de que si no has perdido tu don ahora se habrá intensificado. De todas formas, si debo marcharme descuida lo haré, pero te seguiré de cerca. Si confío en ti, ya te lo dije antes. No voy a volver a repetir lo mismo,solo tiempo al tiempo.
sus manos- más ágiles de como yo las recordaba- comenzaron a denudar mi cuerpo desnudo y magullado por aquellas pequeñas palizas que me dieron en el calabozo. Me aparté y tomé distancias con él.Pronto cogí la manta que cubría el viejo colchón de la cama y me tapé. Le mire de una forma amenazadora. Pero luego no tuve más remedio que cambiar esa expresión por una mucho mucho más serena.
Mi rostro volvió a cambiar cuando mencionó lo de las cuatro mujeres. ¿CUATRO MUJERES? Se había vuelto loco, si en su mundo eso era posible de acuerdo, pero mi mente no podía concebir semejante barbaridad. Le miré primero con un tono de curiosidad y después la furia me embargó , los celos se apoderaron de mi.
-¡Como que cuatro! - dije con una indignación total.-¿ahora necesitas a una humana que te saque las pulgas y te soporte mientras no sea luna llena , y tres lobas con las que puedas tener descendencia y dejar tu esencia peluda? - estaba demasiado furiosa y celosa como para pensar bien en las cosas que decía.-Hombres, siempre pensando en lo mismo. cuatro mujeres, no una, ni dos ni tres...¡Cuatro! Pero en que mundo...¿en que mundo se a visto eso? No creo en Dios, peo te aseguro que si existiera esto no sería visto con buenos ojos. Me niego a compartirte con una chucha sarnosa!
Ya se me había olvidado incluso de tapar mis hombros con aquella manta para que él no viera las heridas todavía en fase de curación. Estaba demasiado cabreada con el hecho de pensar que él podría irse con otras mujeres. Claro que estaba en todo su derecho a mancharse, pero yo siempre había sido egoísta y no iba a compartir nada en este mundo. Ni si quiera a él.Intenté controlar la respiración y tranquilizarme, había montado en colore. Quizás no fuera por el hecho de que se fuera a marchar y compartir su cuerpo con otras mujeres, más bien por el hecho de que yo me negaba a perderle de nuevo.
-No es cierto, eres bueno con tu magia. Estoy segura de que si no has perdido tu don ahora se habrá intensificado. De todas formas, si debo marcharme descuida lo haré, pero te seguiré de cerca. Si confío en ti, ya te lo dije antes. No voy a volver a repetir lo mismo,solo tiempo al tiempo.
sus manos- más ágiles de como yo las recordaba- comenzaron a denudar mi cuerpo desnudo y magullado por aquellas pequeñas palizas que me dieron en el calabozo. Me aparté y tomé distancias con él.Pronto cogí la manta que cubría el viejo colchón de la cama y me tapé. Le mire de una forma amenazadora. Pero luego no tuve más remedio que cambiar esa expresión por una mucho mucho más serena.
Mi rostro volvió a cambiar cuando mencionó lo de las cuatro mujeres. ¿CUATRO MUJERES? Se había vuelto loco, si en su mundo eso era posible de acuerdo, pero mi mente no podía concebir semejante barbaridad. Le miré primero con un tono de curiosidad y después la furia me embargó , los celos se apoderaron de mi.
-¡Como que cuatro! - dije con una indignación total.-¿ahora necesitas a una humana que te saque las pulgas y te soporte mientras no sea luna llena , y tres lobas con las que puedas tener descendencia y dejar tu esencia peluda? - estaba demasiado furiosa y celosa como para pensar bien en las cosas que decía.-Hombres, siempre pensando en lo mismo. cuatro mujeres, no una, ni dos ni tres...¡Cuatro! Pero en que mundo...¿en que mundo se a visto eso? No creo en Dios, peo te aseguro que si existiera esto no sería visto con buenos ojos. Me niego a compartirte con una chucha sarnosa!
Ya se me había olvidado incluso de tapar mis hombros con aquella manta para que él no viera las heridas todavía en fase de curación. Estaba demasiado cabreada con el hecho de pensar que él podría irse con otras mujeres. Claro que estaba en todo su derecho a mancharse, pero yo siempre había sido egoísta y no iba a compartir nada en este mundo. Ni si quiera a él.Intenté controlar la respiración y tranquilizarme, había montado en colore. Quizás no fuera por el hecho de que se fuera a marchar y compartir su cuerpo con otras mujeres, más bien por el hecho de que yo me negaba a perderle de nuevo.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Mientras sus dedos se deslizaban, deshaciendo las ataduras de su ropa, ella repentina respondió apartándose de su lado. Lógico, pensó él, se estaba tomando demasiadas libertades, debía de haberle preguntado antes, además a saber que iba a pensar de él respecto a aquella acción.
-Lo siento, es que como estas mojada... Te he preparado un baño. -Señalo con cierta timidez a la bañera que desprendía. -No tenía que haberme tomado esas libertades.
Luego lamento no haberse mordido la lengua, cuando ella se puso echa una furia con respecto a las costumbres de su país. Emhyr al principio y ante aquello, dió un paso hacia atrás sintiendo como en su interior algo se movía instintivamente, ante lo que para su interior pareció una clase de agresión, aunque para un humano no era así. Sus musculos se tensaron, y sus ojos castaños se volvieron dorados, una mirada salvaje y cautelosa le lanzó a Nimune, pero todo aquello fue demasiado efímero. Ya que Emhyr, frotandose por un instante los ojos, sintió como su cuerpo volvía a relajarse, y sus ojos volvían a la normalidad, mientras continuaba escuchándola.
Sin querer comenzó a reír, le hacía gracia verla de aquel modo, muerta por los celos. Incluso de aquel modo era hermosa.
-¡Oh vamos, Nimue! No seas así. No conozco a más licántropos solo a mi Hacedora, y dudo que vaya a tener descendencia con ella o algo por el estilo. -Dijo sin parar de reír mientras se acercaba hacia ella, con los brazos extendidos dispuesto a posarse en sus hombros. - ¿Cuatro mujeres? Huyó del matrimonio, además, estoy hablando en mi país, mi “supuesta religión” pone ello como una opción, como algo permitido, y creo que es el mismo Dios que la tuya. Pero para mí las religiones, hace tiempo que dejaron de tener sentido. -Dijo aquello último con cierto tono apagado, dejando la risa atrás, hasta que de nuevo una sonrisa divertida se dibujo en sus labios. -Además, aquí las cosas son diferentes.
Emhyr de repente pensó en aquello que había dejado atrás en su vida, a aquella mujeres que habían estado dentro de ella. Cuando vivían entre la nobleza tenía una prometida asignada por nacimiento, seguro que creería que estaba muerto, y la verdad, mejor así, la última vez que la había visto tendría unos ¿siete años? Seguro que ya le habrían asignado otro marido, y tendría demasiados hijos. Muy habitual ¡y pensar de que su vida iba a ser eso de algún modo! O no, tal vez, hubiese terminado como el jenízaro que quería haber llegado hacer, y para lo cual se había estado formando, pero aquello ya era imposible...
En su recordatorio de las mujeres de su vida, pudo recordar, un pequeño amorío de su juventud, en su huida por Estambul, tras la muerte de sus padres. Una huérfana de la calle, él solo era un adolescente y pudo sobrevivir con ella una cierta temporada hasta que la tuvo que dejar atrás por su persecución... Sahara, era su nombre... ¿qué habría sido de ella? Eso quedaba en el pasado.
En su breve repaso por su vida y las mujeres que habían estado dentro de ella, le costo bastante recordar sus caras. Así había sido, desde que solo era un viajero que estaba de paso en los lugares, huyendo. Una noche de calor, y al otro día, desaparecer, sin un adiós ni nada, a saber si había dejado algún hijo por el mundo, podía ser probable, todo era cosa de hacer, pero así había sido y era, no se iba a negar el placer de la carne, y la verdad tampoco se había enamorado para aferrarse a una única mujer... Hasta ahora.
Emhyr iba a disponer sus manos en su hombro, las dejo en el aire antes de tocar su piel, cuando con sorpresa desvelo ésta, aquellas dolorosa heridas. La miro con preocupación, ya no sabía si preguntar, estaba en lo cierto con lo de pensar que se había metido en algún lió, pero ¿y si ella no quería que lo supiese?
-Lo sabía, ¿esta vez que ha sido?
-Lo siento, es que como estas mojada... Te he preparado un baño. -Señalo con cierta timidez a la bañera que desprendía. -No tenía que haberme tomado esas libertades.
Luego lamento no haberse mordido la lengua, cuando ella se puso echa una furia con respecto a las costumbres de su país. Emhyr al principio y ante aquello, dió un paso hacia atrás sintiendo como en su interior algo se movía instintivamente, ante lo que para su interior pareció una clase de agresión, aunque para un humano no era así. Sus musculos se tensaron, y sus ojos castaños se volvieron dorados, una mirada salvaje y cautelosa le lanzó a Nimune, pero todo aquello fue demasiado efímero. Ya que Emhyr, frotandose por un instante los ojos, sintió como su cuerpo volvía a relajarse, y sus ojos volvían a la normalidad, mientras continuaba escuchándola.
Sin querer comenzó a reír, le hacía gracia verla de aquel modo, muerta por los celos. Incluso de aquel modo era hermosa.
-¡Oh vamos, Nimue! No seas así. No conozco a más licántropos solo a mi Hacedora, y dudo que vaya a tener descendencia con ella o algo por el estilo. -Dijo sin parar de reír mientras se acercaba hacia ella, con los brazos extendidos dispuesto a posarse en sus hombros. - ¿Cuatro mujeres? Huyó del matrimonio, además, estoy hablando en mi país, mi “supuesta religión” pone ello como una opción, como algo permitido, y creo que es el mismo Dios que la tuya. Pero para mí las religiones, hace tiempo que dejaron de tener sentido. -Dijo aquello último con cierto tono apagado, dejando la risa atrás, hasta que de nuevo una sonrisa divertida se dibujo en sus labios. -Además, aquí las cosas son diferentes.
Emhyr de repente pensó en aquello que había dejado atrás en su vida, a aquella mujeres que habían estado dentro de ella. Cuando vivían entre la nobleza tenía una prometida asignada por nacimiento, seguro que creería que estaba muerto, y la verdad, mejor así, la última vez que la había visto tendría unos ¿siete años? Seguro que ya le habrían asignado otro marido, y tendría demasiados hijos. Muy habitual ¡y pensar de que su vida iba a ser eso de algún modo! O no, tal vez, hubiese terminado como el jenízaro que quería haber llegado hacer, y para lo cual se había estado formando, pero aquello ya era imposible...
En su recordatorio de las mujeres de su vida, pudo recordar, un pequeño amorío de su juventud, en su huida por Estambul, tras la muerte de sus padres. Una huérfana de la calle, él solo era un adolescente y pudo sobrevivir con ella una cierta temporada hasta que la tuvo que dejar atrás por su persecución... Sahara, era su nombre... ¿qué habría sido de ella? Eso quedaba en el pasado.
En su breve repaso por su vida y las mujeres que habían estado dentro de ella, le costo bastante recordar sus caras. Así había sido, desde que solo era un viajero que estaba de paso en los lugares, huyendo. Una noche de calor, y al otro día, desaparecer, sin un adiós ni nada, a saber si había dejado algún hijo por el mundo, podía ser probable, todo era cosa de hacer, pero así había sido y era, no se iba a negar el placer de la carne, y la verdad tampoco se había enamorado para aferrarse a una única mujer... Hasta ahora.
Emhyr iba a disponer sus manos en su hombro, las dejo en el aire antes de tocar su piel, cuando con sorpresa desvelo ésta, aquellas dolorosa heridas. La miro con preocupación, ya no sabía si preguntar, estaba en lo cierto con lo de pensar que se había metido en algún lió, pero ¿y si ella no quería que lo supiese?
-Lo sabía, ¿esta vez que ha sido?
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
-Pues bien si tu religión no tiene sentido para ti, las mujeres que hagan multitud sobran en tu vida. si no ya verás cuando esas tres que hay de más te fallen...yo no digo nada, pero volverás con el rabo entre las piernas.- su risa se contagió y comencé a reírme, ya se me había pasado aquel momento de enfado repentino debido a mis celos.
-No deberías hablarme de mujeres ¿Sabes? Si empiezo yo a recordar todos los hombres...en fin no me acuerdo ni de sus caras. Así que no empecemos una guerra absurda. Haz lo que quieras con tu cuerpo, pero no me vengas luego con una camada de lobos hambrientos que yo no te tengo tantos pechos para darles de mamar.- comenté con una sonrisa. Por el momento la calma había vuelto y la sonrisa se había dibujado en mi rostro nuevamente.
Pero ese momento de alegría duro poco al ver aquella mirada inquisidora y al escuchar su voz cortante. si, le había ocultado que en realidad no estaba tan bien como aparentaba. ¿Pero que más daba mi estado en aquel momento? Estaba junto a él, ya habría tiempo para anécdotas. Aun que sabía que este era el momento en el que se reclamaba una respuesta por mi parte. Le miré apesadumbrada y me acerqué a él. Acaricié su rostro con la palma de mi mano y sonreí, aun que la sonrisa solo se quedó en una simple mueca para intentar disimular el dolor de los recuerdos.
-Cuando te fuiste empecé a pensar que ya no volverías. Yo tenía que seguir subsistiendo sola, como hasta ahora había hecho. Pero mi mente solo dejaba de hacerse preguntas respecto a tu persona, no podía pensar en un crear un plan para salir de los robos con verdadera eficiencia. Al principio fue fácil, pero poco a poco mi ambición me fue consumiendo. Había llegado un carruaje demasiado lujoso para ser de alguien de por la zona. Resultó ser un duque no me digas de donde, solo se que su edad no pasaba de los diez años. Intenté robarle algunas cosas del carruaje. La guardia se percató de el y estuve tres días en el calabozo. No a cambiado mucho la forma de tratar a los presos desde la edad media, créeme.Pero como no había legado a quitar nada del carruaje me dejaron en paz. Después de eso intentaron encerrarme en el sanatorio mental. Ya incluso soñaba despierta con vampiros y con tu muerte. Me trataban como a una loca.De todas formas...¿Para que te lo cuento? ¡no te preocupaste en que me pasaría cuando te marchaste! ¿Por que te preocupas ahora?
Suspiré y le abracé con fuerza, la ropa que llevaba puesta se deslizó por mi cuerpo debido al rusco movimiento ,dejando el pecho al descubierto y en contacto con el torso de Emhyr,
-Te he echado mucho de menos.Creo que soy más débil de lo que pensaba y que tu me haces más falta de lo que yo desearía.-Acaricié su espalda con una mezcla de cariño y amargura, sabía que su vida ahora corría mucho más peligro que antes, y aun que no dudaba de que sería un licantropo fuerte y poderoso no podía quitarme de la cabeza el rostro de la muerte.-Puede que en tu religión necesites cuatro mujeres para ser feliz, pero yo solo te necesito a ti Emhyr, me duele reconocerlo, pero siento que no podría vivir sin ti.Por eso confío en ti, por eso no quiero que te marches y por eso no me importa que llegue el plenilunio y pierdas totalmente el control. Eres tu, y estás a mi lado. Lleno de pelo o sin él. Y eso es lo que más deseo.- terminé aquella pequeña confesión que me estaba matando por dentro, pues si bien no había querido reconocerlo anteriormente ahora debía gritar a los cuatro vientos todo lo que sentía o quería]b].-Pero no toleraré que te vayas con una perra pulgosa.-[/b]añadí con una risa para que todo aquello no pareciera tan grabe como yo lo pintaba.
-No deberías hablarme de mujeres ¿Sabes? Si empiezo yo a recordar todos los hombres...en fin no me acuerdo ni de sus caras. Así que no empecemos una guerra absurda. Haz lo que quieras con tu cuerpo, pero no me vengas luego con una camada de lobos hambrientos que yo no te tengo tantos pechos para darles de mamar.- comenté con una sonrisa. Por el momento la calma había vuelto y la sonrisa se había dibujado en mi rostro nuevamente.
Pero ese momento de alegría duro poco al ver aquella mirada inquisidora y al escuchar su voz cortante. si, le había ocultado que en realidad no estaba tan bien como aparentaba. ¿Pero que más daba mi estado en aquel momento? Estaba junto a él, ya habría tiempo para anécdotas. Aun que sabía que este era el momento en el que se reclamaba una respuesta por mi parte. Le miré apesadumbrada y me acerqué a él. Acaricié su rostro con la palma de mi mano y sonreí, aun que la sonrisa solo se quedó en una simple mueca para intentar disimular el dolor de los recuerdos.
-Cuando te fuiste empecé a pensar que ya no volverías. Yo tenía que seguir subsistiendo sola, como hasta ahora había hecho. Pero mi mente solo dejaba de hacerse preguntas respecto a tu persona, no podía pensar en un crear un plan para salir de los robos con verdadera eficiencia. Al principio fue fácil, pero poco a poco mi ambición me fue consumiendo. Había llegado un carruaje demasiado lujoso para ser de alguien de por la zona. Resultó ser un duque no me digas de donde, solo se que su edad no pasaba de los diez años. Intenté robarle algunas cosas del carruaje. La guardia se percató de el y estuve tres días en el calabozo. No a cambiado mucho la forma de tratar a los presos desde la edad media, créeme.Pero como no había legado a quitar nada del carruaje me dejaron en paz. Después de eso intentaron encerrarme en el sanatorio mental. Ya incluso soñaba despierta con vampiros y con tu muerte. Me trataban como a una loca.De todas formas...¿Para que te lo cuento? ¡no te preocupaste en que me pasaría cuando te marchaste! ¿Por que te preocupas ahora?
Suspiré y le abracé con fuerza, la ropa que llevaba puesta se deslizó por mi cuerpo debido al rusco movimiento ,dejando el pecho al descubierto y en contacto con el torso de Emhyr,
-Te he echado mucho de menos.Creo que soy más débil de lo que pensaba y que tu me haces más falta de lo que yo desearía.-Acaricié su espalda con una mezcla de cariño y amargura, sabía que su vida ahora corría mucho más peligro que antes, y aun que no dudaba de que sería un licantropo fuerte y poderoso no podía quitarme de la cabeza el rostro de la muerte.-Puede que en tu religión necesites cuatro mujeres para ser feliz, pero yo solo te necesito a ti Emhyr, me duele reconocerlo, pero siento que no podría vivir sin ti.Por eso confío en ti, por eso no quiero que te marches y por eso no me importa que llegue el plenilunio y pierdas totalmente el control. Eres tu, y estás a mi lado. Lleno de pelo o sin él. Y eso es lo que más deseo.- terminé aquella pequeña confesión que me estaba matando por dentro, pues si bien no había querido reconocerlo anteriormente ahora debía gritar a los cuatro vientos todo lo que sentía o quería]b].-Pero no toleraré que te vayas con una perra pulgosa.-[/b]añadí con una risa para que todo aquello no pareciera tan grabe como yo lo pintaba.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Emhyr continuaba mirándole con seriedad, a pesar de que ella intentaba sonreír. Él se había cruzado de brazos esperando una respuesta al respecto, no solía pedir explicaciones, cada uno tenía su vida, eso él solía esperar de los demás, nunca se había comprometido con nadie, nunca había creado lazos afectivos, ni los mínimos que podía, él era así de independiente, pero con ella todo aquello era diferente, ella era un persona a lo que no esperaba renunciar, con la cual no quería romper aquellos lazos que se creaban, aquel vinculo emocional que estaba descubriendo con ella. Por ello al estar preocupado, si pedía al menos una explicación mínima.
Ella le contó le breve relato, y él había tenido presente el hecho de que ella tenía posibilidades de no meterse en otro lió, aunque tendía a atraerlos, pero al parecer no pudo evitarlo de nuevo. Ella le pregunto por su preocupación, en cierto modo se sintió culpable por dejarla sola, pero ¿y si nunca lo hubiese conocido? Ella debía de haber aprendido a sobrevivir, pero, no, esta vez era causa suya.
Su mano acaricio su rostro, Emhyr cerro los ojos disfrutando de aquel contacto para luego sentir, su cuerpo pegado al de él, el cual recibió con brazos abiertos olvidando su precaución. Al abrazarse la ropa de ella se deslizo desnudando sus pechos, la piel de Emhyr se erizo, al sentir el contacto de sus pequeños pechos apretados contra su torso, traspasando incluso aquella camisa que él llevaba puesta.
Luego escucho sus palabras, mientras sentía sus caricias en la espalda, el respondía del mismo modo, pero posando sus manos en sus caderas, mientras acariciaba sus cabellos aun húmedos, y los besaba.
-Creo que el sentimiento es mutuo...-Tan solo le contesto, Emhyr era así, de pocas palabras, siempre le había costado expresar aquello que sentía, prefería mas las acciones antes que las palabras, porque a pesar de que tuviese labia a la hora de hablar y convencer a los demás, cuando se trataban de los sentimientos un muro casi infranqueable se construía ante él, reteniendo su lengua. Los minutos, transcurrirían, lentos, mientras se dejaban llevar por aquel breve sentir, lo suficientemente agradable para no desear al menos por parte de Emhyr separarse. -Tranquila, que no me iré con una perra pulgosa, sino con las tres restantes. -Terminó diciéndole con una sonrisa divertida, para, de algún modo, fastidiarla con su broma. El encanto tal vez se rompería, pero no era la intención de él con aquella broma, sino hacerle reír.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Quizás era la noche en la que mi cordura había vuelto. Todo lo podía ver y escuchar con claridad, nada me alegraba más en ese momento que poder estar a su lado. Sintiendo como sus manos acariciaban mi cuerpo y sus labios besaban mis cabellos comos otras tantas veces había hecho anteriormente. Por un momento en mi vida, deseé que no hablara y que aquel silencio cargado de sensaciones no se terminaba jamás. Habían pasado muchas cosas en poco tiempo, pero después de todo él había cumplido su palabra. con eso me bastaba para saber que, por interés o por cualquier otra cosa, yo le importaba.
Y era ese sentimiento al que me quería aferrar, a esa ilusión, a ese sueño de ser querida por alguien. De modo que no tuve más remedio que sonreír ante aquella breve frase que para mi, significo mucho más de lo que él creía. Más, cuando yo sabía que sus palabras solo habían salido e su boca para engatusarme una primera vez. Quizás las cosas no salieron como ambos esperábamos y esta situación es la consecuencia de los juegos de la lujuria y también del peligro de la vida.
Hice una mueca de desacuerdo con su última afirmación. Era imposible que se fuera con tres, aun que viéndole podría irse con veinte si quisiera.En cualquier caso daba lo mismo, siempre y cuando me necesitara para algo.
-Bueno, vete con las otras tres si te apetece. Pero ya verás...te cansarás de las pulgas. Y volverás a mi.-dije en susurro con cierto tono de desdén, desprecio y burla.-No me importaría compartirte con otras si se que en tu mente hay un hueco para mi.- y era cierto lo que pensaba, pero era una verdad a medias.- Pero como yo las veas, tendrás que buscarte a otras pulgosillas que quieran fornicar contigo para tener una camada de cachorros peludos y feos.
La conversación era un tanto surrealista, hasta hacía pocos meses no sabía de la existencia de estos seres, maravillosos o malignos, pero fascinantes en cualquiera de sus facetas, y ahora me encontraba entre los brazos de uno, sintiendo cosas que jamás había querido ni pensado que experimentaría. Quizás esto era parte de la historia que me ocultó Calé, quizás esto era el comienzo del camino que verdaderamente tenía que recorrer. Suspiré y abracé a Emhyr con más fuerza. Como si lo único que pudiera pasar al separarme de él es acabar con mi vida.
En el exterior el ruido de unas pequeñas alimañas del pantano comenzaron a sonar . Eran ruidos que mi pequeño oído humano no podía captar, pero que ahí estaban. Alborotando la flora y fauna invernal de aquel paisaje desolado. Espantados por algo mucho más grande y peligroso que yo ignoraba por completo, pues entre los brazos de Emhyr parecía encontrarme en el mismo paraíso.
-¿Y qué pasará si me quedo contigo? quiero decir, ¿y si en vez de cumplir mi promesa de alejarme de ti cuando sea luna llena, me quedo? siento curiosidad de saber...-dejé la frase a medias, en el silencio me encontraba más a gusto, no quería discutir, no quería hablar, solo quería abrazarle y sentirle. Alejarme de la realidad entre sus brazos, era lo único que deseaba en ese momento.
Y era ese sentimiento al que me quería aferrar, a esa ilusión, a ese sueño de ser querida por alguien. De modo que no tuve más remedio que sonreír ante aquella breve frase que para mi, significo mucho más de lo que él creía. Más, cuando yo sabía que sus palabras solo habían salido e su boca para engatusarme una primera vez. Quizás las cosas no salieron como ambos esperábamos y esta situación es la consecuencia de los juegos de la lujuria y también del peligro de la vida.
Hice una mueca de desacuerdo con su última afirmación. Era imposible que se fuera con tres, aun que viéndole podría irse con veinte si quisiera.En cualquier caso daba lo mismo, siempre y cuando me necesitara para algo.
-Bueno, vete con las otras tres si te apetece. Pero ya verás...te cansarás de las pulgas. Y volverás a mi.-dije en susurro con cierto tono de desdén, desprecio y burla.-No me importaría compartirte con otras si se que en tu mente hay un hueco para mi.- y era cierto lo que pensaba, pero era una verdad a medias.- Pero como yo las veas, tendrás que buscarte a otras pulgosillas que quieran fornicar contigo para tener una camada de cachorros peludos y feos.
La conversación era un tanto surrealista, hasta hacía pocos meses no sabía de la existencia de estos seres, maravillosos o malignos, pero fascinantes en cualquiera de sus facetas, y ahora me encontraba entre los brazos de uno, sintiendo cosas que jamás había querido ni pensado que experimentaría. Quizás esto era parte de la historia que me ocultó Calé, quizás esto era el comienzo del camino que verdaderamente tenía que recorrer. Suspiré y abracé a Emhyr con más fuerza. Como si lo único que pudiera pasar al separarme de él es acabar con mi vida.
En el exterior el ruido de unas pequeñas alimañas del pantano comenzaron a sonar . Eran ruidos que mi pequeño oído humano no podía captar, pero que ahí estaban. Alborotando la flora y fauna invernal de aquel paisaje desolado. Espantados por algo mucho más grande y peligroso que yo ignoraba por completo, pues entre los brazos de Emhyr parecía encontrarme en el mismo paraíso.
-¿Y qué pasará si me quedo contigo? quiero decir, ¿y si en vez de cumplir mi promesa de alejarme de ti cuando sea luna llena, me quedo? siento curiosidad de saber...-dejé la frase a medias, en el silencio me encontraba más a gusto, no quería discutir, no quería hablar, solo quería abrazarle y sentirle. Alejarme de la realidad entre sus brazos, era lo único que deseaba en ese momento.
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
-Siempre volveré a ti.
Reafirmo con suavidad, besándole de sus cabellos húmedos, mirándole con esos ojos fascinados, no sabía como, pero ella había conseguido engatusarlo de aquel modo que ningún había conseguido, pero... ¿cómo lo había hecho?
Emhyr sonrió, a él le parecía muy graciosa su actitud celosa, la cual quería negar, y ciertamente tenía motivos, ya que él no sabía si de algún modo estaba hecho para la fidelidad que nunca había tenido en su vida, ya que su vida no había estado limitada, sobre todo si era respecto al sexo. De todas maneras ella no le había afirmado ni pedida nada relacionado con aquello, y él tampoco se lo había pedido a ella.
Por un instante reflexionó poniéndose en su lugar, sustituyendo a las “pulgosas imaginarias” por otro tipo de pretendientes. No había sido una persona celosa, pero sabía que de algún modo había una posibilidad de que al verla en brazos de otro, algo en su interior se removería, y que intentaría por todos medios disimular aquello, ya que él no podía reprocharle aquello, ya que él no se aplicaba las reglas de ninguna relación seria, ¿tenían una relación de aquel modo?
Por un instante el turco miró la bañera llena, y su vapor deslizando en el aire, dando a entender que la calidez de sus aguas. Pensando él en la cantidad de cuestiones que en su cabeza se comenzaban a amontonar respecto a cosas en las que nunca había pensando.
Ella le abrazó con fuerza sacándole de sus preguntas, y él volvió a contemplar con satisfacción su desnudez, toda para él. Su mano se deslizo por su espalda y luego caderas, su mirada era un tanto descarada. Luego carraspeó rompiendo el abrazo y su visión de ella, escuchando sus palabras mientras la dejaba allí, y se dirigía a vertir el agua fría en la cálida bañera para regular la temperatura. Él se dispuso serio ante sus palabras, al parecer ella no era consciente en que fase estaba la luna, le pareció en realidad un mal momento para estar allí en cuanto la noche se hiciese, pero se sentía tan calmado que no negó aquella compañía tan esperada.
-Se va a enfriar la bañera.-Comentó dejando el cubo en el suelo, evitando responderle. Mientra se quitaba la -Aprovechala, para entrar en calor, porque sino lo haré yo.
Dijo con un tono suave como si nada, mientras acercaba una silla, y dejaba su camisa ya quitada sobre su respaldo. Comenzó desabrochar los cordones de sus zapatos para deshacerse de ellos, con el torso desnudo y bien construido, con aquella piel morena, llena de tatuajes al descubierto, y aquella cicatriz en su costado, ya curada. Dos mordeduras de las enormes fauces de Adrianne marcadas para siempre como señal de su conversión, por poco muere desangrado ante aquello sino no hubiese estado su Hacedora allí para ayudarle. Y no solo aquella cicatriz era el recuerdo de su iniciación en aquel mundo, en su labio superior una pequeña línea también quedado marcada como novedad en aquel rostro de finos rasgos.
Los zapatos aun lado, y fue a por los pantalones.
Reafirmo con suavidad, besándole de sus cabellos húmedos, mirándole con esos ojos fascinados, no sabía como, pero ella había conseguido engatusarlo de aquel modo que ningún había conseguido, pero... ¿cómo lo había hecho?
Emhyr sonrió, a él le parecía muy graciosa su actitud celosa, la cual quería negar, y ciertamente tenía motivos, ya que él no sabía si de algún modo estaba hecho para la fidelidad que nunca había tenido en su vida, ya que su vida no había estado limitada, sobre todo si era respecto al sexo. De todas maneras ella no le había afirmado ni pedida nada relacionado con aquello, y él tampoco se lo había pedido a ella.
Por un instante reflexionó poniéndose en su lugar, sustituyendo a las “pulgosas imaginarias” por otro tipo de pretendientes. No había sido una persona celosa, pero sabía que de algún modo había una posibilidad de que al verla en brazos de otro, algo en su interior se removería, y que intentaría por todos medios disimular aquello, ya que él no podía reprocharle aquello, ya que él no se aplicaba las reglas de ninguna relación seria, ¿tenían una relación de aquel modo?
Por un instante el turco miró la bañera llena, y su vapor deslizando en el aire, dando a entender que la calidez de sus aguas. Pensando él en la cantidad de cuestiones que en su cabeza se comenzaban a amontonar respecto a cosas en las que nunca había pensando.
Ella le abrazó con fuerza sacándole de sus preguntas, y él volvió a contemplar con satisfacción su desnudez, toda para él. Su mano se deslizo por su espalda y luego caderas, su mirada era un tanto descarada. Luego carraspeó rompiendo el abrazo y su visión de ella, escuchando sus palabras mientras la dejaba allí, y se dirigía a vertir el agua fría en la cálida bañera para regular la temperatura. Él se dispuso serio ante sus palabras, al parecer ella no era consciente en que fase estaba la luna, le pareció en realidad un mal momento para estar allí en cuanto la noche se hiciese, pero se sentía tan calmado que no negó aquella compañía tan esperada.
-Se va a enfriar la bañera.-Comentó dejando el cubo en el suelo, evitando responderle. Mientra se quitaba la -Aprovechala, para entrar en calor, porque sino lo haré yo.
Dijo con un tono suave como si nada, mientras acercaba una silla, y dejaba su camisa ya quitada sobre su respaldo. Comenzó desabrochar los cordones de sus zapatos para deshacerse de ellos, con el torso desnudo y bien construido, con aquella piel morena, llena de tatuajes al descubierto, y aquella cicatriz en su costado, ya curada. Dos mordeduras de las enormes fauces de Adrianne marcadas para siempre como señal de su conversión, por poco muere desangrado ante aquello sino no hubiese estado su Hacedora allí para ayudarle. Y no solo aquella cicatriz era el recuerdo de su iniciación en aquel mundo, en su labio superior una pequeña línea también quedado marcada como novedad en aquel rostro de finos rasgos.
Los zapatos aun lado, y fue a por los pantalones.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Observé cada uno de sus movimientos , su rostro parecía algo preocupado, pero lo dejé correr puesto que no me importaba mucho aquello en ese momento. No iba a fastidiar la noche solo por mis preguntas, por mis miedos, y sobretodo por mi desconfianza. Le miré con picardía y me levanté de aquella cama poniéndome a su altura.
De nuevo un pequeño ruido casi invertibles resonó tras las paredes de aquel pabellón de caza.
-Esta bien...-dije con un tono de voz mezcla de aburrimiento y de diversión, como si fuese una niña pequeña.Comencé a quitarme aquellos harapos mojados que llevaba por ropa y me acerqué aún más a la bañera.-Tu creo que has entrado en calor hace un rato.¿o me equivoco?- dije mientras introducía un pie en la bañera, el agua estaba caliente, y pensé estar en las nubes.¿Cuanto tiempo hacia que no me daba un baño como aquel?-Pero no porque esté yo en la bañera tu no puedes aprovecharla, el ultimo día que te vi me prometiste que algún día iríamos los dos a un baño turco. Y yo te pregunto,¿ que más da si es o no turco? Lo importante es que estemos los dos.- Me quedé mirándole pensativa, muy difícilmente caveriamos los dos en aquella bañera, pero hubiera sido gracioso intentarlo.Sonreí pero pronto se desvaneció de mi rostro aquella sonrisa.
-Ahora enserio, dime cuanto tiempo más tendré que esperar a que regreses la próxima vez.-[/b] apoyé los dos brazos entrecruzados en el borde de la bañera mirando a Emhyr fijamente con un deje de tristeza en mis ojos.- [b]No puedo creer que tenga que marcharme solo porque tu tienes miedo a hacer daño. No creo que seas un ser como aquel al que nos enfrentamos en el mausoleo. Por lo menos estás vivo.Y antes de que hables, se que no tengo derecho alguno a pedirte explicaciones. Pero precisamente porque me preocupas me gustaría que me contases la verdad, que sea diez años menos que tu no significa que no me de cuenta de que intentas ocultarme algo. Estás más ausente de lo normal.
Un estruendo se hizo más audible. Me quedé en silencio, intentando adivinar que podría haberlo causado.Pensé en la decena de personas que en aquellos momentos podrían haberme seguido desde las calles de París, en busca del dinero que les había robado. También cabía la posibilidad que fueran aquellos que estaban buscando a Emhyr. O...deseché esa idea al instante. Miré pensativa a Emhyr. e intenté no darle importancia a aquel sonido.
-¿No será la pulgosa que me a olido en la distancia y viene a matarme porque está celosa verdad?
De nuevo un pequeño ruido casi invertibles resonó tras las paredes de aquel pabellón de caza.
-Esta bien...-dije con un tono de voz mezcla de aburrimiento y de diversión, como si fuese una niña pequeña.Comencé a quitarme aquellos harapos mojados que llevaba por ropa y me acerqué aún más a la bañera.-Tu creo que has entrado en calor hace un rato.¿o me equivoco?- dije mientras introducía un pie en la bañera, el agua estaba caliente, y pensé estar en las nubes.¿Cuanto tiempo hacia que no me daba un baño como aquel?-Pero no porque esté yo en la bañera tu no puedes aprovecharla, el ultimo día que te vi me prometiste que algún día iríamos los dos a un baño turco. Y yo te pregunto,¿ que más da si es o no turco? Lo importante es que estemos los dos.- Me quedé mirándole pensativa, muy difícilmente caveriamos los dos en aquella bañera, pero hubiera sido gracioso intentarlo.Sonreí pero pronto se desvaneció de mi rostro aquella sonrisa.
-Ahora enserio, dime cuanto tiempo más tendré que esperar a que regreses la próxima vez.-[/b] apoyé los dos brazos entrecruzados en el borde de la bañera mirando a Emhyr fijamente con un deje de tristeza en mis ojos.- [b]No puedo creer que tenga que marcharme solo porque tu tienes miedo a hacer daño. No creo que seas un ser como aquel al que nos enfrentamos en el mausoleo. Por lo menos estás vivo.Y antes de que hables, se que no tengo derecho alguno a pedirte explicaciones. Pero precisamente porque me preocupas me gustaría que me contases la verdad, que sea diez años menos que tu no significa que no me de cuenta de que intentas ocultarme algo. Estás más ausente de lo normal.
Un estruendo se hizo más audible. Me quedé en silencio, intentando adivinar que podría haberlo causado.Pensé en la decena de personas que en aquellos momentos podrían haberme seguido desde las calles de París, en busca del dinero que les había robado. También cabía la posibilidad que fueran aquellos que estaban buscando a Emhyr. O...deseché esa idea al instante. Miré pensativa a Emhyr. e intenté no darle importancia a aquel sonido.
-¿No será la pulgosa que me a olido en la distancia y viene a matarme porque está celosa verdad?
Nimue Bellamy- Humano Clase Media
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Re: Recuerdos del ayer. [Emhyr]
Tibia se paseaba el agua en aquella bañera que respiraba el vapor, que sudaban las gotas por su piel marmórea, y Emhyr paseo su mano por la superficie confirmando la temperatura, deteniéndose en su intención de desnudez.
Sin camisa ni zapatos, cruzando sus brazos observó el gesto picaresco de su compañera y como ésta se paseo delante de él totalmente desnuda, deslizando sus delicados pies por la superficie del agua, la cual penetraba con gesto agradable.
El turco continuaba enmudecido, mientras recorría con aquellos ojos castaños cada centímetro de piel desnuda, de pálida y húmeda piel... Una vista de su rostro hermoso, aun algo aniñado, sus ojos verdes y labios, que a Emhyr le parecían siempre dulces en su caricia, su cuello largo... Sus pequeños y firmes pechos, su delgada figura marcada por el quemazón de aquella cicatrices, cuya historia aun no había olvidado.
Silenciosos sus piel descalzos, les condujo a su lado, mientras atento escuchaba su parte de la conversación, la cual, pronto debía de contestar detenidamente. ¿Pensaba en la respuesta? Mas bien pensaba más en el cuerpo de la compañera, en aquel momento, en el deseo de sentir su piel contra la suya que en sus palabras.
-Si es cierto, he entrado en calor. -Comento en voz bajita, más para sí que para ella, sin ninguna intención de que ella le escuchase.
Agachado junto a la bañera, sus dedos de nuevo recorrieron la superficie del agua, para luego decididos introducirse dentro de ella, y de un modo acariciante y atrevido recorrer la piel mojada de ella, desde sus muslos... su vientre... entre sus pechos... su cuello... y rostro... Todos aquellos quedaron dibujados por su piel.
-Un espacio muy pequeño para ambos, se podría probar, pero... Esta noche no. -Aquello sonó casi como una disculpa.
Emhyr beso su rostro, y luego su rostro se dirigió a aquel sonido exterior, sería el viento y si no era éste, poco le preocupaba ya que en aquel lugar lo más peligroso que consideraba que había era él mismo.
Apartando su cabello rojizo, con el que había soñado miles de veces y el cual aun no estaba mojado, beso su cuello y detrás de su oreja, su voz sonaba con suavidad.
-Creo que tendrás que esperar poco... Hasta al menos el amanecer. -Dijo con un tono misterioso, su rostro se endureció al escuchar el siguiente estruendo, eso hizo que se levantase. -No creo que sea una pulgosa.
Emhyr fue a uno de los viejos sillones y tomo una manta y algo más, no paraba de mirar la puerta y las pocas ventanas que había. La chimenea crepitaba con el aullido del intenso fuego.
-La verdad. -Regreso junto a ella, ahora si que se comportaba de un modo extraño. De repente toda aquella suavidad se había esfumado, y sus ojos evitaban casi mirarla. -No puedes estar segura que sea igual que aquello que nos ataco en el mausoleo, no quería llegar a ésto pero...
Emhyr volvió a agacharse, tomó con fuerza la mano húmeda de Nimue, ahora más cálida a causa del calor y con aquella pequeña navaja, la cual ocultaba en la manta, le hizo un corte en el lateral de la mano.
-...No esperaba que vinieses. -Termino su frase, mientras arrugaba la nariz, como si oliese algo demasiado fuerte. Sus ojos castaños se tornaron salvajes y dorados, y su respiración se agito.
Con fuerza Emhyr apretaba la mano de Nimue para que esta sangrase de un modo abundante. Heridas de ese estilo no eran nada comparado con otras, pero las heridas en las mano siempre eran demasiado sangrantes, aunque fuese un simple corte.
-Y si, acertaste en que te estaba ocultando algo. -Soltó su mano manchada de la sangre, y caminando hacia la puerta y pocas ventanas comenzó a manchar las jambas y los dinteles, de la sangre de ella. -Hoy es Luna Llena, y te he tendido una especie de trampa... Tu te quedaras dentro, yo estaré fuera, hasta el amanecer nadie podrá entrar ni salir.. Bueno yo ahora, pero luego no podré entrar. Lo siento.
Su mano se dispuso en el pomo, quería adelantarse a la noche, ya comenzaba a notar como
Sin camisa ni zapatos, cruzando sus brazos observó el gesto picaresco de su compañera y como ésta se paseo delante de él totalmente desnuda, deslizando sus delicados pies por la superficie del agua, la cual penetraba con gesto agradable.
El turco continuaba enmudecido, mientras recorría con aquellos ojos castaños cada centímetro de piel desnuda, de pálida y húmeda piel... Una vista de su rostro hermoso, aun algo aniñado, sus ojos verdes y labios, que a Emhyr le parecían siempre dulces en su caricia, su cuello largo... Sus pequeños y firmes pechos, su delgada figura marcada por el quemazón de aquella cicatrices, cuya historia aun no había olvidado.
Silenciosos sus piel descalzos, les condujo a su lado, mientras atento escuchaba su parte de la conversación, la cual, pronto debía de contestar detenidamente. ¿Pensaba en la respuesta? Mas bien pensaba más en el cuerpo de la compañera, en aquel momento, en el deseo de sentir su piel contra la suya que en sus palabras.
-Si es cierto, he entrado en calor. -Comento en voz bajita, más para sí que para ella, sin ninguna intención de que ella le escuchase.
Agachado junto a la bañera, sus dedos de nuevo recorrieron la superficie del agua, para luego decididos introducirse dentro de ella, y de un modo acariciante y atrevido recorrer la piel mojada de ella, desde sus muslos... su vientre... entre sus pechos... su cuello... y rostro... Todos aquellos quedaron dibujados por su piel.
-Un espacio muy pequeño para ambos, se podría probar, pero... Esta noche no. -Aquello sonó casi como una disculpa.
Emhyr beso su rostro, y luego su rostro se dirigió a aquel sonido exterior, sería el viento y si no era éste, poco le preocupaba ya que en aquel lugar lo más peligroso que consideraba que había era él mismo.
Apartando su cabello rojizo, con el que había soñado miles de veces y el cual aun no estaba mojado, beso su cuello y detrás de su oreja, su voz sonaba con suavidad.
-Creo que tendrás que esperar poco... Hasta al menos el amanecer. -Dijo con un tono misterioso, su rostro se endureció al escuchar el siguiente estruendo, eso hizo que se levantase. -No creo que sea una pulgosa.
Emhyr fue a uno de los viejos sillones y tomo una manta y algo más, no paraba de mirar la puerta y las pocas ventanas que había. La chimenea crepitaba con el aullido del intenso fuego.
-La verdad. -Regreso junto a ella, ahora si que se comportaba de un modo extraño. De repente toda aquella suavidad se había esfumado, y sus ojos evitaban casi mirarla. -No puedes estar segura que sea igual que aquello que nos ataco en el mausoleo, no quería llegar a ésto pero...
Emhyr volvió a agacharse, tomó con fuerza la mano húmeda de Nimue, ahora más cálida a causa del calor y con aquella pequeña navaja, la cual ocultaba en la manta, le hizo un corte en el lateral de la mano.
-...No esperaba que vinieses. -Termino su frase, mientras arrugaba la nariz, como si oliese algo demasiado fuerte. Sus ojos castaños se tornaron salvajes y dorados, y su respiración se agito.
Con fuerza Emhyr apretaba la mano de Nimue para que esta sangrase de un modo abundante. Heridas de ese estilo no eran nada comparado con otras, pero las heridas en las mano siempre eran demasiado sangrantes, aunque fuese un simple corte.
-Y si, acertaste en que te estaba ocultando algo. -Soltó su mano manchada de la sangre, y caminando hacia la puerta y pocas ventanas comenzó a manchar las jambas y los dinteles, de la sangre de ella. -Hoy es Luna Llena, y te he tendido una especie de trampa... Tu te quedaras dentro, yo estaré fuera, hasta el amanecer nadie podrá entrar ni salir.. Bueno yo ahora, pero luego no podré entrar. Lo siento.
Su mano se dispuso en el pomo, quería adelantarse a la noche, ya comenzaba a notar como
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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