Recuerdos del ayer. [Emhyr]

Recuerdo del primer mensaje :

Tal vez el tiempo pasaba lentamente, o quizás fuera yo la que se consumia con el paso de los días. todo era efímero, los recuerdos incluso habían perdido su total sentido, ya nada podía hacer que recordara aquellos días en los que la soledad se había alejado de mi lado y la felicidad caminaba junto a mi. De vez en cuando, algún que otro recuerdo volvia sin que yo quisiera a mi mente, si otra hubiera sido la situación sonreiria felizmente, pero en vez de eso los recuerdos eran amargos para mi, tan amargos que ya las lágrimas se habían secado en mis ojos de las muchas veces que se habían derramado.

Vivia en unos días llenos de desesperación, de inseguridad y en un estado de vigilia constante. en pocos días el sentido que mi vida había recobrado se había esfumado sin apenas darme cuenta. A menudo robaba a ricos sin poner mucho interés ni cidado en mis formas, muchas veces había tenido altercados en el mercado con las vendedoras hasta el punto de llegar a las manos con ellas. Robé un violín nuevo, pero sus melodías sonaban más desafinadas que nunca. En ocasiones volvía al lago para recordar aquellos gestos de amor que había derrochado, volvía para recordar aquellos ojos y piel oscura que me habían dejado en cautiverio. Pero quizás no era por recordar el motivo de mis visitas constantes a aquel lugar. Tenía la esperanza de que , alguno de esos días, podría volver a verle allí, tumbado en la hierba que crecía en los alrededores. pero con el frío del inviero París, había perdido todas su magia. Quizás el frío y la soledad, me habían consumido poco a poco.

Aquella noche no era muy diferente a las demás, vagaba por los callejones en busca del calor humano que en casi ningún hombre encontraba. Todos ellos, incluso los mejores, se había quedado a la sombra del él. cansada ya de buscar en los demás los que solo una persona podía entregarme, me resigné y me dirigí a las afueras de la ciudad. Caminando y sin darme casi cuenta, legué a aquella zona pantanosa. el lodo cubria ya gran parte de la zona y estaba cogelado, hacía demasiado frio y el paisaje no ayudaba nada a calmar aquel desasosiego que me inundaba. Siempre me acechaban las mismas preguntas: ¿Dónde estará? ¿Estará bien? ¿Que le habrán hecho? ¿Habrá podido cumplir sus sueño? ¿era solo una excusa para alejarse de mi? A todas ellas le encontraba multiples respuestas, pero ninguna lo suficientemente convincente. Pero realmente lo que pretendía con todas ella era evitar el pensamiento de que, tal vez, su sueño era demasiado ambicioso y había muerto en el intento de llevarlo a cabo.

-¡Ay de mi!- dije casi sin aliento, a mi al rededor el silencio era absoluto, y tan solo alguna rama seca que caía al lodo congelado rombiendo la capa de hielo se escuchaba en las inmediaciones.- Si ya me lo dijo una vez Calé: llegarás lejos, pero para ello deberás perder muchas cosas. ¿Será él una de esas cosas que pierdo por llegar lejos? ¡Máteme Dios si con ello logro que eso no sea así!- elevé un poco la voz, pero de nuevo el silencio protagonizó la escena.
Si no fuera porque gozaba de un don para lo huida de las autoridades hacia ya tiempo que me hubieran internado en el santorio mental.

-¿Cuanto tiempo hace falta para destruirme?- me pregunté a mi misma, puesto que hacía días que mi compañía se había educido a la nada.-¿Días, meses? ¿para que más sufrimiento? Nada de lo que dijeron se cumplirá, entonces...¿Por que sigo creyendo en las palabras que pronunció?.

Todo ya daba absolutamente igual, pero la duda de si él seguía con vida o no me acosba constantemente y no me dejaba vivir en paz. Solo faltaban días para la luna llena, y yo seguía sin noticias de él.

Camine entre los lodazales congelados, sin mucho cuidado en mis andares, de vez en cuando tropezaba con las raices de los múltiplas arboles desnudos que cubrian aqul pantano y sus inmediaciones. Solo buscaba un atisbo de soledad , aun que ella ya me embriagaba demasiado con su falso perfume. llegué por fin al punto en el que no podía avanzar más, las aguas estancadas del pantano aun que poco profundas se habían vuelto con el invierno más peligrosas. Un paso en falso y podía morir congelada entre agua hedionda y hielo. miré el paisaje desolado y solitario, tan solitario que me parecio tener cierta complicidad con él. No había una escena mejor cualificada para describir mi estadoen aquel momento. Mi vida, había cobrado en días la misma funcio que cumplia el pantano.

Escuché atenta sus palabras mas no podía comprender porque se detenía en hablar cuando estaba esperándole. a veces me comportaba de una forma extraña, no quería dar lugar a situaciones incomodas, odiaba la presión de sentirme observada, de saber que algo iba a pasar, pero por otro lado, no me gustaba demorar mucho los acontecimientos, pues deseaba que pasara lo antes posible, no porque no quisiera que pasasen si no por todo lo contrario.

Desde el exterior se oían algún piar de pájaro, con aquella noche artificial que había creado con telas se me había olvidado en que lugar me encontraba y en que momento del día. Se me había olvidado hasta lo que había ocurrido la noche anterior, aun que los signos era bastantes visibles. El cuerpo moreno y perfecto de Emhyr resplandecía con las llamas de la chimenea a la que se había acercado para calentar de nuevo agua para ese baño tan peculiar.

Casi tuve que desviar la mirada, no por vergüenza , si no por la fascinación que me provocaba ver su cuerpo totalmente desnudo,no sentía dicha vergüenza por la desnudez, más bien por el hecho de fantasear en muchas ocasiones con ella. jugeté con el agua entre mis dedos mientras intentaba apartar la mirada de Emhyr sin resultado. Sin resultado hasta que sus palabras teatrales y ofendidas hicieron que riera de una forma exagerada.

Me sonrojé aún más cuando de su boca salió sin recato esas palabras llenas de lujuria y deseo. Sabía que ni mi cuerpo ni mi persona era algo digno de admiración, era una chica pobre común, salvo por los cabellos rojos como el fuego, y era eso precisamente lo que más me gustaba de mi, no habían muchas chicas con el cabello anaranjado. Pero por lo demás...no podía entender a Emhyr, esas palabras me venían demasiado grandes y por eso mismo intenté hacer caso omiso, pero la verdad es que me gustó que lo dijera, pues me sentía...especial, querida deseada y eso era algo que a todo el mundo , en mi opinión, le gusta sentir en algún momento de su vida.

-Anda...no he dicho que seas viejo, simplemente digo, que si te compraran conmigo si lo eres, eres...espera.Diez años mayor que yo.pero sinceramente, te conservas como un potro joven y rebelde. muchos te deberán envidiar, así que agradece que seas un viejo. Pues creo que ese cuerpo solo se consigue con el paso del tiempo.

Le hice un gesto con la mano, aun que apenas podía haber pasado un minuto, para mi parecía que estuviera retrasando demasiado el momento de entrar en la bañera. Quería tenerle de nuevo a mi lado, sentir como las gotas de agua resbalaban por su cuerpo, quería demasiadas cosas, para tan poco tiempo del que disponíamos.

-Ven.-dije de forma sugerente y pícara, mirándole fijamente.-He esperado demasiado tiempo para volver a tenerte, no lo retrases aún más o creo que me moriré quemada con el fuego que has encendido en mi.- En ocasiones solía ser demasiado metafórica, y eso no se debía a otra cosa que al hecho de crecer entre músicos ambulantes llenos de melancolía y rotos por el la perdida del amor.

En aquella oscuridad creada artificialmente a causa de las veladas ventanas, el fuego crepitaba rompiendo a éste.
Ella parecía jugar distraída con el agua. Sus miradas se hacía fugaces, miradas de disimulo al principio, y aquella piel tornada por el sonrojo confudiéndose con el color ígneo sus cabellos, daba señal de que por la mente de ella no pasaban precisamente pensamientos pudoroso.

Una carcajada divertida salió de entre los labios del turco, el cual de nuevo veía como su propósito se hacía realidad, ya que era consciente de la impresión que su cuerpo desnudo podía crear en ella, del encanta que podía crear en las mujeres, siempre lo aplicado durante los años anteriores a otras ¿por qué no con ella? ¿Era distinto?
Sus palabras le confirmaron sus pensamientos, y como ella parecía estar pensando en lo mismo que él, pero de nuevo se preguntaba ¿era distinto? No sabía porque, pero el quiso por un momento que fuese distinto. El silencio de nuevo se hizo, ya que Emhyr no le contesto, solo la contemplaba.

Luego camino lentamente para introducirse en aquella bañera, colocándose justamente enfrente de ella, al parecer aquella bañera de mármol parecía mayor de que él creía.
Por un instante una suposición se cruzo por la mente del turco, si aquello había sido una cabaña de caza de algún noble francés ¿realmente cazaban en aquel lugar? ¿o era usada para otra propósito? Según la decoración y demás aspectos, añadiéndole que aquel lugar era bastante malo para la caza ¿qué iban a cazar allí? Más bien parecía un escondite, y si no se equivocaba, un escondite para amantes o cortesana.

“Qué poco diferente es la mentalidad de la nobleza francesa a la nuestra.”

Las manos de Emhyr recogieron el agua que se escapaba entre sus dedos, éste empapo su rostro y su cabello mientras acomodaba su espalda en el mármol.
Callado, demasiado, Emhyr comenzó a acariciar sus propios labios observándola con descaró, por un momento recordó el calor y el mecer entre las olas en aquel lago de sus caderas, el sonido de la respiración ahogada acompasada por el movimiento de sus pequeños pechos, y las caricias de su rojos cabello, húmedo en su piel... Aquellas cortinas que producían aquel cosquilleo en sus heridas. Y por último el suspiro aliviado, creado por el éxtasis melodioso, luego la calma...

Emhyr mordió sus propios labios, mientras cerraba su mano en puño. Sentía la necesidad de contenerse al deseo, a pesar de que éste latiese con fuerza, estaba cansado, pero podía hacerlo... ¿y por qué esperar? La verdad, por un instante prefirió fingir pudor, prolongar al espera porque tal vez el hacerlo, era como prolongar un deseo que recibiría con más fuerza, ya que la impaciencia lo fortalecería.

El turco miro su mano, y aquella pequeñas marcas como arañazos cicatrizados casi invisibles en su piel, arañazos profundos bien escondidos, hechos hace demasiados años y abiertos en éstos mismos, una y otra vez.

-¿Sabes cómo me los hice? -Emhyr intento cambiar de tema, mientras tomaba uno de los pies de Nimue y lo masajeaba con delicadeza, luego volvió al tema principal. -¿Tan ardiente es el fuego que siente hacia mí?