AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Silvia Ventus
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Silvia Ventus
-Nombre del Personaje: Silvia Ventus
-Edad: 23
-Especie: Cambiaformas Aviar.
- Tipo y Nivel Social: Clase Baja.
-Lugar de Origen: Imperio Austro-húngaro (Actual Hungría)
-Habilidad/Poder: Gran habilidad de movimiento y astucia.
-Descripción Física: Silvia es una mujer de aproximadamente 1’80 de estatura. Piel blanca y ojos grises con un ligera pincelada de verde pálido. Su larga cabellera azabache y lisa se extiende a través de su espalda hasta llegar a su cintura, donde muere en forma de cascada.
Su cara es un poco alargada, terminando su barbilla entre estirada y redondeada, y sus pómulos están bien definidos. Los labios los tiene carnosos y aun tamaño adecuado. A veces, cuando sonríe de forma picarona o irónica, su sonrisa se torna de medio lado.
-Descripción Psicológica: Silvia es una muchacha que siempre fue buena y cariñosa, pero que ha ido recibiendo palos de la vida conforme ésta iba pasando. Primero la fata de seres queridos y luego la destrucción de su vida hicieron de ella lo que es hoy, una mujer que carece de necesidad de sociabilidad, que ha aprendido a sobrevivir por su cuenta, sin la ayuda de nadie. Por otra parte, su amor hacia la naturaleza aumentó considerablemente, sintiendo ahora un gran cariño hacia todo lo relacionado con ella, como los animales, las plantas, las estaciones del año, los fenómenos naturales, etc.
Generalmente es fría y distante, pero con todo lo respectivo a lo natural es afable y hasta sonríe cuando está rodeada de silencio. Nunca permitiría que se le hiciera daño a la naturaleza, de ninguna de las maneras que alguien pudiera pensar. Primero deberían pasar por encima de su cadáver. Ahí sí que es fuerte y luchadora, y nadie todavía ha podido con ella. Se agradece a sí misma el haber sido capaz de haberse forjado ese fuerte y al mismo tiempo sensible carácter. Eso también es debido a sus transformaciones, que se asocian cada una con una virtud: el águila con esa fuerza y ese temple, el cisne con la belleza, tanto suya interior como ese bello amor por todo lo vivo, y finalmente, el búho con esa sabiduría que le otorga esa capacidad de saber seguir adelante.
-Historia: Nació en 1777 en Brunn, cerca de la frontera con el Imperio Alemán. Pasó allí gran parte de su infancia, concretamente hasta los doce años, viviendo en el campo, aunque sin faltarle de nada. Su familia, compuesta por padres y un hermano mayor, siempre había estado unida. Sin embargo, cuando ella contaba esa edad, estalló en Francia en 1789 la Revolución Francesa que afectó a gran parte de Europa debido a la extensión de los ideales revolucionarios. Su padre y su hermano fueron entonces enviados a la guerra que se declaró a la Francia revolucionaria, estando fuera varios meses. Mientras tanto, Silvia y su madre se quedaron en Brunn, ya que no se atrevía ésta segunda a hacer nada, por si los dos hombres volvían.
Más meses pasaron, hasta que se hicieron años. En su decimoséptimo cumpleaños, su padre volvió a entrar con la puerta. Su hermano, había muerto. Eso entristeció a Silvia demasiado hasta el punto de no salir de su habitación en días. Su madre también sufrió mucho, pero tenía que mantenerse fuerte para poder afrontarlo sin caer.
Pasado un tiempo, Silvia veía cómo su padre no era el mismo. Ya no era tan cariñoso, y sus dulces palabras y comportamiento se helaron casi como un campo de flores que se escarcha por las mañanas de invierno. Su sonrisa se había perdido, y sus gestos ahora eran crueles. Un día intentó hablar con él, y su reacción fue guantearle la cara. Silvia corrió entonces con su madre, y ambas supieron que la guerra y los traumas de haber matado gente y ver morir a su hijo, habían acabado con él. Ahora creía que todo era matar y frialdad.
En ausencia de su padre, la madre de Silvia le había revelado su poder y le había enseñado a manejarlo, haciendo uso de él cuando necesitaba evadirse, sobrevolando todo cuanto podía divisar. Un día cuando ya contaba diecinueve años, se despertó por los gritos de su madre. Se levantó corriendo para encontrarse con que su padre estaba sobre ella en el suelo mientras le golpeaba la cara una y otra vez con el puño. Sus ojos se encendieron en rabia y corrió a ayudar a su madre, que ya estaba medio inconsciente. La respuesta de su padre fue cogerla por el pelo y tirarla balcón abajo. Cayó sobre un montón de paja, pero aún así se hizo daño. Mientras él la tiraba, su madre usó las pocas fuerzas que le quedaban para levantarse y salir corriendo de allí. Silvia también hizo un esfuerzo y corrió junto a su madre y ambas trataron de huir. No obstante, su padre las alcanzó, y cogió a su madre del brazo, apresándola. Ésta entonces, le gritó a Silvia que se fuera. Ella no podía hacerlo, su corazón se lo impedía. Pero los ruegos de su madre se fueron incrementando, y ella no tuvo más remedio que echar a correr como una completa cobarde. Corrió hacia el único lugar que era capaz de calmarla cuando estaba en extremos de estado, y allí permaneció hasta que su respiración se calmó. Entonces fue su llanto el que acudió a su garganta y a sus ojos, viviendo gran parte de ese día. Cuando cesó, Silvia decidió volver, pero algo dentro de ella no iba bien…
Se acercaba cada vez más, cuando de pronto, vio humo a lo lejos. Entonces algo espantoso acudió a su mente, y corrió de nuevo para encontrarse con que su mente no la había engañado. Su casa ardía en llamas, y los gritos que nacieron de la garganta de Silvia contrarrestaron el sonido de la madera al ser devorada por el fuego. Quiso entrar, pero no pudo. Aquello la desesperó, y rodeó la casa intentándolo. Nada, ni una entrada que le permitiese el acceso. Rompió a llorar de nuevo, y no le quedó más remedio que quedarse de pie, mientras un último grito dentro de la casa se escuchaba, antes de que el techo se derrumbase. Silvia entonces quedó en shock, sin saber qué hacer. Su reacción fue salir corriendo, pero de pronto, a lo lejos, divisó aun caballo corriendo con un jinete que se parecía a su padre. Y entonces lo comprendió todo. Su padre se había convertido en un soldado nato, nacido para la guerra.
Desde ese día, lo odió, y supo que nunca más querría volver a verle.
Decidió que se fundiría con la naturaleza. No quiso volver a saber nada más del mundo, y se refugió en su preciado bosque, quedándose a vivir allí y sobreviviendo como la buena ave que era.
Un día comenzó a volar sin rumbo porque sencillamente le apeteció pasar horas volando y descubriendo paisajes nuevos, pasando la frontera francesa.
-Datos Extras:
- No sale del bosque para nada, excepto cuando necesita algo básico como comida, la cual roba porque no tiene dinero.
- Como es un ave y ha vivido en el bosque, cuando está en él y alguien se acerca, huye, asustada.
- Cuando ve fuego, a veces huye, y otras veces se acerca, recordando la quema de su casa y la muerte de su madre dentro de ella.
- No se deja ganar así como así, recurriendo a veces a las más oscuras de las ironías.
-Edad: 23
-Especie: Cambiaformas Aviar.
- Tipo y Nivel Social: Clase Baja.
-Lugar de Origen: Imperio Austro-húngaro (Actual Hungría)
-Habilidad/Poder: Gran habilidad de movimiento y astucia.
-Descripción Física: Silvia es una mujer de aproximadamente 1’80 de estatura. Piel blanca y ojos grises con un ligera pincelada de verde pálido. Su larga cabellera azabache y lisa se extiende a través de su espalda hasta llegar a su cintura, donde muere en forma de cascada.
Su cara es un poco alargada, terminando su barbilla entre estirada y redondeada, y sus pómulos están bien definidos. Los labios los tiene carnosos y aun tamaño adecuado. A veces, cuando sonríe de forma picarona o irónica, su sonrisa se torna de medio lado.
- Spoiler:
-Descripción Psicológica: Silvia es una muchacha que siempre fue buena y cariñosa, pero que ha ido recibiendo palos de la vida conforme ésta iba pasando. Primero la fata de seres queridos y luego la destrucción de su vida hicieron de ella lo que es hoy, una mujer que carece de necesidad de sociabilidad, que ha aprendido a sobrevivir por su cuenta, sin la ayuda de nadie. Por otra parte, su amor hacia la naturaleza aumentó considerablemente, sintiendo ahora un gran cariño hacia todo lo relacionado con ella, como los animales, las plantas, las estaciones del año, los fenómenos naturales, etc.
Generalmente es fría y distante, pero con todo lo respectivo a lo natural es afable y hasta sonríe cuando está rodeada de silencio. Nunca permitiría que se le hiciera daño a la naturaleza, de ninguna de las maneras que alguien pudiera pensar. Primero deberían pasar por encima de su cadáver. Ahí sí que es fuerte y luchadora, y nadie todavía ha podido con ella. Se agradece a sí misma el haber sido capaz de haberse forjado ese fuerte y al mismo tiempo sensible carácter. Eso también es debido a sus transformaciones, que se asocian cada una con una virtud: el águila con esa fuerza y ese temple, el cisne con la belleza, tanto suya interior como ese bello amor por todo lo vivo, y finalmente, el búho con esa sabiduría que le otorga esa capacidad de saber seguir adelante.
-Historia: Nació en 1777 en Brunn, cerca de la frontera con el Imperio Alemán. Pasó allí gran parte de su infancia, concretamente hasta los doce años, viviendo en el campo, aunque sin faltarle de nada. Su familia, compuesta por padres y un hermano mayor, siempre había estado unida. Sin embargo, cuando ella contaba esa edad, estalló en Francia en 1789 la Revolución Francesa que afectó a gran parte de Europa debido a la extensión de los ideales revolucionarios. Su padre y su hermano fueron entonces enviados a la guerra que se declaró a la Francia revolucionaria, estando fuera varios meses. Mientras tanto, Silvia y su madre se quedaron en Brunn, ya que no se atrevía ésta segunda a hacer nada, por si los dos hombres volvían.
Más meses pasaron, hasta que se hicieron años. En su decimoséptimo cumpleaños, su padre volvió a entrar con la puerta. Su hermano, había muerto. Eso entristeció a Silvia demasiado hasta el punto de no salir de su habitación en días. Su madre también sufrió mucho, pero tenía que mantenerse fuerte para poder afrontarlo sin caer.
Pasado un tiempo, Silvia veía cómo su padre no era el mismo. Ya no era tan cariñoso, y sus dulces palabras y comportamiento se helaron casi como un campo de flores que se escarcha por las mañanas de invierno. Su sonrisa se había perdido, y sus gestos ahora eran crueles. Un día intentó hablar con él, y su reacción fue guantearle la cara. Silvia corrió entonces con su madre, y ambas supieron que la guerra y los traumas de haber matado gente y ver morir a su hijo, habían acabado con él. Ahora creía que todo era matar y frialdad.
En ausencia de su padre, la madre de Silvia le había revelado su poder y le había enseñado a manejarlo, haciendo uso de él cuando necesitaba evadirse, sobrevolando todo cuanto podía divisar. Un día cuando ya contaba diecinueve años, se despertó por los gritos de su madre. Se levantó corriendo para encontrarse con que su padre estaba sobre ella en el suelo mientras le golpeaba la cara una y otra vez con el puño. Sus ojos se encendieron en rabia y corrió a ayudar a su madre, que ya estaba medio inconsciente. La respuesta de su padre fue cogerla por el pelo y tirarla balcón abajo. Cayó sobre un montón de paja, pero aún así se hizo daño. Mientras él la tiraba, su madre usó las pocas fuerzas que le quedaban para levantarse y salir corriendo de allí. Silvia también hizo un esfuerzo y corrió junto a su madre y ambas trataron de huir. No obstante, su padre las alcanzó, y cogió a su madre del brazo, apresándola. Ésta entonces, le gritó a Silvia que se fuera. Ella no podía hacerlo, su corazón se lo impedía. Pero los ruegos de su madre se fueron incrementando, y ella no tuvo más remedio que echar a correr como una completa cobarde. Corrió hacia el único lugar que era capaz de calmarla cuando estaba en extremos de estado, y allí permaneció hasta que su respiración se calmó. Entonces fue su llanto el que acudió a su garganta y a sus ojos, viviendo gran parte de ese día. Cuando cesó, Silvia decidió volver, pero algo dentro de ella no iba bien…
Se acercaba cada vez más, cuando de pronto, vio humo a lo lejos. Entonces algo espantoso acudió a su mente, y corrió de nuevo para encontrarse con que su mente no la había engañado. Su casa ardía en llamas, y los gritos que nacieron de la garganta de Silvia contrarrestaron el sonido de la madera al ser devorada por el fuego. Quiso entrar, pero no pudo. Aquello la desesperó, y rodeó la casa intentándolo. Nada, ni una entrada que le permitiese el acceso. Rompió a llorar de nuevo, y no le quedó más remedio que quedarse de pie, mientras un último grito dentro de la casa se escuchaba, antes de que el techo se derrumbase. Silvia entonces quedó en shock, sin saber qué hacer. Su reacción fue salir corriendo, pero de pronto, a lo lejos, divisó aun caballo corriendo con un jinete que se parecía a su padre. Y entonces lo comprendió todo. Su padre se había convertido en un soldado nato, nacido para la guerra.
Desde ese día, lo odió, y supo que nunca más querría volver a verle.
Decidió que se fundiría con la naturaleza. No quiso volver a saber nada más del mundo, y se refugió en su preciado bosque, quedándose a vivir allí y sobreviviendo como la buena ave que era.
Un día comenzó a volar sin rumbo porque sencillamente le apeteció pasar horas volando y descubriendo paisajes nuevos, pasando la frontera francesa.
-Datos Extras:
- No sale del bosque para nada, excepto cuando necesita algo básico como comida, la cual roba porque no tiene dinero.
- Como es un ave y ha vivido en el bosque, cuando está en él y alguien se acerca, huye, asustada.
- Cuando ve fuego, a veces huye, y otras veces se acerca, recordando la quema de su casa y la muerte de su madre dentro de ella.
- No se deja ganar así como así, recurriendo a veces a las más oscuras de las ironías.
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