Did I prove the perfection? { Lucern }

por **Valèrie G. Le Roux** Dom Ene 23, 2011 12:18 pm

" You will be de death of me "

La luz del sol se colaba por su ventana, golpeandole la cara violentamente. Entrecerró los ojos tratando de divisar algo más allá que esa luz. Nada.
Se levantó del borde de su cama, haciéndo a un lado la tela que caía sobre la cama. Caminó por toda la pieza, buscando a su gato algo preocupada por su paradero, sonrió al verlo escabullirse de entre los muebles, caminó hasta el para cargarlo, lo acarició con las llemas de sus dedos, sonrió de nuevo mientras lo tenía aun entre sus tersas manos. Minutos más tarde, suspiró depositándolo en el suelo con cuidado.
Giró su cabeza para mirar sobre su hombro y de soslayo, la mesa de madera de caoba arrinconada al fondo de la pieza.

{ Flashback }

- ¡Gracias, madre! -gritaba emocionada por demás la pequeña Adeline. Miró a un par de hombres altos y fornidos, entrar en su habitación con una gran mesa demadera oscura, cargando y dejándola en el único rincón libre, cerca de las muñecas de porcelana.

La madre abrazó con fuerza a su hija, rebosante de alegría ante la aceptación de su regalo...
Desde ese día, nada podía apartar a Adeline de esa mesa, día y nohe, no había poder humano capaz de alejarla de ahí.

{ Fin del Flashback }

Ladeó la cabeza abrumada por los recuerdos. Giró sobre su propio eje, dando unos cuantos pasos hasta situarse justo enfrente del objeto, ya no todo estaba a como lo recordaba, las muñecas habían desaparecido, tomando su lugar un montonal de libros, tanto infantiles como de grandes autores, que le había prestado su padre.
Examinó con fijeza la mesa, no estaba maltratada únicamente cubierta por una gruesa capa de polvo gris. Pasó un mano por la superficie, ensuciándo su piel, pero hallando bajo esa gruesa capa una hoja de papel delgada y notablemente vieja, y a su lado, una inerte pluma de... ¿Ave? No recordaba.
Tosió en busca de aire cuantos las diminutas motas de polvo se alojaron por su boca, dejó la hoja para encaminarse hasta la puerta de entrada principal, necesitaba despejarse un poco de su solitario encierro, hubo que mentir, fingió ante su madre, ir acompañada.

Suspiró de alivio, al percatarse de que el violento sol, ya no estaba a su débil alcance. Tomó una bocanada de aire comenzando a caminar sin una dirección específica. ¿Dónde? Simple pregunta que no poseía respuesta alguna.
Su mente divagó entre varios pensamientos hasta finalmente, quedar en blanco, ya no deseaba pensar, en nada o se vería metida en serios problemas con ella misma.
Notablemente, la luz del sol comenzó a escabullirle de cada uno de los rincones de las calles parisinas.
- Maldición -masculló la muchacha al darse cuenta que el sol ya se había puesto y poco a poco, comenzaba a oscurecer.
Miles de ideas volaron a su mente, cual pájaros, ¿Cómo regresaría si no sabía como había llegado hasta ahí?

Resopló enfadada, entrecerró los ojos buscando alguna solución, como si se tratase de una ecuación matemática, lo único que recordaba, era haber cruzado por un callejón.
Quiso golpearse por haber hecho la tontería de pasar por un callejón, se metió al primero que encontró suponiendo que ese sería el indicado, la luz de la luna comenzaba a alumbrar todo a su paso, Adeline no tuvo problema alguno para ver.
Tropezó con algo que no pudo identificar, ganándose un rasguño en la palma de su mano, torció la boca apretando los labios ante el repentino ardor, alzó la mano para examinarla, dándose cuenta del pequeño líquido color carmesí que comenzaba a correr con lentitud por su mano.