In bloom [Libre]

por **Cassandra Tsitak** Mar Feb 01, 2011 10:54 pm

Ya había esperado mucho y no me gustaba esperar. El día parecía perfecto para cambiarme de casa aunque a un Hotel no se le podría considerar una casa, no estaba muy segura de cómo me iría en mi nuevo hogar hasta ese momento las cosas habían salido bien pero solo eso, todo el mundo hablaba de Paris como si fuera la gran maravilla y tenía que admitir había cosas hermosas pero no me sentía encantada por nada en especial, de lo único que me sentía cansada era de las historias que se contaba de noche y de las advertencias que siempre escuchaba antes de salir del hotel. Yo no era creyente, no quería creer pero mucho de lo que se hablaba en verdad me ponía la piel de gallina.

Antes de lo que esperaba me encontraba convenciendo a mi chofer de que se fuera adelantando, yo tenía algunas compras que hacer. Su cara roja obviamente de desaprobación hizo que sintiera un poco de enojo, la vena de frente se le saltaba y parecía como si le hubiera puesto un pescado en la nariz pero no iba a replicar mi decisión ni de chiste, así que se tuvo que aguantar con tan solo asentir y pasar a mi lado con aire dolido. Ladee la cabeza con aire pensativo mientras lo veía alejarse hasta el vehículo. Después de que estuve completamente segura de que no me seguiría comencé mi camino en busca de lo que quería.

Había pasado casi por alto la mayoría de las tiendas y boutiques de la zona pero es que en realidad yo no buscaba perder mi tiempo. Sonreí ligeramente a todo el mundo, ya había aprendido que en Francia no podía ir con cara de funeral, era tan difícil estar en otro país que incluso me planteaba la idea de tomar clases. Mi sonrisa se hizo a un mayor cuando vi la florería, mi idea solo era comprar algunas flores para mi nueva habitación pero cuando entre no pude evitar sentir el deseo de llevar orquídeas, orquídeas por todos lados, casi bailotee por todo el lugar cuando las vi de todos los colores.

Mire para ambos lados, no había nadie que me pudiera auxiliar. Toque con los nudillos una mesa de madera que estaba cerca de mí, si hacia ruido alguien se acercaría y me ayudaría pero no, de nuevo me equivocaba el lado bueno de eso era que tendría todo el tiempo del mundo para ir colocando sobre la barra las flores que me llevaría. Tome una maceta y la apreté contra mi pecho para levantarla y llevara con mucho cuidado hasta donde debía de pagar, me di cuenta de que había sido una mala idea cuando mire hacia abajo y vi un poco de tierra en mi vestido, mis manos en la tela trataron de sacar parte del polvo pero solo logre extenderlo más, tal vez si debí de esperar la ayuda.

por **Jazhara Elsbeth** Mar Feb 01, 2011 11:45 pm

¿Cuánto más tiempo duraría ese clima? Yo prefería el calor del sol sobre los adoquines y las ganas de irme a refrescar en los lagos, yo tenía ganas de bailar hasta que se terminara el día y echarme en la hierba a ver las figuras que formaban las nubes en el cielo. Con este frío lo único que podía pensar era en tener un trozo de manta más gruesa que la que me cubría los hombros y en comprarme unos calcetines de lana. Eso haría. En cuanto lograra instalarme en algun lugar y conocer a la gente que iba pasando, me compraría unos calcetines de lana. Me recriminé el hecho de ser tan débil porque ya había pasado otros inviernos crudos y había sobrevivido. Sin embargo, la afección respiratoria que padecía era peor que nunca y probablemente, si no encontraba algún tipo de planta medicinal que pudiera beberme en una infusión, terminaría sin pulmones para cuando llegara la primavera.

Caminé lentamente con Honey agarrado en mis manos, su lomito pegado a mi barriga y mi pecho haciendo ese lugar calientito y haciéndome pensar que cuando fuera rica, me compraría un tigre de bengala para que me mantuviera caliente entera. Iba tarareando una canción de cuna en rumano interrumpida de pronto por toses y más toses que me atacaban desde hacía ya unas semanas. Miré a ambos lados fijándome en las tiendas, en la gente que compraba, en los carruajes que pasaban y en los paquetes que todos cargaban sin dejar de caminar ni de apretar a mi gatito contra mí. Ya no iba a dejar que se escapara.

Me detuve delante de una florería y miré las flores del aparador. Flores que hacían sobrevivir en cautiverio porque era más que seguro que si estuvieran al aire libre, morirían de frío. Si tuvieran garganta, tendrían tos. Pensé sonriente pues me parecía cómico compararme con una de las flores. Froté con mi antebrazo cubierto por la manta el vidrio del aparador para limpiarlo de la nieve que se le había pegado y acerqué mi rostro a éste para ver hacia dentro. Tal vez ahí estuviera más calientito y si me volvía lo suficientemente invisible a los ojos de cualquiera, podría quedarme ahí un momento hasta que tuviera la fuerza y la voluntad necesarias para salir a enfrentarme de nuevo con el gélido clima. Miré a ambos lados como verificando que nadie me estuviera viendo y me escabullí dentro paralizándome cuando vi a la chica en el mostrador.

Me moví sigilosamente mirando hacia la parte superior de la cabeza de mi gato acordándome de pronto que no venía yo sola. Pasearía por entre las flores y todo estaría bien mientras no tosiera. Pero claro, en cuanto yo lo pensé, mi organismo empezó a tener la idea de empezar a hacer de las suyas. El cosquilleo en mi garganta, el reflejo de mis pulmones y mi barriga contrayéndose. Ya era demasiado tarde. Rompí en toses cubriéndome siempre la boca intentando calmarlas rápidamente para no llamar demasiado la atención. Si me veía el dueño, había el 98% de probabilidades de que me sacara de ahí. Y adiós a mi idea de calentarme mínimamente.

por **Cassandra Tsitak** Jue Feb 03, 2011 12:09 am

Mi vestido no tenía remedio por ahora así que seguí empeñada en mover las macetas de orquídeas a la barra. Hubiera seguido con mi tarea sin prestar atención a nada pero un sonido seco y doloroso me llamo la atención, al principio no supe de quien provenía hasta que mi una melena pellirroja que adornaba una cabecita mucho más pequeña que la mía. No supe que hacer, generalmente yo era mala con los niños, no en el sentido de que los maltratara si no que no sabía cómo tratarlos. No quería acercarme pues estaba segura de que la niña estaba más asustada que el gatito que llevaba en las manos. Abrí la boca pero la cerré rápidamente mientras confusa buscaba al dueño del local, tal vez era su hija.

Al verla mejor supe que no se podía tratar ni de la hija del dueño de la florería ni de una niña perdida de su madre, se trataba, según yo de una niña gitana o kalderash como las llamaban en los Balcanes, mi madre siempre dijo que me anduviera con cuidado con esa gente, al parecer no les gustaba la cercanía pero esa chiquilla era solo eso, una niña y la forma en la que tosía solamente me hacía querer ayudarla ¿Tendría padres? ¿Por qué no la curaban? Los gitanos tenían mucho remedios entonces yo no entendía como es que iba por la vida irritándose la garganta.

Pegue varias veces con los dedos en la madera de la barra en donde tenía las flores, no estaba muy segura de lo que debía hacer-Hola-dije moviendo la cabeza hacia un lado, no quería aproximarme y no porque temiera si no porque tal vez la niña necesitaba de confianza para abrirse conmigo, yo solo era una extraña y ella al parecer muy desconfiada-Tienes una infección bastante mala-le sonreí levantando ambas cejas para enfatizar lo que decía y que me diera la razón-Y ese es un gatito muy hermoso-me parecía de lo más tierno que la niña llevara al gatito pegado a su estómago como si eso le ayudara a calmar la tos. Me encamine hacia ella aunque antes de llegar a medio metro desvíe mi camino hacia unas violetas que mis ojos habían captado con rapidez, no debía prestarle mucha atención si quería ayudarla, tome la maceta con ambas manos pegándola a mi torso y la lleve a el lugar para que me cobraran.

Me gire una vez más, recargando el peso en mi espalda la cual tenía recargada en el borde de la mesa alargada de manera. Creo que tendría mucho tiempo para ganármela o por lo menos intentarlo, el dueño no daba ni una señal de vida-Soy Karolina-mis labios se dibujaron como una línea recta casi como un gesto de comodidad y análisis, no debía preguntarle sobre ella, si ella quería me diría su nombre y si no pues podría seguir viendo flores.

por **Jazhara Elsbeth** Sáb Feb 05, 2011 9:54 pm

Di un paso hacia la salida cuando me percaté de que me habían descubierto. Si esa chica estaba ahí era porque estaba comprando, y si compraba, no tardaría en salir el dueño de la tienda y yo estaría fuera de ahí más rápido de lo que tardo en decir 'Lo siento' Me pasé el dorso de la mano por encima de los labios sin bajar la mirada de sus ojos sopesando la distancia entre el lugar donde me encontraba y el lugar donde estaba la puerta. Si había de salir, prefería que fuera por mi propio pie y no obligada por una tercera persona. La vida me había enseñado que las personas podían lastimarte y además, no dudarían en hacerlo. Me mordí el labio inferior cuando escuché que se dirigía a mí apretando tan fuerte a Honey que soltó un maullido de protesta. Aflojé el agarre acariciándome el cuello con una sola mano mientras a mi gato lo acomodaba bajo el brazo contrario.

Si que era mala la infección. Ardor, tos, dolor, y había durado más que siempre pero confiaba en que pronto se me quitaría así como había llegado. Por eso odiaba el invierno, siempre llegaba con dolor y afecciones y malestares que no me gustaba curarme. Los emplastes eran un engorro y las medicinas sabían mal, yo prefería quedarme calientita contra los tabiques de una chimenea para sacarme el frío de los pulmones. Si tan sólo pudiera conseguir una manta más abrigadora. Iba a tener que conseguir dinero de algún lado. Me quedé callada porque no sabía qué responderle. Ya sabía que mi infección era mala y prefería no hablar de Honey porque siempre quedaba la posibilidad de que lo quisiera. Y en este caso podría querer que se lo vendiera. ¿Pros? Que tendría dinero. ¿Contras? Que Honey no era sólo un gato. Era mi única compañía.

Tensé los músculos de mi cuerpo cuando me di cuenta de que se acercaba a mí. Estaba dispuesta a escapar, en mi mente se había formado una historia que probablemente no tenía nada que ver con la realidad y cuando se desvió casi suspiré aliviada. ¿Porqué no me delataba con el dueño? Eso era lo que la gente hacía, ¿No? Escuché su nombre como en un sueño y miré a Honey como buscando aprobación. Una aprobación que no iba a llegar a menos que aprendiera a hablar en maullidos en menos de dos segundos. Volví a levantar la mirada cuando se quedó callada y me lo pensé por unos momentos. Decirle mi nombre no iba a cambiar nada. -Yo soy Jaz- O al menos era uno de los nombres con los que la gente me conocía, pero era el que se me había venido a la mente más rápido así que fue el que le dije a la chica.

Volví a toser, un par de veces controladas por mi y esperando que no se desatara un ataque como el anterior. La analicé detenidamente y cuando estuve segura de que tardaría más en llamar al dueño que yo en llegar a la puerta me relajé atrayendo más hacia mí a Honey.

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