Le café des feés~~[Asagi]

por **Louis J. Bouquet** Vie Feb 04, 2011 12:20 am

Huyendo de las bajas temperaturas de las calles parisinas, busqué un refugio más ortodoxo que la vez anterior,además,aún no estaba avanzada la noche, lo que era más, el sol apenas se iba ocultando tras el horizonte.

Me ví dentro de un pequeño café, pintoresco y acogedor como el que más. Casi vacio, con una melodía sonando de fondo, y ese embriagante olor de café recién hecho.Con gesto animado,pronto me vi en una mesa, solo, bebiendo un delicioso café negro, con mucha más azúcar de la normal.
Quien me viera. Por dentro, en verdad que era un niño, un gato perfecto. Demasiado mimado a veces en mi forma animal.

Escogí una mesa al fondo, cerca a una ventana, por la que podía divertirme observando como el sol se iba, y los tonos naranjas daban paso a unos violetas y azules en el cielo.

Me removí en mi asiento, agitando la cucharilla, mientras la agradable señora que atendía, me traía un pequeño postre: Pastel de fresas. Me sentía ligeramente solo. Una tarde-noche tan agradable...
Y yo más solo que un ermitaño... Había que ver, como parecía haber nacido para estar así...

por **Asagi Dunkelheit** Vie Feb 04, 2011 12:33 am

Fue una locura salir de repente, aun había sol, no me puse a pensar y cogí el abrigo, sin darme cuenta ya iba rumbo a la ciudad….
Entre sus pintorescas calles, hasta que empecé a marearme, el sol era más fuerte de lo normal, quería ocultarme rápidamente, elegí al azar un pequeño café que tenia hermosas ventanas y la música hermosa que se le escuchaba… me importo poco, el motivo era correr por mi vida.

Entre atropelladamente, refugiándome donde no me tocara el sol, esperaba a que esa aura bohemia se esfumara.

El olor a café y dulce me empezaba a agradar, no tanto como el olor a la sangre, pero me hacía sentir bien, mi respiración que antes era agitada empezó a controlarse… en aquel café, había un personaje particular…

Tan tierno, tan dulce, tan inocente, capto mi atención de inmediato, algo poco común en mí… espere unos segundos mientras él se deleitaba con un pastel de fresas y yo observando cada movimiento…

- ¿Puedo acompañarte?, si no es incomodo y molesto claro. – pregunte después de un rato cuando el ultimo rayo de sol se fue despidiendo sobre el cristal de la ventana, como si de una caricia se tratara. Apenas dibuje una sonrisa… esos cabellos castaños y hermosos ojos azules me atraparon de inmediato.

por **Louis J. Bouquet** Vie Feb 04, 2011 1:06 am

Piqué distraído el pastelillo, con el codo sobre la mesa y me mejilla sobre mi mano. Suspiré, y me dispuse a atacar aquel postre. Estaba tan delicioso!
Me hubiese gustado de tener más fresas. Parecían sacadas de algún mágico lugar no terrenal.
Una cosecha maravillosa. Sin duda, pediría otro más...

Alzó la mirada dispuesto a cumplir su deseo, cuando aquel delgado caballero, se acercó hasta él. No lo había visto antes, pero ese cabello, era tan negro y brillante como una noche de verano. No se veía mala persona, a pesar de ese olor que le indicaba que no era humano.

-Claro, me haría todo un favor. Es todo un honor contar con tan peculiar compañia-con una sonrisa amable, le indiqué el asiento frente a mi. Le miré con intensidad, esperando

por **Asagi Dunkelheit** Vie Feb 04, 2011 1:23 am

Era tan amable, su sonrisa tan dócil y suave, esos labios que se llevaba la ultima fresa saboreándola de una manera única, como si fuera las primera y las ultima en probar en toda su vida.

- ¿Peculiar? – pregunte estaba claro, ya sabía que yo no era “Humano”, temí asustarlo pero muy al contrario… se quedo paciente y tranquilo.

La mesera se acerco y pido mi orden y sin pensarlo pedí lo mismo que él. Entonces recordé como se había deleitado con aquella fresa, así que quite las fresas del pastel y se las deje en el de él como gesto de amabilidad.

- Que grosero he sido – dije al cabo de un momento, sonriendo amablemente ante él - Mi nombre es Asagi Dunkelheit, es un placer acompañarte en esta mágica noche ¿Cuál es el tuyo? – aquel joven hermoso tenía unos movimientos… llamativos.

por **Louis J. Bouquet** Vie Feb 04, 2011 1:53 am

La señora nos trajo la nueva orden, y con la sorpresa brillando en mis pupilas,observé aquel gesto. Me sentí extraño, cálido, y no puede menos que sonreirle, una manera cortés y silenciosa de agradecerle tan amigable gesto.
-Si, como ahora mismo.... No cualquiera sacrifica así lo más delicioso del pastel-comenté, en tono tranquilo, llevando un pequeño trozo a los labios, su sonrisa era muy linda,radiante, acompañando de manera perfecta aquellos rasgos tan agraciados.

Esbocé una sonrisa más amplia cuando el se presentó

No se haga problema, no es de ninguna manera grosero, un placer, monsieur, por el apellido, deduzco que usted no es de estas tierras, verdad? Apoyo mis codos sobre la mesa, y mi mentón desefendadamente sobre el dorso de mis manos, sin dejar de mirarlo, inclinadome un poco al frente, sin borrar la sonrisa - ¿Yo...? Me llamo Louis Jérémie Bouquet...

por **Asagi Dunkelheit** Vie Feb 04, 2011 2:08 am

¿Sacrificar?.... musite hacia mis adentros después de observarle comer las fresas, su gesto tan peculiar para deleitarlas… me hacían recordar ciertos aspectos de mi vida “humana”.

- No se preocupe, no es mucho el “sacrificio”… no gusto mucho de las cosas dulces – le dije mientras probaba el café amargo sin una cucharada de azúcar.
El calor del líquido recorría mis entrañas, provocándome un cosquilleo, mire un poco hacia la ventana, observando el reflejo de mis pensamientos. Mientras él me preguntaba de donde era… con respecto a mi apellido.

Con esa posición tan felina y cazadora, se me hizo interesante el brillo en sus ojos. Que mi atención estaba centrada en él.

- No nací aquí… afectivamente por el apellido, mis abuelos paternos eran Alemanes, mi padre nació en Francia así que lógicamente él era un noble de esta hermosa ciudad… mi madre Japonesa… - dije después de “derrochar elegancia” tomando la taza de porcelana y llevarla a mis labios, humedeciéndolos con otro ligero trago del amargo café, esta vez se volvió más dulce. – nacido en Japón… ¡Louis!... hermoso nombre… quien lo haya elegido hizo buena elección – le sonreí amablemente, posando la taza en su lugar – pero en usted veo ciertos rasgos de familiaridad con la cultura asiática o me ¿equivoco?

Lo había dicho por esa piel hermosa que lucía muy bien en él.

por **Louis J. Bouquet** Vie Feb 04, 2011 12:03 pm

Lo observé. ¿Acaso el podría sentir algo del sabor de aquel café? Con una risita baja, entrecerrando los ojos un momento, volví mi vista al plato que tenía enfrente.
Alguien tan serio y gallardo... si, era natural que fuera más reservado. Seguro que había vivido ya mucho años, y eso le daba madurez. A su lado yo bien podría ser un niño.

Escuché su pequeña historia. Eramos tan parecidos... al menos, en esencia. Bien podría pasar por hermano mío, dado ese relato. Volví a acomodarme en aquella posición desde la cual le observaba deliberadamente. Suspirando con una sonrisa.
-Gracias, su nombre será dificil de olvidar para mi, después de esta tarde. ¿sabe? -Use un tono cándido mientras volvía remover la cucharilla en mi café con la punta de uno de mis dedos... --No, no se equivoca, mi estimado caballero, efectivamente, al igual que usted, tengo herencia materna. Ya sabe lo que dicen por allí. Los varones siempre heredamos más rasgos de la madre... Y también he nacido allí.... Que pequeño es el mundo! ¿No lo cree?

por **Asagi Dunkelheit** Vie Feb 04, 2011 12:36 pm

Definitivamente pensé que aquel ser era tan dócil como un pequeño minino, como un chiquillo juguetón que observaba en las calles junto a sus padres… tenia ciertos rasgos peculiares que le hacían parecer hermoso.

Era menor que yo eso se notaba, no solo en sus movimientos y sus pequeñas risas, si no en la inocencia que poseía, la manera de observarme, hacia que le prestara mucha más de mi atención y la manera con la que se dirigía a mí con tanto respeto.

Mientras yo le prestaba atención, seguía probando aquel café amargo, que se hacía más dulce con el paso de aquella melodía de fondo, el endulzante perfecto para alguien amargo como yo… era la buena compañía.

Cuando afirmo mi “sospecha” de ser ambos orientales, se vino una palabra a mi mente… “parecidos”… solté un bufido pequeño, me apreté el entrecejo y cerré por un pequeño instante los ojos… ¿Quién podría parecerse a una “aberración como yo”?
Era tan ridículo pensar eso… sin embargo era cierto “coincidíamos en algo” y una mirada nostálgica y triste se vio reflejada en mi café, ¿ese era yo? Me pregunte, rápidamente cambie a mi forma “natural”… no deseaba perder en momento en vagos recuerdos…

- Es cierto eso que dicen, aunque debo deducir que su madre es hermosa, usted posee gran belleza. – le dije con una pequeña sonrisa, sin tratar de ofenderlo o algo por el estilo – el mundo es tan pequeño que cabe en un pañuelo… si no es mucha indiscreción, ¿de que prefectura es?...- hice una pequeña pausa - ¿ha viajado a Japón últimamente?

Eso último… era porque deseaba saber cómo estaba el clima, de verdad que lo añoraba, añoraba demasiadas cosas.

por **Louis J. Bouquet** Sáb Feb 05, 2011 11:48 am

Bajo la mesa, mi pie se movía distraído, siguiendo el ritmo de la melodía. Me gustaba el peligro, al parecer. Contrario a lo que se creía, yo sentía curiosidad por seres como él. Me atraían como a un gato una bola de estambre.
Como si la frialdad de su nívea piel, fuera la más tibia de las leches.
Quise estirar la mano y meter mis dedos entre su largo cabello azabache. Era como un cortina de seda... ¿Sería tan suave como prometía?

Con una ceja levemente arqueada, recibí aquel resoplido y ese cambio en su rostro tan bien trazado.
¿Que le molestaba? ¿Yo? Era de esos que odiaban a los cambiaformas como yo? Tenía un debate mental relacionado con algo más? No lo sabría. Su mente siempre permanecería velada para mi. Solo podía contentarme con intentar analizar y deducir cosas mientras me perdía en esa mirada de cielo de primavera.

Y luego ese gesto tan.... ¿desolado? Me dieron ganas de tomar su mentón, sonreírle, y decirle que yo estaba con él...Pero, ese deseo, no salió del interior de mi mente...

-Gracias, pero, debo decir que "era". Ya no esta conmigo.-le aclare con una pequeña sonrisa. Tomé un rapido sorbo a mi bebida, antes de responder-De la prefectura de Kyōtō, y... no, desde los ocho años no piso la tierra que me vió nacer.... -Terminé, con un suspiro, después, volví a sonreirle juguetonamente--Basta de mi, ¿Tienes mucho por aquí?

por **Asagi Dunkelheit** Sáb Feb 05, 2011 1:09 pm

Sentí una ligera calma apoderándose de mí, sus ojos profundamente azules me hicieron recordar el agua del mar un color que se refleja gracias a los matices del cielo, con ese toque cristalino que solo los atardeceres le ofrecen.

Su mirada tan centrada en mí, no había entendido el ¿Por qué me acerque a él?... siempre encontraba “cada tipo de gente”… que terminaban discriminándome o haciendo preguntas “raras” a mi parecer, pero llevaba demasiado tiempo sin platicar con nadie, y ya era hora de hacerlo… aunque debo admitirlo tenía una eternidad para hacerlo.

Mis gestos y los de él me indicaban que ambos estábamos absortos en ideas, del uno sobre el otro, pero la estaba pasando bien, era la primera vez que platicaba con un “caballero”, siempre damas me buscaban o encontraba y a veces eso me llegaba a incomodar, y terminaba jugando muy severamente con ellas…

Desvié un poco la mirada al escuchar su respuesta… “era”…. Mas en común, la mujer que nos dio la vida y mas que belleza, la que nos crio, al menos a mí, con demasiado esmero, amor y educación, quien me acompaño hasta mi muerte como humano… había perecido de este mundo.

- “Descanse en paz en manos de nuestro creador” – le dije desviando con un poco de nostalgia al recordar a mi madre también – en esta época todo suele pasar.

Volví a hundirme en sus hermosos ojos que me arrastraban como una ola. Seguida de sentimientos encontrados. Sintiendo que el viento que eran sus palabras, pasaban acariciando mi cabello, tanto que sentí la necesidad de acariciármelos con suavidad.

- Kyoto es una de las ciudades más hermosas, me encantaría regresar alguna vez por allá – hice una breve pausa – pero me temo que no podre contemplar sus hermosos amaneceres… es cuando la magia aparece… - su última pregunta me había parecido un poco irónica – una eternidad – musite casi en susurros – digamos que mucho por algunos asuntos familiares, si queremos que las cosas se hagan bien hay que hacerlas nosotros mismos.

Le dije antes de sonreír, cruce las piernas y me recargue con elegancia en la silla, puse un brazo sobre otro y mis dedos empezaron a acariciar mi rostro.

por **Louis J. Bouquet** Miér Mar 02, 2011 1:00 pm

Le sonreí, mientras daba otra probada al pastel. Y por un momento sentí algo de pena. Intenté ponerme en su lugar. ¿Como sería no poder ver nunca un cielo azul, con un sol radiante en verano? En otras palabras.... ¿como sería vivir eternamente, acompañado de la oscuridad de la noche?

Esperé sinceramente que él tuviera alguien con quien compartir la eternidad. Un compañero de especie. De haber sido yo uno como él.... No se si habria podido estar cerca de los humanos, con mi corazón débil, enamoradizo y cariñoso. ¿A cuantos seres queridos habria tener que visto morir, mientras el seguia impasible al paso de los años? Mencionaba asuntos familiares.... ¿aún tendría parientes cercanos vivos?
-en eso tiene toda la razón. Se ve usted alguien importante y educado.... disculpeme, si lo molesto o lo ofendo... ¿Tiene... mucho... siendo....?
Le miré curioso y apenado, como el gato que era. Deseando que fueran mis dedos los que tocaban esa piel, y no sus propios dedos

por **Asagi Dunkelheit** Dom Mar 06, 2011 5:02 am

Las lagrimas no servían de nada, jamás han solucionado los problemas, pero aquel rostro hermoso, a decir verdad precioso, tan alegre me transporto a lo que antes fueron vivencias y ahora se convierten en secos recuerdos, había mil preguntas rondando mi vida…

No deseaba perderme este momento, sin embargo bien sabia que desaparecería en un cerrar y abrir de ojos como la vida de aquel muchacho, todo tiene un fin, hasta mi efímera eternidad lo tendrá.

El mencionarle lo amargo que había sido mi pasado, seguro arruinaba aquel caramelo que con gusto apreciaba, pero no podía evitarlo, una persona con una sensibilidad como la mía a veces no deja de pensar en….

¿Cómo viven los demás?.... y no pude evitar formular estúpidas preguntas en mi cabeza, que deseaba hacerle….
¿Qué se siente tener los rayos de sol sobre tus cabellos?
¿Qué tanto ha cambiado un amanecer en todos estos años?
¿Qué buscan ahora las personas?
¿Cómo es el amor en primavera?
¿Cómo son los otoños bajo esas cascadas naranjas de sol?
¿Un beso junto algún lago sigue siendo mágico?

“Aun estoy durmiendo”

Qué tristeza la mía, seguía absorto en la negrura del café, mientras él me halagaba, mucha gente así me había dicho lo mismo, mucha gente, buscaba la forma de conocerme, de tratarme.

- Demasiado tiempo… Con exactitud seis mil años… ¿te parece mucho?

A pesar de todo le sonreí, mientras mi voz casi le susurro aquello, que tal vez para muchos ya no era un secreto…

- Morí joven… supongo.

Bromee con eso ultimo, al ver mi cuerpo y echar una carcajada irónica.

<<Doscientos cuatro años>> lleve mi mano a la frente, como si estuviera a punto de llorar, me cubrí los ojos, mientras no paraba de sonreír.

Tantos años y aun siguiendo el mismo camino… recorrido por el mismo pasado, son solo momentos en los que deseaba desaparecer, era tan fácil salir de esta crueldad, solo con salir al sol, pero aun no tenía el valor, era un ¡Maldito cobarde! Y eso me lo gritaba, me lo repetía y me lo reprochaba cada día desde el fondo de mi putrefacto ser… al matar centenares de víctimas para seguir “vivo en muerte”

- Tal vez no sea tan importante, dejo de serlo, cuando las personas para las que lo soy desparecen como polvo en el viento…

Mostré de nuevo mi compostura, mientras terminaba con el ameno café.

por **Louis J. Bouquet** Sáb Jun 04, 2011 2:23 pm

Siguió con la cucharilla dentro de la boca, sin darse cuenta, algo nervioso, por que el pelinegro le miraba en un silencio que se le antojo tan profundo como un instante perdido en las salas del tiempo mismo. ¿Estaría sopesando la pregunta? Que cruzaría por su mente?
Perfecto, Louis, como siempre, eres un idiota. Tampoco es que lo hagas a propósito, pero esa maña tuya de querer saber más de lo que mereces, no es buena. Míralo ahora. A fuerza de la vida que has llevado, sabes que le has dado un ligero pinchazo, aunque sea todo un caballero, y no te lo reclame, solo limitándose a observar la pequeñísima espuma que se forma en el café.
Deberías haber preguntado otra cosa, niño…

-Vaya… pues, para mi si lo es… solo tengo veintidós años…. -Repuso, con una sonrisa timida, pues la suya, tenía un tinte que le encogía el corazón, sin saber el por que. Después negué con la cabeza y cerré los ojos un momento, para después alzar la mirada y verlo a él.

Podría haberle dicho algo, como que el no creía que se pudiera morir. El cuerpo muere, las almas no. Y le importaba un real…! Lo que dijeran los demás, sobre las almas de aquellos que se vuelven hijos de la noche.

Una carcajada…?. Si. ¿Le divertía? A pesar de todo, Louis no pensaba que aquello fuera una condena. No cuando podías hacer cosas buenas, no por tu alma, ni por los demás, si no, por hacer algo de diferencia en un mundo ya mancillado de sangre, muerte y dolor. Pero quizás, también, solo fuera ideales suyos. De un alma cándida y que prefiere vivir un cuento de hadas, antes que la realidad, lo golpee con fuerza. Si, como esa endemoniada cortesana que lo rechazaba.

Dejó al fin a cucharilla con un ligero tintineo y le inclinó sobre la pequeña mesa, acercándose un poco.
- Las almas no tienen edad, son infinitas y no se sujetan a una forma, mi estimado, por ello nadie puede desaparecer, como dice, como polvo, si, su cuerpo se pierde, pero los recuerdos y la esencia, regresan a usted, en las frías gotas de una tarde de lluvia, o en los copos de invierno, en un páramo del bosque…. -le dedicó una sonrisa amable y sin poder evitarlo, estiró su mano aún más, para que sus largos dedos, rozaran su mejilla

por **Asagi Dunkelheit** Jue Jul 21, 2011 10:06 pm

Los recuerdos, ¿Cuántos recuerdos tenía en la mente?, desde que nací, hubo un periodo donde perdí aquello, donde perdí la noción de ¿Quién era?, ¿Quiénes son mis padres?, ¿Qué era? Y mucho más, pero los recuerdos de esos papiros, que escribía cada noche de niño mientras me empeñaba en recordar, se entintaron de rojo un rojo que me marco para siempre, pero no me quejo he podido vivir tan intensamente, como humano, como el ser que soy, es cierto aun tengo ciertos toques de nostalgia en mi poesía, pero ¿Eso importa ahora? No tanto, por lo menos, tenía un acompañante digno que no olvidaría.

Las lluvia, si eso, me transportaba a hermosos paisaje, sentía las gotas en mi piel, mojándome, absorbiéndolas con frescura en medio de la noche y al cerrar los ojos, esas mismas gotas las veía en mis brazos en un panorama de verano, frente al cálido sol, en medio de aquel río precioso y esos árboles hermosos que se mecían con el viento cuando pasaban por sus copas, el azul del cielo se me hacía el propio reflejo de mis ojos. Tenía razón mi compañero, podía morir, podía perder tanto excepto mis recuerdos que son lo más hermoso que puede mantenerme vivo.

Ha sido mucho tiempo y tengo tanto que contar y enseñar, todavía puedo “vivir esta eternidad de otra manera” – Me alegra que piense así, sus palabras me han servido de mucho, la verdad es que valen más los recuerdo, es bueno que yo tenga más lindos que malos, hay muchas fragancias que claro ya no puedo conseguir pero si imaginar, y son las que me traen recuerdos, hermosos y bellos momentos. – Todo era como una tormenta unos días podía descubrir que no sentía nada y en la próxima calma estaba sujeto a muchas cosas, la gente se llegaba a desconocer, pero ¿Qué cosas decía?, si llevando milenios de muerte debía comportarme justo ahora. – He vivido mucho, demasiado que puedo contar mil anécdotas, de todo tipo, espero que su vida sea larga y llena de más felicidad que tristeza Joven Louis. – sonreí al mirarle con tanta atención sobre mí, con esos ademanes que le hacían parecer un pequeño príncipe.

Una persona que no necesita estar en la alta sociedad, porque sus vivencias llenan sus palabras de razón y de aliento, al menos a mí me habían servido – Espero que podamos ir a otro lugar conocer un poco más esta ciudad y adéntranos a sus encantos, como conocernos mutuamente conforme pase el tiempo. – la invitación estaba clara, solo esperaba no asustarle, le anime con una sonrisa sincera que pocas veces mostraba dentro de mi seriedad.

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