El rey, solitario y acompañado peón [Mia]

por **Léonard Deveraux** Vie Feb 04, 2011 4:27 am

-La compra era importante, algo en lo que se basaba el día a día pues podias estar un día sin comprar más al dia siguiente debias de acudir a primera hora...no era distinto de todos los humanos aun cuando mi mirada bajaba al contemplar la pobreza absoluta yo, el que antes estaba allí en la misma situación habia subido escalones, el destino me reservaba algo más importante que ser un mero esclavo de la sociedad, pues, planeaba convertir a la sociedad en mi esclava algún día.

la comida era barata, cuanto más ahorrase más satisfecho me sentía, coloqué mis manos en la corbata que llevaba, aquesta me ofrecia un tono sofisticado que la mayoria de las damas miraba, les respondí con una sonrisa sensual sintiendo la fuerza que los murmullos y los sonrojos me ofrecian, cual si además del dinero necesitase los halagos femeninos...oh, no, no era necesario prescindir de algo en lo que podía destacar.

Ropa, corbatas, tenia alguien que me traia la comida a casa por un módico precio, era la única persona que miraba digamos con ojos distintos como si también fuera un igual ¿quien dijo que el trono del rey solo era para una persona? el rey necesitaba pues de todo especialmente de la ayuda de las personas para conseguir sus tratas, ¿que habria hecho el rey sin sus consejeros? ¿sin sus criadas? ¿sin sus subditos? no sería sino un hombre normal incapaz de pensar e incluso un hombre que aun cuando estuviera valorado por la sociedad no todos le respetarían, los guardias, la mujer a su lado, las amantes, todo era parte de un rey...todo se podia prescindir pero al mismo tiempo resultaba imprescindible-

por Invitado Vie Feb 04, 2011 4:43 am

El día habia pintado bien para la humana, ultimamente las cosas volvian al sitio de donde se habian desacomodado, las poseciones de esta solamente cambiaron un poco puesto con el viaje a Valencia no tuvo ni tiempo de ir por comida o algo parecido, la comida que estaba en casa solo habia servido para amortiguar el golpe de un viaje tan largo pero no para que sobreviviera por mucho tiempo, el dinero se agotaba pero daba gracias que volvería al trabajo, ya tenía vestidos cocidos poer ella misma que el señor Arthur le había encargado, recordaba los enormes paquetes envueltos en papel de color café que guardaban bien de cualquier catastrofe que pudiera ocurrirles, las arrugas eran menores con esto y solo necesitaba un par de listones para que se viera presentable. Hoy solo se dedicaría a comprar la despensa que hacia falta, sus pasos eran lentos pero seguros, la torpeza de la humana habia decendido pero no por eso dejaba de cuidar cada paso, solia mirar por donde caminaba como niña pequeña pero era más seguro.

Sus pasos la llevaron hasta el mercado donde empezó por comprar lo que más amaba, la comida-postre que no podia faltarle en ningún sitió, cogio dos cajas de sus chocolates favoritos y pagandolas se dirigió entonces a comprar algo de fruta, las llegadas tardes a casa por causa del trabajo solo le dejaban desayunar y cenar, la comida se la saltaba y comia panecillos del café cuando tenía hambre, aunque solia dejar eso para el final pues las tardes siempre estaban a estallar de clientes y era la que llevaba más tiempo ahi, los pasos siguieron a un tramo donde unas mujeres murmuraban, un joven apuesto caminaba por ahi dandoles miradas también, a decir verdad era un chico muy apuesto, para que negarlo. Mia quedó algo embobada y rio por lo bajo escuchando lo que las señoritas decían de el chico, vale que parecía que lo desnudarían con la mirada y ella misma no dudaba que lo quisieran hacer personalmente, las palabras se quedaron atrás cuando siguieron su camino y entonces una sonrisa algo provocante se formó en los labios del chico, Mia no queria ser descortés pero eso se le hacia demasiado divertido asi que se acercó y murmuro solo para el.-No debería ilucionarlas bien podrían volver y reclamar sus sonrisas.-Comentó haciendo una pequeña reverencia de saludo y volviendo a caminar haciendo sus pasos un poco más lentos esperando no haber incomodado al chico.

por **Léonard Deveraux** Miér Feb 16, 2011 10:05 am

-Para las personas mundanas aquella monotonía que nos vestía y nos enjaulaba era la misma tan solo yo rompía las cadenas que ataban a la realidad como aquellos rostros de varones que miraban al suelo preocupados de que debian de hacer, yo habia cortejado a tantas damas que incluso el poeta de mis hazañas quedaria horas enteras riendose de aquello. No juzgué demasiado solo sentí que alguien me devolvia la sonrisa pero que tambien se acercaba a mi, no era como las otras mujeres que me miraban entre murmullos esperando que yo fuera a ellas...que me quedara en sus puestos de comida mientras utilizaba mis dotes de galán para poder atraparlas a ellas y a mi comida gratuita que aun ahora no veía en que puesto podía aprovecharme más.

Ella no, aquella dama de paso seguro se acercó a mi envidiando al aire cuando ese discurso salió de sus labios ¿Esperanzas? no las poseían pero todos gustaban de una noche movida, noche que le daría solamente a aquella mujer que habia pasado por mis ojos como una de las unicas que merecian la pena, habia dos tipos de mujeres las que ceden fácil y las que no. Yo optaba siempre por el segundo tipo aun cuando no negaria que mi ingenuidad me habia llevado tantas veces a las primeras que ahora me arrepentía en la justa medida de que eso hubiera sido así.

Jugador empedernido era por eso tomé la delantera situándome unos pasos adelante de aquella mujer tomando con la suavidad que se merecia su barbilla, oh, tal hermosa mujer habia pasado desapercibida a mis ojos en ese mercado absurdo pues si lo hubiera llegado a saber antes habría sido la unica que mereciera de mis halagos-

La esperanza, ellas no tienen tal deseo...quieren ser corrompidas, saben que no me tendrán pero una noche solo eso desean ¿quien está jugando con quien?

-Era un juego de palabras, ella bien sabia que las mujeres solo se conformarían con una noche puesto que yo dejaba claro que el compromiso no era de mi competencia, pero la envidia que ahora poseian las mujeres a esa desconocida prolijaba una sonrisa en mis labios, el primer toque de la astucia era que las demas competidoras se dieran cuent de quien estaba en mis ojos, muchas desistirian pero otras aprovecharian para coronarse como un objeto más para mi. Me fijé en los labios de aquella mujer pero algo me impedia besarlos por eso volvi a imitarla solo que esta vez tomé su mano enredando mis dedos a los suyos con una sonrisa de medio labio tan sensual como erotica-

Ya que no tienes esperanzas y yo no pienso dartelas ¿porqué no compramos juntos?

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