No hay donde ocultarse en la superficie de agua [privado][+18]

Era de noche, la luna en todo su esplendor se reflejaba dentro del lago. Se veía muy hermoso, pocas veces había venido al lago casi siempre admiraba la luna en un lugar fuera del agua. Nunca me había detenido a pensar el por qué, la vista era hermosa, no había mal tiempo, y como no había gente, podría alimentarme pero… no puedo tomar sangre de humanos.
Había jurado que nunca, por ningún motivo tomaría sangre humana. Luego de aquella vez, no puedo seguir asesinando gente por no controlarme. La sangre de animales solo me mantiene viva pero tengo que alimentarme con más frecuencia de ella, necesito sangre humana. El encandilamiento seria de bastante ayuda.
Un borracho caminaba, gritando cosas trilladas y sin sentido. Lo más probable es que viniera del burdel o del bar, sería bueno tomar sangre pero estaba llena de alcohol solo harían la sangre nefasta y con un sabor horrible, la sangre de los borrachos no me agrada tiene un sabor raro, deje la oportunidad pasar esperando otra.
Dudaba que viniera otra oportunidad… si definitivamente lo dudaba
Momentos después alce la vista y vi a un joven humano caminando, lo voltee a ver con los ojos prendidos en el deseo de sangre. Lo llame, el vino hipnotizado. Sería terrible si alguien nos viese así que solo me apresure. Encaje mis colmillos como dagas dentro de su muñeca bebiendo el liquido de su ser, era mágico el néctar caliente pasando por mi garganta recupere mis fuerzas casi al instante. Me había faltado beber sangre humana desde hace mucho, aunque rompí un juramento no me arrepiento de eso.
Le volví a hablar al joven diciéndole que volvería a su casa y olvidaría lo sucedido, no falto mucho para que diera la media vuelta y se retirara. Cuando se fue, quise maldecir disfrute romper un juramento. Camine hacia el lago viendo mi reflejo para acto seguido sumergir los pies dentro del lago. Otra persona venia, ni idea de quien fuera, estaba de espaldas como lo iba a ver pero antes de voltearle a ver limpie la sangre de mi boca.

Me encontraba vagabundeando por la laguna, hacía un buen tiempo de frío pues aún estabamos en invierno, pero el aroma de sangre fresca me llamaba más la atención en aquellos momentos, el ser detective no me daba la placa de ser policía, y para ser honestos me encontraba tras una 'chica' que llevaba en ella impregnado el olor a sangre, lo cual no acababa yo de entender....

Aquella chica que tenía de espaldas frente a mí olia a sangre fresca, si, pero no olía como uno de nosotros, al menos claro, que fuera un vampiro, era completamente raro y extraño poder pensar en éso aunque por mi profesión siempre era difícil saber en que momento me encontraba con un ser diferente a mi mismo, me los encontraba pero era rara la vez que lo hacía.

Seguí adelante, auque sumamente cuidadoso, no solía prejuzgar a pesar de que el estuche fuera demasiado peligroso, podria transformarme y salir de ahi o atacar, todo dependería de la disposición de aquella dama, y de sus modos de alimento, si es que era una vampiresa.

Sonreí internamente ese hombre se acercaba con cautela inspeccionándome minuciosamente, así que solo me deje caer de espaldas provocando un respingo o eso creí ver.

-creo que te asuste- lo miraba de cabeza, olía a el olor de un animal impregnado en su ser. Lo más probable es que fuera un cambia formas o algún licántropo.
Tratándose de alguno de ambos debería ser cuidadosa en caso de tener que pelear, y aunque fuera así solo lo dejaría plantado en medio combate. No hay ningún caso en pelear. Contemple sus ojos un momento eran de un verde bastante profundo así que se trataría mas o menos de un felino o de algún reptil.

-Shh tranquilo- moví un poco la mano y levantándome del frio y áspero suelo. Una vez de pie estire mi cuerpo en un movimiento leve, además de que también sacudí mi ropa un poco llena de tierra.

Insinuó que me había espantado a lo cual sólo dibuje una sonrisa amistosa, no había nada de que preocuparse, o por lo menos no ahora, aunque la sangre fresca que invadía el aroma de su cuerpo llegaba hasta mí de golpe a cada briza que había en el ambiente.

-No tiene por que preocuparse mademoiselle, que no me asusta, y si estoy tranquilo, lo único que pudiera inquietarme es el efluvio que recorre su cuerpo, el efluvio de sangre fresca-Dije aun con la sonrisa en mi boca, puesto que sabía que los vampiros se alimentaban de sangre humana, no podria haber otra manera de que pudieran ser las cosas, ademas, eso no sería por mucho un problema, a que deseara mi sangre por igual, contaba con que su apetito de sangre ya estubiera satisfecho.

Sonreí de manera burlona, si, olía a sangre pero nada de qué preocuparse. Todavía no he matado a nadie, por ahora. Insinué que se había espantado, la vista solo crea espejismos que engañan, debí haberme fiado de mi oído.
-¿Te incomoda el olor?- pregunte de una manera sincera
EL pequeño tigre creía que bebería su sangre, debería estar tranquilo. No beberé hasta dentro de tres días, no beberé nada por ahora. Nunca había entendido la procedencia de los cambiaformas, bueno tampoco entendía mi procedencia. Era bastante divertido ver sus reacciones, nunca vi a alguien tan amenazado solo por un olor a sangre. También se notaba que tenía bastante disposición de pelear si así se requería.

Burlona aunque sexy, me gustó la manera en la que se expresaba, a estas alturas ella seguramente sabía de mi naturaleza, ser cambiaformas,

-No me incomoda, es unicamente por que estas impregnada completamente de él, es tu naturaleza, y a mi...-Hice una pausa, ya que pensaba en decirle 'me importa un comino' pero era un caballero y no me podía pasar el tiempo insultando o haciendo ver que quería pasarme de listo cuando no era de ninguna manera lo que quería hacer ni mucho menos.

-Deje me presento demoiselle, mi nombre es Ilhan Istenek, un verdadero placer-Me acerque a la dama sin bajar la guardia, sonriendo y ofreciendo mi mano amablemente para saludarla, haciendo una reverencia.

-Tranquilo pequeño tigre, no pienso comerte por ahora- lo observe de pies a cabeza, era bastante atractivo pero muy desconfiado. Bueno no se puede ser todo en la vida.
-Tanto tú como yo, sabemos que puedo leer tu mente así que no pasas desapercibido- camine hacia él, seguí observándolo parecía un buen partido y de sangre tentadora. Pero no pensaba en darle un trato tierno si seguía con esa disposición de pelear. Estire mi mano hacia la suya para corresponderle el saludo.
-Ginebra le Bousier, encantada- le di una sonrisa tranquilizadora, mi personalidad se adecuaba conforme a la persona con la que me encontraba hablando o conviviendo.
-así que soy burlona pero sexy, he, ihan- pregunte con una mueca juguetona

al parecer podía leer mi mente, estaba un poco en problemas, pero al parecer sería un poco raro tener que pensar y hablar, en fin, era por bien conocido los raros dones que podría tener un vampiro.

-Disculpeme por eso hermosa dama, debería saber que es una mujer sumaente hermosa-Pude decir encogiendome un poco de hombros y realmente avergonzado.

-Y no tengo miedo de que me coma aunque es un alivio que no piense hacerlo en estos momentos-La realidad era que me gustaba ser tal cual era y no estaba interesado en convertirme ni en vampiro ni en algun tipo de donador de sangre.

-El placer de conocerla lo tengo yo mademoiselle-Sin duda una vampiresa hermosa y aunque no podría evitar extaciarme con su presencia era un poco obvio que tampoco podría dejar de pensar en lo hermosa que era

-Si, es bastante raro Ihan-

La telepatía en veces era agradable, saber que están pensando otras personas y si tenían malas intenciones. Lo desagradable era tener que oír inconscientemente tantos pensamientos a la vez. En un lugar tan callado y tranquilo era normal que ese tipo de poder se manifestara normalmente.

-No tienes que disculparte y mucho menos avergonzarte- Solté una pequeña risilla de mis labios, estaba muy avergonzado. No podía enojarme, era normal ese tipo de pensamientos de un hombre joven.

-Tampoco pensaba convertirte en donador- no necesite leer su mente para saber eso, era bastante obvio que pensara eso –Eres alguien con mucha autoestima, Ihan. Pero hasta el más grande cae por la sobrevaloración- comente un poco sincera observándolo más detenidamente, reí un poco al darme cuenta de algo. Se sentía excitado, no sé el por qué pero supongo que es obra del encandilamiento.

Definitivamente era por el encandilamiento, era atractivo y lo sabía muy bien, no aprovecharía ese don para tener a alguien atontado por mí, no sería mi manera de pensar. La distancia entre nosotros poco a poco se acortaba, no pude evitar sentirme nerviosa. No quería no pensar lo que podía pasar si ese don seguía hechizándolo.

-A donde tu desees, no hay ningún problema- hasta cuando por fin lo tuve cercas de mí, fue cuando observe sus grandes ojos que denotaban un gran deseo. A veces era un fastidio tener el encandilamiento y no saber cómo usarlo o evitar que aparezca.

- Como dije antes, a donde tu desees- estire mi mano hacia su rostro y acaricie un poco su rostro, me sentí culpable de tenerlo así mientras él no sabía qué pasaba. Del porque su cuerpo actuaba solo y tambien por que apesar de ver como se encontraba, seguia admirando lo atractivo que era.

-¿Ihan?- pregunte un poco preocupada por su comportamiento, mientras trataba con todas mis fuerzas tratar de ahogar el encandilamiento aparte de mantenerme firme ante su mirada, que parecía que me dejaba débil e indefensa, como… si todavía fuera humana.

-¿Te sientes bien Ihan?- pregunte de nuevo un poco incrédula, antes había sido muy desconfiado y ahora se confiaba como si fuera alguien que estuvo con el toda la vida. Es sumamente extraño y no logro entenderlo.

El seguía contemplándome, me despojaba de la poca firmeza que tenía en esos momentos a causa de su mirada. Me acerco mas a él, instintivamente lo abrase refugiándome en su ser, como siempre yendo a la boca del lobo pero fue lo último que pensaba en esos momentos solo podía pensar en calmarlo.

La punta de su nariz rozando por mis labios, me provoco un poco de cosquilleo. Fue por algunas veces pensaba que solo lo veía como un juego, debía ser eso. Me distraje un poco viendo hacia el horizonte, seguía sintiéndome culpable. Ihan era un buen hombre, aislado pero buen hombre no podía manipularlo inconscientemente por el encandilamiento.

Si lo admitía me gustaba, me gustaba su olor, su sonrisa, sus ojos. Todo de Ihan. Fuera lo que fuera o cuanto el me atraía, no podía jugar con el de esa manera. Sin embargo, no era algo que yo hacía por gusto. Otra cosa, Ihan podía tener pareja no podía darle el lujo de engañarla y mucho menos quedar como segundo plato. Me daría vergüenza y me sentiría usada para una pasión de una noche.

-No hay nada que complacer- dije en un susurro que fue casi para mí misma.

Me distraje de nuevo, buscando los ojos verdes de Ihan. Cuando me di cuenta el se encontraba besándome, un beso tierno y tímido o al menos así lo vi. Instintivamente correspondí su beso volviéndolo más fluido y más pasional, no sé cuanto duramos en ese beso pero me pareció eterno comparado con los siglos que he vivido. Me separe del beso a regañadientes por falta de aire y momentos después recupere la cordura.

-Ihan… no…yo….- no podía articular palabra alguna, sin encontrar mi cara a causa de mi inmadurez, me sentía tonta.
-De verdad me gustas pero… debes tener pareja ¿cierto?- pregunte volteando a otro lado un poco sonrojada.

Con Ilhan me sentía débil e indefensa, como si necesitara de una protección que solo él podía brindarme. Un cariño tierno y sincero era el que yo misma le brindaba, quería…no… deseaba, anhelaba que este momento no se acabara. Seguir estando con él, ofrecerle el cariño que su alma necesitaba.

Tome su rostro entre mis manos y lo acaricie levemente, antes de depositar otro nuevo beso en sus labios. El me atraía mucho, pero no sabía si podía estar con él. Aunque yo lo quisiera.

-Ilhan, yo me siento de la misma manera- Seguí acariciando su mejilla mientras estudiaba las facciones de su rostro, talladas por los mismos ángeles. Un atractivo sin igual ni nada que se le compare.

Cuando sus ojos azules se llenaron de impotencia, mi alma y corazón se partieron en dos. No deseaba verlo de esa manera, nunca. Acerque a Ilhan hacia mi cuerpo en un cálido abrazo, ofreciéndole mi protección y apoyo.

De la nada comencé a ver los recuerdos de Ihan y como una figura pasaba por su mente, una mujer muy atractiva. No pude evitar sentir una punzada de celos y de tristeza. ¿Solo me estaba utilizando para recordarla a ella?, de nuevo el engaño a pensar de qué huyo de él, tarde o temprano vuelve hacia mí. Al acordarme de todo ese dolor acumulado varias lágrimas salieron de mis ojos cayendo hacia el suelo.

-Ihan, cielo…mírame- mis ojos seguían un poco llorosos pero no para evitar hablar
-Yo no soy Evelyne, no sé quien sea. Ni tampoco sé quién es Ginny- No entendía por qué me dolía pronunciar esos dos nombres, debía estar confundiéndolo todo. Los celos empezaban a salir a flote dentro de mí. –Yo solo se… que quiero estar contigo- sentencie mientras apartaba unos mechones de cabello de sus ojos, de sus hermosos ojos.

Sentí un pequeño jalón y cuando me di cuenta estaba entre sus brazos, mientras que el me daba caricias que nadie me había dado con tal devoción. Experimentar el recorrido de sus feroces besos sobre mi piel, era algo exquisito. Solté unos pequeños suspiros de placer, busque su rostro y cuando lo encontré, lo bese de nuevo un beso muy apasionado. Que ambos deseábamos. De sus labios baje por su cuello, primero dando besos tiernos, seguidos de mordiscos y al final deje rosar mis colmillos por su cuello, no pensaba quedarme atras. Al orientar mi mirada hacia la suya, se cruzaron. Viéndonos fijamente. Le di un pequeño beso en su frente apartando sus cabellos a la vez.

-Solo quiero que seas para mi, Ilhan- le susurre junto a sus oídos, con un todo provocador y a la vez seductor, que nunca había visto en mi.
-Creo que esto debiera ser en un lugar más intimo, ¿no lo crees así?- Empeze a sentir un calor dentro de mí y a sentirme muy excitada con solo tener a Ilhan a mi lado. Tenerlo frente de mi, quererlo, amarlo… de todas maneras posibles.
-Bueno solo digo, mi hogar no está muy lejos de este lago-

Ilhan era muy tierno conmigo, algo que yo buscaba desde hace mucho pero por alguna extraña razón ya no. Seguí mirando esos ojos que me cautivaban, de un color tan azul como el cielo.

-Tranquilo, me gusta que me llames Ginny es bonito viniendo de ti- Nuevamente hubo otro beso que respondí con el mismo fervor. El nombre que ahora me había puesto, Ginny, se parecía a otro que me había puesto mi antigua pareja del siglo pasado, Alexei, siempre que el se acercaba me llamaba por el nombre de Gina, y mi padre me decía Ginnette a causa de la conjunción de mis dos nombres Ginebra y Annette. Nos separamos después de un rato por falta de aire.

-no importa- trate de calmarlo acerca de sus pensamientos –Aquí no viene mucha gente es la contraparte del lago, casi nadie viene aquí porque es donde se concentra más la población de animales que habitan en el bosque. Aparte de que si vinieran no me importaría lo que dijesen de mi, ellos no han tenido la oportunidad de tratarme y yo tampoco con ellos. Y no se a que te refieras con digna de admiración, no hay nada que admirar-

Comencé a recordar todas las personas que había matado, muertes sádicas. Unas menos que las anteriores. Tome la mano de Ilhan y a guiarlo al centro del bosque donde los arboles eran tan espesos que no permitían la entrada de la luz solar.
-Creo que te imaginas porque vivo por aquí-
A la lejanía se veía una casa demasiado grande, una mansión, la luz de la luna se alcanzaba a apreciar con mucha claridad
-Lo único malo es que tengo que cuidarme de los licántropos que se transforman por este lugar- sonreí riendo un poco, no les tenía miedo pero me divertía huir de ellos. Abrí la puerta de la casa sirvientes se apresuraron en recibirnos, nos veían atentos de seguro se les hacia raro que trajera un hombre a casa, a la par Rossella me veía con desaprobación.

-Tranquila Rossella, es un invitado mío y además desde hace rato debieron haber salido hacia sus hogares- Rossella era una mujer de edad avanzada, un poco rechoncha y enojona pero yo la consideraba como una madre que nunca tuve.

-Estábamos un poco preocupados porque hoy es noche de licántropos, la luna llena está en su mayor esplendor en el cielo- la mujer comenzó a analizar a Ilhan minuciosamente, como si fuera digno o no de estar conmigo o al menos esa era la intención de Rossella.
-Gracias por su preocupación pero creo que se cuidarme un poco, bueno creo que por el peligro se quedaran a dormir aquí. Pero por favor no habrán las cortinas- dicho esto se fueron todos dejándonos solos a mí y a Ilhan.

-Tranquilo las paredes son tan anchas que no se oirá ningún sonido ni mucho menos- lo tome de la mano por segunda vez y lo hice entrar en una habitación, en ella había muchos cuadros y pinturas, había una arrumbada en la esquina de la habitación. Era un cuadro que había pintado con Alexei de modelo.
-Me gusta mucho este lugar- en la otra esquina de la habitación había un piano, donde me senté para tocarlo un poco.-Cuéntame algo sobre ti-

-Le gustaste mucho a Rossella- reí un poco divertida –Conociéndola ya ha de estar pensando en boda- Seguí riendo por todos los pensamientos que tenia Rossella cuando miro que Ihan deslizaba su mano hacia mi cintura, nunca había visto ese lado de Rossella.

Mientras hablaba con los criados, sentí la mirada de Ilhan un poco confundida por el asunto. ¿Tenía que ser grosera con ellos? , no era de mi naturaleza ser maleducada con cualquier persona, aun cuando sea de cualquier clase social. Comprendía que en cualquier momento podía terminar mi fortuna y caer en la bancarrota. Muchos de los criados estaban ahí por cuenta propia, otros porque me debían obediencia y algunos deseaban que yo les diera la inmortalidad.

Sonreí cuando el pequeño tigre empezó a besar mi cuello, apartando mi cabello a la vez y besar dulcemente mis orejas. En la mañana no dormiría en ningún momento si seguía con este coqueteo, hasta que fuera otra vez de noche pero ¿a quién engaño? Me gustaba mucho que actuara de esa manera.

No pude evadir el huir de él como si fuera un juego, me deleitaba ver el rostro de frustración que montaban los hombres. Era divertido y más cuando lo veías como un juego. Toque un poco para él, los siglos que transcurrían sobre mi vida en más de mil ocasiones me dieron la oportunidad de mejorar en mis artes manuales. El se unió junto conmigo para seguir una melodía constante. Un poco después se volvió hacia mí, tomo mis manos y las junto con sus labios en un beso tierno a lo cual solo sonreí.

Escuche todos sus pensamientos corrompidos que tenía en este momento, me divertí un poco con eso. El espacio entre nosotros se estrecho, el me beso y yo lo correspondí con el mismo fervor con el que me lo había dado, su brazo se escurrió hacia alrededor de mi cintura pegándome más hacia él. Me separe de su beso, pensando un poco las cosas.

-No, aquí no- sonreí un poco burlona y corrí de la habitación, obligándolo a seguirme. Galope por un corredor muy largo, llegando a una escalera de caracol. La subí habilidosamente sin hacer ningún ruido, ansiaba ver si Ihan podía igualar esa agilidad.

Cuando el ya se encontraba arriba junto conmigo, me adueñe de su mano y comencé a jalarlo recorriendo el pasillo mientras reía como si hubiera hecho alguna travesura. La habitación a la que nos dirigíamos quedaba al final del pasillo. Una vez ahí, deslice mi mano a la perilla y la abrí. Era el cuarto más oscuro de toda la casa, cortinas color carmín y una larga cama con un edredón color vino.

Un tercer asalto se dio, Ilhan me acorralo hacia la pared proclamando la piel de mi cuello de su propiedad. Deje que tomara terreno por un pequeño tiempo, demasiado reducido. Invertí los papeles, busque su rostro y lo bese con una pasión desenfrenada, mientras deslizaba mis manos y empezaba a desabotonar su camina, botón por botón, apaciguando el momento. La camisa termino en el suelo, acaricie sus hombros anchos, brazos poderosos y su fuerte torso. Sintiendo su olor, saboreando su piel y oyendo su voz.