Conejo ¿donde esta el buen servicio? [Privado]

por **Yohann V.Wood** Jue Mar 17, 2011 1:22 pm

-No queria que su sirviente tuviera que comprar todos los dias, ya le habia dicho que era independiente no uno de esos amos estupidos que todos los dias necesitaban algo, algo en lo que se llevaban bien ella y él era que no tenia necesidad de fingir que le gustaba porque lo hacia, era perfecta para él...Yohann no se consideraba un inepto a la hora de comprar pero tenia un ligero defecto que todo le caia mal de aquellos insectos los modales, la limpieza, todos los modales que eran requeridos desde una primera instancia aquellos que por ser mas barato todos creian que tenian el dercho de saltarselos.

Perdio de vista por un minuto los modales empujando a varios hombres que iban por delante, no estaban comprando solo hablando de los planes para la noche ¿interesaba? sintio que algunos ojos le miraron esperanzados por haber eliminado a los obstaculos del camino, ignoro la mirada de las personas para colocar las manos en los bolsillos y mirar toda la comida que habia alli aunque pensandolo bien tenia comida de sobra en su alacena solo se le habia antojado un poco de conejo algo que se le daba muy bien hacer.

Era un buen cocinero ¿como? pues cuando en una casa nadie te hacia nada salvo tu debias de aprender a saberte amo y dueño de todo lo que te rodeaba pero primero iba la sipervivencia ¿cual podria ser sino la de comer? no podias reponerte o gobernar el mundo hambriento, asi que desde pequeño habia aprendido a cazar, a ser cruel con sus presas, a comerselas incluso con orgullo mientras se sentia como de nuevo superior, miraba los conejos con las manos en la espalda mordiendose el labio inferior reconociendo que la carne no era precisamente demasiado buena, ni en el primer puesto ni tampoco en el ultimo-

por **Laura Juliet Bianchi** Jue Mar 17, 2011 10:35 pm

Había escuchado a mucha gente decir que una mujer, para obtener aquel nombre debía cumplir con ciertas características.
Debía tener porte, ser elegante, conocer del mundo y sus lenguajes, leer mucho, tejer, saber bailar...
Bueno, yo quizá no cumplia con un par pero, si a algo le encontraba placer era a dedicarle tiempo a la cocina.
La repostería la encontraba fascinante, aunque fuera mal visto que una chica como yo estuviera en la cocina, 'mi dama de compañia' o mi amiga como me gustaba llamarle, Martha, me llevaba tomada del brazo mientras andabamos por el largo pasillo repleto de comida, de productos que se veían atractivos y repugnantes pero bastante interesantes.

Así andaba, buscando más ingredientes dulces o decoraciones frutales para los pateles.
Llevaba unas fresas y un par de hierbas frescas en una pequeña cesta tejida mientras andaba, hasta que Martha se detuvo en uno de los puestos a buscar hierbas para té y yo paseé la mirada por el mercado, encontrandome con un chico alto, apuesto que parecía obstinado en encontrar algo.
Como era mi costumbre, miré al jovén por un par de minutos detenidamente sin darme cuenta que podía parecer algo grosero o quizá extraño pero tan solo lo miraba, ¿qué hacía un joven como él por estos rumbos?
Bueno, esa era una pregunta que aplicaba para ambos.

por **Yohann V.Wood** Mar Mar 22, 2011 12:11 pm

-Se imaginaba a poco mas que mirase las carnes como ligeras moscas abandonaban la carne aunque fuera solo imaginacion suya estaba completamente asqueado, vió como a su lado una mujer de anchas caderas tomó sin dudarlo uno de los conejos pagandole con algunas monedas, sintio tal asco que demoro en volver la vista hacia otras de las carnes pues no deseaba para nada tener la delicadeza de mirar "manjares" de ese tipo.

Muchos que veian a Yohann pasar debido a sus ropajes para nada baratos exponian incluso sus mejores piezas no teniendo en cuenta las señales de asco del hombre, era una de las ventajas del dinero que aun cuando tu apariencia no fuera de la de un hombre del todo integrado en la sociedad mientras tuvieras dinero todo carecia de importancia para aquellos hombres y mujeres asentados en sus puestos dias y noche, no sentia pena por ellos sino todo lo contrario.

"Cada quien tiene un trabajo en el mundo, debe de cumplir con él" pensó elevando el mentón dejando que sus ojos golpeasen friamente los de una mujer de apariencia delicada, ¿Se escondia? eso daba a entender desde el punto de vista de Yohann que permanecio inerte con las manos trás la espalda deteniendose incluso en mitad de camino sin importar si la cama era suya o de otra persona. Tras unos cuantos toques que de nuevo fracasaron en hacerle llamar la atención él solo se acerco ante aquella mujer.

A muchos seguramente atraería su fisico, su belleza seria una delicia para los hombres de puestos altos, pero para Yohann era una mujer mas que le estaba mirando de una forma que no le gustaba, se debatio internamente de si llamar su atencion bruscamente, o si ser amable, un caballero pues siempre habia aprendido de las damas que debian de ser tratadas como diosas-

Mademoiselle ¿conoce un sitio donde pueda comprar sin el peligro de que una rara enfermedad atesore mi cuerpo?

-Se inclinó delante de ella, sin dejar en ningun momento abandonados aquel fino hilo de conexion entre sus ojos y los de Yohann que era quien le habia atraido hasta asegurar que aquella mirada y aquella distancia fueran el comienzo d aquella charla-

por **Laura Juliet Bianchi** Lun Mayo 23, 2011 4:42 pm

Miraba a aquel muchacho de gracia & elegancia que se hacía notar entre el humilde pueblo, sus aires masculinos, su porte, su vestimenta.
Era apuesto, incluso quizá un tanto encantador pero, la manera en que veía a cada persona, como sí todos estuvieramos ahí parados para ofrecerle un servicio.

Entonces se acercó a mi, quizá tenía razón, no era lo más propio mirar fijamente a ningun hombre o caballero, debía mantenerme discreta en toda ocasión, ser una dama.
Lástima que era más bien una doncella con demasiada curiosidad.
Escuché su pregunta mientras miraba sus ojos.
"Pues, eso dependerá de lo que usted considere 'una rara enfermedad.'" respondí con una sonrisa amable y el canasto que llevaba en el brazo, llena de pequeñas frutas frescas para decoración, quedo al descubierto al tan solo levantar la pequeña manta a cuadros que les cubría.
Volví a cubrir la cesta y levanté la vista hasta dar de nuevo con sus ojos.
"Disculpara usted mi intromisión pero, ¿qué desea encontrar?"

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