I walk this empty streets on the boulevard of broken dreams [ Len Cupcake]

por **Natalie Di Giovanni** Dom Mar 20, 2011 8:49 am

Corría por los pasillos obscuros, sin ningún fin. Malditos pasillos, malditos sean- pensaba. La obscuridad se apoderaba de la escena, no tenía escapatoria. Sabía que alguien me perseguía pero quien? Quién era capaz de hacerme esa atrocidad? Que quería de mí? Por qué yo?- No hay una ~~jodida~~ puerta por acá? – grité mientras corría. Increíblemente no me cansaba. Un par de injurias más cuando vi algo a lo lejos, que al acercarme más pude distinguir bien. Un picaporte dorado, como si fuese hecho de oro, rogaba para que lo girase y abriese aquella puerta… Antes de ser atrapada, secuestrada o no sé, solo sabía que tenía que escapar lo más pronto posible. A unos centímetros de abrir la puerta… casi alcanzando el picaporte cuando escucho una melodía que creía reconocer. Un sonido suave y dulce se apoderaba de todo. Abrí la puerta con lentitud, era pesada y me costaba bastante. El ruido se hizo más fuerte e intenso. Era continuo e igual en cada vez que se escuchaba, similar… similar a mi reloj despertador.

Pegué un salto de mi cama y comencé a buscar con los ojos entreabiertos el reloj para apagar la alarma. Parecía que estaba sonando hace rato, y al mirar la hora pude afirmar aquella hipótesis. Suspiré mientras lo miraba. Si al menos tuviese alguna especie de apagado automático o algo similar… al menos con eso mis sueños no tendrían intriga y pudiese descubrir que había detrás de la puerta. Pero ni eso. Suspiré y puse la radio para comenzar y tener alguna noticia del día. Era lo que me ponía de buen humor, una buena táctica que había aprendido desde que llegué a Paris. A veces me costaba entender su idioma, pero muy de a poco iba entendiendo más. Tarareando en voz baja y sin hacer mucho alboroto me peine el pelo, trenzándolo y atándolo con una cinta negra y un mono para terminarlo. Cantaba mirándome al espejo y viendo los gestos que hacía, como si fuese la protagonista de un gran escenario. Egocéntrico? Un poco. Siempre lo fui y el estar ahí no me haría cambiar en absoluto. O al menos no cambiaria los rasgos esenciales de mí. Luego de dar muchas vueltas para ver que ponerme, me decidí por algo clásico pero pasable, simplemente no daría mas vueltas al asunto o me pasaría el día perdiendo el tiempo con eso. Si ya lo sé, cuando me levantaba de buen humor me gustaba verme bien y aprovechar esos puntos a favor. Nunca están de más, y aparte… que más iba a hacer en un fin de semana? Miré la hora con curiosidad y decidí que era hora de un buen desayuno. Un par de tostadas y café y ya era suficiente. No solía comer mucho en el desayuno, aunque bien, se decía que era la comida del día en la que más se debía comer : desayuna como reyes, almuerza como príncipes y cena como pobres. O al menos lo que cada uno pueda llegar a tener en el día. Con suerte yo contaba con las tres.

Había un sol hermoso, brillando y colándose por las rendijas de mi persiana que aun seguía baja. No vendría mal un poco de fresco aire. Me desperecé sonriendo e intentaba pensar a donde salir luego del almuerzo y de asear un poco la casa. Quería tener una tarde tranquila, o al menos que no fuese aburrida. Piensa ,piensa, piensa… tendría que ir a un lugar donde no haya ido antes, para poder conocer ya que estaba. Nunca terminaba de conocer cada escondrijo de aquel sitio. El bosque? No, quién iría allí? Quería tranquilidad, no soledad. Lotería, iría al centro de paris, e intentaría conocer un poco la plaza tertre. No había tenido la oportunidad de ir hasta allí desde mi llegada.

Mientras me encaminaba hacia mi destino, y luego de haber almorzado pastas, me preguntaba que estarían haciendo mis amigos en Italia. Solía contactarlos de vez en cuando, pero muchos solían confinarse a días de aburrimiento dentro de sus casas o pasaban días y días estudiando. Entre uno y otro pensamiento, llegué finalmente a dicha plaza. Habían bastante personas, generalmente parejas que pasaban el día muy a lo romántico, como en las novelas. Comencé a recorrerla a paso lento y pausado, aunque más que ver su arboleda y demáses, me ensimismaba en mis pensamientos, casi hasta dejar de ver por donde iba.

por **Len Cupcake** Dom Mar 20, 2011 10:12 am

Dentro del barrio de Montmartre, a unos metros de la basílica, estaba la Plaza Du Tertre, que forma parte de uno de los lugares más conocidos por los bohemios. Es una plaza prácticamente cuadrada, rodeada por grandes árboles y protegida por edificios... cafés, restaurantes...
Lástima que esta plaza tubiese ese renombre debido a que en la Edad Media ahorcasen allí a los malhechores... nunca llegué a entender porqué las gentes del poblado acudían a contemplar la atroz escena como si de un espectáculo se tratase. Pasé por la Casa de la Madre Catarina, donde un número seis señalaba la dirección otorgándola de un nombre propio.
El ambiente olía al vino cosechado en las viñas de Montmartre, los pintores retrataban los rincones menos ajetreados de la plaza, y las gentes paseaban alegremente charlando y sonriendo, adornados con sus mejores galas.
Cegado por el brillo resplandeciente de las paredes blancas de la Basílica de Sacre Coeur, cuyas paredes están repletas de los nombres inscritos de las gentes que donaron en las colectas para construir éste edificio tan hermoso, me senté en un banco donde descansar la vista y quitarme la chaqueta, pues hacía demasiado calor aquella tarde.

De pronto mi corazón comenzó a palpitar sin ningún motivo aparente. Mis ojos se posaron en una chica pelirroja que paseaba observando cada detalle a su alrededor. No pude apartar mi mirada de aquella chica, y no me podía explicar el porqué. Intenté disimular, fijándome en las ramas de los árboles donde los pájaros componían sus sonetos indescifrables. Volví a mirar a la chica, y esta me estaba mirando. La verguenza me asaltaba en la tonalidad roja de mis mejillas. No quise perder el control, y me quedé inmóvil e impasible, esperando a que todo aquél momento pasara rápido.

por **Natalie Di Giovanni** Dom Mar 20, 2011 2:05 pm

Ni bien recorrí un primer tramo, sucedió algo eventual, que jamás me había pasado con anterioridad. Sentí que algo o alguien me observaba. Era una sensación rara que a veces solía tener luego de ver películas de terror o cosas por el estilo. Como si volviese a la pesadilla de hoy a la mañana, solo que esta vez, no sentía la necesidad de escapar, de correr. Giré un poco mi cabeza, sacando mi mente de cada pensamiento que hasta el momento había tenido, para poder confirmar si era solo una ilusión mía o realmente estaba ocurriendo. A mi derecha, no muy lejos, había un joven sentado en el banco cuya mirada se encontraba con la mía. Me pareció no estar equivocada, pero quizás era simple casualidad de la vida. Miré hacia el suelo, hice unos pasos más pisando hojas secas sobre el suelo, y volví a mirarlo para comprobar si seguía mirandome. De no ser así, nuestras miradas se habrían cruzado sin querer y todo hubiese sido un mal entendido. Pero al volverlo a ver, el seguía persistiendo con su mirada.

Frené repentinamente mi andar, y no pude quitar mis ojos en él. ¿Acaso alguna vez alguien me habría cautivado de esa manera? No entendía mucho la situación. Una frase se me vino a la mente, de esas de los cuentos de hadas… Amor a primera vista. Se dice que eso existe, incluso algunas investigaciones han diagnosticado que el amor a primera vista es posible. Claro, tampoco hay que dejarnos engañar: a todas nos gustan los chicos guapos, pero también cuentan los sentimientos ¿o no? Por supuesto que sí y es este primer flechazo el que nos lleva a querer conocer más a la persona y es ahí en donde nos damos cuenta que la persona es compatible con nosotros o no. Seguía atornillada al piso, no sabía en realidad que hacer. Si le hablaba quedaría como toda una atrevida… y hasta quizás estuviese equivocada y hubiese entendido aquella mirada de manera errónea. Pero si no le hablaba… me quedaría con la intriga de lo que pudo haber sido.

Nunca había sido de esas chicas tímidas que no sabían como hablar con alguien guapo. Siempre era de las simpáticas con las que entablar una conversación era de lo más fácil y llevadero. Pero esta vez podría haber jurado que no sabía como reaccionar… mi corazón estaba un poco agitado, pero no lo suficiente como para perder el control de la calma. Sin querer estaba obstruyendo el paso, un anciano me pidió amablemente que me corriese, por lo que acepté sin pensarlo más de dos veces. Al menos eso me había distraído por unos momentos. Ni querría pensar lo que aquel chico pensase de mí si me viese desde su lugar.

por **Len Cupcake** Dom Mar 20, 2011 2:36 pm

Paré de mirarla, me removí el pelo para disimular un poco mi nerviosismo, pero no pude. ¿Quién sería esa chica? ¿Qué estaría pensando de mí? Un miedo nervioso me hizo levantarme de golpe. No sabía qué estaba haciendo. Me había vuelto loco... si, estaba completamente ido. No quería caminar hacia ella, pero mis piernas no respondían a mis pensamientos. Mi cuerpo contra mi mente, que lucha tan absurda.
A cada paso me iba poniendo más nervioso, pero aún así me acercaba a ella sin apenas mirarla. Disimulaba mirando hacia las paredes de los edificios que rodeaban la plaza. Nunca me había pasado nada igual. Mi corazón traqueteaba como los cascos de un caballo al correr sobre el piso. No sabía qué hacer.

Estaba a su lado, a escasos centímetros de ella, completamente petrificado. No podía hablar ni girar la cabeza para mirarla, me daba demasiado miedo. Olía su esencia desde donde estaba... ese aroma dulce y suave que solo una mujer desprende. Ese aroma que te invita a olvidar ts problemas y entregarte a su alma. Tenía que decir algo, lo que fuese, cualquier cosa, para que dejase de pensar que estaba chiflado, pero no sabía qué decir, sólamente quería conocerla, saber su nombre.

Me giré de golpe y me quedé mirándola fijamente. Sus ojos, verdes, al igual que los míos, me dejaron sin habla. Todo lo que expresaba su mirada, esa ternura que solamente los ángeles pueden llegar a alcanzar, ella debía de ser un ángel.
-Se que puedo parecer algo atrevido. Pero me gustaría conocerla.-

Esas palabras me costaron muchísimo, aunque sonaron firmes para mi sorpresa. Estaba temblando y me veía incapaz de hablar, pero lo había conseguido. Sonreí horgulloso de haber podido acercarme y hablarle. Pero de pronto me detube a pensar y el miedo al rechazo me hizo volver a temblar.

Me alboroté el pelo mientras giraba la cabeza para que no viese que estaba completamente rojo, y después miré hacia el suelo.
-Me llamo Len Kemuri-

por **Natalie Di Giovanni** Dom Mar 20, 2011 2:57 pm

Se paró y caminó hacia donde yo estaba. Fingí que buscaba algo dentro de mi cartera simplemente para que no creyese que lo miraba todo el tiempo. Por el rabillo del ojo lo busqué hasta encontrarlo, quería saber si realmente venía hacia mí o me pasaba por alto. No volvió a mirarme. Me sentía una tonta al creer que alguien como él podría fijarse en mí tal y como me lo había hecho creer. Era tan inocente que caía a los pies de alguien que ni siquiera me había dirigido la palabra.

Pero para cuando volví a fijarme el estaba a unos centímetros de mí. Al verlo de cerca pude mirar con más precisión cada facción de su rostro. Tenía una sonrisa tímida pero a la vez encantadora y podría decir que hasta perfecta. Sus ojos eran similares a los míos, solo que tenían un brillo especial que no había visto en nadie antes. Su cabello era claro, y tenía un corte que era de la época. Suspiré aliviada cuando me habló. No estaba equivocada, todo ese tiempo me había estado mirando realmente. Mi rostro tomó rápidamente un tono colorado mientras llevaba un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

Encantada… soy Natalie Di Giovanni, y estoy encantada en conocerlo – sonreí con gusto mientras me calmaba. Ya, lo peor de sentir que no se había fijado en mí había pasado. El silencio se iba apoderando de la escena mientras pensaba en como romper el hielo. Estaba todo muy tenso a decir verdad. ¿Estaría el sintiendo lo mismo que yo? Siempre había querido leer mentes.

¿Qué hace alguien como tu solo por estos lares? –pregunté con curiosidad. Si aun era que no estaba acompañado por alguien , claro. En aquella pregunta hubiera hecho falta agregar el ‘’ que hace alguien tan guapo como tu solo…’’ pero lo veía demasiado pronto como para comenzar una charla. Se me hacía raro estar hablando con alguien. No acostumbraba a hacerlo, menos sin haberlo premeditado o incluso aun si lo conocía de vista, como un vecino o algo similar. Este chico tenía algo especial... diferente a los demás.

por **Len Cupcake** Dom Mar 20, 2011 3:26 pm

Me dijo su nombre, y todo me pareció más fácil entonces. Natalie Di Giovanni. Debía ser italiana. Siendo italiana o no, había algo en ella y no llegaba a descubrir lo que era, que me hacía comportartme de manera diferente a lo habitual. Nunca me había prendado de alguien así, de una desconocida. Normalmente me sentía así cuando ya tenía algo con alguien que mostraba interés en mí, alguien a quien conocía desde hacía bastante, a quien conocía mucho y como realmente era. No sabía que leches le pasaba a Cupido, quizás se aburría demasiado y le parecía bonito lanzar flechas a diestro y siniestro, pero me había fastidiado bastante, pues llevaba demasiado tiempo sin sentir nada así.
Ella me había preguntado que hacía alguien como yo solo por estos lugares, pero no llegué a entender la pregunta. Ahora pienso que se refería a que estaba solo y era apuesto, por lo que era contradictorio, pero entonces pensé que quizás me veía cara de niño, y que no debería andar solo por la calle. Error.
-Soy mayor de edad-
Lo dije como exculpándome, como pidiendo perdón en el fondo, y bajando la cabeza. Quizás ser tan inocente me causaría graves problemas algún día, sobre todo a la hora de ser valorado en una relación. Ellas buscan un macho fuerte y rudo que les lleve al nirvana, no un niño tonto al que darle el biberón por las noches.

La vida me había dado demasiados dolores de cabeza, demasiados golpes y demasiada crueldad. En lugar de hacerme cada vez más frío, cada vez más cruel y cada vez más insensible, iba purificando mi alma con los años y haciéndome mejor persona. Otro error, porque la buena gente siempre sufre más que los aprovechados, símplemente por la ley de la supervivencia.
Cada vez estaba más seguro de que no era el tipo de chico en el que Natalie se fijaría, simplemente por deducción.

por **Natalie Di Giovanni** Dom Mar 20, 2011 3:50 pm

Reí tontamente ante su comentario- Vaya creo que no me explique bien- hice una pausa para pensar como decirlo de manera más explicita sin que sonase mal y retomé- Lo preguntaba porque … desde que he llegado a aquí no había tenido la oportunidad de conocer a alguien tan encantador como tú- mis mejillas volvieron a tornarse un tanto coloradas y agregué algo más para darle un poco más de humor a todo- pues, yo también soy mayor de edad- reí entre dientes. Las personas inocentes tenían algo que me atraían mas que a otras. Estaba realmente cansada de aquellos que se las daban de no sé que y que creían que podían ir por el mundo como si fuesen los últimos de su especie.

¿Podría usted ser tan amable de acompañar a esta humilde muchacha a transitar el resto de los senderos de este bello parque y pasar la tarde? Claro, si no le molesta... – pregunté con algo de inquietud. No sabía si él estaba tan disponible como yo, y como estaba la opción de caminar ,no vi para nada mal el caminar y a la vez charlar. Tenía miedo de incomodarlo, de caerle mal o vaya uno a saber qué se le pasaba por la mente y creía que yo era una especie de pervertida o algo similar. De ser así, comenzaría a haberme arrepentido de fijarme en él.

Era una oportunidad única de conocerlo más en persona. Estaba realmente interesada en él, me atraía, pero aún no tenía la certeza de que fuera de esas personas totalmente buenas, dulces y sinceras, por más que lo aparentase. Dicen que lo esencial es invisible a los ojos ¿verdad? Pues quería descubrir aquella esencia de él. Jamás hubiese creído que en París conocería a alguien como él…

La vida es curiosa, durante años uno se pregunta cual es el sentido de este baile, para que luchar, porque la vida es una eterna pelea. Si la vida es curiosa y vueltera, llena de vericuetos, de giros absurdos, inexplicables. La vida tiene esas casualidades tan sospechosas. Tanto que nos hacen pensar que todo tiene un para qué. Si, un sentido. La vida cambia todo el tiempo. No nos deja acostumbrarnos a un golpe que enseguida viene otro atrás. Y uno se sorprende siempre y así sigue preguntándose por el sentido de todo. Preguntándose el sentido de estar presente en el momento y el lugar equivocados. El sentido de ser buenos y malos. Habrá premios y castigos para unos y otros? Uno pasa por la vida haciéndose esas preguntas y muchas otras más pero en el fondo todo se resume en una sola: cual es el sentido de la vida.Y es así, uno pasa la vida preguntándose por el sentido de la vida. Esperando ese algo que falta y que nos hará felices. Y tal vez la respuesta, sea que la vida no tiene sentido. Que la vida simplemente se vive. Y simplemente viviendo, podamos decir al final, que nuestra vida valió la pena.

por **Len Cupcake** Lun Mar 21, 2011 2:37 pm

Me había invitado a dar una vuelta, y yo estaba nervioso y no sabía comod ecirle que sí sin parecer desesperado. La felicidad había vuelto a mi vida, pero lo me quería acostumbrar demasiado y tomar esperanzas, porque cuando más seguro estás de que todo te va bien, las cosas empiezan a desmoronarse.
-Por supuesto-
Había sonado sincero, ni aristocrático, ni falso, ni desesperado, sincero, sencillo e inocente, y aquello me gustó. No había nada mejor que sentirse orgullosos de uno mismo. Le sonreí lobunamente mientras caminaba a su lado. El mal trago parecía haber pasado, y todo había ocurrido a pedir de boca. ¿Para qué preocuparse tanto? Lo mejor es dejarse llevar, aunque eso no implica volverse loco y obedecer a los instintos más oscuros.

-¿Te gustan los plátanos?-
Pregunté, mientras buscaba en el bolsillo de mi chaqueta uno para ofrecérselo. Siempre llevaba plátanos encima. Me gustaba mucho su sabor dulce, me recordaba al plátano rebozado frito que hacía mi madre. Yo siempre le echaba miel, por muy dulce que estubiese. Busqué otro plátano y lo pelé para comérmelo. No había desayunado mucho, y una pieza de fruta siempre viene bien.

Me puse al lado de Natalie, y aunque todavía tubiese algo de verguenza, le cogí la mano. Fué como si un calambrazo me hubiese recorrido todo el cuerpo, pero no era doloroso, si no un escalofrío agradable. Miré su mano para no mirarle a la cara mientras me comía el plátano. Seguramente su expresión fuese de indiferencia o de sorpresa, pero no le iba a soltar de todos modos. La sensación que experimenté era demasiado placentera como para cortarla en aquél isntante.

por **Natalie Di Giovanni** Lun Mar 21, 2011 5:42 pm

Luego de un pequeño lapso, en el cual me dio la sensación de que se estaba pensándoselo bien, accedió a acompañarme a pasar la tarde, o lo que quedaría de ella.
Los plátanos, si claro – sonreí luego de contestar aquella pregunta- pero por esta vez prefiero pasar de ellos- no solía comer cuando andaba junto o acompañada por alguien. Todo tipo de fruta me gustaba, en especial las frutillas y moras. No veía nada de malo en comer frente a otras personas, pero como simplemente no acostumbraba a ello, por esta vez prefería no hacer la prueba.

Me tomó repentinamente de la mano, y yo bajé mi vista para comprobarlo. Era cierto, no era algo de mi propia imaginación. Noté que él había hecho lo mismo, como si fuese un espejo de mí o algo así. Sonreí tímidamente mientras volví mi vista hacia el frente y me aferraba suavemente con mi mano a la suya, como si fuese un pacto, una unión. Las personas creerían que éramos de esas parejas que pasan las tardes románticamente en una plaza o algo así si los debía de juzgar por sus miradas. Pero aquello de cualquier forma no me molestaba en absoluto.

Estaba algo tenso, o al menos por lo que podía notar. Comencé a balancear mi mano unida a la de él como si fuese una niña tonta y reí ante aquello. Se veía lindo, inocente y super tierno. – Y… ¿vives desde que naciste aquí o vienes de algún otro lugar?- pregunté para descontracturar todo un poco. A nuestro paso las hojas secas tendidas en el suelo crujían una y otra vez, y de vez en cuando se veía pasar a algún que otro niño andando en bicicleta.

por **Len Cupcake** Mar Mar 22, 2011 6:27 am

Terminé el plátano y me guardé la piel en el bolsillo, no quería ensuciar el suelo. Me apresuré a contestar la pregunta de Natalie, pese a que estaba balanceando nuestras manos, y me pareció divertido. Sonreí.
-No soy de París. Nací en Kyoto, Japón. Vine por una chica, pero me dejó y seguí en este sitio, aunque los paisajes de Japón son muy hermosos-
Intenté recordar su apellido.
-¿Di... Giovanni? ¿Es italiano?-
Pregunté, con miedo a quedar mal. Solía hacer aquellas preguntas habitualmente, y solía equivocarme. Más que nada, solía confundir a los chinos con los japoneses, y aquello los ofendía a ambos. Me educaron para hablar en inglés y japonés, y el frances no me costaba tanto. Era derivado del latín vulgar y el castellano, y no me parecía difícil.

Mi mano comenzó a sudar y comencé a sentirme incómodo, por si le daba angustia o algo. No sabía si soltar su mano y disimular o si afrontar el riesgo para no perder el contacto. No le soltaría la mano, además, no sudaba tanto, no pasaba nada. La miré y me dieron ganas de besarla mientras hablaba. Me mordí el labio inferior sin darme cuenta y caí en que la estaba mirando completamente boquiabierto. "Len, disimula, hombre" Pero esque no podía evitarlo... era tan guapa.... y tan amable... Parecía la mejor chica del mundo, y estaba a mi lado, cogiéndome la mano. Aquél día le daría las gracias a Dios saltando de alegría sobre la cama.

por **Natalie Di Giovanni** Mar Mar 22, 2011 12:16 pm

Japón? Que interesante. Jamás había tenido la oportunidad de conocer a alguien de allí. Igualmente , no pareces ser de aquel lugar-volví mi vista hacia él mientras observaba aquellos ojos tan particulares que poseía. Hice una pausa antes de contestar sobre el origen de mi apellido y asentí.

Así es, Italiana de nacimiento- recordé roma y sus alrededores con mucho orgullo mientras volvía a perderme entre mis pensamientos. Esos lugares, cada uno tan diferente y a la vez únicos, se hacían extrañar. - vengo de Florencia, como me gusta conocer lugares y demás, quise visitar Paris, y es que me encantó tanto que decidí quedarme aquí por tiempo indeterminado- Paris tenía sus maravillas, como la Torre Eiffel y el Louvre entre otros. Era solo unas de las muchas cosas que definitivamente me atrajeron de tal manera que no vi nada mejor que vivir entre las mismas y la sociedad de Francia.
Todos mis sueños y deseos en la vida se habían logrado… no podía quejarme, era muy afortunada en eso. Cuando sos chicos soñas con lo que vas a ser cuando seas grande, y si te dejan soñar, sueñas en grande. De grande medís tu vida como un parámetro ¿es mejor o peor de lo que imaginaste? Si soñaste mucho con la vida que querías sabes muy bien lo que quieres, y también sabes muy bien lo que no quieres, lo que no cuaja con lo que soñaste para vos. Muchos juegos de niños son ensayos para la vida futura. Al imaginar nuestra vida nos convertimos en un personaje de nuestra propia novela. Perseguimos siempre esa vida que imaginamos. ¿Pero cómo se hace para vivir si sabes que la vida que imaginaste nunca se va a concretar? A veces uno cree que lo que duele es la realidad pero lo que duele es el ideal. La vida que imaginas puede ser un sueño, pero también puede convertirse en una cárcel. Imaginar tu vida ideal está bueno, pero que la vida imagine por vos es mucho mejor. A veces hay que dejarse sorprender. La obsesión por el ideal te puede hacer perder de vista lo real, lo verdadero, lo que necesitas, nada está a la altura de un ideal. Si quieres concretar tus sueños lo mejor es empezar por matar al ideal. Ojo, no me estoy refiriendo a matar los ideales, sino que hay veces que uno se imagina su vida como si fuera una película, una epopeya heroica, y es muy difícil estar a la altura de ese ideal. El ideal es una luz muy brillante, muy brillante, tanto que puede terminar opacando la realidad. Puedes sufrir toda la vida por ese ideal, hermosos, puro, brillante, pero lejano y cada vez más lejano. Hay que poder distinguir los sueños del ideal. Los sueños son pequeñas excusas que nos ayudan a crecer. El ideal es una gran mole de oro que nos paraliza. En cambio la realidad es frágil, endeble, imperfecta, pero verdadera. Porque al final del camino uno puede contar la vida que vivió, no la que imagino. Entonces, mejor que imaginar la vida, es vivirla.

Sin querer había perdido el hilo de mis pensamientos. Vuelve a la realidad Natalie- pensé para mis adentros. Volví mi vista a Len, y me quedé algo extrañada. Éste me miraba fijamente, como si se hubiese perdido entre sus pensamientos también. Reí tontamente y lo sacudí con delicadeza, simulando que lo trataba de despertar.
-Oye Len, vuelve a la tierra- dije sarcásticamente.

por **Len Cupcake** Lun Mar 28, 2011 7:21 am

-Si...- dije, riendo. Me había abstraido demasiado de la realidad, como solía pasar. Mi imaginación y mis ènsamientos corrían más deprisa que el resto de cosas que estubiesen sucediendo fuera de la burbuja. Retomé la conversación.
-Si eres de Italia conocerás seguramente el dicho "Non esistono donne brutte. Dipende solo da quanta vodka bevi"-
Significaba que no existía la mujer vulgar, si no que dependía solo la cantidad de vodka que ésta bebiese, y prácticamente se podía confirmar. Por muy fresca que fuese una mujer por naturaleza, capaz sería capaz de soltar las barbaridades que tubiese en mente si no estubiese bebida.
Aquello me había enseñado en mi vida que era mejor no enamorarse de una mujer que habías conocido la noche anterior, y que no estaba sobria, pues al día siguiente se arrepentiría de sus actos y se marcharía de tu casa sin dar explicación alguna y mientras estás durmiendo.
-¿Sabes? Me gustaría que esta no fuese la última vez que estemos juntos-
Le dije a Natalie. Y era cierto. La acababa de conocer, pero era tan fantástica y cojer su mano me hacía sentir tan bien que pararía el mundo entero en ese mismo instante, por y para siempre, a su lado. Lo único que nesesitaría sería el contacto con su mano para ser feliz.

Quizás el amor me había trastocado demasiado el coco. Ya no era el mismo de siempre y algo dentro de mí siempre se fijaba en las chicas como si fuesen algo que coleccionar en mi lista de relaciones. Solo quería un hombro sobre el que llorar y un regazo en el que apoyarme y sonreir como si o hubiese nada más a mi alrededor.

por **Natalie Di Giovanni** Jue Mar 31, 2011 1:52 pm

Asentí mientras escuchaba aquella frase- La has pronunciado muy bien, Len. Si he llegado a escucharla unas cuantas veces- sonreí mientras continuábamos caminando entre hojas secas y arboledas. Me preguntaba por qué motivo él habría hecho mención de aquella frase… no podía llegar a encontrarle un fin. Aunque quizás solo rebuscaba en donde no había nada… quizás solo la citó por el simple hecho de tener origen italiano, como yo. No iba a preguntárselo, creía que no era el momento o simplemente que no daba lugar a aquello, por lo que seguí caminando, dándole espacio al silencio.

- A mí tampoco me gustaría que esta fuese la última vez que estemos juntos.¿Sabes?, me has caído bien. – le dediqué una amplia sonrisa mientras el sol comenzaba a bajar. La tarde comenzó a tornarse de un color anaranjado, que teñía todo el parque de aquel cálido color. Sentía ganas de abrazarlo, pero tomar la iniciativa me daba algo de timidez. No quería incomodarlo en absoluto. Continuamos recorriendo el extenso lugar mientras íbamos tomados de la mano, riendo entre charlas.

Creo que valió la pena haber salido de casa hoy- comenté al aire mientras lo observaba, sin importar lo que se interponga por el camino. De todas maneras, el estaba mirando, por lo que no iba a tener la necesidad de mirar yo también. Confiaba lo suficiente en lo que él hacía… si, puede que sea una confianza demasiado rápida… quizás por el hecho de que simplemente así era yo, o tal vez porque él me daba e inspiraba seguridad. Era raro aquel sentimiento… pero sin embargo lo sentía más claro que nunca. Como si lo conociese incluso desde antes, no parecía que ese mismo día todo hubiese comenzado.

por **Len Cupcake** Miér Abr 06, 2011 4:43 pm

Escuché lo que dijo Natalie. Me dió mucho en lo que pensar, pero en aquél instante no pensé. Solamente actué. No era tan fácil habitualmente, pero en aquella ocasión, fué como si estubiese poseído por una fuerza superior.

La miré durante un instante, una milésima de segundo, y la besé efímeramente. Apenas se habían rozado nuestros labios, y retrocedí. La miré sorprendido, como si no hubiese caído en la situación, y después mi corazón dió un vuelco tremendo de adrenalina que me invitaba a salir corriendo dejando el problema atrás... pero me quedé clavado a un palmo de Natalie, con las piernas temblando, esperando algún tipo de señal.

-Perdón- dije. No sabía porqué pedía disculpas, si no me había arrepentido para nada... y lo estaba deseando desde que la ví. No sabía si sería recíproco, no sabía si le había parecido violento, y no sabía si realmente había deseadp retroceder, o había sido algún tipo de reflejo involuntario. ¿Quería volver a besarla? Por supuesto. Pero esperaría a que ella reaccionara.

por **Natalie Di Giovanni** Vie Abr 08, 2011 11:02 pm

Solo aquellas palabras bastaron para que me diera cuenta de que él estaba sintiendo lo mismo que yo. Aquella necesidad, contacto físico , o como quiera llamárselo. Por unos instantes, ambos nos quedamos paralizados… como si no supiéramos si actuar o no. Nos mirábamos fijamente, a los ojos, parecían eternos esos segundos en lo que el tiempo pareció detenerse. Se acercó hacia mí y depositó en mis labios un corto y suave beso. En ese lapso en que todo ocurrió, no atiné a decir nada. Me miró como si no entendiese lo que él mismo acababa de hacer. Parecía preocupado, temeroso a cual fuera mi reacción. Soltó una leve disculpa, la cual obviamente no aceptaría porque no veía necesidad de que me lo pidiese. Yo esperaba ese momento desde la primera vez que nuestras miradas se habían cruzado, no podía negarle algo tal como eso.

Sin dudarlo lo tomé suavemente del cuello con ambas manos, atrayéndolo más a mí. Por otros eternos segundos, nuestras narices quedaron una sobre otra, como si quisiesen evitar todo tipo de beso que pudiese ligarnos a sentimientos más profundos que el de una simple atracción. Finalmente lo besé, pero esta vez por un tiempo más largo que el anterior, y con más suavidad y lentitud, como si disfrutásemos del mismo.

Lo solté sin quitarle la vista de sus ojos, sonriendo con dulzura y sintiendo mis mejillas casi ardiendo a un rojo intenso. Suspiré para calmarme, estaba que temblaba por lo que acababa de hacer. Solo sabía que estaba segura de mis actos, y que no me arrepentía de los mismos, más allá de cual fuera la reacción de Len.

por **Len Cupcake** Mar Abr 19, 2011 3:22 pm

Natalie me había besado. No sabía muy bien como reaccionar. ¿Hacía aquello por diversión? ¿Realmente sentía algo? Habían jugado demasiado conmigo y ya había olvidado como se sentía uno al ser amado. Seguramente todo fuese mentira, seguramente todo era una broma pesada del destino. ¿Qué hacer en aquél instante en el que una hermosa mujer me había besado, y yo me sentía tan mal?

No podía continuar con aquello, no hasta saber que realmente le importaba, y que no
era solo un rollo de verano.

por **Natalie Di Giovanni** Jue Mayo 05, 2011 3:30 pm

El silencio era abrumador. Ambos nos habíamos quedado sin palabras, mientras el aire se entre-cortaba y me sentía más nerviosa de lo normal. ¿Por qué no me hablaba? ¿Me había equivocado y había entendido todo mal yo?. Muy pocas veces en mi vida me había pasado una situación tal como la que estaba viviendo para ese entonces.

Era tonto en cierto punto de vista. Dos jóvenes que creen enamorarse a primera vista y se dejan llevar por la reacción del otro parecen arrepentirse segundos después de todo lo ocurrido. Como si ambos estuviésemos haciendo una regresión al pasado y todo lo viéramos con ojos de niños. Pero yo no iba a permitir cosa tal como esa. Me había dejado llevar por lo que quería y sentía que debía hacer, más allá de que la iniciativa la haya tomado él. Tomé aire y llené mis pulmones de ello, como si intentase tomar valor para retomar la charla.

¿Sabes?... siento que había querido desde que te he visto por primera vez aquí.

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