Una caricia al arte ... (Arlette)

Un rostro profiirendo un grito de dolor ensambaldo en un óleo regodeándose en medio de la galería profanaba todos los demás cuadros colgados a su alrededor, este sin duda podía recorrerse de un lado a otro invadiendo las mismas preguntas al usuario transimitiéndoles el dolor mismo sentido entre sus facciones; hasta una lagrima podía distinguirse corriendo sobre su mejilla cristalina esperando bajar sobre su cuello. Ahí estaba parada embelesada con esa obra de arte, las pinceladas eran perfectas tanto que una fotografía no le hacía ninguna comparación al juego de colores conllevándose para filtrarse los unos con los otros componiendo una sinfonía dentro.

El autor debía sentirse plenamente orgulloso por tan magnífico trabajo, el de a lado mostraba una mujer con serenidad sobre su mirada, un hermoso brillo sucedía entre el enamoramiento a lo que veía, bajando por su figura llevaba entre brazos a su pequeño recién nacido moviendo sus manitas alzándolas a ella cubierto apenas por una manta el bebé la miraba como si no existiese nada más en el mundo, sus pequeños labiecitos despegaban una sonrisa inocente completamente angelical, los brazos de ella tomando a su retoño tan amorosamente hacían pensar en alguna mujer como madre. Llevé ambas manos al mío pensando en que esa éra una de las cosas que no quería desperdiciar por ceder mi vida a la eternidad: renunciar a tener a alguien de mis entrañas y un matrimonio feliz para verlo crecer, por otro lado se me tendía la mano para conocer a intermibles hombres, poseer una hermosura que hasta los mismos dioses no hubiesen podido elegir. Negué con la cabeza para distraerme, el siguiente fragmento de pintura llamó mi atención pues mostraba a una mujer anciana corrugada, los ojos estaban decaídos pero miraban fijamente sin arrepentimiento o algún indicio de compasión, en la esquina del cuadro se percibía unas pinceleadas hanciendo la simulación de humo.

Causándome expetación la observé unos minutos, llevaba una capa negra y una manzana pendía de su mano derecha; hasta después pude ubicarla, se trataba de una hechicera poderosa en un cuento. los detalles eran exquisitos pero comencé a cuestionarme sobre la posible existencia de brujos y hechiceros entre los humanos, vampiros... jamás me había cuestionado al respecto, sin duda era una interrogante bastante atractiva. No iba a ser como lo más propio andar de preguntona sobre el estudio para saber quién sabía sobre los brujos entre nuestra sociedad.

Una mujer me miró directamente, ¿Habría entendido lo que pensaba? si era así lo mejor era salir de allí o cavar un hueco en el piso, meter la cabeza sin pensar en salir por un largo tiempo, me dediqué a sonreír de lado siguiendo mi camino, más no se quitó esa intuición de ser observada...

El arte, si el magnífico arte, una de las mejores formas de expresión que jamás podrá haber en el mundo. Arlette era una joven que si bien sus dotes eran mas musicales que de cualquier otra forma artística de expresión, adoraba ver como se creaban o como eran esas obras al final. Cuando supo de la muestra no pudo resistir el ir. París a sus ojos era una cuna de la cultura y los artistas. Tal vez una visión algo idealista para una ciudad como esa pero dada su naturaleza no era absurdo suponer que era completamente normal para ella.

Los cuadros de esa exposición en particular eran sublimes ante sus ojos. Tan emotivas, tan reales, expresando emociones tan nítidas como si al tan solo estirar su mano pudiese tocarlas y estas cobraran vida. Por un segundo esa tentación fue apartada por su razón, no podía darse la libertad de dejar que sus dones actuaran por propia voluntad.

Sonrió para si misma, una ocasión, una pequeña desviación no haría mucho daño, antes estas habilidades podrían haberse salido de su cauce, pero solo un momento, al final tenía mas control de sus habilidades naturales, eso eran. Eran parte de ella y aunque asumía el peligro de usarlas, a pesar de entender el riesgo, sabía que sino se daba el derecho a usarlas, podrían salir sin asumirlo a conciencia -como en otras ocasiones-.

Se rió con su armónica voz al darse cuenta de la complejidad que había hecho ante un simple suceso, quería algo sin riesgo, entonces no debería haber problema, se giro con curiosidad, en la sala solo se encontraba otra chica, solo una. El cuadro frente a ella fue lo que capturo su atención. Se sintió atrapada por esa creación en especial. Volvió su mirada ante la otra chica, al parecer se había dado cuenta de su mirada, se sintió algo torpe al ser descubierta, pero no le tomo importancia, simplemente no la tenía.

Le sonrió de igual manera, tomo su vestido haciendo una ligera reverencia, tenía modales por sobre todas las cosas, cuando se puso de pie la curiosa chica estaba caminando a la salida, ella solo podía escuchar sus pasos atrás de si. Mientras se acercaba a la pintura, totalmente cautivada.

Una bruja, si, eso era la había distinguido en cuanto la observo, era una bruja, como se supone sería ella. No sabía si sus habilidades podrían decirse así aunque en todas aquellas fabulas las personas con sus capacidades eso eran. Frunció un poco la frente al recordar como en esas mismas fabulas esas personas casi siempre eran las malas. Suspiro pesadamente al recordar aquel pozo.

Sonrió de nuevo, jamás triste, jamás hundida en eso, los había lo había superado tiempo atrás ¿no?. Sus ojos se abrieron ante aquella sorpresa sacándola de sus pensamientos, frente a si el cuadro había cobrado vida, la dulce y jugosa manzana, tan roja, provocadora, por un segundo le pareció ser capaz de oler el dulce aroma de la misma. La fruta prohibida sujeta por aquella arrugada mano, la larga capa cubría su cuerpo la mitad de el salía de la pintura ofreciendole tan delicioso manjar. La mirada penetrante de aquel rostro y una sonrisa amable, mas no por ello sincera.

Se rió en voz baja con esa angelical voz que tenía, negó ligeramente con la cabeza mientras hacía una ligera reverencia -no olvido que usted es la mala del cuento- comentó despreocupada con una amplia sonrisa, la figura que la miraba por el cuadro sonrió al verse "atrapada" negó y regreso a su lugar. En ese cuadro como al inicio sin rastro alguno de lo que había pasado. Tal vez debería dejar menos las cosas al azar y mas a darse permiso de hacerlas. Pensamiento desechado casi en un instante -quiero un pedazo de tarta- murmuro mientras giraba sobre sus talones hacía la entrada.

Una cinta de película estaba pasando frete a mis ojos recorriendo toda esta secuencia de cuadros experimentanto los sentimientos humanos, irónicamente el nombre era " Sentimientos al desborde" -Un nombre bastante complejo- dije sarcásticamente poniendo los ojos sobre otro: en esta ocasión el cuado describía a una señora madura posando con la parte superior desnuda mirando al alféizar por una ventana; sus mejillas se teñían sobre color rosado con la luz del sol dibujando la sombra en una pared voluptuosa tal como la mujer curvilínea.

Escuché una conversación propia entre la imagen de la bruja y la chica de instantes anteriores, parecía estar platicando consigo misma tal cuál lo hacía mi persona a diario, sonreí pues era claro no ser la única persona en el mundo en estar conversando y contestarse mutuamente; a jusgar no tenía porqué decir nada ya que los cuadros parecían contar por sí solos historias enterradas.

Ese en específico desprendía maldad envuelta con tonos de ironía esperando por ser absorbido, la manzana posando sobre su mano era completamente apetecible tanto que invitaba a darle ina mordida cayendo encantada esperando a ser despertada por algún beso. Se encaminó a la recepción a pedir una tarta, ahora era yo la que la observaba -¿Será que algún día dejáraís de ser tan impertinente?- me ´ptegunté volteando discretamente más consideré una grosería haber cruzado los ojos con ella para pasarme de largo.

-En verdad que os invita a tentar al pecado- pronuncié caminando hasta dónde estaba mirando la vitrina todos los deliciosas pastelllos. Podía asegurar no era suficiente para mí saciarme de esas visiones, necesitaba más para poder sentirme vivaen efecto, no podía negarlo las emociones estaban a flor de piel y por eso mismo necesitaba sentir todavía más cosas dentro de mi cuerpo caminando entre laberintos en esa galería.

Pronto comprendí que toda esa sensación tenía un nombre muy peculiar: hambre, mi estómago estaba rugiendo como loco deborándose a él sólo, pasé una mano sobre mi vientre mirando la tarta entregada -Pareces hambreada- me dije a mí misma concentrándome de nuevo.

-Os pediré un café y un pedazo de pastel- señalé de cuál en la barra para esperar mi turno mientras la mujer al parecer esperaba algo más.

-No lucen tan bien como esa manzana sin duda pero parecen apetecibles- terminé por decir sonriente.

Sonrió con ironía pues sabía a la perfección todo lo que implicaba una ilusión, simplemente suspiro y continuo su camino, pasando de largo a la señorita de unos instantes anteriores. Preguntándose si a ella también le hubiese podido observar a la señora alargando su mano, aunque desecho esa idea tan rápido como se le ocurrió de ser así estaría asustada. Se encogió de hombros y continuo.

Dulces, deliciosos postres su mas grande debilidad, todos deliciosos todos apetecibles, no necesitaba mayor tentación que ellos. No simplemente todos eran deliciosos un manjar que no se podía negar.

Sonrió de manera amplia pensando en el festín que podría darse una vez llegara, adoraba eso y mas. Iba con esa gracia natural al caminar mientras entonaba una alegre melodía, escuchaba e sonido de sus pasos usándolos de guía para sus ritmos, cosa curiosa que solía hacer de vez en vez.

La vitrina simplemente era demasiada tentadora ante sus ojos, iluminados cual niño ante un juguete nuevo en navidad. Mordió su labio inferior mirando cual delicioso platillo elegir. Sonrió ampliamente al notar uno en especial, de chocolate, su mayor placer. Sin pensarlo dos veces lo ordeno. Aún estaba indecisa si ordenar algo mas o no cuando algo o mas bien alguien llamo su atención.

La mujer que estaba con ella antes en la misma sala de la galería. Sonrió de manera amplia e hizo una ligera inclinación -Pediré un té- comento a la muchacha que atendía antes de marcharse por la orden de la chica -en realidad preferiría caer bajo el sueño eterno por efecto de un postre a una manzana- se rió en baja con esa melodiosa voz que tenía e inocencia de un niño.

Esbocé una sonrisa ante el comentario, meditándolo era mucho mejor morir impregnada de postres aludiendo algo hasta la gula que por una simple manzana invitando al pecado, además, esa fruta tal como se pintaba en el cuadro profería algún típo de afrodisiaco -¿De verdad tan lejos llega tu cabecita? ¿no podéis pensar en algo un poco más sano que cosas hormonales?- me regaño mi cabeza ante el pensamiento ávido intantes atrás.

-Coincido con vos,es mejor deleitar vuestros paladares con un delicioso pedazo de tarta o pastel antes de una fruta cualquiera, sin embargo, esa manzana es específico invita a probarla sin muchos problemas- le dije devolviendo los ojos a la pintura, pero me segupia inquietando la mirada de la mujer acosándome o eso parecía -Tus ojotes maliciosos quieren matarme- analicé mientras la miraba de frente nuevamente. Por un momento imaginé qué se sentiría ser blancanieves con esa madrastra ¿La verdad? no me llamaba en lo absoluto la atención por el contrario, parecía un tanto extraño poseer esas fantasías a exceptuar por el príncipe claro estaba.

-Esta exposición ha hecho que ponga más en tela de juicio mis emociones que cualquiera a la que haya ido ¿Habéis visto el cuadro con el grito?, la piel se me ha enchinado por completo, de verdad se encontraba asustado, tanto que logró transmitirlo- le dije sonriente a la muchacha alzando los hombros señalando con un dedo la obra maestra.

Zaskya, confiésalo eres una cobarde, te asustó porque incluso te temes a ti misma

pensé meditabunda pero esa cierto, había veces en que hasta a mí de daba miedo como actuaba de repende sólo por instinto, ahora me encontraba tranquila por lo tanto tenía peoblemas para pensar en alguna locura "Espera, siempre andas pensando en cosas absurdas" tonteé un momento cuando me hicieron entrega del pastelito. Lucía delicioso, completamente apetecible listo para engullirlo en una sola probada pero así no lo podía disfrutar gustosa, me fuí a sentar a la mesa elegida pero ya estaba poblada de gente.

-Por lo menos podríais haber preguntado si estaba ocupada, he dejado mi bolso aquí ¿Lo véis?- les pregunté a unas mujeres allanando el lugar, terminé en la barra con mi café en una mano y el pastel en la otra, el bolso entre ambas casi haciendo una desgracia.

Recuerda, la coordinación no es un proceso tan maléfico

Suspiré recargando todo para tomar asiento, miré a la chica aún algo disgustada.

-Terminaré igualmente de arrugada que aquella anciana por mis corajes- murmuré riéndome.

Sus fugaces pensamientos escapando de ella tan libres y naturales. Se encogió de hombros al darse cuenta de que había dicho eso, ella adoraba sobre todas las cosas los postres. No que creyera que la fruta no fuese algo nutritivo simplemente su pasión eran los dulces.

Deliciosos, dulces y placenteros. Sonrió de manera amplia al pensar en toda una ideología de porque era mejor el chocolate a una manzana. Escucho con atención las palabras de aquella mujer, se rió en voz baja cubriendo ligeramente su boca al hacerlo -en efecto esa manzana era una interesante tentación- recordando aquel preciso momento en que la ilusión comenzó y esa fruta parecía real, negando con la cabeza pensando en lo real que fue, en la tentación del momento. Preguntándose si al tomarla hubiera caído en un sueño o solo se hubiera desvanecido entre sus dedos al hacerlo.

Suspiro pensando en la bruja y su poder de modificarse, después de todo es solo una ilusión su apariencia de anciana, como muchas que ella ha podido hacer. Salió de sus pensamientos al escuchar la voz de aquella chica nuevamente, colocó el dedo indice en su mentón mirando hacia arriba pensando en la obra de arte que ella mencionaba, hizo poder de toda su memoria para recordar esa obra en particular.

Recordó una a una las obras de la galería, el grito, sonrió al recordar esa pintura -la recuerdo- comento sonriendo -me transmitía esa sensación de cuando uno grita cuando no puede mas- confeso algo apenada, le gustaban las obras de arte aunque no era buena en ocasiones interpretándolas o dándoles en ocasiones la emoción que se desea transmitir.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la joven que atendía, ella sonrió al ver su te servido -merci- asintió mirando aquel par de manjares frente a ella, el té a su ver era una delicia claro cuando estaba bien elaborado con los materiales indicados y dedicación adecuada. Aspiro un poco del vapor que salía de la taza, impregnado del delicioso aroma. Simplemente parecía una mezcla ideal para un buen postre, aquel par de elementos.

La chica que estaba a su lado simplemente desapareció, giro instintivamente cuando escucho de nuevo su voz, la sorprendió un poco verla así, luego solo se rió de nuevo alegre y ligera. La miro regresar y asintió ante su comentario -terminara arrugada pero no siendo una bruja malvada, eso debe ser algo reconfortante- comento entre ligeras risas.

La miró de nuevo ladeando la cabeza -mirelo también por el otro lado amable, comerá acompañada en lugar de sola- se encogió de hombros al decir eso mirándola con una sonrisa amable -comer acompañado es mas agradable.

-Eso de ser bruja malvada puede que sea una de mis fantasías- sonreí maliciosa con cara de loca a la chica, se me vino a la mente una mezcla entre la cara de la anciana y el grito junto con la dama cargando a su pequeño hijo -Podrías ser un adorno espléndido para la sala Kya- murmuré a mis adentros escuchando lo que ella decía, tenía razón, después de todo la soledad una fiel acompañante de vez en cuando era buena someterla a castigo con la compañía de alguien.

-La compañía puede ser enorme o de plano quererla correr a patadas ¿Verdad? por cierto, soy Zaskya, un placer en conoceros madame- mencioné inclinando levemente la cabeza hacia enfrente pues el espacio era bastante reducido para hacer todo el parapeto de saludo. Absorbí el olor del café con el té mezclándolos sobre mis fosas nasales, deleitando cada peculiar partícula, eran completamente distintos, ambos se prestaban para saborearlos en el más mínimo detalle.

Con el pastel, las cosas no cambiaban mucho, estaba servido de modo fantástico, los componentes hacían que se me cayera la baba para probarlo -Pareces una lela- pensé saliendo de mi trance sonriendo algo inocente a la chica -Ahora quizá piense que deberías estar en un manicomio ¡Cuánta razón!- reprocharons mis pensamientos mientras trataba de acomodarlos.

-Os observé desde hace momentos atrás al menos parece que a vos también os interesa el arte de verdad, aquella que produce reacciones inmediatas- le comenté bebiendo un sorbito, claro... no contaba con lo caliente quemándome toda -Ah... pero si serás- quise golpearme pero no podía pronunciar palabra, dejé que se enfriara un poco más probando del pastelito.

-Do diento, pdsuelo der meio toupe- algo así se interpretó en una lengua desconocida hasta para mí, al escucharme no pude evitar soltar una carcajada sonora cuando el silencio reinaba, el joven del mostrador me miró aniquilándome con la mirada, las mujeres otro tanto pero era inevitable.

-Cdeo que do des dusta dsondeír- argumenté aún riéndome más fuerte, me tapé con mi brazo intentando callar el ruido producido por mí sola -Dia va, dia va do diento, do diento me he demao da dengua- pronuncié señalándola a las mujeres metiches que no paraban de mirarnos...

-Dería uda bueda obda de adte cod da dengua de fueda ¿Do?- posé recagrándome en la mesita, ya sin poderlo evitar el chico que nos había atendido comenzó a reírse también como loco, genial, parecía un bebé hablando por mis tarugadas

Una extraña mirada, una mezcla entre curiosidad y asombro ante aquella declaración. Ella siepre supo que la niña buena y delicada jamás sería un bruja, no le interesaba del todo ser la buena de la historia, solo no ser la mala. Esbozo una sonrisa al ver la peculiar cara al decir esa línea en particular.

Se rió en voz baja -no lo se, normalmente la compáñia me agrada- se encogió de hombros -aunque supongo que si hay casos donde es mejor estar sola- se rió de nuevo cubriendo un poco la boca con su mano en un sutil gesto -un placer en conocerla- hizo una ligera inclinación con la cabeza en respuesta a su saludo -mi nombre es Arlette- le sonrió al decir su nombre -espero no ser de las compañías que hacen que desee la soledad- bromeo con ella al decir lo último.

Ella comprendía cuando era una buena compañía y cuando no. Cuando las personas simplemente no eran compatibles y prefería no afligirse por cuestiones como esa y dejar que pasaran. Siempre había pensado que quien estuviera en tu camino lo estaría sin mas ni menos. Solo así. En lo único que podría creer que el destino tenía un plan.

Salió de sus ensoñaciones habituales cuando la chica la llamo -a decir verdad si, me gusta mucho el arte siendo sincera- sonrió algo nerviosa con un sutil carmín en sus mejillas mirando hacia abajo. Sacudió la cabeza mirándola con una tímida sonrisa -sería maravilloso poder expresar emociones así transmitirlas, ya sabe- hizo un ademán con la mano restándole importancia.

Al hablar de esa forma la miró extrañada unos segundos, sin evitarlo a causa de las carcajadas de su compañera ella también rió no tan fuerte como ella, pero sin duda muy divertida y alegre. Cubrió su boca al reír tratando de contenerse, sin dudas todas las personas presentes las miraban de forma extraña. A ella no le interesaba.

-No lo se, puede ser- comento entre ligeras risas al comentario de su acompañante, escuchar a alguien reír de esa forma y al hablar así le parecía algo tonto en cierta medida que algo así el causara tanta gracia, pero lo hacía, sus mejillas estaban ya tomando un color rojizo ante esas risas.

Tratando de contenerse mientras la chica explicaba su "situación" a las demás mujeres, esfuerzo que se fue a la basura cuando volteó con ella en esa pose, se rió aun mas. Cubrió con ambas manos su rostro, respiro profundamente, retiro lentamente las manos de su rostro con una limpiando sus ojos.

-Señorita, he de decirle que si alguien la plasmara así, le alegraría el día a cualquiera, sería el rostro de la felicidad- se rió en voz baja ante comentario, tranquilizandose un poco mas -aunque debería ver el lado amable ha idvedtado ud duevo idiodma- se rió de nuevo colocando una mano en su estomago -ya,ya lo siento, era broma- suspirando calmándose.