Serenade for my Princess~~~ [Arianne :3 ♥]

¿Dos minutos? ¿Dos minutos habían pasado? Decían que un dolor te hacia olvidar otro mientras ambos fueron infligidos al mismo tiempo, yo justo en ese momento lo comprobaba. Con la quijada pegada a la mesa del bar y con la mano del señor Miles sobre mi otra mejilla, presionando de tal forma que sentía la parte interna y blanda de mi piel entre los dientes, rozando lenta y dolorosamente, sintiendo como la piel cedía ante el fino borde de esos colmillos que dios me había dado. La boca se abrió tratando de que al aire que entrara en mi organismo fuera necesario, de que por adentro no me lastimara tanto como lo hacía por afuera. Me dolían muchas cosas, el hueso de la mandíbula que chocaba con la madera de la mesa, el esternón que entre más era apretado contra el borde finamente tallado de la mesa más creía que en cualquier momento se quebraría, la mejilla que ante sus dedos se tornaba roja pero sobretodo ese dolor que mi cuerpo pudiera sentir estaba el de no poder verlo, no poder darle un beso, ni siquiera poder hablar con él o de él.

Todo eso era un dolor pequeño e insignificante. No me importaba que justo en ese momento me violara mientras la última figura que mis ojos vieran fuera la de él, mientras supiera que regresando de ese momento asqueroso el estaría con esa sonrisa de niño esperándome al final de la escalera pero no era extremadamente cobarde, me dolía en lo más hondo de mi ser que lo hubiera dejado ir, que ni siquiera hubiera sido lo suficientemente atenta como para acompañarlo y cuidarlo solo unas horas más, horas que hubieran atrasado mi sufrimiento pero en cambio no, decidí erróneamente tal vez que es era lo mejor, lo mejor para él ¿Y lo mejor para mí? Yo lo necesitaba tanto que el simple hecho de desearlo de esa forma era un pecado tan grande que prostituirme se quedaba corto. No debía de ser egoísta…”No lo seas Arianne, si lo amas déjalo ir” era lo que me repetía día y noche para sentirme un poco mejor conmigo misma y con mi entorno. Necesitaba tanto a ese niño que moría cada segundo mientras caminaba desdichada por las calles. Toda yo era una contradicción desde ese día.

Sentí la pulcra tela del vestido negro subir por mis piernas y fue en ese momento en que reaccione, en que me di cuenta de lo que pasaba y el dolor físico me devolvió el alma rota al cuerpo. Mi hombro se movió de forma que pegue en su pecho ocasionando que un gruñido gutural rebotara en las paredes lujosas de esa habitación, aproveche el momento para zafarme de su yugo y correr hacia el lado opuesto de la habitación-No me vuelvas a tocar-escupí las palabras mientras mis ojos buscaban una salida de ese lugar, no me importaba en lo más mínimo irme sin mi buena cantidad de dinero. Odiaba que creyeran que porque me podían pagar mi cuerpo sería sometido de todas las formas existentes, eso ya no, nunca más.

-Te pagare-mis labios se juntaron en formando un pequeño círculo al ver que el de nuevo ese cuerpo ajeno se acercaba y poco a poco mi cuerpo era acorralado entre esos brazos que no me provocaban nada más que asco-¡Maldita perra!-Sus manos se cerraron entorno a mi quijada, apretando y dejado marcas de color amarillo que pronto se volverían rojas sobre la piel, me dolía pero eso no impido que volviera a empujar con fuerza. Corrí hasta la mesa del bar, aprovechando esos segundos que me parecieron mínimos, no tropecé con el vestido lo cual fue más suerte que otra cosa, sus pasos detrás de los míos me hicieron tomar la primera botella que vi y estrellarla contra su rostro al momento en que gire y lo tuve bastante cerca. Ojala no lo hubiera hecho, dos gruesas líneas de sangre brotaron de su sien, olisquee mareada pero tome fuerzas para empujarlo hasta una silla.

-Déjame te advierto algo-le dije sintiendo como mi cuerpo experimentaba pequeños temblores-No me interesa esto-señale con círculos y la botella en mano hacia él dejando en claro que lo que estaba haciendo me importaba muy poco, no me importaba si después reclamaban en el burdel por mi comportamiento, primero estaba yo -Puedo tener cuanto hombre y dinero que quiera, no necesito del tuyo…Pocos pueden pagarme pero pagan mucho mejor que tú, no te necesito-gire mi cabeza hacia la puerta-No se te ocurra seguirme-deje caer la botella y me apresure a salir por el umbral, si hubiera sido más rápida y si el vestido tan elaborado que traía sobre el cuerpo no me estorbaba mientras caminaba mi cuerpo no hubiera sido aventado contra la una de las puertas. Me queje pero seguí avanzando, recogiendo la cola del atuendo.

Música. Hermosa música. No estaba sola y tal vez podría tener un poco de ayuda, no me tome la molestia de mirar, simplemente avancé hasta la puerta en donde mis oídos percibían ese melodía tan extrañamente melancólica y hermosa. Mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho, casi percibiendo que del otro lado de esa puerta se encontraba algo más que una simple pieza musical-Por favor-toque varias veces-Abran, es…es urgente-mi voz tembló al igual que mi mano derecha al acercarse a la perilla de la puerta la cual gire en un acto desesperado por no volver a caer en las garras de aquel hombre al cual no le tenía miedo si no mucho asco y repugnancia, casi me desmayo de la impresión al ver a la persona que ocupaba esa habitación, por un momento me olvide de cerrar la puerta al verlo, al ver esa figura que tanto amaba. Una tormenta de emociones se acumuló en el centro de mi pecho, pena, miedo, alegría.

No supe que hacer, de seguro se preguntaría que hacia yo ahí y me daba tanta vergüenza decirle a él que era tan transparente y puro como el agua pero muy dentro sabía que él seguramente entendía el porqué de mi presencia en ese hotel-Louis yo…Lo siento pero…En serio lo siento tanto-señale la puerta quedándome tonta y sin habla. Quería abrazarlo y darle un beso, quería simplemente acercarme pero no podía, me sentía tan poca cosa. Estaba feliz de poder verle y aunque la situación fuera desafortunada me alegraba poder admirar esa cara tan sencillamente adorable, la vida lo unía a el de nuevo en mi, en Arianne la prostituta tal vez eso significaba algo. Sonreí tontamente cuando vi su cabello húmedo que goteaba ligeramente. Sentía como el aire se me iba y regresaba pero nunca completaba el ciclo de ninguna forma, respiraba y no, con él a mi lado tenia aire y no, sentía mi corazón latir fuerte y al mismo tiempo lento y pausado.

La sangre me corría violentamente en las venas, por un momento mi respiración se detuvo ¡No! Él no debía tocarme, no después de que ese hombre pusiera sus manos en mí aunque de hecho ya muchos lo habían hecho. Igual esto era diferente, se suponía que estaba trabajando pero no, me encontraba en su cuarto cual ardilla asustada de que lleguen a destruir su hogar, me tomo unos segundos captar la intención y contexto del momento, su sonrisa, la forma en que cerró la puerta y me abrazó. Todo, como siempre parecía no ser real como salido de un cuento de hadas en donde la chica triste y desolada se quedaba con el chico que amaba, temí que al rodearlo con mis brazos se rompiera y de nuevo estuviera sola y huyendo de ese hombre que intento pasarse de listo. Con él sin querer me encontraba asustada, lo aceptaba y asimilaba pero al mismo tiempo me sentía segura y cómoda.

Suspire aliviada, entrando en ese mundo que era real en donde él no se iría si mis brazos lo rodeaban. Hice presión con mis manos en su espalda sintiendo mi pulso disparado en su piel, había cosas que de no tener a Louis a mi lado no conocería y que no me parecerían tan hermosas como el movimiento de sus pulmones, esa forma en que se expendían para poder respirar era maravilloso. No me importaba en lo más minino que estuviera metido en esa ropa, ya lo había visto semi desnudo en el bosque me importaba que estaba ahí, para mí y solo para mí como muchas veces lo pensaba. Pegue la nariz a su cuello, aspirando su aroma, esa tan suyo que ni siquiera el agua y todo lo que pudiera poner en él lo quitaba-Te extrañe tanto, no te imaginas-pude decir con más entereza, una fingida pero al final estaba ahí. No merecía sus palabras, no merecía su presencia pero ahí la tenía y simplemente me llenaba de pies a cabeza.

-Tocas muy…hermoso-decidí y me atreví a dar un prolongado beso en su cuello, ya sin las odiosas marcas en mis labios gracias al frio ahora podía sentir en todo su esplendor esa delgada y blanquecina piel, podía sentir una de sus venas y como palpitaba su corazón en ella, todo en la persona que era Louis simplemente era tan bello como descubrir un mundo nuevo. Lleno de color y alegría, placeres distintos y no precisamente carnales. No podía creerme del todo que estaba ahí parada en medio de su cuarto, pegada a él como insecto chupasangres, nada me hacía falta en ese momento, su presencia calmaba y compensaba todo lo que me podía pasar en ese momento y en general. Me había dado cuenta que no podía estar si él no estaba, que él era una extensión de mí, una que había estado dormida desde hace mucho tiempo y que ahora sentía por completo. No quería deshacer ese abrazo pues sentía que la vida se me iría en el momento en que lo hiciera, simplemente estar lejos de él aunque fuera un milímetro era un castigo, un castigo tan doloroso que no me lo imaginaba y no me lo podía imaginar porque ya había probado lo que era de nuevo estar entre sus brazos.

Con Louis dejaba que cosas pasaran, cosas que no tenían explicación y que nunca haría con otra persona, como dejarme mover entre sus brazos al ritmo que el viento dictaba, podían sentir como algunos mechones de mi cabello bailaban y rozaban mi espalda causándome cosquillas. Moví el cabello para dejar de sentir eso que me estremecía pero siempre había algo más. Nunca me cansaría de Louis, de su piel, de su aroma de nada que el pudiera ofrecerme y aunque yo insistiera en abandonar lo que la vida me ponía enfrente siempre lo querría, despegue mis labios de su cuello y cerré los ojos dejando que sus palabras me arrullaran, eran tan hermosas, él era hermoso su voz me gustaba mucho aunque dijera “Hola” para mí era la más hermosa de las notas. ¿El sabría todo lo que yo sentía en ese momento? ¿Sabría que todo lo que pensaba giraba en torno a él la mayoría del tiempo?

Estaba segura de que no tenía ni la más mínima idea de mis pensamientos y tampoco creía que supiera cuanto lo quería. No lo demostraba como me gustaría pero esperaba que de alguna forma el tuviera esa chispa de entendimiento-Fui una estúpida, debí acompañarte…debí de haber hecho tanas cosas y simplemente no lo hizo, me siento tan mal lo siento ¿Me perdonas?-pregunte sintiendo como sus manos me alejaban de su cuerpo que aún y mojado era cálido como el sol que te daba en primavera. Me supo agridulce ese cato pero así lo podía ver a la cara y ver esos ojos que simplemente me mataban, hiciera lo que hiciera-¿Qué?-pregunte asombrada de su última confesión. No podía creer que el hiciera eso por mí, para mí-¿Era para mí?-mis manos se posaron en sus mejillas las cuales acaricie con los dedos notando el punto de calor en donde esa zona se enrojecía. Era hermoso.-Nadie había hecho algo así por mí, es muy hermoso… ¿Por qué estas rojo?-una pregunta sin respuesta ¿Por qué? Simplemente porque no lo deje contestar, tuve la osadía de besarlo y hacerlo callar. Tal vez el no quería ser besado, así como estaba y justo en ese momento, me esforcé mucho en alejarme y bajar la mirada pidiendo perdón entre susurros.

Advertí que Louis era demasiado ¿Cómo decirlo? Tierno como para que yo me atreviera a besarlo de esa forma. Con Louis siempre pedía perdón porque no era una persona de la cual otras se sintieran orgullosos, siempre pedía perdón pues sentía que así podría estar con él sin sentirme tan poca cosa,

Mi vanidad a lado de él se iba por la basura, si era bonita o no me importaba, quería ser digna solo eso…Sentí como la lengua se me entumía, como comenzaba a producir saliva más de normal, que en vez de ayudarme a hablar simplemente me dejaba tan petrificada como al principio, lo escuchaba hablar y parecía que sus palabras no tenían relación con la mala persona que yo era como si mis actos malos no le importaran. El olvidaba y perdonaba pero yo no podía olvidar lo hecho y tampoco podía perdonarme, tal vez todo el dolor que nuestra relación pudiera tener contenido yo y solo yo me lo merecía por ser tan estúpida. A pesar de mi tan grave condición de delirio y contradicción mi cuerpo era demasiado pequeño para evitar un reencuentro con él, mi mente era demasiado torpe como para evitar la mar de sentimientos y mi razón no se daba abasto para entender lo que pasaba justo ahí, en esa habitación de hotel.

-No hice nada bien ¿Cómo pude? No lo puedo entender aún, te deje ir, solo y se supone que te amo por favor perdóname debí de ser más fuerte y estar ahí para ti pero soy una cobarde-su rostro cerca y su respiración mezclándose con la mía eran factores que me distraían pero aún así no podía dejar que estuviéramos así como si nada hubiera pasado, le pediría disculpas toda la vida si fuera necesario, todo para que me volviera un poco más mujer y no tan golfa-No deberías enojarte, mereces mis disculpas y mucho mas-sentí un escalofrío justo en la primera vertebra del cuello, algo parecido a un dolor que me impidió retroceder en cambio me volví acercar, acortando la distancia, sintiendo como el aire que salía de su nariz chocaba contra el mío volviendo el ambiente pesado y encerrado con todo y la ventana abierta-En serio lo lamento-susurre tratando de que mis palabras no dañaran el hermoso silencio que reino durante pocos segundos ¿Podía besarlo? ¿Eso era lo que me daba a entender? ¿Podía no sentirme mal al hacerlo?

Lo atraje por la nuca para poder besarlo. No fue un beso como el anterior, este fue largo no tan tímido como el primero pero igual de tierno, temía echarlo a perder simplemente porque pensaba en que Louis era muy bueno, demasiado bueno para mí, tal vez yo necesitaba que me trataran como un vil animal y Louis hacía todo lo contrario, me entregaba el corazón y parecía no importarle.

Tal vez por primera vez debería de ser no tan Arianne y volverme un poco más dócil. Solo por él lo haría y solo porque lo amaba. No podía hacer nada bien aunque tratara, yo pensaba que cuidaba a Louis y al parecer lo hería con todo lo que decía así que por esa noche me callaría y dejará fluir las cosas. Un cosquilleo revoloteo por las paredes de mi estómago, me maree pero seguí de pie dejando que mis manos se deslizaran por el cuello de Louis para dejarlo ir. No repelaría nada, en cambio solté una risita, no entendía porque se ponía nervioso seguramente era por la situación en la que nos encontrábamos, así tan cerca y él con poca ropa. Un respingo me hizo alejarme solo un poco, manteniendo una distancia considerable entre nuestros cuerpos, una que por milésimas de segundo había ido a dar por la ventana-Ni lo pienses, no te quitare la cama yo puedo dormir en otra habitación o en cualquier otro lugar-le sonreí mientras me enrollaba el cabello en un gran rizo. Mire la habitación hasta que mi mirada se topó con la puerta que reconocí como el baño.

-¿Puedo?-pregunte emocionada, no quería tener rastro de las manos de ese hombre sobre mi piel y menos si tenía que estar con Louis, no se merecía que si anduviera por la vida abrazándolo después de que otro hombre me pusiera las manos encima aunque no hubiera logrado hacer nada más que azotarme contra una pared y lastimarme las mejillas. Arrugue la nariz tratando de sentir algún rastro del dolor que me había provocado del roce de mis dientes con la cara interna de las mejillas, si, aún estaba ahí imperceptible si no tocaba la herida pero si lo hacía incluso podía sentir sangre-No tardare-le sonreí y me aleje caminando torpemente hacia el baño, cerré la puerta y me acerque al gran espejo que este contenía. Era muy hermoso y me podía reflejar en él, no me sentía bonita a lado de Louis, era una sucia puta. Suspire sintiendo como mi pecho se contraía varias veces dejándole paso al llanto, uno silencioso y cruel.

Jale el cordón que mantenía pegado el corsé a mi cuerpo, el llanto broto con más facilidad pero lo ahogue con el sonido del agua, no dejaría que Louis se sintiera herido, de ninguna forma aunque el simple hecho de mi existencia era un insulto para él.

Quite toda la ropa que me estorbaba y la aleje de mí, aventándola tan fuerte como pude y tanto como el llanto me lo permitía. La bañera ya estaba llena y emitiendo un vapor que me ponía de color rojo, aparte obviamente de las gruesas lágrimas. Camine de forma pesada hasta la bañera y toque el agua con el dedo gordo, estaba bien. Mi cuerpo se animó solo a sumergirse en el líquido, los musculo del cuerpo poco a poco se iban relajando, me sentía ligera pero igual de mal como cuando entre a esa habitación. El llanto se detuvo pero los suspiros de niña pequeña seguían presentes, suponía que era parte del periodo de lágrimas incesantes. Louis era tan bueno y tan indispensable para mí que me costaba mucho llevarle la contra, chocaba y acaba cediendo porque era él, era él la persona que más quería en ese mundo y que más me importaba. Odiaba ser así con él, no lo hacía adrede simplemente creía que es lo haría feliz pero al parecer me equivocaba como siempre.

Frote mi piel para que el olor de ese hombre, que mi nariz no notaba pero que estaba ahí se fuera. Después de casi enrojecer mi piel pude descansar y no sentirme sucia, mi cabeza se dejó ir para atrás, sería buena por Louis, si eso haría esa noche, haría lo que él me pidiera aunque me pareciera un abuso. Cerré los ojos, todo era negro. Los abrí cuando sentí que me daba frío ¿Cuánto tiempo me dormí? El tiempo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, me asuste por Louis, no quería que se preocupara. Salí del agua sin el menor cuidado y sin medir el peligro, resbale pero logre mantener el equilibrio. Mi estupidez y yo. Camine hasta el lugar en donde estaban las batas, olían rico, a flores al igual que el agua, Louis no notaría nada y estaba feliz por eso. Me envolví para poder salir con el cabello escurriendo gotas y relamido cual perro flaco y desnutrido, me daba mucha pena estar así lo cual era curioso, por mi trabajo se suponía que no debía tener pudor pero con Louis lo tenía-Me quede dormida, lo lamento-me rasque el cuello, yo era muy delgada, tal vez demasiado y mis anatomía no era precisamente la de una mujer joven y adulta, era como la de una niña que le hicieron crecer a patadas. Todo en mi era aniñado, el agua me hacía parecer más una niña que una mujer-¿Tienes algo con lo que pueda dormir?-no pretendía dormir desnuda estando Louis ahí ni con el vestido enorme, podría hacerlo, si me tapaba con las sabanas de la cama que él había preparado pero sería mejor si pensaba proponerle dormir en la misma cama.

Me talle los ojos fingiendo que el agua me había causado irritación, le sonreí desde lejos para después caminar y sentarme a su lado, no sabía que decir, temía estropearlo todo-¿Tú hiciste eso?-señale con la cabeza la cama-Es lindo pero…la cama es bastante grande solo para mí-baje la mirada, no quería que lo tomara a mal-Pensé que tal vez querrías dormir conmigo, no tienes porque verme desde aquí cuando lo puedes hacer más de cerca de todas formas es tu habitación y por esta noche esa es tu cama, yo solo vine a molestar-bromee un poco para aligerar la propuesta, no sabía cómo reaccionaría, Louis era muy dulce para incluso una propuesta sin mucho trasfondo pervertido.

“Por los dioses… aún eres una niña” fruncí la frente ¿Eso era bueno o era malo? Estaba consciente de que ahora, en un estado más natural yo no era exactamente una mujer en todo el sentido de la palabra, era más infantil pero tampoco era una niña de cinco años como él lo había hecho sonar ¿Qué tenía de malo? Las princesas eran prometidas incluso con menos edad que yo, me lleve el dedo gordo a los labios, mordisquee el hueso mientras pensaba en lo último dicho, de alguna forma tenía razón yo solo era una niña y el un hombre, seguramente su amor ahora se había evaporado, por fin se había dado cuenta de que ni siquiera podía ser mujer suficiente para él porque mi estado decía todo lo contrario-¡Si, una camisa estaría bien!-respondí acto seguido pero no porque hubiera analizado su ofrecimiento, simplemente seguía muy ensimismada en mis pensamientos.

Yo estaba segura de que todas las mujeres tenían algo, que eran bonitas pero si las comparaban conmigo todas eran iguales dentro de su belleza, yo era diferente porque la vida me había hecho así, diferente, única con toques extraños que las demás mujeres no veían pero sobretodo que jamás tendrían, yo era agridulce mientras que ella eran de un sabor u otro, todo eso valía nada con Louis y su comentario, ahora si me sentía rara y no especial. Mi estado de ánimo cambiaba, subía y baja, oscilaba notablemente, otra vez el nerviosismo de Louis me ponía inquieta, sentía un cosquilleo en las piernas, como hormigas o pequeños pedazos de pelusa que danzaban sobre mi piel, era algo muy raro, algo que no había sentido hasta ese momento. Las reglas de mi mente me decían que debía salir corriendo despavorida porque sería la primera vez que dormiría con alguien, normalmente no me quedaba con nadie a dormir, siempre había sido yo y mi soledad aún después de mi trabajo pero las reglas en ese momento no me importaban, no me importaba dormir con Louis, era lo que quería y deseaba.

Suspire mientras me ponía de pie, no tardó mucho en ir por la camisa cosa que agradecí la toalla estaba ya muy empapada-Gracias-sonreí demasiado nerviosa como para agregar algo a mis palabras ¿Por qué todo eso era tan diferente para mí? Incluso verlo así con esa bata me ponía nerviosa ¡A mí! Que había visto a muchos hombres desnudos, tal vez porque lo quería y porque invadía su privacidad era que el monstruo de la pena me escondía entre sus brazos-Si estás volteado no deberías taparte los ojos, con que los cierres es suficiente-me burle un poco de su gesto tan lindo, deje caer la toalla y me hice para atrás no quería conmocionarlo más. Antes de que otra cosa pasara me pase la suave camisa por el rostro, era tan suave como el conejo que tuve una vez cuando niña y el cual me duró dos días pues mi madre lo regalo. Me puse la camisa y moví los pies para que la tela rozara con mi piel, me daba cosquillas y era divertido-¡Listo!-exclame para que el pudiera darse la vuelta-Gracias por dejar que me quedara…Entonces…-no sabía que hacer o que decir sí que la improvisación fue mi gran amiga en ese momento-¿Vas a dormir conmigo? En realidad no te quiero en el sofá-pregunte mientras avanzaba hasta la cama y de un salto me sentaba en ella, era mullida y cálida. Apesar de mi aspecto seguramente gracioso que debía tener con esa camisa larga y holgada, me sentía estúpida y con la sensación de alas de mariposas en el estomago.

Todo era tan extraño, tan irreal que ni siquiera sabía cómo actuarme sentía pequeña y asustada a su lado, suponía que eso no nos llevaría a nada bueno, el ambiente era algo extraño no era incomodo en su totalidad, estaba impregnado de un aura de calidez que me sobrecogía y también de ignorancia por las dos partes. Cuando vi que se acercó simplemente baje la mirada ¡Dios! Justo en ese momento me preguntaba qué estaba haciendo, le había propuesto dormir conmigo, en su cama, se mi desnudos eso no era lo que se suponía que debía de estar haciendo pero igual ahí estaba, simplemente con su camisa que dejaba ver mis piernas bronceadas a comparación de las suyas que eran blancas. Sin ninguna intención en al aire me hice para atrás, deslizando mi cuerpo a lo ancho de la cama-Te quiero aquí, eso es todo-pegue con las palmas la superficie de la cama, sintiendo otra textura igual de suave.

No estaba con un cliente si no con Louis, ¡Dios mío! ¿Y ahora qué? Me mordí el labio gracias a mi habilidad del habla, generalmente hablaba mucho y muchas cosas, esto era diferente no podía decir más de seis palabras seguidas, seguramente tenía que guardar distancia no quería incomodarlo, ya suficiente había hecho con estar así casi sin ropa a escasos centímetros de su piel, esa que justo en ese momento ansiaba por tocar pero no de una mala forma, simplemente quería saber cómo era. La primera y última vez que lo toque fue en el bosque y cuando estaba manchado de sangre, en nada se compraba con ese momento-Ahm, si no quieres puedo dormir yo en el sofá, no quiero incomodarte…claro si tú quieres-recalque, siempre mis palabras lo ofendían con o sin intención. Lo note muy tenso, no quería mirarme, como si fuera una clase de cuento supe que era porque le había dicho todo eso, desde la propuesta hasta lo último-No, no estés nervioso no voy a hacer nada ¡Lo juro! Solo vamos a dormir-carraspee y busque un rincón de la cama para poder acurrucarme.

Jale las cobijas para poder taparme ignorando por completo su propuesta de la toalla ¿Estaría yo haciendo algo mal? ¿Acaso no quería dormir? Me sentía tonta. Mis dedos caminaron hasta donde estaba él y tocaron su espalda llamando su atención-Ven-le pedí, moviéndome un poco más hasta la orilla.

Debí dejar de hacer eso que hacía y que lo tenía tan mal-Perdóname pero…-me acomode de costado en la cama-Sé que no eres un niño, lo siento-y sentía pedir perdón cuando él me había dicho que guardara silencio, comencé a morder mi labio constantemente hasta el punto ocasionar comezón en esa zona, cada palabra que decía era una herida para su blanco cuerpo y quería protegerlo aunque mi razonamiento en ese momento no diera para mucho. Me sentí regañada y estúpida, tanto que me encogí entre las cobijas, seguramente si no hablaba no tendría por qué lastimarlo-¿Qué pasa?-pregunte cuando sentí como el peso de la cama se iba para un lado gracias a su cuerpo, no me gustaba mucho el silencio me ponía más nerviosa de lo que ya estaba, trataba de averiguar el plan en mi mente, todo lo que haría después con él, no quería que simplemente pensara que yo era una aptica y que no lo amaba o que no me gustara pero temía espantarlo. Incluso al aleteo de mis pestañas justo en ese momento le temía.

Podía ver su cuerpo y como las cobijas se amoldaban a él, a pesar de la oscuridad podía encontrar con facilidad sus labios. Decidí que eso haría, tal vez las palabras sobraran y lo que el necesitaba no eran palabras y frases complicadas si no actos simples y sin mucho esfuerzo, de esos que simplemente nacen de lo más hondo de las células de los humanos, mi cuerpo un poco rígido por el momento se acercó a él, mis labios no se movieron nada más que para buscar los suyos y sellar con un beso el silencio que reinaba después de mi pregunta. Guarde distancia, la suficiente para que él se acostumbrara a que podíamos estar así sin sentirnos mal o incomodos, yo comenzaba a sentir una bola de fuego en la boca del estómago.

-Es solo un beso-le susurre apoyando mi cabeza en su hombro y dejando que mis labios rozaran la curvatura de su cuello, era muy reconfortante estar así, poder sentir su piel a escasos centímetros de la mía solo separadas por esas telas, lo abracé haciendo un poco de presión. No quería que se fuera ese momento, esperaba que por unos instante más el reloj dejara de marcar las horas y que por primera vez disfrutara de tener que abrazarme a alguien sin tener que verme recompensada con dinero u otra cosa material.

Muchas veces sentía que Louis se sentía menos, lo sentía justo ahora en esa cama, hubiera dado miles de cosas por saber el río de pensamientos silenciados por el beso, igual yo no podía quejarme, detrás de esa mascara de egocentrismo con Louis me sentía estúpida, sucia y poca cosa, ni siquiera me podía pavonear presumiendo mi extraña belleza, me sentía como la otra y aunque el dijera que eso había quedado en el pasado siempre sería la otra, de eso estaba segura. El sutil peso de su cuerpo ni hizo otra cosa más que bombear en mí el sentimiento de protección ¿Me veía como su hermana? A una hermana no se le besa así, aunque bueno entrando en detalles a muchas familias no les importaba pero esto era diferente, aunque fuera o me viera como su hermana jamás hubiera aceptado dormir conmigo. Un nudo de emociones y preguntas se situaron justo en mi garganta, dejándola con una carencia muy grande de palabras-También te amo-logre decir con la voz apagada gracias a que se quebró en medio de esa cercanía.

-No tengo sueño aún, oh diablos-gire la cabeza, lejos de sus labios que solo me llamaban para seguir besándolos, pude haber hecho otra cosa, ese instinto mío que solo ahuyentaría a Louis, pero no lo hice, me levante un poco empujándolo para que pudiera quedar sentada en la cama-Siento haberte mojado-pase la mano varias veces por la tela, sintiendo su hombro que seguramente estaría empapado por el agua de mi cabello, no me importaba dormir así pero seguro para él era incomodo-Duerme, estaré un rato así-con la mano derecha me pase el cabello de lado izquierdo, si alguien debía dormir incomoda sería yo, y no él. Exprimí el cabello varias veces, extrayendo al agua sobrante de este y me volví a hacer para atrás en la cama, de nuevo las mariposas me invadían el estómago ¿No tenían un lugar mejor para vivir?

De nuevo el silencio sepulcral, uno más cómodo que el anterior, podía sentir como me mezclaba con el aire que él respiraba, podía quedarme cautiva en esa habitación, a su lado, podría vivir sin nada más que ilusiones y recuerdo si todas las noches su respiración hiciera música con el sonido de su corazón. Me tome a atrevimiento de acercarme a él y pegar mi oído a su pecho, en donde se suponía que debía sonar su órgano, hice presión con mi oreja mientras prestaba atención e inventaba un ritmo en mi mente-Es muy....hermoso.-dentro del impulso de quedarme así también tenia ese infantilismo de conservar su espacio vital, me separe y solté una risita demasiado aniñada como para pensar que venia de mi.