AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una tarde libre [Libre]
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Una tarde libre [Libre]
Como casi todos los jueves, las chicas de la mansión podían tener un rato libre... casi se queda sin él, le pillaron de pleno haciendo alguna de las suyas pero con su encantadora sonrisa y además el saber tratar a aquella señora Montier, le perdonaron... si su padre se enterase se liaría una buena, siempre saliéndose con la suya y es que Bryanna seguía siendo la misma que cuando llegó de Londres, solo que se moderaba un poco más para al menos conseguir estas cosas... ¿quién no iba a portarse bien para perder de vista a todas aquellas caras amargadas? Debía de estar loca para no hacerlo...
Suspiró cuando cruzó la calle, ya todas habían cogido su camino y ella... quería tomar algo tranquila, sin pensar en nada más que un humeante café solo y algún dulce de crema , sus favoritos... había elegido uno de aquellos vestidos no muy pesados, color vainilla...como su propia fragancia. Sonrió apenas al ver como por fin se sentía libre, eso sí, aquel tipo alto con cara larga como la misma dama de compañía... no perdía de vista ninguno de sus movimientos... iba a su aire pero siempre vigilaba, al final estaría todo el rato esquivando a todos aquellos aburridos.
Buscó con la mirada algún café cercano, el hombre con periódico en mano, se sentó frente donde Bry eligió, una bonita cafetería que mirando desde fuera parecía realmente acogedora... hizo un gesto como que se sentaría al lado de la ventana, cosa que hizo al instante con cara de pocos amigos... si al final siempre había alguien si miraba a atrás, no le dejarían en paz nunca...
Tras hacer su pedido, apoyó ambas manos en la mesa, su mirada azul se entristeció un tanto... echaba de menos a sus hermanos quién lo iba a decir y es que en esa ciudad se sentía terriblemente sola. Esperando que le trajesen lo que quiso, suspiró cerrando un instante los ojos, perdiéndose en sus pensamientos.
-Nada interesante...como siempre...
Suspiró cuando cruzó la calle, ya todas habían cogido su camino y ella... quería tomar algo tranquila, sin pensar en nada más que un humeante café solo y algún dulce de crema , sus favoritos... había elegido uno de aquellos vestidos no muy pesados, color vainilla...como su propia fragancia. Sonrió apenas al ver como por fin se sentía libre, eso sí, aquel tipo alto con cara larga como la misma dama de compañía... no perdía de vista ninguno de sus movimientos... iba a su aire pero siempre vigilaba, al final estaría todo el rato esquivando a todos aquellos aburridos.
Buscó con la mirada algún café cercano, el hombre con periódico en mano, se sentó frente donde Bry eligió, una bonita cafetería que mirando desde fuera parecía realmente acogedora... hizo un gesto como que se sentaría al lado de la ventana, cosa que hizo al instante con cara de pocos amigos... si al final siempre había alguien si miraba a atrás, no le dejarían en paz nunca...
Tras hacer su pedido, apoyó ambas manos en la mesa, su mirada azul se entristeció un tanto... echaba de menos a sus hermanos quién lo iba a decir y es que en esa ciudad se sentía terriblemente sola. Esperando que le trajesen lo que quiso, suspiró cerrando un instante los ojos, perdiéndose en sus pensamientos.
-Nada interesante...como siempre...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Tenía sed, pero no de sangre. También los vampiros necesitaban un poco de diversión en muchas ocasiones. Quizás esta era una de esas ocasiones y no debía desaprovecharse. Apenas vio que el sol anunciaba su retirada y se enfundo en un traje negro y galante. Emprendió el paso hacia el centro de aquella que había sido la ciudad que lo había cobijado desde que había sido un humano, desde que había gozado de la infancia, una familia y todo eso que los seres mortales tanto aprecian. Sus pasos apenas parecían tocar el suelo húmedo de las calles, los movimientos que su cuerpo ejercía eran lo mas cercano a la perfección, tanto que varios transeúntes no pudieron dejar de observarle intrigados, hombres y mujeres por igual. Tú también lo habrías hecho, tú también te habrías sentido indignado por no poseer tal gracia…
Y después de tanto tiempo de andar de aquí allá decidió que era hora de entrar a algún lugar a probar suerte, a verificar si esa seria la noche en la que encontraría algo que lo sacara de lo cansado que podía ser la eternidad. Miro a todos lados y sus ojos se encontraron con infinidad de opciones a la vista: cantinas, prostíbulos, restaurantes, tiendas… Pero fue un café el que llamo su atención o mas bien, la bella dama que figuraba a través del cristal, solitaria y hermosa, como una muñeca en su aparador esperando por alguien que quisiera jugar con ella. Se adentro en el lugar sin mas, mismo que para su suerte se encontraba bastante abarrotado a esas horas, tanto que un solo vistazo le permitió percatarse de que no había una sola mesa sola que el pudiese ocupar, hecho que por cierto le beneficiaba bastante, seria una buena excusa para conocer a esa misteriosa mujer. Con paso decidido se acerco a la mesa en cuestión y sacándose el sombrero de la cabeza, hizo una amable reverencia ante la mujer. – ¿Me permitiría acompañarle? Se que no me conoce, pero precisamente, seria un buen momento para hacerlo… - Sonrío como solo el sabia hacerlo, con esa sonrisa que había usado en varias ocasiones para seducir a sus presas, estando seguro que esta vez, nuevamente tendria efecto.
Y después de tanto tiempo de andar de aquí allá decidió que era hora de entrar a algún lugar a probar suerte, a verificar si esa seria la noche en la que encontraría algo que lo sacara de lo cansado que podía ser la eternidad. Miro a todos lados y sus ojos se encontraron con infinidad de opciones a la vista: cantinas, prostíbulos, restaurantes, tiendas… Pero fue un café el que llamo su atención o mas bien, la bella dama que figuraba a través del cristal, solitaria y hermosa, como una muñeca en su aparador esperando por alguien que quisiera jugar con ella. Se adentro en el lugar sin mas, mismo que para su suerte se encontraba bastante abarrotado a esas horas, tanto que un solo vistazo le permitió percatarse de que no había una sola mesa sola que el pudiese ocupar, hecho que por cierto le beneficiaba bastante, seria una buena excusa para conocer a esa misteriosa mujer. Con paso decidido se acerco a la mesa en cuestión y sacándose el sombrero de la cabeza, hizo una amable reverencia ante la mujer. – ¿Me permitiría acompañarle? Se que no me conoce, pero precisamente, seria un buen momento para hacerlo… - Sonrío como solo el sabia hacerlo, con esa sonrisa que había usado en varias ocasiones para seducir a sus presas, estando seguro que esta vez, nuevamente tendria efecto.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
De fondo, podía oír esos murmullos los cuales no entendía ni una palabra, cada persona de aquel café tenía acompañante o acompañantes con quién conversar pero ella no, seguía en el mismo sitio, sentada frente a una silla vacía... mientras esperaba el café, sus ojos azules se quedaron fijos en el asiento desocupado imaginando una figura frente a ella, solo la joven sabía de quién se trataba, una brevísima sonrisa logró dibujar un instante que se desvaneció en cuanto pudo apreciar de que no... no había nadie y mucho menos que la mirase de la misma manera de que esa imagen dibujada por su mente había hecho.
El café llegó y tan solo asintió con la mirada, tomando uno de sus mechones rubios y enlazarlos entre sus dedos, jugando distraída con él.. retorciéndolo y dejándolo caer hasta rozar una de sus mejillas , las cuales con el calor parecían tomar un bonito tono más rosado que de costumbre.
De fondo, se oía el tintineo incesante de aquella campanita de la puerta, el cual.. parecía anunciar otro nuevo cliente, tomó el azucarillo para echarlo en aquel café que necesitaba, perdiéndose ahora en su oscuridad y en aquel movimiento circular hasta que el azúcar parecía desaparecer.
Su bonito rostro, quedó sepultado unos segundos bajo su cabello rubio, no podía apreciarse tan bien como se pudiese hasta que una voz le hizo reaccionar y alzar el rostro enseguida con una gran curiosidad. Como de costumbre, aquellos ojos pícaros y curiosos, se fijaron en aquel joven que se dirigía a ella, pidiendo permiso para sentarse, antes de responderle a la pregunta, de reojo observó si alguna mesa estaba libre y era una mera estrategia para acercarse a cualquier dama en apuros y... no, ella no era una de ellas, es más que lo pareciese no quería decir como era en realidad.
-Podeis hacerlo siempre y cuando no os quedeis callado, tanto murmullo sin sentido me está matando y no me gustaría tener que abandonar este lugar... y no no le conozco, si le conociese me acordaría-enarcó una ceja sonriendo un tanto más amplio , que enseguida rectificó- tengo buena memoria, eso es todo... no me malentendais pero si es así tampoco me importa-
Sí a veces era un tanto directa pero eso pocas mujeres lo eran, no era como las demás y eso estaba la vista, le señaló con la mirada el asiento para que se sentase dando las últimas vueltas a su café. Al darle el primer sorbo, su mirada se entrecerró centrándose en la persona que estaba frente a él, siempre le habían dicho que si compartías la mesa con alguien fuese quién fuese debería ser presentado..
-Si vamos a compartir esta mesa y este rato tendré que saber vuestro nombre...
El café llegó y tan solo asintió con la mirada, tomando uno de sus mechones rubios y enlazarlos entre sus dedos, jugando distraída con él.. retorciéndolo y dejándolo caer hasta rozar una de sus mejillas , las cuales con el calor parecían tomar un bonito tono más rosado que de costumbre.
De fondo, se oía el tintineo incesante de aquella campanita de la puerta, el cual.. parecía anunciar otro nuevo cliente, tomó el azucarillo para echarlo en aquel café que necesitaba, perdiéndose ahora en su oscuridad y en aquel movimiento circular hasta que el azúcar parecía desaparecer.
Su bonito rostro, quedó sepultado unos segundos bajo su cabello rubio, no podía apreciarse tan bien como se pudiese hasta que una voz le hizo reaccionar y alzar el rostro enseguida con una gran curiosidad. Como de costumbre, aquellos ojos pícaros y curiosos, se fijaron en aquel joven que se dirigía a ella, pidiendo permiso para sentarse, antes de responderle a la pregunta, de reojo observó si alguna mesa estaba libre y era una mera estrategia para acercarse a cualquier dama en apuros y... no, ella no era una de ellas, es más que lo pareciese no quería decir como era en realidad.
-Podeis hacerlo siempre y cuando no os quedeis callado, tanto murmullo sin sentido me está matando y no me gustaría tener que abandonar este lugar... y no no le conozco, si le conociese me acordaría-enarcó una ceja sonriendo un tanto más amplio , que enseguida rectificó- tengo buena memoria, eso es todo... no me malentendais pero si es así tampoco me importa-
Sí a veces era un tanto directa pero eso pocas mujeres lo eran, no era como las demás y eso estaba la vista, le señaló con la mirada el asiento para que se sentase dando las últimas vueltas a su café. Al darle el primer sorbo, su mirada se entrecerró centrándose en la persona que estaba frente a él, siempre le habían dicho que si compartías la mesa con alguien fuese quién fuese debería ser presentado..
-Si vamos a compartir esta mesa y este rato tendré que saber vuestro nombre...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Thibault sonrío aun mas ampliamente, pero su sonrisa era mas por haber acertado en su plena convicción de que la dama no se negaría a que el le acompañase. Retiro el sombrero de su cabeza por completo y lo coloco sobre la mesa con cuidado, cuidado de no tirar al piso algún cubierto o desdoblar la servilleta cuidadosamente colocada sobre la mesa. Algo lo tenia divertido ya para ese entonces, quizás era esa otra convicción de que aquella noche pintaba para ser bastante entretenida. Probablemente no había errado al elegirla a ella como acompañante, pues se le notaba aburrida y las mujeres aburridas, son las que más ansían diversión. Se sentó sin perder un segundo la elegancia que lo caracterizaba, misma que se había atenuado mucho más desde su conversión en vampiro.
– Thibault Colville madame. – Respondió haciendo nuevamente un pequeño y apenas notorio movimiento de cabeza. – No se preocupe, me atrevo a decir que se me da bastante bien eso del habla, a menos de que al final de la velada usted juzgue difiera con ello. Espero que no y contribuir a su diversión esta noche, pues me atrevo a afirmar que esta usted tan aburrida como yo… - Rió nuevamente, esta vez por lo divertido que le resultaba su propio comentario. – Lo que me intriga bastante es el por que una mujer como usted esta tan sola en este lugar, ¿acaso los hombres en Paris se han vuelto ciegos, o tontos? ¿Quien se atrevería a semejante cosa? – Las preguntas quedaron en el aire, sin respuesta ya que el camarero se había acercado, esperando que el vampiro hiciera su orden, una que por cierto no le apetecía en absoluto, pues si no era sangre, no le interesaba. – Un café solamente… - Pidió mas por compromiso que por ganas, después de todo no podía pasarse la noche fingiendo ser un simple y curioso humano sin un alimento de por medio, quizás esa seria la primera desventaja de haber elegido entrar a un café.
– Thibault Colville madame. – Respondió haciendo nuevamente un pequeño y apenas notorio movimiento de cabeza. – No se preocupe, me atrevo a decir que se me da bastante bien eso del habla, a menos de que al final de la velada usted juzgue difiera con ello. Espero que no y contribuir a su diversión esta noche, pues me atrevo a afirmar que esta usted tan aburrida como yo… - Rió nuevamente, esta vez por lo divertido que le resultaba su propio comentario. – Lo que me intriga bastante es el por que una mujer como usted esta tan sola en este lugar, ¿acaso los hombres en Paris se han vuelto ciegos, o tontos? ¿Quien se atrevería a semejante cosa? – Las preguntas quedaron en el aire, sin respuesta ya que el camarero se había acercado, esperando que el vampiro hiciera su orden, una que por cierto no le apetecía en absoluto, pues si no era sangre, no le interesaba. – Un café solamente… - Pidió mas por compromiso que por ganas, después de todo no podía pasarse la noche fingiendo ser un simple y curioso humano sin un alimento de por medio, quizás esa seria la primera desventaja de haber elegido entrar a un café.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Sus gestos eran muy elegantes, como su manera de expresarse, era todo un caballero sin duda y a Bry tal cosa le despertaba curiosidad y respeto, ¿para qué mentir?, se acomodó mejor en la silla, memorizando su nombre dedicándole un leve gesto con la cabeza, rápidamente intentó recordar por si alguna vez lo había visto pero no era así... por lo que sus ojos azules se entrecerraron un tanto, gesto que hacía mucho al igual que su labio inferior mordido levemente... una breve sonrisa cortés.
-Bryanna Lynn Appleby... -se unió a su risa, contribuir a su diversión... la mente de Bry empezó a volar en una dirección totalmente descontrolada, puesto que como era de esperar pensó un poco de forma inadecuada, para contrastar su pensamiento, dibujo una sonrisita tierna en sus labios debido al cumplido del joven hacia ella, no era la primera vez... que le hacían un cumplido y tras hacer su pedido le contestó enseguida sin pensar mucho lo que le diría.
-Los hombres en París creo que están tan ocupados que no reparan en una jovencita en un café, milord, soy una joven más, simplemente aunque algo inusual, al menos así me veo, digamos que mi reputación es un tanto ¿Cómo decirlo?-hizo una mueca de no encontrar la palabra adecuada hasta que al final una carcajada le hizo reír de forma divertida- Mi reputación es un tanto difícil de explicar podeis pensar mal, no importa todos lo hacen...-era cierto, algunas personas los miraban de reojo curiosos a lo que ella tan solo alzó el rostro con orgullo dedicándole la más bonitas de las sonrisas como si de una niña traviesa se tratase.
-¿Estais seguro de que quereis pasar una velada con una joven un tanto rebelde? quién avisa no es traidor ¿sabeis? y será mejor que mueva un poco su café, se le quedará frío... y al menos a mí no es de mi agrado que sea así... y ahora que lo pienso, ¿qué hace un atractivo joven en un café solo abordando a una jovencita indefensa?
Sus labios se juntaron en un gracioso gesto inocente, como siempre...fingido...sus ojos azules no decían que fuese precisamente eso, inocente.
-Bryanna Lynn Appleby... -se unió a su risa, contribuir a su diversión... la mente de Bry empezó a volar en una dirección totalmente descontrolada, puesto que como era de esperar pensó un poco de forma inadecuada, para contrastar su pensamiento, dibujo una sonrisita tierna en sus labios debido al cumplido del joven hacia ella, no era la primera vez... que le hacían un cumplido y tras hacer su pedido le contestó enseguida sin pensar mucho lo que le diría.
-Los hombres en París creo que están tan ocupados que no reparan en una jovencita en un café, milord, soy una joven más, simplemente aunque algo inusual, al menos así me veo, digamos que mi reputación es un tanto ¿Cómo decirlo?-hizo una mueca de no encontrar la palabra adecuada hasta que al final una carcajada le hizo reír de forma divertida- Mi reputación es un tanto difícil de explicar podeis pensar mal, no importa todos lo hacen...-era cierto, algunas personas los miraban de reojo curiosos a lo que ella tan solo alzó el rostro con orgullo dedicándole la más bonitas de las sonrisas como si de una niña traviesa se tratase.
-¿Estais seguro de que quereis pasar una velada con una joven un tanto rebelde? quién avisa no es traidor ¿sabeis? y será mejor que mueva un poco su café, se le quedará frío... y al menos a mí no es de mi agrado que sea así... y ahora que lo pienso, ¿qué hace un atractivo joven en un café solo abordando a una jovencita indefensa?
Sus labios se juntaron en un gracioso gesto inocente, como siempre...fingido...sus ojos azules no decían que fuese precisamente eso, inocente.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Las cejas del vampiro se elevaron, era un gesto muy propio de el, de cuando algo lograba tomarlo por sorpresa o simplemente no se lo esperaba. Le parecía curioso, la joven frente a el aseguraba que su reputación no era del todo buena y el simplemente no pudo dejar de preguntarse el por que decía tal cosa. La observo detalladamente, como si no le hubiese visto ya lo suficiente, sin temor a que ella pensara que sus intenciones no eran del todo buenas y que esa finta de caballero andante y galante quedara como solo una mala actuación de su parte. Una nueva sonrisa se dibujaba en sus fríos labios. A veces los humanos lograban sorprenderlo. Pasaba que a menudo veía a los humanos como simple comida, seres estupidos paseándose de aquí a allá, sin tener la minima idea de lo que les esperaba. Tan inocentes y persuasibles, era verdaderamente sencillo el acercarse a ellos y con un par de palabritas, ganarse su confianza. En especial las mujeres, las mujeres eran todavía el doble de confianzudas, constantemente confundiendo a su verdugo con un príncipe azul, siempre con cuentos de hadas en la cabeza. Aunque debía admitir que generalizar no era algo bueno, siempre había excepciones como en todo. Y la verdad es que se moría de ganas por saber que a quien le hacia compañía esa noche, era una de ellas.
El nombre no le parecía familiar en absoluto, aunque tal hecho era de esperarse. Había pasado poco mas de un año fuera de su ciudad natal, era lógico que no estaría enterado de todo cuanto aconteciera en la bella Paris, de hecho había gente que lo había olvidado a el mismo. El café que el mesero acababa de colocar sobre la mesa, frente a el, fue ignorado. El líquido caliente de color chocolate no le parecía en absoluto apetitoso. Una que otra vez se había visto obligado a beberlo, por puro compromiso y habían sido tantas las nauseas que había sentido en esas ocasiones que pocas eran las ganas de tened que volver a hacerlo.
- Los hombres en Paris están ciegos señorita, si me permite decirlo, en esta ocasión me veo en la necesidad de despotricar en contra de mi propio genero. Nunca se esta lo demasiado ocupado como para ignorar a una dama, jamás. – Tomo con cuidado la cucharita al lado de la taza de café y la introdujo en el recipiente, el liquido caliente fue victima de los movimientos que este ejerció con el único afán de disimular un poco la humanidad que ya no le pertenecía y de la que ella exigía hacer prueba con su comentario. Alzo la vista nuevamente al escuchar lo anteriormente dicho. – ¿Pretende hacerme dudar de mi decisión de esta noche? Jamás me equivoco a la hora de decidir con quien compartir una velada, estoy seguro de que esta no será la excepción. Por otra parte, debo decirle que no he de presumir ser un santo, por lo tanto su reputación, mala o no, me tiene sin cuidado, nunca he sido un hombre que se debe regir por las opiniones ajenas. Así que… - Hizo una pausa, buscando una manera sutil de decir las cosas. –…sea usted misma, sorpréndame.
No se tomo la molestia en agradecer el cumplido que Bryanna le hacia al mencionar el atractivo que el vampiro poseía. Y no era cuestión de arrogancia, si no más bien de costumbre. Las féminas a menudo le hacían ese tipo de comentarios, tanto que habían dejado de parecerle amenos. – ¿De verdad es tan indefensa como dice? Me ha hecho sentir como en villano de la historia, como el lobo feroz asaltando a la caperucita en un tranquilo paseo por el bosque. – Coloco una mano en la barbilla, como si de verdad le pareciera tan descabellada la idea de asumirse el malo de la historia. – El aburrimiento mon chérie, eso es lo que me ha traído hasta sus brazos.
El nombre no le parecía familiar en absoluto, aunque tal hecho era de esperarse. Había pasado poco mas de un año fuera de su ciudad natal, era lógico que no estaría enterado de todo cuanto aconteciera en la bella Paris, de hecho había gente que lo había olvidado a el mismo. El café que el mesero acababa de colocar sobre la mesa, frente a el, fue ignorado. El líquido caliente de color chocolate no le parecía en absoluto apetitoso. Una que otra vez se había visto obligado a beberlo, por puro compromiso y habían sido tantas las nauseas que había sentido en esas ocasiones que pocas eran las ganas de tened que volver a hacerlo.
- Los hombres en Paris están ciegos señorita, si me permite decirlo, en esta ocasión me veo en la necesidad de despotricar en contra de mi propio genero. Nunca se esta lo demasiado ocupado como para ignorar a una dama, jamás. – Tomo con cuidado la cucharita al lado de la taza de café y la introdujo en el recipiente, el liquido caliente fue victima de los movimientos que este ejerció con el único afán de disimular un poco la humanidad que ya no le pertenecía y de la que ella exigía hacer prueba con su comentario. Alzo la vista nuevamente al escuchar lo anteriormente dicho. – ¿Pretende hacerme dudar de mi decisión de esta noche? Jamás me equivoco a la hora de decidir con quien compartir una velada, estoy seguro de que esta no será la excepción. Por otra parte, debo decirle que no he de presumir ser un santo, por lo tanto su reputación, mala o no, me tiene sin cuidado, nunca he sido un hombre que se debe regir por las opiniones ajenas. Así que… - Hizo una pausa, buscando una manera sutil de decir las cosas. –…sea usted misma, sorpréndame.
No se tomo la molestia en agradecer el cumplido que Bryanna le hacia al mencionar el atractivo que el vampiro poseía. Y no era cuestión de arrogancia, si no más bien de costumbre. Las féminas a menudo le hacían ese tipo de comentarios, tanto que habían dejado de parecerle amenos. – ¿De verdad es tan indefensa como dice? Me ha hecho sentir como en villano de la historia, como el lobo feroz asaltando a la caperucita en un tranquilo paseo por el bosque. – Coloco una mano en la barbilla, como si de verdad le pareciera tan descabellada la idea de asumirse el malo de la historia. – El aburrimiento mon chérie, eso es lo que me ha traído hasta sus brazos.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Recibía muchas alabanzas de parte del género masculino pero ninguna tomaba en serio, ni ahora tampoco, ningún hombre le había nublado los sentidos como le pasaban a la mayoría de aquellas jovencitas... ella era libre y en vez de estar pensando en su futuro, ella vivía el presente, le gustaba conocer un sin fin de personas diferentes...quedándose con lo bueno tanto lo malo de cada una de ellas, Bryanna mostró una suave sonrisa que no se sabía en que podía quedar en referencia, aquellos ojos azules lo miraron con curiosidad, siempre había sabido que tras unas amables palabras siempre había algo y no, no se fiaba de nada ni de nadie, ser desconfiada no era una virtud pero a ella era lo que más le había cuidado hasta ahora.
-Podeis dudar si quereis, yo ya solo avisé... pero también puedo avisar de que puede que... sea una de las mejores veladas de su vida y quiera repetirla, seguramente sea lo que pase pero también cabe la posibilidad que sea un incordio y quiera salir corriendo como todos esos hombrecitos interesados en una cara bonita hasta que ven el interior y ven que para ellos está podrido, no milord, no me ando por las ramas yo soy clara...-dio un sorbo de su café, dejando la cucharilla a un lado para que no se bajase y le rozara, al oír aquello de no ser un santo, le hizo enarcar una ceja de lo más divertida, ella también podía ser sorprendida por mucho que le fastidiase, sí...odiaba a alguien que hiciese tal cosa.
Dejó la taza en la mesa, sin dejar de mirarlo fijamente... su madre siempre decía que eso era demasiado descarado, al igual que todas aquellas sonrisas que no parecían infundir que fuera a decir o hacer nada bueno, sonrió de medio lado frunciendo a la vez el ceño, así que no se retraía porque él como que se sentía identificado con ella.
-Eso me gusta, tanta caballerosidad creo que se les suben a la cabeza, ¿porqué decís señor que no sois un santo precisamente? Me encantaría saber lo que esa mente esconde, señor Colville... siempre soy yo misma ¡diablos! A quién no le guste tiene vía libre, como ya dije... no me gusta ser repetitiva...y claro que no soy indefensa, aunque lo parezca, las apariencias engañan...por eso sé que vos estais en las mismas, sé que tras esa fachada de caballero ejemplar vive alguien que desea hacer locuras, que no se reprime ante nada y... seguramente, tome lo que desea casi siempre... al menos pone de su parte para que eso suceda.
Miró de reojo hacia la ventana, aquel hombre estaba allí y se echó a reír sin más, la mayoría de las veces si se podía pensar que le faltaba un tornillo de aquella cabeza tan loca, su mirada azul recobró un poco de brillo al pensar en algo no muy bien visto en una jovencita, ya era lo que le faltaba pero solo de enfadar y molestar aquel hombre de la calle que la vigilaba valía todo aquello bastante.
-¿Veis a ese señor con cara de pocos amigos leyendo el periódico pero mirando hacia aquí?Bien... ese hombre es el que está a mi cargo, estoy en una casa de señoritas... es mi día libre, y no puedo hacer nada que esté prohibido,mucho menos estar sentada con alguien a quién no conozco...-se mordió el labio inferior pensativa, inclinándose un tanto a la mesa y apoyar sus codos en ella- Quiero salir de aquí, quiero disfrutar una noche en París y sé que podeis ayudarme a hacerlo... cueste lo que cueste os devolveré el favor... y sin pensar mal porque no me interesa tener nada que ver con esas cosas... a mí eso no me va, me tienes que gustar un poco y... ningún hombre es mi tipo que no quiere decir que no me gusten-apretó los labios rojizos , estaba hablando demasiado y es que intentaba pensar deprisa, se echó a reír esperando su respuesta, Bryanna Appleby y su sinceridad...¿para qué mentir? Para nada, porque ella no era ninguna chica corriente, ella... quería vivir.
-Podeis dudar si quereis, yo ya solo avisé... pero también puedo avisar de que puede que... sea una de las mejores veladas de su vida y quiera repetirla, seguramente sea lo que pase pero también cabe la posibilidad que sea un incordio y quiera salir corriendo como todos esos hombrecitos interesados en una cara bonita hasta que ven el interior y ven que para ellos está podrido, no milord, no me ando por las ramas yo soy clara...-dio un sorbo de su café, dejando la cucharilla a un lado para que no se bajase y le rozara, al oír aquello de no ser un santo, le hizo enarcar una ceja de lo más divertida, ella también podía ser sorprendida por mucho que le fastidiase, sí...odiaba a alguien que hiciese tal cosa.
Dejó la taza en la mesa, sin dejar de mirarlo fijamente... su madre siempre decía que eso era demasiado descarado, al igual que todas aquellas sonrisas que no parecían infundir que fuera a decir o hacer nada bueno, sonrió de medio lado frunciendo a la vez el ceño, así que no se retraía porque él como que se sentía identificado con ella.
-Eso me gusta, tanta caballerosidad creo que se les suben a la cabeza, ¿porqué decís señor que no sois un santo precisamente? Me encantaría saber lo que esa mente esconde, señor Colville... siempre soy yo misma ¡diablos! A quién no le guste tiene vía libre, como ya dije... no me gusta ser repetitiva...y claro que no soy indefensa, aunque lo parezca, las apariencias engañan...por eso sé que vos estais en las mismas, sé que tras esa fachada de caballero ejemplar vive alguien que desea hacer locuras, que no se reprime ante nada y... seguramente, tome lo que desea casi siempre... al menos pone de su parte para que eso suceda.
Miró de reojo hacia la ventana, aquel hombre estaba allí y se echó a reír sin más, la mayoría de las veces si se podía pensar que le faltaba un tornillo de aquella cabeza tan loca, su mirada azul recobró un poco de brillo al pensar en algo no muy bien visto en una jovencita, ya era lo que le faltaba pero solo de enfadar y molestar aquel hombre de la calle que la vigilaba valía todo aquello bastante.
-¿Veis a ese señor con cara de pocos amigos leyendo el periódico pero mirando hacia aquí?Bien... ese hombre es el que está a mi cargo, estoy en una casa de señoritas... es mi día libre, y no puedo hacer nada que esté prohibido,mucho menos estar sentada con alguien a quién no conozco...-se mordió el labio inferior pensativa, inclinándose un tanto a la mesa y apoyar sus codos en ella- Quiero salir de aquí, quiero disfrutar una noche en París y sé que podeis ayudarme a hacerlo... cueste lo que cueste os devolveré el favor... y sin pensar mal porque no me interesa tener nada que ver con esas cosas... a mí eso no me va, me tienes que gustar un poco y... ningún hombre es mi tipo que no quiere decir que no me gusten-apretó los labios rojizos , estaba hablando demasiado y es que intentaba pensar deprisa, se echó a reír esperando su respuesta, Bryanna Appleby y su sinceridad...¿para qué mentir? Para nada, porque ella no era ninguna chica corriente, ella... quería vivir.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Thibault aparto la vista por primera vez de aquel rostro casi angelical para posar sus ojos cristalinos de vampiros donde se le indicaba. Un hombre corpulento y con ceño fruncido miraba a través del cristal desde exterior, directamente hacia la mesa donde ellos dos se encontraban. No duro mas que apenas unos segundos en analizarlo y menos de un minuto en saber lo que pasaba por su mente, pues otra de las cosas de las que muchos vampiros gozaban era de que podían adivinar el pensamiento de los demás si lograban concentrarse. Thibault se giro nuevamente hacia la joven, sin hacer demasiado drama por el hombre que cuidaba de ella, ya que tal hombre no representaba algún tipo de inconveniente para el, podía hacerlo pedazos con tal solo uno de sus movimientos si quería y si osaba a interferir en la diversión que ya se gestaba en ambas cabezas, tanto en la del vampiro, como en la de la humana ingenua que no sabia lo que le podía ocurrir esa noche.
- ¿Locuras?, ¿a que llama usted locuras con exactitud? – Pregunto retomando su anterior conversación, dando a entender con ello que su chaperon lo tenía sin cuidado. – Hay todo tipo de locuras sin duda, locuras inocentes, locuras medias que ni dañan ni afligen, locuras extravagantes…. ¿a que clase de locuras pertenece la bella Bryanna? – Dejo entrever su extrema curiosidad a través de sus cejas curvándose en espera de aquella respuesta. Luego movió nuevamente el café que tenia frente a el y decidió que era hora de actuar un poco, alzándolo hasta su rostro y dando un sorbo en verdad diminuto a ese liquido que le resultaba insípido. – Demonios… - Susurro entre dientes a causa del sabor tan desagradable. -…esto esta helado. – Mintió. Era curioso, en sus años humanos Thibault había sido todo un adicto a la cafeína y ahora lo detestaba. Ahora que no era humano detestaba muchas cosas en realidad.
Limpio con la servilleta la comisura de sus labios, luego se dispuso a sacar el dinero suficiente para pagar por su café y el de su acompañante, el cual dejo sobre la mesa, sin dar aviso al camarero de su apresurada retirada. Entonces se puso de pie decidido, colocando luego la silla en su lugar y miro a la joven que yacía aun sentada frente a sus ojos. - ¿Y que esta esperando? – Pregunto alargando su mano tallada en mármol, en espera de la suya. – Yo le hare disfrutar de la noche y después usted me pagara el favor de la manera en que crea mas correcta, es un trato. – Claro que Thibault no dejaría expuesta ante ella la idea que el tenia en mente con eso de “pagar” el favor. La tomo del brazo, quizás un poco indebidamente ya que varias personas en aquel lugar se giraron para ver la escena. El hombre que cuidada de Bryanna se había distraído mirando nuevamente el periódico que sostenía entre las manos y el decidió aprovechar tal cosa. Empezó a andar hacia el exterior, hacia la puerta principal del negocio, casi haciendo caso omiso de la presencia del hombre que cuidaba de aquella joven que ahora escoltaba del brazo. Pero al abrir la puerta para salir esta profirió un ruido que provoco que los ojos del hombre a cargo de Bryanna alzara la vista y se encontrara con aquella desagradable escena, poniéndose de pie rápidamente.
- Ha llegado la hora de irnos señorita Bryanna, es bastante tarde para que una joven como este ande por la calle. – La voz del hombre dejaba entrever el fastidio que le producía tener que cuidar de aquella joven que seguramente muchos dolores de cabeza le había ocasionado.
- Nada le ocurrirá, esta ahora a mi cargo y por el contrario de usted, creo que Bryanna de pierda de mucho, la noche es joven mi amigo. – La voz del vampiro hacia un claro contraste con el del humano, sonaba melodiosa y casi hipnotizante. Thibault poso los ojos en los del hombre, mirándole fijamente mientras sus labios se curvaban en una sonrisa torcida, dejando que sus aptitudes de vampiro hicieran una vez más de las suyas.
- Si…esta bien. – Musito el hombre como en un trance, sin pedir mas explicaciones, dando mas la impresión de ser una especie de zombie a un hombre verdadero. Todo había sido causa de la hipnosis a la que el vampiro le había sometido.
- Bienvenida a la diversion Bryanna, bienvenida...
- ¿Locuras?, ¿a que llama usted locuras con exactitud? – Pregunto retomando su anterior conversación, dando a entender con ello que su chaperon lo tenía sin cuidado. – Hay todo tipo de locuras sin duda, locuras inocentes, locuras medias que ni dañan ni afligen, locuras extravagantes…. ¿a que clase de locuras pertenece la bella Bryanna? – Dejo entrever su extrema curiosidad a través de sus cejas curvándose en espera de aquella respuesta. Luego movió nuevamente el café que tenia frente a el y decidió que era hora de actuar un poco, alzándolo hasta su rostro y dando un sorbo en verdad diminuto a ese liquido que le resultaba insípido. – Demonios… - Susurro entre dientes a causa del sabor tan desagradable. -…esto esta helado. – Mintió. Era curioso, en sus años humanos Thibault había sido todo un adicto a la cafeína y ahora lo detestaba. Ahora que no era humano detestaba muchas cosas en realidad.
Limpio con la servilleta la comisura de sus labios, luego se dispuso a sacar el dinero suficiente para pagar por su café y el de su acompañante, el cual dejo sobre la mesa, sin dar aviso al camarero de su apresurada retirada. Entonces se puso de pie decidido, colocando luego la silla en su lugar y miro a la joven que yacía aun sentada frente a sus ojos. - ¿Y que esta esperando? – Pregunto alargando su mano tallada en mármol, en espera de la suya. – Yo le hare disfrutar de la noche y después usted me pagara el favor de la manera en que crea mas correcta, es un trato. – Claro que Thibault no dejaría expuesta ante ella la idea que el tenia en mente con eso de “pagar” el favor. La tomo del brazo, quizás un poco indebidamente ya que varias personas en aquel lugar se giraron para ver la escena. El hombre que cuidada de Bryanna se había distraído mirando nuevamente el periódico que sostenía entre las manos y el decidió aprovechar tal cosa. Empezó a andar hacia el exterior, hacia la puerta principal del negocio, casi haciendo caso omiso de la presencia del hombre que cuidaba de aquella joven que ahora escoltaba del brazo. Pero al abrir la puerta para salir esta profirió un ruido que provoco que los ojos del hombre a cargo de Bryanna alzara la vista y se encontrara con aquella desagradable escena, poniéndose de pie rápidamente.
- Ha llegado la hora de irnos señorita Bryanna, es bastante tarde para que una joven como este ande por la calle. – La voz del hombre dejaba entrever el fastidio que le producía tener que cuidar de aquella joven que seguramente muchos dolores de cabeza le había ocasionado.
- Nada le ocurrirá, esta ahora a mi cargo y por el contrario de usted, creo que Bryanna de pierda de mucho, la noche es joven mi amigo. – La voz del vampiro hacia un claro contraste con el del humano, sonaba melodiosa y casi hipnotizante. Thibault poso los ojos en los del hombre, mirándole fijamente mientras sus labios se curvaban en una sonrisa torcida, dejando que sus aptitudes de vampiro hicieran una vez más de las suyas.
- Si…esta bien. – Musito el hombre como en un trance, sin pedir mas explicaciones, dando mas la impresión de ser una especie de zombie a un hombre verdadero. Todo había sido causa de la hipnosis a la que el vampiro le había sometido.
- Bienvenida a la diversion Bryanna, bienvenida...
Off: Siento estar demorando mas de lo debido.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Si aquel hombre desapareciese... todo le sonreiría de otra manera, pero de igual modo daba lo mismo... si quería escaparse lo terminaría consiguiendo. Una por una, fue numerando aquellas clases de locuras pero seguro que no acertaría con la que verdaderamente se identificaba, a medida que iba oyendo una tras otra, negaba con la cabeza, terminando por mover su dedo índice de un lado a otro signo de que se equivocaba de nuevo, y es que su locura tenía un nombre , no era otro que el de sí misma, sonrió a medias dando el último sorbo a su café, antes de contestar degustó aquel trago y dejó escapar un suspiro, estaba satisfecha de momento...
-Tienen mi nombre, señor Colville, no otro que ese... no os teneis que ir muy lejos para saber que esas locuras tienen el apellido Appleby y son de lo más inusuales, póngame a prueba y se lo demuestro...puede resultar un tanto lanzado pero creo que eso ya no es problema entre nosotros ¿cierto? Pero sé que me ocultais algo... simplemente es un sexto sentido, vuestro espíritu aventurero os llama a gritos entonces, porque veo que no dejais de insistir con el tema de mis locuras... quién sabe a lo mejor, vos mismo sois una locura de las Appleby, ¿pero quereis serlo?-
Arrugó la nariz al decir que su café estaba helado, no le gustaba nada el café frío... le ponía mal cuerpo y entendió que no quisiese más, a lo que simplemente dedicó una suave risa... no de burla solo le pareció divertida aquella reacción ya que era irremediable que no le recordase así misma. Lo miró a los ojos, esa señal estaba esperando y su corazón empezó a latir apresurado, algo así deseaba que sucediese... bien por él, le estaba colocando las alas y ahora tenía que volar con ella y bien alto, él mismo había pagado su entrada.
Asintió dejando atrás la taza de café vacía y la llena de él, tomando su brazo lo suficiente para ser “educada” pero manteniendo distancias, bien era sabido que la señorita Appleby no intimaba con nadie y mucho menos con un hombre que acababa de conocer en un café porque no había mesas. Y aquellos murmullos,... demonios... eso eran , demonios sediento de cotilleos y rumores, que dijesen lo que dijesen... ella quería salir de allí y una corazonada le decía que sería seguramente la noche más emocionante desde que se instaló en París.
No podía ser, aquel hombre con cara de amargado... iba a decir algunas palabras, una cosa era que la estuviese vigilando y otra... que no la dejase ni respirar, solo iba a dar un paseo y regresaría, se suponía porque eso de que regresase era relativo, pero que remedio tendría que hacerlo tarde o temprano, no se cortó a la hora de reírse, primero dejó escapar una carcajada y después una suave risa que dejó estar una de sus bonitas sonrisas en aquel rostro con aire inocente...escondía tantas cosas.
De reojo, observó como aquel sirviente se iba a lo que Bryanna apremió a su acompañante, apretando un tanto su brazo como agradecimiento, ella no daba las gracias... con un gesto era más que obvio, mirando al frente le entró curiosidad... ahora era hora de observar con más atención a aquel hombre, su perfil... ¿cómo decirlo? Se podía atrever a decir que era perfecto, parecía como si estuviese en un lienzo dibujado, por las manos más expertas...
-Bienvenido vos a mi mundo, señor Colville... habeis hecho un pacto con el diablo, o tal vez... sea mutuo-se olía algo, no sabía qué pero sabía que tenían muchas cosas en común, cosas que no podría explicarlas por mucho que quisiera- ¿dónde me llevais? No conozco especialmente bien París, me he perdido infinidad de veces pero siempre encuentro la salida, supongo que es como un círculo incesante que no sabes donde acaba pero siempre vuelves a donde tomaste la salida... ¿me la mostrareis esta noche? Al menos un trozo de ella, teneis que hacer que me sienta bien y ya luego puede que os muestre un poco de esa cara tan rebelde que tanto deseais ver... será un verdadero honor sorprenderos o quizás... no lo haga y me tirareis a uno de esos ríos de las afueras como salen en los periódicos... pero bicho malo nunca muere, eso dice mi madre... -
Al ver que efectivamente estaba hablando mucho, apretó los labios, dejando que un leve rubor cubriese sus mejillas doradas... un ojo azul , fue cerrado cuando volvió a mirarlo y sus pasos se aminoraron un poco para disfrutar del paseo.
Off: Si quereis seguir en este tema, perfecto... si hay cambios, me gustaría que me lo confirmaseis vía mp, gracias y no pasa nada por la demora lo bueno se hace esperar.
-Tienen mi nombre, señor Colville, no otro que ese... no os teneis que ir muy lejos para saber que esas locuras tienen el apellido Appleby y son de lo más inusuales, póngame a prueba y se lo demuestro...puede resultar un tanto lanzado pero creo que eso ya no es problema entre nosotros ¿cierto? Pero sé que me ocultais algo... simplemente es un sexto sentido, vuestro espíritu aventurero os llama a gritos entonces, porque veo que no dejais de insistir con el tema de mis locuras... quién sabe a lo mejor, vos mismo sois una locura de las Appleby, ¿pero quereis serlo?-
Arrugó la nariz al decir que su café estaba helado, no le gustaba nada el café frío... le ponía mal cuerpo y entendió que no quisiese más, a lo que simplemente dedicó una suave risa... no de burla solo le pareció divertida aquella reacción ya que era irremediable que no le recordase así misma. Lo miró a los ojos, esa señal estaba esperando y su corazón empezó a latir apresurado, algo así deseaba que sucediese... bien por él, le estaba colocando las alas y ahora tenía que volar con ella y bien alto, él mismo había pagado su entrada.
Asintió dejando atrás la taza de café vacía y la llena de él, tomando su brazo lo suficiente para ser “educada” pero manteniendo distancias, bien era sabido que la señorita Appleby no intimaba con nadie y mucho menos con un hombre que acababa de conocer en un café porque no había mesas. Y aquellos murmullos,... demonios... eso eran , demonios sediento de cotilleos y rumores, que dijesen lo que dijesen... ella quería salir de allí y una corazonada le decía que sería seguramente la noche más emocionante desde que se instaló en París.
No podía ser, aquel hombre con cara de amargado... iba a decir algunas palabras, una cosa era que la estuviese vigilando y otra... que no la dejase ni respirar, solo iba a dar un paseo y regresaría, se suponía porque eso de que regresase era relativo, pero que remedio tendría que hacerlo tarde o temprano, no se cortó a la hora de reírse, primero dejó escapar una carcajada y después una suave risa que dejó estar una de sus bonitas sonrisas en aquel rostro con aire inocente...escondía tantas cosas.
De reojo, observó como aquel sirviente se iba a lo que Bryanna apremió a su acompañante, apretando un tanto su brazo como agradecimiento, ella no daba las gracias... con un gesto era más que obvio, mirando al frente le entró curiosidad... ahora era hora de observar con más atención a aquel hombre, su perfil... ¿cómo decirlo? Se podía atrever a decir que era perfecto, parecía como si estuviese en un lienzo dibujado, por las manos más expertas...
-Bienvenido vos a mi mundo, señor Colville... habeis hecho un pacto con el diablo, o tal vez... sea mutuo-se olía algo, no sabía qué pero sabía que tenían muchas cosas en común, cosas que no podría explicarlas por mucho que quisiera- ¿dónde me llevais? No conozco especialmente bien París, me he perdido infinidad de veces pero siempre encuentro la salida, supongo que es como un círculo incesante que no sabes donde acaba pero siempre vuelves a donde tomaste la salida... ¿me la mostrareis esta noche? Al menos un trozo de ella, teneis que hacer que me sienta bien y ya luego puede que os muestre un poco de esa cara tan rebelde que tanto deseais ver... será un verdadero honor sorprenderos o quizás... no lo haga y me tirareis a uno de esos ríos de las afueras como salen en los periódicos... pero bicho malo nunca muere, eso dice mi madre... -
Al ver que efectivamente estaba hablando mucho, apretó los labios, dejando que un leve rubor cubriese sus mejillas doradas... un ojo azul , fue cerrado cuando volvió a mirarlo y sus pasos se aminoraron un poco para disfrutar del paseo.
Off: Si quereis seguir en este tema, perfecto... si hay cambios, me gustaría que me lo confirmaseis vía mp, gracias y no pasa nada por la demora lo bueno se hace esperar.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
Los vampiros la tenían tan fácil y Thibault acababa de hacer alarde a eso: había visto a la mujer por el ventanal, había decidido que pasaría la noche con ella, se había deshecho del fastidioso cuidador y ahora la llevaba escoltada del brazo. Todo como si lo hubiese tenido planeado y solucionado antes de llevarlo a cabo. Aferro su brazo al de Bryanna, en un intento de sostenerlo de una manera más correcta y siguió su paso, con la frente en alto y los ojos clavados en el camino por el que andaban. La joven era notablemente mas baja que el, pues el era ya de por si bastante alto y cada que giraba su rostro para dirigirse a ella debía bajar la vista un poco para poder mirarle a los ojos y disfrutar de esa sonrisa picara y ese brillo en los ojos que no hacia mas que hacer visible las inmensas ganas que tenia de divertirse tanto como el. ¿Pero que tipo de diversión les esperaba? Probablemente lo único que había en la mente de Thibault eran solo dos cosas: sangre y sexo. A pesar de que no tenía mucho apetito esa noche, no podía negar que el aroma de aquella exquisita humana le era bastante apetitoso, además, la llevaba del brazo, era el quien la conducía y ella le brindaba el honor de ser el quien guiara sus pasos a donde el quisiese. ¿Cual seria el mejor destino?, era algo difícil de saber teniendo una ciudad tan bella a sus pies como lo era Paris, pero pocos lugares podían garantizar diversión asegurada, al menos para el. Una brillante idea se hizo en su cabeza.
- Le tengo una mejor idea. – Inquirió con tono decidido y aun sin saber si esta aceptaría o si le seria difícil el convencerla, lo echo al aire. – La invito a mi casa, tengo una brillante idea para esta noche, una que me dejara claro si no me ha mentido todo este rato que hemos compartido juntos, quedara en manos de usted el demostrarme si realmente es tan loca como ha dicho. – Una sonrisa se dibujo en sus labios, una amplia, pero lo suficientemente cuidada para no dejar a la vista los colmillos que se escondían bajo la piel de sus labios. – ¿Qué dice, aceptaría?, tómelo como…un reto de mi parte, a cambio le ofrezco la posibilidad de que usted me rete a mi y le aseguro que aceptare gustoso.
- Le tengo una mejor idea. – Inquirió con tono decidido y aun sin saber si esta aceptaría o si le seria difícil el convencerla, lo echo al aire. – La invito a mi casa, tengo una brillante idea para esta noche, una que me dejara claro si no me ha mentido todo este rato que hemos compartido juntos, quedara en manos de usted el demostrarme si realmente es tan loca como ha dicho. – Una sonrisa se dibujo en sus labios, una amplia, pero lo suficientemente cuidada para no dejar a la vista los colmillos que se escondían bajo la piel de sus labios. – ¿Qué dice, aceptaría?, tómelo como…un reto de mi parte, a cambio le ofrezco la posibilidad de que usted me rete a mi y le aseguro que aceptare gustoso.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Una tarde libre [Libre]
No miró más hacia atrás, como si hubiese terminado un libro y había cerrado la tapa, era libro leído y por lo tanto cerrado. Ahora era más importante lo que le aguardaría toda aquella noche que se le presentaba, muchos la tacharían de loca al irse con alguien que acababa de conocer, como si fuese una desesperada pero no lo sentía así, más bien era como si algo le llamase aceptar , tampoco tenía muchas opciones y desde luego aquella se le antojó demasiado atractiva como negarse a ello. Y aquel tono decidido le hizo sonreír más ampliamente, solo conocía alguien así y ese no era nada más ni nada menos que su hermano mayor, siempre se habían llevado bien aunque claro, no aprobaba que aquellas acciones fueran típicas de una “señorita”, esperó que le formulara la idea, sabía que iba a ser de su agrado puesto que de todas las palabras que habían cruzado le habían gustado cada una de ellas.
A su casa... vaya, eso era directo y lo demás eran tonterías, una leve carcajada salió de su boca al nombrar tal locura a los ojos de los demás, no respondió al instante, no hasta que oyó como la palabra reto salía de sus labios y como no, aquellos ojos azules centellearon... más vivos que nunca, hizo una leve presión en su brazo seguido con una sonrisa de lo más juguetona.
-Podría haberos mentido señor Colville, pero ambos sabemos que no es así...pero eso de la idea que ronda vuestra cabeza me ha despistado porque no se me ocurre cual puede ser- y hablaba completamente en serio, era muy malpensada pero no cayó en la cuenta de las posibilidades que podían ser.- Oh un reto me gusta, así que acepto siempre y cuando no os acobarde el hecho de estar conmigo por entero a solas o... ¿debería acobardarme yo? Mmm bueno... en todo caso, tendremos que averiguarlo, lléveme al lugar del pecado y os demostraré que por supuesto soy más que una buena rival para vos... así que os sigo... deseosa me hayo de ...-se inclinó un tanto a él de forma que sus rostros quedaron a escasos centímetros, primero se echó a reír y acto seguido susurró muy bajito, sigilosa como un gato y suave como las gotas de rocío cuando acarician el pétalo de una flor en el amanecer- averiguarlo.
Y sus pasos se perdieron con los del joven, ¿qué secretos y reto les aguardarían? Eso solo lo sabía él y ella sabía que era digna para contraatacarle.
A su casa... vaya, eso era directo y lo demás eran tonterías, una leve carcajada salió de su boca al nombrar tal locura a los ojos de los demás, no respondió al instante, no hasta que oyó como la palabra reto salía de sus labios y como no, aquellos ojos azules centellearon... más vivos que nunca, hizo una leve presión en su brazo seguido con una sonrisa de lo más juguetona.
-Podría haberos mentido señor Colville, pero ambos sabemos que no es así...pero eso de la idea que ronda vuestra cabeza me ha despistado porque no se me ocurre cual puede ser- y hablaba completamente en serio, era muy malpensada pero no cayó en la cuenta de las posibilidades que podían ser.- Oh un reto me gusta, así que acepto siempre y cuando no os acobarde el hecho de estar conmigo por entero a solas o... ¿debería acobardarme yo? Mmm bueno... en todo caso, tendremos que averiguarlo, lléveme al lugar del pecado y os demostraré que por supuesto soy más que una buena rival para vos... así que os sigo... deseosa me hayo de ...-se inclinó un tanto a él de forma que sus rostros quedaron a escasos centímetros, primero se echó a reír y acto seguido susurró muy bajito, sigilosa como un gato y suave como las gotas de rocío cuando acarician el pétalo de una flor en el amanecer- averiguarlo.
Y sus pasos se perdieron con los del joven, ¿qué secretos y reto les aguardarían? Eso solo lo sabía él y ella sabía que era digna para contraatacarle.
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