Oscuridad., complice de lo inesperado. ( Erin )

Tras las andanzas de mi persona humana por el medio terrestre, divagando en lugares que jamás pude imaginarme, logre llegar a un bosque desconocido, un lugar donde podía llegar a una similitud del lugar donde yo venia. Perdido por unos momentos en los pensamientos frustrantes de mi mente y memoria, logre adentrarme en aquel lugar, teniendo como paraje un gran árbol, de una altura impresionante y que a mi parecer era el mas grande o almenos uno de los mas altos... camine sin rumbo, sin esperar alguna cosa susceptible o extraña que sucediera, creía que ya lo había visto todo, que ya había vivido algunas cosas que me eran inexplicables, pero no caía aun en cuenta que eso era absurdo ya que no tenia ni la mas remota idea de que en esta perra vida todo era extraño y nuevo cada estupido segundo.
Después de haber estado reclutado en aquel ejercito licántropo, mis habilidades fueron tomando un rumbo siniestro, malicioso pero perfecto para mi persona, era aun mas ágil y la fuerza que mi cuerpo ejercía aun siendo un hombre y no una bestia, eran totalmente impresionantes. Seguía sorprendido con todo, el jefe de la aldea me había enseñado únicamente lo básico, pretendía que aprendiera de todo por mi propia cuenta, aun así fuera ignorante de la misma, pero nunca me rendiría ya que lo único que tenia por el momento era sed de venganza o la muerte propia ya que no tenia nada que perder, pero si lograba vencer, la gloria del destierro del odio en mi agrandaría mi sentir y desaparecería el peso que en mi cargaba desde que vi morir a mis padres.
Camine por un pequeño sendero que se había creado con el tiempo, casi a punto de convertirse en camino, la maleza aun podía estorbar en el paso, pero para un ser como yo era algo que no tenia dificultan en sobre pasar... la noche comenzaba a dejar caer su manto estrellado y junto con el una nueva luna que para mi fiel fortuna, esta vez no seria la indicada para poder convertirme en animal, pero si para poder alimentarme después de no hacerlo por días.
''Un momento.!'' pensé muy dentro de mi, algunos ruidos extraños y extravagantes se habían escuchado, mi sentido auditivo se había agudizado por completo logrando captar el origen de aquel ruido misterioso que a mi pensar podía ser de una presa fácil, un ciervo o quizá otro animal, fuese lo que fuese tendría que cazarlo para poder tener algo que comer, aun así tuviera que usar fuerza y destreza ya que de esto se trataba y mas aun si era correcto de lo cual o de quien pensaba yo que era.

El sedentario animal que en mi estaba, ahora no podría pensar en otra cosa mas que en poder alimentarse, el escuchar aquellos ruidos le provocaron sensación de deseo y placer fructuoso, imaginando tener la presa en Cariola de plata para que pudiera saciarse de todo lo que no había podido. Al perseguir aquel sonido cuyo ruido había desaparecido entre tantos, logre indagar mas en la agudeza de mis sentidos, el audio de mis orejas comenzó a resonar un poco mas libre y podía presentir la presencia de alguien, algo que no era del todo animal, un ser similar a mi pero que no estaba seguro de que o quien era, pues solo conocía a una persona con ese riguroso sentir que en mi se daba.

Erin, una mujer despampanante, atractiva y sumamente hermosa, aquella hembra que provocaba mucho en mi y lograba enloquecerme del todo a todo, ¿porque? ni yo mismo lo sabia, eran cosas que aun desconocía desde que fui convertido en un licántropo, pero lo que me asía sentir era muy reconocido y muy sentido, pero era absurdo y poco creíble de que se tratara de ella pues había pasado muchos días desde que la había mirado por ultima vez y en un lugar muy alejado de este, o almenos eso era lo que yo pensaba, pues aun no me identificaba con los lugares y era muy sencillo perderme pero me era mas fácil salir nuevamente.

Comencé a subir los árboles, algo sencillo para mi, sin nada de dificultad logre posarme a media copa de uno de ellos y poder tener mejor visibilidad, la presencia térmica de aquello comenzó a incrementar y podía sentir un ser a la defensiva.. -creo que debo estar alerta-
Estos eran los casos en los cuales debería actuar, aquel ejercito me había enseñado demasiado y lo aprendido ahí no lo iba a desperdiciar, no ahora y menos si se trataba de defender mi vida, solo hasta tomar la venganza que tanto añoraba.

Salte sin ruido a las ramas de otro árbol y a distancia tras el tronco grueso de un árbol junto a un arbusto se encontraba una mujer, aquel ser que tanto sentía y que para mi semejanza era de la misma calaña que yo.. ¿pero como? no entendía, al parecer no era el único que pretendía buscar algo de cena o simplemente algo de libertad. Baje del árbol con sutileza y con alta velocidad corrí por un costado, logrando capturarla entre el tronco y yo, encerrada entre mí cuerpo y brazos, solo para darme la enorme sorpresa de que era ella, si Erin.
Mis latidos comenzaron a resurgir mas rápidamente y era algo increíble puesto que nunca me imagine que se tratara de ella.
-¿tu?- musite con un poco de agresión en mi pregunta.. - Erin, la hermosa Erin..- una sonrisa traviesa y maliciosa apareció en mis labios, ahora tenia a ¿mi cena? o ¿mi deleite? eso tendría que averiguarlo ya.

Oh si, ahí estábamos ella y yo, solos en un bosque lleno de soledad entre la maleza, arbustos y árboles, pero pensándolo bien no tan solos a ella le acompañaba yo y ella a mi, salvo que alguna otra criatura se encontrara cera, pero aun no la detectaba.
No podía evitar sonreír con malicia, el solo verla de arriba a abajo como si escaneara su cuerpo, me llenaba la mente de pensamientos impuros, propios de los cuales solo ella pretendía crear en mi, aun recordaba la ultima vez en aquel prado, donde nos encontramos bajo la luz de la luna y el manto de la noche estrellada casi apunto de fundir nuestros cuerpos en uno, son embargo no logramos terminar nuestro cometido.. ¿la razones? no las sabia y tampoco podía comprenderlas, simplemente que desde ese momento no habíamos vuelto a vernos.

Mi vista se quedo a par con la suya, sinceramente adoraba esos ojos y esa manera suya de verme a la cara, coqueta como solo ella podía serlo y que gracias a eso terminaba por interesarme siempre mas y mas... mi mente comenzó a trabajar y el solo echo de recordar aquellos roces que tuvimos, me dejaron encender un poco la chispa del recuerdo y mas aun al encontrarme preso entre el árbol y ella, pero sobre todo con aquel beso ligero que me sedujo la mejilla.

-Que hábil te miraste, pero no tanto como yo..!- al instante logre sofocar su cintura con ambas manos y caer al suelo para sostener su cuerpo bajo el mío, ahora no tenia escapatoria, tenia todo a mi favor y podía hacer con ella lo que quisiera... me acerque a su rostro y ligeramente resople mi calido aliento sobre sus labios y rosar la punta de mi nariz con la suya. -Como puedes ver, estoy bien, pero tu, tú estas mucho mejor..- La gravedad de mi voz y lo grueso de esta, denominaban en mi una hombría demasiado fuerte, dominante y escalofriante para un ser como yo, pero que a ella ya le era una costumbre pues así lo creía yo y así parecían ser las cosas.

-No has cambiado, ¿aun recuerdas los sucesos en el prado?- pregunte con interés, quizá no le había puesto ella importancia ya a ese echo, pues se había quedado al olvido, pero para un licántropo como yo, eso no lo dejaba muy olvidado ya que se había quedado inconcluso, mientras esperaba su respuesta, fu aligerando la presión sobre sus manos para darle libertad, aun encontrándome muy cerca de sus rostro, mis manos bajaron por su cintura delineándola a discreción y en solo segundos lograba levantarme a medias para poder dejar libre su cuerpo y lo demás.

Sabia que recordaría aquella noche en la cual por escaso tiempo estuvimos a punto de ser uno solo, aquella sonrisa y el guiño que me hizo, fueron pruebas suficientemente contundentes para saber lo que estaba pasando por su mente, sus ojos delataban esos pensamientos e imaginación que tenia, era casi seguro que estaría viendo las imágenes que habían pasado en ese momento donde terminamos con las prendas desgarradas, pero solo las superiores ya que ahí fue cuando detuvimos lo que tan prometedor se había puesto.

Mientras la tenia en el suelo pude notar ese nerviosismo característico que siempre le causaba mi presencia, logre notar como su garganta asía una presión en su cuello al pasar la saliva que tragaba, tenia tantas ganas de lograr arrancar el deseo que tenia de besarla, pero esta vez no podía, me contuve aun así estuviera muriéndome por hacerlo, no sabia realmente porque lo asía si Erin ya estaba a mi merced, había terminado siendo una presa fácil para este animal endemoniado que era yo... - El tiempo te a sentado de maravilla, créeme estas mas perfecta que nunca, de echo te soy sincero, me insitas a hacer cosas de las cuales podría morir quemado contigo y tu cuerpo.- Me mordí los labios mientras le miraba desde sus labios hasta el pecho.. '' demonios ¿que carajos estoy asiendo?... maldición!!!
Notablemente las cosas se comenzaban a poner algo indebidas en mi mente, después de aflojar su cuerpo y darle mas libertad, no me esperaba lo que ahora ella había echo, momentos antes de ser el dominante ahora era el dominado, Erin estaba con su cuerpo perfecto sobre mi, sentada a horcajadas sobre mi cintura, mientras que sus manos sostenían las mías para poder tener mas acceso a mi y acercar su rostro al mío solo para susurrar que lo recordaba... malditas provocaciones me prendieron en ese momento en el cual sus labios casi rozan los míos, ¿era momento o no? Me pregunte, pues realmente no sabia si esta vez podríamos dar rienda suelta a lo que habíamos dejado sin terminar, quizá ahora era el momento perfecto, tal vez no el mismo sitio pero el lugar no era nada malo.

Le provocaba constantemente, moviéndole las cejas, aguantándole la mirada, acercándome a ella milimétricamente, casi seduciendo podría decirlo, pues las razones eran mas que obvias y no eran de negarse.. - ¿Así que lo recuerdas? Eso es genial, quizá podamos terminarlo pronto ¿ no crees?- El plan de seducción ya estaba puesto, mientras ella se encontraba en aquel árbol, me levante del piso sacudiéndome lo poco que podía con ligeros golpes en las partes polveadas y con hojas pegadas a mi ropa, camine hasta su lugar donde estaba y me coloque frente a ella... pensé muy bien lo que quería hacer y para que pensarlo si siempre actuaba a como el instinto me dejara actuar, pronunciantemente coloque mi mano derecha a un costado de su cintura pegándola a mi mientras que con la izquierda tomaba ligeramente su cabeza y me acercaba a ella mirándole a los ojos y a punto de darle un beso en los labios sin retenerme ni un minuto mas.

Besaba sus labios como si nunca lo hubiera echo, como si jamás tuve ese deseo de hacerlo y que ahora lo explotaba al máximo al tener sus labios pegados a los míos, discretamente usaba mi lengua jugueteando un poco con la suya mientras pegaba mas mi cuerpo al de ella, tanto que logre pegar mi pecho al suyo muy lentamente sin siquiera separar mi mano de su cintura.

Erin me llenaba demasiado, me asía temblar y me dejaba perplejo con cada beso que recibía de ella, terminaba debilitándome por completo el cuerpo arrebatándome las fuerzas con solo tocar mis labios con los suyos... Sentía sus caricias tanto como aquella vez que nos logramos tocar desnudos, a decir verdad semi desnudos ya que no pudimos concluir nada. Su mano viajo sobre mi cuerpo, tocando mi espalda y dejando una mano sobre mi cuello y parte de mi mejilla, mi mano bajo lentamente hasta su cintura, colocándose de ese modo a la par con mi mano derecha... deje sus labios por un instante para besar su mentón y cuello ya que me estaba levantando los deseos reprimidos que siempre tenia y que no había podido dejar salirlos si no fuese con ella, quizá ahora teníamos esa oportunidad de poder despejar todo ese deseo y pasión reprimidos en mi cuerpo, en nuestros cuerpos ya que en mi sentía los mismos que ella sentía ahora mismo.

Ahora la oscuridad comenzaba a caer, sabia que podía ser la cómplice de vernos como en aquella noche, sabia que podíamos intensificar los actos pasionales, mas sin embargo lo que no sabia era si ella quería y deseaba lo mismo que yo, siempre mantuve respeto por sus decisiones y ella conocía bien mi lema, el cual jamás llegaría mas allá de lo que una mujer dejara llegarme, sin embargo me sentía desesperado, ansioso de ella, de sus caricias incluso de todo su cuerpo y esos besos que jamás podía dejar atrás, Erin estaba ahora mas que perfecta era ya mi maldito deseo, mi adicción y locura automática.

-Te deseo como jamás pude hacerlo Erin..- apenas susurre muy cerca de su oído, no podía evitarlo mas, mis instintos me quebrantaban ya por sentirla por completo, el animal en mi despertaba y quería saciarse de ella, de todo su calor y su pasión anhelando el deseo que ambos y que mas por mi parte se sentía ahora, no podía mas y solo acabaría de dos formas, cumpliendo con terminar unidos en uno o simplemente quebrantándome ella y deteniendo todo a la vez.

Ahora no podía pensar, no podía terminar de digerir en mi persona lo que estaba ocurriendo en ese momento, Erin estaba en mi manos, en mi poder y en mis labios como en aquella ultima vez, antes de que desapareciera sin dejar rastro alguno, pues nunca supe donde demonios se había ido antes de poder terminar con aquel acto sexual que dejamos a medias hace mucho tiempo atrás. Sentía sus caricias como si nunca hubiera sentido nada parecido en la vida, cada lugar que sus manos tocaban era sentir que mi cuerpo se quemaba en calor, ardía en desenfreno y ella lo provocaba de alguna manera a la cual me era irreconocible ya que los sentidos se me perdían y ella los asía alborotarse de una y mil maneras posibles.

Quería apoderarme de toda ella por completo, como lo había echo antes, como lo tenia pensado siempre y como lo había deseado toda la vida, mantenía la secuencia de los besos durante todo su cuerpo, durante toda su piel al igual que mis caricias... para cuando mis manos se posaron en su cintura, mis labios ya tomaban un camino mas discreto, de su cuello bajaban a mas y el pequeño escote que su vestido dejaba en sus pechos, ahora era el esclavo de las suaves y deliciosas pasarelas de mi lengua sobre este y que con el calido aliento de mi boca lograban un temblor que su cuerpo recibía de manera pronunciada... su pierna se apodero de mi cadera, abrazándome con fuerza y apegándome a su cuerpo como si de mi no quisiera separarse, podía sentir la calidez de su intimidad pegando con mi miembro, el cual comenzaba a sentirse inquieto por poder tener mas de lo que ahora estaba recibiendo.

Aun prisionera de mi labios y de mi cuerpo al pie de ese árbol, Erin estaba siendo sometida y dominada por mi y todas mis caricias, la deseaba, si y mucho, tal como se lo había dicho hace un momento... no quería perder mas tiempo y no quería dejarla ir una vez mas, ya que perderla seria nuevamente comenzar en algo que inquietamente volvería a sufrir. Ante semejantes actos, un momento basto para que me detuviera, como si en mi cuerpo un balde de agua helada me cayera... sus palabras encrisparon mi cuerpo y el escucharle decir que se iría provocaron la separación milimétrica de su cuerpo y el mío.
-¿Que?- Fue lo único que pude decir, estaba incrédulo ya que por un momento había pensado en otras cosas y menos en eso... me separe de ella soltando su cuerpo y delicadamente bajando su pierna enredada en mi cadera, solté su cintura y baje el rostro un poco, el calor que sentía en ese momento fue disminuyendo lentamente mientras que en mi mente se paseaban muchas cosas, nuevamente se iría, nuevamente me dejaría como aquella vez y aun así fueran solo meses, se que se aria mas eterno que vivir cian años entre las sombras.

Trataba de digerir todo lo que me había dicho, podía entender lo que Lucian había hecho para ella, pero ahora nuevamente me la arrebataban como siempre había pasado tiempo atrás, nuevamente comenzó a hablar y aunque en mi rostro se denominaba un ceño fruncido de molestia, no podía estarlo con ella, no podía ni siquiera mantener un enojo frustrante que maldijera lo que estaba pasando, lo que me había dicho en esos momentos, Erin era mas que un hilo que amarraba mi corazón, sin embargo siempre nos mantendríamos alejados después de encontrarnos.. ¿porque? Maldición..! Baje la mirada un poco y al intentar alejarme nuevamente un poco mas de ella, no pude hacerlo, a pesar de sentirme molesto ella me había secuestrado nuevamente... tomo mi cuerpo y lo hizo suyo en ese momento, acaricio mi mano y sus ojos se metieron en profundidad con los míos a la vez que comenzó a besar y chupar mi dedo, algo que me gustaba en lo mas absoluto y que su mirada dejaba en la mía un máximo de deseo que los dos teníamos y queríamos demostrarnos de una sola vez, pero antes tenia que hablar.
-Sabes que esto me mata Erin, nuevamente te me vas y te largas con media vida mía, pero no puedo negarte nada, no puedo decirte no y tampoco no puedo darme el lujo de perderte...- bese sus labios con desespero por un momento.. - Prometo que te esperare.- En un susurro pasible afirme que la esperaría y ahora no sabia en que terminaría, pero si sabia lo que ahora seguiría.

Off: perdón, Lamento la demora

Noté la distancia entre nosotros cuando solté mis palabras de sopetón. Sabía que le haría muchísimo daño y eso era lo que más dolor me provocaba. Lo último que quería era que él sufriera, pero no podía desaparecer sin más, mientras él esperaba otro encuentro y ver que nunca llegaba. Se quedó sin palabras y me miró con tristeza y como si estuviera lo más lejos de mí posible, a pesar de que nuestros cuerpos seguían muy próximos entre sí.

Sabía que él me comprendía pero también sabía que le costaría asimilarlo. Ambos conocíamos los sentimientos del otro, aunque aún no los hubiéramos sacado a la luz por medio de palabras, éstos quedaron demostrados aquella noche en el prado, donde debería haber habido pasión y fuego, pero que en su lugar hubo besos y caricias, sin llegar a más. No quería separarme de él y mucho menos por una misión de Lucian, pero tenía que hacerlo, era como mi trabajo donde la recompensa llegaría más tarde, cuando todos los vampiros hayan muerto. “todo es por culpa de Dorian” pensé arrugando el rostro cuando me vino a la mente aquel rey vampiro al que me tenía que acercar para que confiara en mí y me contara sus intenciones. Detestaba acercarme a los vampiros pero para ganar, a veces no quedaba más opción. En cierto modo, Lucian me convenció.

Por mucho que me esforzara en mantener nuestros ojos entrelazados, Yareth siempre acababa bajando la mirada. Lo entendía perfectamente, pero aun así, le alcé el rostro un poco, de tal manera que nuestras miradas de cruzaron. Sonreí tristemente –sabes que esto también es muy difícil para mí, Yareth. No quiero abandonarte, ni quiero hacerte daño. Volveré, eso es lo importante, y entonces estaremos juntos para siempre –le dije intentando animarlo a pesar de que yo también me encontraba muy triste. Entonces llegaron sus palabras, las cuales hicieron que ahora fuera yo quien bajara la mirada, pues no quería que viera la lágrima que había comenzado a bajar por mis mejillas. Sin embargo, me armé de valor y dejé que me viera –siempre estarás en mis pensamientos y lo sabes, Yareth. Estoy enamorada de ti, te amo. No puedo alejarme de ti sin sentir dolor –reconocí por primera vez desde que nos conocíamos.

Desde la primera vez que nos vimos, en este mismo bosque hace 3 años, sabía que aquel licántropo formaría parte de mi vida. Me enamoré de él desde el primer momento, a pesar de que tuvimos nuestras discusiones y nos “odiábamos”. Al final acabamos en aquel prado fundimos en un beso, una caricia y un deseo desenfrenado por tomarnos el uno al otro. Los licántropos tienen la desventaja de tener las emociones más intensificadas, pero en aquella situación era la mejor ventaja que teníamos. Sin embargo, por razones que no recuerdo, ni quiero recordar, esa maravillosa escena quedó a la mitad y nos tuvimos que separar hasta el día de hoy. A penas nos habíamos visto y hoy, no era día para dejar marchar la oportunidad.

“me esperará” pensé repitiendo en mi mente sus palabras. Esas palabras que arrancaron una sonrisa de mi rostro de felicidad y que más lágrimas cayeran por mi rostro, las cuales me apresuré a secar pues odiaba llorar. Acerqué mi rostro al suyo y fundí nuestros labios en un beso, suave pero intenso. Un beso que me hacía temblar de pasión y que se iba volviendo cada vez más desenfrenado. Mis brazos abrazaron su cuerpo y mis manos recorrían su espalda, volviendo a donde lo habíamos dejado antes. Con un rápido movimiento, acabamos los dos en el suelo, sobre la fina hierba que se encontraba fría por la brisa de la noche. Sin embargo, estaba segura de que acabaría quemada del calor, la pasión y el deseo que se iba a producir sobre ella.

Mientras besaba sus labios, sus mejillas y todo su rostro, incluyendo el cuello, llevé una de mis manos a mi cabello, donde que encontraba la razón de que estuviera totalmente recogido y unido al sombrero que llevaba aún puesto. Con un gesto ágil, esa razón despareció, provocando que mi sombrero despareciera y mi pelo rubio cayera sobre nosotros como una cascada furiosa. Éste cubrió nuestros rostros como si quisieran darnos intimidad. Entonces separé mis labios durante un segundo para hablar –te quiero –aquellas palabras que tengo deseaba decirle y que nunca me había atrevido, pero sabía que tendría que hacerlo hoy pues no sabía cuándo volvería a verlo.

Demonios, no podía ya pensar, ahora en la mente se me cruzaba esa idea, chocando de un lado a otro y resonándome en la cabezota, ella se me va y no se cuando volverá, la distancia acabara carcomiéndome las entrañas y nunca sabre en que desenlace acabaremos, la quería, la adoraba y necesite siempre desde que la conocí... pude recordar en ese instante la forma que teníamos para demostrarnos sentimientos compactos y compartidos que solo nosotros teníamos, Erin se había convertido mas que en una mujer para mi, mas que en un simple cariño y un sentir, era mi vida y lo fue desde ese entonces. Cuando se desapareció, no supe cuando fue la razón por la cual había pasado eso, ahora me enteraba a medias y aun no comprendía porque debía obedecer ordenes, pero no indagaría ni tampoco cuestionaría sus cosas, no lo aria para no hacer mas grande esta agonía que ya sentía y eso que aun no se separaba de mi.

Por momentos me miraba y tenia que separar la vista de la suya, en realidad no podía soportársela ni siquiera diez segundos, podía notar en mis ojos que me estaba quebrando por dentro... a pesar de ser un maldito hombre con escrúpulos de inquietud y sangre fría contra mis enemigos, ante ella me sentía peor que un cachorro, no sabia como demostrar mi ¿enojo? No quería, pero me asía sentir deprimente conmigo mismo. Tomo de manera decidida mi rostro y levanto mi mirada para poder verla casi a la fuerza, nunca le negaba nada y no lo aria ahora, la mirada que reflejaban mis ojos era bastante desafiante, pero no para un reproche, era un desafío para mi persona en como saber resistir nuevamente su ausencia...¿Es que acaso cada que nos veamos ella tendrá que irse por años? Era una pregunta muy bien detallada y centrada en el tema, pero no quería decirle, no quería dañarle si es que ya lo estaba al igual que yo con su partida.
-Erin me siento mal... ¿Sabes cuanto paso para vernos nuevamente? Ahora vuelves a irte y pasaran ¿que? Meses, años... solo para vernos una sola ves y después ¿volverás a irte?- Me sentía triste, mi cariño se marchitaba como la flor en un medio día después de recibir los rayos del sol y ser quemada con el tiempo y su letanía... tome sus manos y la mire a los ojos esta vez, después de escuchar que estaba enamorada de mi, no pude soportar mas lo que en mi pecho se guardaba.. -Erin, sabes que yo también siento lo mismo por ti, que no podría vivir si no es contigo, pero osas en marginarme cada vez que te vas.-

Al fin de cuentas, había resumido que la esperaría, terminaba tragándome mi dolor y mi sufrimiento, pero no se lo aria saber, la amaba tanto que no quería quebrarla como lo estaba yo, entonces cuando mas pensaba que moriría de tristeza, fui abordado por ella, me abrazo y nos confundimos en un beso demasiado pasional, ligero y suave, pero con una pasión que solo ella y yo conocíamos y teníamos desde que éramos mas jóvenes. Terminamos en el suelo y su cuerpo de ella sobre el mío, no paraba de besarme y tampoco de acariciarme, mis manos continuaron reconociendo nuevamente su cuerpo, el terreno que era mío desde hace muchísimo tiempo... aquel sentimiento triste se me despejo y se esfumo de inmediato, el solo tenerla pegada a mi cuerpo era señal de que terminaría derrumbando mis defensas y toda mi fuerza indefinida.

Esta noche seria fantasitica pero triste, era demasiado deprimente terminar quedando solo nuevamente, pero aprovecharíamos el tiempo después de todo, esta vez no se me escaparía como en aquel maldito prado, ahora si seria mía a como de lugar si es que necesitaba la fuerza, así mismo la usaría... ese te quiero me hizo sonreír, aquella sonrisa era el inicio de varias en esta noche que supondría podía tener, pues quería mas que caricias, mas que simples besos, quería a ella y poseer su cuerpo sin detener nuestro deseo y tampoco nuestra pasión. -También te quiero..!- conteste con una sonrisa casi entre sus mismos labios para después morderlos y tirar de ellos como si fuesen mi comida deliciosa... Erin me prendía los ánimos y calentaba mis emociones de mil maneras posibles, lograba alebrestar el animal que en mi habitaba y que realmente quería y necesitaba salir ya, no quería esperar mas, pues pensaba en desgarrar su ropa a como diera lugar, pero no sabia si tendría algún impedimento para eso o no, así que me detuve solo en mis pensamientos, mas sin embargo al perderme por la lujuria, desconectaría mi mente y mi cerebro para pretender solo con mi cuerpo y nada mas.

Esto parecía ya un estupido juego, un viene y va que solo ella procesaba en su mente y en su cabeza porque yo aun no comprendía el porque siempre se alejaba de mi cuando nos mirábamos siendo por un corto y misero tiempo... no podía reprochar nada, tampoco podía pelear nada a pesar de querer estar siempre con ella, pero no llegaría ese momento hasta que sus malditos distanciamientos terminaran de una buena vez. Erin era mi aura viva que siempre prolongaba las esperanzas de poder seguir con ella, tenia el poder de mantenerme a su lado por que para mi desgracia y mi gran fortuna mi amor le pertenecía por encima de toda mi vida.

Escuchaba sus palabras y pensaba demasiado, muchas cosas... todo me giraba en la cabeza y sabia que al menos si se alejaba de mi, no la metería en el peligro que conllevaría a mi venganza, después de todo las cosas parecían concordar un poco o mucho, pues verdaderamente aunque me doliera iba a suceder la separación nuevamente. -Sabes que yo no puedo retener lo que aun no es mío, muero de rabia y de impotencia por no hacer nada... pero que mas da solo espero vivir para cuando tu estés de vuelta.- Debía resignarme y no me quedaba de otra, eso así seria y solo quería ahora aprovechar el tiempo que aun teníamos juntos.

Erin respondía con sutil energía en su voz, el sonido de su garganta resonaba un poco mas fuerte, casi como un reproche a disgusto, pero no sabia si eso era así, de ese modo... mis ojos comenzaron a abrirse un poco mas, levante la mirada y la cabeza lentamente al escuchar todo lo que hablaba, todo lo que decía, las cosas que asía por aquel ser que pretendía ser su padre aunque este no lo era por mas que la aya convertido en lo que ahora era... -Salvo tu vida, y ¿eso le da derecho a ti? ¿Pretende cobrar lo que hizo arriesgándote de este modo?..- reproche con dos preguntas, con dos cuestiones las cuales comenzaban a quemar dudas en ella y en mi, sin embargo me reprochaba al momento por abrír mi maldita boca, pude quedarme callado, pude quedarme sin decir nada, pero mis impulsos siempre podían mas y nunca me gustaba callarme las cosas, por eso era el motivo por el cual habían salido mis preguntas de esa manera. No pude contener un poco mas mi sentir por ella, me abalance y la abrace con fuerza para después besarla con tal deseo y desenfreno que solo me caracterizaba así de esa manera.

Esta noche quería que fuera lo mejor de todo, quería darme solo un encanto con ella y su desnudes, dejando que solo las estrellas nos pudieran ver bajo la luz nocturna de la luna y las lúgubres sombras de los árboles que eran complices del paraje donde nos encontrábamos y haríamos mas de lo que se podría pensar... Esta noche nadie me la quitaría, se quedaría escrita en nuestro cuerpo al probar de su vida la mas deliciosa miel puesto que esta noche seria su hombre y ella mi mujer. Abrace su cuerpo tendido sobre el mío y al instante logro colocarse abajo de mi, el vestido que tenia era demasiado estorbo para mi persona y comenzaba a fastidiarme, los besos no dejaban de aparecer al igual que las caricias, deslizaba mis manos por todo su dorso, incluso lograba tocar el escote de su pecho con la yema de mis dedos... sabia que hoy levantaríamos el vuelo y tocar el cielo, lograr que nuestro sueño se hiciera una realidad, lograríamos recorrer nuestros cuerpos con besos ardientes y lentos, de ese modo dejaríamos escapar nuestro endemoniado instinto animal, pues no solo quería caricias y besos nada mas, quería todo de ella y hasta no hacerla mía saldríamos de aquí.

Sus uñas comenzaron a rasguñar mi pecho, claro, le era mas sencillo puesto que no tenia prenda que cubriera esa parte, ni tampoco mi abdomen, mas solo cuando cerraba la chaqueta larga que tenia sobre mi cuerpo en esos instantes. Mis ojos se agrandaron y oscurecieron un poco... estaba prendido, mi cuerpo ya comenzaba a arder en deseo por poder determinar lo que pasaría y seguir con un procedimiento de posesión corporal de mi parte para ella.

Aquellos tres años no pasarían en balde, no dejaría que esto fuera simple, ya había pasado demasiado tiempo para poder seguir con esto que habíamos dejado a medias, y que solo había podido disfrutar del sabor delicioso que sus pechos procesaban en mi sentido gustativo. Me detuve por un momento y me recline para poder darme un poco de espacio, la mire a los ojos y sin querer sonreí solo para susurrarle directamente al rostro y sobre su mirada.. -Te amo..!- Fueron así mis palabras y en cuestión de segundos comencé a desgarrar la tela de su vestido, vestido que terminaría inservible para ella y que para mi en estos momentos solo era un estorbo que tenia que eliminar a como diera lugar.

Sus palabras resultaron ser una orden en mi cuerpo, después de comenzar a romper su vestido, trozo a trozo, mi rostro se dibujo en el inicio de su cuello para ir bajando lentamente hasta su pecho en conde comenzaba el inicio de un corset que ya me estaba encargando de desaparecer, pues queria verla a flor de piel y comenzar a grabar su cuerpo en el mío... -Te deseo tanto Erin...- Abrí el compás de sus piernas y me acomode de mejor forma, después de rasgar todo su vestido y dejarla en el corset y la prenda intima que cubría su sexo, el cual comenzaba a friccionar con mi pelvis de manera desenfrenada y sin medición alguna, mucho menos con intenciones de detenerme, no ahora.

Podía sentir la presión de sus manos sobre mi rostro, aquella que me fundía con sus palmas y sus dedos... indagar mas en lo de Lucian y su agradecimiento para el, ya no era lo mío, ahora preferiría dejar que eso se olvidara al menos por solo un poco, un poco en el cual seria un momento de grandeza, de sensaciones puras llenas de pasión y amor entre dos seres que querían retenerse, pero que la fuerza inútil del destino, terminaría separándolos de nuevo. No mas, no ahora ya no pensaría en eso, me centraría en Erin y en lo que pretendía hacerle con todo el cariño que mi cuerpo pretendía ofrecerle con el mismo calor de mi ser. Tome de nuevo las riendas de lo que empezaría a ser un acto sexual que no se olvidaría, por primera vez tendría a plenitud estudiando su cuerpo de pies a cabeza, este bosque seria testigo de esta noche de pasión, pasión en la cual pretendía excitar su cuerpo con solo mi voz y hacerla temblar con el ligero roce que mis dedos le producirán a su clara piel.

Recordando el pasado, aquellos momentos y alegrías que pasamos, todo junto se iría ahora de lleno en esta noche, en este momento en el cual procedería a continuar con lo que teníamos ambos en la cabeza, sabia que mi futuro estaba en sus manos y en las mías... la miraba y no me explicaba como podía ser tan bella pero tan venenosa con el echo de irse nuevamente, ese veneno que consumía mi cuerpo y permitía que el hielo de mi soledad volviera al verla partir y esperar a que un maldito día regresara.

Su vestido termino en trozos, despedazado como quería hacerlo, ahora era inservible y se quedaba a los costados de nosotros, sus piernas descubiertas y ahora su pecho por igual ya que el corset que tenia ,había desaparecido, dejándome el paso a la vista de mis ojos y llenarse de la inmensidad que sus senos producían ante mi rostro agradecido por ellos... Me abalance asía ellos comenzando a chuparlos ligeramente y con suavidad, la presión no me perjudicaba porque no quería terminar esto tan rápido como comenzaba, no quería dejar de disfrutar las cosas que quería hacerle y mucho menos la dejaría ir sin que sintiera lo que yo en ese momento. Erin quería arrancarme la piel, sus uñas desgarraban mis brazos con fuerza, pero el dolor se asimilaba a convertirse en ser placentero para mi, me prendían mas de lo que estaba y ese dolor que provocaba lo recopilaba con lo que yo le estaba asiendo a ella y a su cuerpo... Destrozo mi chaqueta y dejo el dorso de mi cuerpo tan desnudo como ella ya lo estaba, ahora solo poca ropa me estorbaba, claro, menos que la que yo tenia aun puesta... subí directo a sus labios y comencé a besarla, intentaba hablar pero procuraba que solo el sonido de nuestras respiraciones se escuchara en ese momento y que mas adelante solo los gemidos, gruñidos y gritos se produjeran a pleno viento sonoro.

Al sentir mis pantalones desgarrarse por causa de ella, no pude evitar levantar la cara al cielo y gruñir con un poco de fuerza para después bajar nuevamente a su cuerpo, ahora solo la prenda intima que cubría nuestros sexos se encontraban entre la barrera del detenimiento para unirnos cuerpo a cuerpo. Baje lentamente por en medio de sus pechos, dejando un hilo de humedad en su piel por pasarle mi lengua lentamente y dejar que el aire hiciera su trabajo, tocando lo húmedo al soplar para que su piel se provocara aun mas de lo que ya estaba... mi cuerpo estaba ardiente y podía tocarse el calor que producía, la noche comenzaba a helar un poco y podía notarse el ligero vapor que nuestros cuerpos dejaban ver en ese momento, mis manos se apoyaron entre sus piernas y rodeándole los muslos, mire asía su rostro para ver sus muecas y facciones antes de proseguir, pues me encontraba en su vientre y en pocos segundos llegaría hasta su sexo el cual estaba completamente humedecido por la constante fricción que teníamos ambos... lentamente comencé a besarle las piernas mientras me acomodaba y recostaba mi pecho en el suelo, mis labios recorrían la cara interna de sus muslos y de tanto en tanto dejaba uno que otro mordisco en ellos, antes de llegar a su ultima prenda que ya me comenzaba a molestar por evitarme hacer mucho mas.

Esta noche seria larga y muy entretenía, ambos queríamos seguir y por nada del mundo nos detendríamos, no ahora que estábamos ya mas compenetrados de lo que estábamos con anterioridad... mi boca fue directamente al elástico de sus bragas y tirando con fuerza logre arrancárselas también, sin siquiera que tuvieran alguna posibilidad de salvarse al no ser destrozadas, ahora su cuerpo estaba desnudo y en ese mismo momento comencé a presionar su sexo con mi barbilla, provocando que su cuerpo se contorsionara, pues ahora vendría lo mejor, después de esperar tanto tiempo.

Continúe ligeramente besando el contorno de sus piernas y sus muslos, discretamente pasaba mis dientes por toda su piel después de destrozar su ultima prenda, ahora su cuerpo estaba completamente desnudo y prácticamente estaba a mi merced, podía hacer con ella lo que yo quisiera y no me iba a detener, ahora era el momento de poder unirla a mi cuerpo, enlazarnos y unir fuerzas entre ella y yo sin que nada ni nadie nos detuviera o nos dijera que eso estaba completamente mal, porque no lo aceptaría y tampoco la dejaría alejarse antes de lo que pudiera pasar.
Miraba constantemente sus reacciones, su cuerpo comenzaba a contorsionarse y con cada caricia, cada lamida que mi lengua le daba por toda la piel delicada y sensible al tacto que tenia en todo su cuerpo... el área de su sexo comenzaba a despedir un calor generado por la excitación, la humedad en el se dio soltura y comenzó a exhibirse con gran ímpetu y prácticamente encendio mas los ánimos que este animal tenia. Recostado sobre el piso y mi cabeza metida entre sus piernas, comencé a dar soltura a lo que sentía, a todo lo que mi cuerpo estaba sintiendo gracias a Erin, no podía dejar de acariciarla centímetro a centímetro, recorría cada rincón tal como me fuera posible sin siquiera dejar uno sin ser visitado por mis labios.

Erin me comenzaba a enloquecer, a provocar que mi cuerpo y mi cerebro perdieran la razón, aun así no me detenida, la deseaba con tanto placer en mi que jamás debíamos de avernos permitido que la noche del prado terminara de ese modo, ahora no seria así, no se me escaparía nuevamente aunque por dentro muriera por si maldito alejamiento, por ese distanciamiento que pondría separación entre los dos, pero que quizá con fortuna seria la clave para que después de que dejara su letanía, por fin termináramos juntos y no volver a separarnos mas.
Lentamente fui dirigiendo mi boca al centro de su pelvis, justo donde la gloria me aguardaba, donde el tesoro mas preciado de su cuerpo se resguardaba y que por consecuente esta noche seria ultrajado por mi... ligeramente mire nuevamente su rostro mientras mordía mi labio inferior con sutileza, su cuerpo volvía a arquearse y los pelos de su cuerpo podían notarse erizados junto con la piel, como si el frío calara concentrando en ella un escalofrío demasiado acogedor, que en este caso era producido por mis caricias.

Todo estaba siendo perfecto esta noche, no esperaba que terminara en lo mas mínimo, tampoco deseaba que fuese tan rápido, quería disfrutar, conocer lo que me pertenecía por derecho, por pasión y gozar de lo que era mi amada Erin... no pedía mas que estar con ella y en estas circunstancias mucho mejor. Fui bajando mi rostro lentamente con la punta de mi lengua acrecentándose cada vez que mi cara se diluya contra su sexo... baje por completo hasta tener contacto con ella y profundizar el hilo que mi lengua dejaba sobre su cavidad. Comencé a succionar la piel de su sexo, el clítoris era respirado ligeramente por mi propia boca al chupar a discreción y mantenerme ahí, proporcionándole un placer intransigente, un placer que solo le Daria a ella con tanta furia contenía en mi cuerpo y que desembocaría en esta noche al entregar todo mi ser a la pasión que ambos sentíamos.
Podía sentir los constantes rasguños que dejaba en mi espalda debido al placer irresistible que le estaba proporcionando, sabia que contenía los gemidos y posiblemente algún grito escondido que deseaba guardar... comencé a profundizar mas en ella, mi lengua empezó a entrar y salir de su sexo mientras que mis manos asían presión en sus piernas debido a los movimientos que su cuerpo así al sentir dicho placer que tanto arraigaba en su cuerpo... me separe por un instante al escucharla decir que no me contuviera, y eso era lo que menos quería, contener lo que tanto estaba dentro de mi queriendo salir y explotar en una gran bomba de sensaciones de amor entre ella y yo... -Jamás podría hacerlo Erin.-

El tiempo transcurrió mientras yo me resguardaba aun entre sus piernas... pude detenerme aunque no quería, trataba de hacerla sentir lo mejor posible y hacer de esta noche inolvidable para ella, al igual que para mi también. Me aleje un poco y comencé a subir nuevamente por su cuerpo, beso a beso hasta llegar hasta sus pechos una vez mas y comenzar a maniobrar nuevamente con ellos, mordisquee sus pezones con un poco mas de fuerza, sin dañarle en lo mas mínimo, mi Erin era lo que mas deseaba y no me permitiría perderla por nada en la vida.