La Práctica Importa Más Que La Teoría [Privado Antha]

por **Joao Alves C.** Dom Abr 03, 2011 12:58 pm

Siempre era complicado acoplarse a lo nuevo que la vida nos daba. Primero fue el dejar de ser un esclavo a ser el futuro capataz de todas las haciendas de mi padre; y ahora, "gracias" a su partida, estaba prácticamente solo en un mundo completamente nuevo. Sí, mundo...ya que no conocía absolutamente nada. Con suerte sabía que estaba en París, Francia, que era el lugar que la carta decía. ¿Pero qué más? ¡¡Ni siquiera sabía comunicarme!! Al menos gracias a un par de extranjeros pude averiguar dónde se encontraba la biblioteca, para comenzar a adaptarme comenzando por el idioma; porque sin dominar el idioma...era tan inservible como...como...como nada, como si no estuviera ahí.

Ya llevaba unas cuantas horas con una pila de libros en la mesa que había elegido, con unas hojas para escribir lo fundamental...que prácticamente era todo. Pobres de mis dedos que tenían que desgastarse enormemente con plumas, tratando de aprender a escribir el francés. Ya sabía saludar y ese tipo de cosas...pero no era suficiente, ni para mí, ni para nadie. Suspiré dentro del sonido permitido y continué hojeando el diccionario que estaba usando, tratando de que mi cabeza absorbiera todo lo que allí había, aunque quizás necesitaría algo de ayuda.

por **Antha Feuer** Dom Abr 03, 2011 6:52 pm

Antha caminaba lentamente por entre las columnas cargadas de libros y libros. Iba tarareando muy bajito una de sus tonadas favoritas y mirando los títulos de grabados en las solapas de diferentes materiales que por alguna razón llamaban su atención.

Llevaba días tratando de recordar un viejo poema que la institutriz de la familia le había enseñado de niña pero por mas que las palabras daban vueltas en su mente no lograba colocarlas en el espacio preciso que cada una debía ocupar. Finalmente había conseguido sacar el tiempo necesario para pasarse por la biblioteca y dar fin a la desazón.

-Aquí estas! – susurro retirando un librillo delgado del estante frente a ella. Pasó su mano suavemente sobre la solapa sintiéndose embargada por recueros a la vez felices y tristes sobre su niñez, sus hermanos y su padre y su madre.

Cerro los ojos un instante conteniendo las lagrimas, ya había derramado suficientes y al fin y al cabo ese no era el propósito de su visita. Con el librillo sujeto con firmeza se dirigió hacia la zona de lectura.
Se podían observar algunas cabezas bajas, todas ensimismadas en los respectivos libros frente a ellas… nadie de interesa para Antha por lo cual se dirigió hacia una de las mesas que se encontraban completamente vacías pero un suspiro la hizo detenerse.

Se trataba de un hombre joven y bien parecido rodeado de libros y con algunas hojas y anotaciones frente a él.

Sin poder evitarlo, Antha se acerco lo suficiente como para hojear el trabajo del joven, sorprendiéndose bastante al darse cuenta de que las “notas” no eran mas que palabras sueltas y frases básicas de interacción social y que el libro al cual dedicaba toda su atención no era mas que un diccionario. La conclusión saltaba a la vista y aunque era un panorama un poco triste, el hecho de que él se estuviese esforzando en solitario en una tarea tan ardua le parecía enorgullecedor.

Con todo el sigilo que debía mantenerse en el recinto, retiro la silla frente al joven y se sentó colocando frente a ella el librillo de poemas –Buen día caballero – le saludo entre susurros – disculpe usted si soy inoportuna pero no pude evitar escuchar un suspiro suyo el cual podría clasificar como de frustración… ¿podría ayudarle en algo? – Hizo una pequeña pausa antes de continuar – ahora claro, si me equivoco y solo desea que le dejen tranquilo solo tendrá que decirlo.

por **Joao Alves C.** Lun Abr 04, 2011 2:58 pm

Lo que parecía una tediosa tarde de lectura e intento de aprendizaje cambió con una extraña sensación en mi cabeza. Podía "sentir" a alguien acercarse, eso por los pasos cada vez más fuertes que retumbaban en mis oídos. También podía sentir su olor, un perfume cuyo origen desconocía, pero era muy agradable, aunque me entrase hasta el cerebro.

Se sentó y se puso a explicar que había escuchado mi suspiro (menudo oído...aunque con el silencio de la biblioteca igual podría haberse escuchado) y que se ofrecía a ayudarme. Al menos eso fue lo que mi cabeza pudo traducir. Era un francés muy fluido y complicaba bastante, pero creo que supe captar lo básico. Entonces en ese momento se me ocurrió...¡quizás ella podría enseñarme! No perdía nada en preguntarle, después de todo ella se había ofrecido.

- B-buen día... - dije con un notorio acento extranjero, tratando de pronunciar lo mejor posible.- No, no se preocupe...no quiero que se...vaya... (dios, qué arrastrado soy...ni yo me lo creo) ¿Cree usted...poder ayudarme con esto? - pregunté humilde y amable enseñándole los apuntes que tenía.- Verá...llevo poco tiempo aquí y...me cuesta...

Tuve que parar. Seguro no me iba a entender nada más. Me estaba enredando muchísimo. Me rasqué la cabeza que ladeé a la vez y le miré, como un perro que había hecho una maldad.

por **Antha Feuer** Lun Abr 04, 2011 11:02 pm

Antha cayó en cuenta al instante de su error. No se trataba de un parisino que estuviese intentado aprender a leer de manera autodidacta, se trataba de un extranjero que conocía muy poco del idioma en cualquiera de sus formas.

Escucho atentamente la petición del chico, entendiendo la mayoría de las palabras e interpretando algunas con el significado más apropiado teniendo en cuenta el sentido de las demás. Era sencillamente adorable, en especial después de la última expresión.

-Creo – empezó a decirle de una manera muy pausada – que lo está haciendo bastante bien – se detuvo esperando que le hubiese comprendido y luego estiro su mano hacia uno de los papeles que reposaban frente al chico - ¿puedo? – pregunto mas por cortesía que por cualquier otra cosa ya que no espero una respuesta para tomar el papel y leer lo que en él había escrito.

Después de que sus ojos recorrieran en texto entero se levanto y cambio su posición para sentarse a su lado. Inmediatamente tomó la pluma de sus manos sin preguntar si se lo permitía pero obsequiándole una sonrisa a manera de disculpa y a continuación hizo un par de correcciones en el escrito – mira… esta es la forma correcta – empezó a explicarle sobre cada una de las frases.

Después de unos minutos se detuvo y le miro directamente. Obviamente, aunque no se expresaba con fluidez, conocía lo bastante del idioma como para comprender una presentación básica – Mi nombre es Antha Feuer – Se presento ofreciéndole su mano derecha en la cual se podía ver algo de la tinta de la pluma que el mismo había estado utilizando - ¿Cuál es tu nombre?

por **Joao Alves C.** Mar Abr 05, 2011 4:13 pm

Qué alivio escucharle decir que lo estaba haciendo bien...y qué alivio haberle entendido, porque quizás qué cosa hubiera interpretado de no ser por la lentitud que a propósito imprimió en sus palabras. Al menos eso me daba algo de motivación para continuar, y por supuesto que ese era mi objetivo.

Tomó mis anotaciones y las revisó minuciosamente, para rápidamente cambiarse de ubicación y ponerse a mi lado, corrigiéndome. Creo que no estaba tan lejos del sentido verdadero de cada palabra y frase, y eso fue lo que la mujer me hizo ver. Nada mal para un Neomundista, ¿no?

Luego y, según lo que entendí, se me presentó. Antha Feuer. Un nombre pintoresco, porque me costaba pronunciarlo. - Antha - repetí cual cavernícola que está siendo amaestrado, tratando de que no sonase demasiado desviado a lo que ella había emitido. Me ofreció la mano, y yo como buen hombre se la tomé con delicadeza y le besé el dorso sutilmente, para luego mirarle a los ojos y susurrarle (no era por intenciones dobles, sólo era por el silencio de la biblioteca...)- Yo me llamo Joao Alves, es...un placer conocerle, mademoiselle - dije con una graciosa mezcla entre portugués y francés. Pero creo que me pudo entender, después de todo...yo aprendía rápido, y eso de "mademoiselle" lo había escuchado muchísimas veces en la calle, y...no es que precisamente yo pasara en la calle...

por **Antha Feuer** Miér Abr 06, 2011 12:01 am

Rió al escucharle repetir su nombre e inmediatamente se encogió un poco de hombros, como disculpándose, al darse cuenta que lo había hecho sin guardar el silencio solicitado en el recinto. Algunas cabezas salieron de su sopor para lanzarle miradas reprobatorias antes de volver a sumergirse en sus diferentes lecturas.

No lo hacía nada mal pero mantenía un aire de desazón que le hacía recordar un cachorro en un lugar desconocido. No podía imaginarse lo que sería tratar de encajar en un lugar en el cual ni siquiera puedes comunicarte con fluidez, después de todo a ella le habían aleccionado suficiente italiano como para que su estancia en el vecino país no fuese desagradable… en ese sentido por supuesto.

-Joao, que nombre más interesante – comentó también entre susurros manteniendo la misma pausa utilizada durante su presentación la cual, al parecer, había funcionado. A continuación escribió todo lo que acababan de decirse, sin omitir ni una palabra, con el fin de que él pudiera relacionar la escritura con el habla.

Le alcanzo la hoja y a continuación continuo con su pequeño interrogatorio – ¿de dónde vienes Joao?, ¿Dónde naciste? ¿Estás solo en la ciudad?

Algunas personas les miraban de forma extraña pero eso no impidió que ella continuara escribiendo todo lo que decían y mostrándole a continuación esperando que eso pudiera facilitarle un poco su vida en París.

por **Joao Alves C.** Jue Abr 07, 2011 6:06 pm

Antha era una chica muy aplicada y dispuesta, según pude notar en su esfuerzo por enseñarme de inmediato el idioma. Miré de reojo a todos los que nos miraron tras la risita de mi acompañante y pareciera que así se habían tranquilizado. Se les notaba en el rostro que estaban molestos, pero una pequeña risa no mata a nadie, ¿o sí?

Le vi escribir minuciosamente, con bella letra...realmente incomparable a los garabatos que tenía yo, tanto así que hasta me sentí un poco mal. Leí la hoja que me enseñó y fui comprendiendo todavía más cosas. Me rasqué un poco la frente y observé atento, considerando mis errores, que afortunadamente no eran demasiados. Pero necesitaría práctica...y más hojas.

Le miré a los ojos para responderle y le dije en un susurro, uno tan bajo que sólo servía entre nosotros por la cercanía .- Vengo de Brasil...y sí, estoy...solo...-respondí con un aire deprimido, lo que me valió un suave suspiro.

por **Antha Feuer** Vie Abr 08, 2011 11:28 pm

-¡¿Brasil?!...– repitió Antha embelesada con la idea de todas las maravillas que aquel joven podría contarle de tan exótico y lejano paraje… ok, supuso que tendría que aguardar un poco hasta que controlara un poco más el idioma.

-Bueno, he de decir a tu favor que con un suspiro puedes expresarte muy bien… aunque no creo que sea buena idea que te la pases suspirando por ahí – bromeo muy despacio en un intento de subir el ánimo que inesperadamente había descendido sobre Joao. Le ofreció una sonrisa alentadora antes de volver a trabajar sobre la hoja y repetir exactamente lo que había escrito – Mi familia está en otro país, así que supongo que puedo comprenderte – “al menos parcialmente” pensó sin completar la oración con el fin de no atosigarle demasiado

– Podrías enseñarme algo de portugués… – le sugirió después de unos segundos de silencio, emocionada de oír un poco de un nuevo idioma. Después de todo podría ser algo reciproco y ella aprender un poco de portugués, bueno, aunque fuera a saludar.

A pesar de la increíble rapidez con la que él aprendía, Antha deducía que debía estar un poco exhausto y de pronto recordó el objetivo de su visita a la biblioteca. Teniendo en cuenta que su propia institutriz se había valido de muchos de esos escritos para enseñarle a ella y sus hermanos a leer, decidió intentar la técnica con el joven. Tal vez cambiando de los temas mundanos a algo de fantasía pudiera relajarse un poco.

-Se me ocurre algo ...¿Te gustaría que leyera algo ligero para ti?- Se levantó con el fin de alcanzar el librito que aun reposaba en el extremo opuesto de la mesa pero al hacerlo una de sus piernas tropezó con la pata de la silla y perdió el equilibrio precipitándose hacia el suelo.

por **Joao Alves C.** Dom Abr 10, 2011 9:55 pm

Cuando mi mente ya estaba por caer en la profunda y dolorosa nostalgia Antha logró tomarme de la mano y sacarme de esos incómodos e indeseados parajes de mi mente, con una broma que provocó una sonrisa en mi rostro mientras la observaba continuar con el relleno incesante de las hojas que había traído para mi enseñanza.

¿Que le enseñara portugués? No había problema en eso, en lo más mínimo. Le sonreí gratamente y respondí asintiéndole, ya que no sabía como se decía "Encantado" en francés. Al menos no todavía.

Escuché su proposición atentamente y me pareció bastante bien. Algo de práctica auditiva intensa no vendría nada de mal. Asentí una vez más y esperé que comenzara, pero quizás el destino hizo que ocurriera otra cosa. Se tropezó, e iba directo al suelo.

No sé cómo lo hice, pero logré atraparla justo antes de que cayera, utilizando mi cuerpo para amortiguar el golpe. Reflejos? atención? no sé como explicarlo, pero el hecho era que ella estaba con sus ojos sobre mí, igual que las otras personas que hacían un "shhhh" generalizado para que detuvieramos lo que claramente para ellos era un show digno de que nos echaran. Aún sin dejar de sostener sus brazos susurré.- Tenha cuidado...

por **Antha Feuer** Mar Abr 12, 2011 7:30 am

La mente de Antha ya se había preparado para el impacto contra el duro y frío suelo de la biblioteca. No era algo poco común pues ella solía sufrir de una marcada incomunicación entre los diferentes apéndices de su cuerpo y siempre había pensado que la fuerza gravedad la atraía con mucho más ahincó que a todos los demás seres de la tierra. Pero… no ocurrió. Con un movimiento increíblemente rápido Joao le había sostenido en el instante justo evitando el choque.

Aunque su cuerpo se encontraba inmensamente agradecido, su mente revoloteaba en la velocidad de los reflejos del joven y su fuerza, pues si bien ella se mantenía en forma, el peso de sus 1,70 cm de estatura no equivalía precisamente a un peso liviano de cualquier parisina de baja altura. Pestañeo por algunos segundos, observando directamente hacia a sus ojos, para luego soltar una risa muy bajita.

-Lo siento, soy tan torpe – comentó a modo de disculpa estabilizándose – te mantienes en forma ¿verdad? – le cuestiono entornando un poco los ojos a manera curiosa.

Sentía sus mejillas encendidas debido a la sorpresa y a la sutil vergüenza que sentía por el alboroto causado, y las miradas enojadas que le lanzaban desde todos los puntos del lujar no ayudaban para nada a disminuir el color rojo de su rostro.

-¿Eso fue portugués? – Continuo cuestionando mientras se arreglaba el vestido y tomaba asiento nuevamente – se escucha precioso… tan musical y suave… - se quedo pensativa por un segundo antes de continuar – confió claro en que no haya sido un comentario del tipo “pero que chica tan tonta!” o algo similar, aunque si lo fuese no podría culparte en realidad pues la verdad sea dicha si soy un tanto torpe – Todo el discurso fue dicho en un tono de voz lo suficientemente bajo como para evitar que finalmente fueran echados del lugar pero, con forme llegaba al final del mismo cayó en cuenta que había olvidado momentáneamente que su interlocutor no podía seguirla por completo al ritmo rápido en el cual se había expresado.

Le sonrío, sintiéndose enrojecer aun más, para luego lanzar una mirada entre divertida y exasperada al librillo que aún continuaba al otro lado de la mesa - ¿podrías? – le pregunto despacio señalándolo con la mano.

por **Joao Alves C.** Vie Abr 15, 2011 10:16 pm

Creo que Antha quedó más que sorprendida con el desenlace de aquel encuentro que era casi seguro con el suelo y con los encargados de la biblioteca. Si ella llegaba a caer yo también lo haría...pero no literalmente, ya que nos hubieran echado a ambos; pero increíble y milagrosamente no cayó, gracias a mis ¿reflejos? Todavía no me lo creo.

Le ayudé lo justo para que se estabilizara e hizo un comentario en cuanto a mi forma física, creo. Me sonrojé bastante y me rasqué la nuca nervioso. Era cierto que tenía una condición más que envidiable, con músculos muy pronunciados y firmes (aunque desconozco el motivo de mi cambio, recuerdo que de un día para otro amanecí así..), pero tampoco era que me mantuviese en forma, ya que llevaba muy poco tiempo en Paris y no había encontrado aún un trabajo estable; técnicamente no lo he buscado.

Sonreí y asentí ante su pregunta, era el portugués de mi tierra lo que había escuchado. Pero después...¿Qué diablos había dicho? Ladeé la cabeza como un perro que no entiende y esperé a que aclarara, pero simplemente se sonrojó más y me apuntó al libro que quería alcanzar, el cual yo tomé y entregué sin mayor complicación.

Finalmente me acomodé en la silla y ambos codos en la mesa, para escuchar atentamente su lectura, mirándola inconcientemente, a los ojos.

por **Antha Feuer** Sáb Abr 16, 2011 12:36 pm

-Mercy - Sintiendo sus mejillas aún ardientes, pero resuelta a sobreponerse al impase, Antha recibió el libro de manos de Joao y le agradeció a este el evitarle tener que levantarse una vez más.

A continuación posó sus ojos sobre la cubierta, la cual acarició con nostalgia, antes de abrir el libro y pasar algunas hojas y luego algunas más mientras daba rápidas miradas al texto que cada una de ellas contenía. Finalmente se detuvo en una que consiguió arrancarle una sonrisa – tal vez no sea el cuento más alegre – comentó con lentitud – pero es uno de los que más me agradaban cuando era niña… me pregunto si algún día entenderé la razón – la última frase la exhaló en un suspiro, mas para sí misma que para su acompañante.

-“En Locarno, en la Italia superior, al pie de los Alpes, se hallaba un palacio antiguo perteneciente a un Marqués, y que en la actualidad, viniendo del San Gotardo, puede verse en ruinas y escombros: un palacio con grandes y espaciosas estancias, en una de las cuales antaño fue alojada por compasión, sobre un montón de paja, una vieja mujer enferma, a la que el ama de llaves encontró pidiendo limosna ante la puerta…” – Leía con intencionada lentitud, lo cual acentuaba el acento de cada una de las frases escritas y permitía denotar la emoción que algo tan simple como un cuento infantil podía brindarle.

A medida que la narración continuaba, los ojos de ella se movían saltando de las letras impresas a los ojos de Joao. No estaba muy segura del porque continuaba aquí, no sabía si él podía entenderle lo suficiente o si solo estaba complaciéndola a ella y soportando un rato de latosa lectura, a la cual muy seguramente no encontraría mayor sentido. Aún así continúo con su tarea.

- …y todavía hoy sus huesos, recogidos por la gente del lugar, están en el rincón de la habitación donde él ordenó a la mendiga de Locarno que se levantase." – cerró con delicadeza el libro y levantó la mirada la cual revelaba una profunda tristeza que no pudo ocultar a pesar de que sus labios se desplazaron en una sonrisa – supongo que ya te aburrí lo suficiente- comentó antes de permitirse a sí misma cambiar el oscuro camino que sus pensamientos iniciaban a recorrer. Se aclaró un poco la garganta – entonces, ¿me ensañaras algo de tu idioma o tendré que intentarlo a tu manera? – pregunto señalando con un gesto de su mano las hojas de la “lección” de francés.

por **Joao Alves C.** Dom Abr 17, 2011 6:26 pm

Por un rato los demás lectores podían estar felices. Entre nosotros había un casi forzado silencio que sólo era levemente perturbado por nuestras respiraciones y, de mayor manera, por el sonido de las hojas al ser pasadas una a una por Antha.

Lo que dijo posteriormente pareció una advertencia, pero la verdad yo no esperaba que lo que fuera a leer fuera un cuento color de rosa. Después de todo, yo no había exigido nada en cuanto a la temática y tampoco lo hubiera hecho; era ella la que se había ofrecido ayudarme y por eso tenía que respetar todas y cada una de sus decisiones, además de que era un dama, y si algo trasciende los países y continentes, es el mínimo respeto por el prójimo.

Escuché atentamente, tratando de entender, aunque la verdad...me costó en demasía. Con suerte comprendí unas cuantas palabras...pero supongo que eso era normal teniendo en cuenta que llevaba poquísimo tiempo acostumbrándome al idioma. Aún así me esforcé en que mi mente tomase algo de todo eso y lo asimilara como aprendizaje, suponiendo que a largo plazo esa lectura me serviría. Aunque, además de escucharla la estuve mirando, coincidiendo varias veces nuestros ojos viéndonos el uno al otro. Y no se veía bien...¿acaso esa lectura significaba algo para ella más allá de que fuese una lectura de su niñez? Quizás no debía meterme, pero me hubiera encantado hacerlo...de no tener la limitante enorme que nos había juntado.

Y ahora los roles se invertían: ella quería aprender portugués, y yo era su profesor particular. Me rasqué la barbilla suavemente y se me ocurrió cómo hacer una buena "clase" comenzando por lo básico: la presentación. Tomé unas cuantas hojas blancas y me puse a escribir rápidamente un intercambio normal de frases, para luego enseñárselo y tratar de explicarle con gestos que lo que había en el papel era lo que yo le iba a decir, y ésto era lo que decía, mientras yo lo leía y apuntaba a mi cuerpo y al de ella como una especie de conversación por turnos, comenzando a hablar yo, hipotéticamente:

Spoiler:

Tras esa exhaustiva clase, me quedé mirándola, esperando sus reacciones.

FDR: los paréntesis son para que tanto Antha como quienes lean este rol puedan entender de mejor forma lo que Joao escribió, no es que él haya escrito eso xD.

por **Antha Feuer** Dom Abr 17, 2011 8:43 pm

No había duda sobre la sagacidad de la mente del joven sentado a su lado. No solo aprendía con increíble velocidad, además estaba demostrando unas dotes innatas para transmitir su conocimiento de una manera tan sencilla y amena que Antha no pudo menos que abochornarse por su pobre desempeño en comparación.

La forma y velocidad de su letra, que en los escritos en francés que ella había podido apreciar pausada y poco elaborada, pasando a su idioma natal cambiaba de una manera bastante drástica.

Una sonrisa se extendió por los labios de la chica al oírle hablar. Definitivamente no se había equivocado en su primera impresión, era un idioma suave y musical que evocaba brillo y calor… Oh! hubiese podido permanecer escuchándole todo el día y más aún con los tiernos gestos que utilizaba para explicarle con señas el significado de las frases anotadas.

Antha realizo un par de intentos para repetir aquellas palabras básicas que, evidentemente, hacía alusión a una presentación, aunque no se escuchaba a sí misma ni remotamente parecida a la manera de pronunciar de Joao. Finalmente estallo en risas negando con la cabeza – lo siento, creo que soy un poco lenta aprendiendo… mucho más que tú – dijo en un francés lento a la vez que, imitando la técnica de su compañero, acompañaba las palabras con los gestos que le parecieron más cercanos a lo que decía.

Luego se quedo mirándole fijamente por algunos segundos -¿Cómo pudiste atraparme tan rápido? – le inquirió curiosa escribiendo al tiempo su pregunta en el papel. Aunque le gustaría dejar el tema en el pasado la consternaba un poco la rapidez con que el chico se había movido.

Spoiler:

por **Joao Alves C.** Jue Abr 21, 2011 8:34 pm

FDR: significa fuera de rol xD

Al escucharle y verle intentar emular el portugués tan fluido que yo hablaba sonreí de manera algo más amplia, pero sin demostrar burla en ningún momento, sino que más bien era una sonrisa comprensiva, ya que yo comprendía a la perfección (y de manera muy reciente, claro está) la dificultad de aprender un nuevo idioma; aunque quizás sus malos resultados se debían a que era la primera vez que interactuaba con otro idioma, en cambio yo ya llevaba un par de días de intenso estudio.

Escuché, vi (y leí) sus próximos comentarios y me demoré un poco en responder, ya que comenzar con explicaciones profundas no era mi fuerte, sobretodo con un idioma nuevo. Intenté explicarme con un gesto de negación pero luego negué ese mismo gesto, como queriendo decirle que me había equivocado. Volví a pensar, tanto que me empezó a doler la cabeza...de una manera desproporcionada. Tuve que cerrar los ojos y cubrirme la mitad derecha del rostro con la mano derecha y lamentablemente dejar al descubierto una mueca de dolor y un suave quejido. ¿Estos eran los efectos de un estudio prolongado?

por **Antha Feuer** Vie Abr 22, 2011 12:44 pm

- Tienes una sonrisa muy hermosa– comentó Antha en un francés lento mientras su mano rozaba con suavidad los labios de Joao antes de alejarse con rapidez y posarse nuevamente sobre la mesa – deberías sonreír mas y fruncir el seño un poco menos – bromeó deseando que tuvieran un poco mas de libertad en cuanto al lenguaje se refería. Al menos el no se había burlado de ella y su patético intento de portugués, y tenía que reconocer su voluntad por ello ya que había sonado como si la estuviesen estrangulando.

Le miró preocupada mientras él negaba con la cabeza y su preocupación se incremento al verle hacer un gesto que evidenciaba dolor y cubrir parte de su rostro con la mano. – Joao ¿Qué ocurre? – preguntó esperanzada en que, si las palabras no eras reconocidas, al menos el tono de alarma en su voz si lo fuera.

Se incorporó y apoyo con suavidad las manos en los hombros del joven. Por lo visto se trataba de un fuerte dolor de cabeza. Dio una mirada a los papeles que descansaban sobre el mueble preguntándose mentalmente si el estudio forzado podría haberle causado la punzada de dolor, pero sin encontrarle en realidad mucho sentido.

-Vamos por un poco de aire – sugirió halándolo suavemente hacia arriba y ofreciéndole su brazo para que se apoyara, aunque sabía muy bien que sil se desplomaba la arrastraría con él hacía en suelo.

por **Joao Alves C.** Dom Abr 24, 2011 3:32 pm

Cuando pasó su mano por mis labios no pude controlar el ruborizarme más, viéndome quizás inocente, o quizás divertido.. o incluso ambas opciones, si se era algo ambicioso. Extrañamente, el halago si lo entendí, pero lo otro...¿fue un refrán? ¿fue otro halago? ¿o una ofensa? Maldita diferencia de idiomas que no me dejaba saberlo...me conformé con mirarla y sonreír como un bobo sin importar lo que realmente hubiera dicho.

Posteriormente vinieron las molestias y me preguntó en tono preocupado (supongo yo), qué me sucedía. Pero no podía explicarle. Cerré los ojos y junté los dientes, para luego sentir sus manos en sus hombros. Ofreció que saliéramos y me tiró un poco del brazo, tirón que de no ser por mi voluntad de dejarme no hubiera surtido efecto. Me levanté finalmente aún con una mano en mi rostro y apoyándome suavemente en su brazo con la otra, empezando a caminar casi de manera impulsiva, queriendo salir y tomar aire, a ver si eso me calmaba el dolor...aunque sinceramente, sentía que no se me iba a pasar con nada.

Llevábamos apenas unos metros lejos de la mesa y me detuve, mirando mis implementos de estudio. Luego miré a Antha, tratando de que me entendiera. ¿Los íbamos a dejar ahí? ¿Íbamos a volver luego? No era que pensase que Antha fuese alguna especie de vidente...pero quien sabe...

por **Antha Feuer** Lun Abr 25, 2011 10:07 pm

Habían dado tan solo algunos pasos cuando se detuvieron. Su por ella fuera habrían continuado caminando pero era evidente que si él decidía no colaborar no había nada que físicamente ella pudiese hacer así que la decisión más acertada era seguirlo y tratar de servir de apoyo en el momento en que lo necesitara.

Sus ojos se posaron en las hojas que permanecían desordenadas sobre la mesa antes de mirarla directamente a los ojos. Evidentemente se preocupaba por aquellos implementos y no podía culparlo, al fin y al cabo se trataba del trabajo de toda una tarde y sería muy estúpido permitir que se perdiera.

-No te preocupes – le dijo muy bajito y lento – solo iremos a la salida por aire y luego volveremos a entrar - señalo con la mano libre las notas, el camino de salida y luego las notas otra vez correspondiendo los gestos a las palabras correctas que debían acompañarlos. Luego poso la misma mano sobre la frente de Joao por un segundo antes de halarlo suavemente una vez más.

– Vamos – le apremió señalando la ruta que se extendía bajo sus pies e ignorando una vez más las miradas curiosas de los lectores presentes. “Al menos tendrán de que hablar” pensó imaginándose los cotilleos que les inventarían sobre un par de jóvenes impertinentes en la biblioteca.

por **Joao Alves C.** Miér Abr 27, 2011 9:36 am

Al parecer tanto estudio empezaba a dar sus frutos más rápido de lo que yo esperaba, ya que entre gestos y palabras pude entender que regresaríamos. Eso me produjo un alivio lo suficientemente grande para retomar la caminata y dirigirnos a la salida ante algunas atentas miradas de los que se veían más desconcentrados por nuestra actuación.

Finalmente salimos y sentí de golpe una brisa en mi rostro, como si hubieran llamado al viento a ayudarme. Me estremecí por el frío y tuve que frotarme los brazos rápidamente, ya que había olvidado el abrigo adentro. Ahora sentía incluso cómo mis neuronas se congelaban...(lo siento, exagero a veces) y cerré los ojos, inspirando profundamente y luego suspirando.

- Mucho mejor... - susurré mirando a Antha con una suave sonrisa, que intentaba ocultar en vano el frío que calaba mis huesos mientras la presión cesaba muy lentamente.

por **Antha Feuer** Miér Abr 27, 2011 9:34 pm

Demonios, no podía hacer nada completamente bien, siempre quedaba pendiente ese pequeño detalle que finalmente terminaba enturbiando el objetivo de sus acciones y la dejaba un poco desmoralizada. Ese fue precisamente el sentimiento que la embargo al darse cuenta el frío que sentía Joao y el olvido de su abrigo al interior de la biblioteca.

-Me alegra – contestó ofreciéndole una tímida sonrisa mientras pensaba que se trataba de un chico además bastante gentil pues ahora no solo debía cargar con su dolor de cabeza sino que podría sumarle la baja temperatura a su malestar. Giró la cabeza y miró hacia el interior, indecisa de que hacer.

– Espérame aquí – le indicó para luego soltarse del agarre y salir disparada al interior del recinto donde demoró algunos minutos antes de regresar con el abrigo que encontró ubicado en el lugar que había estado utilizando Joao.

Esta vez, la sonrisa que le ofreció mientras se acercaba fue completamente sincera – lo siento, no caí en cuenta antes – se disculpó - ¿Cómo sigue tu cabeza? – pregunto posándole una vez más su mano sobre la frente con expresión preocupada y preguntándose si no sería mejor que no continuara forzándose al menos por ese día.

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La Práctica Importa Más Que La Teoría [Privado Antha]

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