[Libre] El silencio tiene por costumbre ocultar a algo... o alguien.

por **Aishell Demberg** Dom Jun 06, 2010 7:00 am

Me situé entre los árboles, y cerré los ojos con fuerza, orientándome. Había avanzado casi medio día a pie por aquel sendero lleno de guijarros. Cuando me pareció oportuno me desvié y me introduje entre la maleza. Eran pocos los que sabían de aquel sendero, de aquel lugar hermoso tan apartado de las ciudades. Sujeté mi sencillo vestido para no engancharme con las raices traicioneras que sobresalían del suelo. Odiaba con todas mis fuerzas las costumbres de la época. Odiaba tener que vestir así para que no te miraran mal, y más cuando mi relación con los humanos o cualquier otra especie era tan escasa dado mi peligro para todos ellos. Las brujas descontroladas como yo no tenían lugar en aquella sociedad tan refinada.

Todo estaba en absoluto silencio, y casi estaba anocheciendo, pero sabía donde estaba. Pronto llegaría a donde quería.

por **Emily Pope** Mar Jun 22, 2010 7:33 pm

Emily caminaba ligera por la oscuridad de la noche. Había logrado escaparse del castillo sin que Celia lo notara. Cada día se volvía mas y mas sencillo hacerlo. Se había conseguido un traje humilde de clase baja. Una de las sirvientas del castillo se lo había dado a cambio de uno mas nuevo, y a ella le venia perfecto para su alter ego recién creado. Esa noche, luego de que Celia se hubo acostado, Emily se escabulló rápidamente por la ventana de su habitación. Del lado de afuera había una planta que iba desde el suelo hasta el borde de la ventana, y bajando por ella era como la joven Condesa había logrado salir sin tener la necesidad de cruzar frente a la puerta del cuarto de su ama de cría. Para completar su atuendo, Emily se había enmarañado un poco el cabello con los dedos. Y ahora avanzaba por un camino del bosque que estaba cerca del castillo, tan rápido como podía, para llegar a la ciudad. Planeaba ir a algún bar, en los que, según había escuchado, la gente de clases bajas se reunía para descansar de una jornada dura de trabajo.

Frente a ella por el mismo camino, venia caminando una joven de aspecto cansado, pero decidido. Emily dudo si esconderse o seguir como si nada, temiendo que pudiera ser una de las sirvientas del castillo, pero pensó que ya que estaba tan cambiada en su aspecto, seguramente no la reconocería, por lo que siguió caminando con la cabeza gacha oculta bajo una capa. Esperaba pasar desapercibida frente a la mujer.

por **Aishell Demberg** Jue Jun 24, 2010 9:47 am

Había conseguido llegar a un claro rodeado de árboles de diversos colores. Estaba segura de que ningún mortal conocía aquel lugar tan bien como yo, y los que habían posado sus pies sobre aquella amarillenta hierba alguna vez, ni lo recordaban ni se habían fijado en la belleza del paisaje. Avancé a grandes zancadas hasta el centro del claro, donde un hermoso rosal destacaba por el extraño color de sus flores, de un intenso color púrpura cuyos pétalos traicioneros se escondían en la noche.

Llevaba mucho tiempo esperando a que aquella planta naciera del seno de la tierra, lo suficiente para poder cortar una de sus hermosas rosas entera. Necesitaba todos los pétalos si quería que el conjuro funcionara. Quizás al fin podría librarme de los poderes que amenazaban a cada segundo con destruir mi vida, dotándose ellos mismos de una fuerza que arrasaba con todo lo que podía si conseguían desconcentrarme lo suficiente como para traspasar mi cuerpo.

Suspiré mientras cortaba con cuidado una de las flores que tantas leyendas de brujería habían traido consigo. Las rosas con ese color solo traicionaban a las hechiceras más poderosas, era como su marca de identidad, lo que había traido serios problemas a la hora de hacerse con una de aquellas flores sin despertar sospechas. Nadie más que una humana con sangre poderosa podía tocarlas sin perecer en el intento de apoderarse de tan extraña especie.

Tomé la rosa y la guardé en una pequeña bolsa sobre mi cintura. Después me agaché y recogí unas raices negruzcas que crecían al rededor del rosal. Ellas se utilizaban normalmente para obtener venenos y demás, pero según el antiguo libro de brujería que había hallado en la biblioteca, era otro de los ingredientes que podían ayudarme o destruir la vida. Suspiré indignada por el bajo porcentaje que existia de que tuviera éxito y me encaminé de regreso a casa con las raices en mano, que parecían brillar en la oscuridad por alguna extraña razón. Un siseo se escapó de mis labios al ver a una joven encapuchada al frente del camino. Sin duda me había visto, y como era probable, había identificado mi raza por el simple hecho de mirar mis manos, cerradas alrededor de las raices. Demonios. Me acerqué a ella sin titubear y la agarré el brazo. No podía arriesgarme a que se fuera a contarle a toda la ciudad que era una bruja. Me quemarían por ello.

-No deberías estar aquí- gruñí empujándola fuera del camino-. Es tarde incluso para vagabundos.

por **Emily Pope** Jue Jun 24, 2010 6:35 pm

Emily estaba nerviosa. Esa chica era una bruja, evidentemente. Estaba recogiendo una hierba que Emily conocía gracias a Celia, pero nunca se había atrevido a usar. Tampoco practicaba tanto la magia, estaba muy controlada por su nodriza como para encontrar tiempo para hacerlo. Esperaba que la joven no fuera una bruja peligrosa, porque haberla encontrado en una situación así podría ser malo para Emily. Se cubrió un poco mas la cabeza y camino mirando el suelo.

Cuando ya creía que había cruzado, la joven se paro frente a ella y la empujo. Sin saber como reaccionar, ya que nunca antes la habían agredido físicamente, no levanto la cabeza para que no le viera el rostro y susurro.

-Recién termino mis tareas en el castillo cercano, señorita. Y este es el único camino que puedo tomar hasta mi casa.- trataba de parecer tranquila, observando todo el tiempo por donde podía escaparse de la joven para no tener mas problemas. Pero no tenia mucho espacio. Por un lado tenia unos arboles y por el otro la joven. Lo único que podía hacer era retroceder, pero no quería hacerlo. Suspiro y levanto un poco la mirada.- Le suplico que me deje pasar, señorita. Tengo un niño pequeño que esta esperando por mi para poder comer- la verdad no tenia idea de que decirle a la joven, supuso que todas las mujeres que trabajaban en el castillo durante el día tendrían una familia que las esperaba, así que esa seria una mentira convincente.

por **Aishell Demberg** Vie Jun 25, 2010 7:00 am

Seguí arrastrando a la joven hacia el interior del bosque. Solo quería apartarme del camino para que las malas lenguas no me oyeran hablar. Me sorprendió la facilidad con la que actuaba la joven. O era eso, o no sabía que yo era una bruja, pero eso era poco probable. Realmente debía estar intentando tranquilizarse a si misma... suspiré en silencio. Cuando creí que por fin había llegado a un lugar más apartado, la solté y la miré con los labios apretados.

Ahora era yo la que tenía que actuar para no ablandarme por sus comentarios. Sabía que solo me perjudicaría el hecho de que se fuera de rositas. La miré a los ojos intentando no ponerme nerviosa. Sabía que si lo hacía saldríamos las dos perdiendo. Abrí la mano y le mostré las raices.

-¿Sabes lo que es esto?- pregunté sin rodeos.

por **Emily Pope** Dom Jun 27, 2010 5:27 pm

Emily levanto la mirada solo lo suficiente para ver las raíces. Claro que sabia lo que eran, su nodriza tenia algunas guardadas de sus épocas de bruja. Pero demostrar que las reconocía solo le traería problemas, por lo que prefirió hacerse la tonta y simular que nunca antes las había visto cortadas de esa forma.

-Son raíces de un rosal, señora. Pero están mal cortadas, no le darán plantas. Las ha dejado morir, sabe?- le molestaba terriblemente tener que mentir de esa manera. Observo las raíces con un poco de ambición. Ella nunca se atrevería a usarlas, eso era un hecho, pero deseaba tener un poco, solo por si acaso. Desvió la mirada hacia donde estaba la planta, planeaba quitar algunas raíces cuando volviera por ese camino mas tarde.

La joven no parecía muy conforme con la respuesta, Emily notaba la duda en su mirada. No tenia idea de que tan peligrosa era esa mujer, pero estaba logrando asustarla de verdad. Estaba tentada a salir corriendo de allí, aunque no veía motivo para hacerlo. Además, seguramente tropezaría con algo y podía lastimarse, ya que estaba demasiado oscuro como para ver donde avanzaba si iba demasiado ligero. Solamente le quedaba esperar que la mujer creyera que ella era una pobre tonta que no tenia idea que le había encontrado haciendo, y la dejara ir.

por **Aishell Demberg** Miér Jul 07, 2010 5:46 pm

Sopesé la posibilidad de creer su mentira y dejarla ir. Realmente... yo solo era una humana más... con algunos dones si, pero eso no me hacía ser más malvada, más brusca o menos sensible. No tenía intención de hacerla daño, pero la inseguridad me hacía desconfiar y reaccionar por impulsos.

Seguí la vista de la joven hasta mis manos. Un brillo anhelante los surcó, y confirmé así su mentira. No sabía qué tenía... ella no era una simple plebeya... al menos parecía tener una educación. Negué levemente con la cabeza y la miré con expresión neutra. Tenía que calmarme o mis poderes volverían ha hacerse en contra de mi voluntad. Cerré las manos en dos puños y gruñí levemente. No sabía qué hacer. Cerré los ojos un momento.

-Demonios... nadie es tan tonto como para saber que las raices de un rosal nunca tienen este color...- gemí por lo bajo.

Intenté recordar algún conjuro para borrarla la memoria. Quizás uno que la dejara dormida para que creyera que todo había sido un sueño. No sirvió para nada... mis nervios me bloqueaban. Volví a mirarla. Ella había bajado la cabeza y también parecía un poco nerviosa, aunque era buena actriz. El olor a madera quemada proveniente de algún lugar cercano me relajó.

-Está bien... ¿Qué puedo darte para que vuestros labios no me delaten? - dije arrastrando las palabras.

por **Emily Pope** Miér Jul 07, 2010 6:20 pm

Emily miro el color de las raíces. A ella no le parecía anormal, porque ya las conocía. Pero para una persona que no tenia idea de cosas de brujería, pensó que si eran raras. La joven se veía nerviosa, incluso quizá mas que ella misma. No muy lejos, alguien había encendido leña. Emily pudo ver una luz y el humo elevándose. La fogata no estaba muy lejos, seguramente algunos gitanos o personas de clase baja que cazaban en los bosques se habían tomado un descanso. Distraída mirando las llamas que no se distinguían, Em escucho la propuesta de algo a cambio para no hablar de lo que había visto. Al principio no supo que decir, estaba desconcertada. Ella lo tenia todo, al menos todo lo que podía conseguirse por medio del dinero. ¿Qué podía obtener de esa bruja? No pensaba decir nada, igual. Corría el peligro de ser descubierta en su fuga. Iba a decir algo para rechazar la oferta cuando lo pensó mejor.

-Quiero que me enseñes a ser como tu- le dijo sonriente. Levanto la mirada y se quito la capa que llevaba. Cualquier persona con dos dedos de frente se daría cuenta que ella no era una sirvienta con su piel delicada y su cabello rubio. Todavía no había completado su disfraz oscureciendo su cabello con polvo, como hacia siempre, y ensuciando su piel para parecer mas humilde. Supo que solo con la petición no alcanzaría a convencer a la bruja. – Tengo conocimientos de brujería, podría serte de ayuda. Buscar hierbas, conseguir algunos ingredientes difíciles, ya sabes. Solo quiero que me enseñes cosas. Mi nodriza lo hacia antes pero ahora se ha vuelto sobreprotectora. Prometo mantener la boca cerrada si lo haces. ¿Qué dices?- termino la oración con una gran sonrisa. Imagino que la joven estaría asombrada por descubrir una chica de la realeza con ropas tan sencillas, pero si así era, no lo demostraba.

por **Aishell Demberg** Jue Jul 08, 2010 10:00 am

Oi su petición con aturdimiento. No tardé ni medio segundo en arrepentirme de mis palabras. Un aturdimiento se extendió como la sangre por mi cuerpo, y juro que no encuentro una razón coherente al cómo pude permanecer de pie, con el rostro inexpresivo, mirando a la joven alocada que sonreía frente a mi. Estaba segura de que no tenía ni idea de donde se metía. Su nodriza era una persona inteligente al sobreprotegerla. Estaba segura de que aquella joven se habría tirado a mis brazos sin pensárselo dos veces.

Gruñí cuando se quitó la capucha. Era demasiado joven para tener hijos, y sus fracciones inmaculadas solo podían pertenecer a alguien de clase alta... Ojos claros... cabello rubio. Me encontraba ante un caso a parte, sin duda alguna. Me toqué el puente de la nariz con dos de mis dedos y suspiré sonoramente. No sabía cómo debía reaccionar ante aquello. La piel se me puso de gallina y sentí como me enfurecía levemente... y a la vez la impotencia me bloqueaba.

-No sabe lo que me pide...- logré alcanzar a decir-. No soy precisamente como un hada madrina. Me niego. Esto no es un juego.

No comprendía que una humana que seguramente lo tenía todo, pudiera ser problemática hasta el punto de escaparse con ropas roidas de su palacio y quisiera tener una vida como la mia, la cual yo detestaba.

-Deberíais volver a vuestra casa y disfrutar de vuestra humanidad sin problemas antes de que os metáis en más problemas- gruñí esperando a que insistiera... parecía realmente cabezota.

por **Emily Pope** Jue Jul 29, 2010 6:37 pm

Emily sonrió examinando a la joven bruja que ya no parecía tan amenazante como un rato antes. Era muy joven, seguramente tenían mas o menos la misma edad, aunque se veía experimentada en el campo de la brujería, una aprendiz no hubiera buscado esas raíces. Según su impresión, no era muy agresiva. Seguramente era un mecanismo de defensa, por miedo a verse descubierta. Emily intento parecer agradable, dándole a entender que ella no tenia planes de descubrirla.

-Se que esto no es un juego, pero de verdad me interesa la magia. Quiero aprender tanto como sea posible.- Se acomodo el cabello detrás de la oreja- Mira, si así puedo convencerte, te pagare por lo que me enseñes. Se que las brujas no tienen mucho dinero. Y por favor, no me trates de usted que no soy una anciana.

Probablemente la joven tomara como un insulto la oferta de dinero, pero existía la mínima posibilidad de que aceptara, y Emily no iba a desperdiciarla. Disimuladamente, saco una cadena de oro que siempre llevaba en el cuello. No era algo que tuviera valor sentimental para ella, simplemente era bonita y muy costosa. Al ponerla a la vista, intentaba demostrar que no mentía acerca de su estado económico.

por **Aishell Demberg** Mar Ago 03, 2010 6:23 am

Aparté con un gesto la tentadora oferta del dinero. La verdad es que no necesitaba pagar más cosas que las de un humano normal, porque los ingredientes para las pócimas se sacaban de la naturaleza. No obstante, mi sorpresa por la actitud de la joven, tan descuidada, hacia que mi semblante se ensombreciera. ¡Era una noble! ¡Eso seguro!

-Guárdate eso, no necesito sobornos- mi voz sonaba irritada-. Cuando digo que esto no es un juego lo digo enserio. Es muy peligroso... no sabes lo que desearía estar en tu lugar y tener elección. Yo nací siendo bruja. Tú solo podrás ser una aprendiz, pero no llevas la magia contigo no estás condenada. Tendrás que recurrir a hechizos para que tu humanidad desaparezca de vez en cuando...

Detrás de mis palabras estaba mi secreto. Yo no podía controlarme. Estaba claro que la magia en si no era peligrosa... claro estaba que esto se cumplía si la utilizabas del modo correcto, lo que en mi caso daba igual. Era peligrosa, a secas, sin condicions.

La miré de arriba abajo. Dioses. Con un poco de lógica podía suponer que no podía negarme a enseñarla. ¿Yo que era? Una bruja perdida si me descubrían. En todos los aspectos sociales, estaba fuera de lugar que yo, una humana vulgar y corriente (eso quería aparentar) rechazara a una joven de la realeza sin miramientos.

-¿Cual es tú nombre y quien eres? - pregunté de mala gana. Mi estado emocional cavilaba entre unos nervios horribles, la culpa por aceptarla y la furia por mi mala suerte.

por **Emily Pope** Dom Ago 08, 2010 3:57 pm

La joven bruja parecía confundida. Em esperaba que esta confusión fuera un beneficio para ella. Desde que Celia se había negado a seguir enseñándole magia, había buscado brujas o gitanas que pudieran ayudarle, pero su nodriza la tenia muy vigilada. Recién poco tiempo atrás había descubierto la forma de escapar a la rigurosa mirada de su Nana, e intentaba aprovechar cada oportunidad que se le presentaba. Esta era la primera vez que se encontraba con una bruja, muy poderosa según su inexperta mirada, y deseaba que le enseñara el arte de la magia. Daria lo que fuera. Pero no era prudente dejar que la bruja supiera esto.

-Mi nombre es Emily Angelique Pope y soy Condesa de Yorkshire.- inclino la cabeza haciendo una reverencia.-No deje que mi atuendo la engañe, Madmoiselle. Es solo un disfraz.

Evaluando a la bruja, veía que estaba muy agitada. Seguramente volvería a negarse por cada oferta que Emily hiciera, pero eso no iba a evitar que ella intentara. Cuando la niña quería, podía ser muy testaruda.

-No considero que mi dinero sea un soborno. Yo quería ofrecerlo como un pago. Pero viendo que lo rechaza, no puedo hacer nada al respecto. Aun así, quiero aprender magia. Creo que tengo mas aptitudes de las que se pueden ver a simple vista y siempre soy muy cuidadosa. Por mas que no lleve la magia conmigo, tengo cierta habilidad con ella y he logrado admirar a mi nodriza. Al menos, póngame a prueba. Ahora mismo, si lo cree necesario

Emily noto que la bruja no le había dicho su nombre, pero no insistió para saberlo porque la joven podía tomarlo como un intento de averiguar su identidad para luego denunciarla. Dicho lo de la prueba, se preparo para lo que fuera que la bruja le pidiera, aunque sospechaba que de nuevo la propuesta caería en oídos sordos-

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