AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En busca de un encargo [Noah Dómine]
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En busca de un encargo [Noah Dómine]
Recepción le había informado de el encargo que debía recibir aquel día, no pasaría por alto que debía ir preparada para ir al puerto mientras su dama de compañía preparaba todos los implementos, ropa joyas, accesorios, peinados, le dio tiempo a ella de sumirse en sus pensamientos, aquel vampiro moriría de eso estaba segura, de alguna forma extraña y retorcida comenzaba a sentir los notorios sentimientos de separación de la persona que quería y odiaba a la vez, la joven dama de compañía le ayudo a vestirse mientras conversaba (cosa que adda le había pedido un tiempo atrás, cuando hubiere silencio de parte de ella su dama de compañía debía hablar lo que se le ocurriera) eso la llevaba a otro pensamiento, escuchaba las palabras de su dama y podía ponerse en el lugar de ella, esta se había enamorado de un gitano que solo le traía penurias a su vida, adda no conocía la clase baja ni la vida social de un joven o dama de estatus bajo, pero no los discriminaba, de echo hasta le daba curiosidad saber como seria entablar una conversación con alguno de ellos, serian educados?
Merci
susurre a mi dama de compañía en cuanto acababa de arreglar los últimos detalles de mi vestido para irse a recepción y pedir un coche, iríamos las dos solas de eso estaba segura, no quería compañías para el tipo de encargo que me enviaban mucho menos quería que alguien me había enviado algo desde un país tan extranjero… en el coche nos sentamos observando por la ventanilla afuera mientras disfrutaba del paisaje llegamos a destino y la primera en bajar fue ella mientras el cochero tomaba mi mano y yo agradecía sonriendo bajando las escalerillas de el coche que aguardaría unos minutos para que yo fuera a buscar mi encargo…
al llegar al lugar la multitud pasaba viéndome con ojos extraños, como si no perteneciera ahí… me sentí extraña solo camine mi dama de compañía me seguía los pasos y de pronto me acerque a un joven para preguntar con una suave voz…
-disculpe monsieur usted sabe donde puedo hallar la oficina de encargos?
tan delicado sonó que la gente que estaba a su alrededor se voltio a verle cosa que solía causar hasta en las mas lujosas fiestas.
Merci
susurre a mi dama de compañía en cuanto acababa de arreglar los últimos detalles de mi vestido para irse a recepción y pedir un coche, iríamos las dos solas de eso estaba segura, no quería compañías para el tipo de encargo que me enviaban mucho menos quería que alguien me había enviado algo desde un país tan extranjero… en el coche nos sentamos observando por la ventanilla afuera mientras disfrutaba del paisaje llegamos a destino y la primera en bajar fue ella mientras el cochero tomaba mi mano y yo agradecía sonriendo bajando las escalerillas de el coche que aguardaría unos minutos para que yo fuera a buscar mi encargo…
al llegar al lugar la multitud pasaba viéndome con ojos extraños, como si no perteneciera ahí… me sentí extraña solo camine mi dama de compañía me seguía los pasos y de pronto me acerque a un joven para preguntar con una suave voz…
-disculpe monsieur usted sabe donde puedo hallar la oficina de encargos?
tan delicado sonó que la gente que estaba a su alrededor se voltio a verle cosa que solía causar hasta en las mas lujosas fiestas.
Invitado- Invitado
Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Era sólo un día más en el puerto, donde gran parte de la gente desempeñaba su rutinaria vida y no por ello lo hacían de forma monótona y sosegada. Apenas haría unas horas que la mercancía, entregada por un mar generoso, había sido descargada en el muelle y la subasta del género procedía sin novedades. Allí, en medio de la agitada muchedumbre, se mezclaba con discreción y sigilo un, en apariencia, paseante más.
El joven vestía con ropajes holgados que no le hacían precisamente destacar por encima de los demás transeúntes: cualquiera que lo mirase, no dejaría su atención fijada en su figura más que un instante, confundiéndolo con las masas. Y es que era un sencillo y leve detalle, apenas visible, el que lo diferenciaba: sus ropas. Extrañamente pulcras y limpias, a sus vestiduras solamente les faltaba poseer lustro de no ser por los ademanes y los andares de su dueño que guardaba especial cuidado en no llamar la atención.
Adoro esta ciudad, pensaba para sus adentros mientras regateaba con un mercader el precio del producto de su pesca, si bien al final fingió perder el interés para que otra persona lo adquiriera por un importe menor. Interesante y bulliciosa, en absoluto aburrida… es el mejor escenario para poder interpretar.
Al joven, que respondía al nombre de Noah, no había nada que le recordara más al mundo del teatro que la vida misma: no había nada mejor que la algazara de la ciudad para tomar inspiración. Y la iba a necesitar, puesto que esa misma noche iba a actuar por primera vez en el teatro de la ciudad, donde todavía no se había ganado el clamor del público ni el respeto, cuanto menos profesional, de sus camaradas artistas.
Apenas reparó en la presencia de la distinguida recién llegada. No fue precisamente porque no destacara allí, más bien al contrario: toda la gente parecía prestarle atención y dirigiéndole miradas de todo tipo. Finalmente, no le quedó más remedio que volverse hacia ella puesto que se le había acercado directamente a él. Tras escuchar su tenue petición, en las facciones del joven apareció una sincera y dulce sonrisa que, a las claras, no encajaba en absoluto con el ambiente.
− Bonjour, Madame. Mucho me temo que estoy entorpeciendo su camino –dijo educadamente con un tono igualmente sutil.
Se hizo a un lado, cediéndole el paso con un gesto amable a modo de discreta reverencia mientras le indicaba vagamente con una de sus manos la dirección hacia la que debería dirigirse la damisela. Había gente que seguía mirando a la dama, mientras que unos pocos miraban de reojo al joven antes de volver a sus quehaceres.
− Ha de seguir el lateral de este edificio y luego torcer en la esquina: justo ahí se halla la entrada a la oficina.
El joven vestía con ropajes holgados que no le hacían precisamente destacar por encima de los demás transeúntes: cualquiera que lo mirase, no dejaría su atención fijada en su figura más que un instante, confundiéndolo con las masas. Y es que era un sencillo y leve detalle, apenas visible, el que lo diferenciaba: sus ropas. Extrañamente pulcras y limpias, a sus vestiduras solamente les faltaba poseer lustro de no ser por los ademanes y los andares de su dueño que guardaba especial cuidado en no llamar la atención.
Adoro esta ciudad, pensaba para sus adentros mientras regateaba con un mercader el precio del producto de su pesca, si bien al final fingió perder el interés para que otra persona lo adquiriera por un importe menor. Interesante y bulliciosa, en absoluto aburrida… es el mejor escenario para poder interpretar.
Al joven, que respondía al nombre de Noah, no había nada que le recordara más al mundo del teatro que la vida misma: no había nada mejor que la algazara de la ciudad para tomar inspiración. Y la iba a necesitar, puesto que esa misma noche iba a actuar por primera vez en el teatro de la ciudad, donde todavía no se había ganado el clamor del público ni el respeto, cuanto menos profesional, de sus camaradas artistas.
Apenas reparó en la presencia de la distinguida recién llegada. No fue precisamente porque no destacara allí, más bien al contrario: toda la gente parecía prestarle atención y dirigiéndole miradas de todo tipo. Finalmente, no le quedó más remedio que volverse hacia ella puesto que se le había acercado directamente a él. Tras escuchar su tenue petición, en las facciones del joven apareció una sincera y dulce sonrisa que, a las claras, no encajaba en absoluto con el ambiente.
− Bonjour, Madame. Mucho me temo que estoy entorpeciendo su camino –dijo educadamente con un tono igualmente sutil.
Se hizo a un lado, cediéndole el paso con un gesto amable a modo de discreta reverencia mientras le indicaba vagamente con una de sus manos la dirección hacia la que debería dirigirse la damisela. Había gente que seguía mirando a la dama, mientras que unos pocos miraban de reojo al joven antes de volver a sus quehaceres.
− Ha de seguir el lateral de este edificio y luego torcer en la esquina: justo ahí se halla la entrada a la oficina.
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Aquel joven no daba la impresión de ser tan caballeroso como lo estaba demostrando, no me entorpecía el camino sin embargo lo que había dicho me dio los detalles de donde se encontraba la oficina de encargos, observe sus vestimentas, no lo suficiente para quedarme fija en el ya que recordaba cuando era una pequeña me decían que observar las ropas de alguien que no viste bien no era de buena educación, nunca quitaría las enseñanzas que me habían echo crecer y madurar… enseñanzas que nunca olvidaría, como portarme con un hombre, como ser coqueta sin llegar a lo vulgar, como pararme para causar una sensación de seguridad en cualquier receptor…
Adda salio de sus pensamientos e inclino su cabeza en señal de agradecimiento al joven, no le importaba que no tuviera un estatus social, solía ser respetuosa con aquel que lo era con ella
Merci… creo que me a salvado de recorrer todo el lugar antes de encontrar la famosa oficina…
susurra mientras se inclina y se dispone a caminar seguida por su dama de compañía que no parecía muy feliz de haber visto a adda pedir indicaciones, esta le mira y le exige que camine y su dama sin mirarla le brinda una mirada de desaprobación al joven… a adda eso no le gustaba nada, ella pensaba que todos éramos iguales, aunque los separara una clase social, no le gusto la reacción de su dama de compañía y no avanzo mas… para decirle a su dama
agradece al caballero
su dama se da vuelta y le da una mirada inquisitoria e incluso insultante y se inclino en señal de agradecimiento al joven que acababa de brindarnos aquella ayuda, y siguió caminando…
de veras se lo agradezco monsieur…
asiente con su cabeza inclinada y se dispone a caminar mientras avanzaba entre la multitud que les daba espacio a medida que avanzaban. Las indicaciones eran las correctas basto con que pisara un escalón y resbalara, sintió como sus pies se enredaban en su vestido mientras caía en el suelo… su dama de compañía se disponía a seguir caminando, no había notado la caída de adda mucho menos se dio vuelta por que seguía molesta por haber sido forzada a agradecer a un indigente que era lo que parecía…la gente observo todos los movimientos de su caída y nadie se atrevía, por temor a recibir alguna reprimenda a ayudarle, como se había quedado en estado de shock ya que no solía caerse mucho menos en publico se vio las manos, tenia sangre y temblaban…
Adda salio de sus pensamientos e inclino su cabeza en señal de agradecimiento al joven, no le importaba que no tuviera un estatus social, solía ser respetuosa con aquel que lo era con ella
Merci… creo que me a salvado de recorrer todo el lugar antes de encontrar la famosa oficina…
susurra mientras se inclina y se dispone a caminar seguida por su dama de compañía que no parecía muy feliz de haber visto a adda pedir indicaciones, esta le mira y le exige que camine y su dama sin mirarla le brinda una mirada de desaprobación al joven… a adda eso no le gustaba nada, ella pensaba que todos éramos iguales, aunque los separara una clase social, no le gusto la reacción de su dama de compañía y no avanzo mas… para decirle a su dama
agradece al caballero
su dama se da vuelta y le da una mirada inquisitoria e incluso insultante y se inclino en señal de agradecimiento al joven que acababa de brindarnos aquella ayuda, y siguió caminando…
de veras se lo agradezco monsieur…
asiente con su cabeza inclinada y se dispone a caminar mientras avanzaba entre la multitud que les daba espacio a medida que avanzaban. Las indicaciones eran las correctas basto con que pisara un escalón y resbalara, sintió como sus pies se enredaban en su vestido mientras caía en el suelo… su dama de compañía se disponía a seguir caminando, no había notado la caída de adda mucho menos se dio vuelta por que seguía molesta por haber sido forzada a agradecer a un indigente que era lo que parecía…la gente observo todos los movimientos de su caída y nadie se atrevía, por temor a recibir alguna reprimenda a ayudarle, como se había quedado en estado de shock ya que no solía caerse mucho menos en publico se vio las manos, tenia sangre y temblaban…
Invitado- Invitado
Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Si podía haber algo de lo que el joven pudiera enorgullecerse, era de sus dotes interpretativas. No hacía falta ser ningún adivino para darse cuenta que aquella dama pertenecía a las altas esferas, y no resultaba necesario fijarse en excesivos detalles para confirmar esta veredicto: que la gente de baja alcurnia no tenga suficiente entereza como para fijarse en miembros de clases más altas, pase; que la damisela estuviera acompañada por una doncella que le preocupaba demasiado su status quo y despreciaba a los que se ganaban la vida haciendo trabajos menos dignos, era más que evidente, también se podía ignorar; sin embargo, la forma en la que respiraba aquella recién llegada parecía hacer crepitar el aire con su altanería encubierta y sus andares vanidosos.
A esa noble damisela le resultaría necesario vivir más de una vida, o dos, para llegar a comprender sus verdaderos orígenes, y que no existe gloria que sea eterna. Sin embargo, el actor había llegado a amar profundamente, en el pasado, el mundo de la aristocracia; pero desde que le privaron de poder elegir libremente su destino, despreciaba con todas sus energías esa distinguida sociedad y aquellos que disfrutaban de su dulce vida.
Él era la manifestación del destino que aguardaba a la arrogancia de las clases altas; la prueba viviente que la nobleza hace caer a los monstruos sin corazón que ella misma crea en su seno.
Por eso, la mirada que acompañó a la sonrisa que le dedicó a la doncella de la dama cuando ésta le despreció en silencio, fue como si la dama de compañía hubiera visto el reflejo de su pútrida alma en un espejo de vanidad. En cambio, guardó un sepulcral silencio cuando la engalanada dama le agradeció por la indicación. A estas alturas, prácticamente pensaba que entre las dos estaban tomándole el pelo, puesto que dudaba que aquella mujer pudiera confiar realmente en ese tipo de personas como doncellas de compañía.
Se dio la vuelta, dispuesto a seguir la inmersión en el bullicio de la vida diaria, cuando escuchó, gracias a sus oídos desarrollados, cómo la dama iniciaba una mortificante caída. Dio por supuesto que la vil de su doncella asistiría a su dueña para que no sucediera una escena indigna. Pero andaba errado.
Llegó hasta sus oídos el sonido apagado del cuerpo al caer y el silencio se propagó por el gentío como una chispa que enciende un líquido inflamable. El joven suspiró pesadamente, disgustado con él mismo por lo que iba a hacer a continuación: dio media vuelta y se dirigió hacia la mujer caída con celeridad. Habían aparecido en sus manos un par de pañuelos de seda y una capa de tonalidad oscura que se agenció de un despistado comerciante demasiado distraído con la escena. Este ni se dio cuenta de que ahora carecía de ella.
– Sin duda, vuestra doncella necesita una lección de modales –recriminó inconscientemente en voz alta, mientras se arrodillaba al lado de la dama.
Envolvió con presteza cada mano de ella con un pañuelo de seda, que sí eran propiedad del joven, para evitar que se derramase más líquido carmesí a la vista de todos y sirviera para contenerla, pero puso su empeño en no tocar en demasía a su dueña. Con la capa había cubierto los hombros de ella, si bien pudiera disgustarle su baja calidad, al menos serviría para ocultarla de la mirada de los demás, incluyendo a su doncella.
El joven se retiró tan prontamente como pudo, dando un paso hacia atrás conocedor de lo soberbio que se puede llegar a ser, y si bien no era tan arrogante como para desearle mal a nadie, tampoco quería herir el orgullo de alguien que había recibido una humillación pública. Se quedó frente a ella, tendiéndole la mano para que se pusiera en pie por voluntad propia, y una sonrisa que si bien se podía leer un rastro de severidad, no mostraba indicios de burla. Cuando habló, su tono era más bien serio.
– Álcese… no es digno para nadie permanecer en una posición tan inapropiada.
A esa noble damisela le resultaría necesario vivir más de una vida, o dos, para llegar a comprender sus verdaderos orígenes, y que no existe gloria que sea eterna. Sin embargo, el actor había llegado a amar profundamente, en el pasado, el mundo de la aristocracia; pero desde que le privaron de poder elegir libremente su destino, despreciaba con todas sus energías esa distinguida sociedad y aquellos que disfrutaban de su dulce vida.
Él era la manifestación del destino que aguardaba a la arrogancia de las clases altas; la prueba viviente que la nobleza hace caer a los monstruos sin corazón que ella misma crea en su seno.
Por eso, la mirada que acompañó a la sonrisa que le dedicó a la doncella de la dama cuando ésta le despreció en silencio, fue como si la dama de compañía hubiera visto el reflejo de su pútrida alma en un espejo de vanidad. En cambio, guardó un sepulcral silencio cuando la engalanada dama le agradeció por la indicación. A estas alturas, prácticamente pensaba que entre las dos estaban tomándole el pelo, puesto que dudaba que aquella mujer pudiera confiar realmente en ese tipo de personas como doncellas de compañía.
Se dio la vuelta, dispuesto a seguir la inmersión en el bullicio de la vida diaria, cuando escuchó, gracias a sus oídos desarrollados, cómo la dama iniciaba una mortificante caída. Dio por supuesto que la vil de su doncella asistiría a su dueña para que no sucediera una escena indigna. Pero andaba errado.
Llegó hasta sus oídos el sonido apagado del cuerpo al caer y el silencio se propagó por el gentío como una chispa que enciende un líquido inflamable. El joven suspiró pesadamente, disgustado con él mismo por lo que iba a hacer a continuación: dio media vuelta y se dirigió hacia la mujer caída con celeridad. Habían aparecido en sus manos un par de pañuelos de seda y una capa de tonalidad oscura que se agenció de un despistado comerciante demasiado distraído con la escena. Este ni se dio cuenta de que ahora carecía de ella.
– Sin duda, vuestra doncella necesita una lección de modales –recriminó inconscientemente en voz alta, mientras se arrodillaba al lado de la dama.
Envolvió con presteza cada mano de ella con un pañuelo de seda, que sí eran propiedad del joven, para evitar que se derramase más líquido carmesí a la vista de todos y sirviera para contenerla, pero puso su empeño en no tocar en demasía a su dueña. Con la capa había cubierto los hombros de ella, si bien pudiera disgustarle su baja calidad, al menos serviría para ocultarla de la mirada de los demás, incluyendo a su doncella.
El joven se retiró tan prontamente como pudo, dando un paso hacia atrás conocedor de lo soberbio que se puede llegar a ser, y si bien no era tan arrogante como para desearle mal a nadie, tampoco quería herir el orgullo de alguien que había recibido una humillación pública. Se quedó frente a ella, tendiéndole la mano para que se pusiera en pie por voluntad propia, y una sonrisa que si bien se podía leer un rastro de severidad, no mostraba indicios de burla. Cuando habló, su tono era más bien serio.
– Álcese… no es digno para nadie permanecer en una posición tan inapropiada.
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Procesaba su caída, que pasara si creara la ilusión para ya no ser el centro de las miradas… pero no pudo pensar demasiado ya que al minuto sintió la presencia de el caballero que anteriormente le había ayudado, observo al cielo queriendo desaparecer, el joven se arrodillo para ayudar y se le escapo el mismo pensamiento que a adda se le pensaba por la mente… lo mismo pensaba, no pudo evitar dibujar una pequeña sonrisa en sus labios.
-sin duda usted tiene razón monsieur… - sintió un leve peso sobre sus hombros tapándola del resto que la observaba, noto que era un abrigo, solo al sentir el contacto de su mano una imagen muy clara, increíblemente clara apareció ante sus ojos, la luna… sentir la tierra bajo sus pies mientras la luna lo convertía en otro ser, una historia oculta, y el dueño de aquel abrigo que le cubría, aunque no pudo ver mas por que el roce fue leve abrió los ojos para observar como su dama de compañía corría hacia ella…
“no dejaría que volviera a ver mi rostro… "-pensaba mientras veía a angelique(su dama de compañía) buscarla con la mirada, pese a estar frente a ella adda no permitiría que la viera, esas eran las bondades de ser una bruja con tales poderes, observe al joven y al estar cubierta por la seda de su pañuelo no me atrevía a hablar, no sabia como decirle que sabia lo que era cada vez que aparecía la luna llena pero sabia que había notado la ilusión que cree con la frustración había sido tan fuerte aunque mi ilusión solo era una vida normal sin mi y sin mi caída, sabia que unos pasos mas allá se encontraba el coche que me esperaba a mi y a angelique(claro que ahora llegaría sin ella), no entendía la severidad en las palabras del joven que ahora se levantaba poniéndose sobre sus pies para tenderme la mano, por alguna razón sus palabras me hicieron recordar la severidad de mis padres… mi padre en particular y asentí, no me sentía avergonzada, era una facultad de mi que gustaba, no sentirme avergonzada y afrontar las cosas que me sucedían sin sentir vergüenza
Pero algo sucedió que no pude controlar una ola de sentimientos que no pude controlar, una risa que me salía mas del corazón, del alma, de verme a mi misma cayendo, mi cara, mis expresiones, eso también lo había visto en el joven licántropo seguí riéndome sin poder contenerme y tome su mano levemente para levantarme y susurrar
-no todos los días soy rescatada por un caballero amante de la luna monsieur… muchas gracias de nuevo… y créame que primero conoceré muy bien a alguna futura dama de compañía antes de contratarle… -
una sonrisa sincera escapo de mis labios y observe sus ojos, pensando que nunca podría olvidar esos ojos aunque quisiera, quite levemente mi chaqueta y se la acerque a sus manos
-me temo que debe devolver esto a su dueño pero no me ire si no me dice su nombre monsieur -
observe hacia un lado y vi a mi dama de compañía resignada y sin haberme encontrado se retira del lugar para quizás ir al hotel donde me encontraba, ahí recibiría su dinero y la despacharía a su casa tan pronto me encontrara con ella, saliendo de mi pensamiento le observo esperando a saber su nombre...
-sin duda usted tiene razón monsieur… - sintió un leve peso sobre sus hombros tapándola del resto que la observaba, noto que era un abrigo, solo al sentir el contacto de su mano una imagen muy clara, increíblemente clara apareció ante sus ojos, la luna… sentir la tierra bajo sus pies mientras la luna lo convertía en otro ser, una historia oculta, y el dueño de aquel abrigo que le cubría, aunque no pudo ver mas por que el roce fue leve abrió los ojos para observar como su dama de compañía corría hacia ella…
“no dejaría que volviera a ver mi rostro… "-pensaba mientras veía a angelique(su dama de compañía) buscarla con la mirada, pese a estar frente a ella adda no permitiría que la viera, esas eran las bondades de ser una bruja con tales poderes, observe al joven y al estar cubierta por la seda de su pañuelo no me atrevía a hablar, no sabia como decirle que sabia lo que era cada vez que aparecía la luna llena pero sabia que había notado la ilusión que cree con la frustración había sido tan fuerte aunque mi ilusión solo era una vida normal sin mi y sin mi caída, sabia que unos pasos mas allá se encontraba el coche que me esperaba a mi y a angelique(claro que ahora llegaría sin ella), no entendía la severidad en las palabras del joven que ahora se levantaba poniéndose sobre sus pies para tenderme la mano, por alguna razón sus palabras me hicieron recordar la severidad de mis padres… mi padre en particular y asentí, no me sentía avergonzada, era una facultad de mi que gustaba, no sentirme avergonzada y afrontar las cosas que me sucedían sin sentir vergüenza
Pero algo sucedió que no pude controlar una ola de sentimientos que no pude controlar, una risa que me salía mas del corazón, del alma, de verme a mi misma cayendo, mi cara, mis expresiones, eso también lo había visto en el joven licántropo seguí riéndome sin poder contenerme y tome su mano levemente para levantarme y susurrar
-no todos los días soy rescatada por un caballero amante de la luna monsieur… muchas gracias de nuevo… y créame que primero conoceré muy bien a alguna futura dama de compañía antes de contratarle… -
una sonrisa sincera escapo de mis labios y observe sus ojos, pensando que nunca podría olvidar esos ojos aunque quisiera, quite levemente mi chaqueta y se la acerque a sus manos
-me temo que debe devolver esto a su dueño pero no me ire si no me dice su nombre monsieur -
observe hacia un lado y vi a mi dama de compañía resignada y sin haberme encontrado se retira del lugar para quizás ir al hotel donde me encontraba, ahí recibiría su dinero y la despacharía a su casa tan pronto me encontrara con ella, saliendo de mi pensamiento le observo esperando a saber su nombre...
Invitado- Invitado
Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Una leve sonrisa de complicidad apareció en sus labios al escuchar la discreta oración de la mujer, entendiendo tardíamente que, sin pretenderlo, había salido involuntariamente de sus labios. Al menos no se había tomado a mal esa observación.
Fue testigo mudo de una peculiar manifestación que tuvo lugar. Si alguien le hubiera preguntado, habría asegurado sin ningún tipo de duda que algo había alterado el aire, una interferencia casi palpable; para alguien con los sentidos tan desarrollados como el joven, se podría decir que lo olfateaba .
Pero su rostro no reveló indicio alguno de sorpresa o incredulidad; cuando la damisela reveló con discreción qué tipo de ser era en realidad. La máscara de actor que cubría las facciones del joven no dejó entrever lo que opinaba respecto a ello.
Afortunadamente, las vivencias de su pasado era algo que, por ahora, sólo guardaba para él mismo. Aparte de eso, era obvio que ciertos cambios en la vida causaban algunas heridas en el alma que quedaban encubiertas por un velo de dolor que lo protegía de mentes curiosas. Y él no era una excepción.
- Guárdese el abrigo, madame. Mientras lo lleve usted su dueño no lo echará en falta, de modo que sería adecuado que lo conserve hasta que abandone el lugar. No se preocupe por devolverme los pañuelos: le podrían volver a hacer falta.
La sonrisa que mostraba su rostro era del tipo que haría suspirar a cualquier damisela que se hubiera fijado en el secreto de sus ojos y se hubiera quedado prendada por un mero instante.
- Se me conoce como Noah… pero mucho me temo que deberá retrasar su partida. ¿Acaso no había acudido aquí por algún motivo? Si lo desea, podría ir en su lugar a la oficina de encargos.
Fue testigo mudo de una peculiar manifestación que tuvo lugar. Si alguien le hubiera preguntado, habría asegurado sin ningún tipo de duda que algo había alterado el aire, una interferencia casi palpable; para alguien con los sentidos tan desarrollados como el joven, se podría decir que lo olfateaba .
Pero su rostro no reveló indicio alguno de sorpresa o incredulidad; cuando la damisela reveló con discreción qué tipo de ser era en realidad. La máscara de actor que cubría las facciones del joven no dejó entrever lo que opinaba respecto a ello.
Afortunadamente, las vivencias de su pasado era algo que, por ahora, sólo guardaba para él mismo. Aparte de eso, era obvio que ciertos cambios en la vida causaban algunas heridas en el alma que quedaban encubiertas por un velo de dolor que lo protegía de mentes curiosas. Y él no era una excepción.
- Guárdese el abrigo, madame. Mientras lo lleve usted su dueño no lo echará en falta, de modo que sería adecuado que lo conserve hasta que abandone el lugar. No se preocupe por devolverme los pañuelos: le podrían volver a hacer falta.
La sonrisa que mostraba su rostro era del tipo que haría suspirar a cualquier damisela que se hubiera fijado en el secreto de sus ojos y se hubiera quedado prendada por un mero instante.
- Se me conoce como Noah… pero mucho me temo que deberá retrasar su partida. ¿Acaso no había acudido aquí por algún motivo? Si lo desea, podría ir en su lugar a la oficina de encargos.
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- Spoiler:
- Lamento las molestia causadas. Espero que no haya problemas en retomar el tema...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Era extraña esa sensación de complicidad, le observe el había notado claramente que era yo y que sabia de el, me hacia sonreír su extraña forma de no hacer notar lo que había sucedido me agradaba, mire hacia la multitud que ya estaba completamente calma todos en sus quehaceres normales y mi dama de compañía que ya se había retirado por que estaba convencida que no me encontraría así que la pequeña ilusión creada para que se me olvidara fue cesando… mire el abrigo que el había entregado apenas vio mi caída despampanante y sonreí de lado al verlo hablar, la verdad este abrigo no me servia de nada solo para recordarle, quizás a el le haría falta mas que a mi, toque mis manos seguían con sangre y eso era preocupante, apreté algo mas no quería morir desangrada… me reí por mi exageración y al notar su rostro confuso hable…
Esta bien… me quedare con el abrigo por ahora, solo por que usted lo pide, pero tenga en consideración que no me quedare con el y que a usted le hace falta mas que a mi… y en cuanto a los pañuelos, ya están bastante sucios para devolvérselos, solo permítame comprarle unos nuevos si?...
su sonrisa descoloco mi posición y sentí como el suelo se movía aunque no era solo eso, sentí un leve mareo que hizo que afirmara sutilmente sus manos, no sabia por que nunca me había sucedido, solo era un extraño presentimiento y quizás había sido por el golpe y haber usado mis poderes tan rápidamente. Al escuchar su nombre repetí inconcientemente – Noah – quizás quería que se me grabara aquel nombre y aquella sonrisa observe hacia la oficina de correos y sonreí la verdad no se me apetecía ya aparecerme por ahí, pero debía ir yo, había dejado estipulado que yo iría y no debía faltar a mi palabra, pero era extraño sentirse sin dama de compañía por lo que la idea que me acompañara interfería en mis pensamientos
no es que desconfié de usted monsieur… es solo que no quiero tomar mas de su tiempo, si lo hago me sentiré tremendamente culpable, a lo mejor usted debe hacer otras cosas… y yo solo le retengo aquí.
En tono de disculpa y una sonrisa sensual saliendo de mis labios como nunca había echo, le mire, sus ojos eran posesivos dominantes, pese a haber hablado alguna vez con desconocidos nunca me había sentido protegida de esa manera y me preguntaba que pasaba por su cabeza y a la vez me reprimía de preguntárselo, quizás era algo que no debía hacer, no correspondía.
mi nombre es Adda... y gracias una vez mas...
susurre en un tono suave y casual para soltar su mano delicadamente y comenzar a encaminarme hacia la oficina de encargos, debía ir a por el ya no podía retenerla, era solo un desconocido y solo ocupaba su tiempo... si adda...
Esta bien… me quedare con el abrigo por ahora, solo por que usted lo pide, pero tenga en consideración que no me quedare con el y que a usted le hace falta mas que a mi… y en cuanto a los pañuelos, ya están bastante sucios para devolvérselos, solo permítame comprarle unos nuevos si?...
su sonrisa descoloco mi posición y sentí como el suelo se movía aunque no era solo eso, sentí un leve mareo que hizo que afirmara sutilmente sus manos, no sabia por que nunca me había sucedido, solo era un extraño presentimiento y quizás había sido por el golpe y haber usado mis poderes tan rápidamente. Al escuchar su nombre repetí inconcientemente – Noah – quizás quería que se me grabara aquel nombre y aquella sonrisa observe hacia la oficina de correos y sonreí la verdad no se me apetecía ya aparecerme por ahí, pero debía ir yo, había dejado estipulado que yo iría y no debía faltar a mi palabra, pero era extraño sentirse sin dama de compañía por lo que la idea que me acompañara interfería en mis pensamientos
no es que desconfié de usted monsieur… es solo que no quiero tomar mas de su tiempo, si lo hago me sentiré tremendamente culpable, a lo mejor usted debe hacer otras cosas… y yo solo le retengo aquí.
En tono de disculpa y una sonrisa sensual saliendo de mis labios como nunca había echo, le mire, sus ojos eran posesivos dominantes, pese a haber hablado alguna vez con desconocidos nunca me había sentido protegida de esa manera y me preguntaba que pasaba por su cabeza y a la vez me reprimía de preguntárselo, quizás era algo que no debía hacer, no correspondía.
mi nombre es Adda... y gracias una vez mas...
susurre en un tono suave y casual para soltar su mano delicadamente y comenzar a encaminarme hacia la oficina de encargos, debía ir a por el ya no podía retenerla, era solo un desconocido y solo ocupaba su tiempo... si adda...
- Spoiler:
- yo también le devo una disculpa... no se olvide de ello y si por favor continuemos el post
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Las palabras de la dama le hicieron sonreír de nuevo. No ponía en duda la imagen que podía dar a quienes le rodeaban, pues era hábil con su imagen y diestro en el arte de la vida. Pero el joven actor no era un individuo necesitado, y solo recurría al hurto en muy contadas ocasiones.
De cualquier modo, no le ofendía que lo confundieran con un muerto de hambre. Esa era la imagen que quería dar en ese momento, y lo estaba consiguiendo. A decir verdad, disponía de más que suficientes ahorros, (no sólo los ganados con su oficio u otros medios, sino una buena parte que pudo salvar de su vida anterior) como para vivir de otro modo.
Pero a Noah le gustaba vivir de un modo distinto y especial. Ya había saboreado demasiado las altas esferas y ahora tendía a disfrutar de los pequeños placeres que le ofrecía esa vida.
− Nadie le obligara a quedarse para siempre el abrigo si así lo desea, e insisto en que no debe compensarme nada, menos aún adquirir para mí, pero le sugeriría que recordara lo siguiente –habló con una voz más dulce de lo normal, con la intención que sus palabras quedaran grabadas a fuego−. Hay mucho más de lo que ven sus ojos, no siempre es bueno dejarse llevar por lo poco que se observa a simple vista.
No lo dijo con malicia ni alevosía, más bien era un indicio para que no cometiera errores, ya que si le trataba de una forma tan…educada, no tenía lógica que se dirigiera a él, ahora como si fuera una persona civilizada y al instante después como si fuera un mero vagabundo. Su mirada procuró dejar bien claro que no se lo tendría en cuenta, pero al mismo tiempo, reflejaba un estado de ánimo que parecía hallarse a medio camino entre resignado y hastiado de que lo más fácil fuera guiarse por el aspecto e imagen que alguien poseía.
Por eso mismo escuchó a medias lo que le dijo, como si estuviera lejos de ahí, aunque no pasó desapercibido que la dama pronunciara su nombre de forma inconsciente. Después de todo, al menos el actor aún tenía capacidad para que le pudieran recordar por algún motivo u otro. Aún así, no hizo intención alguna de seguirla cuando deshizo el contacto y se alejó de él.
La observó con la mirada y antes de que ella hubiera podido alcanzar a dar unos pocos pasos, habló con su voz más dulce y arrulladora; algo que los individuos de la más baja ralea no poseen por mucho que pudieran practicar o estuvieran en contacto con gente de clase más alta: aquello sólo podía ser entonado de forma exacta y delicada, como solo un miembro de alta cuna, que perteneciera o lo hubiera hecho en el pasado.
− No está en perfectas condiciones como para seguir con su cometido, madame Adda, y no haría mal en rechazar una ayuda que le es necesaria: me atrevo a afirmar que lo tiene bien presente. ¿Me equivoco?
De cualquier modo, no le ofendía que lo confundieran con un muerto de hambre. Esa era la imagen que quería dar en ese momento, y lo estaba consiguiendo. A decir verdad, disponía de más que suficientes ahorros, (no sólo los ganados con su oficio u otros medios, sino una buena parte que pudo salvar de su vida anterior) como para vivir de otro modo.
Pero a Noah le gustaba vivir de un modo distinto y especial. Ya había saboreado demasiado las altas esferas y ahora tendía a disfrutar de los pequeños placeres que le ofrecía esa vida.
− Nadie le obligara a quedarse para siempre el abrigo si así lo desea, e insisto en que no debe compensarme nada, menos aún adquirir para mí, pero le sugeriría que recordara lo siguiente –habló con una voz más dulce de lo normal, con la intención que sus palabras quedaran grabadas a fuego−. Hay mucho más de lo que ven sus ojos, no siempre es bueno dejarse llevar por lo poco que se observa a simple vista.
No lo dijo con malicia ni alevosía, más bien era un indicio para que no cometiera errores, ya que si le trataba de una forma tan…educada, no tenía lógica que se dirigiera a él, ahora como si fuera una persona civilizada y al instante después como si fuera un mero vagabundo. Su mirada procuró dejar bien claro que no se lo tendría en cuenta, pero al mismo tiempo, reflejaba un estado de ánimo que parecía hallarse a medio camino entre resignado y hastiado de que lo más fácil fuera guiarse por el aspecto e imagen que alguien poseía.
Por eso mismo escuchó a medias lo que le dijo, como si estuviera lejos de ahí, aunque no pasó desapercibido que la dama pronunciara su nombre de forma inconsciente. Después de todo, al menos el actor aún tenía capacidad para que le pudieran recordar por algún motivo u otro. Aún así, no hizo intención alguna de seguirla cuando deshizo el contacto y se alejó de él.
La observó con la mirada y antes de que ella hubiera podido alcanzar a dar unos pocos pasos, habló con su voz más dulce y arrulladora; algo que los individuos de la más baja ralea no poseen por mucho que pudieran practicar o estuvieran en contacto con gente de clase más alta: aquello sólo podía ser entonado de forma exacta y delicada, como solo un miembro de alta cuna, que perteneciera o lo hubiera hecho en el pasado.
− No está en perfectas condiciones como para seguir con su cometido, madame Adda, y no haría mal en rechazar una ayuda que le es necesaria: me atrevo a afirmar que lo tiene bien presente. ¿Me equivoco?
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Susurró en su oído algo tan simple como no dejarse llevar por lo que las apariencias engañan… le mire, ahora solo me sentía culpable yo no sabia mas de lo que veía, y sentía, parte de tener mis poderes era presentir hechos solo hechos no la historia completa…
Ahora me siento culpable monsieur lo lamento no…
tomo su brazo y susurro levemente casi en su oído
no era mi intención por favor no piense que soy así, solo pensé, y pensé mal…
observo su mirada tan profunda y nuevamente se sintió desequilibrada al darse vuelta para poder ir hacia la oficina de encargos no paso demasiado tiempo sin volver a sentir su voz, sus palabras suaves y en un tono que hacia que cualquiera pudiera ceder ante sus encantos, escucho sus palabras deteniéndose de seguir caminando, cierra sus ojos y luego vuelve a abrirlos para mirarle, ya no cabía duda, el podía controlar la situación por que no hablaba como cualquier joven que hubiese nacido en la calle, eso no me interesaba pero si sus palabras, la pose que tenia y como se acercaba…
lo tengo presente monsieur, será mejor que venga otro día, el encargo seguirá ahí y yo ya habré tenido un día menos pesado, entre conocerlo a usted, perder a mi dama de compañía, bueno… en realidad dejarla ir… y una caída me han dejado algo endeble… ahora si gusta acompañarme a caminar, de verdad que no quiero ir al hotel a dar explicaciones por llegar con una capa y con sangre en las manos…
sonreí de lado y le mire mientras caminaba esperando que me siguiera, quería conversar con el, conocerlo mas… por alguna razón sentía la necesidad de que no pensara que era una mujer que no veía el interior de las personas, una mujer que se dejaba guiar por lo que veía, no quería que pensaran así de mi, así no era, en el fondo muy en el fondo aun había algo de bondad en mi pese a todas las circunstancias…
pensaba todo esto a medida que caminaba mientras llegando a un apartado observe un banquillo y le sonreí para caminar hacia ahí, arreglar mi vestido y sentarme mientras hacia mas a mi el abrigo que a pesar de todo era muy acogedor..
Ahora me siento culpable monsieur lo lamento no…
tomo su brazo y susurro levemente casi en su oído
no era mi intención por favor no piense que soy así, solo pensé, y pensé mal…
observo su mirada tan profunda y nuevamente se sintió desequilibrada al darse vuelta para poder ir hacia la oficina de encargos no paso demasiado tiempo sin volver a sentir su voz, sus palabras suaves y en un tono que hacia que cualquiera pudiera ceder ante sus encantos, escucho sus palabras deteniéndose de seguir caminando, cierra sus ojos y luego vuelve a abrirlos para mirarle, ya no cabía duda, el podía controlar la situación por que no hablaba como cualquier joven que hubiese nacido en la calle, eso no me interesaba pero si sus palabras, la pose que tenia y como se acercaba…
lo tengo presente monsieur, será mejor que venga otro día, el encargo seguirá ahí y yo ya habré tenido un día menos pesado, entre conocerlo a usted, perder a mi dama de compañía, bueno… en realidad dejarla ir… y una caída me han dejado algo endeble… ahora si gusta acompañarme a caminar, de verdad que no quiero ir al hotel a dar explicaciones por llegar con una capa y con sangre en las manos…
sonreí de lado y le mire mientras caminaba esperando que me siguiera, quería conversar con el, conocerlo mas… por alguna razón sentía la necesidad de que no pensara que era una mujer que no veía el interior de las personas, una mujer que se dejaba guiar por lo que veía, no quería que pensaran así de mi, así no era, en el fondo muy en el fondo aun había algo de bondad en mi pese a todas las circunstancias…
pensaba todo esto a medida que caminaba mientras llegando a un apartado observe un banquillo y le sonreí para caminar hacia ahí, arreglar mi vestido y sentarme mientras hacia mas a mi el abrigo que a pesar de todo era muy acogedor..
- Spoiler:
- le dije que me encanta su avatar y firma?
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Sin duda, sus palabras habían sido malinterpretadas, porque de haber querido que la damisela se sintiera culpable, se habría expresado de un modo muy distinto al que había hecho. Ese tipo de cosas no las podría decir con dulzura o con tamaño sosiego. Pero supuso que si se lo hacía saber a la joven, le haría sentir aún peor de lo que ya estaba consiguiendo sin rastro de malicia alguno.
− Tiene razón… son demasiadas cosas para asimilar en poco tiempo –dijo con una voz suave.
De este modo, el actor le daba a entender que no se marcharía sin más, puesto que ella necesitaba claramente a alguien para poder apoyarse, y no físicamente hablando. Y puesto que le había pedido de forma tan sutil y delicada su compañía, no estaba dispuesto a negársela por el momento.
Le resultaba curiosa la imagen que podía llegar a dar. Tan voluble y de alta cuna, y al mismo tiempo parecía ser tan frágil…
Siguió a la dama herida sin colocarse justo a su lado, más bien andaba un par de pasos por detrás pero lo suficientemente cerca como para ayudarla por si sufría una recaída. Aguardó a que mademoiselle Adda tomara asiento para sentarse él también en el banco, dejando un poco de espacio entre los dos y mirando de forma distraída el trabajo afanoso del personal del puerto.
− ¿Le gusta esta ciudad, mademoiselle? –le preguntó sin intención de ser indiscreto, sacando a relucir un tema para intentar que no se sintiera incómoda.
− Tiene razón… son demasiadas cosas para asimilar en poco tiempo –dijo con una voz suave.
De este modo, el actor le daba a entender que no se marcharía sin más, puesto que ella necesitaba claramente a alguien para poder apoyarse, y no físicamente hablando. Y puesto que le había pedido de forma tan sutil y delicada su compañía, no estaba dispuesto a negársela por el momento.
Le resultaba curiosa la imagen que podía llegar a dar. Tan voluble y de alta cuna, y al mismo tiempo parecía ser tan frágil…
Siguió a la dama herida sin colocarse justo a su lado, más bien andaba un par de pasos por detrás pero lo suficientemente cerca como para ayudarla por si sufría una recaída. Aguardó a que mademoiselle Adda tomara asiento para sentarse él también en el banco, dejando un poco de espacio entre los dos y mirando de forma distraída el trabajo afanoso del personal del puerto.
− ¿Le gusta esta ciudad, mademoiselle? –le preguntó sin intención de ser indiscreto, sacando a relucir un tema para intentar que no se sintiera incómoda.
- Spoiler:
- Off: Recuerdo que sí que lo ha mencionado, y se le agredece el cumplido. Su nuevo avatar luce más radiante y mejor que el anterior que llevaba, si me permite la indiscreción de halagarlo.
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Ok debía aceptarlo, tenia una voz demasiado suave para ser verdad, el joven noah, daba una seguridad que no podía creer, adda no había encontrado en nadie mas que kazu aquella seguridad que le daba ganas de quedarse eternamente con aquel que entregaba tal seguridad, observo sus ojos tan intrigantes y profundos al sentarse sonrío al verlo que como todo caballero mantenía cierta distancia entre ellos, se dedica a mirar a las personas que pasan, el banquillo era algo apartado, pero no dejaba de gustar la imagen de las personas que empeñados en poder ganar dinero trabajan para tener una vida mejor, al escuchar su pregunta sonrió de lado, aun observando el puesto de una señora con su hijita, la niña era hermosa…
le veo de lado, pensaba su pregunta antes de responder, la verdad era que si me gustaba esta ciudad pero tenia mas que claro cual era mi fin, así que no podía encariñarme demasiado con nada, a menos… a menos que hubiera algo que retuviera mi sed de venganza…
-la verdad… -
Sonrío delicadamente y toco las vendas en mis manos que parecía que se estuvieran desangrando, me fije en mis manos antes de seguir, y luego le volví a mirar.
-La verdad de todo monsieur… es que esta ciudad es hermosa… y aunque me pidieran a gritos que me fuera o me pagaran con títulos o me dieran todo lo que necesite y mas… no me iría de aquí…-
Sonreí de lado y le observe intentando no ser indiscreta ni guiada por mis impulsos por que ya había arruinado mucho los momentos…
Puedo preguntarle si… puede claro contestar si no, no se sienta obligado, que hace usted en su vida cotidiana?
pregunto, con cierta timidez en la voz, sabia por intuición propia que el no era el joven normal que pudieras encontrarte en la calle, era muy educado respetuoso y no por querer discriminar pero con un traje cualquiera pensaría que el tiene la pose de un conde… sonreí de lado por mis pensamientos y luego le mire, esperando su pregunta, ya sea que quisiera o no responderla, si no le preguntaría otra cosa…
le veo de lado, pensaba su pregunta antes de responder, la verdad era que si me gustaba esta ciudad pero tenia mas que claro cual era mi fin, así que no podía encariñarme demasiado con nada, a menos… a menos que hubiera algo que retuviera mi sed de venganza…
-la verdad… -
Sonrío delicadamente y toco las vendas en mis manos que parecía que se estuvieran desangrando, me fije en mis manos antes de seguir, y luego le volví a mirar.
-La verdad de todo monsieur… es que esta ciudad es hermosa… y aunque me pidieran a gritos que me fuera o me pagaran con títulos o me dieran todo lo que necesite y mas… no me iría de aquí…-
Sonreí de lado y le observe intentando no ser indiscreta ni guiada por mis impulsos por que ya había arruinado mucho los momentos…
Puedo preguntarle si… puede claro contestar si no, no se sienta obligado, que hace usted en su vida cotidiana?
pregunto, con cierta timidez en la voz, sabia por intuición propia que el no era el joven normal que pudieras encontrarte en la calle, era muy educado respetuoso y no por querer discriminar pero con un traje cualquiera pensaría que el tiene la pose de un conde… sonreí de lado por mis pensamientos y luego le mire, esperando su pregunta, ya sea que quisiera o no responderla, si no le preguntaría otra cosa…
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
El joven actor sopesó en silencio, durante unos instantes, las palabras de la damisela. Había algo más entre líneas de lo que a simple vista se podía adivinar; no se atrevería a poner la mano al fuego por temor a equivocarse, pero en aquellas palabras parecía yacer un sentimiento abatido, a la espera de ser liberado.
Podía ser algo similar a algo que sentía el joven, una especie de intuición para acudir a la ciudad en aras de un objetivo de vital importancia. O tal vez podía ser otra cosa totalmente distinta y que no tuviera nada que ver en absoluto.
Así fue como, a media reflexión, la pregunta de la joven le tomó un poco por sorpresa. No por lo que entrañaba la pregunta en sí misma, sino porque no había considerado que pudiera despertar una mínima señal de interés en la mademoiselle, puesto que parecía una persona que miraba por los demás.
Ahora lamentaba que pudiera haberla tratado tan mal previamente, cuando le echó, prácticamente en cara, que había cosas que no se veían a simple vista.
− Soy un humilde actor, aunque prefiero verme como alguien que aún ha de aprender mucho de las artes escénicas –admitió con una suave sonrisa, dejando a las claras que, aunque en realidad fuera bastante más bueno de lo que confesaba, tendía a ser una persona honesta.
En absoluto le podía resultar molesto que ella pretendiera interrogarlo. A decir verdad, él no era el estereotipo de varón que uno espera encontrarse por la calle, si bien Noah comenzaba a tener una vaga idea del mundo que podía rodear a mademoiselle Adda. Sabía, a ciencia cierta, que no era exactamente como la vida que él una vez tuvo, tiempo atrás, pero tenía la certeza que no iría demasiado desencaminada.
− Me gusta extraviarme por la ciudad y embriagarme de la vida y el bullicio que se respira en ella…
Podía ser algo similar a algo que sentía el joven, una especie de intuición para acudir a la ciudad en aras de un objetivo de vital importancia. O tal vez podía ser otra cosa totalmente distinta y que no tuviera nada que ver en absoluto.
Así fue como, a media reflexión, la pregunta de la joven le tomó un poco por sorpresa. No por lo que entrañaba la pregunta en sí misma, sino porque no había considerado que pudiera despertar una mínima señal de interés en la mademoiselle, puesto que parecía una persona que miraba por los demás.
Ahora lamentaba que pudiera haberla tratado tan mal previamente, cuando le echó, prácticamente en cara, que había cosas que no se veían a simple vista.
− Soy un humilde actor, aunque prefiero verme como alguien que aún ha de aprender mucho de las artes escénicas –admitió con una suave sonrisa, dejando a las claras que, aunque en realidad fuera bastante más bueno de lo que confesaba, tendía a ser una persona honesta.
En absoluto le podía resultar molesto que ella pretendiera interrogarlo. A decir verdad, él no era el estereotipo de varón que uno espera encontrarse por la calle, si bien Noah comenzaba a tener una vaga idea del mundo que podía rodear a mademoiselle Adda. Sabía, a ciencia cierta, que no era exactamente como la vida que él una vez tuvo, tiempo atrás, pero tenía la certeza que no iría demasiado desencaminada.
− Me gusta extraviarme por la ciudad y embriagarme de la vida y el bullicio que se respira en ella…
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
-Si -
Susurra levemente mientras juega con los broches de su vestido, el joven había dicho una frase que a adda le había gustado, extraviarse por la ciudad y embriagarse de la vida y bullicio que se respira en ella… era lo que había estado haciendo este ultimo tiempo, disfrutando su vida y saliendo a descubrir campos que no conocía por que sentía que su vida seria tan corta… es mas cada día pensaba que era el fin apenas abría los ojos se acostaba pensando que su fin llegaría cuando encuentre al responsable de la muerte de toda su familia.
-su frase da para pensar… hay muchas cosas que no hacemos… disfrutar de esta vida como se debe, por miedo, al fracaso, al dolor, a la muerte… lo que usted hace es admirable…-
dice levemente, mirando hacia el suelo mientas juega con los bordados de su vestido… observa a la cantidad de gente que poco a poco va cesando, la mayoría se da un paseo corto y vuelve a sus coches para tener su vida rutinaria, yo estaba mas que segura que mi vida nunca había sido rutinaria, lo notaba a medida que salía del hotel, las señoras y caballeros se preguntaban en que condiciones volvería o simplemente por que no me habían visto entrar(ya que les creaba una ilusión para confundirlos y nadie me viera entrar a mi habitación)
-me temo que tendré que aceptar su ofrecimiento para que usted tome mi encargo… algo me dice que puedo confiar en usted...-
Le mire a los ojos y sonreí sacando un papel del bolsillo de mi cartera pequeñita, la abrí y se lo entregue.
-con ese papel puede hacerlo, créame no tendrá problemas y atrás esta la dirección de mi residencia, mañana me entregan la casa espero pueda ir a conocerla… monsieur noah…-
Sonreí y le mire…
Susurra levemente mientras juega con los broches de su vestido, el joven había dicho una frase que a adda le había gustado, extraviarse por la ciudad y embriagarse de la vida y bullicio que se respira en ella… era lo que había estado haciendo este ultimo tiempo, disfrutando su vida y saliendo a descubrir campos que no conocía por que sentía que su vida seria tan corta… es mas cada día pensaba que era el fin apenas abría los ojos se acostaba pensando que su fin llegaría cuando encuentre al responsable de la muerte de toda su familia.
-su frase da para pensar… hay muchas cosas que no hacemos… disfrutar de esta vida como se debe, por miedo, al fracaso, al dolor, a la muerte… lo que usted hace es admirable…-
dice levemente, mirando hacia el suelo mientas juega con los bordados de su vestido… observa a la cantidad de gente que poco a poco va cesando, la mayoría se da un paseo corto y vuelve a sus coches para tener su vida rutinaria, yo estaba mas que segura que mi vida nunca había sido rutinaria, lo notaba a medida que salía del hotel, las señoras y caballeros se preguntaban en que condiciones volvería o simplemente por que no me habían visto entrar(ya que les creaba una ilusión para confundirlos y nadie me viera entrar a mi habitación)
-me temo que tendré que aceptar su ofrecimiento para que usted tome mi encargo… algo me dice que puedo confiar en usted...-
Le mire a los ojos y sonreí sacando un papel del bolsillo de mi cartera pequeñita, la abrí y se lo entregue.
-con ese papel puede hacerlo, créame no tendrá problemas y atrás esta la dirección de mi residencia, mañana me entregan la casa espero pueda ir a conocerla… monsieur noah…-
Sonreí y le mire…
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Noah negó suavemente con la cabeza ante las siguientes palabras que escuchó de la joven. Lamentaba discrepar con ella respecto a su opinión, ya que se hallaba completamente desencaminada: pese a todo lo que había visto en su nada corta vida, tenía la certeza que aún le aguardan más cosas por ver. Además, no consideraba que él fuera una persona digna de admirar por sus acciones, cuando había cometido actos que, aun sin ser el responsable de los sucesos, pudieran atormentarle.
Él, a su vez, contemplaba el afán de la gente que los rodeaba, sin poder evitar sentirse cercano a ese mundo y distanciado al mismo tiempo. Con una tímida sonrisa, dedicada a la aglomeración de personas, sentía envidia de que pudieran disfrutar del día a día con tanta normalidad. Algo que incluso podía notar en la damisela, aunque no era algo que pudiera asegurar por completo, ya que prácticamente desconocía mucho acerca del estilo de vida que pudiera llevar ella.
Volvió su mirada de zafiro hacia mademoiselle Adda al oír que ella confiaba en él. Observó en silencio cómo le tendía un papel, que correspondía al recibo del encargo que ella debía recoger. Le devolvió una sonrisa sincera mientras tomaba el trozo de papel entre sus dedos, procurando un leve rozamiento que, lejos de ser .
− Será todo un placer poder serle de ayuda, mademoiselle Adda. De este modo, usted sólo tendrá que cuidarse y descansar –le dijo con voz suave y tentadora−. Puede estar tranquila, las heridas de sus manos son menos profundas de lo que aparentan, pero aún así, debería procurar que se las sanaran.
Aquello era completamente cierto. Había venas y capilares en las extremidades que, al sufrir heridas, podían causar aparatosas hemorragias aun siendo heridas superficiales. Con ello, pretendía quitarle importancia a las lesiones
Él, a su vez, contemplaba el afán de la gente que los rodeaba, sin poder evitar sentirse cercano a ese mundo y distanciado al mismo tiempo. Con una tímida sonrisa, dedicada a la aglomeración de personas, sentía envidia de que pudieran disfrutar del día a día con tanta normalidad. Algo que incluso podía notar en la damisela, aunque no era algo que pudiera asegurar por completo, ya que prácticamente desconocía mucho acerca del estilo de vida que pudiera llevar ella.
Volvió su mirada de zafiro hacia mademoiselle Adda al oír que ella confiaba en él. Observó en silencio cómo le tendía un papel, que correspondía al recibo del encargo que ella debía recoger. Le devolvió una sonrisa sincera mientras tomaba el trozo de papel entre sus dedos, procurando un leve rozamiento que, lejos de ser .
− Será todo un placer poder serle de ayuda, mademoiselle Adda. De este modo, usted sólo tendrá que cuidarse y descansar –le dijo con voz suave y tentadora−. Puede estar tranquila, las heridas de sus manos son menos profundas de lo que aparentan, pero aún así, debería procurar que se las sanaran.
Aquello era completamente cierto. Había venas y capilares en las extremidades que, al sufrir heridas, podían causar aparatosas hemorragias aun siendo heridas superficiales. Con ello, pretendía quitarle importancia a las lesiones
- Spoiler:
- Off: Lamento el retraso, tenía unos días de leve inspiración y me costaba encontrar la musa para responder… disculpe el retraso…
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Sonrío de lado al joven, la verdad de todas era que el siendo tan diferente y característico, solía ser muy atrayente, provocaba sensaciones de querer acercarme mas a el, o querer preguntarle mas cosas sobre su pasado, su vida, solo conocerle, le escuche sus palabras eran de cuidado, quería que me cuidara y sobre todo que fuera a descansar pero como podría hacerlo luego de todas las emociones vividas en una sola mañana?
Le sonreí al escucharle, mire mis manos mientras el hablaba de ellas y de las heridas que me había echo, yo sabia que eran poco profundas pero a simple vista parecía que había tal sangre que en cualquier momento la gente pensara que me desangro y que moriré ahí mismo… miro las vendas y las quito levemente, las dejo encima del asiento y tomo un borde de mi vestido mientras me armo de valor y tiro para romper una parte de el y envolver el pañuelo que había sacado de mi vestido artesanalmente en mi mano
-me temo que era un precioso vestido, y que sus paños ya no me sirven lo siento de veras pienso devolverle sus pañuelos… - le sonríe delicadamente mientras sigue envolviendo entre sus manos aquel pañuelo cortado… lo mas divertido de esto, era que adda no sentía la mas minima tristeza por el que fuera un vestido nuevo, y eso se debía a que nunca había sido apegada a las cosas, para nada, al contrario, solía entregarlas, era una persona muy buena fuera de todo lo malo que creía que tenia…
-me agradara verle en mi hogar monsieur…. – se levanta al ver como el chofer de su coche comienza a buscarla, por que ya era hora de partir… -me temo que debo irme ya, no me permitiría quitar mas de su tiempo a sido muy amable en salvarme y acompañarme durante estas horas… - se inclina reverenciándole, como no hacia ni con alguien de su clase, y es que el respeto, el respeto hacia el se había echo grande, se da media vuelta mientras sonríe al dejarse grabado sus ojos…
Le sonreí al escucharle, mire mis manos mientras el hablaba de ellas y de las heridas que me había echo, yo sabia que eran poco profundas pero a simple vista parecía que había tal sangre que en cualquier momento la gente pensara que me desangro y que moriré ahí mismo… miro las vendas y las quito levemente, las dejo encima del asiento y tomo un borde de mi vestido mientras me armo de valor y tiro para romper una parte de el y envolver el pañuelo que había sacado de mi vestido artesanalmente en mi mano
-me temo que era un precioso vestido, y que sus paños ya no me sirven lo siento de veras pienso devolverle sus pañuelos… - le sonríe delicadamente mientras sigue envolviendo entre sus manos aquel pañuelo cortado… lo mas divertido de esto, era que adda no sentía la mas minima tristeza por el que fuera un vestido nuevo, y eso se debía a que nunca había sido apegada a las cosas, para nada, al contrario, solía entregarlas, era una persona muy buena fuera de todo lo malo que creía que tenia…
-me agradara verle en mi hogar monsieur…. – se levanta al ver como el chofer de su coche comienza a buscarla, por que ya era hora de partir… -me temo que debo irme ya, no me permitiría quitar mas de su tiempo a sido muy amable en salvarme y acompañarme durante estas horas… - se inclina reverenciándole, como no hacia ni con alguien de su clase, y es que el respeto, el respeto hacia el se había echo grande, se da media vuelta mientras sonríe al dejarse grabado sus ojos…
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Re: En busca de un encargo [Noah Dómine]
Habían momentos del día que podían resultar decepcionantes; y es que, como toda función, lo bueno no podía durar continuamente.
Si bien aún no sentía, en lo más profundo de su ser, que podía confiar plenamente en esa damisela, debía admitir que su presencia no le causaba disgusto o molestia. Aun así, una joven de su condición y de alta cuna era una… mezcla, por así decirlo, bastante curiosa, aunque, todo sea dicho, tampoco había tenido lugar nada que pudiera hacer que él se pudiera relajar a su lado.
Prácticamente seguían siendo desconocidos, pero ella no se merecía un trato hostil. No se había mostrado arrogante y había escuchado todo lo que él le había dicho.
Contuvo un gesto para evitar que mademoiselle Adda retirase las vendas, pero tampoco se vio con fuerzas de recriminarle nada. Ya suponía que la hemorragia se habría detenido con aquellos cuidados básicos, pero hubiera preferido no poner a prueba esa teoría; al final, no había motivo alguno por el que preocuparse.
Lo que le llegó a sorprender fue la disposición de la damisela en desprenderse de una porción del vestido que llevaba. Había llegado a pensar que alguien de su posición valoraría mejor esos lujos, pero eso le dio a entender que o bien despreciaba algo de ese mundo de nobleza, o quizás es que había cosas que valorase por encima de las materiales.
Alzó una ceja de forma inquisidora al oírla decir que los pañuelos de seda eran simples “paños”, si bien no medió palabra alguna. ¿Acaso le subestimaba? Creía que una damisela como ella reconocería aquél tacto casi como de terciopelo, señal que el tejido era de una calidad excepcional.
Al menos, ella decidió quedarse con los pañuelos pese a sus palabras.
− De ningún modo es mi intención retenerla indebidamente, mademoiselle –respondió al ver que ella se disponía a abandonar el lugar−. No se preocupe, recogeré el encargo por usted y le garantizo que no sentiré curiosidad por saber en qué consiste: así le demostraré mi agradecimiento por haberme procurado tan grata compañía.
Sentado en el banco aún, respondió con gracia y más discreción para no caer en un gesto humillante, mientras le devolvía una amplia sonrisa a la dama.
Si bien aún no sentía, en lo más profundo de su ser, que podía confiar plenamente en esa damisela, debía admitir que su presencia no le causaba disgusto o molestia. Aun así, una joven de su condición y de alta cuna era una… mezcla, por así decirlo, bastante curiosa, aunque, todo sea dicho, tampoco había tenido lugar nada que pudiera hacer que él se pudiera relajar a su lado.
Prácticamente seguían siendo desconocidos, pero ella no se merecía un trato hostil. No se había mostrado arrogante y había escuchado todo lo que él le había dicho.
Contuvo un gesto para evitar que mademoiselle Adda retirase las vendas, pero tampoco se vio con fuerzas de recriminarle nada. Ya suponía que la hemorragia se habría detenido con aquellos cuidados básicos, pero hubiera preferido no poner a prueba esa teoría; al final, no había motivo alguno por el que preocuparse.
Lo que le llegó a sorprender fue la disposición de la damisela en desprenderse de una porción del vestido que llevaba. Había llegado a pensar que alguien de su posición valoraría mejor esos lujos, pero eso le dio a entender que o bien despreciaba algo de ese mundo de nobleza, o quizás es que había cosas que valorase por encima de las materiales.
Alzó una ceja de forma inquisidora al oírla decir que los pañuelos de seda eran simples “paños”, si bien no medió palabra alguna. ¿Acaso le subestimaba? Creía que una damisela como ella reconocería aquél tacto casi como de terciopelo, señal que el tejido era de una calidad excepcional.
Al menos, ella decidió quedarse con los pañuelos pese a sus palabras.
− De ningún modo es mi intención retenerla indebidamente, mademoiselle –respondió al ver que ella se disponía a abandonar el lugar−. No se preocupe, recogeré el encargo por usted y le garantizo que no sentiré curiosidad por saber en qué consiste: así le demostraré mi agradecimiento por haberme procurado tan grata compañía.
Sentado en el banco aún, respondió con gracia y más discreción para no caer en un gesto humillante, mientras le devolvía una amplia sonrisa a la dama.
- Spoiler:
- Gracias por darme una oportunidad para comenzar con el rol, Adda Siento si esta respuesta no estuo a la altura, carecía de inspiración y no quería dejarle a la espera como la otra vez…
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
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