AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
2 participantes
Página 1 de 1.
Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Jue Jun 30, 2011 6:53 pm
Entro al teatro, el vestido ceñía su cuerpo delineando su figura, a la vista de todos era un joven sin duda hermosa, bella como ninguna. Ojos grandes, mas azules que el mismo cielo, piel blanca y tn perfecta como porcelana. La duquesa Klett Wilhem McLeod. Señora del ducado Mcleod y tercera en linea de susesion real...
Era sin duda un bocado codiciado, que mas podia pedir un hombre? Riqueza, poder, prestigio, nobleza y belleza... pero era sabido que la duquesa no había cedido hasta ahora a los favores de ningún caballero? Por que? Las razones eran desconocidas.
Quien podía imaginar el pánico que a la dama le causaba el simple hecho de interesarse en un hombre nuevamente? Ya lo había hecho una vez y había aprendido que el amor no ciega los ojos. El joven al que habia conocido le habia jurado amor mil veces, la habia seguido le habia dicho mil veces que poco importaba la situacion de sus piernas... y ella...como una tonta adolecente habia creido en sus palabras. Ese habia sido su peor error, nada le preparo parara el dolor de saberse desagradable al hombre que adoraba. Sin importar las palabras y problemas aquel al que habia querido no habia podido aceptar su defecto y habia terminado por casarse con otra.
Se había vuelto un persona mas desconfiada y retraída, salia poco y de cualquier forma no importaba, sus piernas no le dejaban hacer demasiadas actividades. Incluso aunque amaba montar ya no le era posible hacerlo. Solo se encargaba de los asuntos del ducado y su actitud correcta habia sido interpretada como severa y orgullosa.
Tomo aire nada mas entrar su palco... había estado yendo con regularidad... su abuelo, la gente del ducado e incluso el rey comenzaban a impacientarse con su soltería, los condes del reino no veían oportunidad de acercarse con la esperanza de subir de posición y a ella sus piradas de interés mas en sus arcas que en ella comenzaban a marearle. Necesitaba alguien que se hiciera pasar por su prometido y llego a pensar que un actor seria viable... Hacia ya un tiempo que se había resignado a perder su titulo y sus tierras por su renuencia a casarse, pero en las ultimas semanas su abuelo estaba cada vez mas enfermo y lo único que deseaba era verla comprometida y saber que a su muerte abría estabilidad en su vida. Solo por el quería darle la ilusión de verla comprometida y dejarlo morir en paz... pero no había sujeto en Inglaterra que le sirviese...por eso había viajado a parís. Necesitaba un actor... uno bueno, uno que pudiese hiciera su trabajo sin buscar hacerse de las riquezas o tierras del ducado.
Las luces se apagaron, la función estaba por comenzar...
Era sin duda un bocado codiciado, que mas podia pedir un hombre? Riqueza, poder, prestigio, nobleza y belleza... pero era sabido que la duquesa no había cedido hasta ahora a los favores de ningún caballero? Por que? Las razones eran desconocidas.
Quien podía imaginar el pánico que a la dama le causaba el simple hecho de interesarse en un hombre nuevamente? Ya lo había hecho una vez y había aprendido que el amor no ciega los ojos. El joven al que habia conocido le habia jurado amor mil veces, la habia seguido le habia dicho mil veces que poco importaba la situacion de sus piernas... y ella...como una tonta adolecente habia creido en sus palabras. Ese habia sido su peor error, nada le preparo parara el dolor de saberse desagradable al hombre que adoraba. Sin importar las palabras y problemas aquel al que habia querido no habia podido aceptar su defecto y habia terminado por casarse con otra.
Se había vuelto un persona mas desconfiada y retraída, salia poco y de cualquier forma no importaba, sus piernas no le dejaban hacer demasiadas actividades. Incluso aunque amaba montar ya no le era posible hacerlo. Solo se encargaba de los asuntos del ducado y su actitud correcta habia sido interpretada como severa y orgullosa.
Tomo aire nada mas entrar su palco... había estado yendo con regularidad... su abuelo, la gente del ducado e incluso el rey comenzaban a impacientarse con su soltería, los condes del reino no veían oportunidad de acercarse con la esperanza de subir de posición y a ella sus piradas de interés mas en sus arcas que en ella comenzaban a marearle. Necesitaba alguien que se hiciera pasar por su prometido y llego a pensar que un actor seria viable... Hacia ya un tiempo que se había resignado a perder su titulo y sus tierras por su renuencia a casarse, pero en las ultimas semanas su abuelo estaba cada vez mas enfermo y lo único que deseaba era verla comprometida y saber que a su muerte abría estabilidad en su vida. Solo por el quería darle la ilusión de verla comprometida y dejarlo morir en paz... pero no había sujeto en Inglaterra que le sirviese...por eso había viajado a parís. Necesitaba un actor... uno bueno, uno que pudiese hiciera su trabajo sin buscar hacerse de las riquezas o tierras del ducado.
Las luces se apagaron, la función estaba por comenzar...
Última edición por Klett W. McLeod el Dom Jul 03, 2011 5:07 pm, editado 2 veces
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Dom Jul 03, 2011 4:40 am
Aquella noche, la función era un tanto especial. Se había decidido cambiar la función de Macbeth por una apenas conocida historia de leyenda que sucedió hace ya mucho tiempo, y al que, supuestamente, se le otorgaba cierta credibilidad.
La obra que representaban se llamaba Hielo y Nieve, una tragedia acerca de la crueldad de los sentimientos. Narraba la historia de Elliot, descendiente de la nobleza, y Freedert, una campesina. Ambos se criaron juntos, crecieron uno al lado del oro pese a la diferencia social que los separaba y, con el paso del tiempo, se enamoraron. Llega el día en que ambos se separan, pero no por quejas de sus familias sino debido que se desata una guerra y Elliot debe marchar.
Esta noche, una vez más, le tocó interpretar el papel de alguien con porte noble. Noah encarnaba a Elliot, pero por vez primera no fue por ninguna apuesta sino porque quién dirigía el espectáculo lo veía a él como el actor ideal para ese papel. Opinión que sin duda el resto de actrices corearon, tanto que dos de las mejores actrices de ese teatro casi discuten por ver quién interpretaba a la amada de Elliot, mientras que los otros actores miraban a Noah con recelo y desconfianza. Él se limitó a encogerse los hombros, asomando a sus ojos de cobalto la resigación, argumentando que no había sido decisión suya y que, el papel principal, no era el de él, sino de quién encarnase a Freedert.
No logró convencerlos. En realidad, ninguno de sus compañeros sabía su verdadero origen y, de haberlo sabido, no comprenderían porqué en su día renunció a todo lo que era sólo por tener una oportunidad de recuperar su pasado. Su linaje, pese a hallarse en el exilio, no había sufrido nunca de carencias, e incluso en todos estos años Noah disponía en secreto de un más que suficiente fortuna debido a parte de la tesorería que optó rescatar de la arcas de su familia cuando el castillo se vino abajo, sumada a todo lo que había ido adquiriendo durante las décadas que había vivido después. De modo que no sentía necesidad de ser codicioso o poseer títulos, pero eso no le ayudaba a controlar su maldita memoria que era la única testigo de lo que sucedió. Ni mucho menos. Se hallaba solo, desamparado, y por eso daba su vida al mundo del teatro, porque no tenía otra forma de escapar del desasosiego que sentía.
Las luces se apagaron y subió el telón. Cuando se fue iluminando tenuemente el escenario, éste reveló un decorado que venía a ser el interior de una catedral. En el suelo, en pleno centro del sacro edificio, se veía la figura enorme de un reloj. Por la luz anaranjada que se asomaba entre las vidrieras, estaba atardeciendo. Entonces, Noah entró en escena.
Ataviado con un uniforme de la guerra que a partes iguales estaba manchado de sangre y barro, caminó con extrema dificultad desde la entrada de la iglesia hasta la figura del reloj. Allí se dejó caer, agotado y de rodillas, repiqueteando la funda de la espada que llevaba en su cinto. Juntó las manos y rezó en silencio durante unos instantes, hasta que las luces se apagaron una vez más. Mientras aún había algo de luz, la figura de Noah alzó la vista hacia el tejado del recinto para, después, desplomarse en el suelo con un golpe apagado.
Una voz habló desde la oscuridad, mientras los ayudantes se afanaban en cambiar el decorado en la penumbra que había. Esa obra requería una voz en Off, un Narrador, quién pudiera aclarar lo sucedido entre escenas y revelar la verdad de esa obra.
<¿Qué es el tiempo? ¿Sólo un recordatorio de lo evanescente que es la vida, o tal vez un arma mortal de doble filo? Tal vez se trate de un ser caprichoso que carezca de bondad, o a quién se le pueda pedir misericordia por los seres queridos. Esta es la historia de amor de Freedert y Elliot, de cómo la diferencia de clases no puede evitar lo que el tiempo no permite…>
La obra que representaban se llamaba Hielo y Nieve, una tragedia acerca de la crueldad de los sentimientos. Narraba la historia de Elliot, descendiente de la nobleza, y Freedert, una campesina. Ambos se criaron juntos, crecieron uno al lado del oro pese a la diferencia social que los separaba y, con el paso del tiempo, se enamoraron. Llega el día en que ambos se separan, pero no por quejas de sus familias sino debido que se desata una guerra y Elliot debe marchar.
Esta noche, una vez más, le tocó interpretar el papel de alguien con porte noble. Noah encarnaba a Elliot, pero por vez primera no fue por ninguna apuesta sino porque quién dirigía el espectáculo lo veía a él como el actor ideal para ese papel. Opinión que sin duda el resto de actrices corearon, tanto que dos de las mejores actrices de ese teatro casi discuten por ver quién interpretaba a la amada de Elliot, mientras que los otros actores miraban a Noah con recelo y desconfianza. Él se limitó a encogerse los hombros, asomando a sus ojos de cobalto la resigación, argumentando que no había sido decisión suya y que, el papel principal, no era el de él, sino de quién encarnase a Freedert.
No logró convencerlos. En realidad, ninguno de sus compañeros sabía su verdadero origen y, de haberlo sabido, no comprenderían porqué en su día renunció a todo lo que era sólo por tener una oportunidad de recuperar su pasado. Su linaje, pese a hallarse en el exilio, no había sufrido nunca de carencias, e incluso en todos estos años Noah disponía en secreto de un más que suficiente fortuna debido a parte de la tesorería que optó rescatar de la arcas de su familia cuando el castillo se vino abajo, sumada a todo lo que había ido adquiriendo durante las décadas que había vivido después. De modo que no sentía necesidad de ser codicioso o poseer títulos, pero eso no le ayudaba a controlar su maldita memoria que era la única testigo de lo que sucedió. Ni mucho menos. Se hallaba solo, desamparado, y por eso daba su vida al mundo del teatro, porque no tenía otra forma de escapar del desasosiego que sentía.
Las luces se apagaron y subió el telón. Cuando se fue iluminando tenuemente el escenario, éste reveló un decorado que venía a ser el interior de una catedral. En el suelo, en pleno centro del sacro edificio, se veía la figura enorme de un reloj. Por la luz anaranjada que se asomaba entre las vidrieras, estaba atardeciendo. Entonces, Noah entró en escena.
Ataviado con un uniforme de la guerra que a partes iguales estaba manchado de sangre y barro, caminó con extrema dificultad desde la entrada de la iglesia hasta la figura del reloj. Allí se dejó caer, agotado y de rodillas, repiqueteando la funda de la espada que llevaba en su cinto. Juntó las manos y rezó en silencio durante unos instantes, hasta que las luces se apagaron una vez más. Mientras aún había algo de luz, la figura de Noah alzó la vista hacia el tejado del recinto para, después, desplomarse en el suelo con un golpe apagado.
Una voz habló desde la oscuridad, mientras los ayudantes se afanaban en cambiar el decorado en la penumbra que había. Esa obra requería una voz en Off, un Narrador, quién pudiera aclarar lo sucedido entre escenas y revelar la verdad de esa obra.
<¿Qué es el tiempo? ¿Sólo un recordatorio de lo evanescente que es la vida, o tal vez un arma mortal de doble filo? Tal vez se trate de un ser caprichoso que carezca de bondad, o a quién se le pueda pedir misericordia por los seres queridos. Esta es la historia de amor de Freedert y Elliot, de cómo la diferencia de clases no puede evitar lo que el tiempo no permite…>
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Dom Jul 03, 2011 4:42 pm
La obra entro en escena… la conocía aunque no recordaba el final, lo único que recordaba era que le había parecido trágico… Las actuaciones avanzaban frente a sus ojos y su cuerpo mostraba un claro rechazo a la misma. Su espalda recargada en la silla indicaba que no le interesaba o mas bien se negaba a que le interesase. Amores tan profundos…tan fieles no existían en la realidad… amigos de la infancia eh?
La mente de klett divago un poco… amigos de la infancia… se llevo una mano a la cadenilla que colgaba de su cuello, escondida dentro del vestido y su mirada se perdió en la nada por algunos momentos. Alguna vez había tenido algo parecido… habían sido amigos, lo había sentido como su propia sangre… un día el simplemente había desaparecido… aunque nada le quitaba de la cabeza haberlo visto el día del incendio. Nadie sabia como es que ella había logrado escapar del fuego pero ella tenia recuerdos borrosos… recordaba a aquel que había sido su amigo sacándola del fuego… diciéndole que aguantara… recordaba su rostro joven angustiado por ella… los recuerdos no eran claros pero si reconfortantes. Sonrió con un poco de tristeza.
-Ojala estuvieses ahora aquí conmigo Chastiel….- susurro para si misma… aunque casi inmediatamente lo alejo de su mente. No habia por que pensar en alguien que un día simplemente había desaparecido en la nada…si la había sacado realmente del fuego por que no se había vuelto a aparecer? Por que no había estado con ella aquellos terribles días de agonía, cuando había estado apunto de perder las piernas?
Negó y su vista se centro nuevamente en el escenario… la obra estaba ya avanzada y uso los lentes de oro para ver sus rostros de cerca… Elliot… era bueno… la mayoría eran buenos actores pero la expresión de ese hombre… sus expresiones apasionada le gustaron…
“si alguien pudiese amar con tal intensidad.. tal vez…”
Se rio de sus propios pensamientos, estaba siendo inocente como tantas otras veces. Le hizo una seña a su mayordomo y este se acerco hasta ella. Era un hombre mayor pero aun fuerte a pesar de sus blancos cabellos.
-dígame alteza?- le pregunto inclinándose a su lado y klett le hablo sin quitar la mirada de el escenario.
-Puedes concertarme un encuentro con el hombre que actúa como Elliot?- su mayordomo pareció perturbado y aunque klett no lo vio, noto en su voz lo mucho que le descolocaba semejante petición-Tranquilo Charles… no eh cometido imprudencia alguna desde los 17, no pienso retroceder ahora, solo… es cuestión de negocios- dijo con toda la calma que le fue posible. Solo charles y su nana sabían del tropiezo que había tenido cuando era apenas una adolecente, por lo que se alarmaban cada que mostraba cualquier tipo de interés en alguien del sexo opuesto. Preocupaciones por supuesto infundadas, hacia 5 años había decidido no entregarle su corazón a nadie nunca mas y lo había cumplido… un buen actor no vendría a derrumbar sus barreras. Después de los mochos hombres que habían ido tras sus arcas, estaba acostumbrada a los buenos actores.
Ladeo el rostro volviendo su atención a “Elliot” casi podía creer aquella expresión de ferviente amor y desesperación por su amada.
“quien mejor que alguien que casi puede engañarme a mi misma?”
Pensó para si misma, ella no creía ya en los juramentos de amor ni en las pasiones sin remedio…sin embargo…ese hombre, con su presencia, su expresión y su voz…casi podía hacerla creer que era cierto.
La mente de klett divago un poco… amigos de la infancia… se llevo una mano a la cadenilla que colgaba de su cuello, escondida dentro del vestido y su mirada se perdió en la nada por algunos momentos. Alguna vez había tenido algo parecido… habían sido amigos, lo había sentido como su propia sangre… un día el simplemente había desaparecido… aunque nada le quitaba de la cabeza haberlo visto el día del incendio. Nadie sabia como es que ella había logrado escapar del fuego pero ella tenia recuerdos borrosos… recordaba a aquel que había sido su amigo sacándola del fuego… diciéndole que aguantara… recordaba su rostro joven angustiado por ella… los recuerdos no eran claros pero si reconfortantes. Sonrió con un poco de tristeza.
-Ojala estuvieses ahora aquí conmigo Chastiel….- susurro para si misma… aunque casi inmediatamente lo alejo de su mente. No habia por que pensar en alguien que un día simplemente había desaparecido en la nada…si la había sacado realmente del fuego por que no se había vuelto a aparecer? Por que no había estado con ella aquellos terribles días de agonía, cuando había estado apunto de perder las piernas?
Negó y su vista se centro nuevamente en el escenario… la obra estaba ya avanzada y uso los lentes de oro para ver sus rostros de cerca… Elliot… era bueno… la mayoría eran buenos actores pero la expresión de ese hombre… sus expresiones apasionada le gustaron…
“si alguien pudiese amar con tal intensidad.. tal vez…”
Se rio de sus propios pensamientos, estaba siendo inocente como tantas otras veces. Le hizo una seña a su mayordomo y este se acerco hasta ella. Era un hombre mayor pero aun fuerte a pesar de sus blancos cabellos.
-dígame alteza?- le pregunto inclinándose a su lado y klett le hablo sin quitar la mirada de el escenario.
-Puedes concertarme un encuentro con el hombre que actúa como Elliot?- su mayordomo pareció perturbado y aunque klett no lo vio, noto en su voz lo mucho que le descolocaba semejante petición-Tranquilo Charles… no eh cometido imprudencia alguna desde los 17, no pienso retroceder ahora, solo… es cuestión de negocios- dijo con toda la calma que le fue posible. Solo charles y su nana sabían del tropiezo que había tenido cuando era apenas una adolecente, por lo que se alarmaban cada que mostraba cualquier tipo de interés en alguien del sexo opuesto. Preocupaciones por supuesto infundadas, hacia 5 años había decidido no entregarle su corazón a nadie nunca mas y lo había cumplido… un buen actor no vendría a derrumbar sus barreras. Después de los mochos hombres que habían ido tras sus arcas, estaba acostumbrada a los buenos actores.
Ladeo el rostro volviendo su atención a “Elliot” casi podía creer aquella expresión de ferviente amor y desesperación por su amada.
“quien mejor que alguien que casi puede engañarme a mi misma?”
Pensó para si misma, ella no creía ya en los juramentos de amor ni en las pasiones sin remedio…sin embargo…ese hombre, con su presencia, su expresión y su voz…casi podía hacerla creer que era cierto.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Lun Jul 04, 2011 4:18 pm
- Spoiler:
- Las escenas se iban sucediendo. El público disfrutó al ver las graciosas escenas que tomaban lugar en la vida de Elliot y Freedert, momentos de su infancia y adolescencia. Estos, aunque eran significativamente mucho más breves que la parte dramática, servían para poner en antecedentes a los asistentes y así dar a conocer también a la plantilla de actores más jóvenes. El punto álgido tuvo lugar cuando Elliot marchó a la guerra, y Freedert iba cada día a la Catedral a rezar por él. Pero sus ruegos no fueron escuchados. Otro joven noble, cuyo nombre no tenía relevancia, había estado enamorado en secreto de la campesina, y un día entró al sacro recinto con una insidiosa súplica: que Elliot pereciera en el campo de batalla.
Así fue cómo, durante una batalla escenificada de forma magistral, una flecha voló rauda hacia la espalda del bravo noble. Cuando sus camaradas lo asisten, no pueden hacer nada por él: ha fallecido. Extraen con sumo cuidado el proyectil que sobresale de su espalda, y para asombro de sus compatriotas, y del público, el mástil tenía forma de una manecilla gigante, como las que adornaban el reloj que tenía la Catedral por fuera.
Al tener conocimiento de aquella triste noticia, a Freedert se le rompió el corazón y su alma fue consumida por el pesar. Desesperada y destrozada, una vez más acudió a la Catedral.
<Por favor, te lo ruego: detén mi tiempo para otorgárselo a mi amado… no puedo vivir sin él…>
Otro cambio de escena, de nuevo en el campo de batalla. Una mano se asoma por debajo de un montón de sacos y attrezzo de teatro. Un sorprendido Elliot regresaba a la vida de entre los cuerpos sin vida de sus camaradas. A su alrededor no había la sangre que su cuerpo inerte había derramado, sino que se había convertido en los pétalos de la flor favorita de su amada Freedert.
Tras abandonar aquella macabra escena, el noble regresa al pueblo con esperanza. No obstante, el temor atenazaba su corazón y tenía un mal presentimiento. Fue así como se enteró del sacrificio de su amada. Aunque jamás había sido alguien que predicara fe, Elliot acudió a la Catedral. Noah, el actor que lo interpretaba, una vez más actuó de forma impecable, con la misma medida y los mismos gestos que hizo anteriormente, ahora el culmen de la obra cobrando sentido.
<¡Intercambia el tiempo detenido de mi amada por mi propio tiempo! >, gritaba Elliot al mirar hacia lo más alto del sancta sanctorum.
Entonces, la voz en Off que con detalles había ido acompañando la representación, añadió con voz solemne mientras Elliot se desplomaba en el suelo, su cuerpo carente de vida:
<Pero aquello que el tiempo ya quitó una vez, no podía volver a ser otorgado de nuevo. No obstante, la deidad se apiadó de su mutuo sacrificio y del amor puro que se habían profesado durante tantos años. De modo que les concedió el deseo a ambos: a cambio del tiempo de la pareja, el pueblo donde vivían perduraría para siempre, convirtiéndose así en un enclave especial donde, hasta el día de hoy, continúa cuidando a Elliot y a Freedert en su seno. >
La última escena resultaba conmovedora. Se asomaba el sol entre las vidrieras de la Iglesia mientras un cadavérico Elliot se ponía en pie trabajosamente, profundamente afligido por la pérdida de su amada. Entonces, Freeedert aparece cual fantasma, con un vestido blanco vaporoso. Los amados, se fundían en un abrazo mientras caía el telón y se encendían las luces.
La obra había finalizado. No cabía duda que había sido todo un éxito, pero, como era de esperar y tal y como Noah predijo antes, el protagonismo y el reconocimiento recaía sobre quién interpretaba a Freedert. Le dio la más sincera enhorabuena (ya que eso supondría una mejora en sus condiciones actorales, algo que a él no le hacía falta. Incluso notaba las mordaces miradas de sus compañeros, como si se divirtieran del hecho que por una vez no fuera él el famoso.
Recién se estaba deshaciendo del maquillaje en los vestidores conjuntos (ya que para las obras eran necesarios que todos dispusieran de sus “herramientas” en un sitio público, al menos para los actores, sin la privacidad de sus camerinos) cuando el director de la obra llamó la atención de Noah. Al parecer, le reclamaban fuera. Se dio prisa en volver a estar presentable, y sin que luciera como Elliot, intrigado por saber quién le pediría. Tal vez alguien había reparado en su papel y quizás quisieran hacerle alguna oferta interesante.
Claro que la sorpresa se esfumó cuando un hombre algo mayor y con cabellos de marfil le informó que “Su Alteza, la duquesa Wilhem McLeod, solicitaba su tiempo”. ¿Cómo iba él a poder negarse, siquiera? Él había vivido en las altas esferas, relativamente cerca de la corona, como para saber bien el protocolo y que no podía ser rechazado.
No obstante, le agrió un poco el carácter, aunque delante de ella, o del Mayordomo, no pudiera mostrar sino una actitud condescendiente y sumisa. Tendía a no confiar demasiado en la Realeza, pues los consideraba culpables del mal que le afligía y le atormentaba ciertas noches cada mes, aunque sabía que todas las Coronas no tenían culpa de ello. Tendía a un fuerte rechazo por ese estado ya que sólo había conocido a miembros de la realeza que fueran humanos y no podía evitar sentir desprecio por ellos, ignorantes como lo eran que a todos les aguarda un destino curioso.
¿Quizás debería agradecerle que hubiera aguardado a pedirle esa reunión al acabar la obra? Porque tampoco se podría haber negado, y de seguro que sus compañeros habrían estado más que dispuestos a arrebatarle el puesto y el papel principal.
Subió con reparos la escalinata que le conduciría al palco donde se hallaba la Duquesa, siguiendo al Mayordomo algunos pasos por detrás. No pudo evitar sentirse minúsculo e ínfimo cuando el hombre golpeó suavemente con sus nudillos la puerta del palco, para posteriormente abrirla con lentitud y carraspear antes de anunciar que “Monsieur Noah ya había llegado”. Por favor… ¿hacía falta ridiculizarle tanto? Por el amor de la diosa Luna, ante todo era una persona, incluso aunque en ciertos días aflorara su carácter más primario como licántropo y que procuraba que apenas nadie conociera su secreto…
Titubeante, dio escasos pasos hacia el interior del palco, con la mirada gacha y, para más inri (cuánto odiaba aquellos condenados protocolos, a veces daría lo que fuera para no saberlos, por mucho que el Mayordomo se aseguró durante el camino que actuara de forma tan precavida), realizando una genuflexión en un evidente gesto sumiso, ante la Duquesa.
¿Reclamabais mi presencia, su excelentísima Alteza? –pronunció arrastrando levemente las palabras, demostrando sin pretenderlo que se hallaba algo incomodado por aquella situación.
No iba a intentar nada raro. Por mucho que no sintiera mucho aprecio por esas altas esferas, jamás pretendería hacer nada a una damisela. Si fuera un varón… sería distinto, pero ante todo, Noah tenía principios. Pero no se hallaba cómodo, un inquieto hormigueo le recorría el interior de sus venas y no lograba identificar el motivo.
Ni siquiera podía alzar la mirada –y pobre de él que la mantuviera fijada en la de la Duquesa, o cualquier parte de su cuerpo, durante más de unos breves segundos– de modo que se sentía casi como si fuera una alimaña repulsiva.
- Spoiler:
- Off: Puse la "obra" en Spoiler ya que no considero que fuera parte de la respuesta para el tema... pero quise dejarla plasmada para disfrute de quién sepa apreciarla
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Lun Jul 04, 2011 7:54 pm
Escucho la voz del actor y sonó distinta a lo que hubiese imaginado teniéndolo tan cerca, se levanto y le vio, el mantenía la cabeza gacha y no le observaba… seria difícil proponerle algo cuando seguía el protocolo tan al pie de la letra… para empezar…necesitaba alguien que pudiese verle al rostro, que no temiese estar cerca de ella… al menos… que pudiese tomar su mano…
Se sintió algo tonta al pensarlo, siendo razonables contratar a alguien para fingir interés por ti sonaba bastante patético…pero había tomado una decisión y de cualquier modo no se le ocurría otra salida.
-No es necesario que parezcas tan formal…- le hablo con el tono que usaba comúnmente con todos los extraños que le rodeaban, firme y con el acento de quien no puede ser alcanzado, inmediatamente después de hacerlo…recordó que comportarse de aquella forma no le ayudaría en nada. Su actitud y sus modales eran una barrera para alejar a los buitres…sin embargo ahora no quería alejar a aquel hombre quería acercarlo. Tomo aire y tomo asiento en los sillones que se encontraban en la pequeña habitación detrás del palco- me gustaría platicar un poco con usted- hablo con un tono un poco mas suave, no sabia como ser… amable.
Llevaba ya bastante tiempo siendo fría que tener algo de calidez con alguien le resultaba… extraño. Sin embargo si iba a hacer un pedido como el que estaba apunto de hacer, además de asegurarse de que aquel hombre no correría tas su posición. Tenia que ganar un poco de su simpatía…si no simpatía al menos no su antipatía. Si aceptaba el trabajo y desarrollaba alguna especie de odio por ella, podía llegar a hundirla.
-Disculpa… creo que soné demasiado…bueno no soné muy bien- intentando ser un poco mas suave- quisiera hablar contigo y me gustaría que mientras eso sucede olvidaras el protocolo y las normal…puedes mirarme…por favor?- pregunto buscando un poco el rostro del hombre frente a ella, en el escenario le había visto con el maquillaje y el traje, ahora que lo tenia en frente quería observarlo tal cual era. Necesitaba proponerle el trabajo mirándolo a los ojos… necesitaba saber de que estaba hecho el hombre, tras el actor.
Se sintió algo tonta al pensarlo, siendo razonables contratar a alguien para fingir interés por ti sonaba bastante patético…pero había tomado una decisión y de cualquier modo no se le ocurría otra salida.
-No es necesario que parezcas tan formal…- le hablo con el tono que usaba comúnmente con todos los extraños que le rodeaban, firme y con el acento de quien no puede ser alcanzado, inmediatamente después de hacerlo…recordó que comportarse de aquella forma no le ayudaría en nada. Su actitud y sus modales eran una barrera para alejar a los buitres…sin embargo ahora no quería alejar a aquel hombre quería acercarlo. Tomo aire y tomo asiento en los sillones que se encontraban en la pequeña habitación detrás del palco- me gustaría platicar un poco con usted- hablo con un tono un poco mas suave, no sabia como ser… amable.
Llevaba ya bastante tiempo siendo fría que tener algo de calidez con alguien le resultaba… extraño. Sin embargo si iba a hacer un pedido como el que estaba apunto de hacer, además de asegurarse de que aquel hombre no correría tas su posición. Tenia que ganar un poco de su simpatía…si no simpatía al menos no su antipatía. Si aceptaba el trabajo y desarrollaba alguna especie de odio por ella, podía llegar a hundirla.
-Disculpa… creo que soné demasiado…bueno no soné muy bien- intentando ser un poco mas suave- quisiera hablar contigo y me gustaría que mientras eso sucede olvidaras el protocolo y las normal…puedes mirarme…por favor?- pregunto buscando un poco el rostro del hombre frente a ella, en el escenario le había visto con el maquillaje y el traje, ahora que lo tenia en frente quería observarlo tal cual era. Necesitaba proponerle el trabajo mirándolo a los ojos… necesitaba saber de que estaba hecho el hombre, tras el actor.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Mar Jul 05, 2011 3:23 pm
Le extrañó que alguien de tan alta cuna le pidiera, aunque fuera de forma ruda, que la tratara sin tanta formalidad. De haber habido más confianza, habría alzado una ceja de forma interrogativa, pero eso quedaría demasiado inadecuado en ese momento. Alzó su rostro, desviando casi al instante el contacto visual por mero reflejo instintivo. Si la damisela le volvía a insistir, de algún modo sutil ni que fuera, dejaría de adoptar esa posición tan sumisa. Había que tener en cuenta que no era fácil para él, pues crecía su desconfianza por su actitud y sus palabras... Cuanto más amable se pretendía ser, más debía temer al individuo, ya que buscaría causar el peor de los daños posibles. ¿Acaso no era así siempre con la realeza? Por norma general, no parecía que mirasen mucho más allá de sus propios beneficios.
Por desgracia, sabía que aquella dócil actitud había ofendido a La Duquesa. Maldición, si era cierto que sólo quería hablar con él, Noah ya se estaba encargando de arruinarle el ambiente. Eso sí que era comenzar con buen pie.
Se incorporó y se irguió cuán alto era, pero sin verse capaz de aparentar completamente su porte elegante y suntuoso. Ni siquiera cuando él había pertenecido a uno de los más nobles linajes que jamás habían existido (cuyo nombre ya nadie, o apenas nadie, conservaba en la memoria), no podía competir con la Corona.
Decidió deleitarse la vista con el palco, pues lo conocía demasiado bien. Era como otros palcos de esa planta, y por encima sólo había un piso más cuyos palcos representaban el mayor de los lujos que se pudieran permitir y que normalmente nadie adquiría, por su precio y porque se elegían sólo durante las obras: no eran palcos permanentes. Pero aún así, el joven actor había disfrutado de alguna que otra obra en una de esas balconadas. Claro que el palco de La Duquesa tampoco tenía nada que envidiar.
Ante la sutil reiteración de la joven, no pudo sino devolverle una mirada sincera que reflejaba una leve preocupación. Sin embargo, no dejaba ver miedo, sino incertidumbre. Era poco probable que alguien, por muy de la Realeza que fuera, supiera quién era él en realidad. Bueno, mejor dicho, de dónde provenía y lo que significaba su existencia para otras familias nobles.
Miró con atención su rostro, que pese a la delicadeza que enmarcaba sus rasgos, denotaba una fortaleza poco habitual entre los de su clase. Seguro que ella habría sufrido en su vida, así se lo decían sus ojos de un cobalto más claro que los suyos, rivalizando con los orbes del lícano en cuanto a belleza. Si se lo hubiera querido permitir, habría dejado eclipsarse por su belleza, pero tenía la intuición que La Duquesa no permitía que ningún varón comiera de su mano o la sedujeran. No porque pretendiera algo así con ella, burlándose así de ella y humillándola… No. Su mirada reflejaba un dolor intenso, de modo que dejó aún más descolocado al actor.
¿Sobre qué querría hablar? Odiaba admitirlo, pero tenía escalofríos que le recorrían la espalda y el hormigueo parecía ir y venir a su antojo. Desde que había entrado al palco que sentía algo extraño. Casi como si una especie de aureola desconocida para Noah rodeara a la dama. Si tan sólo pudiera olfatear con disimulo, sus sospechas se verían descartadas y tal vez se sentiría más seguro…
Antes de responder, miró con indecisión al Mayordomo, que ya había salido del palco y estaba cerrando las puertas. Parecía una dulce cárcel, y la inquietud acerca del cariz de la conversación le corroía por dentro.
− Soy yo quén debe pedir perdón, pensaba que sería mejor si me ceñía a lo aconsejado. Después de todo, no es lo normal −tosió, pues ella le tuteaba y aquello no se correspondía con lo que la dama le había solicitdo−. Y dime... estoy metido en algún tipo de problema...?
Pocas veces había tenido semejante libertad para expresarse, y no pudo sino preguntar la única cuestión de la enorme lista que se había formulado mentalmente. Hacía tiemop que no sabia de Louve, y nada le aseguraba que pudiera afianzar su presa en él por otras vías.
Aunque esta era un hilo de pensamientos que prefería desechar. Que necesitaba algo de él no cabía duda, y era cierto que en ocasiones anteriores, sujetos de las más altas esferas habían recurrido a sus "servicios" o "dotes" para temas personales. Fuera lo que fuera que quisiera, o necesitara, de él, confiaba en que pudiera estar a la altura para no defraudarla.
No pudo seguir inmóvil por más tiempo. Con pasos medidos, se acercó hacia la barandilla del palco, rompiendo involuntariamente el contacto visual pero haciéndolo de tal forma que no se entendió incomodidad. A fin de cuentas, tenía el cuerpo medio girado hacia La Duquesa, de modo que estaba abierto a la conversación. Como el trato no le daba permiso para sentirse como si fuera su propio palco, no se vio con corazón de tomar asiento todavía, o incluso de servirse una copa de magnífica champagne cuya botella se hallaba en una mesita central.
Por desgracia, sabía que aquella dócil actitud había ofendido a La Duquesa. Maldición, si era cierto que sólo quería hablar con él, Noah ya se estaba encargando de arruinarle el ambiente. Eso sí que era comenzar con buen pie.
Se incorporó y se irguió cuán alto era, pero sin verse capaz de aparentar completamente su porte elegante y suntuoso. Ni siquiera cuando él había pertenecido a uno de los más nobles linajes que jamás habían existido (cuyo nombre ya nadie, o apenas nadie, conservaba en la memoria), no podía competir con la Corona.
Decidió deleitarse la vista con el palco, pues lo conocía demasiado bien. Era como otros palcos de esa planta, y por encima sólo había un piso más cuyos palcos representaban el mayor de los lujos que se pudieran permitir y que normalmente nadie adquiría, por su precio y porque se elegían sólo durante las obras: no eran palcos permanentes. Pero aún así, el joven actor había disfrutado de alguna que otra obra en una de esas balconadas. Claro que el palco de La Duquesa tampoco tenía nada que envidiar.
Ante la sutil reiteración de la joven, no pudo sino devolverle una mirada sincera que reflejaba una leve preocupación. Sin embargo, no dejaba ver miedo, sino incertidumbre. Era poco probable que alguien, por muy de la Realeza que fuera, supiera quién era él en realidad. Bueno, mejor dicho, de dónde provenía y lo que significaba su existencia para otras familias nobles.
Miró con atención su rostro, que pese a la delicadeza que enmarcaba sus rasgos, denotaba una fortaleza poco habitual entre los de su clase. Seguro que ella habría sufrido en su vida, así se lo decían sus ojos de un cobalto más claro que los suyos, rivalizando con los orbes del lícano en cuanto a belleza. Si se lo hubiera querido permitir, habría dejado eclipsarse por su belleza, pero tenía la intuición que La Duquesa no permitía que ningún varón comiera de su mano o la sedujeran. No porque pretendiera algo así con ella, burlándose así de ella y humillándola… No. Su mirada reflejaba un dolor intenso, de modo que dejó aún más descolocado al actor.
¿Sobre qué querría hablar? Odiaba admitirlo, pero tenía escalofríos que le recorrían la espalda y el hormigueo parecía ir y venir a su antojo. Desde que había entrado al palco que sentía algo extraño. Casi como si una especie de aureola desconocida para Noah rodeara a la dama. Si tan sólo pudiera olfatear con disimulo, sus sospechas se verían descartadas y tal vez se sentiría más seguro…
Antes de responder, miró con indecisión al Mayordomo, que ya había salido del palco y estaba cerrando las puertas. Parecía una dulce cárcel, y la inquietud acerca del cariz de la conversación le corroía por dentro.
− Soy yo quén debe pedir perdón, pensaba que sería mejor si me ceñía a lo aconsejado. Después de todo, no es lo normal −tosió, pues ella le tuteaba y aquello no se correspondía con lo que la dama le había solicitdo−. Y dime... estoy metido en algún tipo de problema...?
Pocas veces había tenido semejante libertad para expresarse, y no pudo sino preguntar la única cuestión de la enorme lista que se había formulado mentalmente. Hacía tiemop que no sabia de Louve, y nada le aseguraba que pudiera afianzar su presa en él por otras vías.
Aunque esta era un hilo de pensamientos que prefería desechar. Que necesitaba algo de él no cabía duda, y era cierto que en ocasiones anteriores, sujetos de las más altas esferas habían recurrido a sus "servicios" o "dotes" para temas personales. Fuera lo que fuera que quisiera, o necesitara, de él, confiaba en que pudiera estar a la altura para no defraudarla.
No pudo seguir inmóvil por más tiempo. Con pasos medidos, se acercó hacia la barandilla del palco, rompiendo involuntariamente el contacto visual pero haciéndolo de tal forma que no se entendió incomodidad. A fin de cuentas, tenía el cuerpo medio girado hacia La Duquesa, de modo que estaba abierto a la conversación. Como el trato no le daba permiso para sentirse como si fuera su propio palco, no se vio con corazón de tomar asiento todavía, o incluso de servirse una copa de magnífica champagne cuya botella se hallaba en una mesita central.
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Mar Jul 05, 2011 9:42 pm
Parpadeo un par de veces al verlo erguirse…era mas alto de lo que espera, alcanzo a ver su rostro y apenas y por un segundo alcanzo a vislumbrar unos ojos azules como el cielo… claros y magníficos en un rostro severo, contrastantes con los destellos rojos de su pelo. Se quedo callada como memorizando la imagen, parecía mas adecuado de lo que pensaba pero… era como si aun pudiese ser mejor.
-Siéntate a mi lado- le pidió haciendo una seña ligera al espacio a su lado, el sillón era lo suficientemente amplio como para que pudiesen estar sin que la distancia fuese mínima… necesitaba que se relajara un poco mas, quería ver su rostro sin problemas… distinguir cada emoción que pasase instantánea por sus ojos antes de que el actor en el pudiese cubrirlas- me siento algo…extraña hablándote así…- continuo esperando poder convencerlo. Necesitaba que bajara la guardia solo un poco… y si era el indicado necesitaría que su actitud hacia ella cambiase mas que “poco”
El se movió por el palco con cierta… conciencia. Se notaba que el teatro era parte de el, como si el lugar mismo fuese su extensión. O tal vez, era simplemente la seguridad de quien sabe lo que pisa… tal vez solo sus ojos estaban siendo engañados por algún personaje mas en su repertorio.
-tome algo conmigo… en verdad…- tomo una pausa esperando poder… encontrar las palabras, las maneras… conversar con la gente de forma “amistosa” hacia mucho que no se le daba, solo con su abuelo podía permitirse relajarse un poco pero con los años, había aprendido a ser hosca y distante…era difícil dejar lo que tanto había costado formar- me gustaría poder conversar un poco…
Sus manos estaban quietas sobre su regazo simplemente por que se obligaba a mantenerlas asi, era el primer candidato que le convencía, que le parecía adecuado y si resultaba que al final no lo era no sabia lo que iba a hacer… a pesar de su apariencia y de su magnifica actuación aun cabía la posibilidad de que se negarse a aceptar el trabajo, que simplemente no le interesare o no mejor. Que ni con sus habilidades de actor pudiese pasar por un prometido digno… con su posición y su fortuna era difícil encontrar alguien con un rango mayor al suyo asi que nadie esperaba que se comprometiese con alguien asi… sin embargo si se esperaba un hombre de atractivo y aun mas, un hombre con la presencia de los nobles con el porte de los reyes… y la pasión de un enamorado…
-Siéntate a mi lado- le pidió haciendo una seña ligera al espacio a su lado, el sillón era lo suficientemente amplio como para que pudiesen estar sin que la distancia fuese mínima… necesitaba que se relajara un poco mas, quería ver su rostro sin problemas… distinguir cada emoción que pasase instantánea por sus ojos antes de que el actor en el pudiese cubrirlas- me siento algo…extraña hablándote así…- continuo esperando poder convencerlo. Necesitaba que bajara la guardia solo un poco… y si era el indicado necesitaría que su actitud hacia ella cambiase mas que “poco”
El se movió por el palco con cierta… conciencia. Se notaba que el teatro era parte de el, como si el lugar mismo fuese su extensión. O tal vez, era simplemente la seguridad de quien sabe lo que pisa… tal vez solo sus ojos estaban siendo engañados por algún personaje mas en su repertorio.
-tome algo conmigo… en verdad…- tomo una pausa esperando poder… encontrar las palabras, las maneras… conversar con la gente de forma “amistosa” hacia mucho que no se le daba, solo con su abuelo podía permitirse relajarse un poco pero con los años, había aprendido a ser hosca y distante…era difícil dejar lo que tanto había costado formar- me gustaría poder conversar un poco…
Sus manos estaban quietas sobre su regazo simplemente por que se obligaba a mantenerlas asi, era el primer candidato que le convencía, que le parecía adecuado y si resultaba que al final no lo era no sabia lo que iba a hacer… a pesar de su apariencia y de su magnifica actuación aun cabía la posibilidad de que se negarse a aceptar el trabajo, que simplemente no le interesare o no mejor. Que ni con sus habilidades de actor pudiese pasar por un prometido digno… con su posición y su fortuna era difícil encontrar alguien con un rango mayor al suyo asi que nadie esperaba que se comprometiese con alguien asi… sin embargo si se esperaba un hombre de atractivo y aun mas, un hombre con la presencia de los nobles con el porte de los reyes… y la pasión de un enamorado…
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Dom Jul 10, 2011 4:30 pm
La verdad, no hacía falta que le volviera a insistir, pues podía sentir claramente que sólo pretendía que estuviera más cómodo en su presencia. Noah suspiró, agotado, consciente de lo mucho que le costaba fiarse de los demás a ciegas. Lamentaba que la damisela casi tuviera que estar rogándole de forma tan vehemente, lo que le hizo sospechar aún más acerca de la naturaleza, y el verdadero motivo, de esa conversación: sin duda debía de ser algo de verdadera importancia para La Duquesa.
Dio unos pasos con dudosa voluntad, como si no estuviera aún convencido de lo que fuera a hacer, pero al notar que contaba con el beneplácito de la damisela, sus dudas se desvanecieron como una ligera bruma se evapora ante un soplo de brisa. Recuperando su porte natural, aunque procurando no excederse con la gallardía que le caracterizaba –estaba claro quién era alguien humilde y, aparentemente, de baja cuna– , se acercó a la mesita que se hallaba cerca del enorme sillón donde La Duquesa se hallaba sentada. Con delicadeza, asió la botella del preciado licor y escanció un poco de su espumoso líquido en una copa que le ofreció a la damisela. Hasta que no le aceptó el ofrecimiento no repitió el proceso para quedarse él con la otra copa. Después, procurando no molestar ni importunar a la dama, permitiendo así que pudiera degustar el licor con calma, tomó asiento a su lado, encarando hacia ella todo su cuerpo y demostrando así que la damisela disponía de su total y completa atención.
Cuanto más cerca se hallaba de ella, más inquieto se sentía a causa de aquél incesante hormigueo. Era casi como un aviso silencioso que de haber sido otra ocasión, le habría prestado más importancia. Pero al parecer, allí lo que importaba de verdad estaba aún por salir de los labios de la joven de la Corona.
Y Noah no hacía sino hervir en las ascuas de la curiosidad, pero no se atrevía a preguntarle… aún no. Todo a su debido tiempo. Además, contaba con que aquél ofrecimiento simple de la bebida, y el hecho de que se había sentado a su lado, influyera en que ella pudiera entender que aceptaba sus condiciones en cuanto a la conversación que quedaba pendiente.
− Perdóname, no quería ofenderte. Me resulta… difícil confiar en los demás de buenas a primeras, y puedo asegurar que en otros encuentros con la Realeza siempre he salido mal parado.
»Por eso, espero que puedas perdonar mi pésimo comportamiento de antes y confío en que estés dispuesta a darme una nueva oportunidad... sea lo que sea aquello que necesitas comentarme con tanta relevancia.
Sus palabras sonaron sinceras, tuteándola nuevamente ya que era lo que ella había pretendido anteriormente. No obstante, esperaba que no se hubiera equivocado de nuevo, así que escrutó con disimulo el rostro de La Duquesa en busca de algún indicio de contrariedad o clara incomodidad…
Dio unos pasos con dudosa voluntad, como si no estuviera aún convencido de lo que fuera a hacer, pero al notar que contaba con el beneplácito de la damisela, sus dudas se desvanecieron como una ligera bruma se evapora ante un soplo de brisa. Recuperando su porte natural, aunque procurando no excederse con la gallardía que le caracterizaba –estaba claro quién era alguien humilde y, aparentemente, de baja cuna– , se acercó a la mesita que se hallaba cerca del enorme sillón donde La Duquesa se hallaba sentada. Con delicadeza, asió la botella del preciado licor y escanció un poco de su espumoso líquido en una copa que le ofreció a la damisela. Hasta que no le aceptó el ofrecimiento no repitió el proceso para quedarse él con la otra copa. Después, procurando no molestar ni importunar a la dama, permitiendo así que pudiera degustar el licor con calma, tomó asiento a su lado, encarando hacia ella todo su cuerpo y demostrando así que la damisela disponía de su total y completa atención.
Cuanto más cerca se hallaba de ella, más inquieto se sentía a causa de aquél incesante hormigueo. Era casi como un aviso silencioso que de haber sido otra ocasión, le habría prestado más importancia. Pero al parecer, allí lo que importaba de verdad estaba aún por salir de los labios de la joven de la Corona.
Y Noah no hacía sino hervir en las ascuas de la curiosidad, pero no se atrevía a preguntarle… aún no. Todo a su debido tiempo. Además, contaba con que aquél ofrecimiento simple de la bebida, y el hecho de que se había sentado a su lado, influyera en que ella pudiera entender que aceptaba sus condiciones en cuanto a la conversación que quedaba pendiente.
− Perdóname, no quería ofenderte. Me resulta… difícil confiar en los demás de buenas a primeras, y puedo asegurar que en otros encuentros con la Realeza siempre he salido mal parado.
»Por eso, espero que puedas perdonar mi pésimo comportamiento de antes y confío en que estés dispuesta a darme una nueva oportunidad... sea lo que sea aquello que necesitas comentarme con tanta relevancia.
Sus palabras sonaron sinceras, tuteándola nuevamente ya que era lo que ella había pretendido anteriormente. No obstante, esperaba que no se hubiera equivocado de nuevo, así que escrutó con disimulo el rostro de La Duquesa en busca de algún indicio de contrariedad o clara incomodidad…
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Mar Jul 12, 2011 9:01 pm
Lo vio moverse con atención y no paso por ella desapercibida la gallardía y la elegancia con la que fluía cada uno de sus movimientos. Habia visto a muchos actores, especialmente a los que interpretaban a nobles y reyes. Pero, aunque su actuación era majestuosa la mayoría no tenía el porte y la gracia natural obtenida después de años de amaestramiento, clases y refinamiento. Y había que decía la mayoría por que acaba a de encontrar a alguien que al parecer podía ser elegante con la misma naturaleza con la que se respira.
-una sabia actitud por su parte- comento a media voz, ella era de la realeza y aun así no confiaba en sus pares.
Lo que le hacia que el hombre le pareciere cada vez mas adecuado, sin no tenia intenciones de relacionarse con la realeza que mejor aun…aunque también podía ser peligroso, si tenia algún tipo de prejuicios u odio hacia los de su clase siempre podría encontrar satisfacción en hacerle daño… desgraciadamente le quedaba poco tiempo y con un candidato así estaba dispuesta a arriesgarse.
-dígame…es muy apegado a este teatro?- pregunto de la nada- disculpe que sea tan directa pero creo que es lo mas pertinente, como le dije me interesa hablar con usted y es por que me gustaría contar con sus servicios como actor en Inglaterra- dejando de momento el papel que tendría que interpretar en una incógnita- servicios… en los que tendría que tener directo contacto… conmigo- dijo despacio, escogiendo las palabras dejando que el las asimilara. Esperando alguna clase de reacción. Ya que lo tenia enfrente podía hablar claramente y apreciar sin problemas las emociones que reflejasen sus ojos así fuese fugazmente… no en vano se había especializado estudiando a todo cuanto le rodeaba en los últimos años. Puede que no se apreciase a si misma como mujer. Pero tenia plena confianza en su capacidad de juicio. Juicio que esos mismos instantes le decía que debía intentar con aquel hombre.
Sus ojos se clavaron en los ajenos, atentos y limpios y encontró los ajenos terriblemente fascinantes… tenían normalmente los hombres ojos tan bellos? Nunca antes algún par se lo había parecido… mentira… si había habido unos. Pero no le había fascinado en el sentido en que lo hacían los que tenia enfrente.
-una sabia actitud por su parte- comento a media voz, ella era de la realeza y aun así no confiaba en sus pares.
Lo que le hacia que el hombre le pareciere cada vez mas adecuado, sin no tenia intenciones de relacionarse con la realeza que mejor aun…aunque también podía ser peligroso, si tenia algún tipo de prejuicios u odio hacia los de su clase siempre podría encontrar satisfacción en hacerle daño… desgraciadamente le quedaba poco tiempo y con un candidato así estaba dispuesta a arriesgarse.
-dígame…es muy apegado a este teatro?- pregunto de la nada- disculpe que sea tan directa pero creo que es lo mas pertinente, como le dije me interesa hablar con usted y es por que me gustaría contar con sus servicios como actor en Inglaterra- dejando de momento el papel que tendría que interpretar en una incógnita- servicios… en los que tendría que tener directo contacto… conmigo- dijo despacio, escogiendo las palabras dejando que el las asimilara. Esperando alguna clase de reacción. Ya que lo tenia enfrente podía hablar claramente y apreciar sin problemas las emociones que reflejasen sus ojos así fuese fugazmente… no en vano se había especializado estudiando a todo cuanto le rodeaba en los últimos años. Puede que no se apreciase a si misma como mujer. Pero tenia plena confianza en su capacidad de juicio. Juicio que esos mismos instantes le decía que debía intentar con aquel hombre.
Sus ojos se clavaron en los ajenos, atentos y limpios y encontró los ajenos terriblemente fascinantes… tenían normalmente los hombres ojos tan bellos? Nunca antes algún par se lo había parecido… mentira… si había habido unos. Pero no le había fascinado en el sentido en que lo hacían los que tenia enfrente.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Miér Jul 13, 2011 4:06 pm
Todo aquello era un poco extraño… se sentía cómodo en presencia de La Duquesa, y al mismo tiempo, le producía una cierta quemazón que ella pudiera estar analizando cada una de sus acciones. Además, le contrariaba el hecho que, pese a haberle hecho el ofrecimiento de la bebida, no había prestado apenas atención a la copa. No obstante, desconocía si tan importante era aquello de lo que debían conversar que causara que la damisela se olvidara de aquella nimiedad.
Él, sin embargo, tomó de nuevo un pequeño trago, notándose también en esta ocasión que la forma en que lo hacía no se debía a años de práctica, sino a una cualidad innata. Lo que pocos sabían era que Noah había llegado a odiar su anterior condición casi tanto como la actual, pues eso le suponía una falta de credibilidad en la vida real, ya que muchos pensaban que estaba actuando de forma dramática cuando en realidad se comportaba como debía de ser.
Al escuchar la pregunta, no tenía claro si aceptar o rechazar la idea de si sentía afecto por ese Teatro. Había estado en otros lugares, sí, pero desde hacía décadas no había encontrado ningún lugar al que pudiera llamar “hogar”, y aquello le hacía sentir desamparado. Estaba a punto de responderle a la pregunta cuando Mademoiselle McLeod siguió con su discurso, justificando aquella interrogación tan directa. ¿Hablar con él? Si eso seguía así, sólo haría falta que entrasen por la puerta un par de hombres trajeados y que le enfocasen con una luz potente, recitándole sus derechos.
Entendía a la perfección que la damisela no solía tener mucho contacto con otra gente. Seguramente, vería a todos quienes la rodeaban, y que fueran ajenos de su círculo más inmediato de confianza, como seres amenazantes.
Claro que, de llegar a escuchar la siguiente frase que le dijo mientras bebía, de buen seguro que se habría atragantado. No sabía cómo interpretar de forma correcta las palabras. No... Aquello no era cierto: él había pertenecido a altos círculos de la sociedad –si bien no a uno tan destacado–, pero no queríaadmitir que le estuviera proponiendo algo de esa índole. Calmó su respiración, que se había visto levemente alterada a un nivel apenas palpable, aunque sus pupilas se abrieron un poco y su ceja derecha dibujó un pronunciado arco.
Un nuevo cambio de registro en la conversación, otra señal más que o bien le incomodaba la conversación, o la petición que le estaba haciendo, aún desconociendo en parte qué era lo que se tramaba, o bien se le antojaba humillante tener que alcanzar semejante nivel de rebajo para poder llegar a alguna parte. Fuera lo que fuese, debía de ser algo verdaderamente importante…
– Lamento si el tema le saca a relucir algún tipo de dolor, pero necesitaría conocer su situación con más detalle para ver en qué le puedo ser de ayuda –respondió con parsimonia y voz melódica, adecuándose al registro que se había visto alterado una vez más–. Comprenderá que con tan pocos detalles, más bien parece que precisa de un nuevo sirviente o algo más por debajo…
Era más que obvio que esa afirmación no era cierta, pues sabía que no era lo que buscaba la damisela, y mucho menos alguien que fuera un "sirviente de compañía" aunque se podían malinterpretar fácilmenet sus palabras; cabía destacar, sin embargo, la forma en que lo pronunció daba a entender que se trataba de una sutil chanza para intentar romper un hielo que se estaba formando entre los dos. Ella permanecía prácticamente inmóvil, sin quitarle el ojo de encima, siendo un hecho que no facilitaría la comunicación. En un acto involuntario y carente de malicia, colocó sobre la mano libre de La Duquesa su propia mano libre, resultando en una leve caricia que no duró más que unos segundos y que le daba pie a serenarse un poco. Ambos parecían desconfiar del otro, pero él le estaba demostrando que tenía toda su atención y que no pretendía importunarla.
El lícano debía de confesar que se trataba de una dama hermosa, pero en su mirada se veía el reflejo del dolor y de la traición. Y lo peor de todo, aun tendría que llamarla por su apellido o por sus títulos si se viera oportuno, ya que desconocía su nombre y no se atrevía a preguntárselo, mientras que ella sí que conocía su identidad. Después procuraría preguntárselo con disimulo y sutileza, tal vez si se terciaba la ocasión…
Él, sin embargo, tomó de nuevo un pequeño trago, notándose también en esta ocasión que la forma en que lo hacía no se debía a años de práctica, sino a una cualidad innata. Lo que pocos sabían era que Noah había llegado a odiar su anterior condición casi tanto como la actual, pues eso le suponía una falta de credibilidad en la vida real, ya que muchos pensaban que estaba actuando de forma dramática cuando en realidad se comportaba como debía de ser.
Al escuchar la pregunta, no tenía claro si aceptar o rechazar la idea de si sentía afecto por ese Teatro. Había estado en otros lugares, sí, pero desde hacía décadas no había encontrado ningún lugar al que pudiera llamar “hogar”, y aquello le hacía sentir desamparado. Estaba a punto de responderle a la pregunta cuando Mademoiselle McLeod siguió con su discurso, justificando aquella interrogación tan directa. ¿Hablar con él? Si eso seguía así, sólo haría falta que entrasen por la puerta un par de hombres trajeados y que le enfocasen con una luz potente, recitándole sus derechos.
Entendía a la perfección que la damisela no solía tener mucho contacto con otra gente. Seguramente, vería a todos quienes la rodeaban, y que fueran ajenos de su círculo más inmediato de confianza, como seres amenazantes.
Claro que, de llegar a escuchar la siguiente frase que le dijo mientras bebía, de buen seguro que se habría atragantado. No sabía cómo interpretar de forma correcta las palabras. No... Aquello no era cierto: él había pertenecido a altos círculos de la sociedad –si bien no a uno tan destacado–, pero no queríaadmitir que le estuviera proponiendo algo de esa índole. Calmó su respiración, que se había visto levemente alterada a un nivel apenas palpable, aunque sus pupilas se abrieron un poco y su ceja derecha dibujó un pronunciado arco.
Un nuevo cambio de registro en la conversación, otra señal más que o bien le incomodaba la conversación, o la petición que le estaba haciendo, aún desconociendo en parte qué era lo que se tramaba, o bien se le antojaba humillante tener que alcanzar semejante nivel de rebajo para poder llegar a alguna parte. Fuera lo que fuese, debía de ser algo verdaderamente importante…
– Lamento si el tema le saca a relucir algún tipo de dolor, pero necesitaría conocer su situación con más detalle para ver en qué le puedo ser de ayuda –respondió con parsimonia y voz melódica, adecuándose al registro que se había visto alterado una vez más–. Comprenderá que con tan pocos detalles, más bien parece que precisa de un nuevo sirviente o algo más por debajo…
Era más que obvio que esa afirmación no era cierta, pues sabía que no era lo que buscaba la damisela, y mucho menos alguien que fuera un "sirviente de compañía" aunque se podían malinterpretar fácilmenet sus palabras; cabía destacar, sin embargo, la forma en que lo pronunció daba a entender que se trataba de una sutil chanza para intentar romper un hielo que se estaba formando entre los dos. Ella permanecía prácticamente inmóvil, sin quitarle el ojo de encima, siendo un hecho que no facilitaría la comunicación. En un acto involuntario y carente de malicia, colocó sobre la mano libre de La Duquesa su propia mano libre, resultando en una leve caricia que no duró más que unos segundos y que le daba pie a serenarse un poco. Ambos parecían desconfiar del otro, pero él le estaba demostrando que tenía toda su atención y que no pretendía importunarla.
El lícano debía de confesar que se trataba de una dama hermosa, pero en su mirada se veía el reflejo del dolor y de la traición. Y lo peor de todo, aun tendría que llamarla por su apellido o por sus títulos si se viera oportuno, ya que desconocía su nombre y no se atrevía a preguntárselo, mientras que ella sí que conocía su identidad. Después procuraría preguntárselo con disimulo y sutileza, tal vez si se terciaba la ocasión…
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Jue Jul 14, 2011 4:49 pm
Escucho lo que le decia y aunque al principio su rostro fue de desconcierto sus ojos se fueron abriendo lentamente al entender lo que el parecía haber interpretado de sus palabras... sus labios se entreabrieron como buscando decir algo pero no logro articular palabra y sus mejillas se sonrojaron como no lo habian hecho en 6 años... Quiso decirle que estaba errando sus palabras pero de repente... noto que tal vez no estuviese del todo equivocado. Por primera vez comprendió el alcance de su propuesta y lucho por que su rostro volviese a la normalidad y el palido color regresare a sus mejillas.
En momento como aquel se alegraba de su necesidad de maquillaje, lo usaba en tonos fuertes, labios carmin y negro intenso en sus ojos para aparentar un par de años mas... de no ser por ese sutil escudo se sentiría una niña nuevamente, torpe y sin saber que hacer... noto la mano sobre una de las suyas y levanto la vista al sujeto frente a ella...si la propuesta la hacia el... seria capaz de aceptar? La imagen de aquel hombre deslizando los dedos por la piel de sus hombros desnudos le hizo tener un escalofrió en todo el cuerpo, era perturbador, la sola idea le alarmo al mismo tiempo que... le dio cierta esperanza, si ese hombre podia llegar a aceptar una propuesta tan... tan descarada e inmoral por que no aceptar una que aunque lo era... quería pensar que lo era en menor medida.
-debo decirle...- hablo recobrando la compostura y la entereza mientras levantaba el rostro orgulloso y mantenia su mirada aun a pesar de la posible verguenza que maquillaje le ayudaria a cubrir- que lo que le diga ahora es completamente confidencial... si sabe lo rastrera que puede llegar a ser la nobleza y despues de que le cuente mis motivo entendera que hare lo que este a mi mano para preservar esto...como un secreto- habia una amenaza marcada en sus palabras, lo sabia y aunque eso no le ayudaria a que el hombre frente a el aceptase su propuesta no podia correr riesgos- lo que necesito... es un prometido falso- dijo con toda la seguridad que podia, usted no solo es un magnifico actor si no que tiene el porte y la elegancia que haria falta- sintio que sus palabras podian ser ofensivas pero aunque dudo un segundo intentando encontrar mejor manera de decirlo no lo hizo y prosiguio- No espero que lo comprenda, pero mi posicion me exige que este casada...el rey ah sido bastante benevolo conmigo hasta ahora- hablo evitando decir la razon de la consideración a su persona- pero creo que esta impacientándose, se espera que me comprometa y de señales de proximo matrimonio pronto. Mi abuelo esta muy enfermo y no estara mucho tiempo mas conmigo...el teme que a su muerta, sin un respaldo masculino me despojen de mi titulo y tierras... quiero contratarlo para que se haga pasar por ese prometido... descuide. No quiero atarlo a mi de por vida, usted conservara su libertad... solo... quiero que mi abuelo muera tranquilo... cuando el se marche...- un nudo se le hizo en la garganta- la farsa se terminara... no tendra que estar mas conmigo y yo... por supuesto estare encantada de pagar por sus servicios...- sus manos entrelazadas en su regazo, con la punta de los dedos blanca por la fuerza con la que la apretaba- Ademas... si hay algo que quisiera y pudiese concederle lo concedería con gusto. Tambien debe saber...- aqui venia la parte mas dificil- a mi abualo no debe quedarle mas de un año de vida pero si las cosas llegasen a complicarce y tubiese que casarce conmigo... que...- que decirle? Como darle un lado bueno a semejante situacion?- que a cambio le dare total disposición de la mitad de mi fortuna como compensacion y por supuesto no me apondria a que mantuviese una relacion con alguien mas siembre y cuando sea discreto... al menos mientras mi abuelo este vivo... despues... si lo desea aceptaria una anulacion.
Si se daba el caso y debian de casarce, la anulacion siempre era una opcion, seria humillante pero lo aceptaria, al igual que si le consedia no pasar por ese trago no tendria problema alguno en que mantuviese una relacion con quien y cuantos quisiese, era mejor que los demas pensaran que su marido era un mujeriego infiel que aun asi se quedaba con ella a tener que argumentar que no despertaba deseo en el y por ello el matrimonio jamas se habia consumado... cualquiera lo creeria solo con ver sus piernas... lo cual seria lo mas duro para ella... De cualquier forma lo habia pensado mucho y valia la pena si con ello le daba una ultima felicidad a su abuelo... despues cuando todo pasara, aun dandole la mitad de la fortuna que le quedase al actor, tendria suficiente para retirarse a algun lugar solitario y vivir el resto de su vida en comoda paz y aislamiento.
-tal vez se pregunta por que no busco un marido real?- sonrio de medio lado- es por que solo me rondan buitres... si eh de pagar por semejante favor sera a alguien que busque y no un chacal que me siga... no necesito palabras de amor falsas de condes que cambian de expresión solo con ver el símbolo de mi familia en mi pecho- haciendo una pequeña seña al broche en su pecho- se que la oferta que le hago es por demas extraña pero tampoco me queda mucho tiempo en paris, eh buscado y eh tenido la suerte o desgracia de encontrarle n mi ultima noche aqui...el rey me solicita mañana en la corte... debo saber si tendré un prometo que camine a mi lado...o no...- tomo aire- aunque es diificil de creer despues de lo que eh dicho, no me presento ane usted como la duquesa McLeod...si no como Klett Wilhem una mujer...que necesita su ayuda.
En momento como aquel se alegraba de su necesidad de maquillaje, lo usaba en tonos fuertes, labios carmin y negro intenso en sus ojos para aparentar un par de años mas... de no ser por ese sutil escudo se sentiría una niña nuevamente, torpe y sin saber que hacer... noto la mano sobre una de las suyas y levanto la vista al sujeto frente a ella...si la propuesta la hacia el... seria capaz de aceptar? La imagen de aquel hombre deslizando los dedos por la piel de sus hombros desnudos le hizo tener un escalofrió en todo el cuerpo, era perturbador, la sola idea le alarmo al mismo tiempo que... le dio cierta esperanza, si ese hombre podia llegar a aceptar una propuesta tan... tan descarada e inmoral por que no aceptar una que aunque lo era... quería pensar que lo era en menor medida.
-debo decirle...- hablo recobrando la compostura y la entereza mientras levantaba el rostro orgulloso y mantenia su mirada aun a pesar de la posible verguenza que maquillaje le ayudaria a cubrir- que lo que le diga ahora es completamente confidencial... si sabe lo rastrera que puede llegar a ser la nobleza y despues de que le cuente mis motivo entendera que hare lo que este a mi mano para preservar esto...como un secreto- habia una amenaza marcada en sus palabras, lo sabia y aunque eso no le ayudaria a que el hombre frente a el aceptase su propuesta no podia correr riesgos- lo que necesito... es un prometido falso- dijo con toda la seguridad que podia, usted no solo es un magnifico actor si no que tiene el porte y la elegancia que haria falta- sintio que sus palabras podian ser ofensivas pero aunque dudo un segundo intentando encontrar mejor manera de decirlo no lo hizo y prosiguio- No espero que lo comprenda, pero mi posicion me exige que este casada...el rey ah sido bastante benevolo conmigo hasta ahora- hablo evitando decir la razon de la consideración a su persona- pero creo que esta impacientándose, se espera que me comprometa y de señales de proximo matrimonio pronto. Mi abuelo esta muy enfermo y no estara mucho tiempo mas conmigo...el teme que a su muerta, sin un respaldo masculino me despojen de mi titulo y tierras... quiero contratarlo para que se haga pasar por ese prometido... descuide. No quiero atarlo a mi de por vida, usted conservara su libertad... solo... quiero que mi abuelo muera tranquilo... cuando el se marche...- un nudo se le hizo en la garganta- la farsa se terminara... no tendra que estar mas conmigo y yo... por supuesto estare encantada de pagar por sus servicios...- sus manos entrelazadas en su regazo, con la punta de los dedos blanca por la fuerza con la que la apretaba- Ademas... si hay algo que quisiera y pudiese concederle lo concedería con gusto. Tambien debe saber...- aqui venia la parte mas dificil- a mi abualo no debe quedarle mas de un año de vida pero si las cosas llegasen a complicarce y tubiese que casarce conmigo... que...- que decirle? Como darle un lado bueno a semejante situacion?- que a cambio le dare total disposición de la mitad de mi fortuna como compensacion y por supuesto no me apondria a que mantuviese una relacion con alguien mas siembre y cuando sea discreto... al menos mientras mi abuelo este vivo... despues... si lo desea aceptaria una anulacion.
Si se daba el caso y debian de casarce, la anulacion siempre era una opcion, seria humillante pero lo aceptaria, al igual que si le consedia no pasar por ese trago no tendria problema alguno en que mantuviese una relacion con quien y cuantos quisiese, era mejor que los demas pensaran que su marido era un mujeriego infiel que aun asi se quedaba con ella a tener que argumentar que no despertaba deseo en el y por ello el matrimonio jamas se habia consumado... cualquiera lo creeria solo con ver sus piernas... lo cual seria lo mas duro para ella... De cualquier forma lo habia pensado mucho y valia la pena si con ello le daba una ultima felicidad a su abuelo... despues cuando todo pasara, aun dandole la mitad de la fortuna que le quedase al actor, tendria suficiente para retirarse a algun lugar solitario y vivir el resto de su vida en comoda paz y aislamiento.
-tal vez se pregunta por que no busco un marido real?- sonrio de medio lado- es por que solo me rondan buitres... si eh de pagar por semejante favor sera a alguien que busque y no un chacal que me siga... no necesito palabras de amor falsas de condes que cambian de expresión solo con ver el símbolo de mi familia en mi pecho- haciendo una pequeña seña al broche en su pecho- se que la oferta que le hago es por demas extraña pero tampoco me queda mucho tiempo en paris, eh buscado y eh tenido la suerte o desgracia de encontrarle n mi ultima noche aqui...el rey me solicita mañana en la corte... debo saber si tendré un prometo que camine a mi lado...o no...- tomo aire- aunque es diificil de creer despues de lo que eh dicho, no me presento ane usted como la duquesa McLeod...si no como Klett Wilhem una mujer...que necesita su ayuda.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Miér Jul 20, 2011 2:23 pm
En su interior parecía haber una disputa acerca de si debía de sentir regocijo al ver la clara reacción que habían provocado sus palabras en La Duquesa o refrenar por completo aquella actitud mordaz a la que muy raras veces parecía sucumbir, debido a su estima hacia la Realeza. Supuso que le recriminaría aquella actitud tal vez considerada inmadura; de hecho, ya había entreabierto sus labios para dedicarle alguna réplica… pero, para sorpresa de Noah, no lo hizo. Con suma rapidez, logró recuperar la compostura. Esta vez, no obstante, no le hizo ponerse en tensión, pues lejos de todo indicio de broma, empezaba a comprender hasta qué punto era delicado aquella petición para la damisela, desconociendo prácticamente todos los detalles.
Pero claro… Noah era más que un actor cualquiera. A fin de cuentas, sus cualidades de licántropo hacían que destacara por encima de los demás. Si a esto se le añade el hecho de que perteneciera a la alta cuna por mucho que se empeñase en delegar este hecho al olvido, podía ser un sujeto mucho más que interesante. ¿Cuáles podían ser sus aspiraciones? ¿Qué lo impulsaba, sobre todo cuando procuraba dar al mundo una imagen errónea de él mismo? No se puede negar cómo nace un individuo…
Peor aún: no se puede negar lo que él era en realidad. Quizás para otras personas, o seres, aquello pasaría desapercibido, pero él sintió el escalofrío que se adueñó de la joven; era una suerte que el contacto hubiera sido breve, porque una punzada en el interior de Noah le advirtió que se hallaba ante alguien semejante a él. La pregunta era: ¿ella lo vería a él como una mera herramienta de la que pudiera disponer a su antojo? Todavía no conocía sus términos en cuanto al asunto que, por lo visto, les concernía a ambos.
El modo en que alzó la vista con orgullo hizo que algo en lo más profundo de su ser comenzara a fragmentarse, pero aunque tenía un mal presentimiento, atendió con sumo interés a la situación que le detalló, pudiendo dejar el varón a un lado las inquietudes acerca de si ella estaba dispuesto a manipularlo como una vulgar marioneta y cuándo sería el punto en que se cansara de él y lo desechara como a una vieja muñeca de trapo.
Claro que intentó amedrentarle. «Por favor, que no he nacido en una alcurnia ignorante...» pensaba amargamente para sus adentros. Aún así, no podía culparla a ella: cualquiera haría lo mismo. ¿Por qué confiar en un desconocido que hacía chanzas y parecía vivir de forma despreocupada? De un vulgar comediante de tan baja estofa sólo se podía esperar la traición. A saber cuántas veces había sufrido a causa de esa mala imagen que él se esforzaba en no proporcionar…
Por eso mismo, al escuchar la sugestiva amenaza de la dama, no hizo sino acomodarse mejor en el sillón, pero no en un gesto que demostraba que ignoraba lo que le estuviera diciendo. Claro que… tampoco es que hubiera podido. A medida que fue escuchando su petición, la sorpresa se abrió paso por su interior, dibujándose en su rostro en forma de un rictus en sus labios y sus ojos se entrecerraron muy levemente. No es que le ofendieran sus palabras, aun habiéndolas podido escoger algo mejor… sino que creía que ahí había gato encerrado. La propuesta parecía miel en sus labios, pero ¿por qué tenía aquél regusto amargo? No requería sus servicios por motivos egoístas, como había sucedido con otras mujeres nobles anteriormente, sino que lo hacía de forma altruista (o al menos, en parte). Sí, a fin de cuentas se trataba de conservar títulos y tierras, pero era por amor y respeto, sentimientos que profesaba a uno de sus seres más queridos.
Aquella amargura le perforó por dentro. Él había perdido a todos sus seres queridos: sus propias manos incluso acabaron con la vida de quién más afecto sentía. O al menos, eso es lo que podía recordar. Pero La Duquesa tenía familia. ¿Y si se olían la verdad? Él podía actuar con soberbia y no lo reconocerían, pero mantener aquella farsa le proporcionaría, quizás, más dolor que beneficio. El hecho que tuviera la única e irrepetible oportunidad de alcanzar las altas esferas de la sociedad, implicaba una mejor posición para investigar sobre su pasado y sobre las familias que condenaron a la extinción a su linaje. El precio, sin duda, sería alto. ¿Y qué sería de su maldición? No la podría ocultar eternamente… pero en ese momento le resultaba un detalle tan egoísta que no quería ni plantearlo.
Las últimas palabras le golpearon como si acabara de recibir una bofetada. Dinero… ¿de veras estaba dispuesta a pagarle por fingir? Vale, admitiendo el hecho que no podría poseer jamás la riqueza de alguien de Las Coronas, sí, era pobre, pero él mismo poseía la mitad de las riquezas de que disponía su familia, más todos los beneficios que había acumulado. Y así se lo hizo saber, si bien no con las mismas palabras ni la verdad que ocultaban tras ellas. No podía revelar, por el momento, su verdadero origen. No pudo evitar reír para sus adentros al mencionar el símbolo de la familia. No por despecho, sino porque sabía bien a lo que se refería.
− Supongamos que aceptase: quisiera dejar bien claro de antemano que me ofende que me quiera pagar una suma de dinero cuando le impulsa una causa tan noble. Si lo que me ofrece es dinero a cambio de mi parte del trato, rechazaré la oferta –confesó, suspirando para, posteriormente, sonreír con amabilidad−. Sólo alguien sin corazón podría aceptar tal petición a costa de dinero. Me está ofreciendo un néctar de los dioses, delicioso para mis sentidos pero que probarlo me entrañará riesgos… De modo que, si se aparta lo que le impulsa a plantearme esta petición, quisiera preguntarle algo: ¿qué espera obtener a cambio?
Esperaba que ella comprendiera que se refería a un ámbito más personal, casi íntimo. Le estaba preguntando acerca de su propia opinión, de qué esperaba ella sacar aparte de conseguir que su familiar respirase tranquilo, sabiendo que su nieta conservaría sus títulos y sus tierras. No… le estaba pidiendo que le dijera lo que ella pensaba en lo más profundo de su interior, no en lo que necesitaba de él, sino en lo que ella realmente quería. ¿Buscaría obediencia y sumisión? En cierto modo, se incluía en el trato, algo que era comprensible y que él aceptaba, pero cabía la posibilidad que requiera una completa, de forma que pudiera manejarlo a su antojo. ¿Tal vez sería confianza y respeto mutuo? Dudaba que pudiera ser así, daba la imagen de tener un corazón de hielo, lógico después de haber sufrido muchas penalidades. Aquello le intrigaba, pues a banda del vínculo familiar y los títulos, algo más debía de roer por el interior de Klett…
Pero claro… Noah era más que un actor cualquiera. A fin de cuentas, sus cualidades de licántropo hacían que destacara por encima de los demás. Si a esto se le añade el hecho de que perteneciera a la alta cuna por mucho que se empeñase en delegar este hecho al olvido, podía ser un sujeto mucho más que interesante. ¿Cuáles podían ser sus aspiraciones? ¿Qué lo impulsaba, sobre todo cuando procuraba dar al mundo una imagen errónea de él mismo? No se puede negar cómo nace un individuo…
Peor aún: no se puede negar lo que él era en realidad. Quizás para otras personas, o seres, aquello pasaría desapercibido, pero él sintió el escalofrío que se adueñó de la joven; era una suerte que el contacto hubiera sido breve, porque una punzada en el interior de Noah le advirtió que se hallaba ante alguien semejante a él. La pregunta era: ¿ella lo vería a él como una mera herramienta de la que pudiera disponer a su antojo? Todavía no conocía sus términos en cuanto al asunto que, por lo visto, les concernía a ambos.
El modo en que alzó la vista con orgullo hizo que algo en lo más profundo de su ser comenzara a fragmentarse, pero aunque tenía un mal presentimiento, atendió con sumo interés a la situación que le detalló, pudiendo dejar el varón a un lado las inquietudes acerca de si ella estaba dispuesto a manipularlo como una vulgar marioneta y cuándo sería el punto en que se cansara de él y lo desechara como a una vieja muñeca de trapo.
Claro que intentó amedrentarle. «Por favor, que no he nacido en una alcurnia ignorante...» pensaba amargamente para sus adentros. Aún así, no podía culparla a ella: cualquiera haría lo mismo. ¿Por qué confiar en un desconocido que hacía chanzas y parecía vivir de forma despreocupada? De un vulgar comediante de tan baja estofa sólo se podía esperar la traición. A saber cuántas veces había sufrido a causa de esa mala imagen que él se esforzaba en no proporcionar…
Por eso mismo, al escuchar la sugestiva amenaza de la dama, no hizo sino acomodarse mejor en el sillón, pero no en un gesto que demostraba que ignoraba lo que le estuviera diciendo. Claro que… tampoco es que hubiera podido. A medida que fue escuchando su petición, la sorpresa se abrió paso por su interior, dibujándose en su rostro en forma de un rictus en sus labios y sus ojos se entrecerraron muy levemente. No es que le ofendieran sus palabras, aun habiéndolas podido escoger algo mejor… sino que creía que ahí había gato encerrado. La propuesta parecía miel en sus labios, pero ¿por qué tenía aquél regusto amargo? No requería sus servicios por motivos egoístas, como había sucedido con otras mujeres nobles anteriormente, sino que lo hacía de forma altruista (o al menos, en parte). Sí, a fin de cuentas se trataba de conservar títulos y tierras, pero era por amor y respeto, sentimientos que profesaba a uno de sus seres más queridos.
Aquella amargura le perforó por dentro. Él había perdido a todos sus seres queridos: sus propias manos incluso acabaron con la vida de quién más afecto sentía. O al menos, eso es lo que podía recordar. Pero La Duquesa tenía familia. ¿Y si se olían la verdad? Él podía actuar con soberbia y no lo reconocerían, pero mantener aquella farsa le proporcionaría, quizás, más dolor que beneficio. El hecho que tuviera la única e irrepetible oportunidad de alcanzar las altas esferas de la sociedad, implicaba una mejor posición para investigar sobre su pasado y sobre las familias que condenaron a la extinción a su linaje. El precio, sin duda, sería alto. ¿Y qué sería de su maldición? No la podría ocultar eternamente… pero en ese momento le resultaba un detalle tan egoísta que no quería ni plantearlo.
Las últimas palabras le golpearon como si acabara de recibir una bofetada. Dinero… ¿de veras estaba dispuesta a pagarle por fingir? Vale, admitiendo el hecho que no podría poseer jamás la riqueza de alguien de Las Coronas, sí, era pobre, pero él mismo poseía la mitad de las riquezas de que disponía su familia, más todos los beneficios que había acumulado. Y así se lo hizo saber, si bien no con las mismas palabras ni la verdad que ocultaban tras ellas. No podía revelar, por el momento, su verdadero origen. No pudo evitar reír para sus adentros al mencionar el símbolo de la familia. No por despecho, sino porque sabía bien a lo que se refería.
− Supongamos que aceptase: quisiera dejar bien claro de antemano que me ofende que me quiera pagar una suma de dinero cuando le impulsa una causa tan noble. Si lo que me ofrece es dinero a cambio de mi parte del trato, rechazaré la oferta –confesó, suspirando para, posteriormente, sonreír con amabilidad−. Sólo alguien sin corazón podría aceptar tal petición a costa de dinero. Me está ofreciendo un néctar de los dioses, delicioso para mis sentidos pero que probarlo me entrañará riesgos… De modo que, si se aparta lo que le impulsa a plantearme esta petición, quisiera preguntarle algo: ¿qué espera obtener a cambio?
Esperaba que ella comprendiera que se refería a un ámbito más personal, casi íntimo. Le estaba preguntando acerca de su propia opinión, de qué esperaba ella sacar aparte de conseguir que su familiar respirase tranquilo, sabiendo que su nieta conservaría sus títulos y sus tierras. No… le estaba pidiendo que le dijera lo que ella pensaba en lo más profundo de su interior, no en lo que necesitaba de él, sino en lo que ella realmente quería. ¿Buscaría obediencia y sumisión? En cierto modo, se incluía en el trato, algo que era comprensible y que él aceptaba, pero cabía la posibilidad que requiera una completa, de forma que pudiera manejarlo a su antojo. ¿Tal vez sería confianza y respeto mutuo? Dudaba que pudiera ser así, daba la imagen de tener un corazón de hielo, lógico después de haber sufrido muchas penalidades. Aquello le intrigaba, pues a banda del vínculo familiar y los títulos, algo más debía de roer por el interior de Klett…
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Vie Jul 22, 2011 8:54 pm
Klett le vio y sus ojos se entrecerraron un poco frunciendo el ceño…le había dicho que era lo que espera que el hiciera…aunque en un cierto momento creyó darse cuenta de lo que el hombre frente a el intentaba preguntarle y lucho por que el sonrojo no apareciera nuevamente en sus mejillas blancas.
-espero señor, discreción, respeto y sin duda una actuación magistral, no soy una actriz y aunque mentiría si le dijese que no llevo mascaras ninguna que implique estar… enamorada de alguien… ahí, en el escenario le vi guiar escenas con aparente facilidad, usted no solo tiene el porte la apariencia y los dotes de actuación, también sabe guiar a sus compañeros, yo espero esa ayuda- por no decir que la necesitaría- es posible que no pueda conseguir un prometido por mi misma- agrego en tono serio- pero créame señor, que no estoy aun tan desesperada como para o pretender pagar por las caricias de un hombre- quien sabe tal vez llegaría algun dia a ese nivel de desesperación pero no pagaría jamas por algo asi…pasar por la vergüenza y la humillación de tener que pagar por algo asi era una situación por la que no pretendía pasar, suficiente tenia con tener que admitirse a si misma que seria imposible para ella conseguir un prometido real.
Cerro los ojos un segundo y relajado su rostro volvió a enfocarlos en los azules del hombre frente a ella- como le dije esperaría que pudiese contestarme antes mañana a primera hora…- lo cual les dejaba unas cuantas horas apenas- aunque… de aceptar quisiera saber que es lo que usted, espera de mi, si no desea un pago monetario no alcanzo a comprender que es lo que podría ofrecerle, esperar que lo haga como un mero acto altruista es demasiado soñador.
El rostro de la duquesa estaba concentrado en el del hombre frente a ella, era un hombre inesperadamente complejo, no percibía o leía malas intenciones en el aun pero tampoco lograba comprender que era aquella sombra que le parecía ver por momentos en sus ojos… si tuviese que adivinar diría que era desconfianza… lo cual con una oferta de aquel tipo no le culpaba por sentir… aunque sentía que había algo mas, pero preferentemente no hacerse ideas que podrían nubla su juicio.
-espero señor, discreción, respeto y sin duda una actuación magistral, no soy una actriz y aunque mentiría si le dijese que no llevo mascaras ninguna que implique estar… enamorada de alguien… ahí, en el escenario le vi guiar escenas con aparente facilidad, usted no solo tiene el porte la apariencia y los dotes de actuación, también sabe guiar a sus compañeros, yo espero esa ayuda- por no decir que la necesitaría- es posible que no pueda conseguir un prometido por mi misma- agrego en tono serio- pero créame señor, que no estoy aun tan desesperada como para o pretender pagar por las caricias de un hombre- quien sabe tal vez llegaría algun dia a ese nivel de desesperación pero no pagaría jamas por algo asi…pasar por la vergüenza y la humillación de tener que pagar por algo asi era una situación por la que no pretendía pasar, suficiente tenia con tener que admitirse a si misma que seria imposible para ella conseguir un prometido real.
Cerro los ojos un segundo y relajado su rostro volvió a enfocarlos en los azules del hombre frente a ella- como le dije esperaría que pudiese contestarme antes mañana a primera hora…- lo cual les dejaba unas cuantas horas apenas- aunque… de aceptar quisiera saber que es lo que usted, espera de mi, si no desea un pago monetario no alcanzo a comprender que es lo que podría ofrecerle, esperar que lo haga como un mero acto altruista es demasiado soñador.
El rostro de la duquesa estaba concentrado en el del hombre frente a ella, era un hombre inesperadamente complejo, no percibía o leía malas intenciones en el aun pero tampoco lograba comprender que era aquella sombra que le parecía ver por momentos en sus ojos… si tuviese que adivinar diría que era desconfianza… lo cual con una oferta de aquel tipo no le culpaba por sentir… aunque sentía que había algo mas, pero preferentemente no hacerse ideas que podrían nubla su juicio.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Noah Dómine Mar Jul 26, 2011 6:49 pm
Desvió la mirada, lanzando un suspiro que dejó caer de forma que ella pudiera escucharlo perfectamente. Mal, mal, mal… no le comprendía, no entendía exactamente lo que él le estaba preguntando. Más allá de lo incómodo, en el rincón opuesto a donde ella quería llevarlo para poderlo manipular… de ahí era de dónde necesitaba aquella información. Si bien porque ella, voluntariamente o no, no se la iba a facilitar así como así.
La respuesta era mucho más sencilla de lo que ella estaba intentando explicar sin demasiado éxito. Si tuviera que expresarlo con palabras, lo más adecuado sería algo así como: “¿De verdad espera que, con la magnitud de esa oferta y siendo sus metas tan altruistas, sea capaz de ver más allá de la fachada que me está pidiendo? Hay actores y actrices muy buenos, pero lo que me solicita requiere de una confianza que jamás podrá existir si seguimos por esos derroteros…”
Sin embargo, no lo dijo en voz alta. Ofendería de sobremanera a La Duquesa, y por esa noche ya la había incomodado demasiado. O al menos, eso era lo que pensaba Noah.
−Veo que no termina de comprender en concreto el enfoque que le estoy solicitando. Si le he ofendido con mis necias palabras, le pido mis más sinceras disculpas, Mademoiselle Klett, pero si le sirve de consuelo, estoy dispuesto a ser lo que usted disponga y siguiendo sus condiciones…
Aún le costaba dirigirse a ella por su nombre, pero sentía que peligraba si no cedía un poco a los términos de aquella conversación. Su disculpa había sido honesta, sin ápice de maldad ni rastro alguno de ironía. Y pese a que las siguientes palabras ofendieron al actor, retorciéndose en su interior como si alguien empuñara un arma hecha de plata, se esforzó para que su rostro no mostrara emoción alguna al tiempo que la expresión de su rostro parecía tornarse helada.
− Las apariencias engañan… y en mi caso me enorgullezco de que así sea, pues en el caso que no hubiera sido así, ahora no podríamos mantener esta conversación. Todos tenemos nuestros secretos y acontece que lo míos tienen un regusto amargo y desagradable. Pierda cuidado, mi intención no es cobrarme de modo alguno la supuesta deuda que tendría para conmigo por prestar mis dotes artísticas, pero mucho me temo que el pasado de un humilde servidor no le resultaría de su agrado, aún sin poder contar las partes que le quitarían el sosiego de escuchar una historia que no sea interesante para sus oídos.
Tras estas palabras hizo una pequeña pausa, tras la cual alzó de nuevo la mirada hacia la Duquesa. En sus ojos había un fulgor mortecino que parecía brillar con melancolía y, si se ahondaba lo suficiente, se podía ver un rastro de dolor y resignación.
− Si insiste en que, en otro momento, le hable de mi vida, accederé a ello gustosamente. Como bien sabrá, no le puedo pedir que confíe en mí… pero por el momento, con que no me vea como una amenaza hacia su persona y su linaje, me daré por pagado.
Había mucha verdad en esas palabras. Confianza... no era fácil de ganar y era imposible tenerla de buen comienzo. En muy raras veces, Noah había obtenido esa vaga recompensa, pero siempre había terminado pagándolo caro. Esta vez podría ser diferente, pero si algo salía mal, no estaba en juego una paliza o cualquier amenaza. Tenía que mantener en secreto su identidad, no sólo como lo que era en realidad sino por lo que había sido. Habrían pasado décadas, pero ¿aún recordarían las altas esferas a su linaje o ya habría sido borrado de sus memorias?
La respuesta era mucho más sencilla de lo que ella estaba intentando explicar sin demasiado éxito. Si tuviera que expresarlo con palabras, lo más adecuado sería algo así como: “¿De verdad espera que, con la magnitud de esa oferta y siendo sus metas tan altruistas, sea capaz de ver más allá de la fachada que me está pidiendo? Hay actores y actrices muy buenos, pero lo que me solicita requiere de una confianza que jamás podrá existir si seguimos por esos derroteros…”
Sin embargo, no lo dijo en voz alta. Ofendería de sobremanera a La Duquesa, y por esa noche ya la había incomodado demasiado. O al menos, eso era lo que pensaba Noah.
−Veo que no termina de comprender en concreto el enfoque que le estoy solicitando. Si le he ofendido con mis necias palabras, le pido mis más sinceras disculpas, Mademoiselle Klett, pero si le sirve de consuelo, estoy dispuesto a ser lo que usted disponga y siguiendo sus condiciones…
Aún le costaba dirigirse a ella por su nombre, pero sentía que peligraba si no cedía un poco a los términos de aquella conversación. Su disculpa había sido honesta, sin ápice de maldad ni rastro alguno de ironía. Y pese a que las siguientes palabras ofendieron al actor, retorciéndose en su interior como si alguien empuñara un arma hecha de plata, se esforzó para que su rostro no mostrara emoción alguna al tiempo que la expresión de su rostro parecía tornarse helada.
− Las apariencias engañan… y en mi caso me enorgullezco de que así sea, pues en el caso que no hubiera sido así, ahora no podríamos mantener esta conversación. Todos tenemos nuestros secretos y acontece que lo míos tienen un regusto amargo y desagradable. Pierda cuidado, mi intención no es cobrarme de modo alguno la supuesta deuda que tendría para conmigo por prestar mis dotes artísticas, pero mucho me temo que el pasado de un humilde servidor no le resultaría de su agrado, aún sin poder contar las partes que le quitarían el sosiego de escuchar una historia que no sea interesante para sus oídos.
Tras estas palabras hizo una pequeña pausa, tras la cual alzó de nuevo la mirada hacia la Duquesa. En sus ojos había un fulgor mortecino que parecía brillar con melancolía y, si se ahondaba lo suficiente, se podía ver un rastro de dolor y resignación.
− Si insiste en que, en otro momento, le hable de mi vida, accederé a ello gustosamente. Como bien sabrá, no le puedo pedir que confíe en mí… pero por el momento, con que no me vea como una amenaza hacia su persona y su linaje, me daré por pagado.
Había mucha verdad en esas palabras. Confianza... no era fácil de ganar y era imposible tenerla de buen comienzo. En muy raras veces, Noah había obtenido esa vaga recompensa, pero siempre había terminado pagándolo caro. Esta vez podría ser diferente, pero si algo salía mal, no estaba en juego una paliza o cualquier amenaza. Tenía que mantener en secreto su identidad, no sólo como lo que era en realidad sino por lo que había sido. Habrían pasado décadas, pero ¿aún recordarían las altas esferas a su linaje o ya habría sido borrado de sus memorias?
Fue un placer estar aquí con todos ustedes, pero el deber me llama...
Noah Dómine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 11/04/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Sin salida ni camino.(Noah Dómine)
por Klett W. McLeod Jue Ago 04, 2011 4:51 pm
Klett lo escuchaba y cerro los ojos tomando aire y suspirando profundamente, intentando relajarse, intentando no tratar a aquel hombre como si fuese uno mas de los buitres que le rodea, pero era difícil, al mismo tiempo que deseaba que el confiase en ella, que deseaba poder montar aquella farsa…al mismo tiempo tenia miedo de descuidarse un poco y ser engañada…de que todo terminase peor de lo que prometía un futuro sin un prometido.
El actor le dijo que estaba dispuesta a ayudarlo, que lo que le pedía y ella solo se sintió ligeramente impotente… era como si no pudiesen comunicarse correctamente… con las cosas asi seria difícil poder montar una farsa como la que planeaba… sin embargo quería intentarlo, el destino le había hecho encontrar al que creía el indicado en el momento en el que creyó que ya todo era en vano.
-no dudo que su pasado le de razones para el sufrimiento, fui criada con todos los lujos desde que era una niña y aunque sea difícil creerlo también eh tenido dificultades, tal vez no tan grandes como las suyas, pero las ah habido. No puedo…confiar… y es peor con los hombres… podría haberle pedido esto a algún noble, pero son todos buitres en busca de la dote que mi abuelo ceda, también abría servido un joven cualquier, sin que fuese actor, fingir amor es un talento casi harto en el ser humano…pero… necesitaba un actor, uno tan bueno como usted… pero que yo no puedo hacerlo sola, no necesito solo alguien que finja ser mi prometido necesito alguien que me ayude, que me guie en esta farsa que non creo poder sostener por mi misma, por lo mismo, me parece injusto esperar que lo haga por simple altruismo. Pero si es así como lo dice respetare sus palabra… y solo añado que si llega a desear algo, a cambiar de opinión y puedo ayudar, no dude en pedirlo.
Mientras hablaba se había levantado del asiento, acercándose a una mesita, se desprendió de los aretes, se quito la gargantilla de diamantes, se quito toda joya solo quedándose con el anillo de su familia en la mano derecha. Anillo que solo se saco unos segundos mientras se deshacía de los guantes. Cuando termino volvió a sentarse donde estaba, extendió la mano e intento sonreír, no era la sonrisa mas bella del mundo, era una sonrisa tímida y nerviosa, pero sincera…lo estaba intentando con fervor y era difícil hacerlo, ni siquiera sabia si su gesto no seria mal interpretado.
-Klett Wilhem- se presento nuevamente tendiéndole la mano- un placer, tal vez seria mejor que tanto tu como yo olvidemos mi titulo- su rostro dejo la sonrisa- en verdad, quiero que esto salga bien, es importante para mi, es difícil… pensar que alguien pretenda ayudarme sin desear obtener un beneficio... pero entiendo que no podremos hacerlo si no lo creo así que lo hare, confiare en usted- negó con una sonrisa mortificada- en ti... hare lo mejor que pueda.- dijo con toda con convicción que pudo, la situación se le hacia difícil... pero tal vez era como aprender a caminar, una vez aprendido, se hace naturalmente...aunque bueno... ella había tenido que aprender dos veces, tal vez no fuese un buen ejemplo.
El actor le dijo que estaba dispuesta a ayudarlo, que lo que le pedía y ella solo se sintió ligeramente impotente… era como si no pudiesen comunicarse correctamente… con las cosas asi seria difícil poder montar una farsa como la que planeaba… sin embargo quería intentarlo, el destino le había hecho encontrar al que creía el indicado en el momento en el que creyó que ya todo era en vano.
-no dudo que su pasado le de razones para el sufrimiento, fui criada con todos los lujos desde que era una niña y aunque sea difícil creerlo también eh tenido dificultades, tal vez no tan grandes como las suyas, pero las ah habido. No puedo…confiar… y es peor con los hombres… podría haberle pedido esto a algún noble, pero son todos buitres en busca de la dote que mi abuelo ceda, también abría servido un joven cualquier, sin que fuese actor, fingir amor es un talento casi harto en el ser humano…pero… necesitaba un actor, uno tan bueno como usted… pero que yo no puedo hacerlo sola, no necesito solo alguien que finja ser mi prometido necesito alguien que me ayude, que me guie en esta farsa que non creo poder sostener por mi misma, por lo mismo, me parece injusto esperar que lo haga por simple altruismo. Pero si es así como lo dice respetare sus palabra… y solo añado que si llega a desear algo, a cambiar de opinión y puedo ayudar, no dude en pedirlo.
Mientras hablaba se había levantado del asiento, acercándose a una mesita, se desprendió de los aretes, se quito la gargantilla de diamantes, se quito toda joya solo quedándose con el anillo de su familia en la mano derecha. Anillo que solo se saco unos segundos mientras se deshacía de los guantes. Cuando termino volvió a sentarse donde estaba, extendió la mano e intento sonreír, no era la sonrisa mas bella del mundo, era una sonrisa tímida y nerviosa, pero sincera…lo estaba intentando con fervor y era difícil hacerlo, ni siquiera sabia si su gesto no seria mal interpretado.
-Klett Wilhem- se presento nuevamente tendiéndole la mano- un placer, tal vez seria mejor que tanto tu como yo olvidemos mi titulo- su rostro dejo la sonrisa- en verdad, quiero que esto salga bien, es importante para mi, es difícil… pensar que alguien pretenda ayudarme sin desear obtener un beneficio... pero entiendo que no podremos hacerlo si no lo creo así que lo hare, confiare en usted- negó con una sonrisa mortificada- en ti... hare lo mejor que pueda.- dijo con toda con convicción que pudo, la situación se le hacia difícil... pero tal vez era como aprender a caminar, una vez aprendido, se hace naturalmente...aunque bueno... ella había tenido que aprender dos veces, tal vez no fuese un buen ejemplo.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares» Noah Dómine
» Lost memories [Noah Dómine]
» En busca de un encargo [Noah Dómine]
» Mateo de Domine
» الرهيب Dòmine
» Lost memories [Noah Dómine]
» En busca de un encargo [Noah Dómine]
» Mateo de Domine
» الرهيب Dòmine
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.|
|
|
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
» orphée et eurydice ― j.
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
» labyrinth ─ chronologies.