Muy íntimo, mi nombre en sus labios (Lestat)

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Abr 14, 2011 3:25 pm

Lestat es muy fuerte y siempre ha tenido gran peripecia para ocultar su presencia, es algo natural en él. Me llevo tiempo saber que se encontraba en Paris nuevamente. Abandone la selva, los bosques y mi viaje decidida a verlo otra vez. Ese impulso, arrebato salvaje, ese amor que siento por él. Mi padre, mi hijo, mi debilidad.

Entre por el balcón de la suit en la que se encontraba. Recorrí el lugar, estaba decorado y amueblado con buen gusto, elegante, amplia. La vista hacia la ciudad era realmente hermosa. Me instale en un sillón bastante cómodo a la espera de Lestat.

¿Donde estas? Te has dejado ver y me has dejado seguirte… ¿Dónde estas Lestat? –pensé-

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Abr 16, 2011 3:51 pm

Regresé al Hotel luego de haber bebido lo necesario para saciar mi deseo de sangre. Me acerque a la recepción pidiendo que nadie me molestara durante las horas que transcurrirían y mucho menos durante el día. Me había inscrito con el nombre de Isaac Rummel, un joven aristócrata que debía encargarse de sus negocios en Paris o asistir a algunas reuniones con sus abogados. Generalmente, efectuadas durante la noche.

Una presencia se hallaba en mi habitación. Cerraba su mente, no lograba descubrir de quien se trataba. Debía ser alguien tan poderoso como para ocultar sus pensamientos o… un vampiro creado por mí.

Mi corazón se acelero al ver la silueta de una hermosa mujer cómodamente instalada en el sillón de terciopelo junto al balcón.

Gabrielle – susurre al verla ponerse de pie y sonreírme encantadoramente-

por Gabrielle de Lioncourt* Mar Abr 19, 2011 10:33 pm

Estaba sentada en el sillón, me pareció haberle esperado una eternidad. Mire por la ventana, hacia el balcón y la brisa primaveral que entraba a la habitación. Al girar mi rostro hacia la entrada de la alcoba, le vi. Su belleza resultaba tan potente como una droga. Me levante y le sonreí mientras poco a poco me acercaba a él.

¡Lestat! –Exclamé y rodee su cintura con mis brazos mientras alzaba mi rostro y posaba mi mirada en sus ojos-Te extrañe ¿sabes? Necesitaba verte y saber como estas mi querido matalobos.

A pesar de los años, mi amor por Lestat jamás se extinguiría. Siempre seria el único ser por quien velaría. Aunque creyera que para mi, él me era indiferente. Se lo fuerte y valiente que es, no necesita de mí. Y nuestros intereses son completamente distintos.

por **Lestat De Lioncourt** Vie Abr 29, 2011 3:30 pm

Gabrielle me pasó los brazos alrededor de la cintura, acaricie su mejilla con el dorso de mi mano cuando ella alzo su rostro para mirarme. Luego al oír sus palabras me apreté contra ella, hundiendo el rostro en sus cabellos. Su piel, su cara, sus labios, eran como frío terciopelo, y su amor me envolvió con una monstruosa pureza. Me deleité con aquel momento y luego me aparte levemente para contemplar otra vez su rostro.

Me has sorprendido, madre. Estoy feliz de verte nuevamente, yo también te he extrañado –declaré besando la comisura de sus labios-

Tome su mano y caminé por la habitación, me dirigí hacia la puerta saliendo hacia la salita que se hallaba en la suite donde me hospedaba. Le invite a tomar asiento en el sillón frente a mi, nos miramos por unos minutos sin pronunciar palabra. Nos comunicábamos con nuestros gestos, nuestras miradas. Finalmente rompí el silencio con una duda que me estaba asediando.

¿Como me has encontrado y porque has venido a verme? –Le pregunte inclinando levemente mi cabeza hacia un lado-

por Gabrielle de Lioncourt* Mar Mayo 10, 2011 10:45 pm

Volver a sentir sus labios cerca de los míos fue algo maravilloso, sus brazos rodeando mi cuerpo y sentir la fragancia que de el emana embriagaron sutilmente mis sentidos. Lestat, mi hijo y mi padre, un ser increíblemente hermoso, pero tan estupido que puede llegar a involucrarse en tales problemas que agitan mi alma y me obligan a temer por su vida.

Tomados de la mano nos dirigimos a la sala de estar. Me invito a tomar asiento, pero en un gesto le manifesté que deseaba permanecer de pie. Antes de responder a su pregunta me acerque lentamente a Lestat, le mire a los ojos e instalándome de pie frente a él sonreí ampliamente.

Tú me has dejado verte y llegar a ti. De New Orleans llegaron rumores de tu estadía en París.–Lo reproche con la mirada. ¿Acaso debía tener una razón para visitarlo? Finalmente declaré- Deseaba verte…

por **Lestat De Lioncourt** Dom Mayo 22, 2011 2:31 am

Miré a Gabrielle, la belleza de sus ojos se posaban sobre mi mirándome de frente. Advertí en su rostro una ligera mueca de reproche y me dirigió una extraña expresión cargada de emociones antes de pronunciar aquellas palabras que conmovieron mi ser; “Deseaba verte”. El silencio nos envolvía y por un momento nos contemplamos con amor, o eso me pareció. Extendí una de mis manos hacia ella y observé sus dedos que tocaban los míos.

No puedo creer que te encuentres aquí, hoy, ante mi –declaré incorporándome del sillón y tomando sus dos manos-

Acaricié sus brazos y luego su rostro en un gesto muy intimo. Ella estaba conmigo ahora, estaba allí, frente a mí. Me había sentido tan solo este ultimo tiempo que no tuve otro pensamiento que abrazarla, estrecharla contra mi y no permitir que volviera a marcharse.

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Jun 16, 2011 12:09 am

Lestat era demasiado atractivo, demasiado afable, demasiado joven. Pero su sonrisa se desvaneció con la misma rapidez con que había aparecido antes de envolverme en sus brazos ¿En que estaría pensando? Besé su cuello y sentí su sangre pulsando en la arteria. El viaje que recorrí fue extenso y su aroma me recordó el ardor en mi garganta que la sed me provocaba.

¿No pensaras que soy una especie de ilusión causada por tu mente? –bromee y reí a carcajadas-

Pose la palma de mi mano sobre su mejilla y le mire fijamente a los ojos. Su encanto, aunque sin duda basado en un físico imponente, estaba alimentado por un intenso fuego interior. Ese fuego que resplandecía en sus ojos azules.

Lestat ¿Qué has hecho? ¿Por qué has vuelto a París? –pregunté en un tono suave pero imperioso-

Él se aparto de mí y volvió a tomar asiento en su sofá de terciopelo. Me dispuse a hacer lo mismo y sentarme en la butaca que se hallaba muy cerca de Lestat.

Perdon por la tardanza, realmente lo lamento. Intentaré que no vuelva a repetirse.

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Jul 09, 2011 12:08 am

Demasiados años había estado separado de ella. Gabrielle, mi madre, mi hija y mi amante. Sentí sus labios rozando mi piel y aquel contacto me estremeció. Por un momento pensé que clavaría sus colmillos en mi cuello, pero cuando bromeo y río fuertemente al tiempo que se alejaba un poco de mi, comprendí que aquello fue solo fue un malentendido o quizás cambio de idea. Respondí a su pregunta con una sonrisa. Por supuesto que estaba realmente frente a mi, ella no era ninguna falsa ilusión.

Estamos en un hotel Gabrielle, ten cuidado con el volumen de tu encantadora voz. – La reproche con una sonrisa en mis labios- No querrás destrozar los ventanales y los tímpanos de los huéspedes del hotel –le dije y me uní a ella riendo suavemente-

Su mirada penetrante, llena de una preocupación que me sobresalto me obligo a guardar silencio mientras escuchaba sus preguntas. Camine hacia el sofá donde me encontraba antes, para tomar asiento nuevamente. Ella me siguió instalándose junto a mí, esperando por mi respuesta.

Paris me trae muchos recuerdos. Necesitaba regresar. –declaré mirando con algo de nostalgia el ventanal que daba al balcón- No te preocupes, no he hecho nada…. -guarde silencio y pensé por unos minutos- Nada que… ¿Me involucre en problemas? – pregunte inseguro, sin saber exactamente a que se refería con ese “¿Que has hecho?”-

por Gabrielle de Lioncourt* Lun Ago 08, 2011 12:29 pm

¿Nada que me involucre en problemas? preguntó Lestat. De pronto sonrió y miró a su madre como si fuera incapaz de hacer daño a nadie. Gabrielle no podía regañarle, pero le exigió saber a que se refería con aquella pregunta. La inseguridad en las palabras del vampiro la alertaron. ¿Qué tanto había hecho al llegar a Paris? Se pregunto Gabrielle mientras intrigada clavaba sus ojos en los de su hijo.

Paris, es el lugar donde Lestat fue transformado por Magnus, donde Gabrielle nació nuevamente cuando su hijo se la arranco de las manos a la muerte. Habían disfrutado y vivido grandes aventuras en esta ciudad antes de iniciar su viaje. Comprendía que necesitara regresar. Pero sospechaba que permanecer aquí por mucho tiempo le traería algunos problemas, y no solo a ella, sino también a Lestat. Se sentía insegura. Antes de su reencuentro con Lestat, advirtió más de una presencia, en la ciudad había otros seres de su especie, pero también criaturas que no eran humanos, ni vampiros. Criaturas cuya naturaleza era desconocida para Gabrielle. En su camino ya se había encontrado con un ser diferente, un aroma que la sobresalto porque desconocía por completo.

Camino hacia el ventanal donde miro con nostalgia por unos instantes el vampiro. Cruzo el umbral para salir al balcón y contemplar la multitud que caminaba por las calles parisinas. Giro su cuerpo para mirar nuevamente a Lestat y luego comento con aquella frialdad que la caracterizaba.

Habitan seres peculiares en esta ciudad ¿No lo crees?- dijo y luego volvió a comentar- Y no me refiero solamente a los vampiros y humanos… - Deseaba saber si Lestat había tenido la oportunidad de conocer a una criatura diferente-

por **Lestat De Lioncourt** Miér Ago 24, 2011 1:59 pm

Gabrielle parecía preocupada, algo la estaba inquietando. El gesto en su rostro me dio a entender que mis palabras no la convencían, sin embargo, no se atrevió a preguntarme algo más sobre ese asunto, seguramente sospechaba que ya me había involucrado en algún aventurero percance. La conocía perfectamente para saber que algo la estaba molestando. La vi dirigirse hacia el balcón de mi habitación, disfrute contemplar la brisa juguetear con su hermosa cabellera dorada. Una escena magnifica, mi madre poseía una belleza subliminal.

Su comentario me confundió por unos momentos, pero al observar sus ojos advertí a que se refería con aquellas palabras. Si, en París habían muchas presencias desconocidas. Criaturas dignas de una novela gótica o de terror.

Así es Gabrielle –asentí con seriedad- Tuve la oportunidad de conocer algunas criaturas sobrenaturales al regresar a París –declare con voz suave mientras volvía a poner de mi y me acercaba a ella instalando me a su lado-

Apoye las manos sobre la baranda, dirigiendo mi mirada a las calles de París, los callejones y todas aquellas zonas que podía visualizar desde la habitación en la que nos encontrábamos.

Hay otros seres, de los que debes cuidarte. –le advertí y gire mi rostro para contemplar sus hermosos ojos azules con tonos grises y violáceos que me miraban con asombro- Si esas personas descubren tu naturaleza, no descansaran hasta destruirte.

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Sep 01, 2011 2:57 pm

Las palabras de Lestat sorprendieron a la vampira, sin embargo, no la hicieron temer por su vida, sino por él. Aquel vampiro, el conocido príncipe malcriado poseía una facilidad para involucrarse en asuntos peligrosos. Gabrielle reposo su cabeza en el hombro de Lestat debía aprovechar la noche para descubrir todo en cuanto al nuevo y poblado París. ¿Qué personas podrían desperdiciar sus vidas siguiendo a los de su especie hasta destruirlos? Se pregunto la vampira mientras recordaba tantas historias o rumores que había escuchado alguna vez por las diferentes zonas recorridas en sus viajes.

¿Quiénes son esas criaturas a las que te refieres? –El temor de Gabrielle era imperceptible, si se lo proponía su voz podía sonar tan fría como un témpano de hielo- ¿Qué clase de seres sobrenaturales o personas pretenden destruir a criaturas como nosotros? –Volvió a preguntar y alzo su rostro para contemplar los ojos del vampiro-

Su mano busco la suavidad de la piel de Lestat y recorrió con la punta de los dedos su mandíbula. Lentamente acerco los labios a su cuello otra vez. La sed de Gabrielle se hacia presente, reclamando la sangre de su creador, del único quien podía satisfacerla en esos momentos.

Dime… -susurro sobre su piel- ¿Quién podría destruirnos?

por **Lestat De Lioncourt** Lun Sep 19, 2011 7:40 pm

Cazadores, Licántropos –respondí mientras me deleitaba con su cercanía- Seres que nos consideran sus enemigos por naturaleza. –agregue dejando que mi voz sonara lo mas acogedora posible- Ten cuidado Gabrielle… -le suplique sosteniendo su mirada con amor. Si algo llegara a sucederle, jamás podría superarlo. Mi hermosa marquesa es una de las criaturas más importante en mi vida-

Acaricio mi rostro enviando leves corrientes eléctricas a mi cuerpo, su respiración golpeo contra mi cuello, cuando ella reposo sus labios sobre mi garganta. Suspire profundamente y mi cuerpo se estremeció de anticipo al imaginar sus colmillos penetrar mi piel. Con una de mis manos acaricie su espalda hasta entrelazar dulcemente los dedos en su esplendoroso cabello.

Gabrielle… –Susurre apartándome solo para contemplar nuevamente sus ojos-

Sus ojos eran los de un depredador, resplandecían feroces a causa del hambre. Deslice una de las afiladas uñas cristalinas por mi garganta dejando que una gota de sangre descendiera por mi cuello mientras sentía la respiración de Gabrielle intensificarse.

por Gabrielle de Lioncourt* Jue Oct 27, 2011 4:24 pm

Su voz era tan afable, y cuando él pronunciaba el nombre de Gabrielle la seducía con sus palabras, Lestat siempre fue un joven atrayente. Lestat percibió su sed, el deseo por su sangre. Cuando se aparto levemente de ella privándola de su aroma, de sentir su sangre recorriendo sus venas, la vampira pensó que se estaba negando a su silenciosa petición, sin embargo, lo que hizo a continuación dibujo en su rostro una amplia sonrisa, enseñando así, sus dientes y colmillos perfectamente.

Mi querido matalobos…-susurro la vampira pronunciando aquellas palabras de forma cautivadora-

Del corte en su garganta emanaba una solitaria gota de sangre que decencia traviesamente por su piel. Gabrielle acerco su rostro otra vez y con la punta de su lengua siguió aquel incitante elixir recorriendo sensualmente su cuello hasta clavar con suavidad los colmillos en este. Bebió ávidamente su sangre pegando su cuerpo al suyo y clavando los dedos en su espalda.

por **Lestat De Lioncourt** Vie Dic 16, 2011 6:47 pm

Matalobos, las mismas palabras que Magnus había pronunciado una y otra vez. El motivo por el cual aquel viejo vampiro se sintió atraído por mí.

La caricia que Gabrielle me entrego deslizando su lengua por mi cuello envío un sutil escalofrío que recorrió mi espalda obligándome a tensar la mandíbula de puro deleite. Suavemente los colmillos de aquella vampira penetraron mi piel mientras un profundo suspiro escapaba de entre mis labios. Gabrielle realmente estaba sedienta, succionaba mi sangre con avidez y un ligero mareo me estimulo a querer detenerla, con la palma de mi mano acaricie su espalda trepando lentamente hasta entrelazar con delicadeza mis dedos en su cabello.

Gabrielle… -susurre advirtiendo como ella atendía a mi llamado- Es suficiente… -Sus manos seguían aferradas a mi espalda con fuerza y mi corazón embriagado, golpeaba enérgico contra mi pecho-

Spoiler:

por Gabrielle de Lioncourt* Sáb Ene 21, 2012 6:55 pm

Su sangre era un elixir exquisito que cautivaba el alma de la vampira. Lestat mantenía cerrada su mente pero sus emociones, en ese momento, le pertenecían a Gabrielle. Embriagada y prisionera del sabor de la sangre de su hijo y lo que esta significaba para ella, como un susurro apenas imperceptible, capto su nombre nuevamente de los labios de Lestat. Lamio la herida limpiando la sangre en su cuello apartando los labios de su piel y alzo lentamente su rostro, fijando la mirada en sus ojos. No había reproche en la mirada del vampiro, solo ternura.

¿Qué te retiene aún en Paris?–pregunto la vampira apoyando la cabeza contra su pecho- Si existen tantos peligros en este lugar… ¿Por qué?

Gabrielle deseaba volver a sus andanzas, recorrer los lugares lejos de la ciudad, el bosque donde conoció a aquella criatura o salir otra vez del país. Sin embargo, también anhelaba volver a ver a Lestat. Ahora estaba entre sus brazos, atenta a cada latido de su corazón, mientras la frialdad de Gabrielle perdía fuerza cuando la preocupación comenzaba a grabarse en su pecho imaginando los peligros en los cuales el vampiro podría verse involucrado.

Ven conmigo –dijo inesperadamente- Volvamos a viajar juntos por el mundo una vez más…

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