AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
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Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Recuerdo del primer mensaje :
¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera?"
Proverbios 5:15-2
Siempre supe que el poder de la palabra era mucho más grande que el de un arma. Por eso a pesar del tiempo, la palabra de los profetas continuaba marcando la vida de las personas, por eso, alguien como yo debía medirlas y usarlas adecuadamente. Las palabras de Cyrille no fueron sabias como las de las sagradas escrituras, no hablaban de cosas profundas como Dios o el destino del mundo, hablaban de mi nariz.
Sin embargo habían hecho que mi estado de ánimo cambiara drásticamente en esos dos días que pasaron desde el momento en que nos vimos en Notredrame. No comprendía como esos comentarios banales podían hacer tal efecto en mi. Había estado sonriendo tontamente sin motivo alguno aparente, la gente inclusive que había ido a las eucaristías me había dicho que parecía un hombre muy feliz, que Cristo realmente otorgaba felicidad a los devotos fieles y entregados como yo. A Cyrille le gustaba mi nariz a pesar de que parecía ser lo peor de mi cara y eso bastaba para tenerme en ese estado anímico tan particular.
Llegué más temprano de lo acordado a la plaza, esa noche iríamos a visitar el burdel. Habíamos quedado a eso de las 9 pm, debido a que las cortesanas generalmente comenzaban su trabajo tarde en la noche, iba vestido con la sotana de seminarista y no la de párroco, de color negro en su totalidad de cuello alto y infinitos botones. Me gustaba ese tipo de sotana, cuando me la ponía me sentía elegante y respetable, aunque por dentro siguiera siendo un niño travieso. Un pájaro Dodo.
Traía conmigo un maletín de cuero donde cargaba la biblia, el rosario y otras cosas sagradas, también una bolsa de tela donde guardaba algunas donaciones que se recogían a diario en la iglesia, pensaba que podríamos darle un buen uso a ellas, esa noche le enseñaría muchas cosas a mi Querubín, cosas del mundo que sólo viviéndolas uno podía comprenderlas para tomar el camino correcto.
(( Ilustración de Lautrec, pintor Frances del siglo 19 de la corriente impresionista que muestra a las prostitutas en fila esperando a que el medico les revise los genitales para ver si tienen Sífilis o gonorrea))
¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera?"
Proverbios 5:15-2
Siempre supe que el poder de la palabra era mucho más grande que el de un arma. Por eso a pesar del tiempo, la palabra de los profetas continuaba marcando la vida de las personas, por eso, alguien como yo debía medirlas y usarlas adecuadamente. Las palabras de Cyrille no fueron sabias como las de las sagradas escrituras, no hablaban de cosas profundas como Dios o el destino del mundo, hablaban de mi nariz.
Sin embargo habían hecho que mi estado de ánimo cambiara drásticamente en esos dos días que pasaron desde el momento en que nos vimos en Notredrame. No comprendía como esos comentarios banales podían hacer tal efecto en mi. Había estado sonriendo tontamente sin motivo alguno aparente, la gente inclusive que había ido a las eucaristías me había dicho que parecía un hombre muy feliz, que Cristo realmente otorgaba felicidad a los devotos fieles y entregados como yo. A Cyrille le gustaba mi nariz a pesar de que parecía ser lo peor de mi cara y eso bastaba para tenerme en ese estado anímico tan particular.
Llegué más temprano de lo acordado a la plaza, esa noche iríamos a visitar el burdel. Habíamos quedado a eso de las 9 pm, debido a que las cortesanas generalmente comenzaban su trabajo tarde en la noche, iba vestido con la sotana de seminarista y no la de párroco, de color negro en su totalidad de cuello alto y infinitos botones. Me gustaba ese tipo de sotana, cuando me la ponía me sentía elegante y respetable, aunque por dentro siguiera siendo un niño travieso. Un pájaro Dodo.
Traía conmigo un maletín de cuero donde cargaba la biblia, el rosario y otras cosas sagradas, también una bolsa de tela donde guardaba algunas donaciones que se recogían a diario en la iglesia, pensaba que podríamos darle un buen uso a ellas, esa noche le enseñaría muchas cosas a mi Querubín, cosas del mundo que sólo viviéndolas uno podía comprenderlas para tomar el camino correcto.
(( Ilustración de Lautrec, pintor Frances del siglo 19 de la corriente impresionista que muestra a las prostitutas en fila esperando a que el medico les revise los genitales para ver si tienen Sífilis o gonorrea))
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Escuchó y pareció no prestar atención alguna a las palabras que ahora inundaban la habitación, miró con ternura la curiosidad con la que el más tímido de los dos indagaba en sus pertenencias como si intentara conocerla a través de lo que observaba; se giró dándoles la espalda una vez que escuchó el ligero clic del picaporte al girar cuando la puerta se cerró, rebuscó en un pequeño ropero un ligero suéter para cubrirse.
Una risa delicada y un tanto reprimida se escuchó al mismo tiempo que giraba sobre la punta de sus pies con una delicadeza propia de una bailarina - ¿Heli? me gusta como suena, así que si te sientes cómodo llamándome así... puedes hacerlo lo miró a los ojos sonriéndole como una niña pequeña emocionada por algún pacto hecho por los mejores amigos; su mirada pareció cambiar de una ternura interminable a una seriedad y frialdad incomprensible en cuanto sus ojos se toparon con los de Laurent atendiendo a lo que antes le había dicho.
- Bien Laurent... por el cuerpo se paga y es claro que no es lo que buscas; ¿pero por mi corazón? nunca nadie me había pedido eso así que ¿qué me darás a cambio? ¿paz? ¿tranquilidad? ¿remordimiento? una sonrisa un tanto socarrona se dibujo en sus rojos labios, si, era eso lo que sentía diferente en Laurent su forma de hablar, de ver, de reaccionar y ahora que lo tenía de frente iluminado con luz clara... su forma de vestir.
Resopló dirigiéndose a uno de los sillones fucsia justo enfrente de la cama en la cual se encontraba sentado, apoyó sus codos en sus muslos a manera de formar un pilar para su rostro - Habla y yo escucho, si tienes preguntas hazlas y yo me encargaré de responderte ¿Les parece? con esta última palabra volvió a dirigir su mirada hacia Cyrille sonriéndole con cierta complicidad; su trato era diferente, él era diferente intentaba comprenderla y conocerla con tan solo una mirada y no agobiarla con una letanía que probablemente ya se conocía; Laurent no había sido el primero en intentar hacerla "entrar en razón" como ellos decían, aunque si era el primero de su... índole.
Lentamente fue enderezándose hasta que su espalda tocó el respaldo abombachado de aquel sofá, en un acto casi inconsciente sus pies comenzaron a a subir y a bajar, a estar en punta y luego a tocar completamente el suelo... solía hacer eso cuando esperaba algo, cuando le causaba nerviosismo o algún sentimiento que realmente no podía explicar.
Una risa delicada y un tanto reprimida se escuchó al mismo tiempo que giraba sobre la punta de sus pies con una delicadeza propia de una bailarina - ¿Heli? me gusta como suena, así que si te sientes cómodo llamándome así... puedes hacerlo lo miró a los ojos sonriéndole como una niña pequeña emocionada por algún pacto hecho por los mejores amigos; su mirada pareció cambiar de una ternura interminable a una seriedad y frialdad incomprensible en cuanto sus ojos se toparon con los de Laurent atendiendo a lo que antes le había dicho.
- Bien Laurent... por el cuerpo se paga y es claro que no es lo que buscas; ¿pero por mi corazón? nunca nadie me había pedido eso así que ¿qué me darás a cambio? ¿paz? ¿tranquilidad? ¿remordimiento? una sonrisa un tanto socarrona se dibujo en sus rojos labios, si, era eso lo que sentía diferente en Laurent su forma de hablar, de ver, de reaccionar y ahora que lo tenía de frente iluminado con luz clara... su forma de vestir.
Resopló dirigiéndose a uno de los sillones fucsia justo enfrente de la cama en la cual se encontraba sentado, apoyó sus codos en sus muslos a manera de formar un pilar para su rostro - Habla y yo escucho, si tienes preguntas hazlas y yo me encargaré de responderte ¿Les parece? con esta última palabra volvió a dirigir su mirada hacia Cyrille sonriéndole con cierta complicidad; su trato era diferente, él era diferente intentaba comprenderla y conocerla con tan solo una mirada y no agobiarla con una letanía que probablemente ya se conocía; Laurent no había sido el primero en intentar hacerla "entrar en razón" como ellos decían, aunque si era el primero de su... índole.
Lentamente fue enderezándose hasta que su espalda tocó el respaldo abombachado de aquel sofá, en un acto casi inconsciente sus pies comenzaron a a subir y a bajar, a estar en punta y luego a tocar completamente el suelo... solía hacer eso cuando esperaba algo, cuando le causaba nerviosismo o algún sentimiento que realmente no podía explicar.
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 15/04/2011
Edad : 29
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
- ¿Heli? - Pregunté al escuchar la voz de Cyrille ¿Porque siempre todo resultaba más dulce en sus labios?, no pude evitar una risita - Me gusta como suena y si le agrada a la damita, me parece una buena idea - Comenté y entonces no pude evitar notar como la voz de ella también se hacía dulce y suave cuando se dirigía a él y como se endurecía conmigo. ¡Incluso su semblante había cambiado! Como si yo fuera una especie de serpiente venenosa y estuviese dispuesto a morderla. Ella estaba predispuesta conmigo, a la defensiva como muchas personas al notar mi embestidura.
Me había ocurrido antes por supuesto, como dije anteriormente, ya había antes hablado con cortesanas en otros pueblos, pero uno nunca termina por acostumbrarse al desprecio de la gente, esas son cosas que sólo podrían ser obviadas e ignoradas por alguien demasiado frío e irascible, yo era todo lo contrario a ello, aún cuando en mi vocación debía mostrar tener nervios y voluntad de hierro, la verdad era que en lo profundo de mi interior yo era un pobre pájaro tonto. Pájaro Dodo en vía de extinción y mis nervios eran frágiles como las plumas del mismo.
La sonrisa que le dediqué a ella antes se disolvió y me supo amarga en la boca, pero me tragué esos sentimientos desagradables pues no quería mostrar mi debilidad, Cyrille había dicho que era increíble y ahora me sentía completamente presionado a demostrar que realmente lo era. ¿Debía convencer a aquella mujer a que abandonara dicho trabajo para que Cyrille me respetara? Hasta ese momento no me lo había cuestionado.
- Supuse que querías algo a cambio - Comenté con la mirada renegrida, opaca y mustia por ese remolino de sentimientos dentro de mi - La verdad es que no traigo mucho dinero, sólo algunas donaciones que pensaba, podrían alegrar a alguna de tus compañeras - Ahora comenzaba a sentir vergüenza, ahí estaba yo con mi saco zurcido lleno de prendas donadas por las mujeres ricas de buen corazón frente a una Cortesana que tenía mucho más dinero que yo, debía parecer un tonto de verdad.
Tonto Dodo, tonto.
Ella se burlaba de mi, de mis intenciones sinceras y de mi interés por ella.
- No quiero que esto sea un cuestionario unilateral... - Comencé a decir, la voz se me hacía pequeñita y perdía fuerza, de repente me encontré sin saber que más decir ¿Yo imposibilitado para hablar cuando era mi herramienta de trabajo? ¿Que me pasaba? Miré a Cyrille con expresión sumisa y apaciguada, como si esperara que él arreglara la situación, de alguna manera.
(( Pobre Dodo :'/ ))
Me había ocurrido antes por supuesto, como dije anteriormente, ya había antes hablado con cortesanas en otros pueblos, pero uno nunca termina por acostumbrarse al desprecio de la gente, esas son cosas que sólo podrían ser obviadas e ignoradas por alguien demasiado frío e irascible, yo era todo lo contrario a ello, aún cuando en mi vocación debía mostrar tener nervios y voluntad de hierro, la verdad era que en lo profundo de mi interior yo era un pobre pájaro tonto. Pájaro Dodo en vía de extinción y mis nervios eran frágiles como las plumas del mismo.
La sonrisa que le dediqué a ella antes se disolvió y me supo amarga en la boca, pero me tragué esos sentimientos desagradables pues no quería mostrar mi debilidad, Cyrille había dicho que era increíble y ahora me sentía completamente presionado a demostrar que realmente lo era. ¿Debía convencer a aquella mujer a que abandonara dicho trabajo para que Cyrille me respetara? Hasta ese momento no me lo había cuestionado.
- Supuse que querías algo a cambio - Comenté con la mirada renegrida, opaca y mustia por ese remolino de sentimientos dentro de mi - La verdad es que no traigo mucho dinero, sólo algunas donaciones que pensaba, podrían alegrar a alguna de tus compañeras - Ahora comenzaba a sentir vergüenza, ahí estaba yo con mi saco zurcido lleno de prendas donadas por las mujeres ricas de buen corazón frente a una Cortesana que tenía mucho más dinero que yo, debía parecer un tonto de verdad.
Tonto Dodo, tonto.
Ella se burlaba de mi, de mis intenciones sinceras y de mi interés por ella.
- No quiero que esto sea un cuestionario unilateral... - Comencé a decir, la voz se me hacía pequeñita y perdía fuerza, de repente me encontré sin saber que más decir ¿Yo imposibilitado para hablar cuando era mi herramienta de trabajo? ¿Que me pasaba? Miré a Cyrille con expresión sumisa y apaciguada, como si esperara que él arreglara la situación, de alguna manera.
(( Pobre Dodo :'/ ))
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Escuche su conversación en silencio ¿qué se supone que diría yo? Un novicio que nada conoce del mundo más no podía quedarme viendo, observando como las palabras de la joven herían tan ampliamente a Laurent, en sus ojos podía ver el desespero y en su falta de palabras aquel sentimiento que a uno le invade cuando los nervios o la vergüenza se apoderan de cada nervio y pensamiento, como una furia embravecida parecía engullir las palabras antes de que estas pudiesen acunarse sobre su lengua –amor- susurre cuando las preguntas comenzaron a inundar la habitación ¿de qué servía la paz sin alguien con quien compartirla? ¿y la tranquilidad? El remordimiento no era una opción. Debía socorrer al sacerdote, debía socorrer a mi amigo, a mi hermano.
-si no es muy ególatra decirlo amor es lo que podemos darle a cambio- ¿estaba usando las palabras correctas? Y sin importar aquello no titube en mi habla pues al titubear demostraría que no confiaba en mis palabras. Sonreí ampliamente al verle mover los pies de aquella manera abrupta, sin sentido y sin pensarlo y aun asi tan llena de gracia y arte ¡ella bailaba! Yo lo sabia bien –la ropa es una muestra de nuestras buenas intensiones…para ti y para con las mujeres de este lugar y las demás mujeres que carecen lo que venimos a compartirte- inspire disimuladamente moviéndome por la habitación, estar de pie hablado me resultaba incomodo, me hacia lucir como aquellos obres vacios que no piensan lo que dicen, repiten una y otra vez vacías palabras al aire.
Me atreví a acercarme al mueble en el cual yacían frascos de diversas formas y tamaños, perfumes me atreví a adivinar porque mi madre los coleccionaba celosamente, a un lado de los zapatos y debajo de los guardapelo y cepillos de mangos de oro y plata, usados por las más afamadas señoras de la época ¿qué habría pasado con ellos? Ahora que ella ya no estaba. Amistad, pensé, la amistad de Dios de ejerce entre los hombres y aquel hombre que no conoce la amistad y el amor con sus iguales no podrá jamás conocer la amistad y el amor de Dios, era entonces eso le que debíamos otorgarle.
Si le preguntaba sobre su pasado y el motivo de su arribo a aquel lugar seguramente terminaría inventándonos una historia, si no nos había compartido su nombre seguramente tampoco nos compartiría su vida ¿y qué habia de sus sueños? -¿qué quieres ser cuando crezcas Heli?- esperaba que no me dijera, y en verdad en Dios aguardaba, que lo que ella quería era seguir en aquel lugar rodeada de hombres y ancianos embalsamados por sus cuerpos como un perro lo estaría ante un trozo de fina carne. Le voltee a ver expectante, curioso ante su respuesta mientras mis manos habían comenzado ya a jugar con un frasco de aquellos que mantenían en su interior resguardados algún fresco aroma ¿Dónde habia quedado mi educación? Lo deje en su lugar regresando algunos pasos hasta Laurent como si en el pudiese encontrar el apoyo y la fuerza para seguir hablando.
-si no es muy ególatra decirlo amor es lo que podemos darle a cambio- ¿estaba usando las palabras correctas? Y sin importar aquello no titube en mi habla pues al titubear demostraría que no confiaba en mis palabras. Sonreí ampliamente al verle mover los pies de aquella manera abrupta, sin sentido y sin pensarlo y aun asi tan llena de gracia y arte ¡ella bailaba! Yo lo sabia bien –la ropa es una muestra de nuestras buenas intensiones…para ti y para con las mujeres de este lugar y las demás mujeres que carecen lo que venimos a compartirte- inspire disimuladamente moviéndome por la habitación, estar de pie hablado me resultaba incomodo, me hacia lucir como aquellos obres vacios que no piensan lo que dicen, repiten una y otra vez vacías palabras al aire.
Me atreví a acercarme al mueble en el cual yacían frascos de diversas formas y tamaños, perfumes me atreví a adivinar porque mi madre los coleccionaba celosamente, a un lado de los zapatos y debajo de los guardapelo y cepillos de mangos de oro y plata, usados por las más afamadas señoras de la época ¿qué habría pasado con ellos? Ahora que ella ya no estaba. Amistad, pensé, la amistad de Dios de ejerce entre los hombres y aquel hombre que no conoce la amistad y el amor con sus iguales no podrá jamás conocer la amistad y el amor de Dios, era entonces eso le que debíamos otorgarle.
Si le preguntaba sobre su pasado y el motivo de su arribo a aquel lugar seguramente terminaría inventándonos una historia, si no nos había compartido su nombre seguramente tampoco nos compartiría su vida ¿y qué habia de sus sueños? -¿qué quieres ser cuando crezcas Heli?- esperaba que no me dijera, y en verdad en Dios aguardaba, que lo que ella quería era seguir en aquel lugar rodeada de hombres y ancianos embalsamados por sus cuerpos como un perro lo estaría ante un trozo de fina carne. Le voltee a ver expectante, curioso ante su respuesta mientras mis manos habían comenzado ya a jugar con un frasco de aquellos que mantenían en su interior resguardados algún fresco aroma ¿Dónde habia quedado mi educación? Lo deje en su lugar regresando algunos pasos hasta Laurent como si en el pudiese encontrar el apoyo y la fuerza para seguir hablando.
Cyrille Vezier- Humano Clase Alta
- Mensajes : 260
Fecha de inscripción : 06/02/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Súbitamente el movimiento de sus pies cesó, la falta de movimiento y expresión en su rostro más allá de la de calma la hacían ver como una estatua bien labrada en mármol, el movimiento acompasado de su pecho al respirar era lo único que la delataba como ser viviente; lentamente colocó sus manos sobre sus rodillas mirando fijamente a Laurent sin decir palabra mientras sus labios se curvaban en una sonrisa delicada; así duró por unos cuantos segundo hasta que sus labios se abrieron lentamente para permitir la salida de las palabras que romperían con aquel corto silencio.
-¿Dinero? No creo haberle querido poner precio monetario a mi corazón, vendo mi cuerpo eso es cierto... pero mi corazón no está a la venta por algo tan superficial- Sus ojos liberaron la cadena que había formado hacia con él al sentirle nervioso, temeroso ¿humillado acaso? su actitud había hecho mella en la fortaleza de aquel símbolo de moral y que a fin de cuentas cargaba con una responsabilidad demasiado grande para su corta edad porque si ella se veía infantil... él no se quedaba muy atrás; giró el rostro hacia el espejo de cuerpo que revelaba parte de su figura en el -No dudo que varias de esas cosas harán felices a varias personas, pero o no figuro dentro de esa lista puesto que, sin querer sonar como alguien materialista, no lo necesito- suspiró cerrando los ojos y volviendo a sonreír, ahora se le notaba más tranquila o al menos que se esforzaba por modelar su tono para con él.
Sus párpados se abrieron de golpe mostrando aquellos ojos olivo que centelleaban como diamantes ¿amor decía?; giró de nuevo la cabeza hasta que en su campo visual entró Cyrille, aquel individuo de boca rosada y orbes avellana que sin mediar sus palabras hablaba con el corazón en la mano intentando ser un apoyo para su compañero, un incondicional... y de pronto la imagen de Maree se le vino a la cabeza dibujando una sonrisa más amplia que las anteriores.
Estiró una pierna poniendo su pie en punta bajándola rápidamente como si se tratase de un impulso para poder ponerse de pie girando hacia él en cuanto la pregunta surcó el aire para llegar hasta sus oídos ¿Qué quiero ser cuando crezca? su ceño se frunció arrugando su nariz eso era poco común si ni siquiera sabía su edad ¿cómo preguntaba eso? ¿quién le aseguraba que no era ya una mujer hecha y derecha con apariencia de niña? -La verdad... es que no me lo he preguntado, simplemente vivo el hoy sin preocuparme del mañana pudo haberle mentido, pudo haber elaborado una historia fenomenal y de cuento de hadas en donde ella saldría por la puerta de aquel burdel con la cabeza en alto para ser una mujer de bien para el mundo, pudo haberle dicho muchas cosas y evitar esa platica, pero a cambio habló con la verdad en estos momentos solo le importaba el trabajo que tenía haciéndole bien solo a cierto tipo de personas.
- ¿Qué hay de ti Cyrille?... ¿tienes alguna meta a futuro, te ves como algo más de lo que eres ahora? ladeó la cabeza a la par que su dedo índice encontraba refugio sobre sus labios dándole la expresión de una niña a la espera de algún premio cuando la realidad era que solamente se trataba de una niña curiosa sin aspiración a ningún halago, no ahora.
-¿Dinero? No creo haberle querido poner precio monetario a mi corazón, vendo mi cuerpo eso es cierto... pero mi corazón no está a la venta por algo tan superficial- Sus ojos liberaron la cadena que había formado hacia con él al sentirle nervioso, temeroso ¿humillado acaso? su actitud había hecho mella en la fortaleza de aquel símbolo de moral y que a fin de cuentas cargaba con una responsabilidad demasiado grande para su corta edad porque si ella se veía infantil... él no se quedaba muy atrás; giró el rostro hacia el espejo de cuerpo que revelaba parte de su figura en el -No dudo que varias de esas cosas harán felices a varias personas, pero o no figuro dentro de esa lista puesto que, sin querer sonar como alguien materialista, no lo necesito- suspiró cerrando los ojos y volviendo a sonreír, ahora se le notaba más tranquila o al menos que se esforzaba por modelar su tono para con él.
Sus párpados se abrieron de golpe mostrando aquellos ojos olivo que centelleaban como diamantes ¿amor decía?; giró de nuevo la cabeza hasta que en su campo visual entró Cyrille, aquel individuo de boca rosada y orbes avellana que sin mediar sus palabras hablaba con el corazón en la mano intentando ser un apoyo para su compañero, un incondicional... y de pronto la imagen de Maree se le vino a la cabeza dibujando una sonrisa más amplia que las anteriores.
Estiró una pierna poniendo su pie en punta bajándola rápidamente como si se tratase de un impulso para poder ponerse de pie girando hacia él en cuanto la pregunta surcó el aire para llegar hasta sus oídos ¿Qué quiero ser cuando crezca? su ceño se frunció arrugando su nariz eso era poco común si ni siquiera sabía su edad ¿cómo preguntaba eso? ¿quién le aseguraba que no era ya una mujer hecha y derecha con apariencia de niña? -La verdad... es que no me lo he preguntado, simplemente vivo el hoy sin preocuparme del mañana pudo haberle mentido, pudo haber elaborado una historia fenomenal y de cuento de hadas en donde ella saldría por la puerta de aquel burdel con la cabeza en alto para ser una mujer de bien para el mundo, pudo haberle dicho muchas cosas y evitar esa platica, pero a cambio habló con la verdad en estos momentos solo le importaba el trabajo que tenía haciéndole bien solo a cierto tipo de personas.
- ¿Qué hay de ti Cyrille?... ¿tienes alguna meta a futuro, te ves como algo más de lo que eres ahora? ladeó la cabeza a la par que su dedo índice encontraba refugio sobre sus labios dándole la expresión de una niña a la espera de algún premio cuando la realidad era que solamente se trataba de una niña curiosa sin aspiración a ningún halago, no ahora.
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 15/04/2011
Edad : 29
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
La sensación no abandonó mi cuerpo rápidamente, de hecho pienso que se mantuvo por el resto del a noche, aquella jovencita se mostraba muy madura para su edad, como si quisiera estar un paso por encima de los demás y como si la realidad que conocía fuera la única y más importante. Arrogante, pensé, quizás demasiado hermosa para fijarse en otra cosa que no fuera ella y su propios intereses. ¿Habría pensado alguna vez en el bien del prójimo? ¿Estaría dispuesta a sacrificar ciertos placeres de su vida?
Cuando Cyrille había hablado de amor sonreí al instante, pues era justo lo que como sacerdote y como guerreros del señor ofrecíamos a las almas perdidas, Dios padre amaba a todas sus criaturas sin importar cuantos errores pudiésemos cometer. Dios la amaba a ella también y ella merecía darse la oportunidad de recibir ese sentimiento. Ladeé el rostro y noté como mi presencia desaparecía en la instancia. Ahora yo era un ente invisible y miserable.
Toda la atención de ella iba para Cyrille.
No fue precisamente envidia lo que sentí, no podría nunca envidiar a mi hermano, pues sus palabras estaban provistas de la verdad de la cual ambos estábamos seguros, sin embargo me sentí mal, ignorado quizás por ser diferente al resto. Yo era el sacerdote, el tipo aburrido que sólo sabía dar sermones, seguramente ella había tenido que soportar a otros como yo que le visitaron buscando hacerla cambiar de opinión.
Ya no encontré que decir aunque tuviera mil cosas aún en mi corazón luchando por salir, el deseo de ayudarla me carcomía por dentro como me pasaba con todas las personas a quienes yo quería salvar, pero me quedé callado, sumiso y sintiéndome tonto mientras mis manos se cerraban con fuerza en el saco con prendas donadas.
Cyrille parecía poder arreglárselas bien sin mi ayuda.
Cuando Cyrille había hablado de amor sonreí al instante, pues era justo lo que como sacerdote y como guerreros del señor ofrecíamos a las almas perdidas, Dios padre amaba a todas sus criaturas sin importar cuantos errores pudiésemos cometer. Dios la amaba a ella también y ella merecía darse la oportunidad de recibir ese sentimiento. Ladeé el rostro y noté como mi presencia desaparecía en la instancia. Ahora yo era un ente invisible y miserable.
Toda la atención de ella iba para Cyrille.
No fue precisamente envidia lo que sentí, no podría nunca envidiar a mi hermano, pues sus palabras estaban provistas de la verdad de la cual ambos estábamos seguros, sin embargo me sentí mal, ignorado quizás por ser diferente al resto. Yo era el sacerdote, el tipo aburrido que sólo sabía dar sermones, seguramente ella había tenido que soportar a otros como yo que le visitaron buscando hacerla cambiar de opinión.
Ya no encontré que decir aunque tuviera mil cosas aún en mi corazón luchando por salir, el deseo de ayudarla me carcomía por dentro como me pasaba con todas las personas a quienes yo quería salvar, pero me quedé callado, sumiso y sintiéndome tonto mientras mis manos se cerraban con fuerza en el saco con prendas donadas.
Cyrille parecía poder arreglárselas bien sin mi ayuda.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Vivir el hoy sin preocuparse por el mañana, cierto era aquello uno debía vivir cada día como el último y más sin embargo no perder de vista por primordial “comamos y bebamos que mañana moriremos” no era precisamente mi frase favorita ni la que creía más correcta para un modo de vida y sin embargo aquellas divagaciones se alejaron cuando su pregunta arribo hasta mis oídos y tuve que pensarlo unos instantes antes de sonreír, aquellas sonrisas que mas bien nacen por necesidad de felicidad y no de la misma felicidad –antes quería ser un pianista…tener presentaciones en los teatros más importantes de Europa, siempre le dije a mi amiga Teva…que cuando eso ocurriera le compraría una casa cerca del bosque y que donaría muchas cosas a mucha gente- un sueño utópico, sobre todo ahora que Teva yacia perdida en alguna parte del basto mundo ¿estaría sola? Seguramente trabajaba ahora para alguien más ¿trabajar?, no, ella me habia cuidado y no me atrevía yo a verla como a una sirvienta.
-a veces sueño con crecer e irme a vivir a los viñedos, rodeado de uvas y caballos pero mi meta ahora es ser sacerdote, estar aquí…contigo…con Laurent, y ayudar a otros- sonreí con la mirada baja, como si haber dicho aquello pudiese ser la estupidez más grande ella no me había dicho mucho y ahora yo le estaba diciendo demasiado, más si quería su confianza debía otorgarle primero la mía –y si me lo preguntas yo creo que podrías ser una gran bailarina- por la gracia en que se movía sus pasos debían ser también acompasados, rítmicos y místicos, debía bailar con la gracia de una golondrina.
Trastabille unos instantes observando la estancia con rapidez, como si en ella buscase algo que me pudiese ayudar a proseguir con lo que aun no tenia inicio y si un fin ¿qué más habia soñado ser? Un sacerdote, un vinicultor y un pianista, un párroco y un seminarista, un afamado y un humilde, un hombre de familia, no, yo le habia entregado ya mi cuerpo al señor…no con votos más con mi palabra.
El no querrá jamás lo que tú no deseas
-¿y tu Laurent? ¿Alguna vez has soñado que seras en tu futuro?- necesitaba hacer que Heli viera a Laurent como un amigo y no un sacerdote o no habría posibilidad alguna de mostrarle el camino que creíamos correcto.
-a veces sueño con crecer e irme a vivir a los viñedos, rodeado de uvas y caballos pero mi meta ahora es ser sacerdote, estar aquí…contigo…con Laurent, y ayudar a otros- sonreí con la mirada baja, como si haber dicho aquello pudiese ser la estupidez más grande ella no me había dicho mucho y ahora yo le estaba diciendo demasiado, más si quería su confianza debía otorgarle primero la mía –y si me lo preguntas yo creo que podrías ser una gran bailarina- por la gracia en que se movía sus pasos debían ser también acompasados, rítmicos y místicos, debía bailar con la gracia de una golondrina.
Trastabille unos instantes observando la estancia con rapidez, como si en ella buscase algo que me pudiese ayudar a proseguir con lo que aun no tenia inicio y si un fin ¿qué más habia soñado ser? Un sacerdote, un vinicultor y un pianista, un párroco y un seminarista, un afamado y un humilde, un hombre de familia, no, yo le habia entregado ya mi cuerpo al señor…no con votos más con mi palabra.
El no querrá jamás lo que tú no deseas
-¿y tu Laurent? ¿Alguna vez has soñado que seras en tu futuro?- necesitaba hacer que Heli viera a Laurent como un amigo y no un sacerdote o no habría posibilidad alguna de mostrarle el camino que creíamos correcto.
Cyrille Vezier- Humano Clase Alta
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Escuchó atenta el relato en donde mil esperanzas se desquebrajaron en un sueño perdido y en donde otras tantas tomaban forma a la par de uno nuevo; que curioso era el ver como gente de su edad tenían tan firme un deseo de ser alguien importante y más aún de serlo para otro más, porque si bien estaba segura que la vocación de aquel chico era ser un consuelo para las almas perdidas, un guía para aquellos desbocados del camino y un soporte para los desconsolados... quería serlo primero para Laurent, para ese a quien él veía con admiración y respeto, para quien el esperaba serlo todo y obtener de esa forma su atención, respeto y cariño.
Sus ojos se abrieron por la sorpresa de aquél comentario ¿bailarina? sus ojos intentaron ver de reojo aquellas zapatillas de largos cordones que solía usar en sus ratos libres, las manías del baile mermaban su vida haciendo que cualquier insignificante movimiento pareciera casi una danza elaborada; mordió un poco su dedo por el nerviosismo sacándolo de inmediato por el dolor infringido.
Yo... aquello sonó mas como el murmullo del viento a través de una ventana, la fuerza de su voz se esfumó, si había algo que quería, algo que deseaba, algo que era solo un sueño... y él sin más había dado en el clavo. Esbozó algo parecido a una sonrisa girando el rostro hacia Laurent intentando no hacer hincapié en lo que acaba de ocurrir; ella se preguntaba exactamente lo mismo, aquel hombre lleno de moral, rectitud y serenidad ¿tenía algún otro sueño aparte del de entregarse completamente a un ser que no podías ver y que pocos podían sentir?.
Se llevó las manos a la cabeza desatando el lazo con el que había amarrado su cabello dejando que este cayera de nuevo sobre su espalda ; casi por inercia su cuerpo se movió hasta la cama donde Laurent se encontraba sentado tomando lugar junto a él quería escucharlo de cerca, quería saber que no mentía. - Somos parecidos, tú deseas algo y va mas allá de lo material deseas ver su sonrisa y escuchar su risa porque para ti los lazos creados son más fuertes que los obligados… su mirada se perdió en el suelo de la habitación, se sentía de pronto mareada, sin encontrarle pies o cabeza a lo que quería decir - Laurent ¿acaso para ti también es importante lo que él piense de ti? ¿tu sueño también tiene que ver con sus ilusiones? si respondía que si entonces lo entendería, lo escucharía, lo atendería porque para ella no había cosa más importante en el mundo que Maree, sus sueños se forjaban con sus sonrisa y su voz, su ilusión era verla cada mañana y respirar su aroma… y así se quedó en silencio esperando su respuesta.
Sus ojos se abrieron por la sorpresa de aquél comentario ¿bailarina? sus ojos intentaron ver de reojo aquellas zapatillas de largos cordones que solía usar en sus ratos libres, las manías del baile mermaban su vida haciendo que cualquier insignificante movimiento pareciera casi una danza elaborada; mordió un poco su dedo por el nerviosismo sacándolo de inmediato por el dolor infringido.
Yo... aquello sonó mas como el murmullo del viento a través de una ventana, la fuerza de su voz se esfumó, si había algo que quería, algo que deseaba, algo que era solo un sueño... y él sin más había dado en el clavo. Esbozó algo parecido a una sonrisa girando el rostro hacia Laurent intentando no hacer hincapié en lo que acaba de ocurrir; ella se preguntaba exactamente lo mismo, aquel hombre lleno de moral, rectitud y serenidad ¿tenía algún otro sueño aparte del de entregarse completamente a un ser que no podías ver y que pocos podían sentir?.
Se llevó las manos a la cabeza desatando el lazo con el que había amarrado su cabello dejando que este cayera de nuevo sobre su espalda ; casi por inercia su cuerpo se movió hasta la cama donde Laurent se encontraba sentado tomando lugar junto a él quería escucharlo de cerca, quería saber que no mentía. - Somos parecidos, tú deseas algo y va mas allá de lo material deseas ver su sonrisa y escuchar su risa porque para ti los lazos creados son más fuertes que los obligados… su mirada se perdió en el suelo de la habitación, se sentía de pronto mareada, sin encontrarle pies o cabeza a lo que quería decir - Laurent ¿acaso para ti también es importante lo que él piense de ti? ¿tu sueño también tiene que ver con sus ilusiones? si respondía que si entonces lo entendería, lo escucharía, lo atendería porque para ella no había cosa más importante en el mundo que Maree, sus sueños se forjaban con sus sonrisa y su voz, su ilusión era verla cada mañana y respirar su aroma… y así se quedó en silencio esperando su respuesta.
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
De repente me volví el centro de la atención y curiosamente eso me aterró más que el ser ignorado, yo nunca había sido muy bueno manejando eso de ser el centro, quiero decir, en mi trabajo era casi un diario vivir, en la iglesia la ceremonia convergía en mi y la gente acudía a mi como si fuera yo el pilar que sostenía la misma notredame, pero para ser franco no me gustaba en lo absoluto, cuando mucha gente me miraba me iban dando náuseas, me sentía incómodo y terminaba haciendo tonterías.
Mordí mis labios un par de veces observando las zapatillas de ella, Cyrille tenía razón ella podría ser una buena bailarina, sus pies eran gráciles y su cuerpo también, como pera poco pesada y de contextura ágil, el ballet se le daría de maravilla, la vislumbré entonces como una muñeca congelada en el tiempo en una estaquilla de porcelana, dándo infinitas vueltas al compás de el hada de azucara de tchaikovsky.
- Podrías enseñarme a bailar... - Murmuré, no como una petición sino como una sugerencia - No tengo idea de como... pero se cantar - Confesé, algún día tendría que escuchar el piano siendo acariciado por mi querubín y seguramente podría cantar algo celestial con su música, sonreí imaginándome ese cuadro y volví mi mirada hacía ella - ¿Mi sueño?... yo... bueno -
¡Que cosa más vergonzosa! ella parecía haber leído mis pensamientos o algo porque comprendía bastante bien mi relación con Cyirille ¿O es que acaso era un Dodo evidente? ¡Pobre pajarraco tonto!. Me removí incómodo en la cama frotándome las manos nerviosamente.
- Si... quiero ayudar a los demás a través de mis obras... pienso que de nada sirve rezar cuando no hay acciones, pienso que el vaticano... - Me interrumpí, lo que estaba a punto de decir, no lo sabía ni siquiera Cyrille o quizás sólo lo sospechaba - No interpreta bien la Biblia y hay que darle un nuevo enfoque a la religión... - Carraspeé y agregué - Quisiera viajar a muchos lugares y mostrarle a Cyrille... como vive un misionero -
En realidad quería mostrarle a Cyrille cosas que yo hubiese hecho para que estuviera orgulloso de mi, era un egoísta a la final, como todos - Y quiero... ser...escritor... escribir muchos cuentos de aventuras y fantasías y... - Y vivir lo que no puedo vivir por mis obligaciones ¿Debía también agregar eso?.
Mordí mis labios un par de veces observando las zapatillas de ella, Cyrille tenía razón ella podría ser una buena bailarina, sus pies eran gráciles y su cuerpo también, como pera poco pesada y de contextura ágil, el ballet se le daría de maravilla, la vislumbré entonces como una muñeca congelada en el tiempo en una estaquilla de porcelana, dándo infinitas vueltas al compás de el hada de azucara de tchaikovsky.
- Podrías enseñarme a bailar... - Murmuré, no como una petición sino como una sugerencia - No tengo idea de como... pero se cantar - Confesé, algún día tendría que escuchar el piano siendo acariciado por mi querubín y seguramente podría cantar algo celestial con su música, sonreí imaginándome ese cuadro y volví mi mirada hacía ella - ¿Mi sueño?... yo... bueno -
¡Que cosa más vergonzosa! ella parecía haber leído mis pensamientos o algo porque comprendía bastante bien mi relación con Cyirille ¿O es que acaso era un Dodo evidente? ¡Pobre pajarraco tonto!. Me removí incómodo en la cama frotándome las manos nerviosamente.
- Si... quiero ayudar a los demás a través de mis obras... pienso que de nada sirve rezar cuando no hay acciones, pienso que el vaticano... - Me interrumpí, lo que estaba a punto de decir, no lo sabía ni siquiera Cyrille o quizás sólo lo sospechaba - No interpreta bien la Biblia y hay que darle un nuevo enfoque a la religión... - Carraspeé y agregué - Quisiera viajar a muchos lugares y mostrarle a Cyrille... como vive un misionero -
En realidad quería mostrarle a Cyrille cosas que yo hubiese hecho para que estuviera orgulloso de mi, era un egoísta a la final, como todos - Y quiero... ser...escritor... escribir muchos cuentos de aventuras y fantasías y... - Y vivir lo que no puedo vivir por mis obligaciones ¿Debía también agregar eso?.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Escuche sus palabras con atención intentando descubrir asi a que persona hacían referencia sus palabras ¿se conocían acaso de antes? ¿o tenia que ver algo de eso con Jesús? Observe a uno y otro mientras sus voces inundaban la estancia en un abrir y cerrar de ojos, la armoniosa voz de Laurent y aquella aterciopelada y siseante de Heli ¡eramos una comparsa de artistas! Yo tocaria el bello piano mientras Laurent acompañaba las notas con aquella voz que hacia años no escuchaba tañer los aires y a su vez Heli bailaría con aquella gracia conocía y jamás vista, como una mariposa al salir de su capullo y batir las alas con sutileza para levantarse frágil y liviana en el aire, mecida por el viento.
Apreté los labios ante sus palabras, si los superiores se enteraban de sus ideas revolucionarias seguramente lo excomulgarían y harían encerrar en la torre más alta del castillo más lejano de alguna tierra olvidada por los hombres, yo no diría nada y esperaba nuestra nueva amiga tampoco lo fuese a hacer ¿qué haríamos entonces? ¿Cortejar al vaticano con dinero? ¿me habia dicho alguna vez que quería ser escritor? ¡Absolutamente no! Yo no podría olvidar semejante descubrimiento, sonrei, para mi mismo de aquella manera en que los niños sonrieron cuando han tenido una maravillosa idea, una travesura que ideada solo con la imaginación comienza a cobrar vida primero, en sus rostros.
-podrías enseñarnos a bailar a ambos…- conocía de esas cosas, mi madre me habia obligado a aprender en mi niñez más canciones de parejas, de aquellas lentas y cursis que vuelven el aire empalagoso y dramático y dan cuna al amor de jóvenes y el cariño de grandes, a aquellas promesas cumplidas que se extinguen solo con el último soplo de humanidad, y más sin embargo yacían en aquel lugar una centena de hombres seguramente con esposas en casa e hijos arropados ya en sus camas ¿cómo se sentiría…saber que tu vida es una farsa?
Observe el suelo unos instantes dirigiendo entonces mi mirada hacia ella y si ellos me lo permitían…haría sus sueños realidad.
Apreté los labios ante sus palabras, si los superiores se enteraban de sus ideas revolucionarias seguramente lo excomulgarían y harían encerrar en la torre más alta del castillo más lejano de alguna tierra olvidada por los hombres, yo no diría nada y esperaba nuestra nueva amiga tampoco lo fuese a hacer ¿qué haríamos entonces? ¿Cortejar al vaticano con dinero? ¿me habia dicho alguna vez que quería ser escritor? ¡Absolutamente no! Yo no podría olvidar semejante descubrimiento, sonrei, para mi mismo de aquella manera en que los niños sonrieron cuando han tenido una maravillosa idea, una travesura que ideada solo con la imaginación comienza a cobrar vida primero, en sus rostros.
-podrías enseñarnos a bailar a ambos…- conocía de esas cosas, mi madre me habia obligado a aprender en mi niñez más canciones de parejas, de aquellas lentas y cursis que vuelven el aire empalagoso y dramático y dan cuna al amor de jóvenes y el cariño de grandes, a aquellas promesas cumplidas que se extinguen solo con el último soplo de humanidad, y más sin embargo yacían en aquel lugar una centena de hombres seguramente con esposas en casa e hijos arropados ya en sus camas ¿cómo se sentiría…saber que tu vida es una farsa?
Observe el suelo unos instantes dirigiendo entonces mi mirada hacia ella y si ellos me lo permitían…haría sus sueños realidad.
Cyrille Vezier- Humano Clase Alta
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Su mirada dejó el piso de la habitación para subir lentamente como enredadera por las paredes, sus pies comenzaron a moverse intercalándose de arriba a abajo, su cara se iluminó con una felicidad inexplicable y que ni ella misma conocía y que podía verse a través de aquella ventana hacia su alma, quien fuera lo suficientemente observador podría tomar la llave y guardársela para siempre.
- "Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas" Proverbios 8:34 ¿no es así?
Como una pequeña campanilla su risa resonó melodiosa en toda la habitación enderezándose de golpe haciendo que el colchón se moviera a causa de las vibraciones que su cuerpo dejó como marca de su presencia y así en vilo giro sobre las puntas de sus pies como bailarina profesional extendiendo su mano hacia Laurent hasta encontrar la suya y jalarlo hacia si para que dejara la comodidad que había encontrado en su cama.
- Así eres tú, o más bien... eso es lo que quieres que yo haga, que te escuche y abra las puertas de mi alma
Tomó ambas manos del chico levantándolas sobre su cabeza para formar un eje con el cual ella pudiera girar; al volver a quedar frente a él lo miró a los ojos sonriendo acercándose a él y luego alejándose como en los bailes de los grandes salones de las personas de alta alcurnia.
- Si te quedas tan quieto parece más que estoy bailando con una tabla y no con una persona
Afianzó la mano derecha de Laurent a su cintura y colocó su mano izquierda sobre su hombro entrelazando sus dedos de la mano izquierda del chico con los de su mano derecha comenzando un pequeño vals con música inexistente flotando en el aire la cual tomaba posesión de su cuerpo de su mente.
-Tu solo deja que yo te guíe y no te concentres en los pasos, si me pisas no hay problema solo no mires abajo mírame a mi ¿si?- sabía que eso sería casi imposible para alguien como él, así que intento distraerlo para evitar que tomara tanta atención en lo que sus pies hacían - Así que ¿escribes?... relátame algo donde la fantasía sea la dueña de la historia de reojo miró a Cyrille dedicándole una sonrisa esperando a que aprobara y continuara con su petición.
- "Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas" Proverbios 8:34 ¿no es así?
Como una pequeña campanilla su risa resonó melodiosa en toda la habitación enderezándose de golpe haciendo que el colchón se moviera a causa de las vibraciones que su cuerpo dejó como marca de su presencia y así en vilo giro sobre las puntas de sus pies como bailarina profesional extendiendo su mano hacia Laurent hasta encontrar la suya y jalarlo hacia si para que dejara la comodidad que había encontrado en su cama.
- Así eres tú, o más bien... eso es lo que quieres que yo haga, que te escuche y abra las puertas de mi alma
Tomó ambas manos del chico levantándolas sobre su cabeza para formar un eje con el cual ella pudiera girar; al volver a quedar frente a él lo miró a los ojos sonriendo acercándose a él y luego alejándose como en los bailes de los grandes salones de las personas de alta alcurnia.
- Si te quedas tan quieto parece más que estoy bailando con una tabla y no con una persona
Afianzó la mano derecha de Laurent a su cintura y colocó su mano izquierda sobre su hombro entrelazando sus dedos de la mano izquierda del chico con los de su mano derecha comenzando un pequeño vals con música inexistente flotando en el aire la cual tomaba posesión de su cuerpo de su mente.
-Tu solo deja que yo te guíe y no te concentres en los pasos, si me pisas no hay problema solo no mires abajo mírame a mi ¿si?- sabía que eso sería casi imposible para alguien como él, así que intento distraerlo para evitar que tomara tanta atención en lo que sus pies hacían - Así que ¿escribes?... relátame algo donde la fantasía sea la dueña de la historia de reojo miró a Cyrille dedicándole una sonrisa esperando a que aprobara y continuara con su petición.
Última edición por Solèil Molyneux el Lun Mayo 16, 2011 5:07 pm, editado 1 vez
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Nunca esperé que ella tomara una acción tan osada y es que para muchos bailar podría ser algo común y normal, pero para alguien como yo, quien se negaba a los 'placeres' inoficiosos de la vida, bailar resultaba casi como un mito, algo que jamás había provado. Cuando ella me haló por un momento no supe muy bien que sucedía y cuando tuve su cuerpo tan cerca al mío, no pude evitar sonrojarme como un tomate en plena cosecha.
¡Nunca había estado tan cerca de una mujer!
Su perfume se metió por mis fosas nasales como una especie de mantrá místico, un hedor incorporeó que deleitó mis sentidos aún sin proponermelo, de repente me encontré dando vueltas como un trompo, tropezando a cada segundo no solo contra sus pies sino también contra mis ideas, verguenzas y principios.
- No...se como - Murmuré apenas cuando ella me dijo que me moviera, pidiéndome que la mirara a la cara y no a sus pies, alcé mi rostro y al encontrarme con el de ella no pude evitar desviar la mirada hacía otro lado y luego cerrar los ojos con fuerza, ella estaba demasiado cerca y aquello causaba en mi una extraña sensación como de estar a punto de ser devorado, como si estuviese expuesto ante un depredador.
-Que..complejo - Murmuré acalorado y observé a Cyrille, intentando parecer en control de la situación pero obviamente no lo estaba y seguramente debía parecer como un tonto, me pregunté si Cyrille tendría experiencia bailando, después de todo el se había retirado de la abadía y conocía más cosas del mundo que yo - Tu turno - Finalicé azorado estirándo el brazo de ella para desviarla hacía Cyrille.
(( perdon por la tardanza, ando muy ocupado ))
¡Nunca había estado tan cerca de una mujer!
Su perfume se metió por mis fosas nasales como una especie de mantrá místico, un hedor incorporeó que deleitó mis sentidos aún sin proponermelo, de repente me encontré dando vueltas como un trompo, tropezando a cada segundo no solo contra sus pies sino también contra mis ideas, verguenzas y principios.
- No...se como - Murmuré apenas cuando ella me dijo que me moviera, pidiéndome que la mirara a la cara y no a sus pies, alcé mi rostro y al encontrarme con el de ella no pude evitar desviar la mirada hacía otro lado y luego cerrar los ojos con fuerza, ella estaba demasiado cerca y aquello causaba en mi una extraña sensación como de estar a punto de ser devorado, como si estuviese expuesto ante un depredador.
-Que..complejo - Murmuré acalorado y observé a Cyrille, intentando parecer en control de la situación pero obviamente no lo estaba y seguramente debía parecer como un tonto, me pregunté si Cyrille tendría experiencia bailando, después de todo el se había retirado de la abadía y conocía más cosas del mundo que yo - Tu turno - Finalicé azorado estirándo el brazo de ella para desviarla hacía Cyrille.
(( perdon por la tardanza, ando muy ocupado ))
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Observaba con una diminuta sonrisa crispando mis labios como Laurent y Heli se acompasaban en un baile irregular, tan torpe y desprolijo lucia el padre que no pude abstenerme a permitirle a una risa aflorar desde lo hondo de mi pecho para inundar la habitación con rapidez y elegancia, un estruendo parecido al canto de un risueño o el tamboriteo de un carpintero sobre la madera. Negué al escuchar sus palabras debía aprender a bailar y no solo pretender saber hacerlo ¿Cómo seria aquello posible? Con dos decenas de vida e incapaz aun de sujetar a una dama. Si lo que debía dar era vergüenza a mi me daba gracia.
-es de mala educación robar la pareja de alguien…- sonreí de medio lado complacido por aquella escena y de pronto lo pensé, como una estrella fugaz surco mis pensamientos dejando estelas de incertidumbre como espuma sobre el mar ¿le seducía acaso con aquellos movimientos? No, imposible, poco la conocía y anhelaba ya saber tanto de ella para atreverme a negar tan ruin pensamientos ¡Tonto yo! Por hacerla capaz de eso, solo en mis pensamientos, solo en mis pensamientos…
-pero quizás asi comprendas mejor- me levante de mi hasta ahora cómodo lugar sobre la cama y ubicándome frente a ella para relevar a Laurent sujete la mano y la cintura de Heli tal como Teva me habia enseñado en antaño con la diferencia de que en aquella época era mas de un brazo mas corto y Teva tenia unas anchas caderas y un busto exuberante que en aquella época me incomoda y me obligaba a erguir el cuerpo y alejar el rostro para no terminar asfixiado en el. A diferencia la cintura de Heli era diminuta y su pecho no me asfixiaba ¿hacia cuanto no bailaba con alguien? Desde mi llegada a la abadía y que diferente resultaba ahora.
Mis manos temblaron sobre su cuerpo y disculpándome con un rápido movimiento la solte –fue muy petulante de mi parte creer que podría…tengo los pies mas grandes ahora- y por alguna extraña razón las mejillas se me pintaron del color del arrebol.
-es de mala educación robar la pareja de alguien…- sonreí de medio lado complacido por aquella escena y de pronto lo pensé, como una estrella fugaz surco mis pensamientos dejando estelas de incertidumbre como espuma sobre el mar ¿le seducía acaso con aquellos movimientos? No, imposible, poco la conocía y anhelaba ya saber tanto de ella para atreverme a negar tan ruin pensamientos ¡Tonto yo! Por hacerla capaz de eso, solo en mis pensamientos, solo en mis pensamientos…
-pero quizás asi comprendas mejor- me levante de mi hasta ahora cómodo lugar sobre la cama y ubicándome frente a ella para relevar a Laurent sujete la mano y la cintura de Heli tal como Teva me habia enseñado en antaño con la diferencia de que en aquella época era mas de un brazo mas corto y Teva tenia unas anchas caderas y un busto exuberante que en aquella época me incomoda y me obligaba a erguir el cuerpo y alejar el rostro para no terminar asfixiado en el. A diferencia la cintura de Heli era diminuta y su pecho no me asfixiaba ¿hacia cuanto no bailaba con alguien? Desde mi llegada a la abadía y que diferente resultaba ahora.
Mis manos temblaron sobre su cuerpo y disculpándome con un rápido movimiento la solte –fue muy petulante de mi parte creer que podría…tengo los pies mas grandes ahora- y por alguna extraña razón las mejillas se me pintaron del color del arrebol.
Cyrille Vezier- Humano Clase Alta
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Sonrió divertida echando la cabeza hacia atrás al momento en que sus pies detuvieron aquel ritmo, era claro que para Laurent esa situación era de por más incómoda y difícil aunque las intenciones de la ojiazul no fueran más que bailar ¿esperaba que lo hiciese a distancia?, agitó la cabeza levemente intentando no prejuzgarlo ni criticarlo; levantó la cabeza mirándolo dulcemente y dedicándole una grata sonrisa mientras su mano se deslizaba desde la mano del avergonzado sacerdote, hasta la de Cyrille.
- No creas que se quedará así, Laurent- sonrió mientras con la mano libre acariciaba con ternura de forma fugaz la mejilla sonrojada del joven; un roce claro, inocente y puro... aunque no se creyera por la procedencia de la mano -Me pediste que te enseñara... y eso haré ¿quedo claro?. Observa mientras tanto, quizás así comiences a sentirte cómodo al respecto- le sonrió por última vez antes de quedar completamente frente a Cyrille y hacer una reverencia ante su nueva pareja de baile.
Las palabras del menor le robaron otra sonrisa ¿los pies más grandes? fue inevitable que desviara su mirada hacia abajo examinando aquella parte de su anatomía, a ella no le parecía en lo más mínimo de hecho se le hacían proporcionales al resto; subió la mirada lentamente hasta que fijó sus azules ojos en las brillantes orbes del chico delante de ella. -A mi me parecen perfectos- fue todo lo que dijo respecto a eso iniciando con un leve vaivén para animarlo a guiarla.
-Laurent, ¿te sientes cómodo con esto? de pronto comenzaba a interesarse en cómo se sentía, y quizás era raro en ella... pero algo en su actitud, en el color bermellón de sus mejillas y en el nerviosismo de su mirada la hicieron pensar que quizás era diferente a todos los demás y eso, bueno no sabía exactamente que había provocado en ella.
- No creas que se quedará así, Laurent- sonrió mientras con la mano libre acariciaba con ternura de forma fugaz la mejilla sonrojada del joven; un roce claro, inocente y puro... aunque no se creyera por la procedencia de la mano -Me pediste que te enseñara... y eso haré ¿quedo claro?. Observa mientras tanto, quizás así comiences a sentirte cómodo al respecto- le sonrió por última vez antes de quedar completamente frente a Cyrille y hacer una reverencia ante su nueva pareja de baile.
Las palabras del menor le robaron otra sonrisa ¿los pies más grandes? fue inevitable que desviara su mirada hacia abajo examinando aquella parte de su anatomía, a ella no le parecía en lo más mínimo de hecho se le hacían proporcionales al resto; subió la mirada lentamente hasta que fijó sus azules ojos en las brillantes orbes del chico delante de ella. -A mi me parecen perfectos- fue todo lo que dijo respecto a eso iniciando con un leve vaivén para animarlo a guiarla.
-Laurent, ¿te sientes cómodo con esto? de pronto comenzaba a interesarse en cómo se sentía, y quizás era raro en ella... pero algo en su actitud, en el color bermellón de sus mejillas y en el nerviosismo de su mirada la hicieron pensar que quizás era diferente a todos los demás y eso, bueno no sabía exactamente que había provocado en ella.
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Nunca como en aquel momento me había sentido tan nervioso con una mujer, quizás era en parte porque yo no tenía la oportunidad de trarar con muchas mujeres y las pocas eran o monjas o mujeres mayores y enfermas. De cualquier modo sentir su mano sobre mi mejilla me herizó los vellos de la piel y un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo.
Pero como si fuera poco, lo que siguió después fue mucho más abrumador: Ella comenzó a bailar con Cyrille y la sensación que me sobrecogió en segundos fue tan extraña como intensa. ¡Nunca había sentido algo asi! ¿Como podría nombrarla si no sabía ni que era? Creo que era como cuando el estomago se te comprime mucho y tienes la impresión de que se te hará un agujero en la panza.
¿Por qué me sentía así al verlos a ambos juntos? ¿Por qué de repente deseaba separarlos? Mis cejas se fueron juntando y mi ceño se fue frunciendo sin que me diera cuenta y de repente me encontré exclamándo altivamente - ¡Nos vamos Cyrille! -
De inmediato me percaté que había dicho una estupides, especialmente cuando ella había preguntado si me sentía incómodo con el asunto, ¡Pues claro que si! pero sabía que decir algo no tendría como sustentarlo y justificarme así que preferí salirme por vías más diplomáticas. Aspiré profundo y comencé a decir - Se hace tarde, no lo había notado y mañana temprano tengo mucho por hacer en Notredame - Lo cual por supuesto era cierto, pero no me habría importado el trasnocho hasta ese momento claro - Ha sido interesante, divertido y agradable, conocerla señorita misteriosa - Agregué dedicándole una sonrisa dulce a ella, de esas que me salían con facílidad cuando la gente me agradaba - Pero debemos irnos -
(( xD ))
Pero como si fuera poco, lo que siguió después fue mucho más abrumador: Ella comenzó a bailar con Cyrille y la sensación que me sobrecogió en segundos fue tan extraña como intensa. ¡Nunca había sentido algo asi! ¿Como podría nombrarla si no sabía ni que era? Creo que era como cuando el estomago se te comprime mucho y tienes la impresión de que se te hará un agujero en la panza.
¿Por qué me sentía así al verlos a ambos juntos? ¿Por qué de repente deseaba separarlos? Mis cejas se fueron juntando y mi ceño se fue frunciendo sin que me diera cuenta y de repente me encontré exclamándo altivamente - ¡Nos vamos Cyrille! -
De inmediato me percaté que había dicho una estupides, especialmente cuando ella había preguntado si me sentía incómodo con el asunto, ¡Pues claro que si! pero sabía que decir algo no tendría como sustentarlo y justificarme así que preferí salirme por vías más diplomáticas. Aspiré profundo y comencé a decir - Se hace tarde, no lo había notado y mañana temprano tengo mucho por hacer en Notredame - Lo cual por supuesto era cierto, pero no me habría importado el trasnocho hasta ese momento claro - Ha sido interesante, divertido y agradable, conocerla señorita misteriosa - Agregué dedicándole una sonrisa dulce a ella, de esas que me salían con facílidad cuando la gente me agradaba - Pero debemos irnos -
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Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
-seguramente es porque tengo también la cabeza grande y eso hace que se vea proporcional, quizás también por eso mis ojos se ven tan diminutos- acalle unos instantes cuestionándome a mis adentros si lo que estaba diciendo era de alguna, cualquier, manera coherente. Me estaba llamando a mi mismo deforme y no encontraba motivo de aflicción en mis palabras más tampoco falacias o verdaderas sino sencillamente una escusa a mi comportamiento, una escusa que no debería haber nacido.
Me separe de Heli dando un leve respingo, soltándola en su totalidad para yacer de pie a un lado de ella sin siquiera llegar a rozar su cuerpo -¿nos vamos?- repetí asombrado por la vertiginosidad con que las palabras se habían manifestado en labios de Laurent seguramente el trabajo lo habia estado agobiando las últimas noches, siempre tan entregado y solidario no era difícil imaginarlo despierto cuando los gallos de las lejanas granjas cantan desorientados con los primeros y nulos vestigios de sol sobre el horizonte, con los cielos pintados de azul antes que de arrebol. Seguramente quería descansar aquella noche y terminar los trabajos y quehaceres que aun tuviese que realizar.
Por unos instantes la pregunta se formulo sobre mis labios ¿puedo quedarme?, por un segundo habia olvidado por completo la vocación de Heli y por un instante la habia visto como a una verdadera amiga. Si habia llegado temeroso a aquel lugar ¿Cómo pretendía quedarme sin el amparo de Laurent? Y no podia tampoco pedirle por unos instantes más en aquel lugar si, al igual que todos, merecía un descanso –fue un gusto conocerte Heli- asevere jugando a ser formales caballeros, incline la cabeza a modo de despedida, como solian hacer los hombres metidos en disfraces de las fiestas de la alta alcurnia –seguramente volveré….-observe por un segundo el rostro del sacerdote –en otro momento y si llegases a necesitar algo nos encontramos en la catedral- sonreí sin mostrar los dientes, crispando las terminaciones de mis labios y creo que aquel gesto solo le dio un aspecto más felino a mi rostro.
Me separe de Heli dando un leve respingo, soltándola en su totalidad para yacer de pie a un lado de ella sin siquiera llegar a rozar su cuerpo -¿nos vamos?- repetí asombrado por la vertiginosidad con que las palabras se habían manifestado en labios de Laurent seguramente el trabajo lo habia estado agobiando las últimas noches, siempre tan entregado y solidario no era difícil imaginarlo despierto cuando los gallos de las lejanas granjas cantan desorientados con los primeros y nulos vestigios de sol sobre el horizonte, con los cielos pintados de azul antes que de arrebol. Seguramente quería descansar aquella noche y terminar los trabajos y quehaceres que aun tuviese que realizar.
Por unos instantes la pregunta se formulo sobre mis labios ¿puedo quedarme?, por un segundo habia olvidado por completo la vocación de Heli y por un instante la habia visto como a una verdadera amiga. Si habia llegado temeroso a aquel lugar ¿Cómo pretendía quedarme sin el amparo de Laurent? Y no podia tampoco pedirle por unos instantes más en aquel lugar si, al igual que todos, merecía un descanso –fue un gusto conocerte Heli- asevere jugando a ser formales caballeros, incline la cabeza a modo de despedida, como solian hacer los hombres metidos en disfraces de las fiestas de la alta alcurnia –seguramente volveré….-observe por un segundo el rostro del sacerdote –en otro momento y si llegases a necesitar algo nos encontramos en la catedral- sonreí sin mostrar los dientes, crispando las terminaciones de mis labios y creo que aquel gesto solo le dio un aspecto más felino a mi rostro.
Cyrille Vezier- Humano Clase Alta
- Mensajes : 260
Fecha de inscripción : 06/02/2011
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Re: Primer pecado capital: Lujuria (Cyrille)
Se paró en seco mirando fijamente a Cyrille, no, no lo miraba a él, sus ojos se dirigían al frente si pero su mirada lo traspasaba e iba directamente hacia Laurent él cual se encontraba a espaldas del joven acompañante ¿Acababa acaso de demostrar un sentimiento poco común? agitó levemente la cabeza intentando poner orden a las escenas, esperando encontrar algo que le indicase el porqué esa reacción; era mujer y aunque de corta edad, sabía de eso. Una ligera sonrisa apareció fugazmente en sus labios rojos, mientras sus dientes encontraban refugio sobre ellos y su ceño se fruncía denotando molestia.
- Si lo arreglas de esa forma, juro que no se nota el verdadero sentido de tus palabras
El sarcasmo se apoderó de su voz, por fin lo había aceptado, le intentaba mostrar una parte tersa y comprensible de y él con tan solo una palabra, una actitud que encerraba un enorme significado lo había echado por la borda ¡Vaya servicial de Dios!, se aferró con más ganas y fuerza a la mano de Cyrille mirándolo ahora a él, no de una forma tan severa y recriminatoria, pero si seria y disconforme -Total que ni dijeron nada, vaya misión de convencimiento suspiró intentando tranquilizarse, se soltó de él dando unos pasos hacia atrás para rodearlo y quedar frente a Laurent.
- ¿A qué le temes realmente? dijo mientras se inclinaba hacia él para que sus labios rozaran la piel de sus mejillas en un beso de despedida, cuando estuvo nuevamente frente al sacerdote, su rostro se notaba más tranquilo y menos molesto, sus ojos azules centellearon intentando ver el interior de aquel hombre -Siento que realmente vinieron en vano porque tus miedos, tus sentimientos... te prohíben quedarte a completar tu propósito real. No te preocupes, que realmente no haré nada para arrebatártelo una sonrisa picarona se asomó, ella sabía que Laurent entendería a que se refería con "no haré nada para arrebatártelo" finalmente, una mujer sabe reconocer esa clase de sentimientos.
Caminó hacia atrás sin dejar de mirarlo, le guiñó un ojo y giró para ahora dirigirse a Cyrille, casi el mismo ritual solo que ahora su mano buscó el contacto con su rostro para así impulsarse hacia delante, le beso la mejilla y sin separarse demasiado se acercó a su oído -Mi nombre es Solèil Nouvele Molyneux, pero me gusta más que me digas Heli aquellas palabras fueron un secreto dicho solo para que él oyera, un simple murmullo que se deslizo desde sus labios hasta el oído de aquel muchacho, como una suave caricia del aire hacia las hojas de un abeto.
Se separó de nuevo sonriendo yéndose al filo de su mullida cama para sentarse en ella -Bien, si de verdad tienen que irse, adelante... saben dónde encontrarme la próxima vez que deseen venir, y no hay necesidad que se queden como presa fácil abajo en el hall, pueden subir directamente o preguntar por Rouge sus piernas se columpiaron de nuevo de arriba a abajo a la espera de alguna nueva reacción.
- Si lo arreglas de esa forma, juro que no se nota el verdadero sentido de tus palabras
El sarcasmo se apoderó de su voz, por fin lo había aceptado, le intentaba mostrar una parte tersa y comprensible de y él con tan solo una palabra, una actitud que encerraba un enorme significado lo había echado por la borda ¡Vaya servicial de Dios!, se aferró con más ganas y fuerza a la mano de Cyrille mirándolo ahora a él, no de una forma tan severa y recriminatoria, pero si seria y disconforme -Total que ni dijeron nada, vaya misión de convencimiento suspiró intentando tranquilizarse, se soltó de él dando unos pasos hacia atrás para rodearlo y quedar frente a Laurent.
- ¿A qué le temes realmente? dijo mientras se inclinaba hacia él para que sus labios rozaran la piel de sus mejillas en un beso de despedida, cuando estuvo nuevamente frente al sacerdote, su rostro se notaba más tranquilo y menos molesto, sus ojos azules centellearon intentando ver el interior de aquel hombre -Siento que realmente vinieron en vano porque tus miedos, tus sentimientos... te prohíben quedarte a completar tu propósito real. No te preocupes, que realmente no haré nada para arrebatártelo una sonrisa picarona se asomó, ella sabía que Laurent entendería a que se refería con "no haré nada para arrebatártelo" finalmente, una mujer sabe reconocer esa clase de sentimientos.
Caminó hacia atrás sin dejar de mirarlo, le guiñó un ojo y giró para ahora dirigirse a Cyrille, casi el mismo ritual solo que ahora su mano buscó el contacto con su rostro para así impulsarse hacia delante, le beso la mejilla y sin separarse demasiado se acercó a su oído -Mi nombre es Solèil Nouvele Molyneux, pero me gusta más que me digas Heli aquellas palabras fueron un secreto dicho solo para que él oyera, un simple murmullo que se deslizo desde sus labios hasta el oído de aquel muchacho, como una suave caricia del aire hacia las hojas de un abeto.
Se separó de nuevo sonriendo yéndose al filo de su mullida cama para sentarse en ella -Bien, si de verdad tienen que irse, adelante... saben dónde encontrarme la próxima vez que deseen venir, y no hay necesidad que se queden como presa fácil abajo en el hall, pueden subir directamente o preguntar por Rouge sus piernas se columpiaron de nuevo de arriba a abajo a la espera de alguna nueva reacción.
((perdonen la tardanza))
Solèil Molyneux- Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 15/04/2011
Edad : 29
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