Oscura noche de agua fria... (Samuel A.Salvatore)

por **Yulianna Fiódorovna** Sáb Abr 16, 2011 2:14 pm

Recuerdo del primer mensaje :

1800. Paris. Noche oscura. Agua fría. Una laguna.

Cierta noche de primavera, la joven Yulianna decidió salir al lago. Para muchos es algo peligroso, o temerían acercarse solos a un lago, pero ella necesitaba distraerse, estar sola, y salir de su casa. Asique decidida a ello se quitó el vestido de color beige que llevaba, se soltó la melena y se quitó el corsé que tanto le oprimía el pecho. Miró hacia la derecha, después a la izquierda y finalmente se adentró en el agua fría sumergiéndose finalmente.

Durante unos minutos todo parecía normal. Ella se lavó, disfrutó del agua, de la tranquilidad de la noche y cuando vio el momento preciso salió y se puso el corsé y la parte de abajo del conjunto de seda blanca.
Se sentó en la hierva y comenzó a mirar la luna llena. Sin duda era una bonita noche.

Tiempo después su tranquilidad se esfumó, pues escuchó un ruido y le pareció ver... ¿un lobo? No sabía muy bien lo que era pero se encontraba detrás de los árboles, y venía hacia ella. Su reacción fue, a pesar de ser una persona fuerte y valerosa, apretar su vestido con la mano derecha. No sabía lo que iba a pasar.

por **Yulianna Fiódorovna** Miér Ago 17, 2011 10:19 am

Él se sentó y espero. Paciente, tranquilo, observador. Yulianna le ofreció ropa y el la usó. Le quedaba practicamente perfecta. "Una cosa menos", pensó. Y después de entregarle el café se había sentado a su lado, sintiendo su aroma, viendo de cerca su hermoso cabello, teniendo una visión perfecta de sus bonitos ojos. Esa velada sin duda era extraña, pero algo la había echo especial, y ese algo era él. Samuel. Tan tierno, dulce, e incluso indefenso en un primer momento. Pero ahora, minutos después y ya recuperado parecía fuerte, vigoroso. Y eso aún le gustaba más.

Se acercó un poco, lo suficiente para rozar su brazo, pero no demasiado para que hubiera parecido descarado. Pero es que sin saber por qué necesitaba el roce de su piel de nuevo, y ya se había aguantado una vez, ¿por qué hacerlo dos? Sencillamente no podía. No quería. Y no iba a hacerlo.

Después de su escalofrío se confirmó: Samuel la atraía demasiado. Mucho. Y eso... no sabía si era del todo bueno, pues... ¿qué pasaría por la cabeza de él? En ese momento deseaba ser bruja para leer su mente, pero desgraciadamente no lo era, así que sencillamente se conformó con observar sus dulces labios, los cuales antes había besado.

-No... no es mia. Es de un amigo que... viaja mucho. -Obvió el detalle de que habían sido pareja, y siguió perpleja de él. Cautivada.

-Samuel... -dijo y luego deseó no haber comenzado a hablar. - Hoy... has convertido este día en especial. - No dijo nada más. Pero esta vez no pudo remediarlo y se acercó a él, y se colocó sobre su hombro izquierdo. Estaban frente a la chimenea, y ella lo notaba muy cerca. Deseaba que la abrazara, pero no se atrevía a pedírselo.

Oscura noche de agua fria... (Samuel A.Salvatore)

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