Un buen aperitivo [PRIVADO]

por **Liane Goldenberg** Lun Abr 18, 2011 4:48 am

Estaba realmente agotada, había estado absolutamente toda la noche en el Folies-Begère, consiguiendo solamente que un empresario me llevase a su casa a cambio de un collar de perlas de tres vueltas y un anillo de esmeraldas... Que barata había salido esta noche.
Después de acabar en su casa, me encontraba tan agotada para dirigirme yo a la mía que decidí entras a un restaurante, no era muy lujoso, pero tampoco un tugurio. Para comer algo estaría perfecto.
A pesar de haber estado toda una noche en vela y poseída por el Vodka y los chupitos de absenta, me encontraba radiante. Ciertamente me preguntaba... ¿como demonios lo conseguía?

Entre al restaurante, pasando hasta el fondo de el donde había una mesa que apenas se podía ver, rodeada de dos plantas bien grandes. Era el lugar perfecto, quería algo de intimidad, y no estaba dispuesta a aguantar a algún mediocre admirador que quisiese algún... favorcillo.
Me senté, y a los poco minutos llego el camarero, bien presentado y pulcro con su camisa blanca y pajarita negra.

-Buenos días mademoiselle, ¿Que desea?
-Buenos días, tráigame... -mire la carta- Un chocolate, macedonia, un zumo de naranja y... mmm...... unos croissant. Gracias.

El gentil camarero asintió, y me sonrío dándose la vuelta hacia la cocina. Suspire largo y tendido y me eché hacia atrás en la silla, agotada, me quitaría hasta aquí mismo el corsé, que horror...

por **Doreen Jussieu** Lun Mayo 09, 2011 8:48 pm

Desde que había escapado de casa siempre me la había pasado trabajando en la casa de la señora donde me quedaba. La verdad es que más que trabajar era ir aprendiendo de las cosas que ella me enseñaba. Me daba asilo, me daba comida, e incluso me pagaba por los favores que hacía. Había conocido a muchas personas desde que había dejado la casa de mis padres. Muchos de ellos se habían vuelto amigos, personas que había conocido en ese pasado, nuevos conocidos, un amor e incluso proyectos a futuro de vida que tal vez podían salir bien o mal pero que ahora no quería molestarme por pensar en aquellos dolores que poco a poco iba conociendo. Había estado ahorrando dinero para poder enviarlo a mi madre, pero con la llegada de mi hermano con algunas noticias que me había dado era mucho mejor quedarse con el dinero, aprovecharlo, invertirlo y después gozar demás. Nunca había sido una chica ostentosa, una chica que quisiera volverse rica, simplemente quería una vida bien, donde pudiera disfrutar de los placeres de la vida en el momento correcto, tener una bonita familia cosa que nunca tuve, y poder consentirme en ocasiones. Hoy era de esos días en los que no quería pensar en trabajos, en negocios, en amigos e incluso amores pues sentía que estaba dando demasiado de mí y no recibía lo que debía.

Por eso hoy sería de esos días en los que utilizaría esa vanidad que nunca antes había utilizado. Compraría uno de los vestidos más caros para poder asistir a una de las cenas que tanto me invitaban Darcy y Milo, compraría incluso la ropa interior más sexy aunque muriera de vergüenza al mostrarla a él, cortaría mi cabello, cuidaría mis manos, y me iría a comer a un lugar no tan caro pero al menos que tuviera de los mejores sazones de la ciudad. Porque al menos lo merecía una vez en la vida porque después de tantas represiones, dolores de cabeza, lagrimas, sufrimientos y demás, lo necesito. Salí de la casa caminando a paso lento. Por extraña razón siempre había un carruaje fuera de la casa por si quería ir a la casa de mis dos personas favoritas, empezaba a pensar que me mimaban demasiado, di la vuelta para que el chofer no me viera y avance disfrutando de la brisa fresca a París. Pero aquel día no había almorzado nada, y sentía que era justo hacerlo ahora por lo que me adentre a un pequeño restauran y rápidamente me entregaron la carta. Pude notar que me habían puesto en una mesa de fondo, alado de la única persona que estaba en aquel lugar escondido. Torcí el gesto y después le dedique una sonrisa cálida. Parecía cansada, y yo tenía el impulso de querer hablarle, pero me detuve y solo pedí la especialidad de la casa y una limonada para refrescarme un poco.

Un buen aperitivo [PRIVADO]

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