Melancolía (Morgana, libre)

por **Dianne Bentrim** Mar Abr 19, 2011 1:36 pm

Aquel día no había dejado de sentir un pellizco en el pecho, como si algo me estuviese dando vueltas a la cabeza.
A la caída de la noche, cuando ya podía estar tranquilamente sentada junto a la ventana, mi lugar favorito para reflexionar, me comencé a sentir extrañamente nostálgica de mi pasado. Junté las manos, apoyando mi rostro en ellas, mientras recordaba todas las penalidades a las que había sido sometida. ¿Es que mi destino era fracasar en todo lo que me propusiera?
Comencé a llorar, en silencio, desahogándome de aquella tristeza que me había asaltado.

por Invitado Mar Abr 19, 2011 2:47 pm

Cuando cayó la noche, Morgana tuvo que salir de su habitación para “trabajar”, si es que a eso se le podía llamar trabajo, y no “morir lentamente”. Se vistió de forma sencilla, intentando no llamar demasiado la atención, y salió al salón, agachando la cabeza y pasando desapercibida, alejándose de todo el murmullo.

Se fue hacia las zonas que no frecuentaba nadie, cerrando las ojos tras apoyarse en la pared de espaldas. ¿Por qué estaba allí? ¿Acaso no tenía una…? Oh, no… Su familia dejó de existir desde que ella recordaba que existía. Y esperaba no volver a ver a los poco componentes que la formaban nunca más.

Se paseó abrazada a sí misma por ese pequeño y solitario salón, ornamentado de forma simple y con una angustia en el pecho tremenda. Poco a poco se fue alejando cada vez más, hasta que un sonido entrecortado llegó a sus oídos. Inmediatamente se detuvo y frunció el ceño, pues esperaba encontrarse sola para poder pensar en paz.

por **Dianne Bentrim** Mar Abr 19, 2011 2:54 pm

Recordé cuando mis padres me acompañaban de un teatro a otro, animándome a seguir cantando cada día... luego, los oscuros días que pasé como mendiga en las calles del puerto, malviviendo a base de basuras y pocas cosas más. Ni siquiera la inmortalidad me había salvado de mi miseria, era como si estuviera condenada a ser siempre miserable, hiciera lo que hiciese.
Me sequé los ojos cuando percibí la presencia de una humana, mientras cruzaba las manos sobre la falda del único vestido medianamente "decente" que poseía, pues el resto solo eran andrajos.
Me giré, era otra cortesana, a la cual no conocía; si bien había que decir que no me trataba mucho con las demás chicas. Parecía molesta, como si mi presencia le desagradase.
-¿Acaso te incomodo?-dije en un intento de sonar fría, pero mi voz tembló levemente.

por Invitado Mar Abr 19, 2011 3:26 pm

Se quedó cruzada de brazos y mirándola. Parecía algo impertinente - Sí - dijo únicamente asintiendo - Pero yo a ti también, ¿no? - dijo en tono algo seco y yendo hasta la otra parte del salón, sentándose en un sillón que estaba alejado de la puerta, de espaldas a la otra chica y tapada por una columna. Allí cerró los ojos y se puso a pensar en todo y en nada. Eso siempre le pasaba…: Comenzaba pensando en una cosa y terminaba pensando en algo completamente diferente.

El sonido de una botella al romperse llamó su atención e inmediatamente gruñó abriendo los ojos, pero después se calmó respirando hondo y devolviendo la vista hasta un reloj de pared que había en frente y se dedicó a mirar la aguja avanzar.

por **Dianne Bentrim** Jue Abr 21, 2011 6:01 am

Aquella chica me hizo esbozar una mueca de desagrado, molesta por el tono de voz que había usado conmigo. ¿Pero quién se creía que era ella para hablarme en ese tono de voz? Allí éramos todas iguales, unas desgraciadas que hacíamos lo posible para ganarnos la vida. ¿Acaso ella se creía "mejor" que nosotras o algo similar?
Recordé que poseía ciertas ventajas sobre ella, como el hecho de que podía manejarla a voluntad si así se me apetecía, pero mi habitual sentido de la decencia y la moral volvió a hacer acto de presencia, quitándome esas ideas de la cabeza: no era justo que yo me dedicase a aprovecharme de los humanos porque poseía cierta ventaja sobre ellos.
Pese a todo, decidí probar algo: usar un poco, solo un momento, esa habilidad mía con ella: me apetecía hablar con alguien, y esa chica era la única que había hecho acto de presencia, y que en estos momentos se entretenía mirando el discurrir de las agujas del reloj.
Clavé mis ojos en ella y, con mi mente, la insté a que se encontrase más... "predispuesta a hablar" por decirlo de algún modo.

off: se supone que mi personaje tiene la habilidad de controlar las intenciones de los demás.

por Invitado Jue Abr 21, 2011 8:37 pm

Ensimismada, llena de rabia y melancolía, dolida, con el corazón desgarrado y el alma herida… Así se encontraba Morgana desde que su memoria recordaba. Y el sonido y la vista de las agujas del reloj hacían que aquellos apesadumbrados pensamientos continuasen en su cabeza, torturándola. ¿Por qué? Porque sus pensamientos estaban en su “vida”, y esas agujas se la recordaban: hacia adelante, siempre hacia adelante… Pero siempre volviendo al punto de partida, sin pies ni cabeza, sin razón de ser, sólo siendo. Sin prisa, sin pausa, sin la opción de retroceder en el tiempo… Por eso. Por eso era que Morgana ya había asumido que su vida era un fiasco, un error de la naturaleza, algo que no debería haber ocurrido nunca… Y toda su rabia la descargaba contra sí misma, haciéndose sufrir y no importándole si hacía sufrir a los demás. ¿Qué más daba? ¿Acaso no le reprochaban siempre que ella no era la única que tenía problemas? Pues bien… Si los demás los tenían, que los afrontaran sin quejarse tanto. Ella no lo hacía, a no ser que no aguantara más. ¿Y así la trataban? ¡Venga hombre! ¡También ella era un ser humano a pesar de estar envuelta en amargura…!

Y así dentro de ella se seguía librando la batalla entre la sinrazón y el dolor… Y entre ella misma y su pasado que luchaban por lograr un mejor futuro. Y parecíase aquella escena a algo sobrenatural, pues su cabeza le empezó a doler de forma extraña, haciéndole llevarse una mano a ella y acariciarse la sien en círculos, cerrando los ojos y mascullando algo en su idioma.

por **Dianne Bentrim** Dom Abr 24, 2011 1:36 pm

Sinceramente, o esa chica era demasiado cabezota, o tenía una gran resistencia mental, o tal vez yo estaba perdiendo facultades, pues lo único que conseguí fue que murmurase algo en un idioma que yo no comprendía en lo más mínimo.
Lo cierto es que, fijándome bien ahora que podía, ella no ostentaba ese aire de "superioridad" del que la había tachado minutos antes, más bien parecía derrotada, o como si hubiera perdido la fé en la vida. Era capaz de comprender en parte esa sensación, pues yo me había visto en situaciones verdaderamente miserables, más incluso que la actual, pero siempre intentaba encontrarle el lado positivo a todo, aunque solo fuera un detalle minúsculo y apenas sin importancia.
Viendo que si quería entablar conversación con ella me tendría que acercar yo, hice de tripas corazón, me limpié las últimas lágrimas que corrían por mi rostro y me acerqué a ella, con mis habituales pasos pausados y levemente elegantes.
-Mentiría si te he visto antes por aquí-dije para romper el hielo, pues aquella chica parecía un poco... cerrada, por decirlo de alguna manera-Soy Dianne Bentrim, es un placer conocerla, eh...-añadí, sintiéndome un poco estúpida, todo sea dicho. Pensándolo con cierta frialdad, estaba hablando con la comida.

por Invitado Mar Abr 26, 2011 3:20 pm

Todo se ofuscaba a su alrededor, no podía pensar con claridad, e incluso sus pensamientos llegaron a poder evadirse, dejándola aliviada en ese sentido al menos. Abría y cerraba los ojos parpadeando rápidamente, viendo algo borroso su entorno, y sintiendo de pronto una presencia y una voz que no conocía, pero que le resultaba cercanamente familiar. Sus impulsos actuaban solos, sin que ella pudiera tomar parte, y sus gestos tampoco los podía controlar, girándose para observar la figurita de alguien que le hablaba - Ah… - susurraba cerrando los ojos y aún con una mano en la sien - Mor… Morgana… - y volvió a mascullar algo en su idioma, cerrando los ojos con fuerza, agarrando con la otra mano el brazo del sillón en el que estaba sentada.

Off: Perdona si a veces tardo en contestar, pero empieza mi temporada de exámenes finales y decisivos y debo concentrarme en ellos.

por **Dianne Bentrim** Jue Abr 28, 2011 1:42 pm

Un logro ya había conseguido: que ella me contestase a una pregunta, aunque fuera de aquella forma tan breve y concisa. Quizás no tuviera muchas ganas de hablar, o estuviera pasando un mal momento, como era mi caso. Aunque sabía por experiencia que en esos momentos tan desastrosos lo mejor era desahogarse, como yo estaba tratando de hacer.
Siguió murmurando en su idioma, por lo que no pude evitar soltar una leve maldición en mi idioma nativo, el inglés, viendo lo poco "comunicativa" que era aquella humana.
-Dicen que las miserias se pasan mejor cuando se comparten-musité.

off: tranquila, yo estoy igual también, tengo que prepararme la selectividad T_T

por Invitado Sáb Abr 30, 2011 11:05 am

Esperaba que aquella noche, con aquel reciente dolor de cabeza, nadie la requiriera. Y esperaba aún más que cesase lo más pronto posible y le permitiera poder dedicarse a pensar en lo realmente importante en esos momentos: en nada. Deseaba poder encontrar un trasfondo de paz en todo aquello, pero parecía ser que ni siquiera unas horas de tranquilidad iban a serle concedidas.

Primero, los gritos del burdel, que no eran pocos y silenciosos, luego, las miradas de todos, que podían detenerse en ella en cualquier momento… Y ahora aquello que no tenía sentido. Miserias, escuchó de fondo. ¿Qué miserias, las suyas o las del mundo entero? - Su- Supongo… Que, sí… - dijo estando controlada, sin saber muy bien qué era lo que decía - ¿Q-qué pasa…? - preguntó con las manos en las sienes, frunciendo el ceño.

por **Dianne Bentrim** Dom Mayo 01, 2011 1:13 pm

Aquella mujer estaba consiguiendo sacarme de mis casillas, algo muy poco común, pues yo era una persona apacible, a la que pocas cosas podían sacar de quicio.
-¿Cómo que que pasa?¿No te parece suficiente miseria la que nos rodea?-inquirí, pero con un tono de voz levemente más frío, mientras hacía un gesto que abarcaba a nuestro alrededor-Vivimos en el escalón más bajo de la sociedad, ejerciendo un empleo detestado y miserable.
Tal vez lo estuviera empeorando todo, o tal vez no. Lo cierto era que yo misma me avergonzaba de ejercer semejante profesión, pero no me quedaba otra si quería subsistir de forma honrada... si es que se podía llamar honrada. Al menos era legal.

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