Lord give me a sign {Laurent Sarkozi}

por **Lyuba A. Yumara** Mar Abr 19, 2011 6:36 pm

La morena tenía que entregar un paquete, no sabía perfectamente que era lo que estaba cargando pero lo único que deseaba era entregarlo y recibir las monedas prometidas. Dicho y hecho. Sonriente miró la bolsita que tenía en sus manos, con un destello especial. Avaricia, sabía que no estaba bien pero no podía evitar sentirse feliz al escuchar aquellas monedas ganadas con total inocencia. Regresaría a su carreta, estaba algo cansada y su cuerpo estaba totalmente debilitado por la falta de sueño y por la falta de comida y proteínas. En su paso, un mendigo estaba pidiendo limosna. Al principio decidió pasar de alto pero algo la hizo parar a unos pasos del hombre. Lo miró un largo rato sin saber que hacer. No tenía piernas , alguien se había encargado de cortárselas o alguna enfermedad debió de tener. Lyuba sintió pena y se agachó, dejando la mitad de su propina al hombre. Este agradeció – Ve con Dios, niña – ante tales palabras la morena frunció ambas cejas. “Dios..” pensó ella mientras caminaba hacía su carreta. “ Parece que últimamente nos a abandonado, tantas desgracias..” mientras sus pensamientos parecían envolverla , ella observó sin interés alguno los lugares que tenía que atravesar para llegar a su carreta. Uno de los lugares era la Catedral. No había entrado nunca en la catedral de Paris , era un lugar santo , tranquilo y sacro. Se sentía culpable, por alguna extraña razón también una pecadora. Su conciencia luchaba por entrar pero algo le decía que no. Finalmente suspiró, dirigiendo sus pasos con lentitud hacía la catedral.

No había mucha gente, casi nadie . Al entrar, la tranquilidad y la santidad pareció envolverla al momento. Se sentía relajada, sentía una presencia fuerte y protectora a su lado. Por primera vez en su vida, se sentía segura de haber nacido. Siguió su camino hasta sentarse en un banco, arrodillándose y comenzando a rezar en su idioma natal – Tatal nostru ,iarta-ma sunt o pacatoasa. Stiu ca port ura in sufletul meu si nu e bine. Tu ai avut puterea de a ierta, si ai iertat. ¿Eu de ce un pot? ( Padre nuestro, perdoname, soy una pecadora. Se que lo soy, porque en mi alma guardo rencor, odio y no esta nada bien. Tu has tenido el poder para perdonar y has perdonado. ¿Yo porque no puedo? – suspiró sintiendo como sus ojos estaban nublándose poco a poco , dejando escapar lagrimas – Imi este frica de ceea ce va veni. Imi este dor de parintii mei, poate ca ei au un lugar de veci mult mai bun decat iadul in care noi,oamenii traim. De aceea iti cer,Tata , dane un semn pentru salvarea noastra , sa ne salvéis de rautatea si ispitele. Ai grija de copii tai. In Numele Tatalui,al Fiului si al Duhului Sfant.Amin.( Tengo miedo de lo que vendra. Pero tambien hecho de menos a mis padres, se que ellos tienen un lugar mucho mas bueno y tranquilo que el infierno que nosotros, los humanos vivimos.Por eso Padre, danos una señal que nos salve de la maldad y las tentaciones Cuidanos, Padre. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.Amen – finalizó secándose las lagrimas que pocos antes había dejado escapar.

por **Diodore Pomeroy** Mar Abr 19, 2011 7:24 pm

Hacia poco menos de una semana que había llegado a París luego de mis dos años como misionero en los pueblos de Francia y España, me resultaba aún chocante estar encerrado en aquel lugar en vez de estar recorriendo las calles en donde sabía la gente que realmente me necesitaba estaba esperando consuelo. Pero era la orden del vaticano y nada podía hacer, el padre Asrael encargado de Notredame había caído enfermo de algún extraño mal y yo había sido enviado temporalmente como remplazo. Realmente esperaba que ese 'temporalmente' no se extendiera demasiado.

Me alisé la sotana purpura que se había arrugado un poco luego de pasar largas horas sentado en el confesionario, Paris tenía mucho que decir y yo tenía mucho tiempo para escuchar. Caminé por el púlpito revisando que las cosas estuvieran en su lugar, ese día mi querido Monaguillo (una de las pocas razones por las cuales no me molestaba estar allí debo confesar) no había podido venir y me tocaba mantener en orden todos los objetos sagrados para las ceremonias por mi mismo.

Cuando creí que todo estaba bien, decidí dar un paseo por la iglesia, para estirar un poco las piernas y entonces una mujer llamó mi atención, estaba allí sentada en uno de los bancos, concentrada en oración, noté como unas lágrimas resbalaban por su rostro y no pude evitar sentirme conmovido, siempre era impactante ver que gente tan joven estuviera atormentada.

- Bienvenida a la casa de Dios - Comenté con voz tranquila parándome a su lado - Me parece que estás un poco alterada ¿Gustas de una aromática de Valeriana? - Le pregunté y me sentí como el mesero de un bar. La analogía me hizo sonreír.

por **Lyuba A. Yumara** Miér Abr 20, 2011 9:22 am

Al acabar de rezar, sus ojos se escondieron en las manos entrelazadas. Se sentía bien en la catedral, pero a la misma vez vacía. No era una persona que se dejaba leer a primera vista, pero pensaba que en aquella Catedral tenía el derecho de desahogarse en un modo silencioso, contando las penas, los pecados a Dios. Creador de la humanidad y la belleza de la naturaleza. Siempre había tenido fe y creía en Dios, pero últimamente había dudado de todo. Los seres nocturnos no hacían mas que atacar mientras la morena se sentí incapaz de ayudar a los muertos que estos se llevaban . Necesitaba una señal, que hacer para vivir en un mundo mejor , como hacerlo . Suspiro con resignación cuando de pronto escuchó una voz. Dios era grande. Allí estaba la respuesta. En el momento que necesitaba una respuesta, Dios respondía mediante hombres , personas que nadie pensaba que podían tener tanta fe en Dios. Lyuba giró su rostro para observar al ángel caído del cielo. Era raro, no poseía alas. Tal vez su caída fue dura y alguien se había encargado de cortárselas. Observó las facciones del joven. Tan inocente y puro como la gitana – Gracias – murmuro volviendo a enterrar sus ojos en las manos sucias que esta poseía debido a que sus condiciones de vida no era nada buenas.

El joven volvió a hablar y Lyuba lo observó una vez mas . Estaba alterada, cansada de todas las desgracias que pasaba en el mundo y nadie parecía prestar atención a eso si no a la vida lujosa que estos poseían. Se mordió el labio inferior aun un poco nerviosa por todo. Esperaba que nadie hubiera observado los sollozos de la joven, no deseaba mostrar debilidad . El padre había ofrecido una aromática de Valeriana, no quería ser mal educada pero no deseaba tomar nada – No se preocupe, estoy bien – mentira. Si estaba realmente bien porque tenía esa expresión de terror, miedo y desesperanzas? - ¿Es usted un ángel? – pregunto curiosa. Había aparecido justo en el momento adecuado, por eso mismo le había preguntado aquello.

por **Diodore Pomeroy** Miér Abr 20, 2011 1:12 pm

Las personas nunca se mostraban débiles a propósito, cuando veías a alguien llorar, independientemente de hombre o mujer, era porque había un verdadero motivo, llorar era como dejar que la puerta del alma se abriera indiscriminadamente para que todos vieran tus desgracias, esa jovencita tenía problemas que la atormentaban y yo era un guerrero de Dios, mi misión en el mundo era ayudar a que mis ciervos combatieran esos tormentos.

- Bueno... si no quieres beber nada, quizás quieras hablar...y si no quieres hablar... - Llegado a este punto me quedé como sin que decir, así que me senté a su lado en la banca - Podemos orar juntos - Dije al fin, orar hacía a las personas sentirse tranquilas, yo siempre creí que no era suficiente con rezar algo aprendido de memoria, para hablar con Dios uno podía usar muchas palabras y para ayudar a alguien existían muchos medios no necesariamente los ortodoxos.

- ¿A...Angel? - Exclamé y mis mejillas se colorearon al instante, era la segunda vez que alguien me llamaba ángel en esa semana, recordaba a ese chico que había caído gracias al piso mojado de la catedral el día anterior, ahora esta chica me llamaba de la misma manera, una risita nerviosa se escapó de mis labios y me llevé el dorso de la mano en un gesto inocente.

- No soy un ángel, pero soy un guerrero de Dios... si te sirve, daré lo mejor de mi para ayudarte - Le respondí y me imaginé a mi mismo con alas, si las tuviera realmente parecería un pájaro DoDo. Meneé la cabeza lentamente - Soy Laurent Sarkozi, me encargo temporalmente de NodreDame mientras el Padre Asrael mejora, puedes confiar en mi de igual modo... ¡Oh! ¿Cual es tu nombre Princesa? -

Si yo le parecía un ángel, ella a mi me parecía una princesa.

por **Lyuba A. Yumara** Jue Abr 21, 2011 1:58 am

Estaba nerviosa , jugueteando con los dedos y las manos como una niña pequeña. No estaba acostumbrada a que las personas se preocupasen por ella . Solo escuchaba “Bah, haz lo que quieras , es tu vida” pero nada mas. Por eso mismo, su rostro se iluminó , formando una pequeña sonrisa con sus labios. Suficiente para que esta transmitiera una ternura adorable – Es mejor hablar con alguien sobre las desgracias – murmuro mas para ella que para el joven. Se veía demasiado joven para llamarlo “padre” , así que se negó en llamarle de aquel modo . Ángel, era
adecuado dado a su inocencia y a su bondad . Escuchaba con atención las palabras del ángel, mientras seguía jugando con sus dedos . Pero sus ojos, tal cual los cristales, observaban la ternura de su compañero mientras este hablaba con un tono suave, tranquilizando por completo a la
morena – Prefiero llamarle ángel – dijo con un acento marcado, rumano, mientras sus mejillas se tornaban un color mucho mas vivo.

Parecía que su ángel tenía nombre, Laurent. Lyuba arrugó su frente en busca de alguna información
por si había conocido al joven en los días fugitivos. Pero no, no le cuadraba nada. Su rostro no le era conocido, ni sus gestos, timbre de voz o nombre. Ahora que había caído del cielo, debía ayudarla y enseñarle el buen camino , no caer en las tentaciones que estaban por todas partes. Escuchaba con detención el motivo de su presencia en la Catedral. No había conocido al padre Asrael, pero
no dudaría en pasar mas tiempo por la Catedral, ahora que su ángel ofrecía sus servicios a Dios – Espero que se recupere.. – dijo dulcemente olvidando el motivo por el cual había venido a la casa de Dios – Lyuba…Yumara – aquella pausa fue provocada cuando escucho “princesa” . No tenía ninguna pinta de ser una de ellas, nisiquiera pertenecía a alguna clase social – Es un placer – agregó parpadeando un par de veces , observando como la Catedral estaba siendo abandonada por las pocas personas que habían antes.

por **Diodore Pomeroy** Jue Abr 21, 2011 10:33 pm

Ella insistía en llamarme Ángel y yo seguía con mis mejillas coloradas, de hecho sentía que se ponían más rojas a cada momento, me daba vergüenza que me estuviese llamando con el nombre de una criatura tan sagrada y hermosa, yo por supuesto sólo era un humano, un pecador más del mundo, aunque por supuesto había escogido el camino de Cristo a diferencia de otros.

- Pues... hablemos pues de esas desgracias - Comenté intentando que el color desalojara mis mejillas, pero las sentía punzando como un par de corazones - Me avergüenza... que me llames Ángel... no me considero digno de ser comparado con uno - Le confesé al fin y me froté las manos nerviosamente.

Decidí que era mejor sonreír naturalmente y disponer mi corazón para ella, ser ese ángel que ella estaba necesitando en ese momento, porque de vez en cuando uno necesita encontrarse con Ángeles o ninfas, los artistas encontraban ninfas hasta en las cortesanas ¿No?, entonces yo sería ese ángel que ella necesitaba.

- Que bonito nombre... - Comenté al escucharlo - L-y-u-b-a - Exclamé disfrutando del sonido de cada letra - ¿No eres Francesa verdad? ¿De que reino viene su alteza? - Bromeé haciendo una venia, estaba decidido a sacar una sonrisita sincera de ella y a erradicar esas lágrimas.

por **Lyuba A. Yumara** Lun Abr 25, 2011 12:12 pm

Ni ella misma sabía por donde empezar con las desgracias. Al escucharle se quedó un momento en silencio, dejando que el mismo fuera su dueño, hundiéndose en los pensamientos y ordenándolos - ¿Por donde empezar? – preguntó con un hilo de voz. Iba a pegarse toda la noche si hacía falta, le daba lo mismo. Ahora tenía a una persona que podía escuchar sus desgracias – Mis desgracias, no se si hablar sobre las mías…tal vez el mundo de afuera ,ellos si tienen desgracias. Viven en la ignorancia.. – murmuro seriamente. La estaba afectando aquella ignorancia, porque nadie se creía los cuentos de vampiros y por eso ignoraban todo lo que les rodeaba creyendo que es un mundo realista, un mundo donde la magia no existía y el bien y el mal vivían en equilibrio. Pero era todo lo contrario, el bien iba perdiendo cada vez mas soldados mientras que el mal recuperaba los soldados moribundos del bien, transformándolos en monstruos.

Decidió esbozar una sonrisa plegada de ternura, sin comentar sobre el tema del ángel. Era muy cabezota, por lo tanto el tendría que adaptarse a su nuevo nombre “Ángel” y si seguían discutiendo ella iba a llamarle en rumano, “Inger”. Lyuba no era francesa, a veces se notaba con facilidad cuando solía golpearse con palabras desconocidas por ella. Era rumana, proveniente del reino Rumano, Bucuresti. Su sonrisa se prolongaba a medida que escuchaba al ángel hablar – Del reino rumano – soltó una pequeña risita , suave, sin molestar la presencia de los demás con su risa. A veces se sentía como una niña, inocente sin preocupación. Pero eso tardaba muy poco porque raras veces, sus recuerdos, memorias venían a ella como un imán, impidiéndole sonreír.

por **Diodore Pomeroy** Lun Abr 25, 2011 1:31 pm

Me sorprendí bastante cuando me reveló su lugar de origen, y no pude evitar preguntarme que haría una damita tan joven en un país tan alejado del suyo ¿Se habría mudado su familia entera? yo conocía apenas dos naciones, bueno, no en su totalidad y me habían parecido eternos esos viajes, seguramente para ella también habrían sido toda una pesadilla.

- ¡Valla qué lejos! - Exclamé llevándome una mano a la boca en un gesto inocente - Yo he viajado cuando era misionero, antes de venir aquí no era propiamente sacerdote, entonces me fui como misionero a visitar los pueblos y recorrí parte de España y Francia, no logró imaginar lo tedioso que debió ser el viaje desde Rumanía, seguramente tu y tu familia tuvieron mucho tiempo para conversar - Concluí sonriendo - Mi familia es toda Francesa, así que no hay mucho que decir de mi nombre, simple y común es mi Laurent -

Alcé mi vista y la virgen al fondo del púlpito me devolvió la mirada con sus pálidas irises, un tanto parecidas a las de Lyuba, seguramente era por que contenían la misma pureza.

- Es cierto, vivimos en la ignorancia, pero estamos en la búsqueda de la verdad, eso es lo bueno, por lo menos algunos no estamos contentos con lo que vemos y buscamos más allá... ¿No crees? - Aseveré y luego me cuestioné si ella sería Católica, no estaba seguro de que religión se predicaba en su reino - Discúlpame, pero ¿Crees en Jesus? -

por **Lyuba A. Yumara** Vie Abr 29, 2011 9:12 am

Laurent, seguramente se sorprendería por la revelación del origen de Lyuba. No existían muchos rumanos por la zona, Rumania estaba algo lejos de Francia. Pero Francia no había sido el único país donde ella tuvo que parar, antes tuvo que ir a Rusia , huir de alguien desconocido. Lyuba sonrió escuchando su exclamación, le parecía de lo mas normal que alguien se sorprendiera de su origen. Había sido misionero, eso significaba que era una persona devotada al Creador , le hacia una persona de confianza y además de inocente, era un creyente de verdad. Sus palabras borraron cada vez mas la sonrisa de la morena, aquella sonrisa que antes le había arrancado . Carraspeo desviando los ojos del ángel , clavandolos en el suelo - Mi familia esta muerta..- no sabia de donde había adoptado aquella valentía para compartir la información. Cuando debía hablar sobre sus padres sentía algo vacío dentro de ella y siempre esquivaba el tema. ¿Por que no lo hacia ahora?. Tal vez por la confianza que desprendía su ángel.

Volvió a levantar la vista, observándole hablar sobre su propia familia, francesa - Cuéntame lo que has hecho en tu viaje, la gente que te has encontrado.. - exigió Lyuba entusiasmada. Su tono era tan suave y aterciopelado como la voz de una niña pequeña que deseaba escuchar a su madre contándole un cuento de hadas. Si algo le gustaba a Lyuba era conocer de los errores propios o de otros, también países y gente diferente. Lyuba asintió ante sus palabras - Si es cierto.. - le dio la razón pensativa escuchando su siguiente pregunta - Soy ortodoxa.. - murmuro sonriendo de medio lado con amabilidad y ligereza . Algunas veces se preguntaba si era cierto, ni ella misma sabia lo que era , no había tenido tiempo para preguntárselo a sus padres. Ella eso pensaba que era, porque creía en Dios aunque a veces pensaba que la tenia abandonada.

por **Diodore Pomeroy** Sáb Abr 30, 2011 12:53 am

Me llevé las manos a mis labios y la sonrisa que antes se había dibujado, desapareció cuando ella respondió y me reveló esa triste realidad, mis padres seguían vivos por supuesto, al igual que mis 4 hermanos, no vivían de la mejor manera ya que no eramos una familia adinerada, pero por lo menos sabía que estaban allí y que en cualquier momento podría ir a visitarles.

- Oraré por su descanzo eterno - Le prometí con una mirada que quizás reveló demasiada tristeza, una que. un desconocido no podría sentir por alguien que acaba de conocer, pero en mi caso, yo estaba tan acostumbrado a ponerne en los pies del otro, a sensibilizarme con el dolor ageno, que me resultaba casi imposible no mostrar mis sentimientos como una especie de vidrio transparente. No supe de momento si debía hondar en el asunto de su familia, quizás sería una indiscreción de mi parte teniendo en cuenta de que acababamos de conocernos, así que preferí seguir con el otro tema.

Ante su pregunta, estiré las piernas hasta apoyarlas en la barra de madera de la silla siguiente, en donde la gente se arrodillaba a rezar, como usaba la sotana. sólo se me vieron las puntas de las botas desgastadas - Pues... es un viaje maravilloso de auto-descubrimiento que deja incalculables satisfacciones - Comencé diciendo, mi vista se perdió en algún paraje irreal y lejano, pues las memorias aparecían de repente en mi cabeza, rodeandome como aterciopelados petalos.

- Las misiones son fantásticas, ayudar al prójimo es la mejor parte de este oficio porque puedes realmente ver como la palabra de Cristo cambia la vida de otros - Le explicó - Por ejemplo he hablado con muchas cortesanas, ellas son mujeres que sufren una discriminación social muy hipócrita, les juzgan en las calles, pero secretamente esos hombres las buscan para usarlas como meros objetos de placer, es una contradicción que resulta desagradable y que en el fondo impacta si ego fuertemente, me gusta hablar con ellas, escuchar sus problemas y preocupaciones - Le confesé, no recordaba que alguna prostituta hubiese dejado las calles por mis consejos, pero sus expresiones tranquilas y llenas de paz luego de que terminaban la confesión, me reconfortaba.

- Sin importar en lo que creas, eres igualmente bienvenida en la casa de Dios - Dije al fin.

por **Lyuba A. Yumara** Sáb Abr 30, 2011 10:02 am

Lyuba miró a Laurent a los ojos, observando aquel reflejo de la tristeza en sus ojos. “Mira lo que has hecho! “ su conciencia la regañaba por compartir aquel estado con Laurent. No le gustaba ver a las personas de aquella manera . Ella sabía que había superado la muerte de ambos, aun tenía familia al menos eso creía. Solo que estaban lejos, sus abuelos, primos..pero no era lo mismo como tener un padre y una madre. Tal vez el destino, el Creador había decidido poner a prueba a la morena haciéndola pasar por aquel sufrimiento – Hey.. – dijo con suavidad apoyando una de sus manos sobre el brazo de el con cierto cariño – No te preocupes , si deseas saber mas sobre ellos o…- no supo que decir pero sonrió ligeramente– En serio, no me molesta hablar sobre el tema – confesó para animarle. Lo cierto que desde que había llegado a Paris no había hablado sobre sus padres con nadie. Ya iba siendo hora de que se armara de valor para hablar sobre el ejemplo que ella tenía, gracias a los recuerdos y las aventuras de su padre como cazador.

Lyuba se acomodó mejor sobre la banca, escuchando con atención cada palabra de su ángel, con la atención necesaria para crear una película en su cabeza con las descripciones de Laurent - ¿sabes? Siempre e querido hablar con las cortesanas, conocer el motivo por el cual ellas han decidido o han sido obligadas a tener aquella vida. Pero desafortunadamente no e tenido mucho tiempo para hablar con alguna de ellas. Las e visto en las calles y siempre me preguntaba ¿Por qué lo hacen?. Espero que algún día pueda hablar con ellas y conocerlas a fondo. Aunque como bien has dicho son personas que sufren ante la discriminación, a mi personalmente me da la sensación de que ellas tienen algo especial – relató cuando el había acabado su pequeña historia. Pero Lyuba no deseaba saber solo eso, quería saber mas sobre el misionero – Seguro que a conocido mas gente.. tengo todo el tiempo del mundo para escuchar – aseguró sonriente . Esperaba que el también lo tuviera , aunque la morena dudaba de aquello. Siendo el que sustituye al padre, mucha gente deseaba confesarse , tal vez el tenía que atender a otras personas. En aquel momento se había sentido egoísta .
Estaba de acuerdo con sus palabras. No importaba en que creías, lo importante era tener fe en el único que había traído a la humanidad en la tierra – Gracias.. –agradeció con las mejillas coloradas. Aquel color que había perdido hace tiempo. Su sonrisa era franca , como pocas veces había sido cuando había llegado a Paris , una tierra que antes había sido desconocida en totalidad.

por **Diodore Pomeroy** Sáb Abr 30, 2011 5:32 pm

Me sentí aliviado al notar que ella no se sentía tan mal acerca de sus padres, supuse que debieron morir tiempo atrás y ya era algo superado y como abrió las puertas para la confianza, me pareció que podríamos ahondar en el tema, asentí ligeramente y me quedé pensando en lo que dijo sobre las cortesanas.

- ¿Algo especial? - Pregunté confuso, naturalmente todos teníamos algo especial ya que las personas eramos todas en esencia iguales pero nos comportábamos de maneras distintas que nos hacían especiales, sin embargo yo había conocido cortesanas que realmente me molestaron, y me atrevo a decir que no encontré nada especial más allá de un egoismo y un ego absurdo que aborrecí en su momento.

- Pues si... he conocido a muchas personas en mis viajes, yo personalmente prefiero trabajar con gente de escasos recursos, porque me parece que así puedo ayudarles más - Le expliqué - Una vez conocí a un pobre hombre que lo habìa perdido todo, el tenia unos cultivos de tomates y patatas, pero en una gran tormenta, la lluvia habìa desbordado el riachuelo y los cultivos se habìan perdido completamente al inundarse, el hombre me dijo que, Dios le habías olvidado y que aunque el era un buen Cristiano, aquello le había sucedido -

Me quedé unos momentos callado, como párroco no debía ir contando los secretos de las personas que acudían a mi, porque nosotros jurábamos silencio y prudencia, no se porqué había terminado contándole y esperaba que sin revelar el nombre del hombre, ella no pudiera dar con él en cuestión.

- ¿Alguna vez te has sentido así? Como que... ¿Dios te ha olvidado? - Le cuestionè.

por **Lyuba A. Yumara** Sáb Abr 30, 2011 6:34 pm

-Si, algo especial – aseguró asintiendo con la cabeza observando lo confuso que estaba – Todas las personas tenemos algo especial. Lo digo porque muchos ven en ellas solo el deseo carnal, pero nunca piensan como pueden ser en verdad. Algunas, suelen utilizar aquel antifaz frío para demostrar al mundo que les conviene su modo de vida. Pero solo ellas saben , con exactitud, como son realmente – finalizó aun mostrando aquella sonrisa amable. La morena le seguía a la perfección , escuchando el relato y sintiendo una extraña sensación de que a ella también le hubiera pasado aquello. No igual, pero si sintiéndose abandonada. La mayoría del tiempo solía sentirse , pero encontraba de nuevo la cordura y la paz interior , sin contar la fe . Lo mas esencial para creer en algo o en alguien que jamás hubiera visto, era la fe - ¿Y luego que pasó? – preguntó la gitana curiosa - ¿ Volvió a recuperar sus cultivos, volvió a cultivarlos de nuevo? – preguntó por segunda vez con rapidez, apenas dejando que Laurent respondiera la primera pregunta. Lyuba siempre se preocupaba por los demás, pero habían veces que no sabia como ayudarles y solía huir de sus problemas, abandonándolos. Su conciencia, siempre la regañaba y por eso mismo vivía con la culpa de haber huido .

Escuchó su pregunta y por un momento se quedó en silencio para luego responder – Si, mas de una vez. La primera cuando mis padres murieron, de allí siempre suelo preguntarme el por qué de las cosas y por qué me a abandonado. Pero eso no es cierto, nos pone a prueba..pero no nos abandona . Si fuera así , ahora mismo estaríamos en la misericordia – dijo con un tono suave - ¿Y tú? ¿ Alguna vez te has sentido de que Dios te a olvidado o abandonado? – pregunto curiosa, nuevamente volviendo a meter las narices donde no le convenía. Pero era muy curiosa y aquel chico, inocente, despertaba en ella los deseos de conocerle a fondo.

por **Diodore Pomeroy** Dom Mayo 01, 2011 9:38 pm

Resultaba agradable hablar con esa princesa Rumana que ahora tenia a mi lado, poco a poco su carisma se revelaba para dejarme gratamente sorprendido y me pregunté si ese era el encanto que las mujeres escondían en su interior y que hacía a los hombres pecar. Por unos momentos pensé que podríamos llegar a ser amigos, algo más cercano y no sólo una chica que llegaba perdida que llegaba a buscar el consejo de un sacerdote.

- Bueno... al hombre le sucedió algo curioso, luego de perder los cultivos estaba muy deprimido y tuvo que pasar por momentos muy difíciles para subsistir - Le comenté recordando como había inclusive dejado de asistir a la iglesia, creyendo que Dios le había abandonado - Pero al cabo de 6 meses, cuando el clima había mejorado y él había comenzado a cultivar de nuevo con renovadas esperanzas, conoció a una mujer que había llegado buscando trabajo como granjera para ayudar con los cultivos - Hice una pausa y un suspiro escapó de mis labios - Se enamoraron y ahora están esperando el segundo bebe, como vez, de alguna manera el destino le devolvió la felicidad que le había quitado duplicada -

Le observé con curiosidad al escuchar sus palabras y sus preguntas, yo no comprendía en ese entonces lo que significaba perder a un miembro de la familia, mis padres seguían aún viviendo en esa pequeña y desvencijada casita cercana a la corte de los milagros, era como si el tiempo no hubiese ocurrido nunca.

- ¿Y..o? - Exclamé un tanto sorprendido con la pregunta - La verdad es que... no...bueno no aún, no descarto la posibilidad de que en algún momento llegue a dudar... dudar es algo inherente al ser humano, siempre estamos cuestionándonos, así pues que en ese orden de ideas, cualquier cosa puede pasar - Le respondí con sinceridad, temía que ese momento llegara, si era así ¿Que sería de mi vida?.

por **Lyuba A. Yumara** Vie Mayo 06, 2011 2:30 pm

El estado de la gitana era un tanto curioso por aquella situación del hombre. Siempre había sido una persona que deseaba el bien de los demás y cada vez que algo malo pasaba en el mundo, ella , intentaba arreglarlo aunque fallaba siempre en eso. Pero la fe, su fe era grande y eso no debía demostrarlo a los demás. Escuchaba con atención lo que le había sucedido al hombre después de aquella desgracia . Su corazón y su sonrisa parecían alegrarse al escuchar aquella noticia tan buena – Siempre sale el sol tras la tormenta – comentó con ninguna timidez , poniendo mucha mas atención en la segunda parte . El amor, era un sentimiento tan profundo e imposible por controlar. Te incitaba en cometer la locura mas grande del mundo, pero nunca solo, siempre con la persona amada. Desde luego, los hijos eran el fruto del amor mas puro , una bendición que Dios solía otorgar a la humanidad. La morena nunca había conocido a una persona, aquella persona que le hiciera perder la cordura. Pero aun tenia tiempo, no iba a buscarle, el iba a llegar en el momento menos oportuno – Sin duda es …una parábola.. – dijo ella pensando en aquellas veces que el Creador había contado e enseñado a la multitud, las diferentes situaciones que ponían a prueba la fe de aquellos hombres. Para la gitana, aquella era una mas.

Pero su curiosidad no acababa cuando el relato lo hizo, aun seguía con aquella chispa encendida - ¿Tu…- bajó la vista sintiendo un ardor en sus mejillas , recogiendo cada trocito de valentía para proseguir con la pregunta – te has enamorado alguna vez? – preguntó mordiéndose el labio, deseando que su ángel no la regañara por haber hecho tal pregunta. El temor era una palabra que describía la respuesta de Laurent, no le juzgaba. Entendía a la perfección que su ángel tuviera miedo de dudar de su creencia, pero tenia fe y bondad , Dios le ayudaría en su camino cualquiera que fuese aquel – Tienes fe, es lo mas importante – dijo ella tras escuchar las palabras del joven. Sus palabras como cada vez, habían sonado con la dulzura necesaria para tranquilizarle.

por **Diodore Pomeroy** Mar Mayo 17, 2011 1:31 pm

Las parábolas siempre me habían gustado aunque uno nunca termina por del todo, a veces eran muy evidentes y otras imposibles de asimilar a primera vista, tenías que pensarlas durante días e inclusive tenías que 'vivir' situaciones similares para lelgar a interiorizarlas, era por eso que yo consideraba que mi entendimiento de la palabra de Jesus estaba incompleto y deseaba poder continuar estudiándolo.

Mi idea de estudiar iba más allá de los libros, para mi entender a Cristo y asimilar sus enseñanzas no era cuestión de leer y aprender la biblia, sino cuestión de obrar con el prójimo.

La pregunta me tomó desprevenido, abrí mucho los ojos y debí parecer hasta cómico, muchas cosas pasaron por mi mente en ese momento y la principal cuestión sobre lo que significaba el amor. Sabía (o más bien suponía) que ella preguntaba sobre un amor de pareja, pero no me sentía preparado como para responder algo así y quise darle largas al asunto, desviándome por las ramas.

- En... mi condición de misionero... me he enamorado de Dios padre y de todos sus hijos en este mundo - Incliné mi cabeza avergonzado por dar una respuesta tan cliqué, aunque en el fondo fuera completamente sincero - ¿Que hay de ti? Una princesa joven y hermosa siempre tiene a un principe dispuesto a salvarla - Comenté con una medio sonrisa, comenzando a jugar con mis propios dedos - ¿Donde está tu príncipe? -

(( Mil disculpas por mi extraordinaria tardanza, pero he tenido demasiado trabajo en la oficina ))

por **Lyuba A. Yumara** Sáb Mayo 21, 2011 12:13 pm

Una risita cómica se hizo resonar en la Catedral, algo que tomó desprevenida a la gitana ya que se encontraba en un sitio sacro . Colocó sus dedos largos sobre los labios, avergonzada por lo que acababa de pasar , pero aun así la risa seguía esparciéndose por la Catedral y Lyuba no podía impedir. Se mordió el labio pero era en vano, la situación era tan graciosa!. No ella era la culpable , si no su ángel!. El cual tenía una expresión muy divertida pintada en su rostro y las palabras que salía atropelladamente de sus labios….que alguien pudiera ahogar aquella risa de la gitana!. Cada vez que volvía a observar el rostro de Laurent, la risa aparecía, por eso mismo cerró los ojos con fuerza, aun riéndose con todas las ganas del mundo – Lo… - quiso hablar pero..¿acaso se podía hablar en medio de las carcajadas? – siento – finalizó ignorando todas las miradas sobre su espalda y la de Laurent. La risa, poco a poco fue desapareciendo dejando como rastro una sonrisa cargada de dulzura – Te entiendo, te entiendo.. – comentó a punto de estallar de nuevo en aquellas risas pero se contuvo al escuchar su pregunta.

Pensandolo mejor, reflexionando sobre lo que habia hecho con su vida y los encuentros numerosos que habia tenido…todos preguntaban lo mismo. Su expresión, en aquel momento, era pensativa – Eh.. – un comienzo bueno, teniendo en cuenta que iba a confesarse sobre algo personal . Sus mejillas, volvieron a tener aquel calor ardiente tal cual el verano que parecía llegar mas rápido de lo que todo Paris estaba acostumbrado . Sus palabras hacían que el corazón de la gitana latiera con mas fuerza y ella tenía la impresión de que iba a salirse del pecho en cualquier momento – Mi….príncipe creo que se habrá perdido en algún lugar – dijo ella con un tono divertido. Solía tener la incertidumbre de preguntarse ¿Por qué no conocía el amor?. Pero otra vez se hundía ella misma en preguntas, dudas y misterios que no tenían ni respuesta ni solución. El silencio pareció apoderarse de la situación y Lyuba, la que odiaba aquellos momentos donde el silencio era inoportuno , habló – Siempre e tenido el deseo de conocer la Catedral.. ¿ podrías enseñármela? – preguntó pestañando con ternura , mientras clavaba su mirada en aquellos ojos hechizantes .

{No te preocupes *-* yo también e tenido que ausentarme por los exámenes (:}

por **Diodore Pomeroy** Sáb Mayo 21, 2011 11:11 pm

Su reacción fue muy inesperada, su risa me tomó realmente por sorpresa y aunque intentara acallarla era imposible gracias al silencio de la catedral, me sentí confundido y luego avergonzado por no saber que hacer o que decir con su actitud ¿Se burlaba de lo que acababa de decirle? Quizás podía parecerle un completo Cliché que un sacerdote dijera cosas como esas, a lo mejor ponía en duda que fueran ciertas. Me sentí en la obligación de justificarme.

- ¡Es verdad! - Exclamé demasiado fuerte para tan sagrado recinto y me vi obligado a bajar la voz - Entré en la abadía cuando apenas tenía 10 años... nunca he tenido la oportunidad de relacionarme con mujeres, así que no tengo experiencias en ese aspecto - Me justifiqué bastante avergonzado por sus burlas, así que preferí mirar hacía otro lado.

- Umm - No supe que decir respecto al príncipe, quizás quería decir que aún no conocía el amor o que lo había perdido en alguna extraña circunstancia, quizás era un tema para analizar luego. Su pregunta si fue mucho más clara, así que me levanté, estiré la sotana y asentí rápidamente con la cabeza - Claro, ven, sígueme -

Comencé a caminar por uno de los pasillos, era una fortuna que no tuviera que dar una misa justo en ese momento, aunque algunas personas debìan estar por ahí esperándome para una confesión.

por **Lyuba A. Yumara** Sáb Jun 04, 2011 1:48 pm

Todo era lógico, si había entrado desde aquella edad tan frágil entonces no había tenido tratos con mujeres. Lyuba asintió aunque una sonrisa traviesa y graciosa irradiaba su pálido rostro. Se levantó comenzando a caminar detrás de Laurent , observando los pasillos con curiosidad, parecían interminables . Juntó ambas manos , caminando en silencio . Decidida y reflexionando sobre los caprichos y el egoísmo que ella poseía, dijo – Lo siento, tal vez tienes cosas mejores que hacer que…enseñarme la Catedral – aquellas palabras fueron mas unos susurros suaves , tal cual unos cantos de ángeles inocentes. Dio unos pasos para estar a su lado mientras caminaban - ¿Tenéis jardín aquí ? - preguntó rápidamente, curiosa ante tal maravilla construida. ¿Cómo antes no se había percatado de tal arquitectura? . Se regañó internamente , girando el cuello para observar a Laurent.

Ahora, analizando su rostro, se dio cuenta de que se parecía mucho con la belleza de un ángel. Una divinidad. Sus facciones , inocentes y hermosas eran las que destacaban en su figura. Poseía una nariz graciosa y ante el pensamiento de su nariz Lyuba dibujó en su rostro una sonrisa larga hasta tal punto de enseñar su dentadura. Sus ojos, con la calma reflejada en ellos y sus labios parecían dos pétalos de rosas. Las mejillas de Lyuba se sonrojaron levemente , al pensar en sus labios. ¿Por qué lo estaba haciendo si ella no mostraba interés en ningún hombre?. ¿Por qué lo hacía?¿ Y por que con alguien tan puro, sacro e inocente?. De nuevo, su conciencia la regañó cruelmente .
Dejó de observarle, avergonzada por sus propios pensamientos, deleitándose con la mirada hacia otra parte que no fuera el ángel - ¿Sabes?. En Rumania , las Catedrales son diferentes pero igual de bellas que esta – comentó para romper aquel silencio y arrancar los pensamientos tentadores que poseía en compañía de Laurent.

por **Diodore Pomeroy** Miér Jun 08, 2011 12:07 pm

Aquella era la primera vez que le enseñaba la catedral a alguien, principalmente porque, no venían muchos extranjeros a las misas y en general la gente ya la conocía. Notredame era parte impoluta de la ciudad, un sacro lugar que ofrecía paz a todo el que cruzaba su umbral, aunque por supuesto, algunas almas no conseguían esa tranquilidad tan anhelada y salían tan confundidos como entraban.

Caminé bordeando los pasillos bañados por la luz que entraba languidesente a través de los vastos vitrales que se alzaban majestuosos pintando imaginarios momentos de Jesus y otros Santos, convirtiendo la luz en millares de colores entre mezclados, generando manchitas de colores en el suelo. Comencé a saltar de color en color.

De rojo a verde.
De verde a azul.
Y finalmente me detuve en el amarillo.

Giré mi rostro y noté que ella me observaba con atención, sus ojos claros de repente me envolvieron más que la misma mancha en la cual me había parado antes. Sentí un poco de calor en mis mejillas, su mirada insistente logró que tuviera que desviar la mía hacía el suelo.

- Me gustaría ver esas catedrales de tu país - Dije al fin - Algún día dejaré Notredame y comenzaré a viajar de nuevo - Suspiré - Es para lo que realmente nací, para recorrer el mundo salvando a las personas como un guerrero de la luz - Me quedé un tanto pensativo - Mmmm... hay un jardín en la parte posterior, cerca a la casa cural, donde vivo ¿Quieres verlo? -

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