El placer es mío (Daniil)

por **Betty Jensen** Jue Abr 21, 2011 7:10 pm

El espectáculo en el que un pequeño grupo de jóvenes y bellas prostitutas llenas de plumas, encajes, labios rojos y piernas desnudas y kilométricas bailaban al son de la música tratando de ser sensuales para provocar al grupo de hombres que las observaban fuera del escenario. A veces estos bailes parecían una competición entre las muchachas por ver quien levantaba la pierna más alto o quien era capaz de contonearse de forma más sugerente. Todas sabían que dependiendo de su "numerito" sería más o menos productiva la noche.

Betty Jensen era una chica más de aquel burdel aunque quizás llamase la atención sobre el resto por la gracia con la que se movía en el escenario o por la desenvoltura con la que se movía entre los hombres. Quizás podía deberse a su falta de ética o moral que producía en ella una falta absoluta del buen decoro. Realmente disfrutaba en aquellas situaciones, adoraba ser el centro de atención. Pero lo que más le gustaba de su trabajo eran las cuantiosas propinas que dejaban sus clientes.

Tras el espectáculo bajó cansada del escenario. Su pelo, aún recogido, dejaba escapar algunos mechones que le caían a ambos lados del rostro y sus ojos castaños brillaban vidriosos por culpa del cansancio. Aquella noche lo que era trabajar no le apetecía pero su deber estaba por encima de cómo se sintiera físicamente por lo que caminó hacia una de las mesitas situadas frente al escenario donde se encontraba un hombre joven. Ya que estaba cansada por lo menos trataria de divertirse ella también. No pensaba andarse con remilgos y mucho menos con vagancia.

Caminó hasta aquella mesa lentamente, derrochando sensualidad en cada uno de sus movimientos, con los ojos fijos en su "presa".
- Buenas noches monsieur.- saludó suavemente mientras que una pícara sonrisa se iba dibujando en sus labios.- ¿Le ha gustado el espectáculo?

Sin andarse con rodeos se sentó junto a él sin desviar la mirada se su rostro.

por Invitado Sáb Abr 23, 2011 4:03 pm

Había noches en las que simplemente se sentía perdido, en las que sus libros y sus recuerdos simplemente no eran suficiente, necesitaba algo más, un consuelo, alguien que expiara sus culpas, una mujer de mil nombres y a la que no le importara el suyo. Sin pensarlo esa noche sus pies lo habían conducido al burdel y llegó justo a tiempo para ver el espectáculo; todas las chicas, una más hermosa que la anterior, dando aquel show mientras hombres comunes las miraban con ojos de deseo, qué sucias debían sentirse después de que mil marineros y ladrones las manosearan toda la noche.

Escogió una mesa que no estuviera tan enfrente del escenario y pidió algo fuerte de beber para disimular, aunque seguía apreciando el sabor del licor ya no era lo mismo. Cuando el show hubo terminado miró a una de las prostitutas, una de las más bellas se atrevía a decir, acercarse a él, hasta donde él estaba solo, sólo acompañado por su vaso bebido hasta la mitad.

-Buenas noches -correspondió el saludo-, ha sido maravilloso -hizo una inclinación y respondió a su pregunta-, usted especialmente se destacó -relució su galantería natural.

por **Betty Jensen** Lun Abr 25, 2011 4:34 am

Betty se limitó a sonreír ante la respuesta de aquel hombre. Sus ropas, de telas finas y elegantes, así como la forma educada en la que habló, le dieron a entender que probablemente se tratase alguien de la clase alta lo que provocó que Betty le mirase con renovado interés. Un cliente con dinero era lo mejor que podía sucederle en toda la noche.
- Me llamo Betty.-dijo volviendo a curvar aquellos labios rojos en una sonrisa mientras se sentaba más cerca de él sin ningún tipo de disimulo.

Betty sabía perfectamente que aquella noche sería como cualquier otra. Sin embargo aquel hombre tenía una especie de… ¿halo de misterio? Aunque quizás todas estas conjeturaciones absurdas se debían a la incontrolable imaginación de Betty.
Desechando todos esos pensamientos se obligó a centrarse en su trabajo, de hecho aún no sabía si aquel hombre sólo había ido a ver el espectáculo o había venido buscando algo más. Por si las intenciones de aquel hombre se reducían a la primera opción decidió tentarle.
- ¿Y has venido sólo a ver el espectáculo o… quieres que vayamos a un lugar más… íntimo? – preguntó sugerentemente mientras cruzaba de forma insinuante aquellas piernas finas y bonitas debido a su juventud.
Estaba claro que aquella noche se esforzaría por dar a aquel hombre lo que buscaba. Hacía tiempo que no tenía a su alcance un hombre de distinguida posición, un hombre con dinero. Un hombre por el que merecía la pena ser prostituta.

Off: siento la tardanza. Es que acabo de entyerarme que había respuesta en este tema xD

por Invitado Lun Abr 25, 2011 5:05 am

La observó con detenimiento ahora que la tenía a un lado. Notó su interés en él, cómo no fijarse en eso y pensó en lo que estaba sucediendo en los posibles escenarios que podrían presentarse esa noche, en lo triste que era que sólo una prostituta le presentara atención y eso sólo porque llevaba dinero, no era culpa de la chica, ese era su trabajo, era culpa de él. Sin embargo no iba a dar marcha atrás ahora que estaba en ese sitio y con una mujer tan bella a su lado, sin importar su oficio.

-Es un bello nombre -dijo sonriendo de lado-, me llamo... -dudó y cambió de parecer-, dime sólo Daniel -romantizó su nombre para evitarse preguntas y posteriores encuentros embarazosos, era un médico, el doctor Daniil Stravinsky de Nóvgorod, y sabía que un nombre como el suyo no era común en Francia, y con su profesión su nombre podría saltar en una conversación corriente.

La sintió acercarse y más allá de notar el perfume que usaba para trabajar, disfrutó de la esencia natural de Betty, algo más puro y menos mundano, más limpio.

-La verdad no sabía a qué venía -dijo con ese tono vago más similar al de un filósofo que al de un doctor-, hasta que te vi a ti -a veces se escuchaba internamente decir todas esas cursiladas y se sentía verdaderamente ridículo. Ya estaba ahí, qué más daba -un sitio más íntimo me parece una mejor idea -además que se sentiría más cómodo.

FdR: No hay problema, Paciente es mi segundo nombre (;

por **Betty Jensen** Lun Abr 25, 2011 10:26 am

Betty no pudo evitar fijarse en el rostro de aquel hombre que parecía atormentado. Sin embargo no era difícil ver a un hombre que no era precisamente feliz en un lugar como este. De hecho muchos de ellos acudían al burdel a buscar consuelo en los brazos de una mujer o mejor dicho entre sus piernas.
Así mismo también notó la ligera vacilación en su voz a la hora de decir su nombre seguramente producida en un intento de ocultar su verdadero nombre. Nada que se saliese de lo corriente en un hombre de la alta sociedad que acudía a un burdel. Sin embargo, Betty no pudo evitar sonreir ante las caballerosas palabras de Daniel. Vaya, no era muy común encontrarse con algo de educación en este lugar. Y mucho menos escuchar cumplidos de ese tipo.
- Y su nombre no es muy común en Francia.- dijo a modo de respuesta,visiblemente halagada, mientras jugaba con uno de los mechones de su cabello.

Lentamente se levantó de su asiento y le tendió una mano ligeramente bronceada y suave mientras volvía a posar sus ojos en el rostro de Daniel.
- ¿Me acompaña entonces señor? - preguntó con un deje pícaro en su voz dispuesta a llevarle a una de las habitaciones que se encontraban en el piso superior del establecimiento.- Si usted lo desea seré su... acompañante el resto de la noche.

por Invitado Lun Abr 25, 2011 12:17 pm

Estudió sus movimientos, a pesar de todo, de lo que hacía para subsistir y todo, había delicadeza en ellos. La observó jugar con su cabello y en sus años (muchos años) de experiencia sabía reconocer gestos como ese.

Se preguntó en qué punto de su vida estaba para tener que acudir a un lugar como ese, a encontrar consuelo en una mujer como ella, sin embargo no quiso responderse porque no le iba a gustar la respuesta. Por ahora se sentía seguro, y bien dentro de lo que cabía, técnicamente había dado su nombre, la versión occidental y no en su ruso natural, pero eso lo hacía sentir menos culpable; era pura autocomplacencia y lo sabía.

Salió de sus pensamientos cuando vio la mano de Betty frente a él, la tomó con delicadeza, seguro iba a notar su temperatura corporal pero seguramente no era el primer vampiro al que atendía.

-Encantado -le sonrió con encanto y algo de desfachatez-, tenerla a usted como acompañante esta noche será un placer -complementó una vez que estaba de pie, no sabía por qué se tomaba esas molestias con una cortesana, pero simplemente era físicamente incapaz de ser rudo y grosero con una mujer.

Se dejó guiar por ella, decidió que esa noche no quería saber nada, ni de nadie, le daba control absoluto a Betty.

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