Un toque de mandrágora y ojo de tritón {Privado}

por **Narcisa Belacqua** Dom Abr 24, 2011 9:47 am

Recuerdo del primer mensaje :

Ultimamente mi vida se estaba viendo algo acosada por seres que no pertenecían a éste mundo. ¿Desde cuándo existían los fantasmas? Sabía que habían tribus africanas, y de américa del sur que usaban rituales de santería para ahuyentar a los malos espíritus, y a las energías negativas. Yo necesitaba algo de eso. No es que fuese creyente en esa materia, de hecho, hasta hace poco tampoco creía que los muertos pudiesen comunicarse con los vivos tras la muerte. Y mucho menos creía que la magia y Hechicería existiesen de verdad. Siempre pensé que eran simples palabrerías de ancianos dementes que veían cosas dónde realmente no las habían.
Aquella misma mañana desayuné con un gran amigo mío, de nacionalidad rusa, al cual le expliqué lo que me había ocurrido días atrás. Él confesó que no era muy creyente en estos temas, pero que, no obstante, había podido comprobar que ciertamente, existe algo, algo que no se podría explicar con suma facilidad. Justo antes de que nos marchásemos, dijo que enviaría al hotel a un buen amigo suyo, que sabía algo más sobre estos temas. Sólo me dijo su nombre, Sergei. Del resto, ya se encargaría mi amigo.

Regresé al hotel, hoy al ser domingo, no tenía ninguna cita, así que decidí aprovechar y gozar de un relajante baño caliente al cual añadí algunas flores para aromatizar el agua y así mi piel. Me relajé en la bañera hasta tal punto que me quedé totalmente dormida. El repiqueteó de unos nudillos en la puerta me hicieron regresar a la realidad. Abrí los ojos súbitamente removiendo el agua de la tina y me incorporé aceleradamente envolviendo mi cuerpo en la toalla de algodón saliendo del baño camino al armario para sacar una bata para ponerme encima. Traté de ser lo más rápida posible, dejé la toalla en el baño y cubrí mi cuerpo con una bata de seda de color negro, anudando el cinturón con un lazo a un lado de mi cintura. Mi pelo seguía recogido de un modo realmente informal, sujeto en la coronilla por un aplique de plata con forma de flor de Magnolia de pequeño tamaño, que apenas era visible entre los rizos que caían en cascada por mi nuca, húmedos, semi-deshechos por la humedad de la ducha.

Descalza crucé la habitación nuevamente y abrí la puerta tras respirar profundamente para calmarme, sujetando la bata sobre mi pecho con la mano para que no se viese más de lo necesario e inevitable- Bonjour monsieur - dije al ver a un hombre frente a mí, entonces caí en que debía de tratarse del amigo del que me habló - ¿Sois Sergei? - pregunté educadamente aún interponiéndome entre la puerta y el marco de esta, impidiendo la entrada y visión de la habitación.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 9:09 am

Cuando mi cuerpo descansaba junto al de Sergei, apoyé mi espalda en su pecho respirando entrecortadamente, sintiendo los brazos del Brujo abrazándome, tratando de reconfortarme. Y, en cierto modo, lo estaba consiguiendo, pues poco a poco sentía cómo me iba tranquilizando. Sonreí suspirando cuando escuché su susurro en mi oído, diciéndome que lo había conseguido, e incluso me felicitaba por ello - No podría haberlo conseguido sin vuestra ayuda. - susurré dejando escapar una bocanada de aire, notando como poco a poco iba recuperando el aliento.

Sergei me apartó un poco de él instándome a levantarme, cosa que hice con su ayuda, apoyándome en su cuerpo. Me llevó escoltándome hacia la cama dónde me ayudó a recostarme sobre los enormes almohadones que cubrían la cama de exquisitas ropas, en tonos claros y satinados. Cuando me dejó sobre la cama, no pude evitar acariciar con mi mano su mejilla con suavidad, mirándole a los ojos - Gracias por ayudarme - susurré viendo cómo me cubría las piernas con su chaqueta, para que no me enfriase. Sentía mi cuerpo húmedo, pues la humedad de la ducha, con el frío de la habitación, no había podido secarse.
El brujo volvió hacia la chimenea e hizo que las llamas se avivasen haciendo que la estancia poco a poco fuese recuperando la calidez. Finalmente, regresó a mi lado, sentándose en la cama. Alcé mi mano hasta ponerla sobre su mano con suavidad - Ahora sí...- susurré dedicándole una agradecida sonrisa.

En ningún momento me preocupé del precio de aquella sesión de ... ¿limpieza espiritual? fuese el precio del coste, que fuese, lo pagaría. Aunque para ello tuviese que privarme de algunos caprichos durante un tiempo. Cerré mi mano sobre la de él echándome hacia un lado de la cama, invitándole a echarse a mi lado - ¿Podríais quedaros esta noche conmigo? - le pregunté con mi mirada fija en sus ojos. Lo último que deseaba era quedarme sola en aquella habitación durante la noche. Todo estaba demasiado reciente, y el miedo aún seguía instalado en mi cuerpo.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 9:30 am

A Sergei la proposición de su clienta le extrañó y se preguntó si habían quedado restos del conjuro de "Encandilamiento" en el aire o si el ritual y el enfrentamiento con el fantasma le habían afectado demasiado. Pero, la verdad fuera dicha, el ruso no quería irse, al menos por ahora. En el fondo le seguía preocupando Narcisa y, sobre todo, que estuviera en condiciones para abonarle el costo de todo aquello. Un costo, por cierto, en el que no había pensado todavía.

Pero, además de eso, para cualquier hombre sería difícil negarse a aceptar una invitación de semejante mujer para pasar la noche con ella. Asíq ue, aunque el brujo dudó unos instantes, acabó sonriendo y aceptó la oferta.

-Claro que sí-le respondió en un susurro, sin dejar de sonreír-. Pero esperad aquí un momento, se lo ruego-le pidió, volviendo a un tono más formal ahora que todo parecía volver poco a poco a la normalidad.

Se alejó de la cama y fue hasta su bolso, de donde sacó una tercera y última bolsita de un color verde, de la que, a su vez, extrajo unas hojas secas. Con ellas fue hasta el baño y de él salió con un vaso lleno de agua de la tina donde Narcisa se había lavado antes, que conservaba aún un poco de calor. Del vaso manaba una agradable y fresca fragancia que dominó rápidamente toda la habitación. Dejó el vaso en una mesita, cerca de la cama y, hecho aquello se tendió junto a la mujer en el colchón.

-Evitará que tengáis malos sueños ésta noche, mi señora-le explicó amablemente Sergei al tumbarse junto a ella, sin dejar de mirarla a los ojos ni sonreír-. Ahora podréis descansar.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 9:48 am

Cuando el Brujo se levantó de la cama, aproveché para abrirla y meterme bajo el edredón, esperando a que él hiciese lo propio a su regreso. Cuando regresó con una taza de la cual emanaba un agradable aroma que empezó a llenar la habitación, haciendo un efecto relajante sobre la joven dama. Suspiré acomodándome bajo las sábanas, dejando la chaqueta de él perfectamente doblada sobre una de las mesitas de noche vacía.
Sonreí cuando Sergei regresó y me incorporé un poco sobre los almohadones invitándole a meterse conmigo bajo las mantas. Una vez se recostó a mi lado, tiré de las suaves sábanas cubriendo nuestros cuerpos. Las sábanas desprendían un aroma a limpio y fresco, que pocas casas podrían tener. Cissy era una mujer preocupada por la limpieza e higiene, por ello era importante que todo oliese bien.

Me mordí levemente el labio inferior asintiendo, y calmadamente, acerqué mi cuerpo al del hombre hasta que establecimos contacto físico. Descansé mi cabeza sobre su hombro, y parte del pecho, posando con suavidad mi mano sobre su vientre de forma calmada - Habéis salvado mi vida esta noche... - susurré respirando profundamente y alzando el rostro le miré a los ojos - No temáis pedir un precio elevado, pagaré cualquier precio. Pues por salvarme la vida, no habría precio lo suficientemente aceptable como para cobraros vuestra labor. - susurré agradecida. Sabía que aquello no me saldría nada barato, pero no me importaba pagar una sustanciosa cuantía de dinero. Aunque quizás las intenciones del hombre eran cobrarse de otro modo. Y yo, no era quién para negarle nada a mi salvador.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 9:58 am

A pesar de que le sacaba varios años a la mujer que tenía enfrente, Sergei no pudo evitar enrojecer al sentir el contacto, tentador, de la mujer. Su respiración se hizo más fuerte y la piel se le puso de gallina. Podía sentir su cuerpo a través de las ropas, un cuerpo que en cualquier hombre, vivo o muerto, despertaría el más puro y primitivo deseo.

Allí, junto a ella en la cama, podía percibir su aroma, podía sentir su aliento en el rostro. Y sabía que, si quería, podría tomarla aquella noche. Pero Sergei no podía evitar sentirse culpable por ir a aprovecharse de una mujer que acababa de pasar por todo aquello, por una experiencia tan difícil y traumática. Normalmente tales pensamientos no acudirían a su mente y se dedicaría a disfrutar de su recompensa, pero haía algo allí que se lo impedía.

En Rusia no habría dudado. ¿Es que acaso París le estaba ablandando? ¿Es que la delicada ciudad le afectaba a su espíritu?

El brujo, aún así, alargó la mano y la dejó sobre la cintura de Narcisa, acercándose un poco más a ella, sin poder evitar la tentación.
-No os preocupéis, mi señora. No penséis ahora en el precio a pagar. Lo importante es que estáis bien-susurró-. Y, aunque admito haber tenido parte del mérito, habéis sido usted, con vuestra fuerza de voluntad quién hizo todo el trabajo. Yo sólo actué de canalizador-le explicó sin alzar la voz.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 10:08 am

Su brazo rodeando mi cintura me permitió sentir la cercanía de nuestros cuerpos, y ver que no le molestaba que estuviese tan cerca de él. Algo que en un principio, dudé en si le molestaría tal confianza al acercarme tanto a él. Normalmente no era yo quién se ofrecía, sino que eran los hombres quienes me reclamaban. Una suave sonrisa se dibujó en mis labios al escuchar sus palabras.
Alcé la mano que tenía sobre su vientre, hasta dejarla sobre su mejilla la cual acaricié con suavidad, inclinándome un poco sobre él, hasta besarle con ternura en la otra mejilla. Un beso casto, sincero, sin nada oculto.
Quería mostrarle mi gratitud, y al ser una persona cariñosa, lo demostraba con muestras de afecto, aunque estas pudiesen interpretarse como incitaciones a algo más sexual.

Sin apartarme demasiado, le miré a los ojos aún acariciándole la mejilla- Tengo mucho que agradeceros, Sergei - susurré respirando profundamente, exhalando el aire de forma pausada para que no le resultase molesto mi aliento debido a la cercanía de nuestros cuerpos, y rostros - Sin vuestra ayuda no sé qué habría sido de mí - Insistí dedicándole una nueva sonrisa justo antes de volver a apoyar mi cabeza sobre él, pero esta vez, sobre su hombro, quedando mi rostro levemente inclinado hacia el suyo. De modo que si él agachase un poco la cabeza, su mentón rozaría mi nariz.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 10:18 am

Al sentir el beso de Narcisa en su mejilla lo primero que Sergei hizo fue apartar su cintura todo lo posible de su cuerpo sin que se notara mucho. O si no la mujer no tardaría en sentir un duro bulto a la altura de la entrepierna del brujo que ya no podría pasar desapercibido.

Antes de responder Sergei bajó el rostro hasta la cabeza de la joven y aspíro el olor de su cabello, disfrutando de la sensación de estar allí, en la cama de ella, percibiendo una gran cantidad de aromas, todos agradables y sutiles.

-Me alegro de averos ayudado, mi señora. Y espero que si tenéis algún otro problema de éste tipo acudáis a mí con presteza-le pidió mientras subía la mano por su espalda-.Parece que todo ha terminado, pero las artes ocultas son peligrosas y nadie sabe qué más podría ocurriros. Y no me perdonaría que pasara tal cosa-le explicó, con sus ojos fijos en los de ella.

La verdad es que le costaba un tanto hablar, sintiendo el aliento de Narcisa en el cuello, haciendo que la piel se le pusiera más de gallina que antes. Sergei bajó el rostro los suficiente para sentir la nariz de ella en su mentón, provocándole cosquillas y haciéndole sonreír.

Qué difícil era controlarse en aquellos momentos. Pero, ¿por qué no? ¿Por qué no tomar la recompensa que con tanto esfuerzo de había ganado? Era ella quién le invitaba, quién se ofrecía. ¿Por qué no? ¿Por qué no se atrevía a dar el paso definitivo? Sergei era un hombre maduro, que había estado ya con otras mujeres.

¿Por qué?

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 10:30 am

Todo estaba resultando casi de ensueño, aquel hombre respondía a cada uno de mis estímulos, pero aún así, parecía resistirse a ellos. Cualquier hombre habría caído rendido a mis pies con sólo tenerme cerca. ¿Qué tenía aquel brujo de distinto al resto de hombres? Su orientación sexual no debía de ser problema. Un hombre homosexual, no responde con ese lenguaje corporal. Así que, las mujeres le gustaban... pero ¿por qué yo no?
Sus reacciones y respuestas reticentes, me llevaron a sacar valor y confesarme ante el Brujo desconocido - Sergei... yo... - susurré aún sin mirarle sintiendo su barbilla rozar mi nariz, haciéndome cerrar los ojos unos segundos.
Aparté un poco mi rostro para terminar de alzarlo en busca de su mirada, y cuando mis ojos estuvieron centrados en los suyos, abrí los labios para seguir hablando - Soy una dama de compañía... ese es mi oficio... - susurré mordiéndome el labio inferior levemente, frunciendo el ceño con algo de preocupación, temiendo que Sergei creyese que lo que quería era pagarle con mi cuerpo.

Si quería tener algún tipo de relación sexual con él, no sería como modo de pago. Yo no pagaba con mi cuerpo, sino que me pagaban a mí por él - No pretendo pagaros el trabajo con mi cuerpo... - dije bajando la mirada, apartándome un poco de él para impedir que se sintiese incómodo - Os pagaré con dinero... - Añadí dejando claro que no sólo él podría disfrutar de mi cuerpo, sino que si iba a ocurrir algo, sería porque ambos lo deseábamos. La máxima muestra de afecto que podía tener hacia un hombre, era el sexo, y Sergei... era el tipo de hombre que me gustaba. Taimado, sincero, centrado, y educado, sin olvidar su belleza, un atractivo físico sencillo pero muy agradable de ver.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 10:43 am

Sergei enseguida se arrepintió de todo aquello. Se sintió mal consigo mismo al ver la cara de Narcisa. Con la mano libre la tomó de la muñeca y la volvió a acercar a él, moviéndose casi por impulsos.
-Ya sé lo que sois, y no me importa-le explicó con un susurro-. Y no pretendía ofenderos, mi señora. Lamento si os he molestado en algún momento, no era mi intención parecer un desagradecido.

Y dicho ésto bajó el rostro, lo acercó al de Narcisa y la besó en los labios, apenas una caricia. Disfrutó de lo carnosos y suaves que eran, de su sabor. Los volvió a besar, ésta vez con más ganas y pasión, pegándose por completo a ella, dejándose llevar. La tomó entre sus brazos para que no hubiera espacio entre ambos, pudiendo sentir su cuerpo palpitar bajo sus ropajes.

Alzó una mano y le acaricio el rostro suavemente, con cariño y sin perder la sonrisa, sin dejar de mirarla a los ojos.
-Pero no quería que pensáis que me aprovechaba de usted, le ruego que me perdone-le dijo, hablándole al oído-. Lo habéis pasado mal, y no me habría perdonado el haceros daño en éste momento-tras decir aquello le acarició el lóbulo de la oreja con los labios y alejó su rostro un poco del de ella.

-¿Me perdonáis?-le preguntó con una sonrisa.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 10:58 am

Sentí su firme mano agarrar mi muñeca, como si rogase que no me apartase de él. Mi rostro, mostrando asombro, permaneció quieto, con la mirada fija en los ojos del Brujo. Entreabrí mis labios para responder, pero el hombre inclinó su cabeza hacia la mía acercando sus labios a los míos, los cuales besó con sutileza y suavidad. Aquel primer beso, apenas lo disfruté, me pilló desprevenida, por lo que mi respuesta fue quedarme quieta, sin reaccionar, con los labios aún entreabiertos.

Miré unos segundos a Sergei a los ojos hasta que volvió a besarme, pero esta vez, cerré los ojos disfrutando del sabor de sus labios, y de la suavidad del beso que me brindaba. Cerré levemente el puño de la muñeca que me estaba sosteniendo. Mis labios respondieron a los de él, entreabriéndose algo más, recibiendo los del caballero. Entonces, soltó mi muñeca rodeando mi cuerpo con sus brazos, acercándome a él, poniéndome levemente sobre él, pero aún con parte de mi cuerpo descansando sobre el colchón. Sus labios besaban los míos con pasión, incluso nuestras lenguas se atrevieron a acariciarse de un modo más íntimo y cálido. Gemí levemente por la pasión de sus labios, deslizando la mano que había liberado hasta su nuca, cerrando levemente mi puño sobre su piel agarrando con suavidad el pelo de su nuca.

Nuestros labios terminaron apartándose y abrí los ojos al perder la calidez de estos, observando sus ojos deslizando mis dedos índice y corazón por mis labios acariciándolos, recordando el beso que nos habíamos acabado de dar. Su mano acarició mi rostro con una suavidad de la que no solían hacer gala mis clientes. ¿Por qué él tenía que ser tan distinto? - No tengo nada que perdonaros, monsieur - susurré soltando el pelo de su nuca, apoyando la mano sobre los almohadones, inclinándome levemente sobre él acercando mis labios a los de él - Por que si os debo perdonar... vos deberéis perdonarme también, porque habré pecado del mismo modo - susurré sobre sus labios, terminando por cerrar mis ojos y fundir mis labios en los suyos.
Descansé mi cuerpo sobre el de él, dejando que mi pecho hiciese presión sobre el suyo pudiendo sentir la calidez que emanaba de nuestros cuerpos, intercambiándose, y compartiéndose.

Mis labios besaron con suavidad y delicadeza los labios de él, con una dedicación exquisita, rozando una y otra vez mis labios con los de él en suaves besos, hasta que mi lengua empezó a cobrar protagonismo en aquella función, atreviéndose a invadir el papel protagonista de la boca de Sergei, ayudándole a unirse a la célebre interpretación de la pasión del beso que estaban ofreciéndose el uno al otro.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 3:58 pm

Dejando de lado cualquier prudencia, buenas maneras o saber estar, Sergei hizo caso a lo que le pedía el cuerpo. Y eso era agarrar bien a Narcisa por la cintura, haciendo que no se pudiera mover de dónde estaba. Siempre le había gustado que la mujer estuviera encima de él, era una de las cosas que más le gustaban y excitaban en la cama.

Además, su pareja atesoraba una gran experiencia que estaba usando sin pudor en los labios y lengua del brujo, tanto que le hizo soltar un gruñido de placer entre beso y beso. Nunca le habían besado de aquella forma, no sólo por la pasión, si no por cómo usaba los labios y la lengua, haciéndole disfrutar más que ninguna otra mujer con la que había estado.

El brujo trataba de devolverle las caricias y los besos, y mientras lo hacía fue bajando su mano por la espalda de Narcisa, acariciándosela a través de la tela de la ropa, deseando deshacerse de todo aquello lo antes posible y tenerla ante él totalmente desnuda, poder verla y disfrutar de un cuerpo que había entrevisto al entrar en la habitación, sólo cubierto por aquella bata, recién salida de la ducha.
Al pensar en ello se excitó más aún y bajó su manos hasta las nalgas de Narcisa, que apretó con fuerza a pesar de la ropa.

Arriba dejó de besarla durante unos segundos y bajó sus labios por el cuello de la mujer, besándolo con ellos y acariciándolos con la lengua, disfrutando de la sensación. Dándole algún mordisco ocasional.

Hasta que, de repente, se detuvo, consciente de nuevo de la situación.
-No dudéis en pedirme que parece si me excedo, por favor, Narcisa-le pidió, susurrándole al oído para luego mirarla a esos hermosos ojos y acariciarle de nuevo un rostro para enmarcar-. Seguro que os lo han dicho muchas veces, pero sois terriblemente bella-le confesó, sintiendo cómo él mismo se ruborizaba un poco al decir aquellas palabras.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 4:22 pm

El modo en el que me sujetaba y me acercaba a él, me indicaba que deseaba que estuviese encima de él, y quizás, que fuese yo quién le dominase. Sus labios se olvidaron de los míos unos segundos y empezaron a recrearse en mi cuello. En respuesta a ello incliné levemente la cabeza hacia uno de los lados, haciendo que la larga cabellera cayese por encima de mi hombro, quedando sobre el pecho de Sergei. Suspiré profundamente, tan placenteramente que mi garganta produjo un gemido de placer, deslizando la mano hasta el pecho de él acariciándolo suavemente volviendo a enderezar la cabeza para mirarle a los ojos escuchando sus palabras.

Sonreí levemente- La belleza es según los ojos del que la admira - susurré deslizando una de mis piernas sobre el cuerpo de él quedando a horcajadas encima suyo con mis manos sobre su pecho. Bajé lentamente mis manos hasta su cintura, sacando la camisa de él de la cintura del pantalón empezando a desabrochar los botones, uno por uno, hasta que la camisa quedó desabrochada. Mis manos recorrieron su torso con suavidad y calidez mientras me inclinaba levemente sobre él, ayudándome de mi propia mano para deshacer el corpiño del vestido para que él tuviese más facilidades a la hora de quitarme la primera prenda que tenía puesta. Pues bajo el vestido, llevaba aquella camisola que se usaba como única ropa interior. Sólo las fulanas auténticas, usaban ropa interior de baja calidad, llena de encajes que poco dejaban a la imaginación- Si deseáis que vaya más despacio, sólo debéis de decírmelo - susurré inclinándome sobre él acercando mis labios a los suyos rozándolos suavemente.

Con mi mano tomé su barbilla obligándole a alzar la cabeza y estirar el cuello. Entonces, deslicé mis labios por su cuello y garganta, descendiendo hacia sus pectorales, colmando de besos el recorrido descendiente, hasta que llegué a su vientre, posando mis manos sobre su cintura, atreviéndome a morder con suavidad sus costados mientras le besaba.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 4:43 pm

Sergei sonrió cuando vio que Narcisa se colocaba a horcajadas sobre él, terminando de dominar en buena parte la situación. El ruso no dejaba de sonreír, viendo que la joven quería ir a más, casi con más ganas que él mismo. A lo que se dijo que era una tontería seguir andándose con remilgos, que ella lo deseaba igual que él. Que se tenía que limitar simplemente a disfrutar. Y eso es lo que hizo.

-Pues alguien que no se de cuenta de vustra belleza será, sin duda, el mayor ciego de toda Europa-le respondió sin dejar de sonreír, visiblemente relajado y divertido.

El ruso se dejó desnudar, aunque cuando se sintió libre de nuevo ayudó a Narcisa a quitarse el corpiño del vestido, arrojándolo al suelo en cuanto terminó de desabrochar aquella complicada prenda femenina. Y se quedó contemplando lo que tenía ante él, imaginando el tesoro que encontraría bajo la tela blanca del camisón, relamiéndose los labios al sentir el cuerpo caliente y suave de la joven tan cerca de él.

-No os preocupéis, vais bien-le respindió, recostándose sobre la cama mientras ella se dediba a besarle cuello, pecho y vientre, haciéndole gemir de forma mucho más audible cuando le sorprendió al morderle el costado, para que inmediatamente rierra-. Cuidado con dónde mordéis, me hacéis cosquillas-protestó entre risas Sergei.

Pero antes de darle tiempo a responder la tomó de los hombros y la tiró sobre el colchón con suavidad para caer sobre ella, volviéndola a besarla. Pero no sólo eso, mientras bebía de sus labios, jugando con su lengua y disfrutando del momento, fue bajando la mano por el costado, hasta llegar al borde del camisón, que empezó a subir poco a poco, mientras acariciaba el muslo de la doncella.

por **Narcisa Belacqua** Lun Abr 25, 2011 5:00 pm

Colaboré en lo que pude para que me quitase el vestido, quedando tan sólo aquella fina prenda cubriendo mi cuerpo, permitiendo entrever levemente partes íntimas de mi cuerpo. Me sentía realmente a gusto con Sergei, era suave y cauteloso, pero a la vez pasional, y eso eran cualidades que en un hombre siempre había buscado.
Me tomó por los hombros y giró sobre mí colocándose encima de mi cuerpo. Separé las piernas apoyando los pies sobre el colchón, dejando el cuerpo de él encajado entre mis piernas. Deslicé mis manos por sus hombros despojándole de la camisa, deslizando mis manos por su torso suavemente, mirándole a los ojos en silencio, sonriéndole con cierto atisbo de timidez.

Volvió a besarme nuevamente, a lo que yo respondí del mismo modo, incluso alzando levemente mi torso en busca del suyo. Mis manos se asentaron en su espalda, clavando muy levemente las uñas sobre sus omóplatos gimiendo al sentir su mano deslizarse por mi muslo ascendentemente, desnudando a cada centímetro que ascendía, mi piel.
No había nada que decir, sólo había cosas que hacer, por ello me olvidé de deshacerme de sus labios continuando besándole y descendiendo con mis dedos por su espalda hasta llegar a la cintura de su pantalón, dónde mis manos recorrieron dicha cintura hasta hacerse con los botones del cierre, empezando a desabrocharlos, notando sobre mi propio cuerpo la excitación de él haciendo presión, luchando por ser liberada de aquella prisión de tela.

por **Sergei Ivanovich** Lun Abr 25, 2011 5:22 pm

Le gustaba la piel de Narcisa. Le gustaba lo suave, tersa y cálida que era. Sabía que podría haberse pasado horas así, sin más, acariciándola continuamente, disfrutando del tacto de sus muslos. Y lo hubiera hecho si no estuviera controlado por completo por la mezcla de pasión y cariño que en esos momentos le embargaban. Sin dejar de besarla siguió ascendiendo cada vez más y más por sus muslos, hasta que llegó a sus caderas, dejando al descubierto la parte más íntima de ella que, sin embargo, no tocó aún.

Y no lo hizo porque sus manos siguieron ascendiendo, poco a poco, acariciando con la yema de los dedos la piel de Narcisa, deteniéndose unos instantes en su vientre, dibujando círculos sin sentido alguno, para luego ascender más aún. Siguió subiendo hasta alcanzar la base de sus pechos, que rozó con los dedos.

Y, mientras le dedicaba aquellas caricias y seguía besándola sin parar, respondió a las atenciones de ella, la bella mujer que tenía bajo él, besándola, bebiendo de ella, disfrutándola. Especialmente cuando le empezó a desabrochar el pantalón, lo que hizo que, a través de los roces, acabara suspirando de placer, deseando que terminara ya.

Pero siguió a lo suyo y una de las manos atrapó uno de los pechos de Narcisa, acariciándolo y apretándole todo a una.

por **Narcisa Belacqua** Mar Abr 26, 2011 8:53 am

Off: Pongo el post en spoiler para evitar editar el título del tema, para que no chafardeen mucho al ver un +18 xD

Spoiler:

por **Sergei Ivanovich** Mar Abr 26, 2011 11:17 am

"+18":

por **Narcisa Belacqua** Mar Abr 26, 2011 4:18 pm

Spoiler:

por **Sergei Ivanovich** Mar Abr 26, 2011 4:38 pm

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por **Narcisa Belacqua** Mar Abr 26, 2011 4:53 pm

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por **Sergei Ivanovich** Mar Abr 26, 2011 5:10 pm

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