AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
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¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Esconder libros de magia era una tarea mucho más difícil de lo que cualquier persona se podía imaginar. Catherina recorrió la tapa de los dos libros que deseaba esconder. No quería deshacerse de ellos ya que se los había regalado su padre antes de mudarse a París pero pensaba que era necesario ya que en la casa en la que estaba viviendo no era seguro esconderlos. A pesar de que podía crear algún tipo de protección…
Suspiro. “¿En qué lugar pasarán desapercibidos?” Se preguntó mientras se ponía su chaqueta y los dejaba encima de la mesa. “¿Quizás en el bosque? No, se podrían mojar si llueve… um… ¡Ah! ¡Ya sé! En la biblioteca. Los pondré en uno de esos estantes en los que nadie se atrevería ir y… haré un hechizo para hacer que cualquier persona que se interese por ellos aparté la vista de inmediato hacia otros libros de mayor interés. “ Pensó mientras recogía los libros y los escondía debajo del vestido en donde había cosido hacía un par de días una gran bolsa de tela.
Cerró la puerta de su casa y empezó a caminar por la calle donde se mezclo con la sociedad parisina. En un cierto momento miró al cielo. Era primavera pero a pesar de eso en París las temperaturas seguían siendo muy bajas. Suspiro. Odiaba el invierno.
Pronto llegó al College de France donde sonrió al ver que algunos jóvenes la miraban extrañados que una señorita se encontrará en aquel lugar. “Ojala algún día las mujeres puedan tener tanto poder como los hombres…“ Pensó mientras franqueaba las puertas de aquella institución.
Se toco el vestido. Había sido una mala idea la de poner los libros en la bolsa que había cosido ya que el peso empezaba a descoser las costuras. “Bueno, luego lo arreglaré. No hay nada que no se solucioné con un poco de mágica aunque no me guste utilizarla para mis propios fines.” Añadió mentalmente.
Entró en la biblioteca. Ahora que estaba allí se arrepintió de su idea. Eran muchas las personas que estudiaban en aquél lugar. “Está bien. Allá vamos. “ Catherina se deslizó por aquellos pasillos en busca de un lugar lo suficientemente alejado como para ocultar sus libros. Al cabo de unos minutos llegó a un lugar donde no había nadie. Miró a su alrededor y se agachó. Era el lugar perfecto. Los libros de aquella sección estaban escritos en otro idioma. Pocas personas se acercarían. Colocó sus dos libros en el estante de más abajo y se alejo unos pasos. Estaba muy nerviosa y apenas tuvo tiempo de comprobar si había alguien cerca; así que rápidamente empezó a recitar una serie de palabras que desviarían la atención por de aquellos dos libros a otros.
Suspiro. “¿En qué lugar pasarán desapercibidos?” Se preguntó mientras se ponía su chaqueta y los dejaba encima de la mesa. “¿Quizás en el bosque? No, se podrían mojar si llueve… um… ¡Ah! ¡Ya sé! En la biblioteca. Los pondré en uno de esos estantes en los que nadie se atrevería ir y… haré un hechizo para hacer que cualquier persona que se interese por ellos aparté la vista de inmediato hacia otros libros de mayor interés. “ Pensó mientras recogía los libros y los escondía debajo del vestido en donde había cosido hacía un par de días una gran bolsa de tela.
Cerró la puerta de su casa y empezó a caminar por la calle donde se mezclo con la sociedad parisina. En un cierto momento miró al cielo. Era primavera pero a pesar de eso en París las temperaturas seguían siendo muy bajas. Suspiro. Odiaba el invierno.
Pronto llegó al College de France donde sonrió al ver que algunos jóvenes la miraban extrañados que una señorita se encontrará en aquel lugar. “Ojala algún día las mujeres puedan tener tanto poder como los hombres…“ Pensó mientras franqueaba las puertas de aquella institución.
Se toco el vestido. Había sido una mala idea la de poner los libros en la bolsa que había cosido ya que el peso empezaba a descoser las costuras. “Bueno, luego lo arreglaré. No hay nada que no se solucioné con un poco de mágica aunque no me guste utilizarla para mis propios fines.” Añadió mentalmente.
Entró en la biblioteca. Ahora que estaba allí se arrepintió de su idea. Eran muchas las personas que estudiaban en aquél lugar. “Está bien. Allá vamos. “ Catherina se deslizó por aquellos pasillos en busca de un lugar lo suficientemente alejado como para ocultar sus libros. Al cabo de unos minutos llegó a un lugar donde no había nadie. Miró a su alrededor y se agachó. Era el lugar perfecto. Los libros de aquella sección estaban escritos en otro idioma. Pocas personas se acercarían. Colocó sus dos libros en el estante de más abajo y se alejo unos pasos. Estaba muy nerviosa y apenas tuvo tiempo de comprobar si había alguien cerca; así que rápidamente empezó a recitar una serie de palabras que desviarían la atención por de aquellos dos libros a otros.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Sergei estaba sentado en su escritorio, recostado contra su silla y leyendo el periódico de la mañana, visiblemente aburrido. Cuando había encontrado aquél trabajo de biblioteracio se pensó que sería otra cosa. Que al menos vería pasar por allí a sabios y eruditos con los que hablar de filosofía o política. Pero nada de eso. Allí sólo había jóvenes atareados en sus estudios y viejos que querían leer su periódico. Era demasiado mayor para hablar con unos pero muy joven para acercarse a otros sin la debida deferencia.
Lo único positivo es que de vez en cuando pasaban jóvenes y bellas señoritas, como la que acababa de entrar, que le alegraban el día y la vista a uno. Pero poco más. Así que suspiró, dejó el periódico en el escritorio que ocupaba a la entrada de la biblioteca y se puso en pie, internándose entre las estanterías. Desde luego disponía de bastante tiempo libre, y había decidio llevar la tarea de traducir algunos pocos libros que tenían en ruso en la biblioteca al francés y que luego los imprimieran. Así se llevaría algunos francos extras y ocuparía su tiempo en algo que, además, sería beneficioso para la biblioteca.
Por eso, casi sin darse cuenta empezó a seguir a la joven que había entrado hacía poco, aunque sin prestarle demasiada atención. Andó mucho más lento que ella, prestando atención a algunos libros de las estanterías que estaban mal colocados y por eso llegó a la sala donde estaban los libros en ruso cuando en el momento en que introducía algunos libros en la estantería que no conocía. Se movió con discreción hasta colocarse detrás de ella, oculto entre las estanterías y movido por la curiosidad. Claro que cuando oyó recitar las palabras del hechizo salió de detrás de su escondite y tomó a la joven por la muñeca con fuerza, para dirigirse a ella con el rostro serio y en voz baja.
-¿Puedo saber a qué os estáis dedicando en mi biblioteca invocando conjuros de ocultación?-le preguntó en un susurro que pareció el siseo de una serpiente.
Lo único positivo es que de vez en cuando pasaban jóvenes y bellas señoritas, como la que acababa de entrar, que le alegraban el día y la vista a uno. Pero poco más. Así que suspiró, dejó el periódico en el escritorio que ocupaba a la entrada de la biblioteca y se puso en pie, internándose entre las estanterías. Desde luego disponía de bastante tiempo libre, y había decidio llevar la tarea de traducir algunos pocos libros que tenían en ruso en la biblioteca al francés y que luego los imprimieran. Así se llevaría algunos francos extras y ocuparía su tiempo en algo que, además, sería beneficioso para la biblioteca.
Por eso, casi sin darse cuenta empezó a seguir a la joven que había entrado hacía poco, aunque sin prestarle demasiada atención. Andó mucho más lento que ella, prestando atención a algunos libros de las estanterías que estaban mal colocados y por eso llegó a la sala donde estaban los libros en ruso cuando en el momento en que introducía algunos libros en la estantería que no conocía. Se movió con discreción hasta colocarse detrás de ella, oculto entre las estanterías y movido por la curiosidad. Claro que cuando oyó recitar las palabras del hechizo salió de detrás de su escondite y tomó a la joven por la muñeca con fuerza, para dirigirse a ella con el rostro serio y en voz baja.
-¿Puedo saber a qué os estáis dedicando en mi biblioteca invocando conjuros de ocultación?-le preguntó en un susurro que pareció el siseo de una serpiente.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 158
Fecha de inscripción : 22/04/2011
Edad : 44
Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Se paró en seco en cuanto notó la presión de una mano en su muñeca. “¿Qué… qué está pasando…?” Se preguntó perdiendo toda la concentración. Sus hombros se hundieron. A pesar que estaba muerta de miedo no bajo la cabeza cuando se giró para encontrarse con el hombre que la había descubierto. Lo miró fijamente a los ojos y luego desvió la mirada. Debería haber tenido mucho más cuidado. Estaba tan ansiosa por esconder aquellos libros que se había olvidado completamente de protegerse a sí misma.
En ese momento cerró los ojos y recordó unas de las frases que su padre le recordaba siempre: “No olvides que un solo error te puede llevar a la muerte”. Bien, aquella frase resultaba del todo oportuna.
Examinó al desconocido. No encajaba con el perfil de personas que frecuentaban la biblioteca. No era tan joven pero tampoco tan mayor… Entonces ¿Quién era? ¿Un trabajador? Ojos claros, pelo rubio, piel media bronceada… Era uno de aquellos hombres de los que te puedes enamorar locamente y que podías perder con facilidad el rumbo. Suspiró. Aquél hombre se había convertido en su atractivo asesino o… ¿no?
El desconocido empezó a hablar y mientras esto sucedía le pasaron múltiples pensamientos por la cabeza. “¿Qué? ¿No grita? ¿Conjuros de ocultación? ¿Cómo puede saber eso?” Catherina le tocó la mano que aún permanecía en su muñeca. Estaba empezando a dolerle. -¡Suélteme, me está haciendo daño! ¿Se puede saber quién es? No estaba haciendo nada. – Tragó saliva. No podía mentirle. Esa persona fuera quien fuera sabía lo que estaba haciendo. No la había delatado todavía pero... ¿Pensaba hacerlo? - Escuche, no sé quién es ni lo que ha visto o oído pero soy una persona de fiar…Si me lo permite cogeré mis dos libros y me iré…- Contestó en voz baja intentando calmar al hombre.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
El enfado inicial que había sentido en un principio desapareció cuando se dio cuénta de que aquella niña, que en el fondo era lo que era, estaba terriblemente asustada. Pero no cambió ni por un instante las duras facciones de su rostro, si no que se limitó a soltarle la muñeca y dar un paso atrás, de modo que le bloqueaba la salida de las estanterías entre las que estaban.
-Baje la voz-le ordenó, ésta vez en un tono más normal, mientras echaba un vistazo al exterior. Después de comprobar que no había nadie por allí volvió a dirigirse a la bruja-. Ha cometido un error de principiamente convocando un conjuro sin haber estado segura de que no había nadie que pudiera oírle. ¿Y si en lugar de a mí se encuentra a alguien con peores intenciones?-le espetó, todavía enfadado-. Se habría puesto en peligro a usted y a mí si alguien viene a investigar éste lugar.
Dicho ésto se acercó más a ella, tanto que sus rostros se quedaron a apenas unos palmos de distancia. Podía oler el miedo y el nerviosismo de la joven, casi palpable en el aire.
-Aquí no podemos hablar. Coja sus libros y váyase. Venga a buscarme al callejón que hay detrás de la biblioteca dentro de una hora. Tenemos que hablar muy seriamente, jovencita.
Y dicho aquello se dio la vuelta y volvió a su escritorio. Sin embargo, en cuanto viera marchar a la joven saldría a la calle y llamaría a su cuervo para que la siguiera y le informara después de todo lo que viera. Si no iba al lugar acordado él mismo iría a buscarla. Tenían mucho de lo que hablar.
-Baje la voz-le ordenó, ésta vez en un tono más normal, mientras echaba un vistazo al exterior. Después de comprobar que no había nadie por allí volvió a dirigirse a la bruja-. Ha cometido un error de principiamente convocando un conjuro sin haber estado segura de que no había nadie que pudiera oírle. ¿Y si en lugar de a mí se encuentra a alguien con peores intenciones?-le espetó, todavía enfadado-. Se habría puesto en peligro a usted y a mí si alguien viene a investigar éste lugar.
Dicho ésto se acercó más a ella, tanto que sus rostros se quedaron a apenas unos palmos de distancia. Podía oler el miedo y el nerviosismo de la joven, casi palpable en el aire.
-Aquí no podemos hablar. Coja sus libros y váyase. Venga a buscarme al callejón que hay detrás de la biblioteca dentro de una hora. Tenemos que hablar muy seriamente, jovencita.
Y dicho aquello se dio la vuelta y volvió a su escritorio. Sin embargo, en cuanto viera marchar a la joven saldría a la calle y llamaría a su cuervo para que la siguiera y le informara después de todo lo que viera. Si no iba al lugar acordado él mismo iría a buscarla. Tenían mucho de lo que hablar.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 158
Fecha de inscripción : 22/04/2011
Edad : 44
Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Suspiro de alivio al ver que aquél hombre se retiraba un poco y le soltaba la muñeca. Levantó la mirada para observar sus facciones. No cabía duda de que estaba muy enfadado pero Catherina aún lo estaba más ya que ese hombre no era nadie para tratarla así y para desconcentrarla y evitar que creara un hechizo de ocultación.
Escuchó con atención al desconocido. Hacía rato que Catherina sospechaba que podía ser alguien de su misma condición. ¿Era eso posible? ¿Él también era un brujo? No estaba segura pero por la forma en la que hablaba sabía que tenía conocimientos acerca del tema. Bajó la cabeza. Sabía que aquél hombre tenía razón pero no iba a dejar que nadie la dejará en ridículo y que la ridiculizará. Además si otra persona la hubiera descubierto…Bueno, ella sería la única perjudicada así que… ¿Qué le importaba a ese hombre que no hubiera tenido cuidado? Precisamente estaba haciendo todo aquello para que las personas de su entorno no sospecharan ni descubrieran que ella era bruja.
Catherina miró al desconocido a los ojos antes de hablar. Estaba muy enfadada y le hubiera gustado gritarle pero se controló y bajó la voz para que únicamente él la escuchará. –No sé quién se ha creído que es pero he realizado millones de veces este conjuro y hasta ahora me ha resultado útil. Nadie ha descubierto los objetos que deseaba ocultar aún estando a la vista de algunas personas. No sé que quién se piensa que soy pero no soy una principiante. – En ese momento se calló. El desconocido, fuera quien fuera, tenía razón. No era un buen lugar para hablar así que asintió y dejó que el hombre se alejará.
Cuando el hombre no podía verla Catherina se apoyó en una estantería y cerró los ojos. Habían sido unos minutos muy duros para ella. Todos los años siendo terriblemente cuidadosa para que viniera un desconocido y la ridiculizará y la humillara de aquella manera. ¿Pero que se había pensado? Después de unos minutos de reflexión cogió los libros y los volvió a ocultar debajo de sus faldas. Se arregló un poco el cabello y salió rápidamente de la biblioteca sin mirar a nadie y menos al hombre que momento antes la había “desarmado”.
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Durante una hora estuvo dando vueltas cerca del lugar. Desde que había salido de la biblioteca no había sido capaz de tranquilizarse ni de distraerse con nada. Además, no sabía si debía ir o no al callejón que aquél hombre le había indicado. Por un lado, ardía en deseos de dejarle plantado pero, por otro lado, Catherina era una mujer muy curiosa y necesitaba saber quién era ese hombre, de donde había salido, etc. No había conocido a nadie, a parte de su padre, que fuera brujo o bruja y quería tener a alguien en esa ciudad con la que pudiera hablar acerca de ello y que la ayudará... aunque esto último nunca lo admitiría.
Suspiró y se levantó del banco en el que estaba sentada. Había tomado una decisión. Iría a su encuentro aunque eso supondría caer en un trampa aunque no creía que fuera así. Con estos pensamientos en la cabeza, empezó a andar y entró en el callejón que una hora antes le había indicado un desconocido.
Escuchó con atención al desconocido. Hacía rato que Catherina sospechaba que podía ser alguien de su misma condición. ¿Era eso posible? ¿Él también era un brujo? No estaba segura pero por la forma en la que hablaba sabía que tenía conocimientos acerca del tema. Bajó la cabeza. Sabía que aquél hombre tenía razón pero no iba a dejar que nadie la dejará en ridículo y que la ridiculizará. Además si otra persona la hubiera descubierto…Bueno, ella sería la única perjudicada así que… ¿Qué le importaba a ese hombre que no hubiera tenido cuidado? Precisamente estaba haciendo todo aquello para que las personas de su entorno no sospecharan ni descubrieran que ella era bruja.
Catherina miró al desconocido a los ojos antes de hablar. Estaba muy enfadada y le hubiera gustado gritarle pero se controló y bajó la voz para que únicamente él la escuchará. –No sé quién se ha creído que es pero he realizado millones de veces este conjuro y hasta ahora me ha resultado útil. Nadie ha descubierto los objetos que deseaba ocultar aún estando a la vista de algunas personas. No sé que quién se piensa que soy pero no soy una principiante. – En ese momento se calló. El desconocido, fuera quien fuera, tenía razón. No era un buen lugar para hablar así que asintió y dejó que el hombre se alejará.
Cuando el hombre no podía verla Catherina se apoyó en una estantería y cerró los ojos. Habían sido unos minutos muy duros para ella. Todos los años siendo terriblemente cuidadosa para que viniera un desconocido y la ridiculizará y la humillara de aquella manera. ¿Pero que se había pensado? Después de unos minutos de reflexión cogió los libros y los volvió a ocultar debajo de sus faldas. Se arregló un poco el cabello y salió rápidamente de la biblioteca sin mirar a nadie y menos al hombre que momento antes la había “desarmado”.
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Durante una hora estuvo dando vueltas cerca del lugar. Desde que había salido de la biblioteca no había sido capaz de tranquilizarse ni de distraerse con nada. Además, no sabía si debía ir o no al callejón que aquél hombre le había indicado. Por un lado, ardía en deseos de dejarle plantado pero, por otro lado, Catherina era una mujer muy curiosa y necesitaba saber quién era ese hombre, de donde había salido, etc. No había conocido a nadie, a parte de su padre, que fuera brujo o bruja y quería tener a alguien en esa ciudad con la que pudiera hablar acerca de ello y que la ayudará... aunque esto último nunca lo admitiría.
Suspiró y se levantó del banco en el que estaba sentada. Había tomado una decisión. Iría a su encuentro aunque eso supondría caer en un trampa aunque no creía que fuera así. Con estos pensamientos en la cabeza, empezó a andar y entró en el callejón que una hora antes le había indicado un desconocido.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Durante cerca de una hora Sergei estuvo enfrascado en sus pensamientos, sintiéndose un poco culpable por cómo se había desarrollado los acontecimientos. No entendía por qué había actuado con tal furia en aquél momento, si había conocido también a Naéva en aquella biblioteca y su reacción había sido mucho más normal. Claro que a quella no la había pillado haciendo un conjuro para ocultar algo allí que, por otro lado, ni siquiera había podido averiguar de qué se trataba.
¿Y si quería guardar algo peligroso allí? Algún libro prohibido o un ritual que otros brujos estuvieran buscando, por ejemplo. El que estuviera allí podría causarle problemas. Y, mientras más lo pensaba, más convencido estaba que finalmente había actuado bien, ¿no? Maldita fuera, había tenido que huir de Rusia temiendo por su vida, no quería tener más problemas allí con ningún otro brujo, al contrario. Llevaba varios días intentando mantener contactos con otros de su clase para formalizar un Aquelarre para la mutua protección, pero no había tenido demasiada suerte. A pesar de lo que uno podría esperar, encontrar brujos en aquella ciudad era un trabajo mucho más difícil de lo que había esperado.
Pero había otra cosa que le escamaba... Aquella muchacha... No lo sabía, no podía estar seguro, pero no le había parecido peligrosa. Cuando había protestado y dicho que no era una novata Sergei se recordó a sí mismo de joven, tratando de darse a sí mismo más importancia de la que tenía. Pero por mucho que dijera lo que había visto era a una novata que usaba demasiado a la ligera un conjuro en un lugar público. Si otra persona le hubiera descubierto y hubiera visto a los libros desaparecer se habría corrido la voz. Puede que hubiera llamado la atención de personas que era mejor tener alejadas... Maldita fuera. Sí, sí, había actuado bien, no había ninguna duda. El riesgo era demasiado elevado y no quería tener un cazador de brujas o algún otro engendro rondando por su biblioteca no haciendo preguntas incómodas.
Todavía perdido en sus cavilaciones el reloj de la entrada marcó las doce del mediodía. Era el momento de ir a ver a aquella pequeña bruja al callejón. Tal vez no acudiera a la cita, pero tenía que asegurarse de que nada de aquello fuera a suponer un riesgo para él ni para su biblioteca. Así que, después de ordenar un poco su escritorio y de dejarlo todo listo tomó su sombrero de copa, su abrigo y su bastón y se dirigió al callejón que había tras el edificio.
Mientras entraba discretamente por uno de los lados vio a aquela muchacha entrar por la parte opuesta hasta encontrarse en el centro, dejando algunos metros de espacio entre ambos. Después de unos segundos de incómodo silencio fue Sergei quién decidió hablar.
-En primer lugar, señorita, le pido disculpas por mi brusquedad dentro de la biblioteca-dijo mientras se quitaba el sombrero a modo de reverencia-. Admito que mis modales no fueron los mejores y lamento haberla asustado o dañado. Espero que sea capaz de perdonarme. Pero también espero que comprenda que fue una imprudencia por su parte el hacer un conjuro como aquél sin estar segura de que no había nadie por allí-le explicó, manteniendo un tono amable-. Mi nombre es Sergei Ivanovich, un placer-se terminó presentando el ruso para hacer otra reverencia-. ¿Cuento con su perdón?-quiso saber, mirándola a los ojos y atreviéndose a sonreír amablemente.
¿Y si quería guardar algo peligroso allí? Algún libro prohibido o un ritual que otros brujos estuvieran buscando, por ejemplo. El que estuviera allí podría causarle problemas. Y, mientras más lo pensaba, más convencido estaba que finalmente había actuado bien, ¿no? Maldita fuera, había tenido que huir de Rusia temiendo por su vida, no quería tener más problemas allí con ningún otro brujo, al contrario. Llevaba varios días intentando mantener contactos con otros de su clase para formalizar un Aquelarre para la mutua protección, pero no había tenido demasiada suerte. A pesar de lo que uno podría esperar, encontrar brujos en aquella ciudad era un trabajo mucho más difícil de lo que había esperado.
Pero había otra cosa que le escamaba... Aquella muchacha... No lo sabía, no podía estar seguro, pero no le había parecido peligrosa. Cuando había protestado y dicho que no era una novata Sergei se recordó a sí mismo de joven, tratando de darse a sí mismo más importancia de la que tenía. Pero por mucho que dijera lo que había visto era a una novata que usaba demasiado a la ligera un conjuro en un lugar público. Si otra persona le hubiera descubierto y hubiera visto a los libros desaparecer se habría corrido la voz. Puede que hubiera llamado la atención de personas que era mejor tener alejadas... Maldita fuera. Sí, sí, había actuado bien, no había ninguna duda. El riesgo era demasiado elevado y no quería tener un cazador de brujas o algún otro engendro rondando por su biblioteca no haciendo preguntas incómodas.
Todavía perdido en sus cavilaciones el reloj de la entrada marcó las doce del mediodía. Era el momento de ir a ver a aquella pequeña bruja al callejón. Tal vez no acudiera a la cita, pero tenía que asegurarse de que nada de aquello fuera a suponer un riesgo para él ni para su biblioteca. Así que, después de ordenar un poco su escritorio y de dejarlo todo listo tomó su sombrero de copa, su abrigo y su bastón y se dirigió al callejón que había tras el edificio.
Mientras entraba discretamente por uno de los lados vio a aquela muchacha entrar por la parte opuesta hasta encontrarse en el centro, dejando algunos metros de espacio entre ambos. Después de unos segundos de incómodo silencio fue Sergei quién decidió hablar.
-En primer lugar, señorita, le pido disculpas por mi brusquedad dentro de la biblioteca-dijo mientras se quitaba el sombrero a modo de reverencia-. Admito que mis modales no fueron los mejores y lamento haberla asustado o dañado. Espero que sea capaz de perdonarme. Pero también espero que comprenda que fue una imprudencia por su parte el hacer un conjuro como aquél sin estar segura de que no había nadie por allí-le explicó, manteniendo un tono amable-. Mi nombre es Sergei Ivanovich, un placer-se terminó presentando el ruso para hacer otra reverencia-. ¿Cuento con su perdón?-quiso saber, mirándola a los ojos y atreviéndose a sonreír amablemente.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 158
Fecha de inscripción : 22/04/2011
Edad : 44
Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Probablemente habían sido los nervios pero cuando vislumbró al hombre al otro extremo del callejón se dio cuenta que había sido una estúpida al no haberse protegido de algún modo. “Otro error de principiante” pensó acercándose lentamente hacia el centro del callejón y dejando una distancia prudencial del desconocido. Se movió a causa de su nerviosismo. En su mente rememoraba una y otra vez los motivos por los que había acudido al lugar porque si no lo hacía podría salir corriendo en cualquier momento. –“¡Maldita sea! El dicho va a tener razón. La curiosidad mató al gato. Si esta vez no me rematan… tendré mucha suerte”- Considero mientras se apoyaba en la pared colocando sus manos detrás de su cuerpo para así proteger la tela de su vestido de la suciedad.
Silencio. Era uno de esos momentos en los que no sé sabe que decir ni tampoco que pensar. Por muchas vueltas que le des no encuentras nunca las palabras exactas y si las encuentras éstas no acuden nunca a tu boca. Así que decidió no decir nada y dejar que fuera el propio desconocido empezará a hablar. Lo escuchó mirándolo a los ojos. Se sorprendió del cambió de actitud por parte del hombre. ¿Se había calmado? ¿O es que su percepción se había visto afectada en algún momento? No podía estar segura pero algo había sucedido porque había acabado sonriéndole.
-Vaya, menuda sorpresa. Esperaba que me siguiera echando en cara mi imprudencia. Tiene razón. Sus modales no fueron los correctos pero entiendo su reacción. Sé que tendría que haber tenido más cuidado. Le perdono pero… No sé acostumbre, ¿Eh?- Catherina sonrió. Esperaba que el desconocido se diera cuenta de que se trataba de una pequeña broma. –“Encantada, señor Ivanovich. Yo me llamo Catherina Lewell. “- Añadió dando un paso adelante y extendiendo su mano para que el hombre se la estrechara. –A propósito, me gustaría que me explicará algunas cuestiones sobre el incidente en la biblioteca.”- Bajó la voz y miró a su alrededor. –“¿Puedo saber si es… Ya sabe… alguien como yo? O si por el contrario… ¿Tiene conocimientos “mágicos” por otra razón?“- Preguntó a pesar de que no sabía cómo se podían adquirir de otra forma.
Silencio. Era uno de esos momentos en los que no sé sabe que decir ni tampoco que pensar. Por muchas vueltas que le des no encuentras nunca las palabras exactas y si las encuentras éstas no acuden nunca a tu boca. Así que decidió no decir nada y dejar que fuera el propio desconocido empezará a hablar. Lo escuchó mirándolo a los ojos. Se sorprendió del cambió de actitud por parte del hombre. ¿Se había calmado? ¿O es que su percepción se había visto afectada en algún momento? No podía estar segura pero algo había sucedido porque había acabado sonriéndole.
-Vaya, menuda sorpresa. Esperaba que me siguiera echando en cara mi imprudencia. Tiene razón. Sus modales no fueron los correctos pero entiendo su reacción. Sé que tendría que haber tenido más cuidado. Le perdono pero… No sé acostumbre, ¿Eh?- Catherina sonrió. Esperaba que el desconocido se diera cuenta de que se trataba de una pequeña broma. –“Encantada, señor Ivanovich. Yo me llamo Catherina Lewell. “- Añadió dando un paso adelante y extendiendo su mano para que el hombre se la estrechara. –A propósito, me gustaría que me explicará algunas cuestiones sobre el incidente en la biblioteca.”- Bajó la voz y miró a su alrededor. –“¿Puedo saber si es… Ya sabe… alguien como yo? O si por el contrario… ¿Tiene conocimientos “mágicos” por otra razón?“- Preguntó a pesar de que no sabía cómo se podían adquirir de otra forma.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Por culpa de los problemas con el idioma a Sergei le costó un poco carse cuenta de que aquella jovencita estaba bromeando, pero cuando lo entendió el ruso le sonrió, dándole a entender que no había ningún problema.
-Es un placer conocerla, señorita Lewell. Me alegro que se tome la bondad de disculpar a éste pobre bibliotecario...-respondió, no sin dejar de sonreír con cierta ironía el ruso. Pero su rostro volvió a la normalidad cuando oyó su pregunta. Durante unos segundos Sergei no estuvo seguro de si aquella niña era tonta o demasiado inocente. Así que rezó porque fuera ésto último-. Sí, me temo que soy como usted-le explicó, mirándola directamente a los ojos-. Aprendí mis artes en Rusia, país del que procedo.
Se quedó un rato callado, pensativo, mirando a los ojos a su interlocutora. No estaba seguro de sí seguir hablando o no allí, aunque estuviera en un callejón aparentemente vacío. Pero al final dio un paso al frente, acercándose un poco más a ella, mientras bajaba la voz.
-¿Y usted? ¿De dónde viene? Vuestro nombre no parece tampoco demasiado francés...-preguntó de forma amigable, antes de ir directamente a preguntar lo que quería saber-. ¿Qué es lo que queríais guardar? ¿Por qué habéis usado la biblioteca?-le preguntó, mirándola a los ojos-. No penséis mal, no deseo aprovecharme de usted ni de lo que quiera guardar, sólo busco saber por qué casualmente ha sido en la biblioteca en la que trabajo. Parece demasiado... casual-explicó con un tono neutro.
Después dio un paso atrás, en lo que esperaba una respuesta. Silbó al aire y del cielo apareció un cuervo que se posó en su hombre, el cuál le acarició el pico y le susurró algo en ruso:
-Chernyĭ horosho . Smotretʹ syeĭchas .
-Es un placer conocerla, señorita Lewell. Me alegro que se tome la bondad de disculpar a éste pobre bibliotecario...-respondió, no sin dejar de sonreír con cierta ironía el ruso. Pero su rostro volvió a la normalidad cuando oyó su pregunta. Durante unos segundos Sergei no estuvo seguro de si aquella niña era tonta o demasiado inocente. Así que rezó porque fuera ésto último-. Sí, me temo que soy como usted-le explicó, mirándola directamente a los ojos-. Aprendí mis artes en Rusia, país del que procedo.
Se quedó un rato callado, pensativo, mirando a los ojos a su interlocutora. No estaba seguro de sí seguir hablando o no allí, aunque estuviera en un callejón aparentemente vacío. Pero al final dio un paso al frente, acercándose un poco más a ella, mientras bajaba la voz.
-¿Y usted? ¿De dónde viene? Vuestro nombre no parece tampoco demasiado francés...-preguntó de forma amigable, antes de ir directamente a preguntar lo que quería saber-. ¿Qué es lo que queríais guardar? ¿Por qué habéis usado la biblioteca?-le preguntó, mirándola a los ojos-. No penséis mal, no deseo aprovecharme de usted ni de lo que quiera guardar, sólo busco saber por qué casualmente ha sido en la biblioteca en la que trabajo. Parece demasiado... casual-explicó con un tono neutro.
Después dio un paso atrás, en lo que esperaba una respuesta. Silbó al aire y del cielo apareció un cuervo que se posó en su hombre, el cuál le acarició el pico y le susurró algo en ruso:
-Chernyĭ horosho . Smotretʹ syeĭchas .
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/04/2011
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Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Sonrió ante las primeras palabras de Sergei y asintió mientras se apartaba un mechón de pelo que se había resbalado por su rostro. Catherina se sentía estúpida. Estaba nerviosa y eso era una de las razones por las que no podía evitar soltar tonterías o, lo que era lo mismo, preguntar cuestiones obvias. Claro que Sergei era brujo. ¿Quién otra persona podría haberle desvelado los secretos de la magia? Nadie sería tan irresponsable. Cualquier hechicero era conocedor de las muchas personas que los perseguían y que deseaban hacerles mal. No era un secreto que la gente pensaba que eran amigos del diablo. Catherina no estaba de acuerdo. Sabía de buena tinta que los brujos tenían elección como los humanos. Unos eran buenos y otros… En fin, esos no se merecían llamarse brujos según su opinión pero al fin y al cabo la fortuna les habría sonreído y poseían el don de la magia.
Eso la llevaba a plantearse qué clase de brujo ese tal Sergei Ivanovich. Lo examinó. Hasta ahora no se había comportado como uno de esos brujos que su padre describía pero no podía confiar en él al cien por cien ya que al fin y al cabo lo acababa de conocer.
-Vaya, quizás le sorprende pero es la primera vez que me encuentro con alguien de mi misma condición.-Suspiró. No le gustaba hablar sobre si misma a un desconocido y más en ese momento pero asintió y sonrió. - Es usted observador. Provengo de Londres. Hace un par de semanas que me mudé a vivir aquí. ¡Vaya…! Rusia. ¿Es bonito ese lugar? He viajado mucho por el negocio que tenía mi padre pero nunca a su país. Comentan que es un país muy frío. ¿Es cierto?.- Catherina sonrió y hizo una pausa antes de responder a las otras preguntas del hombre. Sabía que en algún momento de la conversación iban a salir y tenía que contestar si quería saber verdaderamente quien era aquél brujo. Así que respiro profundamente y continuo: –“Escuché… No quería hacer nada malo. Mi casa es de la señora para la cual estoy trabajando y a pesar de que me dio su palabra de que no registraría mis cosas… No me fió del todo es por eso que buscaba un lugar para esconder… un par de libros que mi padre me regaló antes de venir a París. Supongo que fui una estúpida pero pensé que en la biblioteca pasarían desapercibidos y más si hacía un conjuro de ocultación. Supongo que fue una estupidez por mi parte. Ahora le tendré que buscar otro escondite…-“ Tragó saliva. –“¿Demasiado casual? ¿Qué insinúa? En ningún momento pretendía causarle mal a nadie. Estaba tan ansiosa por esconder los libros que apenas me di cuenta de que usted me estaba espiando. Créame… Yo no soy una de esas brujas que le gusta el al ajeno.”- Catherina se calló de repente. Había hablado de más. ¿Qué pasaba si él era uno de esas personas? Por el momento no lo había dejado entrever pero… nunca se sabía.
En ese momento observó al hombre. No se había dado cuenta que había llamado a un animal. Catherina no lo podía ver bien desde su posición pero se acercó unos pasos para verlo mejor. Se trataba de un cuervo. En ese momento se quedó paralizaba. Los cuervos no eran animales muy amigables y si él tenía un cuervo… ¿Con qué clase de persona acababa de toparse? No lo sabía por eso era mejor no acercarse más.
Eso la llevaba a plantearse qué clase de brujo ese tal Sergei Ivanovich. Lo examinó. Hasta ahora no se había comportado como uno de esos brujos que su padre describía pero no podía confiar en él al cien por cien ya que al fin y al cabo lo acababa de conocer.
-Vaya, quizás le sorprende pero es la primera vez que me encuentro con alguien de mi misma condición.-Suspiró. No le gustaba hablar sobre si misma a un desconocido y más en ese momento pero asintió y sonrió. - Es usted observador. Provengo de Londres. Hace un par de semanas que me mudé a vivir aquí. ¡Vaya…! Rusia. ¿Es bonito ese lugar? He viajado mucho por el negocio que tenía mi padre pero nunca a su país. Comentan que es un país muy frío. ¿Es cierto?.- Catherina sonrió y hizo una pausa antes de responder a las otras preguntas del hombre. Sabía que en algún momento de la conversación iban a salir y tenía que contestar si quería saber verdaderamente quien era aquél brujo. Así que respiro profundamente y continuo: –“Escuché… No quería hacer nada malo. Mi casa es de la señora para la cual estoy trabajando y a pesar de que me dio su palabra de que no registraría mis cosas… No me fió del todo es por eso que buscaba un lugar para esconder… un par de libros que mi padre me regaló antes de venir a París. Supongo que fui una estúpida pero pensé que en la biblioteca pasarían desapercibidos y más si hacía un conjuro de ocultación. Supongo que fue una estupidez por mi parte. Ahora le tendré que buscar otro escondite…-“ Tragó saliva. –“¿Demasiado casual? ¿Qué insinúa? En ningún momento pretendía causarle mal a nadie. Estaba tan ansiosa por esconder los libros que apenas me di cuenta de que usted me estaba espiando. Créame… Yo no soy una de esas brujas que le gusta el al ajeno.”- Catherina se calló de repente. Había hablado de más. ¿Qué pasaba si él era uno de esas personas? Por el momento no lo había dejado entrever pero… nunca se sabía.
En ese momento observó al hombre. No se había dado cuenta que había llamado a un animal. Catherina no lo podía ver bien desde su posición pero se acercó unos pasos para verlo mejor. Se trataba de un cuervo. En ese momento se quedó paralizaba. Los cuervos no eran animales muy amigables y si él tenía un cuervo… ¿Con qué clase de persona acababa de toparse? No lo sabía por eso era mejor no acercarse más.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Mientras Sergei oía lo que le decía la joven volvió a lanzar al aire a su cuervo. Lo único que le había pedido era que estuviera atento y vigilara la zona, de modo que si alguien se acercaba le avisara y pudiera tomar las precauciones necesarias.
La verdad es que la historia de aquella joven, en caso de ser cierto, parecía un poco… extraña. ¿No había tenido relación con ningún otro brujo? ¿Nunca? Por lo que decía su padre sí que lo había sido, o al menos le había dejado un par de libros de hechizos. Así que había sido aquello lo que quería proteger, ¿no? Sergei no pudo evitar sonreír ni llevarse la mano al mentón para acariciárselo, pensativo. Claro, guardar unos libros en una biblioteca. En el fondo estaba bien pensado. El problema era que no había sido lo suficientemente cuidadosa. Novata.
Si Sergei usaba bien sus piezas no le costaría demasiado guiar por su mundo a aquella niña inexperta. Y de paso sacar algún tipo de beneficio.
-Sí, vengo de Rusia-le explicó amigablemente-. Y no, me temo que no es un país bonito. Puede que a veces lo parezca, pero es un lugar duro, gobernado por gente corrupta, incompetente y cruel. El pueblo vive en la superstición continua y los gobernantes se aprovechan de ello. Y sí, en invierno hace frío. Rara es la vez que se va sin dejar al menos media docena de muertos en cada aldea. No vaya a Rusia si puede evitarlo, señorita. No se le ha perdido nada allí.
Sergei se detuvo en su exposición. Rusia no le traía buenos recuerdos y prefirió no seguir hablando de su país, de modo que cambió de tema.
-Está bien, está bien. No quería acusarla de nada mi joven señora-se disculpó haciendo una pequeña reverencia-. Pero, al igual que Dios, ni creo en el Azar ni juego a la casualidad. Quién sabe, puede que haya sido obra del destino que hayamos cruzado nuestros caminos y fuera yo quién la descubriera.
El brujo se quedó callado unos instantes, pensativo. Hasta que se terminó de decidir tras chasquear la lengua.
-Si lo que queréis es conservar esos libros, podríais hacerlo en la biblioteca. Pero no en las salas abiertas al público, si no en un lugar más… reservado.
La verdad es que la historia de aquella joven, en caso de ser cierto, parecía un poco… extraña. ¿No había tenido relación con ningún otro brujo? ¿Nunca? Por lo que decía su padre sí que lo había sido, o al menos le había dejado un par de libros de hechizos. Así que había sido aquello lo que quería proteger, ¿no? Sergei no pudo evitar sonreír ni llevarse la mano al mentón para acariciárselo, pensativo. Claro, guardar unos libros en una biblioteca. En el fondo estaba bien pensado. El problema era que no había sido lo suficientemente cuidadosa. Novata.
Si Sergei usaba bien sus piezas no le costaría demasiado guiar por su mundo a aquella niña inexperta. Y de paso sacar algún tipo de beneficio.
-Sí, vengo de Rusia-le explicó amigablemente-. Y no, me temo que no es un país bonito. Puede que a veces lo parezca, pero es un lugar duro, gobernado por gente corrupta, incompetente y cruel. El pueblo vive en la superstición continua y los gobernantes se aprovechan de ello. Y sí, en invierno hace frío. Rara es la vez que se va sin dejar al menos media docena de muertos en cada aldea. No vaya a Rusia si puede evitarlo, señorita. No se le ha perdido nada allí.
Sergei se detuvo en su exposición. Rusia no le traía buenos recuerdos y prefirió no seguir hablando de su país, de modo que cambió de tema.
-Está bien, está bien. No quería acusarla de nada mi joven señora-se disculpó haciendo una pequeña reverencia-. Pero, al igual que Dios, ni creo en el Azar ni juego a la casualidad. Quién sabe, puede que haya sido obra del destino que hayamos cruzado nuestros caminos y fuera yo quién la descubriera.
El brujo se quedó callado unos instantes, pensativo. Hasta que se terminó de decidir tras chasquear la lengua.
-Si lo que queréis es conservar esos libros, podríais hacerlo en la biblioteca. Pero no en las salas abiertas al público, si no en un lugar más… reservado.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/04/2011
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Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
En todo el tiempo que el cuervo se mantuvo al lado del hombre Catherina no le quitó el ojo de encima. Estaba segura de que aquél animal no anunciaba nada bueno así que desde ese momento tomó la decisión de andarse con cuidado con Sergei Ivanovich ya que no creía que sus intenciones fueran del todo claras. Escuchó las palabras que le dijo al cuervo pero no entendió nada y, cuando el cuervo se echó a volar prefiero dejarlo pasar.
Inmediatamente se relajó a pesar de que tenía miedo de que en cualquier momento ese animal la pudiera atacar pero tomó a Sergei por un hombre inteligente y se convenció de que si se había tomado tantas molestias para “protegerla” no iba a matarla ahora. Suspiró y miró al hombre con una media sonrisa.
-¡Vaya! Las apariencias engañan. Supongo que ese es uno de los motivos por los que mi padre no frecuentaba ese país. – Se movió hacía atrás ya que empezaba a cansarse de estar tanto tiempo de pie después de toda la tensión de esa mañana. – Creo que le tomaré la palabra y intentaré no dejarme caer por Rusia. Es una pena pero… Odio el frío. – Catherina intentaba ser amable y graciosa pero lo cierto es que no se le daba muy bien así que apretó los puños intentando no pensar en lo estúpida que parecía. –Yo, en cambio, le aconsejó que si tiene oportunidad visité Londres. Es una ciudad… maravillosa aunque yo no tenga demasiados recuerdos alegres. –Prosiguió.
Catherina se quedó callada unos momentos. Ahora mismo no era el mejor momento para rememorar lo sucedido en aquél lugar así que se obligó a proseguir con la conversación.
-Puede que tenga razón y no haya sido casualidad… Quién sabe. Nunca lo sabremos con absoluta certeza. – Añadió haciendo una pausa y sonriendo al hombre. – No. No se preocupe. El incidente de antes me ha hecho pensar y finalmente he llegado a la conclusión que será mejor que busqué otro lugar más… íntimo. De todas formas, gracias por lo oferta. –
Inmediatamente se relajó a pesar de que tenía miedo de que en cualquier momento ese animal la pudiera atacar pero tomó a Sergei por un hombre inteligente y se convenció de que si se había tomado tantas molestias para “protegerla” no iba a matarla ahora. Suspiró y miró al hombre con una media sonrisa.
-¡Vaya! Las apariencias engañan. Supongo que ese es uno de los motivos por los que mi padre no frecuentaba ese país. – Se movió hacía atrás ya que empezaba a cansarse de estar tanto tiempo de pie después de toda la tensión de esa mañana. – Creo que le tomaré la palabra y intentaré no dejarme caer por Rusia. Es una pena pero… Odio el frío. – Catherina intentaba ser amable y graciosa pero lo cierto es que no se le daba muy bien así que apretó los puños intentando no pensar en lo estúpida que parecía. –Yo, en cambio, le aconsejó que si tiene oportunidad visité Londres. Es una ciudad… maravillosa aunque yo no tenga demasiados recuerdos alegres. –Prosiguió.
Catherina se quedó callada unos momentos. Ahora mismo no era el mejor momento para rememorar lo sucedido en aquél lugar así que se obligó a proseguir con la conversación.
-Puede que tenga razón y no haya sido casualidad… Quién sabe. Nunca lo sabremos con absoluta certeza. – Añadió haciendo una pausa y sonriendo al hombre. – No. No se preocupe. El incidente de antes me ha hecho pensar y finalmente he llegado a la conclusión que será mejor que busqué otro lugar más… íntimo. De todas formas, gracias por lo oferta. –
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Después de arrojar su cuervo de nuevo al aire Sergei no pudo evitar observar atentamente a Catherina. Había algo extraño en su mirada, como si no terminara de fiarse de él. Hacía bien. Nadie debería fiarse de alguien a quien acababa de conocer y que, si así lo deseaba, podría dominar su voluntad sin demasiados esfuerzos o al menos hacer que le deseara de forma pasional.
-Tendré en cuenta vuestra invitación e iré a visitar su ciudad tan pronto como el tiempo y mis obligaciones me lo permitan. La verdad es que la vida en ésta ciudad es muy poco atareada y pareciera que todo el mundo tiene demasiado tiempo libre, ¿no cree?-dijo, tratando de hacerla sentir más cómoda entablando una conversación sin importancia- Oh, como prefiráis. Yo mismo guardo algunos documentos en un lugar bien protegido de la biblioteca y tenía pensado ofrecéroslo y que pudierais acceder a éste cuando desearais. Entre los nuestros hemos de ayudarnos, ¿no?
Era algo de lo que Alexei siempre le había hablado cuando le adiestró. De la camaradería entre los brujos, de que deberían de ayudarse siempre que eso no les perjudicara a sí mismo. Claro que había sido él quién, poco después, quiso matarle por considerarle una amenaza a su poder y estatus. Maldito viejo loco.
-¿Sabéis? Hasta ahora sólo había conocido a otra de nuestra condición en ésta ciudad, y me temo que hace tiempo que no he tenido demasiadas ocasiones de verla- le contó, mientras recordaba a Naéva-. Si alguna vez necesitáis algo más no dudéis en venir a la biblioteca a preguntarme. O si veis al bueno de Chernyĭ , mi cuervo, decidle que me busque y lo hará. Es una fiel mascota, una de las pocas buenas cosas que me traje de Rusia, me temo-dijo con cierto tono melancólico.
-Tendré en cuenta vuestra invitación e iré a visitar su ciudad tan pronto como el tiempo y mis obligaciones me lo permitan. La verdad es que la vida en ésta ciudad es muy poco atareada y pareciera que todo el mundo tiene demasiado tiempo libre, ¿no cree?-dijo, tratando de hacerla sentir más cómoda entablando una conversación sin importancia- Oh, como prefiráis. Yo mismo guardo algunos documentos en un lugar bien protegido de la biblioteca y tenía pensado ofrecéroslo y que pudierais acceder a éste cuando desearais. Entre los nuestros hemos de ayudarnos, ¿no?
Era algo de lo que Alexei siempre le había hablado cuando le adiestró. De la camaradería entre los brujos, de que deberían de ayudarse siempre que eso no les perjudicara a sí mismo. Claro que había sido él quién, poco después, quiso matarle por considerarle una amenaza a su poder y estatus. Maldito viejo loco.
-¿Sabéis? Hasta ahora sólo había conocido a otra de nuestra condición en ésta ciudad, y me temo que hace tiempo que no he tenido demasiadas ocasiones de verla- le contó, mientras recordaba a Naéva-. Si alguna vez necesitáis algo más no dudéis en venir a la biblioteca a preguntarme. O si veis al bueno de Chernyĭ , mi cuervo, decidle que me busque y lo hará. Es una fiel mascota, una de las pocas buenas cosas que me traje de Rusia, me temo-dijo con cierto tono melancólico.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
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Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Catherina se echó a reír y asintió. – Tiene usted razón. La vida aquí es muy diferente. Yo siempre he pensado que cada ciudad tiene su propio espíritu. París me transmite… clama, tranquilidad… Hasta romanticismo. Aunque esto último espero que tarde en llegar – Comentó con un sonrisa en los labios mientras se tocaba el pelo de forma coqueta. –En cuanto al asunto de los libros… Bueno, como ya le he comentado prefiero buscarle un nuevo escondite aunque tendré muy en cuenta su proposición. – Hizo una pausa para tragar saliva y prosiguió. –Por supuesto, entres los nuestros tenemos que ayudarnos aunque… yo soy de las que piensa que somos personas y como tales también podemos tener… malos sentimientos… ya me entiende… Nunca se sabe que se puede encontrar una por ahí… - Catherina le guiño el ojo compartiendo así un momento de complejidad.
Habían sido muchas las personas que había conoció en esa ciudad y con cada una de ellas se había sentido muy cómoda y tranquila. Lo mismo le pasaba con Sergei Ivanovich. Sabía que no tenía que fiarse de él tan rápidamente pero por mucho que intentará evitarlo no podía. Estaba haciendo soberanos esfuerzos para recordarse a sí misma que había personas que podían llegar a sé muy crueles. Suspiró. A veces le gustaría poder ser otra persona. Más dura. Más peligrosa. Más inteligente. Menos frágil. Menos estúpida. Menos inocente. Pero no podía cambiar su forma de ser. La misma vida la había convertido en lo que era ahora y sería así hasta que se muriera. A saber que le deparara el futuro.
-Vaya, usted es la única persona que conozco en esta ciudad que es de mi misma condición. En Londres… solo conocía a mi padre... Y hubo un tiempo en que me relacionaba con muy pocas personas y todas sin este don… Así que usted se ha convertido en la primera persona… “mágica” no familiar que conozco. – Catherina sonrió y miró fijamente a los ojos del brujo. – No se preocupe. No dudaré en acudir a usted si tengo algún problema. Lo mismo lo digo… Aunque yo seré mucho más complicada de localizar pero… trabajo y resido en el mismo lugar. En la zona comercial de París. De todas formas, podríamos quedar otro día para charlar con más tranquilidad… Si usted así lo desea. –
Habían sido muchas las personas que había conoció en esa ciudad y con cada una de ellas se había sentido muy cómoda y tranquila. Lo mismo le pasaba con Sergei Ivanovich. Sabía que no tenía que fiarse de él tan rápidamente pero por mucho que intentará evitarlo no podía. Estaba haciendo soberanos esfuerzos para recordarse a sí misma que había personas que podían llegar a sé muy crueles. Suspiró. A veces le gustaría poder ser otra persona. Más dura. Más peligrosa. Más inteligente. Menos frágil. Menos estúpida. Menos inocente. Pero no podía cambiar su forma de ser. La misma vida la había convertido en lo que era ahora y sería así hasta que se muriera. A saber que le deparara el futuro.
-Vaya, usted es la única persona que conozco en esta ciudad que es de mi misma condición. En Londres… solo conocía a mi padre... Y hubo un tiempo en que me relacionaba con muy pocas personas y todas sin este don… Así que usted se ha convertido en la primera persona… “mágica” no familiar que conozco. – Catherina sonrió y miró fijamente a los ojos del brujo. – No se preocupe. No dudaré en acudir a usted si tengo algún problema. Lo mismo lo digo… Aunque yo seré mucho más complicada de localizar pero… trabajo y resido en el mismo lugar. En la zona comercial de París. De todas formas, podríamos quedar otro día para charlar con más tranquilidad… Si usted así lo desea. –
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
-Sí, estoy de acuerdo. Entre los nuestros hay algunos que no terminan de ser un ejemplo moral ni entre mortales ni entre los demás…-coincidió Sergei, imaginándose ya por dónde iban los tiros respecto a la reticencia que parecía tener Lewell respecto a él. Durante unos segundos estuvo tentado de usar el conjuro de Encandilamiento un poco para terminar de ganarse la confianza de la joven. Pero decidió que era demasiado arriesgado y que si se daba cuenta a la larga sería bastante perjudicial-. Por suerte usted parece alguien de fiar. Espero no equivocarme y que luego usted no me perjudique, señorita-bromeó con un tono distendido, aunque sin perder su eterno acento ruso. Seguramente, por mucho tiempo que pasara ya en Francia aquél acento no le abandonaría en la vida. Un recordatorio constante de su pasado.
El ruso siguió oyéndola, bastante sorprendido de lo que le decía. ¿De verdad? ¿A ningún otro brujo? Le costaba creerlo mucho. Le parecía tan… tan irreal. Él en Rusia siempre había estado en contacto con otros de su condición Era lo más normal, era la mejor manera de aprender, de darte cuenta de tus puntos fuertes y débiles. De que podría haber muchas personas que dejaban mucho que desear. Pero aquello no era lo importante, si no que parecía que se estaba empezando a ganar poco a poco la confianza de ella y sin haber empleado ningún conjuro.
Bien. Bien.
-Claro, sería para mí un placer verme con usted en algún otro momento. Incuso podría ayudaros con los problemas que podáis tener. Sobre todo si tenéis que guardar más libros en algún sitio-bromeó de nuevo, recordando la forma en la que se habían conocido-. Además, siempre es agradable salir a dar una paseo con una joven damisela como usted, señorita. Y más cuando entre nosotros hay cosas en común de las que no se puede hablar muy a menudo con otras personas, ¿no cree? Preguntar si es mejor usar ojo de tritón o usar piel de lagarto para una poción no suele ser de lo que hablo con el pescadero o mi compañero de trabajo.
Durante unos segundos estuvo a punto de mencionar a Narcisa, pero no lo consideró adecuado. Al fin y al cabo no la había visto después de aquella noche y no creía que quisiera hablar demasiado de magia.
El ruso siguió oyéndola, bastante sorprendido de lo que le decía. ¿De verdad? ¿A ningún otro brujo? Le costaba creerlo mucho. Le parecía tan… tan irreal. Él en Rusia siempre había estado en contacto con otros de su condición Era lo más normal, era la mejor manera de aprender, de darte cuenta de tus puntos fuertes y débiles. De que podría haber muchas personas que dejaban mucho que desear. Pero aquello no era lo importante, si no que parecía que se estaba empezando a ganar poco a poco la confianza de ella y sin haber empleado ningún conjuro.
Bien. Bien.
-Claro, sería para mí un placer verme con usted en algún otro momento. Incuso podría ayudaros con los problemas que podáis tener. Sobre todo si tenéis que guardar más libros en algún sitio-bromeó de nuevo, recordando la forma en la que se habían conocido-. Además, siempre es agradable salir a dar una paseo con una joven damisela como usted, señorita. Y más cuando entre nosotros hay cosas en común de las que no se puede hablar muy a menudo con otras personas, ¿no cree? Preguntar si es mejor usar ojo de tritón o usar piel de lagarto para una poción no suele ser de lo que hablo con el pescadero o mi compañero de trabajo.
Durante unos segundos estuvo a punto de mencionar a Narcisa, pero no lo consideró adecuado. Al fin y al cabo no la había visto después de aquella noche y no creía que quisiera hablar demasiado de magia.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/04/2011
Edad : 44
Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Catherina sonrió. No podía estar segura de que Sergei Ivanovich no era de fiar pero no podía negar que hasta el hecho de que hasta el momento había sido muy amable con ella.
-Muchas gracias por todo, monsier Ivanovich. – Hizo una pausa y prosiguió. –Tiene razón. Será interesante hablar con naturalidad acerca del tema. Si le va bien… Podemos quedar el viernes o el sábado para dar un paseo por el bosque. Así nos conocemos mejor… -
Tenía miedo. Era la primera vez que se encontraba con otra persona que era de misma condición y no quería perder el contacto con el hombre por ninguna razón. Por eso le había propuesto tan rápidamente quedar con él.
Quizás a Sergei Ivanovich le sorprendía el hecho por el que Catherina no había tenido contacto con nadie más de su misma condición. Los motivos por los que había sido así eran complicados pero podían resumirse en el hecho de que su padre la había mantenido alejada de todo el mundo “mágico” porque tenía miedo de que acabara en una hoguera como acabaron sus abuelos. O al menos eso era lo decía una y otra vez su padre cuando la joven insistía en conocer a alguien como ellos. Catherina sospechaba que había algo más detrás de toda aquella negación pero nunca había podido demostrarlo.
-Muchas gracias por todo, monsier Ivanovich. – Hizo una pausa y prosiguió. –Tiene razón. Será interesante hablar con naturalidad acerca del tema. Si le va bien… Podemos quedar el viernes o el sábado para dar un paseo por el bosque. Así nos conocemos mejor… -
Tenía miedo. Era la primera vez que se encontraba con otra persona que era de misma condición y no quería perder el contacto con el hombre por ninguna razón. Por eso le había propuesto tan rápidamente quedar con él.
Quizás a Sergei Ivanovich le sorprendía el hecho por el que Catherina no había tenido contacto con nadie más de su misma condición. Los motivos por los que había sido así eran complicados pero podían resumirse en el hecho de que su padre la había mantenido alejada de todo el mundo “mágico” porque tenía miedo de que acabara en una hoguera como acabaron sus abuelos. O al menos eso era lo decía una y otra vez su padre cuando la joven insistía en conocer a alguien como ellos. Catherina sospechaba que había algo más detrás de toda aquella negación pero nunca había podido demostrarlo.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
Edad : 32
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Sergei al principio se sorprendió de la extraña proposición de la joven, ligeramente preocupado. Era en aquellos momentos cuanto más le hubiera gustado poder hacer lo que otros brujos y percibir las sensaciones y leer la mente de los demás. No se vería en la tesitura de aceptar y caer en alguna posible trampa o denegar la oferta y perder algún posible aliado. Sin embargo, algo en sus entrañas le decía que podía confiar en aquella pequeña joven.
-Sí, claro, ¿por qué no?-terminó respondiendo tras pensárselo unos segundos, hasta que cayó en la cuenta de algo-. Pero espero que si alguien nos ve no piensen mal al ver a un caballero ya entrado en años deambular por el bosque con una bella jovencita. No me gustaría que los gendarmes llamaran a mi puerta a media noche-bromeó con cierto aire macabro-. Si le parece bien nos podemos ver el viernes a las cuatro, cuando todavía haya luz y tener así tiempo de sobra para hablar. Ese día no tengo que trabajar en la biblioteca y sería para mí un placer poder estrechar lazos con alguien del mismo gremio-le explicó en un tono mucho más animado y relajado. Parecía haber dejado atrás cualquier suspicacia.
En ese momento el cuervo volvió a bajar desde las alturas dando un graznido. Sergei alzó el brazo y el animal se posó sobre él para volver a graznar.
-Parece que alguien se acerca por aquí, señorita Lewell. Y yo debería de volver a la biblioteca-le dijo, bajando el tono de voz-. Si le parece bien, nos veremos ya en el bosque. Ha sido un placer hablar con usted y conocernos-se despidió el brujo quitándose el sombrero unos segundos y volviendo a colocárselo sobre la cabeza.
-Sí, claro, ¿por qué no?-terminó respondiendo tras pensárselo unos segundos, hasta que cayó en la cuenta de algo-. Pero espero que si alguien nos ve no piensen mal al ver a un caballero ya entrado en años deambular por el bosque con una bella jovencita. No me gustaría que los gendarmes llamaran a mi puerta a media noche-bromeó con cierto aire macabro-. Si le parece bien nos podemos ver el viernes a las cuatro, cuando todavía haya luz y tener así tiempo de sobra para hablar. Ese día no tengo que trabajar en la biblioteca y sería para mí un placer poder estrechar lazos con alguien del mismo gremio-le explicó en un tono mucho más animado y relajado. Parecía haber dejado atrás cualquier suspicacia.
En ese momento el cuervo volvió a bajar desde las alturas dando un graznido. Sergei alzó el brazo y el animal se posó sobre él para volver a graznar.
-Parece que alguien se acerca por aquí, señorita Lewell. Y yo debería de volver a la biblioteca-le dijo, bajando el tono de voz-. Si le parece bien, nos veremos ya en el bosque. Ha sido un placer hablar con usted y conocernos-se despidió el brujo quitándose el sombrero unos segundos y volviendo a colocárselo sobre la cabeza.
Sergei Ivanovich- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/04/2011
Edad : 44
Localización : Conjurando, entre las sombras.
Re: ¿Mucho por ocultar o demasiado por descubrir? [PRIVADO]
Catherina sonrió. Lo cierto es que no había pensado en lo que podía pensar la gente. Pero Sergei tenía razón.
-Si, perdone. No había pensado en eso. De acuerdo, entonces. Nos vemos el viernes a las 4 en el bosque. – Balbuceó Catherina rápidamente. –Cuídese.-
Miró por última vez al hombre y se giro rápidamente para volver de nuevo a la gran calle. A pesar de todo lo ocurrido había sido un buen día. Todavía no dado crédito a lo ocurrido. ¡Había encontrado a alguien como ella! No era un acontecimiento que sucediera cada día. –“Quizás él también pueda presentarme a otras personas… Quién sabe… “- Pensó mientras caminaba por la calle de vuelta a la casa.
“¡Oh! Se me había olvidado por completo… Los libros… ¿Dónde los voy a esconder? Quizás los oculte durante un tiempo y al final le pida el favor a Sergei que me los guarde… pero de momento quiero conocerlo bien. Quiero saber si puede fiarme de él.” Comentó para sí pensando en el próximo encuentro con Sergei Ivanovich.
-Si, perdone. No había pensado en eso. De acuerdo, entonces. Nos vemos el viernes a las 4 en el bosque. – Balbuceó Catherina rápidamente. –Cuídese.-
Miró por última vez al hombre y se giro rápidamente para volver de nuevo a la gran calle. A pesar de todo lo ocurrido había sido un buen día. Todavía no dado crédito a lo ocurrido. ¡Había encontrado a alguien como ella! No era un acontecimiento que sucediera cada día. –“Quizás él también pueda presentarme a otras personas… Quién sabe… “- Pensó mientras caminaba por la calle de vuelta a la casa.
“¡Oh! Se me había olvidado por completo… Los libros… ¿Dónde los voy a esconder? Quizás los oculte durante un tiempo y al final le pida el favor a Sergei que me los guarde… pero de momento quiero conocerlo bien. Quiero saber si puede fiarme de él.” Comentó para sí pensando en el próximo encuentro con Sergei Ivanovich.
Catherina Lewell- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 27/01/2011
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