AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En busca de un remedio, inexistente.
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En busca de un remedio, inexistente.
En realidad sabía que no iba a ser posible encontrar un remedio pero necesitaba intentarlo. Había escuchado que decían que en Asia tenían remedios para todo y... por qué no, tenía que tener una mínima esperanza de poder deshacerme de la cruz que me atormentaba. La enorme cicatriz que tenía en la espalda y que la cubría prácticamente por completo. Me daba algo de reparo entrar en aquel sitio, parecía escondido a la vista de todos, como si en realidad no quisieran ser encontrados y... tal vez sería mejor así. Apreté los labios, intentando que pareciera que solo pasaba por allí pero parecía prácticamente imposible. Suspiré levemente y miré al poco cielo que podía ver desde allí, prácticamente oscuro, pronto sería hora de ir a trabajar. Miré la puerta del local con el ceño levemente fruncido. ¿Y si aquello era muy caro y no podía permitírmelo? Quizás me era imposible pagarlo o... tenía que pagar toda la vida. Aunque si me dejaban ir pagando poco a poco, lo haría, costase lo que coastase. Finalmente entré y me encontré con las escaleritas, por las que empecé a subir lentamente.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Hacia solo unas semanas que habia llegado a París desde que habia dejado Viena. Desde pequeño habia estudiado inglés y francés, además de alemán, en los colegios a los que fuí... pero en realidad pocas veces habia tenido la oportunidad de practicarlo, por lo que mi acento austriaco era muy fuerte. Mientras caminaba por las calles de París, sediento, vi la figura de un joven, y decidí seguirle discretamente. Quizás podia engatusarle y... ya tenia cena aquella noche. Pero parecia muy joven, me daba cierta lástima y, en cierto modo, me recordaba a mi hacia ya demasiados años. Seguí los pasos del muchacho y cuál fue mi sorpresa al ver que entraba en una tienda de hierbas medicinales en cuyo letrero se podia leer "Rose Noir". No tenia muy buena pinta, quizás el joven no sabia donde se estaba metiendo o... alomejor lo sabia demasiado bien. De cualquier manera no intenté meterme en su cabeza.. aun. Entré tras él sin hacer ruido y finalmente, una vez los dos estuvimos dentro, decidí dejarme notar. Subí las escaleras, haciendo un ruido muy... humano para que él notara mi presencia, carraspeando y viendo al chico allí, parado. Al parecer, como habia supuesto yo, no sabia muy bien que hacer allí dentro, pues no se dirigía a ningún lugar concreto ni buscaba a nadie. Me quedé mirandole, pero aun no dije nada y mantuve mis ojos clavados en él.
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Quizás no era tan buena idea como pensé en un principio, fruncí el ceño y me paré con intención de girarme e irme por donde había venido. ¿Y si pasaba algo? Bajé la vista y después escuché unos pasos, me giré, desconfiado y vi a un hombre, seguramente algo más mayor que yo mismo y con una vestimenta que presagiaba que tenía bastante dinero. Me quedé quieto y por un instante me sonrojé, tal vez trabajaba allí o era un cliente habitual o... yo qué sabía. Bajé la vista y apreté un poco los puños, allí de pie en el rellano de la escalera.
- Disculpe, monsieur. - me agaché levemente, haciendo una desconfiaza reverencia en dirección a él, de pálida piel y hermosura innata. Me dio la sensación de que me miraba y me aparté, como con intención de dejarle pasar, para que él subiera hacia cualquier sitio que quisiera ir. Si yo ya había sabido que no era buena idea intentar aquellas cosas, pero... era gastar el dinero inútilmente, tendría que conformarme con vivir de aquella manera.
- Disculpe, monsieur. - me agaché levemente, haciendo una desconfiaza reverencia en dirección a él, de pálida piel y hermosura innata. Me dio la sensación de que me miraba y me aparté, como con intención de dejarle pasar, para que él subiera hacia cualquier sitio que quisiera ir. Si yo ya había sabido que no era buena idea intentar aquellas cosas, pero... era gastar el dinero inútilmente, tendría que conformarme con vivir de aquella manera.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Tras unos segundos pareciendo dudar, finalmente se giró hacia mi al escucharme. Era evidente, parecia un humano corriente, pero mi presencia no pasaba desapercibida ni siquiera para ellos. Le observé con fijeza, analizando su rostro cuando se giró. Si, desde luego era humano... Me pregunté si quizás era alguna clase de brujo o algo así aunque.. su expresión parecía demasiado inocente. Cuando se disculpó, en francés, le entendí perfectamente. Sonreí suavemente, amable, decidiendo que de momento me portaria bien. Tenia que cenar, ¿no? Al ver su reverencia se la devolví, la mia más formal que la suya - Buenas noches, gentilhomme - murmuré, con una sonrisita aun en el rostro. Él se apartó, como dejandome paso, pero negué haciendole un gesto - ¿No ibais a subir? - quise saber, antes de mirarle de nuevo. Yo le veia bastante bien, aun a pesar de ser la estancia algo oscura - Siento que mi francés sea tan pobre - murmuré, a pesar de que estaba diciendo todo correctamente. Quizás, debido a mi acento el chico no me entendía, y eso era un problema. Tendría que estudiar más... de hecho, tenia suficiente tiempo. Irónicamente. - ¿Venís mucho a esta tienda? ¿Tienen cosas útiles? - quise saber, apuntandome mentalmente el nombre por si alguna vez tenia que venir por ... algún problema
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
El hombre, a pesar de que sonrió y parecía algo amable me hizo desconfiar. Tragué saliva dándome cuenta que mis ropas no eran lo mejor para entablar una conversación con alguien de su categoría. Él me hizo una reverencia también y ladeé la cabeza, preguntándome por qué se molestaba si la diferencia entre él y yo era evidente. Cuando me pegué a la pared, para que él pasase a donde fuera que quisiera ir negó, como si en realidad no quisiera subir y solo pretendiera entablar conversación conmigo. ¿Por qué? Su acento me resultó extraño en un principio y tardé dos segundos en entender lo que me decía. Me humedecí los labios y negué con la cabeza ante su pregunta.
- En realidad ya me iba. - respondí, coloqué una mano sobre mi brazo cohibido ante su sola presencia. No me gustaba aquella sensación, parecía decirme algo y no sabía el qué. Volví a negar con la cabeza cuando dijo que su francés era pobre. - No, no se disculpe. Se le entiende bien. - mentira, me costaba entenderlo, pero si preguntaba... podía decirle que padecía del oído, tampoco sería tan extraño. Parpadeé varias veces y le escuché volver a preguntar ¿por qué se interesaba en mi? - En realidad es la primera vez que la visito, pero me equivoqué de lugar y ya me iba, disculpe. - contesté, agachando la cabeza.
- En realidad ya me iba. - respondí, coloqué una mano sobre mi brazo cohibido ante su sola presencia. No me gustaba aquella sensación, parecía decirme algo y no sabía el qué. Volví a negar con la cabeza cuando dijo que su francés era pobre. - No, no se disculpe. Se le entiende bien. - mentira, me costaba entenderlo, pero si preguntaba... podía decirle que padecía del oído, tampoco sería tan extraño. Parpadeé varias veces y le escuché volver a preguntar ¿por qué se interesaba en mi? - En realidad es la primera vez que la visito, pero me equivoqué de lugar y ya me iba, disculpe. - contesté, agachando la cabeza.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le observé dándome cuenta de que me miraba, analizandome seguramente. Por supuesto, yo debia parecerle encantador. Ya habia comprobado que habia algo en mi que atraia a los humanos, y ayudaba un poco a encontrar comida y.. otros caprichos. Permanecí quieto, mirandole y analizando su cabecita de humano. Por supuesto, aquellas "habilidades" las habia descubierto ya hacia mucho tiempo, como aquello de leer la mente de las personas. Era divertido. El chico parecia que no estaba muy seguro allí, por lo que asentí cuando dijo que ya se iba - Este lugar no tiene muy buena pinta, ¿verdad? - murmuré, intentando ganarme su confianza - Yo.. creo que me he perdido - mentí, aunque él no lo supiera. Podria volver hasta Viena andando si queria. Cuando él dijo que mi francés no era pobre supe que mentía y sonreí - No hace falta que sea tan considerado, no soy una persona modesta y si digo que es pobre sé que lo es - murmuré, inclinando la cabeza educadamente, con tono algo divertido - Disculpeme usted, ¿no le importaria conversar un poco conmigo? - pregunté y alcé las cejas - ¿Sois de París? ¿Conoceis el camino de vuelta al centro, monsieur? - quise saber, con tono realmente educado a pesar de mi acento alemán. Eso segundo, de momento, no podia evitarlo. Doscientos años viviendo en Austria hacian mucho.
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Me quedé mirándole unos segundos y me dio la sensación de que se lo estaba pasando bien. ¿Y eso? No lo entendía. El coincidió conmigo en que el lugar no tenía muy buena pinta aunque... no recordaba haberlo dicho. Asentí con la cabeza y me encogí un poco de hombros cuando añadió que se había perdido.
- Oh, lo siento monsieur. - fui a decir algo más, siendo amable como un "si quiere le acompaño" o algo así, pero no me dejó. Dijo que no me hacía falta ser considerado, que sabía que era pobre su francés me puse algo colorado. ¿Se había dado cuenta que mentía? No podía creerlo. Tragué saliva y miré hacia las siguientes escaleras, que subían un nuevo piso. Le miré de reojo levemente sin atreverme a decir nada más. Él añadió que le gustaría conversar conmigo y de nuevo, quise saber a qué venía aquello. No dije nada, y me encogí un poco de hombros. - Como quiera usted, monsieur. - me incliné un poco de nuevo, en una media reverencia. - Sí, conozco el camino de vuelta, si quiere se lo puedo mostrar. - por desgracia desde mi posición no podía saber si ya había oscurecido del todo, para poner la excusa del trabajo si aquel hombre se ponía demasiado pesado. Aunque... estaba siendo educado, parecía amable y... considerado. Y, además, era guapo, muy guapo. Me quedé mirándole sin darme cuenta, como atontado.
- Oh, lo siento monsieur. - fui a decir algo más, siendo amable como un "si quiere le acompaño" o algo así, pero no me dejó. Dijo que no me hacía falta ser considerado, que sabía que era pobre su francés me puse algo colorado. ¿Se había dado cuenta que mentía? No podía creerlo. Tragué saliva y miré hacia las siguientes escaleras, que subían un nuevo piso. Le miré de reojo levemente sin atreverme a decir nada más. Él añadió que le gustaría conversar conmigo y de nuevo, quise saber a qué venía aquello. No dije nada, y me encogí un poco de hombros. - Como quiera usted, monsieur. - me incliné un poco de nuevo, en una media reverencia. - Sí, conozco el camino de vuelta, si quiere se lo puedo mostrar. - por desgracia desde mi posición no podía saber si ya había oscurecido del todo, para poner la excusa del trabajo si aquel hombre se ponía demasiado pesado. Aunque... estaba siendo educado, parecía amable y... considerado. Y, además, era guapo, muy guapo. Me quedé mirándole sin darme cuenta, como atontado.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
El dijo que lo sentía, pero yo no le dejé decir nada más ya que rápidamente continué hablando. Vaya. Quizás deberia ser menos agresivo en cuanto a mi técnica de caerle bien al joven. Los humanos solian ser muy diferentes, aunque todos seguian los mismos patrones de comportamiento. Probablemente él era del tipo que preferia la gente menos directa.. seguro. Rápidamente aceptó mi oferta de conversar un poco conmigo, por lo que le sonreí, pero sin mostrar demasiado mis dientes. No queria que viera los colmillos, eso le llamara la atención ya que eran.. bastante largos y afilados, pero sin embargo puse una cara amable, para que viera que estaba agradecido - Gracias. He llegado hace poco a la ciudad y todavía no he tenido oportunidad de conocer a nadie - murmuré suavemente, mirandole, antes de oir como respondía afirmativamente a mi pregunta, diciendome que sabia volver al centro. Oh.. qué bien - Seria de mucha ayuda, no sé lo segura que es esta zona por la noche - comenté.. Si, claro.. La peor amenaza de esa zona en aquel momento era yo, sin duda. Sus pensamientos me hicieron sonreir de nuevo. ¿Trabajo por la noche? Aun así no me pasó desapercibido que le parecia un hombre amable y guapo. Eso estaba bien - No quisiera sonar entrometido, pero pareceis joven. ¿Qué edad teneis, monsieur? - pregunté curioso - Pareceis alguien interesante, ¿sabéis? Despertais curiosidad en mi - le confesé, inclinando un poco la cabeza
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le gustó la idea de que yo hubiera accedido, o al menos eso me pareció. Lo vi sonreír y me humedecí los labios sin darme a penas cuenta. No me gustaba fiarme de los desconocidos pero aquel hombre inspiraba amabilidad aunque... de manera diferente. Parpadeé varias veces y su voz aterciopelada, aunque con un fuerte acento alemán me cautivó. Oh, era nuevo en la ciudad. Alguien tendría que enseñarle el sitio y... los lugares que podía frecuentar. Aunque pensándolo bien, yo no era el más adecuado para ello, teniendo en cuenta que yo era de otra clase social, obviamente.
- Seguro que alguno de los nobles de la ciudad estaría encantado de acompañarle... - comenté, sabiendo que alguien, alguna mujer noble o quien quisiera encontraría a alguien como él un buen partido. - Dudo que alguien se atreviera a asaltarle, monsier. - dije yo, cuando dijo que la zona de la ciudad aquella podía no ser segura, que no lo sabía. Bueno, sí, pero ¿qué podrían hacerme a mí? Lo único sería matarme y... no sacarían nada con ello. Seguramente mi tostada piel estaba colorada y las velas que iluminaban aquello no dejarían que se notara demasiado. Abrí un poco los ojos cuando quiso saber de mí, mi edad y... que yo despertaba curiosidad en él. Desvié la mirada de nuevo, poniendo las manos delante de mí, entrelazadas. - Yo... 19 años, monsieur. - volví a mirarle, cohibido. - No soy para nada interesante, como pensais, no merece la pena que me presteis demasiada atención.
- Seguro que alguno de los nobles de la ciudad estaría encantado de acompañarle... - comenté, sabiendo que alguien, alguna mujer noble o quien quisiera encontraría a alguien como él un buen partido. - Dudo que alguien se atreviera a asaltarle, monsier. - dije yo, cuando dijo que la zona de la ciudad aquella podía no ser segura, que no lo sabía. Bueno, sí, pero ¿qué podrían hacerme a mí? Lo único sería matarme y... no sacarían nada con ello. Seguramente mi tostada piel estaba colorada y las velas que iluminaban aquello no dejarían que se notara demasiado. Abrí un poco los ojos cuando quiso saber de mí, mi edad y... que yo despertaba curiosidad en él. Desvié la mirada de nuevo, poniendo las manos delante de mí, entrelazadas. - Yo... 19 años, monsieur. - volví a mirarle, cohibido. - No soy para nada interesante, como pensais, no merece la pena que me presteis demasiada atención.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Sonreí al chico de manera realmente educada. En realidad, realmente me parecia un chico interesante. Tenia su gracia, su manera de pensar. Cuando dijo que un noble estaria encantado de enseñarme la ciudad ladeé la cabeza y me encogí de hombros - Esos nobles.. ¡Solo saben ir a bailes - resopndí con algo de buen humor, sacudiendo la cabeza - Nadie os obliga a hacerlo, pero si no estuvierais muy ocupado y os apeteciera dar un paseo.. - murmuré, inclinando la cabeza, volviendo a mi tono sedoso. Sonreí cuando dijo aquello de asaltarme y asentí - Es cierto, monsieur, mi altura y mi costitución pueden imponer - comenté y después le miré - Además pertenecí al ejército - añadí, con tono tranquilo, snoriendo cuando me percaté de que se cohibia con mis preguntas. Qué tierno. Al oir que tenia 19 años alcé las cejas - Sois realmente joven... - dije, algo sorprendido. Aunque sabia que yo no aparentaba más de 25 años - A mi me parecéis de lo más interesante - respondí, haciendo una reverencia educada - Las personas que no admiten que lo son, suelen ser, de hecho, las más interesantes - añadí, sonriendole de nuevo y mostrando un poco mis dientes, solo un poco. Ya tenia práctica en ocultar mis colmillos, después de casi trescientos años - Disculpad mi educación, no me he presentado - dije de pronto, tendiendole una mano - Soy Adelbert Ducovich
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Claro, los nobles solo iban a bailes... y lo que no eran bailes. Sonreí levemente, como si le diera la razón, pero realmente sabía que no era el único lugar de interés de algunos de los más nobles de todo París. Al parecer no tenía interés en que la gente poderosa le enseñara el lugar y... bueno, tampoco es que fuera gran cosa. No eran de mi especial atracción las jovenes que seguro se ofrecían para enseñársela a él.
- No... bueno, tengo que trabajar pero... puedo dar una vuelta de camino allí y pasear con vos... - respondí, encogiéndome un poco. Normalmente no aceptaría aquellas cosas, ni loco. Pero... ¿Qué tenía él que me hacía ceder con facilidad? No lo entendía. Fruncí el ceño levemente y asentí con la cabeza, imponía bastante. Separé las manos dejándolas cada una a un lado y apreté los puños de nuevo, con suavidad. Aquello de que había pertenecido al ejército me chocó un poco, ¿alguien tan joven como él había estado en el ejército, en pasado? ¿Y ya no? Que raro. No comenté nada ante eso, ya que quizás se enfadaba o algo - Bueno, tampoco se queda usted atrás monsieur... - ya que parecía tan joven, prácticamente como yo. Aunque sí, seguramente yo lo parecía más. Además, volvió a decir que yo era interesante, como si fuera verdad. No, yo no era interesante, para nada. Además era obvio, ¿cómo iba a ser interesante alguien como yo? De tan baja clase social y con un trabajo como el mío... Me hizo una nueva reverencia y negué con la cabeza. - No hace falta que hagais reverencias, no es necesario. - tragué saliva y extendí una mano como indicándole que parara, mientras él solo sonreía, con amabilidad. Era muy raro que alguien mostrase educación conmigo, normalmente solía ser tratado como alguien inferior. Parpadeé varias veces mirándole atontado y recordó que no se había presentado. - Yo... un placer monsieur Ducovich, Jean Louis Mercier. - me presenté yo también, tomándo su mano para estrecharla.
- No... bueno, tengo que trabajar pero... puedo dar una vuelta de camino allí y pasear con vos... - respondí, encogiéndome un poco. Normalmente no aceptaría aquellas cosas, ni loco. Pero... ¿Qué tenía él que me hacía ceder con facilidad? No lo entendía. Fruncí el ceño levemente y asentí con la cabeza, imponía bastante. Separé las manos dejándolas cada una a un lado y apreté los puños de nuevo, con suavidad. Aquello de que había pertenecido al ejército me chocó un poco, ¿alguien tan joven como él había estado en el ejército, en pasado? ¿Y ya no? Que raro. No comenté nada ante eso, ya que quizás se enfadaba o algo - Bueno, tampoco se queda usted atrás monsieur... - ya que parecía tan joven, prácticamente como yo. Aunque sí, seguramente yo lo parecía más. Además, volvió a decir que yo era interesante, como si fuera verdad. No, yo no era interesante, para nada. Además era obvio, ¿cómo iba a ser interesante alguien como yo? De tan baja clase social y con un trabajo como el mío... Me hizo una nueva reverencia y negué con la cabeza. - No hace falta que hagais reverencias, no es necesario. - tragué saliva y extendí una mano como indicándole que parara, mientras él solo sonreía, con amabilidad. Era muy raro que alguien mostrase educación conmigo, normalmente solía ser tratado como alguien inferior. Parpadeé varias veces mirándole atontado y recordó que no se había presentado. - Yo... un placer monsieur Ducovich, Jean Louis Mercier. - me presenté yo también, tomándo su mano para estrecharla.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le miré, pensando que iba a rechazar mi oferta y pensando nuevas excusas para que terminara aceptando... pero finalmente aceptó a medias, diciendo que tenia que trabajar - ¿Trabajéis a estas horas? - quise saber, alzando las cejas levemente. A aquellas horas se iba a cenar, se iba al teatro... pero no a trabajar - ¿En qué trabajais, monsier? - pregunté, observandole todavía con más curiosidad. Al parecer, el que le mencionara el ejército le sorprendió un poco. No era para tanto, ¿no? Aunque si era extraño el que lo hubiera dejado, tendria que pensar en algo por si preguntaba. Reí un poco, suavemente para que mis dientes no se vieran demasiado - Vos sois más joven que yo, os lo puedo asegurar - respondí, inclinandome levemente, sin pasar por alto aquel pensamiento que pasó por su cabeza. ¿Un trabajo como el suyo? Aquello sonaba realmente raro... ¿Seria un trabajo ilegal? Tenia cara de ser un buen joven, asi que lo descartaba. Claro que ya habia escuchado el refrán de "Las apariencias engañan", pero... Cuando extendió una mano pidiendome que no hiciera más reverencias alcé las cejas, abriendo un poco la boca - ¿Le molesta? Perdóneme, solo trataba de ser educado - susurré con tono encantador, todavía intentando causarle una buena impresión al chico. En cuanto llevaramos un rato caminando y mi curiosidad estuviera satisfecha, le mordería. Aunque probablemente no le mataria, desde luego... Finalmente dijo su nombre, por lo que sonreí y le estreché la mano con delicadeza, teniendo cuidado de no apretar demasiado puesto que mi fuerza era bastante superior a la suya al darse mi condición de.. Vampiro. Me preguntaba si notaria mi piel demasiado fria y dura... - Es un nombre muy francés - dije, con tono dulzón y cortés, sin soltar todavía su mano
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
- Sí... - desvié la mirada. Que no quisiera saber donde, que no quisiera saber donde... Pero quiso saberlo. Aguanté un gemido de queja, aunque ya había preparado una excusa perfecta, una tapadera. - En... en una taberna. - En realidad no era una taberna pero ¿cómo le iba a decir en el tipo de local que trabajaba... y qué era lo que me pagaban por hacer? No podía y menos a un señor como él. Aunque tampoco es que me avergonzara de ello, en realidad, normalmente me gustaba, unas veces más que otras. Él tampoco hizo ningún comentario sobre su anterior trabajo en el ejército, era rarito pero... tampoco era para tanto, tal vez estaba herido de guerra y... estaba aquí buscando una cura para su mal. Se rió un poco de mí cuando me aseguró que yo era más joven que él. - Yo no lo podría asegurar, pero como digais, vos. - respondí, amable. Me dio la sensación de que al inclinarse hacia mí se acercaba un poco, como si acortase las distancias en el replano. Miré alrededor, esperando que nadie subiera o bajara, para no pasar demasiada vergüenza. - No, no es que me moleste, no es costumbre que alguien de su... como usted, haga reverencias a alguien como yo. - le expliqué, más rojo aún, seguro. Me estrechó la mano, cuando nos presentamos ambos y me di cuenta que tenía fuerza y que... su piel estaba algo fría. No dije nada solo... quise apartar la mano, para apoyarla sobre mi ropa y quitarme aquella extraña sensación que me daba su tacto. - Sí... nací aquí a las afueras de... París - respondí, desviando la mirada, con el ceño algo fruncido. - ¿Quiere que... vayamos? - le pregunté, con intención de que así, soltara mi mano.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le miré fijamente, esperando saciar mi curiosidad, pero cuando me respondió, no fue la verdad. El muy idiota se pensaba que era tonto. Claro que probablemente tampoco sabia que podia ver la verdad en su mente. Alcé una ceja con levedad y sonreí después. No me gustaba que la gente me mintiera... no me gustaba en absoluto - ¿Sabes? Las estoy contando. Ya van dos mentiras: Primero la de mi estupendo francés, y segundo esa - respondí, inclinandome levemente y agachando la vista, como si no me importara. Pero me daba igual. Le seguiria, después, y le haria pasar vergüenza en el lugar donde trabajara. Total, no tenia nada que hacer aquella noche. Já. Cuando respondió que no podria asegurar si yo era mayor que él sonreí un poco sarcásticamente - Eso es porque vos no sabeis tanto como yo, monsieur - dije con tono cortés, observandole y ensanchando mi sonrisa cuando le oí decir que solamente se trataba de que no estaba acostumbrado - Vaya... ¿Queréis decir que no sois de la corte, cierto? Estoy seguro de que vos no elegisteis nacer en donde quiera que hayais nacido... - contesté, antes de sonreirle un poco - ¿Me permitís llamaros por vuestro nombre de pila? - pregunté, con gesto agradable, escuchando después su lugar de procedencia - Nunca he estado allí. Estaré encantado de que me lo enseñeis.. - murmuré, notando que la sujección de mi mano le estaba incomdando, por lo que la aparté suavemente, colocandome bien el pañuelo que llevaba al cuello - Disculpadme - me disculpé por haberme tomado tantas confianzas con el joven
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Al principio no entendí a qué se refería con eso de ir contando, hasta que añadió que eran las menitras y... que iban dos. Abrí mucho los ojos y fruncí luego un poco el ceño, avergonzado, de verdad. No dije nada ante aquello. No, no iba a decirle que era un cortesano, un prostituto y que... vendía mi cuerpo por dinero, ¿cómo iba a decirle eso? Y si podía, se lo seguiría ocultando, hasta que se cansase de mí y se largara a tomar viento fresco. Apreté los labios, bajando la mirada, además me contestó que yo no sabía tanto como él, como si fuera un gran sabio de la antiguedad o algo así. Quizás no, pero tampoco hacía falta llamarme tonto.
- No claro... si hubiera podido elegir no estaría en estos momentos aquí, seguramente. - respondí yo, ante sus palabras. En realidad parecía muy distinto a todos los nobles (que tampoco eran tantos en verdad), con los que había tratado, ellos solían ser más estirados y le trataban a uno como a un inferior, un sirviente y... en realidad era prácticamente así, yo solo era un pobre que intentaba sobrevivir de la mejor manera. - Como gusteis, monsieur. - tampoco era raro que me llamaran por el nombre de pila, al contrario, era raro que me llamaran por el apellido. - Hace años que no piso el lugar donde nací. - me encogí de hombros, me reusé a volver allí después de dejar a las monjas. Ellas habían querido que aprendiera el oficio de pastor del señor, pero yo sabía que eso no estaba hecho para mí. Cuando soltó mi mano sonreí algo incómodo y negué con la cabeza. - No es nada. - mis dedos se habían quedado fríos. Apoyé la mano abierta en mi pierna. - ¿Vinisteis a París por negocios? - pregunté por hablar de algo y que el tema de conversación pasara de mí a él, no me gustaba hablar de mí.
- No claro... si hubiera podido elegir no estaría en estos momentos aquí, seguramente. - respondí yo, ante sus palabras. En realidad parecía muy distinto a todos los nobles (que tampoco eran tantos en verdad), con los que había tratado, ellos solían ser más estirados y le trataban a uno como a un inferior, un sirviente y... en realidad era prácticamente así, yo solo era un pobre que intentaba sobrevivir de la mejor manera. - Como gusteis, monsieur. - tampoco era raro que me llamaran por el nombre de pila, al contrario, era raro que me llamaran por el apellido. - Hace años que no piso el lugar donde nací. - me encogí de hombros, me reusé a volver allí después de dejar a las monjas. Ellas habían querido que aprendiera el oficio de pastor del señor, pero yo sabía que eso no estaba hecho para mí. Cuando soltó mi mano sonreí algo incómodo y negué con la cabeza. - No es nada. - mis dedos se habían quedado fríos. Apoyé la mano abierta en mi pierna. - ¿Vinisteis a París por negocios? - pregunté por hablar de algo y que el tema de conversación pasara de mí a él, no me gustaba hablar de mí.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le observé fijamente, dándome cuenta de que se quedaba callado y avergonzado. ¿Era en serio? Quizás había sonado demasiado extraño eso de que supiera que era mentira. Aun así no me llevó la contraria. Claro que en lo que estaba pensando era mucho más interesante. Le miré aun, con un brillo extraño en los ojos, y de repente le sonreí comprensivo. En realidad, nunca habia tenido trato con alguien "de su clase" (y me estaba refieriendo a un/a puto/a) pero también dudaba que aquello lo hubiera elegido. Finalmente, me dio la razón - Es lo normal. Nadie elige ser lo que es, yo lo comprendo mejor que nadie - respondí, sonriendole aun de aquella manera, riendo quedamente cuando me dio permiso para usar su nombre de pila - Entonces lo usaré, Jean Louis. ¿O preferís tan solo Jean? - pregunté con cortesía, preguntandome por qué dijo eso de que hacia años que no pisaba el lugar donde nació, pero no dije nada. Tampoco era importante y, probablemente, si me llevaba a las afueras, me lo terminaria contanto él mismo. Los humanos eran así. Me encogí un poco de hombros y al oir su pregunta sonreí levemente, maquinando a toda velocidad una excusa aunque... - No, no vengo por negocios. Hay mucha gente en Viena, últimamente y... Bueno, ya no me... No me ataba nada a esa ciudad, asi que decidí viajar - contesté, observando al chico y diciendole la verdad. ¡Eh! No era mentira...
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Me miró y me dio la impresión de que podía leerme el pensamiento por unos segundos. Alcé las cejas algo compungido y desvié la mirada de él. Ese brillo que había aparecido en sus ojos me dio un escalofrío. ¿Y si de verdad podía leerme la mente? ¿Sabría lo que había estado pensando? ¿Sabría de lo que trabajaba? No, no podía ser, eso era imposible. Tragué saliva y por un momento quise tener algo en las manos, algo que hacer con las manos. Volví a mirarle cuando él dijo que sabía mejor que nadie que nadie podía elegir lo que uno era. Claro, nadie podía elegirlo, solo Dios sabía qué era lo que iba a ser de nosotros en el futuro. Asentí con la cabeza para no quedar demasiado mal y traté de dejar mi mirada en la suya por unos instantes más pero aquella mirada suya y la sonrísa que tenía seguían dándome escalofríos, no estaba seguro de si en el buen sentido o en el malo.
- Podeis llamarme Jean si gustais, monsieur - contesté, sin atreverme aún a volver a mirarle a los ojos nuevamente. Cuando pregunté sobre él, solo por cambiar de tema me respondió que no venía por negocios. - Entonces, ¿pensais establecer vuestra residencia en la ciudad? - pregunté, parpadeando varias veces, mirando a un punto cercano a su oreja derecha algo cohibido.
- Podeis llamarme Jean si gustais, monsieur - contesté, sin atreverme aún a volver a mirarle a los ojos nuevamente. Cuando pregunté sobre él, solo por cambiar de tema me respondió que no venía por negocios. - Entonces, ¿pensais establecer vuestra residencia en la ciudad? - pregunté, parpadeando varias veces, mirando a un punto cercano a su oreja derecha algo cohibido.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le miré sorprendido cuando empezó a pensar en cosas bastante acertadas, pensando que quizás podia leerle la mente y ocsas por el estilo. Le sonreí un poco y ladeé la cabeza - ¿Os encontrais bien, monsieur? - pregunté haciendome el preocupado, inclinandome un poco hacia él y haciendo como que la expresión que habia puesto me habia sorprendido - No tenéis muy buena cara.. - murmuré y no me pasó por alto que pensó en Dios. ¿Aquel muchacho era católico? Me hubiera gustado preguntarle, realmente, pero ya seria demasiado descarado hacerlo. Aun así, como mi primera sonrisa le habia dejado entrever que algo de lo que estaba haciendo me divertía, y podia llegar a descubrir esa "pequeña" habialidad. Sonreí levemente cuando dijo que podia llamarle Jean. Qué encanto de chico, estaba siendo muy simpático conmigo a pesar de que yo era un completo desconocido. Bien era cierto que las mujeres en cuanto conocian un par de datos te llevaban a conocer a toda su familia - Disculpadme si os intimida mi presencia. Me suele pasar - me disculpé, poniendo una falsisíma expresión, como si aquello me apenara. Pero ya estaba acostumbrado a actuar, la verdad... Cuando preguntó por mi residencia asentí levemente - Eso.. eso creo, si. De momento, al menos. Paris es una ciudad completamente nueva para mi - murmuré, observandole a los ojos, al contrario de lo que él hacia. Parecia cohibido, el muchacho y eso.. me divertía en sobremanera - Y... Dónde vivís ahora, Monsieur Jean? - pregunté curioso, cambiando el peso de pierna y colocandome bien la elegante chaqueta que llevaba, pasandome la lengua por los labios y escuchando la respiración del chico como si estuviera haciendolo en mi oido. Algunas veces, conseguía ignorar los sonidos "fuertes" para (ahora) mi desarrollado oido, pero cuando pensaba en ellos, estos volvían a incordiarme.
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Asentí con la cabeza cuando me preguntó si estaba bien como si realmente se hubiera dado cuenta de que yo estaba bastante incomodado por su sola presencia, por la manera de hablar, por... cómo se movía. Ah... que extraño era todo con alguien como él. Me moví un poco, con las piernas levemente cansadas y busqué una ventana, dando un par de pasos hacia un lado, pero no encontré ninguna ventana. ¿Tendría que salir a la calle? Iban a matarme en el trabajo. Le miré cuando añadió que no tenía buena cara. ¿Había dicho eso? No estaba seguro, su acento había sonado raro en aquella frase.
- Estoy bien, gracias por preocuparse, monsieur. - respondí, asintiendo un poco, tratando de no sonreir mucho por si parecía que me estaban acuchillando, por la falsa sonrisa. Le pedí a Dios que me ayudara en aquel instante, diciéndome qué hacer, aunque sabía que no me ayudaría y menos si era para ir a trabajar. Suspiré levemente y negué con la cabeza. - No pasa nada, no teneis que discupaos. - dije yo, cortesmente. Le vi la cara y aquella expresión, como si sintiera pena por provocar aquellos sentimientos en mí. ¿Tan evidentes eran? Creía que sabía ocultar bien mis sentimientos. Tendría que seguir prácticando. - Es una bella ciudad, seguro que le gusta. - comenté, ante lo de París, por decir algo. Me giré un poco, observando una pintura que había colgada a la pared. Evité mirarle cuando volvió a preguntar, esta vez "dónde vivía". - En... bueno, no tengo una residencia fija, suelo quedarme en el trabajo durante las horas de sueño. - me encogí de hombros, evitando la tentación de girarme y mirarle.
- Estoy bien, gracias por preocuparse, monsieur. - respondí, asintiendo un poco, tratando de no sonreir mucho por si parecía que me estaban acuchillando, por la falsa sonrisa. Le pedí a Dios que me ayudara en aquel instante, diciéndome qué hacer, aunque sabía que no me ayudaría y menos si era para ir a trabajar. Suspiré levemente y negué con la cabeza. - No pasa nada, no teneis que discupaos. - dije yo, cortesmente. Le vi la cara y aquella expresión, como si sintiera pena por provocar aquellos sentimientos en mí. ¿Tan evidentes eran? Creía que sabía ocultar bien mis sentimientos. Tendría que seguir prácticando. - Es una bella ciudad, seguro que le gusta. - comenté, ante lo de París, por decir algo. Me giré un poco, observando una pintura que había colgada a la pared. Evité mirarle cuando volvió a preguntar, esta vez "dónde vivía". - En... bueno, no tengo una residencia fija, suelo quedarme en el trabajo durante las horas de sueño. - me encogí de hombros, evitando la tentación de girarme y mirarle.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: En busca de un remedio, inexistente.
Le miré fijamente, preguntandome si realmente estaria bien. Parecia algo inquieto, buscando algo con la mirada, al parecer un lugar por donde entrara el aire. Me quedé callado, mirandole tan solo, hasta que finalemtne decidió hablar, diciendome que estaba bien. Sabia que estaba preocupado por su trabajo y me pregunté si no le estaria metiendo en un lio. Era un humano cualquiera, pero algunos humanos, como él, me caian bien y no me apetecia meterles en lios. Aun así, queria seguir charlando con él. Al parecer, ahora pensaba en Dios. Fruncí el ceño un poco - ¿Sois católico, monsieur Jean? - pregunté finalmente, como si se me acabara de ocurrir, tocandoem un poco el pelo y sonriendole con gracia cuando añadió que no tenia que disculparme - Queria hacerlo. No me gusta causar esos sentimientos; yo tampoco elegí tener esta expresión - murmuré suavemente, inclinando la cabeza y asintiendo cuando dijo que París era muy bello - Estoy seguro de eso, en cuanto llegué me cautivó - le confesé, sonriendo y dándome cuenta de que miraba hacia otro lugar, contestandome - Ya veo.. Debí habérmelo imaginado. - murmuré y me moví un poco, observandole y haciendole un gesto con la mano - Disculpadme.. ¿Os paa algo? Si os incomodo podria.. marcharme - me disculpé de nuevo, inclinandome cortésmente
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
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