En busca de un remedio, inexistente.

por **Jean Louis Mercier** Dom Mayo 08, 2011 9:08 am

Recuerdo del primer mensaje :

En realidad sabía que no iba a ser posible encontrar un remedio pero necesitaba intentarlo. Había escuchado que decían que en Asia tenían remedios para todo y... por qué no, tenía que tener una mínima esperanza de poder deshacerme de la cruz que me atormentaba. La enorme cicatriz que tenía en la espalda y que la cubría prácticamente por completo. Me daba algo de reparo entrar en aquel sitio, parecía escondido a la vista de todos, como si en realidad no quisieran ser encontrados y... tal vez sería mejor así. Apreté los labios, intentando que pareciera que solo pasaba por allí pero parecía prácticamente imposible. Suspiré levemente y miré al poco cielo que podía ver desde allí, prácticamente oscuro, pronto sería hora de ir a trabajar. Miré la puerta del local con el ceño levemente fruncido. ¿Y si aquello era muy caro y no podía permitírmelo? Quizás me era imposible pagarlo o... tenía que pagar toda la vida. Aunque si me dejaban ir pagando poco a poco, lo haría, costase lo que coastase. Finalmente entré y me encontré con las escaleritas, por las que empecé a subir lentamente.

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 2:14 pm

Aquello de que supiera todo lo que estaba pensando no me gustaba, yo quería privacidad en mi cabeza. Era lo único de lo que había podido disponer hasta ahora y... me lo había arrebatado con solo hablar conmigo. Tragué saliva sin mirarle aún, no pensaba hacerlo. Si no le miraba me daba la sensación de que no podía leerme la mente, aunque no fuera así, solo... solo me lo parecía. Apreté los labios de nuevo y coloqué las manos en mi espalda, sin saber qué hacer con ellas. Evité mirarle cuando me confesó que no iba a matarme y que debería dejar de pensar en asesinatos y rumores y... esas cosas
- ¡Pero seguro que podeis! Si... sabeis hacer esas cosas no es posible que seais normal... - me quejé, mirando al suelo con el ceño fruncido. Añadió que yo le había gustado y que junto a él nadie podría atacarme o... osaría hacerlo. Claro, eso ya lo veríamos. Si no era él el que me mataba primero. Luego siguió hablando, preguntándome cosas. - De día... suelo dormir y descansar, ayudo un poco en... en el local. - a pesar de que había dicho que ya sabía lo que hacía y que no me avergonzaba de ello, no estaba cómodo confesándolo abiertamente a un tipo que acababa de conocer y que encima podía leer la mente. - También salgo a pasear, a veces después de comer. Nunca vuelvo tan tarde. - Al menos, yo deduje que era tarde, seguro que no habían pasado solo cinco minutos y que llevábamos ahí por lo menos dos horas, aunque a mí no me lo parecía, en realidad.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 2:23 pm

Le miré curioso. Yo sabia que aquello no era bueno, pero no podia hacer nada, asi que como no iba a ganar nada lamentandome... pues no me iba a lamentar - Si no fuerais tan sensible... - comenté con una sonrisa amable, mirando su cara con atención. Si, si fuera una persona más mayor quizás hasta tenia oportunidad de hablar con él de mi condición, no parecia estúpido, pero lo mismo salia corriendo en cuanto supiera que era un vampiro -cosa que ya me habia pasdo- y luego tenia que salir corriendo tras él y matarle -cosa que ya habia hecho-. Cuando habló le observé y sonreí suavemente - Monsieur Jean, disculpadme que sea tan rudo pero.. - empecé, observandole y negando después con la cabeza lentamente - Si quisiera mataros, ¿por qué estaria hablando con vos? Lo hubiera hecho sin dejar rastro, monsieur, y me habria ahorrado esto - le expliqué, dándo unos pasos y mirando una planta que habia allí cerca, sobre un pequeño estante, cerca de la vela. Parecia solo simple decoración - Pero ya os he dicho que me agradáis, por lo tanto, deberian temer los que intenten haceros algo, monsieur - terminé diciendo, con voz calmada, sin alterarme. Escuché también, después, lo que hacia cuando estaba por la noche, trabajando - Ah, ya veo... Por desgracia, monsieur, no creo que yo pueda como es el día de Paris - comenté, cogiendo un tallo de la planta y observandolo con lentitud, frunciendo los labios levemente - Me temo que mi piel es muy sensible, por lo que no voy a poder invitarle a "dar un paseo", como soleis hacer, a menos que sea a estas horas - añadí, sonriendo y mirandole amablemente, con voz sedosa y melódica

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 4:15 pm

Me llamó sensible. Bueno, en realidad me dijo que era demasiado sensible como para soportar sus comentarios y su "poder", fruncí el ceño, no me hacía demasiada gracia aquello. Yo seguía creyendo que aquel hombre que estaba frente a mí, no podía ser normal, la gente no tenía ese tipo de poderes... no era normal. Volvió a hablar y me sentí observado de nuevo, como si él me estuviera mirando. Me molestaba un poco no devolverle la mirada y saber qué hacía, pero... no quería alzar la mirada.
- No lo sé... - respondí, cerrando los ojos. Aunque tenía razón pero había gente muy loca en París, yo lo sabía bien, eso sí que lo sabía. A pesar de que su explicación me parecía de lo más plausible no quería creérmelo. Por un momento esperé que me matase, pero en realidad no quería morir. Me gustaba estar vivo, aunque mi vida no fuera la mejor. Añadió que yo le agradaba, ya lo había dicho más de una vez y... quería creérmelo, no es que no le hubiera gustado nunca a nadie es que... él parecía demasiado diferente a mí como para que yo pudiera gustarle. ¡Además! Que no era normal, que yo lo sabía... tenía poderes ¡quizás no era ni humano! Y aunque sabía que me estaba leyendo el pensamiento, no podía evitar que aquella tormenta de pensamientos y divagaciones pasaran por mi mente. Como ya estaba lejos de mí y di por supuesto que no me estaba mirando alcé la mirada, para verle allí a unos pasos de mí, viendo una planta o algo así. Ladeé la cabeza, ¿tenía la piel sensible? ¿No podía salir a la luz del sol? Que extraño era eso. El me devolvió la mirada y yo quise apartar la mía, pero no fui capaz, me atrapó en sus ojos, con su sonrisa y esa voz... - ¿Es una enfermedad? - quise saber, sin pensar demasiado. Había deducido que no era normal, pero no me daba para pensar que podía llegar a ser "no humano"

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 4:27 pm

Le miré fijamente mientras el pensaba en que yo no era normal, y en que no queria mirar. No sabia lo bien encaminado que iba, seguramente. Cuando me respondió que no lo sabia puse los ojos en blanco y no quise decirle nada. Era evidente que yo tenia la razón, claro.., después de 300 años, uno suele tener la razón.. sobre todo con chicos de 19 años, lo cual no era ni una décima parte de lo que yo habia vivido ya. - Dejad de pensar eso, por favor.. Ya he dicho que no voy a matarlo, monsieur - murmuré, mirandole de reojo a pesar de que él seguia concentrado en el suelo. Por favor.. Suspiré con suavidad tras unos segundos, no haciendo apenas ruido hasta que le oí pensar que no me podia gustar. Sonreí, evitando reirme demasiado y luego, cuando levanté la vista, me di cuenta de que él me miraba también.. Cuando me preguntó si era una enfermedad no pude evitar soltar una risita - Algo así, si... Podria decirse que es una enfermedad... Aunque yo diria que es más bien parte de lo que soy ahora - comenté, mirandole y soltando la plantita con delicadeza, acercandome a él sin dejar de mirarle con fijeza - Quiero decir... Que son más bien un conjunto de enfermedades, lo del sol, lo de la mente... ¿Me seguís, monsieur? - pregunté, inclinando la cabeza. No pasaba nada, si salia corriendo le atraparia y le mataría.

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 4:37 pm

Repitió que no iba a matarme pero... no entendía qué utilidad podía tener yo estando vivo. Si quería mis servicios, podía haberlos pedido de antemano y... en el burdel, allí, podía ofrecerle cuanto quisiera. Aunque tal vez no era eso lo que quería y prefería la compañía femenina. No estaba seguro. Seguía sin saber qué había podido ver en mí. Me di cuenta que luego parecía aguantar una risa y cuando le pregunté si era una enfermedad rió del todo, con voz bajita. Le observé mientras me respondía, diciendo muchas cosas y... tratando de hacerme llegar a una conclusión que... no me quedaba clara, pero por la manera en la que se acercaba y como me miraba supe que era peligroso. Caminé lentamente, pegado a la pared, con intención de llegar a las escaleras, pero sin darme cuenta de que estaban más cerca de lo que yo creía.
- En realidad... no... - no tenía manera de distraerlo y seguro que me leería el pensamiento antes de que pudiera correr. El sentimiento de que era peligroso no hacía más que crecer, aunque me había asegurado que no me mataría. Pero podía hacerme daño, mucho daño, seguro. Apreté los labios y sin darme cuenta, pisé un escalón, haciendo que me desequilibrase y me precipitase escaleras abajo.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 4:44 pm

Cuando escuché sus nuevos pensamientos sonreí de nuevo con diversión. ¿Se cuestionaba mi sexualidad? Qué mono... - Si tienes tanta curiosidad podéis preguntarlo, Jean Louis - pensé para que me escuchara, refiriendome claro a lo de mi "preferencia" en cuanto a sexos. Le miré sin pestañear casi. Cuando le intenté hacer llegar a la conclusión de lo que era, para que él solito le echara imaginación, se puso nervioso. No solo le escuché en mi cabeza, sino que noté como hacia más ruido al respirar, y el latido de su corazón iba un poco más deprisa, sin duda. Ladeé la cabeza - Tranquilizaos, monsieur - le dije, al oir como me respondía con voz un poco extraña. Vamos, vamos... solo le habia hecho una insinuación de nada, ¿y ya iba a salir corriendo? Le iba a avisar de que se iba a precipitar escaleras abajo cuando me di cuenta de que pisaba mal. Por favor. Me adelanté con rapidez -seguramente más de la que él estuviera acostumbrado- y le sujeté con delicadeza, cuidandome de no hacerle daño, ni de que se cayera hacia abajo - Monsieur Jean... ¿Os encontrais bien? Deberiais tener cuidado, monsieur, prodriais haberos herido - dije, con tono aterciopelado, sin soltarle aun. Lo mismo se me mareaba o algo y tenia que volver a recogerle, esta vez de abajo. Desde luego... qué torpes eran los humanos a veces, ¡pero encantadores!

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 5:06 pm

Me sorpredió de nuevo su capacidad para devolverme pensamientos. Se había dado cuenta de lo que estaba pensando y me sugirió que le preguntara sobre aquello. No, aquello no se preguntaba. Estaba acostumbrado a no poder preguntar sobre aquello, solo aceptar la decisión del cliente y tomar lo que viniera, como viniera. Aunque Adelbert Ducovich no era un cliente, al menos que yo supiera o... que él quisiera. Daba por supuesto que si... se le ocurría sugerirme algo, no podía negarme, por el dinero que ya me había dado. Tragué saliva de nuevo, mirándole con nerviosismo. Me había vuelto a insinuar que él no era normal y... no lograba entender qué tipo de enfermedad le había podido provocar tal cambio tales dones. Sin embargo no pude decir nada, ni siquiera salir corriendo porque casi me caí. Casí, porque antes de darme cuenta de que había empezado a caer Adelbert ya me había recogido y me sujetaba. Abrí mucho los ojos, escuchando su voz decirme que debía tener cuidado.
- Lo siento... - murmuré, disculpándome, avergozado otra vez y asintiendo con la cabeza, estaba bien, sí. Hasta que me di que él estaba demasiado cerca, más que antes y que... seguía sin soltarme. Podía notar sus manos frescas sobre mi piel. - Estáis frío. - comenté, sin pensar en nada, con los ojos clavados en él.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 5:13 pm

En lugar de preguntarme como yo le habia sugerido siguió pensando cosas para sí que yo oí igualmente, tanto si queria como si no. Le observé curioso, sonriendo - Podéis preguntar... no os voy a .. comer - pensé de nuevo, evitando sonreir macabramente. No pensaba hacerle daño, de momento, pues parecia una compañía interesante, pero no podia evitar que ciertos tipos de humor negro me hicieran gracia. Por ejemplo ese. - ¿Por qué tanto preguntaros si querré algo con vos? ¿Acaso vos deseais que disfrute de lo que he pagado, monsieur? - pregunté con algo de curiosidad, viendo después como casi se caia.. y tenia que rescatarle. Le miré de cerca, viendo lo sorprendido que estaba, y sonreí suavemente, amable - No ha tenido importancia. ¿Os encontrais bien? - quise asegurarme antes de oir lo que dijo, su comentario acerca de mi temperatura - Si... Creo que es por no salir nunca a que me dé el sol - bromeé un poco antes de negar - Supongo que es parte de esa "enfermedad", por llamarla así, que padezco, monsieur - dije, antes de alzar las cejas - Pero hubo un tiempo en el que solia tener la piel tan calida como la vuestra - añadí, recordando un poco de mis antiguos tiempos en Viena, y en el ejército

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 5:25 pm

No contesté ante sus pregutnas y sugerencias, quería saberlo pero me daba reparo preguntarlo. Aunque él supiera que quería saberlo. ¿Por qué no me lo decía y ya está? No era tan complicado. Además, tampoco tuve tiempo ya que casi me caí por las escaleras y Adelbert me rescató, preguntándome después si me encontraba bien. Asentí con la cabeza.
- Sí, gracias. - le miré, algo más alto que yo. Hasta ahora no me había fijado, me sentía algo insignificante a su lado. Cuando le comenté aquello sobre su temperatura corporal pareció tomárselo a broma y dijo que era por no salir a que le diera el sol. No contesté nada, solo me quedé mirándole, oyéndole comentar que era culpa de aquella "enfermedad". Él no parecía seguro de tener que llamar así a aquello que él tenía, pero lo hacía de todos modos, como en referencia a mí. Además, añadió que había tenid la piel tan cálida como yo de un tiempo a atrás. - ¿Cuánto tiempo hace de eso? - pregunté, sin llamarle señor otra vez. La curiosidad y sus manos frías y fuertes sujetándome aún me impidieron pensar en demasiado más. Solo sentía curiosidad.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 5:31 pm

Yo sabia que él queria saberlo, pero al parecer era demasiado tímido como para preguntarlo. Qué ricura de joven, ya le habia visto yo cara de ser un encanto, se le notaba en los ojos, al muchacho - Si tanto os interesa, no tengo preferencia por ningún sexo. Es decir, ambos me parecen atractivos - "respondí", por decirlo de alguna manera, ya que no abrí la boca, finalmente. Tras rescatarle, él me dijo que estaba bien, por lo que sonreí un poco y me quedé mirandole, asegurandome de que estaba entero de verdad y de que no se habia hecho daño en el pie ni nada eso. Y.. parecia que decia la verdad. Volví de mi mundo cuando le oí de nuevo pensar acerca de mi condición y al oir su pregunta ladeé la cabeza - ¿Estáis seguro de que queréis saberlo, monsieur? - pregunté antes de sonreir un poco, algo triste. Aun así no le solté, no porque fuera descortés, sino porque no me estaba dando a penas cuenta. Es decir, estaba cómodo de aquella manera - Pensareis que estoy loco.. - murmuré suavemente, pues en realidad no le habia confesado aquellas cosas a muchos humanos. Me daba la impresión de que él no iba a salir corriendo, al menos aun - La última vez que fui como vos... corria el año 1529, monsieur Jean

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 5:42 pm

Cuando se puso a responderme, con solo el pensamiento bajé la mirada hasta sus manos, ay si es que no me daba cuenta de las cosas. También era yo tontito. Volví a subir la mirada cuando temrinó de decirme que le gustaban ambos sexos por igual y parpadeé varias veces. Vaya, ¿eso era normal? Bueno claro, era normal pero... se me hacía raro que alguien como él no tuviera ningún tipo de preferencia en cuanto a aquello.
Él sonrió, cuando al parecer, comprobó que yo estaba entero y no se me había caído ninguna especie de tornilo por las escaleras, solo mi poca y menos aún dignidad. Apoyé todo mi peso en una de mis piernas y cuando pregunté él no pareció estar demasiado seguro de responder. ¿Me sorprendería?
- ¿Cómo iba a pensarlo? Podeis leer la mente, no puede... ser tan raro. - respondí, ante su tono de voz, algo más suave. Él tampoco parecía estar muy cómodo con el hecho de contármelo, pero deducí que ya sabía que no hacía falta que me lo dijera si era que no quería. Cuando finalmente me dijo el año volví a abrir mucho los ojos. - Eso es imposible... - musité, ¿cómo podía ser que hacía 300 años casi que hubiera sido como yo? Ya estaría más muerto y enterrado que caminando por las calles de París una noche como aquella. No podía ser a no ser que él fuera... que fuera uno de aquellos seres que los rumores decían que poblaban las ciudades.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 5:53 pm

Le miré fijamente, sonriendo cuando se puso a pensar en lo que le habia dicho. Vamos, ¿yo era el raro y el era el cortesano? - Y vos, caballero... ¿no tendréis la delicadeza de responder también? Aunque no podáis oirlo me gustaria saber qué preferís - pensé, mirandole fijamente con una sonrisita curiosa, ladeando al cabeza cuando cambiamos de tema y nos pusimos a hablar de cosas más escabrosas. Cuando le escuché no pude más reir suavemente, de manera algo tierna, como si algo que acabara de decir un niño me resultara gracioso - Eso es porque no sabeis el resto, monsieur. Lo de la leer la mente es una nimiedad - murmuré, inclinando la cabeza y mirandole después cuando finalmente le contesté. Por supuesto él hizo sus cálculos mentales -muy rápidos y precisos- y cálculo casi 300 años, la edad que yo tenia - Si fuera imposible, monsieur, yo no estaria aqui - respondí y suspiré pesadamente - Pero una vez más, yo no lo elegí - añadí, antes de sacudir la cabeza. ¡No, no! Atormentarse no me iba a llevar a nada. Le presté atención al chico, que ahora pensaba en otras cosas - Decidme Jean, ¿habeis oido rumores de algo? No habrá nada peligroso en París, ¿verdad? - pregunté, realmente sin saber. Hacia muy poco que habia llegado a la ciudad y.. esperaba que el ser más peligroso que habia por allí fuera yo. Y sino yo, uno como yo, no queria más especies extrañas.

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 6:15 pm

Él también tuvo curiosidad sobre mí condición. No pude apartar la mirada pero... abrí la boca para contestar, aunque él me había preguntado con la mente, me sentía tonto sin decir ni una palabra.
- No puedo tener ningún tipo de preferencia, tengo que aceptar los clientes que quieran mis servicios. - sin importar si eran hombres o mujeres. Bajé la mirada hasta sus labios, que rieron acompasadamente como si yo hubiera dicho algo realmente gracioso, como un crío al reírle una broma. Osea, que eso tan molesto de leer la mente era una tontería frente a todas las cosas que tenía que hacer, como ser muy rápido, por ejemplo. Pues no... no... pero no pude pensar mucho más porque su "edad" me impactó. Nah, era imposible. - Los cuerpos humanos no aguantan tanto tiempo... la gente muere. - añadí yo, como intentando convencerme de que su edad era una mentrira que le había metido a la gente, solo para hacerse le gracioso. Él se quedó pensativo unos segundos, para luego preguntarme sobre los rumores... bestias peligrosas que rondasen París. Asentí con la cabeza. - Hay rumores de criaturas que matan a gente, los desangran o los abren en canal. Tratan de descubrir si es verdad y si los cadáveres que encuentran son muertos por esos monstruos o por causas naturales... pero da un poco de miedo.- tragué saliva, viendo como parecía concentrado en si mismo.

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 6:23 pm

Sacudi la cabeza cuando me respondió de aquella manera. No era lo que yo habia preguntado. No me interesaba saber cual era su política de trabajo, sinceramente - Eso ya lo sé, Jean Louis, sé como funcionan esas cosas - respondí con tono tranquilo - Pero por encima de eso, vos tendreis una preferencia, imagino - añadí, inclinandome un poco cortesmente antes de mirarlo. El parecia seguir impactado por mi supuesta edad, que parecia no querer aceptar... lo cual era comprensible. No todos los dias te enterabas de que un conocido tuyo tiene casi 300 años. Era demasiado - Monsieur Jean... Yo nunca dije que mi cuerpo fuera humano. Dije que lo fue, lo fue años atrás - respondí, alzando una mano y colocandole el pelo con gesto delicado, sonriendo suavemente. Finalmente él respondió a mi pregunta, la de los rumores. Al oirlos fruncí el ceño suavemente - Esto seguro de que son algo más que rumores, monsieur Jean - dije, alzando las cejas - Haria bien en ir con cuidado por según que sitios. Y más un muchacho como vos - añadí, antes de quedarme unos segundos pensativo. A mi no me solia gustar matar gente gratuítamente. Usualmente, y ya que las enfermedades "normales" no me afectaban, solía ir a ciertos sitios donde sabia, a la gente no le quedaba demasiada vida por delante. Volví a centrar mi atención en el joven - Pensaba que solo corrian esos rumores por Viena, pero ya veo que no...

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 6:35 pm

Mi contestación no pareció agradarle demasiado y quiso más, quiso saber si tenía algún tipo de preferencia en cuanto a aquellas cosas. No supe qué contestar, no estaba bien hablar de esas cosas, no se debería. Aunque seguro que él se quejaba de que yo no lo decía a pesar del trabajo que tenía. Oye, que yo no lo había elegido por voluntad propia. Suspiré.
- Los... los hombres. - esta vez sí logré desviar la mirada. No quería saber qué cara ponía cuando le había dicho que me gustaban los hombres, las mujeres no me resultaban atractivas, pero... tenía que sobrellevarlo. Aceptaba clientes femeninos así que había tenido que aprender a que me resultaran más atractivas. Después añadió que él no era humano, más o menos, para colocarme el pelo, como si fuera alguien que cuidaba de mí. Si no era humano, ¿qué era?
- ¿Sois vos uno de ellos? ¿De lo que los rumores hablan? - en aquel momento ya no me extrañaría para nada que él fuera uno de esos monstruos que mataban a la gente, o al menos eso decían por ahí. Yo nunca lo había visto de primera mano y... uno no puede fiarse de todos los rumores, pero aún así, esos rumores exactamente eran los que más miedo daban a la gente... y a mí. - ¿Qué sois?

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 6:48 pm

Se quedó callado un rato, pensativo, como si no pudiera contestarme, y tras unos segundos que no se hicieron demasiado largos decidió responderme por fin. Al oir lo que dijo sonreí suavemente y asentí - Es una opción como cualquier otra, ¡no digais que no está bien! - exclamé, "escuchando" sus pensamientos. Vamos, aquello era una tonteria... Era más, habia quien no sabia apreciar la belleza de ambos sexos, lo cual me parecia una estupidez. Después de otros segundos más él se quedó mirandome, al oirme, preguntandome de nuevo. Su curiosidad parecia ser mayor que su miedo... eso estaba bien, si. - He oido que nos llaman de muchas maneras, los humanos... - murmuré con tono tranquilo - Criaturas de la noche, hijos de la luna, nosferatu o... vampiros - le contesté finalmente, ladeando la cabeza, queriendo saber como reaccionaria ante tal afirmación - Pero... no sé si es de lo que hablan los rumores. No conozco, aqui, a nadie como yo. Y yo no mato a gente inocente, monsieur - añadí, mirandole con fijeza, aun tocandole el pelo con gesto delicado

por **Jean Louis Mercier** Lun Mayo 09, 2011 7:00 pm

Me encogí un poco cuando defendió mi "condición sexual". Tampoco es que la hubiera elegido o algo así, venía con el pack cuando lo compré, cicatriz incluída. Si llegaba a saber que venía con tara me hubiera quedado mejor sin nacer. No contesté ante sus palabras. Si él quería creer que todo estaba estupendo de la muerte de esa manera, allá él, no iba yo a ser quien para empezar a decirle que pensaba totnerías... y menos si afirmaba que tenía 300 años, ¿qué iba a decirle? Apreté los labios para volver a mirarle luego, un poco miedoso de lo que pudiera decir. ¿De muchas maneras le llamábamos? ¿Qué era? Pero no tardó demasiado en responderme. Un vampiro, ¡era un vampiro! ¿Y si se quería beber mi sangre? Pero no.. ya había dicho que no quería matarme. Pero podía beber mi sangre sin matarme, ¿no? Bajé la mirada, aún algo asustado cuando volvió a hablar de los rumores
- Hablan de criaturas que deboran a la gente, les rajan o... les beben la sangre. - aunque aquello último se podía más relacionar con él. Él no mataba gente inocente, pero ¿cómo iba a creerle si era lo que afirmaba y además le acababa de conocer?

por **Adelbert Ducovich** Lun Mayo 09, 2011 7:09 pm

Le miré fijamente al oir sus pensamientos, frunciendo el ceño suavemente. - Tenéis una cicatriz, Jean Louis? - pensé, curioso, queriendo saber aquello. ¡Una cicatriz! Ya teniamos otra cosa en común, solo que la mia era especial, por supuesto. Secuelas de la guerra, aunque por suerte, solo me habia quedado una pequeña que no se notaba demasiado. No era agradable tener marcas en la piel, claro. Él tardo unos segundos en reaccionar ante mi respuesta, empezando a pensar en tonterias como que yo iba a beberme su sangre. No pude más que sonreir, diveertido con aquel joven muchacho - Relajaos, por favor. Sé que es extraño, pero no voy a morderos - murmuré amablemente. Al menos no aun, puesto que estaba demasiado entretenido con él como para ello. Además... no me gustaba matar a inocentes. Cuando habló de nuevo le presté atención - Ya te he dicho que no son rumores, monsieur - murmuré, suspirando - Pero yo no mato a gente de la calle. Cuando lo necesito voy a... cárceles o a hospitales - le conté con tono tranquilo, para que no se alarmara. Le observé y sonreí levemente, aunque no estaba contento - Soy un caballero, monsieur Jean, y ya le dije que no le iba a hacer daño.

por **Jean Louis Mercier** Mar Mayo 10, 2011 3:52 am

Cuando quise darme cuenta él había vuelto a oír mis pensamientos y... se había enterado de la cicatriz, negué con la cabeza cuando preguntó si tenía una cicatriz. ¡Si claro! Me hubiera encantado que dejara de leer mis pensamientos, pero ya había dicho que no podía pararlo. Pues no era agradable y menos si hacía comentarios al respecto.
- Entonces... si no vais a morderme ¿de verdad solo queriais hablar con alguien? - era difícil de creer dado su ahora recién descubierta condición. Me hubiera gustado salir corriendo cuando tuve oportunidad, pero una de sus manos aún me apresaba. Que por mi cabeza pasaran mill cosas distitnas a la vez no significaba que él me diera menos respeto. En cualquier momento se cansaba de mí y adios Jean Louis. Quiso que le creyera cuando añadió que él no mataba a la gente de la calle, que se iba a cárceles u hospitales. ¿Enserio? ¿Tan considerado era para hacer eso? Fruncí el ceño y asentí con la cabeza cuando añadió que era un caballero. - ¿Y qué quereis de mí? No conozco temas de conversación que puedan interesarle a vos, monsieur. - se me había hecho raro pronunciar aquella última palabra después del "gran descubrimiento".

por **Adelbert Ducovich** Mar Mayo 10, 2011 8:47 am

Le observé curioso cuando negó lo evidente, pero no dije nada. Las cicatrices no eran agradables, lo sabia yo bien. Al escuchar su pregunta sonreí un poco y después ladeé la cabeza - Eso dije, monsieur - respondí, agachando un poco la cabeza - Hace unos dias que no tenía una conversación decente con nadie y me parecisteis interesante - le expliqué haciendo un gesto con la mano antes de callarme. A pesar de que no habia salido corriendo, estaba un poco nervioso. Eso me gustaba, era el primer humano que no salia corriendo, ¡era un avance! - Relajaos, monsieur - le pedí, con una sonrisa amable, ensanchandola al "oir" como parecia sorprenderle el hecho de que una persona como yo fuera tan considerada como para no morder a inocentes - No soy una bestia, Jean Louis, chéri - le dije, como comentario. Yo no habia pedido ser un vampiro, aunque probablemente deberia darle las gracias a quien lo hizo, ya que probablemente, sino, estaria muerto... - Podemos hablar de cualquier cosa. Además... Ignoraba que vos supierais los temas que me interesan - dije, con tono agradable, antes de besarle una mano, de nuevo - Monsieur, siento curiosidad.. ¿Dónde oiste esos rumores, de los asesinos? - quise saber, dispuesto a ir a los lugares donde se dijera que estaban, en cuanto tuviera tiempo o ganas

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En busca de un remedio, inexistente.

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