AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
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Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Recuerdo del primer mensaje :
Era pronto por la mañana cuando la mujer salió de su carromato para comenzar a andar por las callejuelas de Paris. Había dejado de lado las ropas propias de su etnia para tomar la vestimenta más convencional de aquellos que habitaban en la ciudad: un vestido de mañana en color azul oscuro que parecía casi negro, un ligero sombrero que cubría su cabello oscuro recogido y unas botas que apenas tenían tacón. Se había olvidado de ponerse algo tan incómodo como el corsé, no entendía la manía de las mujeres de llevar ese instrumento que a su entender era propio del diablo que tanto parecían aborrecer.
No fue difícil llegar hasta la zona donde se abrían diversas tiendas, lo bueno de haber estado en una urbe como la londinesa es que París, por mucho que tuviera una estructura diferente, repetía en parte sus rutinas. No llevaba demasiados días allí, pero había hecho un par de incursiones entre las callejuelas. Tras una hora andando por las calles de París descubrió lo que estaba buscando: una herbolaría. Se detuvo un instante en la puerta, mordisqueándose el labio inferior sin estar demasiado segura de si entrar o no entrar, pero finalmente llevó la mano enguantada al picaporte y lo accionó entrando en su interior.
El olor la golpeó y sonrió, ese olor era reconocible para ella, era un olor que la gustaba y la hacía recordar, la hacía recordar buenos momentos, momentos pasados con su abuela mientras le enseñaba los usos de las plantas. Se detuvo unos breves instantes en el umbral antes de dar un paso en su interior y cerrar detrás de sí. Miró a su alrededor con curiosidad mientras que alzaba la voz para hablar.
—Buenos días. —se detuvo en donde estaba, antes de dar un par de pasos para introducirse de lleno mirando a su alrededor con los ojos verdes brillando de curiosidad y expectativa.
No fue difícil llegar hasta la zona donde se abrían diversas tiendas, lo bueno de haber estado en una urbe como la londinesa es que París, por mucho que tuviera una estructura diferente, repetía en parte sus rutinas. No llevaba demasiados días allí, pero había hecho un par de incursiones entre las callejuelas. Tras una hora andando por las calles de París descubrió lo que estaba buscando: una herbolaría. Se detuvo un instante en la puerta, mordisqueándose el labio inferior sin estar demasiado segura de si entrar o no entrar, pero finalmente llevó la mano enguantada al picaporte y lo accionó entrando en su interior.
El olor la golpeó y sonrió, ese olor era reconocible para ella, era un olor que la gustaba y la hacía recordar, la hacía recordar buenos momentos, momentos pasados con su abuela mientras le enseñaba los usos de las plantas. Se detuvo unos breves instantes en el umbral antes de dar un paso en su interior y cerrar detrás de sí. Miró a su alrededor con curiosidad mientras que alzaba la voz para hablar.
—Buenos días. —se detuvo en donde estaba, antes de dar un par de pasos para introducirse de lleno mirando a su alrededor con los ojos verdes brillando de curiosidad y expectativa.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Suspiró brevemente mientras miraba y asentía.
—Es una pena lo cerrado de mente que pueden ser algunas personas, el problema que esas personas suelen ser las que rigen los destinos de los pueblos.—contestó, arrugando la nariz en un claro gesto de desagrado. —Escuché por mi abuela lo que ocurría en otras épocas mucho más oscuras y lo que tuvieron que sufrir los que no eran como los demás, los que practicaban la magia.
En esas cacerías, como las llamaban, habían matado también a muchos gitanos. Era algo que no entendía, pero que la estremecía. Tanto odio, tanto miedo, tanta presión para los que no eran como los demás. No, no era algo agradable de pensar. Volvió su mirada hacia él, sonriendo con suavidad al escuchar sus palabras e hizo un gesto con la mano para quitar importancia. No se iría de la lengua, era una persona a la que se le podía contar un secreto, siempre se le había dado bien guardarlos.
—No se preocupe, no diré nada sobre lo que es o sobre lo que puede hacer.—dijo mientras le miraba con una ligera sonrisa.—Además, saldría perjudicada si fuera así, no es fácil encontrar un lugar donde venden todo lo que necesito.—ante su siguiente pregunta miró a su alrededor intentando recordar qué podría necesitar.—Va a sonar típico, pero me vendría bien espliego, tomillo y romero, ¿conoce la leyenda de los cuatro ladrones?
—Es una pena lo cerrado de mente que pueden ser algunas personas, el problema que esas personas suelen ser las que rigen los destinos de los pueblos.—contestó, arrugando la nariz en un claro gesto de desagrado. —Escuché por mi abuela lo que ocurría en otras épocas mucho más oscuras y lo que tuvieron que sufrir los que no eran como los demás, los que practicaban la magia.
En esas cacerías, como las llamaban, habían matado también a muchos gitanos. Era algo que no entendía, pero que la estremecía. Tanto odio, tanto miedo, tanta presión para los que no eran como los demás. No, no era algo agradable de pensar. Volvió su mirada hacia él, sonriendo con suavidad al escuchar sus palabras e hizo un gesto con la mano para quitar importancia. No se iría de la lengua, era una persona a la que se le podía contar un secreto, siempre se le había dado bien guardarlos.
—No se preocupe, no diré nada sobre lo que es o sobre lo que puede hacer.—dijo mientras le miraba con una ligera sonrisa.—Además, saldría perjudicada si fuera así, no es fácil encontrar un lugar donde venden todo lo que necesito.—ante su siguiente pregunta miró a su alrededor intentando recordar qué podría necesitar.—Va a sonar típico, pero me vendría bien espliego, tomillo y romero, ¿conoce la leyenda de los cuatro ladrones?
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
-Esas épocas no son muy lejanas señorita. Aunque hubo otra época donde la magia era signo de fe y de fuerza. Merlin, del que toda la magia, podría decirse, proviene, era el mago consejero del rey Arturo. Este anciano era fuerte y muy hábil, era increíble todo lo que dicen que hacía. Merlin tenía una discípula, Morgan le Fey. Ella no era mala, solo algo extremista, algunos comenzaron a tacharla de villana, incluso comenzaron a decir que ella era la responsable de la muerte de Arturo. Creo que ahí comenzó todo el odio-le digo con un poco de nostalgia-Se dice que la espada, Excalibur, está en Inglaterra en algún lago…yo sé en el cual-le sonrió al decirlo.
Camino hacia los estantes, buscando las especias que mi pido, siempre con una sonrisa, aun después de mi comentario algo triste. La verdad es que si se donde se encuentra esa espada, entre lo que estudie de mis libros, encontré mas que sólo magia. Encontre secretos, que nadie a querido revelar, por el miedo a que el mundo reaccione horrendamente hacia lo que no entiende.
Nuestro pero temor es uno mismo y al final, somos nosotros los que queremos acabar con todo lo que no representa la paz en nuestro corazón. A veces pienso que somos demonios en trajes de piel de humano, escondidos de la luz de la mañana, solamente caminando de noche, con nuestros verdaderos rostros.
-Desconozco esa leyenda ¿Podría contármela?- le sonrió acomodando lo que me pide frente a ella.
Camino hacia los estantes, buscando las especias que mi pido, siempre con una sonrisa, aun después de mi comentario algo triste. La verdad es que si se donde se encuentra esa espada, entre lo que estudie de mis libros, encontré mas que sólo magia. Encontre secretos, que nadie a querido revelar, por el miedo a que el mundo reaccione horrendamente hacia lo que no entiende.
Nuestro pero temor es uno mismo y al final, somos nosotros los que queremos acabar con todo lo que no representa la paz en nuestro corazón. A veces pienso que somos demonios en trajes de piel de humano, escondidos de la luz de la mañana, solamente caminando de noche, con nuestros verdaderos rostros.
-Desconozco esa leyenda ¿Podría contármela?- le sonrió acomodando lo que me pide frente a ella.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Escuchó en silencio las palabras del hombre, con curiosidad. Siempre le habían gustado ese tipo de historias, es más… sabía de qué le hablaba. La leyenda artúrica, aunque no propia de su gente, era algo conocido, algo que iba de boca en boca desde hacía demasiado tiempo como para que los suyos no hubieran terminado escuchándola y contándola junto a la hoguera. Cierto era, sin embargo, que se deslizaba en un terreno que ella no lograba llegar a comprender del todo, con una serie de valores que su gente no compartía. La caballerosidad, el honor, la virtud eran propia de aquellos que vivían entre paredes de piedra, pero que se escapaba de lleno para la errante vida de los gitanos.
—He escuchado la historia, como sabrá los gitanos nos alimentamos de ellas, pero es cierto que se me escapan muchos detalles.—terminó por reconocer mirándole, sus ojos verdes brillando de curiosidad.—Supongo que no me dirá dónde se encuentra ese lago ¿no es cierto?
Había estado en Londres y en prácticamente la Isla al completo, pero no había escuchado nada sobre la procedencia de Excalibur, en ese sentido el hombre que tenía delante de ella jugaba con ventaja. Le miró y después sonrió al escuchar sus palabras. Hizo memoria entre los recuerdos, entre las historias.
—Hace tiempo, cuando la gran epidemia que acabó con la mitad de la población Europea, la temida peste negra, había cuatro ladrones que se aprovechaban de la calamidad y de la desgracia ajena para hacerse con su botín.—mientras hablaba, con voz lenta, tranquila, hipnotizante, comenzó a andar por la tienda con suavidad, su mirada ligeramente perdida como si estuviera vagando entre los recuerdos de esa historia.—Un día entraron en una casa, con tan mala suerte que fueron capturados. Se decía que podían burlar a la muerte, que no habían caído enfermos, que tenían la posibilidad de evitar la epidemia. Se hablaba de poderes sobrenaturales.—le sonrió entonces y le miró.—¿Sabe lo que contestó uno de ellos cuando le preguntaron por esos posibles poderes?
—He escuchado la historia, como sabrá los gitanos nos alimentamos de ellas, pero es cierto que se me escapan muchos detalles.—terminó por reconocer mirándole, sus ojos verdes brillando de curiosidad.—Supongo que no me dirá dónde se encuentra ese lago ¿no es cierto?
Había estado en Londres y en prácticamente la Isla al completo, pero no había escuchado nada sobre la procedencia de Excalibur, en ese sentido el hombre que tenía delante de ella jugaba con ventaja. Le miró y después sonrió al escuchar sus palabras. Hizo memoria entre los recuerdos, entre las historias.
—Hace tiempo, cuando la gran epidemia que acabó con la mitad de la población Europea, la temida peste negra, había cuatro ladrones que se aprovechaban de la calamidad y de la desgracia ajena para hacerse con su botín.—mientras hablaba, con voz lenta, tranquila, hipnotizante, comenzó a andar por la tienda con suavidad, su mirada ligeramente perdida como si estuviera vagando entre los recuerdos de esa historia.—Un día entraron en una casa, con tan mala suerte que fueron capturados. Se decía que podían burlar a la muerte, que no habían caído enfermos, que tenían la posibilidad de evitar la epidemia. Se hablaba de poderes sobrenaturales.—le sonrió entonces y le miró.—¿Sabe lo que contestó uno de ellos cuando le preguntaron por esos posibles poderes?
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Sonrío al escucharla preguntar por la ubicación. Lo cierto es que ni siquiera yo me atrevo a ir a ese lugar, no solo al menos. Mi padre me solía contar historias fantásticas, que hablaban de Arturo, Merlin de Lancelot, de venganzas, amoríos y prohibiciones. No sólo de Inglaterra si no de todo el mundo. Conocí leyendas nórdicas, egipcias y hasta aztecas, si de aquel continente colonizado, al otro lado del mar .
-Lo cierto es que la ubicación no es algo que comparto, justo como lo dijo usted-le comento riendo-pero es una interesante historia que contar, eso y el haberme envuelto con una mujer vampiro, licántropo y cambiaformas…no al mismo tiempo-me carcajeo un poco al decir mi habitual frase.
Escucho la historia atentamente. Al escuchar la peste, me hace imaginarme a moscas y heridas que expiden un olor desagradable. Me recuerda a la muerte y a la paranoia.
-Parece que si eran brujos, o simplemente se bañaban-le digo sonriendo- Tal vez eso respondió ¿No? “Me baño”
-Lo cierto es que la ubicación no es algo que comparto, justo como lo dijo usted-le comento riendo-pero es una interesante historia que contar, eso y el haberme envuelto con una mujer vampiro, licántropo y cambiaformas…no al mismo tiempo-me carcajeo un poco al decir mi habitual frase.
Escucho la historia atentamente. Al escuchar la peste, me hace imaginarme a moscas y heridas que expiden un olor desagradable. Me recuerda a la muerte y a la paranoia.
-Parece que si eran brujos, o simplemente se bañaban-le digo sonriendo- Tal vez eso respondió ¿No? “Me baño”
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Su respuesta no la sorprendió en lo más mínimo. Solo un loco diría un lugar de un objeto como la fantástica y la famosa espada. No sabía si era o no cierto. Había tantas historias y leyendas, que era difícil saberlo, aunque siempre había creído que toda historia tenía por debajo un poso de verdad. ¿Quién le decía que no hubiera habido un Arturo en el pasado? Aunque seguramente no sería tan fantástico como le perfilaban ni mucho menos.
—Menos mal que no fueron al mismo tiempo, sino me da la sensación de que no hubiera salido vivo de aquella.—no pudo evitar que un deje de picardía se pudiera leer en sus palabras mientras le miraba, con una sonrisa que pronto cambió a una risa clara y cristalina.—Solo le falta una maga, para hacerlo todo completo.—negó por un instante, mirando el hombre.
Era atractivo, nadie lo negaba, era una tontería hacerlo cuando estaba claramente delante de ella. Podía imaginar que sería bastante plausible el hecho que relataba, aunque esperaba que como bien había dicho fuera en momentos y lugares distintos, porque si no podría haber sido cuando menos peligroso. Le miró al escuchar sus comentarios y no pudo evitar reírse esta vez de forma más clara.
—Casi, casi.—le sonrió por un momento y negó.—La verdad es que se frotaban todo el cuerpo con romero, espliego, salvia y tomillo, junto con vinagre, lo que hacía que fuera más difícil que se infectaran.—se quedó por un momento pensativa.—Creo que es mucho más emocionante su historia frente a la mía.
—Menos mal que no fueron al mismo tiempo, sino me da la sensación de que no hubiera salido vivo de aquella.—no pudo evitar que un deje de picardía se pudiera leer en sus palabras mientras le miraba, con una sonrisa que pronto cambió a una risa clara y cristalina.—Solo le falta una maga, para hacerlo todo completo.—negó por un instante, mirando el hombre.
Era atractivo, nadie lo negaba, era una tontería hacerlo cuando estaba claramente delante de ella. Podía imaginar que sería bastante plausible el hecho que relataba, aunque esperaba que como bien había dicho fuera en momentos y lugares distintos, porque si no podría haber sido cuando menos peligroso. Le miró al escuchar sus comentarios y no pudo evitar reírse esta vez de forma más clara.
—Casi, casi.—le sonrió por un momento y negó.—La verdad es que se frotaban todo el cuerpo con romero, espliego, salvia y tomillo, junto con vinagre, lo que hacía que fuera más difícil que se infectaran.—se quedó por un momento pensativa.—Creo que es mucho más emocionante su historia frente a la mía.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
La miro al escuchar lo de la maga, por un momento comienzan a pasar por mi cabeza toda las brujas que he conocido desde que llegue a Paris. Veo a Adda y si obsesión por venganza; a la bruja del muelle, Jeanne, a Catherina y Lo cierto es que no he pensado mucho en ellas como algo más que chicas que conocí, como si el peligro me atrajera más hacia las mujeres que pueden arrancarme la cabeza de un zarpazo, bueno ellas y las gitanas.
-Se sorprendería el saber las muchas brujas que no temen gritar al cielo que lo son-le digo-mas descuidas de lo que yo soy.
Camino hacia todos los objetos que la gitana me pidió y abro la palma hacia ellos. Un pliego de tela azul, un poco despintada, surge de debajo de la mesa y comienza a anudar cada planta que la joven me pidió. Pasa entre las raíces y hierbas lentamente, asegurándose que estén juntas mas no se hagan daño mutuamente. Todo esto para que las pueda llevar con mayor facilidad.
-Señorita-le digo sonriendo-toda historia es interesante. No hay cuento aburrido, el que lo cuenta le pone emoción, así como lo hizo usted. Debo de decirle que preferiría un buen baño para evitar enfermedades que cubrirme de tantos aromas.
La miro pensando lo que sentí hace unos momentos, un latido sencillo y fugaz de esos que pasan cuando la atracción se deje ver por un instante. A veces creo que poder leer emociones con tanta facilidad es de mala educación.
-Se sorprendería el saber las muchas brujas que no temen gritar al cielo que lo son-le digo-mas descuidas de lo que yo soy.
Camino hacia todos los objetos que la gitana me pidió y abro la palma hacia ellos. Un pliego de tela azul, un poco despintada, surge de debajo de la mesa y comienza a anudar cada planta que la joven me pidió. Pasa entre las raíces y hierbas lentamente, asegurándose que estén juntas mas no se hagan daño mutuamente. Todo esto para que las pueda llevar con mayor facilidad.
-Señorita-le digo sonriendo-toda historia es interesante. No hay cuento aburrido, el que lo cuenta le pone emoción, así como lo hizo usted. Debo de decirle que preferiría un buen baño para evitar enfermedades que cubrirme de tantos aromas.
La miro pensando lo que sentí hace unos momentos, un latido sencillo y fugaz de esos que pasan cuando la atracción se deje ver por un instante. A veces creo que poder leer emociones con tanta facilidad es de mala educación.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Suponía que había personas que no terminaban de pensar en su seguridad y que se dejaban llevar por el momento, dejando claro qué eran. Observó los gestos que él hacía mientras las plantas eran unidas y simplemente dejó que sus ojos verdes vagaran por el trabajo que se estaba haciendo, con un deje de sorpresa. Suponía que no estaba del todo acostumbrada a esas demostraciones. Alzó entonces el rostro hacia él, apartando con dificultad la mirada de lo que estaba haciendo.
—Es cierto que algunas personas pecan de inocencia y de ser incautas, más de lo segundo que de lo primero. —frunció el ceño un solo instante con gesto pensativo, casi contrariado. —Las cazas de brujas no están demasiado lejos y es preferible no remover las ascuas, tanto los brujos como los gitanos hemos perseguido y debo decir que no me gustaría vivir los relatos que me contaba mi abuela cuando había miedo y desconfianza, mucha más de la que ya hay en estos momentos.
Su abuela había hablado de forma clara, le había dicho mil veces que no mostrara sus dones a los que se encontraban a su alrededor porque al final podrían salir perjudicados, podría provocar problemas aunque no quisieran. No todo el mundo era malo ni mucho menos, pero a veces una palabra dicha con inocencia podría traer catastróficos resultados.
—Un buen baño… —respiró hondo por un momento, asintiendo mientras le miraba. —Con una buena cantidad de agua caliente y mucho jabón es mucho más apetecible que llenarse el cuerpo de distintos olores, al final terminan siendo demasiados y no muy efectivos.
Olores. Olores que podían ser desagradables como se mezclaran. A Éabann le gustaban los baños. En ese momento sus ojos verdes recordaron los dados en su casa en Londres, bueno, no era exactamente su casa, pero como si lo hubiera sido. Era uno de esos placeres que echaba de menos. No quería decir que no se bañara siempre que pudiera y que todos los días se aseaba, pero era cierto que el placer de una bañera llena de agua caliente, con jabón y burbujas… hacía demasiado que no lo tenía.
—Es cierto que algunas personas pecan de inocencia y de ser incautas, más de lo segundo que de lo primero. —frunció el ceño un solo instante con gesto pensativo, casi contrariado. —Las cazas de brujas no están demasiado lejos y es preferible no remover las ascuas, tanto los brujos como los gitanos hemos perseguido y debo decir que no me gustaría vivir los relatos que me contaba mi abuela cuando había miedo y desconfianza, mucha más de la que ya hay en estos momentos.
Su abuela había hablado de forma clara, le había dicho mil veces que no mostrara sus dones a los que se encontraban a su alrededor porque al final podrían salir perjudicados, podría provocar problemas aunque no quisieran. No todo el mundo era malo ni mucho menos, pero a veces una palabra dicha con inocencia podría traer catastróficos resultados.
—Un buen baño… —respiró hondo por un momento, asintiendo mientras le miraba. —Con una buena cantidad de agua caliente y mucho jabón es mucho más apetecible que llenarse el cuerpo de distintos olores, al final terminan siendo demasiados y no muy efectivos.
Olores. Olores que podían ser desagradables como se mezclaran. A Éabann le gustaban los baños. En ese momento sus ojos verdes recordaron los dados en su casa en Londres, bueno, no era exactamente su casa, pero como si lo hubiera sido. Era uno de esos placeres que echaba de menos. No quería decir que no se bañara siempre que pudiera y que todos los días se aseaba, pero era cierto que el placer de una bañera llena de agua caliente, con jabón y burbujas… hacía demasiado que no lo tenía.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Al escuchar sus palabras, pienso en mi huida de Inglaterra, de cómo se activo mi poder de ilusiones y pude escapar de la policía esa noche. Que mi madre esta segura en España, protegida con hechizos que yo mismo puse en su maleta y en su ser. Nadie la puede relacionar conmigo aunque lo intenten. No se si padre estaría orgulloso de cómo he hecho todo esto, que decidí escapar, que ahora protejo a los que son como yo, que escapan de los hombres que quieren acabarnos, que incluso soy un brujo, que usa la luz como su ventaja y no la oscuridad, como las historias que me contaban cuando era pequeño.
-Debo de decir que confió mucho en exhibir mi habilidades, aunque ya he escapado varias veces de los cazadores y bueno…no ha sido lindo para ellos-le digo sin perder mi sonrisa.
Escucho la nostalgia de un baño y no puedo evitar sentirla también, como si la tarde se disfrutara mejor en un rio cercano.
-Es raro disfrutar de un baño en esta parte del mundo-le digo mientras el nudo de una última tela que abraza las hierbas, se cierra-Me han contado que los nativos de la Nueva España disfrutan del baño y lo solían hacer varias veces al día. Procuro seguir su consejo.
Por un momento la imagine desnuda bañándose con agua de un manantial. Con su cuerpo dejándose envolver por el agua helada. Mi mente se controla y dejo de fantasear por un momento.
-Debo de decir que confió mucho en exhibir mi habilidades, aunque ya he escapado varias veces de los cazadores y bueno…no ha sido lindo para ellos-le digo sin perder mi sonrisa.
Escucho la nostalgia de un baño y no puedo evitar sentirla también, como si la tarde se disfrutara mejor en un rio cercano.
-Es raro disfrutar de un baño en esta parte del mundo-le digo mientras el nudo de una última tela que abraza las hierbas, se cierra-Me han contado que los nativos de la Nueva España disfrutan del baño y lo solían hacer varias veces al día. Procuro seguir su consejo.
Por un momento la imagine desnuda bañándose con agua de un manantial. Con su cuerpo dejándose envolver por el agua helada. Mi mente se controla y dejo de fantasear por un momento.
Invitado- Invitado
Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Podía imaginarse que no había sido algo fácil para el hombre hacerse cargo de los cazadores y que estos tampoco lo habían pasado más. A fin de cuentas, eran simples humanos que en su caso no tenían ni la posibilidad de los suyos para saber si el ser que tenía delante era un humano o algo más. Las historias sobre esas épocas todavía planeaban sobre la cabeza de aquellos que de una manera u otra eran “especiales”, unos más que otros, era cierto. Sus ojos siguieron el movimiento mágico hasta que las plantas parecieron estar unidas, así podría llevarlas de forma mucho más cómoda.
—Me imagino que se dieron un buen susto, la mayor parte de los pobres a los que llevaron a la hoguera no tenían ni un poco de magia en sus venas, en su mayoría eran vecinos que por una u otra cosa no caían bien a sus congéneres y a los que tenían envidia.
Eso era lo que más sorpresa le había causado a la morena. Que la mayor parte de los inculpados no habían tenido nada que ver con la magia. Ella misma, simplemente por el hecho de conocer plantas medicinales, podría haber terminado en una hoguera. En realidad, mas bien era por su descontento con Dios puesto que la Inquisición solo tenía voz y voto en casos de herejía, pero ya se buscaban las formas. Me quedé pensativa unos instantes, hasta que habló sobre Nueva España.
—¿Ha estado en las colonias? —preguntó entonces con sorpresa y curiosidad en los ojos. —Oh, vale, no, ha dicho que se lo han contado… a mi me gustaría ir al otro lado del Océano, debe ser un lugar impresionante. Y debo decir que esos nativos son inteligentes, cuanta menos suciedad, menos posibilidad de enfermedad y contagio.
Así se lo había enseñado su abuela y eso mismo hacía siempre ella cuando tenía que tratar cualquier herida o cualquier enfermedad. Además aborrecí la común práctica de las sangrías y las sanguijuelas, solo pensar en ellas se le revolvía por completo el estómago.
—Me imagino que se dieron un buen susto, la mayor parte de los pobres a los que llevaron a la hoguera no tenían ni un poco de magia en sus venas, en su mayoría eran vecinos que por una u otra cosa no caían bien a sus congéneres y a los que tenían envidia.
Eso era lo que más sorpresa le había causado a la morena. Que la mayor parte de los inculpados no habían tenido nada que ver con la magia. Ella misma, simplemente por el hecho de conocer plantas medicinales, podría haber terminado en una hoguera. En realidad, mas bien era por su descontento con Dios puesto que la Inquisición solo tenía voz y voto en casos de herejía, pero ya se buscaban las formas. Me quedé pensativa unos instantes, hasta que habló sobre Nueva España.
—¿Ha estado en las colonias? —preguntó entonces con sorpresa y curiosidad en los ojos. —Oh, vale, no, ha dicho que se lo han contado… a mi me gustaría ir al otro lado del Océano, debe ser un lugar impresionante. Y debo decir que esos nativos son inteligentes, cuanta menos suciedad, menos posibilidad de enfermedad y contagio.
Así se lo había enseñado su abuela y eso mismo hacía siempre ella cuando tenía que tratar cualquier herida o cualquier enfermedad. Además aborrecí la común práctica de las sangrías y las sanguijuelas, solo pensar en ellas se le revolvía por completo el estómago.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
-Aunque no he viajado por estos lados, me gustaría encontrar algún manantial donde bañarme, sentirme separado de la ciudad y de sus aromas. He buscado por el bosque pero no he visto cosas muy agradables, no es un buen lugar para ir a investigar. Supongo que la única manera es viajar más lejos. Tal vez deberías de internarnos en esa aventura, Señorita, buscar un lugar donde tener un buen baño.
Sólo de imaginar el nuevo mundo, algunos le llaman así todavía, me hacia sonreír y pensar en todas la venturas que se podrían tener en aquel lugar. Los romances, las persecuciones, los tesoros y más.
-Temo decir que no he tenido el placer de conocer las colonias. Aunque e conocido muchas personas que han ido y conocí Estados Unidos, después de su independencia, por lo que ya no era colonia-Le digo sonriendo- Al ser ingles, me trataron con cierta hostilidad, no estaba de mas que pensaran así de mi, supongo .Me encantaría conocer la Nueva España, aun cuando he escuchado que se acerca una revolución, y además podría practicar el español-aclaro un poco mi garganta y le hablo en ese idioma-Es usted una linda señorita.
Me le quedo mirando por un segundo, por alguna razón no salí de la imagen de sus ojos, tal vez no había tenido el tiempo suficiente para mirarlos. Tal vez espero que entienda mi español.
Sólo de imaginar el nuevo mundo, algunos le llaman así todavía, me hacia sonreír y pensar en todas la venturas que se podrían tener en aquel lugar. Los romances, las persecuciones, los tesoros y más.
-Temo decir que no he tenido el placer de conocer las colonias. Aunque e conocido muchas personas que han ido y conocí Estados Unidos, después de su independencia, por lo que ya no era colonia-Le digo sonriendo- Al ser ingles, me trataron con cierta hostilidad, no estaba de mas que pensaran así de mi, supongo .Me encantaría conocer la Nueva España, aun cuando he escuchado que se acerca una revolución, y además podría practicar el español-aclaro un poco mi garganta y le hablo en ese idioma-Es usted una linda señorita.
Me le quedo mirando por un segundo, por alguna razón no salí de la imagen de sus ojos, tal vez no había tenido el tiempo suficiente para mirarlos. Tal vez espero que entienda mi español.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
— He oído decir que no es demasiado seguro, que hay licántropos y otros seres que lo utilizan básicamente como coto. No es que haya estado mucho en la ciudad, pero esos son los rumores que mi gente me ha dado: que me mantuviera lejos de allí. Me gustaría acercarme para ver qué hay de verdad y qué de falso, me temo que la curiosidad puede conmigo.—comentó arrugando brevemente la nariz, para después sonreír al escuchar su comentario. — No estaría mal… además he escuchado de las aguas termales, que ahí si que sería un verdadero gusto meterse: aguas calientes… aunque me temo que no se si cerca de París habrá.
Escuchó con suma atención, era un tema que le interesaba. Su curiosidad innata le hacía querer conocer otros lugares, otras culturas. No había conocido todo lo que le gustaría conocer y para hacerlo seguramente necesitaría varias vidas. Quería conocer Europa, por supuesto, pero también quería conocer otros continentes y había tantos, tantos lugares a los que ir. Al escuchar sus últimas palabras en español, idioma que solo chapurreaba y bastante mal no pudo evitar mirarle sin entender, negando ligeramente.
— No entiendo lo último que me ha dicho, la verdad es que no se hablar mucho español, apenas dos o tres palabras.—confesó, haciendo una mueca y después le miró suspirando por unos instantes. — Debe ser un lugar increíble, me parece muy curioso eso de “Nuevo Mundo”, parece que quiere decir que tiene muchos lugares vírgenes, sin explorar, dispuestos a mostrarse al ser humano en todo su esplendor. Me ocurre lo mismo con África. Supongo que en parte soy una soñadora nata y me gustaría poder tener la oportunidad de ir a todos esos lugares.
¿Qué le habría dicho? Curiosidad, insana curiosidad, que provocaba que se metiera en más de un problema siempre.
Escuchó con suma atención, era un tema que le interesaba. Su curiosidad innata le hacía querer conocer otros lugares, otras culturas. No había conocido todo lo que le gustaría conocer y para hacerlo seguramente necesitaría varias vidas. Quería conocer Europa, por supuesto, pero también quería conocer otros continentes y había tantos, tantos lugares a los que ir. Al escuchar sus últimas palabras en español, idioma que solo chapurreaba y bastante mal no pudo evitar mirarle sin entender, negando ligeramente.
— No entiendo lo último que me ha dicho, la verdad es que no se hablar mucho español, apenas dos o tres palabras.—confesó, haciendo una mueca y después le miró suspirando por unos instantes. — Debe ser un lugar increíble, me parece muy curioso eso de “Nuevo Mundo”, parece que quiere decir que tiene muchos lugares vírgenes, sin explorar, dispuestos a mostrarse al ser humano en todo su esplendor. Me ocurre lo mismo con África. Supongo que en parte soy una soñadora nata y me gustaría poder tener la oportunidad de ir a todos esos lugares.
¿Qué le habría dicho? Curiosidad, insana curiosidad, que provocaba que se metiera en más de un problema siempre.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Sonrío, recordando mis propias palabras. Desde mi punto de vista reyaron en el atrevimiento y mas las que podría decir a continuación, últimamente no he sido muy delicado con lo que digo.
-Entonces deberíamos de ir a otros lugares a buscar algún lago donde bañarnos usted y yo-lo digo mientras se que la respuesta esta vez será una bofetada.- Le digo esto por que su gente tiene razón, el bosque está lleno de licanos, vampiros y brujos que hacen tratos con la oscuridad, con tal de cumplir sus deseos más oscuros. Algunos sólo quieren venganza y deja que la oscuridad los domine, conocí una bruja así una vez. Su corazón oscurecido por el odio y la decisión extrema de morir con tal de conseguir su venganza. Aparte de ella, hay cosas peores en ese lugar, no es seguro que vayamos, ni siquiera siendo un brujo podría escapar de un clan de vampiros.
Suspiro al recordar a la bruja. A Adda y sus deseos incesante de morir, que tal vez no pueda evitar al final y se ira de mi como todas las otras mujeres con las que me he mantenido cercano.
-Perdone, tal vez hable de mas.-Le digo, recuperando mi atención- El nuevo mundo bien y ya no seria tan nuevo, pero si, sería maravilloso llegar a él. Si se da cuenta, incluso África sigue pareciendo nueva, como si no nos acercáramos a lo desconocido, a esas selvas llenas de vida salvajes o esas sabanas infestadas de leones. Nos quedamos en casa, sin aventurarnos más.- La miro sonriente, como si tuviera una idea.- Vayamos entonces a una aventura, señorita. Esta noche, salvamos a donde la brisa nos lleve.
La verdad es que un deseo inconsciente, uno reflejado entre mi niño que quiere salir y el hombre galante que ve a la mujer frente a el de pies a cabeza como la joya tallada por manos doradas que es ella-debería de ser mas serio-pienso para mi mismo.
-Entonces deberíamos de ir a otros lugares a buscar algún lago donde bañarnos usted y yo-lo digo mientras se que la respuesta esta vez será una bofetada.- Le digo esto por que su gente tiene razón, el bosque está lleno de licanos, vampiros y brujos que hacen tratos con la oscuridad, con tal de cumplir sus deseos más oscuros. Algunos sólo quieren venganza y deja que la oscuridad los domine, conocí una bruja así una vez. Su corazón oscurecido por el odio y la decisión extrema de morir con tal de conseguir su venganza. Aparte de ella, hay cosas peores en ese lugar, no es seguro que vayamos, ni siquiera siendo un brujo podría escapar de un clan de vampiros.
Suspiro al recordar a la bruja. A Adda y sus deseos incesante de morir, que tal vez no pueda evitar al final y se ira de mi como todas las otras mujeres con las que me he mantenido cercano.
-Perdone, tal vez hable de mas.-Le digo, recuperando mi atención- El nuevo mundo bien y ya no seria tan nuevo, pero si, sería maravilloso llegar a él. Si se da cuenta, incluso África sigue pareciendo nueva, como si no nos acercáramos a lo desconocido, a esas selvas llenas de vida salvajes o esas sabanas infestadas de leones. Nos quedamos en casa, sin aventurarnos más.- La miro sonriente, como si tuviera una idea.- Vayamos entonces a una aventura, señorita. Esta noche, salvamos a donde la brisa nos lleve.
La verdad es que un deseo inconsciente, uno reflejado entre mi niño que quiere salir y el hombre galante que ve a la mujer frente a el de pies a cabeza como la joya tallada por manos doradas que es ella-debería de ser mas serio-pienso para mi mismo.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Éabann le escuchó en silencio mientras hablaba, empapándose de sus palabras con curiosidad. Era como si fuera un cuentacuentos o un bardo de los de antaño, aunque sabía que sus palabras eran más verdaderas de lo que podría imaginar, estaban mucho más cerca de la verdad que muchas historias que había escuchado a lo largo del tiempo. Reprimió un ligero escalofrío involuntario al pensar en lo que le estaba hablando: en los brujos oscuros, en los vampiros. Sobre todo en estos últimos, algo le provocaba un auténtico rechazo, suponía que por lo que había tenido que vivir en el pasado.
— Parece ser que se han adueñado de uno de los mejores lugares de París, la única forma sería ir por el día para evitarnos de los vampiros al menos.—comentó, para después negar por un instante. — La verdad es que cuando vine, no pensé que habría tantos seres sobrenaturales en el mismo lugar ni tantos peligros, es como si se reunieran todos en este lugar.
Lo era, parecía que París estuviera reuniendo a buena parte de los seres sobrenaturales de leyenda que habían poblado las peores pesadillas de la morena. Se imaginaba que los habría, a fin de cuentas París era tan grande o más que Londres, pero lo que no se imaginaba es que pudiera haber tantos. No los había visto, pero por los comentarios que el hombre hacía… no, París no era un lugar seguro. No sabía lo que terminaría quedándose en la ciudad, aunque por el momento esperaba poder aguantar bastante tiempo.
— África… he escuchado decir que tiene grandes lugares y muy hermosos, con animales que solo vemos en los circos. Además, de verdaderos tesoros escondidos en sus arenas y el Nilo y todos esos lugares. O el mismo Oriente con todas esas cosas fabulosas que vienen desde allí.—su voz se vuelve claramente soñadora y finalmente sonríe. — Creo que me estoy comportando como una niña pequeña ante una posible aventura y debo reconocer que no me importaría recorrer París alguna noche con usted, para ver qué aventura puede llegar hasta nosotros.
Le sonrió, brevemente, observando al mago. Le había dado una cierta confianza que no siempre ocurría cuando se trataban de desconocidos y menos con hombres, solía mantenerse alejada, pero las historias que le contaba sacaban la curiosidad más escondida de la morena.
— Parece ser que se han adueñado de uno de los mejores lugares de París, la única forma sería ir por el día para evitarnos de los vampiros al menos.—comentó, para después negar por un instante. — La verdad es que cuando vine, no pensé que habría tantos seres sobrenaturales en el mismo lugar ni tantos peligros, es como si se reunieran todos en este lugar.
Lo era, parecía que París estuviera reuniendo a buena parte de los seres sobrenaturales de leyenda que habían poblado las peores pesadillas de la morena. Se imaginaba que los habría, a fin de cuentas París era tan grande o más que Londres, pero lo que no se imaginaba es que pudiera haber tantos. No los había visto, pero por los comentarios que el hombre hacía… no, París no era un lugar seguro. No sabía lo que terminaría quedándose en la ciudad, aunque por el momento esperaba poder aguantar bastante tiempo.
— África… he escuchado decir que tiene grandes lugares y muy hermosos, con animales que solo vemos en los circos. Además, de verdaderos tesoros escondidos en sus arenas y el Nilo y todos esos lugares. O el mismo Oriente con todas esas cosas fabulosas que vienen desde allí.—su voz se vuelve claramente soñadora y finalmente sonríe. — Creo que me estoy comportando como una niña pequeña ante una posible aventura y debo reconocer que no me importaría recorrer París alguna noche con usted, para ver qué aventura puede llegar hasta nosotros.
Le sonrió, brevemente, observando al mago. Le había dado una cierta confianza que no siempre ocurría cuando se trataban de desconocidos y menos con hombres, solía mantenerse alejada, pero las historias que le contaba sacaban la curiosidad más escondida de la morena.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
-Todos nos comportamos como niños pequeños ante la aventura, señorita-le digo sonriente- Además, creo que la aventura en si es sentirse como niños.
Paris está lleno de personas como yo, de brujos, licántropos, vampiros. Incluso, ante toda esta amenazaba he escuchado que a despertado en el hombre el deseo de acabarnos. La iglesia ha levantado a los llamados cazadores, humanos que nos buscan matar sin piedad ni tregua, que quieren acabar con nosotros hasta no saber más de nuestra existencia. Tal vez no me he encontrado con alguien así todavía, pero estoy seguro que pronto me enfrentare a uno ¿Qué hare al respecto con ello?
La miro y medio durante unos segundos si decirle o no. Pues bien podría rechazar mi siguiente propuesta.
-Le propongo una aventura. Lejos de esta ciudad, en algunos de los valles alejados entre las montañas, hay una cascada que desemboca en un lago. Podríamos visitar, y así llenar la necesidad de la aventura.
La chica es una joven, yo soy sin duda un poco más grande que ella. Me da algo de vergüenza hacer preposiciones así, si tengo muy en claro que es lo que espero de meterme a un lago con una bella mujer. Seguramente sabe de las intenciones de un hombre al hablar así, creo que nada se pierde al intentarlo. Mas aun, cuando con quien lo intento es una bella gitana.
Paris está lleno de personas como yo, de brujos, licántropos, vampiros. Incluso, ante toda esta amenazaba he escuchado que a despertado en el hombre el deseo de acabarnos. La iglesia ha levantado a los llamados cazadores, humanos que nos buscan matar sin piedad ni tregua, que quieren acabar con nosotros hasta no saber más de nuestra existencia. Tal vez no me he encontrado con alguien así todavía, pero estoy seguro que pronto me enfrentare a uno ¿Qué hare al respecto con ello?
La miro y medio durante unos segundos si decirle o no. Pues bien podría rechazar mi siguiente propuesta.
-Le propongo una aventura. Lejos de esta ciudad, en algunos de los valles alejados entre las montañas, hay una cascada que desemboca en un lago. Podríamos visitar, y así llenar la necesidad de la aventura.
La chica es una joven, yo soy sin duda un poco más grande que ella. Me da algo de vergüenza hacer preposiciones así, si tengo muy en claro que es lo que espero de meterme a un lago con una bella mujer. Seguramente sabe de las intenciones de un hombre al hablar así, creo que nada se pierde al intentarlo. Mas aun, cuando con quien lo intento es una bella gitana.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
—Debo reconocer que no lo había mirado de ese modo y puede que tenga razón.
En cierta manera, tenía sentido. El sentirse como niños en unos momentos en los que la vida les había puesto delante de una serie de obligaciones que eran difíciles de dejar atrás. Éabann había tenido que crecer con prisa, con demasiada prisa. Había pasado de niña a mujer en apenas una noche, una terrorífica noche donde todos los sueños de su juventud habían desaparecido para dejarla completamente vacía. Había perdido todo de un solo golpe, había quedado expuesta sin darse ni cuenta. Y aun así, había seguido hacia delante. Quería creer que había madurado, que si volvía a suceder algo así —cosa que esperaba que no sucediera puesto que no tenía precisamente mucho a lo que aferrarse— podría seguir hacia delante. Era una mujer fuerte, así se lo decía cada mañana cuando tenía que levantarse y, sin embargo, anhelaba volver a sentirse como aquella niña que había sido en el pasado, aquella que sabía que si abría los ojos en mitad de la noche y se giraba podría ver a sus padres a resguardo, cerca de ella.
Aquello nunca volvería a suceder.
Miró entonces al hombre, una vez más, mientras escuchaba sus palabras y frunció brevemente el ceño ante ellas, con gesto pensativo. No era ya una inocente joven que no supiera las implicaciones que podrían llevar a alguien para invitar a otra a una aventura de aquellas características. No sabía si lo había hecho con toda la intención o no, por lo que mantuvo la mirada en la suya intentando discernir lo que estaba pasando por la cabeza del hombre.
—¿A cuánto estaría de París? Quizá es algo precipitado programar un viaje cuando es la primera vez que nos encontramos ¿no le parece? Sobre todo si es más de un día.—comentó mientras le miraba con curiosidad—No he estado nunca por Francia, salvo el recorrido por la costa hasta París que he hecho en estos meses.
En cierta manera, tenía sentido. El sentirse como niños en unos momentos en los que la vida les había puesto delante de una serie de obligaciones que eran difíciles de dejar atrás. Éabann había tenido que crecer con prisa, con demasiada prisa. Había pasado de niña a mujer en apenas una noche, una terrorífica noche donde todos los sueños de su juventud habían desaparecido para dejarla completamente vacía. Había perdido todo de un solo golpe, había quedado expuesta sin darse ni cuenta. Y aun así, había seguido hacia delante. Quería creer que había madurado, que si volvía a suceder algo así —cosa que esperaba que no sucediera puesto que no tenía precisamente mucho a lo que aferrarse— podría seguir hacia delante. Era una mujer fuerte, así se lo decía cada mañana cuando tenía que levantarse y, sin embargo, anhelaba volver a sentirse como aquella niña que había sido en el pasado, aquella que sabía que si abría los ojos en mitad de la noche y se giraba podría ver a sus padres a resguardo, cerca de ella.
Aquello nunca volvería a suceder.
Miró entonces al hombre, una vez más, mientras escuchaba sus palabras y frunció brevemente el ceño ante ellas, con gesto pensativo. No era ya una inocente joven que no supiera las implicaciones que podrían llevar a alguien para invitar a otra a una aventura de aquellas características. No sabía si lo había hecho con toda la intención o no, por lo que mantuvo la mirada en la suya intentando discernir lo que estaba pasando por la cabeza del hombre.
—¿A cuánto estaría de París? Quizá es algo precipitado programar un viaje cuando es la primera vez que nos encontramos ¿no le parece? Sobre todo si es más de un día.—comentó mientras le miraba con curiosidad—No he estado nunca por Francia, salvo el recorrido por la costa hasta París que he hecho en estos meses.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Noto la tristeza entre sus sentimientos y la melancolía que invade su corazón. Me siento triste al verme involucrado en la causa de ese sentimiento. Todos tenemos nuestra triste historia que no queremos relatar ante los otros y menos ante desconocidos como somos los aquí presentes.
-Nunca debe de olvidar el divertirse, señorita-le digo tratando de juntar los dos temas en uno- SI bien entiendo que no confié en mí, no porque lo diga, si no porque se siente en su corazón, no lo hago con mala intensión. Disculpe mi tono de hablar, a veces no puedo separar el yo seductor de aquel que debe de atender este lugar.
Ciertamente soy hombre e ir con una mujer a una aventura a las montañas, repararía en sospechas para cualquier dame, es algo que entiendo muy bien. Aparte, claro, cruzo por mi mente varias veces, al fin y al cabo, es una gitana y desde que llegue a Paris me han fascinado los hechizos de mujer que portan en su cuerpo. Desde sus ojos hasta sus cabellos, cada gitana parece una nota diferente de una bandolina finamente afinada. Pero debo de controlar ese sentimiento que me domina de vez en cuando.
-Las regiones están alejadas de la ciudad, serian nuestor destino, a unas horas en carruaje y de seguro el tener que acampar-le digo tranquilamente- Entiendo que desconfié de mi, pues n oes normal que un hombre le haga una proposición así a una bella dama. Le ruego disculpe mi atrevimiento, pues no quisiera que una potencial amistad se arruinara por un gesto como el mío. Tal vez en un futuro, donde la confianza este mas presente y no sea algo espontaneo. Aunque debo de decirle, que lo espontaneo me parece lo más divertido de esta vida.
-Nunca debe de olvidar el divertirse, señorita-le digo tratando de juntar los dos temas en uno- SI bien entiendo que no confié en mí, no porque lo diga, si no porque se siente en su corazón, no lo hago con mala intensión. Disculpe mi tono de hablar, a veces no puedo separar el yo seductor de aquel que debe de atender este lugar.
Ciertamente soy hombre e ir con una mujer a una aventura a las montañas, repararía en sospechas para cualquier dame, es algo que entiendo muy bien. Aparte, claro, cruzo por mi mente varias veces, al fin y al cabo, es una gitana y desde que llegue a Paris me han fascinado los hechizos de mujer que portan en su cuerpo. Desde sus ojos hasta sus cabellos, cada gitana parece una nota diferente de una bandolina finamente afinada. Pero debo de controlar ese sentimiento que me domina de vez en cuando.
-Las regiones están alejadas de la ciudad, serian nuestor destino, a unas horas en carruaje y de seguro el tener que acampar-le digo tranquilamente- Entiendo que desconfié de mi, pues n oes normal que un hombre le haga una proposición así a una bella dama. Le ruego disculpe mi atrevimiento, pues no quisiera que una potencial amistad se arruinara por un gesto como el mío. Tal vez en un futuro, donde la confianza este mas presente y no sea algo espontaneo. Aunque debo de decirle, que lo espontaneo me parece lo más divertido de esta vida.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Divertirse era una de esas sensaciones e impresiones que dejaba a un lado. Había acostumbrado a su mente a trabajar y dejar esos simples placeres a un lado. Escuchó sus palabras con atención, frunciendo solo en contadas ocasiones el ceño en un gesto más pensativo que molesto. Entendía lo que le decía sobre el placer que se encontraba en los gestos que se hacían sin planificar, llevados únicamente por los instintos. De vez en cuando ella se dejaba llevar, pero también era cierto que en el fondo le gustaba planificar las cosas, llevar un ligero orden, organizar lo que tenía que hacer cada día. Lanzarse a lo desconocido solo lo hacía de vez en cuando, cuando sabía que había una red de contención que le impediría caerse de golpe contra el suelo y destrozarse los huesos.
El hombre que tenía delante en cierta manera le pedía hacer un gesto de confianza dando un paso en falso hacia un vacío que podría abrirse bajo sus pies en cualquier momento. Y no tenía la confianza suficiente para darlo. Apenas se conocían, por mucho que pudiera ver en su interior y más o menos estar segura de que no sería un peligro, era cierto que hacer un viaje a solas con él no estaba en sus planes inmediatos. Al menos hasta que pudiera saber algo más de él. A parte de que era brujo, que era bueno contando historias, que le gustaba la música y que regentaba una tienda a la que acudiría seguramente en más de una ocasión.
Le miró por unos momentos, mordisqueándose el labio inferior. Era cierto que el hombre que tenía delante era un seductor. Tenía esa picardía de los que sabían perfectamente lo que querían hacer y cómo querían hacerlo, que eran capaces de llevarse a la cama a alguien si le interesaba, pero Éabann había conocido a demasiados así a lo largo de su vida y sabía por experiencia que era mejor mantenerse un paso alejada.
— No niego que es interesante hacer los viajes de improviso, sin pensar, directamente hacerlo porque uno quiere hacerlo, pero…—le miró a los ojos con una ligera sonrisa en los labios. — Creo que será mejor para ambos que lo hagamos en un futuro, cuando ambos conozcamos más a la otra persona y haya algún tipo de lazo de confianza por si nos encontramos en una circunstancia en la que necesitemos el uno del otro, ¿no cree?—preguntó con suavidad mirándole. — Alejarse tanto de la civilización puede provocarnos alguna que otra sorpresa; siempre podemos cruzarnos con algún ser de los que hemos hablado antes.
La tranquilidad de un lugar podía verse roto en cualquier momento, por muy escondido que estuviera, por muy alejado que estuviera, por muy seguro que pareciera. Lo sabía demasiado bien. Su familia también había pensado que estaban a salvo.
El hombre que tenía delante en cierta manera le pedía hacer un gesto de confianza dando un paso en falso hacia un vacío que podría abrirse bajo sus pies en cualquier momento. Y no tenía la confianza suficiente para darlo. Apenas se conocían, por mucho que pudiera ver en su interior y más o menos estar segura de que no sería un peligro, era cierto que hacer un viaje a solas con él no estaba en sus planes inmediatos. Al menos hasta que pudiera saber algo más de él. A parte de que era brujo, que era bueno contando historias, que le gustaba la música y que regentaba una tienda a la que acudiría seguramente en más de una ocasión.
Le miró por unos momentos, mordisqueándose el labio inferior. Era cierto que el hombre que tenía delante era un seductor. Tenía esa picardía de los que sabían perfectamente lo que querían hacer y cómo querían hacerlo, que eran capaces de llevarse a la cama a alguien si le interesaba, pero Éabann había conocido a demasiados así a lo largo de su vida y sabía por experiencia que era mejor mantenerse un paso alejada.
— No niego que es interesante hacer los viajes de improviso, sin pensar, directamente hacerlo porque uno quiere hacerlo, pero…—le miró a los ojos con una ligera sonrisa en los labios. — Creo que será mejor para ambos que lo hagamos en un futuro, cuando ambos conozcamos más a la otra persona y haya algún tipo de lazo de confianza por si nos encontramos en una circunstancia en la que necesitemos el uno del otro, ¿no cree?—preguntó con suavidad mirándole. — Alejarse tanto de la civilización puede provocarnos alguna que otra sorpresa; siempre podemos cruzarnos con algún ser de los que hemos hablado antes.
La tranquilidad de un lugar podía verse roto en cualquier momento, por muy escondido que estuviera, por muy alejado que estuviera, por muy seguro que pareciera. Lo sabía demasiado bien. Su familia también había pensado que estaban a salvo.
Éabann G. Dargaard- Gitano
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
Sonrío ante su obvio rechazo, al fin y al cabo soy un desconocido, un desconocido bastante atrevido debo de aceptar, Creo las gitanas seguirán siendo mi debilidad mucho tiempo más.
-Usted ganas, usted gana-le digo bromeando-debe de pensar que soy sumamente atrevido al hablar así con una desconocida, disculpe.
Sin duda prefiero la espontaneidad, pero debería de tener mis limites, un día perderé algo más que unos días de trabajo. Sin embargo es divertido salir de aquí, aunque debería de buscar un empleado para la tienda, no la puedo dejar sola así nada más.
-Tiene razón sobre encontrarnos ciertos invitados no deseados en el camino, debo de decirle que a pasado-le digo acariciando mi brazo- y no tuvo un fin muy bonito, realmente.
Entre tanta platica he olvidado los productos que la gitana espera llevarse a casa. Miro cada uno susurrando sus nombres y precios para que ella no los escuche, si no para llevar un conteo mental de cuanto será. Mis precios son sumamente bajos, supongo que por eso he tenido éxito y he logrado pasar a la clase alta de la sociedad parisina, algo que procuro ocultar de la mayoría de las personas, pues no me gusta que piensen de mi de una manera diferente y terminen por cambia el trato que me dan, no sería agradable.
-Bueno, entre nuestros temas hemos olvidado sus comprar y eso fue algo mal educado de la parte del vendedor-le digo sonriendo-¿Se le ofrece algo más? Si no puede con todo esto, yo mismo me ofrezco a ayudarle o le puede hacer llegar un carruaje que se encargue de llevarlo hasta donde se encuentre. Aunque viéndolo todo, tal vez si necesitara de un carruaje.
-Usted ganas, usted gana-le digo bromeando-debe de pensar que soy sumamente atrevido al hablar así con una desconocida, disculpe.
Sin duda prefiero la espontaneidad, pero debería de tener mis limites, un día perderé algo más que unos días de trabajo. Sin embargo es divertido salir de aquí, aunque debería de buscar un empleado para la tienda, no la puedo dejar sola así nada más.
-Tiene razón sobre encontrarnos ciertos invitados no deseados en el camino, debo de decirle que a pasado-le digo acariciando mi brazo- y no tuvo un fin muy bonito, realmente.
Entre tanta platica he olvidado los productos que la gitana espera llevarse a casa. Miro cada uno susurrando sus nombres y precios para que ella no los escuche, si no para llevar un conteo mental de cuanto será. Mis precios son sumamente bajos, supongo que por eso he tenido éxito y he logrado pasar a la clase alta de la sociedad parisina, algo que procuro ocultar de la mayoría de las personas, pues no me gusta que piensen de mi de una manera diferente y terminen por cambia el trato que me dan, no sería agradable.
-Bueno, entre nuestros temas hemos olvidado sus comprar y eso fue algo mal educado de la parte del vendedor-le digo sonriendo-¿Se le ofrece algo más? Si no puede con todo esto, yo mismo me ofrezco a ayudarle o le puede hacer llegar un carruaje que se encargue de llevarlo hasta donde se encuentre. Aunque viéndolo todo, tal vez si necesitara de un carruaje.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
El gesto acariciando su brazo no pasó por alto a la mirada verde de la gitana que le observó en silencio, ligeramente pensativa. Era cierto que había encuentros, unos que salían mejor que otros, la mayor parte de las veces sin que se pudieran controlar en realidad. Ella había tenido algunos. En un gesto pensativo, sin darse cuenta, frotó el antebrazo donde ocultaba bajo el brazalete de cuero aquellas marcas que llevaría siempre grabadas sobre su piel. La sensación hizo que un escalofrío la recorriera de arriba abajo, agradeciendo con la mirada sin darse en realidad cuenta de ese gesto.
—Sí, los caminos son difíciles y nunca se sabe lo que se puede aparecer delante. No es el único que ha tenido problemas, me temo.—el tono era suave mientras le miraba, con la tranquilidad que era tan característica de ella sobre todo cuando el tema del viaje parecía que se había quedado apartado. Fue entonces cuando la realidad volvió de golpe. Se había despistado lo suficiente como para olvidarse que se encontraba en aquella tienda para comprar, para abastecerse de las plantas que necesitaba. Volvió entonces su mirada hacia el hombre tras haber mirado lo que tenía que llevar, dejando escapar un ligero suspiro. —No, no, está bien así.—comentó mientras se movía hacia donde descansaban las plantas y se quedó mirándolas por un momento. Era cierto que se podría complicar el hecho de llevar hasta su carromato a las afueras de la ciudad. — Tengo la sensación que me he emocionado demasiado comprando, pero será mejor que lo vaya llevando. ¿Tiene una cesta? Prometo devolvérsela en cuanto lleve todo esto a casa. Me temo que lo del carruaje queda descartado, no me encuentro en la ciudad, sino en las afueras, y soy un poco… estricta con mi privacidad.
Lo era, demasiado. No le gustaba en cierta forma que todo el mundo supiera dónde se encontraba. No lo decía por él, a fin de cuentas a pesar de todo le había caído bien. Era un brujo interesante, lo suficiente como para poder olvidarse de las preocupaciones o que estaba allí para comprar no para charlar. Eso era algo que no solía suceder demasiado y que resultaba interesante.
—Sí, los caminos son difíciles y nunca se sabe lo que se puede aparecer delante. No es el único que ha tenido problemas, me temo.—el tono era suave mientras le miraba, con la tranquilidad que era tan característica de ella sobre todo cuando el tema del viaje parecía que se había quedado apartado. Fue entonces cuando la realidad volvió de golpe. Se había despistado lo suficiente como para olvidarse que se encontraba en aquella tienda para comprar, para abastecerse de las plantas que necesitaba. Volvió entonces su mirada hacia el hombre tras haber mirado lo que tenía que llevar, dejando escapar un ligero suspiro. —No, no, está bien así.—comentó mientras se movía hacia donde descansaban las plantas y se quedó mirándolas por un momento. Era cierto que se podría complicar el hecho de llevar hasta su carromato a las afueras de la ciudad. — Tengo la sensación que me he emocionado demasiado comprando, pero será mejor que lo vaya llevando. ¿Tiene una cesta? Prometo devolvérsela en cuanto lleve todo esto a casa. Me temo que lo del carruaje queda descartado, no me encuentro en la ciudad, sino en las afueras, y soy un poco… estricta con mi privacidad.
Lo era, demasiado. No le gustaba en cierta forma que todo el mundo supiera dónde se encontraba. No lo decía por él, a fin de cuentas a pesar de todo le había caído bien. Era un brujo interesante, lo suficiente como para poder olvidarse de las preocupaciones o que estaba allí para comprar no para charlar. Eso era algo que no solía suceder demasiado y que resultaba interesante.
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Re: Abasteciéndome. {Rayner Andrews}
No le contesto a mi joven cliente. Solo estiro mi mano y unas hojas de palma parecen moverse levemente con brisa invisible hasta la mesa. Se comienza a doblar por si solas, pasando una bajo de la otra, abrazándose mutuamente, hasta que forman una canasta brande y resistente.
-Un regalo de mi parte, espero le dure mucho, debo de aceptar que nos soy bueno en eso de las manualidades, aunque creo que no vale como una manualidad.
Fue una venta divertida, espero tener más como estas en el futuro. La muchacha sabrá dónde encontrarme, y seguramente me seguiré metiendo en el terreno de los gitanos, escuchara de mi, espero que cosas buenas. Aunque conociéndome ante las gitanas, dudo que sean muy buenas.
-Sabe bien que en lo que guste estaré para servirle, sabe dónde encontrarme y, créame, la encontrare alguna vez en el destino tan curioso que se vive en esta ciudad que nunca parece dormir- camino hacia ella tomo su mano y se la beso.- Debe de cuidarse mucho, algún día tal vez viajaremos.
La realidad es que espero que alguna premonición me indique si la volveré a ver, pero mis premoniciones nunca han sido a voluntad.
La puerta se abre suavemente, como sabiando que una cliente va a salir.
-Un regalo de mi parte, espero le dure mucho, debo de aceptar que nos soy bueno en eso de las manualidades, aunque creo que no vale como una manualidad.
Fue una venta divertida, espero tener más como estas en el futuro. La muchacha sabrá dónde encontrarme, y seguramente me seguiré metiendo en el terreno de los gitanos, escuchara de mi, espero que cosas buenas. Aunque conociéndome ante las gitanas, dudo que sean muy buenas.
-Sabe bien que en lo que guste estaré para servirle, sabe dónde encontrarme y, créame, la encontrare alguna vez en el destino tan curioso que se vive en esta ciudad que nunca parece dormir- camino hacia ella tomo su mano y se la beso.- Debe de cuidarse mucho, algún día tal vez viajaremos.
La realidad es que espero que alguna premonición me indique si la volveré a ver, pero mis premoniciones nunca han sido a voluntad.
La puerta se abre suavemente, como sabiando que una cliente va a salir.
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