Incontrolable situación, ayuda inesperada... (Rayner Andrews)

La tarde era totalmente hermosa, los últimos rayos del sol bañaban las calles adosadas de Paris, la brisa era cálida y reconfortante, tanto que el estar fuera del hotel lo tomaba como una bendición ya que el clima auguraba una noche agradable... Caminé de manera tranquila por las calles con un vestido que dejaba ligeramente al descubierto mis hombros, era un hermoso vestido regalo de mi nuevo jefe, no prestaba realmente atención a nadie, aun era un poco temprano para regresar al hotel, o al menos eso creía.

De un momento a otro aquel calor del sol se vio opacado por una repentina tormenta, todo el cielo se cubrió de gris y las gotas de lluvia comenzaron a amenazar a todos los transeúntes. Me pregunté un momento si estaría mal visto el que caminara tranquila a pesar de la lluvia, "Claro que si, debes comportarte como una dama de compañía" pensé para mí misma.

El cielo totalmente oscurecido se veía iluminado a momentos por los relámpagos impetuosos que retumbaban asustando a los pequeños niños que se cubrían de la lluvia. Llegué hasta el raso de una casa intentando que el vestido no se mojara demasiado. Alrededor la gente aun caminaba, mis ojos se encontraron por un instante con un hombre de aspecto maduro... su mirada me llegó de inmediato y sonreí ligeramente cuando sentí un jalón en el brazo.

- Pero que.... - alcancé a decir al sentirme arrastrada hacia el callejón cercano, la lluvia arreciaba y la tormenta descargaba su furía reprimida, intenté safarme pero aquella mano comenzaba a lastimar mi brazo - suelteme - dije de manera firme pero sin tener resultado alguno. Aun sin estar segura de si era de noche deslicé el grillete de mi muñeca mismo que por el agua resbaló por mis dedos. Intenté convertirme en pantera... mientras aquella mano apretujaba mas mi brazo, mi corazón latía desmesuradamente mientras intentaba concentrarme... todo se volvió pequeño sentí como las telas me envolvían. Me quedé quieta mientras aquel ser que me había sujetado maldecía e intentaba dar con aquel "Ser del demonio", estaba totalmente acorralada.

La lluvia se dejo caer rápidamente, francamente no la esperaba. Suerte la mía llevo sombrero y mi saco negro para cuidarme de ella. Lo cierro, como rara vez en esta primera, para evitar mojar mi camisa blanca.
Las personas, apresuradas, se resguardan bajo cualquier techo que encuentran, algunos se ríen de ellos mismos y otros parecen frustrados por el agua. No comparto eso último, la lluvia es relajante e incluso romántica, nos lleva a lugares de nuestra mente que nos invaden de amor.

En medio de mi plática interna, vislumbro, al otro lado de la calle a una mujer muy bella de cabello rubio, me doy cuenta que no percibo sentimiento alguno, no porque tenga el corazón frio, si no porque es una inmortal, llámese vampiro, licántropo o cambiaformas.
Un hombre robusto de barba negra y espesa la mira de reojo, un simple humano pero con un deseo carnal muy grande, supongo que la lujuria con un aspecto tan horrendo como el del hombre es entendible, aunque no aceptable lo que hace.
Cuando me doy cuenta el hombre lleva a un callejón a la muchacha, parece ser que soy el único que lo nota, o el único que le importa, prefiero pensar en la primera opción, la lluvia dejo la calle vacía y los callejones no son muy transitados.

Corro hacia el callejón donde la muchacha fue llevada y rápidamente veo como parece desaparecerse, dejando solo su vestido. Sin embargo, el hombre, después de maldecir, saca una gata de color negro dentro del vestido y sonríe con malicia. Ahora siento avaricia en su interior, de seguro cree que le pagaran mucho dinero por una cambiaformas. La iglesia a inicia una caza masiva contra todos nosotros.

Cuando trato de alcanzarlo, rápidamente desaparece entre las sombras del callejón, con la gatita en brazos. Me inclino hacia el vestido de la muchacha y puedo ver un brazalete.

-Expide magia-me digo a mi mismo cuando lo sostengo-y quema-susurro al sentir mi piel arder. Lo guardo en mi saco e inicio la persecución del hombre.

La huida dura poco, pues me encuentro con el sujeto en un callejón, en la pared derecha hay una puerta de metal, la cual el hombre abre. Antes de que entre pongo mi palma contra la pared y una grieta pequeña comienza a avanzar como gusano por la construcción. Al llegar a la puerta esta se cierra de golpe y con fuerza.

El hombre me mira asustado, sin soltar a la minina, que rasguña sus robustas manos constantemente. Siento su cambio de sentimientos del miedo al odio, el cual lo lleva a sacar una revolver de entre sus ropas.

-Bravo-digo mirándolo- ¿Crees que el plomo pueda contra la magia?

Antes de que me responda, le arrojo una esfera de cristal a su arma, el metal se torna de color rojo y el hombre suelta la pistola, que se comienza a derretir en el suelo.

-Eso ni siquiera fue magia-sonrió con malicia- Ahora, por favor, deme a la minina.

El sujeto gruñe con odio, se quita su pesada chaqueta café y enreda a la cambiaformas dentro de ella, dejando sólo su cabeza afuera. El hombre levanta los puños y se lanza contra mi-será por la mala supongo-pienso mientras recibo el primer golpe en el hombro.


Off: Una disculpa señorita, creí que ya le había contestado

Intenté con todas mis fuerzas liberarme de todas las telas, pero mi tamaño y fuerza no era nada comparado con lo pesado de mis ropas por el agua que ya había recolectado, aquel horrible hombre me encontró de inmediato tomándome con fuerza del cuello, comencé a arañarlo mientras pensaba en como haría, no podía regresar a mi forma humana, no tenia ropas encima, además me mataría en un instante su tamaño era mucho mayor al mió. En el camino decía comentarios horribles "me pagaran mucho por ti" "los seres del demonio deben arder en el fuego" mis maullidos lastimeros iban en aumento.

Sin esperarlo una voz a lo lejos detuvo a aquel hombre, intente nuevamente arañarle causando estragos en sus brazos, pero sin conseguir que me soltará ¿quien sería aquel hombre que le ordenaba que me soltara? Miré como aquel arma se derretía... ¿un hechicero? ¿intentando ayudarme?. Mi verdugo me enredo en su al punto de sentir que me ahogaba, no podía liberarme, miré como lanzaba un golpe directo al .... era con quien había cruzado una mirada antes de ser capturada "No por favor.... no le haga daño" pensaba mientras con todas mis fuerzas intentaba liberarme de mi prisión respiraba con demasiada dificultad, mi visión comenzaba a nublarse por las lagrimas de terror al mirar como aquella pelea, temía por la vida de un hombre que sin conocerme intentaba ayudarme.. "Por favor, váyase, no arriesgue su vida por mi" pero solo podría escuchar mis maullidos lastimeros.

La tela comenzaba a ceder ante mis garras, comencé a rodar con las telas aun cuando me asfixiaban al grado de que mis maullidos se hacían cada vez mas débiles, pero no me detendría hasta poder hacer algo por aquel hombre... En un instante aquel horrible hombre de barbas oscuras cayó frente a mi y me miró con ojos de odio me tomó entre sus manos comenzando a apretar con demasiada fuerza, un muallido lastimero salió de mi garganta al sentir el dolor de la presión de sus manos.

Proteger, para es lo que vivo. Protejo a los humanos, a los inmortales juzgados injustamente y sobre todo, a mis hermanos brujos. Mi nueva riqueza esta fundamentada en eso, en el arte de proteger a todo aquel que lo necesita y que, a mi propio criterio, lo merezca. Es por eso que lo hago, por que se que puedo hacerlo.

El primer golpe fue duro de soportar, casi me saca el aire y estoy casi seguro que tendré un moretón en la mañana. Resisto el primer impulso de arrojarle acido en el rostro, paso al segundo.

-Vamos a ver, pareces un oso-le digo viéndolo a los ojos-los osos pueden ser débiles ante el plomo de una bala. No soy como tú no uso armas de fuego pero…

Meto mis manos en mis pantalones y al salir llevo manoplas entre mis dedos. Están están hechas de plomo, sumamente pesado. Corro hacia él y lo golpeo con ambos puños, escucho su grito de agonía. Creo que le rompí la nariz.

Cuando me aproximo hacia él para el último golpe, el maldito toma a la cambiaformas. La aprieta con fuerzas, por lo que me dejo llevar por la ira. Trueno los dedos rápidamente y un par de chispas saltan hasta la barba del hombre que se comienza a incendiar.
El sujeto corre hacia mí para salir hacia la calle, donde la lluvia caerá en su rostro. Cuando pasa a mi lado golpeo su antebrazo y sujeto a la mínima.

-Disculpe, por mi culpa su cuello debe de doler mucho-le digo a la chica que pongo en el suelo, asegurándome que sea en un lugar seco. Me quito el saco y se lo coloco-Por si se quiere transformar mi saco la cubrirá.

El sujeto regresa, con su barba humeando. Sus ojos están rojos de ira, respira con dificultar, es como ver un rinoceronte con todas las ganas de partirte en dos.

-Bien-le digo al hombre-Si te vas ahora, no tendrás mas quemaduras, si te quedas, quedaras que salir cojeando del lugar.

El sujeto esta cegado por su ira, así que corre hacia mí, me hago a un lado y le pongo el pie. Este cae al suelo con un fuerte golpe. Meto la mano en mis pantalones y saco una esfera de cristal con un liquido rosado dentro. La arrojo al lado del hombre y el cristal cede contra el concreto, los ojos del sujeto se cierran.

Vuelvo mi vista hacia la cambia formas y le sonrío, pero pronto escucho pasos rápidos. Seguramente no es normal ver un hombre con la barba incendiándose.

-Hay que irnos-le digo a la chica-¿Podrá transformarse?

Ya estaba segura de que mi cuello cedería en cualquier momento y ahí terminaría mi vida, sentía la vista empañada y el aire muy escaso... De un momento a otro aquel dolor incesante desapareció, me preguntaba si ya estaría muerta y así se sentiría dejar de sufrir. Pero la voz de aquel buen hombre que antes me había ayudado me hizo abrir los ojos.

Mi pecho se movía con rapidez intentando recuperar el aire que había perdido en esos momentos de angustia. Su saco me cubrió haciendo que las telas nuevamente me envuelvan... a pesar del miedo que sentía, el aroma de la colonia que estaba impregnado en su saco era muy agradable, varonil y fresco. "¿Debería transformarme? Si lo hago ahora ya no podré volver a hacerlo esta noche..."

Aun con la disyuntiva en mi haber barajeando todas las posibilidades, aquel horrible humano me hizo esconderme entre las telas del saco de aquel hechicero, nuevamente ruidos alrededor, me asomé ligeramente literalmente como un minino asustado miré como aquel hombre estaba en el suelo inconsciente.

La voz del hombre me hizo levantar la mirada hasta donde él estaba e intentarlo "¿Pero qué pasa? pensé con el corazón agitado sin poder regresar a mi forma humana" ¿Acaso el daño que había recibido bloqueaba mi concentración? Estaba totalmente indefensa, lejos de casa y sin poder regresar a mi aspecto humano.

Los ruidos aumentaban y mi cuerpo temblaba de la impresión de no poder controlar aquellas transformaciones, lo miré nuevamente y negué con la cabeza, Salí de entre las cálidas y suaves telas para maullarle y comenzar a correr por la angosta calle detrás de nosotros. Esperaba que me siguiera no sabía porque, pero... quería saber quién era, ¿porque me había ayudado? "Si tan solo pudiera entenderme" pensé mientras le intentaba maullar aunque de mi garganta solo había salido un raspero maullido, tenía el cuello lastimado así que no era una novedad tales consecuencias.

-Ya vienen los curiosos-le digo a la muchacha mientras corro atrás de ella.

Recojo mi saco antes de continua y al tocarlo ciento el calor del brazalete de la joven. Seguramente es mágico ¿Sera que le ayuda a transformarse? Pero las cambiaformas que conozco no usan ningún artefacto para transformarse, tal vez es una novata.

-Oye espera-le digo mientras veo que me distraje y ella sigue caminando entre los callejones.

Atrás de nosotros vienen un grupo de curiosos, mientras desaparezco de su vista, escucho claramente a uno decir que es producto de un brujo y debe de estar en las cercanías.-Bravo, me tocaron los listos esta noche-pienso mientras avanzo siguiendo a la chica.

Llegamos a otro callejón cerrado y la tomo delicadamente metiéndola entre mi saco y mi camisa. Toco la pared de concreto, sintiéndola, la toco varias veces dándome cuanta que esta hueca, seguramente era un antigua cuarto que fue clausurado. Camino hacia uno de los lados de la pared que no esta a la vista del callejón principal y arrojo una esfera con sustancia verde dentro de ella, rápidamente la pared comienza abrirse, como si fuera papel quemándose.
Entramos de un salto, sosteniendo bien a la minina contra mi pecho. Una vez adentro la coloco en la suelo y saco el brazalete, o lo que sea, de mi saco.

-Esto le pertenece ¿Verdad?-le digo poniéndolo en el piso-Disculpe que no lo tome con la mano, quema al contacto con mi piel, sin duda mágico.

Le sonrío mientras me quito el saco mojado y lo doblo contra una saliente de la pared, confirmando así que este lugar es un cuarto clausurado por los dueños del edificio. La miro y le doy la espalda para escuchar por la abertura que entramos si alguien se acerca, además n ose si se quiera transformar en humano, aunque no creo que quiera que un desconocido la vea desnuda, no tomamos la precaución de agarrar su vestido.

Me alegré en el momento en que me siguió, la noche ya había caído en su totalidad haciendo que cada uno de los callejones que atravesáramos fueran cada vez más oscuros, la lluvia que había sido incesante hasta pocos momentos atrás al parecer por fin cedía, todo mi pequeño cuerpo se encontraba totalmente empapado y lleno de lodo. Me preguntaba cómo me vería cuando estuviera en mi forma humana.

Aquel hombre me tomó en sus brazos para colocarme entre sus ropas, permanecí quieta mientras el latir de su corazón me atrapaba como hipnotizándome, eran las desventajas de estar en un cuerpo felino... de un momento a otro él hacía algo nuevamente y sentí como saltaba sin dejarme caer, era un hombre muy considerado y aun me preguntaba por qué.

Al dejarme en un piso seco, lo miré mientras me daba mi pulsera, me preguntaba si en el momento en que colocará mi pata en ella regresaría a mi forma humana... aunque en realidad tenía miedo... mis ropas no estaban cerca, ¿con que me cubriría? ¿Sería más estorbo como humana que como felina?... Lo miré ponerse de espaldas y si el tiempo apremiaba me dejaría de cuestiones sin respuesta.

"Por favor no se de vuelta" pensé para mi misma mientras colocaba mi pequeña pata en medio de mi pulsera... regresando a mi forma humana... - Monsieur le pido por favor, no sé de vuelta en este momento,- tomé con rapidez su saco húmedo y me lo coloqué encima... cubriendo hasta la mitad de mis muslos, lo cerré y suspiré un tanto acongojada por la situación. Miré mis manos, mis pies, mis piernas, estaba completamente empapada y sucia, mis cabellos eran un revoltijo.

Tragué mis sollozos y toqué mi cuello sintiendo el dolor por aquella situación pasada, incluso estaba segura que perdurarían las marcas de aquellas enormes manos. - Le agradezco la ayuda que ha brindado a esta desconocida - no salí de las sombras, mi aspecto me avergonzaba sobremanera -¿Aun estamos en peligro? - "Estamos... si estamos por que tu lo pusiste a él en peligro" pensé para mí misma.

Me concentro en escuchar los pasos, que son bastantes, por los callejones. Personas, espero, que no tenga ninguna habilidad para saber como funcionan los poderes de un brujo y una cambiaformas.

La chica toma mi saco, seguramente no quiere que voltea, después de todo escuche su transformación a mi espalda y a menos que tenga una bolsa mágica, debe de haber aparecido desnuda. Mientras se coloca mi saco muevo los dedos débilmente. Mi prenda se alargar hasta las rodillas de la joven, las mangas se acortan hasta los codos, los hombros anchos se hacen pequeños y la parte de enfrente, divida por botones, se funde haciendo que todo asemeje un vestido de una sola tela.

-Lamento sumamente que el vestido no sea una obra maestra, como supondrá, soy brujo, no diseñador-le digo cuando me volteo a ver mi creación, bastante burda, pues no está ajustado al cuerpo la joven, aparentando que lleva un vestido un par de tallas más grande del que debería.- No se puede hacer mucho para cambiar prendas, dedo de decirle, es realmente un problema.

Me remango la camisa y reviso mis tatuajes de los antebrazos, ambos están completamente negros y bien pintados, lo que quiere decir que puedo usar cualquiera de mis hechizos, y si supiera hacer ilusiones sin sentirme amenazado, bueno tendríamos una gran ventaja.

-No es un peligro muy grande, debo de decirle. Son sólo curiosos que seguramente nos buscaran para ganar dinero, en especial después de que encontraron un vestido tan lindo como el que llevaba puesto. Tenemos suerte que no nos vieran. Podemos salir y arriesgarnos o simplemente esperar un rato-Le sonrío y hago un reverencia- Mi nombre es Rayner Andrews, como ya se dio cuenta, soy brujo, es por eso que no me sorprende sus habilidades, aunque si la magia de ese brazalete.

Lo observé tan tranquilo mientras me preguntaba si era normal para el meterse en problemas... sus palabras me hicieron mirar lo que yo creía que era un saco ahora convertido en un sencillo vestido - tiene su encanto - contesté en un leve susurro mientras me miraba y rozaba la tela sin botones.- Creo que le debo un saco Monsieur - completé en un susurró sin prestar demasiada atención.

Al levantar nuevamente la mirada lo observé cómo se había arremangado la camisa, unos tatuajes asomaban por sus brazos, "¿por qué los mira con tanta atención?" pensé para mí misma sin decir ni una sola palabra.

"Curiosos" resonó en mi cabeza mientras caminaba de puntitas tal cual mi madre me había acostumbrado, "no es lindo ver a una dama caminar como un hombre" hasta donde la pared tenia aquella abertura quedando muy cerca de él tanto que solo tuve que girarme para encontrarme frente a el por primera vez... en condiciones "humanas".

- Darielle Libberman - contesté con una pequeña reverencia al igual que el se había presentado, me sonrojé ligeramente al escuchar "habilidades" - habilidades que no me han servido de mucho esta noche - me encogí de hombros y temblé ligeramente al recordar como todo se me había ido de control - le agradezco el haberme salvado Monsieur Andrews, le debo la vida... - sin pensarlo llevé una de mis manos hasta mi aun adolorido cuello mientras trataba firmemente de sonreír - ¿podría esperar conmigo un rato más por favor? no deseo que pase más peligros de los que ya ha pasado por mi culpa - imploré preocupada y mirándolo a los ojos.

La miro acercarse y, después de Ginette, es la segunda cambiaformas que me deja sin palabras al mirarla. Ignorando por completo todo lo que tuvo que pasar convertida en gato, su piel su rostro y su cabello son exquisitos, bellos sin duda, mas de lo que podría pensar.
Aprieto los ojos y trato de no pensar en eso, suelo dejarme llevar por la belleza de las mujeres y no he acabado en lugares agradable gracias a ellos.

-No importa el saco señorita, tela hay mucha, la oportunidad de conocer a una hermosa combiaformas como usted, bueno ahí hay mucho menos.

La miro acercarse y procuro pensar en ladrillos o nuestros curiosos perseguidores, es difícil concentrarse a veces, en especial cuando siento atracción por los problemas con las mujeres.
No escucho mas de las voces acercándose, posiblemente se alejaron hacia otro rincón de los callejones. Eso me relaja un poco y meto las manso al bolsillo alejándome de la abertura.

-Parece que no están cerca de ti, por lo que podríamos relajarnos hasta nuevo aviso-estiro los brazos y me recargo en la pared-Parece que nos haremos compañía un rato. No se preocupe esto es divertido para mí. Hace mucho que no tenía una persecución en los callejones de la ciudad, comúnmente me persiguen en los bosques.

La miro sonriendo y saco una esfera con un líquido espeso y transparente. Camino hacia ella y abro la esfera por la mitad.

-Me permite-le digo y pongo algo de la sustancia en mi mano, comienzo a acariciar su brazo y las partes sucias parecen escurrirse hacia el suelo dejando limpia su piel-No es gran cosa, una simple mescla de hierbas. Espero le quite una preocupación mas-le ofrezco la esfera-yo no podría seguir haciéndolo, creo que seria incorrecto ¿No cree?

Aquel inconsciente comentario acerca de mi "belleza" me hizo bajar la mirada apenada, no estaba acostumbrada a que los hombres hicieran halagos en mi persona, aun cuando no dije nada ante aquel comentario dentro de mi algo me hacia sentir sumamente nerviosa.

Permanecí quieta mientras me balanceaba en mis talones y puntas de mis pies cuando escuché su comentario acerca de las persecuciones - ¿entonces usted esta acostumbrado a las persecuciones? - pregunté antes que el se acercara con una de sus esferas, sus palabras me hicieron no alejarme y tan solo mirar como me acariciaba el brazo y el lodo que ahí estaba se escurría hasta el suelo, lo miré con detenimiento como lo hacia casi como si fuera una suave caricia.

Ni siquiera sabía porque le permití acercarse aun cuando dijera que eran solo hierbas, con hierbas había terminado con la vida que tenia ahora, se una cambiaformas con problemas para poder hacerlo de manera correcta, pero era su presencia y sus actos de ayuda lo que no me hicieron decir nada cuando se acercó, incluso mi corazón palpitaba presuroso, esperaba que el no se diera cuenta hasta que sus palabras rompieron el encanto del momento. Fruncí ligeramente el ceño y negué con la cabeza - no, quizás no seria apropiado. Aunque sinceramente ya no se lo que es apropiado - murmuré al final sin saber si lo había escuchado o no.

Tomé aquella esfera entre mis manos mientras me agachaba para limpiar mis pies sucios, lo hacia sin prestar mucha atención a su presencia, o quizás solo no quería pensar mucho en el... Suspiré en cuanto terminé y me levanté para encontrarme con su mirada, sonreí mientras me preguntaba a mi misma "¿Y que se supone que harás ahora?." Ni siquiera yo misma lo sabía.

Camine hasta quedar frente a el y sonreí mientras lo miraba fijamente a los ojos - Señor Rayner, tiene una mancha... - susurré mientras me paraba de puntas ya que el era mucho mas alto que yo y tomé un poco de lo que quedaba en la esfera y con sutileza rozar su mejilla que al parecer había conseguido ensuciarse como yo, por primera vez en la noche lo miraba a consiencia, era un hombre muy apuesto y de facciones varoniles, con una sonrisa muy calida y unos ojos que te hinoptizaban... desvié la mirada y deje de rozar su mejilla - listo, si no tuviera unos golpes, estaría como nuevo - traté de disimular mi nerviosismo, mis mejillas coloradas y mi desvocado corazón, pero quizás... el ya se habría dado cuenta.

-¿Acostumbrado a las persecuciones? Yo diría adaptado a ellas-le digo sonriente- ya ha comenzado a ser algo sumamente divertido huir de los cazadores o arrojarles alguna maldición para que su cara se llene de granos. Aunque usted no escucho eso de mi, algunas personas se enojarían si voy diciendo por el mundo que gracias a mi los cazadores tiene problemas de acné.

Le sonrío mientras descanso mi viste de buscar nuestros perseguidores afuera. Realmente es cansado pensar en si aparecerán o no, tal vez lo mejor sería salir y asegurarme de comprarle un vestido nuevo a mi compañera, creo que es lo que le debo, después de todo, por mi culpa está usando un saco como vestido. Aunque puede pensar que es por la suya, debe de recordar que yo fui el que elegí ayudarle.
Mis pensamientos se interrumpen al escuchar su voz sobre una mancha en mí, para mi sorpresa ella misma la limpia. Su piel es cálida, suave, sin duda una hermosura de ser, tal vez no le gusta ser lo que es, una cambiaformas cazada por seres que no nos comprenden. Según me doy cuenta, le falta entrenamiento, al menos eso creo.

-Gracias-Le digo sosteniendo su mano acariciándosela, antes de soltarla para alejarme un poco, tal vez mi acto fue atrevido y termine con una mejilla colorada.

Sus ojos me recuerdan a la de su forma gatuna, bastante tiernos, profundos, bellos casi tanto como ella, son complementos de su hermosura bastante exactos. Su cabello, ya embellecido por mi formula, parece regresar a su brillo original, casi como el único punto brillante en la oscura habitación.
Al darme cuenta de la oscuridad, saco una esfera con un liquido blanco en ella, la golpeo contra el piso y su interior comienza a brillar, lo suficiente para tener una perfecta mirada del lugar donde estamos.

-Bueno, podremos esperar un rato aquí, aunque creo que podrían haberse ido ya. No me molesta que nos persigan, pero sí que vean nuestros rostros, podrían terminar por cazarnos en nuestras casas, no quisiera que le pasara algo así.

Aquel gracias acompañado de una suave caricia en mi mano como un gesto sin importancia, además de su suave aroma, me hizo olvidar por un instante sus palabras anteriores, le miré solo los instantes necesarios para solo dejar la mente en blanco - no agradezca señor Rayner, que esta noche la agradecida soy yo - susurré antes de que el soltara mi mano y sonriera nerviosamente, por un momento desee que no la hubiera soltado y permanecer así sin pensar en todo los pensamientos que se agolpaban en mi mente. Permanecí quieta en aquel lugar del que el se había alejado y cubrí aquella caricia persistente en mi piel con mi otra mano.

Pero nuevamente los pensamientos se hacían presa y no pude evitar hablar - No se si sentirme afortunada o no de mi poca experiencia en las persecuciones - en ese instante me di cuenta que al llegar a Paris las cosas no serían como cuando estaba cobijada en los brazos de mi extinta madre... ella ya no estaba para protegerme, su ultimo regalo la pulsera que llevaba en la muñeca, era como un imán para aquellos que sintieran su ¿magia?. - Creo que mi pulsera me traerá muchos problemas - susurré casi para mi misma sintiendo la vista nublada, odiaba sentirme así.

Aquella esfera que ahora nos iluminaba fue el pretexto perfecto para tan solo quedarme mirándola y evitar todo contacto con los ojos de aquel hombre... sentía tanta vergüenza de ser una carga más en ese momento, de los pensamientos que ante su mirada tenia "Por favor, Darielle tranquilízate" pensé buscando consuelo en mis pensamientos mientras me atrevía a alzar la mirada, y contestar a sus palabras - Quizás deberíamos intentar salir y poder ver si ya no hay peligros cerca, pero confío plenamente en su decisión- la sonrisa que adornaba mi rostro era una mezcla de nervios y pesar.

-Debería de ser mas feliz al lado de ese brazalete, de no ser por el, no la hubiera conocido, señorita.-le digo sonriente, dando unos paso al exterior.

Tomo la mano de la muchacha, entrelazando mis dedos con los suyos. Tras de nosotros la esfera de cristal se apaga y gira, siguiéndonos los pies muy de cerca.
Al salir de la pequeña habitación, no hay persona próxima a nosotros, aun así no suelto su mano.

-Parece que podremos salir tranquilamente del área, dudo mucho que los que nos siguen nos ubiquen pos nuestras caras, no parecen habernos visto.

Suelto su mano, aunque francamente quisiera haberla sostenido un poco mas de tiempo, pero no quiero comenzar un drama aquí, puede que no termine en una situación muy agradable. Además, si las cosas se dan ¿A donde iríamos? ¿A un sucio callejón? No dejaría que una preciosa cambiaformas tuviera una noche de pasión en la oscuridad de un callejón, así que mejor debería de quitar ese pensamiento de mi mente, no es trabajo fácil.

-Parece que podemos caminar con tranquilidad. Tal vez seria bueno irle a comprar un vestido nuevo, dudo mucho que su prenda anterior sigua en el mismo lugar que la dejamos. Yo mismo me ofrezco a comprarle uno nuevo, el tipo que usted guste.

El pesar que ensombrecía mi mirada terminó por desvanecerse ante sus palabras - bueno, tiene razón en eso - contesté antes de sentir como entrelazaba su mano con la mía, las miré un segundo y las mejillas nuevamente se tornaron de color carmesí.

Me comenzaba a gustar la sensación de sentirse protegida, nadie me había protegido antes, el calor de su mano llegaba hasta la mía - Me alegra saber que por lo mejor ya los peligros acabaron - susurré caminando esquivando los pequeños charcos que habían quedado con la ahora extinta lluvia de manera grácil, bueno al menos lo intentaba con toda mi determinación, misma que fluctuaba por el hecho de sentirme como aquellas jóvenes que andaban de la mano con sus enamorados, sintiéndose el centro de atención solo por ir del brazo de alguien... y aunque no fuera mi situación en este momento, mi corazón así lo sentía.

En el momento en que soltó mi mano uno de mis pies resbaló en un pequeño charco y suspiré sonoramente, esperaba que el creyera que había sido por mi suerte aquella noche aunque en realidad era por ya no sentir su calidez. Su ofrecimiento por encontrarme un vestido me hizo fruncir el ceño, ya no deseaba causarle mas inconvenientes, sin embargo recordar mi ultimo acontecimiento en aquel hotel donde las miradas iban y venían por mis humildes prendas, serían mucho peor si me miraran entrar con aquello que portaba ahora, aunque a mi me gustara - Le agradezco... creo que le tomaré la palabra, aunque con cada detalle que tiene mi deuda con su persona sigue aumentando señor Rayner- contesté mordiendo mi labio inferior mientras seguiamos caminando hacia una calle más iluminada.

Antes de seguir caminando recordé aquella esfera que nos habia estado siguiendo a lo cual me detuve y la tome en mis manos guardándola en una de las bolsas que aun permanecían en aquel improvisado vestido - ¿le importa si me la quedo? - le pregunté mientras a lo lejos miraba una pequeña tienda donde de seguro podríamos encontrar un sencillo vestido y quizás unos zapatos.

Que tierno que se sienta así. No es necesario tener empatía, aunque no funcionaria con ella, para notar el color rosado de sus mejillas cuando tomo su mano. Su corazón estará bloqueado para mí, pero las expresiones de las personas dicen más de lo que queremos aceptar, y ella dice mucho.

-No se preocupe-me acerco a ella y la miro a los ojos, deteniéndonos de golpe-Ya pensaremos en algo-Le sonrío en tono de broma y caminamos hasta enfrente de la tienda.

Veo como la esfera pasa a su mano y es depositada en el bolsillo de mi saco, La pequeña esfera se deja de mover en la bolsa y escucho un ligero chillido de su parte. Mi magia suele hacer ruidos si me descuido, es para localizarla.

-Claro, le servirá en noches oscura como esta, pero debo de advertirle que no es una fórmula que sea eterna, durara un tiempo solamente, tal vez algunos meses.

Tomo su mano una vez más y entramos a la tienda. Es amplia con decoraciones rojas y doradas, pronto me doy cuenta que estamos fuera de los callejones y en las calles de parís. La tienda es lujosa, se ve cara, pero no a la altura de alguien millonario como Yulianna o Jasmine Rashid.
El techo está decorado con lo que parece tela de seda roja, mientras las paredes son de piedra pintada delicadamente de dorado. Los múltiples vestidos están acomodados en gran espacio uno de otro, y cada uno tienen un nombre en ellos, seguramente son los mandados a hacer. El vestido esta casi al fondo, donde puedo ver a una chica, muy feliz siendo medida por la cintura, seguramente para saber que tanto le apretaran el corsé.
Las puestas por donde entramos son de madera tallada, mientras las ventanas que dan al exterior tienen vestidos de diferentes colores a la vista. Ya parecen hechos, lo cual es raro, comúnmente todos los vestidos son mandados a hacer por un sastre, creo que esta tienda esta adelantada a su época ¿Sera así todo en unos años?

Pronto una mujer se acerca a mí y me sonríe.

-¿Busca algo en especifico para la señorita?-me pregunta con amabilidad, lo que me lleva a darme cuenta que es una tienda exclusiva para mujeres.

-Sí, vera, necesita un nuevo vestido con urgencia y creo que algo de ropa bajo de él, si me entiende-le digo algo avergonzado.

La verdad no me incomodaría tener una conversación así con una jovencita, pero la mujer a quien le hablo es una anciana, como la edad de mi madre, y siento que me ve con ojos de fuego seguramente pensando que soy un pervertido por decir que mi acompañante no trae ropa interior debajo de ese vestido negro, que mira con un poco de tono de asco-es lo mejor que puedo hacer con magia-pienso al ver esa mirada.

-No escatime en el vestido-le susurro a la señora-Que sea el que más le guste a la muchacha, por favor, el costo es lo que menos me interesa.

La mujer solo asiente mientras camina hacia Darielle, que curiosea por toda la tienda. Creo que le gustara más de uno, no me molesta, pienso que el dinero es solo un simple instrumento para una felicidad pasajera, por lo que no me incomoda gastar. Además, ya tuvimos toda una aventura y sin dinero.

Al entrar en aquella tienda los colores del lugar robaron mi atención que hasta antes Rayner había acaparado, aun cuando me mantenía cerca de él comencé a curiosear rozando las suaves telas, de los hermosos vestidos que ahí aparecían exhibidos, hasta que aquella anciana mujer llegó a mi para tomarme del brazo y casi arrastrarme a su lado, su mirada no se notaba muy contenta "¿Pero que le ha dicho?" pensé mientras buscaba la mirada de Rayner y nuevamente aquel chillido en mi bolsillo hacia acto de presencia. Me solté del agarre de la mujer y caminé un tanto presurosa hasta el mientras sacaba aquella pequeña esfera un instante y se la daba entre sus manos. - ¿Podría cuidarmela un momento?Creo que le extraña - dije con una media sonrisa mientras me ponía de puntas y daba un fugaz beso en su mejilla sin pensar, trate de no darle mucha importancia aunque agradecí que ya no me mirara sonrojarme frente a el, la mujer me esperaba con su semblante serio a lo que me apresure para llegar hasta donde me esperaba.

Aquella mujer comenzó a medirme y buscar entre sus vestidos ya echos uno que me quedara a la medida, su mirada aun era severa, tanto que me miraba poco, las mejillas se me tornaron totalmente rojas al mirar como me daba unas enaguas y ropa interior para poder vestirme, - El señor que espera por mi ha sido un héroe para mi esta noche... - susurré para la mujer haciendo que se detuviera -¿pero que es lo que dices muchacha? - sonreí para ella mientras maniobraba para vestirme - si, desde hace un tiempo llegué a París y no tengo hogar, y el buen hombre hoy a tenido un gesto de caridad conmigo, soy afortunada - el rostro de la mujer se sereno y sonrió por primera vez a lo que le devolví la sonrisa.

Después de buscar encontró un vestido "perfecto para mi" como ella dijo, sus hábiles manos me vistieron y calzaron en poco tiempo e incluso me dio un listo para poder colocar en mi cabello, me miré al espejo y la visión era totalmente diferente a lo que era hace un rato, estaba a punto de tirar aquel vestido que llevaba sobre mi cuerpo cuando la detuve - deseo llevarmelo... es un recuerdo para mí - le mencione con humildad a lo que no se pudo negar, nuevamente me miré al espejo y sonreí al pensar que pronto volvería a ver a Rayner "Basta!!! ya basta!" pensé para mi misma mientras caminaba detrás de la presurosa mujer, escuché cuando le dijo - le he dado todo lo que me ha pedido Monsieur - y su voz se notaba mucho mas tranquila e incluso agradecida. Aparecí detrás de la mujer esperando por su reacción

Espero viendo hacia los aparadores que dan hacia la calle, sigo pensando que el lunar está muy adelantado para su época. Además de que esta en una zona n otan conocida de la ciudad, es decir, muy próxima a los callejones, como si aquí fuera cierta cantidad de personas.
Al momento veo entrar a una pareja algo pálida, vestida muy elegantemente. Sus ropas son predominantemente rojas y negras, y la mujer lleva los labios pintados de un carmesí intenso. El hombre tiene una mirada seria y severa, sin embargo esa mirada no evita para que tenga encandilamiento activado.

-Claro, una tienda de lujo cerca de los callejones, en otras palabras, hay que colocarle la tienda de lujo a los vampiros cerca de donde prefieren alimentarse.- Me digo a mi mismo al verlos pasar.

Los vampiros desaparecen entre la multitud de ropa y otro hombre corre a atenderlos, este parece cegado por la belleza de ambos, tanto del hombre como de la mujer, después de todo los vampiros suelen tener la capacidad de atraer a los humanos normales como moscas, suerte mía que no soy normal.
Llego una de las telas a las manos y las acaricio, al momento que veo a la señora regresar con Darielle, suelto la tela al piso del asombro. No es que no me esperara que se viera hermosa, pero se mira magnifica, incluso mejor que le vestido que llevaba puesto antes de pasar a su forma gatuna.

-Gracias-es lo único que atino a decirle a la mujer, mientras le paso a su mano un bonche de billetes-Por favor cuéntelos, debería de ser la cantidad por el vestido, ajustarlo a sus medidas y la ropa extra.

La señora abre un poco los ojos, seguramente ya noto que hay unos 200 francos de mas, creo que incluso mayor cantidad.

-Tome eso como propina por ayudarnos en una situación como esta-la mujer me sonríe y me susurra algo al oído, yo me asombro un poco y la mujer se retira.

Estiro la mano hacia mi acompañante, invitándola a seguir nuestro caminar, no sin antes mostrarle que llevo un abanico de un color dorado pálido, que combina con su nueva prenda.

Su reacción me hizo bajar la mirada un segundo mientras caminaba tratando de contener el aire, mismo que se me escapo con una risita nerviosa. Observé como aquella mujer le decía algo muy bajo y alcé una ceja a señal de duda ante la expresión que el tomo en ese momento, caminé hasta el observando cuanto le pagaba y la mujer estaba más que asombrada.

En cuanto ella se retiró tomé su mano que me extendía y miré aquel abanico - ¿es para usted o para mi?, porque combina mejor con mi vestido - pregunté con una sonrisa y mirándolo fijamente a los ojos - ¿me puede devolver mi esf.... - en el momento en que un intento de grito que de inmediato fue terminado, arruino el suave ambiente de aquella tienda. Giré mi rostro mientras sin pensar mi mano nuevamente buscaba la mano de Rayner, me quedé estática.

La mujer mayor presurosa se acercó a nosotros mientras cerraba aquellas pesadas cortinas - deberían irse, hemos cerrado - el aroma del lugar se volvió mucho más pesado incluso podría jurar que era sangre ¿pero de donde provenía que pasaba? en ese instante se escucharon pasos acercándose y una hermosa mujer de aspecto sombrío llamaba a aquella mujer que me había atendido - deberíamos irnos señor Rayner, algo no esta bien - dije en un susurro solo para el, mientras la mujer de vestidos oscuros nos miraba totalmente sería, era tan llamativa, y sus ojos reflejaban cierta maldad que mi piel se erizó en ese momento. La puerta nos quedaba en el otro extremo de la habitación, a lo cual aparté mi mirada para mirarlo a el y empezar a caminar de inmediato.

No pienso decirle que me dijo la señora en susurro, pero me dio la idea de una propuesta cuando salgamos de aquí. Al fin y al cabo, supongo que seria interesante si la veo mas seguido y quien sabe, algún encuentro nocturno que podríamos tener.
De nuevo estoy pensando así, creo que a estas alturas del partido es imposible no pensarlo. La tengo enfrente, su belleza es deslumbrante, con los tonos blancos y su cabello recién arreglado, el nerviosismo en su corazón agrega un toque de ternura que me hace sentir cómodo ante ella.

-Obviamente es para usted, Señorita-le digo sonriéndotele ofreciéndole el abanico-yo sólo haría que se viera mal y usted simplemente deslumbrara, si es que es posible hacerlo mas de lo que ya lo hace.

La mujer no esta asustada, al contrario, su corazón parece estar haciendo algo que siempre hace, como una costumbre común en este establecimiento.
Tomo la mano de Darielle, acariciándola suavemente, aun así sostengo con fuerza para salir de la tienda.
Logro ver, a duras penas, a la mujer vampira acercándosenos.

-Nadie dijo que se fuera-dice con una voz dura y toma la otra mano de la cambiaformas

Suelto a mi acompañante rápidamente y le paso la esfera a su mano libre. El líquido dentro de la esfera de cristal se activa al instante. La luz, intensa, cubre todo la habitación, escucho a la vampiresa gritar de agonía al sentir la luz tan intensa sobre ella.
Sostengo de nuevo a Darielle y la saco del negocio, rápidamente entrando a un extremo del lugar, la abrazo con la pared y le pongo la esfera de cristal suavemente en su abdomen.

-Creo que si debe de quedarse con esta-le digo poniendo sus manos sobre la esfera al quitar la mía