AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Le fou [Libre]
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Le fou [Libre]
Era el viento una especie de canto mágico, una especie de sincronía con el sonido del violín es como si me deleitase con algo mágico, como caído de lo inimaginable, sin letras, incluso con poco ritmo, le daba la gracia a todo trastorno de cotidianidad, aquel ser tenía un don de transportar hasta a la criatura más testaruda, al sordo que paseaba, porque su melodía era como el canto de una sirena, te penetraba hasta en la piel.
Todo era tan perfecto hasta la brisa calurosa que golpeaba la seda de mi camisa, movía mis cabellos en sincronía, todo tan relajante, de pronto me di cuenta que estaba en la realidad, cuando aquella mujer regordeta entorpeció el paso, aventándome por una discusión que tenia con su marido, un viejo que había visto más de una vez en la taberna. Eran de esos hombres que solo se levantaban a su trabajo, que jugaba con aquellos amigos, no pensaba en su mujer, regresaba a casa, a la cama y le ignoraba, aquella mujer seguro que se preocupaba por él como siempre la ama de casa atenta, atada a ese matrimonio tan aburrido, pero algún día ese tipo de parejas serían obsoletos, un amor sin vida, un amor sin pasión, algo tan aburrido como la misma escena ella tomándolo del brazo y el mirando a las cortesanas que tenían el descaro de pasar.
Más tarde camine por aquel lugar, llamado parís el lugar mágico de pasiones y criaturas y hasta de amor, los cafés de parís, tan solo con entrar a aquella parte de parís se aspiraba el olor embriagante de un buen café, se plagaba de gente elegante no todos malos, no todos hipócritas, al menos el ambiente se había calmado en esa parte de la ciudad entonces me deleite con una gran escena diferente a la anterior. Una pareja joven, la mujer tímida, tomando con amor y con vergüenza el brazo del joven que se decía su amado, el regalando un par de rosas tan hermosas las tomo en sus manos, aspiro el olor, como si fuera algo sagrado y el solo le miraba con toda la ternura que se encontraba en los ojos de un enamorado, me estremecí un poco pues la escena lo ameritaba, se fueron tomados de las manos y felices, me retire del lugar, era hora de ver algo que no había explorado, si aquel mercado ambulante.
¿Qué habría de interesante? Quizá fruta fresca, quizá algo más interesante, así que me introduje entre el barullo de gente que había, comerciantes gritando, personas empujando, dos señores apresurándose con la carga, había de todo desde piezas de arte robadas, hasta joyas preciosas que remataban a un buen precio, sería un lugar perfecto para robar y huir entre la grande masa, que ahí había, me preguntaba qué era lo que ahora vería, mientras tanto un juego de dagas llamo mi atención. Tenían un escudo peculiar, por poco y creía que eran de la mansión Dunkelheit, pues el escudo se le parecía tanto.
- Vamos, Vamos joven llévelas serian perfectos para alguien como usted.
El hombre barbudo, gordo, desalineado, con las ropas sucias y el rostro sin lavar y con múltiples cicatrices, musito suave a mi oído.
- estoy seguro que haría buen uso de ellas.
Me dio un poco de risa, se mofaba, el filo estaba gastado, sabía que era de clase alta por mi aspecto, pero yo no era idiota. No sé qué le diría, cuando me tomo del antebrazo para retenerme, solo clave mi mirada en el, nada intimidante, pero vi sus sucias y gordas manos sobre mi camisa. No me molestaba pero su forma de negociar era brusca.
Todo era tan perfecto hasta la brisa calurosa que golpeaba la seda de mi camisa, movía mis cabellos en sincronía, todo tan relajante, de pronto me di cuenta que estaba en la realidad, cuando aquella mujer regordeta entorpeció el paso, aventándome por una discusión que tenia con su marido, un viejo que había visto más de una vez en la taberna. Eran de esos hombres que solo se levantaban a su trabajo, que jugaba con aquellos amigos, no pensaba en su mujer, regresaba a casa, a la cama y le ignoraba, aquella mujer seguro que se preocupaba por él como siempre la ama de casa atenta, atada a ese matrimonio tan aburrido, pero algún día ese tipo de parejas serían obsoletos, un amor sin vida, un amor sin pasión, algo tan aburrido como la misma escena ella tomándolo del brazo y el mirando a las cortesanas que tenían el descaro de pasar.
Más tarde camine por aquel lugar, llamado parís el lugar mágico de pasiones y criaturas y hasta de amor, los cafés de parís, tan solo con entrar a aquella parte de parís se aspiraba el olor embriagante de un buen café, se plagaba de gente elegante no todos malos, no todos hipócritas, al menos el ambiente se había calmado en esa parte de la ciudad entonces me deleite con una gran escena diferente a la anterior. Una pareja joven, la mujer tímida, tomando con amor y con vergüenza el brazo del joven que se decía su amado, el regalando un par de rosas tan hermosas las tomo en sus manos, aspiro el olor, como si fuera algo sagrado y el solo le miraba con toda la ternura que se encontraba en los ojos de un enamorado, me estremecí un poco pues la escena lo ameritaba, se fueron tomados de las manos y felices, me retire del lugar, era hora de ver algo que no había explorado, si aquel mercado ambulante.
¿Qué habría de interesante? Quizá fruta fresca, quizá algo más interesante, así que me introduje entre el barullo de gente que había, comerciantes gritando, personas empujando, dos señores apresurándose con la carga, había de todo desde piezas de arte robadas, hasta joyas preciosas que remataban a un buen precio, sería un lugar perfecto para robar y huir entre la grande masa, que ahí había, me preguntaba qué era lo que ahora vería, mientras tanto un juego de dagas llamo mi atención. Tenían un escudo peculiar, por poco y creía que eran de la mansión Dunkelheit, pues el escudo se le parecía tanto.
- Vamos, Vamos joven llévelas serian perfectos para alguien como usted.
El hombre barbudo, gordo, desalineado, con las ropas sucias y el rostro sin lavar y con múltiples cicatrices, musito suave a mi oído.
- estoy seguro que haría buen uso de ellas.
Me dio un poco de risa, se mofaba, el filo estaba gastado, sabía que era de clase alta por mi aspecto, pero yo no era idiota. No sé qué le diría, cuando me tomo del antebrazo para retenerme, solo clave mi mirada en el, nada intimidante, pero vi sus sucias y gordas manos sobre mi camisa. No me molestaba pero su forma de negociar era brusca.
Última edición por Asagi Dunkelheit el Dom Mayo 29, 2011 3:34 am, editado 1 vez
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/01/2011
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Re: Le fou [Libre]
¿La primavera estaba llegando a su fin? Pero si aún podía embriagarme del dulce aroma de las flores, tan suaves y delicadas...¿porqué me comparaban con ellas?...Yo no era dulce, ni tampoco delicada, era altanera, y realmente con un temperamento cambiante ¿porqué me compararían con aquellas?...Quien sabe.
Disipé esa absurda idea de mi cabeza, Danny se había pasado leyendo toda la noche, y no había regresado a la carpa, de seguro y Marianne me regañaría por no haber pasado la noche en la carpa, y no haber actuado en la presentación.
¡Pero si no hice nada malo! Pensé exasperada, y eso era la verdad, simplemente ese hombre me escuchó, tan atentamente, como si de mi padre se tratase...y es que el calor de un padre nunca lo había tenido, y no es que lo necesitase. Lo necesitaba.
Estaba perdida en mis pensamientos, mientras caminaba en pleno mercado, ágilmente bailaba sobre mis pies esquivando como podía el gentío apurado que se aglomeraba en los distintos estantes. El sonido de los carruajes, del trote de los caballos, de los tacones de las mujeres, de los griteríos de los vendedores, el llanot de los niños y el crack crack de las masticadas, hacían una mescolanza de sonidos tan impresionantes, que simplemente atiné a sonreír, y me dediqué a girar por la vereda.
La naturaleza era parte de mí, y simplemente de lo más rudo que podría mostrar el entorno, podrías sacarle provecho.
Boom
-¡Auch!-me quejé cuando en pleno giro despreocupado; y tal vez totalmente extraño para el resto de la gente; terminé chocando contra algo duro y pesado, y entonces algunas cosas de metal cayeron al suelo.
Me giré y entonces miré asustada al hombre de casi 2 metros, robusto, gordo, totalmente desalineado, y entonces temblé.
-¡Niña estúpida! ¡ya ves lo que hiciste! -exclamó el hombre, y entonces la gran mano que tenía preso al burgués, se soltó y arremetió contra mí. -ven aquí pequeña sanguijuela asquerosa -gruñó entre dientes, y tomó una daga que estaba justo como muestra principal encima de la mesilla.
Los tipos como estos, no respetaban absolutamente nada, ni siquiera a sus clientes, suponía que ni a sus madres mismas. ¿Y qué podía hacer yo? ¿quedarme sin hacer nada y dejar que me rebanen? No, no señor.
No era ni fuerte, ni corpulenta, es más, a simple vista, podía pasar fácilmente como una muñeca de porcelana por todo mi físico. Pero no os equivoquéis, yo era una gitana, y ya saben lo que dicen de los gitanos. ¿verdad? Aunque no todo lo que se dice...sea verdad...
Me escabullí del filo oxidado que si bien y no me haría un corte, podía fácilmente dejarme un gran moretón en donde atinase, y quien sabe que más. Giré la mesilla y me puse justo detrás de alguien, no había visto bien la cara del hombre a quien ese gigante deforme había querido vender esas oxidadas piezas, y yo no necesitaba ser experta en eso para poder saber que esas dagas valían lo que ese hombre costaba. Nada más que pura....
Oh, sí, lo siento por mis pensamientos impuros Sr. Danny
Educación, Educación.
Me aferré de el ropaje costoso del hombre; ¡Por Los Dioses! si era también un gigante (cualquiera que midiera mas de 1.55 era un gigante); y alcé la mirada como un felino a punto de atacar
-¿Los de la clase alta solo sirven para mirar y no hacer nada?-jadeé asustada, aunque eso no quitaba la altanería de mis palabras. Para seros sinceros, ese hombre me recordaba mucho a Danzul, y ese era el motivo por el cual mis piernas ya no me responderían mucho más tiempo.
Disipé esa absurda idea de mi cabeza, Danny se había pasado leyendo toda la noche, y no había regresado a la carpa, de seguro y Marianne me regañaría por no haber pasado la noche en la carpa, y no haber actuado en la presentación.
¡Pero si no hice nada malo! Pensé exasperada, y eso era la verdad, simplemente ese hombre me escuchó, tan atentamente, como si de mi padre se tratase...y es que el calor de un padre nunca lo había tenido, y no es que lo necesitase. Lo necesitaba.
Estaba perdida en mis pensamientos, mientras caminaba en pleno mercado, ágilmente bailaba sobre mis pies esquivando como podía el gentío apurado que se aglomeraba en los distintos estantes. El sonido de los carruajes, del trote de los caballos, de los tacones de las mujeres, de los griteríos de los vendedores, el llanot de los niños y el crack crack de las masticadas, hacían una mescolanza de sonidos tan impresionantes, que simplemente atiné a sonreír, y me dediqué a girar por la vereda.
La naturaleza era parte de mí, y simplemente de lo más rudo que podría mostrar el entorno, podrías sacarle provecho.
Boom
-¡Auch!-me quejé cuando en pleno giro despreocupado; y tal vez totalmente extraño para el resto de la gente; terminé chocando contra algo duro y pesado, y entonces algunas cosas de metal cayeron al suelo.
Me giré y entonces miré asustada al hombre de casi 2 metros, robusto, gordo, totalmente desalineado, y entonces temblé.
-¡Niña estúpida! ¡ya ves lo que hiciste! -exclamó el hombre, y entonces la gran mano que tenía preso al burgués, se soltó y arremetió contra mí. -ven aquí pequeña sanguijuela asquerosa -gruñó entre dientes, y tomó una daga que estaba justo como muestra principal encima de la mesilla.
Los tipos como estos, no respetaban absolutamente nada, ni siquiera a sus clientes, suponía que ni a sus madres mismas. ¿Y qué podía hacer yo? ¿quedarme sin hacer nada y dejar que me rebanen? No, no señor.
No era ni fuerte, ni corpulenta, es más, a simple vista, podía pasar fácilmente como una muñeca de porcelana por todo mi físico. Pero no os equivoquéis, yo era una gitana, y ya saben lo que dicen de los gitanos. ¿verdad? Aunque no todo lo que se dice...sea verdad...
Me escabullí del filo oxidado que si bien y no me haría un corte, podía fácilmente dejarme un gran moretón en donde atinase, y quien sabe que más. Giré la mesilla y me puse justo detrás de alguien, no había visto bien la cara del hombre a quien ese gigante deforme había querido vender esas oxidadas piezas, y yo no necesitaba ser experta en eso para poder saber que esas dagas valían lo que ese hombre costaba. Nada más que pura....
Oh, sí, lo siento por mis pensamientos impuros Sr. Danny
Educación, Educación.
Me aferré de el ropaje costoso del hombre; ¡Por Los Dioses! si era también un gigante (cualquiera que midiera mas de 1.55 era un gigante); y alcé la mirada como un felino a punto de atacar
-¿Los de la clase alta solo sirven para mirar y no hacer nada?-jadeé asustada, aunque eso no quitaba la altanería de mis palabras. Para seros sinceros, ese hombre me recordaba mucho a Danzul, y ese era el motivo por el cual mis piernas ya no me responderían mucho más tiempo.
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Fecha de inscripción : 08/05/2011
Re: Le fou [Libre]
La decadencia de los modales hoy en día eran una exaltación, al ver todo el barullo que se estaba formando simplemente por unos simples objetos, me deleitaba con escenas detrás del hombre que me tenia agarrado, un pequeño que robaba fruta llevándola quizá para sus hermanos, quizá para su familia, todo se trataba de pobreza, de comercio, había recordado algo, tenia negocios en esta zona, tanto con los pesqueros como con algunos artículos antiguos, aunque personalmente jamás había venido a verlos, siempre me escondía en el anonimato, que mezclas tan mas inimaginables, los olores, los gritos, todo el sentido de la gente trabajadora, si bien a mí siempre me costó menos que a ellos tratándose de trabajo, era cierto que tampoco tenía unas manos hermosas, debido a cultivar ciertas semillas en el jardín de la mansión.
El panorama era dichoso, era mágico, como dirían algunos “otra dimensión” no había salido mucho por aquí, porque la gente, la relación con lugares concurridos se me hacia molesto, siempre me acarrearía problemas, sin embargo esto quedaría en mi mente marcado como nunca, como una bella pintura que solo dibuja trozos de la sociedad, de los pobres, que mas tardes nos tomaran a los ricos para ponerse en nuestra contra, a menos que “los ayudemos” de una manera corrupta y corrompida, porque esos somos los ricos, viciosos, avariciosos, repudiables, pocos, desafortunados aun pudriéndonos en riqueza, egoístas, poco solidarios y porque no decirlo Odiados, envidiados, desdichados, éramos la más pura basura que la sociedad tenia.
- Hágame un favor y suélteme… Más bien hágase el favor.
Le mire con ese destello que cambio mi mirada de cobalto a un rojo intenso, solo por unos segundos le permití ver aquellos dientes, aquellos colmillos, agrandándose, el hombre empezó a temblar, le hice mimos con la mano libre para que se callara o moriría, pero antes de que me soltara por completo los problemas habían empezado. Una mujer de una edad madura se había presentado, tenía un aspecto joven, pero aquel había arremetido contra ella, como pocas veces me anonade en la escena pues me pareció un poco encantadora y pintoresca, porque no había tenido la oportunidad de ver algo así en siglos, los gitanos siempre metiéndose en problemas, recuerdo un ejemplo claro de una gitana entonces, se veía que tenía todo bajo control cuando ella me reclamo ayuda, cuando casi insinuó que aquello había sido mi culpa.
- Lo siento señorita, pero parecía que usted lo tenía todo bajo control…
Le tome del brazo y la aferre a mí, porque ya había dejado muy claro que y quien era, aquel hombre no debía arremeter contra ninguno de los dos.
- Monsieur pida disculpas a la Señorita, si no quiere que lo lleve con las autoridades por este mal entendido y les cuente de esos “negocios”
Le murmure con voz firme y fuerte llamando la atención de todos… para que públicamente se detuvieran a mirar como aquel hombre rechoncho y mal educado era sucumbido ante “alguien superior” aunque no deseara hacerlo.
El panorama era dichoso, era mágico, como dirían algunos “otra dimensión” no había salido mucho por aquí, porque la gente, la relación con lugares concurridos se me hacia molesto, siempre me acarrearía problemas, sin embargo esto quedaría en mi mente marcado como nunca, como una bella pintura que solo dibuja trozos de la sociedad, de los pobres, que mas tardes nos tomaran a los ricos para ponerse en nuestra contra, a menos que “los ayudemos” de una manera corrupta y corrompida, porque esos somos los ricos, viciosos, avariciosos, repudiables, pocos, desafortunados aun pudriéndonos en riqueza, egoístas, poco solidarios y porque no decirlo Odiados, envidiados, desdichados, éramos la más pura basura que la sociedad tenia.
- Hágame un favor y suélteme… Más bien hágase el favor.
Le mire con ese destello que cambio mi mirada de cobalto a un rojo intenso, solo por unos segundos le permití ver aquellos dientes, aquellos colmillos, agrandándose, el hombre empezó a temblar, le hice mimos con la mano libre para que se callara o moriría, pero antes de que me soltara por completo los problemas habían empezado. Una mujer de una edad madura se había presentado, tenía un aspecto joven, pero aquel había arremetido contra ella, como pocas veces me anonade en la escena pues me pareció un poco encantadora y pintoresca, porque no había tenido la oportunidad de ver algo así en siglos, los gitanos siempre metiéndose en problemas, recuerdo un ejemplo claro de una gitana entonces, se veía que tenía todo bajo control cuando ella me reclamo ayuda, cuando casi insinuó que aquello había sido mi culpa.
- Lo siento señorita, pero parecía que usted lo tenía todo bajo control…
Le tome del brazo y la aferre a mí, porque ya había dejado muy claro que y quien era, aquel hombre no debía arremeter contra ninguno de los dos.
- Monsieur pida disculpas a la Señorita, si no quiere que lo lleve con las autoridades por este mal entendido y les cuente de esos “negocios”
Le murmure con voz firme y fuerte llamando la atención de todos… para que públicamente se detuvieran a mirar como aquel hombre rechoncho y mal educado era sucumbido ante “alguien superior” aunque no deseara hacerlo.
Última edición por Asagi Dunkelheit el Dom Mayo 29, 2011 3:34 am, editado 1 vez
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Le fou [Libre]
Hice un mohín perfecto. Inflé mis mofletes y luego mis cejas se juntaron frunciendo mi frente como una niña indignada al haberle sido arrebatado un dulce. En mi caso, había sido arrebatado mi orgullo, y eso, para un gitano, era incluso más valioso que la propia vida.
El hombre pareció haberse encogido. Su espada se curbó y sus ojos mostraron un miedo y sumisión absoluta. Su cuerpo fue rodeado por una especie de marea mágica. Una especie de trance basado en el temor humano, en la manipulación del interior de su cerebro.
Sus cesos estaban a la merced de ese ser.
-pare.-Jadeé. -¡Pare he dicho!-dije y me callé cuando me tomó del brazo. Yo temblé y lo miré fulminante. Me solté con fiereza. Como un gato asustado.
La gente mirada, murmuraba, observaba. De seguro y estarían pensando más que el atropello del hombre gigante y rechoncho, pensarían que el revuelo la había provocado yo.
-Lo tenía todo controlado...-mascullé -usted quiso intervenir...nunca lo obligué...-murmuré, clavando mis ojos verdes en los suyos. Me mantuve firme, sin dejarme engatusar por la magia de esa criatura, mantuve mi mirada, altanera y desafiante.
Luego recordé las palabras de Danny.
"Ser una gitana no significa que no tengas educaciín, ni que seas toda una dama, Layla"
¡Señor Danny! ¡Póngase en mi lugar!.
Mi cara de seguro mostró una mueca graciosa, ya que me había olvidado de respirar. -Contener la respiración cuando estás tratando de no caer en un embrujo embelesador, no es tan fácil como parece -
-Aún así -dije, y aclaré mi garganta. -Gracias.-dije de forma graciosa, aun con mi mirada algo desconfiada, pero aun así, más suavizada, como cuando le das a un gatito una razón por la cual no arañarte. -Y ahorrese sus disculpas...no necesito nada de un hombre tan asqueroso como usted -espeté con cierto rencor, no era algo personal contra el hombre rechoncho, pero sí, se parecía al hombre que me violó, y eso no lo quitaría nadie, así que sí, ¡que le den!.
La gente se dio a notar, y entonces la policía montada trotó. Un hombre con un traje de oficial montado a en un caballo grande, de color chocolate, se acercó y me miró. Sus ojos mostraban ese desprecio que un ser humano podría tener hacia otro que no era como ellos.
-Señor, ¿Esta...-me miró despectivamente -mujerzuela estaba causándole problemas?-dijo con su francés bien adornadito y falso.
Me contuve por no gritarle, pero poco me faltó. Iba a refutarle, iba a negarlo.
Dos oficiales salieron detrás, ellos a pie, y se acercaron a mí, mirándome dispuestos a agarrarme.
Estaba lista para correr, para irme y dejar atrás ese tonto mercado, pero entonces alcé la mirada al hombre de rasgos hermosos.
-¿Porqué mejor no usan sus cabezas en vez de sus entrepiernas para preguntar como fueron las cosas?...y dejan de estar acusando a otros solo por su estúpido racismo¡ ¡payos!
El hombre pareció haberse encogido. Su espada se curbó y sus ojos mostraron un miedo y sumisión absoluta. Su cuerpo fue rodeado por una especie de marea mágica. Una especie de trance basado en el temor humano, en la manipulación del interior de su cerebro.
Sus cesos estaban a la merced de ese ser.
-pare.-Jadeé. -¡Pare he dicho!-dije y me callé cuando me tomó del brazo. Yo temblé y lo miré fulminante. Me solté con fiereza. Como un gato asustado.
La gente mirada, murmuraba, observaba. De seguro y estarían pensando más que el atropello del hombre gigante y rechoncho, pensarían que el revuelo la había provocado yo.
-Lo tenía todo controlado...-mascullé -usted quiso intervenir...nunca lo obligué...-murmuré, clavando mis ojos verdes en los suyos. Me mantuve firme, sin dejarme engatusar por la magia de esa criatura, mantuve mi mirada, altanera y desafiante.
Luego recordé las palabras de Danny.
"Ser una gitana no significa que no tengas educaciín, ni que seas toda una dama, Layla"
¡Señor Danny! ¡Póngase en mi lugar!.
Mi cara de seguro mostró una mueca graciosa, ya que me había olvidado de respirar. -Contener la respiración cuando estás tratando de no caer en un embrujo embelesador, no es tan fácil como parece -
-Aún así -dije, y aclaré mi garganta. -Gracias.-dije de forma graciosa, aun con mi mirada algo desconfiada, pero aun así, más suavizada, como cuando le das a un gatito una razón por la cual no arañarte. -Y ahorrese sus disculpas...no necesito nada de un hombre tan asqueroso como usted -espeté con cierto rencor, no era algo personal contra el hombre rechoncho, pero sí, se parecía al hombre que me violó, y eso no lo quitaría nadie, así que sí, ¡que le den!.
La gente se dio a notar, y entonces la policía montada trotó. Un hombre con un traje de oficial montado a en un caballo grande, de color chocolate, se acercó y me miró. Sus ojos mostraban ese desprecio que un ser humano podría tener hacia otro que no era como ellos.
-Señor, ¿Esta...-me miró despectivamente -mujerzuela estaba causándole problemas?-dijo con su francés bien adornadito y falso.
Me contuve por no gritarle, pero poco me faltó. Iba a refutarle, iba a negarlo.
Dos oficiales salieron detrás, ellos a pie, y se acercaron a mí, mirándome dispuestos a agarrarme.
Estaba lista para correr, para irme y dejar atrás ese tonto mercado, pero entonces alcé la mirada al hombre de rasgos hermosos.
-¿Porqué mejor no usan sus cabezas en vez de sus entrepiernas para preguntar como fueron las cosas?...y dejan de estar acusando a otros solo por su estúpido racismo¡ ¡payos!
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Fecha de inscripción : 08/05/2011
Re: Le fou [Libre]
Otra vez los problemas no se hicieron esperar, de nueva cuenta ahí estaba ella, tan menudita peleando con aquel hombre necio que parecía no tener ni valor ni respeto, por nada, ni por nadie, ¿Qué le podía yo hacer?, ella también parecía no dejarse ayudar, <<Enserio Dunkelheit te has metido en problemas>> me dije a mis adentros. Era imposible hacerle entender a ambas personas necias, que tuvieran sutileza y respeto, en fin en este tipo de cosas no me podía meter por una simple razón, no era conocedor de estos mundos “Bajos” la gente solía ser majadera con cualquier cosa, yo había crecido con otra mentalidad, sin embargo ahora no me ayudaba, necesitaba un boleto para la suerte, un viaje seguro para salir de esto.
- ¡Por favor Paren de una vez!...
Musite con voz grave ante ambos que parecían perros y gatos, ella tenía las características de un felino orgullo y aquel hombre rechoncho de un perro viejo, demacrado y de pelea de mente muy cerrada sin duda, pero a ambos animales se le podían domar. Aunque claro yo era un intruso en su habitad.
- Parece que el gato orgulloso no necesita de mi ayuda…
Le dirigí ironía en mis palabras, cuando dijo que me había metido por mi propia cuenta, pero algo siempre se debe aprender, uno necesita hasta del más miserable, mientras campalmente le observaba ya sin decir nada, para meterme los problemas apenas se avecinaron y es que el alboroto para pedirle disculpas, para poder librar aquella batalla, estaba perdida. Por favor, una vez más no podía aceptar disculpas, ser dócil, amable y algo “Humana”, lo único que encontró en aquel robusto hombre fue más rencor, debía marcharme sin dudas del lugar, porque este no era mi sitio, lo que para mí “empezó como aventura” estaba terminando en un evidente “problema” , cuando volteo a verme porque las “Autoridades había llegado”.
Fue cuando escuche ese acento peculiar, cuando le vi montando en aquel caballo, con sus lacayos a un lado, y la chica actuando como si una vez más pudiera resolverlo todo, estaban a punto de llevarla a la cárcel y bien se sabe que una vez ahí le podrían cargar mas “problemas” para que fuera quemada, degollada o que se yo. El jefe de la autoridad, Dimitri, ¿Cuántas veces no había negociado con él y su corrupción? Demasiadas, así que ya éramos más que viejo amigos y en cuanto me vio, bajo del caballo, para saludarme.
- Conde Dunkelheit, ¿Qué lo trae por estos lugares que no son de su clase, al lado de una mujerzuela grosera y vulgar, y de un “intento de comerciante”?
- Curiosidad, pero le pido Monsieur Dimitri, se limite en su lenguaje, como vera, aquella a la que usted llama “Mujerzuela Barata” es mi guía por este lugar, el único que ha dado problemas, es aquel hombre, que ha intentado estafarme, con algunas piezas de mala calidad.
- ¿Enserio?... viéndolo así… ¡Dejen a la mujer!
Dio la orden enseguida y me acerque a ella, tomándola por los hombros mientras veía actuar a los demás para llevarse a aquel hombre, que solo sería multado un día encarcelado y nada más.
- Conde Dunkelheit, espero que le cuiden bien, este barrio está muy peligroso para alguien como usted, mis hombres estarán dando roda por su seguridad, ya sabe, cualquier cosa no dude en llamarme.
- Sera un placer ser custodiado por usted Dimitri, Nos vemos luego.
El oficial salió cabalgando rápidamente y como si fuera normal y natural, todo regresaba a tomar corriente. Ahí me encontraba de nuevo con la joven.
- Y decías que ¿Qué no era mi obligación intervenir?... Creo que carecemos de presentaciones… Ya lo haz odio…Dunkelheit… a sus ordenes Madame…
- ¡Por favor Paren de una vez!...
Musite con voz grave ante ambos que parecían perros y gatos, ella tenía las características de un felino orgullo y aquel hombre rechoncho de un perro viejo, demacrado y de pelea de mente muy cerrada sin duda, pero a ambos animales se le podían domar. Aunque claro yo era un intruso en su habitad.
- Parece que el gato orgulloso no necesita de mi ayuda…
Le dirigí ironía en mis palabras, cuando dijo que me había metido por mi propia cuenta, pero algo siempre se debe aprender, uno necesita hasta del más miserable, mientras campalmente le observaba ya sin decir nada, para meterme los problemas apenas se avecinaron y es que el alboroto para pedirle disculpas, para poder librar aquella batalla, estaba perdida. Por favor, una vez más no podía aceptar disculpas, ser dócil, amable y algo “Humana”, lo único que encontró en aquel robusto hombre fue más rencor, debía marcharme sin dudas del lugar, porque este no era mi sitio, lo que para mí “empezó como aventura” estaba terminando en un evidente “problema” , cuando volteo a verme porque las “Autoridades había llegado”.
Fue cuando escuche ese acento peculiar, cuando le vi montando en aquel caballo, con sus lacayos a un lado, y la chica actuando como si una vez más pudiera resolverlo todo, estaban a punto de llevarla a la cárcel y bien se sabe que una vez ahí le podrían cargar mas “problemas” para que fuera quemada, degollada o que se yo. El jefe de la autoridad, Dimitri, ¿Cuántas veces no había negociado con él y su corrupción? Demasiadas, así que ya éramos más que viejo amigos y en cuanto me vio, bajo del caballo, para saludarme.
- Conde Dunkelheit, ¿Qué lo trae por estos lugares que no son de su clase, al lado de una mujerzuela grosera y vulgar, y de un “intento de comerciante”?
- Curiosidad, pero le pido Monsieur Dimitri, se limite en su lenguaje, como vera, aquella a la que usted llama “Mujerzuela Barata” es mi guía por este lugar, el único que ha dado problemas, es aquel hombre, que ha intentado estafarme, con algunas piezas de mala calidad.
- ¿Enserio?... viéndolo así… ¡Dejen a la mujer!
Dio la orden enseguida y me acerque a ella, tomándola por los hombros mientras veía actuar a los demás para llevarse a aquel hombre, que solo sería multado un día encarcelado y nada más.
- Conde Dunkelheit, espero que le cuiden bien, este barrio está muy peligroso para alguien como usted, mis hombres estarán dando roda por su seguridad, ya sabe, cualquier cosa no dude en llamarme.
- Sera un placer ser custodiado por usted Dimitri, Nos vemos luego.
El oficial salió cabalgando rápidamente y como si fuera normal y natural, todo regresaba a tomar corriente. Ahí me encontraba de nuevo con la joven.
- Y decías que ¿Qué no era mi obligación intervenir?... Creo que carecemos de presentaciones… Ya lo haz odio…Dunkelheit… a sus ordenes Madame…
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Le fou [Libre]
La educación, señor Danny, parece que no fue hecha para mí. Yo era una gitana, y eso no justificaba, al contrario, más de una vez pude haber pasado desapercibida en una de las fiestas de mi amiga Jacqueline, claro, cuando me mantenía con el perfil bajo -aunque mi aspecto no me ayudaba en nada -o cuando simplemente sonreía con respeto y...¿como decían? ¡oh, sí! estiramiento.
Debía protestar, su ironía me hizo fulminarle con la mirada ¿y qué más se podía esperar de una muchacha que creció sin un padre, con la mayoría de gente ladronzuela y soez, con un hombre que la violó a sus tristes 15 años, y ahora, viviendo tan independientemente como una mujer adulta, con tan solo 18 años?. Aunque esa edad era suficiente como para ser madre de dos hijos de 2 y 3 años.
Iba a abrir mi boca, y dejar salir mi voz indignada ante su "gato orgulloso" Çporqué todos me catalogaban como uno? ¿acaso en vez de hablar decía miau? ¡que os den!.
Me mantuve sólo con mi silencio, tragándome mis palabras, si decía algo, empeoraría las cosas. Era temeraria, impulsiva, altanera, poco dócil y sin mucho tacto al expresarme pero...sobretodo, era inteligente, y sabía que no solucionaría nada dejándome llevar por mi lado "felino".
Escuchándolo bien...sonaba realmente gracioso...
-Exacto, su....Guía...-acoté con la voz suave, más calmada, aunque no quitaba el aire de orgullo y de indomabilidad que poseía. Lo miré, de reojo, a ese hombre tan alto y tan blanco como la misma nieve. Yo era igual de blanca, con labios rosados y mejillas rosadas. ¡Y e hay la diferencia!. Alcé una ceja, ante el comportamiento de perro fiel del comandante.
Contuve el impulso de quitarle su mano de mi hombro, aunque su tacto fue como una corriente que me congeló hasta la médula, era diferente al del señor Danny.
Cuando se fueron a trote, alcé la mirada para ver los ojos del señor...¿cuál era su apellido?, ¿porqué todos tenían apellidos extraños?, sus ojos iban recuperando el hermoso color anterior.
Esperen...
¿Hermoso?.
[color=red]-Ok, primero, quite su brazo "caballero" segundo, no soy "Madame"[/color[-dije con el ceño fruncido, y luego esbocé una leve sonrisa ¿porqué sonreía? -Mi nombre es Layla, que significa anochecer. -dije y suspiré -Y...señor...Dun...Dun...-dije y mi noruego y francés salieron a flote...
Me sonrojé por mi acento y lenguaje mezclados -Mejor, Señor. D. Aun no soy muy buena con los acentos-musité avergonzada.
Debía protestar, su ironía me hizo fulminarle con la mirada ¿y qué más se podía esperar de una muchacha que creció sin un padre, con la mayoría de gente ladronzuela y soez, con un hombre que la violó a sus tristes 15 años, y ahora, viviendo tan independientemente como una mujer adulta, con tan solo 18 años?. Aunque esa edad era suficiente como para ser madre de dos hijos de 2 y 3 años.
Iba a abrir mi boca, y dejar salir mi voz indignada ante su "gato orgulloso" Çporqué todos me catalogaban como uno? ¿acaso en vez de hablar decía miau? ¡que os den!.
Me mantuve sólo con mi silencio, tragándome mis palabras, si decía algo, empeoraría las cosas. Era temeraria, impulsiva, altanera, poco dócil y sin mucho tacto al expresarme pero...sobretodo, era inteligente, y sabía que no solucionaría nada dejándome llevar por mi lado "felino".
Escuchándolo bien...sonaba realmente gracioso...
-Exacto, su....Guía...-acoté con la voz suave, más calmada, aunque no quitaba el aire de orgullo y de indomabilidad que poseía. Lo miré, de reojo, a ese hombre tan alto y tan blanco como la misma nieve. Yo era igual de blanca, con labios rosados y mejillas rosadas. ¡Y e hay la diferencia!. Alcé una ceja, ante el comportamiento de perro fiel del comandante.
Contuve el impulso de quitarle su mano de mi hombro, aunque su tacto fue como una corriente que me congeló hasta la médula, era diferente al del señor Danny.
Cuando se fueron a trote, alcé la mirada para ver los ojos del señor...¿cuál era su apellido?, ¿porqué todos tenían apellidos extraños?, sus ojos iban recuperando el hermoso color anterior.
Esperen...
¿Hermoso?.
[color=red]-Ok, primero, quite su brazo "caballero" segundo, no soy "Madame"[/color[-dije con el ceño fruncido, y luego esbocé una leve sonrisa ¿porqué sonreía? -Mi nombre es Layla, que significa anochecer. -dije y suspiré -Y...señor...Dun...Dun...-dije y mi noruego y francés salieron a flote...
Me sonrojé por mi acento y lenguaje mezclados -Mejor, Señor. D. Aun no soy muy buena con los acentos-musité avergonzada.
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Re: Le fou [Libre]
Impecable ahora, más tranquila pero con esa personalidad muy quisquillosa, me encantaba admirar la gente que tomaba todo con un toque de diversión, yo no podía ser así, pero podía aprender algunas cosas, quizá un poco, deseaba que me acompañara <<Dunkelheit de nuevo aprovechándote no es ¿Así?>> ¡Hazme el favor de callar y escucharme!... Es ahora cuando tengo la oportunidad de soportar el silencio de algo interesante, bueno le he salvado la vida por así decirlo, así que me “debía cierto favor”, sonaba desgraciado aquello, pero enserio no había manera de conocer “Al necio” de otra manera, acomode mi cabello y la tome del brazo y como mujer “burguesita” la guie por un camino que yo mismo no conocía, esperaba que no se enojara, porque ahora la diversión empezaba o al menos para mí lo era. Me encontraba en algo divertido.
Su nombre además, de hermoso se me hacia tan conocido, ¡Ah sí ya recordaba! Conocí a una mujer con el mismo nombre siempre tan triste y con ese cabello quebradizo como el de ella, mirándola se parecía demasiado, mucho a decir verdad, solo físicamente porque a juzgar por la personalidad ella “era un gato huraño” siempre me encontraba con ese tipo de gente hasta ahora.
- Layla… No soy el “Señor D.”… se que el acento Alemán de mi apellido no es muy hermoso, pero solo puedes llamarme Asagi y serás mi guía…. Quisiera si me lo permites… hacer una presentación digna de mí.
Me detuve y le tome la mano llevándola a mis labios, donde se posaron como una mariposa sobre una flor en un beso de caballerosidad y le entregue una rosa que siempre llevaba en la chaqueta del traje.
- Asagi… Del significado “Azul como el mar”… Aunque lo único Azul son mis ojos… Dígame Layla ¿Desea acompañarme y mostrarme este lugar que parece conocer bien?
Esperaba que nada pareciera un juego, no quería que se me juzgase antes de conocerme, seria de clase alta pero no tan patán como solía comportarme, tenía un lado amable y sencillo sobre todo eso sencillez.
Su nombre además, de hermoso se me hacia tan conocido, ¡Ah sí ya recordaba! Conocí a una mujer con el mismo nombre siempre tan triste y con ese cabello quebradizo como el de ella, mirándola se parecía demasiado, mucho a decir verdad, solo físicamente porque a juzgar por la personalidad ella “era un gato huraño” siempre me encontraba con ese tipo de gente hasta ahora.
- Layla… No soy el “Señor D.”… se que el acento Alemán de mi apellido no es muy hermoso, pero solo puedes llamarme Asagi y serás mi guía…. Quisiera si me lo permites… hacer una presentación digna de mí.
Me detuve y le tome la mano llevándola a mis labios, donde se posaron como una mariposa sobre una flor en un beso de caballerosidad y le entregue una rosa que siempre llevaba en la chaqueta del traje.
- Asagi… Del significado “Azul como el mar”… Aunque lo único Azul son mis ojos… Dígame Layla ¿Desea acompañarme y mostrarme este lugar que parece conocer bien?
Esperaba que nada pareciera un juego, no quería que se me juzgase antes de conocerme, seria de clase alta pero no tan patán como solía comportarme, tenía un lado amable y sencillo sobre todo eso sencillez.
- Spoiler:
- Quisiera pedirle una disculpa aunque se de esta forma, se que la respuesta o es demasiada corta o carece de lo que me caracteriza normalmente, pero mi salud no está en condiciones adecuadas, espero no le moleste, no he querido descuidar mi tema en algún momento con usted así que he respondido “como se debe” hasta ahora, espero seguir haciéndolo y que perdone la demora, si he de tener otra gran demora en los próximos día pido me disculpe, pero dudo que suceda, así que a partir de ahora, mis respuestas serán como anteriormente, rápidas y Mejores… Muchísimas Gracias por ser paciente… Asagi Dunkelheit desea que lo pase muy bien.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Le fou [Libre]
Rodé los ojos, su voz pronunciar mi nombre me hizo estremecer, pero mantuve mi compostura, ¿tal vez se debía a que su francés era tan envidiable? Sí, debía ser eso, o tal vez era el hecho de que con Hombres, mi actitud siempre era tan arisca como un gato callejero, maltratado y desconfiado.
Ambas.
Me tomó por sorpresa su gesto, y entonces retrocedí y quité mi mano, llevandola a mi pecho, como un gato arisco, lo fulminé, y estaba tentada a decir un no rotundo, un NO con letras mayúsculas.
-No. -dije, y entonces el aroma de la flor me perturbó, me gustaban las flores, demasiado, a pesar de haber venido de un hombre. Para seros sincera, era la primera vez que un hombre me daba una flor, no porque no quisiesen, sino porque mi carácter casi nunca les daba la pista de conocer mi lado "femenino". Siempre a la defensiva, con orgullo y altivez, como todo buen gitano.
-...Ughh....-dije, dudando, ¿coger o no coger?. Esa rosa era tan hermosa...
¡Bah! Una rosa no tiene la culpa de tal dueño
-Las rosas, no deberían ser regaladas así por así, ni ser llevadas como usted las llevas, mucho menos, sacarlas de su hogar...-dije, y abracé a la rosa contra mí, misma, que se fue confundiendo con el rojo de mis hebras caídas hacia delante
-Pero...Se podría decir, que me hizo un...-mordí mi labio inferior -Favor, y no creo que sea malo serle de...Guía...pero...podría evitar el contacto sorpresivo de ahora?, no soy una burguesa, tampoco soy una mujer de la realeza, aunque sea mujer, tráteme como alguien de su igual, con respeto y nada de ...ah...esas costumbres payas de vosotros...-condicioné con una mueca muy parecida a un puchero -¡oh! y no me responsabilizo de los lugares que visitemos....asi que hable ahora o calle para siempre, Sr. D.-Dije, sonriendo tan radiante. Si todo el mundo le llamaba Asagi o tal vez por su apellido. ¿Porqué no ser la única que lo llamase Sr. D?
Ambas.
Me tomó por sorpresa su gesto, y entonces retrocedí y quité mi mano, llevandola a mi pecho, como un gato arisco, lo fulminé, y estaba tentada a decir un no rotundo, un NO con letras mayúsculas.
-No. -dije, y entonces el aroma de la flor me perturbó, me gustaban las flores, demasiado, a pesar de haber venido de un hombre. Para seros sincera, era la primera vez que un hombre me daba una flor, no porque no quisiesen, sino porque mi carácter casi nunca les daba la pista de conocer mi lado "femenino". Siempre a la defensiva, con orgullo y altivez, como todo buen gitano.
-...Ughh....-dije, dudando, ¿coger o no coger?. Esa rosa era tan hermosa...
¡Bah! Una rosa no tiene la culpa de tal dueño
-Las rosas, no deberían ser regaladas así por así, ni ser llevadas como usted las llevas, mucho menos, sacarlas de su hogar...-dije, y abracé a la rosa contra mí, misma, que se fue confundiendo con el rojo de mis hebras caídas hacia delante
-Pero...Se podría decir, que me hizo un...-mordí mi labio inferior -Favor, y no creo que sea malo serle de...Guía...pero...podría evitar el contacto sorpresivo de ahora?, no soy una burguesa, tampoco soy una mujer de la realeza, aunque sea mujer, tráteme como alguien de su igual, con respeto y nada de ...ah...esas costumbres payas de vosotros...-condicioné con una mueca muy parecida a un puchero -¡oh! y no me responsabilizo de los lugares que visitemos....asi que hable ahora o calle para siempre, Sr. D.-Dije, sonriendo tan radiante. Si todo el mundo le llamaba Asagi o tal vez por su apellido. ¿Porqué no ser la única que lo llamase Sr. D?
- Spoiler:
- En primer lugar...¿Estás bien? Es decir, no te preocupes, Primero que todo es tu salud, y pues lo único que espero de vos es que te mejores así que tus disculpas están de más, fueron motivos de fuerza mayor así que no te preocupes por eso ¿vale? Descansa lo mejor posible así que ¡animo!, no me gustaría que te pusieras malito ^_^
Att: Lady y User.
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Re: Le fou [Libre]
Las personas solían ser bastante directas y sinceras pero aquella mujer me ponía de unos ánimos bastantes peculiares, era algo que no me esperaba, ciertamente una persona diferente a la que su nombre significaba, pero eso la hacía más interesante con el paso de los minutos, cada mueca, cada gesto que en ese lienzo blanco llamado rostro mostraba era quisquilloso, además parecía que tenía mucho de donde agarrar para poder seguir aventurándome por los bajos mundos siempre se encuentra algo nuevo.
- Las llevo así porque es mi sello personal, las cargo a un lado de mi pecho porque su rojo es como la sangre que bombea mi corazón, porque al conocer a alguien se que lo hago con una buena intensión, su hogar es en mi jardín cultivada con mis propias manos y les veo felices cuando otras personas les admiran, porque ellas en montón se sienten comunes pero al ser llevadas en otras manos adquieren el valor que la persona les ve en ese instante.
Desde ¿Cuándo ser educado es payaso? Aquí la payasa era otra persona que el orgullo le resaltaba hasta en el cabello, pero no, no me iba a dejar llevar, es más personas así me interesaban tenerlas en mi juego <<Es justo para ti ¿No es así?... ¿Qué pretendemos ahora? Dunkelheit o diría “D”… recuerdas así te llamaba tu padre… y aquel viejo brujo que ponía armonía en tu mano >>… “Es hora de que calles, sabes bien, que es un humano… solo eso, podremos tener más a nuestro favor… solo espera y veras como avanzan las piezas en el tablero”.
- Vaya pensé que ser caballeroso no era una payasada pero si así lo considera usted, está bien, no le vuelvo a tocar. Y no se preocupe, que de lugares, he ido a bastantes y respiro… No hay nada a lo que le tenga miedo…
<<Eso es porque nadie conoce tú historia y la que has escruto es falsa>> “Exacto quien diría que aquí estoy nuevamente pero tranquilo que lo de “D” Me hace sentir un hervor delicioso en la sangre, ¿Qué a ti no?... <<Estoy de acuerdo mi Rey de Dunkelheit>>
- Y otra cosa… No eres la única persona que me ha llamado “D” contigo suman tres pero las otras dos perecieron en el camino.
Susurre a su oído en cuanto le solté para ver a donde me guiaba.
- Las llevo así porque es mi sello personal, las cargo a un lado de mi pecho porque su rojo es como la sangre que bombea mi corazón, porque al conocer a alguien se que lo hago con una buena intensión, su hogar es en mi jardín cultivada con mis propias manos y les veo felices cuando otras personas les admiran, porque ellas en montón se sienten comunes pero al ser llevadas en otras manos adquieren el valor que la persona les ve en ese instante.
Desde ¿Cuándo ser educado es payaso? Aquí la payasa era otra persona que el orgullo le resaltaba hasta en el cabello, pero no, no me iba a dejar llevar, es más personas así me interesaban tenerlas en mi juego <<Es justo para ti ¿No es así?... ¿Qué pretendemos ahora? Dunkelheit o diría “D”… recuerdas así te llamaba tu padre… y aquel viejo brujo que ponía armonía en tu mano >>… “Es hora de que calles, sabes bien, que es un humano… solo eso, podremos tener más a nuestro favor… solo espera y veras como avanzan las piezas en el tablero”.
- Vaya pensé que ser caballeroso no era una payasada pero si así lo considera usted, está bien, no le vuelvo a tocar. Y no se preocupe, que de lugares, he ido a bastantes y respiro… No hay nada a lo que le tenga miedo…
<<Eso es porque nadie conoce tú historia y la que has escruto es falsa>> “Exacto quien diría que aquí estoy nuevamente pero tranquilo que lo de “D” Me hace sentir un hervor delicioso en la sangre, ¿Qué a ti no?... <<Estoy de acuerdo mi Rey de Dunkelheit>>
- Y otra cosa… No eres la única persona que me ha llamado “D” contigo suman tres pero las otras dos perecieron en el camino.
Susurre a su oído en cuanto le solté para ver a donde me guiaba.
- Spoiler:
- Muchas gracias por preguntar estoy bien, solo una gripe supongo y otros problema secundarios que he tenido atacándome de tres meses para acá pero seré más consciente de mi salud.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Le fou [Libre]
Y entonces no pude contener la risa, quería parecer arisca, pero mi naturaleza salió a flote, mi escudo se desquebrajó un poco ¿conocer al Sr. Danny me hizo más vulnerable? No, simplemente me hizo más humana.
-Creo que no entiende mi acento...ni mi dialecto...-dije tratando de ahogar mi risa, pero simplemente me ví tan radiante como un rayo de sol primaveral -Es el problema por el cual no me gusta tratar con burgueses-No era francesa, pero hablaba francés, yo pertenecía a un país escandinavo, donde el dialecto era totalmente diferente, pero similar ¿ambiguo? lo dudaba, era pura verdad.
-Con "costumbres payas" me refería a costumbres de vosotros....em...."Payos" es la palabra con que catalogamos a las personas que no son...gitanas...-dije, haciendo una mueca muy similar a una sonrisa tan dulce. No porque yo quisiera soltar, simplemente había aflorado.
Me estremecí ante su comentario, y lo miré con el ceño fruncido
-Es una pena que hayan perecido, no tengo la intensión de correr la misma suerte, Sr. D-dije, y acentué bien mi francés.
Me alejé de él, su contacto era demasiado peligroso para mi pobre corazón, mente y vulnerabilidad.
-y deje las intimidaciones señor -dije, con un puchero -Soy una mujer con muchas sorpresas -dije y sonreí, con mis manos atrás y mis talones juntos, toda una "niña buena" -¿Y bien Sr. de las flores, ¿donde desea que lo lleve?
-Creo que no entiende mi acento...ni mi dialecto...-dije tratando de ahogar mi risa, pero simplemente me ví tan radiante como un rayo de sol primaveral -Es el problema por el cual no me gusta tratar con burgueses-No era francesa, pero hablaba francés, yo pertenecía a un país escandinavo, donde el dialecto era totalmente diferente, pero similar ¿ambiguo? lo dudaba, era pura verdad.
-Con "costumbres payas" me refería a costumbres de vosotros....em...."Payos" es la palabra con que catalogamos a las personas que no son...gitanas...-dije, haciendo una mueca muy similar a una sonrisa tan dulce. No porque yo quisiera soltar, simplemente había aflorado.
Me estremecí ante su comentario, y lo miré con el ceño fruncido
-Es una pena que hayan perecido, no tengo la intensión de correr la misma suerte, Sr. D-dije, y acentué bien mi francés.
Me alejé de él, su contacto era demasiado peligroso para mi pobre corazón, mente y vulnerabilidad.
-y deje las intimidaciones señor -dije, con un puchero -Soy una mujer con muchas sorpresas -dije y sonreí, con mis manos atrás y mis talones juntos, toda una "niña buena" -¿Y bien Sr. de las flores, ¿donde desea que lo lleve?
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Re: Le fou [Libre]
- ¡Qué persona tan arisca!...
Dije en un tono de sorpresa y de mucha alegría, mirándole, esa hermosa cara, ese cabello tan enmarañado, sin dudas casi un minino, pero bueno, “le gato perdido” era yo no ella, hay gente para todo y hay gente que comprende y gente que no. Así que aquí estaba de nuevo topándome con alguien, interesante podría tornarse o un delirio y verdadero dolor de cabeza.
- No me interesa intimidarle solo que esa forma en la que me ha llamado, me trae recuerdos pocos gratos, “Cierta persona de la muchedumbre a mi servicio lo hace con frecuencia” y quien me dio la vida también lo solía hacer. En fin, burgués o no aquí me tiene.
Sonreí como un chiquillo estúpido, vaya forma de engatusar a alguien, si quisiera podía tomar su cuello entre mis manos, llevarla a un lugar poco concurrido y penetrar con estos colmillos su blanca y fresca piel, arrancarle el corazón y beberlo como una esponja, pero por ahora no tenía pensado eso, si las circunstancias se presentaban bien podría hacerlo, incluso ver “su pasado” pero prefería que ahorrara sus energías.
- Veamos, quisiera explorar buenas librerías, que me enseñe la compra/venta de todos los productos, como es que funcionan en minoría y en mayoría y que me enseñe cuando alguien quiere “estafar a un inocente”
Caminamos un poco más, demasiada gente para ser tan tarde, las luces se encendían, la gente gritaba, muchas personas cargaban frutas, verduras, de todo un poco, muebles quizá robados, algunas cosas de valor, droga, de todo, era un circo para mí.
Dije en un tono de sorpresa y de mucha alegría, mirándole, esa hermosa cara, ese cabello tan enmarañado, sin dudas casi un minino, pero bueno, “le gato perdido” era yo no ella, hay gente para todo y hay gente que comprende y gente que no. Así que aquí estaba de nuevo topándome con alguien, interesante podría tornarse o un delirio y verdadero dolor de cabeza.
- No me interesa intimidarle solo que esa forma en la que me ha llamado, me trae recuerdos pocos gratos, “Cierta persona de la muchedumbre a mi servicio lo hace con frecuencia” y quien me dio la vida también lo solía hacer. En fin, burgués o no aquí me tiene.
Sonreí como un chiquillo estúpido, vaya forma de engatusar a alguien, si quisiera podía tomar su cuello entre mis manos, llevarla a un lugar poco concurrido y penetrar con estos colmillos su blanca y fresca piel, arrancarle el corazón y beberlo como una esponja, pero por ahora no tenía pensado eso, si las circunstancias se presentaban bien podría hacerlo, incluso ver “su pasado” pero prefería que ahorrara sus energías.
- Veamos, quisiera explorar buenas librerías, que me enseñe la compra/venta de todos los productos, como es que funcionan en minoría y en mayoría y que me enseñe cuando alguien quiere “estafar a un inocente”
Caminamos un poco más, demasiada gente para ser tan tarde, las luces se encendían, la gente gritaba, muchas personas cargaban frutas, verduras, de todo un poco, muebles quizá robados, algunas cosas de valor, droga, de todo, era un circo para mí.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Le fou [Libre]
-Entonces le parece si le llamo simplemente... ¿Asagi? -pregunté, era terca, pero...si eso le hacía tener malos recuerdos, no era quien para provocarlos, yo lo entendía, yo también tenía recuerdos que rogaba no recordarlos, y cada vez que lo hacía era un tortura...si pudiese evitar esas memorias, lo haría...pero estas estaban impregnadas en mi cuerpo...
-O como a usted le guste Sr. -sonreí, candidamente, comprensivo, bailando sobre mis pies mientras caminaba -¿librerías? Hay una muy grande en el centro, y está abastecida con libros muy interesantes...a pesar de que el ingreso a esta es limitada solamente a los de la clasa alta, así que y bien usted podría ir a visitarla, aunque por mi parte...creo que podría acompañarlo hasta la puerta..-le dije, sin importarme mucho, me había colado a la misma unas cuantas veces, no es como si mi apariencia fuera precisamente de una gitana, Blanca, peliroja, ojos verdes...
-Entonces...me puede decir de dónde es usted y porqué precisamente....¿París?
-O como a usted le guste Sr. -sonreí, candidamente, comprensivo, bailando sobre mis pies mientras caminaba -¿librerías? Hay una muy grande en el centro, y está abastecida con libros muy interesantes...a pesar de que el ingreso a esta es limitada solamente a los de la clasa alta, así que y bien usted podría ir a visitarla, aunque por mi parte...creo que podría acompañarlo hasta la puerta..-le dije, sin importarme mucho, me había colado a la misma unas cuantas veces, no es como si mi apariencia fuera precisamente de una gitana, Blanca, peliroja, ojos verdes...
-Entonces...me puede decir de dónde es usted y porqué precisamente....¿París?
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Re: Le fou [Libre]
- Me parece muy bien Asagi, me gusta que entremos más en confianza.
Lance una sonrisa al cielo, mirando lo estrellado que estaba por esos borbotones que me hacían la noche tan amena, pero más aun dirigí esa hermosa sonrisa a mi compañera, de un momento a otro su personalidad de vio opacada como la luz a la oscuridad mi mente daba vueltas y una sola pregunta ¿Yo cause eso?, de verdad no quería ponerla mal.
- Pues si he estado en la librería, pero lo que deseo es algo diferente, y estar a su lado esta noche, el tiempo que me sea permitido, a veces tanta elegancia aburre…
Musite dándole pequeñas palmadas en la espalda como si fuera una niña esta vez me vi un poco más “amable”, me preocupaba el porqué de su cambio radical, seguro que como siempre dije algo estúpido.
- Buena pregunta… Realmente no sé bien donde nací, cuenta mi mayordomo que fue aquí en parís, hace ya más de seis mil veintiún años, bueno lo que era parís en ese entonces, mis padres “viajaban” y creo que mi madre me trajo al mundo en esta ciudad y aunque llevo poco tiempo viviendo aquí solo había venido por asuntos y enemigos, negocios y placeres… que aun sigo descubriendo se dice que esta ciudad es como un mundo muy aparte sobre el cual se postra.
Eso era demasiada información, jamás la había soltado así porque sí. Pero bueno la ocasión ameritaba, ojala confiase en mí, porque quería conocerle, quería tratarle, esa era parte de la diversión en parís, conocer gente.
Lance una sonrisa al cielo, mirando lo estrellado que estaba por esos borbotones que me hacían la noche tan amena, pero más aun dirigí esa hermosa sonrisa a mi compañera, de un momento a otro su personalidad de vio opacada como la luz a la oscuridad mi mente daba vueltas y una sola pregunta ¿Yo cause eso?, de verdad no quería ponerla mal.
- Pues si he estado en la librería, pero lo que deseo es algo diferente, y estar a su lado esta noche, el tiempo que me sea permitido, a veces tanta elegancia aburre…
Musite dándole pequeñas palmadas en la espalda como si fuera una niña esta vez me vi un poco más “amable”, me preocupaba el porqué de su cambio radical, seguro que como siempre dije algo estúpido.
- Buena pregunta… Realmente no sé bien donde nací, cuenta mi mayordomo que fue aquí en parís, hace ya más de seis mil veintiún años, bueno lo que era parís en ese entonces, mis padres “viajaban” y creo que mi madre me trajo al mundo en esta ciudad y aunque llevo poco tiempo viviendo aquí solo había venido por asuntos y enemigos, negocios y placeres… que aun sigo descubriendo se dice que esta ciudad es como un mundo muy aparte sobre el cual se postra.
Eso era demasiada información, jamás la había soltado así porque sí. Pero bueno la ocasión ameritaba, ojala confiase en mí, porque quería conocerle, quería tratarle, esa era parte de la diversión en parís, conocer gente.
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Re: Le fou [Libre]
Me sorprendí con su...¿Muestra de amabilidad?. Y lo miré, extrañada. La gente podía cambiar de humor tan fácilmente que incluso yo me incluía en "ese" tipo de gente.
-¿Conmigo?-Reí, una risa que de gracia no tenía nada, más bien, sería una especie de sonrisa sarcásticas, de esas que a menudo soltaba. -Trabajar en un circo me hace una distracción pero...no estoy en él...no me haga objeto para mitigar su descontento con su "elegancia"-dije, algo ácida, y luego suspiré, yo era tan cambiante como ....como...¿como un gato? Dios...cada vez y sus palabras me hacían perder la cordura.
Escuché atenta mientras me trepaba en la acera, y caminaba por el bordillo, extendiendo mis manos, como planeando, manteniendo el equilibrio, quería ser la que caminase en la cuerda...pero siempre decían que mis aptitudes eran para la adivinación, y sobre todo, la danza y el canto. ¡Há!
-Pues, si nació en este lugar...creo que es bendecido por ella... -dije, justo cuando había un poste de lámpara y entonces me apoyé en este y le dí la vuelta, y brinqué justo frente a él, deteniendo su paso -Espero que ahora, su estadía aquí sea más por placer que por enemigos...no es bueno tenerlos...oigame lo que le digo...soy una gitana...puedo arremeter contra su confianza...pero...-dije, con mis ojos levemente entrecerrados, y mis orbes esmeraldas clavados en los suyos. Tenía que alzar mi rostro para poder mantener la mirada pero...sus ojos...Dioses...sus ojos podrían ahogarme, aunque claro, yo sabía nadar.
-Pero no lo haré...-susurré y sonreí, bajando la mirada y continuando -Así que...le parece si lo llevo a un lugar fuera de aquí...?...seguro le encantará...así que...-dije y extendí mi mano, nunca lo hacía, pero me daba la impresión de que si no sujetaba su mano...lo perdería de vista, se esfumaría por arte de magia...y clavaría sus colmillos en mi yugular..dejándome en pleno éxtasis. No me podía dar el lujo de que mis "premoniciones" se hicieran realidad.
-Ah, y me sentiría más comoda que me llamara por mi nombre-musité
-¿Conmigo?-Reí, una risa que de gracia no tenía nada, más bien, sería una especie de sonrisa sarcásticas, de esas que a menudo soltaba. -Trabajar en un circo me hace una distracción pero...no estoy en él...no me haga objeto para mitigar su descontento con su "elegancia"-dije, algo ácida, y luego suspiré, yo era tan cambiante como ....como...¿como un gato? Dios...cada vez y sus palabras me hacían perder la cordura.
Escuché atenta mientras me trepaba en la acera, y caminaba por el bordillo, extendiendo mis manos, como planeando, manteniendo el equilibrio, quería ser la que caminase en la cuerda...pero siempre decían que mis aptitudes eran para la adivinación, y sobre todo, la danza y el canto. ¡Há!
-Pues, si nació en este lugar...creo que es bendecido por ella... -dije, justo cuando había un poste de lámpara y entonces me apoyé en este y le dí la vuelta, y brinqué justo frente a él, deteniendo su paso -Espero que ahora, su estadía aquí sea más por placer que por enemigos...no es bueno tenerlos...oigame lo que le digo...soy una gitana...puedo arremeter contra su confianza...pero...-dije, con mis ojos levemente entrecerrados, y mis orbes esmeraldas clavados en los suyos. Tenía que alzar mi rostro para poder mantener la mirada pero...sus ojos...Dioses...sus ojos podrían ahogarme, aunque claro, yo sabía nadar.
-Pero no lo haré...-susurré y sonreí, bajando la mirada y continuando -Así que...le parece si lo llevo a un lugar fuera de aquí...?...seguro le encantará...así que...-dije y extendí mi mano, nunca lo hacía, pero me daba la impresión de que si no sujetaba su mano...lo perdería de vista, se esfumaría por arte de magia...y clavaría sus colmillos en mi yugular..dejándome en pleno éxtasis. No me podía dar el lujo de que mis "premoniciones" se hicieran realidad.
-Ah, y me sentiría más comoda que me llamara por mi nombre-musité
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Fecha de inscripción : 08/05/2011
Re: Le fou [Libre]
- Bien Layla, entonces guíame, que esta noche estoy a tu merced, he de conocer de ti, tanto como has conocido de mí…
Tome su mano, era ahora una pequeña inquieta, con una dulce sensación, pero un arma de doble filo y hermosa he de admitir, sin embargo nuestros camino se habían entrelazado, lo importante era saber que nos esperaba, así que por ahora me dejaría guiar por sus conocimientos, casi era nuevo y no conocía del todo, estar en la burguesía era aburrido pura hipocresía, negocios aparentemente limpios, quitándole todo a los pobres, exprimiéndolos solo para que ellos compren la elegante joya, la ropa, o algún perfume horrible.
- No sé porque, lo que digo se mal interpreta, me disculpo, no quise decir que fueras una distracción, esto no lo tomes a mal, pero quizá podríamos socializar y ser conocidos.
Solté un bufido, esperando su reacción, me hago responsable de las risas internase es que era como un minino callejero que no se deja acariciar por alguien.
- No soy bendito, lo dudo, aun así es buena ciudad, mi estancia hasta ahora es tranquila, pensé que sería más difícil y terminaría por odiar este lugar, pero la verdad es que he encontrado lo que quiero y lo que no también.
Caminaba con paz y tranquilidad, cuando le mire de pronto cortar mi paso, fue tan rápido, como si aun rio le cayera una tonelada de piedras de la nada y dejara de fluir, acumulándose ahí.
- ¿Confianza?, si, se que de un ser como yo nadie se puede fiar, Layla, ten por seguro que no hare nada, al menos no contigo… he conocido pocos gitanos, y se de lo que son capaz.
<< ¿Dónde quedo el maestro de la mentira?>> Aun vive, tranquilo espera… Solo un poco más y veras la intensión de mis decisiones.
Tome su mano, era ahora una pequeña inquieta, con una dulce sensación, pero un arma de doble filo y hermosa he de admitir, sin embargo nuestros camino se habían entrelazado, lo importante era saber que nos esperaba, así que por ahora me dejaría guiar por sus conocimientos, casi era nuevo y no conocía del todo, estar en la burguesía era aburrido pura hipocresía, negocios aparentemente limpios, quitándole todo a los pobres, exprimiéndolos solo para que ellos compren la elegante joya, la ropa, o algún perfume horrible.
- No sé porque, lo que digo se mal interpreta, me disculpo, no quise decir que fueras una distracción, esto no lo tomes a mal, pero quizá podríamos socializar y ser conocidos.
Solté un bufido, esperando su reacción, me hago responsable de las risas internase es que era como un minino callejero que no se deja acariciar por alguien.
- No soy bendito, lo dudo, aun así es buena ciudad, mi estancia hasta ahora es tranquila, pensé que sería más difícil y terminaría por odiar este lugar, pero la verdad es que he encontrado lo que quiero y lo que no también.
Caminaba con paz y tranquilidad, cuando le mire de pronto cortar mi paso, fue tan rápido, como si aun rio le cayera una tonelada de piedras de la nada y dejara de fluir, acumulándose ahí.
- ¿Confianza?, si, se que de un ser como yo nadie se puede fiar, Layla, ten por seguro que no hare nada, al menos no contigo… he conocido pocos gitanos, y se de lo que son capaz.
<< ¿Dónde quedo el maestro de la mentira?>> Aun vive, tranquilo espera… Solo un poco más y veras la intensión de mis decisiones.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/01/2011
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Re: Le fou [Libre]
Fruncí levemente el ceño y entonces ladeé mi cabeza, oh, y allí estaban las consecuencias de mi lengua afilada.
-¿"ser como yo?"-repetí su corta frase y lo miré extrañada deteniendo su caminata, buscando sus ojos de una manera altanera -Ser cualquier cosa, incluso ser humano, te da los mismos derechos que cualquiera, te da la misma confianza que cualquiera...ahora, el problema es la actitud del "ser" eso es lo que difiere, no su raza ni su estirpe...-le dije, dolía cuando se referían de esa manera a ellos mismos, y dolía más cuando lo decían en un tono enmascarado de tranquilidad.
Si fuera ellos, me dolería hasta la entrañas.
-....Lo siento...no debí regañarle pero....por favor, no vuelva a decir eso, y sí, soy una gitana, pero....-no podía negarlo, mis manos están manchadas con sangre, aunque eso se lo haya considerado en defensa propia, era algo que con agua, nunca saldría. La sangre de otro ser viviente.
-Pero confío en usted, en parte, sino, no me estaría arriesgando a tomar su mano, ni mucho menos a llevarlo al lugar que quiero que conozca...-le dije, y solté una sonrisa suave y dulce, algo ruborizada
-Espero que sepa nadar....-canté delicadamente y mi timbre de voz sonó sin ruido alguno, una melodía lenta y armonica. -Espero que si encontró lo que quiso..no lo deje ir...las cosas valiosas son difíciles de encontrar, y fáciles de perder....-comenté, su mano estaba fría en comparación con la mía, aunque no era molesto, tambien era mas grande, si el quisiese podría romperme mis falanges de un apretón, aún así, su agarre era delicado, como si tuviese el más minucioso cuidado de no quebrar una rosa....ah...la rosa....
-¿"ser como yo?"-repetí su corta frase y lo miré extrañada deteniendo su caminata, buscando sus ojos de una manera altanera -Ser cualquier cosa, incluso ser humano, te da los mismos derechos que cualquiera, te da la misma confianza que cualquiera...ahora, el problema es la actitud del "ser" eso es lo que difiere, no su raza ni su estirpe...-le dije, dolía cuando se referían de esa manera a ellos mismos, y dolía más cuando lo decían en un tono enmascarado de tranquilidad.
Si fuera ellos, me dolería hasta la entrañas.
-....Lo siento...no debí regañarle pero....por favor, no vuelva a decir eso, y sí, soy una gitana, pero....-no podía negarlo, mis manos están manchadas con sangre, aunque eso se lo haya considerado en defensa propia, era algo que con agua, nunca saldría. La sangre de otro ser viviente.
-Pero confío en usted, en parte, sino, no me estaría arriesgando a tomar su mano, ni mucho menos a llevarlo al lugar que quiero que conozca...-le dije, y solté una sonrisa suave y dulce, algo ruborizada
-Espero que sepa nadar....-canté delicadamente y mi timbre de voz sonó sin ruido alguno, una melodía lenta y armonica. -Espero que si encontró lo que quiso..no lo deje ir...las cosas valiosas son difíciles de encontrar, y fáciles de perder....-comenté, su mano estaba fría en comparación con la mía, aunque no era molesto, tambien era mas grande, si el quisiese podría romperme mis falanges de un apretón, aún así, su agarre era delicado, como si tuviese el más minucioso cuidado de no quebrar una rosa....ah...la rosa....
Layla J. Kristiansen- Gitano
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Fecha de inscripción : 08/05/2011
Re: Le fou [Libre]
- Admiro su sabiduría Layla, a veces me resulta difícil comprender lo que dices, pero hay que tener cuidado de los que son maestros en las materias de la mentira y el engaño, no quiero decir que yo sea un ejemplo.
¿Me estaba delatando? No, aun no, estaba empezando, no quería utilizar la palabra “Aventura” pero si “riesgo” a su lado le admiraba cada vez más belleza e inteligencia jamás peleadas, sé que soy un tipo serio, cambiante y abrumador, esperaba solo poder dejar un poco mi orgullo, seguirle acompañando, dejarme llevar por el momento como muy pocas veces solía hacerlo, no quería arruinar el momento.
- No hay nada de que disculparse, se lo que trata de decir y créame, que por muy sanguinario y cruel que pueda ser, no hare nada y nadar…
Pensé un poco, adoraba el agua fría, también sabía nadar, no habría problema, asentí, en cuando lo pregunto, quise sonreír, difícil para mí, demasiado.
- Sé nadar… Estoy ansioso por llegar a aquel lugar.
Le miraba como a una maestra, enseñándome lo que está bien y lo que está mal.
- A mi realmente me pasan ideas estúpidas cuando se trata de mantener lo valioso, termino ahuyentándolo, no por miedo, pero si por la parte humana que a veces quiere condenarme a su merced… Me es difícil, a veces soy más frágil que aquella rosa, aquel símbolo para mi representa demasiado.
Camine aun tomado de su mano, habíamos dejado un poco el barullo, le miraba para no perder el contacto en la conversación, tomaba aquella flor en sus manos.
- ¿Tiene familia aquí?
Eso fue sorpresa, casi no me había contado nada y deseaba saberlo todo.
¿Me estaba delatando? No, aun no, estaba empezando, no quería utilizar la palabra “Aventura” pero si “riesgo” a su lado le admiraba cada vez más belleza e inteligencia jamás peleadas, sé que soy un tipo serio, cambiante y abrumador, esperaba solo poder dejar un poco mi orgullo, seguirle acompañando, dejarme llevar por el momento como muy pocas veces solía hacerlo, no quería arruinar el momento.
- No hay nada de que disculparse, se lo que trata de decir y créame, que por muy sanguinario y cruel que pueda ser, no hare nada y nadar…
Pensé un poco, adoraba el agua fría, también sabía nadar, no habría problema, asentí, en cuando lo pregunto, quise sonreír, difícil para mí, demasiado.
- Sé nadar… Estoy ansioso por llegar a aquel lugar.
Le miraba como a una maestra, enseñándome lo que está bien y lo que está mal.
- A mi realmente me pasan ideas estúpidas cuando se trata de mantener lo valioso, termino ahuyentándolo, no por miedo, pero si por la parte humana que a veces quiere condenarme a su merced… Me es difícil, a veces soy más frágil que aquella rosa, aquel símbolo para mi representa demasiado.
Camine aun tomado de su mano, habíamos dejado un poco el barullo, le miraba para no perder el contacto en la conversación, tomaba aquella flor en sus manos.
- ¿Tiene familia aquí?
Eso fue sorpresa, casi no me había contado nada y deseaba saberlo todo.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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