Deseos de escapar *libre*

por Invitado Mar Jun 08, 2010 10:16 pm

Había salido de su casa sin permiso, casi corriendo, caminaba rápidamente por las calles, intentando no chocar con nadie, intentando no llamar la atención. Tenía ganas de gritar, llorar y destruir cosas, había llegado a un límite.
El corset que llevaba le aprisionaba el pecho, no podía respirar con normalidad, continuó caminando con rapidez, con su bolsito a un lado, llevaba puesto el anillo que le había regalado la princesa Catherina, aquel anillo que le había mostrado a su padre, el que simplemente se había limitado a decirle que no era nada que admirar que ella hubiese hablado con alguien de la realeza "yo hago eso muchas veces, te falta mucho para que yo me sienta orgulloso de ti" las palabras de aquel hombre se repetían una y otra vez en su mente, necesitaba controlarse, no hacer nada estúpido que la delatara... caminando, llegó a la plaza, sin pensarlo se acercó al lugar y mientras observaba a su alrededor, intentando alejar todo pensamiento de su cabeza, llegó hasta un banco, avanzó con mayor rapidez y se sentó en él.

su respiración, entrecortada, poco a poco se fue normalizando, dejó sus manos descansando en su regazo, mientras sentía el anillo en su dedo por debajo de los guantes. Ya no lo soportaba...estaba cansada de ser alguien que no era, cansada de fingir, cansada de hacer esfuerzos por la aceptación de su padre. una lágrima rodó por su mejilla, la que enjugó rápidamente con un delicado pañuelo. Dio un hondo suspiro y cerró los ojos. Esperando calmarse y adormecer todos los recuerdos dolorosos de su mente.

por **Narim** Miér Jun 09, 2010 4:55 am

Aquella tarde, me di cuenta de cómo el cielo se había ensombrecido a pesar de ser primavera. El aire azotaba los árboles fuera de la humilde tienda en la que trabajaba y sabía por experiencia que a nadie le agradaría salir a esas horas con la lluvia amenazando cada zona seca. Suspiré y cerré los ojos, tomando la chaqueta del perchero y poniéndomela, sujetando con los dientes las llaves del puesto. Después cerré sin muchas prisas y me encaminé hacia casa.

No me había equivocado. La plaza solo contaba con algún que otro caminante que aceleraba el paso para refugiarse en cualquier lugar. Una joven se cubría la cabeza incluso antes de que comenzara a chispear, sabedora de que ese precioso peinado se estropearía en breves instantes si se humedecía.

Me quedé parado un momento y miré a mi alrededor. Me gustaban las tormentas. Barrían todo el mal que pudiera encontrarse en las calles. Ni siquiera a los bandidos les apetecía trabajar en aquellas tardes donde los rayos podían jugar una mala pasada. Entonces me percaté de un suave sollozo proveniente de algún lugar. Una joven lloraba sentada en uno de los bancos de la plaza, no sabía cómo no la había visto antes. Me quedé mirándola extrañado. Sin duda, era de clase alta y no entendía cómo alguien de los suyos podía llorar teniéndolo todo. Avancé unos pasos y paré cuando me miró. Me estaba arriesgando a recibir una buena bofetada por acercarme. Los de clase media y baja no tenían derecho a tocar a ninguna dama de su gama y podía considerarse hasta irrespetuoso entablar conversación. Pero quería ayudarla.

-Disculpe madame. No...- hice una pausa sintiéndome estúpido. No sabía qué decir-. No debería estar aquí sola. En breves instantes comenzará a llover. ¿Quiere... que la acompañe a algún sitio?

Bien, con eso me aseguraría de que no me iba a echar a patadas...

por Invitado Jue Jun 10, 2010 10:41 am

Cuando nuevamente abrió los ojos, notó que el día había comenzado a cambiar, -una extraña coincidencia- pensó, al ver que nubes oscuras se preparaban para dejar caer sobre la tierra lluvia. El día se notaba igual a como ella se sentía, deprimida y con ganas de llorar hasta secar todas las lágrimas que tenía. Se sentía, además, atrapada, cansada de hacer esfuerzos vanos para agradar a su padre... Nunca, en sus veinte años, había recibido por parte de él ni una sola muestra de afecto, una caricia, ni siquiera una palabra con amor. Lo único a lo que estaba a acostumbrada a oír eran las críticas y las altas expectativas que él siempre quería de ella. Por más que Kate intentara ser perfecta, el no lo reconocía....

Bajó la cabeza, intentado reprimir otra lágrima, si alguien la veía ahí sola, y llorando, podrían acercársele y eso era lo que ella no quería. Deseaba estar sola, intentar por una sola vez en su vida hacer algo con naturalidad, no por obligación.

Ya comenzaban a caer las primeras y finas gotas de agua, cosa que no le importó. siguió sentada rígidamente en el banco, como si esperara que la lluvia se llevara consigo toda la pena y frustración que sentía. Con la vista perdida, y mirando a nada en particular, se percató que una voz masculina le hablaba, volteó la mirada en dirección hacia la voz...Vio a un joven, unos cuantos años menor que ella, y por lo que pudo notar, de clase media o baja. -¿qué hago?- pensó con preocupación. Tenía estrictamente prohibido hablar ni relacionarse con ese tipo de gente... pero tampoco quería ser una persona desagradable con alguien que mostraba tal preocupación por ella.

Lo miró a los ojos, sus ojos aún acuosos, luego desvió la mirada hacia todos lados, parecía ser que la lluvia había hecho que todos se fuesen a sus hogares, luego volvió a fijar su vista en él -lo siento- murmuró con su voz suave y baja -pero no puedo hablar con usted, pero tampoco quiero ser desagradable, puesto que usted amablemente se acercó a ayudarme, de verdad le agradezco su preocupación, pero estoy bien- agregó con una leve inclinación de cabeza, limpiándose nuevamente las lágrimas con su pañuelo. -es muy amable de su parte, pero prefiero quedarme aquí, sé que suena estúpido, porque va a llover, pero eso no me molesta en lo absoluto- agregó con una sutil y triste sonrisa de agradecimiento. Volvió a mirar a su alrededor, las calles y la plaza parecían completamente vacías. -le sugiero que se vaya a su hogar, no quiero que pesque un resfriado por mi culpa- añadió amable, si su padre, la viese, seguramente la despreciaría aún más de lo normal, pero ella no podía tratar mal a una persona considerada como aquel joven.

por **Narim** Vie Jun 11, 2010 10:39 am

Su reacción me sorprendió. No había actuado como los propios de su clase. No sería la primera vez que una dama había comenzado a gritar que me alejara de ella, como si fuera un perro sarnoso...
Sentí el aire que agitó un poco los mechones de mi pelo, más largo de lo habitual y metí las manos en los bolsillos. Sus palabras eran ciertas. No debía de hablar conmigo si no quería que la miraran con malos ojos y no era mi intención molestarla, solo ayudarla, como había hecho con Nora antaño, la joven que por desgracia se merecía más de lo que tenía y a la cual intentaba ayudar en cuanto podía. Asentí con la cabeza, pensando en darme la vuelta y dejar allí a la muchacha, pero su sollozo me conmovía el alma. Suspiré arriesgándome por segunda vez a ser rechazado y me acuclille frente a ella. Busqué sus ojos con los mios.

-No podré irme si no la veo sonreir un poco madame...- dije con voz suave apoyando los codos en mis propias rodillas y cogiéndome las manos-. Va en contra de mis principios dejar a una dama como vos en un triste banco como éste llorando, y además con un tiempo así. Aunque a usted no la importe como dice... preferiría que tampoco regresara a su hogar estornudando.
Miré el cielo, las gotas de lluvia habían comenzado a calar mi camisa y se me pegaba al cuerpo, igual que se estaba mojando el pelo de la joven. Aguardé unos segundos mirándola, esperando alguna reacción por su parte.

-Vamos- me incorporé y le tendí una mano, otro gesto estúpido de un iluso-. En cuanto vea que está bien me iré y no tendrá que preocuparse de que la vean conmigo, lo juro. Solo quiero ayudarla como bien sabe. Puede confiar en mi.

por Invitado Sáb Jun 12, 2010 5:43 pm

Dio un pequeño y no audible suspiro, sabía que lo que hacía allí estaba mal, primeramente, había salido de su casa sola, sin permiso, pero estaba segura de que su padre no se enteraría. Era muy poco el tiempo que pasaba en casa, y sabía que ni su madre ni sus empleados la acusarían. Lo único que ella quería era por alguna vez, sentirse libre e intentar ser ella misma. No podía negar que aquella, era una oportunidad, las calles se habían vaciado por completo, por lo cual nadie la vería hablando con aquel joven.

El joven se agachó para quedar frente a ella en el mismo nivel, levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de él. Escuchó sus palabras con atención. -¿por qué querrá ayudarme?- pensó con un poco de desconfianza, puesto que nunca antes nadie se había tomado ese tipo de molestias con ella. La fina lluvia comenzaba a caer, mojando por completo su cabello, el que poco a poco se iba soltando del peinado que llevaba. -Realmente le agradezco mucho su preocupación- respondió con amabilidad, su fina y baja voz sonó triste, pero agradecida de veras por el amable gesto del joven.

Lo vio levantarse y extenderle una mano, no estaba segura de si tomarle la mano o no, miró hacia todos lados, efectivamente no había nadie por los alrededores... Por un leve instante, esbozó una sonrisa, luego de eso, tomó suavemente la mano del muchacho para levantarse del banco -gracias monseiur- soltó con delicadeza la mano del joven -Creo que aceptaré su ayuda, pero tengo un inconveniente, puesto que no tengo un lugar en específico al que quiera ir.... por el momento no deseo regresar a mi hogar- añadió desviando la mirada.

por **Narim** Mar Jun 15, 2010 6:57 am

-Realmente le agradezco mucho su preocupación- dijo, y esbozó una sonrisa hermosa que me llegó al alma, a pesar de que sus ojos aun brillaban por las lágrimas, o quizás por la lluvia que nos acariciaba el rostro-.Creo que aceptaré su ayuda, -Creo que aceptaré su ayuda, pero tengo un inconveniente, puesto que no tengo un lugar en específico al que quiera ir... por el momento no deseo regresar a mi hogar.

Sonreí amablemente. El hecho de que tomara mi mano, denotaba cierta confianza, aunque sabía de sobra que la mirada que había echado a nuestro alrededor tenía la intención de asegurarse de que no hubiera miradas indiscretas que pudieran vernos. No sé por qué me molestaba. Esa situación llevaba así desde antes de que ninguno de los dos naciéramos.

-No hay de qué, y no tiene por qué regresar ahora a su hogar, puedo acompañarla más tarde si quiere...- incliné levemente la cabeza y junté mis manos ahora vacías a la espalda-. Podemos dar un paseo por París... en los soportales no nos incordiará la lluvia.

Reí y me dirigí hacia la zona cubierta que rodeaba la plaza y esperé a la joven. Sacudí la cabeza y palpé mi pelo húmedo. La verdad, ella estaba realmente bonita con el pelo húmedo y despeinado. La miré de soslayo y hasta sin conocerla noté la tristeza y angustia, que inundaba sus gestos.

-¿Cual es su problema madame? ¿Hay algo en su hogar que la molesta y por eso no quiere regresar? - quizás estaba pareciendo descortés-. No tienes que hablar conmigo si no quiere, disculpe. Solo quiero que sepa que puede confiar en mi.

por Invitado Mar Jun 15, 2010 5:01 pm

-de verdad, muchísimas gracias, monseiur- dijo haciendo una leve inclinación de cabeza. A pesar de todo lo que le pasaba, y lo mal que se sentía, de a poco el día, iba mejorando.

En cierto modo, se sentía mal por intentar que no la vieran con aquel joven, pero sabía que ya estaba en problemas, y que si además la veían hablando con alguien de clase media o baja, su padre haría cosas mucho peores que despreciarla o no tomarla en cuenta. Dejó de pensar en todo eso, y siguió al joven, para no seguir mojándose.

Aunque se sentía muy agradecida de la preocupación de aquel joven, no podía, al menos con el, fingir nada. Ni mucho menos esconder toda la tristeza que sentía en aquellos momentos. Era extraño, porque Kate siempre había sabido muy bien como esconder su malestar frente a las amistades de su padre, e incluso había aprendido a no demostrar sus verdaderos sentimientos frente a nadie, excepto su nodriza y su madre. Tal fuese porque aquel amable muchacho era el único que había demostrado verdadero interés y preocupación por ella, que no podía esconder nada.

La voz de él la sacó de su ensimismamiento, -¿Cual es su problema madame? ¿Hay algo en su hogar que la molesta y por eso no quiere regresar?- aquella era una pregunta directa, y un poco personal... cuando el comentó que si ella no quería no le respondiera, ella respondió -No tiene nada de que disculparse, su pregunta es muy acertiva,- dio un leve suspiro -pero si le contara todas las cosas que me hacen detestar mi hogar, y en realidad, mi vida, no terminaría nunca- Le sonrió ladeando la cabeza por unos segundos y luego su rostro volvió a denotar su tristeza -la verdad, creo que sí puedo confiar en usted, a pesar de haberlo conocido tan solo hace unos instantes, pero tampoco quiero molestarlo con mis problemas, monseiur- añadió rápidamente, luego lo miró por unos instantes, sonrió y se quedó nuevamente con la vista perdida.

-yo....yo estoy cansada de fingir ser algo que no soy. Estoy agobiada, ya no quiero seguir haciendo cosas que no me gusta realizar tan solo por conseguir la aceptación y el cariño de mi padre...- En su interior, ella no entendía muy bien por qué le contaba todo aquello, era la primera vez, que sentía que tenía alguien a quien confiarle sus sentimientos y opiniones, por tanto tiempo reprimidas por las exigencias de aquella sociedad a la que pertenecía.

por **Narim** Jue Jun 17, 2010 6:55 am

-Le puedo jurar que no es ninguna molestia escucharla hablar... no suelo tener la oportunidad de hablar muy amenudo con damas. Sobre todo por el mismo problema que nos podría suponer ahora el cruzarnos con alguien a quien conozcais- comenté como si no tuviera importancia. Realmente, la mayoría de las personas de clase alta que había conocido no merecían la pena. Todos eran arrogantes y egocéntricos y no tenían la menor intención de ocultar su desprecio hacia mi y mis compañeros.

Observé la calle desierta, y la lluvia caer sobre el empedrado de los soportales. Me dejé llevar por le sonido de la voz de mi compañera. Ella parecía una joven simple, apesar de la vida que le había tocado vivir por azar. Me gustaba cómo pronunciaba cada palabra, como si tuviera que ser cortés conmigo. No pude evitar cierta sorpresa al escuchar lo que relataba, confiando en mi como si fuera un amigo y no alguien inferior. Sentí unas ganas de consolarla y ayudarla fuera de mi habitual carácter.

- Madame, ¿cual es su nombre? - pregunté. Me sentíría mejor si supiera cómo debía llamar a aquella joven tan diferente-. ¿Se siente atada a su familia? ¿A su hogar? ¿Por qué su padre no la acepta? No parece usted tener una de esas actitudes que trae problemas...

La observé detenidamente. No, la verdad es que no parecía una chica de aquellas que traían de cabeza a sus familias. Parecía una joven simple, de buena clase. Además guapa. Parecía tener una inteligencia más allá de lo que se podía ver...como si algún misterio la envolviese. Volví mi mirada al frente y sonreí levemente por mis pensamientos.

por Invitado Jue Jun 17, 2010 5:31 pm

sus palabras, eran ciertas, al menos la parte sobre lo de si alguien que Kate conociera la viera con el... La verdad, ese día no le importaba nada. Estaba realmente cansada de todo aquello, de fingir, de esconder lo que realmente era, y de mendigar un poco de cariño de alguien que parecía odiarla.

Se sentía más tranquila después de haberle contado aquello al joven, pero tenía ganas de sentirse así todo el tiempo, algo realmente imposible. Su mente, por momentos, divagaba, entre aquella conversación, y lo que aquel muchacho pensaría o haría si supiera que ella era una bruja. "entonces el me despreciaría..." pensó frunciendo levemente el ceño, no quería y no pensaba decir aquello a nadie. Tenía más que claro que si contaba aquello, la quemarían viva.

-disculpe mis modales, mi nombre es Katherine Anne Slater. Pero puede llamarme solamente Kate- le respondió con una leve inclinación de cabeza y una pequeña sonrisa; la que se esfumó de inmediato al oír las preguntas del joven. Se quedó en silencio unos segundos...si había decidido empezar a contarle sus problemas, debía terminar de hacerlo, y no dejar nada inconcluso.

Dio un sutil suspiro -Efectivamente, estoy atada a todo...a mi familia, a mi hogar, a esta frívola y estúpida sociedad...- bajó la mirada y luego la levantó para continuar hablando -Me encantaría saber el por qué de aquello, pero no tengo la menor idea....tal vez sea porque el siempre deseó tener un varón y no una hija, o porque quiere que yo sea igual de falsa que él....- negó con la cabeza -aunque no lo crea, es difícil ser de clase alta, para algunas personas es muy fácil fingir, y creer que todo está bien, que todas las personas que le presenten son agradables, aunque no lo sean...soportar el tener que reprimir sus opiniones...- exhaló un hondo suspiro -es difícil no tener libertad y no poder demostrar lo que uno realmente es...- dijo casí en un murmullo. Ni siquiera su padre sabía que ella y su madre eran brujas, si el lo supiera, ya las abría echado a la calle para que las quemaran.

Se quedó en silencio, desviando su mirada hacia la lluvia que caía sin cesar, sus pensamientos la alejaban de la realidad....

por **Narim** Vie Jun 18, 2010 5:45 pm

-Disculpe mis modales, mi nombre es Katherine Anne Slater. Pero puede llamarme solamente Kate- le correspodí a su sonrisa antes de seguir con la conversación. Su respuesta me dejó atónito-. Efectivamente, estoy atada a todo...a mi familia, a mi hogar, a esta frívola y estúpida sociedad... Me encantaría saber el por qué de aquello, pero no tengo la menor idea....tal vez sea porque el siempre deseó tener un varón y no una hija, o porque quiere que yo sea igual de falsa que él... Aunque no lo crea, es difícil ser de clase alta, para algunas personas es muy fácil fingir, y creer que todo está bien, que todas las personas que le presenten son agradables, aunque no lo sean...soportar el tener que reprimir sus opiniones... Es difícil no tener libertad y no poder demostrar lo que uno realmente es...

Es cierto que normalmente, no me paraba a hablar con gente como Katherina. De hecho, evitaba hablar con ellos a no ser que fuera necesario. Se veía a leguas la superficialidad de sus gentes y estaba harto de sentirme como algo minúsculo que podía ser pisado por sus zapatos a medida. Nunca pensé que alguien de clase alta pudiera tener una visión de la sociedad tan parecida a la mía, y menos una mujer. Ellas solían ser incluso peores que los hombres. Se preocupaban demasiado de su aspecto, del qué dirían... pero ella... ella era distinta. Cada vez la observaba más embelesado, y se me olvidó lo que era la cortesía en ese país. Katherine había cambiado en unos instantes mi visión de aquel mundo tan... complejo e injusto...

- Yo... nunca me había planteado verlo desde su punto de vista... y hablo del de las personas que aparentan tenerlo todo y no necesitar nada más. Al ser de mi clase solo puedo comparar nuestro trabajo, y espero no ser descortés pero... a veces parece que el de vuestra clase es inexistente, como si hubierais nacido con estas ropas tan elegantes... -comenté señalando su vestido, ahora menos vistoso por el agua. La volví a mirar a los ojos-. La libertad de la que hablas no existe en París Kate... el azar nos da un destino más o menos aceptable, pero siempre, nos esclaviza nuestra suerte. Igualmente... se que muchas de las cadenas que nos atan se pueden romper...

Me sorpredí de la verdad de mis palabras. Muchas cadenas podían romperse, y por ellos lucharía cada día hasta el fin de mi existencia. Intentaría cambiar lo que veía aunque me costara la vida. Quería luchar. Quería sentir un atisbo de la libertad de la que al final todos hablábamos, y nadie conseguía vivir, solo soñar. El aire revolvió los cabellos de la joven trayéndome un olor dulce y agradable. Sonreí levemente y continué hablando.

-Su padre se equivoca si es cierto lo que dice madame. Él debe asumir que quizás las cosas no son como le gustaría... y como no lo hace quizás sea eso lo que le ciega y no le permite ver la maravilla que tiene delante...- me callé al instante indignado por mi propia osadía. Bajé la vista y miré al frente de nuevo-. Quizá solo necesite tiempo... como todos nosotros.

por Invitado Mar Jun 22, 2010 8:22 pm

sonrió de manera extraña al oír la respuesta de su acompañante, -no se preocupe, al menos en este momento, tiene "la libertad" de opinar como guste- exhaló un suspiro -creo que tiene razón, de todas formas, aunque no estoy segura si haya para mí alguna posibilidad de romper mis ataduras- . Kate realmente lo sentía así, por un lado no se sentía capaz de abandonar a su familia, y vivir su vida como ella quisiese, y por el otro, ¿que le sucedería si confesara que era una bruja? Obviamente todos la condenarían y la enviarían a la hoguera.

Negó con la cabeza ante semejantes pensamientos, aquellos a los que le tenía terror.
las palabras que el joven le dedicaba, la hicieron sonreír aún más -me encantaría que mi padre pensara como usted- lo miró durante unos instantes -Disculpe monseiur, pero no me ha dicho su nombre, y me gustaría saberlo- preguntó sonriendo amablemente.

Sería tan feliz si todo lo que él había dicho de ella su padre tan solo llegara a considerarlo...A veces se ponía a pensar, sobre qué sucedería si él se enterase de lo que su madre y ella eran, y sentía escalofríos de sólo pensarlo. Kate estaba conciente de que su padre, por salvar su orgullo, era capaz de matarlas a las dos. "tal vez sea mi culpa" se decía una y otra vez... Aunque su entendimiento no llegaba a comprender el por qué de la indiferencia de su padre hacia ella.

por **Narim** Miér Jun 23, 2010 5:49 am

-No debes perder la esperanza... nada es imposible- pensé en Nora, que deseaba fervientemente tener una familia a pesar de la situación que le había tocado vivir-. A algunos es lo único que les queda y eso les mantiene... vivos.

Si, eran palabras duras pero, era la realidad. Relajé los hombros cuando Katherine volvió a sonreir. Su sonrisa me tranquilizaba, significaba que lo estaba haciendo bien, que ya no estaba tan triste tras hablar un rato conmigo. Yo casi nunca sonreía, tendía a ocultar mis emociones y en ese momento, lo que sentía era cierta pena por Kate. No se merecía lo que tenía, y no me refería a su situación economica, si no a la familiar. Debía ser duro para ella que su padre no la aceptara. Ojalá algún día le tuviera delante y le pudiera decir todo lo que pensaba de su hija con tan solo una hora de charla.

- James Hoffman, ese es mi nombre- comenté con voz tranquila.

Al cabo de un rato, dejé de oir la lluvia chocar contra las ventanas de las tiendas y edificios. Miré al cielo y suspiré largo y tendido. Las calles seguían vacias y ahora el único ruido eran nuestros pasos sobre la calzada.

- Quizá sea hora de que regrese a su casa madame. Es posible que se esté buscando un problema por salir sola a estas horas...- comenté cesando de caminar y mirándola.

por Invitado Mar Jul 06, 2010 5:43 pm

Las palabras del muchacho le llegaban en lo más profundo del alma, ella era una chica que lo "tenía todo" y aún así se lamentaba de la vida que le había tocado vivir, siendo que había personas mucho peor que ella. Bajó la cabeza con un poco de verguenza, se sentía realmente como una mal agradecida de la vida y lo que tenía.
-tiene usted toda la razón monseiur- comentó con cierto pesar en su voz -no todos tienen la suerte de otros- añadió encogiéndose de un hombro con delicadeza. Su peinado estaba completamente desarmado, y su atuendo estaba estropeado por la lluvia. Se miró unos momentos, sabía que en su casa la reprenderían, por haber escapado sola y por volver en ese estado a su casa.

- Fue un gusto conocerlo, monseiur Hoffman- respondió ella ante el nombre del muchacho, haciendo una leve inclinación de cabeza. -creo que usted tiene toda la razón, aunque de hecho, en el mismo momento en el que salí de casa ya me había buscado problemas- hizo una pequeña pausa -cuando llegue a mi hogar, sí o sí tendré problemas- dijo con una leve sonrisa en su rostro. Se detuvo junto al joven y extendió su mano -realmente fue un verdadero gusto el conocerlo monseiur-dijo a modo de despedida -volveré a casa. Muchísimas gracias por su compañía durante estos momentos- añadió haciendo nuevamente una inclinación de cabeza, mientras esperaba que el joven le diera la mano, para comenzar su regreso a casa.

por **Narim** Miér Jul 07, 2010 7:24 pm

No aparté mi mirada de su rostro mientras hablaba. Parecía aplacada por algo, y sentí la necesidad de consolarla a pesar de que ella me daba la razón. Me mantuve en mi posición con semblante sereno y fijé mis ojos en los suyos intensamente. Me gustaba mirar los ojos de la gente... se conocían tantas cosas simplemente con detectar destellos, un gesto de dolor... una mentira... que ni siquiera necesitaba hablar con la persona para conocer su personalidad la mayor parte de las veces. Katherine era una buena muchacha, digna de admiración.

Tomé su mano con delicadeza y la alcé para rozarla con mis labios. Su piel era suave, y tenía un aura que nunca había visto en humanos, pero no le di importancia. La solté y tuve la osadía de atreverme a tocar su cabello y a colocarle varios mechones rebeldes detrás de la oreja. Después junté las manos a la espalda y avancé un paso para tras.

-Le ruego cuidado madame. La noche no es segura en París- no sentía que fuera una buena idea el querer acompañarla-. Ha sido todo un honor poder ayudarla... espero que se encuentre mejor.

Me dedicó una sonrisa, y con su vestido sujeto para no mojarlo demás, la vi avanzar por las calles. No me moví del lugar hasta que entró en un edificio un poco alejado. Tras aquello, me fui con la duda de si volvería a verla... o el destino no lo tendría programado.

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