Ampliando Horizontes {Priv}

por **Wesh** Miér Mayo 25, 2011 6:12 pm

Había meditado mucho dónde llevar a Victoria por primera vez. El burdel había sido su primera opción, donde alguna de las chicas pudiera enseñarla a tratar con los hombres. Pero la había descartado en el acto. Ella no estaba preparada aún para ese tipo de lecciones. Recorrer las calles, con la mujer aún verde, podría resultar peligroso, más de lo normal. Así que se había decantado por la taberna. Si la suerte les acompañaba, podrían observar desde uno de los rincones sin que nadie reparase en ellos.

Antes de bajar del coche de alquiler, tuvo que reprender a la joven para que contuviera su euforia. Comprendía su excitación, pero la vida real les estaba esperando ahí fuera y cualquier fallo sería fatal, sobre todo para ella. La mujer se contuvo todo lo posible, pero de vez en cuando la sorprendía con una gran sonrisa curvando sus labios.

Antes de abrir la puerta del local, suspiró dándose ánimos y elevó una plegaria al cielo. La suerte estaba echada. Se adentró en el atestado establecimiento sin mirar atrás, esperando que Victoria estuviera siguiendo al pie de la letra la primera de sus instrucciones. NADA DE APARTARSE DE ÉL.

Llegó a una mesa libre no muy lejos de la puerta -por lo que pudiera pasar-, y allí se dejó caer a la espera de que una de las camareras se apresurase a llevarle una botella de ginebra. Iba a necesitarla.

por Invitado Miér Mayo 25, 2011 6:29 pm

Victoria se pegó casi a la espalda de Wesh mientras éste avanzaba y se abría camino entre toda aquella gente. La taberna estaba atestada y cada uno estaba ocupado con lo suyo. Aprovechó para estudiarlos. La mayoría eran hombres, cosa lógica, cualquier mujer que se atreviese a ir a un sitio de esos perdía inmediatamente cualquier respeto. Las pocas mujeres que había eran camareras y prostitutas. Esto último lo supuso al ver en una de las mesas a una moza sentado de un hombre y moviéndose de forma obscena.

Se dejó en una silla junto a Wesh y no pudo ocultar la impresión que sentía al ver todo aquello. No es que no hubiese visto escenas como esas en la calle. La cuestión es que ahora todos estaban dentro de la misma estancia, en una taberna apenas del tamaño de una sala, muy pegados unos a otros.

También estaba la suciedad y el olor. Todos parecían llevar encima un centímetro de mugre, las pieles oscuras, más por no bañarse que por ser su color natural, y los cabellos brillantes por la grasa de la suciedad. Y aquel horrible olor a sudor, alcohol, suciedad y lo que supuso debía ser sexo.

-Me vendría bien una copa de algo fuerte.

por **Wesh** Miér Mayo 25, 2011 6:40 pm

Entonces ya eran dos.

-Te aconsejo que no bebas nada de lo que te pongan. Sobre todo si no estás acostumbrada al alcohol

La camarera llegó en ese momento, con un trapo enganchado a la cuerda que hacía las veces de conturón y una botella en la mano.

-¡Hola, encanto! -dejó la botella sobre la mesa y sacó dos pequeños vasos de un bolsillo estratégicamente colocado en la falda-. Si necesitas más, solo tienes que darme un silbido. Louise está atenta a todo -se señaló el pecho con el pulgar, dando entender que la tal Louise era ella. Se inclinó sobre Wesh, dejando que el escote se ahuecara. Por lo tanto Victoria y él tuvieron una vista no del todo deseada-. Lo que significa que no intentarás irte sin pagar porque lo sabré.

Wesh sacó unas monedas de su pantalón y las fue echando una por una entre los pechos de la robusta camarera.

-Espero que con esto sirva para que nos tengas bien atendidos -ronroneó como sabía que les gustaba a las mujeres

La sonrisa no había abandonado sus labios ni un sólo momento, aunque por dentro bullía por la incertidumbre. No se atrevía a mirar a Victoria por temor a delatarla, pero imaginaba que en su rostro había una expresión de horror, o de sorpresa, o de bochorno, o de las tres cosas juntas. ¡Diablos! Llevarla allí había sido una mala idea. Dejarla salir de casa había sido una idea pésima.

por Invitado Miér Mayo 25, 2011 6:56 pm

Recorrió a la mujer con la mirada. Debía haber sido hermosa en otro tiempo, pero el trabajo duro en la taberna a tiempo completo, todos los días de la semana, y lidiar con hombres debía de haberla envejecido mucho. Sus ojos mostraban unas oscuras ojeras y el maquillaje que cubría su rostro la hacía parecer mayor.

La mujer se inclinó tanto cuando dejó los vasos que Victoria llegó a verle el ombligo y los oscuros pezones. Se obligó a no alarmarse. No tenía nada que no hubiese visto antes, pero... ¡Dios santo!

Su cuerpo se tensó cuando escuchó a Wesh, el modo en que le habló a la mujer. Nunca lo había escuchado utilizar ese tono, esa voz susurrante hecha para la seducción... o la manipulación. Supuso que así debía hablarle a las mujeres, a esas que no formaban parte de la nobleza o eran ricas, porque a esas las consideraba meros jarrones.

Se le agrandaron los ojos cuando vio a Wesh echar las monedas entre los pechos de la mujer. Apartó la mirada de ambos y cogió la botella de ginebra. Luego se sirvió en el vaso y se lo bebió de un trago.

Bien empezaba la noche...

por **Wesh** Miér Mayo 25, 2011 7:11 pm

Captó por el rabillo del ojo el movimiento de la joven. Verter ginebra en un vaso. Tapar la botella. Sabía lo que venía a continuación y, desgraciadamente, no podía hacer nada para detenerla porque sería sospechoso que entraran en una taberna y no bebieran ni una triste copa. Esperaba al menos que tuviera el buen tino de bebérselo poco a poco. No. No, era pedir demasiado. Se lo echó de golpe al gaznate y en el acto estuvo tosiendo porque los vapores del alcohol habían estado a punto de abrasarle la garganta. ¡Fantástico! Vaya manera de empezar la noche.

-Querido, creo que tu amigo se está ahogando -avisó la camarera.

Como si él no lo supiera. Empezó a golpear la espalda de Victoria, lo suficientemente fuerte para que lo tomara como la advertencia que era. Pero no tanto como para arrancarle la gorra y que se fuera al traste su tapadera.

-¡Eh, Victor, muchacho! -gritó con un par de golpes más-. ¿Te has atragantado, hijo? ¿Demasiado fuerte para ti?

El comentario levantó las carcajadas de los que les rodeaban. El ser humano siempre estaba dispuesto a reirse del mal ajeno y los jóvenes inexpertos solían ser el foco de sus burlas. Pero qué previsibles eran todos

por Invitado Miér Mayo 25, 2011 7:23 pm

Tosió un par de veces más, hasta que finalmente pudo volver a respirar sin provocar otra oleada de toses. Aun así, el ardor de garganta no desapareció. Se recolocó la gorra y se pasó el dorso de la mano por la nariz.

-Vaya pregunta -dijo con voz ronca gracias al ginebra-. ¡Pues claro que me he atragantao! Y tú casi me arrancas la cabeza con esos golpes -el comentario arrancó varias carcajadas más.

Miró a Wesh entrecerrando los ojos, con una advertencia velada. Casi la había desmontado con aquellas sacudidas en la espalda y poco habían ayudado con el picor en la garganta. Sabía que estaba haciéndola pagar por el movimiento estúpido de beberse el vaso de un trago, ¿pero quién iba a imaginar que aquel líquido transparente como el agua podía llegar a ser tan fuerte?

La tabernera seguía mirándola con una expresión extraña.

-¿No puedes apartar los ojos de mí, moza? Seguro que tienes más mesas que atender.

por **Wesh** Miér Mayo 25, 2011 7:36 pm

Mal movimiento. Uno no se metía con la camarera. Se la camelaba, le hacía carantoñas, pero nunca se le lanzaba un ataque en plena cara. La mujer se puso las manos en las caderas y sacudió sus pechos con unos grititos indignados

-Habrase visto el criajo, me va a decir a mi donde tengo que irme ahora -miró a Wesh con cara de pocos amigos-. Cariño, tú puedes ser un encanto de hombre, pero tu amigo no tiene ni idea de modales.

-No le hagas caso, encanto. Sólo quería pagar con alguien el mal humor por no tolerar el alcohol. Es un muchacho idiota que no sale muy a menudo, ¿verdad, Vic? -no hubo aviso en el tono ni en su rostro, pero esperaba que sus ojos le dijeran a Victoria lo suficiente o iba a haber fiesta esa noche en la taberna. Sacó unos cuantos cobres más de los pantalones y los puso en la mano de la mujer-. Ten, sólo por aguantarle te lo has ganado. Ahora déjame solo con él para que pueda decirle un par de cosas. Unos oídos tan hermosos y femeninos como los tuyos no deberían oír las palabras que van a salir de mi boca

Tenían suerte de que Wesh estuviera allí. No sólo había aplacado el temperamento de la mujer, sino que con sus palabras melosas y su sonrisa encantadora se la tenía del todo ganada. Sólo hacía falta que Victoria fuera lo suficientemente inteligente como para fundirse con la pared justo en ese momento. Su vocabulario incorrecto había sido un pequeño punto a su favor, pero en ahora lo único que necesitaban era su silencio y que la mujer se fuera de allí de una buena vez.

por Invitado Jue Mayo 26, 2011 9:35 am

Se mordió la lengua mientras Wesh manejaba a su antojo a la mujer. Se preguntó si manejaría del mismo modo a todas. No le gustaría en absoluto que utilizase esas tretas con ella, pero en caso de que lo hiciera dudaba mucho que surtiera efecto. No era tan tonta y fácil de engañar. Una voz baja y susurrante no provocaría nada en ella ni la haría hacer algo que no quisiera. Tampoco una sonrisa o unos ojillos de corderito.

Se mantuvo en silencio y Wesh siguió regalándole los oídos a la tabernera, todo mentiras que la mujer creía a pies juntillas. Finalmente, la mujer se retiró, no sin antes dirigirle una mirada de aviso a Victoria. Cuando se alejó, Victoria dejó escapar un resoplido y jugueteó con el vaso vacío entre los dedos. Un vaso que iba a permanecer de ese modo porque se negaba a llenarlo de nuevo con aquel brebaje que a punto había estado de quemarle la garganta.

-¿No te sientes mal después de eso? -le preguntó por debajo del alboroto de la taberna-. Manejar así a las personas, su voluntad...

por **Wesh** Jue Mayo 26, 2011 9:52 am

Le lanzó una mirada de desprecio absoluto ante el significado de sus palabras.

-No, señora -susurró para que nadie más pudiera oírle-. Sólo le he dicho a esa mujer lo que quería escuchar y se ha ido feliz y contenta por haber encontrado esta noche alguien con el sentido común de decírselo. ¿Qué mal hay en eso?

Desde luego menos del que había en las sesiones de la Asamblea. Esos petimetres que decían ser gente del pueblo que mandaban a la gente a la guillotina como quien hace calceta. O las mujeres como ella, que no tenían reparos en ofrecer dinero a manos llenas para que todos sus deseos se hicieran realidad, sin importar a quién dañaban en el proceso. ¡No, diablos! No se sentía mal por haber hecho que una mujer regresara a su trabajo con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Acaso creía que sólo la gente de alta alcurnia tenía derecho a manejar a las personas a su antojo? Como si no fuera algo a lo que se dedicaban día tras día. Estaba seguro de que incluso se lo enseñaban a sus hijos desde la cuna. Sé consciente de tu poder y de cómo utilizarlo. Así debía llamarse la asignatura. Y no tengas miedo en azotar a todo aquel al que no consigas utilizar. El tenía unas cuantas pruebas de ese hecho en la maldita espalda.

Pero no podía decirle todo aquello allí, en medio de una taberna donde cualquiera podría oírlos, aunque se estuviera muriendo de ganas de enseñarle a aquella señoritinga todos los trucos que había aprendido con los años. Tomó la botella de ginebra, se llenó el vaso y se lo ventiló de un trago. No hizo ninguna mueca ante el fuerte sabor del alcohol. Esperaba que los vapores se llevaran su ira.

por Invitado Jue Mayo 26, 2011 10:07 am

Victoria clavó los ojos en aquel cristal rallado y sin brillo que hacía girar entre sus dedos. Percibió el enfado de Wesh en su voz, ya que en su expresión no había nada que lo delatase. Su rostro se veía impertérrito. Tal vez sólo su mandíbula fuertemente apretada hiciese sospechar algo.

-Me parece que logro enfadarte con cada cosa que digo, así que a partir de ahora me mantendré callada y con los oídos abiertos. -no estaba dispuesta a enzarzarse en una disputa con alguien tan cerrado de mente como Wesh, para el que las cosas eran o blancas o negras. No había grises.

Daba igual que intentase explicarle nada, él no iba a escuchar, no iba a darse a sí mismo la oportunidad de entenderla. Ya tenía preconcebida una imagen de ella e hiciese lo que hiciese, dijese lo que dijese, no iba a cambiar. Este era hecho que apenaba profundamente a Victoria.

Se echó hacia atrás en el incómoda asiento y se apoyó en el respaldo mientras observaba a todas y cada una de las personas de la taberna. A pesar de la suciedad y del ambiente, la gente parecía divertirse. La mayoría reían, soltaban carcajadas, palmeaban traseros, volaban risitas femeninas... la taberna era una especie de vía de escapa de las míseras vidas que tenían.

por **Wesh** Mar Jun 07, 2011 2:23 pm

No tardaron en asaltarle los remordimientos, mientrasobservaba impertérrito la forma en que la mujer se bebía lo que sucedía en la taberna con los ojos. Aunque fuera una maldita dama de alcurnia, ya le había dejado claro que era distinta a todo cuanto él conocía de la gente con dinero. No parecía importarle mezclarse con la clase más pobre para lograr encontrar a los asesinos de su marido. Cualquier otro en su lugar, le habría dejado el trabajo a él y se hubiera despreocupado.

Suspiró con algo de frustración. La verdad, eso habría resultado mucho más sencillo.

Pero mientras pensaba que intentar enseñarle a la gran dama la vida de la calle era una idea descabellada, no podía quitarse de la cabeza y de su cuerpo la sensación de euforia que le provocaba. Y no sólo porque increparla cuando cometía errores era una vía de escape a su frustración por no encajar ni en una vida ni en otra, sino también porque ella aprendía deprisa y eso le hacía a él un buen profesor. Encajaban mejor de lo recomendable.

Apoyó los brazos en la mesa de madera, observando con atención sus ojos curiosos.

-Puedes hablar -accedió como única disculpa-. Aunque procura que salga algo más que coces de esa boquita -se le escapó una media sonrisa de mala gana-. Por lo menos sabes cómo hablan los mendigos

Decidió que intentaría no mezclar con ella los asuntos que le habían indispuesto con su clase social. Y eso incluía no juzgarla por crímenes que no había cometido.

por Invitado Miér Jun 15, 2011 5:41 pm

Procuraba hacerlo bien. De verdad que lo intentaba con todas sus fuerzas, no entendía por qué terminaba torciéndose todo. Le ponía todas sus ganas, todo su empeño, toda su fuerza... y aún así no era suficiente. Nunca era suficiente. No para el señor Wesh. Él siempre lograba sacarle algo. Era como si estuviese empeñado en demostrarle lo equivocada que estaba ... o como si tratase de hacerla pagar por ser una mujer que se atrevía a todo esto. O tal vez sólo porque era rica, pero ¿no lo era él también?

¿Es que acaso no veía todo lo que estaba haciendo? ¿todo lo que estaba dispuesta a hacer? ¿qué más tenía que hacer? ¿cómo diablos podía demostrarle que todo este asunto iba en serio?

Lo observó de reojo mientras apoyaba los codos en la mesa, pero no se molestó en mirarlo. No es que estuviera enfurruñada, simplemente quería que se diese cuenta de su mal comportamiento con ella. Eran un equipo. Un maldito equipo.

Mantuvo la boca cerrada y siguió observando el entorno. Prestó especial atención a las camareras y a las prostitutas; al fin y al cabo, estaba haciendo el papel de un jovenzuelo ¿en qué otro lugar si no fijaría su mirada uno?

por **Wesh** Vie Jun 17, 2011 5:50 pm

Toda su buena voluntad se fue al carajo ante el comportamiento de la mujer. Ya estaba dándose ínfulas de gran dama, poniendo el orgullo por delante. ¡Pues al diablo! Él podía ser aún más exasperante que ella si se lo proponía.

-Vale, ya estás de morros -comentó como si no le importara lo más mínimo-. Estupendo, intento hacer las paces y tú te haces el sueco, Vic, estupendo, de verdad.

Volvió a recostarse hacia atrás en la silla y la observó detenidamente, esperando ponerla muy muy nerviosa. Histérica, a ser posible. Sabía que su mirada a veces conseguía causar ese efecto. Posó sus ojos en cada uno de los lugares que estaban visibles tras la mesa. Los mechones de pelo que intentaban escaparse de la gorra, el sudor que bajaba por su nuca, sus gruesos labios fruncidos. ¡Maldición!

-¿Te ha comido la lengua el gato? -la picó-. Ya es raro. Con lo bien que se te da parlotear.

Esos malditos labios atraían su atención con mucha frecuencia. Demasiada. Y un hombre no miraba de esa forma la boca de un jovencito a no ser que quisiera que su reputación acabara por los suelos. Apartó los ojos, maldiciendo entre dientes y no pudo evitar reprenderla de nuevo.

-Cualquier mocoso se llevaría un buen pescozón de sus mayores por esa actitud -murmuró, sin verdadera intención de ofenderla, tan sólo de constatar un hecho.

por Invitado Lun Jun 20, 2011 5:32 pm

Apretó los dientes mientras oía todos y cada uno de los comentarios del señor Wesh. Por supuesto, él no era culpable y era ella la que se comportaba mal. Estaba claro que hiciese lo que hiciese, siempre lo hacía mal. Si hablaba porque hablaba y si callaba porque callaba...

-No creo que emplear la violencia sea buena forma para reprender a alguien por su actitud -ese tipo de violencia sólo servía para causar miedo en vez de respeto. Todo el mundo quiere ser respetado, pero la mayoría acaban siendo temidos.

Su padre la había golpeado de vez en cuando con el cinturón y nunca había logrado enderezarla como había pretendido. Sólo le había causado miedo y dolor. Sabía que su padre la había querido, únicamente había estado equivocado en ese método de castigo.

-Y no estoy de morros -lo miró entrecerrando los ojos-. Yo no pongo morros -añadió casi ofendida.

por **Wesh** Lun Jun 20, 2011 5:43 pm

-¿Ah, no? ¿Y cómo llama a eso que hace con la boca? -intentó imitarla, fracasando completamente en el intento. Por lo menos consiguió arrancarle un amago de sonrisa, aunque debió de ser muy a su pesar porque desapareció en el acto.

Ladeó la cabeza para mirarla de nuevo algo más relajado, aunque no tanto como para que la gente pudiera pensar que estaba interesado en un jovenzuelo.

-Estoy de acuerdo en que la violencia es inútil como medio de educación -se encogió de hombros y señaló a la taberna con un movimiento de cabeza-. El problema es que esta gente ni siquiera sabe qué es eso. Sólo saben que deben sobrevivir y que para ello tendrán que utilizar la violencia, aunque sea para defenderse. La vida es un asco, lo sé -dijo al ver la cara que había puesto-. Pero por eso estamos aquí. Porque tienes que aprender. Ya lo sabes, no dudes en utilizar los puños.

El estaría allí para salvarla del estropicio que montara en caso de que decidiera intentarlo.

por Invitado Lun Jun 20, 2011 5:59 pm

Lo miró levantando una ceja. Y si no hubiese estado tan molesta, tal vez incluso hubiese esbozado una irónica sonrisa. Pero se contuvo.

-Sé perfectamente por qué estamos aquí. No necesitas recórdarmelo -se inclinó hacia él-. Y haz el favor de tutearme, si alguien te oyese dirigiéndote a mí de ese modo...

Negó con la cabeza suavemente mientras volvía a apartarse, pero antes de hacerlo alargó el brazó para coger la botella que la mujer había dejado bruscamente sobre la mesa. Se sirvió un poco del líquido en el vaso y lo hizo girar entre las manos mientras volvía a mirar al señor Wesh.

-¿Vas a pasar la noche aquí? ¿Haciendo... -dio un pequeño sorbo-, nada?

Giró la cabeza bruscamente cuando escuchó un jaleo al otro lado del local. Dos hombres se peleaban acaloradamente. Ambos tenían los rostros rojos -seguramente por el alcohol- y no paraban de lanzarse toda clase de insultos. Los miró intentando averiguar el motivo de la disputa.

por **Wesh** Lun Jun 20, 2011 6:07 pm

Wesh sí sonrió ante la aparente incomodidad de Victoria. ¿Ahora le decía que qué iba a hacer él? Él podría estar buscando la información que necesitaban si ella no se hubiera empeñado en hacerlo a la manera Bennet, que no se parecía en nada a la suya. Lo intentaba. ¡Diablos si lo intentaba! Pero la maldita bruja no hacía más que reprenderle con cada cosa que hacía. Y lo peor de todo era que él le entraba al trapo como un toro furioso. Como iba a hacer en aquel momento... Hasta que una riña al otro lado de la taberna, le distrajo de la riña que pensaba provocar él mismo.

Vio a los dos hombres golpearse, todavía lejos de donde ellos se encontraban. Estaba seguro de que en breve pondrían en pie de guerra a toda la maldita taberna. Estiró la mano y agarró la muñeca de la mujer, antes de que pudiera llevarse por segunda vez el vaso a la boca.

-Nos vamos -susurró para que sólo ella pudiera oírle, atento a los movimientos de los dos contrincantes-. Ahora.

por Invitado Lun Jun 20, 2011 6:19 pm

-¿Ya? -las cejas de Victoria se dispararon hacia arriba-. Pensaba que habías dicho que me vendría bien utilizar los puños para... -no puedo terminar la frase, el señor Wesh tiró de ella y se vio obligada a dejar el vaso rápidamente sobre la mesa y a seguirlo.

La arrastraba. Literalmente. Las puntas de sus botas apenas tocaban el suelo.

En menos de un segundo, cruzaron la taberna atestada de gente que ya empezaba a inquietarse y salieron al callejón. Justo cuando pusieron los pies en la calle, empezaron a escucharse sonidos de cristales rotos y fuertes golpes. Victoria supuso que las botellas, vasos y sillas estaban volando por el local.

-Dios santo, parece que vayan a matarse -suspiró-. Y tal vez sea por una tonteria. Tal vez uno de los hombres cogió sin querer el vaso del otro. -alzó los ojos hacia él-. ¿Adónde llegará todo esto, Wesh? Toda esta violencia...

por **Wesh** Lun Jun 20, 2011 6:38 pm

No se detuvo hasta alcanzar el otro lado de la calle. Si era una pelea de las buenas, no dudaba que acabaría involucrando incluso a los que estaban fuera de la taberna, incluidos ellos, si no se marchaban de allí de inmediato.

-Probablemente terminará con uno de ellos, o quizá ambos, inconscientes, pero no con daños graves -a no ser que uno de ellos estuviera realmente cabreado o que la pelea se hubiera fraguado por algo más inteligente que por un comentario a puta de turno-. Probablemente no sucederá nada si tienen dinero para pagar los desperfectos del local. Si no, el dueño llamará al alguacil y éste meterá entre rejas a los desdichados, hasta que alguien pague una fianza o quede un hueco en la horca.

Se dio cuenta tarde de que todavía no había soltado la muñeca de Victoria. Cuando lo hizo, le dio un ligero apretón para que no se alejara ni un poco de él.

-Ya sé que te dije que utilizara los puños, pero... realmente sólo deberías hacerlo cuando creas que tienes alguna oportunidad de ganar. O cuando quieras perder pero sepas que tu rival no va a clavarte un cuchillo por la espalda.

por Invitado Mar Jun 21, 2011 11:00 am

Se arregló el cabello debajo de la gorra, ya que la rápida escapada lo había movido un poco, e intentó controlar el temblor de sus dedos. Lo logró... con bastante esfuerzo. La pregunta que le había hecho al señor Wesh no había sido en referencia a esos dos hombres que se peleaban, sino al mundo en general. Últimamente había un clima de violencia que uno no podía sentirse seguro ni en su propia casa. Si la cosa seguía así, Victoria no tenía ni idea de a dónde iban a llegar las cosas.

Se apartó del señor Wesh y emprendió el camino calle abajo.

-Ésta no ha sido una buena idea. De hecho ha sido una idea terrible -se sentía enfadada y frustrada, tan... frustrada-. No puedo hacer de... -se tiró de las ropas-, esto. Sería más creíble de prostituta que de joven. Además, ¿no era una prostituta lo que necesitabas? Para hablar con el hombre ese... -estaba alterada, pero mantenía el tono de voz bajo para que nadie escuchase lo que decía, además con el escándalo de la pelea nadie podría oírlos-. Sinceramente, no sé por qué estamos perdiendo el tiempo con esto.

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