Ampliando Horizontes {Priv}

por **Wesh** Miér Mayo 25, 2011 6:12 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Había meditado mucho dónde llevar a Victoria por primera vez. El burdel había sido su primera opción, donde alguna de las chicas pudiera enseñarla a tratar con los hombres. Pero la había descartado en el acto. Ella no estaba preparada aún para ese tipo de lecciones. Recorrer las calles, con la mujer aún verde, podría resultar peligroso, más de lo normal. Así que se había decantado por la taberna. Si la suerte les acompañaba, podrían observar desde uno de los rincones sin que nadie reparase en ellos.

Antes de bajar del coche de alquiler, tuvo que reprender a la joven para que contuviera su euforia. Comprendía su excitación, pero la vida real les estaba esperando ahí fuera y cualquier fallo sería fatal, sobre todo para ella. La mujer se contuvo todo lo posible, pero de vez en cuando la sorprendía con una gran sonrisa curvando sus labios.

Antes de abrir la puerta del local, suspiró dándose ánimos y elevó una plegaria al cielo. La suerte estaba echada. Se adentró en el atestado establecimiento sin mirar atrás, esperando que Victoria estuviera siguiendo al pie de la letra la primera de sus instrucciones. NADA DE APARTARSE DE ÉL.

Llegó a una mesa libre no muy lejos de la puerta -por lo que pudiera pasar-, y allí se dejó caer a la espera de que una de las camareras se apresurase a llevarle una botella de ginebra. Iba a necesitarla.

por **Wesh** Mar Jun 21, 2011 6:22 pm

No le costó alcanzar su paso y caminar junto a ella por la calle, esquivando mendigos, borrachos y desperdicios.

-Hacemos esto porque es más fácil que aprendas a ser prostituta observándolas, que haciéndote pasar por una de ellas -comentó con sarcasmo, lanzándole una mirada de soslayo-. Es más creíble que un jovencito las mire embobadas a que una puta no deje que la toquen. Y, créeme, los clientes no te tocarían por debajo del camisón como el difunto señor Bennet -esto último lo dijo en voz tan baja que solo a ella le llegaron las palabras.

Se imaginó que estallaría en el acto. Pretendía que lo hiciera. la pelea la había turbado bastante, hasta el punto de plantearse esa manía a "aprenderlo" todo "in situ". Quizá, de esa manera conseguiría que le dejase solo en el trabajo.

Lo primero que vio ponerse colorado fueron sus orejas. Después, el rubor incendiario bajó por su rostro y su cuello, perdiéndose bajo la desastrada camisa. Se mordió los labios para no echarse a reír en ese instante y aguantar estoico el ataque de cólera.

por Invitado Mar Jun 21, 2011 6:43 pm

Durante un instante fue incapaz de reaccionar. No podía creer que el señor Wesh hubiese tenido la poca vergüenza de decir semejante barbaridad. Aunque, ¿por qué se sorprendía? Ya había dejado claro en otras ocasiones lo bruto que podía llegar a ser.

No tenía derecho a decir nada de aquello. Mucho menos a abochornarla con esos comentarios. Se volvió hacia él y a punto estuvo de darle una bofetada. Pero inmediatamente recordó que un jovenzuelo no da bofetadas...

Cerró los dedos en un puño y le dio con toda la fuerza de la que fue capaz en esa sonrisa socarrona que empezaba a formarse en su cara. Inmediatamente, le ardió la mano.

-¡¿Cómo te atreves?! -sacudió la mano intentando que el dolor que sentía en los dedos desapareciese-. No tienes idea de... -apenas podía hablar por el enfado-. ¡Samuel era un excelente amante!

por **Wesh** Mar Jun 21, 2011 6:56 pm

Las carcajadas empezaron a sonar no bien ella hubo gritado aquello. Lo del puñetazo había sido un acierto. Jamás habría imaginado que esa mujer pudiera utilizar los puños de esa manera. Realmente no le dolía más que si le hubiera dado un puñetazo un muchacho de catorce años, pero ella había hecho el esfuerzo y tendría que reconocérselo... algún día. Quizá cuando las carcajadas de la gente y las suyas propias dejaran de retumbarle en los oídos.

Definitivamente el disfraz de Vic tendría que ser descartado... a no ser que algún patán estuviera interesado en los jovencitos adolescentes que no tenían reparos en gritar a los cuatro vientos que un tan Samuel había sido un gran amante. La risa le asaltó aún más fuerte.

- Creo que dejaremos de venir por este barrio, Vic -resaltó el nombre para que ella fuera consciente del espectáculo que había montado-. A no ser que quieras exhibirte como un doncel.

Agarró sus manos antes de que tuviera la oportunidad de golpearle de nuevo.

por Invitado Jue Jun 30, 2011 4:22 pm

El sonrojo cubrió el rostro y el cuello de Victoria a una velocidad alarmante cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir y de las risas que estallaron en el callejón. Afortunadamente, el carbón con el que se había ensuciado cubría por completo su piel y escondía aquel rojo grana que de otro modo hubiese lucido con mayor bochorno.

Las risas estruendosas siguieron retumbando en el callejón mientras se alejaban a paso rápido. Faltaba poco para que el señor Wesh, que la tenía cogida de la mano, la arrastrara sobre los irregulares adoquines. Se veía obligada a corretear casi de puntillas detrás de él.

-¡Es un irrespetuoso! -chilló conteniendo la voz, sin alzarla-. No debería haberse atrevido a hacer semejante afirmación, ¡mucho menos delante de mí! Debería disculparse inmediatamente.

Habían dejado las risas atrás y ahora se internaban en un callejón absolutamente abandonado y apenas iluminado. Victoria no recordaba haber pasado por allí.

-¿Se puede saber dónde vamos?

por **Wesh** Jue Jun 30, 2011 4:36 pm

-A algún lugar donde los hombres no quieran hacerte sus amantes -comentó con sorna-. Y donde no se te olvide que tienes que tutearme

Continuó arrastrándola tras de sí hasta llevarla a un barrio algo más oscuro que el que acababan de dejar. En este, las mujeres aumentaban con cada paso que daban y se exhibían frente a ellos como si fuera día de mercado. Apenas se cubrían con harapos y sus pieles estaban ajadas y macilentas. Algunas, llevadas por la desesperación, se bajaban los escotes y les ofrecían sus pechos. Otras se arrojaban a sus pies rogándoles compación.

Aquello era sórdido incluso para él, así que suponía que Victoria estaba horrorizada. Mejor. Había algo en aquel lugar que tenía que quedarle muy claro. Ralentizó la velocidad de sus pasos y se acercó ligeramente a la mujer para que solo ella pudiera oírle susurrar.

-Toma nota mental de todo, Vic. Esto es lo que nunca tendrás que hacer cuando te hagas pasar por prostituta -su voz era suave y no podía ocultar la lástima que le daban todas aquellas mujeres que, no sólo se vendían por necesidad, sino que en la mayoría de los casos dependían de alguien que no les dejaría ni un sólo céntimo que ganaran-. Nunca dejes ver la necesidad que te corroe. Nunca supliques por los favores de un hombre -casi se detuvo para mirarla atentamente a los ojos-. Y se puede decir que esta lección es válida también para la vida

Y probablemente su señor Bennet nunca le había dado tan buen consejo, aunque ese pensamiento fuera soberbio incluso para él.

por Invitado Jue Jun 30, 2011 5:22 pm

Se le cerró la garganta cuando entraron en aquel callejón. Nunca antes se había movido por esos bajos fondos; nunca antes había visto esa cara tan oscura de la sociedad. Ingenuamente había pensado que ya lo había visto todo, que ya había visto lo peor. Pero he aquí la prueba de lo equivocada que estaba.

Inhaló profundamente y el fétido olor le revolvió el estómago. Lo obligó a asentarse y se obligó a sí misma a no cubrirse el rostro con la mano.Un joven de los bajos fondos estaría acostumbrado a ese olor, no se cubriría con una pañuelo de encaje.

Miró con pesar a las mujeres de cuerpos enfermizos y ojos perdidos. No había nada en ellas, eran tan sólo la cáscara de lo que una vez habían sido. Estaban vacías por dentro. Lo único que las movía era el hambre; el deseo de sobrevivir, pese a todo. Aunque algunas de ellas ya parecían haberse abandonado completamente. Parpadeó con rapidez y apartó la mirada.

-Nunca he suplicado, Wesh. Y espero no verme nunca en la necesidad de hacerlo.

por **Wesh** Jue Jun 30, 2011 5:34 pm

-Yo también -susurró mirando los ojos perdidos de una mujer que fumaba de una pipa.

Agarró aún más fuerte a Victoria y despacio, sin mostrar el deseo que ambos tenían de salir corriendo de allí, caminaron por entre las mujeres perdidas para la sociedad y para ellas mismas. Sabía que la situación podía írseles de las manos en cualquier momento, pero ella tenía que saber. Tenía que ver de lo que él había intentado protegerla y ella había querido meterse de lleno. Tenía que ser consciente lo que se jugaba con esa absurda búsqueda y la condición de acompañarlo. Debían estar todas las cartas sobre la mesa para que Victoria pudiera elegir libremente arriesgarse a una situación como aquella. Y sobre todo, aquello le daría el impulso que necesitaba para aceptar todas sus normas. Si la sociedad a la que pertenecía se enteraba de lo que una mujer de su clase estaba haciendo, no sería considerada mejor que esas carcasas de piel humana. ¿Podría vivir con ello?

- ¿Eres consciente de lo que te juegas, Victoria? ¿Lo eres ahora? -susurró en su oído, en voz muy baja. No era una amenaza, ni mucho menos. Solo un hecho.

por Invitado Jue Jun 30, 2011 5:47 pm

Por supuesto que era consciente de todo lo que se jugaba con aquello. Lo había sido desde el primer instante y aquella nueva realidad que le mostraba el señor Wesh no cambiaba nada. Absolutamente nada. No iba a echarse atrás. No ahora. Se había jurado vengar a Samuel a cualquier precio y eso era lo que iba a hacer.

-En una ocasión te dije que el precio no era un problema -alzó los ojos hacía él y estuvo a punto de ahogarse en aquellas pupilas que escondían más de lo que mostraban-. No me refería únicamente al dinero.

Saltó un charco, un líquido oscuro en el que prefirió no pensar, y contuvo una nueva arcada que sacudió su vientre.

-Samuel lo era todo para mí. Prefiero que me repudien y ver mi venganza cumplida a no hacer nada y que me acepten. Sé que... -se detuvo y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie le prestaba atención. Estaban demasiado ahogados en su propia miseria como para prestarle la más mínima atención-. Sé que debes pensar que soy estúpida, pero creo que esa etapa ya la hemos superado.

por **Wesh** Jue Jun 30, 2011 6:04 pm

Por extraño que pudiera parecer, aquello no la hacía una idiota a sus ojos. Ni mucho menos. No contestó. Volvió a mirar al frente y apretó su brazo para que supiera que la había oído y que quizá continuarían la conversación en otro momento... Quizá no... Pero tenían que salir de allí cuanto antes. Ella parecía a punto de vomitar y tampoco podía censurarla por eso. El también sentía náuseas.

Apretaron el paso hasta salir a una plaza bulliciosa. Los jóvenes ebrios se agarraban y bailaban al son de los violines y las panderetas. Los gitanos ejercían su profesión de mendigos, pidiendo unas monedas a cambio de música con la que enloquecían a los asistentes de la improvisada fiesta. Las mujeres se lanzaban a los brazos de sus amantes, pero las escenas en nada se parecían a lo que acababan de dejar atrás. Nadie les prestaba la más mínima atención. Por eso acercó a Victoria a una esquina de la plaza, por si acaso las ganas de vomitar pudieran con ella.

-Ya estamos fuera -suspiró-. No volveremos a este lugar. Pero no quiero que olvides lo que has visto en esas calles.

por Invitado Jue Jun 30, 2011 6:19 pm

Sintió como si de repente se desprendiese de una enorme presión y respiró con profundidad, tragando todo aquel aire medianamente limpio que sus pulmones recibían como agua de mayo. Mientras tanto, sus ojos absorbían el movimiento que estaba teniendo lugar en la plaza. Era tan diferente... Había risas, baile, color y música. A pesar de la pobreza, lo pasaban bien y había diversión. Había vida. En la otra sólo había habido muerte y desolación.

Miró al señor Wesh, pero no se sintió capaz de hablar. Se limitó a asentir con la cabeza, con un movimiento apenas perceptible. De hecho, sólo él que la miraba había llegado a apreciarlo.

-¿Nunca pensaste en ganarte la vida con el baile? -hizo un gesto con la cabeza hacia el gitano y la gitana que bailaban a apenas unos metros de distancia.

No supo quién de los dos se mostró más sorprendido después de formular la pregunta. Pero no le importó que se molestase ni que la considerase una fisgona. Necesitaba hablar de algo que... que no fuese lo que acababan de ver.

No supo descifrar la mueca que formó con sus labios, pero prefiero aclararle algo antes de que se lo tomase mal. Dios sabía la facilidad que tenía el señor Wesh para entender las cosas del modo más erróneo.

-No pretendía ofenderte. Yo sólo...

por **Wesh** Jue Jun 30, 2011 6:29 pm

Procuró no ofenderse, ya que ella intentaba explicarle que no lo había dicho con esa intención, pero no lo consiguió. A pesar del dinero que había conseguido, de que vivía como cualquier burgués de París y de que no había nada que deseara que no pudiese tener, todavía llevaba encima el estigma de ser un gitano no aceptado por la parte de la sociedad que realmente importaba en la ciudad. Interiormente se decía a sí mismo que aquello no importaba, que no había nada de lo que pensasen de él que pudiera afectarle. Pero no era cierto. Cuando oía ese tipo de comentarios, recordaba lo que era y no quería ser.

-No importa -cortó secamente sus disculpas, sin contestar a su pregunta. No era necesario. Su mirada lo decía todo.

La soltó con delicadeza, a pesar de su estado de ánimo y caminaron juntos por la plaza, esquivando a los jóvenes que se divertían con sus danzas. Era un espectáculo digno de ver y que al mismo tiempo le asqueaba. Había belleza en los gitanos. En sus saltos, en sus giros, en el vuelo de los vestidos de ellas, en las sonrisas de ellos. Wesh a veces envidiaba esa libertad de la que hacían gala y que él era incapaz de conseguir. No pensó en explicarle sus sentimientos a Victoria. Jamás las palabras que guardaba dentro saldrían de él exponiendo una debilidad que nadie necesitaba saber. Y que él no tenía intención de reconocer ni siquiera ante sí mismo

por Invitado Jue Jun 30, 2011 6:45 pm

Dejó escapar un suspiro prolongado y luego, recordando el papel que interpretaba, carraspeó de forma sonora antes de escupir en el suelo. Se sintió tan orgullosa con su interpretación que decidió mejorarla: se subió los pantalones de un tirón y prosiguió su camino con largas y firmes zancadas.

Sus ojos pronto quedaron atrapados en la frenética danza de los gitanos. El modo libre en el que se movían, vestían, hablaban, cantaban. Parecían tan felices a pesar de todo lo que aparentemente les faltaba... Clavó la mirada en los pies desnudos de la mujer morena. Eran largos y esbeltos, con varias pulseras con monedas anudadas a los tobillos. Los dedos de los pies acariciaban el suelo con cada movimiento, vibraban con cada nota que flotaba en el aire arrancada de los instrumentos. Nunca habría podido imaginar que unos simples pies podían expresar tanto, que unos pies podían gesticular del mismo modo que lo hacían las manos.

¡Era simplemente asombroso!

De repente, aquellos pies empezaron a avanzar hacia ella y Victoria alzó la cabeza con un movimiento brusco.

La gitana morena iba directamente hacia ella.

-¿Ties pensao dar parné? -preguntó sacudiendo un saquito-. Me has mirao mucho.

por **Wesh** Jue Jun 30, 2011 7:01 pm

Observó a la hermosa mujer que se les había acercado. Morena. Vestida con una falda de tantos colores como tenía el arcoiris y una blusa de un verde imposible, pisaba fuerte para que las pulseras pudieran tintinear en sus tobillos. Los miraba con la expresión arrogante de quien se sabe hermosa y espera sacar partido de ello. se sacudió con gracia la espesa cabellera, tan negra que parecía azulada cuando la luz incidía sobre ella, y dirigió una mirada expectante hacia Victoria. La muchacha no era tonta. Quizá Wesh aparentara ser más adinerado, pero Vic era más joven y parecía más atolondrado. Era una de las cosas que no le gustaba de sus congéneres. Tenían tendencia a pensar únicamente en su provecho personal y momentáneo. Y para ello les daba igual valerse del más débil.

- ¿Qué, muchacho? - se volvió hacia Victoria fingiendo una sonrisa burlona. Tenía ganas de ver cómo se las apañaría-. ¿Ties parné?

La joven esperaba expectante la reacción de Victoria. También lo hacía Wesh. No hizo caso de las miradas nerviosas que le lanzó su acompañante. Después de lo que acababan de ver, sabía que lo haría bien.

por Invitado Mar Jul 19, 2011 2:56 am

Victoria se esforzó por no poner cara de cervatillo asustado, cosa que fue difícil. Dios, ¿por qué tenía que ocurrirle todo a ella? ¿por qué la gitana no se había acercado a otra persona? ¿al señor Wesh, por ejemplo? Realmente tenía alguna clase de imán que atraía este tipo de situaciones.

La mujer seguía sin moverse un ápice, con los ojos negros clavados en ella. Si acaso se acercó un poco más, como si tratase de intimidarla. Tenía una mano apoyada en la exuberante cadera y había empezado a mover el pie de modo inquieto, haciendo sonar las pulseras que llevaba en el tobillo. Soltando un resoplido, la gitana se volvió hacia Wesh.

-¿Tu amigo tá atontao?

Por el rabillo del ojo, Victoria se percató de los intentos que hizo el señor Wesh para no reírse. Casi estuvo a punto de agradecérselo. Casi.

-Apreciaría que te dirigieses directamente a mí -el licor que había tomado en la taberna le había dejado la voz ronca y la garganta irritada, por lo que no tuvo que esforzarse en fingir una voz más grave. La gitana, al escuchar su voz, volvió sus ojos hacia ella y la miró con una ceja arqueada-. Seguro que has pensado que por mi juventud podías tomarme el pelo, ¿cierto? ¡Qué pena que te salga el tiro por la culata! Estoy seguro de que si mantuvieses la boca cerrada o te mostrases más amable, ganarías el doble de dinero. Eres una mujer hermosa, no deberías echarlo a perder al abrir la boca.

Esta vez, la gitana alzó las dos cejas, sorprendida.

-Sé que es difícil sobrevivir en la calle, mucho más para una mujer, y que esa actitud seguramente es el resultado de eso. Pero hay muchas formas de defenderse y mantenerse a salvo. Ganarías mucho más si hicieses lo que te digo, créeme -Victoria rebuscó en uno de sus bolsillos y sacó unas cuantas monedas-. Aquí tienes. Y cuídate

La gitana alzó la barbilla y tomó las monedas. Las guardó rápidamente en el saquito y se alejó de ellos contoneando las caderas. En cierto momento, se giró y le echó una mirada confusa por encima del hombro.

por **Wesh** Lun Ago 22, 2011 11:22 am

Se sintió tentado de darle la razón a la gitana en su afirmación de que su amigo estaba atontado, pero imaginó que la señora Bennet no lo apreciaría demasiado. La joven era una preciosidad morena que se le estaba ofreciendo en bandeja a un adolescente. La primera reacción de éste habría debido ser pedirle un adelanto de lo que podría ver por una moneda. Por lo menos mostrarse un mínimo interesado. O quizá mandarla al diablo por sus exigencias. Wesh tenía muy claro lo que él hubiese hecho a esa edad. Pero Victoria le daba una moneda y un consejo sin pedir nada a cambio. La muchacha sabía que podía haberle sacado más, pero estaba tan confundida como parecía. Sabía negociar con los hombres, no lo que era una dádiva desinteresada. Y él había aprendido la lección: era mucho más fácil que Victoria se desenvolviera como prostituta que como hombre.

Sin embargo, no le dijo ninguna de esas cosas, por mucho que le estuvieran quemando en la boca. Se limitó a sacudir la cabeza con un esbozo de sonrisa y aclarar:

- Sabes que se gastará la moneda en cualquier chuchería y se reirá con sus amigas por lo tonto que fue el muchacho que se la dio, ¿verdad?

por Invitado Lun Ago 22, 2011 6:57 pm

Tal vez lo hiciera... o tal vez no. Quizá con esto, la joven gitana aprendiese que no todos los hombres eran iguales, que valía por mucho más que por su cuerpo y que podía ganarse la vida con el simple baile.

La observó alejarse, aquellos pies descalzos casi levitando sobre la tierra sucia. La colorida falda contrastaba sobremanera con la oscura y sucia calle, pero sobre todo lo hacia con el largo cabello negro que se balanceaba alrededor de su cintura. Sintió una extraña presión en el pecho y, durante un segundo, fue incapaz de respirar. ¿Qué futuro le depararía a aquella mujer? ¿dónde terminaría?

Apartó los ojos de ella y se volvió hacia el señor Wesh cuando lo escuchó hablar.

-Estoy segura de que te hubiese gustado presenciare un espectáculo -habló en un susurro, sólo para que la escuchase él, y le sonrió de forma forzada, enseñándole su blanca dentadura-. Pero, como comprenderás, no pensaba hacer nada indecente como besar a esa mujer o tocar... tocar uno de sus... -carraspeó-, pechos -dijo finalmente con un hilillo de voz-. Soy consciente de que eso te habría divertido, pero, ya ves, uno no puede reír cuando quiere.

Lo miró de reojo y se sorprendió nuevamente por su altura. Dios, era inmenso. Le daba la sensación de que cada vez que no lo miraba crecía unos milímetros... o tal vez era ella la que se hacía más pequeña.

¿Cómo trataría a esas mujeres? Lo había visto interactuar con la camarera de la taberna, pero no era lo mismo. ¿Habría tenido la necesidad en alguna ocasión de pagar por los servicios de una cortesana?

Y... ¿cómo trataría simplemente a una mujer? Con ella no estaba siendo nada amable, pero ella no estaba catalogada como mujer, sino como negocio.

A todo esto, ¿por qué se estaba haciendo estas estúpidas preguntas?

por **Wesh** Lun Ago 22, 2011 7:46 pm

Quizá cualquier otro hombre se hubiera sentido ofendido por esa suposición, pero hacía tiempo ya que procuraba no tomarse a pecho nada de lo que se dijera de él. Con ella tenía que esforzarse el doble. Aquella maldita mujer tenía el desagradable don de sacarle de sus casillas. ¡Y qué diablos! Sí se había ofendido un poco. ¿Pero qué pensaba que era? ¿El mayor déspota sobre la faz de la tierra? ¿Incapaz de pensar nada más que en su propia diversión?

Se volvió hacia ella, hasta quedar de frente y tapándola del espectáculo de la plaza con su cuerpo. Fue templando su temperamento en el proceso.

- Señora Bennet -comenzó en un tono tan bajo que nadie habría podido oírle aún de haberlo intentado -, creo que hay algo en todo este asunto que aún no lo ha quedado claro -apoyó las manos en las caderas antes de continuar, mirándola fijamente a los ojos-.No estoy haciendo esto por mi diversión. Nada de lo que he hecho desde que la conocí ha sido por mi diversión. Al contrario, le aseguro que no me he divertido menos en mi vida

Suspiró al ver que ella estaba a punto de atacarlo de nuevo y habló rápido para no darle la opción de intervenir.

- Yo no quería aceptar su caso, recuerda. Usted me buscaba, yo me escondía. Usted seguía buscando y yo tuve que aparecer para que no le cortaran el cuello mientras la violaban. Me dejé encontrar. Acepté su caso con la intención de que dejara de hacer estupideces que la llevaran a la tumba. Y no le bastó -suspiró de nuevo y miró al cielo antes de volver a clavar los ojos en ella-. Se empeñó en trabajar conmigo. Sabe Dios porqué lo acepté, pero lo hice -se apresuró a responder alzando una mano para acallar sus protestas-. Estoy intentando encontrar la forma de que me acompañe sin que entorpezca la búsqueda y haga que nos maten a ambos. Todo esto... -señaló con la mano el espectáculo que había a su espalda-, no es por mi diversión. No me hace una pizca de gracia. No me gusta que esa muchacha tenga que venderse al primero que le da una moneda. Y no solo porque sea una gitana, como yo -matizó-. No me gustan muchas cosas que usted piensa que me hacen gracia. Pero no puedo salvar el mundo yo solo, ni siquiera aunque usted me ayude. Mi trabajo en este momento es encontrar a los asesinos de su marido y mantenerla con vida mientras usted se empeña en llamar a la parca a gritos. Créame, es trabajo suficiente para una sola persona y no me resulta divertido.

Dio un paso hacia ella, haciendo que prácticamente quedaran pegados... Al menos la nariz de la muchacha al hueco de su clavícula.

-Entérese de una vez de que todo esto es por usted. No tiene nada que ver conmigo

por Invitado Lun Ago 22, 2011 8:11 pm

Lo escuchó porque fue imposible no hacerlo y, con cada frase que salía de su boca, ella empequeñecía un centímetro. Por un momento, se recordó a sí misma con apenas quince años mientras su padre la reprendía. La sensación que había experimentado entonces era igual a la que sentía ahora: una niña estúpida luchando por unos ideales y por unos derechos imposibles.

El señor Wesh tenía mucha facilidad para hacerla sentir como una niña caprichosa en su primera aventura, para hacerla sentir como eso contra lo que había luchado desde su adolescencia. De ser otros los motivos por los que estaba allí, habría dado media vuelta y habría huido avergonzada. Pero la empresa que tenía entre manos valía mucho más que su orgullo herido.

Volvía a hablarle de usted. El señor Wesh volvía a alzar la barrera y ponía distancia entre ellos.

-No hay quién lo entienda. Nunca sé por dónde va a salir. Lo que sí sé es que siempre va a molestarse. Haga lo que haga e intente lo que intente-estaba tan agotada de todo-. No acostumbro a darme por vencida ni a tirar la toalla, pero está claro que esto no avanzada y, por supuesto, soy yo la piedra en el camino-hundió los hombros-. Me doy por vencida. Haga lo que tenga que hacer, en solitario, que es como se encuentra más cómodo. Yo... ya he hecho suficiente la estúpida.-lo miró a los ojos-. Sólo encuéntrelo y permítame matarlo.

por **Wesh** Lun Ago 22, 2011 8:39 pm

- De eso nada. No he pasado esta noche horrible en balde

Bien. ¿Y ahora por qué había dicho eso? Se sorprendió de su propia estupidez en el momento en que salió de su boca. Y por mucho que deseaba haberlo pensado, los ojos atónitos de Victoria le dijeron que realmente había soltado lo primero que se le había pasado por la cabeza.

Apartó la mirada y se llamó idiota mentalmente unas diez veces antes de decidirse a respirar de nuevo. ¿Pero qué bicho le había picado? Ella le ofrecía en bandeja una solución más que satisfactoria y él tenía que estropearlo. ¡Maldito idiota! No debería haberse hecho a la idea de tener que trabajar con ella. ¡Maldición! Ese hecho no debería atraerle tanto. La mujer no hacía más que meter la pata y buscarse problemas; buscárselos a él. ¿Pero cómo le decía ahora que se lo había pensado mejor y que en verdad debía quedarse en su casa?

Sus enormes ojos marrones no tenían nada que ver con esa vacilación, por supuesto que no. Tampoco esa boca que le arrebataba la cordura a cualquier hombre, para nada. Ni las curvas que había podido atisbar bajo a través del camisón aquella misma noche. Ni lo sola y aburrida que le había parecido las veces que la había observado sin que ella se diera cuenta en contraposición a la alegría y la excitación que había visto en su rostro cuando se preparó para la aventura que tenía por delante. ¡Diablos! Estaba completamente loco.

- En fin -sus ojos se encontraron de nuevo-, supongo que no será tan horrible si los dos nos esforzamos un poco más. Y no volverás a vestirte de hombre, ha sido un error desde el principio. Por eso te traje aquí.

Se colocó junto a ella mirando a la plaza, sin dar más explicaciones.

-Observa a las mujeres. No a las que buscan hombres sino a las que ya lo han conseguido. En el futuro tú serás cortesana y yo tu amante -intentó tragar saliva sin que se le notara el nudo que se le había formado en la garganta ante esa perspectiva-. Supongo que no puede salir peor que esta noche

por Invitado Mar Ago 23, 2011 11:41 am

No supo cuál de los dos se quedó más sorprendido cuando las palabras del señor Wesh salieron de su boca, pero la cara de él fue todo un poema cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir. La de ella no debía serlo menos, lo último que había esperado de él era esa reacción.

Sintió una euforia indescriptible. De repente fue como si todo el cansancio desapareciese y volviese a tener plena confianza sobre sí misma. Todo volvía mostrarse claro y ella sentía que sabía exactamente lo que debía hacer. Si no hubiesen estado en plena calle, seguramente se habría lanzado hacia él y lo habría abrazado, dejando a un lado las formas; pero se obligó a contenerse y lo único que hizo fue darle un suave apretón a aquella enorme mano. Un apretón que no sería visible para los transeúntes, puesto que las chaquetas de ambos les cubrían.

-Gracias.

Iba a hacer su mejor intento por comprenderlo, por intentar llevarse bien con él. Eso no significaba que obedecería cada una de sus órdenes o que le daría la razón en todo. Discutirían y hablarían y llegarían a acuerdos antes de actuar. Como buenos compañeros de equipo.

Sus pensamientos se interrumpieron al escuchar la voz del señor Wesh.

-Observa a las mujeres. No a las que buscan hombres sino a las que ya lo han conseguido. En el futuro tú serás cortesana y yo tu amante. Supongo que no puede salir peor que esta noche.

No sabía en qué momento de la noche había tomado esa decisión pero, después de considerarlo, Victoria se dio cuenta de que era preferible hacer el papel con él que con un completo desconocido. Y, por supuesto, estuvo de acuerdo con él en que no podía salir peor que esta noche.

-¿Y cómo se comportan las cortesanas cuando ya tienen un amante? -preguntó en un susurró sin mirarlo, sus ojos estaban fijos en aquellas mujeres-. Yo no veo ninguna diferencia con las que no lo tienen. A parte de que unas están acompañadas y las otras no.

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