AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Perfume [Libre]
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Perfume [Libre]
A diferencia de Francia, Londres, había tornado una especie de calma, desde el momento en que pise aquel suelo lleno de un elegante arte rustico, como pulido con esfuerzo, con el afán de mantenerse siempre bello, me hechizo desde el primer momento, “Descanso” era la palabra perfecta para estar ahí, por una vez, deseaba olvidarme de que soy “un muerto entre vivos” y de seguir como si fuera un humano que ama la oscuridad.
Al llegar note la diferencia de educación de la gente, la belleza y sutileza con las que las delgadas mujeres desfilaban por las calles, era un espectáculo, caminar entre sus bellos edificios, que decir de la estructura de algunos de sus catillos, y el verde de sus jardines, glamor y romance se podía ver en cualquier punto, no el aburrido ambiente grisáceo de Paris, definitivamente amaba ese lugar.
Tome asiento fuera de una de las mesas de un restauran que parecía demasiado elegante, había demasiada gente francesa, pero bueno yo estaba disfrutando del panorama, el adorno de las mesas se desparramaba en unas flores color violeta, aun las luces parecían más poderosas, con una intensidad, había masetas colgando con los hermosos botones en colores elegantes, qué decir del servicio, hombres y mujeres uniformados que atendían con esmero a sus clientes, pronto solo pedí un buen vino, era lo único que me apetecía.
Cuando una mujer que aparentemente trabajaba recientemente en el restaurant, se me acerco y dejo tirar una copa de vino por accidente encima de la camisa blanca de seda que portaba, me levante casi espantado por el acto, mirando la mancha, seguro que estaría apenada por aquello, agarre la servilleta que ahí estaba y empecé a secar la mancha, debo decir que dibuje una mueca de molestia.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Perfume [Libre]
El viaje había sido largo; tremendamente largo y yo estaba agotada. ¿Que a dónde habia ido? pues nada más y nada menos que a Londres. Sí, me había ido a pasar el fin de semana en la casa de unos amigos de mi madre. ¿Por qué me hacían ir de un lado para otro? que si el teatro..que si la casa de este...que si la casa del otro...que si una obra..¡ya basta! Quería quedarme sola, en mi casa y sin hacer nada en todo el día. Pero no, siempre había algo que hacer. Nunca podía estar tranquila. Oh, como envidiaba a aquellos que no tenían otra cosa que hacer que estar sentados en la calle observando a la gente pasar. No comprendía como mucha gente podía tenernos envida, seguramente tenía envidia de lo que nuestra imagen daba a pensar; pero ponerse en mi piel desdeluego que artaría hasta a el más pobre.
Para colmo, el hijo del señor Hasburg -ese era el apellido del amigo de mamá- era un hormonado que no paraba de mirarme con ojos..ciertament extraños. Y claro ¿qué podía hacer yo? pues, o bien le ignoraba o bien le sonreía amablemente. Lo que por la cara que se le estaba quedando me daba la sensación que lo interpretaba de una mala manera. Exactamente no sabía cómo pero desdeluego no de la manera en que mi mente pensaba. Un "deja de mirarme atontado" seguro que no; tal vez un "oh que amable por mirarme ¡cuidado! se le cae la baba.." sin nada de ironía y con mucha timidez. ¡Qué arta estaba!
Y por eso mismo acabé por marcharme de allí. Le dije a mi madre que saldría a dar una vuelta, con la excusa de que quería conocer la ciudad. Obviamente a los tres segundos de decirlo -casi sin dejarme acabar- ya estaba su hijo ofreciendose, le habría puesto las cosas en bandeja de oro. Nosotros dos solos, de noche, paseando juntos..¡ugh! menos mal que pude escaquearme y finalmente salir sola. Prefería que mis fantasias nada agradables no se hiciesen realidad. El pobre tampoco tenía la culpa; la culpa era mia por, tal vez, ser como era. ¿Tenía otra opción?
La calle estaba bastante animada, cabe decir que muchas parejas paseaban. Y la noche se alzaba estupenda sin ninguna nube que tapara la esplendida luna o las brillantes estrellas que la acompañaban. De repente noté que mi cuerpo se chocaba con algo en el lapso de tiempo en el que mi rostro estaba alzado para contemplar el cielo. ¡Madre mía! Me había metido por en medio de unas mesas que había en la calle y había chocado con la camarera. - Lo siento mucho.. - mis disculpas fueron hacia la camarera, sin embargo, al mirar tras de ella observé al joven al que se le había caido una copa de vino encima. Sin duda el que había salido peor parado - ¡Ah! ¡Lo siento mucho! Por favor, perdóneme - enseguida hice una recerencia mordiendome el labio inferior aprovechando que en ese momento no me veían la cara. ¡Qué verguenza! Y que torpe podía llegar a ser.
Para colmo, el hijo del señor Hasburg -ese era el apellido del amigo de mamá- era un hormonado que no paraba de mirarme con ojos..ciertament extraños. Y claro ¿qué podía hacer yo? pues, o bien le ignoraba o bien le sonreía amablemente. Lo que por la cara que se le estaba quedando me daba la sensación que lo interpretaba de una mala manera. Exactamente no sabía cómo pero desdeluego no de la manera en que mi mente pensaba. Un "deja de mirarme atontado" seguro que no; tal vez un "oh que amable por mirarme ¡cuidado! se le cae la baba.." sin nada de ironía y con mucha timidez. ¡Qué arta estaba!
Y por eso mismo acabé por marcharme de allí. Le dije a mi madre que saldría a dar una vuelta, con la excusa de que quería conocer la ciudad. Obviamente a los tres segundos de decirlo -casi sin dejarme acabar- ya estaba su hijo ofreciendose, le habría puesto las cosas en bandeja de oro. Nosotros dos solos, de noche, paseando juntos..¡ugh! menos mal que pude escaquearme y finalmente salir sola. Prefería que mis fantasias nada agradables no se hiciesen realidad. El pobre tampoco tenía la culpa; la culpa era mia por, tal vez, ser como era. ¿Tenía otra opción?
La calle estaba bastante animada, cabe decir que muchas parejas paseaban. Y la noche se alzaba estupenda sin ninguna nube que tapara la esplendida luna o las brillantes estrellas que la acompañaban. De repente noté que mi cuerpo se chocaba con algo en el lapso de tiempo en el que mi rostro estaba alzado para contemplar el cielo. ¡Madre mía! Me había metido por en medio de unas mesas que había en la calle y había chocado con la camarera. - Lo siento mucho.. - mis disculpas fueron hacia la camarera, sin embargo, al mirar tras de ella observé al joven al que se le había caido una copa de vino encima. Sin duda el que había salido peor parado - ¡Ah! ¡Lo siento mucho! Por favor, perdóneme - enseguida hice una recerencia mordiendome el labio inferior aprovechando que en ese momento no me veían la cara. ¡Qué verguenza! Y que torpe podía llegar a ser.
Danitza Denndörfer- Gitano
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Localización : Cantando por ahí. Procura no mirarme demasiado porque me daré cuenta...
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Re: Perfume [Libre]
Vaya encuentro tan repentino, acababa de llegar y un poco de incomodidad se me presentaba ahora, pero estaba feliz aunque aparentara lo contrario, increíble, no podía ni siquiera sentir lo que pudo ser una quemadura, la mesera bajo el rostro con vergüenza pero detrás de ella la mujer más hermosa que pude ver desde mi encuentro tan misteriosa que llamo mi atención, pero debía comportarme, no debía seguir buscando con quien jugar o victimas para matar, o solo por compañía, como antes, no había nadie que me vigilara, ni siquiera el estúpido mayordomo que siempre se preocupaba, pues el también era un vampiro antiguo que cuido de mi padre y al cual me fueron dejando, así que también le había dejado que vagara por el mundo, ahora estaba solo yo, siempre yo, con aquel misterio tan hermoso delante de mí, un enigma en mi cielo, lo admito me capturo desde el primer instante, mis resplandecientes ojos azules no le quitaron la vista a un sol como ese.
- No se disculpe Madame, esto suele pasar, este tranquila que no ha sido nada… Entiendo que se comentan actos, seguro que habrá una explicación detrás de esto…
Me acerque en cuanto se volvió a ir la camarera, que regañada por su “patrón” corría para limpiar y se disculpaba conmigo, mientras trataba de explicar que todo estaba bien. Este encuentro fue gracias a una mancha de vino a su perfume y a su hermosura.
- Déjeme invitarle una copa, o un café, eso compensara la mancha.
¡Qué atrevido!... Bueno siempre lo había sido, pero por dios estaba en un país ajeno, comportándome como un “francés” con encanto de zorro, eso no era aceptable.
- Vamos tome asiento y tranquilícese, por cierto Asagi Dunkelheit a sus órdenes, espero que no le incomode mi atrevimiento.
Le bese el dorso de la mano y le entregue una bella rosa que estaba dentro de mi saco, le mire con gentileza, porque el ser una persona amable me encantaba y no perder el toque elegante y de caballerosidad que me caracterizaba era lo más importante. Las cosas empezaron a calmarse en cuanto tomamos asiento, mire al cielo, estaba tupido de hermosas estrellas que coquetamente me giñaban con ese brillo espectacular.
- No se disculpe Madame, esto suele pasar, este tranquila que no ha sido nada… Entiendo que se comentan actos, seguro que habrá una explicación detrás de esto…
Me acerque en cuanto se volvió a ir la camarera, que regañada por su “patrón” corría para limpiar y se disculpaba conmigo, mientras trataba de explicar que todo estaba bien. Este encuentro fue gracias a una mancha de vino a su perfume y a su hermosura.
- Déjeme invitarle una copa, o un café, eso compensara la mancha.
¡Qué atrevido!... Bueno siempre lo había sido, pero por dios estaba en un país ajeno, comportándome como un “francés” con encanto de zorro, eso no era aceptable.
- Vamos tome asiento y tranquilícese, por cierto Asagi Dunkelheit a sus órdenes, espero que no le incomode mi atrevimiento.
Le bese el dorso de la mano y le entregue una bella rosa que estaba dentro de mi saco, le mire con gentileza, porque el ser una persona amable me encantaba y no perder el toque elegante y de caballerosidad que me caracterizaba era lo más importante. Las cosas empezaron a calmarse en cuanto tomamos asiento, mire al cielo, estaba tupido de hermosas estrellas que coquetamente me giñaban con ese brillo espectacular.
- Spoiler:
- Quisiera pedirle una disculpa aunque se de esta forma, se que la respuesta o es demasiada corta o carece de lo que me caracteriza normalmente, pero mi salud no está en condiciones adecuadas, espero no le moleste, no he querido descuidar mi tema en algún momento con usted así que he respondido “como se debe” hasta ahora, espero seguir haciéndolo y que perdone la demora, si he de tener otra gran demora en los próximos día pido me disculpe, pero dudo que suceda, así que a partir de ahora, mis respuestas serán como anteriormente, rápidas y Mejores… Muchísimas Gracias por ser paciente… Asagi Dunkelheit desea que lo pase muy bien.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Perfume [Libre]
Para mi increible sorpresa el hombre resultó ser demasiado amable conmigo. Aún cuando le había manchado su preciosa camisa blanca que ciertamente parecía ser bastante cara. Se esperaba más bien un "Me las pagarás jonvencita" o como máximo un "A ver si la próxima vez tiene más cuidado, madame" rozando lo cortes. Más que me disculpara sin echarme la culpa no entraba para nada en mis planes. Suspiré con una leve sonrisa algo aliviada, en parte, porque no había salido regañada, quieras o no ese tipo de cosas siempre le bajan a uno la autoestima aunque el echo de que hubiese sido torpe no lo cambiaba nadie. Noté mis mejillas suavemente acaloradas, posiblemente, teñidas de un ligero color carmín; siempre que me veía en una situación vergonzosa me ocurria. Eso junto con el repentino sofoco que experimentaba mi cuerpo. No tenía otra opción que esperar a que mi mente se olvidara del asunto para volver a sentirme normal.
El color sonrojado de mis cachetes aumentó al observar la rosa que me entregaba junto al beso. De mis labios salió una pequeña risilla estupida ¡Sí! Había sonado totalmente estupida cual muchachita que se averguenza por la cosa más insignificante. Madre mía no acertaba ni una; ahora mi cuerpo sentía un calor todavía mayor por la verguenza de lo que le debía parecer a ese joven. Un joven ciertamente extraño cabe destacar pues no era como los que usualmente conocía. Tenía un aire diferente además de ese cabello oscuro y lacio que cubría parte de su rostro. Le daba un toque de misterio que me atraía bastante; siempre me habían atraido las cosas prohibidas, misteriosas o que conllevasen algo de peligro. Era parte de mi naturaleza animal.
Me senté sin más, arreglandome algo el cabello disimuladamente y posando la rosa sobre la mesa. - Auch - entrecerré uno de mis ojos cuando una espina talló la llema de uno de mis dedos formando así una raja en vertical. Suave y fina por la que salieron un par de gotas de sangre nada más pero aún así el pequeño pinchazo me hizo estremecerme - ¡Qué torpe soy! - exclamé de nuevo empezando a enfurecerme conmigo misma, lamiendo el dedo afectado e introduciendomelo en la boca, intentando a la vez no parecer desmasiado descortés por el gesto - No puedo salir de casa sin organizar algún desastre o que me pase algo ¿lo ve? - suspiré entrecerrando mis ojos algo decaidamente, no soportaba ser así - De nuevo disculpeme por lo de la camisa, es una pena que se haya ensuciado con lo bonita que es, además, parece ser bastante cara - abrí los ojos para mirarle de nuevo, esta vez a los ojos y dando algunas pequeñas lamidas a la punta de mi dedo. Cual gato.
- Claro que no me es incómodo, si la que debería invitarle a algo soy yo; lo que pasa que no llevo dinero... - murmuré esto último agachando la mirada, casi nunca salía de esa manera y cuando lo hacía no pensaba en gastar precisamente por lo que no llevaba el dinero conmigo. Era algo que tampoco me dejaban administrar como quisiera. Otra cosa más a añadir a la lista de lo que me controlaban - Yo soy Erika, Erika Tsergas, el placer es mio Monsieur - Estiré ligeramente el brazo con la intención de que estrecharamos la mano, aún teniendo algo de sangre en el dedo esperaba que no le importase.
El color sonrojado de mis cachetes aumentó al observar la rosa que me entregaba junto al beso. De mis labios salió una pequeña risilla estupida ¡Sí! Había sonado totalmente estupida cual muchachita que se averguenza por la cosa más insignificante. Madre mía no acertaba ni una; ahora mi cuerpo sentía un calor todavía mayor por la verguenza de lo que le debía parecer a ese joven. Un joven ciertamente extraño cabe destacar pues no era como los que usualmente conocía. Tenía un aire diferente además de ese cabello oscuro y lacio que cubría parte de su rostro. Le daba un toque de misterio que me atraía bastante; siempre me habían atraido las cosas prohibidas, misteriosas o que conllevasen algo de peligro. Era parte de mi naturaleza animal.
Me senté sin más, arreglandome algo el cabello disimuladamente y posando la rosa sobre la mesa. - Auch - entrecerré uno de mis ojos cuando una espina talló la llema de uno de mis dedos formando así una raja en vertical. Suave y fina por la que salieron un par de gotas de sangre nada más pero aún así el pequeño pinchazo me hizo estremecerme - ¡Qué torpe soy! - exclamé de nuevo empezando a enfurecerme conmigo misma, lamiendo el dedo afectado e introduciendomelo en la boca, intentando a la vez no parecer desmasiado descortés por el gesto - No puedo salir de casa sin organizar algún desastre o que me pase algo ¿lo ve? - suspiré entrecerrando mis ojos algo decaidamente, no soportaba ser así - De nuevo disculpeme por lo de la camisa, es una pena que se haya ensuciado con lo bonita que es, además, parece ser bastante cara - abrí los ojos para mirarle de nuevo, esta vez a los ojos y dando algunas pequeñas lamidas a la punta de mi dedo. Cual gato.
- Claro que no me es incómodo, si la que debería invitarle a algo soy yo; lo que pasa que no llevo dinero... - murmuré esto último agachando la mirada, casi nunca salía de esa manera y cuando lo hacía no pensaba en gastar precisamente por lo que no llevaba el dinero conmigo. Era algo que tampoco me dejaban administrar como quisiera. Otra cosa más a añadir a la lista de lo que me controlaban - Yo soy Erika, Erika Tsergas, el placer es mio Monsieur - Estiré ligeramente el brazo con la intención de que estrecharamos la mano, aún teniendo algo de sangre en el dedo esperaba que no le importase.
Danitza Denndörfer- Gitano
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Re: Perfume [Libre]
El perfume de su sangre que bien olía, debía controlarme, es que la sangre de una mujer es deliciosa, que irónico, además tenía poco que mis “reservas” estaban hechas, pero no podía escapar de ese peculiar aroma, ¡Vaya mujer!, no es que fuera torpe, pero de alguna manera provocativa como si un nudo en la garganta tuviera tuve que tragar mucha saliva, algo que note es que olía como ciertas personas que había conocido, quizá era uno “de ellos” bueno eso lo descubriría con el tiempo que pasara junto a ella, por ahora, solo necesitaba de una cosa, el control de todo, no había venido de tan lejos para revelar en la primera oportunidad la calaña de donde provenía, ignore un poco sus movimientos y ordene un poco de café.
- Usted ha de querer algo… Vamos que no importa que yo sea el que invite.
Dije más calmado al ver a aquella camarera esperando, mientras estábamos ya sentados en aquella mesa, pero si tenía encanto hasta para provocar, ojala hubiese sido otro tipo de raza pero imposible, sabiendo mi origen eso hubiese sido nulo, pobre de mi madre ahora sí que la compadecía aunque jamás le conocí.
- No se preocupe por la camisa, eso se ha de arreglar, costosa era pero eso no me importa es lo de menos. Al menos a adquirido un valor y un recuerdo con esta nueva mancha no lo cree ¿Así? Y no creo que sea un desastre, seguro que hay una razón por la que actúa así. Ya sabe algún tipo de distracción.
Sonreí cálidamente mientras veía como traían el café, ese aroma me distraería de su sangre, de su calor, de sus acciones, pero me fue imposible cuando estiro su bella mano y vi como una gota rechoncha estaba por caer de la yema, apreté con ligereza y tome aire, se había quedado en mi, note como se extendía, note como su calidez me rodeaba y su perfume embriagaba mi ser.
<< No te dejes llevar, ya has tenido suficiente con aquel ser al que casi absorbiste por completo>> Aquella voz de nuevo, tome la servilleta y limpie de mi palma aquella gota que se deslizaba en ese tono carmesí. Mala jugada, ahora la servilleta tenía todo el olor, esto era una droga un veneno pero lo deseaba porque así podía vivir.
- Un placer señorita Erika, hermoso nombre, demasiado debo añadir y qué decir de usted, es lo más precioso que he visto esta noche.
- Usted ha de querer algo… Vamos que no importa que yo sea el que invite.
Dije más calmado al ver a aquella camarera esperando, mientras estábamos ya sentados en aquella mesa, pero si tenía encanto hasta para provocar, ojala hubiese sido otro tipo de raza pero imposible, sabiendo mi origen eso hubiese sido nulo, pobre de mi madre ahora sí que la compadecía aunque jamás le conocí.
- No se preocupe por la camisa, eso se ha de arreglar, costosa era pero eso no me importa es lo de menos. Al menos a adquirido un valor y un recuerdo con esta nueva mancha no lo cree ¿Así? Y no creo que sea un desastre, seguro que hay una razón por la que actúa así. Ya sabe algún tipo de distracción.
Sonreí cálidamente mientras veía como traían el café, ese aroma me distraería de su sangre, de su calor, de sus acciones, pero me fue imposible cuando estiro su bella mano y vi como una gota rechoncha estaba por caer de la yema, apreté con ligereza y tome aire, se había quedado en mi, note como se extendía, note como su calidez me rodeaba y su perfume embriagaba mi ser.
<< No te dejes llevar, ya has tenido suficiente con aquel ser al que casi absorbiste por completo>> Aquella voz de nuevo, tome la servilleta y limpie de mi palma aquella gota que se deslizaba en ese tono carmesí. Mala jugada, ahora la servilleta tenía todo el olor, esto era una droga un veneno pero lo deseaba porque así podía vivir.
- Un placer señorita Erika, hermoso nombre, demasiado debo añadir y qué decir de usted, es lo más precioso que he visto esta noche.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Perfume [Libre]
Aparté enseguida la mano cuando vi que una gota de mi sangre caía sobre su palma, retornando ese dedo a mi boca como había estado anteriormente, lamiendolo con mi saliva. Desvié la mirada pues me sentía un tanto incómoda haciendo aquello, quedandome un tanto ausente mientras el hablaba, mirandole de vez en cuando de reojo. Podía observar sus oscuros ojos mirarme y me daba algo de verguenza. Verguenza que aumentó al escuchar el halago hacia mi persona, el final de la frase fue lo único que acerté a entender más lo suficiente como para que mis mejillas volvieran a adornarse de carmesi, tal carmesí como el de mi sangre - Oh..ah..quiero decir..gracias por el cumplido, me halaga - mentalmente me di de cabezazos conmigo misma ¡tenía que actuar normal! ¿por qué sabia fingir tan bien y ahora me salía todo al reves? quería parecer perfecta pero mi lado imperfecto salía a flote con mucha facilidad. Cuando no estaba rodeada por conocidos, extrañamente, eso era lo que me ocurría. Mi "otra personalidad" se dejaba ver demasiado fácilmente.
Finalmente acabé por tomar la servilleta de mi lado para reposar allí el dedo, dejando que esta absorviera la sangre, para ser un corte tan poco importante no paraba de salir sangre. Empezaba a odiar eso pues era un continuo no parar, por suerte no dolía nada.
Alcé la mirada hacia la camarera que tras servir el café al joven me miró fijamente, como esperando a que le dijera lo que tomar. Yo empezaba a ponerme nerviosa de que tanto ella como el desconocido me observaran fijamente así que cogí la carta que había allí y empezé a poner mi atención sobre los postres del lugar - Traigame este por favor - le señalé una de las copas de helado de licor de avellana con el helado correspondiente y por fin una mirada menos. Ahora empezaba a darme cuenta de que estaba abusdando de la amabilidad ajena ¡me había pedido todo un postre! - ¡Ah! Debe pensar que soy una abusona.. - murmuré mientras en mi rostro se reflejaba el echo de que había echo algo mal, entrecerrando uno de mis ojos y posando una mano sobre éste como si con ello consiguiese de verdad ocultarme.
Suspiré y volví a dejar la carta en su sitio; mi amor por los dulces y las ganas de poner mi atención en otra cosa me habían jugado una mala pasada. Los helados me habían deslumbrado tanto que incluso en cuestión de minutos olvidé la situación en la que me encontraba - ¿Cómo podre pagarle? ¡Ya sé! Le invitaré a algo que usted quiera en otro momento; así también me aseguro el volver a verle - hice un disimulado guiñó, intentando no ser demasiado atrevida pero a la vez sonriendo divertida e ilusionada.
Finalmente acabé por tomar la servilleta de mi lado para reposar allí el dedo, dejando que esta absorviera la sangre, para ser un corte tan poco importante no paraba de salir sangre. Empezaba a odiar eso pues era un continuo no parar, por suerte no dolía nada.
Alcé la mirada hacia la camarera que tras servir el café al joven me miró fijamente, como esperando a que le dijera lo que tomar. Yo empezaba a ponerme nerviosa de que tanto ella como el desconocido me observaran fijamente así que cogí la carta que había allí y empezé a poner mi atención sobre los postres del lugar - Traigame este por favor - le señalé una de las copas de helado de licor de avellana con el helado correspondiente y por fin una mirada menos. Ahora empezaba a darme cuenta de que estaba abusdando de la amabilidad ajena ¡me había pedido todo un postre! - ¡Ah! Debe pensar que soy una abusona.. - murmuré mientras en mi rostro se reflejaba el echo de que había echo algo mal, entrecerrando uno de mis ojos y posando una mano sobre éste como si con ello consiguiese de verdad ocultarme.
Suspiré y volví a dejar la carta en su sitio; mi amor por los dulces y las ganas de poner mi atención en otra cosa me habían jugado una mala pasada. Los helados me habían deslumbrado tanto que incluso en cuestión de minutos olvidé la situación en la que me encontraba - ¿Cómo podre pagarle? ¡Ya sé! Le invitaré a algo que usted quiera en otro momento; así también me aseguro el volver a verle - hice un disimulado guiñó, intentando no ser demasiado atrevida pero a la vez sonriendo divertida e ilusionada.
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Re: Perfume [Libre]
Por mas furiosos que fueran los gritos, por mas tormentosos que fueran estos deseos debía controlarme, debía dejarme guiar por su voz, por su inocencia, si en mi larga existencia podía controlarme y lo he hecho, no había problema, supongo que no lo abría, tenía una personalidad poco común, a decir verdad es que parecía una pequeña de diez años encerrado en ese cuerpo, al menos para mí no sería problema andar coqueteándole, o haciendo algo que no, ahora ya también estaba “comprometido” y debía cuidarme de aquellos chismosos que me vigilaban a todas partes, por ahora no había nadie, no podían engatusarme tan rápido, el que me provocara con su sangre fue algo casi idiota de mi parte solo eran unas gotas, el azul de mis ojos seguía claro, aun, pensé que de momento se tornarían marrones, pero no, seguían en ese color natural.
- No se preocupe, no es necesario que me devuelva el favor mucho menos he pensado que es usted una abusona, muy al contrario veo que será una hermosa compañía.
Pensé que no podía coquetearle, pero bueno ahí estaba de nuevo, con ese tono cargado de seducción, le miraba de pies a cabeza, la verdad es que me interesaba, demasiado, algo en ella me llamaba la atención, seguro que se había percatado de que yo no era “humano” porque yo de ella, ya lo sabía, di un sorbo al café, esa amargura sobre mi paladar, sobre todo mi cuerpo su calor recorriéndome, su perfume embriagándome, sus deseos de llevarlo hasta mi intestino, y mejor aun me sabia al tener compañía era como mi dulce, era como el toque perfecto, el panorama pintaba de lo más hermoso, su rostro se contrastaba con la luz de aquellos faroles.
- ¿Usted viene llegando a este país?
Le mire mientras aquella mesera había traído aquel postre, era enorme, al menos para mí, así que no pude evitar reír, las mujeres comían mucho, a menudo lo repetía cuando me encontraba con una.
- No se preocupe, no es necesario que me devuelva el favor mucho menos he pensado que es usted una abusona, muy al contrario veo que será una hermosa compañía.
Pensé que no podía coquetearle, pero bueno ahí estaba de nuevo, con ese tono cargado de seducción, le miraba de pies a cabeza, la verdad es que me interesaba, demasiado, algo en ella me llamaba la atención, seguro que se había percatado de que yo no era “humano” porque yo de ella, ya lo sabía, di un sorbo al café, esa amargura sobre mi paladar, sobre todo mi cuerpo su calor recorriéndome, su perfume embriagándome, sus deseos de llevarlo hasta mi intestino, y mejor aun me sabia al tener compañía era como mi dulce, era como el toque perfecto, el panorama pintaba de lo más hermoso, su rostro se contrastaba con la luz de aquellos faroles.
- ¿Usted viene llegando a este país?
Le mire mientras aquella mesera había traído aquel postre, era enorme, al menos para mí, así que no pude evitar reír, las mujeres comían mucho, a menudo lo repetía cuando me encontraba con una.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Perfume [Libre]
Las palabras del hombre fueron una vez más muy corteses, demasiado, me estaba halagando ya por ¿tercera vez? no las había contado, solo sabía que no estaba acostumbrada a aquello cuando mostraba mi verdadera personalidad. La Erika torpe, traviesa y berrinchuda definitivamente no recibía halagos. La Erika perfecta, que siempre se veía bella y elegante los aborrecía de tan acostumbrada que estaba a recibirlos. También demasiado. De echo si el caballero me hubiese visto en mi otro "modo" posiblemente también me habría halagado ¿o tal vez no? ¡Nah! Que estaba diciendo, si todos admiraban a la otra Erika. Me hacía sentir ligeramente contenta el que por lo menos a alguien no le desagradara la verdadera. Aunque fuese un completo desconocido.
Sonreí a modo de gratitud por sus palabras, por todas ellas. Las que me había dedicado en lo que llevabamos de velada y antes de que pudiera responderle mi tan ansiado dulce llegó. No estoy segura pero creo que mis ojos se iluminaron al verlo. Una bola de chocolate, otra de turrón y otra de vainilla junto a un pequeño cucurrucho en la cima que los adoraba ¡Se veían estupendos! Dignos de una foto. Y sobra decir que deliciososo. Al tenerlo delante parpadee un par de veces, incrédula y al darme cuenta de que era verdad aquello junté mis manos, mordiendome el mentón.
No pude evitar alargar una de mis manos, atrapando en uno de mis dedos parte de la bola de chocolate. Dedo que me llevé segundos después a la boca para lamerlo, obviamente, degustando el sabor - ¡Está buenísimo! - cerré los ojos y los apreté como aquel que toma algo muy ácido pero simplemente por lo delicioso que estaba. Mi forma particular de demostrar aquello.
Al darme cuenta de que había ignorado a mi acompañante abrí enseguida los ojos y le miré. Una mirada entre sorprendida, asustada -por si se había molestado- y enfurruñada conmigo misma por dejar que una vez más mis instintos me guiaran - A-A-Acabo de llegar.. ¡sí, eso! Acabo de llegar a Londres hace unas horas, vivo en París pero estoy aquí visitando a unos amigos de mi madre - al principio dejé mis manos sobre mi regazo, algo tensa por la situación pero enseguida comprendí que no iba a pasar nada, no tenía porque asustarme de ser yo misma, él no me conocía de nada. Mi sonrisa se suavizó y mi mirada fue a parar hacia el helado así como una de mis manos, esta vez, siendo un poco más educada y cogiendo parte del helado con el mini cucurucho que habían puesto para adornarlo. Le di un mordisco a esa crujiente galleta y miré de nuevo al desconocido misterioso que me acompañaba - ¿Usted vive aquí? - pregunté entonces, habiendome terminado lo que tenía en la boca, y relamiendome los labios para no dejar nada que manchara los alrededores. Si algo me molestaba eran mancharme la boca sin darme cuenta y pasar así toda la velada. ¡Me veía como una idiota!
Sonreí a modo de gratitud por sus palabras, por todas ellas. Las que me había dedicado en lo que llevabamos de velada y antes de que pudiera responderle mi tan ansiado dulce llegó. No estoy segura pero creo que mis ojos se iluminaron al verlo. Una bola de chocolate, otra de turrón y otra de vainilla junto a un pequeño cucurrucho en la cima que los adoraba ¡Se veían estupendos! Dignos de una foto. Y sobra decir que deliciososo. Al tenerlo delante parpadee un par de veces, incrédula y al darme cuenta de que era verdad aquello junté mis manos, mordiendome el mentón.
No pude evitar alargar una de mis manos, atrapando en uno de mis dedos parte de la bola de chocolate. Dedo que me llevé segundos después a la boca para lamerlo, obviamente, degustando el sabor - ¡Está buenísimo! - cerré los ojos y los apreté como aquel que toma algo muy ácido pero simplemente por lo delicioso que estaba. Mi forma particular de demostrar aquello.
Al darme cuenta de que había ignorado a mi acompañante abrí enseguida los ojos y le miré. Una mirada entre sorprendida, asustada -por si se había molestado- y enfurruñada conmigo misma por dejar que una vez más mis instintos me guiaran - A-A-Acabo de llegar.. ¡sí, eso! Acabo de llegar a Londres hace unas horas, vivo en París pero estoy aquí visitando a unos amigos de mi madre - al principio dejé mis manos sobre mi regazo, algo tensa por la situación pero enseguida comprendí que no iba a pasar nada, no tenía porque asustarme de ser yo misma, él no me conocía de nada. Mi sonrisa se suavizó y mi mirada fue a parar hacia el helado así como una de mis manos, esta vez, siendo un poco más educada y cogiendo parte del helado con el mini cucurucho que habían puesto para adornarlo. Le di un mordisco a esa crujiente galleta y miré de nuevo al desconocido misterioso que me acompañaba - ¿Usted vive aquí? - pregunté entonces, habiendome terminado lo que tenía en la boca, y relamiendome los labios para no dejar nada que manchara los alrededores. Si algo me molestaba eran mancharme la boca sin darme cuenta y pasar así toda la velada. ¡Me veía como una idiota!
Danitza Denndörfer- Gitano
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Fecha de inscripción : 27/05/2011
Localización : Cantando por ahí. Procura no mirarme demasiado porque me daré cuenta...
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Re: Perfume [Libre]
Si se me diera las herramientas para describir esa noche, solo pondría un par de palabras, “Hermosa como la mujer que me acompañaba” sí que lo era, como dudarlo, el aroma amargo de mi café y la dulzura de sus gestos, eran una combinación perfecta de sabor, a pesar de la vergonzosa mancha que mi camisa tenia, bueno un gran recuerdo que seguro no olvidaría al volvérmela a poner, diría a quien la lavase que tuviera cuidado y aseguro que cada que la tenga sobre mi desnuda piel, una sonrisa “pura” saldría de mis labios, al recordar este momento una vez más, así de hermoso o de maravilloso podía ser el perfume que ambos creábamos, una mezcla hermosa. Le escuche y le mira, era tan infantil, me agradaba platicar con ella, sé que es demasiado pronto para asumir las palabras que salen de mi boca. Pero estoy dispuesto a los riesgos de que están me traigan, y bueno aquí me tenias.
Erika si pudieras leer las líneas que mi mente trazan al ver cada movimiento hermoso, me entenderías, me comprenderías un poco más, el porqué no me he enojado, es que eres una persona tan maravillosa y única, tan atrevida, coqueta pero inocente a mis ojos que aun te desconocen, sé que soy un extraño, pero en mis memorias ya tu nombre queda grabado, es un momento mágico, un momento único, donde puedo compartir contigo, una persona diferente en medio de un país un tanto extranjero. Hay muchas más palabras y mucha más poesía que la tinta de este pobre trovador, ingenuo de sangre, quisiera plasmar acerca de ti, pero con un poco más de tu encanto lo podre realizar por completo.
Vi su rostro al ver el postre, la manera que llevaba los dedos a esa bola enorme marrón, la sensualidad inconsciente que me demostraba, mordiendo cada parte de ese dulce, no me importaba, el precio de ver a alguien así, no lo tenía, entonces salí del trance cuando le observe hablar, una sonrisa un tanto amable salió de mis labios, cuando mire que se había manchado, a pesar de limpiar sus labios había una manchita todavía ahí. Así que al principio dude, después, mi pensamiento y acciones decidieron que podría aventurarme.
- Es una alegría igual ahora vivo en parís, he venido a “escaparme” un poco de los negocios, de la monotonía, de aquellos que me persiguen y de “una persona que me presiona en cuanto a la soledad” bueno todo eso junto a la muchedumbre y responsabilidades, hacer negocios es todo un reto. Todo un mundo de estrés.
Me levante del asiento y me incline, mientras conversaba, tome su fino y hermoso rostro entre mis manos, con aquella servilleta, limpie sus labios, de una manera dulce, me quede absorto en sus ojos, en su belleza tan natural, todo mientras pronunciaba mis motivos, ni siquiera medí las consecuencias de mis actos. Digamos que el impulso y el momento hizo que me dejara llevar. Bajo la trémula luz de aquellos faroles, el sonido de los cubiertos de plata, el perfume ajeno, el de la nueva ciudad, el de conocernos, se mezclaba, había terminado de limpiarle la pequeña mancha, pero aun así fue hechizante quedarme tan débilmente absorto en sus ojos.
Erika si pudieras leer las líneas que mi mente trazan al ver cada movimiento hermoso, me entenderías, me comprenderías un poco más, el porqué no me he enojado, es que eres una persona tan maravillosa y única, tan atrevida, coqueta pero inocente a mis ojos que aun te desconocen, sé que soy un extraño, pero en mis memorias ya tu nombre queda grabado, es un momento mágico, un momento único, donde puedo compartir contigo, una persona diferente en medio de un país un tanto extranjero. Hay muchas más palabras y mucha más poesía que la tinta de este pobre trovador, ingenuo de sangre, quisiera plasmar acerca de ti, pero con un poco más de tu encanto lo podre realizar por completo.
Vi su rostro al ver el postre, la manera que llevaba los dedos a esa bola enorme marrón, la sensualidad inconsciente que me demostraba, mordiendo cada parte de ese dulce, no me importaba, el precio de ver a alguien así, no lo tenía, entonces salí del trance cuando le observe hablar, una sonrisa un tanto amable salió de mis labios, cuando mire que se había manchado, a pesar de limpiar sus labios había una manchita todavía ahí. Así que al principio dude, después, mi pensamiento y acciones decidieron que podría aventurarme.
- Es una alegría igual ahora vivo en parís, he venido a “escaparme” un poco de los negocios, de la monotonía, de aquellos que me persiguen y de “una persona que me presiona en cuanto a la soledad” bueno todo eso junto a la muchedumbre y responsabilidades, hacer negocios es todo un reto. Todo un mundo de estrés.
Me levante del asiento y me incline, mientras conversaba, tome su fino y hermoso rostro entre mis manos, con aquella servilleta, limpie sus labios, de una manera dulce, me quede absorto en sus ojos, en su belleza tan natural, todo mientras pronunciaba mis motivos, ni siquiera medí las consecuencias de mis actos. Digamos que el impulso y el momento hizo que me dejara llevar. Bajo la trémula luz de aquellos faroles, el sonido de los cubiertos de plata, el perfume ajeno, el de la nueva ciudad, el de conocernos, se mezclaba, había terminado de limpiarle la pequeña mancha, pero aun así fue hechizante quedarme tan débilmente absorto en sus ojos.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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